El BCRA reduce más las tenencias de dólares de los bancos

septiembre 4, 2014

Vuelven a obligar a los bancos a reducir sus tenencias de dólares

Por segunda vez en el año, el BCRA busca que vendan bonos por US$ 1300 millones; intenta así hacer caer los precios del dólar en la Bolsa y ponerle límites al paralelo.

Por Javier Blanco  | LA NACION

En un intento de acortar la distancia que separa el precio del dólar en los mercados libres respecto del que se opera en el oficial, el Banco Central (BCRA) recortó ayer, por segunda vez en lo que va del año, la posición en divisas (efectivo, títulos o contratos de futuros cambiarios) que los bancos podrán mantener en sus carteras.

Mediante una circular, podó del 30 al 20% el nivel de dolarización de esas carteras, repitiendo una receta que ya había aplicado a fin de enero cuando, tras avalar un salto devaluatorio del peso, reestableció un tope a esa tenencia y lo fijó en los niveles vigentes hasta ayer.

Los límites a la posición dolarizada habían quedado suspendidos desde 2005, una falencia regulatoria que les permitió a los bancos (con la venia del Gobierno) embolsar sólo en enero de este año, y gracias a la devaluación, una ganancia de $ 11.300 millones por diferencias de valorización, una suma que (en tiempos de estabilidad cambiaria) les tomaba cuatro años acumular.

Ahora la idea es que los bancos deban descargar durante este mes parte de los títulos de deuda en dólares que atesoran para, de esa manera, asegurar una oferta de venta sostenida y ayudar a desinflar los precios del tipo de cambio que surgen de operaciones bursátiles destinadas a arbitrar monedas (como el dólar arbitraje o contado con liquidación y el dólar Bolsa).

bcra-isologoEl sesgo en favor de esas ventas se desliza en la comunicación A-5627 emitida ayer, que determinó el nuevo tope, pero sin modificar la porción de futuros, que se mantiene en el 10% de ese total. «Lo que nos piden es ser oferentes de títulos durante el mes para ver si pueden bajar esta inflamación», concedió a LA NACION un banquero que admitió que la medida les fue adelantada y explicada por la cúpula del BCRA.

Para entender su lógica, hay que tener presente que, tras la declaración del default selectivo de la deuda, el 30 de julio, los precios del dólar que más subieron fueron los que surgen de operaciones bursátiles. Pasaron, en promedio, de $ 10,05 a $ 13 el contado con liqui y de $ 10,50 a $ 13,50 el dólar Bolsa.

Esa escalada se mudó luego del recinto de la Bolsa a la calle, contagiando a la cotización del dólar paralelo, que se mantenía hasta allí más calma. Sin embargo, con ese empuje traspasó los $ 14 (ayer cerró a $ 14,26) y volvió a marcar una brecha del 70% con el valor del oficial, lo que incentiva maniobras para subfacturar exportaciones y sobrefacturar importaciones, merma la oferta de divisas en el mercado oficial y, para colmo, estimula la demanda de dólar ahorro.

No en vano ésta marcó récords en los últimos tres días: se vendieron US$ 118 milones, igual a lo que en abril y mayo se expedía en 22 días.

«En un contexto de turbulencia cambiaria y ampliación de la brecha, la medida al menos pone en evidencia que al Gobierno le preocupa la escalada del dólar informal», juzga Gastón Rossi, de la consultora LCG. Sin embargo, el economista advierte que «este parche en el corto plazo podrá presionar algo a la baja al contado con liquidación. Pero en un contexto de escasez de reservas, default extendido y aceleración del gasto público el alivio será temporario, como sucedió en febrero».

De hecho, mientras la reimplantación del tope obligó en aquel entonces a la banca a desprenderse de dólares y activos en dólares por unos US$ 4000 millones en tres meses, esta vez la oferta forzada rondaría apenas los US$ 1300 millones. Y a riesgo de dejar a los bancos algo más vulnerables a una posible nueva devaluación.

Fuente: La Nación, 04/09/14.

 

Finn Kydland cuestionó la intervención de CFK sobre el Banco Central

agosto 25, 2014

Nobel de Economía advierte por las políticas de corto plazo de Argentina y la falta de independencia del BCRA

El noruego Finn Kydland cuestionó con dureza la intervención oficial sobre la autoridad monetaria. «Es el peor ejemplo», definió tajante y remató: «Si no hace lo que Gobierno quiere, remueven al presidente» . 

