Las apps de mensajería siguen arrebatando tiempo y terreno a las redes sociales
¿Están las apps de mensajería arrebatando el trono a las redes sociales?
Posiblemente no sean pocos los usuarios de Facebook que ya lo han observado. Sus contactos comparten menos fotos de vacaciones, suben menos actualizaciones de estado e indican menos cosas en sus perfiles de lo que lo hacía hace unos años. Quizás es que el paso del tiempo ha hecho a esos usuarios que ven menos actividad entre sus contactos más mayores, como ha hecho a esos contactos, y a medida que uno se hace mayor se vuelve más reservado con lo que cuenta y lo que no de su vida privada. Quizás es simplemente que esa desaparición del contarlo todo es un síntoma más de que las cosas están cambiando y que está a punto de llegar una nueva era, la era de las apps de mensajería.
¿Por qué se podría pensar que los consumidores han migrado a las apps de mensajería? Por un lado, las redes sociales ya no son lo que eran, se podría decir, y han vivido cambios en los últimos tiempos que han hecho que algunos de sus usuarios no estén exactamente conformes con lo que tienen delante. Los sucesivos cambios en los algoritmos (o la directa incorporación de algoritmos a la gestión del feed de actualidad) han hecho que las redes sociales se hayan visto afectadas por más y más cambios. Lo que el usuario de la red social encontraba cuando se dio de alta en la misma no es necesariamente lo que se puede encontrar ahora mismo.
Por otro lado, las redes sociales han entrado de lleno en el juego de la publicidad. Para los medios online, se han convertido en unas nuevas poderosas enemigas, ya que están consiguiendo captar una parte cada vez más importante de los presupuestos de publicidad de las marcas. Para los usuarios de las mismas, se han convertido en más de lo mismo. Cuando llegaron al mercado era un entorno en la que la publicidad era escasa o inexistente. Ahora, y uno solo tiene que hacer scroll en el feed de Facebook para comprobarlo, se ha convertido en una especie de eterna constante.
Y, finalmente, las redes sociales se han convertido en uno de los elementos que más tensión generan en lo que a los consumidores se refiere en materia de privacidad. Las diferentes firmas del sector han empezado a saber demasiado sobre nosotros y están además empleando esa información en su estrategia de negocio. No es que los demás no lo hagan (al fin y al cabo, las cookies están ahí desde hace años y, nuevo al fin y al cabo, las apps de mensajería son el recipiente de información muy privada que podría ser muy útil si decidiesen emplearla), pero las redes sociales se han convertido en uno de los escenarios más visibles de esta cuestión y uno de los que ha protagonizado más y más críticas.
Frente a todos estos análisis y punto, o mejor dicho, con todos estos puntos y análisis, están las cifras: las redes sociales están empezando a perder la batalla de los números frente a las aplicaciones de mensajería.
Los millones que usan Whatsapp y las demás importantes cifras
Las redes sociales están viendo como las cifras de usuarios de las apps de mensajería están subiendo demasiado, lo demasiado como para posicionarse de forma destacada y arrebatarles el trono de las más populares de la fiesta, como acaba de demostrar un estudio de Business Insider.
Para verlo, no hay más que tomar el histórico de datos que van desde el tercer trimestre de 2011 a las últimas cifras de 2015. Al principio, las aplicaciones de las redes sociales se posicionaban de forma destacada a mucha distancia de las apps de mensajería. Las cosas empezaron a cambiar en el cuarto trimestre de 2013, cuando las apps de mensajería dieron el golpe de subida, y cambiaron definitivamente a principios de 2015, cuando las cifras de usuarios mensuales de las apps de mensajería adelantaron a las cifras de usuarios mensuales de las apps sociales.
Los usuarios mensuales de apps de mensajería rozan los 3.000 millones. Los de apps de redes sociales están aún intentando llegar a los 2.500 millones.
No es que las apps de las redes sociales hayan vivido un desacelerón. Lo cierto es que ellas también siguen subiendo en cifras de usuarios. Lo que ha cambiado y el lugar en el que está el punto de diferencia entre unas y otras está en la velocidad. Las apps de las redes sociales crecen de forma sostenida. Las apps de mensajería crecen de forma acelerada. La previsión a futuro es que esa tendencia se mantenga, lo que hará que unas sigan creciendo a velocidades ultrasónicas y las otras a velocidades moderadas. La separación entre unas y otras no parará, por tanto, de crecer.
Pero esta tendencia no solo tiene un impacto en términos de uso, sino que también puede modificar cómo se hacen las cosas y qué hacen las marcas. Las apps de mensajería tienen una línea de monetización más clara, muchas veces, que las redes sociales (venden, por ejemplo, bienes intangibles o servicios a compañías). A esto se suma que estas apps funcionarán mejor en el mundo de bots que se avecina inminente, lo que hará que su atractivo para las marcas sea mucho mayor en el futuro inmediato.
Un desconocido le armó decenas de perfiles falsos en Internet y vive un infierno
Todo empezó con un mensaje de texto hace dos años y el acoso no para: la hicieron pasar por prostituta, transexual y adicta. Tuvo que mudarse de ciudad y no puede conseguir trabajo.
Por Mariano Gavira.
Un mensaje de texto fue el inicio de un calvario de más de dos años para una joven de 34 años.
El infierno, su infierno, comenzó en marzo del 2014. Fue un mensaje de texto que le llegó a su celular por parte de un desconocido: “Soy el chico con el que estuviste hablando recién en Badoo», una red social de citas. La respuesta fue inmediata: “No soy yo, creo que te equivocaste de persona. Saludos”. Pero a los 10 minutos le entró otro mensaje y otro y otro y no paraba. La situación empeoró al mes, cuando distintos hombres le tocaban el timbre de su casa a la madrugada para tener relaciones sexuales. Estaba desconcertada, hasta que puso su nombre y apellido en el buscador Google, y allí encontró lo peor: decenas de perfiles falsos en las distintas redes sociales y hasta blogs en los que se presentaba como masajista erótica, prostituta, actriz porno, transexual y drogadicta. “Mi vida se transformó en un calvario. Es como tener una enfermedad con la que tenés que aprender a vivir día a día».
