El colapso de un banco grande no pondría en peligro al sistema, dice presidente del FDIC
PorVictoria McGrane.
Martin Gruenberg, presidente de Federal Deposit InsuranceCorp. Drew Angerer/Getty Images
WASHINGTON — Casi siete años después de la crisis financiera, el presidente de Federal Deposit Insurance Corp (FDIC), Martin Gruenberg, señaló que los reguladores estadounidenses pueden guiar con seguridad a una gran firma financiera a la quiebra sin que eso exija rescates de los contribuyentes ni tenga consecuencias catastróficas para el sistema financiero.
En un discurso el martes, Gruenberg, señalará que es menos probable que vuelva a ocurrir un colapso como el de Lehman Brothers Holdings Inc dada la capacidad de los reguladores de obligar a realizar cambios estructurales en los bancos, los nuevos poderes que se les han otorgado de embargar y desmantelar firmas fallidas y la coordinación regulatoria mundial.
En una entrevista, Gruenberg indicó que si una gran firma financiera tuviera problemas hoy “se le permitiría colapsar y sufrir las consecuencias de dicho colapso”. “No teníamos esta opción en 2008”, agregó.
Los legisladores, los responsables de la política monetaria y los grandes bancos no se ponen de acuerdo sobre si Gruenberg está en lo cierto o no. La FDIC y la Reserva Federal dijeron en agosto a los bancos de Wall Street que no están haciendo lo suficiente para garantizar que pueden quebrar sin dañar a la economía y amenazaron con penalizarles si no avanzan lo suficiente en este apartado el próximo año.
Las calificaciones crediticias de los mayores bancos impuestas por Standard & Poor’s Ratings Services aún asumen que el Estado rescataría a una gran firma financiera, aunque la agencia de calificación admite que la probabilidad de que el Estado dé su apoyo está reduciéndose a medida que los reguladores elaboran el nuevo régimen de resolución.
“¿Qué cambios han hecho [los grandes bancos] que los hagan más transparentes, simples, pequeños y fáciles de manejar si quiebran? Honestamente, no se me ocurre ninguno”, dijo Simon Johnson, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional y catedrático de la Escuela de Gestión Sloan del Instituto de Tecnología de Massachusetts, MIT.
Sin cambios más importantes, “es inconcebible” que una gigantesca firma financiera pueda superar con éxito un proceso de quiebra, agregó Johnson.
Los grandes bancos de Wall Street han vendido activos y líneas de negocio y, en algunos casos, reducido una parte de sus miles de entidades legales. Sostienen que están respondiendo de buena fe a las solicitudes de los reguladores pero en muchos casos están a la espera de que las normas se pongan por escrito, como en el caso del requisito previsto de que las matrices tengan una cantidad determinada de deuda de largo plazo. Dieciocho bancos mundiales firmaron el pasado otoño un acuerdo voluntario por el que se comprometen a esperar hasta 48 horas antes de intentar poner fin a contratos de derivados si otro banco comienza a colapsar.
China – Su interior es multifuncional y transformable, logrando agrupar baño, cocina y sala de estar en un pequeño espacio.
Un equipo de estudiantes chinos creó, conociendo la problemática social de la mayoría de los países del mundo para poder acceder a la casa propia, un hogar de tan sólo 7 metros cuadrados. La casa cuenta con un interior multifuncional y transformable, que le permite agrupar baño, cocina y sala de estar en un pequeño espacio para vivir.
La vivienda está realizada en madera contrachapada y fue creada por estudiantes de arquitectura de la universidad de Chongquing, China. Esta sencilla casa cuenta con un dormitorio, baño, mesa de estudio, mesa para el té, armario y balcón.
El prototipo fue revelado en una exposición de edificios sostenibles, sin ser expuesto parte de las paredes exteriores para que los visitantes pudieran apreciar su funcionamiento interno. Esta micro-casa ya atrajo la atención de algunos fabricantes de casas modulares, por su sencillez, versatilidad y bajo costo, sin embargo por el momento no hay propuestas para comercializarla.
