WhatsApp, Facebook e Instagram sufren una caída generalizada en todo el mundo
Los problemas han comenzado hacia las 17.00, hora española. La compañía afirma que trabaja para restablecer la normalidad lo antes posible
Los servicios de Facebook, Instagram y WhatsApp están sufriendo este lunes una caída generalizada, que afecta a varios países, entre ellos España, Estados Unidos, Reino Unido o Francia, según se constata en la página especializada Downdetector. Según algunos expertos podría deberse a problemas de DNS, el sistema de nombres de dominio de internet. EL PAÍS se ha puesto en contacto con Facebook, propietaria también de Instagram y WhatsApp, pero de momento no ha recibido una explicación sobre el motivo del fallo.
En un mensaje en Twitter, Andy Stone, responsable de comunicación de Facebook, ha afirmado: “Somos conscientes de que algunas personas tienen problemas para acceder a nuestras aplicaciones y productos. Estamos trabajando para que todo vuelva a la normalidad lo antes posible y pedimos disculpas por cualquier inconveniente”. Las cuentas de Facebook y WhatsApp en Twitter replicaban el mismo mensaje.
Los problemas han comenzado poco después de las cinco de la tarde, hora peninsular española, en torno a las once de la mañana en Washington, y han impedido el funcionamiento por completo de las tres aplicaciones: no se podía actualizar la información ni enviar o recibir mensajes. Downdetector, que registra los comentarios de los usuarios cuando falla alguna plataforma en internet, ha recogido desde la caída quejas procedentes de al menos 45 países.
John Graham-Cumming, jefe de Tecnología de Cloudflare, una célebre empresa de servidores en la nube, ha detectado hacia las 17.50 (hora española) cómo Facebook desaparecía de internet: cuando alguien escribe facebook.com en su navegador, el sistema de nombres de dominio (DNS en sus siglas en inglés) no sabe dónde dirigirse porque la ruta ha cambiado y no reconoce una nueva. Ese parece el problema que define esta larga caída.
Alrededor de 16.000 personas han publicado mensajes sobre los problemas con los diferentes servicios. El 43% de los usuarios de WhatsApp se quejaba de problemas de conexión; un 29%, de problemas para enviar o recibir mensajes y el 28%, de problemas con toda la aplicación. En el caso de Instagram, al 36% de los usuarios no le funcionaba nada dentro de la aplicación. El 33% se quejaba de problemas con el servidor y el 31%, de dificultad para cargar el contenido.
Los servicios de realidad virtual de Facebook también se han visto afectados por la caída.
Un periodista del New York Times ha hablado con varios empleados de Facebook en Palo Alto y tampoco funcionan las herramientas internas de comunicación de la compañía: “Es como un día de nevada”, dicen.
Un sistema vulnerable
El pasado 22 de julio, un fallo en los servicios de la compañía estadounidense de servicios en la nube Akamai provocó interrupciones en el servicio de compañías como Airbnb, plataformas de videojuegos como Playstation Network o Steam, aerolíneas como Delta Air Lines, cadenas de distribución como Costco Wholesale, servicios financieros como American Express, además de numerosos bancos como BBVA, o medios de comunicación como EL PAÍS, entre otros.
Más aparatoso fue el fallo global en la red de distribución de contenidos Fastly que el 8 de junio dejó fuera de juego a miles de páginas de todo el mundo. Sitios como los de Amazon, EL PAÍS, The New York Times, Twitch, Financial Times o Reddit sufrieron problemas y en algunos casos permanecieron inaccesibles para sus usuarios durante casi una hora. Al día siguiente, Fastly explicó que la acción inocente de un cliente activó un error de software que permanecía oculto en un programa informático y causó la caída generalizada.
Estos incidentes ―como la caída de los servicios de Google el pasado diciembre― han puesto en evidencia la vulnerabilidad de las conexiones digitales y la debilidad del sistema sobre el que se asienta el funcionamiento de la red en un momento en el que empresas y usuarios dependen más que nunca de ellas por el teletrabajo.
Un país africano pone un impuesto a Whatsapp y Facebook para «parar con los chismes»
Consideran que el pago del tributo resulta necesario para ayudar a pagar su creciente deuda nacional. Qué esconde la medida.
El pretexto del tributo, según el presidente Yoweri Museveni, no es otro que «parar con los chismes» que se generan habitualmente en los servicios de mensajería. .
La República de Uganda, un país de más de 40 millones de habitantes con abundante fauna y aves poco comunes, anunció que comenzará a implementar un impuesto insólitosobre los servicios de mensajería más populares.
La ley que contempla este particular tributo entrará en vigencia el 1 de julio. El cargo impone una suma diaria de 200 chelines (1,33 pesos argentinos) a las personas que utilizan a diario las plataformas de mensajeríacomo Facebook, WhatsApp, Viber y Twitter.
Este nuevo Proyecto de Ley de Impuestos Especiales también impondrá otros impuestos, incluido un gravamen del 1% sobre el valor total de las transacciones de dinero móvil.
El ministro de Finanzas del estado, David Bahati, dijo al parlamento que los aumentos de impuestos eran necesarios para ayudar a Uganda a pagar su creciente deuda nacional.