La que habla es una joven de 34 años, que por temor prefiere no dar ningún dato que permita identificarla. El castigo que sufre desde hace dos años por parte de un anónimo -a quien todavía no pudo identificar- es tan grande que tuvo que mudarse de ciudad. Es licenciada, recibida con medalla de honor en una universidad pública, pero esa información que antes aparecía no bien se colocaba su nombre en los buscadores de Internet, ahora hay que bucear un buen rato hasta encontrarla. Todo lo que aparece está relacionado a un mundo al que ella nunca perteneció.
Durante este tiempo tuvo crisis emocionales, noches de llanto, mucha angustia “¿Qué hice para merecer esto?”, se preguntó tantas veces, hasta que aprendió a convivir con eso. Para graficar lo que siente, da un ejemplo: “Es como si fueras ciego y te pegan de todas partes. Intentás dar manotazos para defenderte, pero no podés porque no sabés de dónde viene ni quién es”.
Del 2014 hasta hoy, no sabe quién es la persona que de manera obsesionada intenta arruinarle la vida: “Armé una lista de personas y empecé a descartar. Sospechaba de todos, hasta de mi mamá y de mi hermana, pero después fueron ellas mismas las que se vieron perjudicadas”. Es que el acosador encontró los datos de sus familiares y también les creó perfiles falsos: “De mi hermana decía que era una acompañante sexual y de mi madre consiguió la dirección y le empezó a mandar delivery de comida que ella no pedía. Por suerte después de un tiempo eso se calmó, pero conmigo siguió”.
Su vida fue un antes y un después desde aquel primer mensaje de texto que recibió en su celular. No sólo se tuvo que mudar y vivir en casa de amigos durante un tiempo, sino que también perdió y pierde oportunidades laborales: “Cada vez que me postulo a un trabajo me descartan porque al ‘googlear’ mi nombre aparecen todas esas calumnias sobre mí. Las empresas no quieren personas con problemas a pesar de que yo explique que eso es mentira”.
Su abogado, Daniel Monasterky, un especialista en delitos informáticos que trabajó con personalidades famosas de Argentina, cuenta que estos casos son comunes y le puede pasar a cualquiera: “Se pone en juego la reputación online de la persona. En estos tiempos uno es lo que Google dice que sos. En este caso hay una obsesión patológica de esta persona para con mi cliente, ya que todo el tiempo genera contenido negativo”. La causa caratulada como “Hostigamiento” tiene más de 111 fojas de informes y depende ahora de lo que se avance en la Unidad de Intervención Temprana de la Unidad Fiscal Sudeste.
El robo de identidad no está considerado delito en la Argentina y cuando actúa la Justicia lo hace por otro delito como la extorsión, amenaza o calumnia. Monastersky agrega que el daño es irreparable: «Cuando antes te insultaban, ese insulto se evaporaba con el tiempo; en Internet no pasa porque queda indeleble, de por vida».
Para ella es una mancha que no puede borrar. Un anónimo que detrás de una computadora transformó su vida en la peor de sus pesadillas: “Me gustaría despertarme un día y ver que todo esto se terminó”.
Email Marketing Vs. Social Media. ¿Cuál Produce Mejores Resultados?
Por Silvia Chauvin.
Email Marketing Vs. Social Media ¿Quien gana? La verdad es que no es uno u el otro, lo mejor es usar ambos. La gente que usa internet como un canal de venta suelen utilizar las redes sociales para hacerse de una gran lista de suscriptores; pero para maximizar las ventas se apoyan en el email marketing.
Como ya lo hemos dicho en mas de una ocasión, el punto fuerte de las redes sociales consiste en desarrollar relaciones, no en vender. De hecho NO es sencillo vender en Facebook o Twitter, porque la gente no va a Facebook de compras, va a reunirse con amigos y conversar un rato, en otras palabras, va a entretenerse, a pasar el rato.
Por otro lado si quieres tener éxito con las redes sociales debes saber que vas a necesitar ofrecer mucho material gratuito de calidad, pueden ser artículos propios como de terceros que te parecen interesante compartir. Y un detalle muy importante, este contenido que vas a compartir debe responder las preguntas que se hacen tus clientes actuales y potenciales.
En fin, que el contenido debe ser de utilidad para ellos y estar relacionado con tu temática, aunque por supuesto siempre puedes publicar un pequeño porcentaje de contenido que no está directamente relacionado con tu temática pero útil para tu audiencia.
En lo que respecta a los emails, uno de sus puntos fuertes es que permite personalizar la relación con los lectores, lo que les hace sentir que ese email está dirigido exclusivamente a esa persona. Mucha gente sabe perfectamente que no es así, que la tecnología permite una cierta “personalización masiva”, pero aún los que lo saben sienten que ese email les habla solo a ellos. O no saben o lo olvidan o no les importa, lo importante para ti es que en sus mentes sienten que ese email es absolutamente personal.
Eso permite redactar textos que son muy persuasivos con lo que el email marketing es uno de los canales de venta más exitosos. Ni que decir que hay muchas más cuentas de email que usuarios de redes sociales. Y si no lo crees piensa en las actividades que has hecho últimamente, te piden el email en el consultorio médico, en el banco, en cualquier repartición pública, en el gimnasio, en el supermercado, etc., etc.
De esta manera, el tráfico proveniente de las acciones de email marketing, es tráfico calificado, bien segmentado. Además muchísimas personas revisan su casillas de emails varias veces al día (algunas hasta la dejamos abierta en otra ventana como yo), pero no todas usan los buscadores a diario. En resumen el email es algo íntimo, más que las redes sociales, y muy a menudo contienen mensajes de venta. Y debido justamente a esa intimidad que crea el email, las redes sociales no pueden competir en cuanto a la atención de los clientes actuales y potenciales, al mensaje.
