La evolución del euro

abril 24, 2012

Hay que mirar fuera, no dentro de la eurozona

Por Nicholas Hastings

 

LONDRES (Dow Jones) — Los acontecimientos fuera de la zona euro dictarán ahora el desempeño de la moneda.

Durante semanas, el euro pareció estar a punto de desplomarse nuevamente por debajo de US$1,30. Las crecientes tensiones políticas en los países periféricos, los mayores costos de financiamiento, la evidencia de que incluso la economía alemana está desacelerándose, y los temores de que el pacto fiscal tendrá que ser abandonado, tuvieron un impacto mínimo.

Incluso la noticia de esta semana acerca de que el gobierno holandés del primer ministro Mark Rutte había colapsado en las negociaciones sobre la austeridad fiscal no pudieron amainar el viento que hace navegar al euro. De hecho, el euro continuó encontrando un respaldo bastante bueno, y se negoció al alza en torno a US$1,32.

La razón para esto es que los inversionistas siguen confiando en Alemania y continúan inyectando su dinero en los bonos del gobierno alemán, donde los rendimientos han sido presionados hacia nuevos mínimos récord y el bono a 10 años ofrece solo 1,56%.

Por supuesto, en algún momento esos bajos rendimientos comenzarán a perder atractivo, especialmente si la propia economía alemana comienza a enfilar hacia una recesión, o si el gobierno de Angela Merkel aparece demasiado aislado.

Sin embargo, por el momento, los rendimientos alemanes, los bonos del gobierno alemán, y por extensión el euro, no lucen tan mal.

El problema es que la mayoría de las alternativas no tienen mucho que ofrecer. Una combinación de un menor crecimiento a nivel mundial, junto con los problemas de la deuda de zona euro, están teniendo consecuencias en todo el mundo.

Empecemos con Estados Unidos. El dólar posiblemente haya lucido brevemente como una buena alternativa ante el euro a comienzos de este año, cuando la recuperación en EE.UU. lucía fuerte y la Fed parecía estar volviéndose más restrictiva.

Pero todo eso ha cambiado. El crecimiento de EE.UU. ha sido decepcionante y se especula que la Fed podría anunciar una relajación preventiva de la política monetaria tan pronto como esta semana.

En el resto del mundo, la libra y la corona sueca han estado desempeñándose bastante bien frente al euro, pero ambas monedas parecen encaminarse a una reversión, la libra por los temores de que el déficit presupuestario del Reino Unido no se esté reduciendo tan rápidamente como se esperaba, y la corona debido a la fuerte exposición de Suecia a la rápida contracción de la economía de la zona euro.

Incluso el dólar australiano ha perdido lustre. La moneda ha sido respaldada desde hace tiempo por la fortaleza de la economía australiana y el alto nivel de las tasas de interés de ese país. Pero ahora está bajo una presión de venta debido a que la inflación está cayendo mucho más rápido de lo esperado, mientras que el lento crecimiento de China ha llevado al Banco de la Reserva de Australia a adoptar una postura más expansiva. En otras palabras, los rendimientos australianos están también en una senda descendente.

La única moneda que parece estar demostrando ser una fuerte competencia para el euro es el yen.

Como muchos otros bancos centrales, el Banco de Japón también está contemplando un mayor expansionismo monetario, y los mercados esperan que el banco extienda su programa de compras de activos este mismo viernes. Pero esto probablemente no perjudicará al yen, debido a que Japón sufre una deflación.

Como destaca Bank of Tokyo-Mitsubishi: «La continua convergencia de los rendimientos mundiales hacia los bajos rendimientos ofrecidos en Japón sigue siendo un soporte para el yen, donde la deflación en Japón tiene como resultado una elección de los rendimientos reales, contrariamente a las otras grandes economías, donde los rendimientos reales siguen profundamente en territorio negativo».

De modo que el euro posiblemente siga siendo por ahora menos atractivo frente al yen, pero existen ciertos indicios inmediatos de que va a volverse menos popular frente a la mayoría de las otras grandes monedas.

Como sugieren los sorpresivamente buenos resultados de la subasta de bonos alemanes del martes, los inversionistas están contentos de respaldar a los mercados del centro de la zona euro en el futuro, sin importar cuán altos se hayan vuelto los riesgos políticos y económicos.
Fuente: The Wall Street Journal, 24/04/12.

Las defensas de la zona euro

abril 13, 2012

Midiendo el tamaño del las defensas de la zona euro

Por Richard Barley

 

España insiste en que no necesita un rescate. Pero el incremento de la rentabilidad de la deuda estatal española está consiguiendo que las herramientas de la eurozona para combatir la crisis se analicen con lupa. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera ha logrado aumentar sus poderes y se ha adelantado la entrada en vigor del nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad en un año. ¿Pero cómo funcionarán en la práctica?

La eurozona afirma que el FEEF y el MEDE juntos pueden prestar otros 700.000 millones de euros. Pero esta cantidad no está disponible inmediatamente. Al FEEF aun le quedan 248.000 millones de euros, que están disponibles hasta mediados de 2013, cuando el FEEF deje de existir. El MEDE entrará en vigor en julio de 2012. Tiene un volumen crediticio máximo de 500.000 millones de euros, pero el importe total no será accesible hasta 2014, dado que los países deben aportarle capital en un periodo de dos años. Y el MEDE, al igual que el FEEF, tendrá que pedir dinero prestado en los mercados para poder conceder fondos.

