Testigo clave: en la casa de Nisman no se cuidaron las pruebas

febrero 17, 2015 · Imprimir este artículo

Una testigo clave afirma que en la casa de Nisman no se cuidaron las pruebas

Por Natasha Niebieskikwiat.

Dudas en la investigación.Natalia Fernández asistió al operativo en Le Parc la noche en que hallaron muerto al fiscal. Usó un baño y vio cómo manipulaban su cafetera, subrayaban sus papeles y tomaban mate.

Testigo. Natalia trabaja en un restorán de Puerto Madero. La prefectura la detuvo en la calle la madrugada del 19 de enero, para que veas las maniobras en Le Parc. Rolando Andrade.

Testigo. Natalia trabaja en un restorán de Puerto Madero. La prefectura la detuvo en la calle la madrugada del 19 de enero, para que veas las maniobras en Le Parc. Rolando Andrade.

Así como a veces hay que salir a buscar dadores de sangre con urgencia para una operación quirúrgica, en la larga madrugada del 19 de enero pasado, horas después de que se supiera que el fiscal Alberto Nisman estaba muerto en su departamento de Puerto Madero, las autoridades judiciales allí apostadas necesitaron conseguir testigos del operativo. Era sólo el comienzo de una escena bastante aterradora para una chica de apenas 26 años, camarera de un restorán de la zona, que le gusta salir, le gusta la música, los recitales. Obligada por la ley a ser testigo de algo que ocurría a varias cuadras de su lugar de trabajo, la joven relató a Clarín con lujo de detalles y desde su sentido común detalles de lo que observó y escuchó en aquellas más de siete horas que permaneció en el departamento del fiscal especial para la causa AMIA.

asesinato politicoFue una reseña con algunas descripciones imprecisas fruto del desconocimiento, pero que dan cuenta de serios descuidos cometidos en el primer operativo policial y judicial en torno a la muerte que conmueve al país: un portero que manipula la cafetera del fiscal, supuestos peritos que tocan, leen y subrayan las carpetas y papeles en los que estaba trabajando Nisman, efectivos que toman mate con medialunas en la escena de la muerte, inquietantes diálogos sobre la distancia del disparo que mató al fiscal y la aparición de cinco misteriosos “pititos”, balas o casquillos que la fiscal Fein habría mencionado.

“Tengo miedo, pero hay muchas cosas que me han indignado”, dijo Natalia Gimena Fernández al aceptar hablar con este diario ante el que dirá una y otra vez que nadie le dijo ni cómo cuidarse ni qué debía hacer. La hicieron firmar papeles que no sabe lo que eran, entre ellos el acta con su supuesto testimonio. Lo que sigue es una síntesis de la conversación que tuvo con ella este diario ayer, al salir de su trabajo, donde un desconocido ya se le acercó a preguntarle si es “Natalia, la testigo del caso Nisman”.

El domingo 19 de enero, a la una de la mañana, ella y una amiga caminaban por Alicia Moreau de Justo cuando las abordó un auto de Prefectura. “Unos tipos nos pidieron los documentos. Nos preguntaron la edad, si estábamos drogadas o habíamos tomado alcohol”. Poco después estaban las dos en el edificio, en el hall que da a la entrada de servicio del departamento de Nisman. Había una camilla vacía. “Cuando estábamos sentadas en la escalera, metieron la camilla y en ella sacaron el cuerpo. Eran como las 3.30. Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. ‘No boludo, por acá no. Es por allá’, decían con risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron”. Natalia dice haber visto llevarse sábanas y trapos “sucios”.

La joven pidió que dejaran irse a su amiga. Cuenta que la “trocaron” por el portero de Nisman, quien le decía que el fiscal muerto era “un buen tipo”. Natalia querían ir al baño, y al rato la dejaron usar uno de los baños del departamento, no importó si contenían pruebas.

Afirma que al entrar vio carpetas y papeles que decían palabras como ‘causa’ y ‘secretos’, todas ordenadas. “Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar a mí”, cuenta Natalia, y dice que vio cómo los peritos pedían más marcadores indelebles porque los que había estaban “secos”, y que intervenían las hojas del fiscal subrayando y marcando. “Natalia, quiero que sepas que esto está así tal cual nosotros lo encontramos”, intentaban calmarla.

El clima era de jarana. “Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba ¿la cortamos acá y la seguimos mañana?”, recuerda. Y dice que ella le mostró una bolsa con cinco “casquillos de bala, pititos o algo así”. Afuera, la noche se hacía día. “El portero se sentó al lado mío. Yo me puse a llorar. Estaba muerta de sueño, y me ofreció un café. Y el café era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman.