Las redes sociales son ideales para desarrollar relaciones con la gente, pero si lo que realmente necesitas es llamar la atención, el email es muy superior.
Pero para usar el email marketing es necesario primero tener una lista y es allí donde tu blog o tus redes sociales te van a ayudar.
Y volvemos al comienzo, no tenemos que pensar en usar uno u otro medio, tenemos que apalancarnos en ambos, explotar con inteligencia las potencialidades de ambos canales para alimentar nuestro negocio.
Cómo convertir las redes sociales en la mejor herramienta de viaje
Por Andrea Bartz.
Pies descalzos en primer plano con océano azul como telón de fondo. Este cliché de Instagram es todo lo que saben hacer muchas personas en las redes sociales cuando viajan. Sin embargo, aparte de permitirle presumir un poco, muchas aplicaciones y sitios ofrecen un valor real a los viajeros. Puede obtener información sobre grandes promociones de aerolíneas y hoteles, llevar un organizado diario visual mientras pasea y encontrar lugares atractivos en cada ciudad donde la gente ha publicado fotos. Y, por supuesto, puede mostrarles a todas las tristes almas que están en sus casas lo que ve en tiempo real, incluyendo sus pies descalzos. A continuación, algunos consejos sobre cómo organizarse y hacer que las redes sociales funcionen para usted.
Facebook
Esta red social suele ser el lugar predilecto para compartir las fotos de sus vacaciones y pedirles a sus amigos y los amigos de sus amigos recomendaciones sobre dónde alojarse y qué hacer en cualquier destino. En los últimos años, una serie de funciones mejoradas está haciendo que tanto planear como compartir sean más eficientes.
En vivo | Facebook Live, lanzado en todo el mundo en abril, permite transmitir en vivo lo que está observando y escuchando directamente al muro de noticias de sus amigos. Luego, puede mantener los videos en su biografía hasta que decida borrarlos.
En grupo | Si planea un viaje con varias personas, cree un grupo e invite a todos los que viajan a usar el muro para conversar sobre cuestiones logísticas y hacer sugerencias. “En una conversación de e-mail, es fácil que las cosas se pierdan”, dice MoMo Zhou, una portavoz de Facebook. “Esto le ayuda a estar organizado”.
Difusión | La pestaña de Eventos de Facebook no es sólo una colección de invitaciones de personas que conoció en eventos para hacer contactos hace una década. En los últimos meses, la aplicación móvil de Facebook ha incorporado la función de buscar eventos (música en vivo y exhibiciones de arte, por ejemplo), por fecha y ciudad, lo que facilita la compra de entradas para ver a su músico favorito en, por ejemplo, un pequeño club de jazz de Ámsterdam.
Twitter
Twitter se ha convertido en un destino favorito para compartir… de forma breve. Además de diseminar los problemas y triunfos de su viaje en 140 caracteres o menos, puede publicar una galería de hasta cuatro fotos y editar y subir un video de 30 segundos. Sin embargo, tiene también funciones más prácticas para los viajeros.
Liquidaciones | “Twitter es una forma rápida y barata (que tienen las agencias de viajes) para enviar una promoción de último minuto o una oferta relámpago”, cuenta Lauren Smith, vicepresidenta de marketing del operador de tours Trafalgar U.S.A. “Busque destinos específicos, palabras clave y hashtags como #traveldeals”. Según Gary Leff, experto en programas de viajeros frecuentes y autor del blog de viajes Viewfromthewing.com, las aerolíneas no suelen compartir ofertas exclusivamente en Twitter. “Pero seguir a personas que saben de promociones —como @FareDealAlert y @SecretFlying— es una gran forma de enterarse”, explica. Muchos también leen la cuenta de Twitter del sitio web Travelzoo (@travelzoo) en busca de promociones regulares, como un reciente paquete de seis días por aire y tierra a Irlanda por US$699 por persona.
Soluciones | Twitter también puede resolver inconvenientes durante sus viajes, en especial los relacionados con las aerolíneas. “Los equipos de Twitter (en algunas aerolíneas) usualmente tienen más poder que los agentes telefónicos”, dice Leff. “Puede evitar tiempos de espera y conseguir que alguien le preste atención rápidamente. Un compañero de asiento en un vuelo reciente tuiteó a @AmericanAir que iba a perder su vuelo, y le cambiaron la reservación antes de que aterrizáramos”.
Instagram
La aplicación para compartir fotos es una forma casi infalible de generar envidia entre sus colegas que están en la oficina y, tal vez más importante, sirve de diario de viajes. Eso ya se sabe. Lo que es nuevo es que la aplicación le ayuda a trazar el itinerario de su próximo viaje y guiarlo cuando una vez que lo inicia.
Escaparate | A mediados del año pasado, Instagram lanzó una función de búsqueda más robusta que le permite ver fotos tomadas prácticamente en cualquier lugar que le interesa visitar (playas, museos, restaurantes, etc.). Eso significa que si ingresa “París” en la ventana de búsqueda, verá todos los hashtags y publicaciones relacionados con esa ciudad. “Busco fotos de personas de la ciudad a la que quiero ir”, cuenta Amanda Spurlock, administradora de medios sociales de la firma de reseñas de restaurantes Zagat. “Usualmente me conducen a lugares entretenidos de gente que sabe, como sus cafeterías favoritas”.
Autocontrol | “Cuando viaja, puede estar tan emocionado por (todas las imágenes) que captura que puede parecerle que no puede publicarlas lo suficientemente rápido”, explica Chris Burkard, un fotógrafo de viajes con alrededor de 1,6 millones de seguidores en Instagram. “Pero el control es clave”. A diferencia de Twitter, donde incluso a los tuiteros más activos se les perdona una avalancha de publicaciones, en Instagram existe la sobresaturación. “No tengo el número mágico, pero típicamente publico una o dos fotos al día”, dice Burkard.