El importe de los fondos disponibles, junto al desajuste temporal, hace que la barrera sea inadecuada para hacer frente a crisis importantes. Después de todo, si se produce un desastre, los inversionistas querrán acceder al dinero inmediatamente en lugar de tener que esperar meses. RBS calcula que la cifra total de ayudas –en caso de que Italia y España la necesiten, y que Grecia, Irlanda y Portugal requieran más fondos– podría ascender a entre 1,1 billones de euros y 1,2 billones de euros (millones de millones) en los próximos tres años. Por ahora, lograr ayuda fuera de la eurozona parece improbable.

Un rescate con éxito de un país grande, por tanto, tendrá que incluir un mecanismo para preservar su acceso a la financiación de los mercados. Aquí es donde entra en juego la nueva flexibilidad del FEEF. Puede comprar bonos en el mercado primario o secundario, conceder un préstamo para recapitalizar los bancos o incluso proporcionar a los países una línea de crédito preventiva. Los planes de compra de bonos pueden hacer ganar tiempo al intentar frenar la subida de la rentabilidad, que asustaría a los inversionistas del sector privado. Mientras, las ventas del mercado primario podrían favorecerse mediante un seguro de crédito parcial provisto por el FEEF. Y las compras en el mercado secundario podrían contar con el impulso de fondos de inversión en los que los inversionistas han comprometido 60.000 millones de euros.

El problema es que estos instrumentos no se han puesto a prueba. En una fuerte pérdida de confianza de los mercados, el seguro parcial podría no suponer el incentivo suficiente para que los inversionistas compren, dados los temores de pérdidas extremadamente elevadas en un escenario de impago. Las compras del mercado secundario podrían simplemente dar a los inversionistas actuales un salida más que atraer nuevos compradores.

El mayor obstáculo podría ser que para que cualquiera de estas opciones esté disponible, un país debe pedir ayuda, y la eurozona debe estar de acuerdo a la hora de darla. Esto será un amargo trago político para ambas partes. Además corre el riesgo de que la confianza del mercado se vea mermada antes de que se entregue la ayuda. Incluso un préstamo para recapitalizar los bancos exigiría un tratamiento delicado para evitar el pánico.

Debido a los fallos de la barrera, el Banco Central Europeo podría verse de nuevo forzado a jugar el papel de bombero reacio.
Fuente: The Wall Street Journal, 12/04/12.

La ruptura de la euro zona no es la solución

abril 6, 2012

La ruptura de la euro zona no es la solución

Por Richard Barley

 

La búsqueda del Santo Grial sigue su curso. Hay cinco candidatos preseleccionados para hacerse con las 250.000 libras del Wolfson Economics Prize, que pide a los economistas que preparen un plan de contingencia para una ruptura de la eurozona. Pero las propuestas no parecen sino confirmar que a la eurozona le interesa lo contrario: una mayor integración política y fiscal.

Algunas de las propuestas contemplan una salida limitada de uno o varios países, como el plan de la inversora privada Catherine Dobbs de redenominar todos los euros existentes en una cesta de dos nuevas divisas para intentar evitar la fuga de capitales. Pero es probable que los mercados financieros se cuestionen instantáneamente la credibilidad de los restantes miembros del bloque, lo que podría llevar a más salidas y desestabilizaría el proceso. Neil Record, de Record Currency Management, argumenta, por el contrario, que la única opción es un plan secreto para el total desmantelamiento de la eurozona, al tiempo que se mantiene un mercado único de la Unión Europea.

Los términos del premio generan una tendencia inherente a argumentar que la ruptura puede ser un proceso manejable que no tiene por qué estar abocado al desastre. Jonathan Tepper, de la firma de análisis Variant Perception, sostiene que la historia contiene ejemplos de rupturas de divisas, como en el imperio austro-húngaro en 1919 o en la antigua Checoslovaquia en 1992-93, que causaron turbulencias macroeconómicas sorprendentemente leves. Pero el euro es una divisa de reserva mundial. Ha generado una profunda integración financiera en un mundo mucho más interconectado que en el pasado.

El mayor problema, en cualquier caso, no es qué hacer con la divisa, sino qué hacer con la deuda que se ha generado. Capital Economics señala que cualquier país que saliera de la divisa buscaría redenominar y suspender pagos de su deuda. La quiebra de Grecia era de hecho manejable, pero se tardó 18 meses en preparar a la opinión pública, un lujo del que no es probable que goce el euro en caso de ruptura. Y los economistas de Nomura señalan que el total de instrumentos denominados en euros y que se rigen por leyes extranjeras, que no podrían redenominarse, podría superar los 30 billones de euros (millones de millones).

Además, hasta los votantes griegos quieren mantener el euro. Los países europeos pequeños corren el riesgo de volverse irrelevantes sin él. Los problemas de la moneda son innegables. Pero intentar arreglarlos parece preferible a arriesgarse al caos en la que es, en conjunto, la segunda mayor economía del mundo.
Fuente: The Wall Street Journal, 04/04/12.