Fin de un mito: vinculan el café con muchos efectos saludables
Una de las bebidas más populares y demonizadas. Hasta 5 tazas no hace mal al corazón, según Harvard. También puede beneficiar el hígado y el cerebro.
Positivo. Beber café aporta mejores valores de laboratorio en quienes están en riesgo de enfermedad hepática.
Por mucho tiempo, el café tuvo fama de ser un vicio dañino. Sin embargo, los beneficios potenciales para la salud parecen ser muchos, según una revisión sistemática de estudios que analizaron el consumo de café en relación con la enfermedad cardiovascular, cerebrovascular, hepática, la diabetes, el cáncer de hígado y el Alzheimer.
Investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard relevaron 36 estudios que involucraron a más de 1.270.000 participantes. Los datos mostraron que quienes consumían una cantidad moderada de café negro, aproximadamente de 3 a 5 tazas por día, tenían menor riesgo de tener problemas. Y quienes consumían 5 tazas o más no tenían mayor riesgo que los que no consumían café.
Otro estudio del Instituto Nacional de Medicina Ambiental de Estocolmo indagó en la manera en que el consumo de café se podría asociar con los accidentes cerebrovasculares. Relevaron 11 estudios, que incluían a casi 480.000 participantes. Al igual que con los estudios previos, el consumo de 2 a 6 tazas de café por día se asoció con un menor riesgo de enfermedad, en comparación con quienes no bebían café.
Redondeando las preocupaciones acerca del efecto del café sobre el corazón, otro análisis de médicos israelíes estudió cómo se podría asociar el consumo de café con la insuficiencia cardíaca. Nuevamente, el consumo moderado se asoció con un riesgo menor, con el menor riesgo para aquellos que consumían cuatro porciones al día. El consumo tenía que llegar a las 10 tazas por día antes de poder observar alguna asociación perjudicial.
Así, beber cantidades moderadas de café se asocia a tasas más bajas de muchas de las enfermedades cardiovasculares, contrario a lo que muchos podrían haber escuchado respecto de los peligros del café o la cafeína. Incluso los consumidores en el extremo más alto del espectro parecen tener efectos nocivos mínimos, si es que los tienen.
Hay otros resultados fuera del tema de la salud cardíaca que tienen importancia. Muchos creen que el café se podría asociar a un mayor riesgo de cáncer. Un análisis del Instituto Karolinska, de Suecia, publicado en 2007, encontró que el aumento del consumo de café en 2 tazas por día estuvo asociado con un riesgo relativo menor de cáncer de hígado en más de 40 por ciento. Dos estudios más recientes del Hospital de la Universidad de Medicina de China confirmaron estos hallazgos. Los resultados de los análisis que buscaban cáncer de próstata encontraron que en los estudios de mayor calidad, el consumo de café no se asoció con resultados negativos.
Beber café también se asocia con mejores valores de laboratorio en quienes están en riesgo de enfermedad hepática. En estos pacientes, la ingesta de café se asocia con una progresión reducida hacia la cirrosis. En los pacientes con cirrosis, se asocia con un menor riesgo de muerte.
Se asocia con mejores respuestas a tratamiento antiviral en pacientes con hepatitis C y mejores resultados en pacientes con enfermedad de hígado graso de origen no alcohólico. Los autores de este estudio, en la publicación Liver International, afirman que se debe fomentar el consumo diario de café en pacientes con enfermedad hepática crónica.
Estudios recientes de la Universidad de California sobre trastornos neurológicos descubrieron que la ingesta de café se asoció con menores riesgos de enfermedad de Parkinson, menor deterioro cognitivo y un efecto potencial protector contra el mal de Alzheimer.
