Cómo retrasar el envejecimiento
septiembre 2, 2016
No espere hasta después de los 50 para luchar contra la vejez
Existen formas de contraatacar los inevitables cambios que vienen con los años.

La pérdida de audición vinculada con la edad empieza a los 25 años, a pesar de que no es perceptible hasta décadas más tarde. Empezamos a perder masa ósea después de los 30 años. Y un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Duke encontró que algunos tipos de declinación física —en particular la fuerza y el equilibrio de la parte inferior del cuerpo— comienzan a los 50.
“Cada función del cuerpo humano disminuye 5% cada 10 años”, dice Michael Roizen,presidente del Instituto del Bienestar de la Clínica Cleveland. “Esto es la función del cerebro, la función cardíaca, la función del hígado. La diferencia es en qué punto lo siente usted y cuándo llega al nivel crítico que causa una disminución del funcionamiento”.
Un estudio de rendimiento físico, publicado en julio por Journals of Gerontology: Medical Sciences, analizó a 775 personas de entre 30 y más de 90 años. Los participantes tomaron cinco pruebas funcionales que miden la fuerza, el equilibrio y la resistencia, como pararse en un pie por un minuto y levantarse de una silla varias veces durante 30 segundos.
Como era de esperarse, las personas más jóvenes tuvieron un mejor desempeño general que las personas mayores y los hombres mejor que las mujeres, dice Miriam Morey,profesora de la facultad de Medicina de la Universidad de Duke y autora principal del estudio. Pero los investigadores se sorprendieron al encontrar un marcado descenso en el rendimiento en la prueba de equilibrio y la de levantarse de la silla cuando los participantes rondaban los 50 años.
“Debemos tener en cuenta la medición de estas cosas durante toda la vida útil y no suponer que se trata de problemas de ancianos. Es más bien un problema de envejecimiento”, dice Morey.
A los 40 años
Cuando se trata del deterioro cognitivo, hay una pérdida gradual de funciones diferentes. La velocidad de procesamiento mental y la memoria en funcionamiento alcanza su punto máximo entre los 20 y 29 años y poco a poco empieza a disminuir.
Aprender nueva información después de los 40 años puede ser más difícil, dice Kathy Wild, profesora asociada de neurología y psiquiatría en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon, en Portland. Las tareas que requieren concentración deben hacerse con el mínimo de interrupciones o distracciones, dice. “Hacer una sola cosa hasta terminarla”, señala. “[Se trata] realmente [de] estructurar el ambiente para minimizar distracciones”.

Ojos que no ven
Después de los 40 años, incluso las personas que no usan gafas pueden tener dificultad para enfocar objetos que están muy cerca, como el texto de un libro, dice Rebecca Taylor,portavoz clínica de la Academia Estadounidense de Oftalmología y oftalmóloga en Nashville, Tennessee. Esa condición se llama presbicia, la pérdida gradual de la capacidad de los ojos de enfocar activamente objetos cercanos.
Para las mujeres en particular, la resequedad de los ojos se convierte en un problema común después de los 45 años y principios de los 50, dice Taylor. El glaucoma y el desarrollo de cataratas son problemas comunes en esta década y después de los 60 años. A los 75, aproximadamente 70% de las personas desarrollan cataratas, que provocan una pérdida de la visión en las noches, pero que es fácil de tratar con cirugía.
El problema más grave de visión es la degeneración macular relacionada con la edad. No hay cura para esta enfermedad, por lo que la prevención, comenzando con una dieta saludable, es clave, dice Taylor. La doctora recomienda dietas con alto contenido en vitamina C y E, zinc, cobre, luteína y zeaxantina, substancias que se encuentra en las verduras de hoja verde. No fumar y usar gafas de sol con 100% de protección contra los rayos ultravioletas es también necesario.
¿Eso fue un silbato?
Los sonidos agudos son los primeros que se pierden. Nuestra audición es mejor entre los 18 y 25 años, dice Ian Windmill, director clínico de audiología en el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati. “En realidad, comienza a descender después de eso, pero es tan lento, que uno no se da cuenta por muchos años”.
El término médico para la pérdida de audición relacionada con la edad es presbiacusia. Por lo general, se manifiesta en torno a los 50 años, dice.
No hay manera de restablecer dicha pérdida de la audición, ya que es causada por la genética y por factores ambientales como la exposición a ruidos fuertes y productos químicos, así como por la dieta y los medicamentos.
Evitar todos los ruidos fuertes es imposible, pero se puede reducir su impacto adoptando medidas como el uso de protección auditiva al cortar el césped o al asistir a un concierto de rock, dice.

Las preocupaciones centrales
La parte inferior y el núcleo del cuerpo y la fuerza de postura son especialmente críticos, dice Katherine S. Hall, profesora asistente de medicina de la Universidad de Duke y autora principal del estudio. “Cuanto antes se inicie un programa de ejercicio, mejor”.
Una de las características del envejecimiento es la sarcopenia, la pérdida progresiva del músculo esquelético que se inicia después de los 30 años, dice Nathan LeBrasseur,profesor asociado de medicina física y rehabilitación en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota.
Esta condición se hace notar hacia los 40 años, cuando a menudo se vuelve más difícil perder peso, dice.
La pérdida de masa muscular ocurre a un ritmo de alrededor de 10% por década, dice, mientras que la fuerza y la potencia muscular, o sea la capacidad de generar fuerza durante ciertos períodos de tiempo, disminuye de forma aún más dramática. LeBrasseur dice que esto puede ir más allá de la pérdida de músculo, y estar relacionado con las señales y los cambios en el sistema circulatorio del cerebro.
Kyle Jeray, vicepresidente de asuntos académicos del departamento de cirugía ortopédica del Sistema de Salud de Greenville, Carolina del Sur, dice que la masa ósea llega a su punto máximo a los 30 años.
Los hombres y las mujeres tienen las mismas tasas de pérdida entre los 30 y los 50 años, pero luego de la menopausia, las mujeres experimentan un rápido aumento en la pérdida ósea durante al menos 10 años antes de normalizarse. Esto se agrava por la pérdida de músculo, lo que lleva a problemas con el equilibrio y la movilidad.
“Cuando se pierde la fuerza de la base, se comienza a tener cada vez más problemas de equilibrio”, dice Jeray, quien preside un comité óseo en la Asociación Estadounidense de Ortopedia, y quien trabaja para prevenir las fracturas por fragilidad relacionada con la osteoporosis. “Subir y bajar escaleras sin agarrarse de la baranda, por ejemplo, se vuelve más difícil”.
La combinación de músculo y la pérdida de masa ósea se convierten en un verdadero problema cuando las personas alcanzan los 60 y 70 años. Es por ello que mantener la fuerza muscular cuando se está entre los 40 y los 50 años es tan importante.
