Las transmisiones pirata de fútbol, otra variante de Ciberdelito

abril 22, 2025

Piratas en el fútbol: la guerra sin cuartel contra las transmisiones ilegales, pérdidas millonarias y las complicaciones en Argentina

LaLiga de España estima que cada año deja de ganar 700 millones de euros. Los mecanismos que se usan para bloquear a los infractores. Por qué preocupa y mucho lo que ocurre en Argentina.

Por Martín Voogd.

Fútbol libre, una Aplicacion pirata.

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Parece un juego inocente. Pero lejos está de serlo. Ver eventos deportivos a través de transmisiones ilegales provoca un daño enorme y convierte, además, a los telespectadores en víctimas -y también en cómplices- de un delito de larga escala. Y no se trata de una exageración. Porque, más temprano que tarde, todos pierden. Salvo los piratas que por ahora siempre salen victoriosos. Por ahora, claro… En esa lucha denodada, como muchas organizaciones de la industria del entretenimiento, está involucrada LaLiga de España, que sufre el impacto de la falta de regulaciones a nivel mundial contra el fraude audiovisual y lo dimensiona con un número que paraliza: estiman que las pérdidas rondan entre los 600 y los 700 millones de euros por año.

Los principales damnificados son los clubes. Se trata de una cuenta directamente proporcional. Ante una ganancia inferior, el reparto de dinero también es menor entre los participantes de la Primera y la Segunda División de España. Pero no son los únicos perjudicados. Es que el fútbol base -al que LaLiga debe destinar el 2,5 por ciento de sus beneficios- y los atletas olímpicos -el 1,5 por ciento de lo embolsado ayuda a financiar al Consejo Superior de Deportes de España– también ven recortados sus ingresos. Lo mismo ocurre con el fisco que, obviamente, deja de recaudar ante la menor cantidad de ingresos.

Son estimaciones, claro. Nadie garantiza que aquel que actualmente no paga por el contenido se convierta automáticamente en suscriptor ante la imposibilidad de acceder al contenido en forma irregular. Pero sirven para comprender el por qué de la enorme preocupación que despierta en el organismo conducido por Javier Tebas.

Como contrapartida, los cibercriminales no paran de ganar. En 2022, de acuerdo a diferentes estudios, sus acciones por fuera de la ley movieron cerca de 7 billones de euros. Sí, leyó bien: doce ceros detrás del 7. Es un negocio inmenso que tiene también una altísima tasa de impunidad. ¿Por qué? Resulta muy complejo, más allá de los nombres conocidos por todos, identificar los responsables de los sitios y de los canales ilegales. Además son delitos nuevos que en muchos países ni siquiera forman parte de las actualizaciones de los añejos códigos penales. Así casi nadie paga las consecuencias.

Ojo, no se trata de un padecimiento exclusivo de LaLiga. En la misma pelea andan la Premier League, la NBA, la NFL y la UFC, entre otras organizaciones deportivas que no son otra cosa que jugadores fuertes del entretenimiento mundial. Son los dueños de los derechos y ven cómo otros los usufructúan sin pausa y sin castigo. Algo similar padecen las cadenas televisivas y las OTT que adquieren esos derechos para su retransmisión. Las pérdidas son cuantiosas.

Claro que no se quedan de brazos cruzados. Los dueños de los derechos trabajan en conjunto con los broadcasters para frenar esta sangría. Pero no es sencillo. Entienden que los cibercriminales no están solos. Porque las plataformas ilegales de streaming cuentan con la complicidad de diversos actores que conforman un ecosistema muy complejo y que hoy en día poco y nada hacen para frenar a la piratería. Porque el delito no sería posible sin la colaboración de los hostings que alojan a las páginas web, de los proxys que enmascaran las IP, los motores de búsqueda, los canales de distribución -redes sociales, sitios webs y hasta aplicaciones de mensajería-, los sistemas operativos, incluidas las tiendas de aplicaciones, y hasta los proveedores de internet.