 
 

«Es verdad que luego del segundo período de recesión más intenso en la historia, de 1998 a 2002, aparentemente les fue muy bien. Pero tuvieron suerte porque los precios de los commodities subieron bastante. Pero aún es insuficiente, bajo parámetros normales, la inversión en capacidad productiva futura», sostuvo el economista noruego Finn Kydland, quien fue profesor visitante de la Universidad Torcuato Di Tella, lo que lo acercó a la realidad argentina.

«Entonces, con una baja en los precios de las materias primas como hemos visto recientemente, no les va tan bien. Es interesante ver al Gobierno argentino en acción con medidas una y otra vez muy de corto plazo. Parece no haber importancia en el largo plazo, y es éste el que importa. Es el que tienen en cuenta para el comportamiento de inversión», agregó.

Tras exponer en una cumbre de premios Nobel de Economía en Alemania, en la que estuvieron presentes también Joseph Stiglitz, Edmund Phelps, Eric Maskin, entre otros, Kydland criticó la falta de independencia del Banco Central argentino. «Es el peor ejemplo», definió tajante y remató: «Si no hace lo que Gobierno quiere, remueven presidente».

En un reportaje concedido al diario Ámbito Financiero, señaló que la Argentina «sufre de la enfermedad de inconsistencia en el tiempo». Según explicó, implica «la tentación de tomar más decisiones basadas más en el corto plazo que en el largo; y la Argentina lo hizo muchas veces», lo que hace que «las cosas se tornen bastante malas para la sociedad».

Consultado sobre cuál sería la política a la que no habría que despegarse, el economista volvió sobre el Banco Central y subrayó que «la principal implicancia que más se menciona es la de los beneficios de tener un banco central independiente, aislado de las decisiones del Gobierno», como el Bundesbank, ejemplificó.

«¿La Argentina no estaría entre los mejores alumnos?» preguntó la periodista, a lo que recibió un rotundo «no, el caso argentino es el peor ejemplo». A su criterio, en los bancos centrales más independientes los presidentes duran por largos plazos, que van más allá de quien esté en el poder político en ese momento.

Fuente: iProfesional, 25/08/14.

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Argentina: Disminuyeron las Reservas del Banco Central

noviembre 16, 2012

Por el turismo y la energía, se aceleró la caída de las reservas
Por Ismael Bermúdez

Si el cepo cambiario logró frenar la fuga de dólares y la remisión de utilidades al exterior, las divisas siguieron saliendo por los mayores gastos del turismo, las importaciones de energía, los pagos de intereses y los vencimientos de deuda.

Así surge del Balance Cambiario del tercer trimestre que el Banco Central difundió ayer.

Las cuentas marcan que en los primeros 9 meses, los pagos de la deuda pública con reservas en favor de los acreedores privados y los organismos financieros internacionales sumaron U$S 5.200 millones. Y que ya ascienden a U$S 30.600 millones, desde el pago anticipado al FMI en 2006.

Los pagos por importaciones de energía insumieron U$S 8.432 millones, un 45% más que los U$S 5.798 millones pagados entre enero y septiembre de 2011.

Por intereses de la deuda salieron U$S 3.177 millones, casi un 20% más que en igual lapso de 2011. Y la cuenta de servicios, que engloba el turismo extranjero que ingresa al país como los argentinos que viajan al exterior, tuvo una salida neta de U$S 2.671 millones, un 242% más que los U$S 779 millones de igual período de 2011.

El Banco Central reconoce que solo en el tercer trimestre de este año los “egresos netos por turismo y viajes y pasajes” sumaron U$S 1.700 millones. Y que esa cifra se descompone de una demanda para viajar al exterior por U$S 2.200 millones, “subiendo un 83% respecto a los egresos del mismo período del año anterior”. En tanto, “los ingresos por los gastos de turistas no residentes en el país rondaron los U$S 530 millones”.

EL BCRA explica que antes buena parte de la demanda de divisas para viajes quedaba registrada como “compras de libre disponibilidad sin distinguir su uso final”, lo que se alteró con las restricciones cambiarias que obligan a especificar el concepto de “viajes” para la compra de moneda extranjera.

Esta “fuga”de divisas llevó al Gobierno a reforzar las restricciones a la compra de dólares para turismo y a gravar con la retención del 15% los pagos en tarjetas de crédito.

