Recordando a Neil Armstrong

septiembre 30, 2012


Recordando a Neil Armstrong

Por Buzz Aldrin

 

Me gustaría reflexionar acerca de la vida y el legado de Neil Armstrong, gran pionero de la exploración espacial.

Cabe destacar que el servicio conmemorativo en su honor el 13 de setiembre en la Catedral Nacional en Washington, tuvo lugar un día después del aniversario número 50 del discurso del presidente John Kennedy sobre el viaje a la luna. Pronunciado en la Universidad de Rice en Houston, el discurso despertó la imaginación y las ganas del país para emprender «la más arriesgada y peligrosa y mayor aventura en la que un hombre jamás se ha embarcado».

Sentí una profunda tristeza cuando me enteré de la muerte de Neil, mi buen amigo y compañero de tripulación del Apolo 11 junto a Michael Collins. Jamás imaginé que el comandante de nuestra misión fuera el primero de nosotros en partir.

Al pensar en Neil, recuerdo la frase que se le atribuye a Isaac Newton, cuando trató de explicar en el siglo XVII cómo pudo desarrollar una comprensión tan poderosa de la física y las matemáticas. «Si he visto más lejos es porque me he subido en hombros de gigantes».

Para el programa Apolo, Neil fue ese gigante. Era un consumado piloto de prueba y un astronauta cuyas habilidades fueron demostradas en reiteradas ocasiones a lo largo de su carrera, ya sea al expandir la capacidad de la nave espacial X-15 al límite del espacio (207.500 pies o 63.650 metros) a casi 6.500 kilómetros por hora, al tomar el control de su nave espacial durante el Gemini 8 en 1966 y guiándola con seguridad de vuelta a la Tierra; o al escapar en el último segundo posible antes de que el vehículo de entrenamiento de aterrizaje lunar se estrellara, y luego regresar tranquilamente a su oficina para analizar la causa de la avería y presentar un informe del accidente; o, más especialmente, al guiar con destreza el módulo lunar Eagle del Apolo 11 a un aterrizaje seguro sobre una superficie lunar llena de baches.

Todavía recuerdo vivamente cuando estábamos con Neil parados en la árida y desolada pero hermosa superficie de la luna, mirando al pequeño planeta Tierra de un azul brillante, suspendidos en la negrura del espacio, mientras que Mike orbitaba por encima de nosotros esperando nuestro regreso, al tiempo que de manera virtual prácticamente el mundo entero hacía el viaje con nosotros.

Neil no vio el Apolo 11 como un final, sino que, más bien, consideraba la llegada a la luna como un pequeño paso de la humanidad en el cosmos. Aunque Neil era un extraordinario ingeniero, astronauta y líder, era también reservado y de hablar bajo, que prefería abogar en silencio por la exploración del espacio detrás de cámaras. El no buscaba fama ni honor por el trabajo que él sabía que muchos otros habían hecho para hacer posible la llegada a la luna.

La última vez que Neil y yo nos encontramos en la Casa Blanca, algo que hacíamos periódicamente para impulsar la política espacial con distintos presidentes, hablamos acerca de hacia dónde debía darse el siguiente paso: ¿en la luna o en Marte? Yo dije Marte. «¡No!», respondió él, que pensaba que teníamos mucho que aprender de la luna antes de asumir otros retos. Pero al final, aunque a veces diferíamos sobre hacia dónde seguir o en la mejor manera de llegar hasta allí, siempre compartimos la creencia de que Estados Unidos debía liderar en el espacio.

Al pensar en su muerte, debemos también hacer una pausa para recordar a los que dieron su vida en pos de conseguir el sueño de la exploración espacial: la tripulación del Apolo 11, el Challenger y el Columbia. Podemos honrar a todos ellos y al presidente que fue el primero en plantear el reto del alunizaje, renovando nuestra dedicación a la exploración del espacio y abocarnos a perseguirla con la misma determinación y compromiso permanente de la excelencia personificada por Neil Armstrong.

Buzz Aldrin, astronauta del Apolo 11 y Gemini 12, es presidente ejecutivo de Buzz Aldrin Enterprises.

Fuente: The Wall Street Journal, 18/09/12.

El crecimiento de la India

septiembre 30, 2012

India crece a pesar de su Estado, o en contra de él

Por Jorge Castro

 

Los datos principales de la situación de India son los siguientes: 75% de la población de 1.209 millones dispone de telefonía celular con acceso a Internet y hace 10 años ese porcentaje era 9%. PwC (Pricewaterhouse Coopers) estima que la población del subcontinente con ingresos per cápita entre U$S 1.000 y U$S 4.000 anuales ascendió en 2010 a 470 millones de personas, que serían 570 millones en 2020 , con una capacidad de compra de más de U$S 1 billón.

Hay dos datos estructurales que sustentan las perspectivas indias en el mediano/largo plazo: la tasa de inversión es 34,4% del PBI, la segunda del mundo después de China; y el nivel de ahorro interno que fundamenta esta tasa ocupa también el segundo lugar en la economía global (31,6%), por detrás sólo de la República Popular. El sector agrario ocupa más de 700 millones de trabajadores, que producen 17% del PBI, disparidad que revela su atraso productivo, tecnológico y social.

La industria manufacturera es 15% del producto y es el sector más afectado por la densa trama de regulaciones burocráticas, altos costos laborales, falta de crédito e infraestructura ruinosa.

El sector servicios de alta tecnología, con eje en Bangalore, es el primero del mundo, y es la contracara de Silicon Valley, a punto de que -juntos- están a la cabeza del sistema mundial. Pero el racimo de empresas de alta tecnología que tienen por epicentro a Bangalore ocupa menos de 2 millones de trabajadores, entre técnicos, científicos y administrativos (0,16% de la población).

El PBI ha frenado su expansión y crece 5% en 2012, en el tercer año consecutivo de caída desde el auge de 10% experimentado en 2007. Lo previsible, no obstante, es que en vista de su tasa de ahorro / inversión, sumada a la recuperación de la economía mundial, recupere los niveles de expansión de 2000-2010 (8%/9% anual). Lo peculiar del crecimiento indio es el escaso nivel alcanzado por el proceso de reformas (liberalización del comercio interno y externo, privatizaciones, apertura al capital extranjero, desregulación generalizada y en especial financiera).

