El gran dilema (y la doble moral) de la banca mundial en torno a Venezuela – Parte I
Por Juan Alejandro Baptista.
¿Cómo puede la banca internacional mantener negocios con un país acusado multilateralmente de ser un gran riesgo de corrupción, narcotráfico y lavado de dinero de la región? ¿Lo mejor para un banco extranjero es simplemente cortar toda relación comercial con entidades venezolanas? ¿Todo el dinero asociado a Venezuela se puede considerar un dinero sucio? Son muchas las preguntas que se hacen profesionales de cumplimiento del mundo en torno a Venezuela. No es para menos.
Cuando un país es continuamente mal calificado y relacionado a situaciones, actores y realidades negativas, uno de los primeros sectores en reaccionar es la banca. La industria financiera es [aparenta ser] hipersensible a los “bad boys” y en el caso de Venezuela parecen sobrar las razones para aplicar medidas radicales orientadas a mitigar los riesgos.
Cuando se tiene un jefe de estado y un alto gobierno sancionados por nexos con el narcotráfico; cuando se ocupa los últimos lugares (166) en el ranking de percepción mundial de la corrupción; cuando el gobierno mantiene políticas estatales violatorias de los derechos humanos; cuando se acaba con la democracia; y cuando se malversan descaradamente los fondos del estado y las riquezas de la nación… las relaciones financieras, económica y políticas con el resto del mundo se complican.
Esto se ha agravado recientemente con las recomendaciones emitidas por la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN) el pasado 20 de septiembre para que las entidades estadounidenses sepan cómo detectar el dinero producto de la corrupción procedente de Venezuela (FinCEN emite recomendaciones para detectar dinero producto de la corrupción en Venezuela). Por si fuera poco, cuatro días después el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incluyó a Venezuela en un grupo de naciones, cuyos ciudadanos (en el caso de Venezuela solo algunos funcionarios públicos y sus allegados) tienen prohibida la entrada a Estados Unidos. En este selecto grupo Venezuela está acompañada de naciones cuestionadas como Corea del Norte, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.
Ante todo esto, para cualquier entidad o instituciones financiera internacional, tener nexos comerciales con “venezolanos” se presenta como una misión “suicida”. Aunque las autoridades y entes internacionales afirman que los riesgos “deben ser gestionados”, el “de-risking” parece ser el Acetaminofén contra esa “migraña”. Ya desde hace muchos años, numerosas entidades han cerrado cuentas de individuos, empresas y bancos venezolanos, pero cada vez los requisitos son más, las cuentas son menos y la animadversión contra los venezolanos aumenta.
Si bien la corrupción parece formar ya parte de la estructura moral de la sociedad venezolana y el flujo de dinero ilícito ha sido de proporciones impensables, creo que el de-risking no es la solución, aunque reconozco que es la salida más práctica, rápida y, en algunos casos, económica. Generalizar no suele ser justo.
Muchos de los fondos que salen del país están ligados a esquemas de corrupción, pero también hay “capital flight” que deben ser identificados como una oportunidad para el sector bancario. Los dos elementos clave para lidiar con estas “escamosas” relaciones bancarias son la “debida diligencia” y la “gestión de los riesgos”. Obviamente, hay que tener claro que no todas las instituciones financieras están en capacidad operativa para manejar los riesgos asociados a los clientes venezolanos, por eso en algunos casos el “de-risking” no es solo una medida cobarde para huir del riesgo, sino una justificada decisión gerencial.
En el próximo blog, continuaré con el tema, pero con un enfoque distinto, ya que hablaré un poco de cómo algunos bancos internacionales y países -los mismos que hablan de “alto riesgo”, de-risking y cierran puertas a venezolanos migrantes- han sido grandes cómplices de los líderes corruptos de la ultrajada Venezuela. Una doble moral que asquea.
El gran dilema (y la doble moral) de la banca mundial en torno a Venezuela (Parte II)
Por Juan Alejandro Baptista. 30/09/17
En esta segunda parte, enfocaré mis reflexiones hacia la doble moral que gira en torno a las relaciones financieras con Venezuela. Debo comenzar aclarando que al referirme a la doble moral de la banca, me referiré tanto al sistema financiero venezolano como al internacional.
Empecemos con los de adentro. Para resumir, podemos decir que en casi dos décadas de gobierno chavista, las instituciones financieras venezolanas han tenido que mutar, pasando de ser unos bancos “normales” con elevados estándares internacionales a ser unos “sobrevivientes” del Comunismo del Siglo XXI.
Sin embargo, algunos banqueros se han arropado en esa condición lastimosa de “sobrevivientes”, para solapadamente convertirse en brazos financieros de los corruptos más grandes que ha conocido la historia moderna latinoamericana (título que solo se lo pueden disputar sus colegas brasileños, aunque me atrevería a aportar por los venezolanos). Prestigiosos empresarios de las finanzas consideraron ineludible la mutación para evitar el fin de sus emporios financieros, para “salvar sus empresas”, olvidándose del costo social que ese supuesto “sacrificio” implicaba; peor aún, olvidándose del costo moral (y quizás legal) que conlleva el ser cómplices estratégicos de gobernantes genocidas, narcotraficantes e inhumanos.
Mientras millones de venezolanos han migrado en la búsqueda de una mejor vida, muchos banqueros hicieron una “migración moral”, saliendo de ese “poco rentable” lugar llamado “decencia” y reubicándose en el oscuro y rentable mundo de la corrupción.
Lo más triste, es que cuando hablo de banqueros no solo me refiero a dueños, accionistas, directivos y altos gerentes… no, empleados de todos los niveles asumieron las prácticas corruptas como estrategia de “sobrevivencia”, doblegando sus principios morales e implementando en su día a día la “ceguera voluntaria” como forma de subsistencia, el cobro ilegal de “vacunas” a los clientes como recurso compensatorio por los escuetos salarios que ganan; y el cobro de comisiones a los proveedores como una manera de compensar las paupérrimas condiciones en que vive la mayoría de venezolanos.
Es solo cuestión de tiempo para que públicamente se conozcan sus nombres y sean identificados como los banqueros del chavismo, cuando eso suceda el mundo verá con vergüenza e indignación a esos inescrupulosos empresarios que lograron multiplicar sus capitales (que ya eran grandes), a cambio de las vidas, la dignidad y el futuro de los venezolanos.
Ahora voy con los de afuera. Quiero reiterar lo que dije en la primera parte de estas reflexiones, donde claramente expuse lo difícil que es para los bancos internacionales ofrecer servicios a entidades e individuos venezolanos, con razones muy justificadas. Muchos de estos bancos han aplicado medidas basados en análisis de riesgos técnicos, serios, y han sido coherente en sus políticas por muchos años.
No obstante, hay entidades que han experimentado un proceso de mutación similar a sus colegas venezolanos, incluso hay algunas que nunca han tenido que mutar, porque desde siempre comprendieron que el chavismo podía ser “desgracia para los venezolanos, pero riqueza para los vivos”.
Para nadie es un secreto que los primeros diez años de chavismo, Venezuela recibió enormes cantidades de dinero producto de los elevados precios del petróleo (algunas estimaciones hablan de US$ 800.000 millones entre 1998 y 2008). Si a esto le sumamos la malversación de los fondos colectados por impuestos, la apropiación indebida de los recursos generados por la explotación de oro, diamantes, bauxita, coltán, gas natural y otros minerales, entre otras fuentes de recursos del estado venezolano, la cifra es sencillamente enorme.
Gran parte de estos recursos han sido y siguen siendo malversados… pero ¿cómo puede un puñado de bandidos de tercer nivel extraer tal cantidad de recursos de una nación? Todos los que se toman la molestia de leer estas humildes reflexiones lo saben: gracias a complejas estructuras y entramados jurídicos internacionales conformados para “ocultar, movilizar, disfrazar” el origen sucio de ese dinero. Todos también sabemos que en estas estructuras las instituciones financieras son el “catalizador” necesario.
Bancos de todos los tamaños y de todas las latitudes han sido cómplices silentes, recibiendo, manipulando, invirtiendo y ocultando millones de dólares que les han permitido aumentar sus dividendos y, en algunos casos, hasta recapitalizar sus golpeadas arcas.
