25 Heurísticos y Sesgos Cognitivos: nuestros errores de juicio
Por Marta Guerri.
Sesgos cognitivos
¿Qué son los sesgos cognitivos?
Ya sea porque nuestro cerebro posee una capacidad limitada, o porque no siempre disponemos de toda la información que desearíamos o porque nos embarga la incertidumbre de las consecuencias de tomar una u otra decisión, por lo que en muchas ocasiones tomamos “atajos” mentales para llegar a la solución de los problemas. Estos atajos mentales que tomamos de forma inconsciente, en psicología se llaman “Heurísticos”, y nos ayudan a simplificar la gran cantidad de procesos mentales que llevamos a cabo constantemente y a hacer más llevadera nuestra vida diaria.Publicidad
Y es que nuestro cerebro no es capaz de procesar toda la información que recibe a través de los sentidos, por lo que necesita hacer una selección de la misma. Cuando nuestros atajos mentales o heurísticos nos conducen a errores de conclusión, les llamamos sesgos cognitivos.
Los principales sesgos cognitivos que se conocen
Sesgo de memoria
Todos sabemos que nuestra memoria no es perfecta, se difumina con el tiempo y fácilmente nos induce a errores inconscientes. Las investigaciones realizadas revelan que cuando evaluamos recuerdos para poder tomar decisiones sobre nuestro futuro, a menudo se muestran sesgados por los acontecimientos que son muy positivos o muy negativos, y es que tendemos a recordar los hechos insólitos o poco habituales más que acontecimientos diarios, cotidianos. La cusa es que el cerebro da mucha más importancia a los fenómenos extraordinarios o no tanta a usuales, seguramente debido a la importancia que estos tenían en el aprendizaje a lo largo de la evolución. Como resultado, ese sesgo de nuestra memoria afecta a nuestra capacidad de predicción en el futuro.
Para poder evitar ese sesgo se recomienda tratar de recordar el mayor número posible de eventos similares, de esta forma se pretende evitar caer en los extremos, a menudo poco representativos.Publicidad
Falacia de planificación
Este sesgo se refiere a la tendencia que tenemos a subestimar el tiempo que tardamos en terminar una tarea. Al parecer tendemos a planear los proyectos con cierta falta de detalle que nos permitiría la estimación de las tareas individuales. La falacia de la planificación no solo provoca demoras, sino también costos excesivos y reducción de beneficios debido a estimaciones erróneas.
Como dice el científico estadounidense Douglas Hofstadter hay que tener presente que «Hacer algo te va llevar siempre más tiempo de lo que piensas, incluso si tienes en cuenta la Ley de Hofstadter». La ley de Hofstadter es un adagio autorreferencial, acuñado por Douglas Hofstadter en su libro Gödel, Escher y Bach para describir la dificultad ampliamente experimentada de estimar con precisión el tiempo que llevará completar tareas de complejidad sustancial.
Ilusión de control
Este sesgo se encuentra detrás de muchas supersticiones y comportamientos irracionales. Es la tendencia que tenemos a creer que podemos controlar ciertos acontecimientos, o al menos a influir en ellos. Es gracias a este pensamiento que los humanos, desde tiempo inmemorial, creamos rituales y supersticiones que nos aportan cierta seguridad. Un ejemplo de la actualidad se puede ver en los deportistas que repiten ciertas conductas esperando que condicionen cosas como su capacidad de marcar goles, y que evidentemente depende de muchos otros factores objetivos.
Sesgo de apoyo a la elección
En el momento en que elegimos algo (desde una pareja a una pieza de ropa) tendemos a ver esa elección con un enfoque más positivo, incluso si dicha elección tiene claros defectos. Tendemos a optimizar sus virtudes y minimizamos sus defectos.
Efecto de percepción ambiental
Aunque nos parezca extraño, el ambiente que nos rodea ejerce una gran influencia en el comportamiento humano. Un ambiente deteriorado, caótico y sucio provoca que las personas se comporten de manera menos cívica, y también les inclina a cometer más acciones vandálicas y delictivas. Este efecto es la base de la «teoría de las ventanas rotas» estudiado por el psicólogo Philip Zimbardo.
Sesgo de disponibilidad
El sesgo o heurístico de disponibilidad es un mecanismo que la mente utiliza para valorar qué probabilidad hay de que un suceso suceda o no. Cuando más accesible sea el suceso, más probable nos parecerá, cuanto más reciente la información, será más fácil de recordar, y cuanto más evidente, menos aleatorio parecerá.
Este sesgo cognitivo se aplica a muchísimas esferas de nuestra vida, por ejemplo, se ha demostrado que doctores que han diagnosticado dos casos seguidos de una determinada enfermedad no muy usual, creen percibir los mismos síntomas en el próximo paciente, incluso siendo conscientes de que es muy poco probable (estadísticamente hablando) diagnosticar tres casos seguidos con la misma enfermedad. Otro ejemplo es el de una persona que asegura que fumar no es tan dañino para la salud, basándose en que su abuelo vivió más de 80 años y fumaba tres cajetillas al día, un argumento que pasa por alto la posibilidad de que su abuelo fuera un caso atípico desde el punto de vista estadístico.
En el fondo consiste en sobreestimar la importancia de la información disponible (y extraer por tanto conclusiones erróneas). Las loterías por ejemplo, explotan el sesgo de la disponibilidad, y es que si las personas comprendiesen las probabilidades reales que tienen de ganar, probablemente no comprarían nunca más un décimo en su vida.
El efecto Dunning-Kruger
El efecto Dunning-Kruger sesgo cognitivo consiste en una de autopercepción distorsionada, según la cual los individuos con escasas habilidades o conocimientos, piensan exactamente lo contrario; se consideran más inteligentes que otras personas más preparadas, están en la certeza de que son superiores de alguna forma a los demás, midiendo así incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Esta distorsión se debe a la inhabilidad cognitiva del sujeto de reconocer su propia ineptitud, debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza y autoestima. Por el contrario, los individuos competentes asumen, falsamente, que los otros tienen una capacidad o conocimiento equivalente o incluso superior al suyo.
Los autores de este descubrimiento David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell, trataron de averiguar si existía algún remedio para nivelar la autoestima sobrevalorada de los más incapaces. Por suerte resultó que sí lo había: la educación. El entrenamiento y la enseñanza podían ayudar a estos individuos incompetentes a darse cuenta de lo poco que sabían en realidad.
Ya lo dijo en su momento Charles Darwin: “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”.
Efecto halo
El efecto de halo es un sesgo cognitivo por el cual la percepción de un rasgo es influenciado por la percepción de rasgos anteriores en una secuencia de interpretaciones. O sea, si nos gusta una persona, tendemos a calificarla con características favorables a pesar de que no siempre disponemos de mucha información sobre ella, por ejemplo, pensamos de alguien que es simpático, y esto nos hace presuponer que ya conocemos otras características más específicas como: también es inteligente.
El mejor ejemplo para entender este sesgo son las estrellas mediáticas (actores, cantantes, famosos…) demuestran el efecto de halo perfectamente. Debido a que a menudo son atractivos y simpáticos, entonces y de manera casi automática, suponemos que también son inteligentes, amables, poseen buen juicio y así sucesivamente. El problema aparece cuando estas suposiciones son erróneas, ya que se basan a menudo en aspectos superficiales.
Esta tendencia parece estar presente incluso en todos los niveles sociales, tanto bajos como altos, incluyendo donde la objetividad es primordial. Por ejemplo, se ha demostrado que, de media, a la gente atractiva le caen penas de prisión más cortas que otros que fueron condenados por delitos similares.
Sesgo del poder corrupto
Seguro que a muchos no les va a de extrañar la realidad de este sesgo, que dice que hay una tendencia demostrada en la que los individuos con poder son fácilmente corrompibles, en especial cuando sienten que no tienen restricciones y poseen plena libertad. ¿Les suena de algo? Políticos, empresarios, actores famosos, deportistas de élite e incluso la realeza están llenos de casos de corrupción.
Sesgo de proyección
Este sesgo nos habla de la tendencia inconsciente a asumir que los demás poseen pensamientos, creencias, valores o posturas parecidas a las nuestras. Como si fueran una proyección de nosotros mismos.Publicidad
Efecto del lago Wobegon o efecto mejor que la media
Es la tendencia humana a autodescribirse de manera favorable, comunicando las bondades de uno mismo y pensar que se encuentra por encima de la media en inteligencia, astucia u otras cualidades. Llamado también síndrome de superioridad ilusoria.
Sesgo de impacto
Este sesgo se refiere a la tendencia que tenemos a sobreestimar nuestra reacción emocional, sobrevalorando la duración e intensidad de nuestros futuros estados emocionales. Pero las investigaciones muestran que la mayoría de las veces no nos sentimos tan mal como esperábamos cuando las cosas no van como queremos, por ejemplo. Este sesgo es una de las razones por la que a menudo nos equivocamos en la predicción sobre cómo nos afectarán emocionalmente los acontecimientos futuros. Los estudios han demostrado que meses después de que una relación termine, las personas no suelen ser tan infelices como esperaban y que personas a las que le ha tocado la lotería, con el tiempo vuelven a su grado de felicidad habitual o que tenían antes de ganar el premio.
Efecto del falso consenso
El sesgo de falso consenso efecto es parecido al antes descrito sesgo de proyección, y es que la mayoría de personas juzgan que sus propios hábitos, valores y creencias están más extendidas entre otras personas de lo que realmente están.
Heurístico de representatividad
Este heurístico es una inferencia que hacemos sobre la probabilidad de que un estímulo (persona, acción o suceso) pertenezca a una determinada categoría. Por ejemplo, si decimos que Álex es un chico joven metódico cuya diversión principal son los ordenadores. ¿Qué le parece más probable?, ¿que Álex sea estudiante de ingeniería o de humanidades?
Cuando se hacen preguntas de este tipo, la mayoría de la gente tiende a decir que seguramente Álex estudia ingeniería. Un juicio así resulta, según el psicólogo Daniel Kahneman de la aplicación automática (inmediata o no) del heurístico de representavidad. Suponemos que estudia ingeniería porque su descripción encaja con un cierto estereotipo de estudiante de ingeniería. Pero esto pasa por alto hechos como que, por ejemplo, los estudiantes de humanidades son mucho más numerosos que los de ingeniería, por lo que sería mucho más probable encontrar estudiantes de humanidades que se correspondan con esta descripción.
Este sesgo no solo es anecdótico, sino que forma parte del fundamento de ciertos prejuicios sociales. Por ejemplo, cuando juzgamos la conducta de un miembro de un determinado colectivo, como los inmigrantes, tendemos muchas veces a basarnos en estereotipos supuestamente representativos, ignorando datos objetivos de frecuencia y probabilidad.
Defensa de status
Este sesgo se refiere a cuando una persona considera que posee cierto status, tenderá a negar y a defenderse de cualquier comentario que lo contradiga, aun si para ello debe autoengañarse.
Prejuicio de retrospectiva o recapitulación
Es la tendencia que tenemos a ver los hechos pasados como fenómenos predecibles. Las personas sesgamos nuestro conocimiento de lo que realmente ha pasado cuando evaluamos nuestra probabilidad de predicción. En realidad este es un error en la memoria. De la misma manera que también tenemos tendencia a valorar los eventos pasados de una forma más positiva a como ocurrieron en realidad.
Error fundamental de atribución
Se refiere a la tenencia que mostramos a priorizar nuestras dotes personales para valorar nuestros éxitos y a atribuir a las circunstancias externas nuestros fracasos. En cambio cuando se trata de otra persona, la tendencia es la inversa, atribuimos a la suerte o la ayuda sus éxitos y a características internas sus fallos.
Sesgo de disconformidad
Es la tendencia que tenemos a hacer una crítica negativa a la información que contradice nuestras ideas, mientras que aceptamos perfectamente aquella que es congruente con nuestras creencias o ideologías. De este modo se produce una percepción selectiva por la cual las personas perciben lo que quieren en los mensajes de los demás o de los medios de comunicación. y es que por lo general las personas tendemos a ver e interpretar las cosas en función de nuestro marco de referencia. También tenemos más probabilidades de buscar información favorable a nuestras ideas que buscar información que desafíe nuestras ideologías o línea de pensamiento.
Efecto Forer o efecto de validación subjetiva
El efecto Forer es la tendencia a aceptar descripciones personales vagas y generales como excepcionalmente aplicables a ellos mismos, sin darse cuenta que la misma descripción podría ser aplicada a cualquiera. Este efecto parece explicar, por lo menos en parte, por qué tanta gente piensa que las pseudociencias funcionan, como la astrología, cartomancia, quiromancia, adivinación, etc., porque aparentemente proporcionan análisis acertados de la personalidad. Los estudios científicos de esas pseudociencias demuestran que no son herramientas válidas de valoración de la personalidad, sin embargo cada una tiene muchos adeptos que están convencidos de que son exactas.
Heurístico de anclaje y ajuste o efecto de enfoque
Este heurístico describe la tendencia humana a confiar demasiado en la primera información que obtienen para luego tomar decisiones: el «ancla». Durante la toma de decisiones, el anclaje se produce cuando las personas utilizan una “pieza” o información inicial para hacer juicios posteriores. Una vez que el ancla se fija, el resto de información se ajusta en torno a ella incurriendo en un sesgo.
Por ejemplo, si preguntamos a unos estudiantes 1) ¿cómo de feliz te sientes con tu vida? y 2) ¿cuántas citas has tenido este año?, tenemos que la correlación es nula (según las respuestas tener más citas no alteraría el nivel de bienestar). Sin embargo, si se modifica el orden de las preguntas, el resultado es que los estudiantes con más citas se declaran ahora más felices. Es falto de lógica, pero al parecer, focalizar su atención en las citas hace que exageren su importancia.