“Es verdad que las mafias iniciales, los que cuelgan un partido, son el problema. Pero Google, Cloudflare y en menor medida X (la ex Twitter), son partícipes necesarios para que se consume el delito y LaLiga no va a parar hasta que vayan a la cárcel y yo soy muy testarudo. A los de Google les dije: un día van a bajar (en el aeropuerto) a un país y su CEO va a ir preso, estamos dando batallas en todos los países”, advirtió Tebas, a finales de 2024, para visibilizar la problemática en una charla con Clarín.

Javier Tebas, presidente de LaLiga de España.

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LaLiga tiene su cuartel general en el cotizado barrio Arturo Soria, en Madrid, pegadito a la autopista M30 y a unos cuatro kilómetros a pie del estadio Santiago Bernabéu y su nueva fachada de nave espacial. Allí, en sus oficinas en la Ciudad Lineal, armó un War Room donde el equipo de Operaciones Antifraude monitorea cada fin de semana el accionar de la piratería con tecnología desarrollada por ellos mismos y con ayuda de la inteligencia artificial. Y la combate en forma instantánea a través acciones judiciales -tanto civiles como penales- y también con bloqueos dinámicos y denuncias contra las IPTV más populares, como el caso de MagisTV, hoy muy difundida en Argentina.

«Nosotros hemos desarrollado un pool de soluciones tecnológicas in-house que nos permite capturar mucha información en internet para detectar si se están retransmitiendo nuestros contenidos. Esa información se analiza, se verifica y se solicita la eliminación de aquellos que están cometiendo el delito. Del otro lado, no obstante, tenemos también a grandes organizaciones y a equipos que están aplicando contramedidas a nuestra medida. Entonces, para nosotros es muy importante estar vigilando qué es lo que está ocurriendo y poder conocer qué es lo que están haciendo por su lado», explica José Ignacio Carrillo, Global Content Protection de LaLiga, en diálogo con Clarín.

Se trata de una guerra sin cuartel. Es que, como reza el refrán, hecha la ley, hecha la trampa. Apenas LaLiga logra bloquear una IP que retransmite un partido de fútbol en forma ilegal, los piratas ya tienen bajo la manga una o más IP para volver a subir la señal. Porque lejos están de ser benefactores. No son una especie de Robin Hood tecnológico que libera contenidos pagos a quienes no pueden acceder a ellos sin quedarse sin ningún botín. Todo lo contrario. Recaudan millones y millones a través de las publicidades programáticas que se disparan. Y el negocio no termina allí. También embolsan millones y millones gracias a la ignorancia -o el apuro- del espectador cautivo. Es que a través de un malware están a un clic de acceder a todos los datos que están almacenados en sus dispositivos personales. Nada es gratis en el vida. Puede resultar carísimo. Al igual que las multas que ya empezaron a recibir los usuarios finales en España, que alcanzan los 450 euros.

La portada de RojaDirecta, un sitio ilegal que fue bloqueado.

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El caso de Argentina, justamente, es uno de los que más preocupa a LaLiga. Es que en España y en otros países de Europa ya existe jurisprudencia y eso ayuda a la inmediatez de los bloqueos dinámicos a los IP infractores. Apenas son detectados en el War Room se los puede denunciar a los proveedores de internet para que automáticamente sean dados de baja. En Brasil, luego de un trabajo conjunto con la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (ANATEL) están a punto de implementarlo. En nuestro país, en cambio, todavía no se pueden llevar adelante. Se bajan las transmisiones piratas través de otros métodos que no son tan eficaces -bloqueo de DNS-, sobre todo teniendo en cuenta que los cibercriminales siempre están un paso adelante y listos para subir otra señal.

