Crisis Global: Un problema político

agosto 5, 2011

El problema es más político que económico

Por Luis Palma Cané

Hasta el viernes 22 de julio los mercados mundiales en alza reflejaban -más allá de los problemas de la deuda de los países periféricos de la eurozona y del límite de deuda pública de Estados Unidos- el optimismo general sobre la solidez de la recuperación económica mundial.

Sin embargo, a partir del lunes siguiente la situación comenzó a revertirse dramáticamente, con fuertes caídas en los distintos mercados. Ayer, este negativo escenario hizo eclosión y se generaron pérdidas no vistas desde la caída de Lehman, en septiembre de 2008: -4,3% en Estados Unidos, -3,5% en Europa, -6% el petróleo, entre otros. Estos valores hicieron caer en pérdida a estos mercados en relación con el cierre del año pasado.

¿Qué sucedió para que en sólo nueve jornadas se diera tamaña debacle? ¿Cambió la realidad económica? ¿O, por el contrario, se trata más bien de un cambio de «humor» del mercado? Si éste fuera el caso, ¿cuáles serían las causas?

En cuanto a la realidad económica, lo cierto es que durante los últimos días se han publicado indicadores macroeconómicos mundiales y de Estados Unidos que, a nuestro juicio, fueron interpretados negativamente; en especial una caída intramés del consumo en ese país del 0,2% (luego de 20 meses de crecimiento consecutivo) y una cierta desaceleración en el crecimiento industrial global.

Ahora bien, ¿dónde está escrito que, en una economía que está en plena recuperación, su consumo debe crecer en forma ininterrumpida y su tasa de expansión ser continuamente creciente? Es obvio que el innegable impacto negativo de estos indicadores sobre los mercados se debió más a una mala predisposición psicológica que a una realidad del escenario macroeconómico (fundamentals).

Entonces, las razones de la debacle deben buscarse en un brusco cambio de humor, cuyas causas deben buscarse en el escenario político. En efecto:

Sólo el jueves 21 de julio, pasados ya casi dos años del inicio de la crisis griega y luego de interminables dilaciones y discusiones, los países miembros de la zona euro pudieron llegar a un acuerdo sobre un segundo plan de rescate para ese país. Sin embargo, a la fecha, la burocracia de la Unión Monetaria no ha implementado ni una sola acción en concreto. Mientras tanto, ¡los mercados siguen atacando!

Por su parte, el martes pasado -luego, también, de increíbles demoras provocadas por posiciones irreductibles del ala de extrema derecha del Partido Republicano (Tea Party) y sólo minutos antes de que el país cayera en default- el Congreso de Estados Unidos aprobó un aumento del techo de la deuda pública, exigiendo, como contrapartida, igual disminución del déficit durante los próximos 10 años. Sin embargo, el acuerdo es muy poco claro en sus detalles de implementación, con lo cual, más allá de abrir el camino para nuevas e interminables discusiones parlamentarias, ha provocado una mala lectura del arreglo. Los mercados reaccionaron sosteniendo equivocadamente que los ajustes de gastos solicitados serían inmediatos y que, en consecuencia, llevarían a una nueva recesión de la economía. No advirtieron que, por ejemplo, de los US$ 2,2 billones de ajustes acordados sólo 0,2 billones (menos del 1%) serían implementados en 2011/2012, sin especificarse el cronograma remanente.

Está claro que en 10 días no pueden cambiar los fundamentos de la economía, la cual muestra una recuperación a nivel mundial que no se compadece con esta debacle de los mercados. La falta de liderazgo político en la eurozona y en Estados Unidos (incluido el presidente Barack Obama) ha debilitado la confianza de las respectivas sociedades en su capacidad para resolver, en tiempo y forma, los acuciantes problemas económicos que inevitablemente se van presentando.

La consecuencia es un brusco cambio de humor, que genera una clara psicología negativa que derrumba los mercados. Es hora, pues, de que los políticos se den cuenta de que sus tiempos no son iguales a los necesarios para enfrentar crisis económicas. Caso contrario, el panorama puede complicarse aún más.
El autor es economista, especialista en mercados internacionales.

Fuente: La Nación, 05/08/11.
 

La crisis política de los EE.UU.

Sobre la hora, el Senado de los Estados Unidos aprobó una ley de emergencia para impedir la primera mora de pagos del gobierno en la historia. La ley fue promulgada de inmediato por el presidente Barack Obama. Se trató de una solución negociada después de varias semanas de tira y afloja entre demócratas y republicanos que, en verdad, no dejó satisfecho a nadie.