Fuente: The Wall Street Journal, 01/09/16.
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Sufrió un ACV y dos jóvenes le salvaron la vida
julio 22, 2016
Dos jóvenes le salvaron la vida a un pasajero con ACV en un colectivo
El hombre iba en el colectivo 76, cuando se desvaneció. Los chicos estaban en el asiento de atrás y reaccionaron a tiempo.
Por Paula Galinsky.
Sergio sufrio un ACV en el colectivo y fue auxiliado por Ivanna y Pedro.
Los ojos de Sergio Murguia (57) lo dicen todo. Hablan de fragilidad, angustia, emoción y del más puro agradecimiento. En este primer encuentro después de la tragedia con final feliz que le tocó vivir, su mirada persigue la de los dos jóvenes que hace una semana pusieron todo para salvarle la vida y que ahora tiene sentados en el living de su casa de Martínez. “Perdón si voy lento, sigo en shock”, dice y extiende los brazos a “sus superhéroes”, como ahora llama a Ivanna Zuviría (21) y Pedro Ovejero (26). Luego, lanza un quebradizo “gracias” y llora. A los chicos se les llenan los ojos de lágrimas. Pero se la aguantan, sonríen y le dicen que están felices de haber podido ayudar.
Entre los tres intentan reconstruir lo que pasó esa mañana arriba del colectivo 76, en Luis Viale y Warnes, Villa Crespo. Ivanna y Pedro son estudiantes del profesorado de Educación Física y ese día viajaban de Núñez a Villa Soldati, donde debían realizar unas prácticas para la facultad. Iban medio dormidos cuando, a eso de las 8.45, escucharon un estornudo muy fuerte. “Ahí veo cómo el hombre de adelante se empieza a caer para un costado, primero cae y se levanta y después noto que no se puede levantar más”, cuenta Ivanna a Clarín frente a Sergio, y lo interpela. “¿Te acordás del estornudo?”. “Si –responde él–, estaba resfriado, se me habían caído los pañuelitos al piso y me agaché para levantarlos. Pero me empecé a golpear la cabeza. No entendía bien lo que me estaba pasando”, sigue Sergio, que es papá de cinco hijos, abuelo de una beba y ese viernes se dirigía a trabajar a Paternal, donde se desempeña como empleado administrativo.
Ivanna se levantó, lo miró y arriesgó: “Creo que está teniendo un ACV”. A pedido de ella, el chofer paró el colectivo y empezó a llamar a emergencias. Junto a Pedro, lograron acostar a Sergio en el piso, con dos mochilas de almohadas. Le aflojaron los cordones, le abrieron la campera e intentaron tranquilizarlo. “Yo le hice caricias en la espalda. Le dije que todo iba a estar bien, que ya llegaba la ambulancia”, relata Ivanna que explica que, hace poco, tuvo una materia en la universidad en la que le enseñaron a actuar frente a urgencias. “No sé cómo hice, pero me acordé de casi todos los pasos”, afirma orgullosa y suma que llamó al SAME en dos oportunidades y que, en la última, pidió que la guiaran para asistir a Sergio, pero que no supieron indicarle qué hacer.
“En un momento el colectivero dijo: ´chicos, llegó la ambulancia´. Nosotros miramos y nos dimos cuenta que no era la del SAME sino una privada que justo pasaba por esa calle. Yo dije: ´ya fue, la corro´. Me bajé del 76 y la seguí hasta la esquina donde frenó porque, gracias de Dios, el semáforo se puso en rojo”, describe la joven. “Le toqué el vidrio a la médica que iba arriba. Le expliqué lo que pasaba, se acercó a atenderlo y accedió a trasladarlo hasta el hospital”, agrega Ivanna.
La buena acción de los estudiantes –que tienen vocación de servicio, ya que él es guardavidas y ella sale a misionar– no terminó ahí. Los chicos se subieron a la ambulancia y lo acompañaron hasta el Durand, al que llegaron “en tres minutos”, según Pedro que, en el camino, le avisó a Vanesa, la mujer de Sergio. “Nos fuimos recién después de verla y explicarle todo. Por suerte, intercambiamos contactos y ella nos fue contando cómo evolucionaba”, sostiene Pedro.
Sergio fue derivado con su prepaga a la Clínica La Sagrada Familia, de Belgrano, donde lo operaron para removerle el coágulo que le había provocado el accidente cerebrovascular isquémico. La intervención salió perfecto y, si bien debe realizar rehabilitación, el martes recibió el alta y ya le confirmaron que no le quedarán secuelas. “Todos los médicos me dijeron que llegar rápido al hospital fue clave, que esos chicos me salvaron la vida. Yo voy a estar eternamente agradecido con ellos. Son mis héroes urbanos”, finaliza Sergio, que ya prometió un asado para agasajarlos.
Fuente: Clarín, 21/07/16.
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ACV: un estudio mundial probó que 9 de cada 10 ataques pueden evitarse con hábitos saludables
El factor de riesgo principal es la hipertensión no controlada. Lo identificó un estudio internacional, que incluyó a 286 argentinos y fue publicado en la revista The Lancet.
Buen hábito. Dejar de ponerle sal a las comidas es un consejo médico para reducir el riesgo de hipertensión y de ACV.
Nueve de cada 10 ataques cerebrovasculares (ACV) pueden ser prevenidos si las personas modifican sus factores de riesgo. El principal culpable es tener la presión arterial descontrolada, y luego le siguen el sedentarismo, el consumo de comida chatarra y de alcohol en exceso, fumar tabaco, padecer problemas cardíacos como fibrilación auricular, diabetes, o estrés sin atención, y tener el colesterol elevado. Lo confirmó el mayor estudio en el mundo, que incluyó a 27.000 personas, incluyendo 286 argentinos, y fue publicado ayer en la revista The Lancet.
“El 93,2% de los ataques cardiovasculares que ocurren en Sudamérica están asociados a 10 factores de riesgo. La hipertensión es el más importante en todo el mundo. Los resultados deberían ser tenidos en cuenta por la población para reducir el riesgo de ACV y la mortalidad”, dijo a Clarín el investigador principal Martin O´Donnell, de la Universidad McMaster de Canadá, que llevó adelante el estudio InterStroke. Hace 6 años el equipo de investigación, que incluyó al médico argentino Rafael Díaz, de Estudios Clínicos de Latinoamérica de Rosario, había publicado los resultados preliminares, y ahora sumaron más datos y evidencias sobre los factores de riesgo del ACV, que es la tercer causa de muerte de adultos en el mundo y la primera de discapacidad.
