La vida de los jubilados del futuro

diciembre 18, 2015

La tecnología transformará la vida de los jubilados

 Por Joseph F. Coughlin.

Para la próxima generación de jubilados, la pregunta más importante será una simple: ¿cómo le inyecta vida a una vida más larga?

A medida que la gente vive más años, y pasa más tiempo jubilada, el desafío es extraer más de esos días. ¿Cómo encuentra una segunda carrera que sea gratificante? ¿Cómo se mantiene cercano a amigos y familiares? ¿Cómo mantiene la independencia y la movilidad? ¿Cómo acoge nuevas experiencias?

La respuesta es igual de sencilla: tecnología. La próxima generación de retirados tendrá una variedad sin precedentes de tecnologías y servicios para inventar un futuro en el que trabajen a medio tiempo, sigan siendo sociales, se diviertan, vivan en sus hogares, tengan buena salud y organicen su propio cuidado.

jubilado-en-el-marMuchas de las soluciones serán guiadas por la llamada “Internet de las cosas”, con la cual los objetos del hogar pueden usar conexiones web para pensar, hablar y comunicarse entre ellos, lo que permitirá toda una nueva industria de servicios a la carta para los mayores. Los electrodomésticos en la cocina van a monitorear la dieta de una persona y enviar la información al doctor. Los ancianos podrán contratar servicios en línea para realizar tareas que se han vuelto muy difíciles, desde la limpieza de la casa hasta transporte en auto.

Este nuevo mundo para los jubilados vendrá con muchos desafíos, entre ellos el costo y la posible pérdida de privacidad. No obstante, si los retos pueden superarse, las innovaciones podrían transformar los años de retiro en un período de vida nuevo y vibrante que se enfoca tanto en vivir mejor como en hacerlo por más años.

Aquí, un vistazo a algunas de las innovaciones:

Seguir trabajando

La jubilación solía marcar una clara frontera entre trabajar y no trabajar. Hoy, una carrera puede terminar, pero el trabajo no se acaba. Aún existen prejuicios sobre los trabajadores de la tercera edad, pero nuevas tecnologías están ofreciendo opciones y flexibilidad.

El trabajo remoto no es una idea nueva, pero es clave para los jubilados que quieren la libertad de aceptar cualquier oportunidad que les sirva sin interrumpir su estilo de vida. Con los teléfonos inteligentes y las tabletas, pueden ser productivos desde la casa, la playa, o el parque donde juegan sus nietos.

Internet también facilita el aprendizaje de destrezas a través de cursos en línea que les ayuden a mantenerse competitivos o ingresar a un nuevo rubro. Instructores basados en inteligencia artificial y avatares los ayudarán a practicar sus técnicas de entrevistas de trabajo. Para los que no quieren volver a sentarse detrás de un escritorio, Internet también ofrece opciones y flexibilidad. Un ejemplo son los servicios entre pares como Uber y Airbnb. A menudo no se requiere una capacitación especial o mucha experiencia para ofrecer viajes en auto o alquilar de forma temporal una habitación en su casa.

oportunidades on line

Con amigos y la familia

A la mayoría de la gente le preocupa su salud en la tercera edad, pero este factor está fuertemente relacionado con la capacidad de mantener una vida social. Aplicaciones como Skype ya permiten tener cenas virtuales con nietos que viven lejos, pero las comunicaciones prometen salir de los confines de una computadora o un televisor. Imagínese toda una pared de su casa donde se proyectan imágenes de amigos, permitiendo que la gente comparta un café.

Los medios sociales, por otro lado, serán más especializados y empezarán a apuntar a adultos de mayor edad que quieran permanecer conectados. Un ejemplo es Connected Living Inc., que en Estados Unidos conecta entre sí y con sus familias a personas que viven en viviendas para la tercera edad. Facebook también es una opción.

Los aparatos de realidad aumentada, como las Google Glass, ayudarán con la memoria. Estas gafas podrían proyectar información cuando alguien se encuentre con un conocido como, por ejemplo, la última conversación que tuvieron o los nombres de sus hijos. Si el jubilado invita al amigo a cenar en casa, pueden proporcionar instrucciones paso a paso para preparar una cena.

Mantener la movilidad

La capacidad de desplazarse libremente es clave para la calidad de vida en la edad avanzada. El no poder hacerlo reduce el bienestar mental y físico.

En este caso, las tecnologías autónomas, como el estacionamiento automático, las advertencias sobre choques y la detección de puntos ciegos en los autos, permitirán que los jubilados conduzcan por más tiempo. Si se materializan los vehículos de conducción autónoma, lo único que el jubilado tendrá que hacer es enviar un texto a su auto para que lo recoja y lo lleve adonde desee. Para los que no quieren la carga de poseer un vehículo, están los servicios como Lyft y Uber.

Cuando la movilidad se vuelve un problema, la realidad aumentada de dispositivos Oculus Rift puede ofrecer la oportunidad de visitar un museo en París o hacer un safari por África, sin salir de la casa.

