Distributismo: La búsqueda de una economía equitativa a lo largo de la historia

diciembre 12, 2023

Por Gustavo Ibáñez Padilla.

En el universo de las teorías económicas que han marcado la historia, el Distributismo se destaca como una propuesta única y profundamente arraigada en la enseñanza social de la Iglesia Católica. Esta corriente, promovida principalmente por los pensadores Gilbert Keith Chesterton y Hilaire Belloc, encuentra sus raíces en la encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII, publicada en 1891. A través de los años, el Distributismo ha evolucionado y se ha nutrido de las reflexiones posteriores, especialmente en la encíclica Quadragesimo Anno de 1931, dictada por el Papa Pío XI.

El Fundamento Histórico del Distributismo: Rerum Novarum y Quadragesimo Anno

“La propiedad individual debe ser honrada como sagrada y respetada como inviolable.”

Papa León XIII. Rerum Novarum.

La encíclica Rerum Novarum abordó la cuestión social y económica de su tiempo, planteando la necesidad de equilibrar los derechos de los trabajadores y la propiedad privada. El Papa León XIII abogó por una distribución justa de la riqueza y reconoció el valor del trabajo como medio para el desarrollo humano. Este mensaje impactó en los pensadores del momento, dando lugar al surgimiento del Distributismo como una alternativa a las corrientes económicas dominantes.

Pío XI, en su encíclica Quadragesimo Anno, avanzó en la reflexión sobre el orden económico y social. Introdujo el Principio de Subsidiariedad, un concepto fundamental en el Distributismo. Este principio sostiene que las funciones sociales deben ser llevadas a cabo por la instancia más cercana al individuo, evitando la intervención estatal innecesaria y fomentando la autonomía y responsabilidad local.

Según Pío XI: “La justicia exige que cada cual tenga lo suyo, y que a nadie se le impida disponer libremente de su propiedad.” (Quadragesimo Anno).

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El Distributismo y la Distribución Justa de la Riqueza

El Distributismo aboga por una distribución más equitativa de la propiedad y la riqueza. Se basa en la creencia de que una distribución más amplia de la propiedad productiva contribuye a una sociedad más justa y equilibrada. Esto contrasta con sistemas donde la propiedad y el poder se concentran en manos de unos pocos.

G. K. Chesterton expresó: “El Distributismo es la idea de que la propiedad es la única libertad que queda.” (The Outline of Sanity).

Uno de los beneficios clave que promueve el Distributismo es la prevención de la excesiva concentración de poder. Al evitar la formación de monopolios y oligopolios, se fomenta la competencia, lo que beneficia tanto a los consumidores como a los emprendedores. Una economía con una distribución más equitativa del capital propicia un entorno donde las pequeñas empresas pueden prosperar, estimulando la innovación y la diversificación.

H. Belloc y G. K. Chesterton

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Ser Dueño de uno mismo: El Empresario Distributista

“La propiedad local es el fundamento de la libertad individual.”

Hilaire Belloc. El estado servil.

El Distributismo defiende la idea de que cada persona debería ser dueña de su propio negocio. Al ser propietario de los medios de producción, se fomenta la autonomía y la responsabilidad individual. Esto no solo beneficia al individuo, sino que también contribuye positivamente a la sociedad al fortalecer la red de pequeñas empresas locales.

“No se concibe una sociedad capitalista en la que la mayoría no tienen nada y solo haya dos o tres que tengan capital -dice Chesterton-. Igual que no se concibe una comunidad de hombres casados donde todos sean solteros menos dos o tres que tienen un harén en su casa”.

La propiedad descentralizada no solo tiene beneficios económicos, sino que también tiene un impacto profundo en la dignidad humana. El trabajo se convierte en una expresión de la libertad responsable y en un medio para el desarrollo personal. La conexión directa entre el esfuerzo individual y los frutos del trabajo refuerza la noción de que cada persona contribuye de manera única al bien común.