El desempleo en la zona euro alcanza un máximo histórico

abril 2, 2012

El desempleo en la zona euro alcanza un máximo histórico

Por Paul Hannon

 

LONDRES (EFE Dow Jones) — El número de personas desempleadas en los 17 países que comparten el euro aumentó en febrero a un nuevo máximo histórico, mientras que la tasa de paro volvió a aumentar.

La agencia de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, informó que la tasa de paro se incrementó a 10,8% desde 10,7% en enero. La tasa estuvo en línea con las previsiones y es la más elevada desde junio de 1997.

El número de personas desempleadas aumentó en 162.000 a 17,134 millones, el más elevado desde que comenzó a recabarse la cifra en enero de 1995.

El continuo incremento del paro probablemente afectará negativamente al gasto de los consumidores en los próximos meses y limitará la capacidad de la economía de la eurozona para crecer rápidamente.

El Producto Interior Bruto de la eurozona se contrajo 0,3% en el último trimestre del pasado año y el índice Eurocoin de actividad publicado el viernes indicó que probablemente volvió a caer en el primer trimestre.

Parece improbable que haya un cambio en el mercado laboral a corto plazo. El informe de gestores de compras del sector manufacturero en la eurozona, publicado el lunes, mostró que el desempleo bajó por segundo mes consecutivo en marzo y al mayor ritmo en dos años.

Pero en el seno de la eurozona hay enormes diferencias en las perspectivas del empleo, ya que los miembros que tienen problemas de deuda y han recurrido a los programas de austeridad sufren los crecimientos más rápidos del paro.

Así que, aunque la tasa de paro se mantuvo estable en 5,7% en Alemania, en España creció a 23,6% desde 23,3% y se mantuvo en 21% en Grecia, aunque esta cifra fue la de diciembre y, probablemente, habrá aumentado desde entonces.
Fuente: The Wall Street Journal, 02/04/12.

El Banco Central Europeo inyecta liquidez

marzo 1, 2012

El Banco Central Europeo inyecta otra gigantesca dosis de liquidez

Por David Enrich y Charles Forelle

 

LONDRES — El Banco Central Europeo otorgó 529.500 millones de euros (US$712.810 millones) en préstamos baratos a tres años a 800 bancos, el esfuerzo más reciente de la entidad por detener una crisis financiera que está entrando en su tercer año.

Los préstamos del miércoles se suman a los 489.200 millones de euros en créditos similares que el BCE repartió a 523 bancos a fines de diciembre. La meta de la entidad es ayudar a bancos con problemas a pagar deudas que vencen y persuadirlos para que presten a gobiernos y clientes con pocos recursos. La aceptación de los préstamos de esta semana fue más o menos consistente con lo que banqueros, inversionistas y analistas habían previsto.

Los préstamos de diciembre contribuyeron a un gran impulso de la deuda española e italiana, en particular entre bonos que vencen antes de que se venzan los préstamos del BCE. Esta vez, los títulos españoles e italianos a dos años registraron alzas moderadas, lo que redujo los rendimientos.

El precio del bono de Italia a 10 años, un indicador clave de la confianza de los inversionistas en la zona euro, también se fortaleció, lo que impulsó el retorno a 5,19%, comparado con 5,31% antes de que el BCE revelara la magnitud de sus créditos.

De todos modos, la reacción del mercado en general fue tibia, una señal de que el tamaño del programa no sorprendió. La gran disponibilidad de liquidez es suficiente para aliviar los temores de que los mercados de bonos podrían quedarse sin dinero, pero no tan grande como para sugerir que habrá grandes volúmenes de efectivo que inundarán los mercados.

El BCE no revela las identidades de los bancos que pidieron prestado, con la esperanza de evitar se que le asigne cualquier estigma al programa. Cerca de dos tercios de los créditos fueron a bancos de tres países de la zona euro: dos en la llamada «periferia», probablemente España e Italia, y uno en el «corazón», tal vez Francia o Alemania.

Una serie de bancos europeos informó que participó. En España, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA, que pidió prestados 11.000 millones de euros en diciembre, afirmó que recibió una cantidad similar en esta ocasión. El banco británico Lloyds Banking Group PLC tomó 11.400 millones de libras (US$18.100 millones) luego de no participar en la ronda anterior. Intesa Sanpaolo SpA, de Italia, tomó prestados 24.000 millones de euros, duplicando los 12.000 millones que recibió dos meses antes.

«Nos está dando una póliza de seguros contra cualquier problema de liquidez», señaló en una entrevista el presidente de la junta directiva de Intesa, Andrea Beltratti.

La Operación de Refinanciación a Largo Plazo (LTRO, por sus siglas en inglés) del BCE ha emergido como quizás el arma más poderosa en el arsenal europeo para combatir la crisis.

Antes de que se anunciara el año pasado, los préstamos del BCE en general tenían que ser devueltos en un año como mucho. Ahora los bancos pueden pedir prestado virtualmente cantidades ilimitadas durante tres años a una tasa de interés de 1%, bien por debajo de lo que pagarían si tomaran un crédito en otro lado.

Un fenómeno similar de carry trade, o bicibleta financiera, ayudó a los bancos de EE.UU. a salir de la crisis de 2007-2008.