Otro dato es que los pagos a los organismos financieros insumieron U$S 2.152 millones porque los desembolsos por nuevos créditos fueron inferiores a los vencimientos pagados.

Así las cosas, los U$S 12.748 millones del excedente comercial no alcanzaron para cubrir todo esos pagos. Y las reservas cayeron en U$S 1.756 millones.

Casi toda esta caída de las reservas se explica por el déficit del tercer trimestre porque ingresaron, además, menos dólares por las exportaciones.

También hubo una nueva contracción en las financiaciones locales en moneda extranjera porque, según el BCRA, continuó “la reducción de los depósitos locales en moneda extranjera”. Esto alude al retiro de dólares de los bancos por parte de los ahorristas que tenían dólares acumulados.

Tampoco jugaron a favor los ingresos de dólares por inversiones directas. Luego de tres trimestres consecutivos por encima de los U$S 1.000 millones cada uno, los ingresos brutos por inversiones directas totalizaron U$S 720 millones, admite el BCRA. En el último trimestre, las reservas volverían a caer por los pagos de la deuda y también los mayores gastos de los turistas argentinos.

Fuente: Clarín, 16/11/12.

Argentina: El Banco Central debilita el Sistema Financiero

junio 5, 2012

Promoverán que los bancos presten más al sector público

Por Florencia Donovan 

 

El Banco Central bajará a cero los requisitos de capital para los créditos al Estado

 

En un momento en que las finanzas nacionales y provinciales se deterioran, el Banco Central (BCRA) tiene previsto dar más alicientes para que los bancos aumenten su financiamiento al sector público.

Según confiaron fuentes del mercado, la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont está planeando bajar a cero las exigencias de capital para los créditos que los bancos otorguen al Estado. Cada vez que una entidad financiera da un préstamo, debe integrar una porción de capital, y hoy las exigencias son prácticamente las mismas si financian al sector privado o al sector público. Con lo cual reducir los requisitos para los créditos al sector público haría que financiar al Estado sea para los bancos una operación menos costosa que prestarle al sector privado.

Consultados por LA NACION, en el BCRA admitieron el proyecto, pero esgrimieron que el cambio estaba en línea con la intención de la entidad de adecuar las normas del sistema financiero a las previstas por «Basilea 2.5». Los Acuerdos de Basilea son un conjunto de recomendaciones que hicieron originalmente en 1974 los gobernadores de los bancos centrales del G-10 (el grupo de los 10 países más industrializados), para fijar el capital mínimo que debe tener una entidad bancaria en función de los riesgos que enfrenta. Los primeros acuerdos se fueron reviendo y hoy en el mundo ya existe un Basilea III.

«Las adecuaciones que eventualmente se hagan estarán en línea con las exigencias de las normas de «Basilea 2.5» respecto del riesgo de crédito», aseveraron desde el BCRA.

En la City, no obstante, temen que el BCRA se escude en las normas de Basilea para promover el financiamiento al sector público y oxigenar así las deterioradas cuentas fiscales. Ayer, sin ir más lejos, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) anunció que la recaudación avanzó en mayo 20,5%, menos que la inflación, mientras que varias provincias vienen alertando que podrían tener dificultades para pagar sueldos y los aguinaldos de mediados de año.

«Cuando sacaron la normativa que impedía que los bancos paguen dividendos dijeron que estaban yendo a la normativa de Basilea, pero la realidad es que no querían que se fueran los dólares del país. Acá usan el mismo argumento de Basilea, pero el objetivo final también parece ser otro», opinó un especialista en el sector financiero, que pidió no ser identificado. «Es un riesgo, porque en definitiva incentivan los préstamos al sector público. Y si los bancos se van a dedicar a prestarles a las provincias, va a ser lo mismo que tuvimos en el pasado.»

Después de la crisis financiera de 2001, en la que algunos bancos llegaron a colapsar con una exposición al sector público de más del 80% de sus activos, en la Argentina las entidades financieras tienen límites mucho más estrictos para prestarle al Estado que los previstos por las normas internacionales. Hoy, a diferencia de lo que está establecido en Basilea II, las normas vigentes tratan en forma similar el crédito al sector privado y al público, aunque existen distintos requisitos de capital en función de si se trata de un préstamo a una provincia o a la nación, si es financiamiento directo o vía un bono, entre otras condiciones.