A pesar de ello, son más de 200 millones los indios que se han volcado a la creación de empresas y a la búsqueda de oportunidades económicas. El propio crecimiento es el que impulsa a la nueva clase media a ahorrar e invertir; y esto ocurre en uno de los países más interconectados del sistema mundial , que utiliza la red de telecomunicaciones e Internet como un instrumento de integración social y autoeducación.

Frente al colapso de la educación pública, más de 40% de los estudiantes recurren a la enseñanza privada y la nueva clase media gasta en educación propia y de los hijos más de 7,5% del total de sus ingresos, un nivel superior al gasto realizado por sus congéneres en China o Brasil. India tendrá 24 millones de graduados universitarios en 2020, más que cualquier otro país del mundo, salvo China; y para lograrlo gastará más de U$S 200.000 millones de su ahorro doméstico . El proceso de auge económico y transformación social desata sus propias fuerzas y crea su impulso interno, de raíz tecnológica, sobre todo en lo que hace a la interconexión interna y con el mundo, arrastrada por la densa trama de telecomunicaciones e Internet.

Por eso la economía y la sociedad indias crecen por saltos, mediante un crecimiento profundamente contradictorio, en el que se une el mayor nivel de pobreza e indigencia del mundo con la disposición y generación de la tecnología más avanzada del planeta. La paradoja india revela la clave de la globalización de los últimos 30 años, que no es una política económica determinada, ni mucho menos una ideología o doctrina de carácter invasor, sino un fenómeno de integración convergente del sistema mundial , guiado por la revolución tecnológica de las telecomunicaciones y el impulso revolucionario de la búsqueda obsesiva de educación.

Fuente: Clarín, 30/09/12.

No aprendimos la lección de la historia

septiembre 26, 2012

No aprendimos la lección de la historia

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

Estamos perdiendo la república a pasos agigantados, puesto que se les da la espalda a sus tres ejes centrales: el respeto al derecho, habitualmente referido como igualdad ante la ley; la transparencia y responsabilidad por los actos de gobierno, y la alternancia en el poder. Por su parte, la democracia está mutando en cleptocracia. Ahora se apunta a la demolición de marcos institucionales que por lo menos quedaban en pie en la letra. Se pretende aniquilar la «matriz liberal» de nuestra Constitución. Después de años, reaparece la visión autoritaria del proyecto constitucional del rosista Pedro De Ángelis y la también fracasada propuesta de Mariano Fragueiro, en oposición al criterio que afortunadamente prevaleció, de Pellegrino Rossi y Juan Bautista Alberdi. Se recurre a las ideas de Arturo Sampay, estampadas en su libro La crisis del Estado liberal-burgués, que condujo al engendro de 1949.

Nos deslizamos hacia la destrucción de los pilares del Código Civil. De por sí, Alberdi había subrayado que no debió promulgarse, en atención al debido respeto al federalismo, en cuyo contexto destacó el caso de Estados Unidos, que no promulgó Código Civil a nivel federal.

Las libertades están siendo estranguladas. Tocqueville ha escrito que «el hombre que le pide a la libertad más que ella misma ha nacido para ser esclavo». Y no se trata de que alguien de la llamada oposición el día de mañana sustituya al actual elenco gobernante, repruebe los modales, pero mantenga el modelo, léase el manotazo al fruto del trabajo ajeno. No se trata tampoco de esperar que otros sean los que resuelvan los problemas, en lugar de asumir cada uno la responsabilidad por el estudio y la difusión de los fundamentos de la sociedad abierta. Por último, no es cuestión de elucubrar frívolamente sobre los precios de las commodities, sino calar hondo en la decadencia moral e intelectual a la que asistimos. Está en juego la libertad, lo cual equivale a decir que está en juego nuestra condición humana, tan degradada hoy por los aplaudidores del discurso oficial.

Resulta tragicómico observar la petulancia de la pretendida regimentación de la economía desde el aparato estatal, con la que se concentra ignorancia, ya que el conocimiento es, por su naturaleza, fraccionado y disperso. Hace falta cierta dosis de biblioteca para incorporar la modestia suficiente y comprender la imposibilidad de dirigir y coordinar millones de arreglos contractuales desde el vértice del poder. El Gobierno ataca la propiedad a través del manejo del flujo de fondos de empresarios acobardados por el aluvión estatista en sus negocios «privados», que en verdad están cada vez más privados de independencia.

Recientemente, en la celebración por el Día de la Industria (otra vez por cadena nacional), se reiteró que el proyecto político de la actual gestión adopta el esquema anacrónico y xenófobo de la «sustitución de importaciones»; es decir, lo que puede comprarse a 10 se pagará 20, con lo que se dilapidarán factores productivos y, consecuentemente, los salarios, en términos reales, serán aún menores (recordemos la ironía del decimonónico Bastiat, que propuso tapiar todas las ventanas «para promover la industria de las velas y así protegerse de la competencia desleal del sol»).

A la tan deteriorada educación estatal (mal llamada «pública», puesto que la privada es también para el público) se suma el engreído adoctrinamiento por parte de la «militancia», una palabra nunca mejor empleada, puesto que proviene del acatamiento vertical y la ciega obediencia. Tampoco ayuda la declaración del ministro de Educación en apoyo a las tomas de colegios, ni ayuda a preservar la concordia la aceptación de la conducta de «barrabravas» (un subterfugio para ocultar su naturaleza criminal) ni permitir que encarcelados asistan a actos políticos gubernamentales.

En nombre de los «derechos humanos» (un pleonasmo, puesto que no hay derechos vegetales, minerales o animales) se condena la repugnante metodología de la guerra contra los terroristas que dio lugar a la inaceptable figura del «desaparecido». En nombre de aquello se aplica una justicia tuerta y una llamativa hemiplejia moral, puesto que no se procesa a los forajidos que dieron inicio a las trifulcas con sus matanzas, torturas y secuestros, a pesar de las claras definiciones y precisiones del Estatuto de Roma.

La inflación responde a un incremento anual del 32% en la base monetaria, que distorsiona los precios relativos y, a su vez, induce a los operadores económicos al derroche del siempre escaso capital. En el sector financiero, también el Gobierno impone el manejo arbitrario del 5% de la cartera de préstamos de bancos privados al 15% de interés.