La primera entrega de liquidez del BCE en diciembre eliminó en gran medida el riesgo de que un banco se desplomara de repente por quedarse sin dinero.

También redujo las probabilidades de que los bancos tuvieran que deshacerse de grandes cantidades de préstamos y otros activos para reducir sus necesidades de financiación.

Algunos bancos, en particular en España e Italia, usaron partes de esos fondos para comprar bonos con mayores retornos emitidos por sus gobiernos en un momento en que muchos inversionistas seguían nerviosos, lo que ayudó a reducir los costos de financiación de los gobiernos.

Muchos bancos, en cambio, usaron los fondos principalmente para pagar deudas que vencían o simplemente depositaron el dinero en otros bancos o en el mismo BCE, aunque ofrecieran un retorno menor. La inyección no logró satisfacer la esperanza de algunos políticos de que estimulara los préstamos de los bancos a los consumidores en economías europeas con problemas.

La pregunta ahora es si los bancos usarán la segunda dosis de liquidez del BCE para financiar nuevos préstamos e inversiones, en especial a individuos y pequeñas empresas sedientas de crédito en medio de la crisis bancaria.

Beltratti, por ejemplo, indicó que Intesa usará una parte de los 24.000 millones de euros que tomó prestados esta semana para comprar bonos del gobierno italiano con vencimientos a tres años o menos.

«Aún hay margen para una estrategia de corretaje rentable», dijo, y agregó que el banco también destinará dinero a crétidos nuevos.
Fuente: The Wall Street Journal, 29/02/12.

El rescate para Grecia deja sólo una sensación de alivio temporal

febrero 22, 2012

El rescate para Grecia deja sólo una sensación de alivio temporal

Por Stephen Fidler

 

Las señales de triunfalismo brillaron por su ausencia luego de que se anunciara el acuerdo de rescate financiero y reestructuración de la deuda griega en la madrugada del martes. La crisis de la zona euro, que se prolonga por dos años, ya ha causado demasiadas decepciones.

La sensación que imperaba era de alivio después de que meses de negociaciones orientadas a reducir el oneroso endeudamiento de Grecia finalmente llegaran a buen puerto. El acuerdo «cierra la puerta a un escenario de una cesación de pagos descontrolada, con todas sus graves implicaciones económicas y sociales», dijo José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea.

No sólo eso. El pacto elimina, al menos durante el futuro cercano, la ansiedad de que algunas autoridades alemanas y de otros países estaban tratando de expulsar a Grecia de la zona euro.

Los ministros de Finanzas de la zona euro ultimaron los detalles de un paquete de rescate de 130.000 millones de euros, cerca de US$172.000 millones, bajo el cual los acreedores aceptan una reducción de 53,5% en el principal de sus bonos griegos como parte de un gigantesco canje que recortará 107.000 millones de euros de la deuda del país.

El convenio, no obstante, aún deja a Grecia con una deuda pública enorme y su ejecución no será nada fácil. El programa podría descarrilarse e impedir la reactivación de la economía después de varios años de una recesión devastadora que ha provocado malestar social e incertidumbre política.

El pacto «demuestra que el imperativo de mantener a Grecia en la zona euro es más importante que el resto de las consideraciones», dijo Daragh Maher, estratega cambiario de HSBC Global Research. «También socava las teorías de la conspiración que sostenían que algunos estataban tratando de marginar a Grecia de la zona euro».

El pacto del martes, sin embargo, no marca el fin de la crisis griega. Los inversionistas privados tendrán que intercambiar sus bonos viejos por nuevos instrumentos, lo que obligará a algunos a asumir pérdidas que podrían ascender a una tercera parte de la inversión.

Si una cantidad lo suficientemente importante de tenedores de bonos se niega a hacerlo (el pacto contempla una participación inusualmente alta de 95% de los acreedores privados), el proceso podría derivar en una serie de demandas judiciales. Los recursos para financiar el plan, así como los 30.000 millones de euros en bonos de alta calidad ofrecidos para atraer a los inversionistas, tienen que ser aprobados antes de fines de marzo por los parlamentos de los países miembros de la zona euro. Eso significa que el canje no se puede completar antes del 20 de marzo, cuando vence un importante pago de deuda.

Si bien esta situación podría generar nerviosismo, lo que moderó el entusiasmo por el acuerdo fue la sobria evaluación del Fondo Monetario Internacional. Los riesgos en este programa económico «propenso a los accidentes» se inclinan hacia el lado negativo, dijo la entidad, que agregó que no sería de extrañar que la deuda griega «tome una trayectoria de aumento constante».

Sony Kapoor, director ejecutivo del centro de estudios financieros Re-Define dijo que incluso esta sombría opinión del FMI recurre a la «gimnasia aritmética» para producir las proyecciones optimistas necesarias para que la meta de la deuda de Grecia llegue a 120,5% del PIB en 2020. En la actualidad, la deuda pública griega equivale a más de 164% del PIB.

El problema, como lo reconoce el propio FMI, es el tratamiento que se ofrece para curar al paciente. Se le está pidiendo que rebaje su deuda respecto al PIB al mismo tiempo que lleva a cabo una reducción necesaria de salarios y otros costos para elevar la competitividad de la economía. A su vez, mejorar la competitividad y aumentar las exportaciones será un proceso lento. Como resultado, muchos observadores no se preguntan si el severo e impopular programa se desbaratará, sino cuándo.
Fuente: The Wall Street Journal, 21/02/12.