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni. (Foto: AFP)
No obstante, la medida generó dudas entre expertos y al menos un importante proveedor de servicios de internet sobre cómo se implementará un impuestodiario sobre las redes sociales.
Uganda cuenta con 23,6 millones de suscriptores de telefonía móvil en el país, pero solo 17 millones tienen acceso a internet, según reveló Reuters.
Por todo esto, no está claro cómo las autoridades podrán identificar a los ugandeses que utilizan las redes sociales.
La sospecha: el control de las redes
El interés de Yoweri Museveni en torno a una ley de redes sociales se remonta a marzo pasado. En esa oportunidad le había escrito una carta al ministro de Finanzas, Matia Kasaija, presionando para que los ingresos recaudados por este impuesto ayudarían al país a «lidiar con las consecuencias de olugambo (chismes, en castellano)».
Aunque argumentó que no debería haber cargos sobre los datos de internet, ya que resultan útiles para «fines educativos, de investigación o de referencia».
Sin embargo, los críticos del mandatario dijeron en ese momento que la ley restringiría la libertad de expresión.
WhatsApp, el mensajero más popular de internet. .
Por su parte, Kasaija desestimó las preocupaciones de que la nueva ley podría limitar el uso de internet por parte de las personas.
«Estamos buscando dinero para mantener la seguridad del país y extender la electricidadpara que las personas puedan disfrutar de más medios sociales, más a menudo, con mayor frecuencia», dijo a Reuters en marzo.
Las redes sociales se convirtieron en una herramienta políticaimportante en Uganda tanto para el partido gobernante como para la oposición.
Tal es así que el acceso a las plataformas se cerró durante las elecciones presidenciales de 2016. Por aquel entonces, el presidente Museveni insistió en que se hizo para «dejar de difundir mentiras».
WhatsApp: cuáles son los riesgos de usar grupos públicos y qué datos dejan al descubierto
Durante las últimas semanas, el escándalo de Cambridge Analytica puso a Facebook en el punto de mira de sus usuarios más críticos.
Uno de ellos es Brian Acton, uno de los fundadores de WhatsApp, que se sumó a una campaña para animar a los internautas a eliminar la plataforma de Mark Zuckerberg: “Ha llegado el momento. #deleteFacebook (borra Facebook)“, declaró en Twitter.
Sin embargo, ahora es su servicio el que ha despertado alarmas sobre la privacidad y la exposición de datos.
Un estudio de los investigadores Kiran Garimella, de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (Suiza) y Gareth Tyson, de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) así lo demuestra. En seis meses, los especialistas lograron extraer sin dificultad información de 45.794 personas. Para ello, leyeron cerca de medio millón de mensajes que fueron enviados a 178 grupos públicos. Por definición, cualquier grupo que se crea en WhatsApp es privado. Pero su administrador (o administradores) pueden hacerlo público a través de una opción que se llama “Enlace de invitación de grupo” En ese momento, los miembros del grupo reciben una notificación automática. En su sitio web, WhatsApp recomienda lo siguiente sobre la utilización de esa opción: Importante: Usa esta función con gente de confianza. Es posible que alguien reenvíe el enlace a otra persona. Si esto sucede, esa persona también podrá unirse al grupo. En ese caso, el administrador del grupo no necesitará aprobarlo.
Los científicos tuvieron acceso a números de teléfono, fotos de perfil, videos, documentos, enlaces a sitios web y comentarios, además de la ubicación de los usuarios. Y en ningún caso comprometieron las normas de la plataforma. Y es que la popular aplicación —tiene más de mil millones de usuarios activos cada día— almacena toda la información que le proporcionan sus usuarios en la base de datos local del dispositivo que utilizan. El problema es que aloja la clave para descifrar los datos en ese mismo lugar, la memoria RAM. Los investigadores accedieron a esos grupos usando un “viejo” teléfono Samsung y ejecutaron una serie de códigos aparentemente fáciles de implementar, aprovechándose de un “error de diseño”. El proceso, aseguran, requiere “poca intervención humana”. WhatsApp ha defendido desde su creación el cifrado de extremo a extremo, una encriptación única no necesita crear chats secretos o especiales para proteger la privacidad, y que evitaría que terceros puedan acceder a datos privados.
WhatsApp y Facebook sancionados por mal uso de información de sus usuarios
La Agencia Española de Protección indicó que los usuarios nuevos en la plataforma de mensajería instantánea no tienen la opción de negarse a que sus datos sean cedidos a Facebook.
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La Agencia Española de Protección (AEPD) impuso una multa de 300.000 euros a Whatsapp y a Facebook tras considerar que la política de privacidad de los servicios que ofrecen no se ajustan a la normativa vigente.
La empresa alegó que la infracción impuesta a Whatsapp se hizo por haber suministrado información a Facebook sin el consentimiento de los usuarios.
En 2016, Whatsapp realizó un cambio en la política de privacidad y autorizó compartir información de las personas con Facebook sin ofrecer a los usuarios la opción de mostrar su negativa.
AEPD indicó que los usuarios nuevos en Whatsapp no tienen la opción de negarse a que sus datos sean cedidos a Facebook para fines publicitarios.
