Los cuatro tipos de obesidad según la Clínica Mayo

noviembre 15, 2021

Por qué es importante categorizarlos para su tratamiento

Por Redacción BBC News Mundo.

Un hombre obeso de camisa azul de espaldas

A pesar de lo que digan los gurús de la salud o los influencers, o lo que prometa la publicidad, no hay una píldora mágica ni una dieta revolucionaria ni un tratamiento ideal que funcionen de manera general o absoluta contra la obesidad y el sobrepeso, coinciden los expertos médicos.

Pero una reciente investigación llevada a cabo en la prestigiosa Clínica Mayo, en Estados Unidos, y dirigida por un especialista de origen ecuatoriano, determinó unas categorías específicas de obesidad con miras a establecer tratamientos más enfocados y personalizados para combatir la enfermedad.

«Existe mucha desinformación sobre lo que se puede hacer para bajar de peso», le dijo a BBC Mundo Andrés Acosta, gastroenterólogo experto en obesidad de dicho centro.

Y eso, de acuerdo al especialista, contribuye en gran medida a que la obesidad se haya convertido en una pandemia crónica y recidiva cuyos índices empeoran año tras año.

Otro factor importante es que nuestro cuerpo tiende a adaptaciones metabólicas que dificultan la pérdida de peso.

Por ejemplo, es muy común que, al iniciar una dieta, lo primero que haga el cuerpo sea liberar una hormona llamada grelina (del inglés ghrelin, por sus siglas growth hormone-releasing peptide) que regula la sensación de hambre.

«La pérdida de peso sostenida con los tratamientos disponibles continúa siendo un desafío en la práctica clínica», explica Acosta, quien es también el director del Programa de Medicina de Precisión en Obesidad en la Mayo.

Doctor Andrés Acosta, bariatra y gastroenterólogo de la Clínia Mayo
La investigación que dirige el doctor Andrés Acosta abre nuevas posibilidades para el tratamiento de la obesidad.

Cualquier tratamiento de reducción de peso debe contar con estos elementos básicos, señala: dieta, un plan de ejercicio y un plan de cambio de hábitos.

En los casos necesarios, viene un tratamiento de segundo nivel, que puede implicar el uso de medicamentos, endoscopía o cirugía.

Sin embargo, no todos los pacientes responden de la misma manera a esos tratamientos y los resultados son muy variables.

Eso fue lo que llevo a Acosta y su equipo a investigar cuáles son las características únicas de los individuos que los lleva a sufrir la enfermedad.

Identificaron cuatro fenotipos de obesidad y, en base a ello, llevaron a cabo estudios aleatorios durante seis años para establecer a qué tratamientos responde mejor cada cuál.

Te explicamos cuáles son:

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1. El «cerebro hambriento»

Un hombre con las manos en el estómago frente a comida grasosa
Si nunca te sacias puedes ser del fenotipo de «cerebro hambriento».

A este pertenecen las personas obesas que no sienten saciedad. Siguen comiendo y repitiendo raciones.

Con ello, ingieren muchas calorías en cada comida.

El cerebro y el sistema digestivo están conectados, y este último envía la señal de saciedad al primero.

Pero en el caso de estos individuos, «es como si la señal no llegara nunca», apunta Acosta.

2. El «intestino hambriento»

Una mujer busca comida dentro de una nevera
Tienden a picar entre comidas.

A este fenotipo pertenecen aquellos que ingieren raciones normales pero que en una o dos horas vuelven a sentir hambre.

Esto también está relacionado con los mensajes que el intestino debe enviar al cerebro, concretamente: «Acabo de comer. Necesito tiempo para digerir la comida y sentirme saciado».

Pero cuando el intestino no funciona de manera adecuada, estas señales se pierden y la sensación de hambre vuelve rápidamente.

Las personas afectadas tienden a comer entre horas, varias veces al día.

3. La «comida emocional»

Mujer comiendo donuts
¿Comes para sentirte bien? Puedes ser del grupo de la comida emocional.

Aquellos que comen para lidiar con situaciones emocionales, tanto alegres como tristes, en momentos de estrés o ansiedad, pertenecen a este fenotipo.

«Cuando tienen un buen día van a comprar Dunkin’ Donuts (una cadena estadounidense de dulces conocidos como doughnut o donas) y cuando tienen un mal día… van a Dunkin’ Donuts», simplifica el especialista.

4. La combustión lenta

Hombre obeso cansado
Algunas personas parece que no pueden bajar de peso por más de que se esfuercen.

«La mayoría de la gente que viene a verme pertenece a este grupo», cuenta el gatroenterólogo.

«‘Doctor, mi metabolismo no funciona’, me dicen y, en efecto, tienen un metabolismo ineficiente».

Es un tipo de paciente que no quema las calorías que corresponden por su peso, talla, edad y género.

En las investigaciones llevadas a cabo por el equipo de la Clínica Mayo ese fue el fenotipo menos común. Se concluyó que el 22% de los pacientes estudiados pertenecen a él, mientras el resto se distribuyeron de manera muy equitativa.

Asimismo, se vio que casi un tercio de los voluntarios pertenecían a más de un fenotipo.

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Resultados

Una vez establecidos los fenotipos, vino la parte más importante de las investigaciones: el estudio pragmático para identificar el mejor tratamiento de acuerdo a las características de los pacientes.

El equipo desarrolló un algoritmo para tratar con medicamentos a 88 pacientes según su fenotipo, mientras otros 230 pacientes eran tratados con mecanismos estándar.

Los pacientes que siguieron el tratamiento guiado por fenotipos lograron perder el 16% de su peso en un año, casi el doble de los que fueron tratados con métodos tradicionales, quienes adelgazaron un 9%.

«Es un verdadero cambio en la práctica de la medicina contra la obesidad», declaró el doctor Acosta, con el que se pasa de recetar «de todo a todos» a diseñar un tratamiento específico para cada tipo de obesidad.

Y para explicarlo mejor, lo compara con los tratamientos contra el cáncer, que también deben ser específicos para cada tipo.

«Esta es la primera clasificación que nos ayuda a guiar el tratamiento (contra la obesidad) en base a fenotipos patofisiológicos», resaltó.

Una doctora con una paciente obesa

Medicina personalizada

Hay distintas clasificaciones de la obesidad, aclara el científico, y la más importante es quizá el Índice de Masa Corporal (IMC), añade.

Pero esta y otras sólo indican el riesgo y las complicaciones relacionadas con la obesidad y no cómo tratarla.

Y además de establecer con qué medicamentos específicos se puede tratar cada tipo, es importante definir tratamientos multidisciplinarios que incluyan la opción a endoscopias, cirugía, terapia psicológica —específicamente para el grupo de la comida emocional— y dietas.

El doctor Acosta y su equipo esperan que con los resultados de su investigación y las de otros se cambie la forma en la que se trata la enfermedad, la principal causa de diabetes tipo 2, esteatosis hepática y las afecciones cardiovasculares, entre otros.

«(Que) nos olvidemos de que una cosa va a curar a todos y empecemos a pensar en hacer una medicina personalizada contra la obesidad, basada en fenotios patofisiológicos».

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad se ha triplicado en todo el mundo desde 1975. Hay 1.900 millones de personas mayores de 18 años con sobrepeso y 650 millones de personas obesas (cifras de 2016).