El consumo regular de café se asocia además con un riesgo significativamente menor de desarrollar diabetes tipo 2, observados en quienes bebían al menos 6 o 7 tazas por día. El último relevamiento de científicos de la Escuela de Medicina de Harvard, publicado en 2014, usó datos actualizados de 28 estudios y más de 1,1 millón de participantes. Otra vez, cuanto más café se beba, menor es la probabilidad de tener diabetes.
Fayt va hoy a la Corte Suprema: “Estoy bien, voy a Tribunales”
LA EMBESTIDA DEL GOBIERNO CONTRA LA CORTE
Salió de su casa y acompañado por su custodia, se presenta hoy en su despacho en medio de la embestida del Gobierno nacional.
Fayt va hoy a la Corte Suprema: “Estoy bien, voy a Tribunales”
El ministro de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Fayt, salió hoy poco antes de las 10 de la mañana y se dirigió hacia su despacho en Talcahuano 550.
En medio de la embestida del Gobierno nacional para que abandone su lugar en el máximo tribunal, Fayt salió de su casa acompañado por su custodia. Sostenido por un bastón, el ministro se mostrará hoy en los tribunales.
A las 11.30 horas está previsto un “desagravio” al integrante de la Corte Suprema convocado por la agrupación “Será Justicia”.
“Estoy bien, voy a Tribunales”, dijo brevemente el ministro del máximo tribunal.
Fuente: Clarin.com – 13/05/15 – 09:50 hs
Mauricio Macri salió en apoyo de Fayt
EMBESTIDA OFICIAL CONTRA LA CORTE
En Twitter, el candidato presidencial del PRO dijo que “no hay democracia posible si no hay respeto a la división de poderes”
Mauricio Macri apoyó a Carlos Fayt (Twitter)
Otros candidatos presidenciales ya habían brindado su apoyo. Sergio Massa, José Manuel De la Sota y Margarita Stolbizer hicieron público ya su apoyo a Fayt. Ahora, se sumó el candidato del PRO.
Hoy, el Gobierno nacional volvió a embestir contra Fayt. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, negó hoy con sarcasmo que haya un hostigamiento por parte del Gobierno hacia el juez decano de la Corte Suprema, Carlos Fayt, al expresar que no han «ido a la casa con una corneta», al tiempo que instó a que ese tribunal vuelva a tener «hombres y mujeres en condiciones de trabajar todos los días».
Además, advirtió que «deberían dejar de torturarlo» sus colegas del máximo tribunal y criticó que a «un hombre de 97 años» se lo someta «todos los días a un tironeo innecesario, de estas características».
Sin límites para el nepotismo y la militancia rentada
Al crecimiento del empleo público para recompensar a militantes del kirchnerismo, se suma la tendencia a dar refugio laboral a familiares.
Entre los legados de los 12 años de gestión kirchnerista, el futuro presidente de la Nación heredará una administración pública desbordada de burócratas, entre los que se encuentra un elevado porcentaje de militantes rentados. Pero, por si esto fuese poco, el kirchnerismo no ha morigerado, sino que ha profundizado un vicio de la vieja política como el nepotismo.
Si como muestra basta un botón, puede citarse el ejemplo del presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Alejandro Vanoli, quien les hizo un lugar en ese organismo a su pareja y a su hijo, cineasta, quienes fueron empleados para colaborar en el desarrollo del área de educación financiera de la entidad monetaria.
Vanoli defendió su decisión esgrimiendo que las dos personas designadas están «capacitadas» y cuentan con «antecedentes». No dijo, en cambio, que probablemente haya muchas otras personas igual o mejor preparadas que no tuvieron las mismas posibilidades que sus familiares.
El argumento del titular del BCRA es similar al que vienen utilizando otros funcionarios para justificar las prácticas nepotistas y que olvidan que las dependencias del Estado nacional y de los organismos oficiales descentralizados deben manejarse con criterios de transparencia mayores incluso a los de cualquier empresa privada.
El artículo 16 de la Constitución Nacional expresa que la Argentina «no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento» y que «todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad».