Muchos bancos no se preocupan por conocer al Beneficiario Final, por el contrario, en algunas ocasiones son cómplices en los procesos para esconder el origen de los fondos, con tal de recibir las enormes comisiones ofrecidas por los corruptos y de contar con capitales que buscan una “mano amiga” para ser invertidos.
Además de los bancos de los clásicos paraísos fiscales que todos conocemos, muchas entidades ubicadas en Estados Unidos, España, Panamá, República Dominicana, Bolivia, El Salvador, Argentina, Brasil, entre otros países de la región tienen sus manos manchadas. Las unidades de banca privada y los asesores de inversión han recibido con los brazos abiertos los enormes capitales chavistas, justificándose ellos mismo con la excusa de que son “capital flight” buscando un destino seguro.
Muchos han financiado enormes desarrollos de bienes raíces en el Sur de Florida, en Panamá, en República Dominicana, etc., conscientes pero a la vez ignorando que detrás de esas “grandes inversiones de desarrollo” hay solo “grandes testaferros”.
Muchos procesadores de pago, entidades bancarias y comercios se beneficiaron por años de la ilegal práctica de raspar los cupos, metodología aplicada por venezolanos que viajaban al exterior (mayormente Aruba, Curazao, Panamá, Estados Unidos, Ecuador y España) para extraer de sus tarjetas de crédito el monto de dólares comprados al gobierno venezolano a precio preferencial. Aviones llenos de venezolanos eran recibidos con los brazos abiertos hasta que el gobierno madurista acabó con el negocio de los cupos de dólares. Desde entonces, los mismos venezolanos que antes traían divisas a cambio de una comisión que podía ser de hasta el 30%, ahora son vistos con malos ojos, incluso hay países que ahora les pide visa para entrar al país.
A pesar de todo, hay mucho capital venezolano generado con honestidad. La banca internacional (por lo menos la que tenga algo de mística y seriedad) debe intentar diferenciar claramente el dinero sucio del dinero limpio para no aplicar medidas restrictivas injustas a quienes no se merecen ser tratados como personas o entidades “de alto riesgo”.
Hay banqueros que no han caído en el bajo mundo de la corrupción, por ellos apuesto para que desde adentro y desde afuera de Venezuela sigan trabajando con decencia, sin permitir que el agradable olor del dinero produzca en ellos la triste mutación que los convierta en cómplices.
16 señales de que estás destinado a convertirte en millonario
Por John Rampton.
Convertirte en millonario puede parecer un sueño imposible de alcanzar. A mí me pasó y jamás creí que me fuera ocurrir algo así a mí, pero empecé a leer y a imitar a los emprendedores más exitosos y lo logré.
Volverse rico es mucho más común de lo que puedes creer y es posible que te suceda a ti también si tienes la mentalidad correcta.
Aquí hay 16 señales, que he recolectado entre mis amigos millonarios, que indican que estás destinado a la riqueza.
1. Empezaste a ganar dinero cuando eras joven
Una de las características más comunes que las personas ricas tienen en común es que empezaron a trabajar desde muy jóvenes. Por ejemplo, cuando Mark Cuban tenía 12 años, vendía bolsas de basura con sus vecinos, Warren Buffet ya comercializaba paquetes de chicles con sus amigos cuando era un pequeño de 6 años, mientras que Richard Branson ya vendía periquitos como mascotas cuando tenía 11 años.
Si tenías este espíritu emprendedor desde niño, puedes estar seguro de que conseguirás el éxito porque desde siempre has estado en busca de oportunidades.
2. No te conformas
¿Eras la clase de estudiante que se conformaba con un 8 en la escuela? Los millonarios siempre apuntan a grandes logros. No están satisfechos con ganar un millón, quieren 10.
3. Tienes una mente orientada a la acción
“¿Eres la clase persona que ve una oportunidad y actúa para aprovecharla? Si es así, felicidades, porque es ese tipo de pensamiento lo que te catapultará a la libertad financiera.”, dice Todd Campbell, autor de Your Guide to Better Stock Picks.
“Por ejemplo, está probado que una inversión a largo plazo produce más ganancias que una a corto plazo, pero pocas personas ponen atención a esto y prefieren no crear un buen plan de retiro”.
4. Tienes un sentido de urgencia
Los millonarios no esperan a que llegue el momento perfecto para lanzar sus negocios. Saben que no hay mejor momento que el presente para empezar a generar dinero. Sentarse a esperar a que se den las circunstancias adecuadas es una de las mejores maneras de aniquilar tus sueños.
5. Te enfocas más en ganar que ahorrar
No es secreto que las personas ricas son frugales con su dinero. Saben muy bien ahorrar y gastar con inteligencia, pero también dominan que la mejor manera de generar dinero es invirtiendo.
6. Eres de mente abierta
Nunca sabes cuándo una oportunidad puede presentarse y si cierras tu mente a las inversiones que te lleguen, es posible que estés cerrando la puerta a la fortuna futura.
Cuando inicié mi compañía online, encontré un gran dominio, pero tenía solo tres días para comprarlo por un precio exorbitante. Tuve que mover un poco de mi dinero y convencer a mi pareja, pero al tener una mente abierta, decidimos aprovechar la oportunidad.
Es por eso que las personas ricas siempre tienen una mente receptiva a las nuevas ideas. Tal vez es algo que antes no hubieran apoyado, pero si ven la oportunidad de ganar dinero, lo reconsiderarán.
Como Warren Buffet una vez lo dijo: “Las oportunidades llegan con poca frecuencia. Cuando llueva oro, saca la cubeta, no el dedal”.
Las oportunidades llegan con poca frecuencia. Cuando llueva oro, saca la cubeta, no el dedal
7. Eres capaz de vivir con menos de lo que ganas
Otra característica común entre los millonarios es que son capaces de vivir con menos de lo que tienen. En lugar de presumir su riqueza, manejan automóviles prácticos, tienen casas modestas y no gastan su dinero en cosas inútiles.
Por ejemplo, mi esposa y yo tratamos de ahorrar 50% de todo lo que ganamos y una parte la invertimos. Eso nos generará un buen ingreso en el futuro. Podríamos salir y gastar dinero (y sí, ocasionalmente lo hacemos), pero siempre tenemos en mente la meta a largo plazo.
8. Tuviste un mentor
No es secreto que la compañía que mantienes puede afectar que tan exitoso puedes ser. Piensa en ello por un segundo. Si pasas la mayor parte de tu tiempo con personas negativas o desmotivadas, ¿no te quitarán el impulso para lograr tus metas?
En otras palabras, si quieres ser rico, tienes que empezar a “juntarte” con personas que te impulsen y te enseñen. No solo te mantendrán motivado, puede que encuentres un mentor que te enseñe los secretos para acelerar tu éxito.
Si no conoces un a un millonario, no temas buscarlos a través de redes sociales o correos electrónicos o en un evento de networking.
9. No estás atrapado en el pasado
Los millonarios han superado fracasos, errores, rechazos y miedos y están más ocupados planeando para el futuro que recordando “aquellos viejos tiempos” donde todo era más simple. Han perdido millones en su momento, pero no se han detenido por eso.
10. Fijas metas
Hablando del futuro, los ricos siempre piensan en términos de metas y necesidades.
“No haces un millón de dólares por accidente. Si no es tu meta, entonces seguro no lo vas a conseguir”, escribe Peter Voog, fundador de la Game Changers Academy y quien ganó su primer millón cuando cumplió 26 años.
11. Sabes postergar la gratificación
Jason Hall, escritor y editor de Motley Fool, dice que “saber postergar la gratificación es uno de los pasos más importantes para convertirse en millonario”.
saber postergar la gratificación es uno de los pasos más importantes para convertirse en millonario
Añade que “en realidad, construir riqueza toma mucho tiempo. Incluso Warren Buffet, una de las personas más ricas del planeta y el mejor inversionista de la historia, generó más del 80% de su fortuna después de cumplir los 50 años”.
12. Sabes cómo maximizar tus fortalezas
“Apesto en 99% de las cosas que hago, pero soy muy bueno en el otro 1%”, dijo una vez Gary Vaynerchuk.
Eso no significa que no debas aprender cosas nuevas, más bien quiere decir que los millonarios saben capitalizar sus fortalezas y se rodean de las personas correctas que puedan complementar sus debilidades.
13. Eres optimista
¿Cuántas personas conoces que se la pasan echándole la culpa a todos y a todo por lo que no han logrado? Te aseguro que ninguna de esas personas tiene las mejores finanzas personales del mundo.