«En Argentina los procedimientos son lentos. Es decir, yo tengo que solicitar un procedimiento penal y necesito que un juez me otorgue una medida de acción. Eso lleva tiempo. Luego el principal problema que veo es que las medidas no son dinámicas. Eso nos impide actuar al mismo tiempo que el que el pirata está cambiando la dirección IP o está creando un dominio nuevo. Entonces eso es un problema para nosotros. Ahí lo que nosotros requerimos es agilidad. A día de hoy nosotros estamos bloqueando y estamos enviando contenido a bloquear, pero eso no es en vivo y en directo», detalla Carrillo.

Es por eso que desde LaLiga vienen trabajando con ENaCom, el organismo público que regula las comunicaciones en Argentina, y con la justicia para poder emplear la herramienta de los bloqueos dinámicos. La explicación es sencilla: son batallas que duran los 90 minutos que se juega cada partido. Antes o después, nada sirve.

Fuente: clarin.com, 18/04/25


Las aplicaciones de streaming pirata son aplicaciones que permiten acceder a contenido de entretenimiento (películas, series, TV en vivo) sin necesidad de pagar una suscripción o licencia, lo que puede ser ilegal. Una opción popular es Stremio, que permite organizar contenido de diferentes fuentes. Otras opciones mencionadas incluyen Crunchyroll y RTVC Play, que ofrecen contenido gratuito. Plex es otra alternativa que permite organizar y transmitir contenido desde una biblioteca personal o de Internet. 

Es importante tener en cuenta que el acceso a contenido a través de este tipo de aplicaciones clandestinas puede implicar riesgos legales y de seguridad. Es recomendable optar por servicios de streaming legítimos y legales que ofrecen contenido de calidad y seguridad. 


Más información:

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El ciberdelito, también conocido como delito informático, son todas las actividades ilegales que se cometen utilizando computadoras, redes o dispositivos en red. Esto incluye una amplia gama de delitos, desde estafas y robo de datos hasta ciberacoso y ataques a sistemas informáticos. 

Tipos de ciberdelitos:

  • Estafas y fraudes: Phishing, vishing, smishing, pharming, y otras formas de engaño para robar información personal o financiera. 
  • Robo de identidad: Suplantación de identidad en línea, utilizando datos personales robados para acceder a cuentas o cometer otros delitos. 
  • Ataques a sistemas informáticos: Hackeos, virus, malware, ransomware y otros ataques que pueden comprometer la seguridad de redes y dispositivos. 
  • Ciberacoso: Acusaciones en línea, difamación, acoso sexual o acoso en general a través de plataformas en línea. 
  • Robo de datos personales: Obtención ilegal de información privada, como datos de tarjetas de crédito, información bancaria, correos electrónicos, etc. 
  • Delitos contra la propiedad intelectual: Piratería de software, robo de contenido digital, violación de derechos de autor, etc. 
  • Delitos contra la Administración Pública: Ataques a sistemas informáticos gubernamentales, robo o alteración de datos oficiales, etc. 
  • Delitos económicos: Estafas online, lavado de dinero a través de internet, fraude fiscal, etc. 

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El impacto de Netflix en la TV

enero 23, 2017

¿Es Netflix una churrería de series? Sí, pero es que ellos quieren ser churreros

Por Adriana Izquierdo.
netflix

Seguro que alguna vez te ha pasado que le das a play a una serie que está en el catálogo de Netflix y te sorprendes cuando sale eso de “Netflix originals”. Pero, ¿esta es de Netflix? Lejos quedan los días en los que la compañía anunciaba su intención de estrenar un título nuevo cada dos semanas. Estar a la cabeza de la revolución de la globalización de los contenidos televisivos («televisivos», pero dejemos el debate sobre ciertos términos referidos al medio de difusión para otra ocasión) va acompañado de una presión constante de mantenerse a la altura y saber evolucionar con los cambios que uno mismo ha provocado.

Al cierre de 2016 Netflix ha alcanzado los 93,8 millones de suscriptores en todo el mundo, de los cuales aproximadamente el 47% proceden de mercados fuera de Estados Unidos. Con datos y crecimientos tales, es comprensible que otras grandes marcas de mercado norteamericano cuyos beneficios se nutren principalmente de suscripciones (cable y streaming) reaccionasen a este crecimiento.