Una casa autónoma

Mantener una vivienda limpia y ordenada puede ser un reto para los jubilados. El Internet de las cosas puede ayudar a hacer estas tareas. Ya hay sistemas que facilitan el control de funciones básicas mediante smartphones, como un termostato inteligente.

Los electrodomésticos también pueden ayudar a realizar o hacer seguimiento de tareas simples. Un refrigerador puede mantener un inventario de los alimentos y hacer un pedido en línea cuando alguno se acabe. Otros como la aspiradora Roomba y el Echo de Amazon, una especie de asistente personal en la forma de un cilindro, pueden ayudar con los quehaceres.

Otros dispositivos pueden tener funciones terapéuticas. El robot Paro es una foca de peluche que ayuda a calmar a personas con condiciones como demencia.

Monitores de salud

A medida que la gente envejece, crece la posibilidad de contraer enfermedades crónicas. Con la Internet de las cosas, las máquinas podrán mantener detalles que para un jubilado pueden ser difíciles de recordar durante una cita médica. Un cepillo de dientes y una cafetera pueden determinar si la persona ha roto la rutina de sueño y alertar a un doctor, o un espejo puede detectar señales de problemas cardiovasculares al escanear el rostro.

Un inodoro inteligente podrá reportar el peso, el nivel de azúcar y otros datos vitales. Las prendas de vestir también podrían llegar a medir el nivel de actividad y el ritmo cardiaco. Una alfombra podría notar si el caminar de un jubilado se ha vuelto más arrastrado y alertar a médicos y familiares.

Estas transformaciones, sin embargo, plantean algunos interrogantes. El primero es el costo. Los servicios de la Internet de las cosas se convertirán en algo tan conveniente y tan vital que van a tener un costo significativo y necesario. Sin embargo, la mayoría de las personas no están ahorrando lo suficiente para su jubilación.

A nivel individual, ¿qué significa cuando las viviendas e incluso la ropa están registrando datos sobre la mayoría de los comportamientos personales? Las cuestiones de privacidad de datos no se limitan a las personas mayores, por supuesto, pero este segmento es el más vulnerable de la sociedad.

Por último, es vital recordar que la tecnología por sí sola no va a resolver nuestros problemas. Sin importar cuán poderosos se vuelvan los aparatos y electrodomésticos, nunca podrán sustituir por completo el contacto humano o eliminar totalmente los dolores y frustraciones de envejecer.

—Coughlin es director de AgeLab, del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Fuente: The Wall Street Journal, 13/12/15.

 

 

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Chile, un lugar ideal para jubilarse

noviembre 13, 2015

Chile, uno de los mejores lugares para jubilarse

Por Jon Kailey.
La vista desde la propiedad del grupo. Al fondo, los nevados de Sollipulli
La vista desde la propiedad del grupo. Al fondo, los nevados de Sollipulli.

¿Vas a hacer qué? ¿Dónde? Esa fue la reacción general de amigos y familiares cuando mi esposa Kristin y yo les dijimos que estábamos construyendo una casa en el sur de Chile.

chile-banderaHoy en día, nuestra cabaña de madera roja se asienta en una hectárea en las montañas de los Andes. Pasamos allí entre cuatro y seis meses por año. Cómo llegamos a este punto es una historia de buena suerte, trabajo duro…y amigos que son dueños de una posada.

Antes de jubilarme en 2012, pasé 34 años trabajando para Owens Corning, la fabricante de artículos para la construcción. Durante 18 de esos años, mi familia y yo vivimos fuera de Estados Unidos, mientras yo trabajaba para la firma en Arabia Saudita, Chile y México. Al jubilarme, Kristin y yo quisimos seguir viajando y viviendo parte del año fuera de EE.UU.

Chile era nuestro lugar favorito en el extranjero. Nos encanta su gente y su belleza natural. Nos hicimos amigos de una pareja que administraba una posada en Villarrica, al sur del país. Estos amigos tenían una lista de potenciales expatriados que estaban interesados en comprar tierras en la zona, y añadimos nuestros nombres a la lista.

En 2005, nuestros amigos se enteraron que había una propiedad en el mercado: unas 600 hectáreas de selva virgen, aproximadamente a 8 kilómetros de la frontera con Argentina. En menos de 30 días, nueve familias de Canadá, Irlanda y EE.UU. unimos fuerzas para comprar una parte de ese fundo. Un pequeño trozo de Chile era ahora nuestro.

Desconectados

En los años transcurridos desde entonces, Kristin y yo hemos comenzado a crear una vida en nuestro hogar adoptivo. Los beneficios son numerosos: impresionantes paisajes, actividades ilimitadas al aire libre, bajo costo de vida y un pueblo cercano cuyos residentes nos han recibido con brazos abiertos. Chile en su conjunto tiene una economía estable, un fuerte estado de derecho, índices de criminalidad bajos y poca corrupción para los estándares latinoamericanos.

Por supuesto, el lugar y nuestra forma de vida lejos de la civilización no es para cualquiera. El hospital más cercano está a casi dos horas en auto y en invierno la nieve cierra los caminos de la zona.