Snapchat
Snapchat fue lanzada en 2011 principalmente como una forma de enviar fotos que desaparecen después de un tiempo (y, más tarde, videos) a amigos. En 2013, sin embargo, la aplicación agregó Snapchat Stories, donde un usuario puede publicar fotos y videos de un día compilados en una película de la duración que prefiera, la cual puede ser vista por cualquier persona (sea o no su seguidor) por 24 horas. Claro, se puede compartir una foto o video en Instagram o Twitter, pero Snapchat es la única aplicación que le permite unir fluidamente una cadena de fotos, videos y comentarios para resumir sus viajes.
Un video de viaje que valga la pena ver | Las Snapchat Stories más elaboradas tienen una línea narrativa. “Si son todas fotos o selfies, no es tan interesante”, señala Beth Kirby, fotógrafa y fundadora del blog de comida Localmilkblog.com, quien hace poco compartió sus visitas a estudios de cerámica y termas en Japón. Empiece con cierta exposición —tal vez un video selfie al comienzo de su viaje en bicicleta por los Pirineos— con fotos y clips a medida que se acerque al gran final. Es como hacer una presentación en PowerPoint, sólo que más divertido.
Zambúllase en las historias del lugar que visita| ¿No le interesa una película casera? Está bien. Gracias a la función de historias “Live” de Snapchat (deslice el dedo hacia la derecha en la pantalla) puede ver una colección de fotos y videos de la región donde se encuentra. Es una introducción rápida a algunas de las personas, lugares, noticias y eventos que están en tendencia.
Periscope
La aplicación más nueva de esta lista, Periscope —propiedad de Twitter y lanzada en marzo de 2015— tiene una función principal: le permite convertir su smartphone en una cámara de video en vivo para transmitir lo que esté en su entorno directamente a cualquiera que use la aplicación y Twitter, así como responder a comentarios en tiempo real. Sus entradas en Periscope pueden aparecer en su cuenta de Twitter y permanecer allí durante 24 horas para luego desaparecer, lo que significa que una transmisión no tan perfecta no lo perseguirá por mucho tiempo. Y a principios de mayo, Periscope anunció que permitirá a los usuarios conservar sus transmisiones al añadir #save en el título.
Lleve a sus seguidores de viaje| Al igual que una creciente cantidad de medios y blogueros, Kalyan Karmakar, fundador de Finelychopped.net, un blog de comida de Mumbai, usa Periscope para transportar a los usuarios a rincones remotos del mundo, en su caso, por mercados de comida y callejones de Mumbai. “Me gusta usar (Periscope) para darle a la gente la oportunidad de aprender sobre otras culturas”, dice Karmakar.
No se preocupe | Según Spurlock, quien administra la cuenta de Zagat en Periscope, muchas personas dudan en usar la transmisión en vivo porque temen que no sea lo suficientemente buena. “Hay una presión adicional de no poder perfeccionar y editar y añadir filtros”, dice Spurlock. “Pero la postura de la comunidad de Periscope es: simplemente apriete transmitir”. Y no se estrese por la memoria de su teléfono. Las transmisiones de Periscope llegan como streaming en vez de descargas, por lo que no ocupan espacio.
Un consejo sobre los hashtags
Considere los hashtags como migas de pan que le muestran el camino, en el vasto universo de los medios sociales, a temas de su interés. Para los viajeros, hay más hashtags que estrellas en el cielo, pero según Janice Morris, directora de estilo de vida de Twitter, algunos de los más populares son: #CruiseChat (un foro los martes para todas sus preguntas sobre cruceros), #TravelTuesday (otro foro los martes para los tuiteros que buscan todo tipo de consejos de viajes) y #FamilyTravel (ofrece consejos y recomendaciones para viajar con los niños).
WhatsApp, Snapchat y las redes sociales personales
Un acontecimiento incómodo, una revelación y otra vuelta de tuerca en la era post social de Internet.
Por Ariel Torres.
A Mark Andreessen se le ocurrió primero. Si ese sitio nuevo llamado Facebook tiene éxito ofreciendo una red social genérica, ¿por qué no permitirles a las personas crear su propia comunidad online? Ni lento ni perezoso, en octubre de 2005, Andreessen, que había creado Netscape 10 años antes, lanzó Ning, una plataforma para crear redes sociales personalizadas. Logró cierta popularidad y estaba empezando a aparecer en el radar, pero en 2010 Ning dejó de ser un servicio sin cargo y, con eso, se volvió irrelevante para el gran público, dejando entre los analistas la impresión de que la mayoría de nosotros necesita al otro Mark, es decir, Zuckerberg, para socializar en línea. Pero no es así.
Por razones que no viene al caso contar, estos días me han sumado a varios grupos de WhatsApp, y ya saben cómo es. La cantidad total de mensajes diarios es igual al número de grupos al que nos han agregado multiplicado por el número de integrantes de esos grupos al cuadrado. Por ejemplo, si estás en dos grupos de 10 personas cada uno, vas a recibir unos 800 mensajes por día. En cambio, si te han sumado a 6 grupos y el total de personas es de 80, vas a estar recibiendo 12.800 mensajes; unos 530 por hora.
Las cifras de arriba son optimistas. La realidad resulta mucho peor. Por razones que escapan a las herramientas con que cuenta la ciencia hoy, es típico que varios grupos se pongan al rojo simultáneamente. El de los padres del colegio, el de los padres del otro colegio, el del consorcio, el de la oficina, el de las mascotas, el de tus amigos, el de tus amigos en el extranjero, el de la familia, el de tu familia política (¿cómo que no querés que te agregue?), todos, más o menos la misma hora, sin previo aviso, mientras estás manejando o reunido con tu jefe, empiezan a fumigar el ambiente con notificaciones inmoderadas.