Ilusión de frecuencia
Al parecer, cuando un fenómeno ha centrado nuestra atención recientemente, pensamos que este hecho de repente aparece o sucede más a menudo, aunque sea improbable desde el punto de vista estadístico. En realidad, esto ocurre porque ahora nosotros lo percibimos de forma diferente (antes no le prestábamos atención) y por lo tanto creemos erróneamente que el fenómeno se produce con más frecuencia.
Ilusión de la confianza
Este sesgo se trata de la confusión entre la confianza de quien nos habla con su credibilidad, de tal manera que percibimos a una persona como más creíble cuanta más confianza muestra en sus argumentaciones. La realidad es que las investigaciones han demostrado que la confianza no es un buen indicador, ni tampoco es una forma fiable de medir la capacidad o aptitud de una persona.
Punto de referencia o status-quo
Al parecer un mismo premio no posee igual valor para dos personas diferentes. Por ejemplo, si tengo dos mil euros y gano cien en una apuesta, lo valoro menos que si tengo quinientos euros y gano esos mismos cien en la apuesta. El punto de referencia es muy importante. Pero sus implicaciones pueden ser algo mayores, pues no sólo se trata de la referencia que tengo respecto a mi propia riqueza inicial, sino con la riqueza de mi círculo de personas cercano. Si alguien desconocido para mi gana cien mil euros en la lotería, yo no me veo afectado. En cambio, si los gana mi compañero de trabajo, me da la sensación de que soy más pobre y desgraciado, aunque no hubiera jugado a la lotería.
Efecto Bandwagon o efecto de arrastre
Este error consiste en la tendencia a hacer (o creer) cosas sólo porque muchas otras personas hacen (o creen) dichas cosas. Al parecer, la probabilidad de que una persona adopte una creencia aumenta en función del número de personas que poseen esa creencia. Se trata de un fuerte pensamiento de grupo.
Efecto Keinshorm
Es la predisposición a contradecir sistemáticamente las ideas o formulaciones que otra persona hace y con la cual no se simpatiza, sólo por este hecho, pues ya no deseamos que tenga la razón y estamos más predispuestos a no creer en sus palabras.
El día que George W. Bush alertó sobre el peligro de la próxima pandemia e intentó preparar a EEUU para enfrentarla
En 2005, el entonces presidente republicano pronunció un discurso en el que explicó lo que se debía hacer y cómo debía responder su país ante una crisis como la actual del coronavirus.
“Una pandemia se parece mucho a un incendio forestal. Si se detecta temprano, podría extinguirse con un daño limitado. Si se deja que arda sin ser detectado, puede convertirse en un infierno que puede extenderse rápidamente más allá de nuestra capacidad de controlarlo”, dijo en un discurso en 2005 el entonces presidente George W. Bush en la sede del Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés).
G. W. Bush quería que su país, y el mundo entero, estuviesen preparados ante una pandemia como la del coronavirus, que ya dejó casi 150 mil muertos y más de dos millones de contagios.
“Para responder a una pandemia, necesitamos personal médico y suministros adecuados de equipo”, dijo Bush. “En una pandemia, todo, desde jeringas hasta camas de hospital, respiradores y equipos de protección, serían escasos”, advirtió.
Bush dispuso de 7 mil millones de dólares de su Gobierno para desarrollar un plan que preparara a Estados Unidos ante una crisis de este tipo. Los secretarios de su gabinete instaron a su personal a tomarse en serio los preparativos y lanzaron el sitio web www.pandemicflu.gov, el cual todavía está en funcionamiento. Sin embargo, con el paso del tiempo, se hizo cada vez más difícil justificar la financiación.
Sitio web creado a instancias de George W. Bush
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Una mujer es llevada a una ambulancia por los paramédicos en un centro de salud en Brooklyn durante el brote de coronavirus (COVID-19) en Nueva York [14 de abril de 2020]
En su discurso en el NIH, Bush presentó toda clases propuestas y describió cómo se desarrollaría una pandemia en los Estados Unidos. Entre los presentes se encontraba el doctor Anthony Fauci, el prestigioso epidemiólogo, líder de la crisis actual en su país y quien en ese momento ya era el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
“Primero, debemos detectar los brotes que ocurran en cualquier parte del mundo; segundo, debemos proteger al pueblo estadounidense almacenando vacunas y medicamentos antivirales, y mejorar nuestra capacidad para producir rápidamente vacunas contra una cepa pandémica; y tercero, tenemos que estar preparados para responder a nivel federal, estatal y local en caso de que una pandemia llegue a nuestras costas”, dijo Bush.
Pero, ¿qué había pasado para que Bush pronunciara ese discurso?, ¿por qué el ex presidente republicano estaba preocupado ante un peligro no latente y difícil de predecir? Unos meses atrás en su rancho en Crawford, Texas, había leído el libro La gran influenza, del historiador John M. Barry. La obra cuenta la historia del brote de influenza en 1918 que mató a millones de personas en Europa y el mundo.
[Nota de EP: Este tipo de anticipación es lo que debe producir la Inteligencia Estratégica.]
No fue un informe de inteligencia el que alertó a George W. Bush de la amenza de la pandemia, fue la lectura de éste libro
“Tienes que leer esto”, recuerda Fran Townsend, en ese entonces asesora de seguridad nacional, lo que le dijo Bush cuando le recomendó el libro. “Mira, esto sucede cada 100 años. Necesitamos una estrategia nacional”, agregó el ex mandatario a su ex asesora.
Miembros de la Marina de los Estados Unidos preparan a un paciente para un ultrasonido en la sala de radiología a bordo del buque hospital USNS Mercy, que sirve como hospital de derivación para pacientes con enfermedades no coronarias (COVID-19), pacientes que actualmente son admitidos en hospitales en tierra, en Los Ángeles, California, EEUU 11 de abril 2020. U.S. Navy/Mass Communication Specialist 2nd Class Ryan M. Breeden/Handout vía Reuters
A partir de ese momento se creó el plan de preparación ante una pandemia más completo en la historia de EEUU: incluía diagramas para un sistema global de alerta temprana, fondos para desarrollar nuevas tecnologías y producir de forma rápida vacunas y una sólida reserva nacional de suministros críticos como máscaras faciales y respiradores, informó ABC News.
Sin embargo, el proyecto no fue tomado en serio por el resto del aparato político y gran parte del ambicioso plan no se realizó o quedó archivado, a medida que otras prioridades surgían, como la crisis de 2008 que sacudió a EEUU y al mundo al entero.
Durante su discurso de hace 15 años, G. W. Bush fue claro en trazar un estrategia y dijo que lo primero y más importante era detectar los primeros brotes antes de que se propaguen por todo el mundo. Durante la pandemia de coronavirus una las principales críticas que le han hecho algunos líderes mundiales a China es haber ocultado información cuando se presentaron los primero casos en la ciudad de Wuhan.
Como lo enseñaba Sun Tzu, la anticipación es clave en toda estrategia
“Una pandemia no es como otros desastres naturales, los brotes pueden ocurrir de forma simultánea en centenares o incluso miles de lugares al mismo tiempo”, dijo Bush.
“Los científicos y los médicos no pueden predecir cuándo ocurrirá la próxima pandemia o cuán severa será, pero la mayoría está de acuerdo en que, en algún momento, estaremos frente a una”, agregó.
Cómo enfrentó George W. Bush las amenazas del SIDA y el SARS
El president George W. Bush ha recibido elogios de republicanos y demócratas por el compromiso que asumió para combatir el SIDA mundialmente, pero particularmente en África.
El presidente George W. Bush habla en una conferencia de prensa junto al presidente de Tanzania Jakaya Mrisho Kikwete en Dar es Salaam, durante una visita a África el 17 de febrero de 2008.
En 2003, la administración del presidente George W. Bush creó el Plan de Emergencia para el Alivio del SIDA, una iniciativa para atender la epidemia mundial.
“Esa iniciativa fue posiblemente una de las mejores políticas de su presidencia”, dio Barry. “Básicamente recibió un aplauso universal”.
Desde su inicio, el plan de Bush proporcionó 80.000 millones de dólares para tratamiento el SIDA, prevención e investigación, convirtiéndolo en el más grande programa global de salud enfocado en una enfermedad. Se le da crédito con haber salvado a millones de personas, especialmente en el África sub-sahariana.
En abril de 2003, luego de un brote en Asia, G. W. Bush firmó una orden ejecutiva agregando el Síndrome Severo Agudo Respiratorio (SARS, por sus siglas en inglés) a una lista de enfermedades contagiosas que podrían resultar en el aislamiento forzado de personas. Eventualmente, unas 8.000 personas contrajeron el virus a nivel mundial, y unas 774 murieron durante el brote del 2003. En Estados Unidos, solo ocho casos de SARS fueron documentados con resultados clínicos.
En 2005, la administración Bush creó la Estrategia Nacional para la Pandemia de Influenza, que obliga al gobierno a mantener y distribuir un inventario de suministros médicos en el evento de un brote, y una infraestructura para que futuros presidentes puedan aprender y apoyarse al lidiar con sus propias pandemias.
China y el sofisticado laboratorio de la mentira que impidió luchar contra el coronavirus desde el comienzo
El aparato propagandístico del Partido Comunista Chino imposibilitó que el mundo y su población supieran qué ocurría con el COVID-19, el virus que ya mató a más de 2.800 personas en todo el planeta
Xi Jinping, presidente de China y blanco de las críticas de los habitantes de su país por la lenta e ineficiente respuesta al brote del coronavirus
“¿Cuál es el costo de las mentiras?”. La frase, densa, es atribuida al científico ruso especializado en química inorgánica Valery Legasov. Legasov fue aquel que con valentía inusual desafió y denunció la inoperancia del aparato soviético pero sobre todo el ocultamiento sistemático que antecedió y precedió el desastre de Chernobyl. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas no podía exponerse ante el mundo como ineficiente y tras su sincero alegato ante una corte, la maquinaria del silencio intentó confinarlo al ostracismo, al desprecio y al olvido. Sin embargo, como un fantasma, su legado lo sobrevivió en forma de grabaciones que actuaron como una pesadilla para sus censores. En aquellas cintas reveló todo. Él ya estaba muerto -se suicidó dos años después del accidente nuclear- pero pudo demostrar que la verdad, finalmente, siempre predomina.
China tiene por estos días y en otra escala a su propio Legasov. Li Wenliang fue el primer médico en alertar a otros siete colegas sobre el peligro que implicaba el coronavirus cuando el mal siquiera tenía todavía un nombre asignado (COVID-19). Compartió la información luego de que siete pacientes suyos fueran diagnosticados con una enfermedad similar al SARS en Wuhan, epicentro de la creciente epidemia. Relató los síntomas que observaba y los graves peligros que implicaba el nuevo microorganismo.
Era el 30 de diciembre pasado y Wenliang sabía que lo que acababa de confiar a su círculo de médicos más cercanos podría costarle caro. Así fue. Cuatro días pasaron y fue citado a una central de policía donde lo acusaron formalmente de “perturbar el orden público” con sus comentarios… “falsos”. Lo obligaron a retractarse y a comprometerse a no volver a hablar del tema. “Entendido”, firmó al pie. El aparato de medios estatal comenzó a llamarlos como «los ocho chismosos” para denigrarlo tanto a él como a sus amigos profesionales. Una semana después, mientras atendía a una mujer con un glaucoma, se contagió el virus del que no tenía permitido hablar. El jueves 6 de febrero murió.
Cuando la historia vio la luz, millones de chinos reivindicaron la memoria de Wenliang y su trabajo en las redes sociales hipercontroladas de China. Al mismo tiempo fustigaban al régimen por las mentiras, el ocultamiento y la censura.
Xu Zhangrun, profesor universitario, desapareció. Fue luego de que publicara un ensayo en el que cuestionaba el pobre e irresponsable manejo que Beijing hizo de la crisis por el coronavirus. “La epidemia ha revelado el núcleo podrido del gobierno chino. El nivel de furia popular es volcánico y un pueblo así enfurecido puede, al final, dejar de lado su miedo (…). Independientemente de lo buenos que son para controlar Internet, no pueden mantener cerrados los 1.400 millones de bocas en China. Ahora puedo predecir con demasiada facilidad que seré sometido a nuevos castigos; de hecho, esta puede ser la última pieza que escriba«, había escrito el académico en su trabajo titulado “Alarma viral: cuando la furia supera el miedo”. Como Legasov, también valoró la verdad por sobre la mentira: “No puedo permanecer en silencio”, había dicho.
Además de desaparecer, el régimen se encargó de que Zhangrun también se esfumara del plano digital. Barrieron sus perfiles en Weibo (el Twitter chino) y en WeChat (el WhatsApp chino) y su móvil está apagado e ilocalizable.
Pero los casos de feroz silenciamiento a Wenliang y Zhangrun no fueron los únicos. Más de 3 mil sanitaristas contrajeron el COVID-19 en China mientras combatían con escasísimos recursos el coronavirus. Rogaban a diario por asistencia urgente pero las autoridades de la salud de la gran nación no hicieron nada para facilitarles el trabajo y evitar su propio contagio. Falta de mascarillas, de mamelucos quirúrgicos, de anteojos, eran recurrentes mientras Beijing insistía en que todo estaba bajo control, que los materiales no faltaban mientras dedicaba su esfuerzo en bloquear hashtags y usuarios incómodos en las redes sociales..
El aparato propagandístico del Partido Comunista Chino (PCC) y de la administración central es tan severo y brutal que entrelaza tanto la censura como la persecución policial y judicial. La información que llega a la población es controlada y sólo puede ser emitida una vez que pasa los sucesivos filtros que responden a los intereses de Beijing. Cuando nace una crisis -como la del coronavirus- esas capas aumentan. Los problemas parecerían no existir en China y el estado omnipresente y omnipotente no puede mostrarse débil ante el mundo.