En la oposición prevaleció el movimiento conservador Tea Party, renuente a aceptar aumentos de impuestos para permitir que la Casa Blanca llevara adelante sus planes sociales. La puja marcó el inminente comienzo de la campaña para las presidenciales de 2012, en las cuales Obama, como todos sus antecesores, buscará ser reelegido. En las negociaciones, por momentos trabadas al extremo de llevar a los Estados Unidos al riesgo de caer en default y perder la nota AAA (la mejor) de las agencias calificadoras de riesgo, cobró relevancia el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes. Su posición fue exigir que cualquier aumento del límite del endeudamiento del país se compensara con drásticos recortes del gasto público.

La ley de emergencia le da un respiro a Obama para aumentar el tope del endeudamiento de los Estados Unidos en 400.000 millones de dólares y garantizarse hasta fin de año fondos adicionales del orden de los 500.000 millones. Con esa corrección, el gobierno mantiene su financiación hasta 2013. Los fondos deberán ser compensados con reducciones en los presupuestos de las agencias gubernamentales en la próxima década.

Con la crisis perdieron todos. Obama ha admitido que el acuerdo «no es el que hubiera preferido». Las condiciones impuestas por el núcleo duro de los republicanos que se resiste a dilapidar fondos estatales no hacen más que debilitar al gobierno en la faz interna y al país en su proyección internacional. Ocho de cada diez norteamericanos están disconformes con la Casa Blanca y el Congreso, según un sondeo de ABC y The Washington Post.

El foco del debate no es económico, sino político. Tiene que ver con la concepción del Estado de cada uno: los demócratas creen que determinados rubros, como la salud, no pueden dejar de estar contemplados en el gasto público; los republicanos, en especial los miembros del Tea Party, sostienen que ese servicio debería ser privatizado.

La discusión es vista en los Estados Unidos como una pérdida de tiempo. Desde estas latitudes deberíamos valorarla por su exaltación de la política, puntal de la democracia, y el fortalecimiento de las instituciones.

Obama pudo haberse ahorrado tanta tensión si invocaba la enmienda 14 de la Constitución de los Estados Unidos, que le permitía elevar el techo de endeudamiento sin necesidad de una aprobación del Congreso. Esto, símil de los decretos a los que estamos acostumbrados en América latina, habría sido desusado en los Estados Unidos. La sección 4 de la enmienda en cuestión establece que «la validez de la deuda pública de los Estados Unidos no deberá ser cuestionada». Si bien pudo haber sido rechazada por los legisladores, también pudo haber sido materia de discusión y, en principio, hasta de una presentación de los republicanos ante la Corte Suprema por invasión de sus competencias.

Pocos han visto con buenos ojos que los intereses políticos coyunturales se hayan impuesto al interés nacional. Es grave que eso haya sucedido, pero es saludable, a la vez, que ambos partidos hayan logrado superar la impasse y que, en definitiva, las instituciones hayan prevalecido sobre las mezquindades, los caprichos y la amenaza de imposiciones donde debe primar el debate en busca del consenso.
Fuente: Editorial del diario La Nación, 05/08/11.

 

 

 

 

Argentina: Crece la fuga de divisas

agosto 5, 2011

Se aceleró la salida de capitales

 

Por cada dólar que ganó en su cuenta comercial, el país perdió en el primer semestre del año 1,70: de este deficitario intercambio resultó que, en la primera mitad del año, dejaron el circuito económico otros 9.800 millones de dólares, según reveló ayer el Banco Central (BCRA), al divulgar el balance cambiario con información actualizada al segundo trimestre.

El dato confirma lo que se venía advirtiendo: el proceso de dolarización de ahorros y recursos, que resta potencial a la economía pero ayuda a atenuar la inercia inflacionaria, se aceleró fuerte en los últimos meses: superó los 6.100 millones en el 2° trimestre del año, con lo que aumentó un 66% respecto del trimestre anterior (cuando se habían ido US$ 3676 millones), y más que duplicó la fuga verificada en igual período de 2010. Adicionalmente: no era tan elevado para esta parte del año desde 2008, cuando reflejó el grado de preocupación con el que los agentes económicos siguieron la pelea entre el Gobierno y el campo.

Para este semestre, también se trata de cifras sólo comparables a las registradas en las primeras mitades de 2008 y 2009. En esos años, el temor por los efectos que podría tener la crisis mundial sobre la economía local no sólo inquietó a los ciudadanos, sino que hasta convenció al Gobierno de adelantar el llamado a elecciones parlamentarias.