De ahí que, en promedio, el sistema financiero tenga en la actualidad una exposición al riesgo público mucho más baja que la que le permiten las normas. Según la regulación vigente, los bancos pueden destinar hasta el 35% de sus activos brutos al sector público. A marzo de este año, sólo sumaban el 9,5% del activo, de acuerdo con los datos del último Informe de Bancos difundido por el BCRA.

El problema, admitió un banquero, que también pidió no ser identificado, no sería en principio que los bancos aumenten levemente su exposición al sector público, sino que, bajo un esquema normativo más flexible, será difícil que banqueros puedan negarse a dar más financiamiento, si son presionados por las autoridades.

«No creo que pretendan que los bancos privados presten», evaluó el banquero. «Pero cuando hay normas de por medio, es más fácil que quienes tienen que tomar una decisión de no prestar, las cumplan; cuando queda al criterio de cada uno, es más complicado, las presiones son mayores. Y en esto entran tanto los bancos privados como los públicos», deslizó.
Fuente: La Nación, 05/06/12. 
 

Mercedes Marcó del Pont
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Artículos relacionados:
Algo similar se hizo el año pasado con las Compañías de Seguros, las obligaron a traer sus fondos del exterior y a comprar bonos de deuda argentina (“prestarle al Estado”):
https://www.economiapersonal.com.ar/2011/10/27/argentina-las-companias-de-seguros-deberan-repatriar-sus-inversiones-radicadas-en-el-extranjero/

Cristina Kirchner se traga el Banco Central

abril 2, 2012

Kirchner se traga el banco central

Por Mary Anastasia O’grady

 

El Estado Frankensteiniano de Argentina arrasó con el Banco Central el mes pasado, destruyendo sus últimos vestigios de independencia. Dada la historia hiperinflacionaria de la nación, cabe preguntarse por qué los argentinos han permitido que esto pasara.

La patología de la sed de poder de un gobierno no es difícil de discernir. El Estado crea las condiciones para una crisis. La crisis golpea. Los políticos asumen poderes extraordinarios. La crisis pasa. En la memoria de la gente queda la percepción de que sólo el ingenio del gobierno impidió la aniquilación completa. Los políticos tienen permiso para expandir su poder.

Los estadounidenses tienen un ejemplo en tiempo real de este fenómeno en el hundimiento de las hipotecas subprime, o de alto riesgo, provocado por las políticas federales del sector inmobiliario. Ahora nos cuentan que la intervención del Estado salvó la civilización. La semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, pronunció un discurso a los estudiantes de la Universidad George Washington sobre el arbitrario rescate de Bear Stearns y los acreedores de AIG en 2008 que, en su opinión, detuvo lo que de otra manera «básicamente habría significado el final». Para quién no está aún totalmente claro.

Habiendo alterado el curso del destino, Bernanke se abocó a una expansión sin precedentes del balance de la Fed con el objetivo de salvar a otros en situación de emergencia. Y la semana pasada, dijo en una conferencia de la Asociación Nacional de Economía y Negocios de Estados Unidos que le preocupa que la reducción en la tasa de desempleo sea insostenible. Además, se comprometió a continuar con sus políticas de crédito fácil, algo que no debe tener muy contentos a los ahorradores.

Los peligros de utilizar políticas monetarias flexibles para empujar una cuerda (en el sentido keynesiano) están bien documentados. Pero cuando el gobierno está tratando de compensar por errores previos, raramente recurre a la moderación.

Si llevamos la banca central sin límites al extremo, nos topamos con Argentina. En 2002 pasó por una crisis épica y el gobierno intervino fuertemente en la economía, lo que incluyó una megadevaluación del peso.

Bajo las presidencias de los Kirchner, primero Néstor y ahora su esposa Cristina, desde 2003, el Estado ha confiscado cuentas bancarias y de pensiones, ha hiper-regulado las empresas hasta el extremo de ahuyentar a numerosos empresarios, ha derogado contratos e impuesto controles de precios, y ha subido los aranceles de importación así como los impuestos de exportación. El gobierno también ha usado los subsidiados a sectores de los servicios públicos y el transporte para consolidarse en el poder.

Los defensores de esta amplia intervención en la economía sostienen que se justifica porque una contracción de 10,9% en 2002 exigió medidas extremas. La economía, sin embargo, se ha estado expandiendo desde 2003. Un país que se tomara en serio su propósito de crear riqueza en el siglo XXI restauraría la liberalización económica.