Esto se lleva a cabo en el marco de un gasto público descontrolado del 33% anual y un déficit del 5% del producto financiado con las antes mencionadas emisiones de la banca central a través de adelantos al Tesoro que se toman como un roll-over indefinido, sin declarar los correspondientes quebrantos de la autoridad monetaria. Esa situación se vincula con una falsa contabilización de reservas, puesto que, además, no se computa la deuda con Bruselas, la deuda en default, los pasivos contingentes con el Ciadi. La fuga de dólares representa el 40% del total de las existencias de octubre del año pasado.

Hay medulosos estudios que estiman que la presión fiscal promedio es del 60% del producto, voracidad que tiene lugar a pesar de que el Gobierno se apoderó de los fondos de la jubilación privada, que se destinan a encarar aventuras de diversa naturaleza, como otorgar créditos hipotecarios a tasas que no cubren ni remotamente la depreciación monetaria, al tiempo que no se atienden los cientos de miles de juicios de los pensionados por haberes impagos.

Los medios de transporte y la energía han sido abundantemente subsidiados en las tarifas y los respectivos precios, con lo que las inversiones en esos rubros se han paralizado. A eso se agregan la confiscación de YPF y el insólito decreto 1277, a través del cual el aparato estatal pretende manejar a su arbitrio toda el área petrolera en medio de acuciantes problemas. Eso, entre otras cosas, augura para la mencionada empresa la suerte de Aerolíneas Argentinas, que pierde dos millones de dólares diarios, puesto que no se puede «jugar al empresario» si no se arriesgan recursos propios fuera de la órbita del privilegio estatal.

Los conflictos sindicales se acentúan en una despiadada disputa por ver quién es más favorecido por la ley de asociaciones profesionales y convenios colectivos. Los despidos y los cierres de fábricas están a la orden del día. Sirvan como ejemplo los 150 frigoríficos cerrados debido a una política que liquidó doce millones de cabezas de ganado. El sector agropecuario se queja de las retenciones (en verdad, impuestos) y la obligación de liquidar en el mercado oficial, denominado libre y único, pero que no es lo uno ni lo otro.

Las operaciones inmobiliarias descienden, según los registros de las escrituras, junto con una merma abrupta en la construcción y ventas menores de electrodomésticos, automóviles y otras áreas sensibles, por lo que la inversión de bienes de capital decreció un 42% desde principios del corriente año. La deuda pública externa se ha sustituido por la interna, elevada sólo en los tres últimos años en 31.500 millones de dólares (similar a la cancelación con el FMI).

Este racconto pone en evidencia el estado de descomposición de la Argentina, que antes de que se volviera fascista en los años 30 y del advenimiento del peronismo era la admiración del mundo en cuanto a sus niveles culturales y materiales, por lo que la población se duplicaba cada diez años a raíz de las formidables oleadas de inmigrantes que venían a «hacerse la América», en vista de que los salarios del peón rural y los obreros de la incipiente industria eran muy superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, Italia y España.

Hace décadas y décadas que venimos a los tumbos. Es de esperar que no tenga razón Aldous Huxley cuando escribió que «la gran lección de la historia es que no se ha aprendido la lección de la historia».
Fuente: La Nación, 26/09/12.

Tres de cada cuatro start-ups fracasan

septiembre 26, 2012

Un secreto bien guardado: 3 de cada 4 start-ups fracasan .

Por Deborah Gage

 

Desde afuera se ve todo muy fácil. Un emprendedor con una tecnología de moda y fondos de capital de riesgo se convierte en millonario a los 20 años.

Sin embargo, ahora existen pruebas de que esas start-ups respaldadas por capital de riesgo fracasan en una proporción mucho más alta que la que la industria suele mencionar.

Cerca de tres cuartas partes de las empresas respaldadas por capital de riesgo en Estados Unidos no devuelven el capital a los inversionistas, según un reciente estudio de Shikhar Ghosh, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard.

Comparemos eso con las cifras que lanzan los capitalistas de riesgo. La regla común es que sólo fracasan por completo tres o cuatro de cada 10 empresas nuevas. Otras tres o cuatro devuelven la inversión inicial, y una o dos producen ganancias sustanciales. La Asociación Nacional de Capital de Riesgo de EE.UU. calcula que entre 25% y 30% de las empresas respaldadas por estos inversionistas fracasa.

Ghosh apunta que la discrepancia se debe en parte a la falta de investigación en profundidad sobre los fracasos.

Sus hallazgos se basan en datos de más de 2.000 empresas que recibieron financiación de capital de riesgo, en general al menos US$1 millón, entre 2004 y 2010. También estudió las carteras de firmas de capital de riesgo y habló con gente de start-ups, dice. Los resultados fueron similares cuando examinó los datos de las empresas financiadas entre 2000 y 2010, agrega.

Los capitalistas de riesgo «entierran a sus muertos de forma muy silenciosa», señala Ghosh. «Hacen hincapié en los éxitos, pero de ninguna manera hablan de sus fracasos».

También hay diferentes definiciones de fracaso. Si significa la liquidación de todos los activos, en la que los inversionistas pierden todo su dinero, se calcula que fracasa entre 30% y 40% de las start-ups estadounidenses de alto potencial. Si el fracaso, en cambio, es definido como no obtener el retorno proyectado sobre la inversión —por ejemplo, una tasa de crecimiento de los ingresos específica o una fecha en la que se espera recuperar el dinero—, entonces fracasa más de 95% de las nuevas empresas, según la investigación de Ghosh.

El fracaso es a menudo más duro para los emprendedores que pierden dinero que han pedido prestado de tarjetas de crédito o de sus amigos y familiares que para los que recaudaron capital de riesgo.

«Cuando uno ha alcanzado la autosuficiencia de un negocio en el que no se extrae un salario y agota los ahorros que tiene, es una de las cosas más difíciles de hacer», dice Toby Stuart, profesor de la Escuela de Negocios Hass, de la Universidad de California en Berkeley.

Los capitalistas de riesgo realizan inversiones de alto riesgo y está dentro de sus cálculos que algunas fracasen, en tanto que los emprendedores que levantan financiación a menudo obtienen salarios, dice.