Entre los economistas no hubo sorpresas. Desde hace tiempo vienen alertando acerca de la «formación de activos externos», el tecnicismo con que el BCRA define el paso a dólares del sector privado local no financiero, venía en franco ascenso. En el mercado se estimaba una fuga promedio de US$ 2.000 millones/mes, cifra que los datos oficiales debieron confirmar.

Razones del fenómeno

Ellos coinciden en que hay un combo de razones que dieron renovado impulso a la dolarización. «Está claro que algo habrá que hacer para que el peso recupere algún atractivo como reserva de valor; de lo contrario, esto se va a profundizar», advirtió Daniel Marx, de Quantum Finanzas.

Para Nicolás Bridger, de la consultora Prefinex, la corrida local hacia el dólar se explica así: «Viene en franco aumento la incertidumbre externa y la local asociada al devenir del proceso electoral: ante la cercanía de las elecciones tanto las familias como las empresas prefieren adoptar una actitud defensiva respecto de sus ahorros o inversiones a la espera de que se clarifiquen los ejes de política económica del próximo gobierno».

Su colega Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma y Asociados, coincide y recuerda que, ante esta percepción, «el dólar es el seguro por excelencia para el ahorrista local no sofisticado».

Sin embargo, arriesga otras hipótesis. «El agente económico local va comprendiendo que el esquema actual no es sostenible y que, como mínimo, habrá que introducirle ajustes. A esto se agrega que el atraso cambiario se profundiza, dada la diferencia significativa entre la tasa de inflación local y la de Estados Unidos, y la variación mensual en el precio nominal del dólar en la plaza local. En castellano simple: el dólar está cada vez más barato. Y si uno tiene la expectativa de que parte de ese atraso se revierta en algún momento, se ve tentado a comprar».
Fuente: La Nación, 05/08/11.

Estados Unidos: El Bank of New York Mellon cobra por los depósitos

agosto 5, 2011

Una señal de los tiempos: un banco de EE.UU. cobra por los depósitos

Por Liz Rappaport

 

En una de las últimas señales de las preocupaciones en torno de los turbulentos mercados mundiales, el Bank of New York Mellon Corp. (BNY Mellon) se prepara para cobrar a algunos de sus grandes depositantes por guardar su dinero en efectivo.

El banco estadounidense, que tiene bajo custodia los depósitos de otras empresas e instituciones, dijo en una nota a los clientes que a partir de la semana próxima comenzará a cobrar una suma a aquellos que en el último mes hayan incrementado significativamente los saldos de sus depósitos.

El banco mencionó los altos depósitos que ha recibido en las últimas semanas, a medida que los inversionistas y las empresas se alejan de los mercados financieros en medio de las crisis de deuda en Europa y el reciente debate sobre el nivel de deuda del gobierno de EE.UU.

«En cierto modo, están mostrando la puerta de salida al dinero que ha llegado en las últimas semanas, o al menos tratando de compensar los costos asociados con recibir ese efectivo», indicó Brian Smedley, estratega de tasas del Bank of America Merril Lynch.

De hecho, la decisión del banco envió el jueves a los fondos mutuos que operan en el mercado de dinero y a las instituciones financieras en dificultades a poner su dinero a trabajar en mercados a corto plazo, provocando la caída de tasas en muchas inversiones. Los precios de bonos del Tesoro subieron, arrastrando hacia abajo sus rendimientos. Las tasas de interés en los acuerdos de recompra de valores a un día se desplomaron.

El costo de los préstamos a un día en este mercado cayó por debajo de cero, luego de comenzar el jueves en torno a 0,08%.

«El cálculo para determinar lo que uno mantendría en lugar de dinero en efectivo ha cambiado debido a este nuevo recargo», señaló Alan De Rose, director general de operaciones con títulos públicos en Oppenheimer & Co.

Durante las últimas dos semanas, los fondos del mercado monetario, los tesoreros de empresas y las casas de inversión retiraron valores que vencen en más de un día para guardar su efectivo en cuentas bancarias del BNY Mellon y de otros bancos con operaciones de custodia, como el J.P. Morgan Chase Co., que no ganan intereses, pero que están asegurados por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de EE.UU. (FDIC, por sus siglas en inglés).