Fuente: bbc.com


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La obesidad acorta la vida

mayo 10, 2021

La obesidad puede acortar la vida

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La obesidad y la obesidad severa pueden acortar hasta en ocho años la esperanza de vida y hasta en diecinueve los vividos en estado de buena salud entre las personas concernidas, según un estudio recientemente publicado.

obesidad 03Conducido por el doctor Steven Grover de la universidad McGill de Montreal, Canadá y publicado en la revista especializada The Lancet Diabetes & Endocrinology, este estudio partió de un modelo matemático realizado sobre una amplia base de datos estadounidense que engloba a miles de adultos de entre 20 y 79 años de edad.

Los resultados fueron claros: cuanto más sobrepeso tiene un individuo de joven, la repercusión en su salud será más importante, según este médico epidemiólogo.

El estudio muestra que la obesidad está asociada a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, incluyendo crisis cardíacas y accidentes vasculares cerebrales (AVC), así como a la diabetes, las que van a reducir considerablemente, en una media, la esperanza de vida y los años de vida en buen estado de salud de los afectados, en comparación con las personas que tienen un peso normal, comenta el doctor Grover.

banner bajar de peso con platos ricos 01

El exceso de peso es definido en función de un índice de masa corporal elevado (IMC: peso dividido por la estatura al cuadrado). El sobrepeso corresponde a un IMC de 25 o más, la obesidad a un IMC igual o superior a 30, y la obesidad severa a un IMC superior a 35.

Las personas con sobrepeso pierden entre 0 y 3 años de esperanza de vida, según el estudio. Los obesos (IMC de 25 a 30) entre uno y seis años, en tanto que los grandes obesos pierden entre uno y ocho años de esperanza de vida. Las pérdidas más importantes de esperanza de vida corresponden a jóvenes adultos, de entre 20 y 29 años de edad.

obesidadAsí, el tiempo de “vida en buen estado de salud” perdido puede alcanzar hasta unos 19 años, tanto en hombres como en mujeres muy obesos.

En este estudio se consideraron la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, pero no así otras patologías (cáncer, problemas respiratorios, etc) que también pueden estar vinculadas a la obesidad crónica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de casos de obesidad se ha duplicado desde 1980 a la fecha. El sobrepeso afecta en el mundo a aproximadamente 1.400 millones de personas de más de 20 años de edad, entre las cuales más de 200 millones de hombres y 300 millones de mujeres son obesos.

Fuente: www.republica.com.uy, 07/12/14.

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La buena Alimentación, un factor clave de la Salud

marzo 19, 2021

Por qué los médicos usan cada vez más la alimentación en el cuidado de la salud

La dieta es igual de importante que la medicación, el ejercicio y la reducción del estrés en la prevención y el control de enfermedades como la diabetes de tipo 2, el colesterol alto, la hipertensión y los problemas coronarios

Una dieta sana tiene un impacto directo en el tratamiento de enfermedades como la diabetes.
Una dieta sana tiene un impacto directo en el tratamiento de enfermedades como la diabetes.

Se atribuye a Hipócrates de Cos la frase «que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina». Pero en la vida contemporánea, en general, la industria farmacéutica y la de la alimentación operan por separado. Sólo recientemente la dieta se convirtió en un tema central «para médicos, hospitales, aseguradoras y hasta empleadores», explicó Time en un extenso artículo sobre el tema.

Por un lado hay gran frustración por los progresos escasos de los tratamientos farmacológicos para reducir las enfermedades en las que incide la alimentación, como la diabetes de tipo 2, la enfermedad coronaria, la hipertensión y hasta el cáncer. Por otro lado hay cada vez más estudios científicos que comprueban que cuando la gente se alimenta bien, se mantiene saludable y puede controlar, y hasta evitar, esos padecimientos crónicos.

«Cuando se prioriza la alimentación y se enseña a la gente a preparar comidas sanas, resulta que se puede terminar por tener un impacto mayor que con las medicaciones«, dijo a la revista Jaewon Ryu, presidente interino del Sistema de Salud Geisinger, que coordina el programa Fresh Food Farmacy (FFF, farmacia de alimentos frescos) en Pensilvania. «Es una gran ganancia».

En los EEUU, médicos, hospitales y seguros de salud incorporan la alimentación sana a sus criterios.
En los EEUU, médicos, hospitales y seguros de salud incorporan la alimentación sana a sus criterios.

Time relata el caso de Tom Shicowich, quien perdió un dedo del pie y estuvo hospitalizado durante un mes en 2010 debido a complicaciones de una diabetes. Shicowich tomaba medicación para controlar la glucosa, pero también comía alimentos procesados y fast-food porque sus bajos ingresos no le permitían algo más adecuado. Luego de años con escasa mejoría, en 2017 su médico lo derivó a FFF.

El programa ofrece muchas frutas, vegetales, carnes magras y opciones bajas en sodio a los pacientes del condado de Northumberland y les enseña a incorporarlos en su dieta diaria. Una vez por semana Shicowich recibió recetas y una bolsa de compras del banco de alimentos de FFF, hizo preguntas a nutricionistas y permitió el monitoreo de su glucosa. En un año y medio bajó 27 kilos y dejó de estar en un rango peligroso de diabetes.

Varios cientos de personas como él participaron en el plan de FFF y bajaron su riesgo de complicaciones de la diabetes en un 40%, y en un 70% el de hospitalizaciones, en comparación con otros diabéticos de la misma zona que no participaron. En 2019 FFF se propone triplicar la cantidad de pacientes a los que asiste.

El programa FFF en Filadelfia, y otros similares, tienen mucho éxito. (Fresh Food Farmacy)
El programa FFF en Filadelfia, y otros similares, tienen mucho éxito.

Tanto como la medicación, el ejercicio y el control del estrés, la dieta participa en la ecuación de la salud humana. «El problema es que comer sano no es tan fácil como tomar una pastilla«, observó Time. «Para algunos, los alimentos saludables no están disponibles; y si están, no son accesibles».

Por eso en los Estados Unidos surgieron el FFF y otros programas similares, como los que tienen la Clínica Cleveland o Kaiser Permanente en San Francisco con la organización Thrive Kitchen. Además de los médicos, compañías de seguros de salud comenzaron a recompensar con pequeños descuentos a la cuota de quienes hagan ejercicio y completen tutoriales de alimentación. En Massachusetts, Blue Cross Blue Shieldcomenzó a cubrir las viandas de la ONG Community Servings para sus miembros con insuficiencia cardíaca congestiva que no pueden pagar dietas bajas en grasa y sodio.

«El Congreso designó un grupo de trabajo bipartidario, Food Is Medicine (el alimento es medicina) para que analice cómo los programas alimentarios apoyados por el estado podrían ocuparse del hambre a la vez que de reducir los costos crecientes de Medicare (el programa de salud pública para ancianos, niños pequeños, discapacitados y personas sin recursos) por las complicaciones de las enfermedades crónicas», destacó la nota.

El problema es que cambiar el hábito de alimentación es más difícil que tomar una pastilla. (Getty)
El problema es que cambiar el hábito de alimentación es más difícil que tomar una pastilla.

Recetar un medicamento es más sencillo que monitorear una dieta. «Pero las drogas son caras —el estadounidense promedio gasta USD 1.400 por año en medicinas— y si la gente no las puede pagar, no las toma«, explicó Time. «Eso aumenta la probabilidad de que desarrollen complicaciones a medida que avanzan a fases graves de sus enfermedades, lo cual a su vez los obliga a necesitar más, y más costoso, cuidado médico«.