Los millonarios no se quejan o echan culpas. En su lugar, aceptan los retos y buscan maneras de conquistarlos.
14. Aguantas las cosas
Cuando dejas que la opinión de los demás te consuma, permites que el mundo te detenga. En lugar de preocuparse por el “qué dirán”, los millonarios saben aguantar las cosas que les dicen y tienen una mente fuerte.
De hecho, tener una mentalidad resistente es uno de los ingredientes más importantes para ser un emprendedor exitoso ya que te permite soportar la presión y superar los obstáculos.
15. Te mantienes al día con las noticias
Las personas más exitosas del mundo inician sus días poniéndose al corriente de las noticias más importantes. Por ejemplo, Warren Buffet y Bill Gates leen publicaciones como el Wall Street Journal y el New York Times para saber cómo invertir de manera inteligente.
16. Constantemente te estás superando
Tener una educación superior puede determinar muchas cosas, pero no si serás millonario o no. Bill Gates dejó la universidad, pero eso no lo ha detenido. Personas millonarias como Mark Zuckerberg y Jeff Bezos tampoco han dejado que este hecho los detenga para seguir aprendiendo y obteniendo nuevas habilidades.
¿Tienes estas características? Salud por ti, futuro millonario.
Las comidas sin gluten se han convertido en una obsesión para algunos. .
El creciente interés en comer sano a veces puede tener consecuencias poco saludables.
Algunos médicos y nutricionistas afirman que ven cada vez más gente cuyo deseo de comer comida pura o “limpia” —desde veganos a quienes eliminan de su dieta varias fuentes alimentarias importantes como gluten, lácteos y azúcar— se convierte en una obsesión que los consume y los lleva a tener una mala salud. En casos extremos, la gente puede terminar con desnutrición.
Algunos expertos se refieren a esta condición como ortorexia nerviosa, un desorden poco investigado que no tiene un diagnóstico oficial en el Manual de Diagnóstico y Estadística de Desórdenes Mentales, o DSM, considerada la biblia de las enfermedades psiquiátricas en Estados Unidos. A menudo, los individuos con ortorexia muestran síntomas de enfermedades reconocidas como desorden obsesivo-compulsivo (OCD) o terminan perdiendo una cantidad de peso poco saludable, de forma similar a alguien con anorexia.
Investigadores en Colorado propusieron hace poco una serie de criterios que aseguran podrían ayudar a diagnosticar la ortorexia. Los lineamientos, publicados en línea en la revista Psychosomatics este año, también podrían servir como estándar para futuras investigaciones de la enfermedad, aseguran.
Ryan Moroze, un investigador de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Denver de la Universidad de Colorado y principal autor del estudio, afirmó que hace falta más investigación para desarrollar un instrumento de identificación válido para la ortorexia, determinar su prevalencia y diferenciarlo de otros desórdenes alimentarios más conocidos.
“Hay personas que desarrollan malnutrición, no porque estén restringiendo cuánto comen, sino por lo que eligen comer”, sostuvo Thomas Dunn, un psicólogo y profesor de psicología de la Universidad del Norte de Colorado en Greely, estado de Colorado, y coautor del artículo.
“No lo hacen para adelgazar, sino para estar más saludables. Es una especie de mentalidad que se lleva a un extremo como el que vemos en otras clases de enfermedades mentales”, sostuvo Dunn.
Entre los criterios propuestos está una obsesión con la calidad y composición de las comidas a punto tal que podría llevar a dedicarles una cantidad de tiempo excesiva, como tres horas diarias o más; leer sobre tipos específicos de comida y prepararlos, y sentirse culpable luego de comer comida no saludable. Para que sea considerado ortorexia, la preocupación por ese tipo de alimentación o bien debería llevar a desbalances nutritivos o interferir con la vida diaria.
Algunos pacientes con ortorexia están recibiendo tratamientos similares a quienes tienen desórdenes obsesivos-compulsivos. “Estamos recibiendo a gente que no es bien atendida en base a un diagnóstico de desorden alimenticio y su desorden se trata mejor como un OCD”, explicó Kimberley Quinlan, directora clínica del Centro OCD de Los Ángeles, una clínica que atiende pacientes ambulatorios.
La enfermedad parece comenzar con un interés en una vida sana y luego, con el tiempo, la gente desarrolla una mayor ansiedad ante la comida contaminada o que considera no saludable, explica Quinlan. El tratamiento suele implicar terapia cognitiva del comportamiento, un tipo de psicoterapia que busca modificar el comportamiento.
Los expertos sostienen que hay una zona gris entre buscar comer sano e irse a un extremo, lo que ayuda a generar escepticismo sobre la ortorexia. “La gente no cree que comer sano puede ser un desorden”, dijo Quinlan.
Algunos terapeutas especializados en desórdenes alimentarios señalan que muchos pacientes con ortorexia también sufren de anorexia. Pero otros expertos dicen que los ortoréxicos a menudo no tienen problemas de peso bajo, lo que puede dificultar identificarlos.
La señal de alarma es cuando alguien se obsesiona con la comida y sus hábitos alimentarios lo llevan a evitar compromisos sociales, según los expertos.
Jordan Younger, de 24 años, que viven en Los Ángeles, lanzó una popular cuenta de Instagram y un blog el año pasado para publicar recetas y fotos de su dieta vegana a base de plantas. Luego, su dieta diaria comenzó a consumirla.
“Me despertaba con pánico y pensaba: ‘¿Qué voy a comer hoy?’”, dijo Younger. “Iba a una tienda y pasaba tanto tiempo mirando todo, intentando planear todo el día. Comenzó a apoderarse de mi mente de una forma que empecé a ver que no era saludable”, contó.
Younger, una joven delgada, afirmó que perdió más de 10 kilos con su dieta restrictiva. Su piel se puso naranja y dejó de menstruar. En mayo, comenzó a ver a un especialista en desórdenes y nutricionista que la ayudó a recuperarse.
Ahora, afirmó que lo único que no come son alimentos procesados. Su piel recuperó su color normal, su cabello recuperó grosor y creció 13 centímetros, y recuperó el peso que había perdido.
“Con todas estas filosofías de dieta distintas, hay mucho más margen para que se desarrolle la ortorexia”, dijo. “Comer se hace realmente difícil si estás escuchando todas estas teorías, y se genera mucha ansiedad en torno a comer y la comida, cuando en realidad la comida debería ser para disfrutarla”.
Fuente: The Wall Street Journal, 28/11/14.
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Ortorexia nerviosa
La ortorexia nerviosa, tal y como originariamente se definió, indica una obsesión enfermiza con el consumo de alimentos saludables. El término se deriva del griego orto, que significa “derecho” o “correcto”, y intenta hacer un paralelismo con la anorexia nerviosa.
Esto suena contradictorio. ¿Cómo puede ser que enfocarse en los alimentos sanos pueda ser malo para usted? La aparente contradicción ha llevado a una gran cantidad críticas del concepto. Pero el énfasis está en ser una “obsesión enfermiza“. Uno puede tener una obsesión enfermiza con algo que es sano para los demás. Piense en la adicción al ejercicio o la adicción al trabajo.
La ortorexia empieza como un inocente intento de comer más saludable, pero el ortoréxico se fija en la calidad y la pureza. El ortoréxico se vuelve más y más obsesivo por qué y cuánto comer, y cómo hacer frente a los deslices. Cada día es un día para comer bien. La autoestima se ve envuelta en la pureza de su dieta y con frecuencia se siente superior a otros, especialmente en lo que respecta a la ingesta de alimentos.
¿Y cuál es el problema?
La dieta del ortoréxico en realidad puede ser poco saludable. Los problemas nutricionales que dependen de la dieta específica que la persona se ha impuesto a sí misma. Los problemas sociales son más evidentes. Un ortoréxico puede estar socialmente aislado, a menudo, ya que planea su vida alrededor de la comida. Es posible que tenga poco espacio en la vida para otra cosa. Los ortoréxicos pierden la capacidad de comer intuitivamente – a saber cuando tienen hambre, la cantidad que necesitan, y cuando están llenos. El ortoréxico nunca aprende a comer de forma natural.
Síntomas
Las personas con ortorexia nerviosa están constantemente preocupadas por los alimentos. Si se alejan de las reglas auto-impuestas, se sentirán culpables. Leer más.