Nada de eso ocurrió desde fines de diciembre. La imagen del presidente Xi Jinping quedó sensiblemente deteriorada por el pobre manejo de la creciente epidemia cuyos alcances creyó podría acallar como hace siempre sin brindarle a la población los datos precisos para defenderse de ella. La protección a la ciudadanía estuvo ausente. Una vez más. La tradicional cultura del PCC de esconder los problemas es la que el régimen pretende exportar al resto del planeta. Las consecuencias están a la vista.
“La gente en China ha vivido bajo censura por parte del gobierno desde hace muchos años, pero ahora muchas personas están cuestionando cómo la censura pudo haber retrasado acción efectiva al brote de virus y haber puesto muchas vidas en riesgo”, señaló una campaña reciente de Amnistía Internacional.
Esa fábrica de desinformación y censura funciona desde hace décadas. El régimen la aplica tanto en tierra propia como en el exterior. Esa maquinaria inmensa está compuesta por múltiples divisiones: el Departamento de Propaganda del PCC, la Oficina de Información del Consejo de Estado, agencia de noticias Xinhua, China Media Group, Cadena Global de Televisión China, Radio Internacional China, China Daily, China Watch, Global Times, China International Publishing Group, Leading Hong Kong Media, WeChat, Weibo, Baidu y los Institutos Confucio dependiente del PCC y los ministerios de Cultura y Educación y que están presente en 154 países donde se dedica a transmitir las verdades del partido, entre otras funciones.
Sus embajadores también contribuyen a esa misión clara. Tienen la orden de responder a cada periodista que intente esgrimir una crítica al partido o al gobierno. Pero también transmitir las bondades del sistema del que son beneficiarios privilegiados. En las últimas horas varias sedes diplomáticas en todo el mundo enviaron un comunicado en el cual ponderaban el manejo que Beijing hizo de la crisis.
En la carta a la que tuvo acceso Infobae, los delegados cumplen su papel de actuar como cajas de resonancias del régimen con frases grandilocuentes y pasajes de ¿ficción?. “La velocidad, el espíritu y la fuerza reflejados en los esfuerzos de China impresionaron profundamente al mundo”; “bajo la conducción del Comité Central del PCC y del presidente Xi Jinping, todo el partido, el ejército, el país y el pueblo chino de diversas etnias han logrado progresos relevantes en la prevención y control de este brote, lo cual pone de manifiesto la eficacia del sistema de gobierno chino en situaciones de crisis, el ingente poderío nacional y la valiosa fuerza cohesiva y centrípeta de la nación china, dando a conocer la imagen de un país responsable«; “China conseguirá el triunfo definitivo en esta lucha, haciendo realidad su objetivo de contribuir al crecimiento económico mundial y a la causa de la paz y el progreso de la humanidad”.
Las historias de Wenliang y Zhangrun, las experiencias vividas en los últimos dos meses en todo China como también las manifestaciones censuradas de millones de chinos no reflejan ese mismo espíritu de eficiencia descomunal que describe la nota diplomática. Por el contrario. En ellos resurge el espíritu de Legasov ante los mismos desafíos y la frase que se torna más poderosa a medida que se descubren más fraudes del régimen en la conducción de la crisis: ¿Cuál es el costo de las mentiras?
Inteligencia Estratégica en América Latina. Calidad y eficiencia en la gestión estatal
Por José Gabriel Paz.
«El rol de la inteligencia es extraer la certeza de la incertidumbre y facilitar una coherente decisión en un medio ambiente incoherente.» —Paul Chaves
En América Latina, el ámbito de la inteligencia estratégica1 es un campo escasamente considerado en el mundo académico y absolutamente desconocido para la sociedad en general y esto es así porque sobre ella reposa una pesada carga de prejuicios de cierta aprensión y del recelo que provoca una mala fama, algunas veces, válidamente ganada.
Se ha arraigado en el inconsciente colectivo la idea de que la inteligencia —en general— es una disciplina en la que bajo el manto del secreto, justifica la existencia de una oscura área en el corazón del Estado en la cual están permitidas actividades fuera de la ley, se entromete en la vida privada de las personas, tiene absoluta discrecionalidad en los gastos sin rendición de cuentas, colabora con tenebrosos intereses de la política del partido del gobierno y es el ámbito de todo tipo de prácticas asociadas con artes incompatibles con el Estado de Derecho. La literatura y la cinematografía han contribuido en mucho en la proyección de una imagen distorsionada de la finalidad y actividades de los servicios de inteligencia, reduciéndolas al terreno de las aventuras épicas, como en los casos de Mata Hari o de James Bond, o las novelas de Le Carré, Clancy, o Forsyth.
Sin embargo, a pesar de haber ciertas experiencias patológicas que por desviación del poder, legítimamente justifican esa percepción nacida del contexto social, es necesario evitar los enfoques estereotipados para no perder de vista su necesidad e importancia como esencial herramienta del Estado, la que debe ser respetada y valorada en la medida que se halle inserta en un marco de estricto acato a la ley, bajo el adecuado control y debidos procesos de transparencia.
Uno de los temas centrales en la inteligencia estratégica es la formación de su personal, tarea compleja en mérito a las específicas propiedades y cualidades necesarias para cumplir eficientemente con su tarea, así, es el interés del presente trabajo analizar algunos aspectos importantes de la inteligencia estratégica nacional, de la labor profesional de su personal y de la formación de sus recursos humanos, en la búsqueda de precisar criterios de calidad para una mejor gestión estatal en América Latina.
¿Es la Inteligencia estratégica una disciplina militar?
Ante las diversas perspectivas que hay en América Latina sobre este tema y a fin de delimitar, de mejor manera, el ámbito en el que se encuentra el objeto de análisis a abordar, es importante discernir si la inteligencia estratégica es de naturaleza civil o militar, lo que es importante, por cuanto hay diferencias en la forma de concebir la conformación de los organismos especializados, las perspectivas de análisis y la formación de su personal.
Son varios los países de América Latina en los que aún suele haber una confusión conceptual entre la inteligencia estratégica nacional y la inteligencia estratégica militar, aunque a simple vista surge que poseen diferente nivel y campo de interés. La confusión se puede dar en que muchas veces la diferencia no radica ni en las fuentes ni en el modo de trabajo ni en el carácter civil o militar de los miembros de los servicios de inteligencia, sino en el ámbito de actuación y uso de la inteligencia.2
Guillermo Holzmann Pérez, expresa con propiedad que “…por años se ha considerado que la noción de inteligencia comprende y compete sólo a la función militar. En la actualidad, ya no es así. Un fenómeno homólogo ha sucedido con la estrategia, que históricamente fue de raigambre castrense y, en la actualidad, define los parámetros fundamentales de la gestión económica a través del mundo…”3
La inteligencia estratégica nacional es el conocimiento procesado y especializado, elaborado en el más alto nivel, con la finalidad de satisfacer las necesidades de la conducción política-estratégica para el proceso de toma de decisiones, siendo por tanto una institución mayormente civil. Por su lado, la inteligencia estratégica militar es aquella que en particular estudia el factor de poder militar de aquellos países que se consideran enemigos u oponentes reales o potenciales, para satisfacer las necesidades de la conducción estratégica militar.4
En la inteligencia estratégica nacional hay muchas materias ajenas al campo militar y que son necesarias para cumplir con los requerimientos de la conducción política del Estado, como aquellos temas relacionados con asuntos políticos, diplomáticos, económicos, psicosociales, científico-tecnológico —entre otros tópicos— y donde lo militar participa concomitantemente como otra área de interés.
Pero no debe perderse de vista que a pesar de la variedad de los tópicos que confluyen en el ámbito de la inteligencia estratégica, hay ejes que son predominantes según las circunstancias y si la amenaza principal es de carácter militar, es razonable que todos los niveles de la inteligencia se concentren en ese punto y en este caso el peso de lo militar será el predominante en el campo de la inteligencia estratégica. De hecho, hay países en permanente conflicto donde prácticamente toda la inteligencia es militar y en ellos es difícil percibir las diferencias que existen entre los distintos niveles de la inteligencia dado que tienen el mismo campo de acción y la diferencia más importante está en el ámbito geográfico en el que se concentran, aunque estos límites muchas veces también se diluyen en pos de su objetivo.5
El enfoque militar posee caracteres que no siempre son adecuados a la inteligencia estratégica nacional, tales como el predominio de una doctrina unitaria, la falta de contradicción y la preocupación centralizada en las cuestiones militares. Desde el punto de vista organizacional su estructura es vertical y fuertemente jerárquica, los criterios de profesionalismo son suplantados por las exigencias de grado y ascenso de la carrera militar y esto tiene correlato en la forma de concebir la educación en sus ámbitos académicos.
El vínculo intimo que hay entre la inteligencia estratégica nacional con las actividades del nivel político-estratégico del Estado, hace que sea necesario un conocimiento profundo de la actividad propia de este nivel, ámbito que no todos los militares conocen en mérito a la especificidad de su educación profesional y la falta de un nexo habitual con la alta política. Lo expresado no significa que el profesional militar no tenga aptitud para cumplir con tareas de la inteligencia estratégica nacional, lo que sin duda alguna es posible en la medida que cuente con adecuada preparación para su función6, así como también corresponde aclarar, que desde el punto de vista de la formación del personal de inteligencia estratégica, hay algunas experiencias educativas surgidas del medio militar, que cumplen con criterios de calidad académica, son ajustados a las necesidades del país, satisfacen los fines institucionales y de formación, cubriendo así un importante espacio en la disciplina ante la carencia de apropiadas instituciones del Estado y de civiles expertos.
¿Cuál es la tarea de la Inteligencia estratégica nacional?
El proceso decisorio en el nivel de la conducción político-estratégico del Estado, lleva a la permanente e importante labor de elegir en un sentido y por una razón determinada en temas trascendentes y, muchas veces, el problema central del decisor7 no es “qué decidir”, sino “no poder decidir” por falta de un asesoramiento idóneo y oportuno.
La tarea del decisor se basa muchas veces en su intuición, en su información y conocimiento y, en su pensamiento lógico, por lo que al igual que todo mecanismo decisional humano, se encuentra presente un significativo componente psicológico y es por ello que la personalidad del decisor será finalmente determinante. Sin embargo, el decisor siempre debería considerar el valor y la importancia de la inteligencia estratégica, puesto que es el resultado de un proceso lógico, analítico, sistemático y profesional. Una decisión sin “inteligencia” puede resultar una decisión ingenua, condenada al fracaso por ignorar elementos contextuales —públicos y secretos— que no hacen viable la decisión, o que puede producir consecuencias no deseadas por quien decide.8
La inteligencia estratégica —teniendo en cuenta el marco de referencia nacional o mundial— pretende brindar al decisor un conjunto de herramientas indispensables para la toma de decisiones. Por la constante movilidad y variabilidad del marco de referencia, la tarea es buscar otorgarle al decisor la capacidad de adaptabilidad para adecuarse al cambio, brindarle la mayor certidumbre y previsibilidad para anticipar las acciones, así como dotarlo de la capacidad de responder en tiempo oportuno a las variables condiciones y resultados.
A fin de precisar su alcance, Jorge Jouroff, expresa que la inteligencia estratégica es la producción de conocimiento sobre áreas o problemas vitales para el interés nacional para asesorar en el más alto nivel político, a fin de anticipar, prevenir y resolver situaciones de amenaza o riesgo para el Estado, aclarando que es fundamentalmente analítica y no operativa.9
Lo que la inteligencia estratégica debe dar al nivel político-estratégico no es una opinión política ni un consejo, tampoco busca justificar obsecuentemente las razones para el obrar del decisor, lo que provee es un juicio técnico científicamente fundado que el máximo nivel del Estado podrá tener en cuenta para adoptar una decisión.
En esto, debe tenerse en consideración la observación de Sherman Kent, que permite establecer la equidistancia entre el nivel decisional y la inteligencia estratégica, al señalar: “…la inteligencia no es quien determina los objetivos; no es el arquitecto de la política; no es el hacedor de proyectos; no es el realizador de las operaciones. Su tarea es cuidar que los hacedores estén bien informados; brindarles la ayuda necesaria, llamar su atención hacia un hecho importante que puedan estar descuidando y, a pedido de los mismos, analizar cursos alternativos sin elegir uno u otro10…”
Podrá tener influencia, podrá dar previsibilidad y, a veces, reducir la incertidumbre, pero es importante notar que el éxito de la inteligencia, no consiste en el grado de influencia que logre ejercer sobre la política. Su misión es, exclusivamente, informar al decisor político con exactitud, oportunidad y objetividad acerca de la situación, los posibles cursos de acción y sus previsibles consecuencias. La adopción de la decisión constituye un resorte exclusivo del decisor político.11 El éxito de la inteligencia estratégica estará dado, cuando el nivel político-estratégico adopte el criterio técnico ofrecido y tenga éxito por la elección de ese camino.
Las organizaciones de Inteligencia estratégica
Las organizaciones nacionales de inteligencia estratégica12 son las estructuras especializadas responsables de llevar a cabo la tarea del análisis y producción de la inteligencia estratégica y, para ello, deben colectar, seleccionar y analizar información vital y estratégica del Estado, produciendo la información refinada y con valor agregado necesaria para el decisor.