Además, aunque han utilizado tanto dinero en medicinas, los estadounidenses no han reducido, sino al contrario, problemas como la obesidad (que pasó del 30,5% en 2000 al 37,7% en 2014) y el colesterol alto, que afecta al 40% de los adultos. Y esas tendencias responden a la dieta, no a los fármacos.

«El poder de los alimentos como medicina ganó credibilidad científica en 2002 —reseñó Time— cuando el gobierno publicó los resultados de un estudio que enfrentó un programa de dieta y ejercicio contra un tratamiento farmacológico para la diabetes de tipo 2″. En el grupo que tomó metformina, el riesgo de desarrollar diabetes se redujo en un 31% en comparación con quienes tomaron el placebo; entre las personas que hicieron dieta baja en grasas saturadas, azúcar y sal, que incluía proteína magra, frutas y vegetales, la reducción fue del 58%, casi el doble.

Además de los alimentos, los pacientes reciben consejos nutricionales y hasta culinarios. (Fresh Food Farmacy)
Además de los alimentos, los pacientes reciben consejos nutricionales y hasta culinarios.

En los años recientes otros estudios mostraron los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención de un nuevo ataque cardíaco entre aquellos que sufrieron uno. Y estudios en animales, como también análisis de células humanas en laboratorio, comenzaron a explicar por qué ciertos alimentos se asocian con tasas menores de ciertas enfermedades.

Algunos componentes como el omega 3 que se halla en el pescado y los polifenoles que se hallan en las manzanas pueden inhibir la capacidad de los tumores malignos para desarrollar nuevos vasos sanguíneos de los cuales nutrirse para crecer. Las nueces y las semillas pueden proteger partes de los cromosomas de modo tal que puedan reparar las células con mayor rapidez.

El papel de la dieta en el equilibrio de la glucosa, el control del colesterol y el buen funcionamiento del sistema inmunológico comenzó a ser valorado en 2002.  (Getty Images)
El papel de la dieta en el equilibrio de la glucosa, el control del colesterol y el buen funcionamiento del sistema inmunológico comenzó a ser valorado en 2002. 

El artículo mencionó un libro de próxima aparición, Eat to Beat Disease (Comer para derrotar a la enfermedad), de William Li, investigador médico que asoció años de datos para proponer dosis específicas de alimentos para tratar enfermedades que van desde la diabetes al cáncer de mama.

«No todos los médicos están de acuerdo en que la ciencia avala la administración de alimentos como si fueran drogas, pero él espera que la polémica idea impulse a más investigadores«, concluyó Time. «Estamos lejos de recetar dietas categóricamente para combatir la enfermedad», dijo Li. «Y acaso nunca lleguemos a eso. Pero intentamos llenar los blancos, que han existido durante mucho tiempo en este campo, con ciencia real».

Fuente: infobae, 27/02/19.

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Los peligros del azúcar

julio 5, 2018

Correspondencia Descubierta Revela Como la Industria del Azúcar Manipuló la Ciencia de los Alimentos Durante Décadas

Por Dr. Joseph Mercola.

azucarDurante años, hemos sido advertidos acerca de los peligros de consumir demasiadas grasas o sal, pero las autoridades de salud y medios de comunicación han sido relativamente silenciosos acerca del azúcar, a pesar de haber tasas de obesidad cada vez más altas y problemas de salud en casi todas las áreas que han adoptado la alimentación procesada Occidental.

La triste realidad es que hay una gran cantidad de investigación, la cual se realizó durante muchas décadas, que muestra que consumir un exceso de azúcar daña su salud de muchas maneras; no obstante, la industria azucarera logró enterrar la evidencia y cubrirla con falsa ciencia que respalda sus propias afirmaciones, que exponen que el azúcar tiene poco o nada que ver con el aumento de peso y una mala salud.

En la actualidad, ellos quieren que continúe creyendo el mito obsoleto de que las grasas saturadas son las culpables, en vez del azúcar y las calorías que entran, y salen. Afortunadamente, la verdad empieza a salir a la luz, y muchas almas valientes han hecho frente para exponer y desmantelar el engaño orquestado.

Los Fraudes del Azúcar Son Expuestos

Uno de ellos es el periodista científico y autor, Gary Taubes, quien en el 2012 se asoció con Cristin Kearns, una dentista y compañera suya en la Universidad de California, en San Francisco, para escribir «Big Sugar’s Sweet Little Lies» (Las Pequeñas y Dulces Mentiras de la Industria del Azúcar). En su exposición, que apareció en Mother Jones, ellos escribieron que:1

«Durante 40 años, la prioridad de la industria del azúcar ha sido poner en duda los estudios que sugieren que su producto hace que las personas enfermen. En las pruebas federales, los científicos financiados por la industria citan los estudios financiados por la misma, para desestimar al azúcar como culpable«.

Su último libro, el cual será lanzado este otoño, es «The Case Against Sugar» (El Caso Contra el Azúcar). He leído este libro, y en breve, entrevistaré a Taubes. Si alguna vez tuvo alguna duda acerca de lo corrupta e influyente que es la industria azucarera, entonces simplemente debe leer este libro.

Taubes profundiza en el encubrimiento sistemático de la ciencia, al mostrar que el azúcar en efecto causa enfermedades, y es la causa más probable de nuestras actuales crisis de obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas y cáncer. El libro de Gary lo expone mucho más detalladamente que el presente o el artículo publicado en The New York Times.2

Asimismo, docenas de científicos, de tres universidades de los Estados Unidos, se han unido para crear un sitio web educativo llamado SugarScience.org,3 orientado a que la investigación independiente acerca del azúcar esté disponible al público.

Kearns – entrevistado anteriormente por NPR–también ha sido noticia debido a un nuevo artículo en la Revista de la Asociación Médica Americana (JAMA, por sus siglas en inglés) de Medicina Interna,4 que detalla la influencia de la industria azucarera en las recomendaciones alimenticias.5,6,7,8,9,10

El Análisis Histórico Muestra Que la Industria Azucarera Ha Manipulado la Ciencia de los Alimentos

El análisis histórico de Kearns proporciona una prueba sustancial de que la industria azucarera ha manipulado, moldeado e influido, durante décadas, a la investigación alimenticia para exonerar al azúcar, y en vez de ello, culpar a las grasas saturadas. Según informó The New York Times:11

«Los documentos muestran que un grupo comercial llamado Sugar Research Foundation, conocido actualmente como Sugar Association, pagó a tres científicos de Harvard el equivalente a alrededor de $ 50 000 en dólares, para publicar un análisis realizado en 1967 acerca de la investigación sobre el azúcar, grasas y enfermedades cardiacas.

Los estudios utilizados en el análisis fueron elegidos por el grupo del azúcar, y el artículo,12 fue publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, donde se minimizó el vínculo entre el azúcar y la salud cardiaca, y se lanzaron calumnias acerca del papel de las grasas saturadas.

A pesar de que el tráfico de influencias revelado en los documentos data de hace casi 50 años, los informes más recientes indican que la industria alimentaria ha seguido influyendo en la ciencia de los alimentos«.

Una Detestable Investigación Que Debería Levantar Sospechas

Algunos de los estudios que le dan luz verde al azúcar, claramente tienen las visibles huellas digitales de la industria, por todas partes. Por ejemplo, un estudio reciente13 llegó a la increíble y extraña conclusión de que consumir dulces podría ayudar a prevenir el aumento de peso, ya que los niños que los comen tienden a pesar menos que los que no lo hacen.