En su lugar, Argentina sigue reduciendo la libertad y expandiendo el alcance del Estado. El indicio más reciente es lo que parece un intento por nacionalizar los activos argentinos de la petrolera española Repsol, al conseguir que los gobernadores que simpatizan con la presidenta cancelaran concesiones provisionales clave en las últimas semanas, dificultando la operación de la compañía en el país.

El mes pasado, el Congreso controlado por Kirchner asestó lo que podría ser el golpe de gracia sobre la economía: una reforma de los estatutos del Banco Central que elimina una norma monetaria de 1991 que requiere que el dinero base sea respaldado por reservas internacionales y colocado fuera del control del gobierno. Ahora, la junta del Banco Central encontrará alguna fórmula para que una cantidad de reservas quede a mano. Las reservas que sobrepasen esa cifra quedarían disponibles para que el gobierno de Kirchner las tome prestadas. La fórmula podría ser ajustada en cualquier momento.

El gobierno de Kirchner ha recurrido de tanto en cuanto al «exceso» de reservas del Banco Central –el excedente sobre la base monetaria— desde 2010. Una confrontación sobre esa política provocó la renuncia del ex presidente del organismo, Martín Redrado, en enero de 2010 y el nombramiento de una sustituta más dócil, Mercedes Marcó del Pont.

El gobierno ha argumentado que es un despilfarro acumular dólares que no rinden nada cuando podría usarlos para pagar deuda. Eso tiene algo de sentido. Pero pagar deudas no es lo único que tiene en mente la presidenta. Kirchner mantiene su popularidad gracias a un generoso gasto social y ahora que las reservas internacionales están saliendo, los excesos se están estrechando. Necesitaba una modificación de los estatutos si pretende acceder a más fondos del banco central. Según la reforma, ahora puede pedir prestado al banco el doble que antes.

El singular mandato del organismo de velar por la estabilidad de los precios también ha sido eliminado. En su lugar, su misión abarca tres frentes, incluyendo los objetivos de proveer crecimiento con justicia social y estabilidad financiera a la vez que estabilidad de precios.

Dado el historial de Argentina, cuesta imaginar que estas nuevas normas no se traduzcan en un aumento de la inflación. Y nada de esto mejorará la credibilidad del Banco Central, que ya está sobre la cuerda floja. Las previsiones oficiales de que la inflación ronda 10% están siendo puestas en entredicho por economistas independientes, que la cifran más bien en torno a 20%.

En febrero, la revista Economist se hizo eco de esas dudas y anunció que ya no publicaría las estadísticas del gobierno. «Estamos cansados de ser actores involuntarios en lo que parece ser un intento deliberado de engañar a los votantes y timar a los inversionistas», escribió la revista.

Se está gestando una crisis. Cuando explote, ¿conseguirá (Cristina) Kirchner aún más poder o será que los argentinos entrarán finalmente en razón?
Fuente: The Wall Street Journal, 01/04/12.

El BCRA no puede definir solo el nivel de reservas

abril 1, 2012

El BCRA no puede definir solo el nivel de reservas

Por Juan Carlos de Pablo

 

Menudo encargo recibieron los directores del Banco Central (argentino), como consecuencia de la modificación de la Carta Orgánica. Porque a las tareas que tenían que cumplir deben sumarle la de determinar el nivel óptimo de las reservas de divisas que debe mantener el banco.

Para ayudarlos entrevisté al alemán Karl Gustav Adolf Knies (1821-1898), profesor en las universidades de Friburgo y Heildelberg, quien, según Julio Hipólito Guillermo Olivera, fue pionero en la aplicación de nociones probabilísticas para determinar el efectivo que por razones precautorias tienen que mantener los bancos como proporción de sus depósitos.

-¿En qué consistió su aporte?

-Mostré que el aumento de las reservas no debía guardar relación con el aumento de los depósitos, sino con la raíz cuadrada de ese aumento. Encaramado en mis hombros, Francis Ysidro Edgeworth transformó este resultado en un teorema. En 1971, en una tormentosa sesión de la Asociación Argentina de Economía Política, que ninguno de los presentes podrá olvidar, Olivera mostró que este enfoque también se puede aplicar a las mercaderías, las reservas internacionales, etcétera.

-En la Argentina, hoy, se plantea la cuestión de la determinación del nivel óptimo de reservas que debe tener el Banco Central.