Su tarea —teniendo como guía los objetivos y fines nacionales e intereses vitales de la Nación, se orienta a colaborar para lograr o fortalecer la superioridad estratégica del país (sea política, económica, militar, ideológica, tecnológica, etc.), o para disminuir los efectos de las amenazas, riesgos o preocupaciones —tanto posibles como probables— en escenarios de mediano y largo plazo. Esa tarea colaborará en forma determinante en el establecimiento de los objetivos políticos y las políticas nacionales, así como en la definición de escenarios de cooperación y de conflicto y en la localización de oportunidades. Por ello, la inteligencia estratégica se constituirá en una importante base de formación de la política y de la planificación nacional, lo que abarca todos los campos del poder.
Es importante tener en cuenta que la razón de ser de la estructura de inteligencia estratégica, es “…servir únicamente a su “cliente” o “consumidor(es)”. El cliente es el que necesita la información para tomar decisiones, usualmente es el Presidente y algunos colaboradores cercanos como los Ministros…”13 y, por esto, es imprescindible saber qué es lo que necesita el cliente para tomar decisiones.
La vía normal por la que el decisor expresa las necesidades a la estructura de inteligencia, es el “requerimiento de inteligencia” y por ello es importante que ese consumidor conozca del funcionamiento de la estructura, su utilidad y capacidades, puesto que su comprensión le permitirá ser preciso en las necesidades que serán expresadas en el requerimiento. Pero cabe señalar que la estructura de inteligencia también puede ser proactiva y anticiparse a las circunstancias, poniendo en conocimiento del decisor las cuestiones sobre las cuales probablemente deberá decidir, al revelar los riesgos y amenazas que es posible deba evitar o superar.
En orden a la compleja tarea a cumplir, es indispensable comprender que la estructura de inteligencia estratégica no debe ser un organismo de carácter coyuntural al servicio del gobierno de turno. Debe ser un servicio estable —subsistente a los cambios de gobierno— con una burocracia profesional permanente y altamente calificada. Su personal debe provenir de un sistema de reclutamiento y de selección apropiado, sustentado en rigurosos criterios, donde la condición de ingreso y permanencia se base en los máximos niveles de la educación formal.
Por ello, es una sustancial tarea de la estructura ocuparse de obtener un recurso humano de alta calidad, preparado a través de estrictos procesos de formación y capacitación que garanticen su aptitud y calidad técnica y que sea una carrera profesional que genere interés por las posibilidades de crecimiento personal, económico y laboral del recurso humano, con incentivos y ascensos basados en criterios de mérito y excelencia. Según lo señala Carlos Maldonado Prieto, “…uno de los elementos centrales del profesionalismo de cualquier actividad, sobre todo, en el caso de la inteligencia, debido a las altas responsabilidades en cuestiones relativas a la seguridad del Estado, es la formación de su personal…”14 Esta es una cuestión superlativa en la gestión de la inteligencia estratégica, en la medida que quienes tienen la tarea de participar en los delicados procesos de análisis y producción de inteligencia, requieran de un adecuado conjunto de conocimientos sustentados por parámetros de calidad académica que los hagan aptos para cumplir con su función.
Importancia del recurso humano
El enorme valor del recurso humano obliga a las organizaciones de inteligencia, a una seria consideración de las cuestiones relativas a la selección de sus miembros y a los procesos educativos, para garantizar que su calidad sea acorde con las complejas tareas de su desempeño profesional.
La saturación de información15 que hay en la actualidad, puede convertirse en un importante obstáculo en la labor si no se posee un recurso humano de alta calificación que pueda aprovechar la misma. El mejor ejemplo de esto es el caso de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, donde a pesar que Estados Unidos contaba con innumerables recursos humanos y técnicos y una sobreabundante información, no pudieron impedir oportunamente la agresión, ni comprender el avance del terrorismo y su proyección mundial. En los días posteriores al ataque, se reveló que había una enorme cantidad de datos obtenidos durante años de labor por distintas agencias de inteligencia y aparecieron cientos de extensos informes, fotografías y detalles precisos sobre la vida de los terroristas en Estados Unidos y en otras partes del mundo que daban cuenta de su peligrosidad, pero el exagerado acopio de información no sirvió de nada y su utilidad se valoró tarde. La descontrolada profusión de información, la falta de interconexión en la comunidad de inteligencia, la ineficacia de las estructuras para tamizar el maremágnum informativo y la carencia de un recurso humano apto —capaz de discernir lo importante de lo superfluo, ante el caudal de información— impidieron la posibilidad de la reunión, análisis y procesamiento de la información que condujera a una inteligencia útil.
Así, la función sustancial dentro del organismo de inteligencia la desarrollan los analistas, que es el personal especializado que lleva a cabo el estudio valorativo de la información sin refinar y, a través de su procesamiento, generan inteligencia. Contribuyen a su labor los grupos de expertos, quienes aportan conocimientos específicos desde la perspectiva de las diversas disciplinas participantes.
Los requerimientos que deberán responder son de la más variada índole e involucran cuestiones de la política interna o internacional, economía, tecnología, geoestrategia, energía, diversas amenazas contra la seguridad, medios de transporte, ecología, comunicaciones, etc., y numerosos temas más, que se corresponden con conocimientos de múltiples disciplinas. Es por ello que el personal de inteligencia requiere un amplio espectro de capacidades, en la medida que su ámbito de acción contempla múltiples aspectos del ámbito nacional e internacional.
La información a la que acceden los analistas es obtenida principalmente a través del uso de fuentes abiertas, el aporte de otros servicios de inteligencia, la contribución de unidades orgánicas de la estructura del Estado, así como de otros efectores y de ese material se deducirán los elementos validos o útiles para el consumo específico de inteligencia. Sobre esa información obtenida en bruto, se realiza la tarea deductiva, extrayendo sus productos sustanciales tales como la valoración de la fuente, la interpretación de procesos y de su contexto, el establecimiento de su significación como instrumento de inteligencia y esta información convenientemente agrupada, integrada, evaluada y analizada, genera el producto que es la información procesada, conocimiento especializado, o inteligencia útil para perfilar y construir decisiones en ámbitos naturalmente interrelacionados como economía, seguridad y defensa, relaciones entre Estados, o el bienestar de los ciudadanos.16
La calidad del profesional de inteligencia, sus aptitudes, sus cualidades intelectuales y su conocimiento, se verá directamente reflejada en la excelencia de su trabajo. Esto es tan importante, grave y trascendente que los errores en la inteligencia estratégica pueden llegar a afectar seriamente la estabilidad del país y la seguridad internacional.
En orden a lo antes expresado, puede verse como ejemplo el caso de la decisión del gobierno de Estados Unidos de ir a la guerra con Irak en el año 2003, donde el principal fundamento para la acción bélica fue el asesoramiento proporcionado por la inteligencia. Sin embargo, el reporte17 del 7 de julio del 2004 del Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos, el cual analiza los informes de inteligencia sobre Irak referidos al supuesto intento de adquisición de uranio en Niger, los programas de destrucción masiva, los vínculos con al Qaeda, las violaciones de los derechos humanos, etc., llega a la conclusión que las anteriores estimaciones de inteligencia estratégica que apoyaban la invasión de Irak, se basaban en apreciaciones poco razonables y, fundamentalmente, no respaldada por la inteligencia disponible. La conclusión a la que arriba el Comité es que Estados Unidos entró en guerra a consecuencia de las erróneas apreciaciones de la inteligencia del país, por lo que el asesoramiento técnico inadecuado, en este caso, fue determinante para una desacertada decisión política que desató la acción militar.
La formación del recurso humano
Habida cuenta las importantes actividades intelectuales que lleva a cabo el analista para cumplir, eficientemente, con su labor requiere de ciertas cualidades personales, actitudes, conocimientos y competencias decisivas para desarrollar su tarea con idoneidad.
Entre las cualidades personales se destacan significativas dotes intelectuales, lucidez, competencia, capacidad de análisis y de síntesis, capacidad de estudio y de observación, habilidad creativa, dedicación, autocritica y, en orden a las especiales características de su tarea, la discreción, la prudencia y la mesura son fundamentales.
Vale la pena también tener en cuenta algunas condiciones que Sherman Kent considera necesarias en el analista, al señalar: “…no debe ser meramente un receptor pasivo de impresiones. Continuamente, debe hacerse, a sí mismo, embarazosas preguntas. Debe ser imaginativo en la búsqueda de nuevas fuentes de información confirmatoria o contradictoria, debe constituirse en crítico de cada nueva evidencia, debe ser paciente y cuidadoso en la ordenación de los hechos que son irrecusables, debe ser objetivo e imparcial en su selección de hipótesis. En resumen, aunque su trabajo no es primariamente un trabajo de investigación, debe poseer las cualidades y el comando de la técnica de un investigador adiestrado…”18
En cuanto a los conocimientos que requiere el analista, debe apreciarse que esta es una cuestión íntimamente ligada a la configuración del organismo, naturaleza principal de los requerimientos y función que deba cumplir el personal. La necesidad de interdisciplinariedad del ámbito de la inteligencia, no puede llevar a la creencia de la necesidad de un “multianalista” que pueda incursionar en todos los saberes. Lo recomendable es que haya variedad en el personal, que provengan de diversas disciplinas de estudio y que tengan cierta especialización en los temas de interés, requisito sustancial impuesto por la complejidad del mundo actual.
Si bien no hay un catálogo que permita establecer cuál es la disciplina más ajustada al perfil del analista, podrían ser aptos para la actividad los graduados universitarios de los campos del derecho, relaciones internacionales, ciencias políticas, economía, sociología, antropología, historia, ingeniería, tecnologías de la comunicación o periodismo, aunque esto no es taxativo. El dominio de idiomas también resulta un conocimiento adicional necesario.
A esas titulaciones universitarias —básicas para el ingreso a la carrera de inteligencia— es necesario adicionarle, a través de un estricto proceso de formación, las habilidades y conocimientos técnicos específicos, tales como las relativas al desarrollo del ciclo de inteligencia, el dominio de los métodos de pensamiento analítico riguroso, la gestión de fuentes y las técnicas de obtención de información, el manejo de herramientas de abordaje, las destrezas en la aplicación de los procedimientos e instrumentos propios de la gestión del conocimiento, uso de la prospectiva, desarrollo de la creatividad, pensamiento estratégico, así como la metodología en la elaboración de informes, entre otras capacidades necesarias.
Debe ser un propósito ineludible de la organización de inteligencia que el personal a su cargo se capacite permanentemente, no sólo en su conocimiento técnico, sino que también para que alcance los máximos niveles de postgrado en el sistema de educación superior. Para ello, es necesario contar con un plan de educación que contenga los criterios de desarrollo educacional del personal, conforme a objetivos y necesidades, en el que se prevean metas y procesos de capacitación continua, así como también es necesario que la educación se convierta en una exigencia de la carrera y un estimulo para el crecimiento profesional.
En América Latina muchas de las estructuras de inteligencia estratégica forman y capacitan a su personal a través de elementos educativos propios, aunque algunas lo hacen en instituciones de inteligencia militar y otras en instituciones académicas externas. Se advierte un creciente interés en dichas estructuras por adoptar cánones de calidad académica con criterio universitario y, para ello, en algunos casos, se ha buscado propiciar en el interior de la organización la creación de carreras especificas de postgrado enmarcados en el sistema oficial de educación y, en otros casos, se han vinculado a universidades para la creación de ese tipo de carreras, elevando así, considerablemente, el nivel educativo del personal de inteligencia en la búsqueda de una mayor calidad de sus resultados en la actividad laboral.
Es importante mencionar la experiencia educativa de la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI, por sus siglas en español) de Argentina, que ha desarrollado la “Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional” junto a la Universidad Nacional de La Plata, programa académico acreditado en el sistema de educación superior nacional y cuyo objetivo es brindar una formación compuesta de conocimientos generales, específicos e interdisciplinarios y habilidades metodológicas necesarias para su uso en diversas áreas del conocimiento y del quehacer público o privado.19 Su oferta está abierta al público en general y, para ser admitido, se requiere que el aspirante posea título de grado universitario. Este programa ha sido un importante paso en los estudios de la inteligencia estratégica, dado que ha brindado un enorme aporte intelectual y académico a la organización de inteligencia y a su personal, pero también debe valorarse el significativo avance y apertura que representa este vinculo entre el mundo académico y la inteligencia, lo que propicia una nueva forma de relacionamiento y colaboración institucional con universidades y centros de estudios, cada vez más común en América Latina.
Sede de la Escuela Nacional de Inteligencia, Buenos Aires.
En contraposición, todavía hay países en los que la capacitación del personal se sostiene sobre un endeble andamiaje de cursos y diplomados —muchas veces inconexos— cuyo nivel no satisface, en lo más mínimo, las exigencias de calidad de los recursos humanos, ni tampoco responde a las necesidades propias de las complejas funciones a cumplir.
A manera de conclusión
La inteligencia estratégica es una compleja actividad que aporta conocimiento especializado al máximo nivel político de un país y, por tanto, requiere de una estructura moderna, eficiente y que cuente con el personal idóneo, adecuadamente formado para su tarea. El exigente rendimiento profesional de los recursos humanos es una cuestión fundamental en toda organización de inteligencia y, por ello, debe ser un permanente objetivo institucional mantener elevados estándares en la calificación de su personal y en su formación, al garantizar que, en todo momento, cuente con el amplio espectro de conocimientos y habilidades que necesita para cumplir su tarea.
La calidad del profesional de inteligencia está sujeta no sólo a sus condiciones personales, sino también será producto del proceso educativo por el que haya transitado. Por ello, la organización deberá ser diligente en su tarea de obtener, formar y capacitar el personal altamente competente que necesita y es indispensable que esté alerta en cuanto las necesidades educativas de la organización, verifique la alta calidad de la estructura académica a cargo de la formación de sus recursos humanos, revise y actualice los contenidos de los programas de estudio y la correspondencia de éstos con los perfiles profesionales deseados.
