“Soy catedrático de informática. Como mis colegas, sé que la tecnología de bitcoin es basura”
El profesor brasileño Jorge Stolfi ha firmado junto a 1500 expertos una carta al Congreso de EE.UU. sobre los riesgos de confiar ciegamente en las criptomonedas
Por Jordi Pérez Colomé. EL PAÍS.
El profesor Jorge Stolfi, durante una charla en un taller sobre matemáticas en Sao Paulo (Brasil) en 2018
Aprincipios de mayo Jorge Stolfi, catedrático de Ciencias de la Computación en la Universidad de Campinas (Brasil), puso este tuit en inglés: “Todo científico de la computación debería poder ver que las criptomonedas son sistemas de pago totalmente disfuncionales y que la “tecnología de blockchain” (también los “contratos inteligentes”) es un fraude tecnológico. ¿Podrían decirlo en voz alta?” Stolfi tiene ahora 9.400 seguidores. Entonces tenía menos. Para el discreto mundo de las ciencias de la computación, los 2000 retuits y 7000 likes que recibió le hicieron viral.
Stolfi decía algo que había repetido otras veces. Ni siquiera lo veía polémico. Pero el aparente “criptoinvierno” actual, donde bitcoin ha pasado desde noviembre de casi 60.000 dólares a 20.000, le dio vida. El tuit fue el impulsor de una carta que 1500 especialistas firmaron para el Congreso de EE.UU: “Escribimos para instarles a adoptar un enfoque crítico y escéptico con la afirmación de la industria de que los activos cripto son una tecnología innovadora que es indiscutiblemente buena”, decían. Entre los firmantes está el profesor de Harvard Bruce Schneier o Kelsey Hightower, jefe de ingeniería de Google Cloud.
En esta conversación por videollamada desde Campinas con EL PAÍS, Stolfi explica qué es lo que ve tan claro la comunidad informática, por qué funciona bitcoin como un sistema piramidal y cuáles pueden ser los motivos de su posible quiebra.
¿Por qué han decidido mandar la carta ahora?
La reacción habitual de mis colegas es: “La tecnología de bitcoin y blockchain no me interesa, tecnológicamente es basura, voy a seguir haciendo mi propia investigación”. El tuit despertó a esta gente.
Será basura, pero se invierten miles de millones de dólares en cripto.
Sí, y por eso igual la gente creyó que era importante firmar la carta. Por ejemplo, uno de los firmantes es un profesor de Berkeley. En su departamento, otro profesor tiene una empresa de blockchain. No sé cómo se ve desde fuera la política interna de las universidades, pero es habitual que los profesores no hablen en público sobre qué hacen otros colegas, incluso cuando es algo realmente malo.
Pero el otro igual sí piensa que blockchain es útil.
Bueno, tiene una empresa. No sé si cree en ella, pero está ganando dinero. Eso es un problema. Hay cientos de startups que hacen blockchain. Todas consiguen dinero, es su momento. Para la gente implicada en esos proyectos, es dinero. Es una motivación para creer en la tecnología.
¿De dónde se supone que viene el beneficio de invertir en bitcoin?
El único modo de sacar dinero de bitcoin es vendiéndolo a otra persona. Cuando lo haces, alguien acepta comprar tu bitcoin por ejemplo por 2000 dólares más. Si compras o vendes de otro inversor, eso no cambia el dinero total que hay: tú recibes el dinero que el otro pone. Pero si se lo compras a un minero, el dinero sale del sistema. Se puede computar el dinero que ha salido: unos 20.000 millones de dólares. Es la diferencia entre lo que han puesto los inversores y lo que han sacado. Es el tamaño de las pérdidas.
¿Es posible que como sociedad invirtamos millones en algo que no entendemos?
Es exactamente lo que pasa en la industria cripto. Muy poca gente parece saber que hay dinero que entra de inversores y dinero que sale para los creadores de varias de las trampas y mineros. Estos esquemas piramidales se derrumban cuando ya no hay más tontos a los que engañar.
Por eso dice que bitcoin no existirá en 20 años.
No me atrevería a predecir cuándo el suministro de gente tonta se acabe. No sabría poner una fecha para su final, pero llegará. No puede seguir así siempre, porque depende de más gente poniendo dinero que sacándolo. Eso nunca cambiará.
El esquema piramidal de Bernie Madoff duró 25 años. Aquello estaba oculto. Aquí todo el mundo puede ver cómo funciona.
Sí, es brillante. La información de que es un esquema piramidal está ahí, pero la mayoría de la gente que invierte no lo sabe. La gente dice que no es un esquema piramidal porque no hay una figura ni se esconde nada, pero las definiciones de los esquemas no requieren esas dos cosas. El único requisito es que los beneficios para los inversores lleguen de nuevos inversores.
¿Qué aconsejaría a gente que tiene dinero en cripto?
Vende si puedes y no mires atrás. Conozco personalmente a gente que ha vendido su casa para invertir en bitcoin.
¿Qué les dice?
No les digo nada. ¿Quieres que vaya y les diga que he oído que has invertido en bitcoin y eres tonto?
En la carta dicen que no ayuda a la gente común.
Como todos los esquemas piramidales no hay manera de saber cuándo explotará. Está garantizado que la quiebra ocurrirá antes de que la mayoría de gente se dé cuenta. Son los que perderán dinero. Siempre habrá inversores más pequeños dispuestos a comprar, que serán los perdedores. Hay al menos 10 millones de personas que han invertido y siguen invirtiendo en bitcoin, según algunas estimaciones.
¿Y si no se terminara nunca el suministro de tontos? ¿Ya no sería un esquema piramidal?
Puede decirse lo mismo de cualquier esquema piramidal. Como las estafas de los príncipes nigerianos, tienen como objetivo gente que no lo entiende. Es como la lotería. Es estúpido porque solo un 40-50% del dinero que la gente pone en el juego vuelve como premios. Matemáticamente no tiene sentido: la gente pone dinero y sacará menos dinero. Más que esperar a que el suministro de bobos se acabe, pueden pasar dos cosas: uno, las autoridades regulatorias pueden cerrarlo porque es una estafa piramidal, o dos, entidades como el FBI pueden pararlo porque no sigue las normas de blanqueo. No sé cuál pasará primero.
Las razones del tuit original
En el tuit original dice dos cosas. Primero, que las criptomonedas no sirven para pagar. ¿Por qué?
No tienen comparación con sistemas de pago como tarjetas de crédito o Paypal. Bitcoin tiene un límite de cuatro transacciones por segundo. Visa hace 10.000 por segundo. Bitcoin no llega a 400.000 en un día y hay 4 millones de personas usándola: eso implica un pago por usuario cada 10 días. No puede ser un pago comercial significativo.
Y segundo: blockchain es un fraude tecnológico.