La medida de BNY Mellon refleja las tensiones que afectan a la economía de EE.UU. y al sistema financiero mundial. En respuesta a la recesión y la recuperación anémica, la Reserva Federal ha llevado las tasas de interés a cero y ha comprado US$2,6 billones (millones de millones) en hipotecas y papeles del Tesoro. En el proceso, inundó con efectivo el sistema financiero.

Los bancos con operaciones de custodia se convierten en típicos refugios cuando los mercados financieros se descontrolan. Actúan como protectores de activos, dinero en efectivo y valores depositados como garantía de préstamos a corto plazo para sus clientes, y procesan pagos y liquidan operaciones en el mercado de recompra de valores. Pero en la actualidad, los bancos e inversionistas son reacios a poner su dinero a trabajar, a raíz de su preocupación por el panorama económico. Con ningún otro lugar para colocarlo, lo depositan en bancos.

El BNY Mellon dijo que cobrará 0,13% más un cargo adicional a los depositantes que tengan cuentas con un saldo mensual promedio de US$50 millones, «si el rendimiento de los bonos del Tesoro a un mes cae por debajo de cero», de acuerdo con una carta revisada por The Wall Street Journal. El recargo será efectivo sobre las cuentas que estuvieran activas al 8 de agosto.

«En el último mes, hemos visto un creciente nivel de depósitos en nuestro balance de los clientes que buscan un refugio seguro a la luz de la tasa de interés mundial y el entorno del crédito», expresó el banco este jueves en un comunicado por correo electrónico. «Hemos notificado a algunos clientes con niveles de depósitos extraordinariamente altos que vamos a empezar a aplicar un cargo de 13 puntos base sobre el exceso de depósitos. Los clientes que mantengan niveles de depósitos habituales no se verán afectados».
Fuente: The Wall Street Journal, 04/08/11.

Argentina: Panorama pre-electoral

agosto 4, 2011

Informe político y económico de los doctores Vicente Massot y Agustín Monteverde.

Archivo PDF: InC-2011-08-02-Massot-Monteverde

El optimismo excesivo y otros prejuicios económicos de nuestros líderes

agosto 3, 2011

El optimismo excesivo y otros prejuicios económicos de nuestros líderes

Por Henry Kaufman

 

Necesitamos de manera urgente nuevas formas de pensar el comportamiento del mercado de parte de nuestros pensadores económicos y líderes políticos. Es lamentable que sigua siendo muy difícil que quienes han dominado el pensamiento económico y la vida política en las últimas décadas piensen de formas completamente nuevas.

Mi propia profesión, la economía, no se ha distinguido en las últimas décadas. Monetaristas clásicos han perdido su equilibrio en tanto la definición del dinero se volvió escurridiza a raíz de la cambiante estructura de los mercados financieros. Los keynesianos no alcanzaron sus objetivos ya que las respuestas de política fiscal quedaron rezagadas ante las necesidades económicas. El mayor fracaso ha sido la moderación fiscal a tiempo para prevenir excesos económicos y financieros.

Las expectativas racionales constituyen otra teoría económica con aceptación en el mundo académico. Fue descripta recientemente por Roman Frydman y Michael Goldberg en su libro «Más allá de los mercados mecánicos» como que parte de una premisa de que el mundo está «conformado por reglas mecánicas totalmente especificadas que se supone que capturen la toma de decisiones individual y los resultados del mercado en todo momento». Las expectativas racionales alentaron los modelos matemáticos del comportamiento económico y financiero, y llevaron a la comunidad académica a minimizar la importancia de los cambios estructurales en el comportamiento económico y financiero.

Académicos y economistas del sector privado por igual están muy influenciados por los sesgos de comportamiento. En conjunto, tales sesgos desalientan a los analistas y participantes del mercado a aceptar la probabilidad de pánicos, crisis y otros contratiempos financieros. Consideremos, por ejemplo, la muy humana propensión a minimizar el riesgo y evitar el aislamiento. Es reconfortante correr con la multitud. Hacerlo reduce la probabilidad de ser el único equivocado.

Cuando se trata de mirar hacia delante, es inevitable que miremos al pasado como referencia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la historia nunca se repite de manera exacta, sino que más bien rima (como se dice que dijo Mark Twain). El verdadero reto es identificar lo que es diferente en la actualidad en relación al pasado. Las ecuaciones matemáticas basadas en los datos históricos no son capaces de hacer tales juicios.

Otro importante sesgo cognitivo es que a la mayoría le resulta muy difícil cambiar de parecer. Es poco probable que un economista que ha ganado reconocimiento a través de los años escribiendo y desarrollando una teoría económica y financiera cambie sus conclusiones a la luz de la evidencia contraria.