Causas
Investigaciones recientes indican una conexión entre las causas de la ortorexia y el trastorno obsesivo compulsivo. Leer más.
Complicaciones
La ortorexia es una obsesión en que la persona se obsesiona con una dieta sana y excluye todas las demás actividades de interés. Con el tiempo, se convierte en un trastorno grave. Leer más.
Diagnóstico
Hay una línea muy fina entre lo que puede considerarse una fijación en la comida sana y una obsesión. Leer más.
Tratamiento
La ortorexia no es un trastorno fácil de diagnosticar. Puede buscar la ayuda de un profesional médico especializado en trastornos de alimentación. Leer más.
Nuestros errores financieros más costosos varían según la edad, incluidas decisiones sobre los ahorros para la jubilación. Consejos para corregir los errores.
Con WhatsApp, bajan casi 1 hora el acceso a tratamientos de infarto
El Instituto Cardiovascular de Buenos Aires analizó 896 casos entre 2012 y 2017.
La ambulancia alerta por WhatsApp y va directo a la sala de quirófanos. .
Un estudio que analizó 896 casos entre 2012 y 2017 en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, demostró que el uso del programa de comunicación por Internet WhatsApp bajó en 50 minutos el promedio los tiempos de acceso al tratamiento de una persona con infarto de miocardio agudo. “Cuando alguien tiene un dolor de pecho se contacta para que vaya la ambulancia. Cuando llega te hacen el electro y te dicen si tenés un infarto. Si es así el médico manda el estudio por el celular y eso permite que ya se prepare el quirófano”, le explicó a Clarín el doctor Nicolás Lalor, del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires y jefe de Cardiología de la Clínica Anchorena.
Los resultados, que se presentaron ayer en el 43° Congreso Argentino de Cardiología, demostraron que quienes usaron el soft de comunicación WhatsApp redujeron casi una hora el acceso al tratamiento. El promedio bajó de 200 a 150 minutos.
En el mismo congreso médico, ayer, advirtieron además que casi la mitad de los argentinos afectados por infartos demoró más de tres horas en promedio en ser atendidos desde el inicio de los síntomas hasta la intervención coronaria.
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Los resultados preliminares del estudio ARGEN IAM-ST, que involucró los reportes de 1.670 personas con infarto que llegaron a las guardias de 247 centros del país, indicaron que en el 45,6% de los casos hubo demoras de más de tres horas, en promedio, desde los primeros síntomas hasta arribar a una sala con capacidad para realizar una angioplastia. Dentro de ese grupo, en el 18,4% de los casos la demora fue entre 3 y 6 horas, en el 14,3% de entre 6 y 12, en el 7,8% entre 12 y 24 y en el 5,1% de más de 24 horas.
iMarketsLive Opera en Colombia sin Autorización Oficial Advierten Autoridades Locales
La Superintendencia Financiera de Colombia detectó una nueva empresa externa que realiza operaciones comerciales sin contar con la autorización ni vigilancia de las autoridades correspondientes de ese país, lo que para el organismos representa un elevado riesgo de operaciones fraudulentas en contra de la población.
Es el caso en esta ocasión de la compañía iMarketsLive, marca que promociona productos FOREX a través de sus principales sitios web mismos que tampoco cuentan con la autorización ni la vigilancia de la Autoridades financieras de Colombia.
Las autoridades colombianas informaron a través de un comunicado que ni iMarketsLive ni sus representantes, que se han identificado con los nombres de Alex Morton, Camilo Fonseca e Iván Tapia, cuentan con algún tipo de autorización de la Superintendencia Financiera del país para realizar actividades de promoción, compra y/o venta de los productos derivados de esta compañía por lo que alertó a la sociedad en general a ser cautelosos a la hora de decidir donde y como invertir su dinero.
Los negocios que se realizan a través del internet mediante plataformas digitales siempre representan un riesgo alto por lo que quienes hagan uso de este tipo de opciones comerciales deberán en un momento dado asumir las consecuencias que ello genere, advirtieron los representantes de la Superintendencia Financiera a través del comunicado.
Las autoridades colombianas hicieron hincapié en que la sociedad debe de consultar la base de datos que provee la Superintendencia Financiera para saber que entidades comerciales cuentan con la autorización respectiva para poder operar en el país. El ente regulador señaló que esta base de datos puede ser consultada en el sitio web www.superfinanciera.gov.co donde podrán encontrar la Lista general de entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombiay en la que se especifica puntualmente el nombre de las empresas que si están autorizadas y bajo la vigilancia de las autoridades para evitar fraudes.
– CEO Desconocido: Christopher Terry no es conocido en el mundo del trading. Se presenta como trader y educador desde 1998, pero no hay muchos antecedentes de su actuación.
– Servicios caros: Acceder al mercado forex cuesta menos de lo que Imarketslive cobra.
– Imarketslive no esta registrada como empresa de MLM en EEUU: A diferencia de empresas de multinivel network marketing legales, Imarketslive no cuenta con registro en la DSA , organismo que agrupa a todas las empresas de dicha actividad en Estados Unidos.
– La empresa no tiene personal: No resulta lógico que una entidad de este tipo tenga soloun jefe, sin un directorio detrás. Bueno, en Imarketslive no hay ejecutivos, secretarias, ni personal adjunto. Ver más información en Endole, que brinda antecedentes de este tipo de empresas.
– Ganancias engañosas: Se prometten fabulosas ganancias que no se condicen con la realidad de forex.
Todas estas señales parecen indicar que Imarketslive es un fraude, tipo esquema Ponzi.
Seminario Fideicomiso, planificación patrimonial y herencia
Viernes 20 de octubre de 14 a 15.30 hs.
Frente a la necesidad de proyección del futuro personal y económico propio, del entorno familiar y de la empresa, se presenta al fideicomiso como la opción acertada para llevar adelante la administración de los bienes del futuro fiduciante más allá de su muerte.
Permite ordenar la futura transmisión de sus bienes evitando conflictos, ruptura de sus afectos y asegurando la dignidad en la tercera etapa de la vida. Pero, también asegura la continuidad de los proyectos empresariales, blindando de los riesgos propios que pueden generar las desavenencias, la falta de capacitación o idoneidad, y los intereses ajenos a la organización de los sucesores.
Durante el encuentro se analizará el fideicomiso de planificación patrimonial y el fideicomiso testamentario, vinculándolos con institutos del derecho sucesorio como así también, las limitaciones legales existentes y sus posibles adecuaciones con miras a dejar reglada la propia sucesión.
Se presenta la figura con vistas a la limitación de las capacidades de hecho y de derecho del propio constituyente, a fin de garantizar las satisfacciones de sus necesidades personales y patrimoniales, y el respeto a sus derechos humanos y la autonomía de su voluntad.
Fecha: Viernes 20 de octubre de 14 a 15.30 h
Sede: Reconquista 775, Ciudad de Buenos Aires.
Inscripción: no arancelada previa inscripción debajo
Dra. en Finanzas, UCEMA. Directora del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad San Pablo de Tucumán.
Francisco Pertierra Cánepa
Ingeniero, UBA. Especialista en Entrepreneurship del MBA de San Diego University. Dr. en Dirección de Empresas, UCEMA. Profesor UCEMA, cátedra entrepreneurship, mercado de capitales y fideicomisos. Presidente de la Asociación Argentina de Fideicomisos y FID.
UCEMA | Universidad del CEMA
Reconquista 775, (C1054AAP) Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Larry Dossey es un autor y médico estadounidense cuyas publicaciones resultan un tanto controvertidas por la importancia que otorga, dentro del campo de la medicina, a cuestiones de carácter espiritual que poco tienen que ver con la ciencia.
En 1982, Dossey acuñó el término “enfermedad del tiempo” para definir la creencia que tienen muchas personas de que el tiempo está siempre escapando, que nunca hay suficiente, y que tienes que ir cada vez más rápido para mantenerte.