Daniel Dreymann, fundador de Goodmail Systems Inc., un servicio para minimizar el spam, mudó a su familia de Israel a EE.UU. en 2004, un año después de cofundar la empresa en Mountain View, California. La compañía recaudó US$45 millones en capital de riesgo de firmas como DCM, Emergence Capital Partners y Bessemer Venture Partners, y forjó sociedades con AOL Inc., Comcast Corp., y Verizon Communications Inc. En su mejor momento, en 2010, Goodmail tenía alrededor de 40 empleados.

Sin embargo, la empresa comenzó a tener dificultades luego de que su relación con Yahoo Inc. se desmoronara a principios de ese año, cuenta Dreymann. Un portavoz de Yahoo no quiso hacer comentarios al respecto.

A principios de 2011 se cayó una adquisición por parte de una empresa que forma parte de la lista Fortune 500. Poco después, Dreymann entregó las llaves de Goodmail a una liquidadora empresarial.

Todos los inversionistas de Goodmail incurrieron en «pérdidas sustanciales», dice Dreymann. Él ayudó a la liquidadora a devolver todo lo que pudo a los inversionistas de Goodmail, asegura. «Esa gente creyó en mí y me apoyó».

La forma en que ha manejado su compañía el emprendedor que fracasa, y qué tan bien ha trabajado con sus anteriores inversionistas, marca la diferencia en la capacidad para persuadir a los capitalistas de riesgo estadounidenses para respaldar sus futuras start-ups, dice Charles Holloway, director del Centro de Estudios de Emprendimiento de la Universidad de Stanford.

En general, las compañías no respaldadas fracasan con mayor frecuencia que las financiadas por capitalistas de riesgo en los primeros cuatro años de existencia, normalmente porque no tienen el dinero necesario para mantenerse a flote si el modelo de negocios no funciona, dice Ghosh. Las empresas apoyadas por capital de riesgo tienden a quebrar después de su cuarto año, una vez que los inversionistas dejan de inyectar más fondos, explica.

De todas las compañías, cerca de 60% de las start-ups sobreviven hasta el tercer año y alrededor de 35% hasta los 10 años, según estudios separados de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. y la Fundación Ewing Marion Kauffman, una organización sin fines de lucro que promueve el emprendimiento en ese país. Ambos estudios tuvieron en cuenta sólo sociedades anónimas con empleados. Además, las compañías que no sobrevivieron podrían haber cerrado sus puertas por razones diferentes a un fracaso, por ejemplo si son adquiridas o los fundadores se dedican a nuevos proyectos. Las empresas debilitadas fueron contabilizadas como sobrevivientes.

De las 6.613 empresas estadounidenses financiadas inicialmente con capital de riesgo entre 2006 y 2011, 84% se mantienen sin cotizar en bolsa y operando de forma independiente, 11% fueron adquiridas o realizaron una oferta inicial de acciones, y 4% quebraron, según Dow Jones VentureSource. Menos de 1% se encuentra en la actualidad registrada para salir a bolsa.
—Vanessa O’Connell contribuyó a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 24/09/12.

Las perspectivas del euro

septiembre 26, 2012

Es hora de que los optimistas del euro se dispersen

Por Nicholas Hastings

 

Durante gran parte del verano boreal, los optimistas sobre el euro estuvieron en ascenso.

El Banco Central Europeo prometía una gran bazuca para resolver la crisis de la deuda, y Alemania parecería estar respaldándolo.

Además, aunque la economía mundial aún se estaba desacelerando, las perspectivas de mayor liquidez por parte de los principales bancos centrales del mundo eran suficientes para alentar las expectativas del mercado de que lo peor de la crisis financiera había pasado.

Pero ahora, el optimismo del mercado llega a su fin.

La gran bazuca del BCE resultó tener un defecto fatal y las nuevas dosis de liquidez no han tenido el impacto deseado sobre el crecimiento mundial.

Por lo que, para el euro, esto podría significar el fin del optimismo, donde los pesimistas están ganando más terreno en el mercado del que tenían antes de que comenzara la escalada del verano.

En cada momento de los últimos días, las perspectivas para el euro se han ido deteriorando un poco más.

Vale mencionar la gran bazuca, o, como la denomina el banco, las Transacciones Monetarias Directas (OMT, según las siglas en inglés).

Este programa de compras de bonos fue diseñado para reducir los costos de endeudamiento de los deudores clave, como España e Italia, y evitar que la crisis de la deuda se expandiera aún más.

Pero, al reducir los costos de endeudamiento, el anuncio de las OMT le ha dado tiempo a España para atrincherarse en su rechazo a las condicionalidades. Esto significa que es menos probable que el país adopte las reformas fiscales que son necesarias para hacerlo más atractivo para los inversionistas en el más largo plazo, y que la crisis de la deuda podría volverse aún más difícil de resolver que antes.

El éxito de la subasta de bonos españoles de esta semana, en la cual el país fue capaz de obtener fondos más baratos que antes en los extremos corto y largo del mercado, sólo significa que las OMT seguirán vigentes por más tiempo.

A nivel mundial, el entusiasmo por la largamente esperada decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de lanzar un mayor expansionismo cuantitativo también demostró ser de corto impacto, pese a la promesa del banco central estadounidense de dejar el ejercicio con final abierto.

Y la medida de relajamiento monetario de Japón que los siguió esta semana, la cual incluye compras de activos adicionales por 10 billones de yenes, no tuvo ningún impacto positivo sobre las expectativas de crecimiento.

Para empeorar las cosas para el euro, así como para la percepción mundial del riesgo, la serie de datos económicos publicados en todo el mundo muestra pocas señales de una mejoría. De hecho, los datos parecen haber decepcionado las expectativas del mercado en muchos casos.

Ciertamente, algunos datos recientes del mercado de la vivienda en Estados Unidos fueron ligeramente mejores de lo anticipado, pero el impacto sobre la percepción se diluye frente a las noticias procedentes de otras partes del mundo.

Tan sólo el jueves hubo malas noticias de China, donde el último índice de la actividad de las manufacturas del sector privado aún apunta a una contracción; de Japón, donde las exportaciones continuaron sufriendo por la fortaleza del yen; y de la eurozona, donde los últimos índices de gerentes de compras mostraron que la actividad industrial se está contrayendo más de lo anticipado.