“En 2010, habíamos incluido a 6.000 participantes de 22 países, pero había preguntas pendientes sobre había diferencias entre las regiones del mundo sobre el rol de los factores de riesgo en los ataques cardiovasculares. En la segunda fase, incluimos 27.000 personas de 32 países, y confirmamos la importancia de los 10 factores de riesgo a nivel global”, agregó O´Donnell.
El trabajo consistió en un estudio observacional de casos y controles. Incluyeron personas que habían sufrido ataques cardiovasculares y los compararon con otras de edad y nivel socioeconómico parecido. “El mensaje que da este estudio es que no controlamos la presión, fumamos, comemos mal, sedentarios, tomamos alcohol en exceso, aumentamos las chances de padecer un ACV. Es claro ahora que casi no se trata de una cuestión genética, sino que pesa mucho lo ambiental”, explicó Díaz a Clarín.
Las evidencias están. ¿Cómo hacer para revertir los comportamientos que llevan al ACV? “Soy defensor de una acción mixta: el médico debe llegar al pacientes, con educación y seguimiento, y las autoridades sanitarias también deben implementar medidas. Por ejemplo, hay que seguir impulsando la reducción del consumo de sal. Ayer, también se difundió que los acuerdos voluntarios entre empresas alimentarias y la iniciativa “Menos Sal Más Vida” del Ministerio de Salud de la Nación, que empezó en 2013, se cumplen en el 99% de los productos monitoreados. Otra acción es que la gente se tome la presión al menos una vez al año, y que acceda al tratamiento. Según Díaz, sólo 1 de cada 6 hipertensos tiene su presión controlada.
“El estudio InterStroke llama la atención sobre el riesgo de la hipertensión descontrolada. Mucha gente aún subestima a la hipertensión, como factor de riesgo de ACV”, opinó Marcos Marín, de la Sociedad Argentina de Cardiología y del Hospital Italiano en San Justo, quien no participó en el estudio.
“Tenemos las estadísticas y es posible resolver el problema”, sostuvo Díaz. Lo demuestra con hechos: con su equipo salió a tomar la presión a 5.000 personas en Rosario, y detectó a 1.000 hipertensos. Les dan medicamentos gratis y ya consiguieron que el 90% tenga su presión arterial controlada. “Hay que enseñar a cada paciente, y contactarlo fuera del consultorio. Es un trabajo educacional interesante, pero todo indica que cuando el paciente entiende el problema, cambia su actitud”.
Fuente: Clarín, 15/07/16.
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Cómo Finlandia le ganó a los infartos
julio 4, 2016
Cómo Finlandia dejó de ser el país del mundo donde más gente moría porque le fallaba el corazón
El gobierno le asignó a un médico de 27 años con un máster en Ciencias Sociales la tarea de resolver la situación.

«Cuando le preguntaban a la gente si sufría de enfermedad coronaria, respondían ‘aún no'».
Así ilustró la dimensión del problema que Finlandia enfrentó en los años 70 Vesa Korpelainen, gerente ejecutivo del Centro para la salud pública de Carelia del Norte, una región en la frontera con Rusia.
Por aquellos años, los ingredientes favoritos de los norcarelios -así como de todos los finlandeses- eran la mantequilla, la leche entera, salchichas y sal.
Además, uno de sus hobbies era fumar.
Eso contribuyó a que Finlandia tuviera la tasa más alta de incidencia de muertes por enfermedades cardíacas del mundo. Y en Carelia del Norte era 40% más alta que en el resto del país.
Fue entonces que el gobierno le asignó a un médico de 27 años con un máster en Ciencias Sociales la tarea de resolver la situación.
Se llamaba Pekka Puska y lo nombraron Director General del Instituto Nacional de Salud Pública de Finlandia.
En menos de dos generaciones, la reducción en la mortalidad fue dramática y el estilo de vida de los finlandeses se tornó en un modelo para el mundo.
El precio de la celebración
El reto era inmenso.
En Carelia del Norte, donde vivían 180.000 personas, llegaron a haber mil ataques al corazón al año, la mitad de las víctimas eran hombres menores de 65 años y 40% eran fatales.
Eso a pesar de que la mayoría de los hombres eran madereros o granjeros, trabajos físicamente activos.
¿Qué había ocurrido?
En parte, la II Guerra Mundial.
Muchos la pasaron al borde de la inanición.
Así que cuando llegó a su fin, en 1945, celebraron dándose gusto con leche cremosa, mantequilla abundante, carnes suculentas y esos cigarrillos que no habían podido comprar por tanto tiempo.
Las frutas y los vegetales casi dejaron de ser parte del menú.
¿Cómo se logra un cambio a gran escala?
En 1972, cuando Stevie Wonder sonaba por todas partes y Francis Ford Coppola hacía historia en la pantalla grande con «El Padrino», en Finlandia «había mucho sufrimiento», recuerda Puska, en conversación con la BBC.
«El equipo que trabajaba conmigo había participado en las protestas que hubo en las universidades europeas y estábamos dispuestos a cambiar el sistema; en este caso, cambiar la salud pública, así que nos pusimos a trabajar».
Empezaron en donde la situación era peor: ese lugar tan remoto y bello que su paisaje inspiró al compositor finlandés Jean Sibelius a escribir la Suite Karelia… y uno de los lugares más malsanos del planeta.
«Era un área relativamente pobre, en la que la gente tenía vacas que le daban leche y productos lácteos. Pensaban que el trabajo que hacían era muy duro, así que debían consumir mucha grasa», explica Puska.
De por sí, eso no es un problema. Lo que pasaba era que habían dejado de comer otras cosas.
«Los hombres en esa época solían decir que los vegetales eran para los conejos, no para verdaderos machos: no se podía trabajar duro comiendo vegetales».
Lo revolucionario fue que ese equipo de jóvenes radicales entendieron que para enfrentar el problema no podían centrarse en una sola cosa. Tenían que transformar todo el sistema.
Así que la provincia se puso a dieta
Convencieron a políticos y profesores, trabajaron con grupos comunitarios y medios de comunicación y entraron en los hogares con un mensaje de cambio uniendo fuerzas con un grupo cuya influencia era enorme.
«Había una organización nacional de esposas (la Organización Marta) muy sólida y trabajamos muy de cerca con ellas. El mensaje tenía que ser positivo: nada de ‘no debes comer grasa o sal’ sino ‘disfruta de la comida buena para la salud de tu corazón'».
«La salud debe ser positiva», declara Puska.
Las estrategias eran diversas, para atacar por todos los flancos.
Con «las Martas» cambiaron las recetas de platos tradicionales para volverlos más sanos.
Ni siquiera el a veces llamado «plato nacional de Finlandia», el estofado careliano -que se hacía friendo en mantequilla pedazos de carne y con mucha sal- se salvó. Si buscas la receta hoy, probablemente dirá que uses aceite de oliva o ningún tipo de grasa, más verduras y poca sal.