La Dignidad del Trabajo y la Libertad Responsable

“El trabajo es el único medio real para la independencia.”

G. K. Chesterton. Ortodoxia.

El Distributismo sostiene que el trabajo es más que un medio para obtener ingresos; es un elemento vital para la dignidad humana y la realización personal. A través del trabajo, el individuo contribuye al progreso de la sociedad y experimenta una conexión directa entre esfuerzo y recompensa. Este vínculo fortalece la autonomía y la responsabilidad individual, elementos fundamentales para el bienestar de la sociedad.

La libertad responsable, concepto enraizado en la enseñanza social católica, implica que la libertad individual está intrínsecamente ligada a la responsabilidad hacia los demás y hacia la sociedad en su conjunto. En el contexto del Distributismo, esta libertad se manifiesta a través de la propiedad y gestión descentralizadas, permitiendo que cada individuo participe activamente en el desarrollo económico.

Perspectivas Económicas: El Papel del Estado y la Importancia del árbitro

Aunque el Distributismo destaca la importancia de la propiedad descentralizada, no aboga por la eliminación total del Estado. Más bien, sostiene que el Estado tiene un papel crucial como árbitro para garantizar la igualdad ante la ley y el acceso equitativo a las oportunidades. Este equilibrio entre la propiedad individual y la intervención estatal busca prevenir abusos y garantizar un entorno donde todos los ciudadanos tengan la posibilidad de prosperar.

Milton Friedman, un gran defensor del libre mercado, señaló: “El gobierno tiene tres funciones principales. Debe proveer la defensa contra las fuerzas externas, mantener el orden interno y establecer un marco para la ejecución de contratos y la resolución de disputas.” (Capitalismo y libertad).

Economistas notables, incluso aquellos que defienden el libre mercado, reconocen la necesidad de una intervención gubernamental para mantener la equidad. El reconocido economista alemán Konrad Adenauer aseveró: “La economía de mercado no significa ‘dejar hacer’, sino ‘hacer hacer’.” (Aspects of the Question of the Social Market Economy). Esta perspectiva coincide con la premisa del Distributismo de equilibrar la propiedad descentralizada con la intervención estatal necesaria para garantizar la justicia social.

Lecciones de la Historia y el camino a seguir

La historia económica ofrece lecciones valiosas sobre las consecuencias de la concentración extrema de poder y riqueza. El Distributismo, arraigado en las enseñanzas de la Iglesia Católica y enriquecido por la reflexión de pensadores como Chesterton, Belloc y Pío XI, ofrece una perspectiva valiosa para abordar los desafíos económicos contemporáneos. Aprender de la historia implica reconocer la importancia de una distribución justa de la riqueza y la propiedad, no solo como un medio para un desarrollo económico sostenible, sino como un camino hacia una sociedad donde la dignidad humana y la libertad responsable sean verdaderamente respetadas y promovidas.

Fuente: Ediciones EP, 12/12/23.

Información sobre Gustavo Ibáñez Padilla


Más información:

Desentrañando el Conflicto de Agencia: Los aportes del Distributismo

El rol del Estado como garante de la legalidad y equidad en el mundo financiero

Una alternativa: El Distributismo


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La manía del igualitarismo

abril 16, 2017

Todo empezó con Platón

La manía del igualitarismo y el resultante ataque a la propiedad privada empezó a volverse sistemático con Platón.

Por Alberto Benegas Lynch (h).

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En no pocas personas hay, a veces guardado en el interior, a veces exteriorizado, un sentimiento de envidia, celos y resentimiento por los que tienen éxito en muy diversos planos de la vida. Y estos sentimientos malsanos se traducen en políticas que de distintas maneras proponen la guillotina horizontal, es decir, la igualación forzosa para abajo al efecto de contemplar la situación de quienes, por una razón u otra, son menos exitosos.