Para los optimistas, todas estas noticias son lo suficientemente malas en sí mismas.

Pero, lo que realmente los hace dispersarse al viento ahora es darse cuenta que, habiendo disparado parte de sus armas más pesadas hasta el momento, los autoridades tal vez no tengan muchos ases en la manga para mejorar la confianza nuevamente.
Fuente: The Wall Street Journal, 24/09/12.

El espíritu de la reforma constitucional

septiembre 25, 2012

El espíritu de la reforma constitucional

Por Roberto Cachanosky

 

Si bien por el momento el oficialismo parece haber levantado el pie del acelerador en su propuesta de reforma constitucional, todo parece indicar que, aun con el 66% de la gente en contra de dicha reforma, igual insistirán y harán lo imposible por llevar a cabo el proyecto de CFK for ever.

Parece haber dos grandes argumentos que esgrime el oficialismo para impulsar la reforma constitucional.

El primero es la re relección de CFK porque para ellos es la única persona que puede llevar adelante el proyecto nacional y popular. Es decir, con este argumento reconocen dos cosas: a) que no tienen a nadie más dentro de las filas del kirchnerismo como para ganar una elección y b) que no creen en las instituciones como mecanismo de desarrollo de los países sino que creen en personajes providenciales, algo así como un dictador bueno que solo él está en condiciones de guiar a un pueblo descarriado y sin rumbo. Puesto en castellano básico, todos los argentinos somos una colección de tarados que no podemos encontrar a una persona que pueda hacer crecer el país y solo una sola, ella, es la tocada por la mano de Dios para salvar a la patria. Un verdadero pensamiento mesiánico, entendiendo por mesiánico “sujeto real o imaginario en cuyo advenimiento hay puesta confianza inmotivada o desmedida” según la Real Academia Española.

El tema de la posibilidad de relegir a un presidente siempre fue tema de debate. Personalmente, creo que no debería haber relección para que sean las instituciones y no las personas las que conduzcan a un país hacia la senda del crecimiento. Dicho de otra manera, con reglas de juego claras, las personas elegidas por el voto deberían limitarse a administrar la cosa pública por un corto período y luego le tocaría el turno a otro, quien, siempre subordinado al orden jurídico existente, administraría la cosa pública.

En todo caso, de haber alguna reforma debería ser para anular la relección del presidente y dejarle solo un mandato de cuatro años, a partir de los cuales se vuelve a su casa. De esta forma no solo imperarían las instituciones, sino que, además, llegar al poder dejaría de transformarse en un negocio personal por el cual los sátrapas se matan por alcanzarlo. Además, desestimularía el clientelismo y otras formas perversas de someter y denigrar a la gente.

El segundo argumento que esgrime el oficialismo es el de cambiar el espíritu de la Constitución para llevarnos a una especie de socialismo del siglo XXI al estilo Chávez.

Este segundo argumento francamente no lo entiendo, porque hoy el Gobierno ignora olímpicamente la Constitución Nacional. Por ejemplo, y sin defender a la ex Ciccone, el Ejecutivo la intervino por decreto cuando en realidad constitucionalmente es un juez el que debe dar la orden de intervención.

Más patético es que el presidente pueda firmar un DNU y que, con la aprobación de una sola cámara, ese DNU tenga fuerza de ley, cuando todos sabemos que un proyecto de ley para transformarse en ley necesita de la aprobación de ambas cámaras. Es decir, el presidente se ha transformado casi en un dictador.

Agreguemos a eso los superpoderes para manejar el presupuesto a su antojo, la aplicación de impuestos o modificaciones de las alícuotas sin pasar por el Congreso e infinidad de otras cuestiones como para advertir que hoy en día la Constitución es letra muerta.

Al respecto, tengo mi teoría. En rigor, nuestra Constitución de 1853 tuvo un espíritu liberal que fue el que le permitió al país dejar de ser un desierto para transformarse en una de las naciones más prósperas del mundo. Los inmigrantes no venían a morirse de hambre a la Argentina, sino que llegaban a estas tierras porque sabían que —con su esfuerzo y trabajo— tenían un futuro.

Por supuesto que hoy está de moda denostar a la generación del 80, pero la realidad histórica es que esa generación, con sus más y sus menos, construyó un país pujante. Sin embargo, en algún momento de la historia, fecha que da para el debate, se quebró el espíritu de la Constitución de 1853 y nos fuimos al diablo. Las ideas fascistas, el falso nacionalismo y el populismo tuvieron más peso en las ideas de la mayoría de la población que el espíritu de la Constitución de 1853.

Mi impresión es que esa Constitución que impulsó Juan Bautista Alberdi fue perfecta en los papeles, pero hubo una generación que no compartió los ideales plasmados en Las Bases, primero, y, luego, extensamente explicados en el Sistema Económico y Rentístico (el título del libro es más largo).

Dicho de otra manera, pareciera ser que la mayoría del pueblo argentino no comparte los ideales de Alberdi, sino que se ha inclinado más por el populismo, el fascismo y gobiernos poderosos, con lo cual la Constitución de 1853 tuvo un período muy corto de vigencia en nuestra historia. Sin embargo, en ese breve período demostró que si se seguían sus pasos podía ofrecerles a sus habitantes la libertad y el progreso económico.

Por eso muchas veces dudo de la fuerza que pueda tener una constitución escrita. Si las ideas que nutren a una constitución no son carne en la sociedad, esa constitución está destinada a ser ignorada.

Ahora bien, si a lo largo de nuestra historia del siglo XX y lo que va de este se ha vulnerado sistemáticamente la Constitución de 1853, y no solo en la parte en que se establece cómo se eligen las autoridades de la nación sino también en los derechos y garantías de los ciudadanos, la pregunta que surge es: ¿para qué quiere el kirchnerismo cambiar la Constitución si igual no la respeta? ¿Para qué modificarla si de todas formas hace lo que se le canta?

Obviamente que la primera respuesta que surge es para que Cristina Fernández de Kirchner pueda perpetuarse en el poder. Otra respuesta posible es que, además, necesitan el poder para no sufrir un tsunami de juicios luego de perderlo. Sin embargo, también podría agregarse la idea de reformar la Constitución para darle “legalidad” a un gobierno autoritario.