“Facebook destina esos datos a su propia finalidad publicitaria y de mejorar sus productos así como para otras finalidades, por lo que requiere de un consentimiento libre, específico e informado de los usuarios para tratar esos datos”, se lee en un comunicado de la agencia.
Más Seguridad: ¿Cómo habilitar la doble verificación de WhatsApp?
Con esta nueva función de la doble verificación podrás incrementar la seguridad de tu aplicación y de los datos que allí almacenas.
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En noviembre del año pasado WhatsApp anunció la verificación en dos pasos en la versión beta, pero ahora es cuando finalmente ha llegado a todos los usuarios.
Activarla es muy sencillo, y nos da una capa extra de seguridad contra la probable “curiosidad” de quienes pretendan leer nuestras conversaciones.
Lo que hace esta función de doble verificación es agregar una segunda contraseña de entrada. Hasta hoy, WhatsApp se vinculaba a un número de teléfono solicitándonos un código que la misma aplicación envía por SMS o a través de una llamada.
Si alguien nos “clona” la tarjeta SIM o se apodera de nuestro ‘smartphone’ desbloqueado puede instalar WhatsApp en otro dispositivo y habilitarla recibiendo un nuevo SMS. Con la doble verificación, se añadirá un código de 6 dígitos que cada usuario tiene que elegir.
Así entonces, cada vez que instalemos la aplicación necesitaremos introducir ese código, que además será solicitado de vez en cuando para mayor seguridad. Puede resultar molesto tener que introducirlo cada cierto tiempo, pero sin duda tendremos más protegida nuestra información.
¿Cómo activar la verificación en dos pasos?
Para habilitar esta función solo hay que seguir las siguientes indicaciones:
Abre WhatsApp e ingresa en Configuración
Entra al menú Cuenta y selecciona Verificación en dos pasos
Selecciona Activar
La aplicación te irá indicando. Debes determinar un número de 6 cifras y suministrar una dirección de correo electrónico para su recuperación en caso de que se te olvide. Aunque esto último no es obligatorio, sí es muy aconsejable porque te puedes quedar varado si es una nueva instalación y no has recibido el código por SMS.
Esta opción comenzará a llegar de forma gradual a todos los usuarios. Si todavía no aparece en tu móvil espera un momento e intenta actualizar WhatsApp cuando veas que la nueva versión esté disponible en la tienda de aplicaciones.
Todas las mejoras que WhatsApp acaba de añadir en iOS
Por Manuel Moreno.
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Si utilizas WhatsApp en un iPhone, habrás podido comprobar hoy que la aplicación se ha actualizado.
Es muy posible que te hayas dado cuenta de que el botón de “enviar” ha cambiado. De hecho, recuerda mucho al de Telegram y ha provocado las quejas de muchos usuarios en las redes sociales.
Algunas de las nuevas funcionalidades imitan a las que incorporan otras apps como Snapchat
Pero además de ese cambio de diseño (y alguno más, como la ubicación de la foto y el nombre del contacto con el que se está hablando en una conversación de chat, que ya no se encuentra centrado sino ligeramente hacia la izquierda), la aplicación ha incorporado algunas funcionalidades interesantes.
Lo cierto es que ya las habíamos adelantado hace unas semanas y, además, los usuarios de Android ya podían disfrutarlas, pero llegan ahora a la versión 2.16.12 de la app de mensajería instantánea del sistema operativo iOS.
Ahora podemos añadir emoticonos y texto a las fotografías y los vídeos que compartimos en WhatsApp. Incluso podemos dibujar sobre ellos escogiendo el grosor del trazo y también el color, el tipo de letra…
También se incorporan filtros nativos en WhatsApp, que ahora permite pixelar las imágenes o quitarles el color, por ejemplo. Con estas novedades, WhatsApp trata de parecerse más a Snapchat e imitar algunas de sus funcionalidades más aceptadas por los usuarios.
Sin embargo, no son las únicas. Por ejemplo, WhatsApp ahora también permitirá a los administradorse de los grupos que envíen enlaces de invitación para que nuevos contactos puedan añadirse a ellos.
Además, WhatsApp también añade un flash frontal a su aplicación nativa de cámara para poder tomar imágenes en condiciones de baja iluminación, sobre todo selfies.
La Unión Europea prepara mano dura para las aplicaciones de chat
Servicios en línea como Skype y WhatsApp podrían ser sometidos a las mismas normas que rigen a las empresas de telecomunicaciones tradicionales.
Por Sam Schechner en París y Stu Woo en Londres.
La pelea entre empresas tecnológicas y de telecomunicaciones tradicionales sigue esta semana en Europa.
Algunas de las mayores empresas de telecomunicaciones del mundo se preparan para ganar esta semana una ronda en su pelea con Silicon Valley, al menos en Europa.
Se prevé que el brazo ejecutivo de la Unión Europea proponga esta semana someter servicios de internet como Skype, de Microsoft Corp., y WhatsApp, de Facebook Inc., a algunas de las misma reglas que han regulado el negocio de las telecomunicaciones desde hace muchos años, según expertos en lobby de ambos sectores que fueron informados recientemente por funcionarios del bloque.