Pero la tentación de nuestra clase política por olvidarse de la idoneidad y llenar de militantes, parientes y amigos la función pública no ha cedido en estos últimos años, ni en el orden nacional ni en las esferas provinciales y municipales.
Tanto es así que cuando Néstor Kirchner arribó a la Casa Rosada, en 2003, había 266.165 empleados permanentes y transitorios en la administración central, los organismos descentralizados y las instituciones de seguridad social. Al promediar 2014, ese número de agentes públicos era de 377.225, según datos del Indec, y para cuando concluya el mandato de Cristina Fernández de Kirchner podría tranquilamente estirarse hasta cerca de 400.000, según cálculos privados. De este modo, al cabo de 12 años de gestión nacional del kirchnerismo, la cantidad de empleados del Estado podría sufrir un aumento cercano al 50 por ciento. Y, curiosamente, el mayor incremento se habrá producido durante los dos últimos años.
El copamiento del aparato estatal es una de las formas que ha hallado el grupo gobernante para perpetuar a una militancia rentada, en la cual se destacan los adherentes a La Cámpora y otras agrupaciones partidarias, que han colonizado diversas reparticiones públicas, entre las que pueden mencionarse la Cancillería, el Ministerio de Justicia y la Inspección General de Justicia, el Ministerio de Cultura y empresas con participación estatal mayoritaria, como Aerolíneas Argentinas.
La retirada del poder del cristinismo también ha sido cubierta con las designaciones de fiscales y jueces alineados con el kirchnerismo.
Claro que el uso político del Estado y sus derivaciones nepotistas distan de ser exclusivas del sector público nacional. El crecimiento del empleo estatal se ha verificado también en las provincias, a tal punto que, de acuerdo con cifras oficiales del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que se remontan a 2012, el número de agentes del sector público en todo el país equivalía al 21,6% de toda la población ocupada. Se trata de un porcentaje que sólo es superado por cinco países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Francia. La gran diferencia es que en estas cinco naciones, el Estado cumple un papel activo y eficiente en cuestiones primordiales como la salud, la educación y la seguridad, donde la Argentina ofrece severas falencias.
Otro dato del elefantiásico crecimiento del sector público es el hecho de que, desde 2007 -año en que asumió el gobierno Cristina Kirchner- hasta la actualidad, el crecimiento del total del personal registrado en el sector público prácticamente triplicó al que se produjo en el sector privado.
El avance del populismo y el nepotismo, que en los últimos años ha encontrado sus peores expresiones en provincias como Santiago del Estero y Tucumán, de la mano de caudillos feudales como Gerardo Zamora y José Alperovich, es lamentablemente una realidad en el orden nacional y un lastre que sólo podrá superarse con una profunda renovación en la dirigencia y en la forma de hacer política. Una forma que deje atrás la irracionalidad, la demagogia y la desmesura y que, de una vez por todas, nos convierta en un país serio.
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Como decía Benedetto Croce “toda historia es historia contemporánea”.
A principios del 2007, el Presidente Kirchner y su, por entonces, todopoderoso Secretario de Comercio, llegaron a la conclusión que había sido un error entregar, como parte del canje de deuda del 2005, bonos en pesos ajustables por la evolución del Índice de Precios al Consumidor. (IPC).
El argumento que se sostenía era algo así como “¿Por qué va a aumentar nuestra deuda si sube el precio del tomate?”.
Más allá que esa cuestión se debía haber pensado antes de la oferta del canje, lo cierto es que, considerando el razonamiento aceptable, se podía haber hecho una oferta voluntaria de canje de esos bonos por otros con otro tipo de ajuste que pudiera interesarle al acreedor.
En cambio, el gobierno optó por destruir el prestigio del INDEC, falsear el IPC y, por lo tanto, defaultear parcialmente los bonos que el propio gobierno había emitido.