La reafirmación positiva también era importante.
Cuando los restaurantes reducían el uso de sal, ponían la que no habían usado en frascos a la vista de los comensales.
Había competencias de reducción de colesterol entre pueblos, en las que «la gente entraba en las casas de otros para revisar las neveras y comprobar que tenían vegetales en ellas», señala Puska.
En una especie de reality show, el equipo de doctores le hacían seguimiento a personas en riesgo que estaban dejando de fumar o cambiando sus hábitos alimenticios. Las cifras de audiencia eran considerables.
En 1977, el proyecto piloto de Carelia del Norte se extendió a toda la nación.
Para cambiar la alimentación, tienes que cambiar la comida
A escala más grande, con el respaldo del gobierno, pudieron replantear las prácticas agrarias de la nación.
«El gran problema eran las frutas, pues en ese clima helado hay pocas posibilidades de cultivar frutas. Pero nos dimos cuenta de que sí se podía tener muchas y deliciosas bayas, que son buenas para la salud».
«Con la ayuda de los ministerios de Agricultura y de Comercio lanzamos el Proyecto Bayas, para impulsar a los granjeros lácteos a cultivar frutas».
Hubo cooperación, pero también oposición.
En lo que ahora se conoce como «las guerras de la grasa», fueron retados por uno de los más poderosos de los protagonistas en la economía finlandesa.
«La industria láctea se resistió con vehemencia pues consideraban que la iniciativa iba en contra de sus intereses. Pero eventualmente, más y más compañías empezaron a abordarnos trayendo productos que se ajustaban al programa», recuerda Puska.
¿El resultado de este pionero experimento?
Para ser precisos, citemos a la Organización Mundial de la Salud:
«Los niveles de los factores de riesgo de la población se han reducido en gran medida, en consecuencia, la tasa de mortalidad por enfermedad coronaria ajustada por edad entre 30-64 años de edad de la población masculina se ha reducido de 1970 a 1995 por un 73% en Carelia del Norte y el 65% en toda Finlandia».
«También se demostraron cambios muy favorables con respecto al cáncer y todas las causas de mortalidad y la salud general de la población».
Hoy en día, es 80% más bajo. Y llevan años con un aumento en la tasa de obesidad de 0%.
No sorprende que el mundo se interesó. Políticos y funcionarios viajaron de otros países para enterarse de cómo lo habían logrado.
Pero, ¿qué aconsejaría el director de tan exitoso programa a los que no han logrado controlar el problema?
«En términos de dieta, en muchos lugares la discusión es muy confusa. Hay muchos intereses creados. Lo que la gente necesita es acciones firmes basadas en evidencia sólida», responde Pekka Puska.
Fuente: La Nación, 03/07/16.
Más información:
Vida Saludable: Volver a las fuentes
Salud y actividad física
Nueva Guía de Alimentación saludable
Usted mismo es su principal activo, la mejor forma de cuidar su economía personal es cuidar su salud.
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En Argentina, se come más cerdo y menos carne
julio 2, 2016
Por los precios, se come más cerdo y menos carne
Sus cortes son los que menos sufrieron la inflación de los últimos meses. También el cerdo avanza sobre el pollo.
Exquisito. El cerdo cada vez más presente en las mesas argentinas.
Del jugoso sándwich de bondiola al carré horneado con puré de manzana. De las costillitas a la plancha al matambrito a la parrilla, pasando por el jamón las salchichas de la picada. Con sus distintos cortes y presentaciones, el cerdo no para de ganar terreno en la mesa de los argentinos. Y este año, por la disparada en los precios del pollo y la carne, alcanzó un nuevo récord.
El consumo interno de carne porcina fue creciendo gradualmente desde enero y en mayo -último dato disponible- fue un 23,8% mayor al del mismo mes del 2015, según estadísticas del Ministerio de Agroindustria de la Nación.
En los primeros cinco meses del año, en tanto, se comió en promedio un 16,6% más de cerdo que un año atrás. Los argentinos sirvieron esta carne a un ritmo de 12,6 kilos anuales por habitante. Para encontrar una marca mayor hay que remontarse a los registros históricos de hace siete décadas, hasta 1945, cuando se había llegado a 15,3 kilos.
La contracara de este auge es que, también entre enero y mayo, la ingesta de carne de vacuna cayó un 8,2% interanual al nivel más bajo de los últimos cinco años: 55 kilos anuales por persona. Y el consumo de pollo, que venía creciendo, acumula este año un derrumbe del 12%, al haber pasado de 43,5 kilos anuales per cápita a 38,3. ¿Qué pasó?
Para David Miazzo, economista y director de investigaciones de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), una nueva configuración de los precios impulsó un “efecto sustitución”. “Como la carne vacuna se encareció mucho -explica-, la gente buscó opciones más baratas. Pero esta vez eso no favoreció al pollo, que también aumentó fuerte, sino al cerdo, que por un exceso de oferta tiene sus precios deprimidos”.
En efecto, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), los precios en mostrador del pollo crecieron 52,4% en el último año y un 44,4% los de la carne vacuna, contra sólo un 20,8% del cerdo.
Así, por ejemplo, el kilo de pechito de cerdo era 8% más caro que el bife ancho vacuno hace un año, pero ahora cuesta 14% menos; antes el pechito era 15% más caro que el roastbeef, y actualmente cuesta 9% menos, según los registros del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva).
En los súper, el bife de paleta ronda los $ 78 el kilo, el bife de jamón los $ 83 y las costillitas se ofrecen a $ 94. Tanto el carré con hueso como el pechito con manta y la bondiola parrillera pueden comprarse por menos de $ 100. Frente a eso, como referencia, el kilo de asado ronda los $ 114 y el de vacío supera los $ 150, relevó Clarín.
“Es cierto que el consumo de cerdo se incrementó”, confirma Gustavo Nogués, gerente de Marketing de Cabaña Argentina, firma productora de carne porcina, fiambres y embutidos. “Es algo que se viene logrando desde hace 10 años por la mejora de la calidad del cerdo, de las carnes, de los procesos industriales, la comercialización, la promoción y difusión”, agrega.
“Más allá de lo ocurrido con los precios -coincidió Miazzo-, se observa que en los últimos años la carne porcina sumó calidad y se metió en los hábitos de la población. Antes el asado y la carne al horno eran un terreno casi exclusivo de la vaca, pero ahora todo asado ya tiene al menos una costillita o un matambrito, y las familias compran carré u otros cortes para hacer al horno. Ya casi no quedan supermercados y carnicerías sin cerdo, y la gente se está acostumbrando a comerlo.”