Estaba en ese trance, intentando mantener una conversación seria aquí en la Redacción, cuando mi teléfono se puso a vibrar en el bolsillo de mi pantalón con tal intensidad que se me aflojaron los cordones de los zapatos. Todo aderezado con un ringtone que, de tanto repetirse, se tropezaba consigo mismo y construía estrafalarios hipos sonoros. Entonces, un poco molesto y algo perturbado, al tiempo que silenciaba la maldita cosa y pedía disculpas, me di cuenta de algo. WhatsApp no es sólo un mensajero instantáneo. Es también una herramienta para crear redes sociales personales. Cuando hablamos con una persona, se parece mucho a un mensajero tradicional. Pero los grupos constituyen micro redes sociales hechas a la medida de las personas. A nuestra medida.
He allí su genialidad, y la de Zuckerberg, a quien tacharon de loco por haberse gastado 22.000 millones de dólares en febrero de 2014 para adquirir WhatsApp. En rigor, no tengo ninguna prueba de que Zuckerberg haya visto este potencial en el servicio creado por los ex Yahoo! Jan Koum y Brian Acton. Pero dio en el clavo. Al revés que Skype, que poco a poco va perdiendo ímpetu, WhatsApp no para de crecer. Salvo, cosa que valdría la pena analizar, en Estados Unidos; aquí, algunas posibles respuestas.
¿Cuál es la diferencia entre un chat y una red social personal? El chat es para eso, para charlar. No es poca cosa, dada la naturaleza lingüística de nuestra especie. Hablando podemos pactar una salida, arreglar quién se ocupa de ir al super o cambiar el turno del dentista. Eso y un 99% de chismes y conversación insustancial; he dicho, en otras ocasiones, que gran parte del valor de los mensajeros instantáneos es el de mantenerse en contacto, saber que el otro está ahí.
Ahora, ¿para qué formamos grupos en WhatsApp? ¿Acaso sólo para hablar? No. Los creamos para hacer cosas. Pedís un analgésico a las 10 de la noche un feriado nacional, avisás al vecino que se le escapó el perro (y el vecino sale corriendo a buscarlo), pasás fotos sobre el avance de una obra y coordinás la entrega de nuevos materiales, solicitás una contribución para alguien que necesita ayuda. La lista es interminable y está en la sustancia de estos grupos, en los que las personas y sus proyectos han vuelto a ocupar el centro de la escena.
Me dirán que esto mismo puede hacerse mediante Facebook, y de hecho así ocurre. Pero dada la escala monumental de esta red social, está empezando a reemplazar a la Web. Esto, a mi juicio, es muy malo por definición, pero el hecho es que, con cada vez mayor frecuencia, comercios (grandes, pequeños, medianos, mínimos) y profesionales ponen sus páginas en Facebook, en lugar de hacerlo en la Web abierta. Se les facilitan ciertas métricas y la interacción con sus clientes. Pero un proyecto personal no necesita los Me Gusta ni el Compartir. Cruza de mensajero, Twitter y Facebook, los grupos de WhatsApp ofrecen las herramientas justas para que conjuntos pequeños (digamos, de entre 20 y 30 individuos; usualmente, muchos menos) puedan hacer cosas sin recurrir al teléfono, el mail, el mensaje de texto, el mensajero instantáneo, el fax y el telegrama.
Menos es más, pero no al revés
El éxodo de los más jóvenes desde Twitter y Facebook hacia Snapchat es patente. No sólo, como suele decirse, porque los adolescentes se divierten más mandando imágenes y videos que escribiendo, sino porque saben o presienten que los mayores no tienen ni idea de cómo usar Snapchat. Tienen razón en eso, y este aturdimiento de los adultos se debe a una constelación de razones. La primera, hay que decirlo, es que están tratando de encontrar en Snapchat un montón de funciones que suponen deberían estar allí, sin entender que este supuesto no tiene por qué ser cierto. Snapchat es Snapchat, de la misma forma que Twitter era Twitter (y tampoco nadie lo entendía al principio). Pero hay algo quizá más profundo.
Los que tenemos 30 o más años nos formamos en un mundo previo a Internet y las computadoras. En ese mundo no sólo escaseaban las imágenes, sino que era muy difícil que uno mismo produjera fotos y videos instantáneos, y era del todo imposible transmitirlos a casi cualquier lugar del mundo mediante un dispositivo portátil en tiempo real. Por lo tanto, el texto era Rey, y lo había sido durante los 500 años anteriores. El esfuerzo textual nos proporcionó una formidable capacidad de abstracción. No de otro modo podíamos extraer de interminables líneas de simbolitos las aventuras que nos contaban Verne, Salgari, Kipling, Clarke o Bradbury.
Pero la omnipresencia del texto, para una especie que es principalmente visual, nos agobió con dos pesadas mochilas. Por un lado, dada la mediación que el texto requiere, perdimos espontaneidad. Por otro, nos sujetamos a la permanencia. Si algo no estaba impreso en negro sobre blanco, no valía nada. Demasiado estructurado para los chicos de hoy.
Podrán rasgarse las vestiduras, pero la permanencia, el almidón y la solemnidad son cosa del pasado. Y me parece fantástico. (Dicho sea de paso, me causa gracia el que se queja de la aparente frivolidad de Snapchat y después te manda 4 millones de emoticones en el chat.) Por añadidura, los mensajes de Snapchat despedazan aquella absurda dicotomía con la que crecimos, la de que una imagen vale más que mil palabras. Eso les preocupa cero a los chicos. Usan imágenes, videos, texto, efectos, stickers y dibujos a mano alzada con el más absoluto desparpajo. Es algo de ese momento que su interlocutor verá sólo una vez, durante unos segundos, y adiós. Han aprendido una lección que nosotros, los adultos, no logramos incorporar ni después de 100.000 horas de yoga y dos décadas de psicoanálisis. Es decir, que sólo importa el ahora. Que el pasado ya fue y que el futuro, cuando llega, es presente.