La (des)Unión Europea: cómo se globalizó la crisis

febrero 19, 2012

La (des)Unión Europea: cómo se globalizó la crisis

Por Charles Forelle y Marcus Walker

 

Durante una reunión a puertas cerradas en Washington el 14 de abril (de 2011), el esfuerzo de Europa por contener su crisis de deuda comenzó a desmoronarse.

En la mansión de 19 dormitorios del embajador francés, ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales de las mayores economías del mundo escucharon a Dominique Strauss-Khan, entonces cabeza del Fondo Monetario Internacional, lanzar un ultimátum.

Grecia, el país que desató la crisis de deuda, necesitaría un rescate mucho mayor al planeado, indicó Strauss-Khan. A no ser que Europa aportara más efectivo, el FMI, que un año antes había acordado compartir la carga con los países europeos, no entregaría más ayuda para Atenas.

La advertencia causó una división entre los representantes de la zona euro sobre quién debería pagar para salvar a Grecia de la mayor bancarrota nacional de la historia. ¿Sólo los contribuyentes europeos? ¿O los bancos que le habían prestado a Grecia demasiado durante la burbuja de crédito global también deberían sufrir las consecuencias?

Al FMI no le importaba cómo, mientras todo quedara resuelto para mediados de año. «Necesitamos una decisión», afirmó Strauss-Khan.

Iba a ser un período fatídico para Europa. Una investigación de The Wall Street Journal, basada en más de dos decenas de entrevistas con autoridades de la zona euro, reveló la forma en que la unión monetaria cayó en la indecisión y no logró hacer frente ni a las preocupaciones inmediatas de los inversionistas ni a la debilidad fundamental que socavaba al euro. La consecuencia fue que una crisis en unas pocas economías pequeñas se convirtió en una amenaza para la supervivencia de la moneda común de Europa y un peligro para la economía global.

En abril, tras un año de drama y rescates, la zona euro parecía haber contenido la crisis inmediata a Grecia y otros países pequeños. De forma crucial, economías del bloque como España e Italia habían evitado la fuga desesperada de capitales.

Pero para julio, la división entre líderes de la zona sobre quién debía soportar la carga de la deuda de Grecia había llevado a los inversionistas a rehuir todos los países del euro con finanzas frágiles. Como un incendio fuera de control, la creciente incertidumbre amenazaba con envolver a todo el sur endeudado de Europa, arrasar con los recursos de su norte más rico y destruir el símbolo del sueño europeo de unidad, su moneda común.

Ahora, cuando los líderes del bloque se apresuran a labrar una alianza política más cercana, la lección de ese período se amplifica. La confianza del inversionista en la deuda pública es parte del cimiento del que dependen todos los estados. Y en la moneda común europea —un experimento único con el sustento de 330 millones de personas— los países ganarán o perderán esa confianza juntos.

La disputa en la reunión de Washington dividió a dos de los grandes hombres del continente, ambos nacidos en 1942 y ambos entre los padres del euro.

Wolfgang Schäuble, el ascético e irascible ministro de Finanzas de Alemania, comprendió el ultimátum del FMI. La zona euro debía idear un segundo paquete de rescate para Grecia para mediados de año, justo un año después de acordar un préstamo por 110.000 millones de euros, o US$140.000 millones.

Pero entonces, afirmó Schäuble: «No podemos simplemente comprar la parte de los inversionistas privados» con dinero de los contribuyentes. Los tenedores de bonos de Grecia tendrían que prestar más dinero, propuso Schäuble, en vez de tomar el pago por los bonos cuando venzan.

Jean-Claude Trichet, el cortés presidente francés del Banco Central Europeo, advirtió que no era conveniente obligar a los bonistas a aportar más dinero, lo que definitivamente retrasaría el pago. «Los inversionistas evitarían todos los bonos de la zona euro», dijo.

La reunión de abril terminó sin conclusiones.

El debate sobre obligar a los bonistas a contribuir al nuevo rescate para Grecia —conocido como involucramiento del sector privado— dividió a los países de la zona euro.

Alemania tenía aliados. En Holanda y Finlandia, gobiernos nuevos les habían prometido a los votantes que no pagarían por los problemas en países mediterráneos menos frugales. Romper esas promesas podría causar rebeliones en el Parlamento.

Pero Francia se sumó al BCE a la hora de resistirse a compartir la carga con los tenedores de bonos.

Tres semanas después de la reunión en Washington, el viernes 6 de mayo, irrumpió el pánico. El semanario alemán Der Spiegel reportó que Grecia pensaba abandonar la zona euro, y que las autoridades sostendrían una reunión secreta esa noche en Luxemburgo. El informe era cierto a medias. Hubo una reunión, pero Grecia no iba a marcharse.

Dentro de una casa de campo, altos funcionarios de la zona euro le dijeron al ministro de Finanzas de Grecia que esperaban más austeridad y reformas más rápidas a cambio de un nuevo paquete de ayuda.