Aún así, Kristin y yo, que llevamos 41 años de casados y tenemos poco más de 60 años, disfrutamos de la aventura.

Normalmente llegamos en diciembre, el comienzo del verano en América del Sur, y nos quedamos hasta abril. (Entre mayo y noviembre vivimos en Albuquerque, Nuevo México). Volamos a Santiago, la capital del país, y de ahí manejamos cerca de nueve horas hasta Quililche, el nombre de nuestra propiedad. Elevación: poco más de 1.000 metros. El clima es agradable durante la mayoría de los días que estamos aquí, con máximas de alrededor de 26 grados Celsius y mínimas de entre 4 y 10 grados, siempre con baja humedad y muy pocos insectos.

Cerca de 16 hectáreas de la superficie original se han reservado para hogares y edificios comunes. Nuestro grupo propietario ha decidido mantener el equilibrio con la naturaleza, permitiendo el desarrollo de senderos para caminatas y ciclismo de montaña. El terreno está bordeado por dos parques nacionales, tiene un lago de cada lado y una densa arboleda de Araucarias—el árbol nacional de Chile—de 1.000 años de edad. A veces en el bosque nos sentimos como si estuviéramos en “El Señor de los Anillos”.

Nuestra casa es cómoda (importamos la mayoría de los materiales y accesorios de EE.UU.), pero lo remoto del lugar nos obligó a hacer algunos ajustes. Utilizamos propano para nuestro refrigerador, lámparas, estufa y un calentador de agua. Un tanque de 132 litros (costo: US$70) nos dura un mes. Utilizamos un generador para la lavadora y para bombear agua de un manantial y recientemente hemos añadido una pequeña unidad de energía solar para recargar computadoras portátiles, tabletas y teléfonos.

La mayoría de nuestros días comienzan al amanecer. La planificación de las comidas ocupa un lugar prioritario en nuestra lista de cosas por hacer. Los almuerzos y cenas con otros propietarios comunales son frecuentes. Tenemos un invernadero y además compramos verduras y huevos de nuestros vecinos. Muchas de las frambuesas, melocotones, arándanos, cerezas, aguacates, etc., que se venden en EE.UU. entre diciembre y marzo se cultivan en Chile.

La pasamos bien. Hacemos senderismo, bicicleta de montaña y exploración. Hay aguas termales naturales a 30 minutos de distancia. Siempre es sorprendente ver las aves, que no tienen miedo a la gente. Nos gusta leer (Kristin nunca está lejos de su Kindle) y jugar juegos de mesa.

Pueblo chico

El pueblo más cercano está a 12 kilómetros de distancia y tiene alrededor de 300 habitantes. Es un reflejo de Chile: acogedor y humilde. A menudo compartimos comidas en las casas de los demás. (Kristin habla fluidamente el español y yo me hago entender). Somos bienvenidos en sus rodeos, una forma popular de entretenimiento, y la gente aprecia que nuestro grupo de propietarios les ofrezca empleo de vez en cuando.

La ciudad más cercana para ir de compras (incluyendo materiales de construcción) o a comer afuera es Pucón, casi dos horas de nuestra casa, en donde también hay un hospital. La visitamos semanalmente para comer afuera, acceder a Internet y descargar los periódicos y revistas.

El hospital de Pucón está completamente equipado y no hay que esperar mucho para que lo atiendan. Hace dos años, me quemé severamente el pie con agua hirviendo. El médico trató mi lesión y me despidió en menos de 45 minutos. Costo: US$40. La atención de salud en Chile es excelente.

Nuestros gastos rondan menos de US$800 por mes. (Nuestra casa y nuestro vehículo ya están pagos). La cuota mensual como copropietarios es US$100, que cubren impuestos, mantenimiento de los edificios comunes, seguros y el salario de un cuidador, que vive en el pueblo cercano.

En cuanto a los aspectos negativos: la madre naturaleza nos juega ocasionalmente alguna mala pasada. Una mañana de abril nos despertamos con un cielo brumoso y un cuarto de pulgada de ceniza sobre nuestro vehículo. Al mediodía el cielo se había puesto negro: el volcán Calbuco, a 320 kilómetros al sur de nuestra propiedad, había entrado en erupción. Por la tarde el cielo se había despejado.

Sí: el aislamiento puede ser un problema. Pero la soledad puede ser también maravillosa. Apreciamos la tranquilidad, la oscuridad completa a la noche; cómo no hay contaminación lumínica en nuestra zona, los cielos nocturnos son una revelación. Tenemos la suerte de contar con frecuentes visitas de familiares y amigos.

¿Qué nos espera ahora? Nuestra casa está terminada, pero todavía hay mucho que hacer en la construcción de senderos, áreas verdes, etc. En abril, plantamos árboles frutales, árboles de cedro chilenos, otras maderas duras y sequoias.

Y podría haber buenas noticias en el frente de las comodidades. En mayo, cuando nos estábamos yendo, nos enteramos de que una empresa privada estaba instalando una mini planta hidroeléctrica en un río cercano. Además, dos compañías de telefonía móvil han instalado torres de celulares a 16 kilómetros. Esto significa que podríamos tener acceso a electricidad, telefonía celular e Internet antes de fin de año.