Ejemplo sencillo: cuando salgo de la facultad, tarde por la noche, y todavía me queda por delante manejar unos 40 kilómetros, ¿qué tiene más sentido? ¿Enviar un mensaje que diga Salgo ahora, llego en 54 minutos? ¿O mandar la imagen de Google Maps con la ruta y el tiempo estimado de llegada, imagen que sólo tiene sentido almacenar durante unos segundos? Sí, claro, opto por lo segundo. Esta es la clase de clic mental que te hace admirar la idea detrás de Snapchat.
Cuestión aparte, me parece al mismo tiempo peligroso que no abordemos con urgencia la limitada capacidad de abstracción que evidencian muchos de nuestros alumnos. Es uno de los motivos por los que aconsejo enseñar a programar desde muy temprano, y con menos dibujitos y más código. Porque sin esa capacidad de abstracción los empleos de calidad quedarán muy lejos del alcance de esos chicos cuando salgan al mercado laboral.
WhatsApp, en cambio, permanece incontaminado por las brechas generacionales. Las notificaciones de este mensajero se oyen en teléfonos cuyos dueños tienen todas las edades, y es lógico, porque mientras hay claras diferencias de código en las conversaciones de cada grupo etáreo, hacer cosas es siempre hacer cosas.
La artista argentina que engañó a todos en Instagram
Con 26 años saltó a la fama: Amalia Ulman fingió ser una it girl y acumuló más de 100 mil seguidores. Por qué lo hizo.
Amalia y el personaje de «material girl» que creó en Instagram.
Todo comenzó en abril de 2014. Amalia Ulman, artista argentina de 26 años y residente en Nueva York, Los Angeles, Londres y Gijón, decidió crear una obra de tres partes, a partir de posteos en Instagram, para explorar cómo las mujeres se representan a sí mismas en las redes sociales.
Su proyecto, «Excelencias y Perfecciones», le permitió conseguir a Ulman -hasta que lo dio por concluido en septiembre de 2014- más de 100 mil seguidores en Instagram. Allí, la artista se hizo pasar por una it girl que marca tendencia sobre modas y estilos de vida y, más precisamente, asumió el papel de cute girl (chica linda) en la 1ra parte de la obra, sugar baby en la 2da (joven mantenida por su amante) y life goddess (diosa de la vida) en el final de su masterpiece.
En cada posteo, Ulman se mostraba con cambios de looks, en habitaciones de hoteles de lujo, con carteras y zapatos de precios astronómicos, en el postoperatorio de una falsa cirugía de aumento de pechos y luego de su real rinoplastía. También se mostró aplicándose botox (también real) y realizandose diversos tipos de tratamientos estéticos menos invasivos.
Pero todo era un engaño, o casi todo. Amalia, que se crió en España, estudió en la Central Saint Martins de Londres y ahora volvió a la capital británica con su propia exposición, The Destruction of Experience, donde usó su propio cuerpo para realizar una performance donde se viera la Inocencia, el Pecado y la Redención de una «estrella» de Instagram. Ella misma guionó todo lo que sus seguidores vieron y apoyaron con un like.
Pero, como si fuera el colmo de cualquier it girl, Amalia no pagó pernoctadas de miles de euros sino que se coló en los hoteles para hacer las fotos, posó con ropa que nunca compró y hasta devolvió la que había comprado para hacer ver glam a su personajes en las fotos y videos.
“Me interesan las diferentes tendencias, modas y maneras de autorepresentación, cómo se relacionan los seres humanos, las estéticas de clase media/alta”, dijo Amalia en una entrevista con Clarín de abril del año pasado.
¿Cuál fue el objetivo de engañar a todos por las redes sociales? Ella lo explica bien: «La idea fue apropiarme de nociones de lo normal y lo invisible para transgredir estas estéticas y hacerlas notorias. Hago analisis del buen estar, el buen gusto, lo elegante y la cultura celebrity”.
Macri es el presidente más popular en Facebook de todo el mundo
REDES SOCIALES: Según un estudio, superó el promedio de interacciones de líderes mundiales como Obama, Merkel y y Roussef. Obama sigue siendo el político con más seguidores.
Según el estudio de una consultora, Mauricio Macri es el presidente más popular de Facebook.
Para Burson-Marsteller, Macri es el presidente que, durante 2015, logró el mayor promedio de interacciones con sus seguidores en esa red social. Para esa agencia de comunicación, Macri es el «indiscutido presidente de Facebook».
Según el estudio, casi el 12% de los seguidores de Macri comentaron, compartieron o simplemente apretaron el botón «Me Gusta» en sus posteos de 2015, cuando Macri era todavía aspirante a la Presidencia.
Detrás de Macri, las cuentas con mayor promedio de interacciones durante 2015, fueron las del primer ministro de Camboya Hun Sen, el israelí Benjamin Netanyahu, la brasileña Dilma Rousseff y la Casa Blanca: todas con un promedio de entre el 8% y 7% de interacciones por posteo.
El informe destaca además que el presidente argentino fue uno de los primeros políticos en usar la aplicación de streaming en vivo de la plataforma lanzada a mediados de agosto, que le sirvió a Macri para transmitir en vivo algunos de sus actos proselitistas.
Pero al momento de hablar de seguidores, Macri no puede rivalizar con el “rey de Facebook”: Barack Obama contabiliza más de 46 millones de seguidores, seguido por el primer ministro indio Narendra Modi, con 31 millones de followers.
Los buenos modales sirven también en las redes sociales
Por Cheryl Lu-Lien Tan.
Patricia Rossi —en la foto con su hijo Jackson— tiene un programa sobre etiqueta en la cadena NBC y asesora a grandes corporaciones y otros clientes.
Navegar el creciente número de sitios y aplicaciones de redes sociales es un trabajo de tiempo completo, y aprender sobre la etiqueta, incluyendo algunos puntos obvios y otros no tan obvios, puede ser complicado. Para manejar las comunicaciones en línea de forma hábil, la experta en etiqueta Patricia Rossi dice que es muy importante tener en mente una cosa.