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Ahora los uruguayos comen más carne de vaca que los argentinos
Los argentinos llevaban largo tiempo como los mayores devoradores de carne vacuna del planeta. Pero este año, como en «el país de la carne» el consumo cayó a 55 kilos anuales por habitante, los uruguayos pasaron al frente.
Del otro lado del Río de la Plata, según el último informe del Instituto Nacional de Carnes de Uruguay, se comen 57,6 kilos per cápita por año.
La última vez que Argentina había perdido el primer lugar ante Uruguay había sido en 2012. Desde entonces, y hasta este año, había vuelto a tomar la delantera, recuerdan en FADA.
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Fuente: Clarín, 02/07/16.
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Nueva Guía de Alimentación saludable
mayo 18, 2016
Qué y cómo comer: nueva guía para mejorar la calidad de vida
Por Valeria Román.
El Ministerio de Salud difundió una actualización después de 16 años. Aconseja más frutas y verduras, evitar la sal y más ejercicio. El 58% de la gente elige productos no saludables.
Los argentinos tienen un gran problema con la comida. El 58 % de la población consume azúcares, carne vacuna grasa, bebidas e infusiones azucaradas, bebidas alcohólicas, golosinas, pan y panificados, entre otros productos poco saludables. Recurre con frecuencia a comidas rápidas o consume fuera del hogar. Y sufren deficiencias de vitaminas, hierro, calcio, exhiben bajos consumos de fibra, agua pura, frutas y verduras, carnes magras, pescados, lácteos, y se mueven poco. Para alentar el cambio, se publicó la nueva guía del Ministerio de Salud de la Nación que da las pautas concretas sobre cuáles son los alimentos que convienen, cuáles hay que evitar, y cuál es la frecuencia ideal para consumirlos.
“La guía es una herramienta para que la población tome decisiones. El problema es que la obesidad creció el 42,5% en la Argentina entre 2005 y 2013, y esa enfermedad aumenta el riesgo de diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares y las muertes prematuras”, dijo a Clarín Marina Kosacoff, subsecretaria de Prevención y Control de Riesgos del Ministerio de Salud. La adopción de las pautas será clave para el futuro de la salud de los argentinos.
La última edición de la guía fue publicada en el 2000 por dos asociaciones de nutricionistas. Contenía un óvalo con los diferentes grupos de alimentos para mostrar qué consumir más y menos. La nueva edición fue impulsada por primera vez desde el Estado, durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, con la participación de funcionarios especializados en nutrición y con representantes de asociaciones no gubernamentales y universidades. Se hizo también una consulta pública durante tres meses. Ahora, la gestión de Mauricio Macri decidió continuar y difundir la guía, con la compilación de información que indica el estado de salud de los argentinos y sus principales problemas con la comida. Está ilustrada por un círculo: en la mitad hay frutas y verduras, ya que es el grupo de alimentos que más se deben consumir por día.
“La mayoría de los argentinos, incluso los que están en mejor situación socioeconómica, consumen pocas frutas y verduras por día. En promedio, son 1,9 porciones de frutas y verduras. No es sólo una cuestión de precios y acceso, sino también de costumbres que hay que cambiar”, señaló Kosacoff.
En la nueva edición, la comida no está aislada. Se recomienda que hay que consumir menos sal, y hacer más actividad física. “La recomendación sobre sal es más clara y enérgica, y no es sólo para hipertensos. También se destacó el consumo de agua segura, que deben ser al menos 2 litros por día”, señaló. Se subrayaron las 3 porciones al día de leche, yogur o queso, con menor contenido de grasas y sal, que son fuentes de calcio, y necesarias en todas las edades. En algunas personas todavía predomina la creencia de que los lácteos son sólo para los bebés y los niños.
No se prohíben los productos no saludables, pero sí se aconseja reducir su consumo. Se los consideran como opcionales, y se incluyen los dulces y a las grasas no saludables. “Es mejor evitarlos. Pero si se tientan es mejor consumir sólo cantidades pequeñas”. Con respecto a esos productos, como palitos salados, papas fritas de paquete, bebidas azucaradas, manteca, margarina, grasa animal y crema de leche, entre otros, la guía advierte que su consumo en exceso “predispone a la obesidad, hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares, entre otras”.
Para estar bien, la guía basada en las evidencias científicasdice que lo mejor son las cuatro comidas saludables diarias. Que rinde hacer actividad física moderada continua o fraccionada todos los días para mantener una vida activa. Y con respecto a las bebidas alcohólicas, aconseja que “el consumo debe ser responsable”, que los niños, adolescentes y embarazadas no deben consumirlas”, y que todos deben evitarlas siempre al conducir.
La guía puede consultarse completa en este link del Ministerio de Salud.
Fuente: clarin.com, 17/05/16.
Mitos y verdades del Aceite de oliva
mayo 13, 2016
Siete mitos (y verdades) sobre el aceite de oliva

Mitos, leyendas, verdades a medias y mentiras descaradas sobre el aceite de oliva están tan presentes en las conversaciones actuales sobre comida que una amante del aceite como yo no sabe por dónde comenzar a refutarlos. Algunos de los que vi o escuché recientemente: la mayoría del aceite de oliva importado es un impostor, en especial si proviene de Italia; en realidad es aceite marroquí o algo peor. No se puede cocinar con aceite de oliva extra virgen porque prenderá fuego o se convertirá en una temida grasa trans. El aceite de oliva extra virgen proviene de la primera prensada en frío, y el aceite virgen de la segunda. Un gusto mantecoso significa que el aceite está rancio. El aceite extra virgen es una buena fuente de ácidos grasos Omega-3.
Nada de eso es correcto.
Algunas aclaraciones: el único aceite de oliva que vale la pena considerar es el extra virgen. Cualquier otra cosa, ya sea llamado puro, liviano o de otra forma, ha sido muy refinado hasta convertirse en una sustancia pálida y sin sabor a la que se le agrega un poco de aceite extra virgen para darle color y sabor. En un producto industrial, fabricando con estándares industriales.
El aceite de oliva extra virgen debería ser simplemente el jugo aceitoso de la aceituna, menos el agua que también contiene la fruta. Puede haber sido filtrado, pero no ha sido refinado. Porque no está estandarizado, el extra virgen varía mucho en aroma y sabor, que dependen de muchos factores.
Pero la denominación extra virgen no necesariamente significa que el aceite es bueno. He aprendido bastante en cuatro décadas de investigar el aceite de oliva y su rol en la dieta mediterránea, e incluso producirlo yo misma en mi granja en la Toscana. A continuación, consejos para conseguir aceite realmente bueno y usarlo en la cocina.
1. Compre aceite en contenedores de vidrio oscuro. O mejor, latas. Y rechace cualquier cosa que haya estado exhibida al sol o bajo luces potentes. El aceite de oliva es extremadamente sensible al calor y la luz.