¿Cuán importante sería esto para nosotros? Justo después de regresar a EE.UU. este año, le pregunté a Kristin qué es lo que más le gustaba de estar nuevamente conectada a la electricidad. Su respuesta: el molinillo de café eléctrico.

Fuente: The Wall Street Journal, 26/10/15.


 

¿Jubilarse?

Antes de jubilarse

La Jubilación ideal

 

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Antes de jubilarse

agosto 27, 2015

Cinco cosas que debe hacer ahora para disfrutar de su jubilación

longevidad¿Sueña con retirarse? No cometa el error de postergar esta lista de cosas hasta que finalmente llegue el momento de retirarse.

Fuente: The Wall Street Journal, 26/08/15.

 

 

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El difícil desafío de subir la edad de jubilación

julio 28, 2014

El difícil desafío de subir la edad de jubilación

jubilación 02Las personas mayores de 64 años son hoy, en la Argentina, poco más de 10% de la población total. Se estima que en 2050 la proporción llegará a 19,3%, y en 2100, a 24,7 por ciento. Los datos están consignados en una publicación reciente del Banco Mundial titulada Los años no vienen solos. Allí se señala que la tasa esperada de población adulta mayor para dentro de ocho décadas es similar a la que muestran en la actualidad países envejecidos de Europa, donde es fuerte la preocupación por el costo que la mayor esperanza de vida conlleva para los sistemas de jubilación y salud.

«La Argentina está hoy en lo que se llama el bono demográfico», define el economista José María Fanelli, profesor de la Universidad de San Andrés, que investiga los vínculos entre demografía y economía. «Por la estructura de su pirámide poblacional, los países jóvenes son por ejemplo los de África y la India; entre los países adultos están varios de los emergentes y, entre ellos, la Argentina, y entre los países viejos, los europeos y Japón», enumera. Son los del último grupo los que hoy tienen el desafío de replantear la edad de retiro por necesidad económica.

En cuanto a la situación local, Fanelli dice que en estos años el país debería esforzarse por invertir para que la generación joven se prepare y logre mayor productividad, de tal manera que la sociedad llegue mejor preparada a su «envejecimiento».

En ese camino, un tema preocupante es el alto nivel de informalidad. En mejorar ese aspecto debe ponerse el foco, según agrega Michele Gragnolati, líder en Desarrollo Humano para Argentina del Banco Mundial.

El informe de la institución recuerda que las discusiones sobre la prolongación de la vida laboral son siempre conflictivas. Hay referencias a la propuesta de aumento en dos años de la edad jubilatoria en Francia, que en 2010 «encontró una fuerte oposición política, con huelgas masivas y manifestaciones», por lo que debió revertirse. En Italia, se aprobó en 2012 una reforma que lleva la edad a 66 años para 2018.

«Los sistemas jubilatorios tienen la necesidad de adaptarse a los cambios demográficos, e incluso es un mito que esto no afecte a los regímenes de capitalización», dice Fabio Bertranou, experto del tema en la OIT e integrante de la Comisión Asesora de Pensiones que creó hace dos meses la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. El país trasandino lleva tres décadas y media con un sistema de pensiones basado en la acumulación de ahorros individuales. La razón de lo dicho por Bertranou es simple: la mayor esperanza de vida hace que, ya en la etapa pasiva, se cobren ingresos durante una cantidad de años cada vez mayor. Y eso obliga a revisar todos los números
Fuente: La Nación, 27/07/14.

Una pareja de EE.UU. disfruta de su retiro en Perú

marzo 8, 2014

Una pareja de EE.UU. disfruta de su retiro en Perú
Por Fred Wheeler

Me fascina la arqueología, no anticipé la gran recesión y amo a mi esposa. Todo lo cual explica nuestra mudanza desde nuestro hogar en Michigan, Estados Unidos, a Lima.

No planeaba jubilarme en 2008. Pero la recesión económica, la gasolina a US$4 por galón y una industria de materiales de construcción que se hundía (en la que trabajé durante 40 años) nos hizo volver a considerarlo. Mi esposa nació en Perú, y decidimos pasar algo de tiempo allí.

Así que vendimos nuestra casa y guardamos en un depósito nuestras pertenencias favoritas, y llevamos sólo dos maletas cada uno para nuestra aventura. Le íbamos a dar a Perú un año; si no nos gustaba, regresaríamos a EE.UU., disfrutaríamos pasando tiempo con nuestros hijos y nietos, y probaríamos otra cosa.

Casi cinco años más tarde, aún estamos viviendo en Perú y aprendiendo sobre el país.

Del océano a las montañas

No somos ajenos a esta parte del mundo. Luego de casarnos, visitamos Perú de vez en cuando, de vacaciones. Quizás no todo el mundo sepa que el país ofrece una amplia variedad de climas y paisajes: playas en el Pacífico, desierto en la costa, la jungla del Amazonas y los Andes. Aquí, se puede recorrer el Camino del Inca hasta la antigua ciudad de Machu Picchu o pasar una semana acampando a la orilla del Río Amazonas.