En los 70, los grupos subversivos quisieron tomar el poder por las armas para establecer una dictadura al estilo cubano. Y bueno es aclarar que esa lucha armada la llevaron a cabo bajo un gobierno electo como fue el de Isabel Perón, que asumió la presidencia luego de la muerte de Juan Domingo Perón. Es decir, los muchachos idealistas de los 70 se alzaron en armas contra un gobierno constitucional para intentar establecer una dictadura. Si el golpe del 76 no se hubiese producido, se quedaban sin argumentos para continuar la lucha armada porque no podían argumentar que usaban las armas contra un gobierno constitucional. Necesitaban que los militares tomaran el poder para así “legitimar” sus acciones violentas.

Hoy día ese mecanismo sería rechazado por la sociedad y, por lo tanto, la reforma constitucional sería algo así como la frutilla del postre que le daría “legitimidad” a una dictadura limitando o anulando la libertad de expresión, el derecho de propiedad, de enseñar, de aprender y difundir las ideas sin censura previa. Digamos que la idea es mostrarle al mundo que esto no es una dictadura porque tiene una Constitución que avala los atropellos del gobierno contra los habitantes.

El gran interrogante es el siguiente: así como la mayoría de la gente no aceptó el espíritu liberal de la Constitución de 1853, habría que ver si en la mayoría de la población impera el espíritu de un gobierno dictatorial y eterno.

Mi impresión es que ese espíritu de un gobierno autoritario y eterno no impera en la sociedad argentina, sobre todo en la clase media, y por eso los continuos ataques del gobierno a ese sector de la sociedad. Tengo para mí que el continuo ataque a la clase media es un paso fundamental para poder avanzar hacia una reforma constitucional que “legitime” una dictadura. Destruirla para que no sea un obstáculo en su avance hacia el autoritarismo. Es por eso que no se aplican políticas que terminen con la pobreza. Por el contrario, el “negocio” político es crear más pobres, suponiendo que los pobres apoyarán un modelo autoritario. Igualar hacia abajo con unos pocos ricos que detenten el poder sería el objetivo.

Tal vez me equivoque, pero me parece que el espíritu de la reforma constitucional es, justamente, el de darle un aspecto de “legitimidad” a un sistema autoritario. En los 70 quisieron imponerlo por las armas y fracasaron. Ahora, intentan simular un proceso democrático para ver si consiguen lo que no lograron por la vía del terrorismo.
Fuente: Economía para Todos, 25/09/12.
www.economiaparatodos.com.ar

Ahora la mediana edad recién empieza a los 55 años

septiembre 24, 2012

Dicen que la mediana edad recién empieza a los 55 años

Por Valeria Román

 

“Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario”, sostenía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en el siglo XVIII. Ahora, habría que extender bastante las cifras de su frase porque muchos sienten que la mediana edad recién empieza a los 55 años.

El dato surge de una reciente encuesta realizada en Inglaterra a 1.002 adultos mayores de 50 años. La mitad son abuelos. Los encuestados tomaban cursos en línea por el sitio Love to learn, asociada a una empresa privada dedicada a dar cursos de capacitación.

El 70 por ciento de los entrevistados se consideraban a sí mismos en la edad mediana. Y consideraron que la mediana edad empieza en promedio a los 55 años. Recién después de los 69 -expresaron también-, se empieza a vivir la vejez.

Además, el 85% consideró que la mediana edad tiene grandes beneficios: se tiene más confianza y experiencia en comparación con los años en que eran más jóvenes (51%); se siente menos miedo a cometer errores (48%); o hay más tiempo para aprender nuevas cosas o tener otros hobbies (42%), entre otras ventajas. Es decir, más que sentir el paso del tiempo como una pérdida, los mayores están percibiéndolos como una oportunidad para seguir haciendo.

“Si bien la encuesta se hizo en Inglaterra, la situación podría trasladarse a un país como la Argentina. Hoy las personas de 60 años no se sienten viejos. La percepción cambió totalmente, a pesar de que desde el punto de vista laboral la jubilación está cerca”, afirmó Félix Nallim, médico geriatra y presidente de la Asociación Gerontológica Argentina, al ser consultado por Clarín . “Antes se solía decir que las personas tienen la edad de sus arterias. Pero hoy consideramos que una persona empieza su vejez cuando pierde la capacidad para adaptarse a realizar las actividades de su vida diaria, desde vestirse, manejar dinero, o cuando deja de tener interés en aprender”, agregó Nallim.

En tanto, Enrique Rozitchner, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autor del libro “ La vejez no pensada” , consideró que “antes se percibía que la mediana edad empezaba a los 40. Pero hubo un corrimiento. La adolescencia se extendió más allá de los 20 años. La maternidad se postergó, y así hoy se percibe que la mediana edad empieza a los 55 años, y la vejez a los 70”.

Rozitchner advirtió que algunas personas mayores pueden caer en la negación del paso del tiempo. “Como siguen activas, puede haber una negación de que están envejeciendo. Esto puede llevar a la omnipotencia y a exponerse a riesgos. Por ejemplo, no se prepara para la jubilación, entra en shock cuando se retira. O sigue haciendo deportes de una manera que no es conveniente para la edad. Lo mejor reflexionar y prever la vejez, porque cuanto más se la niegue, menos resistencia habrá cuando los problemas se desarrollen”.

Fuente: Clarín, 19/09/12.

 

Más información:

https://www.economiapersonal.com.ar/2012/08/26/la-clave-de-la-longevidad/

https://www.economiapersonal.com.ar/2012/05/15/los-50-de-hoy-son-los-30-de-ayer/

http://www.actitud50.com/es/mente-sana/1056-los-ingredientes-para-una-vida-plena-a-los-50-anos.html

http://www.actitud50.com

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/09/04/vivir-mas-de-cien-anos/

https://www.economiapersonal.com.ar/2008/11/13/enfermedades-criticas/

 

La farsa del presupuesto en Argentina

septiembre 24, 2012

Dibujo

Por Enrique Szewach

 

A estas alturas,  decir que el Presupuesto Nacional hace mucho que dejó de ser “la ley de leyes”, resulta una perogrullada.

