El camino a la Riqueza

noviembre 30, 2023 · Imprimir este artículo

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El camino a la Riqueza

Por Gutavo Ibáñez Padilla.

La riqueza está al alcance de todos… si se sabe tomar el camino correcto. Esta idea no es siempre compartida, muchos creen que la norma es la escasez y la falta de recursos. Para probarlo, dicen, basta echar una mirada alrededor y observar la gran cantidad de personas que no alcanzan a obtener lo mínimo necesario para superar la indigencia. La evidencia brindada por los países subdesarrollados parece confirmar esta afirmación, sin embargo cuando relevamos los países desarrollados se deduce lo contrario: allí quien se esfuerza lo suficiente alcanza el éxito.

¿Dónde está la verdad? ¿Vivimos en un mundo miserable o en un paraíso abundante? Sobre estos temas reflexionaron hace ya muchos años los primeros economistas. Adam Smith, fundador de la ciencia económica, se maravillaba de la enorme productividad generada por la división del trabajo y el libre intercambio entre los hombres. ¿Por qué, entonces, se define a la economía como la administración de los recursos escasos? La palabra ‘escasos’ se refiere a que siempre estamos obligados a optar entre diversas posibilidades y a que los recursos disponibles son limitados, sean estos el tiempo, el capital o las personas. No debemos caer en el error de interpretar el concepto ‘escasez’ como una realidad de un mundo pobre e insuficiente.

Adam Smith (1723-1790)

En un sistema libre los hombres cooperan y compiten simultáneamente y se benefician en forma  mutua al intercambiar productos y servicios, distintamente valorados. Cuando el zapatero entrega un par de botas al panadero a cambio del pan que consume en un mes, ambos se benefician. Cada uno recibió más de lo que dio, según su personal criterio de valoración.

Una vez que comprendemos el concepto subjetivo del valor, descubrimos la abundancia que genera el libre intercambio entre las personas. Sin obstáculos artificiales desaparecen las desaveniencias entre oferta y demanda, ambas buscan el dinámico equilibrio y generan de este modo la riqueza necesaria para la vida de los hombres con sobrados excedentes.

Si todo eso es cierto ¿por qué hay tantos países con dificultades económicas y por qué tantas personas en la indigencia? Los países con problemas son aquellos que pretenden burlarse de las leyes de la economía y sufren las consecuencias. Las personas que no alcanzan la riqueza son aquellas que no aceptan pagar el precio necesario. Nada es gratis en este mundo, si se quiere obtener algo, hay que pagarlo. El precio de la riqueza se abona con trabajo, esfuerzo, inteligencia y previsión. Toda persona que sea capaz de aportar algo a sus semejantes, se esfuerce con inteligencia en ello y actúe con previsión tiene asegurado su futuro. Esto no significa que cualquiera con sólo proponérselo se convierta en un Bill Gates, pero sí podrá alcanzar su riqueza necesaria. La riqueza y la abundancia son conceptos relativos y no deben mensurarse como absolutos, no se miden en pesos o dólares. Se es rico cuando se tiene lo necesario y la sabiduría está en encontrar el justo balance. En cualquier país, en todo grupo y sea cual sea la situación, puede observarse que algunos individuos logran llevar una buena vida con los mismos medios y recursos que a otros no alcanzan para una vida digna. La diferencia está en la actitud, la inteligencia y el manejo que cada uno hace de sus recursos y posibilidades.

Si nos concentramos en el plano personal, ¿qué debemos hacer para alcanzar la abundancia económica? Lo primero es conocer las leyes básicas de la economía y sus implicancias en el ámbito personal. Lo segundo es fijarnos un objetivo claro y ejecutar las acciones convenientes para alcanzarlo. Lo tercero es mantener el rumbo correcto y realizar las correcciones  necesarias.  Si conocemos las reglas de la navegación, disponemos de adecuadas cartas y buena brújula siempre habrá algún viento que nos lleve a buen puerto. Si queremos alcanzar nuestros  objetivos precisamos de reflexión, decisión y acción.

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Si usted dispone de un objetivo claro y se empeña en alcanzarlo, el mundo le revelará su abundancia. Si en cambio no deja de lamentarse de la difícil época que le tocó vivir, es seguro que no obtendrá ningún logro.

La fuente fundamental de dinero es la capacidad de satisfacer las necesidades de nuestros semejantes. Siempre habrá alguien en el mercado dispuesto a pagar un buen precio por un producto o servicio valioso. Desarrolle sus capacidades y ventajas comparativas, diferénciese del resto, coopere y compita con otros individuos y sus productos o servicios serán disputados por innumerables clientes y consumidores. Henry Ford resumió magistralmente este concepto: “Poca gente osa lanzarse a los negocios, porque en el fondo de sí mismos se dicen: ‘¿por qué lanzar tal producto al mercado, si ya hay alguien que lo hace?’ Yo, en cambio, me he dicho siempre. ¿por qué no hacerlo mejor? Y eso es lo que hice.”

Henry Ford (1863-1947)

Su activo más importante es su propia capacidad de generar ingresos. Su capital físico, intelectual y de imagen le proporcionará, empleado inteligentemente, los recursos necesarios para satisfacer todas las necesidades de su vida. La explotación de dicho capital requiere un adecuado  empleo del tiempo. Éste es el único recurso que no puede acumularse, debe ser eficaz y eficientemente utilizado en cada momento presente. Debe ser aprovechado hoy. Su uso no puede demorarse ni adelantarse, por ello la correcta administración del tiempo resulta fundamental para alcanzar el éxito y vivir bien la vida.

Si usted progresa verá crecer sus ingresos Lamentablemente según lo enunció el escritor inglés C. Northcote Parkinson: “Los gastos siempre aumentan hasta el nivel de los ingresos.” La Ley de Parkinson más que una ley propiamente dicha es una descripción de la realidad. La clave para alcanzar la riqueza es quebrantar esta “ley”. Su futuro financiero está más determinado por su capacidad de ahorrar parte de sus ingresos, que por su capacidad de generarlos.

Toda persona sana que pueda actuar en libertad dispone de la capacidad para asegurar su futuro económico. La clave está en generar ingresos, ahorrar, invertir con inteligencia y proteger el patrimonio. Estas verdades son desatendidas por obvias y evidentes, pero pobre de aquel que no sepa aplicarlas con inteligencia. Según se observen o no estos principios el mundo se divide entre las laboriosas y previsoras hormigas y las dicharacheras y ociosas cigarras. Las primeras duermen tranquilas y calientes durante el invierno y las últimas tiritan de frío hasta morir.

Su posibilidad de ahorrar resulta independiente del valor absoluto de sus ingresos. Basta sólo con tomar la decisión; no hay excusas para no hacerlo, tan sólo duras consecuencias.

Para invertir es preciso desarrollar la inteligencia financiera que facilita entender las finanzas y encontrar las buenas inversiones que brinda el mercado. Es necesario aprovechar el tiempo que permite multiplicar el capital gracias a las maravillas del interés compuesto. Es fundamental contar con el apoyo y la experiencia de un buen consultor financiero que le evite incurrir en errores y maximice sus posibilidades de crecimiento. Es imprescindible comenzar un proceso de auto-capacitación que le posibilite conocer los secretos de la economía personal. No espere más, ¡inicie hoy mismo su camino a la riqueza!

Fuente: Ediciones EP, 2006.

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