A Netflix no le importa la masa, los gruesos de audiencia, le interesa el espectador a nivel individual, tanto para captarle como para mantenerle mes a mes.

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HBO, que hacía no mucho aseguraba que jamás crearía un servicio de streaming independiente, no sólo tuvo que bajarse de la burra, sino que se ha visto empujada a una expansión internacional para aumentar su cartera de clientes.

No es todo producto de Netflix. La mejora de las bandas anchas y otros avances tecnológicos, el cambio en los hábitos de consumo y la evolución de ellos con las nuevas generaciones van de la mano cuando buscamos el origen de esta explosión de la televisión IP. Sean cuáles sean los motivos, el hecho es que las suscripciones al cable premium americano han disminuido drásticamente.

Previo a esta revolución ya existía un encendido debate por el precio de los paquetes de cable, que se ve muy afectados por canales deportivos que van impuestos y encarecen mucho el precio total. De hecho ESPN, canal deportivo que tanto se beneficiaba de los paquetes, es ahora el más perjudicado. Nielsen reportó una caída de casi 700.000 suscriptores de octubre a noviembre de 2016.

Familias con TV de pago.
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Familias con TV de pago
televisión ip

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Las quejas sonaban cada vez más en un momento en el que Netflix ofrecía un buen catálogo a bajo precio y, tiempo después, incluso HBO ofrecía su plataforma de streaming por 15$ al mes. El resultado se aprecia en las tablas sobre estas líneas, datos de Nielsen que muestran cómo está disminuyendo el número de unidades familiares con televisión de pago y el aumentando las familias que sólo tienen televisión IP.

Con este panorama es comprensible que las consecuencias se precipiten. Los proveedores de contenidos están moviéndose en muchas direcciones. Algunos abren sus propias plataformas a la vez que detienen la venta de derechos a terceros como Netflix o Amazon. Otros, canales pequeños que hasta ahora habían arriesgado poco o nada en producción original se animan ante la perspectiva de poder amortizarlo gracias a esa venta de derechos.

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Las cadenas que dependen de su parrilla y la publicidad son más pacientes con los números, conscientes de que el visionado en diferido puede ofrecerles una idea más ajustada a la realidad de cuántos espectadores van asociados a un título. Si bien no le sacan beneficio en su emisión en directo siempre pueden utilizar esos números para ventas internacionales o a otras plataformas.

Plataforma global, no de masas

Atlas Hj9jb 6il 2xLa curva de número de suscriptores en todo el mundo

Que cadenas pequeñas produzcan ficción y cadenas grandes no cancelen series sin mucha audiencia es positivo para Netflix, que necesita títulos de catálogo para hacer bulto y para mantener a sus suscriptores mes a mes. Porque esa es la clave del servicio. A Netflix no le importa tanto la masa, los gruesos de audiencia. Le interesa el espectador a nivel individual, tanto para captarle como para mantenerle mes a mes.

A efectos de beneficio, a Netflix le es indiferente que un suscriptor vea ‘Stranger Things’ o una serie infantil para prescolares.

Por ese motivo resulta curioso que haya tantas consultoras y analistas de mercado que emplean dinero y esfuerzo en encontrar metodologías que les permitan ofrecer datos sobre el número de espectadores que se asoman a las series de Netflix en un determinado periodo de tiempo (generalmente dentro del primer mes, lo que algunas han llamado Live+35).

Cuando publican los estudios suelen exponerse de forma comparativa con los datos que obtienen ficciones emitidas en otras ventanas o plataformas. «Jessica Jones sólo ha hecho 9,3 millones de espectadores, un 4,52 en demos». Resulta hasta cómico que se empeñen en comparar los datos de Netflix cuando la estrategia y el sistema de financiación es completamente distinto.