Porque promete hacer algo que realmente no puede cumplir y, aunque pudiera, no es algo que sea útil para construir sistemas reales. Promete una base de datos descentralizada donde varias organizaciones puedan contribuir a prueba de alteraciones: no es posible borrar ni cambiar, solo añadir. Pero eso se ha usado desde siempre. Un gran banco o un sistema crítico deben tener una base de datos así por varias razones: si el sistema se estropea, debes ir hacia atrás y ver qué pasó, por ejemplo. La gente sabía hacer bases de datos distribuida durante años.
¿Y la descentralización?
Es lo único que blockchain podría aportar: la ausencia de una autoridad central. Pero eso solo crea problemas. Porque para tener una base de datos descentralizada debes pagar un precio muy alto. Debes procurar que todo los mineros hagan “pruebas de trabajo” o de “participación”. Lleva más tiempo. Tampoco es tan segura porque en el pasado ha habido ocasiones donde han tenido que rebobinar varias horas para eliminar transacciones malas, en 2010 y en 2013. Las condiciones que permitieron rebobinar siguen ahí. Hay un pequeño grupo de redes a los que se puede llamar para rectificar. Por eso es un fraude: promete hacer algo que la gente ya sabe hacer.
Pero permite evitar un gobierno o banco central.
Bitcoin tiene seis redes que controlan el 80% del poder de minería. Por tanto, pueden controlar lo que entra en los bloques. Eso no es lo que Satoshi [creador de bitcoin] imaginó, que era que el poder estuviera repartido entre cientos de miles de mineros anónimos e independientes y que por tanto no pudieran confabularse.
¿Satoshi no era tan listo?
A principios de los 90, científicos de la computación ya demostraron que no podías tener un sistema de pagos descentralizado. Su idea era que una red de voluntarios asumiera los costes. Probaron que no podía haber una red descentralizada porque si la mitad de voluntarios era deshonesta podía sabotear el sistema y prevenir que hubiera consenso del estado de las cuentas: la mitad de la red podía pensar que Alice había pagado a Bob y la otra mitad que Alice había pagado a Charlie. Pero los ciberpunks, la comunidad que sueña con construir una sociedad en internet fuera del alcance de los gobiernos, seguían ilusionados con algo así porque era esencial para que funcionara su sociedad: un modo de pagar sin depender de bancos que pudieran ser controlados por gobiernos.
Y llegó Satoshi.
Satoshi creyó que había encontrado una solución. Era brillante de algún modo porque dijo: intentemos construir una red a partir de cabrones egoístas codiciosos a quienes solo les preocupa el dinero. Así cualquiera que quiera dinero querrá cumplir las reglas. Si un minero trata de sabotear, no ganará nada.
¿Qué calculó mal?
Dos cosas. Uno, que minar en lugar de distribuir entre miles de voluntarios anónimos no acabara en un grupo de redes enormes. Él no imaginó esas redes al principio, que aparecieron en 2010 o así. La situación con la que hemos acabado es que todas las criptos son parecidas: un pequeño grupo de mineros que controla redes y la mayoría del poder. La segunda cosa es que creía que la inflación era mala. Puso un límite para que no hubiera inflación. Pero ya en 2009 el primer usuario de bitcoin después de Satoshi vio que lo mejor era conservarla porque iba a ser más valiosa en el futuro. En lugar de una moneda se convirtió en algo que invertir y conservar. Eso es terrible para el dinero. Si la gente mantiene el dinero bajo el colchón hay menos en circulación, el valor sube. Pero si alguien decide vender un puñado, el valor se desploma. Es lo que hemos visto desde 2009, sube y baja, lo que la convierte en inútil como divisa de comercio. No puedes vender algo en una moneda que pierde 10% de su valor unas horas después de recibirlo.
¿No podría ser como el oro?
El oro también sube y baja, pero en escalas de años. No tan rápido como bitcoin. El oro es un metal que tiene una demanda fija para joyería y otras aplicaciones. Incluso si nadie invirtiera en oro, tendría un precio determinado. Bitcoin no tiene este tipo de demanda.
Las cripto no funcionan bien como una moneda excepto que seas un criminal.
Es el único sistema digital que no sigue las normas de blanqueo de capitales. Por eso lo usan los criminales. Una vez has pagado, no hay manera de que la víctima pueda cancelar el pago y recuperar el dinero, ni siquiera el gobierno puede hacerlo fácilmente. Es anónimo y cuando un hacker cifra tus archivos, no tiene que entrar en tu sistema directamente, donde dejaría rastro. Tiene botnets, computadoras que ya ha hackeado, así que rastrearle es difícil. Con bitcoin solo se paga a una cierta dirección en blockchain y nada la une con el hacker. El pago puede quedarse ahí durante años. El criminal no tiene que interactuar con el sistema y puede esconderse de la policía.
¿Qué le parece la Web3?
Web3 básicamente trata de usar blockchain para hacer todo tipo de cosas que internet ya tiene: foros, mail, servicios. Como la tecnología blockchain no tiene nada nuevo que ofrecer, ni cumplir lo que promete, Web3 es charlatanería, un fraude tecnológico igual que blockchain. No hay nada nuevo.
¿Y los famosos NFT?
Una manera de pensar en los NFT es como una criptodivisa que tiene solo una moneda que no puedes dividir. Así, el mercado de NFT es igual al de las cripto, solo que hay solo un vendedor y un puñado de compradores. El precio de un NFT es indefinido porque no hay un mercado. El propietario de un NFT puede decir que lo vende por 1 millón de dólares. Si alguien se lo compra el precio será de 1 millón de dólares. Pero después de eso ya no sabremos el precio porque no sabemos si habrá un segundo tipo dispuesto a comprarlo por 1 millón. Cada NFT es un archivo digital que es una obra de arte. Pero no tiene mucho sentido porque no puedes ser propietario de un archivo digital igual que una pintura o una casa o un objeto físico. El objeto físico puede estar solo en un lugar. En cambio, el archivo digital puede estar en mil lugares y las copias no son copias, son exactamente iguales que el original.
Los NFT, ¿un fiasco?
¿Qué peligros tiene?
El problema del copyright en archivos digitales es que no funciona igual. Los NFT incluyen un hash, que es una especie de numeración que sirve de resumen mágico único del archivo. Pero eso no establece tu copyright, sino que te da la propiedad de ese archivo específico. Pero si cambias un simple bit en la imagen obtienes un hash distinto y entonces no tienes ningún modo automático de decir que uno es copia del otro. Tú haces copyright de una imagen específica, pero cualquier imagen suficientemente similar a la original se considera cubierta por el copyright. ¿Quién decide que dos imágenes son suficientemente iguales?
El trágico trimestre de las criptomonedas: de Terra a Three Arrows Capital
El bitcoin ha perdido alrededor del 58% de su valor en los últimos tres meses.
Por Bolsamanía.
No ha sido el mejor trimestre para el Bitcoin. La mayor criptodivisa del mundo perdió alrededor del 58% de su valor en los últimos tres meses, borrando del mercado de criptodivisas cerca de 1,2 billones de dólares (U$S 1.200.000.000.000)
Entre tanto, algunas plataformas de comercio de criptomonedas han anunciado múltiples despidos para intentar salvar los muebles. Es el caso de Coinbase, que anunció que rescindiría al 18% de su plantilla para «asegurarnos el poder mantenernos saludables durante esta recesión económica».