Skype, por ejemplo, podría tener que ofrecer servicios de llamadas de emergencia a los clientes europeos que utilizan su servicio en línea para marcar a números de teléfono tradicionales. En casos en los que asigna números de teléfono a los usuarios —lo que permite recibir llamadas de teléfonos tradicionales— podría ser obligada a permitir que esos usuarios se lleven sus números si deciden cambiarse de proveedor.
El servicio de chat WhatsApp, por su parte, podría ser sujeto a la supervisión de los reguladores de telecomunicaciones nacionales en cuestiones como la seguridad de redes.
El borrador de las propuestas aún no está determinado, pero lo que queda claro es que la UE está sugiriendo un cambio de dirección hacia lo que los ejecutivos de telecomunicaciones han estado pidiendo durante años. Los directivos del sector dicen que quieren competir en igualdad de condiciones con las empresas tecnológicas ante el auge de los nuevos servicios de comunicaciones en línea, en su mayoría gratuitos, que consideran que han socavado los servicios tradiciones de voz y texto.
Desde hace tiempo, estas empresas han querido que la UE revoque algunas de las regulaciones específicas que enfrenta su industria, en particular sobre la privacidad de los usuarios. Al no poder lograrlo, han presionado para que algunas de las normas de telecomunicaciones sean aplicadas a los servicios basados en internet.
“Sería mejor eliminar las reglas para nosotros”, dijo un ejecutivo de telecomunicaciones al tanto de las propuestas. “Pero esto es un progreso real”.
Una vocera de la Comisión Europea dijo que las normas propuestas, que también apuntan a estimular la mejora de las redes de internet de alta velocidad del continente y el proceso de asignación de frecuencias celulares, forman parte de la estrategia del bloque de “alentar inversiones en redes de próxima generación, establecer las condiciones adecuadas para redes digitales modernas y proveer igualdad de condiciones para todos los actores del mercado”.
Las propuestas aún podrían enfrentar años de debates y cambios antes de ser adoptadas. Sin embargo, representan un inusual impulso para las compañías de telecomunicaciones en sus pujas con la poderosa maquinaria de lobby de Silicon Valley.
Si bien los ejecutivos de telecomunicaciones reconocen cada vez más que servicios como Snapchat y WhatsApp les ayudan a vender planes de datos más caros, en muchas partes del mundo también han estado a la defensiva acerca de la forma en que los servicios de transmisión por internet (over-the-top) han socavado sus ofertas tradicionales.
Las dos partes también se han enfrentado en torno a cuestiones regulatorias como la neutralidad de red en Estados Unidos, cómo conectar el mundo en desarrollo y quién se beneficiará de la información detallada que las empresas de ambos sectores tienen sobre los hábitos en internet y fuera de ella de sus clientes.
Las líneas de combate están marcadas de forma particularmente clara en Europa, donde los operadores tardaron más que sus pares de EE.UU. en adoptar un modelo para generar ingresos vendiendo planes de datos en lugar de servicios de voz y texto. Gigantes de telecomunicaciones como la española Telefónica S.A. y la alemana Deutsche Telekom AGse han fastidiado desde hace muchos porque sus servicios enfrentan restricciones e impuestos específicos para su industria a los cuales no están sujetas ofertas similares de las grandes firmas tecnológicas.
Las grandes empresas de tecnología rechazan esa idea y argumentan que si bien a veces ofrecen servicios comparables, sus negocios son marcadamente distintos y necesitan normas diferentes.
“Este no es un campo en igualdad de condiciones; es un campo con distintas capas, y las reglas necesitan reflejar eso”, dijo un ejecutivo de una firma tecnológica con sede en EE.UU.
Las empresas de tecnología dicen que la supervisión de los reguladores de telecomunicaciones nacionales de la UE podría elevar los costos y conducir a disputas jurisdiccionales, lo que las desalentaría a lanzar nuevos servicios.
“Podría verse la desaparición de estas opciones más baratas de llamadas y video del mercado”, afirma James Waterworth, vicepresidente de Europa de la Computer & Communications Industry Association, un grupo de presión con sede en EE.UU. que representa a Microsoft, Facebook y Alphabet Inc., la matriz de Google, entre otras empresas.
Las nuevas propuestas son en parte el fruto del lobby del sector de telecomunicaciones durante varios años en asuntos que van más allá de las relaciones con las firmas tecnológicas.
Los lobistas del sector de telecomunicaciones se muestran optimistas en que la UE propondrá reglas que harán más fácil que los grandes operadores cobren más por el acceso a nuevas redes, lo que, según ellos, les dará incentivos para invertir en conexiones de internet más rápidas.
“Tenemos grandes esperanzas y expectativas de que creará los incentivos adecuados para invertir”, señala Steven Tas, presidente de la junta de la Asociación Europea de Operadores de Redes de Telecomunicaciones.
Las empresas de telecomunicaciones europeas no están obteniendo todo lo que buscan. La UE, que ya ha aprobado legislación para eliminar las lucrativas tarifas de roaming en el bloque, dio marcha atrás la semana pasada en una norma que habría limitado el roaming gratuito a 90 días al año, después de recibir fuertes críticas de grupos de defensa al consumidor.