Las capacidades profesionales de quienes trabajan en el ámbito de la inteligencia deben ser superlativas, requieren estar dotados de la suficiencia necesaria para poner en práctica sus conocimientos, experiencia y las herramientas a su alcance para la producción de inteligencia y hay que entender que su tarea no se trata de un ejercicio puramente académico, sino que es una actividad que tiene consecuencias políticas trascendentes. Por ello, es riesgoso delegar tan delicada labor a quien, por su desconocimiento, tiene que recurrir a su imaginación para comprender complejos procesos en los que no ha sido formado, pero también vale la pena tener en cuenta que el conocimiento solo no basta, puesto que el conocimiento si no se sabe poner en práctica, muchas veces, es peor que la ignorancia.
En América Latina es necesario un mayor acercamiento al campo de la inteligencia por parte de la sociedad en general y del mundo académico en particular, siendo preciso sostener una “cultura de inteligencia” que permita comprender el uso, necesidad, función y finalidad de la inteligencia como irreemplazable estructura del Estado y donde su buen funcionamiento —enmarcados en criterios de legalidad y transparencia— sirve, protege y beneficia a la sociedad en su conjunto. En esto, el ámbito universitario puede hacer un importante aporte, al incentivar los estudios sobre la materia, desmitificar su tarea y promover el acercamiento con los organismos de inteligencia, para colaborar con su aporte intelectual como es habitual en muchos países del mundo.
Varias de las páginas de la historia sobre los conflictos contemporáneos, los fracasos de los gobernantes y de los Estados, están escritas gracias a los errores de la inteligencia estratégica. Muchos de los logros de la paz, del mejoramiento de las relaciones entre Estados, del mayor bienestar de las comunidades y de los países, han sido logrados por una buena inteligencia estratégica. La búsqueda del éxito en la gestión estatal, es el fundamento que debe impulsar a formar recursos humanos de excelencia, con los conocimientos, habilidades, capacidades y aptitudes necesarias para lograr la mayor calidad del personal, lo que conducirá a un mejor servicio del Estado. La falta de calidad del personal, su ignorancia y falta de aptitud, tendrá como resultado una fatal y previsible consecuencia: el fracaso.
Referencias bibliográficas
1. Debido a los diversos términos que se emplean en América Latina como expresión del máximo nivel de la inteligencia del Estado, se usará en forma equivalente: “Inteligencia Estratégica Nacional”, “Inteligencia Estratégica Civil”, “Inteligencia Estratégica del Estado” “Inteligencia Estratégica General” o sólo “Inteligencia Estratégica”.
2. ESTEBAN NAVARRO, Miguel Ángel, “Necesidad, funcionamiento y misión de un servicio de inteligencia para la seguridad y la defensa”, en Cuadernos de Estrategia 127, “Estudios sobre inteligencia: fundamentos para la seguridad internacional” Grupo de trabajo 5/03 Instituto Español de Estudios Estratégicos, Ministerio de Defensa, España, 2003 pág. 69
3. HOLZMANN PEREZ, Guillermo, “Sistema de inteligencia en el estado chileno: Reflexiones acerca de su función”, en Documento de trabajo N°53, Universidad de Chile, Instituto de Ciencia Política, 1996
4. ESTEVEZ, Eduardo, “La reformulación de la inteligencia estratégica”, en Documento preparado para el curso “Fuerzas Armadas y Sociedad en el Mercosur. La Construcción de un Sistema de Seguridad Regional”, Departamento de Posgrado, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1997
5. Esto se manifiesta en el caso de la inteligencia de Israel, donde a pesar de que formalmente son estructuras distintas, el Mossad realiza la inteligencia exterior, Aman la inteligencia militar y Shabak la inteligencia interior, sin distinción de niveles, confluyen prioritariamente hacia el campo de la seguridad y defensa nacional. Su diferencia principal es el ámbito geográfico en el que concentran su actuación y aunque son independientes, en base a su gran interconexión y coordinación y escasa compartimentación conforman un sistema donde las tres trabajan como una única estructura con un mismo objetivo. Muchas veces pareciera que se superponen en su labor, pero todo se conjuga tras un único interés.
6. Como bien lo señala Jorge Serrano Torres “…La disyuntiva no es la primacía entre civiles y militares, sino entre profesionales idóneos o incapaces para el trabajo especializado de inteligencia…” en “Democratización de la función de inteligencia” NDIC 2009 xlvii
7. Se usa en el presente trabajo indistintamente la expresión “decisor”, “usuario”, “cliente” o “consumidor” para referirse al tomador de decisiones que requiere de la inteligencia estratégica.
8. GODOY, Horacio, ¨Las relaciones internacionales en el proceso de globalización de la economía y la política: los nuevos actores en el nuevo escenario mundial” en Revista de la Escuela Nacional de Inteligencia, Volumen I, N° 1, Primer Trimestre 1992, pág. 138
9. JOUROFF, Jorge “Inteligencia y cultura. Una oportunidad para Uruguay” en “Democratización de la función de inteligencia” NDIC 2009 pág. 139
10. KENT, Sherman, “Inteligencia Estratégica para la política mundial norteamericana”, Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1986; pág. 213
11. UGARTE, José Manuel, “La relación entre la inteligencia y la política, y sus consecuencias en las estructuras y las normas de los Sistemas de Inteligencia”, FAS, Brasilia, 2005, pág. 13
12. En Argentina “Secretaría de Inteligencia (SI)”, en Brasil “Agência Brasileira de Inteligência (ABIN)”, en Chile “Agencia Nacional de Inteligencia (ANI)”, en Colombia “Dirección Nacional de Inteligencia (DNI)”, en México el “Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN)”, en Estados Unidos, la principal es la “Agencia Central de Inteligencia (CIA)”.
13. CHAVES, Paul, “Los Espías no Bastan: Definiendo las Políticas Públicas en Materia de Servicios de Inteligencia en Costa Rica”, en Center for Hemispheric Defense Studies, REDES 200, Research and Education in Defense and Security Studies, Washington D.C., May 22-25, 2001
14. MALDONADO PRIETO, Carlos, “Profesionalismo del personal de inteligencia: El caso de Chile”, en “Profesionalismo de Inteligencia en las Américas”, Center for Strategic Intelligence Research, Washington DC, 2003, pág. 269
15. Las expresiones “infoxicación” y “explosión de la información” se emplean con relación al fenómeno que se da en la actualidad, producido por el exceso y sobreabundancia de información, que dificulta la identificación de información relevante para la decisión, o genera desconcierto por la falta de un método para comparar y procesar diferentes tipos de información por su magnitud.
16. “Introducción”, Cuadernos de Estrategia 127, “Estudios sobre inteligencia: fundamentos para la seguridad internacional” Grupo de trabajo 5/03 Instituto Español de Estudios Estratégicos, Ministerio de Defensa, España, 2003, pág. 8
17. “Report on the U.S. Intelligence Community’s Prewar Intelligence Assessments on Iraq”, Véase en http://web.mit.edu/simsong/www/iraqreport2-textunder.pdf Consultado el 12/03/2013
18. KENT, Sherman. “Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana”. Editorial Pleamar, Argentina 1994 Pag. 86-87
9. Desde el año 2013 el programa se encuentra suspendido.
Dr. José Gabriel Paz, J.D., Ed.M., Director del Instituto de Investigaciones en Geopolítica, Defensa y Seguridad de la Universidad del Salvador (Argentina), Director del Master en Defensa y Seguridad Hemisférica (USAL-CID, Washington DC), Director del Master en Defensa y Seguridad Centroamericana (USAL-CDN, Honduras), Asesor del Center for Latin American Economy and Trade Studies del Chihlee Institute of Technology de la Republica de China. Graduado del Postgrado de Inteligencia Estratégica (ESG) Argentina, Contacto: [email protected]
La National SecurityAct de 1947, Pub. L. No. 235, 80 Cong., 61 Stat. 496 (July 26, 1947), firmada por el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman, fue un acta que realineó y reorganizó las fuerzas armadas estadounidenses, la política exterior, y el aparato de inteligencia, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial.
La mayoría de las disposiciones del acta tomaron efecto el 18 de septiembre de 1947, un día después de que el senado confirmara a James V. Forrestal como el primer secretario de Defensa.
El acta combinó el Departamento de Guerra y el Departamento de la Marina en la National Military Establishment (NME) dirigida por el secretario de Defensa. También fue responsable de la creación de un Departamento de la fuerza aérea separado del existente «United States Army Air Forces». Inicialmente, cada uno de los tres departamentos mantuvieron un estatus de cuasigabinete, pero el acta fue corregida el 10 de agosto de 1949 para asegurar su subordinación a la Secretaría de Defensa. Al mismo tiempo, la NME fue renombrada Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Además de la reorganización militar, La National Security Act estableció el consejo de Seguridad Nacional, una central de coordinación para la política de seguridad nacional en la rama ejecutiva, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA); la primera agencia de inteligencia estadounidense establecida en tiempos de paz.
El acta y sus cambios, junto con la doctrina del presidente Truman y el Plan Marshall, fueron los mayores componentes administrativos para la guerra fría ejecutados por su mandato.
Fuente: Wikipedia, 2019.
El presidente Harry S. Truman firmó la Enmienda de la Ley de Seguridad Nacional de 1949 con invitados en la Oficina Oval
Se han constituido a lo largo del pasado y presente siglo como una pieza fundamental tanto de la seguridad nacional como de la política exterior de numerosos estados, amén de convertirse en fuente inagotable de inspiración para el mundo del cine y la literatura. Considerados por algunos como la delgada línea que protege a los países y ciudadanos de la inmensidad de amenazas que pululan por el globo y por otros como entes al servicio de los más oscuros propósitos del entramado estatal, la inteligencia y los servicios de inteligencia son, a día de hoy, actores de enorme importancia en todos los niveles de las relaciones internacionales.
El concepto de inteligencia
En contra de la creencia popular de reducir la inteligencia a espionaje, lo que abarca este término es mucho más amplio, y además de ser el correcto, es el que nos proporciona una visión general y completa de todo aquello que la inteligencia abarca. Partiendo de esta perspectiva, podemos definir la inteligencia como la información procesada que está destinada, por un lado, a ayudar a la toma de decisiones de un determinado receptor y por otro lado, la que se considera como un núcleo central para hacer frente a las amenazas y riesgos que puedan afectar antes o después tanto a los estados como a sus ciudadanos, tales como el terrorismo, el crimen organizado, flujos migratorios descontrolados, proliferación de armamentos, etc. Aquí hay que distinguir, y así lo hace el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español, entre información e inteligencia. Información la entendemos como el simple punto de partida de cara a la elaboración de inteligencia, que como hemos dicho, es información ya procesada, esto es analizada, valorada, contrastada e interpretada.
Quienes realizan esta labor son los Servicios de Inteligencia. De manera resumida, son organismos del Estado que tienen como misión obtener información no alcanzable por otros órganos y difundir inteligencia sobre diversas amenazas, a fin de hacer posible su prevención y facilitar la toma de decisiones por parte de la autoridad competente, que por la importancia que tienen los servicios de inteligencia en la estructura de seguridad nacional, suele ser el Gobierno.
Bajo la definición antes ofrecida, podemos englobar casi cualquier aspecto político-económico que necesite de información elaborada de cara a obtener una ventaja o un mejor conocimiento de una situación determinada. La inteligencia más habitual es la que procede del Estado y está encaminada a la mejora de la seguridad nacional y la prevención de agresiones al Estado y sus ciudadanos, pero actualmente la inteligencia ha evolucionado hasta abarcar también cuestiones económicas, bien en facilitar la seguridad económica del propio estado, bien promovida por las empresas privadas en una perspectiva de mercado competitivo.
Sea como fuere, la elaboración de inteligencia sigue un ciclo muy marcado y que a grandes rasgos sigue seis etapas, si bien se pueden resumir en cuatro: dirección, obtención, elaboración y difusión. En la primera fase, la de dirección – en el ciclo como etapa de “análisis de las necesidades” –, el Estado fija un objetivo en materia de seguridad o política exterior a alcanzar. Esto es fundamentalmente una decisión política. Por poner dos ejemplos, esta decisión puede abarcar desde luchar con más ahínco contra un potencial agresor – un grupo terrorista o una mafia del narcotráfico – hasta investigar a un tercer país de cara a tener un informe más detallado de su desarrollo económico. En la siguiente fase, la de obtención, se consulta a las fuentes que el servicio de inteligencia tenga disponibles y sean útiles para el cometido en cuestión. Esto es simplemente recopilación de información, tanto de fuentes secundarias – más accesibles aunque menos fiables – como de fuentes primarias – con mayor dificultad de acceso pero con información de calidad –. Hasta aquí la recogida de información; ahora viene la inteligencia como tal. En la tercera gran fase, la etapa de elaboración, se traslada toda esa información recopilada a un grupo de analistas, que trabajarán con ella con la intención de que al final quede una información procesada que, siguiendo las pautas establecidas en el objetivo político, le sea útil a los decisores políticos para realizar las acciones más correctas posible al tener información fiable y completa. Esto último será la llamada fase de difusión.
Este ciclo de la inteligencia se retroalimenta constantemente, puesto que en base a la nueva información disponible, los decisores políticos reajustarán su agenda de cara a incluir distintas preferencias. Esto sería, por ejemplo, la creencia de que un grupo terrorista es muy peligroso para la seguridad nacional, pedir un informe a Inteligencia y que tras éste, comprobar que dicho peligro es inexistente, por lo que ese grupo terrorista perdería importancia dentro de la agenda política, cuyo puesto pasaría a ser ocupado por otro asunto.
