¿Es el Bitcoin una burbuja financiera?

noviembre 23, 2017 · Imprimir este artículo

¿Es la suba del Bitcoin una burbuja financiera?

Por Nicolás Litvinoff.

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La semana pasada fui invitado a dar una charla en el evento “Finanzas Futuras” que tuvo lugar en el Centro Cultural San Martín. Casi 100 personas acudieron para develar el misterio: ¿la suba maratónica del Bitcoin es una burbuja?

Comencemos por el final: no, en mi opinión no lo es. A continuación, mis argumentos, algunas sugerencias y recomendaciones finales.

¿Qué es una burbuja financiera?

Desde mis tiempos como estudiante de Economía siento atracción por este tema. ¿Qué lleva a los inversores, incluso a muchos muy exitosos, a dejar de lado sus teorías y estrategias para comprar activos cuyo valor esté basado puramente en especulaciones de negocios futuros? ¿Por qué las calificadoras de riesgo abandonan cada tanto su cautela habitual para recomendar acciones o derivados financieros que a los pocos meses pasan a valer prácticamente cero? ¿Por qué en determinados momentos las autoridades hacen la vista gorda y no regulan la codicia de las personas con o sin poder y, a veces, deciden desinflar los precios cuando ya es muy tarde, generando un explosión todavía más violenta? Mi tesis de grado consistió justamente en investigar “El rol de los agentes económicos durante la formación de las burbujas financieras”.

Aquí lo primero que hay que saber: una burbuja financiera puede definirse como una situación donde el precio de los activos aparece sustentado por el entusiasmo de los inversores, que imaginan grandes ganancias en el futuro en lugar de observar con rigor lo que ocurre en el presente aplicando métodos probados de valuación de activos.

            Seamos claros. Hay burbuja cuando todo el mundo está comprando algo solo porque conoce a alguien o leyó la historia de gente que compró y ganó. Casi nadie realiza un análisis serio del tema, simplemente piensa que si viene subiendo es por una razón de peso que se mantendrá y que hará que el alza continúe. “Si todos ganan, ¿por qué no ganar yo también?”, se pregunta el nuevo comprador.

Ejemplos sobran. Desde la burbuja de los tulipanes en la Holanda del siglo XVII hasta las más recientes de las punto com en 2001 y la de las hipotecas subprime en 2008, pasando por la crisis financiera del ’30, todas comparten patrones de conducta claros.

Tres burbujas características y el Bitcoin

1) Activos “listados”: las burbujas financieras que se dieron en el siglo pasado y en lo que va del actual tuvieron como denominador común a los protagonistas, que fueron activos “listados”. Esto quiere decir que los activos cuyos precios primero volaron casi hasta el cielo y luego cayeron violentamente hasta tocar valores de remate cotizaban en mercados garantizados (las Bolsa). Por ende, cualquier persona con una cuenta bancaria podía comprarlos con facilidad.

El Bitcoin, en cambio, es un activo que cotiza en mercados no garantizados y poco regulados, con lo cual se puede decir que quienes compran ahora son early adopters (primeros usuarios). Esto podría cambiar próximamente, ya que tanto el CME (Chicago Mercantil Exchange) como el más cercano ROFEX (Mercado de Futuros de Rosario) anunciaron recientemente que permitirán operar futuros de materias primas con Bitcoins.

            Que ingrese en las plazas financieras reguladas no significa que el Bitcoin vaya a ser el norte de la próxima burbuja. Primero, habrá que ver qué sucede con su precio, puesto que puede subir o bajar. En segundo lugar, porque el mercado de futuros no ostenta una participación tan masiva como las Bolsas donde operan bonos y acciones.

Por otra parte, el tamaño del mercado del Bitcoin sigue siendo menor. Tanto la burbuja de las punto com en 2001 como la de las hipotecas en 2008 habían superado el valor de mercado de los 2 trillones de dólares. El valor de mercado del Bitcoin ronda hoy 150 billones de dólares. Para llegar a esos niveles, debería multiplicar su precio por 14 (con el correr del tiempo, un poco menos, puesto que todos los días la criptomoneda se mina en miles de computadoras de personas de todo el mundo y crece lentamente su volumen).