Es evidente que la gestión del tiempo es un tema que preocupa mucho en nuestra sociedad actual, como lo demuestran los 500 millones de resultados que genera en Google la búsqueda del término “time management”. En ocasiones, esta preocupación por el tiempo o, mejor dicho, el modo de vida que resulta de estar siempre luchando contra el reloj, nos termina produciendo problemas físicos reales, tales como el estrés, ansiedad, insomnio, agotamiento…
Los horarios, las agendas, las fechas límite y la rapidez con que debemos hacer nuestro trabajo se contagia a todas las áreas de la vida. Cada vez nos reunimos menos nuestros amigos y esas reuniones cada vez duran menos. La sensación de que el tiempo vuela nos convierte en personas impacientes, que no saben escuchar ni disfrutar del momento presente.
El culto a la velocidad no solo afecta a nuestra salud, también nos hace más infelices y menos productivos. Pero resulta que podemos moderar nuestro ritmo de vida y ser incluso más productivos gracias a ello. Para ello debemos dejar de preocuparnos tanto por el tiempo y aprender a gestionar mejor dónde ponemos nuestra atención. Tomar nuestras propias decisiones sobre lo que hacemos en cada momento de nuestra vida nos pone en el asiento del conductor.
Es por lo que abogan métodos inteligentes de gestión personal, como GTD. Nada de gestionar el tiempo. Se trata de conocer nuestros compromisos, aclararlos y tomar decisiones sobre ellos. De una manera humanizada y con sentido, en equilibrio con todas nuestras áreas de responsabilidad: trabajo, vida familiar, ocio, salud, bienestar, finanzas, desarrollo personal, etc.
No es fácil, pero debemos cambiar nuestra relación con el tiempo. El tiempo no es el enemigo, es la esencia misma de la vida, y debemos aprender a convivir con él e incluso a disfrutar de él.
En vez de vivir cada segundo como si fuera el último, de mirar de reojo el reloj con desaprobación cada vez que las cosas no se hacen “en su momento”, relájate y tómate las cosas con más calma.
Disfruta de una buena comida lenta. Saborea un buen libro. Apaga el móvil y disfruta del placer de estar con tus amigos, con tu familia o con tu pareja. Disfruta de un trabajo bien hecho, tranquilamente pero con pasión y precisión. Deja de pelearte con el tiempo. Disfrútalo.
Atentados terroristas, ideas destructivas y el constante ataque a los sistemas de economías libres
“En la edad en la que uno florece fueron tierra labrada
para que germinara cualquier fruto.
Y eligieron la peor semilla.”
(GC)
Por Mario Šilar.
La locura de la violencia
Llevo largo tiempo viviendo en Navarra, España. Aprendí a amar esta tierra y sus habitantes. Uno de mis hijos se llama Santiago. Se puede intuir por qué. El pasado jueves 17/08/17 hacia las cinco de la tarde un terrorista de origen marroquí condujo una camioneta que se introdujo en una zona peatonal muy turística, el paseo de Las Ramblas (Barcelona), atropellando masivamente a las personas que paseaban por allí, en un recorrido de casi 600 metros, antes de detenerse por un fallo en el sistema eléctrico del vehículo. Horas después de este ataque, se produjo otro atentado en la localidad costera catalana de Cambrils, a unos 120 kilómetros de la ciudad condal. La célula terrorista estaba integrada por doce miembros. Algunos de ellos encontraron su muerte enfrentándose a las fuerzas policiales al grito de al-lâhu akbar (Alá es el más grande).
Causa gran dolor el sufrimiento de las víctimas inocentes, hasta la fecha son 16 fallecidos y 130 heridos, de 35 nacionalidades distintas y de todas las edades. Hay víctimas del norte y del sur del planeta, de oriente y de occidente; dos de las víctimas fallecidas eran de la Argentina, Silvina y Carmen, al tiempo que dos heridos también son oriundos del país. Pienso en las familias y amigos de todos ellos. ¡Cuánto sufrimiento! Y todo ello fruto de la barbarie irracional de la violencia terrorista.
Pasados poco más de diez días, las noticias no dejan de causar perplejidad. A los presuntos errores de advertencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad, principalmente de Cataluña –a cargo de los operativos y de la investigación– y también del estado español, se suma la casi certeza de que el atentado perpetrado fue simplemente un “plan b”. En efecto, los terroristas se vieron obligados a ejecutar un cambio de planes luego de que la casa ocupada, en la que llevaban acumulando y preparando materiales explosivos durante meses, estallara por los aires, quitando la vida a tres de los terroristas, uno de ellos el iman instigador de todo el macabro plan. Las investigaciones realizadas revelan que los planes originales contemplaban el ataque a puntos sensibles y emblemáticos de Barcelona, se estima que la Sagrada Familia era uno de los objetivos inicialmente previstos.
Dolor y perplejidad
Las reacciones y algunas de las manifestaciones de la opinión pública han despertado algo de esa congoja que Unamuno condensó en su “me duele España”. Aunque en la actualidad, probablemente el viejo profesor bilbaíno (salmantino por adopción) sería censurado por haber utilizado un término tan desafortunado…, como dijera un presidente de gobierno hace más de diez años –en una sentencia que se hizo célebre–, “la nación (española) es un concepto discutido y discutible”. Al mismo tiempo, no dejo de tener cierta sensación de extrañeza ante lo que me rodea, como si fuera una especie de observador no del todo participante, una especie de Tocqueville con residencia permanente. Sin embargo, más que centrarme en la crónica de este terrible suceso lo que deseo ofrecer son algunas consideraciones a la luz de esas reacciones expresadas por diversos actores políticos, medios de prensa, redes sociales y parte de la opinión pública. En efecto, a medida que se va conociendo mejor el perfil sociológico de los integrantes de la célula terrorista que perpetró los dos atentados, la perplejidad y el desconcierto siguen aumentando.
Dicho en pocas palabras: el perfil socio-cultural de los jóvenes que cometieron estos atentados rompe con todos los esquemas que el pensamiento único quiere imponer sobre el origen que permite explicar (¿incluso justificar para algunos?) el bestial sinsentido que constituye la violencia terrorista. La información disponible indica que se trata de jóvenes –algunos menores de edad, incluso– que estaban sólidamente integrados en su contexto social; tenían estudios completos y un buen desempeño académico. Todos ellos tenían trabajo –a uno de ellos le esperaba un empleo con contrato indefinido el próximo mes de septiembre, y otro tenía un salario de unos 2000 euros al mes y vivía en una vivienda de protección oficial–; y a tenor de lo que se pudo ver en sus redes sociales, solían viajar, disfrutaban del deporte, y de los pasatiempos propios de la adolescencia. Algunos tenían vehículo propio –uno incluso tuvo tres coches, un BMW entre ellos. Todo esto coincide con los estudios recientes que revelan que casi el 50% de los terroristas en España es de origen autóctono, tratándose de ciudadanos españoles –nacidos principalmente en Ceuta y Melilla– e integrados en su entorno. El porcentaje restante está compuesto principalmente por ciudadanos de origen marroquí, que llevan largo tiempo viviendo en España. La síntesis de todo esto se encuentra en las palabras de Raquel Rull, una educadora social de Ripoll –la ciudad donde vivían los terroristas– que tuvo mucho contacto con estas personas durante su niñez y adolescencia: “Estos chicos eran niños como todos. Como mis hijos, eran niños de Ripoll”. Se trata de personas que en su niñez no sufrieron la violencia de la guerra, no vieron las bombas caer sobre sus cabezas, no tuvieron que huir de un barrio arrasado por causa de los conflictos bélicos ni padecieron el flagelo de la pobreza, el drama del hambre o el desarraigo.
Otros testimonios de amigos, vecinos y conocidos no solo confirman las palabras de la educadora social sino que causan incluso mayor perplejidad, si cabe. Se sabe que los terroristas tenían hermanas trabajando en pizzerías y restaurantes, padres con trabajo y una red social bastante funcional. Otros testimonios dan cuenta de que uno de ellos había vendido su bicicleta pocos días antes del atentado, y que otro había decidido regalar sus botines de fútbol. Algunas entrevistas a compañeros de los terroristas fueron hechas en tiendas de kebab, al hilo de las preguntas los entrevistados bebían cerveza y se liaban algún que otro porro. Unos amigos recordaban que uno de los terroristas había dado una paliza a otro de ellos en los tiempos de escuela secundaria.