Hasta aquí todo parece muy correcto e inocente, como si la inteligencia fuese una cosa sencillísima y que funciona en armonía. En absoluto. El análisis es cierto que no entraña más dificultad ni variedad que la de una o varias personas analizando e interpretando información de cara a hacer un informe para el político de turno. Lo complicado, y que a veces se interna en lo ilegal, es la recogida de información. Esta es sin duda la parte más “artística” de la inteligencia, ya que en ella es en la que giran todas las grandes y conocidas tramas en torno al espionaje o las operaciones encubiertas. Podemos resumir en que hay cuatro vías por las que se puede obtener información de cara a una posterior elaboración de inteligencia: la humana, por imágenes, por señales y mediante fuente abierta. La primera de ellas, la inteligencia humana, procede, como su propio nombre indica, de fuentes humanas. Este es el método más antiguo y el que popularmente se conoce como “espionaje”. Al haber dos tipos de fuentes, la inteligencia humana varía. Por ejemplo, si estuviésemos recopilando información sobre un cártel de la droga, la inteligencia humana de fuentes primarias sería preguntar a un confidente o a un infiltrado en la banda, mientras que en fuentes secundarias sería hablar con un experto – académico o periodista – en ese cártel; la inteligencia por imágenes se obtiene de imágenes obtenidas por diversos métodos, tales como aviones, satélites, personas, etc.; la inteligencia por señales consiste principalmente en la interceptación de comunicaciones de terceros, lo que se conoce coloquialmente como “escuchar”; por último, la inteligencia por fuentes abiertas es la obtención de información disponible de manera pública, como en periódicos, revistas especializadas o internet. Este método es actualmente uno de los más utilizados y con mayor potencial, sobre todo gracias a la red de redes.
El quién es quién de la Inteligencia mundial
La Inteligencia es un aspecto clave en la política de seguridad de los estados. Es por ello que casi todos los países del mundo tienen unos servicios de inteligencia organizados y cuya permanencia y funcionamiento es casi de obligado cumplimiento para ellos. Por lo general, los estados pequeños o medianos – entendiendo esto como el peso de los mismos en la escena internacional –, tienen unos servicios de inteligencia orientados a la seguridad interior, en proteger al país de amenazas externas y a menudo, transnacionales. En el caso de los países que tienen un papel regional o global de importancia, la proyección de la inteligencia también acaba acoplándose con la política exterior, y dentro de esta se convierten en un actor relevante por recursos y capacidad operativa, haciendo además de la seguridad nacional algo que combatir de manera extraterritorial, en otros países, no sólo en el propio.
En este último aspecto comentado, no han sido pocas la veces, especialmente en los últimos cien años, en la que los servicios de inteligencia han sido protagonistas o importantes participantes en cambios políticos bruscos y de relevancia. Estos, por supuesto, venían de los estados con numerosos recursos destinados a estas actividades. A día de hoy, muchos de esos servicios de inteligencia con peso histórico siguen siendo los predominantes en el planeta, y es por ello que hablaremos brevemente de ellos.
La naturaleza de los mismos es variada. En algunos existe una agencia de seguridad interior y otra de seguridad exterior, mientras que otros países tienen un solo servicio de inteligencia; también hay lugares en los que la inteligencia depende de la policía de dicho país, del ejército o es un organismo independiente de todos ellos. A causa de estos factores, algunos estados tienen uno, dos o incluso tres servicios de inteligencia funcionando a la vez, coordinándose y cooperando además de manera habitual con sus policías nacionales, servicios de aduanas, fuerzas armadas, servicios de inteligencia de otros países o incluso Organizaciones Internacionales como Interpol.
CIA/FBI/NSA (Estados Unidos)
La primera potencia económica actual y hegemón global desde la Segunda Guerra Mundial no se ha privado de tener un buen entramado de inteligencia que responda adecuadamente a las necesidades e intereses que han tenido y tienen los Estados Unidos a partir de 1945. De los tres pilares principales que sujetan la seguridad nacional norteamericana, la Central Intelligence Agency (CIA) es, además de la más conocida, la más importante. Su papel es exclusivamente exterior, por lo que centra sus labores de inteligencia fuera de las fronteras de Estados Unidos.
Creada en 1947, sus principales cometidos se centran en la elaboración de inteligencia, así como la actuación en materia de antiterrorismo, redes de tráfico de drogas, personas o armas, proliferación de armamentos y la lucha contra diversos tipos de riesgos y amenazas que pudiesen hacer peligrar a los EEUU. Sus enorme disponibilidad histórica de recursos, tanto económicos como técnicos y humanos, ha hecho de la CIA un actor presente en infinidad de países a partir del comienzo de la Guerra Fría y dentro de la política exterior “inamistosa” de los Estados Unidos en los últimos setenta años, ha sido su principal brazo ejecutor. En América Latina saben bien del protagonismo de la CIA en su historia política reciente. Guatemala, Chile o Cuba fueron objetivo de Langley dentro de la política de contención del comunismo. Los dos primeros golpes de estado fueron exitosos para los intereses estadounidenses, ya que tanto los presidentes Jacobo Arbenz en 1954 y Salvador Allende en 1973 fueron sustituidos por dictaduras militares favorables a Estados Unidos; el intento en Cuba fracasó en Bahía de Cochinos. En otros lugares, tales como Irán durante la revolución de 1979 y la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense, Afganistán, Pakistán – incluyendo la muerte de Bin Laden – o Irak, la presencia de la CIA ha sido vital para los intereses de Washington.
Dentro de las fronteras norteamericanas, la misión de salvaguardar la seguridad nacional recae en la Federal Bureau Agency (FBI). Su fundación, que se remonta a 1908, fue el primer paso en dotar al entramado institucional estadounidense de un cuerpo policial y de justicia a nivel federal. Con el tiempo y gracias al reforzamiento del estado central, las funciones del FBI han ido derivando hacia un cuerpo dedicado a las investigaciones criminales que afectan a todo el país. Como servicio de inteligencia se ha configurado más bien como de contrainteligencia, ya que además de combatir amenazas como el terrorismo o el cibercrimen, también emplea especial atención en prevenir el espionaje y la inteligencia de terceros países.
Por último, la recientemente conocida National Security Agency (NSA) por sus espionajes en Europa, es el tercer puntal de la inteligencia estadounidense. Lleva funcionando desde 1952 y su labor es muy concreta pero no por ello poco importante: seguridad de la información. Esto, al ser la materia prima de la inteligencia, es primordial que sea fácilmente obtenida la ajena y convenientemente protegida la propia. En los últimos años, con la proliferación cada vez más rápida de las tecnologías de la comunicación e información, Internet o redes sociales, el correcto trabajo con la información se ha vuelto totalmente necesario, más todavía para el país que pretende seguir siendo primera potencia mundial.
Al contrario que la CIA o el FBI, la NSA era un servicio totalmente desconocido para el gran público. Su trabajo, que es menos “de campo”, había pasado muy desapercibido durante décadas hasta que en 2013, Edward Snowden, exempleado de la CIA y la NSA que filtró toda una serie de actuaciones ilícitas de la NSA en Europa, con intercepciones de millones de llamadas y mensajes telefónicos, incluyendo los de algunos presidentes europeos. Este descarado espionaje, a veces apoyado por servicios secretos nacionales europeos, provocó una crisis entre muchos estados europeos y los EEUU que obligó a Obama a remodelar la NSA.
MI5/MI6 (Reino Unido)
Los británicos, allá en 1909, sintieron la necesidad de crear un servicio de información e inteligencia que les ayudase a entender mejor un mundo, especialmente Europa, cada vez más convulso y que caminaba al precipicio por el que el Viejo Continente se arrojó en 1914. Así nació el Secret Service Bureau. En su origen, y así ha perdurado hasta nuestros días, el servicio secreto británico se desdobló en dos secciones: el MI5, encargado de la seguridad e inteligencia interior, y el MI6, cuyas funciones de inteligencia se desarrollan fuera de las fronteras del Reino Unido.
La época dorada de ambas secciones fue durante las dos guerras mundiales. En el teatro europeo, las actividades del MI6 fueron constantes en las guerras contra Alemania, y fue entonces donde la inteligencia británica perfeccionó su sistema, ya que recordemos que hasta la segunda mitad del siglo XX no aparecería la inteligencia estadounidense, por lo que en aquellos años, el MI5 y el MI6 no tenían rival.
Con el comienzo de la Guerra Fría, la inteligencia británica quedó alineada con los intereses de la inteligencia norteamericana, que al menos en Europa era contener y combatir el comunismo. Así, los servicios secretos del Reino Unido perdieron bastante autonomía, quedando a menudo relegados a colaboradores de la CIA en sus operaciones en el continente europeo. En esta época, uno de las mayores manchas en el expediente del MI6 vino en 1990 cuando se descubrió en Italia la relación de la inteligencia británica y estadounidense con el grupo terrorista Gladio y la Operación Gladio.
La finalidad de dicha operación era formar grupos paramilitares anticomunistas en diversos países europeos para que actuasen de guerrilla en caso de invasión soviética de Europa Occidental. Al final acabó derivando en la consolidación de varias células terroristas en países del sur de Europa como Italia, Grecia, Turquía o España cuya misión era combatir el avance social y electoral de la izquierda comunista, muchas de las veces por métodos violentos. Con el paso de los años, Gladio quedó bastante desligado de las intenciones de la inteligencia británico-estadounidense, produciéndose atentados muy sangrientos y colaboraciones en golpes de estado, como en Grecia o Turquía.
Mosad (Israel)
Israel se convirtió ya desde su nacimiento en 1948 en un país en permanente estado de alerta. Su conformación como estado, así como las fricciones étnico-religiosas con los vecinos hizo que desde el primer día todos los estados limítrofes con Israel le fuesen hostiles, una hostilidad que se demostró con la primera guerra árabe-israelí de 1948-1949. Esta hostilidad, si bien se ha relajado en los últimos tiempos – ya no hay guerras abiertas –, no ha desaparecido, por lo que Israel sigue amenazado, bien por los países musulmanes de la zona, bien por el terrorismo islamista.
Con esta situación sobre la mesa, en 1949 se fundó el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales, cuyas siglas en hebreo son Mosad. Sus operaciones han sido numerosas, sobre todo de cara a mantener la estabilidad en Oriente Medio en general y la de Israel en particular. El Mosad no es que sea muy distinto a otros grandes servicios secretos de cara a combatir amenazas fuera de sus fronteras, pero bien es cierto que los israelíes siempre han sido bastante contundentes con sus objetivos y han predicado abiertamente el “ojo por ojo”. Desde las operaciones “cazanazis” en la posguerra, cuyo culmen llegó con la captura por parte del Mosad con posterior juicio y ejecución pública de Adolf Eichmann, el planificador del exterminio de judíos en el régimen nazi hasta la Operación Cólera de Dios, diseñada de cara a eliminar a los autores palestinos del asesinato de 11 atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Munich de 1972. Esta última acción tuvo bastante visibilidad gracias a la película “Munich”, de Steven Spielberg. Por supuesto, otra gran cantidad de operaciones y eliminaciones se han sucedido a lo largo de los años, operaciones que además son publicitadas por el propio estado israelí con la intención de demostrar que quien atenta contra Israel puede recibir un golpe de vuelta.
La Unión Soviética fue una potencia la mayor parte de los años en los que existió. Tenía un poder industrial y una influencia política considerable, además de unas fuerzas armadas numerosas complementadas por una notable capacidad nuclear. La mano de su servicio secreto, el KGB, llegaba a cualquier rincón del planeta con precisión y eficacia. Todo eso terminó en 1991 cuando el gigante soviético se desmoronó y el principal perjudicado fue su sucesor, Rusia. El oso ruso, aquejado de la crisis de su predecesor, desapareció durante dos décadas de la escena internacional, relegado a potencia regional en Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central. La influencia política soviética y la red del KGB se esfumó con la sustitución de la hoz y el martillo por la tricolor rusa. Sobrevivieron algunas estructuras, pero sólo nominalmente. En la realidad, los servicios secretos rusos habían perdido gran parte del terreno ganado desde que León Trotsky empezase a organizar el Ejército Rojo.
Actualmente, parece que Rusia comienza a despertar. Su inclusión en el grupo BRIC, la consolidación en Europa Oriental y su extensión a Oriente Medio a colación de la guerra civil en Siria ha hecho que los servicios secretos del Kremlin deban estar a la altura de la proyección que desea Moscú.
Al igual que las grandes potencias político-militares del mundo, Rusia también posee un servicio de inteligencia interior y otro exterior, además de la inteligencia militar. Los servicios de inteligencia civiles proceden directamente del soviético KGB, disuelto en 1991 tras la implicación en el fallido golpe de estado en la todavía URSS. Así, el servicio interior se personificó en el Servicio Federal de Seguridad (FSB), encargado de labores de contraespionaje y antiterrorismo – que en Rusia ha sido un problema grave sobre todo con el terrorismo checheno – y dependiente directamente del Kremlin. En la vertiente exterior, el servicio secreto ruso se enmarca bajo el Servicio de Inteligencia Extranjera o SVR, que se encarga, como en la mayoría de potencias, de realizar la mayor parte de la inteligencia de dichos países. En los últimos tiempos, el SVR ha estado presente – al igual que otros servicios secretos, obviamente – en Ucrania, Siria o Asia Central. Por último, el GRU (Departamento Central de Inteligencia) es la rama militar de la inteligencia rusa, ligada también a las operaciones especiales.