Ese fue “el principio del fin” de la colocación voluntaria de deuda en el mercado financiero global. El mundo llegó a la conclusión de que “los kirchneristas son capaces de cualquier cosa”.
A partir de allí, sólo tuvimos un acreedor internacional dispuesto a recibir, en cantidad, bonos emitidos por la Argentina, el amigo Chávez. El venezolano, a su vez, se daba vuelta y vendía rápidamente esos bonos, en un turbio negocio, con ciertos bancos.
Tan burda fue la maniobra que la tasa implícita de esta “bicicleta” llegó a casi el 15% en dólares y obligó al gobierno argentino a dejar de emitir deuda y a buscar alternativas de financiamiento, expropiando los fondos de pensión y tomando por asalto las reservas del Banco Central.
Paradójicamente, el kirchnerismo sólo logró volver al mercado voluntario de deuda, y por montos bajos y tasas muy altas, ahora que los acreedores suponen que se van y que quienes los sucedan serán más “civilizados” en su relación con el mundo.
Como subproducto de este default parcial de la deuda en pesos, los argentinos nos quedamos sin datos estadísticos oficiales confiables. No sólo en el IPC, si no en todos los índices que, de alguna manera, tienen a la variación de los precios como insumo. El Producto Bruto, los datos de pobreza, etc.
Por lo tanto, sin datos oficiales confiables, y con una tasa de inflación elevada, toda negociación en torno a contratos de largo plazo se dificulta. A no olvidar que el problema no es el IPC si no la elevada tasa de inflación. (Si la inflación fuera del 2% anual, no estaríamos discutiendo si es 1,5 o 2,2. Más allá de lo grave que resulta, de por sí, que un gobierno mienta en sus estadísticas).
Pero sucede que, como consecuencia de seguir pisando los precios regulados (tarifas públicas y algunos servicios privados), atrasando el tipo de cambio y con cierta moderación en la expansión monetaria durante los últimos meses del año pasado, la tasa de inflación se ha desacelerado, aunque no baja del 2% mensual.
Y aquí es dónde está ahora la discusión.
El Ministro pretende que los acuerdos salariales se hagan en base a la inflación proyectada, mientras que los sindicalistas pretenden recomponer los salarios reales que perdieron respecto de la más elevada inflación pasada.
Y aquí se presentan dos problemas.
El primero, es el que surge de “la historia contemporánea”. Un gobierno que mintió con la tasa de inflación, no puede influir positivamente sobre expectativas de inflación futura.
El segundo problema, es que la inflación proyectada se basa en que las condiciones de atraso cambiario, tarifario y de moderación de la tasa de emisión monetaria se mantengan. En otras palabras, la inflación proyectada no se fija “desde afuera” es consecuencia de lo que se haga.
Y el mismo gobierno que quiere convencernos que la tasa de inflación se reducirá, es el mismo que está, nuevamente, aumentando la tasa de emisión monetaria y que promete “aflojar” el racionamiento de dólares, para que haya una fiestita de consumo antes de las elecciones.
Fiestita que, si se produce, aumentará los precios de aquéllos que puedan o de los que tratarán de protegerse contra el aumento del tipo de cambio que se producirá, más temprano que tarde, para corregir el problema cambiario que está creando el propio gobierno.
En síntesis, un gobierno mentiroso, continuando con malas políticas, poco puede hacer, para torcer el rumbo de estancamiento actual.
Dicen los científicos que a partir de los 14 años de edad las neuronas comienzan a morirse a un ritmo de tres millones y medio por año, y no se reemplazan nunca más.
O sea que un tipo de 97 años, ya ha perdido unos 290 millones de neuronas.
Esta es la cuenta que debe haber hecho el Jefe de Gabinete y reconocido doctor en Neurología Aníbal Fernández, para afirmar que el Juez de la Corte Carlos Fayt, que ya cumplió 97 años, «podría estar incurriendo en mal desempeño como consecuencia de la posible disminución de su capacidad en virtud de su avanzada edad».