Para ser sinceros, en  entornos de alta inflación, como tuvimos también en otros momentos de la historia argentina, todo presupuesto anual dista mucho de reflejar la verdadera asignación de gastos y cálculo de recursos.

Sin embargo, el agravante presente es que, mientras antes las discrepancias entre la realidad y lo presupuestado obligaba a una discusión con el Congreso, para buscar nuevos fondos, autorizar incrementos de gastos o modificar partidas, en el presente esquema, toda subestimación de recursos puede ser gastada y toda partida puede ser reasignada a su antojo por el Poder Ejecutivo, mientras no se altere el déficit/superávit original,  sin muchas explicaciones ante los responsables de votar impuestos o fijar prioridades del gasto.

Es en ese sentido, que la institución presupuestaria ha dejado de funcionar, como otras instituciones en nuestro país.

Sin embargo, así como los garabatos que se hacen en un test psicológico permiten inferir los rasgos de conducta del dibujante, así los “dibujos” del presupuesto permiten inferir los problemas reales y las “soluciones” que propone el Ejecutivo.

El gobierno inventa el presupuesto sujeto a dos restricciones: tiene que mostrar crecimiento de gastos y superávit fiscal. (Una baja del gasto sería un “ajuste” y un déficit fiscal sería “mala administración”).

Por lo tanto, también debe mostrar aumento de ingresos.

Mientras los gastos crecían con cierta “moderación”, la ingeniería del presupuesto consistía en subestimar mucho los ingresos, para, pese a mostrar superávit, esconder el verdadero aumento de ingresos, lo que permitía luego, asignar el “sobrante” a gastos, con total discrecionalidad.

Así, por ejemplo,  en el 2010, los ingresos verificados superaron en más del 15% a los presupuestados, lo que permitió gastar más de 50000 millones de pesos, por encima de lo autorizado.

Pero a partir del 2011, y sobre todo este año, como los gastos “explotan” ya desde lo presupuestado y hay que mostrar superávit fiscal, antes de pagos de deuda, no se pueden subestimar demasiado los ingresos (porque de lo contrario, dado el aumento del gasto presupuestado, se reflejaría un déficit).

De allí que la subestimación de ingresos resultó muy baja en el 2011, en torno a un 5%, y será casi nula este año, por el menor nivel de actividad y la mala cosecha.

Sin embargo, eso no impidió, ni impedirá el año próximo, gastar otra vez unos 60000 millones de pesos más de lo previsto.

Y es aquí dónde entra la figura estelar de la realidad fiscal actual, este exceso de gasto es financiado con endeudamiento “disfrazado”, principalmente con el Banco Central, que estuvo incorporando en su activo “papelitos” de la deuda pública, en lugar de dólares, y en su pasivo, cada vez más emisión monetaria para pagar esos mayores gastos.

Y aquí esta el centro del “problema/solución” fiscal.

El gasto crece bien por encima de los ingresos genuinos. Una parte se financia con el Banco Central, con emisión de moneda y uso de reservas.

Y otra parte es impuesto inflacionario “implícito” incluido en el resto de los impuestos, por aumento nominal de la base imponible. (Sobre todo el IVA que se cobra sobre precios muy superiores a los del año anterior. O el no ajuste por inflación en la base del impuesto a las ganancias que pagan empresas y personas).

Pero existe además un ajuste fiscal “real”, cuando ciertas partidas de gasto no se actualizan al ritmo de la inflación, en especial, transferencias discrecionales a provincias, o subsidios varios.

Lo que refleja el dibujo presupuestario es que la situación fiscal, incluyendo pagos de deuda, presenta serios problemas y que sólo el Banco Central y el impuesto inflacionario implícito, permiten financiar un agujero que este año, entre Nación y Provincias, superará los 100.000 millones de pesos, aunque el año entrante puede ser algo menos, por compromisos de deuda más bajos y mayores ingresos genuinos (Si la soja ayuda lo suficiente).

En síntesis, lo que sí dice el presupuesto es que 2013 será otro año de alta inflación, pérdida de competitividad cambiaria, restricciones a la compra de dólares, y ajustes conseguidos por caída en términos reales de ciertos subsidios y gastos.

Como se ve, a veces los dibujos valen más que las palabras.
Fuente: Perfil, 23/09/12.

Argentina: Los permanentes engaños del INDEC

septiembre 24, 2012

Datos polémicos: Según el INDEC, con 13 pesos al día alcanza para dejar de ser pobre

Por Ismael Bermúdez

 

Las estadísticas del INDEC siguen dando que hablar. Según el organismo estadístico si una persona tiene ingresos equivalentes a $ 13 por día ya deja de ser considerada pobre. Esto significa que con ese dinero esa persona puede comer, vestirse, viajar, pagar el alquiler, los gastos de la vivienda, de salud y de educación, y hasta hacer alguna actividad de esparcimiento.

Ese ingreso diario surge de tomar la valuación de la Canasta Básica Total que el INDEC toma como referencia para establecer la línea de pobreza. Para agosto pasado fue calculada en 1.555 pesos mensuales. Esto significa que una familia tipo (matrimonio con 2 hijos) o cuatro personas con ingresos superiores a ese monto -aunque sea por un peso- deja de ser pobre. Dividido el total por 30 días del mes, arroja $ 52 diarios por familia . A su vez, esto se puede traducir a $ 13 al día por persona.

En base a esta canasta básica total, el Gobierno hace gala semestralmente de un nivel de pobreza muy bajo, de apenas el 6,5% de la población. Este es el último dato oficial, que corresponde a la segunda mitad de 2011.

El 24 de este mes se publicará el próximo dato oficial sobre pobreza e indigencia en la primera mitad de 2012. Tal como viene mostrando la serie, la baja se profundizará y el Gobierno podrá anunciar que casi no hay indigencia y que la pobreza es un problema apenas marginal en la sociedad.

En cambio, si los cálculos se hicieran sobre la misma canasta del INDEC pero ajustada por la inflación real (tomando como referencia el promedio de la suba de precios que registran las provincias ), una familia tipo necesitaría al menos $ 120 por día o más de $ 30 por persona para no ser pobre. La canasta actualizada en base a las pocas provincias que miden en forma independiente se ubica en torno de 3.600 pesos.