Uno de los principales motivos que han llevado a este crash ha sido la presión macroeconómica, consecuencia de la lucha de la Reserva Federal (Fed) y otros bancos centrales para intentar contener una inflación desatada que ha provocado el temor a una recesión. El temor se ha trasladado a los mercados, con, por ejemplo, el Nasdaq perdiendo un 22,4% en el segundo trimestre, su peor dato trimestral desde 2008.
En el centro de este desplome también podemos encontrar el colapso de TerraUSD y su token hermano, Luna. La stablecoin no estaba respaldada por activos reales, sino por un algoritmo y un complejo sistema que acabó fallando y perdiendo su vinculación con el dólar, provocando la desaparición del token.
Relacionado con esto, Three Arrows Capital, uno de los fondos de cobertura más activos en las inversiones en criptomonedas, sufrió el desplome de Terra. Recientemente se ha sabido que 3AC ha incumplido un préstamo por valor de más de 670 millones de dólares. La plataforma de negociación de criptomonedas Voyager Digital ha sido la encargada de emitir un aviso a través del cual ha indicado que el fondo no ha pagado un préstamo de 350 millones de dólares y 15.250 bitcoin, por un valor de alrededor de 323 millones de dólares, según el mercado actual. En consecuencia, la compañía ha entrado en suspensión de pagos.
Advertencia del 18/06/22
Asimismo, el prestamista de criptomonedas Celsius pausó los retiros para sus clientes en junio. Celsius congeló repentinamente los retiros en las primeras horas del lunes 13, junto con los intercambios y las transferencias. Esta decisión vino acompañada de informes que sugieren que la compañía está contratando abogados de reestructuración debido a los crecientes problemas financieros. El jueves 16, Celsius dijo en un blog que estaba tomando «medidas importantes para preservar y proteger los activos y explorar las opciones disponibles».
El crash del mercado de las criptomonedas es provocado por la disminución de liquidez en los mercados globales por las subidas de las tasas de interés y al endurecimiento cuantitativo (Quantitative Tightening QT) de la Reserva Federal de EEUU (Fed). El dinero fácil de la Fed bombeó las subidas de los mercados globales y las criptomonedas en los últimos dos años, pero lo contrario ha significado que los inversores se vean obligados a liquidar sus posiciones, especialmente en los activos de mayor riesgo.
Los analistas coinciden en advertir que tanto Bitcoin (BTC) como Ethereum (ETH) se enfrentan a riesgos de un desplome aún mayor.
Una burbuja especulativa, también llamada burbuja de mercado o burbuja financiera, es un fenómeno que se caracteriza por una subida anormal, exagerada y prolongada del precio de un activo, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real del producto.
Atención Inversor: ¡Cuidado con las Burbujas!
Burbuja: Situación en la cual la cotización de un activo es mucho mayor que su valor real. (Ejemplos de Burbujas: Bulbos de tulipán, 1634-1637; Compañía de los Mares del Sur, 1711; Inmobiliaria de Florida, 1923; Crack de 1929; Internet, 2000).
Manual de Economía Personal.
El esquema es siempre muy parecido, un atractivo relato que induce a invertir en algo novedoso que promete una ganancia extraordinaria. Aplica en este caso el refrán “Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía.”
Ahora, en 2022 las criptomonedas vuelven a darle un baño de humildad al mercado especulativo. Recordemos siempre: «Ningún almuerzo es gratis.»
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Luego de un baño de humildad…
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Un ejemplo:
Viernes, 15 de julio de 2005, último día de cotización de las acciones de Terra, que dejan de cotizar como consecuencia de su fusión con Telefónica.
El portal de Internet Terra Networks se estrenó en la bolsa el 17 de noviembre de 1999. Ese día la compañía salió a la Bolsa y se colocó entre los inversores minoristas a un precio de 11,81 euros y subió hasta 37 euros al cierre, lo que representó una increíble suba de 213% en sólo un día. La cotización de las acciones alcanzó un máximo de 157 euros, registrado el 14 de febrero de 2000, y luego cayó a un nivel inferior al de su colocación en bolsa en tan sólo diez meses, lo que supuso la desaparición de los ahorros de miles de inversores.
Terra fue uno de los exponentes del fenómeno de las «puntocom» y la Burbuja Tecnológica, cuyo colapso bursátil desencadenó una grave crisis en los mercados financieros y el sector de las tecnologías y las telecomunicaciones.
Tras tres años de vaivenes, finalmente, en mayo de 2003, Telefónica, que controlaba el 32% de Terra, lanzó una oferta pública de compra (OPA) por el 100% de la firma de Internet, por menos de la mitad del precio con el que la filial había debutado en Bolsa (menos de cinco euros por acción). Esto provocó el rechazo de gran parte de los pequeños accionistas porque Telefónica no ofreció el porcentaje deseado de al menos el 75% del precio de lanzamiento. Desde entonces, el proceso de absorción se convirtió en una batalla campal entre Telefónica y los accionistas minoritarios, que al día de hoy continúan acumulando demandas contra la gigante de la telefonía española.
La importancia del asesor financiero*
Para triunfar en la vida y en los negocios hay que rodearse de buenos asesores, capacitados en diferentes áreas. Consulte siempre con un experto antes de entrar en un negocio nuevo; a la experiencia conviene comprarla de segunda mano. En el campo financiero es donde más necesario resulta contar con el adecuado asesoramiento.
Busque un asesor que tenga suficiente objetividad. Esto resulta difícil, ya que, la mayoría trabaja cobrando comisiones sobre los productos o servicios que venden. Sin embargo, conversando e intercambiando ideas es posible tener noción de los conocimientos e independencia del potencial consultor.
Una vez que lo haya elegido formule adecuadamente sus preguntas, ya que los asesores tienden a recomendar lo que el cliente subconscientemente tiene pensado de antemano.
Tenga presente los intereses particulares del asesor, éstos pueden influir notablemente en sus consejos. Por ello es indispensable que amplíe usted lo más posible sus conocimientos sobre el mundo de las finanzas, a fin de poder evaluar las propuestas que le realicen.
Por último, considere siempre que su decisión es indelegable, es su responsabilidad dar la última palabra antes de tomar una decisión. Los asesores sólo aconsejan.
* Extraído de: Ibáñez Padilla, Gustavo.Manual de Economía Personal. Cómo potenciar sus ingresos e inversiones. Buenos Aires: Dunken, 2004. 4ta ed.
En breve publicaremos un nuevo e-Book sobre las Burbujas Financieras, entérese consultando esta web.
— ¡Se ve bien nuevamente!
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¡Buscarlo con dedales, buscarlo con cuidado, perseguirlo con tenedores y esperanza, con acciones del ferrocarril amenazarlo y hechizarlo con sonrisas y jabón…!