La fuente de los fundamentos revela que la base de tan extraña conclusión es: The Confectioners Association, que representan a los fabricantes de dulces como Butterfingers, Hershey y Skittles.

El año pasado, Coca-Cola Co. fue expuesto por canalizar millones de dólares a un grupo líder antiobesidad, al que se le pagó para desestimar el vínculo entre la soda y obesidad1–una relación que se ha establecido firmemente por muchos estudios anteriores.

Asimismo, ha surgido evidencia que muestra cómo la industria del azúcar influyó en la agenda científica del Instituto Nacional de Investigación Dental, en 1971, y creó un programa nacional contra la caries–una vez más, para minimizar cualquier vínculo entre el consumo de azúcar y la caries dental.15

Incluso, fue minimizado el papel del azúcar en la alimentación que consumen las personas que padecen diabetes, a pesar de sus evidentes riesgos. Como señaló Kearns en la anterior entrevista con NPR, a menudo, la bibliografía relacionada con la diabetes ni siquiera menciona la necesidad de restringir el azúcar.

Trágicamente, aunque la diabetes tipo 2 puede ser revertida exitosamente con una alimentación adecuada baja en azucares, en vez de ello, el enfoque se centra en el simple control de la enfermedad al utilizar insulina–una estrategia que por lo general empeora este padecimiento.

Además, a las personas que padecen diabetes se les insta a utilizar endulzantes artificiales, a pesar de que los estudios han demostrado claramente que los endulzantes artificiales fomentan un aumento de peso y la sensibilidad a la insulina empeora a un grado mayor que el azúcar.

Por otro lado, la investigación respaldada por Coca-Cola y Pepsi, llegó a la inquietante y altamente irresponsable conclusión de que beber soda de dieta era más útil para la pérdida de peso, en comparación con el agua pura.16

Las Directrices Alimentarias de los Estados Unidos Estaban Contaminadas Desde el Principio

De acuerdo con el análisis histórico de Kearns, en 1967, Mark Hegsted, un investigador de nutrición–quien falleció en 2009–fue uno de los científicos de Harvard a quienes pagaron para crear investigación para la industria del azúcar.

En 1977, mientras dirigía la oficina de nutrición en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), Hegsted ayudó a redactar un primer documento que eventualmente se convirtió en las directrices alimentarias de los Estados Unidos.

En las décadas posteriores, los funcionarios de salud de los Estados Unidos han exhortado a los habitantes del país a adoptar una alimentación baja en grasas para prevenir las enfermedades cardiacas, y como resultado, en vez de ello, las personas cambiaron a los alimentos procesados, bajos en grasas y con altos niveles de azúcar.

Resulta que esta es la VERDADERA receta para tener enfermedades cardiacas; sin embargo, las industrias del azúcar y alimentos procesados han logrado mantener estos hechos en secreto todos estos años, al tomar el control y estructurar el análisis científico. El resultado final es claramente visible en las actuales estadísticas de salud.

En un editorial complementario,17 Marion Nestle, una profesora de nutrición, estudios alimenticios y salud pública de la Universidad de Nueva York, escribe:

«A partir de una inmersión profunda en los archivos de los años ’50s y ’60s, se ha producido evidencia convincente acerca de que una asociación comercial de azúcar no solo pagó, sino que también inició e influyó en la investigación que exonera expresamente al azúcar como un importante factor de riesgo para la enfermedad cardíaca coronaria (CHD, por sus siglas en inglés)«.

Como Formar la Opinión Pública a Través de la Investigación y los Programas Legislativos

Los registros, que son alrededor de 1 500, incluyen cientos de páginas de cartas y correspondencia entre científicos, nutricionistas y ejecutivos de la industria del azúcar. Los documentos fueron encontrados en los archivos de las compañías azucareras ya desaparecidas, así como en registros en la biblioteca de la Universidad, de investigadores ya fallecidos, quienes desempeñaron un papel clave en la estrategia de la industria.

Los registros revelan que ya desde 1964–un momento en que los investigadores comenzaban a sospechar una relación entre los tipos de alimentación con altos niveles de azúcar y las enfermedades cardiacas–John Hickson, un ejecutivo de la industria azucarera, presentó un plan acerca de cómo la industria del azúcar podría influir en la opinión pública «a través de nuestra investigación y programas de información y legislativos».

Como informó el artículo presentado:18 «Hickson propuso contrarrestar los alarmantes descubrimientos acerca del azúcar con la investigación financiada por la industria. ‘Entonces podemos publicar los datos y refutar a nuestros detractores’, escribió».

Esta fue la idea por la que se contrató a Hegsted y a otros dos científicos de Harvard, para examinar y refutar los estudios que relacionan a la alimentación cargada de azúcares con las enfermedades cardiacas. «Considero que es terrible», dijo Nestlé para The New York Times.19 «Simplemente, uno nunca ve ejemplos tan evidentes«.

El Dr. Walter Willett, Presidente del departamento de nutrición de la Facultad de salud pública TH Chan de Harvard, también observó que los documentos son un poderoso recordatorio de «por qué la investigación debe ser apoyada por fondos públicos en vez de depender del financiamiento de la industria».

Por desgracia, tomará mucho hacer tal cambio. Incluso, resulta difícil tomar medidas drásticas contra los conflictos de interés. Como Nestlé dijo para Bloomberg:20

«Por ejemplo, me han dicho en repetidas ocasiones que desde que escribí «Food Politics» (La Política Acerca de los Alimentos), no soy elegible para participar en comités federales de asesoramiento, porque soy demasiado parcial. Lo que esto me indica es que las personas que desde un principio se niegan a aceptar los fondos de la industria de los alimentos, son excluidos de la lista de candidatos.

Sin embargo, las personas que toman fondos de la industria son considerados aceptables, siempre y cuando revelen sus vínculos financieros debidamente, lo que por desgracia muchos no hacen«.

La Industria del Azúcar Responde

Mientras tanto, Sugar Association se mantiene firme en su postura, al responder al artículo de Kearns, con lo siguiente:21

«Cuestionamos los continuos intentos de este autor al replantear los sucesos históricos para alinearlos convenientemente con la tendencia actual del discurso contra el azúcar, en particular cuando las últimas décadas de investigación han concluido que el azúcar no tiene una función exclusiva en las enfermedades cardíacas«.

Es interesante señalar que la principal defensa de la industria azucarera es apoyarse en ¡una «base científica» de investigación contaminada por sus propias conclusiones! Tome como ejemplo su respuesta al trabajo del nutricionista británico, John Yudkin.

En 1972, Yudkin publicó el libro, «Pure White and Deadly» (Blanco, Puro y Mortal), en el que presentó décadas de investigación que apuntan hacia el azúcar en la alimentación–en vez de las grasas–como el factor subyacente de la obesidad y diabetes.

En respuesta, Sugar Association financió silenciosamente un artículo técnico llamado «Sugar in the Diet of Man» (El Azúcar en la Alimentación del Hombre), que afirma que el azúcar no solo era seguro y saludable, sino que es un importante alimento «energético».

El titular de la nota de prensa de Sugar Association, decía «Científicos Disipan los Miedos Hacia el Azúcar».22 Y mientras que financiaban el documento en cuestión, lo hicieron parecer como un estudio independiente.

El mayor apologista de Sugar Association fue Ancel Keys quien, con el financiamiento de la industria, ayudó a destruir la reputación de Yudkin, para desacreditarlo y etiquetarlo como un charlatán. La campaña de difamación fue un gran éxito, lo que hizo que la investigación de azúcar se detuviera.