Otro tema controvertido es si las llamadas reglas de acceso legal, que exigen a las empresas de telecomunicaciones que permitan a la policía hacer interceptaciones telefónicas, deberían ser expandidas a las firmas de tecnología. No queda claro si las propuestas de la UE incluirían tal cambio, pero esta posibilidad plantea el riesgo de una renovada pelea sobre si las firmas de tecnología deberían ser obligadas a construir “puertas traseras” en sus servicios codificados, dicen expertos en lobby de los sectores de telecomunicaciones y tecnología.
“Hay mucho dinero que los operadores invierten en acceso a datos para las autoridades”, dice un ejecutivo de telecomunicaciones. “Deberían ser los mismos servicios, mismas obligaciones”.
Las apps de mensajería siguen arrebatando tiempo y terreno a las redes sociales
¿Están las apps de mensajería arrebatando el trono a las redes sociales?
Posiblemente no sean pocos los usuarios de Facebook que ya lo han observado. Sus contactos comparten menos fotos de vacaciones, suben menos actualizaciones de estado e indican menos cosas en sus perfiles de lo que lo hacía hace unos años. Quizás es que el paso del tiempo ha hecho a esos usuarios que ven menos actividad entre sus contactos más mayores, como ha hecho a esos contactos, y a medida que uno se hace mayor se vuelve más reservado con lo que cuenta y lo que no de su vida privada. Quizás es simplemente que esa desaparición del contarlo todo es un síntoma más de que las cosas están cambiando y que está a punto de llegar una nueva era, la era de las apps de mensajería.
¿Por qué se podría pensar que los consumidores han migrado a las apps de mensajería? Por un lado, las redes sociales ya no son lo que eran, se podría decir, y han vivido cambios en los últimos tiempos que han hecho que algunos de sus usuarios no estén exactamente conformes con lo que tienen delante. Los sucesivos cambios en los algoritmos (o la directa incorporación de algoritmos a la gestión del feed de actualidad) han hecho que las redes sociales se hayan visto afectadas por más y más cambios. Lo que el usuario de la red social encontraba cuando se dio de alta en la misma no es necesariamente lo que se puede encontrar ahora mismo.
Por otro lado, las redes sociales han entrado de lleno en el juego de la publicidad. Para los medios online, se han convertido en unas nuevas poderosas enemigas, ya que están consiguiendo captar una parte cada vez más importante de los presupuestos de publicidad de las marcas. Para los usuarios de las mismas, se han convertido en más de lo mismo. Cuando llegaron al mercado era un entorno en la que la publicidad era escasa o inexistente. Ahora, y uno solo tiene que hacer scroll en el feed de Facebook para comprobarlo, se ha convertido en una especie de eterna constante.
Y, finalmente, las redes sociales se han convertido en uno de los elementos que más tensión generan en lo que a los consumidores se refiere en materia de privacidad. Las diferentes firmas del sector han empezado a saber demasiado sobre nosotros y están además empleando esa información en su estrategia de negocio. No es que los demás no lo hagan (al fin y al cabo, las cookies están ahí desde hace años y, nuevo al fin y al cabo, las apps de mensajería son el recipiente de información muy privada que podría ser muy útil si decidiesen emplearla), pero las redes sociales se han convertido en uno de los escenarios más visibles de esta cuestión y uno de los que ha protagonizado más y más críticas.
Frente a todos estos análisis y punto, o mejor dicho, con todos estos puntos y análisis, están las cifras: las redes sociales están empezando a perder la batalla de los números frente a las aplicaciones de mensajería.
Los millones que usan Whatsapp y las demás importantes cifras
Las redes sociales están viendo como las cifras de usuarios de las apps de mensajería están subiendo demasiado, lo demasiado como para posicionarse de forma destacada y arrebatarles el trono de las más populares de la fiesta, como acaba de demostrar un estudio de Business Insider.
Para verlo, no hay más que tomar el histórico de datos que van desde el tercer trimestre de 2011 a las últimas cifras de 2015. Al principio, las aplicaciones de las redes sociales se posicionaban de forma destacada a mucha distancia de las apps de mensajería. Las cosas empezaron a cambiar en el cuarto trimestre de 2013, cuando las apps de mensajería dieron el golpe de subida, y cambiaron definitivamente a principios de 2015, cuando las cifras de usuarios mensuales de las apps de mensajería adelantaron a las cifras de usuarios mensuales de las apps sociales.
Los usuarios mensuales de apps de mensajería rozan los 3.000 millones. Los de apps de redes sociales están aún intentando llegar a los 2.500 millones.
No es que las apps de las redes sociales hayan vivido un desacelerón. Lo cierto es que ellas también siguen subiendo en cifras de usuarios. Lo que ha cambiado y el lugar en el que está el punto de diferencia entre unas y otras está en la velocidad. Las apps de las redes sociales crecen de forma sostenida. Las apps de mensajería crecen de forma acelerada. La previsión a futuro es que esa tendencia se mantenga, lo que hará que unas sigan creciendo a velocidades ultrasónicas y las otras a velocidades moderadas. La separación entre unas y otras no parará, por tanto, de crecer.
Pero esta tendencia no solo tiene un impacto en términos de uso, sino que también puede modificar cómo se hacen las cosas y qué hacen las marcas. Las apps de mensajería tienen una línea de monetización más clara, muchas veces, que las redes sociales (venden, por ejemplo, bienes intangibles o servicios a compañías). A esto se suma que estas apps funcionarán mejor en el mundo de bots que se avecina inminente, lo que hará que su atractivo para las marcas sea mucho mayor en el futuro inmediato.