Chancellor, Edward.Sálvese quien pueda. Una historia de la especulación financiera.
Editorial Granica, Buenos Aires, 2000, 444 páginas.
La especulación financiera, como nos recuerda el autor, es casi tan antigua como la historia misma, y hay un atractivo perverso en ver cómo, cada tantos años, se repiten los patrones de conducta frente a las perspectivas de grandes ganancias que luego se esfuman con la misma facilidad que aparecieron. Edward Chancellor, cuyos estudios de historia se combinan con la experiencia laboral en un banco de inversiones, reúne las cualidades para escribir una obra de esta naturaleza.
El trabajo aparece estructurado como una serie de estudios de casos, comenzando por la manía de los tulipanes en Holanda a mediados del siglo XVII. El foco de atención se dirige luego a Londres, donde se desarrolla un mercado de valores a fines de esa centuria, y al grandísimo fraude de la Compañía de la Mar del Sur. Un siglo más tarde se produce una nueva ola especulativa basada en los préstamos a las nuevas repúblicas hispanoamericanas y la organización de numerosas compañías mineras para explotar la riqueza de esos países. El quiebre de las compañías y el no pago de los créditos – Chile estuvo representado en ambos rubros, aunque sólo aparece en uno- fue el resultado de esta primera incursión del capitalismo bursátil en los mercados emergentes. Después de pasar revista a la manía ferroviaria en Gran Bretaña en la década de 1840, el autor se detiene en las especulaciones en los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo para luego saltar a la crisis de 1929 en Wall Street y sus secuelas. Pese a que las circunstancias son diferentes en cada caso, hay patrones que se repiten, como es el recurso a la deuda para comprar acciones, el optimismo o locura de la muchedumbre e incluso las maniobras fraudulentas.
El autor no deja de resaltar el paralelo con los tiempos más recientes, que es donde parece estar su verdadero interés. Los últimos dos capítulos, que cubren las décadas del 80 y 90, están dedicados a los mercados financieros de los Estados Unidos, con Michael Milken como antihéroe, y a la burbuja bursátil e inmobiliaria del Japón. Pese a la diferencia de mentalidades y de políticas estatales en ambos países reaparecen los paralelos. El colapso de las acciones tecnológicas en el Nasdaq que se produjo después que el libro estaba terminado, habría sido el broche de oro. Aunque el autor no alcanzó a tratarlo, hay abundantes advertencias sobre los peligros que presentaba el mercado al momento de escribir, con lo cual los hechos terminan por validar sus argumentos.
Si bien el autor estima que la especulación debe ser frenada, no se trata de inhibir la actividad de los mercados de valores sino controlar los excesos. En último término, y como dice Chancellor al cerrar la obra, «el péndulo oscila entre la libertad y la restricción económica». Ricardo Couyoumdjian
*Ricardo Couyoumdjian es profesor del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile. **Reseña publicada en la Revista de Libros del diario El Mercurio el 21/07/01. Fuente: http://www.uc.cl
Rendimientos del Capital
Edward Chancellor. Deusto Ediciones.
Vivimos en una era en la que estallan burbujas que provocan pérdidas de miles de millones a los inversores. Los economistas sostienen que éstas sólo pueden detectarse una vez han explotado y que los movimientos del mercado son impredecibles. Pero Marathon Asset Management, una firma londinense que gestiona 50.000 millones de dólares en activos, ha desarrollado un método sencillo para identificar y evitar las burbujas: seguir el rastro de la inversión. Para el inversor, sea grande o pequeño, la clave está en no invertir en sectores en los que el gasto inversor es excesivo y existe una competición feroz, y en su lugar colocar el dinero allí donde las condiciones competitivas son más favorables y, en consecuencia, los retornos de la inversión son más elevados.Este libro, que recoge los análisis del mercado de Marathon Asset Management, que le han permitido lograr grandes retornos en operaciones poco conocidas y al margen de las fuerzas destructivas del ciclo del capital, ofrece claves para comprender y desarrollar la estrategia del ciclo del capital. Y lo hace a partir de ejemplos reales en sectores que van desde fábricas de cerveza hasta la industria de los semiconductores.
El fiasco de WeWork mete miedo a los financistas: por temor a otra burbuja, expertos piden barajar y dar de nuevo
Los principales players del sector están replanteando estrategias ante catástrofe de la startup de oficinas compartidas y el modelo de inversión desmedida
Por Juan Silvestrini.
Las aguas del mundo emprendedor y la de los fondos de capital de riesgo siguen muy agitadas. Tras el cimbronazo que representó la catástrofe de WeWork y la especulación sobre el futuro de startups que gastan fortunas pero generan pocos ingresos, como Uber o Cabify, los principales players del sector se están reagrupando y replanteando estrategias.
Es que el caso WeWork caló hondo dentro del sistema: la compañía de oficinas compartidas llegó a estar valuada en casi u$s50.000 millones para luego, a los pocos meses, antes de que se confirmara la postergación de su debut bursátil en Nueva York, desvalorizarse a menos de la quinta parte de esa cifra.
Así, el fondo de inversión japonés Softbank –su principal accionista– se vio obligado a capitalizarla y a encarar un fuerte ajuste que arrancó con el despido de más de 4.000 empleados, como parte de su operativo para reordenar las finanzas e intentar llegar al punto de equilibrio.
El temblor tuvo su réplica en Latinoamérica, región en la que están apareciendo nuevos unicornios con proyección internacional. Más aún, teniendo en cuenta que Softbank destinó u$s5.000 millones para crear un fondo para acelerar startups.
Estos temas fueron abordados en Latin American Ventures Summit, un encuentro para emprendedores y fondos de inversión celebrado en Colombia y del que participó iProUP.
Ventures Summit, Cartagena, Colombia
«Se nos vendió que existe una fórmula mágica: hagan tecnología, masifiquen, crezcan con un número alto de usuarios y eso, en algún momento, será rentable. Este sistema se expandió a nivel global pero es muy muy peligroso», explica a iProUP José Torres, Senior Investment Manager del fondo internacional Bamboo Capital, en el marco del encuentro.
En un contexto en el que los grandes fondos de capital de riesgo tienen como estrategia inflar sumas multimillonarias en compañías para propiciarles un crecimiento desmedido, distintos players del sector comenzaron a buscar alternativas para apalancar emprendimientos más sostenibles en el tiempo y atados a objetivos más razonables.
Esto se da en el marco del colapso de algunas de las inversiones más prometedoras del gigante japonés. Carlos Correa, director de nuevos negocios de Rappi, quiere separarse del modelo de inyección de capital desmedido y asegura que son una empresa saludable: «Estamos subiendo nuestra valuación a partir de los números verdes y mejorando la eficiencia de nuestro algortimo».
Por eso, y más allá de disponer de una billetera abultada -con los ceros millonarios del fondo asiático-, en Colombia ya muestra números positivos y en México está cerca del break even (equilibrio entre ingresos y egresos).
