En la tercera edad y aún trabajando

febrero 2, 2012 · Imprimir este artículo

En la tercera edad y aún trabajando

Por Kelly Greene y Anne Tergesen

 

Hace tres años, Rose Marie Meece planeaba retirarse de su trabajo como guía turística en Honolulú, pero la mujer de 78 años decidió permanecer en su empleo después de perder casi la mitad de los US$300.000 que tenía en su cuenta de jubilación durante la crisis financiera.

Desde entonces, ha trasladado lo que queda de sus ahorros a bonos y otras inversiones seguras pero de bajo rendimiento. Las pensiones del Seguro Social y de la Marina, donde trabajó su fallecido esposo, a duras penas cubren su arriendo de US$1.300, así que tiene que seguir trabajando.

Meece forma parte de un creciente número de ancianos estadounidenses que siguen activos en la fuerza laboral o buscan empleo con la esperanza de seguir produciendo hasta cuando puedan. Algunos no planearon bien su jubilación o ganaron sueldos muy bajos que resultaron en pensiones escuálidas. Otros han sufrido pérdidas financieras, mientras que algunos están viviendo más tiempo de lo que imaginaban, por lo que sus ahorros no han sido suficientes parar cubrir gastos cotidianos y médicos.

La tasa de desempleo entre estadounidenses de 75 años o más (que mide la cantidad de gente que está buscando trabajo) es relativamente baja pero el doble de lo que era hace cinco años. Según datos oficiales, la desocupación se ubica actualmente en 5,6%, frente a 2,5% en 2006. En contraste, la tasa de desempleo en Estados Unidos para todas las edades cayó a 8,5% en diciembre, el nivel más bajo en 34 meses, comparado con 4,4% en diciembre de 2006.

Hasta el mes pasado, 1,3 millones de estadounidenses de 75 años o más estaban trabajando, un alza de 25% frente al millón que lo hacía en 2005, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. Ahora, 7,3% de los ciudadanos de la tercera edad tiene empleo, frente a 5,3% hace una década, el nivel más alto desde 1966, según el Centro para la Investigación de la Jubilación de Boston College.

El gobierno estima que para 2018, cerca de 10% de los estadounidenses de 75 años o más estará trabajando o buscando empleo, unos dos millones de personas.

Meece dirige recorridos de diez días por Hawai que incluyen vista de ballenas en Maui y esnórkel en Kona. La guía turística dice que adora el lugar, donde ha vivido por dos décadas.

No todas las personas de la tercera edad que trabajan lo hacen para mantenerse. Una de cada cuatro de 75 años o más que están trabajando tienen un ingreso anual mayor a US$100.000, según Michael Busch, un estudiante de economía de la Universidad Estatal de Míchigan, que usó datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.

Muchas de estas personas que ganan bien son profesionales y propietarios de negocios «que están trabajando porque lo disfrutan», dijo Steven Haider, economista de la Universidad Estatal de Míchigan.

Otros no son tan felices y encuentran que su regreso a la fuerza laboral es agotador. Algunos se quejan de jefes jóvenes exasperantes. Un hombre de 80 años que trabaja en una empresa de telemarketing en Nueva Jersey y que tiene 30 años de experiencia, expresó su frustración con un jefe que está encima todo el tiempo pidiéndole que se «limite al guión».

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La nueva tecnología puede ser también desconcertante. El software de oficina ha avanzado de forma significativa, lo que fue una gran sorpresa para una secretaria de Tennessee que se había retirado cuando los faxes eran los reyes de la oficina.

La remuneración de aquellos que regresan al campo laboral no es más alta que el salario mínimo, especialmente para los trabajos abiertos para personas de la tercera edad. Walter Thompson, de 79 años, es cocinero de un programa de distribución de alimentos dirigido a personas que no pueden salir de sus casas en Jewett, Nueva York. Thompson empieza a trabajar a las siete de la mañana y usa un caminador para aliviar el dolor de su espalda. Su jornada se extiende por cinco horas.

Sus hermanos piensan que debería retirarse, pero Thompson dice que no tiene planes de renunciar. Su empleo le representa US$10 la hora, por 25 horas a la semana. Su sueldo y la pensión del Seguro Social lo mantienen a él y a su esposa de 70 años, María, una conductora de bus escolar retirada. La pareja lleva 42 años de casados y no tiene hijos.

Thompson ganó por casi 40 años el salario mínimo como mesero. La pareja pagó la hipoteca de su casa en Windham, Nueva York, pero nunca pudieron ahorrar mucho.

La crisis financiera ejerció presión sobre muchos estadounidenses. Las tasas de interés en las cuentas bancarias se desplomaron por debajo de la inflación, mientras que el derrumbe del mercado inmobiliario borró el capital acumulado y las acciones cayeron.

De 2007 a 2009, el patrimonio de un hogar estadounidense encabezado por alguien de al menos 70 años se redujo 27% a US$529.000, incluyendo el capital hipotecario, calcula Dirk Krueger, economista de la Universidad de Pensilvania. El patrimonio promedio para todos los grupos de edades se redujo 32% a US$378.000 en el mismo período. Para fines de 2010, los patrimonios recuperaron algo del terreno perdido.

Algunos trabajadores que regresan al campo laboral pensaron que el Seguro Social iba a financiar una mayor parte de su jubilación. En 1981, el Seguro pagaba 52% del sueldo que ganaba una persona antes de retirarse. Ese porcentaje se redujo a 39% en 2001 y se espera que siga cayendo.

Costos médicos inesperados descarrilaron la jubilación de Ralph Casado, un ex ejecutivo publicitario de 76 años de Nueva York. Hace ocho años agotó su cuenta de retiro de US$180.000 para cubrir un tratamiento contra el cáncer de próstata, así como cirugías de riñón, rodilla y corazón.

Casado trabaja ahora como profesor adjunto en City University of New York. Gana US$18.000 al año por dos clases, lo que complementa con US$18.000 que recibe del Seguro Social.

«Me preocupa perder mi apartamento o no tener suficiente cobertura médica. Esos son los temores que me mantienen motivado», dijo. «Sólo factores de salud me obligarían a retirarme».

Algunos empleados mayores reciben pago sólo por comisión, como Wayne Polay, de 77 años, que regresó a su trabajo como agente de ventas que busca compradores para pequeños negocios. Le pagan comisión sólo cuando cierra un acuerdo.
Fuente: The Wall Street Journal, 29/01/12.

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