Un vecino de Ripoll, Manel López, se había mudado recientemente –junto con su pareja y su hija de cuatro años– a un portal al lado de donde se reunían los jóvenes con el iman, quien habría sido el artífice intelectual e instigador de la masacre. De hecho, a Manel le separaba solo una pared 30 centímetros, de quienes perpetraron los atentados. Podía incluso escucharles, aunque como hablaban en árabe no podía entender el contenido de aquellas charlas. En la entrevista afirma: “no podíamos pensar que se reunían para tramar algo. Creía que eran personas normales, que se juntaban para fumar algún porro o jugar a la Play”. Nunca antes una célula terrorista yihadista había resultado tan cercana y familiar. Algunos amigos notaron algún cambio de comportamiento reciente, producido hace pocos meses; habían dejado de salir por las noches, y quienes lo hacían, dejaron de beber y de fumar.
¿Qué es lo que hemos estado haciendo mal? es la pregunta silenciosa que flota en el aire. La educadora social citada más arriba, tal vez acierta en la diana cuando, algo enigmáticamente, afirma en una especie de proclama para la convivencia pacífica “ni dioses, ni banderas, ni religión”. La integración social parece haber sido efectiva en darles un trabajo pero no una vocación, les dio la posibilidad de acceso a bienes pero no la orientación para incardinarlos bajo un prisma vital más sustantivo. Se les proveyó de canales para la diversión pero parece que no se logró introducirlos en la alegría. Muchos sienten que quienes han cometido estos asesinatos son uno de los nuestros. ¿Qué es lo que ha sucedido para que a pesar de tanto empeño por formar una sociedad sin dioses, ni banderas, ni religión, se terminen formando ciudadanos con trayectorias vitales que encuentran “sentido” en las expresiones patológicas de la divinidad, las banderas y la religión? ¿Qué les lleva a encontrar allí el punto de apoyo para intentar destruir, autodestruyéndose, todo lo que representa la sociedad que les dio cobijo y su temprana identidad? ¿En qué momento los comportamientos algo anómalos pasaron a resultarnos normales y los comportamientos normales, algo anómalos?
Ideas que conducen a la barbarie
Toda esta perplejidad ofrece una arista positiva. En efecto, a las personas no suele gustarnos la incertidumbre y algunos, tal vez por una honestidad inconsciente, se ven impelidos a llevar las convicciones a sus últimas consecuencias. El intento desesperado por reducir la incertidumbre y resolver la perplejidad les impulsa a confesar lo inconfesable. Casi sin quererlo, ponen así blanco sobre negro. En algunos casos ello implica introducirse en otro tipo de barbarie: la barbarie de las ideas que diluyen las diferencias entre la inocencia y la culpa, entre la víctima y el verdugo.
Lamentablemente, a pesar del poco tiempo que ha transcurrido desde el terrible acto de violencia asesina, algunos actores políticos no han dudado en utilizar lo sucedido para avanzar su agenda ideológica, poniendo de manifiesto este otro tipo de barbarie que quiero señalar. ¿Qué es lo que se repite insistentemente, una y otra vez en la mayoría de los medios de comunicación y es defendido más o menos explícitamente por todo el arco ideológico progresista? Se afirma que estos atentados casi nos resultan “merecidos”. Se trata, efectivamente de “la respuesta violenta a una violencia anterior”. ¿A qué violencia se refieren? Se mencionan Irak (siempre Irak, en España), Afghanistán[1], los bombardeos en Siria[2]…, la violencia en la franja de Gaza…, también se señala la venta de armas de España al gobierno saudí y las buenas relaciones entre la corona española y las monarquías de la península arábiga[3]. En última instancia, la violencia del sistema… “No se trata de justificar”, dicen con gesto ampuloso, sino de “comprender” y ver el tema “en toda su amplitud”. Otros aportan incluso una impostada mueca compasiva y señalan que “no se deben olvidar las otras víctimas, los muertos en el atentado X en África, o los fallecidos por causa de la inundación Y, en Asia… ¿qué pasa, acaso las muertes duelen más cuando quienes mueren son occidentales?”. Pasan por alto la lista de países que han tenido víctimas fallecidas y heridas en los atentados. Un auténtico elogio de la impostura…
¿Qué estamos haciendo mal, entonces? La respuesta fácil: el sistema. Estas sociedades libres, materialistas, relativistas, consumistas, que aman la buena vida y que no se preocupan por el cinturón de muerte que rodea a las sociedades opulentas, es para algunos, la causa –“indirecta”, dicen, como para revestir con un barniz de mesura la crueldad de esta idea–, de que existan terroristas yihadistas. Decir que los únicos culpables de los atentados son los terroristas es para ellos afirmar algo vacío, retardatario, implica en el fondo ser funcional al sistema; propio en última instancia de fascistas. Todo esto puede sonar incluso bonito como explicación, para algunos…, si hasta parece que nos permite resolver la perplejidad dándole un aura de análisis global al asunto. Lo cierto es que es perverso. Muy perverso.
En efecto, creo que cubrir lo sucedido bajo un manto de impostada actitud comprensiva aplicado sobre la brutalidad explícita del ataque perpetrado, diciendo de modo amable que “hay una violencia mucho más cruel, que nos rodea aunque no la queramos reconocer”, es moralmente vituperable e intelectualmente execrable. Encima vienen a ser ellos, estos profetas “pacíficos” –del tipo que no mataría ni una mosca–, quienes están llamados a sacarnos la venda de los ojos y explicarnos los males del mundo. Y se quedan tan tranquilos, igualando a la víctima con el victimario. España, y la zona en la que vivo particularmente, tienen larga experiencia en este juego macabro de circunloquios.
Destruir a través de la palabra
Vincent Ostrom, reconocido economista político, esposo de Elinor Ostrom –ganadora del premio Nobel de Economía en 2009– (ambos fallecidos en 2012) afirmaba que “las guerras de palabras pueden destruir civilizaciones”. ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿En qué momento las ideologías políticas en democracia han adquirido formas tan siniestras como para ser capaces de generar tanta ceguera y albergar tanta sinrazón? ¿Cómo pueden personas aparentemente civilizadas, pacíficas y cultas afirmar algo tan deleznable (y potencialmente disparador de la violencia) como que la posibilidad de utilizar 150 kilos de explosivos contra civiles inocentes que se encuentran en un sitio religioso y turístico, como la Sagrada Familia, por ejemplo, puede ser la consecuencia violenta de una violencia mucho mayor y anterior, la que ejercería el sistema de economías medianamente libres y de gobiernos democráticos occidentales? ¿Cuánto odio bajo apariencia de paz y civismo pueden soportar las palabras?
Pocas cosas son peores que un mal diagnóstico de la situación a la hora de intentar la solución de un problema. Aunque pensándolo bien tal vez haya algo peor: ser capaces de reconocer cuál es el diagnóstico correcto y rechazarlo por no ser funcional a la agenda ideológica que se quiere hacer avanzar.
No importa que la ideología no encaje con la realidad. Algunos ahora guardan silencio. Tal vez queda algún mínimo de decoro (¿anhelo que sea decencia?) por el que callan en público lo que no tuvieron miedo de proclamar a los cuatro vientos, cuando los atentados se produjeron a más kilómetros de distancia, en París, Bruselas y Niza. Allí están las hemerotecas, donde encontramos que los alcaldes de Valencia y Zaragoza afirmaron que los atentados de Bruselas fueron fruto de “la violencia que hemos sembrado en Irak”. También las declaraciones iniciales de la cuenta oficial del grupo político Podemos en la localidad de Vallecas, cuando con motivo del atentado en Niza publicó que se trataba de “un accidente de tráfico instrumentalizado como ataque terrorista para difundir miedo”. Podría seguir con la lista.
En cuanto a los atentados de Barcelona y Cambrils tal vez el acto deleznablemente más honesto lo haya llevado a cabo el grupo político catalán “independentista, socialista, ecológicamente sostenible, desligado de las formas de dominación heteropatriarcal, y que aspira a sustituir el modelo socioeconómico capitalista”. Me refiero a la CUP-Capgirem[4]. El comunicado oficial del grupo municipal, el mismo día del primer ataque, afirma lo siguiente:
“Ante la situación de terror vivida hoy en nuestras calles, desde la CUP CAPGIREM Barcelona manifestamos nuestro apoyo y solidaridad con las viandantes que han sido víctimas del atentado y nuestro rechazo frontal a todas las formas de terrorismo fascista fruto de las lógicas internacionales del capitalismo.