«Aceleradoras, incubadoras y company builders, sumado al esfuerzo de corporaciones y multinacionales, se unen con los fondos desde un ejercicio estratégico de innovación abierta y trabajan cada vez más de manera creativa», asegura a iProUP Carolina Durán, directora ejecutiva de Corporación Ventures, organizadora del Latin American Ventures Summit.
A este evento internacional asistieron más de más de 2.500 personas del ámbito del emprendedurismo, los fondos de inversión y el ecosistema de innovación de América Latina para evaluar el futuro de una actividad en ebullición en medio de una región convulsionada. Además, para medir los riesgos de una posible burbuja en la región.
Perspectiva latinoamericana
Este año volvió a ser sumamente fructífero para las startups de América Latina: acapararon una inversión de capital de riesgo superior a los u$s2.000 millones. Es decir, se duplicó por segundo año consecutivo, consignan desde LAVCA. Pero no fue el único logro que consiguió la región:
– Emergieron 19 unicornios (emprendimientos con una valoración superior a los u$s1.000 millones)
– Se realizó la ronda de capital más grande hasta la fecha: iFood, una app de delivery brasileña, captó u$s500 millones
– SoftBank creó un fondo de venture capital (capital de riesgo) de u$s5.000 millones para invertir en emprendimientos latinoamericanos
«Esta nueva generación, más digital, que usa dispositivos móviles e Internet de forma nativa, ayuda a repensar el futuro», indica Torres. Desde LAVCA revelan que los desembolsos de los venture capital se repartieron en 2019 de la siguiente manera:
– 56% en Brasil
– 21% en México
– 10% en Chile
– 4% en Argentina
– 4% en Colombia
– 2,4% Perú
– 2,6% en el resto del continente
En el horizonte aparece el fantasma de la burbuja del 2001, las falsas esperanzas y grandes pérdidas de la explosión de las puntocom, que dieron lugar al cierre de gran cantidad de empresas que no contaban con modelos de negocios realistas ni sustentables.
Lo importante es generar negocios saludables
«Desde la visión inversionista, queremos que los emprendedores generen valor real para la sociedad y dejen de pensar a corto plazo. Aquellos que sucumben a esta vanidad de la medición corta no pueden subsistir y dejan irresueltos problemas más profundos que amenazan el negocio. Si esto no está claro los venture capital no ponen plata», plantea Torres.
En esta misma línea, Durán asegura que las startups deben reordenar sus prioridades y, al mismo tiempo, generar impacto y tener sus «papeles en orden» para aprovechar la lenta creación de regulaciones.
«Los emprendedores no van al mismo ritmo que las leyes. Cuando se llega a ese punto, hay que ver que las cosas estén claras para lograr una rentabilidad sostenida», asegura Durán, quien agrega que «tanto los emprendedores como los fondos de inversión tienen la responsabilidad de medir su impacto».
Modelos sostenibles
Global Impact Investing Network revela que, durante 2019, se destinaron u$s228.000 millones en inversiones de impacto en todo el mundo. Sin embargo, los financistas están listos para desembolsar más dinero: unos u$s468.000 millones en 2020. Lo importante, para los grupos de capital, es la diversidad, medir el crecimiento y los resultados.
«El ecosistema está en un momento en el que puede generarse una gran atracción y Latinoamérica está lista para recibir todo el dinero necesario para innovar», suma Durán. Asimismo, asevera que para que una empresa sea valiosa debe crecer y perdurar.
Torres, en tanto, afirma que «para los inversionistas es importante elegir dónde poner la plata, ya que es muy difícil encontrar emprendimientos que crezcan rápido y, a la vez, perduren en el tiempo». «Se generó un vicio en el que el modelo de negocios está puesto más en levantar capital que en tener un esquema rentable», critica.
«Esta interacción entre capital privado, emprendedores y gobierno debe generar un trabajo colaborativo y una comunidad que apueste a la gestión de capital semilla para achicar la brecha social, donde se genere empleo formal y vigencia en el tiempo» asegura a iProUP Carlos Gamba, Coordinador Nacional de Emprendimiento y Fondo Emprender del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) del Ministerio de Trabajo de Colombia.
«Al fin y al cabo -añade-, el emprendedor es un actor político y social». Para Luis Gallo, miembro del Ventures Summit, «en esta nueva era, todas las corporaciones tienen que tener una convergencia entre generar impacto real y retorno».
«Además, los fondos están buscando empresas que tengan compromiso social, climático y empresarial muy importante», indica Gallo a iProUP.
En este sentido, desde Bamboo afirman que tanto emprendedores como fondos deben volver a «las bases» y que las startups en las cuales apuestan puedan responder preguntas básicas:
– ¿Cuál es su modelo de negocios?
– ¿Qué problema soluciona?
– ¿Cuál es su durabilidad?
– ¿Quiénes son los competidores?
«Todas las empresas tienen que poder contestar estos interrogantes, incluso antes de hablar de su ‘tecnología disruptiva'», afirman desde la compañía.
Jorge Farfán, director regional del fondo Bamboo, afirma que los emprendedores tienen una «noción equivocada» de lo que valen sus emprendimientos. «El foco es errado, hay que pensar en clave de durabilidad, entendiendo las bases del negocio», remarca ante la consulta de iProUP.
Pero también hace un mea culpa: «Esto pasa porque los inversionistas generan un círculo vicioso. Hay un fuerte FOMO (siglas en inglés de «miedo a quedar afuera») dentro de estos contextos que lleva a poner plata sólo porque otros lo hicieron».
«También tenemos la presión constante de encontrar al ‘próximo unicornio’, pero la estrategia de SoftBank y lo que pasó con WeWork va a cambiar un poco el panorama de cara a lo que viene», completa Farfán.
Los objetivos de los venture capital empezaron a alinearse. Luego de observar cómo el ecosistema tambaleó con los traspié de WeWork y Uber, más la inyección de dinero en forma desmedida, los actores del sector comenzaron a pensar una nueva estructura para evitar una nueva burbuja.
El valor del Bitcoin ya es inferior al coste
de producción en muchos centros de minería y algunos están desconectando
sus máquinas
Por Enrique Pérez.
El bitcoin ha seguido cayendo y ya se encuentra por debajo de los 3.600 dólares. Una cifra muy alejada de la que teníamos a principios del año pasado pero también un punto de inflexión para esta criptomoneda, ya que según varios analistas el bitcoin se encontraría por debajo de su valor de producción.
Ahora es JPMorgan, una de las empresas financieras más importantes del mundo, quien ha explicado a través de un grupo de analistas liderado por Natasha Kaneva que el coste de producción para minar bitcoins ya es mayor que el valor del propio bitcoin, por lo que ha llevado a una situación donde muchos productores han entrado en pérdidas.
Esta situación, ha llevado a varios centros de minería de bitcoin desconectar cientos de máquinas para lograr recortar gastos e intentar mantenerse en beneficios.