Entonces Schäuble dijo que quería hablar sobre cómo funcionaría compartir la carga con los bonistas. Trichet, habitualmente de modales serenos, perdió la paciencia. «Quiero dejar sentada mi posición», insistió. «No estoy de acuerdo con que se involucre el sector privado, así que no tomaré parte en una discusión sobre los detalles prácticos».

La determinación de Trichet fue vital. Si el BCE dejaba de aceptar los bonos griegos como garantía por sus préstamos a bancos debido a que los bonos estaban en cesación, entonces los bancos griegos, que estaban llenos de los bonos de su gobierno, se quedarían rápidamente sin efectivo y colapsarían. Eso aumentaría radicalmente el costo de un rescate.

En Grecia, se iniciaba una nueva ola de huelgas y protestas masivas. Los manifestantes, enojados sobre la imposición europea de más recortes del gasto y aumentos de impuestos, chocaron con la policía frente al Parlamento de Atenas en las protestas más extensas y violentas en un año.

El jefe del FMI debía hablar del tema con la canciller alemana, Angela Merkel, en Berlín el 15 de mayo, y con ministros de la zona euro en Bruselas al día siguiente.

Strauss-Khan no pudo asistir. La policía de Nueva York lo sacó del avión con destino a París en el que se encontraba y lo acusó de atacar sexualmente a una mucama de hotel. (Los cargos fueron retirados luego, y los fiscales afirmaron que dudaban de la confiabilidad de la mucama).

El FMI envió a Bruselas un funcionario de menor rango, quien no tenía peso para apartarse del plazo impuesto por el Fondo.

El 1 de junio, el segundo de Schäuble, Jörg Asmussen, presentó un plan alemán durante una reunión de autoridades de Finanzas en Viena, en el palacio de Hofburg. Implicaba presionar a los bonistas griegos para que canjearan su deuda griega por nuevos bonos que vencerían mucho más adelante. Eso recortaría la cantidad de financiación que Grecia necesitaría de los contribuyentes europeos.

Grecia se sumergía en el caos. La exigua mayoría del acorralado primer ministro, George Papandreu, se desgastaba. El 15 de junio, una manifestación en la plaza central de Atenas se salió de cauce.

Solo en su oficina, Papandreu llamó al líder de la oposición parlamentaria y ofreció abrir el camino hacia un gobierno de unidad nacional. Las conversaciones fracasaron, y el gobierno griego siguió adelante muy debilitado.

Incluso Merkel tenía algunas dudas sobre la férrea insistencia de su ministro de Finanzas en que los bonistas griegos soportaran pérdidas. El 17 de junio, conversó sobre un plan más suave con el presidente francés Nicolás Sarkozy: un acuerdo de caballeros por el cual los bonos griegos serían pagados pero los bonistas se ofrecerían a comprar otros nuevos.

Schäuble se plantó. El veterano político conservador era el mayor partidario en Berlín del sueño europeo, pero también era el guardián de las finanzas de Alemania.

Cuando los ministros de Finanzas se volvieron a reunir el 20 de junio, Schäuble fue más allá. Debería decírseles a los bonistas griegos que no sólo deben aceptar un retraso en el pago, sostuvo, sino también perdonar parte de la deuda griega.

A medida que la economía griega avanzaba hacia una caída libre, sus deudas aumentaban más allá de la capacidad del país de pagar, sostuvieron los alemanes y sus aliados del Norte. Trichet y los países del Sur se resistieron. Las conversaciones se prolongaron durante horas. Los ministros sabían que no podían irse sin lograr algún tipo de acuerdo.

El Parlamento griego debatió las medidas de austeridad adicionales que pedía Europa.

Europa no había resuelto cómo mantener a flote a Grecia. El FMI —cuya demanda de una decisión había desatado toda la discusión— suavizó su ultimátum. Funcionarios del Fondo sostuvieron que estaban satisfechos con que Europa ideara algún tipo de rescate nuevo, y le envió a Grecia su ayuda el 8 de julio.

No fue suficiente para calmar a los mercados. La venta generalizada en los mercados de bonos obligó a los líderes a convocar a una cumbre de emergencia el 21 de julio.

Decidida a no permitir que la cumbre culminara sin un acuerdo, Merkel invitó a Berlín a Sarkozy, quien se oponía a la propuesta alemana sobre pérdidas para los bonistas.

Finalmente, Sarkozy afirmó que aceptaría que se involucrara el sector privado, si Merkel dejaba de oponerse a darle al fondo de rescate de la zona euro amplios poderes para comprar deuda de países débiles directamente y tomar medidas para proteger a países como España e Italia contra el contagio en el mercado de bonos. Merkel accedió.

A regañadientes, Trichet dio su aprobación. Pero fijó condiciones. Los gobiernos deberían asegurar los bonos griegos contra cesación de pagos para que el BCE pudiera continuar aceptándolos como colateral. Y deberían dejar en claro que ningún otro país excepto Grecia podría reestructurar su deuda.

Cuando los líderes de reunieron en la cumbre, Merkel admitió que el fantasma de las pérdidas para los bonistas estaba causando agitación en los mercados. Pero, indicó, reducir parte de la deuda griega era esencial.