Pero estas alharacas a favor del igualitarismo inexorablemente se traducen en la más absoluta disolución de la cooperación social y la consecuente división del trabajo. Si se diera en la naturaleza lo que pregonan los igualitaristas como objetivo de sus utopías, por ejemplo, a todos les gustaría la misma mujer, todos quisieran ser médicos sin que existan panaderos y lo peor es que no surgiría manera de premiar a los que de mejor modo sirven a los demás (ni tampoco sería eso tolerable puesto que el premio colocaría al premiado en una mejor posición que es, precisamente, lo que los obsesos del igualitarismo quieren evitar). En otros términos, el derrumbe de la sociedad civilizada. Incluso la misma conversación se tornaría insoportablemente tediosa ya que sería equivalente a parlar con el espejo. La ciencia se estancaría debido a que las corroboraciones provisorias no serían corregidas ni refutadas en un contexto donde todos son iguales en sus conocimientos. En resumen un infierno.

Este ha sido el desafío de la corriente de pensamiento liberal: como en la naturaleza no hay de todo para todos todo el tiempo, la asignación de derechos de propiedad hace que los que la usen bien a criterio de sus semejantes son premiados con ganancias y los que no dan en la tecla con las necesidades del prójimo incurren en quebrantos. La propiedad no es irrevocable, aumenta o disminuye según la utilidad de su uso para atender las demandas del prójimo. Este uso libre maximiza las tasas de capitalización, lo cual incrementa salarios e ingresos en términos reales. Esto diferencia a los países ricos de los pobres: marcos institucionales que respeten los derechos de todos para lo cual los gobiernos deben limitarse a castigar la lesión de esos derechos.

No se trata de buscar una “justicia cósmica” al decir de Thomas Sowell, sino una terrenal en dirección a “dar a cada uno lo suyo”, a saber, la propiedad de cada cual, comenzando por su cuerpo, la libertad de la expresión del pensamiento y el  uso y disposición de lo adquirido lícitamente.

Sería muy atractivo vivir en Jauja donde no hayan terremotos ni sequías ni defectos humanos ni físicos ni mentales, pero la naturaleza es la que es no la que inventamos, de lo que se trata es de minimizar costos, especialmente para los más necesitados.

En cambio, hoy en día observamos por doquier gobiernos que se entrometen en los más mínimos detalles de la vida y las haciendas de quienes son en verdad súbditos de los aparatos estatales, en teoría encargados de proteger a los gobernados, a lo que se agrega el otorgamiento de privilegios inauditos a pseudoempresarios aliados con el poder político para explotar a la gente, endeudamientos estatales mayúsculos, presión fiscal astronómica, gastos públicos siderales y demás estropicios que lleva a cabo el aparato de la fuerza.

Se podrá decir que la guillotina horizontal no es necesaria llevarla al extremo del igualitarismo completo (por otra parte, imposible de realizar dado que cada ser humano es único e irrepetible en toda la historia de la humanidad), con que se “modere en algo” es suficiente. Pues bien, en la medida de que se tienda al igualitarismo, en esa medida surgirán los problemas señalados que, recordemos, siempre redunda en daños especialmente a los más pobres ya que son los que más sienten el impacto de la disminución en las antes referidas tasas de capitalización. El delta entre los que más tienen y los que menos tienen (al momento puesto que es un proceso cambiante) dependerá de las decisiones de la gente que cotidianamente expresan sus preferencias en los supermercados y afines.

PlatonHenos aquí que estos problemas y la manía del igualitarismo y el consecuente ataque a la propiedad privada comenzó a sistematizarse con Platón cuatrocientos años antes de Cristo. Platón en La Repúblicay en Las Leyes patrocina el comunismo, es decir, la propiedad en común y no solo de los bienes sino de las mujeres, en esta última obra dice el autor que su ideal es cuando “lo privado y lo individual han desaparecido” lo cual nos recuerda que con razón Milan Kundera concluye que cuando “lo privado desaparece, desaparece todo el ser”. Claro que Platón no vivió para enterarse de “la tragedia de los comunes”, aunque de modo más rudimentario la explicó su discípulo Aristóteles quien además destacó que los conflictos son más acentuados cuando la propiedad es en común respecto a la asignación de derechos de propiedad.