Nos establecimos en Lima porque nos gusta su costa y por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Vivimos en un departamento de tres habitaciones en el barrio de Miraflores, con una agradable mezcla de parques, tiendas y restaurantes.

El clima es encantador, con temperaturas que rara vez superan los 30 grados en verano o bajan de los 10 grados en invierno. No hay hielo ni nieve en Lima. Los tornados y los huracanes son impensables aquí (aunque sí sentimos algún que otro temblor).

Los gastos son bajos (pero están subiendo). Llevamos un estilo de vida que sería considerado de clase media alta por menos de US$4.000 al mes. Eso incluye comida, servicios públicos, vivienda, transporte y extras. La cobertura médica es adecuada y accesible. Somos demasiado viejos (entre 65 y 70 años) para comprar un seguro aquí, por lo que se paga todo en efectivo: unos US$40 para ver a un doctor y un poco menos de US$100 por trabajos de laboratorio.

No tenemos auto; caminamos a casi todas partes: para ir de compras, ir a cenar, recibir atención médica e ir a las playas locales. Para los viajes más largos, hay muchos taxis, que no son caros. Un viaje desde el centro de la ciudad hasta la Pontificia Universidad Católica cuesta unos US$4.

Volver a estudiar

Y hablando de la universidad… desde hace tiempo me interesa la arqueología. Durante nuestras primeras vacaciones en Perú, me maravillaba ante las estructuras y sitios de 2.000 años de antigüedad (y más viejos) y siempre trataba de hablar con el arqueólogo a cargo de las «excavaciones» que visitábamos.

Un día, un amigo sugirió que me contactara con la Pontificia Universidad Católica si quería aprender más en serio. Entregué mis expedientes universitarios y me aceptaron en uno de los programas de intercambio internacional. Hasta la fecha, he acumulado 30 horas de crédito y sigo tomando una o dos clases de arqueología por semestre.

Durante mi primer semestre, comencé a sentir que las clases solas no eran suficientes. ¡Quería ensuciarme las manos! Huaca Pucllana, una pirámide de 1.400 años y un sitio arqueológico activo, no queda lejos de nuestro hogar en Lima. Trabajo allí como voluntario, excavando artefactos, conversando sobre elementos de descubrimiento con importantes especialistas y ayudando a desenvolver antiguas momias.

Por supuesto, nuestra vida aquí es más que la arqueología. En EE.UU., siempre esperábamos los fines de semana de tres días; ahora, tomamos fines de semana de tres días todas las semanas. Visitamos algunas de las ciudades cercanas a Lima o pasamos un lindo día en el centro en la Plaza de Armas frente al Palacio Presidencial o vamos a ver la Catedral de Lima, fundada en 1535 por Francisco Pizarro.

También me han pedido ayudar en misiones médicas en la jungla. (De joven, trabajé en el ejército como médico.) La Sociedad Médica Peruano-Americana organiza viajes durante los fines de semana a áreas remotas donde doctores estadounidenses y peruanos, enfermeros y técnicos donan tiempo, equipos y medicina. Cada grupo consiste en unas 30 personas. En cada viaje, ayudamos a cerca de 2.000 pacientes que de otra forma recibirían poco o ningún cuidado médico.

Sin dudas, Perú tiene sus desventajas. Los conductores groseros, con poco respeto por los peatones, son un problema, como lo es el hecho de que todo aquí empieza tarde (al menos para nosotros). Algunas tiendas no abren hasta las 11; el almuerzo suele prolongarse de la 1 a las 4 de la tarde y la cena de las 7:30 a las 10 de la noche. También notamos que en general la gente no respeta las filas, como en Europa.

Pero hasta ahora las recompensas superan con creces cualquier dolor de cabeza. Probablemente regresemos a EE.UU. en algún momento. (La influencia de la familia es fuerte.) Por ahora, seguiremos explorando este hermoso país, y me ensuciaré las manos todo lo que pueda.

Fuente: The Wall Street Journal, 15/01/13.

Los Wheeler en los Andes cerca de Cajamarca.

The 5 biggest barriers to retirement planning

marzo 13, 2013

The 5 biggest barriers to retirement planning
By Sam J. Friedman, Val Srinivas.

The fact that so many Americans are not adequately preparing for retirement has been widely documented. However, in considering potential solutions to meet this challenge, the role of life insurers, annuity companies and other financial institutions, along with their intermediaries, is often overlooked.

The financial services industry has certainly devoted considerable resources to this effort, spending billions to market a growing number of products and services designed to address retirement needs. Furthermore, there are thousands of professionals of various stripes — financial planners, advisors, brokers and insurance agents — ready, willing and able to help consumers put together a formal retirement savings and income plan.

So why have the industry’s efforts to crack the retirement market apparently fallen short, judging by the number of people who feel unprepared financially? And what can the industry do to more effectively reach and serve this growing segment of future retirees?