Ahora mismo hay casi 94 millones de personas que pagan mínimo 8 dólares al mes. A efectos de beneficio, a Netflix le es indiferente que estén viendo ‘Stranger Things’ o una serie infantil para prescolares. Sobre todo, las demos [1] son irrelevantes aquí. Lo vital es mantener; que siempre haya algo en el catálogo que haga que los suscriptores permanezcan un mes más. Y captar, claro.

[1] Las demos es el porcentaje de espectadores con respecto a la población total que están viendo un programa de televisión y que pertenecen a la franja de edad de los 18 a los 49 años. Una franja que, por cierto, podríamos argumentar que se ha quedado obsoleta

Esas cifras sí pueden ser interesantes para otras consideraciones. Para conocer al espectador, por ejemplo. Netflix no comunica las cifras de visionado pero lo que sí publica son estudios que investigan el comportamiento de sus suscriptores. Es ya muy conocida la historia del origen de ‘House of Cards’, que nació como resultado de su Big Data y el arriesgar con un producto que sobre el papel podía interesar a sus clientes.

Netflix sabe cuántos capítulos vemos de seguido, cuál suele ser el comportamiento después de acabar una serie (ver una película). Recoge datos sobre cuántos acaban los primeros capítulos, cuántos acaban las temporadas completas y cuánto tardan sus suscriptores en acabar una serie de X horas.

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El ratio coste-felicidad

Eficiente significa aquí que consigamos el mayor número de felicidad por cada dolar gastado. Hay una métrica muy compleja detrás, pero lo que se intenta medir es la felicidad entre los miembros de Netflix. Cuánto aumentará esa felicidad si Netflix adquiere los derechos de ‘Mad Men’ vs. Sons of Anarchy’.

Ese estudio de mercado y sociológico se aplica cuando han de tomar decisiones respecto a qué producciones propias aprueban o de qué latas deciden adquirir los derechos de distribución. Todos esos datos de visualización son la clave para una plataforma que busca los contenidos más eficientes para ellos, como decía John Ciancutti, el anterior vicepresidente de Ingeniería de Producto de la compañía.

Buscamos esos títulos que nos ofrecen mayor ratio de visionado en relación a lo que cuesta la licencia. Esto también significa que optaremos por no renovar o mantener algunos títulos que no atraen suficientes visionados en relación al coste.

Esta cita es de Jenny McCabe, Directora de Relaciones Globales de Medios. Explica de una forma menos romántica lo que define a una marca que está lejos de buscar una imagen que signifique cierta garantía de calidad. No. En Netflix son comerciales. Ofrecen mucho y variado, y venden la garantía de que cuando acabes uno de sus títulos tendrás otro ajustado a tus gustos para ver después. No importa si la mayoría de las películas que financian son mediocres si ese ratio coste-felicidad resulta en positivo.

David Wells, director de finanzas de la compañía, declaró recientemente que el nuevo objetivo de Netflix era llegar al 50% del contenido propio. Esto incluiría tanto sus títulos puramente originales como aquellos de los que adquiere distribución internacional en exclusiva.

Con el mercado tan revuelto y con tantas cadenas y plataformas buscando su hueco Netflix no puede confiar en que podrá mantener el grueso de un catálogo que depende de que competidores directos le vendan licencias por lo que el contenido propio es la vía más lógica de mantener su promesa de ofrecer siempre contenido atrayente para cada uno de sus suscriptores.

Netflix está ahora en una posición privilegiada, con cantidades ingentes de ingresos para reinvertir en más compras. De hecho, a golpe de talonario está sobrepujando por derechos y licencias a un nivel que otros distribuidores no pueden competir y que ven cómo sus series se marchan.

Ha ocurrido con la producción de ‘Black Mirror’ y la distribución internacional de ‘Sherlock’, por ejemplo, que en España tenía TNT hasta que Netflix adquirió los derechos. Su modelo de negocio permite además atraer a creadores potentes a los que se les ofrece cierta libertad creativa además de acuerdos de producción por una o incluso más temporadas de golpe.