Del mismo ateneo participaron la neuróbióloga y jefa del bloque de diputados Juliana Di Tullio y el neurocirujano Carlos Kunkel, famoso porque en sus años mozos, en lugar de usar el bisturí, te trepanaba el marulo con una 9 milímetros.
Para confirmar el diagnóstico, estas eminencias médicas reclamaron que el Juez Fayt salga a la calle y demuestre que está hecho un pibe.
Con el tornillo que hace, apuestan a que el hombre se agarre una pulmonía, se quede seco en la vereda y luego así poder intentar el asalto final a la Corte, que es el único plan que les queda para tratar de zafar del quilombo que se les viene encima. En realidad, antes que tratar de manipular a la Justicia, era más fácil portarse bien en la vida y evitarse problemas, pero… son kirchneristas.
La maniobra no es tan simple. La historia demuestra que estas cosas, al gobierno suelen salirle mal. De los creadores de «tienen 90 días para buscarse otra empresa porque Fibertel no existe más» (Julio De Vido, agosto de 2010) ahora llega un nuevo éxito: «el país necesita una Corte más amplia».
¿Es la eventual falta de lucidez del Doctor Fayt lo que realmente preocupa al gobierno? No lo creo. Si el juez, con sus 97 años, saliera al balcón en calzoncillos con un Fernet en la mano, gritando que Boudou actuó de buena fe, que lo de Hotesur es un pequeño error del contador, que el kirchnerismo nunca cometió abusos de poder, que lo de Irán estuvo fenómeno y que el gobierno no le hizo nada malo a Nisman, nadie lo estaría cuestionando. Pero no es el caso.
El problema es que este Juez se niega a entrar en razones y es muy difícil apretar a un tipo de 97 años. No pudieron ni Milani, ni Stiuso, ni Parrilli, ni ninguna otra figura de la inteligencia kirchnerista. Ni siquiera Orlando Barone.
Además, se sabe que el paso de los años no siempre significa menor capacidad de producción o entendimiento. Al contrario. El gran arquitecto brasileño Oscar Niemeyer trabajó hasta los 102 años (murió a los 104) y nuestro gran Mario Roberto Álvarez lo hizo hasta los 98 años. Mi maestro y jefe Clorindo Testa siguió en su estudio hasta los 91. Si prefieren no hablar de arquitectos, mi querido abogado, consultor y guía Don Bautista Kuyumdjian sigue derrochando sabiduría con sus 95 años, todo un ejemplo de vida. Y no son los únicos.
La edad puede significar poco y nada a la hora de evaluar la integridad y capacidad de una persona. Con una mano en el corazón ¿Quién cree usted que tiene mejores neuronas, Fayt o Capitanich? Para tratar de humillar al juez, el gobierno ha pedido que le hagan un examen psicofísico. Caramba. Qué idea peligrosa. Esta gente siempre metiéndose en problemas. Pedir un psicofísico para ver si un funcionario está apto puede llegar a ser un gravísimo error. ¿Y si la idea prende?Cuánto tiempo tardaría en aparecer un pícaro que diga «vamos a hacerle el psicofísico a Timerman, a ver qué pasa». Una catástrofe.
¿Se imaginan la escena de un tordo interrogando al ministro de Economía? «Dígame Axel, cuántos pobres hay en el país?». Y el tipo contestando, como el mes pasado: «No sé, ni me interesa». Chau Kicillof. Lo declararían no apto ahí mismo. ¿Se imaginan a Moreno cara a cara con el psicólogo? «Discúlpeme Moreno, cuánto es la inflación?» Mucho antes de que el Guille saque el chumbo y conteste 9%, le pondrían un chaleco de fuerza y a otra cosa.
Los resultados podrían ser devastadores. Tal vez, descubriríamos que Boudou todavía tiene muchas neuronas, y en muy buen estado. ¡¡Pero todas a nombre de Vanderfrula!!