En el apartado de las intervenciones sonadas de la inteligencia rusa, destacan por el envenenamiento de sus objetivos. Dejando en el olvido las operaciones del KGB, los servicios secretos rusos han sido sospechosos en diversos escándalos por muertes. Los casos más conocidos, los relativos al polonio-210. En 2006, el exagente del KGB Alexander Litvinenko, que trabajaba para el CNI español y el MI6 británico, fue envenenado con el comentado elemento radiactivo, que acabó causando su muerte. El agente, crítico con ciertas políticas de Vladimir Putin, fue supuestamente envenenado por el FSB o el SVR, ya que figuraba en la lista de objetivos del FSB. El segundo caso con polonio tuvo el dudoso honor de protagonizarlo Viktor Yuschenko, también en 2006. Quien liderase la Revolución Naranja en Ucrania y se convirtiese en presidente tras derrotar a Viktor Yanukóvich – el recién depuesto presidente ucraniano – fue envenenado con el susodicho polonio 210 en una cena con los servicios secretos. Yuschenko tuvo mejor suerte que Litvinenko y consiguió salir vivo del incidente. La sombra de la autoría siempre rondó sobre los servicios secretos rusos, ya que el envenenado Yuschenko era un presidente enormemente proeuropeo y nacionalista ucraniano, algo absolutamente contrario a los intereses de Moscú, que no tiene – y así ha quedado claro en la última crisis a orillas del Mar Negro – ninguna intención de dejar que Ucrania se acerque a Europa.
ISI (Pakistán)
No es un caso frecuente, pero existen algunos países que han vivido siempre entre la espada y la pared. Uno de ellos, Israel, ya lo hemos visto; otro ejemplo bien podría ser Pakistán. Su posición geográfica entre Irán, Afganistán e India hace que sea un pivote regional y un punto de paso obligado para muchas dinámicas de la región. Si a esto le añadimos la enorme enemistad con la India y la capacidad nuclear, sus necesidades estratégicas y de seguridad son enormes.
En 1948 fue creado por tanto el Inter-Service Intelligence o ISI pakistaní, un servicio de inteligencia que sustituía a los servicios de los distintos cuerpos del ejército de cara a tener un servicio unitario y que funcionase bajo directrices del gobierno y no de los militares – aunque en Pakistán esta diferencia no es demasiado palpable –. Sus funciones son las básicas de cualquier servicio secreto, si bien en el caso del servicio pakistaní, las funciones de seguridad interior y exterior están concentradas en el ISI, por lo que desarrolla tanto labores de inteligencia como de contrainteligencia, antiterrorismo y coordinación de mandos y operaciones.
El papel del ISI se empezó a incrementar con la desestabilización de Oriente Medio-Asia Central a partir de la Revolución Iraní y el recrudecimiento de la Guerra Fría. Así Pakistán, aliado por conveniencia – no por convicción – de Estados Unidos, siguió de cerca los sucesos que llevaron al exilio del Sha en Irán en 1979, al igual que colaboró con la CIA en financiar y armar a los talibanes que luchaban en Afganistán contra las tropas soviéticas. Por supuesto que como operaciones propias, la zona de Cachemira, eterna disputa regional, ha sido un foco constante de intentos del servicio secreto pakistaní de desequilibrar la balanza a favor de Islamabad.
MSS (China)
La proyección del Imperio del Medio ha sido tan rápida que en unas pocas décadas han tenido que renovar muchas estructuras y políticas, tanto internas como exteriores. El desmarque prematuro de China de las dinámicas EEUU-URSS durante la Guerra Fría hizo que las amenazas, al menos militares, se relajasen bastante, y por lo general China tuvo un desarrollo regional tranquilo. Todo eso cambió a partir de los años 80, cuando el régimen de Pekín se propuso hacer despegar al país. Con cifras de crecimiento desorbitadas, China fue adelantando progresivamente a muchos países en su potencial económico y asentó una influencia regional y global creciente. A día de hoy China participa y tiene voz en todo el planeta, especialmente en África y por supuesto, Asia. En el interior, conflictos no resueltos como el del Tíbet o los uigures de Xinjiang resultan a veces un dolor de cabeza para el Partido Comunista Chino; fuera de sus fronteras, la expansión económica y política en África, la tensión en el Mar de China o las relaciones con el grupo BRIC son prioridades absolutas y que precisan de una inteligencia que respalde la política china.
El Ministerio de Seguridad Estatal de la República Popular China (MSS) fue instituido en 1949, en cuanto se proclamó la RPC. Su control, al igual que por ejemplo el ejército chino, depende del Partido Comunista Chino y no del propio Estado. Sus labores se centran en la seguridad de China tanto fuera como dentro de las fronteras del país. Bien es cierto que el MSS no ha tenido operaciones de envergadura similares a las que haya podido hacer la CIA o el Mosad, sino que el modelo chino de inteligencia se centra más en la recopilación de información. Sus redes de espionaje son extensísimas y numerosas, apoyándose en muchos casos en los inmigrantes chinos que existen en los países a espiar. Así, África, Europa o Estados Unidos son puntos clave de la inteligencia de Pekín. Con este último país ha habido bastantes escándalos de espionaje, ya que unas cuantas veces se han destapado redes chinas infiltradas en lo más profundo del entramado político-militar norteamericano. Igualmente, la otra gran baza de la inteligencia china es el ciberespionaje. Esta rama, muy verde todavía en muchos países, es aprovechada por el MSS para lanzar masivos ataques cibernéticos a bases de datos en EEUU, Europa o Australia.
DGSE (Francia)
Francia es un país al que se le lleva décadas dando por muerto en la escena internacional, pero siempre, cuando el hambre aprieta, acaba por remarcar su papel. Es cierto que como potencia global ha perdido todo o casi todo, pero es indudable que en Europa ha sido en los últimos tiempos un polo de poder junto con Alemania. Además, se ha hecho notar en África central – Mali o la República Centroafricana – para defender sus intereses, especialmente su seguridad energética, con un despliegue que pocos países en el mundo pueden hacer.
Por todo esto, en 1982 nacía la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), sucediendo al Servicio de Documentación Exterior y Contraespionaje. Entre sus funciones destaca la elaboración de inteligencia para proteger los intereses franceses en el exterior y labores de contraespionaje para impedir lo propio en suelo galo. Como operaciones importantes de la DGSE destacan el hundimiento del barco de Greenpeace Rainbow Warrior en 1985, los intentos de asesinar al dictador libio Muammar al-Gadafi a finales de los setenta y la ejecución de un golpe de estado en la República Centroafricana en 1979 para instaurar un gobierno francófilo.
INTCEN/SITCEN/EUROPOL (Unión Europea)
Sí, la UE tiene servicios de inteligencia. Pequeños y con poco peso, pero tiene. Su importancia no radica en el momento actual, sino en el peso que podrían llegar a adquirir en unas décadas si la Unión Europea sigue avanzando políticamente, ya que acabaría siendo un pilar fundamental de la seguridad y política exterior europea. Nunca está de más conocer unos actores que a día de hoy son absolutamente desconocidos en la escena internacional, y más para el ciudadano de a pie.
Con el desarrollo del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) a partir de 2010, varios organismos de inteligencia han quedado incluidos en dicha estructura. El primero de ellos, el Centro de Análisis e Inteligencia de la UE (INTCEN), nació en 1999, pero tuvo el impulso a partir del comentado desarrollo del SEAE. Junto con el Centro de Situación de la UE (SITCEN), forman la espina dorsal de la inteligencia europea. Entre sus funciones destacan proveer de información exclusiva a su organización; proveer asesoramiento e informes y un amplio espectro de productos basados en inteligencia y fuentes abiertas; actuar como un punto de entrada en la UE para información clasificada procedente de estados miembros, civiles y servicios de seguridad; por último, apoyar y asistir a los presidentes del Consejo Europeo y la Comisión en el ejercicio de sus respectivas funciones en el área de las relaciones exteriores.
Por último, EUROPOL. La función de EUROPOL es, desde su sede en La Haya, prevenir y combatir riesgos y amenazas que afecten a la seguridad ciudadana de la Unión Europea. No se incluyen aspectos militares, sino que todo son riesgos y amenazas “civiles”, que además son trasladadas a los estados miembro, competencias de las policías o los cuerpos de seguridad de los estados. Por tanto, sus fines claros son combatir el terrorismo, los delitos de índole económica, las mafias, el tráfico de personas, drogas, cibercrimen y en definitiva, los grandes problemas que afectan de manera transnacional a la Unión Europea, no solamente a uno o unos pocos países.
El presente artículo es el resultado de una investigación básica que iniciamos a requerimiento de nuestro amigo y colega argentino Julio Esteban Fabiano, por allá en mayo del año 2012. El requerimiento inició con una solicitud de Fabiano. Necesitaba organizar un curso de historia de la inteligencia para sus alumnos en Buenos Aires y quería saber si existía una referencia histórica del origen del ciclo de inteligencia como lo conocemos hoy en día, más antigua que la planteada por Sherman Kent en su libro Inteligencia Estratégica del año 1949.
Yo le indique a Fabiano que nunca me había preocupado en particular de ese tema, pero que era interesante y con mucho gusto lo iba a apoyar en la búsqueda. Y sin ser profesionales de esa área de la ciencia, un par de analistas de inteligencia se embarcaron en una misión de historia.
Previo al inicio de la investigación y con miras a orientar a aquellos interesados en el tema que no conozcan el Ciclo de Inteligencia, procedemos a dar uno de sus aceptados conceptos por parte de la comunidad de inteligencia internacional y presentar una de sus versiones gráficas.
El Ciclo de Inteligencia es un proceso de cinco fases que se emplea para la transformación de información en inteligencia o conocimiento. Las cinco fases del proceso son las siguientes:
Dirección y Planificación: Se reciben las tareas asignadas al órgano de inteligencia y se elabora la planificación de lo que debe hacerse para producir la inteligencia. Se establecen las direcciones a seguir y se determina lo que se sabe de la misión asignada y lo que se desconoce para buscarlo. Se establecen las diferentes formas y métodos para obtener la información.
Búsqueda o colecta: La información requerida se obtiene por medios abiertos o encubiertos, se elabora el llamado plan de búsqueda y se establecen que medios y métodos van a ser necesarios emplear para buscar o colectar la información. Normalmente en esta fase se evalúan la fuente y la información colectada.
Procesamiento: Toda la información recibida que viene normalmente en diferentes tipos de formatos, reportes escritos, fotografías, audios, vídeos, imágenes satelitales, mapas, etc, se llevan a un reporte que pueda ser revisado por los analistas de forma sencilla “traducida”.
Análisis y producción: Durante esta fase, se revisa toda la información procesada y se organiza de forma tal que se obtenga el mejor panorama de lo que sabemos y ocurre del objetivo que nos dieron a investigar “armar el rompecabezas”. Es aquí donde se da respuesta a la interrogante o requerimiento recibido. Se evalúa que es lo que está ocurriendo, que puede ocurrir en un futuro y como afecta la misión de la organización.
Difusión: Es la fase final y consiste en entregar un reporte escrito al líder de la organización que solicitó el requerimiento de información sobre los hallazgos obtenidos. Los resultados de la investigación pueden originar nuevos requerimientos del líder de la organización que se transforman en nuevos requerimientos de información y así el ciclo se inicia de nuevo.
Ciclo de Inteligencia de cinco fases empleado por la CIA
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Existen variantes a este ciclo de inteligencia, algunas organizaciones manejan solo cuatro fases: Dirección, obtención o búsqueda, elaboración y difusión. En la elaboración se hacen las fases de procesamiento y análisis.
Si bien estuvimos de acuerdo desde un comienzo de la investigación que el término Ciclo de Inteligencia no se usó como tal en la antigüedad y menos con la aplicación del proceso de cinco fases que conocemos hoy en día para producir conocimiento, debíamos ir hasta la antigüedad para conseguir al menos alguna semejanza con el actual ciclo y tratar de detectar las mejores similitudes debidamente escritas y registradas en la historia.
Fabiano inicialmente propuso como registro histórico escrito más antiguo de la inteligencia, el episodio de los doce espías enviados por Moisés hacia la tierra prometida, registrado en el antiguo Testamento en el libro Números 13:1-14:12, escrito aproximadamente en el 1400 A.C. Donde los requerimientos de información en forma de pregunta que le hizo Moisés a los doce príncipes israelitas fueron las siguientes: ¿Cómo están la tierra y el pueblo que la habitan? ¿Eran fuertes o débiles sus habitantes? ¿Poco o muy numeroso? ¿Era la tierra que habitaban buena o mala? ¿Eran las ciudades fortificadas o abiertas? ¿Era la tierra fértil o infertil?
No observamos en este episodio registrado de la historia, algún indicio del ciclo de inteligencia moderno, mas si pudimos observar lo que es un clásico registro de Elementos Esenciales de Información que todo órgano de búsqueda de inteligencia debe llevar adelante como parte del proceso de producción de conocimiento.
Para esas fechas había entrado en contacto con la Doctora Rose Mary Sheldon, historiadora y arqueóloga dedicada a la inteligencia. Me había solicitado que le tradujera uno de sus artículos de reciente publicación, en este se trataba la historia del analista de inteligencia “más antiguo registrado de la historia”, con fecha de ocurrencia más antigua aún que el episodio de los doce israelitas enviados por Moisés a la tierra prometida. Es el caso del rey Shamshi-Adad I que vivió en lo que hoy es Siria, antigua Mesopotamia. Este rey de acuerdo a tablillas de barro recuperadas de distintas excavaciones arqueológicas ya analizadas y fechadas para el año 1800 A.C., dejan a Shamshi-Adad I como el agente de inteligencia más antiguo registrado de la historia, incluso más antiguo que los doce espías de Moisés. En las excavaciones de una de las ciudades antiguas llamada Mary, se detectó un centro de inteligencia, donde se recopilaban las tablas de arcilla provenientes de diferentes reinos enemigos para ser traducidas y analizadas por los expertos de Shamshi.
De la traducción de las tablillas de arcilla, se ha determinado que Shamshi-Adad I empleaba espías con diferentes propósitos, también empleaba la inteligencia para fines militares, para impedir la traición, la subversión y para garantizar la seguridad interna del reino.