WhatsApp, Snapchat y las redes sociales personales
Un acontecimiento incómodo, una revelación y otra vuelta de tuerca en la era post social de Internet.
Por Ariel Torres.
A Mark Andreessen se le ocurrió primero. Si ese sitio nuevo llamado Facebook tiene éxito ofreciendo una red social genérica, ¿por qué no permitirles a las personas crear su propia comunidad online? Ni lento ni perezoso, en octubre de 2005, Andreessen, que había creado Netscape 10 años antes, lanzó Ning, una plataforma para crear redes sociales personalizadas. Logró cierta popularidad y estaba empezando a aparecer en el radar, pero en 2010 Ning dejó de ser un servicio sin cargo y, con eso, se volvió irrelevante para el gran público, dejando entre los analistas la impresión de que la mayoría de nosotros necesita al otro Mark, es decir, Zuckerberg, para socializar en línea. Pero no es así.
Por razones que no viene al caso contar, estos días me han sumado a varios grupos de WhatsApp, y ya saben cómo es. La cantidad total de mensajes diarios es igual al número de grupos al que nos han agregado multiplicado por el número de integrantes de esos grupos al cuadrado. Por ejemplo, si estás en dos grupos de 10 personas cada uno, vas a recibir unos 800 mensajes por día. En cambio, si te han sumado a 6 grupos y el total de personas es de 80, vas a estar recibiendo 12.800 mensajes; unos 530 por hora.
Las cifras de arriba son optimistas. La realidad resulta mucho peor. Por razones que escapan a las herramientas con que cuenta la ciencia hoy, es típico que varios grupos se pongan al rojo simultáneamente. El de los padres del colegio, el de los padres del otro colegio, el del consorcio, el de la oficina, el de las mascotas, el de tus amigos, el de tus amigos en el extranjero, el de la familia, el de tu familia política (¿cómo que no querés que te agregue?), todos, más o menos la misma hora, sin previo aviso, mientras estás manejando o reunido con tu jefe, empiezan a fumigar el ambiente con notificaciones inmoderadas.
Estaba en ese trance, intentando mantener una conversación seria aquí en la Redacción, cuando mi teléfono se puso a vibrar en el bolsillo de mi pantalón con tal intensidad que se me aflojaron los cordones de los zapatos. Todo aderezado con un ringtone que, de tanto repetirse, se tropezaba consigo mismo y construía estrafalarios hipos sonoros. Entonces, un poco molesto y algo perturbado, al tiempo que silenciaba la maldita cosa y pedía disculpas, me di cuenta de algo. WhatsApp no es sólo un mensajero instantáneo. Es también una herramienta para crear redes sociales personales. Cuando hablamos con una persona, se parece mucho a un mensajero tradicional. Pero los grupos constituyen micro redes sociales hechas a la medida de las personas. A nuestra medida.
He allí su genialidad, y la de Zuckerberg, a quien tacharon de loco por haberse gastado 22.000 millones de dólares en febrero de 2014 para adquirir WhatsApp. En rigor, no tengo ninguna prueba de que Zuckerberg haya visto este potencial en el servicio creado por los ex Yahoo! Jan Koum y Brian Acton. Pero dio en el clavo. Al revés que Skype, que poco a poco va perdiendo ímpetu, WhatsApp no para de crecer. Salvo, cosa que valdría la pena analizar, en Estados Unidos; aquí, algunas posibles respuestas.
¿Cuál es la diferencia entre un chat y una red social personal? El chat es para eso, para charlar. No es poca cosa, dada la naturaleza lingüística de nuestra especie. Hablando podemos pactar una salida, arreglar quién se ocupa de ir al super o cambiar el turno del dentista. Eso y un 99% de chismes y conversación insustancial; he dicho, en otras ocasiones, que gran parte del valor de los mensajeros instantáneos es el de mantenerse en contacto, saber que el otro está ahí.
Ahora, ¿para qué formamos grupos en WhatsApp? ¿Acaso sólo para hablar? No. Los creamos para hacer cosas. Pedís un analgésico a las 10 de la noche un feriado nacional, avisás al vecino que se le escapó el perro (y el vecino sale corriendo a buscarlo), pasás fotos sobre el avance de una obra y coordinás la entrega de nuevos materiales, solicitás una contribución para alguien que necesita ayuda. La lista es interminable y está en la sustancia de estos grupos, en los que las personas y sus proyectos han vuelto a ocupar el centro de la escena.
Me dirán que esto mismo puede hacerse mediante Facebook, y de hecho así ocurre. Pero dada la escala monumental de esta red social, está empezando a reemplazar a la Web. Esto, a mi juicio, es muy malo por definición, pero el hecho es que, con cada vez mayor frecuencia, comercios (grandes, pequeños, medianos, mínimos) y profesionales ponen sus páginas en Facebook, en lugar de hacerlo en la Web abierta. Se les facilitan ciertas métricas y la interacción con sus clientes. Pero un proyecto personal no necesita los Me Gusta ni el Compartir. Cruza de mensajero, Twitter y Facebook, los grupos de WhatsApp ofrecen las herramientas justas para que conjuntos pequeños (digamos, de entre 20 y 30 individuos; usualmente, muchos menos) puedan hacer cosas sin recurrir al teléfono, el mail, el mensaje de texto, el mensajero instantáneo, el fax y el telegrama.