To help the industry come to grips with this conundrum, the Deloitte Center for Financial Services conducted a survey among nearly 4,500 consumers from a wide range of age and income groups. Our goal was to generate insights into how financial institutions might develop new approaches and solutions by better understanding the attitudinal and behavioral constraints preventing consumers from taking more firm control of their retirement destiny.

See: 5 tips on ‘meeting the retirement challenge’

We did a deep dive into the problems facing the majority of respondents — 5 8 percent — who do not have a formal retirement savings and income plan in place. This planning gap widened the further the respondent was from their expected retirement date — rising to 70 percent among those who don’t expect to leave the work force for 15 years or more.

The survey found that planning makes a big difference in the confidence level of consumers, as respondents with a formal plan to generate retirement savings and income were four times more likely to feel very secure (52 percent) about their post-working lives compared to those without a formal plan (only 13 percent).

In addition, Deloitte’s survey suggests that there is a relationship between the use of professional advisors and feelings about retirement security. Indeed, the survey found that 40 percent of those using financial advisors felt very secure about their retirement, versus only 22 percent of those who do not seek professional advice. A big reason why is that 66 percent of respondents with a financial advisor had a formal plan for retirement savings and income, versus only 28 percent of those without an advisor.

Planning inertia

The survey identified a number of reasons why inertia on retirement planning persists despite extensive efforts by insurers and annuity companies, as well as banks, mutual funds, brokerage firms and their intermediaries, to help consumers address this challenge and enhance their retirement security.

Analysis of the survey data revealed five main barriers inhibiting many Americans from taking a more disciplined approach to setting retirement goals, and putting in place the required mechanisms to achieve a secure future. These interconnected barriers are:

Conflicting priorities: While retirement was a leading concern for a majority of the survey respondents, many cited difficulty balancing such long-term needs with other, often more immediate financial priorities.

A failure to communicate: Financial institutions often do not effectively reach those who may need retirement planning advice and solutions, particularly via the workplace. And even when they do, they don’t necessarily address such needs as part of a broader financial plan taking into account other priorities.

A lack of product awareness: Many consumers are simply not familiar with a number of retirement product options at their disposal.

Mistrust in financial institutions and intermediaries: A significant number of individuals do not have a high degree of trust in anyone working for the financial services industry, whether in offering objective advice or delivering on what they promise when it comes to filling a consumer’s retirement needs.

A “do-it-myself” mentality: A significant segment of consumers either don’t want, or feel they don’t need, professional advice in retirement planning. For many, this might be a short- sighted decision, given the complexity of retirement finances, the lack of awareness about the product options available, and the potential value an advisor could offer.

Potentially, many of these barriers could be overcome by adopting a more holistic approach, in which retirement needs are accounted for early in a customer’s lifecycle and in conjunction with other financial priorities. Changing the mindset of both consumers and retirement services providers to encourage a more integrated planning discipline is therefore a very important step in resolving the retirement dilemma.

But this is not the only step needed to make consumers feel more secure about their retirement. There are other initiatives financial institutions and their intermediaries might consider to help them overcome the lack of trust and dearth of product familiarity among many consumers, while perhaps prompting more of those with a “do-it-myself” mentality to reconsider and seek professional advice.

In future columns over the next several weeks, we’ll more closely examine the barriers listed above, and suggest how the industry’s operating models and marketing approaches might need to evolve so that life insurance and annuity companies and their intermediaries might more effectively reach and serve consumers in tackling their retirement needs.

In the meantime, a full report on the survey results and their implications — “Meeting the Retirement Challenge: New Approaches and Solutions for the Financial Services Industry” — can be accessed with this link: http://www.deloitte.com/view/en_US/us/Industries/Insurance-Financial-Services/e8b8d86e6161d310VgnVCM2000003356f70aRCRD.htm

Source: LifeHealthPro, March 7, 2013.

Europa: Recomiendan fomentar los planes privados de jubilación

febrero 17, 2012

Bruselas pide que se fomenten los planes privados de jubilación complementarios

 

La Comisión Europea presentó ayer su Libro Blanco sobre las pensiones en el que recoge sus planes y recomendaciones para conseguir unas pensiones adecuadas, seguras y sostenibles. Entre las medidas que se defiende en este documento, Bruselas aboga constituir planes privados de jubilación complementarios animando a los interlocutores sociales a crearlos y a los Estados miembros a optimizar los incentivos fiscales y de otro tipo.

Bruselas pide que se fomenten los planes privados de jubilación complementarios Asimismo, pide que se mejore la seguridad de estos planes complementarios, por ejemplo mediante la revisión de la Directiva sobre fondos de pensiones de empleo y la mejora de la información al consumidor. Además, solicita que los planes de pensiones sean compatibles con la movilidad, protegiendo, a través de la legislación, los derechos de pensión de los ciudadanos que se desplazan e impulsando el establecimiento de servicios de rastreo de pensiones en toda la UE. De este modo, según la Comisión, es posible proporcionar a los ciudadanos información sobre sus derechos de pensión y previsiones sobre sus ingresos tras la jubilación.