Al igual que las industrias del tabaco y químicos, aquellos que se benefician del azúcar son muy hábiles para aplastar las voces disidentes, incluyendo a aquellos que se encuentran en los ámbitos de la ciencia.

Al silenciar las críticas acerca del azúcar, la industria azucarera fue capaz de continuar promoviendo a las grasas saturadas como el villano en la alimentación, a pesar de la falta de sustento científico. El siglo XXI trajo consigo las sodas súper grandes, junto con mayores problemas de salud, mientras la industria alimentaria continua mirando hacia otro lado–con la esperanza de que no se darán cuenta de la verdad.

Al igual que las grandes tabacaleras culpan a otros por el cáncer, las importantes empresas azucareras se han cubierto, a través de las prácticas aprendidas de la industria tabacalera, tales como mermar la ciencia, intimidar a los científicos, y socavar las políticas de salud pública.

¿Qué Cantidad de Azúcar Sería Demasiada?

Según un estudio realizado en el 2014,23 más de 7 de cada 10 adultos en los Estados Unidos obtienen al menos el 10 % de sus calorías diarias del azúcar; 1 de cada 10 recibe el 25 % o más de sus calorías diarias de los azúcares añadidos. También encontró que:

  • Las personas que consumieron el 21 % o más de sus calorías diarias en forma de azúcar, fueron dos veces más propensas a morir por enfermedades cardiacas, en comparación con los que obtuvieron un 7 % menos de sus calorías diarias de azúcares añadidos
  • El riesgo casi se triplicó entre los que recibieron el 25 % o más de sus calorías de los azúcares

Una investigación más reciente muestra que los tipos de alimentación que tienen un alto contenido de azúcar también son un importante factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares en los niños—y representan un riesgo significativo, incluso muy por debajo de los niveles actuales de consumo.

Como fue señalado en la última declaración científica acerca del consumo de azúcar de los niños, en la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés):24

«Hay mucha evidencia que sustenta que existe una relación entre los azúcares añadidos y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en los niños, a través de un mayor consumo de energía, de adiposidad y dislipemia…

[E]s razonable recomendar que los niños consuman ≤ 25 g[ramos] (100 cal[orias] o ≈ 6 cucharaditas) de azúcares añadidos por día y evitar, estos últimos, en los niños que son < 2 años de edad«.

De acuerdo con la AHA, los niños consumen un promedio de 19 cucharaditas de azúcar por día–cerca de tres veces más de lo recomendado, y la evidencia indica claramente que esta tendencia alimenticia va de la mano junto con nuestras actuales epidemias de obesidad y enfermedades crónicas.

Una sola lata de soda o ponche de frutas puede contener aproximadamente 40 gramos de azúcar, preparar bebidas endulzadas es especialmente peligroso para los niños pequeños.

Asimismo, los cereales para el desayuno, barritas de cereales, bagels y hojaldres tienden a contener altas cantidades de azúcares añadidos. Durante mucho tiempo, no hubo un verdadero límite recomendado para el azúcar, además de las recomendaciones para consumir azúcar «con moderación»–algo que es prácticamente imposible de hacer si come alimentos procesados.

Por fortuna, esto finalmente ha cambiado. Ahora, la AHA recomienda limitar el consumo de azúcares añadidos diarios a:

  • 9 cucharaditas (38 gramos) para hombres
  • 6 cucharaditas (25 gramos) para mujeres
  • 6 cucharaditas (25 gramos) para niños y adolescentes entre las edades de 2 y 18 años
  • Cero azúcares añadidos para los niños menores de 2 años de edad

Además, el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) ha emitido recomendaciones acerca del azúcar, lo que sugiere que los niños entre las edades de 4 y 8 años deben limitar sus azúcares añadidos a un máximo de 3 cucharaditas diarias (12 gramos), y los niños de 9 años y mayores deben consumir una cantidad menor a 8 cucharaditas.

Aunque estoy de acuerdo con la recomendación general de que las personas sanas pueden consumir un máximo de 25 gramos; en mi opinión, prácticamente todo el mundo se beneficiaría de seguir la recomendación para los niños menores de 2 años de edad.

Recomendaciones Para Disminuir Su Consumo de Azúcares Añadidos

Una de las maneras más fáciles y rápidas de reducir drásticamente el consumo de azúcares añadidos y fructosa, simplemente es al comer comida verdadera, ya que la mayor parte de los azucares agregados, que finalmente consume, provienen de alimentos procesados. Otras formas para disminuir los azucares en su alimentación, incluyen:

  • Reducir el consumo, con el objetivo de eliminar el azúcar que agrega a sus alimentos y bebidas o que consume en forma de alimentos procesados y bebidas azucaradas
  • Utilizar Stevia o Lo-Han en vez de azúcar y/o endulzantes artificiales. Puede saber más acerca del mejor y el peor de los sustitutos de azúcar en mi artículo anterior, «Sustitutos del Azúcar–Lo Que Es Seguro y Lo Que No«
  • Usar fruta fresca, en vez de frutas enlatadas o azúcar para preparar las comidas o recetas que requieran agregar un poco de dulzor
  • Utilizar especias, en vez de azúcar, para darle sabor a sus alimentos

Fuente: mercola.com, 28/09/16.

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Obesidad e infertilidad

octubre 12, 2017

Obesidad: Sus efectos en la fertilidad masculina

Está comprobado que la obesidad también afecta la fertilidad masculina al igual que ocurre en las mujeres, ya que el exceso de peso tiene un impacto negativo sobre la capacidad de concebir del varón. En conclusión lo que ocurre en que a mayor perímetro de cintura, menor es la cantidad de espermatozoides que el cuerpo masculino puede llegar a producir.

En Argentina, la hipertensión aumentó 8,5% en 7 años

octubre 14, 2016

La hipertensión aumentó un 8,5% en sólo 7 años

El 36,3 % de los adultos en el país ya sufre esta enfermedad. Preocupan el desconocimiento y la falta de controles.

Por Valeria Román.

Se consideran hipertensos a los pacientes que presenten desde 140/90 mm Hg en dos a tres consultas separadas por una semana.

Se consideran hipertensos a los pacientes que presenten desde 140/90 mm Hg en dos a tres consultas separadas por una semana.

Los argentinos están peor de la presión. Sí, de la presión arterial. De la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias del corazón. Lo ideal es tener la presión por debajo de los niveles 14/9. Sin embargo, hoy el 36,3% de los adultos padecen hipertensión. Esta prevalencia aumentó un 8,5% entre 2008 y 2016, según un estudio epidemiológico que se presentó ayer en una de las sesiones del 42° Congreso Argentino de Cardiología, que empezó ayer.

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“Los resultados del estudio son preocupantes. Porque tener la presión arterial sin control por mucho tiempo implica un mayor riesgo de sufrir un ataque cerebrovascular, enfermedad de los riñones, infartos e insuficiencia cardíaca, que son trastornos que pueden conducir a la muerte”, explicó a Clarín Claudio Majul, que forma parte del comité organizador del congreso, y es integrante de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

Miguel González, presidente del comité científico del congreso y jefe de unidad coronaria del Sanatorio Finochietto, explicó que la hipertensión “se mide como la fuerza ejercida por el flujo de la sangre sobre las paredes de las arterias. Si da mayor o igual a 14/9 a lo largo de 3 mediciones correctas –con el paciente en reposo y tranquilo– se diagnostica la hipertensión arterial. Es una condición crónica pero que cuenta con tratamientos que permiten mantenerla bajo control”.