Menos es más, pero no al revés
El éxodo de los más jóvenes desde Twitter y Facebook hacia Snapchat es patente. No sólo, como suele decirse, porque los adolescentes se divierten más mandando imágenes y videos que escribiendo, sino porque saben o presienten que los mayores no tienen ni idea de cómo usar Snapchat. Tienen razón en eso, y este aturdimiento de los adultos se debe a una constelación de razones. La primera, hay que decirlo, es que están tratando de encontrar en Snapchat un montón de funciones que suponen deberían estar allí, sin entender que este supuesto no tiene por qué ser cierto. Snapchat es Snapchat, de la misma forma que Twitter era Twitter (y tampoco nadie lo entendía al principio). Pero hay algo quizá más profundo.
Los que tenemos 30 o más años nos formamos en un mundo previo a Internet y las computadoras. En ese mundo no sólo escaseaban las imágenes, sino que era muy difícil que uno mismo produjera fotos y videos instantáneos, y era del todo imposible transmitirlos a casi cualquier lugar del mundo mediante un dispositivo portátil en tiempo real. Por lo tanto, el texto era Rey, y lo había sido durante los 500 años anteriores. El esfuerzo textual nos proporcionó una formidable capacidad de abstracción. No de otro modo podíamos extraer de interminables líneas de simbolitos las aventuras que nos contaban Verne, Salgari, Kipling, Clarke o Bradbury.
Pero la omnipresencia del texto, para una especie que es principalmente visual, nos agobió con dos pesadas mochilas. Por un lado, dada la mediación que el texto requiere, perdimos espontaneidad. Por otro, nos sujetamos a la permanencia. Si algo no estaba impreso en negro sobre blanco, no valía nada. Demasiado estructurado para los chicos de hoy.
Podrán rasgarse las vestiduras, pero la permanencia, el almidón y la solemnidad son cosa del pasado. Y me parece fantástico. (Dicho sea de paso, me causa gracia el que se queja de la aparente frivolidad de Snapchat y después te manda 4 millones de emoticones en el chat.) Por añadidura, los mensajes de Snapchat despedazan aquella absurda dicotomía con la que crecimos, la de que una imagen vale más que mil palabras. Eso les preocupa cero a los chicos. Usan imágenes, videos, texto, efectos, stickers y dibujos a mano alzada con el más absoluto desparpajo. Es algo de ese momento que su interlocutor verá sólo una vez, durante unos segundos, y adiós. Han aprendido una lección que nosotros, los adultos, no logramos incorporar ni después de 100.000 horas de yoga y dos décadas de psicoanálisis. Es decir, que sólo importa el ahora. Que el pasado ya fue y que el futuro, cuando llega, es presente.
Ejemplo sencillo: cuando salgo de la facultad, tarde por la noche, y todavía me queda por delante manejar unos 40 kilómetros, ¿qué tiene más sentido? ¿Enviar un mensaje que diga Salgo ahora, llego en 54 minutos? ¿O mandar la imagen de Google Maps con la ruta y el tiempo estimado de llegada, imagen que sólo tiene sentido almacenar durante unos segundos? Sí, claro, opto por lo segundo. Esta es la clase de clic mental que te hace admirar la idea detrás de Snapchat.
Cuestión aparte, me parece al mismo tiempo peligroso que no abordemos con urgencia la limitada capacidad de abstracción que evidencian muchos de nuestros alumnos. Es uno de los motivos por los que aconsejo enseñar a programar desde muy temprano, y con menos dibujitos y más código. Porque sin esa capacidad de abstracción los empleos de calidad quedarán muy lejos del alcance de esos chicos cuando salgan al mercado laboral.
WhatsApp, en cambio, permanece incontaminado por las brechas generacionales. Las notificaciones de este mensajero se oyen en teléfonos cuyos dueños tienen todas las edades, y es lógico, porque mientras hay claras diferencias de código en las conversaciones de cada grupo etáreo, hacer cosas es siempre hacer cosas.
El equipo de investigación de ESET analiza una nueva tendencia muy utilizada por los ciberdelincuentes y que utiliza a diferentes marcas reconocidas a nivel mundial para engañar a los usuarios desprevenidos mediante promociones en WhatsApp.
Varias de estas falsas campañas afectaron a marcas de diversas tiendas muy populares como Zara, Starbucks, McDonald’s y finalmente el supermercado argentino COTO.
Utilizando el nombre de reconocidas tiendas o marcas de confianza, que normalmente no están ligadas a fraudes digitales ni manejan información sensible, los ciberdelincuentes despistan a los usuarios explotando la relación de confianza hacia esas marcas, que nunca antes fueron afectadas ni vinculadas a incidentes de seguridad.
Todas las plantillas utilizadas para el ataque son muy similares, personalizándolas para cada marca con sus respectivos colores y logos.