De esta manera, las cifras de pobreza se multiplicarían por tres o más: por ejemplo, pasarían del 6,5% que informó el INDEC para la segunda mitad de 2011, al 21,9% que midió la encuesta que realiza periódicamente la Universidad Católica Argentina (UCA).

La brecha que surge no es menor: entre uno y otro porcentaje, hay -en menos o en más- una diferencia de unos 6 millones de pobres . La estimación de la UCA se refiere a 8,5 millones de personas pobres. Y la oficial limita el problema a 2,6 millones.

La irrisoria “línea de pobreza” de $ 13 diarios que fija el INDEC para calcular la pobreza, surge del mismo cálculo oficial que sostiene que es posible comer las cuatro comidas diarias con $ 6 al día.

La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que releva el organismo determinó que en esa franja de hogares alrededor del 40% de los ingresos se destinan a alimentarse – cubriendo los requerimientos calóricos y proteicos- que son los polémicos $ 6 por día.

Los otros 7 pesos diarios son los que la persona destina a costear todas los demás gastos antes detallados, que van desde vestirse y viajar hasta el esparcimiento .

De acuerdo con los reclamos de las organizaciones sociales, los $ 13 diarios no alcanzarían para cumplir con los hábitos de consumo de la población sobre los que se basa la encuesta del INDEC.

Y esto sería así aunque el grupo familiar no pague alquiler y viva en un asentamiento, estén “enganchados” a la luz, los chicos concurran a una escuela pública con comedor escolar incluido, el padre o la madre vayan en bicicleta al trabajo, todos se atiendan en el hospital público, reciban gratis todos los medicamentos y la recreación consista sólo en “matear” los domingos en la plaza del barrio.

Frente a la polémica que generaron las cifras oficiales, el propio INDEC buscó minimizar el alcance de sus cálculos de la canasta básica. Según su titular, Ana Edwin, es solamente un valor “teórico” o “tiene poco valor para saber cómo vive la población”.

Pero lo real es que se usa para medir la indigencia y la pobreza y para presentar una radiografía social que se divorcia cada vez más de la real. Y también para fijar los valores monetarios de muchos subsidios y planes sociales.
Fuente: Clarín, 19/09/12.

La Reconversión Laboral en Estados Unidos

septiembre 24, 2012

Reconversión laboral, una clave para EE.UU.

Por Jorge Castro

 

La Reserva Federal, por impulso de su presidente Ben Bernanke, lanzó una inyección de hiperliquidez de US$40.000 millones mensuales, a través de la compra de activos financieros ( securities ) garantizados por hipotecas, en una operación sin término, atada exclusivamente a los resultados de la economía real , en especial a los de la industria de la construcción, fijando la atención en el indicador creación de empleo.

Si se suma a esta adquisición masiva de securities hipotecarias, la compra sistemática de títulos del Tesoro de largo plazo (20/30 años) que realiza la Reserva Federal desde hace dos años, significa que el Banco Central estadounidense inyecta todos los meses una cifra de US$ 85.000 millones, sin límite de tiempo.

¿Qué es lo que tiene presente Ben Bernanke al realizar este giro estratégico de 180° grados? La Reserva Federal prevé lo siguiente: la tasa de crecimiento en 2012 será 1,85% anual y trepará a 2,7% en 2013, para alcanzar 3,4% en 2014 y disminuir en el largo plazo a 2,4%, casi 1 punto por debajo del potencial de largo plazo de los últimos 100 años (3,1% anual). El desempleo cae a 7,35% en 2014 y se estabiliza en 5,6% en el largo plazo, 1 vez y media por encima de la pauta lograda en la década del 90 (3,9%).

El problema no es la desocupación en el largo plazo, sino el cambio de naturaleza que experimenta y en dos dimensiones: 5 millones de trabajadores han abandonado el mercado laboral ante la imposibilidad de encontrar empleos acordes con su calificación, y 60% de los actuales desocupados se encuentran en esa condición desde hace 6 meses/1 año. Su situación ha adquirido así un carácter estructural.

Disminuye la fuerza laboral y también el potencial productivo de largo plazo.

Esto sucede cuando se retiran del mercado los babyboomers , la fuerza de trabajo crece a la mitad del promedio histórico y el potencial de largo plazo se reduce a 0,5% por año a partir de 2020.

El problema laboral de EE.UU. está vinculado a la reconversión de su economía y en especial de su industria manufacturera, que experimentan un proceso de cambio tecnológico y aumento de la productividad de extraordinaria envergadura, pero que aleja los empleos que ofrece del nivel actual de calificación de su fuerza de trabajo.

Bernanke advierte que en el caso de que el cambio tecnológico fuera acompañado por un boom de inversión –lo que por el momento no sucede– la distancia entre los nuevos puestos de trabajo y la actual fuerza laboral se acentuará y el drama social norteamericano no hará más que agravarse .

Por eso coloca el énfasis en la industria de la construcción, porque es la única que puede ofrecer empleos de baja calificación en gran escala.

Bernanke intenta ganar tiempo, con una solución de corto plazo para los sectores más afectados por los aspectos estructurales del fenómeno de la desocupación.

La respuesta de fondo –el titular de la Reserva Federal lo ha señalado repetidas veces– es la reconversión de la fuerza de trabajo (capital humano) , a través de una verdadera revolución educativa, que eleve cualitativamente el nivel de inteligencia sistémica y el grado de calificación de trabajadores, técnicos y profesionales estadounidenses.

El mundo avanzado (UE/ EE.UU./Japón) se encuentra en un punto de inflexión.

Se ve forzado a reconvertir su economía y su fuerza de trabajo en un plazo históricamente breve . Bernanke y Mario Draghi (Banco Central Europeo) le han dado tiempo (3/5 años) para completar ese proceso ineludible, cuyo objetivo es readquirir condiciones de competitividad/productividad acordes a la época. Y en ella los parámetros los fijan los países emergentes/asiáticos, sobre todo China.

La crisis del mundo avanzado continuará por un período semejante al que exija su reconversión y asegura una etapa similar de inestabilidad profunda del sistema internacional.
Fuente: Clarín, 19/09/12.

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