En 2008, los investigadores de la SAC habían impulsado el estudio -que llaman Renata (por las iniciales de Registro Nacional de Hipertensión Arterial) sobre prevalencia en Capital. Al año siguiente, sumaron a más personas de 7 provincias: el 33,5% de la población adulta sufría hipertensión. En 2015, se volvió a hacer el estudio, en colaboración con la Federación Argentina de Cardiología (FAC) en 18 provincias. Participaron 5931 mayores de 18 años. Para hacer el estudio Renata 2, que fue patrocinado por el laboratorio Gador y la empresa Nestlé, se puso una mesa en 25 filiales del Registro Nacional de las Personas. A cada participante, se le hizo una encuesta con consentimiento informado y se le preguntó por el nivel de consumo de sal. Le tomaron la presión arterial durante 3 veces, mientras la persona estaba sentada. Y le midieron el cuello y el perímetro abdominal. A los que ya sabían que sufrían hipertensión, le hicieron una encuesta sobre la adherencia al tratamiento. Todas esas mediciones y respuestas se compilaron y analizaron y arrojaron los resultados preocupantes.

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Cuatro de cada 10 argentinos con hipertensión lo desconoce. Entre los que sí conocen, el 45% no está bajo tratamiento médico. Sólo el 24,2% tiene la enfermedad bajo control. Esa última cifra también llamó la atención. “La cantidad de hipertensos que tiene controlada la enfermedad bajó en un 8,7%”, advirtió Augusto Vicario, otro de los integrantes del equipo que hizo el estudio. Otros datos significativos es que la hipertensión está afectando a gente joven, pero que desconoce que tiene el problema. El 73,4% de los hipertensos menores de 35 años (que fueron detectados durante el estudio) desconocen la enfermedad, que se puede controlar con cambios en la alimentación, más actividad física y medicación. Hay que bajar el consumo de sal, comer más frutas y verduras, legumbres y pescado, y dejar de fumar tabaco.

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Sin embargo, muchos de los que ya sabían que eran hipertensos no hacen caso a los consejos. Sólo el 50,4% de los hipertensos toman y siguen diariamente la medicación contra la hipertensión. Aunque saben que es su gran enemigo, los hipertensos que conocen su enfermedad agregan sal a la comida “siempre” en el 16,4% de los casos. Respondieron “raras veces” el 26,5% y “nunca” el 57,2 de los hipertensos. En este grupo de hipertensos, el 72% dijo que habían disminuido el consumo de sal en el último año.

Pero el cambio aún está pendiente. “Disminuir el consumo de sal puede reducir entre un 20 y un 30% la cantidad de eventos cardiovasculares, como infartos o ACV, Eso se logra quitando el salero de la mesa, reemplazando la sal al cocinar por otras especias que aporten sabor, y, primordialmente, consumiendo menos productos procesados y panificados, que son una de las principales fuentes de sodio en la dieta de los argentinos”, resaltó Gustavo Cerezo, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología y médico del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.

Fuente: Clarín, 14/10/16.

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La Obesidad: Un problema mundial

abril 4, 2016

En el mundo ya hay más gordos que flacos

Analizaron el avance de la obesidad en 20 millones de personas en 40 años. 

 Por Mariana Iglesias.

Imparable. Se estima que en 2025, una quinta parte de los adultos tendrá obesidad severa.

Imparable. Se estima que en 2025, una quinta parte de los adultos tendrá obesidad severa.

Que la obesidad ya es una epidemia en el mundo entero no es noticia. Lo que se sabe ahora es que los obesos ya son más que quienes tienen problemas relacionados al bajo peso. Y lo más interesante para resaltar es que la obesidad avanza entre los pobres. Los ricos suelen estar bien informados, y tienen claro que la obesidad causa innumerables problemas para la salud, con lo cual, pagan sus comidas orgánicas y sus cuotas en el gimnasio, cosa que los pobres no pueden hacer. Así, ya hay 641 millones de obesos en el mundo (266 varones y 375 mujeres), cuando cuarenta años atrás eran 105. De hecho en 1975 la cantidad de personas con bajo peso duplicaba a los obesos. Así las cosas, se estima que para 2025 una quinta parte de los adultos de todo el mundo tendrá obesidad severa.

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Las conclusiones son del mayor estudio que se ha realizado hasta ahora sobre el índice de masa corporal (IMC) en casi 20 millones de personas de 186 países y que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica “The Lancet”. Lo que se hizo fue medir el avance de la obesidad de 1975 hasta 2014. “El resultado principal es que el mundo está engordando, o que el mundo ha venido engordando, y sigue haciéndolo”, explica a Clarín Carlos Boissonnet, cardiólogo del CEMIC y miembro del grupo CARMELA (CArdiovascular Risk factor Multiple Evaluation in LatinAmerica), que participó de la investigación con siete muestras poblacionales, correspondientes a las ciudades de Buenos Aires, Bogotá, Barquisimeto (Venezuela), Santiago de Chile, Quito, ciudad de México y Lima. Fueron distintos grupos de investigación internacionales, coordinados desde el Imperial College London y financiado por The Wellcome Trust (una ONG del ámbito académico de la salud.

En el período considerado, la humanidad aumentó en promedio 1,5 kilo por cada década en los últimos 40 años. La obesidad aumentó en hombres más de 3 veces y en mujeres más de 2 veces. Para dar un ejemplo: un hombre de 1,70 metro de altura aumentó un promedio de 7,2 kilos, mientras que una mujer de 1,60 metro aumentó 6,1 kilos.

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El aumento fue prácticamente universal en todos los países, con las únicas excepciones de Corea del Norte, Nauru, los países del Africa subsahariana, Japón, Singapur y varios países europeos en los que no aumentó en mujeres. En la mayoría de los países ricos (europeos, norteamericanos y asiáticos) y en Oceanía el aumento por año fue menor desde 2000 hasta el momento actual, mientras que en Latinoamérica y el Caribe, en Europa central y del este, y el este y sudeste asiático, el aumento anual fue mayor desde 2000 a esta parte. “Antes el obeso era el rico. En los últimos años la obesidad se traslada cada vez más a los pobres, porque comen alimentos de baja calidad y no hacen actividades físicas que los favorezcan”, explica Boissonnet.

China tiene el mayor número de obesos (43,2 millones de varones y 46,4 millones de mujeres), seguido por los Estados Unidos (41,7 millones de hombres obesos y 46,1 millones de mujeres obesas). En la Argentina la obesidad es mayor en hombres, y en el ranking mundial figura en el puesto  16º con 3,8 millones.

obesidadEl trabajo también habla del bajo peso. La prevalencia mundial se redujo de 13,8% a 8,8% en hombres, y de 14,6% a 9,7% en mujeres, lo que indica una reducción global de la desnutrición. Sin embargo, este problema sigue siendo muy relevante en países como India o Bangladesh.

La Organización Mundial de la Salud planteó como objetivo para el 2025 evitar el aumento de la obesidad. Según este estudio, la probabilidad de que eso ocurra es nula y estiman que para 2025, 18% de los hombres del mundo así como 21% de las mujeres serán obesos. «La obesidad es una epidemia fuera de control, y avanza cada vez más rápido. Esto muestra el fracaso de las estrategias globales», opina el especialista.  Y da algunas claves de lo que se debería hacer: «la mejor herramienta es la que se dirige a todos. Los Estados deberían cobbrar menos impuestos a las frutas y verduras, y más a los procesados y bebidas azucaradas. También deberían promover los vecindarios saludables y clubes gratuitos para que todos puedan realizar actividad física».