Rechazamos, también frontalmente, todas las interpretaciones y actuaciones racistas y clasistas que estos hechos desencadenarán con el objetivo de profundizar los procesos de represión y militarización de la sociedad. Llamamos a la unidad popular, a la solidaridad y a la reflexión colectiva en clave antifascista, anticapitalista e internacionalista.”
La CUP expresa sin medias tintas lo que muchos piensan aunque no encuentran un modo más amigable de expresarlo: el terrorismo islamista[5] (descripción que se intenta evitar en los medios de comunicación españoles) como tal no es una entidad a tener en cuenta. Lo que existe son distintas formas de “terrorismo fascista fruto de las lógicas internacionales del capitalismo”. La clave es ser capaces de ver todo esto desde una “reflexión colectiva en clave antifascista, anticapitalista e internacionalista”. O sea, el actual sistema tiene lógicas tan violentas y crueles que hay personas –las famosas víctimas del sistema– que salen a matar porque no encuentran otra salida.
Más arriba decía que toda esta descripción de la situación, que no debe ser interpretada a la ligera –aunque parezca dantesca y ridícula– es perversa. Muy perversa. Veamos por qué. En efecto, si es “el sistema” el principal ente de violencia, disparador de toda otra violencia, que siempre será meramente reactiva; en la medida en que un ciudadano no se comprometa con sangre, sudor y lágrimas por acabar con este sistema, ¿de qué modo podrá sentirse inocente de los episodios de violencia criminal que pueda llegar a padecer? Dicho de modo más directo: si tú nunca has hecho nada concreto por acabar con el sistema, con las “lógicas internacionales del capitalismo”, no puedes en rigor ni siquiera arrogarte el derecho moral a sentirte víctima o enfadarte por el sufrimiento que generan estos ataques –ya sea que los sufras en primera persona, o que lo sufra un amigo o familiar–. Y el ciudadano que ha visto esta tragedia “desde las gradas” no tendría ni siquiera derecho a mostrar compasión o dolor genuino, si en conciencia no siente que haya luchado con uñas y dientes contra el sistema. Desde esta perspectiva toda compasión y dolor, en el fondo, no son más que residuos afectivos atávicos y egoístas. No es más que el simple miedo cobarde a pensar que esto le pueda ocurrir a uno. Es el deleznable miedo burgués del que quiere seguir viviendo en la opulencia que le ofrece el sistema, mientras mira hacia otro lado respecto de la violencia que su nivel de vida causa en otras partes del globo.
Las injusticias del sistema serían un grito que clama “al cielo” de la utopía y que golpea a la puerta en forma de seres humanos que se inmolan o que utilizan lo que encuentran a mano para ajusticiar a verdugos anónimos, ciudadanos del mundo. El miedo o la compasión que puede sentir el ciudadano medio no es más que la expresión del aferramiento miserable e individualista a la buena vida consumista y materialista, que anida en él.
Pero la perversión de este planteo puede implicar un paso más. En efecto, si uno realmente coincide con este perverso diagnóstico, se encontraría probablemente con que se siente moralmente obligado a contemplar incluso el uso de la violencia (que no será interpretada como violencia inicial sino “legítima defensa”) para “defenderse” de la violencia del sistema económico capitalista-explotador imperante. El colmo de la impostura lo encontramos cuando estas personas se describen a sí mismas como hombres de paz y pacifistas… porque “están en contra de la violencia global del capitalismo”. He escuchado esta frase demasiadas veces ya.
El desprecio hacia las sociedades libres
Decía que me duele España o, a falta de un término menos conflictivo, me duelen los ciudadanos que habitan la península ibérica… parece estar incoándose una vocación de descomposición autodestructiva que puede disparar los odios más viscerales. Se trata de una vivencia que corroe la vida social, la esmerila y diseca… y todo ello aunque no exploten vehículos en los aparcamientos de los supermercados, ni se disparen tiros en la nuca y por la espalda a quien le toque en la víspera. Me duele tanta falta de entendimiento… algunos creen que se nos mata porque no hay suficiente lucha anticapitalista en el mundo, otros –más “moderados”–, porque defendemos sociedades plurales y tolerantes (con la debida carga de laicismo y anticlericalismo en la interpretación que hacen de estos términos), y no importa que los mismos perpetradores se empeñen en proclamar que nos asesinen por el simple hecho de no ser musulmanes (y si caen musulmanes, son apóstatas, por vivir a gusto en Occidente). Nos matan por algo que nadie dice muy alto, porque pareciera que coinciden en no valorarlo. Nos matan porque, a pesar de todos los controles político-gubernamentales, todavía vivimos en sociedades medianamente libres. Demasiado libres a ojos de los yihadistas…. y de los anticapitalistas.
En cierta medida, se puede afirmar que este ejercicio de rivalidad política llevado al paroxismo del intento de aniquilación retórica del enemigo lleva largo tiempo en el ADN de la vida sociopolítica española. No en vano muchos colegas españoles suelen referirse a su país como un país de tendencias “cainitas”. Lo que impacta es la capacidad de subsumir eventos tan dramáticos como las acciones terroristas bajo esta lógica de lucha partisana entre conciudadanos. Nada parece quedar fuera del afán de superioridad moral, que camufla en verdad el resentimiento vital, de buena parte del ala progresista de España.
Es sintomático que las tendencias liberticidas, que se expresan en los más diversos ámbitos de la vida social suele tener en el ataque a la libertad económica que necesita el sistema capitalista, a uno de sus principales enemigos. Si algo resulta claro en las sociedades modernas es que el ataque a un ámbito de la libertad –sea la libertad civil, religiosa, política, cultural o económica–, tarde o temprano, resulta en la amenaza al resto de libertades. Es evidente que no existe la libertad absoluta y que nuestras decisiones siempre están constreñidas por multitud de variables que limitan el ejercicio libre. Sin embargo, este faktum suele ser a menudo utilizado como excusa por parte de las tendencias tecnócratas para avanzar con la ingeniería social sobre la ciudadanía. Las expresiones más radicales del progresismo político, aunque puedan estar equivocadas, son coherentes en su puntuación causal poniendo a las instituciones de libre mercado en el fundamento de todos los males que padecen las sociedades actuales. En verdad, al afirmar esto ponen de manifiesto lo que en realidad piensan. En efecto, las acciones libres vinculadas al ejercicio de la libertad económica es algo que escapa al control gubernamental y necesitan, tarde o temprano, acallar estos espacios de libertad si quieren tener alguna mínima esperanza de instaurar el modelo social que tienen en mente. Por ello, muchos autores señalan la importancia de atender al carácter indivisible de la libertad. De este modo, y sin ánimos de caer en perspectivas reduccionistas, no se puede negar que –dada la complexión de la vida social contemporánea– la corrosión de la libertad económica daña progresivamente el resto de libertades. Y no es casual que quienes más quieren aumentar la cuota de intervención estatal sobre la vida social no dudan en señalar al sistema de libertad económica como el primer enemigo a combatir y pretenden acusarlo de todos los males que padecen las sociedades actuales.
En realidad, el análisis que hace el progresismo radical por el que acusa al sistema de economías libres de ser la base y la causa remota del terrorismo resulta tan confuso y desacertado como peligroso. Esta aproximación se apoya en confundir o pasar por alto la distinción entre una sociedad civil empoderada y con un marco institucional sólido que cobije la libertad religiosa y el sistema contemporáneo prevaleciente en Europa occidental, vinculado a estados de bienestar fuertes y sistemas tecnocráticos de amplia envergadura. Perder de vista esta distinción lleva a que endilguen a esa entelequia que sería el “perverso capitalismo neoliberal” algunos de los males sociales que padecen las comunidades europeas (anomia y fragmentación social, despersonalización, falta de sentido, vacío existencial, etc.) y que bien pueden vincularse a los problemas del Estado de bienestar, que cuando se lleva a niveles desproporcionados contribuye a disparar incentivos perversos en la comunidad: cultura del subsidio, comportamientos free rider, abusos, debilitacion de la cultura del trabajo, daños en la autoestima, cultura del entitlement o “el tengo derecho a”, etc.; todos elementos que constituyen un caldo de cultivo para las tendencias anómicas que suelen estar a la base de muchos de los ciudadanos europeos que terminan integrándose en células yihadistas. Como se señaló más arriba, el sistema del estado de bienestar puede favorecer la provisión de bienes y ayudas, pero es muy cuestionable que sea capaz de generar pertenencia y comunidad. No en vano, varios expertos señalan la falta de pertenencia como uno de los elementos que debe ser abordado, si se pretende comprender el fenómeno de captación terrorista en sociedades avanzadas. Cada vez resulta más claro que la cohabitación o coexistencia pacífica en una sociedad entre distintas culturas no es lo mismo que la integración genuina de la sociedad en torno a una cultura plural.