Por eso creo que el gobierno no debería fogonear semejante idea. A menos que quieran usar los psicofísicos para chequear reservadamente la estabilidad emocional de alguno de sus propios cuadros. Por ejemplo, el estado mental del tipo que dijo, «Che tengo una idea, ¿y si ponemos de compañero de fórmula de Recalde al militante radical Santoro?». «Dale» dijo otro, y ahí pusieron de candidato a Vicejefe de la Ciudad de Buenos Aires por el kirchnerismo a un tipo que escribió los siguientes tweets (anoten que no es chiste):
«La diferencia que hay entre Néstor y Cristina es la diferencia que hay entre la bolsa de Miceli y los bolsos de Lázaro» (opus 65, el 31/7/2013).
«Ahora entiendo para que querían avanzar con la justicia los K! Le querían manotear la balanza para pesar la guita q se chorean!!» (opus 48, 15/4/2013).
«Cristina no tiene que morirse para ser billete, lo puede hacer ahora con Bolodou» (opus 26, el 26/7/2012).
Y hay muchos más. El de la Presidenta y Bergoglio, no lo cuento por pudor. ¿Como se justificó el tipo? Dijo que tenía bronca porque estaba celoso de lo bueno que era el kirchnerismo. ¡¡Un genio!!!
Contrariamente a lo que muchos piensan, el psicofísico de los estrategas electorales del FPV demostraría que son muy inteligentes. Pusieron en la fórmula a uno que hace años viene insultado al gobierno. Una idea genial del kirchnerismo porteño: salen a buscar el voto opositor porque con el voto oficialista les fue como el orto.
De todos modos, y como siempre le digo, amigo lector, lo importante no es el psicofísico de los que están sino de los que vienen. Estos ñatos no sólo ya se fueron sino que además no necesitamos ningún estudio para saber cómo tienen la cabeza. Si quieren, pidamos un test para cada uno de los candidatos. Aún así, no estoy seguro de que los resultados sirvan para algo.
Lilita Carrió también es candidata y anda diciendo que la Presidenta quiere llevarse puesta a la Corte, que quieren llenarla de jueces propios, que necesitan tapar sus negociados, que Aníbal es el capo de los narcos, que De Vido y los Kerner son socios y ladrones y, por si faltara algo, que a Nisman lo mandó a matar el gobierno.
Mejor no hagamos psicofísicos. No sea cosa que descubramos que Lilita, de loca, no tiene nada.
Cristina apunta a la Justicia por cuestiones personales y porque considera que debería ocupar un escalón menor.
Pocas jugadas como la ofensiva del Gobierno sobre la Corte Suprema exponen su sustrato ideológico de manera tan evidente. La operación cristinista es a tiempo completo y clara: abrir algún camino para modificar la integración del Tribunal o paralizarlo temporalmente, con la esperanza de forzar un rearmado que les cubra las espaldas y desaliente el avance de causas judiciales por corrupción. Ayer, Cristina Fernández de Kirchner cargó contra Carlos Fayt y mañana, sus legisladores harán lo mismo en Diputados. Es un mensaje a la Corte en conjunto, pero la señal de fondo es más amplia. Olivos no repara en la brutalidad del ensayo y tampoco en la concepción hegemónica, autoritaria, que lo alimenta, sencillamente porque considera natural la idea de subordinar la Justicia a la voluntad del poder político.
La Presidenta viene expresando, sobre todo en su segundo mandato, una visión inquietante sobre el lugar y el papel de la Justicia. Sus repetidas embestidas contra ese poder son sustentadas por razones personales y, según traslucen sus dichos, porque considera que debería ocupar un escalón menor en el esquema de equilibrios que anima la Constitución. Alguna vez afirmó que la Justicia pretende actuar como un “superpoder por encima de las instituciones surgidas del voto popular”. En contrapartida, los embates cristinistas buscarían colocarla en el lugar de un subpoder.