También hay un claro sesgo contra las predicciones negativas. Hasta donde yo sé, ningún presidente estadounidense, presidente del Consejo de Asesores Económicos, secretario del Tesoro de EE.UU. o titular de la Reserva Federal ha pronosticado alguna vez una recesión económica. Además, las grandes empresas e instituciones financieras evitan hablar de las dificultades a corto plazo.

La última crisis financiera no fue la excepción. Pocos meses antes de que la crisis reciente alcanzara su punto más profundo en 2008, muchos funcionarios señalaron que los problemas en el mercado inmobiliario estaban bien contenidos.

Hay muchas razones para este sesgo, en particular el hecho de que las proyecciones económicas y financieras negativas traen consecuencias negativas. Tales pronósticos pueden acortar las carreras de líderes políticos, interferir con las aspiraciones de líderes de negocios y finanzas, y poner en peligro el historial de desempeño de los administradores financieros. ¡E incluso cuando dan en el blanco!

Los economistas y analistas de negocios, en especial aquellos empleados por instituciones que aconsejan a inversionistas —aquellas involucradas en actividades como corretaje y banca de inversión— se enfrentan a la difícil tarea de mantener la objetividad. Sólo la denominación de asesores de inversionistas sugiere que sus análisis deberían ayudar a promover una operación de corretaje o la distribución de nuevos valores.

Para reducir al mínimo la posibilidad de un sesgo, los jefes de investigación de instituciones financieras involucradas en una amplia variedad de actividades deberían ser miembros de la alta gerencia y no reportar —como ocurre en la actualidad— a quien está al frente de una unidad operativa, como transacciones, ventas o banca de inversión.

A pesar de todos los avanzados modelos econométricos y otras técnicas nuevas a disposición de los economistas de hoy, simplemente no observan el mundo de forma tan confiable y predecible como los expertos en ciencias físicas, y no pueden ejecutar el mismo tipo de experiencias controladas. La suya es una ciencia humana moldeada a menudo por acciones humanas impredecibles.

Por desgracia, todavía no veo ninguna nueva conciencia o iluminación en el campo económico y financiero. En medio de los intentos por dejar atrás las secuelas de las conmociones recientes, todavía enfrentamos fuertes vientos en contra. Aún son demasiados los activos financieros que no aparecen con precios razonables en los libros. Tanto en EE.UU. como en Europa, una supervisión gubernamental efectiva sigue siendo dudosa.

Por un lado, hay economistas que instan a continuar la fuerte estimulación de la política fiscal. Se supone que eso aumentará el gasto y la solicitud de financiamiento por parte del sector privado. Pero difícilmente eso logre que la deuda de los hogares y el crecimiento total de la deuda se alineen de forma sustentable.

Otros economistas impulsan un endurecimiento de la política monetaria y la desaceleración de la expansión de la política fiscal. Eso bien puede poner en riesgo de estancamiento a una economía ya en estado anémico.

El problema intratable es una deuda excesiva. ¿Cómo podemos lidiar efectivamente con eso? Las respuestas de ayer ya no parecen relevantes. Es casi seguro que los nuevos paradigmas surgirán, no de la mente de los funcionarios actuales, si no más bien de las filas de los líderes del mañana.
—Kaufman es presidente de Henry Kaufman & Company Inc. y autor de «The Road to Financial Reformation: Warnings, Consequences, Reforms» (2009).
Fuente: The Wall Street Journal, 03/08/11.

Estados Unidos: Solución al tema de la Deuda

agosto 2, 2011

EE.UU. eleva el límite de deuda y evita una cesación de pagos

Por Corey Boles, Michael R. Crittenden y Kristina Peterson

 

WASHINGTON (Dow Jones) — El Senado de Estados Unidos aprobó el martes por 74 votos a favor y 26 en contra un proyecto de ley para elevar el límite de deuda del país de US$14,29 billones y reducir el déficit presupuestario en al menos US$2,1 billones en un período de 10 años.

La votación constituye una importante victoria para los republicanos, quienes han luchado desde hace tiempo para reducir el tamaño del gobierno estadounidense.

Con la votación, el Senado concluyó una intensa disputa política que durante semanas dominó la agenda del presidente y los líderes del Congreso y los lobbistas en Washington.

Mientras los legisladores republicanos se oponían a la propuesta porque a su juicio no se abordaban de manera suficiente los déficit federales, los demócratas votaban en contra del paquete debido a que este reduciría programas federales que financian la educación y programas de seguridad social para los pobres y los más ancianos.