2) Los inversores institucionales: no son los inversores individuales los que mueven en masa los mercados sino los “big boys”, es decir los Inversores Institucionales (fondos de inversión, compañías de seguros, hedge funds, etc). Estos grandes jugadores han aplicado una política de “wait and see” (esperar y ver qué pasa) con la criptomoneda, para observar si podía “caminar sola” o se derrumbaba en el intento. El rendimiento de estos años -en particular, el de los últimos 12 meses- atrajo su interés y ahora buscan denodadamente ganar participación en este nuevo mercado. En consecuencia, en 2018 podrían comenzar a “mojar los pies en el agua” destinando al Bitcoin una pequeña porción de sus multimillonarios fondos. Antes que la explosión de una supuesta burbuja, es de esperar que este ingreso de capitales financieros al mercado de las criptodivisas eleve aún más los precios.

Lectura recomendada:  La fenomenal burbuja de Bitcoin

3) Valor intrínseco: este es quizá uno de los temas más controversiales. Hay fenómenos que realmente son revolucionarios. Sin embargo, en los mercados se produce una burbuja y estalla. Es el caso de las punto com, que vinieron a transformar las sociedades y los negocios. Sin embargo, en un principio los inversores exageraron tanto en sus proyecciones y luego reclamaron resultados financieros tan rápidos a las nacientes compañías de Internet que los avances no lograron cubrir las expectativas iniciales y el derrumbe de los precios de las acciones causó una herida mortal en muchos emprendimientos. Internet logró ser masiva cuando cada persona pudo contar con una casillas de mail. Eso ocurrió recién en 2001. Antes, en el mercado, aparecían empresas oportunistas sin un modelo de negocios sustentable que recaudaron una fortuna a costa de miles de inversores omnubilados con la aparición de las nuevas tecnologías. También, surgieron emprendimientos con gran valor intrínseco que, sin embargo, sucumbieron al terremoto financiero de aquel año. En el caso del Bitcoin, el argumento más escuchado entre los escéopticos lo define como una burbuja debido a que “nada lo respalda”. El error de este argumento pasa por no comprender que tampoco el dólar o el peso tienen respaldo hoy. Ya no están el oro ni el petróleo para defender al dólar. Además, los Estados se encuentran cada vez más endeudados y emiten sus monedas en volúmenes gigantescos, haciendo que su valor pierda terreno frente al precio de las materias primas, por ejemplo.

            El Bitcoin, en cambio, tiene un costo de extracción (mediante el proceso de minado electrónico) muy superior al de la impresión de billetes. Por otra parte, su emisión es limitada (se emitirán solo 21 millones de BTC), con lo que se busca generar una deflación de precios (que el precio del Bitcoin aumento con respecto a los bienes y servicios al volverse cada vez más escaso).

Lo cierto es que el principal argumento para defenderlo pasa por su novedosa tecnología, su verdadero valor intrínseco. Hablamos de la Blockchain (cadena de bloques), que cambiará las relaciones entre las personas y, al descentralizar la producción, eliminará todo tipo de intermediación que no genere valor.

Conclusión y recomendaciones

No hay que dejarse llevar por lo que dicen algunos “especialistas” como el CEO de J.P. Morgan, Jamie Dimon, quien definió al Bitcoin como “un fraude estúpido”. Preguntarle a un banquero qué opina del es como preguntarle a un taxista que opinión tiene de Uber.

Ahora bien, a los optimistas les digo:

1) El entusiasmo por la criptomoneda puede generar una suba de precios exagerada en su velocidad, derivando en una burbuja. Sin embargo, en el mediano plazo y tal cuál sucedió con Internet, el avance de la Blockchain no se frenará con la simple explosión de una historia paralela y menor como la del Bitcoin.

2) Que existan esquemas Ponzi o piramidales armados alrededor del Bitcoin, donde los administradores prometen duplicar en poco tiempo el dinero con maniobras poco claras que terminan casi siempre en estafas; o que haya otras criptomonedas en el ecosistema que no tengan valor alguno y puedan pasar a valer cero en cualquier momento, es una posibilidad.

            Por todo esto, como sostenía en 2013 cuando cada BTC (unidad de Bitcoin) valía alrededor de 100 dólares, se puede apostar a la criptomoneda moderando la exposición a no más de 5 o 10% del total invertido en activos, puesto que su volatilidad es enorme y el fuerte cambio de precio todos los días, algo normal.

Fuente: La Nación, 21/11/17.


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