Los 17 países del euro debieron acordar la participación del sector privado. Pero ante los cálculos de que el plan reduciría la deuda griega en sólo 19.000 millones de euros sobre más de 350.000 millones de euros en total, el primer ministro holandés, Mark Rutte, no quiso seguir adelante.

Horas más tarde, los líderes emitieron un comunicado. Para apaciguar a los que se resistían, mencionó los puntos clave de forma amplia y sin expresar compromiso; ofrecía la posibilidad de garantías para Finlandia (que quería más colateral a cambio de más crédito para Grecia) y describía el complejo acuerdo sobre bonistas en unas pocas oraciones y un lenguaje vago que le traería problemas al bloque más adelante.

Funcionarios tuvieron problemas para explicar el nuevo rescate griego y las pérdidas para bonistas. Analistas bancarios emitieron informes imprecisos.

La confianza de los inversionistas tambaleó cuando se hizo evidente que el compromiso alcanzado por Europa incluía lo peor de ambos mundos. Grecia sería empujada a un incumplimiento histórico: la primera vez en casi 60 años que un país desarrollado de Occidente no podía pagar sus deudas. Pero la cesación era tan pequeña que a Grecia aún le quedaba con una agobiante carga de deuda.

Y luego los funcionarios europeos se fueron de vacaciones. Los bonistas no. Huyeron en masa.
Fuente: The Wall Street Journal, enero 2012.

Construyendo puentes para el euro

febrero 19, 2012

Construyendo puentes para el euro

Por Nicholas Hastings

 

LONDRES — Un crédito puente para Grecia podría ser justo lo que necesita el euro.

Mientras los mercados esperan la reunión de ministros de finanzas del Eurogrupo el lunes con la esperanza de que finalmente aprueben el rescate por 130.000 millones de euros para Grecia, se supone que el riesgo de incumplimiento se eliminará y el euro repuntará.

Pero este no es el caso.

Un acuerdo el lunes se verá más como una medida precipitada que deja dividido al gobierno de Alemania, al gobierno griego alienado y dominado por la Unión Europea, y al propio pueblo griego con mayores probabilidades de elegir a un gobierno contrario a la austeridad en abril.

Agregue el intento del Banco Central Europeo de crear otros 15.000 millones de euros en financiamiento mediante un canje de bonos que hará que otros tenedores de bonos se sientan engañados, y las probabilidades de que el plan de rescate completo fracase y Grecia de todos modos caiga en un incumplimiento, seguirán siendo tan altas como antes.

Hace unos días surgió una propuesta en Alemania para proporcionar un crédito puente a Grecia con el fin de cubrir el pago programado para el 20 de marzo y postergar un paquete de rescate hasta después de las elecciones del país. Pero la propuesta fue descartada rápidamente con el apuro de los políticos por cumplir el plazo del lunes.

Sin embargo, ese ejercicio podría tener mucho más mérito de lo que parece a primera vista.

En primer lugar, y quizás lo que es más importante, un crédito puente daría tiempo para aliviar las tensiones entre Alemania y Grecia.

Puede que los fuertes intercambios entre los líderes políticos de ambas naciones hayan sido beneficiosos para la muchedumbre, pero sólo dificultan las negociaciones.

Un crédito puente también permitiría a Grecia realizar las elecciones en una atmósfera un poco menos frenética al eliminar parte de los plazos inmediatos para el pago. Cualquier rescate que se negocie después de las elecciones atraería mucha más confianza del mercado que un plan elaborado antes de que Grecia decida su nuevo gobierno.

Pero existen otras dos razones muy importantes para un crédito puente.

Están los planes del BCE de ofrecer otra operación de refinanciamiento a largo plazo a los bancos europeos al final de este mes. En cuanto a su predecesor en diciembre, se espera que los ingresos de estos créditos baratos sean usados por los bancos para apuntalar los mercados locales de bonos y reducir más los costos de financiamiento.

La otra razón es la continua mejoría de la economía mundial.

Cada semana que pasa, surgen nuevas cifras que muestran que la recuperación en Estados Unidos está cobrando fuerza, e incluso los funcionarios de la Fed exhiben posturas menos acomodaticias de lo que lo hacían no hace mucho. La noticia de que las solicitudes de beneficio por seguro de desempleo disminuyeron alentó las esperanzas de que el sector de consumo recibirá más flujos de dinero y que finalmente acelerará la recuperación de las empresas.

Las sólidas cifras de empleo de Australia e incluso la inesperada mejora en las ventas minoristas del Reino Unido el mes pasado contribuyen a dar la impresión de que la amenaza de una recesión global se está desvaneciendo.

Para los países de la eurozona en crisis, y en particular para Grecia, estas solo pueden ser buenas noticias y proporcionan un telón de fondo más positivo para negociar un rescate más convincente y reducir las probabilidades de contagio hacia otros países periféricos.
Fuente: The Wall Street Journal, 17/02/12.

Moody’s rebaja la calificación de la deuda de seis países de la euro zona

febrero 14, 2012

Moody’s rebaja la calificación de la deuda de seis países de la euro zona

Por Drew Fitzgerald

 

Moody’s Investors Service rebajó el lunes las calificaciones de deuda de seis países europeos y advirtió que sus calificaciones máximas para Austria, Francia y Reino Unido podrían estar en riesgo.