Fuente: Clarín, 02/04/16.


 

Más información:

Prevención de la obesidad: El rol del Estado

Los mitos sobre la obesidad

La obesidad acorta la vida

Obesidad incontrolable

Por qué comemos más cuando no dormimos bien

marzo 31, 2016

Por qué comemos mucho cuando no dormimos lo suficiente

Por Sumathi Reddy.

Nuevos estudios están esclareciendo las razones por las qué la gente come de más y alimentos menos saludables cuando no duermen lo suficiente.

Un pequeño estudio publicado en la revista Sleep a principios de este mes encontró un nuevo mecanismo que ayuda a explicar por qué las personas que se privan del sueño tienen un mayor riesgo de aumentar de peso. Investigadores de la Universidad de Chicago hallaron que 14 individuos que fueron privados de sueño consumieron cerca de 1.000 calorías en aperitivos temprano en la noche en comparación con 600 calorías cuando tuvieron una noche completa de sueño. Cuando se les privó de sueño comió además el doble de grasa. Las calorías consumidas en un buffet de almuerzo fueron las mismas.

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La conclusión fue que cuando se les priva de sueño, los individuos tenían una mayor activación del sistema endocannabinoide, que está involucrado en la recompensa y el placer incitado por la comida, dijo Erin Hanlon, autora principal del estudio e investigadora asociada del Centro de Metabolismo del Sueño y Salud de la Universidad de Chicago.

El sistema endocannabinoide, compuesto por lípidos producidos por el organismo y que pueden medirse en la sangre, se activa también al fumar marihuana y se cree que es la fuente de los súbitos deseos de comer que genera su consumo.

obesidadLos individuos, quienes durmieron en el laboratorio, pasaron cuatro noches de 8,5 horas de sueño y cuatro noches de 4,5 horas. Sus niveles promedio de la endocannabinoide 2-AG fueron los mismos a lo largo de las 24 horas siguientes a ambos períodos de sueño, pero los niveles máximos fueron más altos de lo normal y se produjeron más tarde en el día en el estado de sueño más corto.

“Ellos reportaron sentirse más hambre y tener un mayor deseo de comer, lo que corresponde a la misma hora del día en el que vemos este incremento en los niveles de endocannabinoides,” dijo el Dr. Hanlon.

“Desde luego, no creemos que el sistema endocannabinoide y la activación del mismo es el único factor que contribuye a comer en exceso después de una restricción del sueño, dijo el Dr. Hanlon. “Pero pensamos que podría ser un factor contribuyente.”

Estudios previos han hallado que la falta de sueño conduce a la disminución de la hormona leptina, que inhibe el hambre, y el aumento de la grelina, que induce el hambre, dijo Frank Scheer, director del Programa de Cronobiología Médica del Hospital Brigham and Women de Boston.

Aunque los estudios han encontrado que estar despierto más tiempo, naturalmente, conduce a un aumento del gasto energético y la necesidad de una mayor consumo de alimentos, el exceso de comida que por lo general se lleva a cabo en personas que están privados de sueño supera los aumentos en el gasto de energía, lo que resulta en el aumento de peso, dijo el Dr. Scheer , que escribió un editorial sobre el estudio en la misma edición de la revista Sleep

La pregunta de si las personas que están privadas de sueño ganarían peso, incluso si comen la misma comida que cuando estaban recibiendo el sueño de una noche completa se desconoce, dijo el Dr. Scheer. El mecanismo para el aumento de peso puede ser principalmente mediante el aumento de la ingesta de alimentos.

Se refirió a un estudio en el que se refirió a esta cuestión, publicado en 2010 en la revista Annals of Internal Medicine. Se encontró individuos que se encontraban en una dieta perdieron menos masa grasa y más masa corporal magra cuando se les privó del sueño.

Andrea Spaeth, una académica post-doctoral en la Universidad de Pennsylvania Escuela de Medicina de Perelman, publicó un estudio el año pasado en la revista Obesity, donde ella y sus colegas encontraron que la tasa metabólica en reposo fue menor en los individuos la mañana después de cinco noches de restricción del sueño en comparación con después de una noche de sueño normal.

“Al día siguiente, usted está quemando menos calorías en reposo de lo que lo haría si no hubiera perdido sueño”, dijo, cuantificando el cambio en cerca de 42 calorías menos. “Al pasar el tiempo, esto se podría acumular”

Eve Van Cauter, directora del Centro del Sueño, Metabolismo y Salud de la Universidad de Chicago y autora principal del estudio, señaló que este demostró que los niveles circulantes de 2-AG varían enormemente durante todo el día, con niveles muy bajos durante el noche y un incremento brusco entre la mañana y la tarde, un efecto que se prolonga y se refuerza al restringir el sueño.

“Esta estimulación del sistema endocannabinoide puede explicar por qué las personas que tienen el sueño restringido tienden a comer más snacks en lugar de platos más grandes”, dijo. “Simplemente comen lo que sea que tengan a mano”.

Su investigación halló que las personas que se encuentran privadas de sueño sienten un fuerte antojo de comidas saladas, seguido por alimentos dulces y ricos en almidón.

Otra cuestión sin explorar es cómo la calidad del sueño afecta al consumo de alimentos. Los estudios han encontrado que cuando las personas obtienen menos sueño profundo o de ondas lentas, su tolerancia a la glucosa disminuye, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Antes de los nutricionistas y los médicos pueden comenzar a incorporar las recomendaciones del sueño en los programas de pérdida de peso, según algunos investigadores, un estudio controlado aleatorio tendría que demostrar que alargar el sueño ayuda a conducir a la pérdida de peso.

Investigadores de Universidad de Chicago se encuentran actualmente en el segundo año de un estudio de este tipo financiados por el gobierno federal. Están investigando si extender el sueño por 1,5 horas al día en adultos con sobrepeso dará lugar a cambios en el balance energético y conducirá a perder peso, dijo Esra Tasali, profesor asociado de medicina en la Universidad de Chicago e investigador principal de este estudio.

Los científicos están midiendo el sueño de las personas que normalmente duermen 6,5 horas o menos por noche y les han pedido que duerman 7,5 a 8 horas-la cantidad recomendada por los profesionales del sueño. Los participantes reciben dispositivos para llevar a casa, los cuales graban sus patrones de sueño y el gasto de energía. Los investigadores están actualmente reclutando hasta 80 personas con sobrepeso para el estudio de cinco años.

Marie-Pierre St-Onge, profesora asistente de medicina de la Universidad de Columbia Medical Center, ha realizado estudios de neuroimagen en 27 personas que comparan sus respuestas neuronales a las imágenes de alimentos cuando han restringido sus horas de sueño a cuando consiguen dormir una noche completa. El experimento halló que cuando se restringe el sueño, las personas tienen una mayor respuesta neural en las regiones del cerebro que tienen que ver con los centros de recompensa. Los resultados, publicados en American Journal of Clinical Nutrition en 2012, encajan bien con el estudio reciente endocannabinoide, dijo.