Esa mirada forzada sobre el significado del voto, eje central pero no único componente del sistema democrático, está emparentada de manera directa con la idea de que las triunfos electorales otorgan un poder que sólo se somete a las urnas y que, entre elección y elección, no tendría límite alguno. Los académicos definen esa construcción política como una expresión extremada de la concepción plebiscitaria.
La Presidenta redondeó su pensamiento la semana pasada. Dijo: “En estos dos polos, Congreso y Casa de Gobierno, están los representantes del pueblo. Qué nadie se confunda ni nadie se equivoque. Este poder que se somete a elecciones cada dos años tiene el control del pueblo. Es el único control que admite la Constitución”.
En términos de legitimidad y legalidad, podría hablarse sobre el sentido del sistema consagrado en la Constitución y el origen representativo de los integrantes del poder constituyente, algo que Cristina Fernández de Kirchner no desconoce. Pero el punto en este caso es otro: la subordinación de la Justicia y, más aún, el juego de presiones para alinear voluntades y evitar disgustos a futuro.
Visto en perspectiva más amplia, el tema es de mayor gravedad. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si nadie pudiera evaluar la constitucionalidad de medidas o leyes? Se trata de una función esencial, con último escalón en la Corte. De lo contrario, podrían imponerse normas violatorias de libertades individuales y de derechos humanos, a contramano de la Constitución y hasta de tratados internacionales con rango superior en nuestra legislación.
El cristinismo, en rigor, responde con dureza y pretende forzar los límites como un desborde de enojo frente a una realidad que no se ajusta a sus objetivos y que a veces deshace o bloquea los caminos imaginados en el círculo más cerrado de Olivos para avanzar en este terreno.
El plan de provocar vacantes para desembarcar en la Corte se vio frustrado hasta ahora por diversas razones. No logró un primer avance con el impulso a Roberto Carlés como reemplazante de Raúl Zaffaroni. Después, llegaron otras señales de la Corte, en especial su decisión de declarar nulo el listado de conjueces que había impuesto el oficialismo.
Si en el terreno práctico el cristinismo busca personalizar el embate y justificarlo como un rechazo a actitudes corporativas del Tribunal, su plan alternativo intenta atraer respaldos alentando una negociación de reparto de asientos hacia el interior de las fuerzas políticas. El proyecto para retocar otra vez el número de integrantes de la Corte, y llevarlo a nueve, necesita apoyo para generar una baja inmediata y luego canjear voluntades para definir seis nombres, entre propios y ajenos.
Hasta ahora, por convicción o cálculo de coyuntura, fuentes de la mayor parte de los bloques opositores rechazan acompañar semejante ley, que el oficialismo podría imponer con mayoría propia y apoyo de algunos aliados, y cierran el camino para una posterior aprobación de pliegos de jueces, que requiere mayoría especial de dos tercios. El cristinismo dice que eso podría negociarse incluso después del recambio de gobierno, sea cual fuera su signo, en función del número de bancas propias que podría mantener. Ese cálculo refuerza la idea de que la lapicera presidencial confeccionará la listas de candidatos a legisladores privilegiando a sus fieles.
De todos modos, este último capítulo de la operación oficialista refleja además de objetivos, temores. Olivos busca blindarse o al menos garantizarse un horizonte que achique los márgenes en las causas que más lo preocupan. Es, desde esa perspectiva, una ofensiva contra la Corte que apunta también a jueces de otros escalones y, en particular, del fuero federal. El oficialismo especula sobre el futuro próximo en espejo con lo actuado durante su larga gestión, y tal vez sienta que no es tarea sencilla garantizar a futuro lealtades por conveniencia o alineamientos forzados.
Es improbable que la resolución de este tema sea inmediata. Y ocurre que el paso del tiempo se ha transformado en un problema: seguramente por eso, el cristinismo no ahorra nada en su penosa ofensiva contra Fayt, reflejo en buena medida de la incertidumbre por el futuro propio.