En última instancia, la defensa de las libertades civiles, y la libertad económica entre ellas, no es un asunto baladí, como si fuera algo propio de burgueses bienpensantes…, se trata casi del último reducto de sensatez vital e institucional desde el que mostrar que puede haber una salida que asegure –siempre de modo falible, y sin utopías– una convivencia genuinamente pacífica y medianamente justa, frente a todo este drama y sinsentido que se está incoando a nuestro alrededor.
El autor agradece los comentarios de Gloria Cruz Latorre, Eugenio Díaz Jausoro y José Cerrone a una versión anterior del texto.
[1] De nada importa que estos escenarios suponían la lucha contra Al Qaeda sea un enemigo declarado en esta cruel competencia por ver quién tiene el monopolio del protagonismo en el terrorismo internacional. Lo importante es usar los argumentos como arma arrojadiza para debilitar al rival político interno.
[2] Se observa aquí un claro indicio de “provincialismo”. En efecto, suele producirse una interpretación de la lacra del terrorismo internacional en clave meramente de política interna. Ello genera toda clase de esperpentos. El argumento anticapitalista-marxista afirma que es la perversa alianza con los Estados Unidos y los países de la OTAN en la postura adoptada contra el régimen de Damasco el que haría a las democracias europeas “merecedoras” de estos atentados. Se pasa por alto que el ISIS es enemigo del régimen de Barhar al-Ásad (Siria) y que, en todo caso, si alguien quisiera tomar represalias por esta alianza no es precisamente el ISIS. Otra referencia que se hace en esta línea es que la venta de armas de España a Arabia Saudita, implica el uso de estas armas por parte de Arabia Saudita en los conflictos que mantiene, por ejemplo, con Yemen. Pero, de nuevo, también se afirma que Arabia Saudita alimenta el terrorismo del ISIS, que también está actuando –de modo funcional con Arabia Saudita– contra la población en Yemen. Nuevamente, si alguien quisiera tomar represalias por la venta de armas a Arabia Saudita, no sería este país ni el ISIS sino los opositores en Yemen, que sufren fruto de la lucha con Arabia Saudita, donde esta usa las armas que ha comprado a España. Como se puede apreciar, el escenario del terrorismo yihadista es mucho más complejo que las simplistas consignas, cegadas por la ideología, que intentan imponer los partidos del ala progresista.
[3] La referencia que se ha hecho desde líneas independentistas y anticapitalistas catalanas a la venta de armas del gobierno español a diversos países del mundo árabe resulta, como mínimo, muy imprecisa. Se ha utilizado estar idea para dar a entender, nuevamente, que parte de la responsabilidad de este drama reside “en el estado español” y no en la propia Cataluña. Sin embargo, Cataluña, es la segunda comunidad que más armas exporta al exterior, lo que supone un 25% de los envíos de armas al exterior que hace el Reino de España. Según el periódico El Español, que recoge datos oficiales de las Cámaras de Comercio y Aduanas, dependientes de la agencia tributaria española, se puede afirmar que “entre los clientes principales de Cataluña se encuentran Estados Unidos(18,1 millones de euros), Francia (2,7 millones), la República del Congo(1,8 millones) o, en cuarto lugar, Arabia Saudí (1,5 millones), que tras los atentados de Cataluña ha protagonizado los mensajes contra el Gobierno o el Rey por sus relaciones con este país.”
[4] Esta agrupación, que juega un rol clave en la actual gobernabilidad de Cataluña cuenta con tres concejales en el ayuntamiento de Barcelona.
[5] Otro aspecto macabro en todo esto es que también se trata de desvincular completamente la deriva violenta de los terroristas con el Islam y las enseñanzas del Coran. No importan lo rigurosos que puedan ser los estudios de auténticos expertos sobre el islam y las religiones, como es el caso de H. Boulad, R. Salam Naaman, S. Khalil Samir SJ o R. Brague, o sobre cómo se forma el fanatismo, como es el caso del filósofo N. Grimaldi. No. El Islam no tiene ninguna autocontradicción y es una religión de paz. Punto. Quien ose mínimamente a cuestionar esto será incinerado en la pira adonde van los islamófobos, nueva etiqueta con que se tacha –junto con la de fascista– a todo aquel que pretenda contradecir el pensamiento único que se pretende imponer en este tema.
Senior Researcher del Instituto Acton Argentina Es Bachiller, Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte “Santo Tomás de Aquino”. Hizo estudios de Posgrado en Organización y Gestión Educativa, en la Universidad Austral. Tiene un Máster en Derecho de la Integración Económica, por la Université Paris I Panthéon-Sorbonne y un Máster en Formación del Profesorado por la UNED (España). Es Diploma de Estudios Avanzados en Filosofía por la Universidad de Navarra.
Los conflictos relacionados a las finanzas del Vaticano continúan agravándose, luego de que el exauditor de la Santa Sede, Libero Milone, afirmó en una rueda de prensa que fue despedido en junio pasado debido a que investigaba asuntos dudosos e incómodos relacionados a varios de los integrantes de la sede católica.
Libero Milone fue nombrado auditor en 2015 como parte de la estrategia del Papa Francisco para hacer más transparentes las finanzas de la organización religiosa más influyente del mundo. En junio de este año, Milone abandonó el cargo con un presunto “acuerdo mutuo”. Sin embargo, el pasado 24 de septiembre, reveló que la iglesia lo amenazó con detenerlo si no firmaba la renuncia.
Milone, quien se desempeñó como presidente de Deloitte Italia, explicó que los estatutos le permiten al auditor general aplicar controles para detectar formas de corrupción y lavado de dinero, pero hay una “maniobra para ralentizar o bloquear la reforma financiera emprendida por el Papa Francisco”.
Según denunció, para poder obtener información sustancial de las finanzas del Vaticano debía exigirla a numerosos miembros de la institución religiosa, los cuales no estaban obligados a darla, gracias a la falta de leyes clara y precisas.
En contraposición, Giovanni Angelo Becciu, sustituto en la Secretaria de Estado vaticana, señaló que Milone espió la vida privada de representantes de la iglesia y traspasó fronteras indebidas, agregando que si Milone no dimitía, hubiera sido procesado por sus actos ilegales cometidos en el desempeño de sus funciones.
El reporesentante del Vaticano, agregó que Milone fue “más allá de sus competencias y encargó a una sociedad externa actividades investigativas sobre la vida privada de personas de la Santa Sede, un delito que ha dañado la confianza depositada en él”.
La reforma del Papa Francisco creó una trinidad de entes para gestionar y dirigir las finanzas del Vaticano. Dicho triángulo está compuesto por el Consejo para la Economía, liderado por el cardenal Reinhard Marx; el Superministerio de Finanzas, presidido anteriormente por el cardenal George Pell; y el Auditor General, posición la cual ocupaba Libero Milone. Sin embargo, hoy en día solo el cardenal Reinhard ocupa su puesto, mientras que las otras dos ramas están sin representante alguno.
Por su lado, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), mejor conocido como el banco vaticano, actualmente presidido por Jean-Baptiste de Franssu, maneja millonarias sumas de dinero donde parte del capital son depósitos de aproximadamente 14.960 clientes. Dicho banco se ha visto envuelto en escándalos financieros, como el de Ettore Gotti Tedeschi, el cual había sido nombrado por Benedicto XVI como encargado de dicha institución, para posteriormente ser destituido del cargo y ser acusado de falta de transparencia.
Fraude Millonario
Por otra parte, el IOR señaló un fraude de €17 millones y activara acciones legales en contra de terceros ante la justicia de Malta. La Santa Sede no especificó el esquema fraudulento que afecto su patrimonio, pero aseguró daños significativos a la entidad.
El desconocimiento del operativo explica de manera explícita como el IOR y las ramas financieras del Vaticano están envueltas en barreras de opacidad y de poca transparencia, pues la Santa Sede no indica en qué medida está involucrado el banco religioso.