Claro que los autores que con más énfasis propusieron la liquidación del derecho de propiedad fueron Marx y Engels que en su Manifiesto Comunista escribieron que “la teoría de los comunistas se puede resumir en una sola frase: la abolición de la propiedad privada”.

Esta declaración marxista se subsume en la imposibilidad de evaluación de proyectos, de contabilidad, en definitiva, de todo cálculo económico puesto que cuando no hay propiedad no hay precios (que surgen del intercambio de propiedades), con lo cual no se sabe si es mejor una asignación de los siempre escasos recursos respecto de otro destino tal como lo explicó detalladamente Ludwig von Mises. En otros términos, no existe tal cosa como una economía socialista o comunista (Lenin escribió que el socialismo es solo la primera etapa para llegar al comunismo), de allí el descalabro que exhibió el derrumbe del Muro de la Vergüenza en Berlín.

Nuevamente reiteramos que no es necesario abolir la propiedad para que aparezcan los trastornos que señalamos en la medida en que se afecte esa institución clave. Cuando irrumpen los megalómanos concentran ignorancia en lugar de permitir la coordinación de conocimiento disperso a través del sistema de precios libres (en realidad un pleonasmo ya que los precios que no son libres resultan ser simples números que dicta la autoridad gubernamental pero sin significado respecto a la valorizaciones cruzadas que tienen lugar en toda transacción voluntaria). Con esos supuestos controles los gobernantes imponen sus caprichos personales con lo que indefectiblemente aparecen faltantes y desajustes de diverso calibre.

Además, la manía igualitarista presupone la falacia que la riqueza es estática y que se basa en la suma cero (lo que uno gana lo pierde otro). Sin duda que la utopía comunista no es patrimonio exclusivo de Marx, hubo un sinfín de textos en esa dirección como los de Tomás Moro, Tommaso Campanella, William Godwin y no pocos religiosos desviados del mensaje cristiano de la pobreza de espíritu. Tal vez en este último caso sea pertinente detenerse a considerarlo.

Dos de los mandamientos indican “no robar” y “no codiciar los bienes ajenos”. En Deuteronomio 27, 17 se lee “Maldito quien desplace el mojón de su prójimo”, también en Deuteronomio (8, 18) “acuérdate que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (5, 8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. En Mateo (5, 3) “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras al que “no es rico a los ojos de Dios” (Lucas 12, 21), lo cual se aclara la Enciclopedia de la Biblia (con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del Arzobispo de Barcelona): “fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento” y que “ la clara fórmula de Mateo —bienaventurados los pobres de espíritu— da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo vi, págs. 240/241). En Proverbios (11,18) “quien confía en su riqueza, ese caerá”. En Salmos (62, 11) “a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón”. Este es también el sentido de la parábola del joven rico (Marcos 10, 17-22) ya que “nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6, 24).

Lamentablemente hoy día las cosas han cambiado en el Vaticano, en este sentido y con independencia de otros párrafos véase con atención un pasaje donde queda evidenciado lo que escribía el papa León XIII en la primera Encíclica sobre temas sociales que a continuación reproduzco para destacar que nada ni remotamente parecido fue hasta ahora escrito o dicho por Francisco sino que viene afirmando todo lo contrario en cuanta oportunidad tiene de expresarse.