“Twitter, Facebook, Instagram, LinkedIn y Google+; es como tener hijos diferentes”, dice Rossi, quien tiene un programa sobre etiqueta en la cadena de televisión estadounidense NBC. Es importante actualizar y gestionar cada uno de forma diferente.
La filosofía de Rossi en cuanto a las redes sociales es: “Usted está ahí para entablar una conversación, educar y animar, es lo mismo que (las interacciones) cara a cara. Usted quiere conversar, dar valor, mejorar la vida de alguien”.
Rossi, autora del libro Everyday Etiquette: How to Navigate 101 Common and Uncommon Social Situations (algo así como Etiqueta diaria: cómo navegar 101 situaciones sociales comunes y extrañas), trata de mantener ciertas cuentas de medios sociales personales y otras con un enfoque más profesional. Por ejemplo, usa LinkedIn, Twitter y la página pública de Facebook que mantiene para conectarse con sus contactos profesionales. Si alguien que ha conocido por su trabajo solicita ser amigo en su página personal de Facebook, evita rechazarlo dirigiéndolo cortésmente a sus cuentas profesionales de medios sociales diciendo: “Me encanta LinkedIn y Twitter y me conectaré con usted allí”.
“En el mundo real, uno no puede ser amigo de todos”, señala. “En las redes sociales, es la misma regla”.
Cinco consejos
• Asegúrese de tratar cada red social de forma diferente. Por ejemplo, sea más profesional en LinkedIn.
• Escriba una declaración y meta para las redes sociales y publique sólo cosas que reflejen esa marca y sus valores.
• Publique cosas una vez al día en la mayoría de las páginas. Está bien hacer publicaciones más frecuentes en Twitter.
• Pida permiso antes de publicar cualquier cosa que muestre o etiquete a otra persona.
• Si alguien es grosero en su página, borre el comentario inmediatamente.
Una vez que se conecta con personas de negocios, Rossi tiene cuidado de mantener el mismo nivel de profesionalismo en línea que mantendría en persona. “Si son amigos y colegas, sólo felicítelos cuando son ascendidos o marcan un hito (en sus carreras). Si no tiene una relación personal con ellos, no comente sobre sus vacaciones, pasatiempos o fotos de sus hijos”, aconseja. “No querrá parecer como si tratara de establecer una relación muy rápido. Ser demasiado relajado o demasiado amistoso es realmente sobrepasar los límites”.
No obstante, está bien interactuar sobre esos temas en redes sociales “si sabe bien los nombres de los hijos y los pasatiempos, y ellos saben los nombres de sus hijos y sus pasatiempos”, anota.
La frecuencia para actualizar las cuentas varían. “Twitter es más breve, es más como una conversación. Hay más ida y vuelta”, lo que hace aceptable las publicaciones frecuentes, dice. “Facebook es más sobre las fotos y compartir con sus amigos y permanece allí por más tiempo”, agrega. Puede ser mejor compartir allí sólo una vez al día.
LinkedIn, señala, es una plataforma de negocios. “Es más reservado. Es el contador de los medios sociales”, dice. No bombardee a las personas con información allí, aconseja. Rossi aplica la regla de una vez al día en LinkedIn e Instagram. “Por más que me guste el arte, cuando voy a museos de arte puedo abrumarme con las cosas visuales”, cuenta. Con eso en mente, trata de no sobrecargar a sus seguidores en Instagram con muchas fotos “a menos de que sea algo extraordinario”.
También conviene considerar la velocidad y la frecuencia de las respuestas, así como de las publicaciones, dice. En Twitter, si alguien tuitea sobre ella o retuitea una de sus publicaciones, “lo correcto es responder”, señala, “incluso si es algo tan fugaz como una carita sonriente” o un clic en favorito.
En LinkedIn, sin embargo, los emoticons no tienen lugar, advierte. “No me atrevería a poner una cara sonriente en LinkedIn. Es demasiado coloquial”, dice. “Ni siquiera lo haría con mi hermana en LinkedIn porque alguien podría verlo”.
Decidir qué tipo de cosas publicar es muy importante. Rossi sugiere escribir una meta para redes sociales y una declaración de objetivos. “Si no lo hacemos, fracasamos”, afirma. El redactar su meta puede ayudarle a decidir qué es adecuado publicar y qué no. “Si se ajusta a mi marca y mis valores, entonces lo tuiteo”, dice.
Patricia Rossi tiene un programa sobre etiqueta en la cadena de televisión estadounidense NBC.
En la misma línea, Rossi también recomienda escribir lo que uno nunca haría en las redes sociales. “No tuitee, envíe textos o publique cosas cuando esté borracho”, advierte. Para la experta, chistes groseros o subidos de tono, o “cualquier cosa que incomode a la gente o no sería pertinente decirlo en persona” está igualmente fuera de los límites. El simple hecho de escribirlo puede ayudar, agrega.
Si alguien hace comentarios ofensivos en una de sus páginas, Rossi los borra rápidamente. Dice que simplemente responde como lo haría en la vida real. “Si tiene a una persona loca en una conferencia de negocios y es grosera durante el evento, nos desvincularíamos de forma rápida”, dice. “Nunca me conecto con una persona negativa. Si es en Twitter, no respondo, uso el botón de bloquear”.
Aunque las personas usan las redes sociales para publicitarse a sí mismos y sus marcas, la autopromoción excesiva y descarada no es recomendada, señala Rossi. Piense primero si diría o haría algo en la vida real antes de ponerlo en línea, dice.
El equilibrio perfecto de contenido es “80% la historia de alguien más y 20% su historia”, anota.
Cuando publica algo sobre sus amigos o familia, Rossi primero obtiene el permiso de ellos. “No sabes si alguien se ha tomado un día libre en el trabajo por cualquier razón y usted publica una foto del almuerzo con las amigas”, dice.