Una burbuja que explotará

Peak TvEvolución del número de ficciones originales.

En un estudio reciente de los que publica cada año FX Networks Research se estima una producción de 500 títulos de ficción en 2017 entre todos los proveedores de contenidos en Estados Unidos (a saber, las cadenas en abierto, el cable premium y básico, los servicios de streaming tipo Amazon, Netflix y Hulu, y otras plataformas como Vimeo, Playstation o Youtube). Los expertos creen que esto es insostenible y que en unos años la burbuja explotará. De hecho, el presidente de FX afirmó el pasado verano que creía que ese momento llegaría en 2019.

Lo cierto es que hay “demasiadas” series. Cualquiera diría que es algo bueno para el consumidor que haya tanta oferta y tanta competencia, además de tanta variedad de producto, pero todo tiene un lado oscuro. Llega un punto en el que esa serie diferente que puede interesar a un número reducido de personas, esa joya para todos o incluso títulos más accesibles que ofrecen buen entretenimiento se pierden en la masa. Es muy difícil conseguir visibilidad por parte de los proveedores y aún más elegir a qué propuesta asomarse cuando hay tantos títulos que llaman la atención de cada espectador.

Por otra parte, el éxito de algunas series es ahora muy efímero. El hecho de que las temporadas se pongan a disposición en Netflix al completo ha sido una de las claves del éxito de la plataforma, pero también condena en cierto modo la conversación. Cada espectador va a su ritmo y la validez de la discusión sobre una serie se agota rápido porque en dos semanas hay que pasar al siguiente bombazo.

La validez de la discusión sobre una serie se agota rápido porque en dos semanas hay que pasar al siguiente bombazo.

Ese sistema no funciona igual para todo tipo de historias, y de hecho estamos viendo (y algunos criticando) cómo esa fórmula ha afectado a la narrativa de las series.

En el comunicado de Netflix sobre su 2016, los responsables reafirmaban su confianza en el modelo declarando que estaban convencidos de que HBO acabará poniendo sus series del tirón. No hay que ser Nostradamus para darse cuenta de que la televisión a la carta es algo que ya ha cuajado (de ahí el cambio de parecer de Netflix con respecto al visionado offline) por cómo están evolucionando las formas de consumir de las generaciones que vienen; sobrinos cuyo consumo de vídeo procede mayormente de Youtube y series con un modelo como el de ‘Skam’ [2] que triunfan internacionalmente.

[2] Skam es una serie juvenil noruega atrevida y valiente que se ha atrevido con un sistema de emisión muy particular. La publicación del contenido se ajusta a la narrativa de la serie; esto es, si tres protagonistas se van de fiesta por la noche, el vídeo se publica a la hora que corresponde, en este caso el sábado por la noche. Si van a clase, esa secuencia se puede ver un martes por la mañana. La cadena recoge todos los fragmentos y los convierte en un capítulo al uso que emite al final de la semana.

Quedan pendientes también algunas batallas muy importantes, como la que tendrán los mercados locales contra el poderío presupuestario de Netflix. Su expansión internacional ha llevado a algunas regiones a plantear la posibilidad de legislar la presencia de la compañía en su país y obligarle a invertir un % de sus beneficios en los mercados locales donde opera al igual que ocurre en España, por ejemplo, con las televisiones privadas.

Netflix ha ido por delante en esta revolución de los contenidos y el modelo de distribución, no sólo en cuanto a la relación con el espectador sino también con respecto a la industria global. Su situación actual es producir series como churros y adquirir derechos exclusivos de forma masiva para seguir atrayendo nuevos clientes y, sobre todo, tener algo nuevo que ofrecer a cada uno de sus suscriptores actuales. Será interesante ver cómo reaccionan si explota la burbuja, pero de momento Netflix es una churrería de series originales; y como churreros no les va nada mal.

Fuente: xataka.com, 23/01/17.

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