Además, Bruselas anima a los Estados miembros a que fomenten la prolongación de la vida laboral, vinculando la edad de jubilación a la esperanza de vida, restringiendo el acceso a la jubilación anticipada y eliminando las diferencias que existen entre hombres y mujeres en materia de pensiones. También defiende la creación de mejores oportunidades para los trabajadores de más edad, instando a los interlocutores sociales a adaptar los lugares de trabajo y las prácticas de los mercados laborales y recurriendo al Fondo Social Europeo para que los trabajadores de más edad puedan acceder al empleo.

Finalmente, en esa serie de pautas que Bruselas ofrece en su Libro Blanco, remarca que hay que continuar con el seguimiento de la adecuación, la sostenibilidad y la seguridad de las pensiones y apoyar las reformas de los Estados miembros en materia de pensiones.

AUMENTAR LA EDAD DE JUBILACIÓN ES IMPORTANTE

La Comisión recuerda que las pensiones cada vez ejercen más presión financiera en los presupuestos nacionales, en particular con el factor añadido de la crisis financiera y económica. Para respaldar estos esfuerzos, ha publicado este Libro Blanco, que ese se basa en los resultados de una amplia consulta que se puso en marcha en julio de 2010. En él se examina de qué manera la UE y los Estados miembros pueden trabajar para combatir los principales problemas por los que atraviesan los sistemas de pensiones.

“Garantizar unas pensiones adecuadas para el futuro es posible, si cumplimos hasta el final nuestros compromisos de reforma. Ya estamos notando el impacto del envejecimiento; los nacidos del boom de natalidad se están jubilando y cada vez son menos los jóvenes que se incorporan al mercado laboral. Pero aún no es demasiado tarde para superar estos retos”, afirmó László Andor, comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la UE, en la presentación del documento. Destacó que aumentar la edad de jubilación es importante y ratificó que una encuesta reciente del Eurobarómetro ha puesto de manifiesto que muchos europeos seguirían en el mercado de trabajo después incluso de la edad en la que podrían cobrar una pensión si las condiciones fueran adecuadas.

“UN PASO POSITIVO Y EN LA DIRECCIÓN CORRECTA”

El Instituto Aviva de Ahorro y Pensiones ha valorado el contenido de este Libro Blanco de la Comisión Europea, destancado que las propuestas son un “paso positivo y en la dirección correcta, pero es necesario que se tomen acciones en firme rápidamente”. En palabras de Guillermo de la Dehesa, chairman del Foro de Expertos del Instituto Aviva, “ha llegado el momento de proporcionar un enfoque novedoso; un acuerdo entre la Comisión Europea, los países miembros y el sector asegurador con el fin de promover una cultura del ahorro más profunda”. En su opinión, se hace necesario “cambiar las actitudes de la personas frente al ahorro y ayudarles a comprender mejor las decisiones financieras que necesitan tomar”.

Mientras, Ignacio Izquierdo, consejero delegado de AVIVA, aputna que “la concienciación sobre cuánto esperan las personas recibir en su retiro les animaría a pensar sobre su planificación de cara a la jubilación. Por ello estamos convencidos de que proporcionar un informe anual sobre pensiones instaría a los consumidores a tomar medidas. Todos los ciudadanos europeos deberían recibir, anualmente, un único informe que les permitiera estimar los ingresos que recibirían de cara a su jubilación y que integrara tanto pensiones públicas, como de empleo y privadas”. Así, añade “animamos a la Comisión Europea, Estados Miembros e industria aseguradora a trabajar juntos para establecer unos estándares mínimos en los informes anuales de pensiones y evitar que los ciudadanos reciban información divergente”.
Fuente: BDS AL, 17/02/12.

En la tercera edad y aún trabajando

febrero 2, 2012

En la tercera edad y aún trabajando

Por Kelly Greene y Anne Tergesen

 

Hace tres años, Rose Marie Meece planeaba retirarse de su trabajo como guía turística en Honolulú, pero la mujer de 78 años decidió permanecer en su empleo después de perder casi la mitad de los US$300.000 que tenía en su cuenta de jubilación durante la crisis financiera.

Desde entonces, ha trasladado lo que queda de sus ahorros a bonos y otras inversiones seguras pero de bajo rendimiento. Las pensiones del Seguro Social y de la Marina, donde trabajó su fallecido esposo, a duras penas cubren su arriendo de US$1.300, así que tiene que seguir trabajando.

Meece forma parte de un creciente número de ancianos estadounidenses que siguen activos en la fuerza laboral o buscan empleo con la esperanza de seguir produciendo hasta cuando puedan. Algunos no planearon bien su jubilación o ganaron sueldos muy bajos que resultaron en pensiones escuálidas. Otros han sufrido pérdidas financieras, mientras que algunos están viviendo más tiempo de lo que imaginaban, por lo que sus ahorros no han sido suficientes parar cubrir gastos cotidianos y médicos.