-El cálculo de las reservas precautorias sobre la base de los teoremas de la raíz cuadrada sirve para el caso en el que las personas adoptan sus decisiones sobre la base de consideraciones individuales, en el ejemplo de un banco, tanto cuando depositan como cuando retiran fondos. No sirve cuando, al decir de Guillermo Antonio Roberto Calvo, alguna noticia [o la anticipación de que algo puede llegar a ocurrir], genera comportamientos de manada, que dan lugar a corridas bancarias o cambiarias.

-¿De qué depende, entonces, el nivel óptimo de reservas de un banco central?

-De la relación [o falta de ella] que existe entre las políticas fiscal, monetaria y cambiaria. Por lo cual, no sólo no puede definirse un único nivel óptimo de reservas, sino que el valor óptimo según cierto punto de vista puede ser muy diferente de los que surgen según otros puntos de vista. Ejemplo: en un país donde el tipo de cambio es libre y el Tesoro nacional no está endeudado, o no recurre al Banco Central para pagar sus gastos en moneda extranjera, el nivel óptimo de reservas es ¡cero! En el otro extremo, durante la convertibilidad, el Banco Central tuvo que mantener, como mínimo, reservas equivalentes a la base monetaria.

-¿Por qué también depende de las políticas fiscal y monetaria?

-Porque si para financiar el déficit fiscal, o alentar el crédito bancario, el Banco Central aumenta la oferta monetaria más allá de la cantidad de dinero que la población desea mantener líquida en sus bolsillos o como depósitos, ésta intentará sacarse de encima el excedente comprando dólares. Si las autoridades no desean que el tipo de cambio nominal aumente, tendrán que sacrificar reservas, para lo cual tienen que tenerlas o adquirirlas.

-¿No está usted mezclando stocks y flujos?

-Los estoy combinando, pero por las dudas, aclaro, porque es muy importante. La emisión monetaria, como el déficit fiscal, son flujos; mientras que las reservas son un stock. Si año tras año continúan los desequilibrios fiscal y monetario, no hay nivel de reservas que alcance. De la misma manera que si de la heladera lo único que hacemos es sacar, llegará el día en que la habremos vaciado.

-Ninguna de estas políticas está en manos del directorio del Banco Central.

-Efectivamente. El cálculo que les encargaron a los directores depende de variables que están fuera de su control, de modo que realizarán la tarea de la misma manera que dentro del sector privado la realizarán los consultores para satisfacer las preguntas que les planteen sus clientes.

-¿Y si emitimos, pero introducimos el control de cambios y las licencias de importación?

-Demorará en aparecer el momento en que el sistema dejará de ser viable, pero si no se atacan los desequilibrios fundamentales, el encontronazo será inevitable.

-Don Karl, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 01/04/12.

Bancos Centrales: Fed vs. BCRA

marzo 29, 2012

Bancos Centrales

Por Enrique Szewach

 

Ahora que el Banco Central argentino ha pasado de tener una Carta Orgánica “ortodoxa y neoliberal” a tener la misma Carta Orgánica que tiene la heterodoxa Reserva Federal de los Estados Unidos, resulta más fácil comparar sus políticas respectivas.

En ese sentido, un buen ejercicio surge al leer, por un lado, el último discurso de mi amigo Ben Shalom Bernanke, y las declaraciones y diferentes reportajes que concedió mi amiga la Presidenta del Banco Central de la República Argentina, Mercedes Marcó del Pont, al defender las modificaciones a la mencionada Carta Orgánica.

En efecto, el domingo pasado, el Presidente de la FED habló en Washington en la conferencia anual de la Asociación Nacional de Economistas de Empresas de los Estados Unidos. Allí se refirió, precisamente, al papel de la FED en su objetivo de tratar de lograr el pleno empleo. (Objetivo que ahora ha sido agregado, en sentido amplio, entre los correspondientes a nuestro Banco Central).

El amigo Ben, en su discurso, distinguió problemas en el mercado de trabajo derivados del ciclo económico, de problemas estructurales, vinculados con la formación y capacitación de la mano de obra. En otras palabras, resaltó que, aquéllos problemas de empleo relacionados con el ciclo económico, eran pasibles de ser atacados, al menos parcialmente, con una “política monetaria acomodaticia”, (eufemismo para disfrazar un escenario de alta liquidez y bajas tasas de interés, para impulsar la demanda). Sin embargo, indicó que la FED nada podía hacer respecto del desempleo, si éste se debía a la escasa capacitación o educación de los desempleados.