Tras la aprobación en el Senado, el proyecto fue enviado a la Casa Blanca para ser firmado por el presidente Barack Obama, cuando faltaban pocas horas para que se cumpliera el plazo para evitar que el gobierno estadounidense se quedara sin dinero para pagar sus cuentas.

Un fracaso podría haber generado un incumplimiento crediticio por parte de Estados Unidos, lo que habría traído como resultado drásticas consecuencias económicas.
Fuente: The Wall Street Journal, 02/08/11.

El Inversor Prudente

agosto 1, 2011

El inversor debe hacer del equilibrio su principal virtud; la euforia o el pánico son malos consejeros. Muchas de las ganancias obtenidas al invertir son producto simplemente del azar, no de la genialidad del asesor o del inversor (en el caso de las pérdidas a veces ocurre lo mismo).

Artículo completo: El-inversor-prudente

Default: USA vs. Argentina

agosto 1, 2011

Default

Por Enrique Szewach

 

La mayoría de los Estados dejan de pagar su deuda soberana cuando ésta llega a un límite más allá del cual nadie está dispuesto a otorgarles más crédito.

En otras palabras, cuando un Estado puede pagar sus bonos, tiene crédito y, por lo tanto, paga renovando el crédito.

Cuando un Estado no puede pagar, es porque le han cortado el crédito, y no puede colocar nuevos bonos, para cancelar los que vencen. El “secreto” entonces, es mantener siempre el crédito, para que no se transforme en deuda. Cuando el crédito se transforma en deuda, llega el “default”.

Al momento de escribir estas líneas, los Estados Unidos, están al borde del default, pero por razones muy diferentes a las arriba expuestas. Siguen teniendo crédito. No tienen problemas en colocar deuda. Su moneda y sus bonos son largamente demandados por sus ciudadanos y los ciudadanos del resto del mundo. Las tasas de interés de largo plazo que pagan son bajísimas.

Es decir, al contrario de Grecia, o de la Argentina en su momento, el gobierno norteamericano no tiene deudas, tiene crédito.

¿Y entonces? Entonces el problema es que su propio arreglo institucional, su propia “política de Estado”, le ha puesto un límite a la emisión de bonos para financiar el gasto. Este límite es un complemento al mandato de la Reserva Federal, (el Banco Central) respecto de mantener baja la inflación y mínimo el desempleo.

En otras palabras, las instituciones norteamericanas establecen que el gasto público se financia, principalmente, con impuestos explícitos y sólo una pequeña parte, puede financiarse con el impuesto inflacionario o con crédito. Esta es una forma de proteger a los tenedores de dólares y a los tenedores de bonos.

Asegurarles que hay cierto límite que no se va a traspasar.

Por cierto que el límite monetario, inflacionario es menos explícito y más difuso y en los últimos años está amenazando con desbordarse peligrosamente (de hecho el dólar se ha devaluado contra la mayoría de las monedas del resto del  mundo espectacularmente en los últimos años, incluyendo todas las monedas regionales, y ha generado la explosión del precio de los commodities que nos beneficia). Pero no ha sido así en el caso de la emisión de bonos públicos, que tienen un límite explícito y prefijado.

Y este límite explícito, sólo puede ser levantado con una ley del Congreso, en dónde están los representantes del pueblo.

Para levantar este límite, republicanos y demócratas tienen que ponerse de acuerdo respecto de como hacer sostenible el mantenimiento del crédito.

Obviamente, los republicanos proponen bajar gastos y los demócratas cobrarle más impuestos a los ricos.

Independientemente de cuál sea la solución que se adopte, lo cierto es que está funcionando un marco institucional que fija montos de deuda y que discute, en el ámbito correspondiente, la política fiscal.

Y que los ciudadanos sabrán a qué atenerse en el futuro, dado que se definirán los lineamientos impositivos y de gasto público.

A esto se suma que cada vez que se reúne el comité de mercado abierto de la Reserva Federal, (que decide sobre la política monetaria y de tasas de interés), se labra un “acta” y se publica.

A su vez, el Presidente de la FED, inauguró, hace poco, un esquema de periódicas conferencias de prensa abiertas.

Es decir, los funcionarios rinden cuentas y el Congreso define la política fiscal y de endeudamiento en negociaciones con el Ejecutivo. Obviamente, poniendo en juego, votos, poder, lobbies e intereses de todo tipo.

