Claves para la supervivencia del asesor financiero

octubre 24, 2016

Claves para la supervivencia del profesional de banca

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Un profesional de banca decía hace poco que “la gente del gremio se ve, hasta cierto punto, como una especie en vías de extinción en medio de un mundo que se desmorona”. Sin duda, esta incertidumbre nace de un factor de ámbito general y de otro específico del mundo financiero. ¿Y a qué se debe esto? Una de las principales causas es el avance de la tecnología digital, el cual ha desencadenado una revolución que afecta al conjunto de la economía mundial con gran velocidad y virulencia. Es difícil pensar en una actividad productiva de las llamadas tradicionales que no se haya visto arrollada por el ecosistema digital. Pero, además, implica profundos cambios sociológicos sobre otros ámbitos.

Cambios que ha provocado la revolución digital

banca de inversiónDe entrada, en el trabajador, y según diferentes estudios, provocará que en un futuro el 65% de los recién nacidos ahora mismo trabaje en oficios que no existen hoy, que el 80% de los jóvenes actuales encuentre empleo en el ámbito digital, que la mitad de los trabajadores en las próximas décadas sean autónomos o que, en 2020, la mitad de los empleados no vayan a la oficina.

Pero también cambia el consumidor y, según PwC, el cliente de la era digital quiere realizar sus gestiones en tiempo real; exige eficiencia de los procesos; el negocio se hace donde esté él y en el momento que pueda; busca la transparencia, quiere ser escuchado y desea compartir su opinión; tiene una nueva idea de marca, medida por lo que la empresa hace y no por lo que dice ser; aprecia la innovación y prefiere empresas que apuestan por ella; y el precio ha dejado de ser el factor predominante, por lo que se ha trasladado el foco al valor añadido.

El sector financiero sufre otra revolución

En medio de esta convulsión, el sector financiero sufre una reestructuración que entre 2007 y 2015 ha acarreado el cierre de 14.000 oficinas en España, además de 75.000 empleos amortizados, en una tendencia que continuará en la misma tónica, según se ha anunciado públicamente. Es comprensible, por todo lo anterior, la preocupación que atenaza a muchos profesionales. Sin embargo, a pesar de la magnitud de los cambios, es impensable la extinción de la profesión. Sería más certero hablar de evolución.

En definitiva, debemos perder el miedo. El dinero es tan antiguo como la humanidad y, mientras siga existiendo, habrá expertos a la hora de gestionarlo. El asesor financiero sobrevivirá si su actitud es positiva frente al cambio en el sector.

Un nuevo cliente exige un nuevo asesor

Como respuesta al nuevo perfil de cliente, el profesional de banca ha de tener claro que su futuro depende del éxito de su cartera y por ello:

  • Tiene que estar informado y formado continuamente sobre alternativas de inversión, mercados, fiscalidad…
  • Debe construir relaciones de largo plazo basadas en la confianza, en la calidad de su asesoramiento y en la satisfacción de las necesidades y exigencias del cliente.
  • Ha de mantenerse siempre a la última en nuevas tecnologías y apoyarse en herramientas digitales.
  • Debe desarrollar habilidades relacionales, pero sin caer en la complacencia.
  • Tendrá que ser flexible con el tiempo y el espacio, y la autonomía será esencial en la gestión de su clientela.
  • La remuneración estará ligada a su valía y esfuerzo, no al tiempo empleado.

Una banca al servicio del profesional

Como consecuencia de lo anterior, las entidades tendrán que volcarse en el apoyo a sus profesionales y deberán ofrecer cuatro aportaciones clave:

  • Una formación continua y un proyecto de desarrollo profesional para incorporar a los mejores asesores financieros.
  • El acceso a herramientas para que estos puedan desarrollar su trabajo con calidad.
  • Una amplia y diversificada cartera de productos que satisfaga las necesidades financieras más sofisticadas.
  • La solidez de una buena reputación e imagen, para asegurar a los clientes que su dinero estará en buenas manos.