2. Juzgue por el precio. Como el mejor vino, el mejor aceite de oliva cuesta mucho. Eso se debe a que es cosechado a mano, prensado en cuestión de horas de ser recolectado y producido en forma local.
3. Sea esnob con las etiquetas. En la misma botella debería decir dónde se cultivaron las aceitunas, y posiblemente qué variedades se usaron, y dónde y cuándo se fabricó el aceite. Quizás hasta indique el contenido de ácido óleo libre, o medida de rancidez, al ser prensado. Los mejores aceites no suelen superar el grado de 0,3%.
4. Ponga énfasis en la frescura. Una fecha de cosecha incluida en la etiqueta transmite el orgullo del productor. La cosecha más reciente es la mejor. Y no se deje llevar por una fecha de “vencimiento”, que puede ser 18 meses luego del envasado. Como el aceite ya podría tener un año o más al ser embotellado, podría estar comprando un aceite de tres años sin saberlo.
5. La frase “primer prensado en frío” no significa nada. Se remonta a tiempos lejanos cuando fabricar aceite era un proceso lento y sucio. Hoy es un recurso de marketing. Para ser extra virgen, el aceite debe ser prensado a temperaturas ambiente que idealmente no superan los 29 grados centígrados. No hay un prensado en caliente, ni un segundo prensado.
6. Suba la temperatura. Debido a su alto contenido polifenólico, el aceite extra virgen es más estable que muchos otros. Se puede freír sin problemas. Y también se puede usar para hornear: las tortas adquieren una textura húmeda y rica cuando se lo usa en lugar de manteca.
7. No piense que obtendrá su porción diaria de Omega-3. Si el aceite de oliva extra virgen evidencia más de un pequeño rastro de ácidos grasos Omega-3, sugiere que fue contaminado por otro aceite. El extra virgen es extraordinariamente bueno para la salud, pero no debido a su contenido de Omega-3. Más bien, contiene antioxidantes que han demostrado contribuir a la defensa contra todo tipo de enfermedades crónicas.
—Jenkins es la autora de “Virgin Territory: Exploring the World of Olive Oil”.
Fuente: The Wall Street Journal, 04/05/16.
A los 85 años corrió los 21 Km en menos de dos horas
abril 29, 2016
Tiene 85 años y corrió los 21k en menos de 2 horas
Es un jubilado canadiense que logró el récord mundial para la categoría de 85 a 90 años en el Medio Maratón de Waterloo. Ya ostentaba la marca en la de 80 a 85.
Whitlock ostenta más de 80 mejores marcas mundiales en diferentes grupos de edad y distancias que van desde los 1.500 metros hasta el maratón.
Los que han corrido un medio maratón lo saben perfectamente. Se trata de una exigente prueba que requiere preparación física y mental. La mayoría se contenta con completar los 21 kilómetros sin importarles el tiempo, y está bien que así sea. Pero no es el caso del canadiense Ed Whitlock, que con sus hermosos 85 años a cuestas sigue con energías y capacidad para continuar batiendo récord en pruebas de larga distancia.
Ingeniero especializado en minas jubilado, Whitlock completó el Medio Maratón de Waterloo, en Canadá, que se llevó a cabo el fin de semana pasado, en 1 hora, 50 minutos y 47 segundos y batió así el récord mundial para la categoría de 85 a 90 años, que poseía desde 2006 el alemán George Gabriel. Whitlock mejoró 9 minutos y 18 segundos la plusmarca del alemán.
“Tenía previsto correr aún más rápido para bajar la hora cincuenta aunque mi objetivo principal era establecer el récord mundial en mi categoría Master”, explicó Ed Whitlock, quien hace tres temporadas con 82 años, completó el Medio Maratón de Ontario en su ciudad natal de Milton en 1h 38m 11s quebrando por 48 segundos el récord mundial de la franja de 80 a 85 años que él estableció en la edición anterior de estos 21K canadienses.
Proveniente de una familia de longevos, dado que su tío Arthur vivió hasta los 107 años y su madre llegó a los 93 (aunque ninguno de ellos fue deportista), Whitlock hace trece temporadas en Toronto, se convirtió en el único hombre mayor de 70 años que bajó la barrera de las tres horas en los 42 kilómetros del maratón.
Whitlock ostenta más de 80 mejores marcas mundiales en diferentes grupos de edad y distancias que van desde los 1.500 metros hasta el maratón. En 2004, a los 73 años, corrió un maratón en 2:54:48, lo que le permite continuar como la única persona de más de 70 años capaz de romper la barrera de las tres horas en los 42,195km.
“No hay secretos, la clave consiste en realizar actividad física diaria, él lo fue un gran corredor durante toda su juventud, hacer ejercicio fortalece los huesos, beneficia al torrente sanguíneo y colabora con la función pulmonar, cerebral y cardiológica”, sostuvo el fisiólogo deportivo Greg Well, a la cadena de noticias CTV News.
Fuente: clarin.com, 28/04/16.
La Obesidad: Un problema mundial
abril 4, 2016
En el mundo ya hay más gordos que flacos
Analizaron el avance de la obesidad en 20 millones de personas en 40 años.
Imparable. Se estima que en 2025, una quinta parte de los adultos tendrá obesidad severa.
Que la obesidad ya es una epidemia en el mundo entero no es noticia. Lo que se sabe ahora es que los obesos ya son más que quienes tienen problemas relacionados al bajo peso. Y lo más interesante para resaltar es que la obesidad avanza entre los pobres. Los ricos suelen estar bien informados, y tienen claro que la obesidad causa innumerables problemas para la salud, con lo cual, pagan sus comidas orgánicas y sus cuotas en el gimnasio, cosa que los pobres no pueden hacer. Así, ya hay 641 millones de obesos en el mundo (266 varones y 375 mujeres), cuando cuarenta años atrás eran 105. De hecho en 1975 la cantidad de personas con bajo peso duplicaba a los obesos. Así las cosas, se estima que para 2025 una quinta parte de los adultos de todo el mundo tendrá obesidad severa.
Las conclusiones son del mayor estudio que se ha realizado hasta ahora sobre el índice de masa corporal (IMC) en casi 20 millones de personas de 186 países y que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica “The Lancet”. Lo que se hizo fue medir el avance de la obesidad de 1975 hasta 2014. “El resultado principal es que el mundo está engordando, o que el mundo ha venido engordando, y sigue haciéndolo”, explica a Clarín Carlos Boissonnet, cardiólogo del CEMIC y miembro del grupo CARMELA (CArdiovascular Risk factor Multiple Evaluation in LatinAmerica), que participó de la investigación con siete muestras poblacionales, correspondientes a las ciudades de Buenos Aires, Bogotá, Barquisimeto (Venezuela), Santiago de Chile, Quito, ciudad de México y Lima. Fueron distintos grupos de investigación internacionales, coordinados desde el Imperial College London y financiado por The Wellcome Trust (una ONG del ámbito académico de la salud.