Shamshi-Adad I es el analista de inteligencia registrado más antiguo de la historia
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En el caso de Shamshi-Adad I, no observamos alguna aproximación para la investigación del moderno ciclo de inteligencia.
El siguiente paso propuesto por Fabiano fue revisar El Arte de la Guerra de Sun Tzu. Escrito hace unos 500 años A.C., es uno de los libros de obligatoria lectura de casi todas las escuelas militares del mundo. Dedica Sun Tzu el artículo XIII y último de su libro a los agentes secretos. En este indica los diferentes tipos de agentes y las misiones asignadas para que proporcionen a su soberano o comandante, de todas las informaciones que puedan ayudar a derrotar al enemigo. El autor cierra el capítulo con el siguiente comentario: “Por este motivo solamente el soberano sabio y el general que sepan utilizar como agentes a las personas más inteligentes tendrán la certeza de realizar grandes cosas. Las operaciones secretas son esenciales en la guerra; de ellas depende el ejército para realizar cada uno de sus movimientos”.
Finaliza Sun Tzu con una máxima de la inteligencia militar: “Un ejército sin agentes secretos es como un hombre sin ojos y sin oídos”. De allí aquella frase típica que se leía en todas las oficinas o unidades de inteligencia: “El oficial de inteligencia son los ojos y oídos del Comandante o de la Unidad”.
Sun Tzu tampoco nos aportó mayores detalles en nuestra búsqueda del ciclo de inteligencia moderno.
Le hice saber a Fabiano que recordaba un escritor más moderno que había empleado si la palabra Inteligencia expresamente en otro libro clásico del estudio de la guerra. Carl von Clausewitz en su Arte de la Guerra (1832), emplea directamente el término de inteligencia y la define de la siguiente forma: “Por inteligencia entendemos aquí todas las informaciones sobre el enemigo y su país que, en definitiva, constituyen la base de nuestros planes y operaciones”. Obviamente que ese si era un concepto más cercano al que manejamos todos en la actualidad, sin embargo, el escrito sobre la inteligencia en la guerra de Clausewitz es muy corto y se enfoca más en la actitud y experiencia del oficial de inteligencia que en el propio proceso en sí.
Con el Mayor General Carl von Clausewitz, conseguimos un primer concepto de nuestro ciclo de inteligencia. Al menos de la inteligencia moderna o como la conocemos hoy en día y que era lo que estábamos buscando.
Habiéndose agotado la poca bibliografía existente sobre el tema y como habíamos conseguido ya un concepto moderno de inteligencia en el libro de Clausewitz, le propuse a Fabiano seguir una línea de investigación con los alemanes, buscar fuentes humanas que de alguna forma nos pudiesen orientar mejor en la investigación. Clausewitz había estudiado en la Academia Prusiana de la Guerra, que fue disuelta durante la segunda mundial y posiblemente algún historiador alemán nos pudiera indicar si conocía de algún libro de inteligencia redactado en esa academia o de alguna asignatura relacionada con nuestro tema.
Logramos contactar en esta línea de investigación, al Doctor Wolfang Krieger quien para el momento fungía como Director de la Asociación Internacional de la Historia de la Inteligencia (http://intelligence-history.org/) con sede en Alemania. Le hicimos saber al Doctor Krieger primero de la investigación que estábamos llevando adelante en búsqueda de quien había inventado el ciclo de inteligencia, y en segundo lugar, de la hipótesis de que pensábamos podían existir algunos escritos de la Academia Prusiana de la Guerra, relacionados con el ciclo de inteligencia moderno y sus fases.
El Doctor Krieger muy gentilmente nos respondió. De la segunda pregunta nos dijo que no había hecho alguna investigación sobre el tema y que no tenia mayor información al respecto (nos quedó abierta esa línea de investigación con la Academia Prusiana de la Guerra), pero si conocía de un especialista de los Estados Unidos dedicado a la investigación sobre el ciclo de inteligencia. Y nos refirió al Doctor Arthur Hulnick de la Universidad de Boston.
Contactamos al Doctor Hulnick y este nos comentó que él había estudiado en sus comienzos en la inteligencia (Hulnick de acuerdo a su currículo se unió a la Agencia Central de Inteligencia de los EUA en 1964) el Ciclo de Inteligencia del libro de Sherman Kent de Inteligencia Estratégica de 1949 (lo que nos hacía cruce con la información original de Fabiano). Nos recomendó contactar a un colega de la Universidad de Mercyhurst, el Doctor Kristan Wheaton que según tenía entendido, estaba llevando adelante una investigación con un grupo de trabajo sobre los orígenes del ciclo de inteligencia.
Contactamos al Doctor Kristan Wheaton quien realmente contaba con información completamente nueva para nosotros y con un Ciclo de Inteligencia registrado bibliográficamente, más antiguo que el de Sherman Kent. Nos informó que ya tenía tiempo trabajando con un equipo de estudiantes en esta tarea. Nos indicó que había conseguido un Ciclo de Inteligencia que había sido publicado un año antes (1948) del libro de Sherman Kent. Se trataba de un libro de inteligencia militar bajo el título de Intelligence is for Commanders, La inteligencia es para Comandantes, escrito por los Tenientes Coroneles Robert Glass y Phillip Davidson. En este libro se presentó y se nombró textualmente el término ciclo de inteligencia como lo conocemos modernamente y que observamos en la gráfica a continuación:
Se observa claramente el nombre de Ciclo de Inteligencia y las fases que responden o que dan apoyo al cumplimiento de la Misión:
Dirección del esfuerzo de búsqueda o colecta.
Búsqueda o colecta de información.
Procesamiento de la información.
Uso de la inteligencia.
El libro La Inteligencia es para Comandantes, era un texto para la enseñanza de las técnicas de la inteligencia militar como se impartía en esos días. El libro trae hojas transparentes (conocidas como papel cebolla en algunos círculos) para que los alumnos levantaran sobre las cartas o mapas a manera de calcos, los puntos críticos, la ubicación de las unidades enemigas, las direcciones de aproximación, etc. Es la versión antigua de lo que se conoce o se explica hoy en día en las escuelas de inteligencia militar como la Preparación de Inteligencia del Campo de Batalla.
Podemos observar la portada del libro La Inteligencia es para Comandantes a continuación:
Portada del libro Intelligence is for Commanders de Glass y Davidson (1948)
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Nos explicaba el Doctor Wheaton que si bien después de una búsqueda intensiva con su grupo de investigadores, el Ciclo de Inteligencia de Glass y Davidson era el más antiguo bibliográficamente registrado que habían conseguido; pero que había tenido la oportunidad de obtener descripciones (no exactas aunque muy parecidas) del ciclo de inteligencia de la década de 1920. Y que seguía en la búsqueda. Nos decía que todavía tenía la inquietud por saber quien había sido la primera persona u organización que había hecho uso del término de Ciclo de Inteligencia, de sus fases y porque razón.
Nosotros le explicamos al Doctor Wheaton que coincidíamos con su inquietud y que estábamos pendientes con una línea de investigación que nos parecía interesante por Alemania, dado el uso del término de Inteligencia por parte de Clausewitz ya en el siglo XIX, y de las posibilidades de conseguir mayor información haciéndole seguimiento a los estudios que se impartían en lo que fuera la Academia Prusiana de la Guerra, sobre todo a comienzos del siglo XX. Le pareció al momento una propuesta y línea de investigación interesante. Si obteníamos algún resultado, nos agradecía lo compartiéramos con él. Por supuesto que si fue nuestra respuesta.
Obviamente que hasta aquí llegamos con nuestra investigación para apoyar al amigo y colega Julio Esteban Fabiano con su clase de historia del Ciclo de la Inteligencia, para sus alumnos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Algunas reflexiones finales de este corto y sencillo trabajo de investigación que exponemos a continuación:
El ciclo de Inteligencia que empleamos hoy en día tiene sus raíces en el mundo militar.
El ciclo de inteligencia pudo haber nacido a comienzos del siglo XX, coincidiendo con el auge de la revolución industrial y el uso de procesos para las distintas actividades complejas de la época, incluyendo el uso del proceso de la Inteligencia en la guerra.
El ciclo de inteligencia más antiguo del que tenemos referencia bibliográfica hasta el momento, es el de los Tenientes Coroneles Robert Glass y Phillip Davidson, de su libro La Inteligencia es para Comandantes, publicado en el año 1948.
Si este artículo despierta el interés en algunos colegas que quieran integrarse a la búsqueda, bienvenidos. Y por favor si consiguen alguna nueva bibliografía o línea de investigación, compártanla con nosotros.
Estos seis hábitos te harán más inteligente, según la ciencia
Conoce algunas actividades reveladas por distintos estudios científicos, que ayudan a incrementar la capacidad mental o inteligencia.
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La inteligencia es la capacidad del intelecto para resolver problemas de forma creativa. Es decir, que esa cualidad no es igual a tener mas conocimientos o mejor memoria, sino a saber cómo combinar esos conocimientos en función de resolver una situación concreta. Por supuesto, para eso es bueno tener más conocimientos… y recordarlos.
Por lo tanto, desarrollar una mayor inteligencia es un trabajo más integral. Y de acuerdo con estudios científicos existen 6 hábitos que mejoran las capacidades cerebrales.
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La mente requiere todo tipo de ejercicios
Los ejercicios no sólo son físicos; también hay gimnasia mental, que pone a punto el mecanismo del pensamiento. Veamos qué hacer:
Escribir a mano
Según un estudio de 2014, este sencillo ejercicio obliga al cerebro a interpretar la información y expresarla manualmente, involucrando procesos más complejos y llegando más eficazmente a la memoria a largo plazo. Escribir en un teclado no surte el mismo efecto.
Aprender otros idiomas
Se ha demostrado que aprender otros idiomas hace crecer físicamente la corteza cerebral y al hipocampo. Quienes hablan dos idiomas tienen más materia gris en las partes del cerebro asociadas a la atención, el autocontrol y la memoria a corto plazo.
Aprender música
Un estudio indica que, tocar un instrumento musical hace trabajar todo el cerebro y mejora la motricidad fina. El desarrollo de la sensibilidad emocional mejora las habilidades comunicativas. Además, la notación musical puede considerarse otro idioma.
Leer historias de ficción
Internarse en el mundo fantástico estimula la zona del cerebro responsable del lenguaje y el procesamiento. Se imprime una huella cerebral de esas actividades, como la memoria de un músculo tras hacer ejercicios, reveló una investigación hecha por neurocientíficos.
Ejercitarse
El deporte mejora las funciones ejecutivas, expande la memoria de trabajo, la capacidad de hacer varias tareas en determinado tiempo y la concentración en una actividad específica.
Comer chocolate
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La inteligencia se hereda, siempre y cuando la familia no sea pobre
Por Matt Ridley
Actualmente, no hay duda de que la inteligencia se hereda: es más probable que los adultos inteligentes tengan hijos inteligentes. Sin embargo, en los años 70, sugerir que el coeficiente intelectual (CI) podía heredarse era una herejía intelectual, que podía castigarse con el equivalente a la hoguera.
Más que cualquier otra evidencia, fue el estudio de gemelos lo que produjo el cambio. Born together—Reared Apart (algo así como Nacidos juntos, criados por separado), un nuevo libro de Nancy L. Segal sobre el Estudio Minnesota de Gemelos Criados por Separado (Mistra, por sus siglas en inglés), narra la historia del cambio. En 1979, Thomas Bouchard de la Universidad de Minnesota leyó un informe en un periódico sobre gemelos del estado de Ohio, que tras ser separados al nacer habían sido reunidos. Resultó que ambos poseían hábitos misteriosamente similares. Bouchard comenzó a reunir historias clínicas de gemelos criados por separado y a invitarlos a Minneapolis para estudiarlos.
Para 1990, Segal y otros médicos estaban listos para publicar sus resultados en la revista Science. Para entonces habían medido el CI de 48 pares de mellizos o gemelos criados por separado y 40 pares de mellizos o gemelos criados juntos. Los primeros eran 69% similares en CI, comparado con 88% en el caso de los segundos, en ambos casos una semejanza mucho mayor que para cualquier otro par de individuos, incluso hermanos. Otras variables además de la genética, como posesiones materiales en el hogar, tenían poca influencia, y tampoco importaba el grado de contacto social entre los hermanos en cada par asociado con su similitud en CI.
El ensayo atrajo abundantes críticas, y durante años hubo una silenciosa campaña para desacreditar el estudio Mistra al afirmar que se basaba en anécdotas, que subestimaba el contacto entre gemelos, que no tomaba en cuenta una tendencia que tienen los mellizos reunidos a exagerar sus similitudes o asumía muy poca semejanza entre las familias que adoptaron a los gemelos.
Sin embargo, como afirma Segal, los científicos del Mistra fueron meticulosos al abordar estos y otros puntos.
Hoy, un tercio de un siglo después de que comenzara el estudio y cuando otras investigaciones de gemelos reunidos llegaron a la misma conclusión, las cifras son sorprendentes. Los gemelos idénticos criados por separado son más similares en CI (74%) que los gemelos no idénticos criados juntos (60%) y mucho más que pares de padres e hijos (42%); medio hermanos (31%); hermanos adoptivos (29%-34%); gemelos virtuales, o niños de edad similar pero sin relación familiar que fueron criados juntos (28%); pares de padres e hijos adoptivos (19%), y primos (15%). Nada más que los genes puede explicar esta jerarquía.
Pero, como aceptan tanto Bouchard y Segal, la alta incidencia en la inteligencia heredada se aplica principalmente a familias no pobres. Críe a un niño hambriento o enfermo y el ambiente sí afecta el CI.
Fuente: The Wall Street Journal, 2012.