Aunque Rossi disfruta de los medios sociales, dice que su meta final, especialmente con contactos profesionales que no conoce muy bien, es llevar la conversación cara a cara. Si alguien en el que está interesada profesionalmente la contacta en alguna red, “luego de tres o cuatros veces pasa a una llamada telefónica o correo electrónico, un café o un almuerzo. Es increíble la forma en que las redes sociales han roto las barreras”.
LinkedIn para abogados: Descubre cómo sacarle el jugo a tu perfil
Por Jose Cabello.
Linkedin es sin duda un lugar excelente para hacer networking. Si eres abogado y aun no estás aprovechándote de Linkedin, estás literalmente perdiendo oportunidades de negocio.
Es posible que ya tengas un perfil en Linkedin, pero que no hayas invertido más de diez minutos en completarlo como toca.
O por el contrario, es posible que hayas escuchado hablar de Linkedin, pero que aun no te hayas decidido a probarlo por falta de tiempo o simple pereza.
Sea cual sea tu caso, te invito a que completes y actualices tu perfil lo antes posible si quieres ofrecer una buena imagen profesional.
Te recomiendo que sigas estos pasos a la hora de crear o actualizar tu perfil de Linkedin:
Incluye una foto en tu perfil. Si puedes hacerlo, te recomiendo una foto tomada por un profesional en la que se te vea de frente. La gente siempre quiere ponerle cara a los nombres que pueblan Linkedin y a la hora de buscar conexiones y realizar networking es algo imprescindible si quieres que te tomen en serio.
Completa tu perfil al máximo. Esto puede resultar algo largo y pesado, pero si eres capaz de invertir una hora repasando tu currículum y escribiendo toda la información relevante, habrás creado una página donde tus clientes potenciales pueden ver fácilmente cual es tu background, tu experiencia y tus capacidades. Si has logrado premios o reconocimientos a lo largo de tu carrera, no te olvides de añadirlos a tu perfil.
Conecta con gente de tu mismo campo. Puedes empezar conectando tu perfil con tu cuenta de correo para que Linkedin busque a las personas que tienes en tu agenda de contactos.
Una vez que ya hayas creado y optimizado tu perfil, es hora de empezar a sacarle todo el partido a esta estupenda red social.
Linkedin te ofrece un lugar donde compartir tus contenidos, demostrar tu experiencia, posicionarte como experto en el sector y lograr clientes potenciales para tu negocio.
De hecho, según un articulo publicado en la revista Forbes [ver más abajo], actualmente ya hay abogados utilizando Linkedin como un medio efectivo para lograr más clientes potenciales.
Seguramente te estarás preguntando cómo puedes hacerlo tu también. Aquí tienes mis recomendaciones:
Educa a tus clientes potenciales
Seguramente tendrás bastante información en tu página web o en tu despacho que puede resultar de interés para mucha gente. Por lo tanto, puedes utilizar esta información para educar a tu audiencia y atraer clientes potenciales.
Tu misión es crear contenidos de interés, que responda a las dudas comunes y publicarlo tanto en tu perfil como en grupos y comunidades de Linkedin relacionadas con la temática.
Aunque te dirijas a tu audiencia como dueño de un bufete, es importante que sigas siendo tu mismo y no seas demasiado serio. La idea es ser completamente profesional, pero cercano a la vez. Recuerda que tus clientes potenciales no son abogados y normalmente se van a perder entre la jerga jurídica.
No caigas en el error de querer ser demasiado “abogado” y que tus textos solo interesen a otros colegas de la profesión.
Conecta con tu audiencia
Ya hemos quedado en que deberías publicar contenidos, pero también recomiendo que no pierdas la oportunidad de aprender tu también. Revisa los artículos que otros abogados ya están publicando, realiza preguntas, dales tu opinión, participa de la conversación.
Los grupos de linkedin son un lugar perfecto para encontrar otros colegas y la gente normalmente está interesada por lo que tienes que decir.
La mejor forma de empezar con los grupos es buscar grupos de asociaciones en las que actualmente ya participas. Puede ser un grupo de ex alumnos de tu universidad, una asociación de abogados, etc.
Tu objetivo a la hora de buscar conexiones debería ser la calidad, no tanto la cantidad.
Posiciónate como experto
Si compartes información de interés, veraz, que ayude realmente a las personas a solucionar sus problemas y lo haces de forma continuada y habitual, empezarás a posicionarte como un referente en el sector, como un experto.
No hace falta que lo sepas absolutamente para convertirte en un referente, pero sí que tienes que ser veraz y útil.
No te limites únicamente a compartir tus propios contenidos, te recomiendo que también compartas contenidos de otros colegas. El objetivo de todo esto es convertirte en un canalizador de información de calidad.
Por lo tanto, es importante también que estés enterado acerca de los temas de actualidad, para poder dar tu visión y aportar tus opiniones.
Lo que sí que te recomiendo es que te centres mayormente en tu especialidad. Si te posiciones como un experto en tu área de trabajo, es posible que otros abogados te pasen contactos de clientes para temas que ellos normalmente no tocan.
This is the story of an old friend and new convert to social media marketing, a lawyer in Northern California named Mark D. Poniatowski who runs a small practice with just a handful of partners.
They suffer from the traditional business development issue most small professional services firms have:
When they are busy, they have no time to prospect for new business.
When the business eases up, they find themselves in a dry patch, and hustle to reconnect with past clients, business networks and other referral sources.
This cycle drives them crazy, but they have always considered it a cost of keeping the firm small (which they like quite a bit.)
Good marketing pal that I am, I begged to differ, and pressed them to make better use of social media tools to keep their referral sources warm while they worked long hours on cases.
With the advent of his latest “break” from a heavy work load, he agreed to dedicate the time to test a plan he felt he could manage within the demands of his day:
He chose one online networking tool to test, which was LinkedIn.
He spent one hour cleaning up his profile.
He spent about three hours reaching out to all the people he knew professionally, and connecting to those whom he found on LinkedIn.
He set a thirty-minute appointment for a late weekday evening each week to work on building up his network of contacts, and engaging that network via pings and content sharing.