La minería de Bitcoin se concentra en China
La inversión en criptomonedas siempre ha sido un riesgo ya que es un mercado muy cambiante. Pero además de los inversores, también están los centros de minería. Hoy en día, el coste de producción de un bitcoin es muy superior al de hace unos años, donde con un ordenador personal ya se podían conseguir ganancias. Esto ha llevado a que el 71% de los grandes mineros de bitcoin procedan de China, según datos de la distribución ‘hash rate’.
Según los analistas de JPMorgan, «los productores chinos son
capaces de pagar muchos menos, con un coste estimado de unos 2.400
dólares por Bitcoin, ya que consiguen energía propia o tienen acuerdos
con generadores de electricidad para consumir el sobrante.»
Distribución de los grandes centros de minería, según datos del Pool Share.
Si miramos la evolución del precio del bitcoin durante el último año
podemos observar una clara tendencia negativa. En otoño del año pasado
se encontraba por encima de los 6.000 dólares, pero a principios de año
ha bajado de los 4.000 dólares. Un punto que ha asfixiado a muchos productores, salvo aquellos que logren la electricidad a un precio muy reducido.
Con márgenes en muchos casos negativos, algunos productores ya han
entrado en pérdidas y han apostado por desconectar su maquinaría.
Aquellos con un gran coste de producción serán forzados a abandonar,
según los analista de JPMorgan.
Valor del Bitcoin durante el último año, según Coinmarketcap
En caso que los productores menos eficientes vayan abandonando el negocio, los que se mantengan saldrán beneficiados
ya que habrá menos competencia y por tanto más bitcoins por el mismo
coste. Este hecho, según JPMorgan, podría hacer bajar el coste marginal
del bitcoin hasta los 1.260 dólares. Un punto todavía por debajo del
valor actual.
Según el informe de JPMorgan, «incluso en escenarios extremos como una recesión o crisis financieras, hay instrumentos más líquidos y menos complicados para realizar transacciones, inversiones y coberturas«. Por comparar, el bitcoin cayó el año pasado un 74% mientras el S&P 500 lo hizo un 6,2%.
Los creyentes del bitcoin esperan su ‘rally’ tras la purga: lo ven en 100.000
Los
convencidos del bitcoin siguen esperando un segundo ‘rally’, como
ocurrió tras el desplome experimentado en 2014 y esperan que llegue a
100.000 dólares en 2021
Representación bitcoin. (Reuters)
Por María Igartua.
19.800 dólares. Esa es la barrera que el Bitcoin rompió tal día como hoy hace exactamente un año después de marcar un hito histórico debutando en el mercado de futuros de Chicago en Estados Unidos.
Eran vísperas de Navidad y, al tiempo que las búsquedas se disparaban
en Google, la divisa virtual por excelencia y, por extensión sus
hermanas menores, se convertían en el tema de conversación de las
comidas y cenas típicas de estas fechas, tanto profesionales como
familiares.
Frente a los ‘agoreros’ que avisaban de la nueva madre de todas las burbujas
surgían cada vez más gurús del nuevo activo de moda creado en 2009 por
un tal Satoshi Nakamoto que a día de hoy todavía no se sabe quién es. Jamie Dimon contra Lawrence Summers, Warren Buffett contra John Reed, o Jerry Yang, o Roubini… o
amas de casa asegurando que sus maridos minaban ether, universitarios,
suegros, cuñados, taxistas, periodistas, analistas… Todo el mundo tenía
algo que decir sobre Bitcoin. El tema estaba al rojo vivo.
Dos días después, el mercado dio el primer aviso.
Un desplome del 20% desde máximos hasta los 11.000 dólares dejando los
primeros muertos por el camino. Aún así, muchos inversores lo vieron
como una oportunidad y entraron, o aumentaron posiciones… Bitcoin rebotó
hasta los 15.925 dólares para volver a caer… El 5 de enero se produjo
su último gran rebote, hasta los 16.753 dólares y fue la última vez que la criptodivisa vio los 16.000 dólares.
Han pasado doce meses desde entonces y lo que decían que se trataba de una corrección lógica dentro de la fuerte subida que había experimentado el mercado de criptodivisas en los doce meses anteriores, poco a poco ha ido dando paso al más que probable pinchazo de una burbuja que se ha comparado con la de los tulipanes que se vivió en el siglo XVII en los Países Bajos, cuando se llegó a pagar unos 2 millones de euros actuales por el bulbo más caro de la historia.
Evolución de Bitcoin desde máximos (Bloomberg)
Así, desde sus máximos históricos, el Bitcoin se ha desplomado más de un 85%
y divisas como Ethereum, Ripple o Litecoin han seguido la misma senda.
De esta manera, Bitcoin cumple la efeméride de sus máximos en los 3.800
dólares y no parece que vaya a remontar, la menos en el corto o medio
plazo.
En este sentido, Jerry Yang, fundador de Yahoo se
muestra “un convencido de que la divisa digital puede jugar un papel en
nuestra sociedad… pero en estos momentos parece que se está moviendo
más por el boom de invertir y ganar que por el uso como moneda de pago
en una transacción”. De hecho, ayer mismo se disparó más de un 12%
mientras que la volatilidad continúa por las nubes.
Tal es así que los convencidos del Bitcoin siguen esperando un segundo rally como
ocurrió tras el desplome experimentado en 2014. De hecho, los que
llevan siguiendo la moneda virtual desde sus orígenes están
acostumbrados a fuertes desplomes. No en vano, hasta en cinco ocasiones
ha entrado en un mercado bajista y, si bien este periodo va camino de
ser el más largo, no es el más fuerte que han visto. En 2014 pasó de
1,237 dólares a 111 dólares.
En aquel entonces, basándose en una serie de logaritmos no lineales, predijeron que el 22 de noviembre de 2017, Bitcoin debía alcanzar los 10.000 dólares y solo fallaron por 6 días… los alcanzó el 28 de noviembre. Cuatro años y un 83% de desplome después, esas mismas predicciones lo sitúan en los 100.000 dólares el 16 de julio de 2021.
Críticas y reclamos para desactivar la burbuja del bitcoin
EE.UU. y Europa advirtieron sobre los peligros de invertir en criptomonedas. Y analizan nuevas regulaciones. Para Stiglitz, Krugman, Shiller y Roubini, “es un fraude”.
Por Damián Kantor.
Regulaciones. Fuertes advertencias de Estados Unidos y Europa a los que quieren invertir en criptomonedas. .
El futuro del bitcoin y las criptomonedas es incierto. Tras las fuertes alzas y bajas en su cotización, bancos centrales, inversores, grupos financieros, entes reguladores y economistas reclaman medidas para frenar actividades ilegales y especulativas. Incluso Estados Unidos y países europeos reconocen hoy que tomaron el tema a la ligera y que prevén reforzar controles por los riesgos que plantean las monedas virtuales.