Aquellas entidades que ya han escogido este camino –exótico hace unas décadas, pero que hoy se ha demostrado visionario— parten con ventaja en la carrera de las finanzas en la era digital.

Fuente: serfamilybanker.com,28/09/16.

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Uruguay: la banca privada está en retirada

mayo 19, 2014

Banca privada quiere irse de Uruguay pero faltan compradores.
Por Mariano Gorodisch.

En retirada. Así se encuentra actualmente la banca privada en Uruguay. El problema es la falta de compradores.

Acá todos quieren partir pretendiendo vender el negocio. Lo quiere hacer el Leumi, Raymond James y otros que se están sumando, como la banca privada del Discount, Hapoalim y demás. Es un tema de precio: a la hora de vender no pueden pretender recibir más de lo que Julius Bär le pagó a Bank of America por la compra de la operación global de Merrill Lynch, que fue el 1,2% del valor de las carteras de los clientes, exactamente el monto de comisión anual que cobran las bancas privadas. O sea, compró el negocio por un año de facturación”, revela en off un conocedor del sector.

El que ahora está buscando un comprador es el banco israelí Leumi (uno de los que más utuiliza la comunidad judía, junto al Discount y Hapoalim, también de la colectividad), que tiene una cartera de u$s 600 millones, por lo tanto el precio de mercado para venderlo debería ser de u$s 7 millones”, estiman en la plaza.

Este diario se trató de comunicar con David Mamann, gerente general del Leumi, para tener su opinión al respecto, pero no respondió.

¿Qué puede pasar a partir de ahora? Calculan que hay 25.000 argentinos con un promedio de u$s 600.000 cada uno en la banca off shore charrúa, lo que totaliza u$s 15.000 millones, cifra que representa más de la mitad de las reservas del Banco Central de nuestro país. Lo más probable es que quienes tengan menos de u$s 500.000, que son el 80% del total, pasen a ser atendidos desde un call center en Puerto Rico, como ha ocurrido en otros casos de entidades que se han marchado.

Las carteras de los clientes que se atienden desde Uruguay pueden ser en teoría más volátiles y hasta peligrosas para quien las adquiera. El riesgo ya no radica tanto en la posibilidad de perder una parte de los clientes que no quiera continuar con la institución adquirente, sino en las sorpresas que pueden encontrarse en cuanto a la ‘calidad‘ de los clientes. En la totalidad de los casos, las bancas privadas tienen un desconocimiento absoluto acerca de cómo sus clientes hicieron realmente el dinero, de cómo lo continúan haciendo, cómo es su modo de vida, familia y amigos, así como también de sus aspectos impositivos, legales, cambiarios y hasta sucesorios. Y éste es el gran problema: sólo en la medida que se conozca toda esta información es posible percibir si una persona se encuentra políticamente expuesta o no, y si realiza una actividad normal y lícita o no, advierte Mariano Sardáns, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI.

A su juicio, las bancas privadas están manejadas por comerciales: personas que quieren vender y no ver caer sus ventas y que, por temor a perder clientes, no preguntan e indagan sobre lo que debieran: “Esto es tener una visión corta e incompleta de la situación, porque quien después termina perdiendo es el cliente normal. Con el tiempo, cuando los departamentos de legales de las casas matrices se enteran que tienen incompleta, incorrecta o nula información sobre los clientes, terminan tomando medidas drásticas que incluyen el cierre inmediato de miles de cuentas.

HSBC procedió al cierre masivo de cuentas de clientes latinoamericanos luego de la multa récord que se le impuso en el 2012; Julius Bär hizo lo mismo luego de adquirir Merrill Lynch y continúa limpiando‘ su cartera de clientes hoy en día; también lo hicieron y lo siguen haciendo el Credit Suisse, UBS y muchas otras instituciones de banca privada.

Fuente: El Cronista, 19/05/14.