La Ingeniería Social, es decir el arte de persuadir a las personas con algún fin, es uno de los puntos fuertes en este tipo de fraudes. Complementándolas con técnicas de geolocalización, los ciberdelincuentes han logrado una potente propagación convirtiendo a un usuario distraído no solo en víctima, sino también al mismo tiempo en cómplice de la propagación de este tipo de estafa.
Al investigar los servidores involucrados se encontró que están alojados en la República de Moldavia y, en los DNS con los cuales se involucran las estafas, se encontró evidencias de que adicionalmente otras empresas han sido y podrían estar siendo afectadas.
Moldavia es un país ubicado en Europa, situado entre Rumania al oeste y Ucrania al norte, este y sur. Tiene una superficie de 33 843 km² y la mayoría de su territorio se encuentra entre sus dos ríos principales, el Dniéster y el Prut. Fuente: Wikipedia, 2016.
Dentro de ellas, se puede mencionar a grandes tiendas presentes en múltiples países que fueron elegidas de forma minuciosa bajo la premisa de ser muy populares y encontrarse en cuantas naciones sea posible.
Estafas en WhatsApp: Algunas de las empresas usadas como señuelo
IKEA
Es una corporación multinacional de origen sueco radicada en Holanda que cuenta con 238 tiendas distribuidas en 44 países. Es una de las principales campañas, debido que constó solamente para la parte inicial de la estafa, el usó de cinco subdominios asociados que involucran al nombre e imagen de la empresa:
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H&M
Es otra cadena sueca que opera en 44 países desde Europa, Asia, África y América. Por este motivo los ciberdelincuentes se benefician de la gran diversidad de locaciones de sus tiendas de indumentaria, y utilizaron dos dominios para esta marca, como veremos a continuación:
hm-voucher.giftca***-***mo.com
hm-voucher.nl-wa*****en.com
Nuevamente, como vemos en las siguientes imágenes, los patrones de encuestas coinciden, personalizándose con los colores de H&M. Además, se presentan con la fecha actualizada.
KFC (Kentucky Fried Chicken)
Es una tienda de comidas con más de 18 mil restaurantes distribuidos en 144 países y, al igual que ocurrió con McDonald’s, fue víctima de esta astronómica campaña de fraude.
SPAR
Esta mega cadena de supermercados cuenta con más de 20 mil sucursales en 35 países, y así luce el engaño que utiliza su nombre:
No obstante, los ciberdelincuentes buscaron un grado mayor de penetración a nivel mundial, y es por eso que en países donde no se encuentran presentes estas tiendas buscaron la forma de reemplazarla para lograr el mismo alcance masivo.
COTO
Por ejemplo, en Argentina utilizaron la cadena de supermercados COTO, que posee alrededor de 120 sucursales en todo el país.
7-Eleven
Otra tienda utilizada para este fraude que cuenta con 52.000 establecimientos en 16 países, especializada en la venta de consumos básicos y muy presente en América del Norte y Asia.
Otra empresa del mismo rubro afectada fue la cadena de supermercados Walmart, que posee 11 mil tiendas en 28 países. El subdominio utilizado en este caso fue:
giftc*******.com
La técnica empleada
En el caso de usarse encuestas, el siguiente paso es compartir el enlace de inicio a 10 contactos a través de WhatsApp, limitando al usuario a unos pocos minutos, con el fin de no dejarlo reflexionar acerca de la acción que se está realizando.
En otras palabras, en la ansiedad del momento que se le impone, no se le da tiempo de sospechar acerca de un posible fraude.
Si bien este tipo de técnica no es tan frecuente, evidentemente es efectiva y probablemente se comenzará a ver en mayor medida en futuros casos similares.
El fin de la campaña viene acompañado de diversas actividades que engañan al usuario, ya que se encontraron fraudes de distintas naturalezas: casos de suscripción a números SMS Premium e instalación de Aplicaciones Potencialmente No Deseadas.
En otros casos, si se accede desde una PC y direcciones IP de Estados Unidos, el usuario es redirigido a páginas que advierten acerca de un virus que infectó su sistema y con un mensaje del tipo pop up y un audio muy persistente indican comunicarse a un número telefónico con el fin de recibir soporte.
En caso de no hacerlo e intentar cerrar esa página, se perderá todo el contenido de su disco rígido. Claro que esto es completamente falso; al igual que los premios de las encuestas o bonos de regalo, son solo artilugios de la Ingeniería Social con el fin de inducir al usuario a realizar algún tipo de acción.
Conclusiones
Es interesante destacar la gran cantidad de recursos utilizados en estas operaciones, teniendo en cuenta que son apuntadas a múltiples países, varias monedas e inclusive a diversos idiomas.
Con la flexibilidad y automatización de estos ataques, sumado a la naturaleza de las entidades afectadas y teniendo en cuenta que no hay muchos antecedentes de este tipo procedimientos en cuanto a incidentes de seguridad, es natural que exista una cantidad elevada de usuarios que hayan sido víctimas y que inclusive aún no se hayan dado cuenta.
Este tipo de estafa demuestra que la educación es la primera barrera de protección; en ese sentido, nos proponemos hacer reflexionar a los usuarios y alertar sobre estas nuevas tendencias que utilizan antiguas técnicas en canales como WhatsApp.