“Quede, pues, sentado que cuando se busca el modo de aliviar a los pueblos, lo que principalmente,  y como fundamento de todo se ha de tener es esto: que se ha de guardar intacta la propiedad privada. Sea, pues, el primer principio y como base de todo que no hay más remedio que acomodarse a la condición humana; que en la sociedad civil no pueden todos ser iguales, los altos y los bajos. Afánense en verdad, los socialistas; pero vano es ese afán, y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la fuerza; y a la necesaria desigualdad de estas cosas le sigue espontáneamente la desigualdad de la fortuna, lo cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad; porque necesitan para sus gobiernos la vida en común de facultades diversas y oficios diversos; y lo que a ejercitar otros oficios diversos principalmente mueve a los hombres, es la diversidad de la fortuna de cada uno”. Y, por su parte, el papa Pio XI,  al conmemorar la Encíclica de León XIII, consignó que “nadie puede ser, al mismo tiempo, un buen católico y verdadero socialista”.

Y como, entre otros, explicaba Eudocio Ravines, “el socialismo no trata de una buena idea mal administrada, se trata de una pésima idea que arruina a todos, lo cual comienza con pequeñas intervenciones estatales que escalan ya que un desajuste lleva a otra intromisión y así sucesivamente”. En esta línea argumental subrayaba Alexis de Tocqueville: “Se olvida que en los detalles es donde es más peligroso esclavizar a los hombres. Por mi parte, me inclinaría a creer que la libertad es menos necesaria en las grandes cosas que en las pequeñas, sin pensar que se puede asegurar la una sin poseer la otra”. En resumen entonces, los yerros más gruesos y dañinos en materia social comenzaron con Platón los cuales deben refutarse para evitar males, especialmente para proteger a los más necesitados que son siempre los que más sufren los embates de políticas equivocadas.

—Alberto Benegas Lynch (h) es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina.

Etiquetas: Platón comunismo colectivismo propiedad privada religión católica derecho de propiedad privada.

Fuente: elcato.org


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Argentina: El Kirchnerismo amenaza la propiedad privada de la tierra

agosto 26, 2012

Un plan oficial avanza sobre la propiedad privada de la tierra

Por Laura Serra

 

Un anteproyecto del ministerio de De Vido facilita la expropiación de terrenos por razones sociales

 

El Gobierno tiene en elaboración un proyecto de ordenamiento territorial que, de ser convertido en ley por el Congreso, le conferirá al Estado atribuciones extraordinarias sobre la propiedad privada de la tierra. En efecto, el borrador de esa iniciativa -que auspicia el Ministerio de Planificación – facilitará las expropiaciones si lo amerita el interés colectivo, que es, a juicio del texto oficial, el bien superior al cual estarán sujetos el uso y la propiedad del suelo.

El anteproyecto, que figura en la página web del ministerio que conduce Julio De Vido, promueve que cualquier propiedad privada pueda ser declarada de utilidad pública y expropiada por el Estado (con compensación económica) si así lo dispone el gobierno de turno en función del ordenamiento del territorio que planifique. El Estado podrá también imponer subdivisiones, edificaciones o, directamente, avanzar sobre inmuebles privados que declare ociosos «cuando la situación socioterritorial lo requiera».

Esta iniciativa se diseñó en el seno del Consejo Federal de Planificación y Ordenamiento Territorial (Cofeplan), coordinado por la subsecretaria de Planificación Territorial, Graciela Oporto. Ese mismo Consejo Federal fue mencionado por el jefe de bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi, cuando justificó el origen de su propuesta de eliminar las barreras arquitectónicas que separan a los countries y barrios cerrados del resto de la zona urbana.

Al ser consultados por LA NACION, los diputados Gustavo Ferrari (Frente Peronista); Ricardo Gil Lavedra, jefe del bloque de la UCR, y Oscar Aguad (UCR) rechazaron de plano este anteproyecto, al que calificaron de «peligroso» porque, advierten, viola una de las garantías constitucionales fundamentales: la de la propiedad privada.