Natalia vio a uno de los “astronautas” (los peritos con su traje especial) venir con el teléfono de Nisman y pedir que no lo tocaran. Pero cinco minutos después, como sonaba todo el tiempo, una agente lo agarró con la intención de atender las llamadas. “Yo misma empecé a decir ‘no, no, dijeron que no lo toquen, es el teléfono del tipo al que mataron’. La mina soltó el teléfono y hubo carcajadas. Se fue  pasadas las 8 de la mañana.

Lectura recomendada:  La fortuna malhabida K

Fuente: Clarín, 17/02/15.
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Un acta que, casi sin leerla, sólo pudo firmar un día después del operativo en la torre Le Parc

Por Natasha Niebieskikwiat.

 

Dudas en la investigación. Aunque pasó horas con policías y peritos en la casa del fiscal, un prefecto le llevó el escrito para firmar el 20 de enero.

La constancia de la declaración

La constancia de la declaración

“¿Y los testigos?”, dice haber oído Natalia de Viviana Fein aquella noche, ya sentada en el sillón de Nisman. “Es ella”, le contestaron a la fiscal cuando la compañera de trabajo de la chica se pudo ir a su casa. “¿Esta es la testigo? ¿Esto es lo mejor que conseguiste?” escuchó de la Fiscal que investiga la muerte de Nisman tras lo cual la encaró. “Disculpá. Yo no estoy acá por gusto. Si vos querés que yo me vaya, yo me voy”, retrucó. Nunca se fue. La necesitaban. Después de firmar papeles esa noche, cuyo contenido desconoce, Natalia dice haber firmado otros tantos el lunes 20. Pero también se llevó, en su memoria, un registro clave por el que merece ser protegida: los detalles sobre cómo se trabajó en el departamento de Le Parc aquella madrugada del 19 de enero.

Natalia tiene consigo una constancia como testigo de las “actuaciones caratuladas: “MUERTE DUDOSA”, que Clarín reproduce en esta página, y que lleva la firma y sello del subprefecto Sergio Ariel Esquivel.

Natalia no se llevó bien con la fiscal, al parecer, pero tuvo ojos y oídos en un lugar privilegiado: el living de Nisman. Dice haber visto al secretario de Seguridad, Sergio Berni, pero no se enteró de ninguno de sus movimientos.

¿Y la mamá del fiscal?
“No sé. Andaba por ahí, era como que no entendía nada. Yo lo que sí sé es que apenas lo vio (al fiscal muerto) no quiso interactuar (da entender que le causaba dolor).
A mi me daba la sensación de que yo estaba más adentro del departamento que la madre. Es como que no le dieron participación. En un momento es como que me dormí en el living, y después escuchaba cosas.”

¿Cómo qué?
“La fiscal vino con una bolsa tipo ziploc diciendo que tenía cinco pitutos, o canutos de bala.»

Pero afirman que encontraron un solo casquillo de bala.
“No, no, ella dijo que había ‘cinco casquillos’», reafirmó Natalia. Pero, como la gran mayoría de la gente, ella no sabe bien lo que es una bala y su vaina. Una Bersa calibre 22 tiene contiene seis balas.

Natalia compartió con Clarín sus opiniones sobre el caso, habló de otras cosas que escuchó de los efectivos y peritos aquella madrugada, como que “el disparo a Nisman salió a 11 centímetros de su cabeza”, pese a que la fiscal sigue ratificado que fue a no más de tres centímetros y siguen habiendo sospechas forense sobre estas pruebas.

Otro aspecto muy oscuro, pero que afirma haber escuchado de los efectivos, es que unos días antes de la muerte de fiscal encontraron casquillos de balas de un arma difícil de encontrar en la Argentina en un edificio frente al de Nisman.

La constancia de la declaración
Durante la interminable madrugada del 19 de enero, en Le Parc, a Natalia le hicieron firmar decenas de papeles. Pero el acta con su supuesta declaración -supuesta, porque ella admite no haberla leído- la firmó al día siguiente. En sus manos quedó la constancia.

Fuente: Clarín, 17/02/15.
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Comentarios

Una Respuesta para “Testigo clave: en la casa de Nisman no se cuidaron las pruebas”

  1. Alfonso Victoria on febrero 17th, 2015 12:28

    ¡Qué vergüenza!
    Parece que hicieron TODO lo posible para borrar huellas y evidencias.
    Evidentemente el Gobierno (por medio de la fiscal, los peritos y las fuerzas de seguridad) prefiere que NADA se aclare.
    A confesión de parte relevo de pruebas.
    A.V.

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