Amable lector, gentil lectora. Compare la descripción institucional que acabo de hacer en torno a la política fiscal y la política monetaria en los Estados Unidos, con lo que sucede en nuestro querido país.

La Argentina está funcionando sin límites a su deuda, ni a su déficit fiscal. Este año, además, ni siquiera tiene un presupuesto sancionado por el Congreso. El Ejecutivo, decide en qué se gasta, sin explicaciones, ni control. Le asigna miles de millones de pesos a las Madres de Plaza de Mayo o a Grondona en la AFA, sin transparencia, sin autorización alguna. Se apropia de las reservas del Banco Central. Modifica la metodología de cálculo de los índices de precios y, por lo tanto, la forma en que se ajustan bonos del crédito público. La Argentina, por lo tanto, tiene deudas y no tiene crédito.

Mientras tanto, la Presidenta se pregunta, por qué preferimos dólares y no pesos.
Fuente: Perfil, 31/07/11.

Pese a la amenaza del default, hay más inversión en Estados Unidos

agosto 1, 2011

Pese a la amenaza del default, hay más inversión en Estados Unidos

Por Jorge Castro

 

El 2 de agosto expira el plazo para que el Congreso norteamericano eleve el techo de la autorización legal para emitir títulos del Tesoro. En el caso de que no lo haga, se produciría un default (incumplimiento forzado de las obligaciones) de EE.UU., el primero de su historia. Debido a las características de Estados Unidos como eje del sistema financiero internacional (más de 45% de los flujos y transacciones de las finanzas mundiales tienen su fuente en los mercados estadounidenses), el default de su deuda pública tendría consecuencias globales extremadamente dañosas, con visos catastróficos.

El inconveniente es que los mercados financieros internacionales no parecen compartir esta percepción catastrófica. Por el contrario, los rendimientos de los títulos del Tesoro a 10 años (“treasuries”) cayeron esta semana a menos de 3% anual (2,95%), como consecuencia de un aumento extraordinario de su demanda.

A pesar de lo apremiante de la fecha (02/08/11), el default es altamente improbable.

El Departamento del Tesoro, que ya extendió una vez el plazo legal -era el 31/05/11-, puede establecer un orden de prioridad en los pagos y fijar diversas y sucesivas fechas. Además, el 2 de agosto es el plazo para elevar el techo legal, no una declaración de insolvencia.

El Tesoro, con los recursos actuales, puede realizar pagos hasta el 10 de agosto o más.

Lo más probable es que alguna de las calificadoras de riesgo rebaje la calificación de la deuda norteamericana, que hoy tiene la arquetípica triple AAA. Aun en ese caso, la rebaja, en vez de implicar una huida de los “treasuries”, puede acarrear un incremento de su demanda y una eliminación correlativa de la inversión en títulos más riesgosos, como la de los países emergentes.

La inminencia del default, sumada a la alta tasa de desocupación (9,2% en junio / 14,6 millones de desocupados), ofrecen una imagen crítica de EE.UU., cercana a la decadencia. Sin embargo, la productividad norteamericana, sobre todo en la industria manufacturera, es la primera del mundo.

La productividad industrial de Estados Unidos es 10 veces superior a la china (ésta es 11% de la primera).

Por eso los empleos manufactureros han disminuido 5,7 millones en los últimos 10 años; y con el actual ritmo de incremento de la productividad – 6,8% anual – se perderían otros 2,3 millones hacia 2020. ¿Por qué el dólar se deprecia progresivamente? ¿Es una consecuencia del inminente default? La razón es que es cada vez mayor el número de capitales que ingresan a EE.UU. para financiar su déficit fiscal y gasto público, y ese incremento cuantifica la emisión de dólares y títulos por el Tesoro.

El sistema financiero internacional se funda en un patrón fiduciario, lo que significa que se basa en la confianza, sobre todo en EE.UU.; y ésta se revela en el flujo de capitales del exterior que compran activos norteamericanos.

Por eso el valor del dólar no lo fija más la Reserva Federal, sino exclusivamente las finanzas globales.

El sistema político norteamericano no está basado en la “división de poderes”, sino que son tres poderes -Ejecutivo, Congreso, Corte Suprema- que luchan por el control de las decisiones.

El objetivo de sus instituciones es fragmentar el poder y contrabalancearlo, en un sistema de choques y compensaciones (“checas and balances”), cuya prioridad es salvaguardar las libertades individuales y evitar el mal mayor, un Estado centralizado.