En el período considerado, la humanidad aumentó en promedio 1,5 kilo por cada década en los últimos 40 años. La obesidad aumentó en hombres más de 3 veces y en mujeres más de 2 veces. Para dar un ejemplo: un hombre de 1,70 metro de altura aumentó un promedio de 7,2 kilos, mientras que una mujer de 1,60 metro aumentó 6,1 kilos.
El aumento fue prácticamente universal en todos los países, con las únicas excepciones de Corea del Norte, Nauru, los países del Africa subsahariana, Japón, Singapur y varios países europeos en los que no aumentó en mujeres. En la mayoría de los países ricos (europeos, norteamericanos y asiáticos) y en Oceanía el aumento por año fue menor desde 2000 hasta el momento actual, mientras que en Latinoamérica y el Caribe, en Europa central y del este, y el este y sudeste asiático, el aumento anual fue mayor desde 2000 a esta parte. “Antes el obeso era el rico. En los últimos años la obesidad se traslada cada vez más a los pobres, porque comen alimentos de baja calidad y no hacen actividades físicas que los favorezcan”, explica Boissonnet.
China tiene el mayor número de obesos (43,2 millones de varones y 46,4 millones de mujeres), seguido por los Estados Unidos (41,7 millones de hombres obesos y 46,1 millones de mujeres obesas). En la Argentina la obesidad es mayor en hombres, y en el ranking mundial figura en el puesto 16º con 3,8 millones.
El trabajo también habla del bajo peso. La prevalencia mundial se redujo de 13,8% a 8,8% en hombres, y de 14,6% a 9,7% en mujeres, lo que indica una reducción global de la desnutrición. Sin embargo, este problema sigue siendo muy relevante en países como India o Bangladesh.
La Organización Mundial de la Salud planteó como objetivo para el 2025 evitar el aumento de la obesidad. Según este estudio, la probabilidad de que eso ocurra es nula y estiman que para 2025, 18% de los hombres del mundo así como 21% de las mujeres serán obesos. «La obesidad es una epidemia fuera de control, y avanza cada vez más rápido. Esto muestra el fracaso de las estrategias globales», opina el especialista. Y da algunas claves de lo que se debería hacer: «la mejor herramienta es la que se dirige a todos. Los Estados deberían cobbrar menos impuestos a las frutas y verduras, y más a los procesados y bebidas azucaradas. También deberían promover los vecindarios saludables y clubes gratuitos para que todos puedan realizar actividad física».
Fuente: Clarín, 02/04/16.
Más información:
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Por qué comemos más cuando no dormimos bien
marzo 31, 2016
Por qué comemos mucho cuando no dormimos lo suficiente

Nuevos estudios están esclareciendo las razones por las qué la gente come de más y alimentos menos saludables cuando no duermen lo suficiente.
Un pequeño estudio publicado en la revista Sleep a principios de este mes encontró un nuevo mecanismo que ayuda a explicar por qué las personas que se privan del sueño tienen un mayor riesgo de aumentar de peso. Investigadores de la Universidad de Chicago hallaron que 14 individuos que fueron privados de sueño consumieron cerca de 1.000 calorías en aperitivos temprano en la noche en comparación con 600 calorías cuando tuvieron una noche completa de sueño. Cuando se les privó de sueño comió además el doble de grasa. Las calorías consumidas en un buffet de almuerzo fueron las mismas.
La conclusión fue que cuando se les priva de sueño, los individuos tenían una mayor activación del sistema endocannabinoide, que está involucrado en la recompensa y el placer incitado por la comida, dijo Erin Hanlon, autora principal del estudio e investigadora asociada del Centro de Metabolismo del Sueño y Salud de la Universidad de Chicago.
El sistema endocannabinoide, compuesto por lípidos producidos por el organismo y que pueden medirse en la sangre, se activa también al fumar marihuana y se cree que es la fuente de los súbitos deseos de comer que genera su consumo.
Los individuos, quienes durmieron en el laboratorio, pasaron cuatro noches de 8,5 horas de sueño y cuatro noches de 4,5 horas. Sus niveles promedio de la endocannabinoide 2-AG fueron los mismos a lo largo de las 24 horas siguientes a ambos períodos de sueño, pero los niveles máximos fueron más altos de lo normal y se produjeron más tarde en el día en el estado de sueño más corto.
“Ellos reportaron sentirse más hambre y tener un mayor deseo de comer, lo que corresponde a la misma hora del día en el que vemos este incremento en los niveles de endocannabinoides,” dijo el Dr. Hanlon.
“Desde luego, no creemos que el sistema endocannabinoide y la activación del mismo es el único factor que contribuye a comer en exceso después de una restricción del sueño, dijo el Dr. Hanlon. “Pero pensamos que podría ser un factor contribuyente.”
Estudios previos han hallado que la falta de sueño conduce a la disminución de la hormona leptina, que inhibe el hambre, y el aumento de la grelina, que induce el hambre, dijo Frank Scheer, director del Programa de Cronobiología Médica del Hospital Brigham and Women de Boston.
Aunque los estudios han encontrado que estar despierto más tiempo, naturalmente, conduce a un aumento del gasto energético y la necesidad de una mayor consumo de alimentos, el exceso de comida que por lo general se lleva a cabo en personas que están privados de sueño supera los aumentos en el gasto de energía, lo que resulta en el aumento de peso, dijo el Dr. Scheer , que escribió un editorial sobre el estudio en la misma edición de la revista Sleep
La pregunta de si las personas que están privadas de sueño ganarían peso, incluso si comen la misma comida que cuando estaban recibiendo el sueño de una noche completa se desconoce, dijo el Dr. Scheer. El mecanismo para el aumento de peso puede ser principalmente mediante el aumento de la ingesta de alimentos.
Se refirió a un estudio en el que se refirió a esta cuestión, publicado en 2010 en la revista Annals of Internal Medicine. Se encontró individuos que se encontraban en una dieta perdieron menos masa grasa y más masa corporal magra cuando se les privó del sueño.
Andrea Spaeth, una académica post-doctoral en la Universidad de Pennsylvania Escuela de Medicina de Perelman, publicó un estudio el año pasado en la revista Obesity, donde ella y sus colegas encontraron que la tasa metabólica en reposo fue menor en los individuos la mañana después de cinco noches de restricción del sueño en comparación con después de una noche de sueño normal.