Dicho de otra manera, la política monetaria podía mejorar la demanda de empleo, pero no hay liquidez que alcance, para capacitar o educar a quienes buscan trabajo y no lo encuentran por carecer de las habilidades necesarias.

Realizada esta distinción, el Presidente de la FED avanzó en una presentación de datos y gráficos que respaldaban su hipótesis, de que gran parte del desempleo actual en los Estados Unidos se explicaba por insuficiencia de crecimiento, más que por defectos de oferta en el mercado de trabajo.

Por lo tanto, llegó a la conclusión que, mientras esto fuera así, la FED continuaría con su “política monetaria acomodaticia”. Esta es la razón básica por la cuál los mercados de capitales reaccionaron favorablemente a principios de la semana, dado el convencimiento de que la FED sigue, por ahora, creando condiciones para darle rentabilidad a los activos de riesgo. (Y esto es independiente de la verdadera influencia que, en el mediano plazo, pueda tener la política monetaria, en el nivel de actividad).

Bernanke ratificó, en el discurso, su posición respecto de seguir como hasta ahora y los mercados le creen y actúan en consecuencia.

Pasemos ahora a las declaraciones de la Presidenta del Banco Central argentino. En particular a dos de ellas: “Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación… descartamos que financiar al sector público sea inflacionario”, y “Para pagar todos los servicios de la deuda sin usar las reservas, habría que hacer un ajuste brutal”.

Respecto de la primera afirmación, sería bueno preguntarle a mi amiga Mercedes, ¿Por qué, entonces, no financiamos todo el gasto público con emisión, y nos evitamos pagar impuestos? ¿Por qué financiar sólo una parte?. Lo menos que se le puede pedir a la Presidenta de un Banco Central, es que respalde sus dichos en algún estudio técnico que establezca por qué emitir, digamos, 50.000 millones de pesos no es inflacionario, pero emitir, 60.000 o 600.000 si podría serlo.

Respecto de la segunda afirmación “usar reservas o ajuste”, conviene también hacer la misma distinción que hizo Bernanke, respecto de si se trata de un problema “cíclico”, o si estamos ante una cuestión estructural.

Si la falta de recursos del sector público es meramente transitoria, tiene mucho sentido evitar el ajuste, y usar parte de las reservas.

Si, en cambio, el déficit fiscal actual está para quedarse, el uso de las reservas sirve sólo para postergar un ajuste inevitable, que será aún mayor, con el paso del tiempo.

Es más, el dilema “reservas o ajuste fiscal” es conceptualmente falso, si se tiene en cuenta que, con la anterior definición de “reservas de libre disponibilidad”, siempre había un tipo de cambio que, al dividir la Base Monetaria en pesos, permitía “generar” reservas excedentes.

O siempre había  un monto de esterilización de la emisión monetaria, que permitía reducir la Base en pesos, y generar reservas excedentes en dólares.

Pero, insisto, si el Banco Central considera que es mejor usar reservas que resolver el problema fiscal de fondo o devaluar, debería justificarlo con un estudio que demostrase que, efectivamente, estamos ante un descontrol transitorio de la situación fiscal y no ante un problema permanente.

Como el mercado cree que estamos ante un problema fiscal permanente, y no lo han convencido de lo contrario, estuvo fugando capitales, antes del control, y ahora, evita ingresarlos, o presiona sobre la brecha cambiaria, dado que, supone, que todos los controles actuales están para quedarse. (En particular, porque en lugar de utilizar una cláusula transitoria en el uso de las reservas, como si se tratara de un tema cíclico, se optó porque sea el propio directorio del Banco Central el que defina el nivel de reservas “óptimo”).  Y que, tarde o temprano llegará el ajuste.

En síntesis, ahora que nuestro Banco Central, ha adoptado, por fin, los objetivos de la Carta Orgánica del Banco Central de los Estados Unidos, sería bueno también que imitara las características de su conducción.

Con actas que transparenten sus decisiones, conferencias de prensa “no arregladas” y justificaciones técnicas que nos pudieran explicitar su posición respecto de cuánta emisión no es inflacionaria para pagar gasto público, y a partir de qué número sí lo es. Y  que nos expliquen por qué el actual faltante de caja del Tesoro es meramente transitorio y justifica gastarse las reservas, antes que realizar un ajuste fiscal “brutal”.
Fuente: Ámbito Financiero, 29/03/12.
Más información: www.szewachnomics.com.ar


Mercedes Marcó del Pont

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