La caída en la población de Puerto Rico empeora su crisis
julio 1, 2016 · Imprimir este artículo
La drástica caída en la población de Puerto Rico profundiza su crisis
SAN JUAN, Puerto Rico — El descenso de la población de Puerto Rico es más pronunciado y económicamente desastroso que la de cualquier estado de EE.UU. desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
En la última década, el éxodo de trabajadores, jubilados y familias enteras redujo la población de Puerto Rico a menos de 3,5 millones, una caída de 9% que ha magnificando la incapacidad del territorio para pagar su deuda de US$70.000 millones.
El miércoles, el Congreso de EE.UU. aprobó el proyecto de ley bipartidista que pondrá en marcha la mayor reestructuración de deuda municipal en la historia de EE.UU. Esto sería sólo el comienzo de una reforma mucho más profunda.
Una recesión de una década ha dejado a uno de cada nueve residentes de Puerto Rico sin trabajo. Casi la mitad de la población depende de un gobierno carente de dinero para los servicios de salud. En lo que va de esta década, la migración neta al territorio continental de EE.UU., donde los puertorriqueños pueden moverse sin restricciones, fue de 250.000 personas. La fuerza laboral de la isla se redujo 20% en los últimos 10 años, en comparación con un crecimiento del 5% en EE.UU.
La pérdida de población de Puerto Rico es la peor desde que en 1920 la oficina del censo de EE.UU. comenzó a registrar estadísticas. Mario Marazzi, director del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, dice que esta pérdida es sólo comparable con la extinción de los indígenas taínos después de la llegada de los españoles en el Siglo XVI.
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“[En comparación] los problemas económicos de Puerto Rico hace que la Nueva York de la década de 1970 o Texas durante la caída de los precios parezcan un paseo por el parque”, dice el economista de la Universidad de Harvard y ex secretario del Tesoro Lawrence Summers.
Si este descenso demográfico continúa, es probable se vuelva aún más difícil crear oportunidades de trabajo atractivas y pagar las cuentas.
Hospitales en apuros
En su pequeña oficina en el centro de San Juan, Domingo Cruz Vivaldi conserva la pala de oro de la ceremonia de 2010 en la que se puso la primera piedra de una nueva unidad de cáncer, sala de urgencias y cuidados intensivos del Hospital de Niños San Jorge, donde se desempeña como presidente ejecutivo. Cuatro médicos han renunciado en el último año y uno más dio anunció su renuncia a principios de este mes. “Es una película de terror,” dice el Sr. Cruz Vivaldi.
Esto repercute en los médicos que permanecen, como Fernando Ysern, un pediatra de 60 años que sólo puede tomarse un día de descanso cada tres semanas. “Entre la carga de trabajo y la mala paga, no es de extrañar que tengamos un éxodo de médicos”, dice.
El restaurante de comida rápida Subway del Centro Médico de San Juan, principal hospital público de la capital, solía ser “un bastión de estabilidad”, dice José Vázquez Barquet, dueño de 18 locales Subway y franquiciado maestro de los 225 locales de la isla. Las ventas cayeron 15% en cada uno de los últimos dos años.
Vázquez Barquet tiene menos clientes por la misma razón que Cruz Vivaldi tiene menos camas ocupadas en el hospital. Al 1 de julio de 2015, la población de Puerto Rico era 3.47 millones, 9,1% menos que en la década anterior. Semejante descenso no se ha sido visto en un estado de EE.UU. desde las grandes migraciones de Oklahoma y otros estados agrícolas que comenzaron en la década de 1930.
Desde 2000, la población de niños puertorriqueños menores de cinco años ha disminuido 37%. Aproximadamente uno de cada cinco residentes tiene al menos 60 años, un porcentaje más alto que cualquier estado de EE.UU.
El gobierno todavía está pagando los edificios construidos para la Universidad de Puerto Rico en 2000, cuando la población en edad universitaria de la isla alcanzó su punto máximo.
María Álvarez, de 19 años, planea estudiar derecho en Indiana después de terminar sus estudios de pregrado en San Juan. “Las posibilidades de conseguir un trabajo que pague bien aquí no son tan buenas”, dice.
A medida que se va más gente, mayor es la presión sobre el gobierno para eliminar puestos de trabajo. El número de estudiantes en las escuelas públicas es 40% menor de lo que era hace una década, pero el número de profesores ha crecido. Puerto Rico opera el mismo número de instituciones correccionales que en 2004, aunque el número de reclusos ha caído 26%.