“Al día siguiente, usted está quemando menos calorías en reposo de lo que lo haría si no hubiera perdido sueño”, dijo, cuantificando el cambio en cerca de 42 calorías menos. “Al pasar el tiempo, esto se podría acumular”
Eve Van Cauter, directora del Centro del Sueño, Metabolismo y Salud de la Universidad de Chicago y autora principal del estudio, señaló que este demostró que los niveles circulantes de 2-AG varían enormemente durante todo el día, con niveles muy bajos durante el noche y un incremento brusco entre la mañana y la tarde, un efecto que se prolonga y se refuerza al restringir el sueño.
“Esta estimulación del sistema endocannabinoide puede explicar por qué las personas que tienen el sueño restringido tienden a comer más snacks en lugar de platos más grandes”, dijo. “Simplemente comen lo que sea que tengan a mano”.
Su investigación halló que las personas que se encuentran privadas de sueño sienten un fuerte antojo de comidas saladas, seguido por alimentos dulces y ricos en almidón.
Otra cuestión sin explorar es cómo la calidad del sueño afecta al consumo de alimentos. Los estudios han encontrado que cuando las personas obtienen menos sueño profundo o de ondas lentas, su tolerancia a la glucosa disminuye, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Antes de los nutricionistas y los médicos pueden comenzar a incorporar las recomendaciones del sueño en los programas de pérdida de peso, según algunos investigadores, un estudio controlado aleatorio tendría que demostrar que alargar el sueño ayuda a conducir a la pérdida de peso.
Investigadores de Universidad de Chicago se encuentran actualmente en el segundo año de un estudio de este tipo financiados por el gobierno federal. Están investigando si extender el sueño por 1,5 horas al día en adultos con sobrepeso dará lugar a cambios en el balance energético y conducirá a perder peso, dijo Esra Tasali, profesor asociado de medicina en la Universidad de Chicago e investigador principal de este estudio.
Los científicos están midiendo el sueño de las personas que normalmente duermen 6,5 horas o menos por noche y les han pedido que duerman 7,5 a 8 horas-la cantidad recomendada por los profesionales del sueño. Los participantes reciben dispositivos para llevar a casa, los cuales graban sus patrones de sueño y el gasto de energía. Los investigadores están actualmente reclutando hasta 80 personas con sobrepeso para el estudio de cinco años.
Marie-Pierre St-Onge, profesora asistente de medicina de la Universidad de Columbia Medical Center, ha realizado estudios de neuroimagen en 27 personas que comparan sus respuestas neuronales a las imágenes de alimentos cuando han restringido sus horas de sueño a cuando consiguen dormir una noche completa. El experimento halló que cuando se restringe el sueño, las personas tienen una mayor respuesta neural en las regiones del cerebro que tienen que ver con los centros de recompensa. Los resultados, publicados en American Journal of Clinical Nutrition en 2012, encajan bien con el estudio reciente endocannabinoide, dijo.
Recientemente, St-Onge hizo un análisis secundario de los datos de su estudio de 2012 y también encontró lo que comemos puede afectar la calidad del sueño. Cuando se permite a las personas comer lo que quieran, los que consumieron más fibra tenían más sueño de ondas lentas, mientras que los que tienen un mayor consumo de grasa saturada tenían menos sueño de ondas lentas. Además, un mayor consumo de azúcar se asoció con más posibilidad de despertar en mitad de la noche. Los hallazgos fueron publicados en enero en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine.
“Es importante tener en cuenta que lo que come durante el día puede afectar su forma de dormir,” dijo. “Es una especie de círculo vicioso. Su sueño por la noche influye sobre el apetito y la elección de alimentos durante el día “, y viceversa, dijo.
Fuente: The Wall Street Journal, 27/03/16.
Prevención de la obesidad: El rol del Estado
febrero 9, 2016
Prevención de la obesidad, una cuenta pendiente del Estado
Uno de los grandes desafíos para los próximos años es comenzar a trabajar de manera multisectorial con el objetivo de planificar acciones concertadas y beneficiosas para todos los sectores.
¿Cuán central es la nutrición para un país? ¿Qué papel cumple el Estado en la regulación de la información nutricional? ¿Cuál es el rol de la industria?
Nadie discute sobre quién es el responsable de la salud de los ciudadanos. Sin embargo, existe hasta el momento una eterna discusión: quién es el responsable de la epidemia de obesidad. Suponer que los responsables de la obesidad son únicamente aquellos que la padecen es una hipótesis tan obsoleta como peligrosa. De hecho esa concepción de la salud publica explica los niveles de pandemia que alcanzó esta patología en las últimas décadas.
Hoy la ciencia considera que la obesidad es multicausal. Es decir que para que se desarrolle entran en juego componentes personales, sociales y del entorno construido. Así es como las estrategias para su prevención no pueden solo estar dirigidas al individuo. Sin embargo, esta es la única estrategia utilizada hasta el momento.
Para estar a la altura del desafío que implica la obesidad y las patologías crónicas asociadas deberían diseñarse acciones a nivel poblacional, con intervenciones transversales, con compromiso de todos los actores, sostenible en el tiempo más allá de los avatares políticos y con una relación costo-beneficio favorable. Este es el punto donde el Estado juega un rol fundamental.
Un trabajo conjunto
Hasta el momento, el área más trabajada es la nutrición. Ya sea desde la educación, desde el rotulado de productos o mediante guías alimentarias. Sin embargo, ninguna de estas acciones ha generado impacto positivo en la creciente epidemia de sobrepeso.
Cuando se desea evaluar la razón, la primera conclusión relevante es que su efectos han sido limitados pues solo intervienen en la toma de decisiones personales.
Analicemos esto más detenidamente. Desde un punto de vista jurídico tres elementos definen la voluntad de nuestros actos: el discernimiento, la intención y la libertad. ¿Puede el consumidor discernir qué es lo saludable? Si fuera capaz de hacerlo, ¿Es capaz de sostener sus buenas intenciones, o cumple con las profecías de Charles Dickens de que la voluntad dura sólo 15 días y es soluble en alcohol? ¿Seremos capaces como sociedad de rescatar al placer al momento de establecer recomendaciones nutricionales? ¿Podremos reconocernos como seres “deseantes” o acaso no lo somos? Por último, ¿somos realmente libres o estamos condicionados por el mercado y la cultura?
Evidentemente uno de los grandes desafíos para los próximos años será comenzar a trabajar de manera multisectorial en redes conformadas por los medios, la agroindustria, los sistemas de salud, la academia, los sistemas educativos, los decisores económicos, de manera de poder planificar acciones concertadas y beneficiosas para todos los sectores.
Claramente la prevención de la obesidad requiere políticas que funcionen. ¿Podremos ser más creativos y diseñar una sociedad en la que nuestros hijos no tengan que desviar su energía creativa para pelearle al exceso de peso y la enfermedad con dietas y ejercicio extremos?
Fuente: clarin.com, 09/02/16.