La tasa de desempleo entre estadounidenses de 75 años o más (que mide la cantidad de gente que está buscando trabajo) es relativamente baja pero el doble de lo que era hace cinco años. Según datos oficiales, la desocupación se ubica actualmente en 5,6%, frente a 2,5% en 2006. En contraste, la tasa de desempleo en Estados Unidos para todas las edades cayó a 8,5% en diciembre, el nivel más bajo en 34 meses, comparado con 4,4% en diciembre de 2006.

Hasta el mes pasado, 1,3 millones de estadounidenses de 75 años o más estaban trabajando, un alza de 25% frente al millón que lo hacía en 2005, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. Ahora, 7,3% de los ciudadanos de la tercera edad tiene empleo, frente a 5,3% hace una década, el nivel más alto desde 1966, según el Centro para la Investigación de la Jubilación de Boston College.

El gobierno estima que para 2018, cerca de 10% de los estadounidenses de 75 años o más estará trabajando o buscando empleo, unos dos millones de personas.

Meece dirige recorridos de diez días por Hawai que incluyen vista de ballenas en Maui y esnórkel en Kona. La guía turística dice que adora el lugar, donde ha vivido por dos décadas.

No todas las personas de la tercera edad que trabajan lo hacen para mantenerse. Una de cada cuatro de 75 años o más que están trabajando tienen un ingreso anual mayor a US$100.000, según Michael Busch, un estudiante de economía de la Universidad Estatal de Míchigan, que usó datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.

Muchas de estas personas que ganan bien son profesionales y propietarios de negocios «que están trabajando porque lo disfrutan», dijo Steven Haider, economista de la Universidad Estatal de Míchigan.

Otros no son tan felices y encuentran que su regreso a la fuerza laboral es agotador. Algunos se quejan de jefes jóvenes exasperantes. Un hombre de 80 años que trabaja en una empresa de telemarketing en Nueva Jersey y que tiene 30 años de experiencia, expresó su frustración con un jefe que está encima todo el tiempo pidiéndole que se «limite al guión».

La nueva tecnología puede ser también desconcertante. El software de oficina ha avanzado de forma significativa, lo que fue una gran sorpresa para una secretaria de Tennessee que se había retirado cuando los faxes eran los reyes de la oficina.

La remuneración de aquellos que regresan al campo laboral no es más alta que el salario mínimo, especialmente para los trabajos abiertos para personas de la tercera edad. Walter Thompson, de 79 años, es cocinero de un programa de distribución de alimentos dirigido a personas que no pueden salir de sus casas en Jewett, Nueva York. Thompson empieza a trabajar a las siete de la mañana y usa un caminador para aliviar el dolor de su espalda. Su jornada se extiende por cinco horas.

Sus hermanos piensan que debería retirarse, pero Thompson dice que no tiene planes de renunciar. Su empleo le representa US$10 la hora, por 25 horas a la semana. Su sueldo y la pensión del Seguro Social lo mantienen a él y a su esposa de 70 años, María, una conductora de bus escolar retirada. La pareja lleva 42 años de casados y no tiene hijos.

Thompson ganó por casi 40 años el salario mínimo como mesero. La pareja pagó la hipoteca de su casa en Windham, Nueva York, pero nunca pudieron ahorrar mucho.

La crisis financiera ejerció presión sobre muchos estadounidenses. Las tasas de interés en las cuentas bancarias se desplomaron por debajo de la inflación, mientras que el derrumbe del mercado inmobiliario borró el capital acumulado y las acciones cayeron.

De 2007 a 2009, el patrimonio de un hogar estadounidense encabezado por alguien de al menos 70 años se redujo 27% a US$529.000, incluyendo el capital hipotecario, calcula Dirk Krueger, economista de la Universidad de Pensilvania. El patrimonio promedio para todos los grupos de edades se redujo 32% a US$378.000 en el mismo período. Para fines de 2010, los patrimonios recuperaron algo del terreno perdido.

Algunos trabajadores que regresan al campo laboral pensaron que el Seguro Social iba a financiar una mayor parte de su jubilación. En 1981, el Seguro pagaba 52% del sueldo que ganaba una persona antes de retirarse. Ese porcentaje se redujo a 39% en 2001 y se espera que siga cayendo.

Costos médicos inesperados descarrilaron la jubilación de Ralph Casado, un ex ejecutivo publicitario de 76 años de Nueva York. Hace ocho años agotó su cuenta de retiro de US$180.000 para cubrir un tratamiento contra el cáncer de próstata, así como cirugías de riñón, rodilla y corazón.

Casado trabaja ahora como profesor adjunto en City University of New York. Gana US$18.000 al año por dos clases, lo que complementa con US$18.000 que recibe del Seguro Social.

«Me preocupa perder mi apartamento o no tener suficiente cobertura médica. Esos son los temores que me mantienen motivado», dijo. «Sólo factores de salud me obligarían a retirarme».

Algunos empleados mayores reciben pago sólo por comisión, como Wayne Polay, de 77 años, que regresó a su trabajo como agente de ventas que busca compradores para pequeños negocios. Le pagan comisión sólo cuando cierra un acuerdo.
Fuente: The Wall Street Journal, 29/01/12.

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