El lunes pasado, la SEC norteamericana adelantó que impulsarán en el Congreso regulaciones específicas. Su titular, Jay Clayton, advirtió sobre los peligros que suponen esa clase de inversiones. “Si una oportunidad suena demasiado buena para ser cierta, o si usted se ve presionado para actuar rápidamente, tenga mucho cuidado y sea consciente de que corre el riesgo de perder su dinero”, dijo. Casi en sintonía, entes reguladores de España aconsejaron a las personas prudencia y que “valoren si tiene la información suficiente para entender lo que se les está ofreciendo”.
Esas reacciones provienen de la extrema volatilidad de las criptomonedas. Postulado y publicitado como alternativa al dinero tradicional, de diciembre a la fecha el bitcoin pasó de cotizar US$19.500 a caer por debajo de los US$6.000 para luego subir a US$9.000, con picos llamativamente pronunciados y vertiginosos. Eso trajo consecuencias: primero, Corea del Sureliminó el anonimato en la compraventa de criptomonedas, por sospechas de ilícitos como el lavado. Y posteriormente, 4 grupos financieros (Lloyds Banking Groups, JP Morgan Chase, Bank of America y Citi) decidieron prohibir el uso de tarjetas de créditopara la compra de bitcoins.
A fines de enero, en el Foro de Davos, la premier británica, Theresa May, adelantó la posibilidad de que su país regule la actividad: “Debemos revisar muy seriamente las criptomonedas como el bitcoin, precisamente por la manera en que pueden ser usadas por los criminales”. Se calcula que hay más de 1.500 criptomonedas operativas y cada día se suman más. De hecho, hay una que alude a la jefa de Estado de Inglaterra: el Theresa May Coin, que es tan volátil como el bitcoin y el resto de sus primas.
Las criptomonedas generan muchas suspicacias y son muchos los que advierten sobre su inconsistencia económica y financiera. Por caso, el economista Nouriel Roubini, que predijo con notable precisión la crisis de 2008, consideró que el bitcoin “es la burbuja especulativa más grande de la historia de la humanidad” y que las criptomonedas “son un fraude”. El Nobel de Economía Robert Shiller pronosticó que su precio “va a ir hacia arriba, al igual que el mercado de valores en la década de 1920”, pero aclaró que “llegaremos a 1929 con el tiempo”.
Lanzado en 2009 por un enigmático “Satoshi Nakamoto”, el bitcoin opera en una red cerrada de bloques de códigos encriptados (blockchain), que se comercializa por Internet. Es promocionado por sus impulsores como una “tecnología libre de regulaciones de bancos centrales y gobiernos, cuyo precio se define por la oferta y la demanda”. Sus defensores, verdaderostemplarios de la libertad absoluta de mercado, creen que es una amenaza concreta al sistema financiero mundial y que por eso se lo cuestiona.
Sin complejos de esa naturaleza, varios Nobel de Economía se encolumnaron para descalificar al bitcoin y criticaron sus fundamentos teóricos y prácticos. Joseph Stiglitz, dijo que no cumple “ninguna función útil” y reclamó que se lo prohíba. Paul Krugman describió que es pura especulación y explicó “las burbujas son un esquema Ponzi: mientras todo el mundo siga comprando todo está bien, pero los últimos perderán todo el dinero y nadie asume que pueden ser ellos”.
En teoría, el bitcoin surgió como sustituto del dinero, para facilitar y abaratar las compras y eludir los costos bancarios en las transacciones internacionales. A 9 años de su salida, muy pocos comercios lo aceptan y su alta volatilidad constituye un verdadero problema, coinciden críticos y defensores. Las posturas se diferencian en que algunos sostienen que las subas y bajas son pasajeras contra la opinión de quienes creen que es una nueva manía enfermiza.
¿Por qué ejerce tanta atracción? Shiller entiende que el bitcoin es una historia “emocionante” y que sus adeptos se consideran que poseen dotes superiores: “Eres rápido, eres inteligente, has descubierto lo que nadie más comprende. Y tiene ese sentimiento antigubernamental y antirreglamentario. Es una historia maravillosa, si fuera verdad”. En el Financial Times, el premio Nobel Jean Tirole sostuvo que “el bitcoin puede ser un sueño libertario pero es un dolor de cabeza real para cualquiera que vea las políticas públicas como un complemento necesario de las economías de mercado”.
En la Argentina, el bitcoin tiene más impacto en las redes sociales que en la vida real. En las plataformas de compraventa locales reconocen que las operaciones son de poca envergadura y que predomina la cautela. Matías Bari, cofundador y CEO de SatoshiTango, dice que los tickets mayoritarios oscilan entre $5.000 y $10.000. “Apuntamos a ese público, pero hay un interés creciente en las empresas por usarlos”, dijo. Sebastián Serrano, de Ripio, distingue otra clase de compradores: “Están los que compran mucho menos que eso, porque lo usan para pagar online, y otro grueso que compran de $10.000 a $40.000”. Y añade que desde el año pasado “hubo fondos que empezaron a invertir sumas más grandes”.
De enero a diciembre de 2017, el precio del bitcoin se multiplicó 19 veces (pasó de US$1.000 a US$19.000). Para Serrano, el derrumbe posterior no tiene que ver con el avance de las regulaciones en distintos países. “No creo que haya sido algún evento regulatorio en particular. Mi explicación es que hubo una gran toma de ganancias. Básicamente, grandes inversores decidieron que era momento de retirarse al llegar a la barrera psicológica de los US$20.000”, interpretó.
Al cierre de esta edición, el bitcoin rondaba los US$8.400. Su futuro es un interrogante, al menos tal como se lo concibió: un contrato anónimo entre privados libre de leyes y regulaciones estatales: la base de toda burbuja especulativa.
El bitcoin continúa su desplome: cayó por debajo de los USD 8.000 ante la prohibición de un gigante bancario
El grupo británico Lloyds indicó que sus clientes no podrán comprar la criptomoneda con tarjetas de crédito por temor a que la cotización siga en caída y la deuda no pueda ser asumida.
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El grupo bancario británico Lloyds Banking Group informó este lunes que ha prohibido a sus clientes comprar bitcoins con sus tarjetas de crédito ante el temor de que queden endeudados por la caída del valor de esta criptomoneda digital.
Esta prohibición, ya en vigor, se aplica a los clientes del Lloyds y de las entidades del grupo, Bank of Scotland, Halifax y MBNA, aunque la medida no se aplica a las tarjetas de débito.
Según los medios locales, muchos británicos han comprado esta criptomoneda cuando cotizó a finales del año pasado a casi 20.000 dólares, aunque su valor ha caído a menos de la mitad en apenas dos meses. Este lunes, su valor rondaba los USD 7.800, manteniendo la tendencia negativa.
Lloyds teme que, si el bitcoin continúa en picada, se vea obligado a hacer frente a las deudas en las que los clientes puedan incurrir por la pérdida de valor de la criptomoneda.
El bitcoin es una moneda virtual no regulada por ningún Estado ni banco central, ya que no valía más que unos pocos centavos cuando fue creada en febrero de 2009 por varios informáticos que se escondían bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto.