Así, en el sistema norteamericano lo regular son las crisis y los enfrentamientos, y lo excepcional los acuerdos y el consenso; y lo que se denomina su “carácter disfuncional” es la descripción de su forma normal de funcionamiento. EE.UU. surgió de una revolución contra un poder centralizado y sus instituciones han sido diseñadas deliberadamente para que la legislación en el nivel federal sea más difícil, no más fácil . “Todos los pronósticos sobre la decadencia norteamericana se han revelado prematuros”, señaló Samuel P. Huntington.

Fuente: Clarín, 31/07/11.
El Dr. Jorge Castro es analista internacional y presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico.
Más información en: www.agendaestrategica.com.ar

Más información:
https://www.economiapersonal.com.ar/2011/07/03/los-cambios-en-la-economia-norteamericana/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/04/10/estados-unidos-se-dirige-hacia-un-estado-reducido-a-la-mitad/

Estados Unidos: Se logró el acuerdo sobre la deuda pública

agosto 1, 2011

El presidente y el Congreso llegan a un acuerdo sobre la deuda de EE.UU.

Por Corey Boles, Jared Favole y Patrick O’Connor

 

WASHINGTON — El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el domingo por la noche que los líderes demócratas y republicanos habían llegado a un acuerdo para elevar el techo de la deuda pública del país y reducir el déficit federal.

A su vez, el líder de la mayoría en la Cámara baja, John Boehner, les dijo a los republicanos esa misma noche que habían alcanzado el marco para un acuerdo con el presidente, según un regulador durante una conferencia telefónica el domingo por la noche.

El presidente Obama dijo que el acuerdo incluirá «modestos» recortes a los programas sociales. El acuerdo aún debe ser aprobado en el Congreso.

Durante el día, varios asesores del Congreso indicaron que el acuerdo elevaría el límite de la deuda en US$2,4 billones (millones de millones) en tres etapas y permitirá inicialmente recortar cerca de US$900.000 millones en gastos durante los próximos 10 años. Una comisión especial de legisladores estaría encargada de delimitar otros US$1,5 billones en reducciones fiscales mediante una reforma impositiva y modificaciones a diferentes programas gubernamentales.

Con todo, semejante plan todavía necesitará el respaldo de los republicanos y ser aprobado por el Senado.

«Aún no estamos listos», advirtió Obama. Además, dijo que el acuerdo no incluye todo lo que quería en las negociaciones.

Pese a toda la ansiedad que ha rodeado este debate en las últimas semanas, el acuerdo deja muchas preguntas sin respuesta, por lo que se anticipan todavía meses y hasta años de discusiones adicionales y dolorosas medidas fiscales. Impone un límite al gasto para los próximos 10 años, pero deja los detalles sobre qué programas serán los que sufran los recortes al criterio de las comisiones del Congreso.

También plantea un debate que se prolongará durante meses sobre cómo redactar las modificaciones a la ley tributaria del país y qué cambios introducir en populares programas como el Seguro Social y la asistencia de salud para ancianos.

Así que si bien se despeja una interrogante sobre la economía con el aumento del límite de la deuda, podrían abrirse muchas otras a largo plazo.
Fuente: The Wall Street Journal, 01/08/11.
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El límite legal de la Deuda Pública

El techo de deuda es el límite que el Congreso establece sobre lo que el Gobierno federal estadounidense puede pedir prestado. El límite aplica a la deuda pública, es decir, a la deuda de cualquiera que posea bonos estadounidenses, además de la deuda propiedad de los fondos fiduciarios del gobierno federal, como los de Seguridad Social y Medicare.

Estados Unidos ya alcanzó su límite de endeudamiento, de 14.3 billones de dólares, y el Departamento del Tesoro advirtió que agotará su capacidad de toma de préstamos para el 2 de agosto, lo que significa que se quedará sin dinero para pagar sus deudas, o una moratoria.

El Congreso estadounidense debe elevar el techo de deuda para evitar que el país caiga en cese de pagos, lo que podría ahuyentar a los inversores, provocar un alza de tasas de interés, un desplome en los precios de las acciones y pondría al país en riesgo de otra recesión.

Sin embargo, demócratas y republicanos no han podido ponerse de acuerdo para elevar el límite de deuda, a pesar de las advertencias de organismos internacionales y del propio Gobierno de Barack Obama.

El poder legislativo estadounidense ha elevado el techo de deuda 74 veces desde 1962, 10 de ellas desde 2001.
Fuente: CNNMoney.

 

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