Recientemente, St-Onge hizo un análisis secundario de los datos de su estudio de 2012 y también encontró lo que comemos puede afectar la calidad del sueño. Cuando se permite a las personas comer lo que quieran, los que consumieron más fibra tenían más sueño de ondas lentas, mientras que los que tienen un mayor consumo de grasa saturada tenían menos sueño de ondas lentas. Además, un mayor consumo de azúcar se asoció con más posibilidad de despertar en mitad de la noche. Los hallazgos fueron publicados en enero en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine.

“Es importante tener en cuenta que lo que come durante el día puede afectar su forma de dormir,” dijo. “Es una especie de círculo vicioso. Su sueño por la noche influye sobre el apetito y la elección de alimentos durante el día “, y viceversa, dijo.

Fuente: The Wall Street Journal, 27/03/16.

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Prevención de la obesidad: El rol del Estado

febrero 9, 2016

Prevención de la obesidad, una cuenta pendiente del Estado

Uno de los grandes desafíos para los próximos años es comenzar a trabajar de manera multisectorial con el objetivo de planificar acciones concertadas y beneficiosas para todos los sectores.

Por Mónica Katz. Médica Especialista en Nutrición.

Suponer que los responsables de la obesidad son únicamente quienes la padecen es una hipótesis obsoleta y peligrosa

Suponer que los responsables de la obesidad son únicamente quienes la padecen es una hipótesis obsoleta y peligrosa.

¿Cuán central es la nutrición para un país? ¿Qué papel cumple el Estado en la regulación de la información nutricional? ¿Cuál es el rol de la industria?

Nadie discute sobre quién es el responsable de la salud de los ciudadanos. Sin embargo, existe hasta el momento una eterna discusión: quién es el responsable de la epidemia de obesidad. Suponer que los responsables de la obesidad son únicamente aquellos que la padecen es una hipótesis tan obsoleta como peligrosa. De hecho esa concepción de la salud publica explica los niveles de pandemia que alcanzó esta patología en las últimas décadas.

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Hoy la ciencia considera que la obesidad es multicausal. Es decir que para que se desarrolle entran en juego componentes personales, sociales y del entorno construido. Así es como las estrategias para su prevención no pueden solo estar dirigidas al individuo. Sin embargo, esta es la única estrategia utilizada hasta el momento.

Para estar a la altura del desafío que implica la obesidad y las patologías crónicas asociadas deberían diseñarse acciones a nivel poblacional, con intervenciones transversales, con compromiso de todos los actores, sostenible en el tiempo más allá de los avatares políticos y con una relación costo-beneficio favorable. Este es el punto donde el Estado juega un rol fundamental.

Un trabajo conjunto

Hasta el momento, el área más trabajada es la nutrición. Ya sea desde la educación, desde el rotulado de productos o mediante guías alimentarias. Sin embargo, ninguna de estas acciones ha generado impacto positivo en la creciente epidemia de sobrepeso.

Cuando se desea evaluar la razón, la primera conclusión relevante es que su efectos han sido limitados pues solo intervienen en la toma de decisiones personales.

obesidadAnalicemos esto más detenidamente. Desde un punto de vista jurídico tres elementos definen la voluntad de nuestros actos: el discernimiento, la intención y la libertad. ¿Puede el consumidor discernir qué es lo saludable? Si fuera capaz de hacerlo, ¿Es capaz de sostener sus buenas intenciones, o cumple con las profecías de Charles Dickens de que la voluntad dura sólo 15 días y es soluble en alcohol? ¿Seremos capaces como sociedad de rescatar al placer al momento de establecer recomendaciones nutricionales? ¿Podremos reconocernos como seres “deseantes” o acaso no lo somos? Por último, ¿somos realmente libres o estamos condicionados por el mercado y la cultura?

Evidentemente uno de los grandes desafíos para los próximos años será comenzar a trabajar de manera multisectorial en redes conformadas por los medios, la agroindustria, los sistemas de salud, la academia, los sistemas educativos, los decisores económicos, de manera de poder planificar acciones concertadas y beneficiosas para todos los sectores.

Claramente la prevención de la obesidad requiere políticas que funcionen. ¿Podremos ser más creativos y diseñar una sociedad en la que nuestros hijos no tengan que desviar su energía creativa para pelearle al exceso de peso y la enfermedad con dietas y ejercicio extremos?

Fuente: clarin.com, 09/02/16.

Porqué murió el hombre más gordo del mundo

febrero 1, 2016

Revelan por qué murió el hombre más obeso del mundo

México: Andrés Moreno Sepúlveda tenía 38 años y llegó a pesar 444 kilos. Falleció de un infarto en Navidad: había tomado una gran cantidad de bebidas energizantes. 

Andrés Moreno Sepúlveda, el hombre más obeso del mundo (Facebook)

Andrés Moreno Sepúlveda, el hombre más obeso del mundo (Facebook)

Andrés Moreno Sepúlveda, al que se lo conoció como el hombre mas obeso del mundo y fallecido de un infarto el pasado 25 de diciembre, habría ingerido altas dosis de una bebida energizante en los tres días anteriores a su deceso, informaron hoy sus familiares.

«Tomó más de seis latas de bebida energética por día, según pudo constatar la familia, pero se supone que fueron más latas», dijo el doctor Jorge Ojeda, jefe de Terapia Intensiva del Hospital México Americano de Guadalajara. El médico, que atendió a Moreno en varias ocasiones, recordó que estas bebidas pueden generar «taquicardias y arritmias graves» en cualquier persona, y más en gente obesa como Moreno, que tenía 38 años y llegó a pesar 444 kilos.

«Como paciente obeso, aunque estaba perdiendo peso y ya se movía, si se expone a un estimulante le puede llevar a una arritmia, y esta arritmia o un infarto llevar al fallecimiento», destacó Ojeda.

El médico afirmó que, en los días previos a su fallecimiento, supone que «tuvo un problema con la esposa y esto le generó algo de estrés emocional». No obstante, descartó que se tratara de un suicidio, sino que «más bien perdió la proporción de lo que estaba tomando».

Según Gastric Bypass México, que se hizo cargo de la operación para bajar de peso, en el caso de Moreno Sepúlveda, con antecedentes de preinfarto y diabetes, la ingesta de semejante cantidad de bebidas energéticas equivalía a la toma de 42 latas de Coca Cola en apenas 72 horas.

Moreno Sepúlveda falleció por un infarto y problemas de peritonitis el día de Navidad del pasado año en Ciudad Obregón, en el noroccidental estado de Sonora, apenas dos meses después de someterse a una cirugía de derivación biliopancreática con cruce duodenal para perder peso. En el momento de la operación, pesaba 323 kilos.

Andrés Moreno Sepúlveda, el hombre más obeso del mundo (Facebook)

Moreno Sepúlveda, con sus médicos (Facebook)

El 25 de noviembre, Moreno Sepúlveda tuvo que ser operado de urgencia para extirparle una hernia que le afectó el intestino. Los médicos cortaron cerca de 80 centímetros del intestino de Moreno, ya que la hernia había estrangulado parte de este órgano.

Casi un mes después de la operación, que aseguró le había cambiado la vida, Moreno Sepúlveda había perdido cerca de 30 kilos.

Andrés Moreno Sepúlveda, el hombre más obeso del mundo (Facebook)

Moreno Sepúlveda mostrando la talla de sus pantalones (Facebook)

Tras su deceso, el doctor que llevó su caso, José Castañeda, dijo que el infarto fue inesperado y no estaba relacionado con la operación para bajar de peso.

Fuente: EFE. clarin.com, 01/02/16.

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