En las últimas semanas, ha perdido valor ante cada anuncio de los gobiernos que adelantaban medidas que restringían su comercio. En los últimos días, la prohibición de Facebook para lanzar publicidades de criptomonedas en su plataforma también hizo que el mercado digital de divisas tenga una jornada negra.
Los fraudes y problemas que habrá cuando estalle la burbuja de Bitcoin
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Hace poco, mi peluquero me preguntó si debería invertir todos sus ahorros en bitcoines. La verdad es que si los hubiera comprado hace más o menos un año, ahora estaría muy contento. Claro que los especuladores holandeses que compraron bulbos de tulipanes en 1635 también se sintieron muy satisfechos durante algún tiempo, hasta que los precios de los tulipanes se desplomaron a principios de 1637.
La tulipomanía o crisis de los tulipanes fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia. Fuente: Wikipedia, 2018.
¿Acaso será cierto que los bitcoines están formando una burbuja gigante que al final producirá solo dolor? Sí. No obstante, se trata de una burbuja envuelta en un brillante tecnomisticismo y la protege un capullo de ideología libertaria. Si le quitamos toda esa envoltura, quizá podamos aprender algunas verdades de la época que nos ha tocado vivir.
Por si no has escuchado hablar del bitcóin, te diré que es el mejor y más conocido ejemplo de una criptomoneda, es decir, un activo que no tiene forma física, pues solo es un registro digital almacenado en computadoras. Lo que diferencia a las criptomonedas de las cuentas bancarias regulares, aunque también solo son registros digitales, es que su existencia no se conserva en los servidores de una institución financiera específica, sino que son distribuidos en muchos lugares.
Otra diferencia importante radica en que para verificar que tenemos criptomonedas no es necesario demostrar (y por lo tanto, revelar) nuestra identidad. Para verificar la propiedad de un bitcóin se utiliza una contraseña creada con técnicas derivadas de la criptografía —el arte de escribir o resolver códigos— que da acceso a la moneda virtual sin revelar información que no queremos proporcionar.
Parece un muy buen truco. ¿Y para qué sirve?
En principio, podemos efectuar pagos electrónicos con bitcoines. Sin embargo, para hacer pagos electrónicos también podemos utilizar tarjetas de débito, PayPal, así como otras plataformas, y resulta que los bitcoines son un medio de pago lento, inadecuado y costoso. De hecho, incluso los organizadores de conferencias sobre Bitcoin algunas veces no aceptan pagos en bitcoines de los participantes. En realidad, no hay ninguna buena razón para utilizar bitcoines en nuestras transacciones regulares —a menos que no queramos que nadie sepa qué compramos o vendemos, por lo que gran parte del uso real de bitcoines se asocia con las drogas, el sexo y otros artículos del mercado negro—.
Entonces, nos queda claro que los bitcoines no son en realidad efectivo digital. En cierta forma podríamos decir que son el equivalente digital de los billetes de 100 dólares.
Al igual que los bitcoines, los billetes de 100 dólares no son muy prácticos para nuestras transacciones ordinarias, pues la mayoría de las tiendas no los aceptan. No obstante, estos billetes con el retrato de Benjamin Franklin son populares entre los ladrones, los narcotraficantes y los evasores fiscales. Además, aunque la mayoría de nosotros solo veremos estos billetes unas cuantas veces en la vida, hay muchos en circulación —el equivalente a más de un billón de dólares, que es alrededor del 78 por ciento del valor del dinero estadounidense que se encuentra en circulación—.
¿Entonces los bitcoines son una mejor opción que los billetes de 100 dólares ya que nos permiten realizar transacciones secretas sin tener que andar cargando maletas llenas de efectivo? Tampoco es totalmente cierto, porque les falta una característica esencial: un vínculo con la realidad.
A pesar de que el dólar moderno es una moneda “fiduciaria”, puesto que no se respalda mediante ningún otro activo como, por ejemplo, el oro, su valor está garantizado porque el gobierno de Estados Unidos lo acepta, e incluso lo exige, para el pago de impuestos. Su poder de compra también es estable gracias a las medidas de la Reserva Federal, que reduce el dinero en circulación cuando se eleva demasiado la inflación, o inyecta más si quiere evitar la deflación. Además, por supuesto, un billete de 100 dólares representa cien veces el valor de ese dólar tan estable.
Dinero fiduciario: El dinero mercancía basa su valor en la existencia de una contrapartida en oro, plata o cualquier otro metal noble o valores. En cambio, las monedas y billetes fiduciarios tienen valor debido a su declaración como dinero por el Estado y también en el crédito y la confianza (la fe en su futura aceptación) que inspira. Fuente: Wikipedia, 2018.
Por el contrario, un bitcóin no tiene ningún valor intrínseco. Si consideramos esta característica ausencia de un vínculo con la realidad, sumada a los contados usos que tienen los bitcoines en la práctica, podemos decir que se trata de un activo cuyo precio es especulativo casi al cien por ciento y, por lo tanto, de una volatilidad tremenda. Los bitcoines perdieron cerca del 40 por ciento de su valor durante las últimas seis semanas; si el bitcóin fuera una moneda real, esa reducción sería equivalente a una tasa de inflación de alrededor del 8000 por ciento anual.
Por cierto, al no tener ningún vínculo con la realidad, el bitcóin también está muy expuesto a la manipulación del mercado. En 2013 se descubrió que las acciones fraudulentas de un solo individuo al parecer hicieron que el precio del bitcóin aumentara siete veces su valor. ¿Ahora quién está manipulando el precio? Nadie lo sabe. Algunos observadores sospechan que Corea del Norte podría estar involucrada.
Pero ¿qué con las personas que compraron bitcoines casi desde un principio y han obtenido unas ganancias estratosféricas? Bueno, quienes invirtieron con Bernie Madoff también ganaron muchísimo dinero, o por lo menos tuvieron esa impresión, durante un buen tiempo.
Como señala Robert Shiller, el principal experto del mundo en burbujas económicas, las burbujas de activos son como “esquemas Ponzi naturales”. Los primeros que invierten en una burbuja ganan mucho dinero conforme el esquema va atrayendo a nuevos inversionistas, y esas ganancias atraen todavía a más personas. Este proceso puede continuar así varios años, hasta que ocurre algo —la situación real o se agota la reserva de posibles inversionistas— y se termina la fiesta de forma repentina y muy dolorosa.
Además, cuando lidiamos con criptomonedas, interviene otro factor más: no es solo una burbuja, sino que también ha generado una especie de culto, cuyos adeptos se dejan llevar por paranoias y fantasean que los malvados gobiernos les quieren robar todo su dinero (a diferencia de los ciberatacantes privados, que han robado cantidades impresionantes de fichas de criptomonedas). Algunos periodistas que escriben con escepticismo acerca del bitcóin me han dicho que es el tema que genera más correos con expresiones de odio.
Así que la respuesta para mi peluquero es “No, no debería comprar bitcoines”. Todo este asunto va a terminar muy mal y mientras más pronto, mejor.