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La actual situación de Puerto Rico es resultado de una serie de políticas federales improvisadas que se remontan décadas. Entre la impotencia para reducir el gasto o aumentar la recaudación, los líderes locales optaron por pedir prestado para compensar la caída de los ingresos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, las exenciones de impuestos federales alimentaron el crecimiento de un robusto sector manufacturero que permitió a la isla diversificarse más allá de la agricultura y convertirse en un centro importante de farmacéuticas y fabricantes de dispositivos médicos. Pero en los últimos años el Congreso puso fin a aquellos incentivos. Cuando el último expiró en 2006, muchos fabricantes de medicamentos, que pagaban buenos salarios, empacaron y se fueron a Singapur e Irlanda.
Las exenciones tributarias disimularon otros problemas económicos. A poco más de tres kilómetros al occidente del Hospital San Jorge se encuentra el reluciente Centro de Convenciones de Puerto Rico, el más grande complejo de este tipo en el Caribe, inaugurado en 2005 en terrenos de una ex base naval a un costo de US$415 millones. El centro ha tenido problemas para generar ganancias, entre otras razones porque tardó cuatro años para inaugurar un hotel en sus instalaciones.
El desarrollo del sector turístico puertorriqueño ha sido terriblemente lento. La isla sólo tiene el 20% de habitaciones de hotel de la República Dominicana y el 25% de Cuba. La apertura de Cuba a EE.UU. podría agravar ese déficit.
Durante años, Wall Street pasó por alto estos problemas porque Puerto Rico ofrecía rendimientos por encima del promedio del mercado. La deuda de la isla está exenta de impuestos federales, estatales y locales. Gracias a una gran demanda, en 10 años Puerto Rico duplicó su deuda total.
Algunos inversionistas confiaron en la protección adicional de que las empresas públicas de territorios federales no pueden declararse en quiebra. “Siempre que hay una percepción de que un tipo de deuda está a prueba de default se producen excesos masivos”, dice Summers.
La lenta desintegración de la infraestructura de servicios de salud de Puerto Rico es quizás el ejemplo más claro de las consecuencias de la crisis de la deuda y la fuga de población.
Además de la pérdida de los pacientes, el sistema de salud pública de la isla padece una insuficiencia crónica de fondos. Puerto Rico recibe menos en fondos federales de lo que recibiría si fuera un estado, a pesar de que los médicos deben proporcionar el mismo nivel de atención y los residentes pagan el mismo impuesto de Medicare que los residentes del continente.
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“Usted paga lo mismo [en impuestos], pero recibe menos”, dice gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla. “Si se muda a Florida, pagará lo mismo y recibirá más. ¿Usted qué haría?”
El gobierno Obama ha presionado sin éxito al Congreso para reformar estas disparidades. La prioridad inmediata fue obtener un compromiso bipartidista entre el secretario del Tesoro, Jacob Lew, y el presidente de la Cámara Baja Paul Ryan para establecer una comisión que supervise la reestructuración de la deuda del estado libre asociado. El presidente Obama promulgó la ley el jueves por la tarde, antes del viernes, cuando el gobierno de Puerto Rico ha dicho que incumplirá por primera vez sus pagos de deuda de más alto nivel.
Perspectiva oscura
Los problemas de la financiación de la salud en Puerto Rico probablemente empeorarán el año que viene, cuando venzan las subvenciones federales que apuntalaron el programa de Medicaid. Puerto Rico tendrá entonces que generar US$1.600 millones o recortar servicios.
Los bancos dejaron de prestar a la Administración de Seguros de Salud de Puerto Rico hace dos años. El ente ha perdido también acceso a los préstamos de Banco Gubernamental de Fomento de Puerto Rico, que en mayo incumplió el pago de bonos.
Esto ha obligado al sistema a funcionar con efectivo, con retrasos frecuentes en el pago a hospitales y médicos.
En marzo, Robexi Angeli acababa de terminar la cirugía de colon de un paciente con cáncer en el Hospital Santa Rosa de la ciudad costera de Guayama. Todavía estaba en el quirófano cuando se cortó la luz.
“Tuvimos mucha suerte de terminar antes” la cirugía, dice Angeli. El hospital le debe millones de dólares en facturas a la compañía eléctrica, que acababa de terminar su propia renegociación de una deuda de US$9.000 millones.
Fuente: The Wall Street Journal, 30/06/16.
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