La firma rebajó la calificación de deuda de Italia en un escaño a «A3», lo que corresponde a cuatro escaños sobre el territorio de grado especulativo, y mantuvo la perspectiva Negativa para la tercera mayor economía de la eurozona.

Las calificaciones de España, Malta, Portugal y Eslovenia también se rebajaron en un escaño y mantuvieron sus perspectivas Negativas, indicó Moody’s.

Las perspectivas de Austria, Francia y Reino Unido pasaron a Negativas.

La medida de Moody’s sigue medidas similares tomadas el mes pasado por Standard & Poor’s y Fitch Ratings donde se rebajaron las calificaciones de varios países de una sola vez. Al igual que S&P y Fitch, Moody’s citó las preocupaciones por la actual crisis de deuda, la manera en la que está siendo manejada y el impacto sobre varias economías de la región como causal de las rebajas. Moody’s mencionó además la fragilidad de los mercados financieros en Europa y las posibilidades de futuros problemas en el sistema debido a la crisis.

Moody’s rebajó el lunes las calificaciones de deuda de Italia, Malta, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia y España. Las calificaciones de los seis países fueron rebajadas el mes pasado por S&P. En tanto, Fitch rebajó el mes pasado las calificaciones de deuda de Italia, Eslovenia y España.

Si bien Moody’s fue el último en tomar medidas, fue el más severo con Portugal y España. La rebaja de Moody’s a la deuda de Portugal lleva la calificación de deuda del país más hacia territorio chatarra, con «Ba3», tres escaños por debajo del grado de inversión.

Donde Moody’s sí se diferenció de las medidas recientes tomadas por otras calificadoras fue al modificar la perspectiva para Reino Unido. Moody’s señaló el lunes que los recientes acontecimientos señalan débiles prospectos macroeconómicos para Europa, lo que hace más difícil para los países implementar medidas de austeridad para reducir su deuda.
Fuente: The Wall Street Journal, 14/02/12.

Récord de desempleo en la eurozona

febrero 1, 2012

Récord de desempleo en la eurozona

 

BRUSELAS – El grave impacto de la crisis volvió a quedar de manifiesto ayer, luego de que se conociera que el desempleo en la eurozona alcanzó su récord histórico en diciembre pasado, al llegar al 10,4% de la población activa.

Los números fueron dados a conocer por Eurostat , la oficina de estadísticas de la UE, un día después de que los líderes europeos reconocieran que deben fomentar el crecimiento económico con el mismo ahínco con el que combaten la deuda soberana.

A pesar de que las cifras indican que una de cada diez personas se encuentra sin empleo -la cifra más elevada desde la adopción del euro, en 1999-, los números no reflejan las enormes disparidades que existen entre los distintos países de la eurozona. La situación resulta más dramática en Grecia y en España, donde el desempleo afecta al 22,9 y al 19,2% de la población, respectivamente, que en países como Austria (4,1%) y Alemania, donde el desempleo, con una tasa del 7,3%, aumentó incluso menos de lo que los analistas habían vaticinado para enero.

Las cifras de Eurostat tampoco hablan de la preocupante situación de los menores de 25 años, entre quienes la tasa de desempleo es mucho más alta. Hay 5.579.000 jóvenes sin trabajo, un 22% del total. A la cabeza de los países con mayor cantidad de jóvenes desocupados están España (48,7%), Grecia (46,6%), Eslovaquia, (35,1%), Portugal (30,7%), Italia (30%) e Irlanda (29,3%), mientras que las tasas más bajas de desempleo juvenil se registran en Alemania (7,8%) y en Austria (8,2%).

Desde que estalló la crisis de la deuda soberana en Europa, hace dos años, el foco de las soluciones ha estado puesto en la austeridad, la reducción del gasto público y el aumento de los impuestos. Anteayer, luego de una reunión de representantes de los 27 países miembros en Bruselas, los líderes de la UE prometieron estimular el crecimiento económico y acordaron elaborar planes nacionales de creación de empleo, con especial énfasis en los jóvenes.

«Sí, necesitamos disciplina, pero también necesitamos crecer», reconoció el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, que calificó la situación del desempleo juvenil de «inaceptable».

Luego de establecer los nuevos lineamientos, los dirigentes europeos se concentraron en la situación de Grecia, a quien exhortaron a alcanzar un acuerdo global «antes del fin de semana».

El gobierno de Atenas negocia una quita de casi un tercio del total de su gigantesca deuda, que supera los 350.000 millones de euros, un rescate que Grecia necesita urgentemente para pagar, en marzo, un vencimiento de 14.500 millones de euros. Si falla en el pago, será el primer país de la eurozona en declararse en quiebra.

Mientras tanto, ante la falta de avances, Alemania propuso que Atenas entregase el control de su política presupuestaria a instituciones externas, cosa que causó un fuerte rechazo tanto en Grecia como en muchos países europeos. «No me parece razonable poner a un país bajo tutela», dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Las presiones aumentan, pero los especialistas advierten: «Sin un pacto de crecimiento, un pacto fiscal no servirá para enfrentar la crisis del euro».
Agencias AFP, EFE y Reuters.
Fuente: La Nación, 01/02/12.

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