Según el denarvaísta Ferrari, esta iniciativa constituye un eslabón más, junto con las reformas que impulsa el Gobierno del Código Civil y Comercial, del Código Penal y, eventualmente, de la Constitución Nacional, en su estrategia de «moldear un nuevo modelo de país» acorde con el relato kirchnerista. Esto importaría «una fuerte restricción de los derechos individuales con el Estado como protagonista.»

«Este anteproyecto de ordenamiento territorial propone un desmedido intervencionismo estatal, con restricciones y hasta privaciones sobre el derecho de propiedad garantizado por el artículo 17 de la Constitución Nacional, y condicionamientos a su libre uso y goce, justificándolos en conceptos tan difusos como el «interés público», que cada vez más se confunde con el interés del Gobierno, y el «desarrollo humano sustentable».»

Otro de los puntos controvertidos del anteproyecto es el que permitirá al Estado participar en los incrementos en la valuación de los inmuebles generada a partir de acciones urbanísticas públicas.

Por ejemplo, si el Estado decide construir una autopista en determinado lugar y, como consecuencia de ello, las tierras aledañas incrementan su valuación, el Estado podrá participar de este mayor valor inmobiliario.

Es lo que en el anteproyecto el Gobierno llama «recuperación pública de plusvalías», aunque sugestivamente deja supeditado a una reglamentación posterior su instrumentación.

«Este artículo [el de la plusvalía] es desopilante y peligroso -asestó Gil Lavedra-. Por supuesto, las normas de expropiación cuya utilidad pública se funda en la sola circunstancia de estar incluido el inmueble en un Plan de Ordenamiento Territorial son insostenibles. Lo mismo la de edificación obligatoria.»

Hay más: en el anteproyecto oficial el Estado no sólo tendrá prioridad para la adquisición de inmuebles, sino que también podrá gravar con un tributo especial a aquellos dueños de propiedades que no se sometan en tiempo y forma a las disposiciones del Plan de Ordenamiento Territorial.

Interés colectivo

El principio rector que guía las 35 páginas de la iniciativa (puede consultarse en http://bit.ly/SCoPOH ) es una mayor intervención del Estado en el ordenamiento del territorio, el cual deberá privilegiar el interés colectivo sobre el particular. Esta injerencia estatal se justifica, según el anteproyecto, en que el suelo es un «recurso natural no renovable y escaso» y, por lo tanto, su uso y ocupación debe ser regulado por el Estado en función del bien general y «los principios del desarrollo sustentable». Según el diputado radical Aguad, este anteproyecto oficial crea una serie de instrumentos que colocan al Estado como «amo y señor» del derecho de propiedad de los particulares.

«El Estado, en aras de la «organización territorial», puede intentar destruir la propiedad privada; hacerse propietario de inmuebles privados para proceder a su posterior distribución como le plazca; imponer tributos para quedarse con los inmuebles que no cumplan esos destinos prefijados; establecer cesiones de terrenos privados para cubrir necesidades comunitarias, para las cuales no hace falta ni siquiera una declaración de interés público», alertó.

Sin embargo, para los autores de este anteproyecto los derechos colectivos son el bien superior a preservar y, por lo tanto, el uso de la propiedad privada debe armonizarse «con los requerimientos de la economía, el empleo, la cohesión social, la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, la salud, la seguridad de las personas y la protección del medio ambiente».

«El territorio argentino revela condiciones de inequidad estructural que se expresan en los asentamientos tanto urbanos como rurales. Este hecho reclama la regulación del uso del suelo sobre la base de su valor como recurso natural, económico y social», insiste la iniciativa oficial.
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Graciela Oporto

Consejo Federal de Planificacion y Ordenamiento

Profesión: arquitecta

Origen: La Pampa

Es la encargada de conducir la comisión que elaboró el anteproyecto que facilita las expropiaciones de terrenos. Es la esposa de Rafael Follonier, un funcionario que era de máxima confianza de Néstor Kirchner.
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Fuente: La Nación, 26/08/12.
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C.N.A. Art. 17.La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4º. Ningún servicio personal es exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.
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