Populismo, el paso previo a la Tiranía

octubre 1, 2023

El populismo es el germen de la tiranía

Por Roberto Cachanosky.

populismo

Para el populista es importante destruir el concepto de gobierno limitado e instalar la idea que el voto mayoritario da derecho a violar los derechos individuales de sectores minoritarios

Voy a empezar esta nota con una frase que va a escandalizar a más de uno: el endiosamiento del voto ha destruido la república y los derechos individuales, llevando a los países a la pobreza y la tiranía.

¿Por qué semejante frase? Es que los políticos, periodistas e “intelectuales” de izquierda han tomado el cuidado de resaltar la palabra democracia y ponerla por encima de la república. Al mismo tiempo, para ellos democracia significa que el que más votos tiene recibe el poder para hacer lo que quiere. Recuerdo a Cristina Fernández de Kirchner diciendo en 2008, cuando se produjo la crisis con el campo, que a pesar de tener el 45% de los votos, iba a mandar el proyecto de la 125 al Congreso como si su decisión fuera un favor que su graciosa majestad le otorgaba a los plebeyos en vez de un mandato constitucional.

populismoComo he dicho en otras oportunidades, la democracia se ha transformado en una competencia populista, es decir, teniendo en cuenta que el poder se consigue no por la fuerza de las armas como hacían los antiguos reyes, sino por la cantidad de votos, el truco para ganar la competencia populista consiste en obtener la mayor cantidad de votos. Para eso lo primero que hacen los populistas es dividir a la sociedad (lo que hoy se conoce como grieta) y convencen a la gente que unos son pobres porque otros son ricos, por lo tanto, si lo votan al político populista, él hará justicia quitándole a los ricos para darle a los pobres.

En términos económicos el político populista trata de maximizar la cantidad de votos que va a recibir con un costo menor de los votos que va a perder por prometer aumentarle la carga tributaria a un sector reducido de la sociedad. Esquilman a un 20% de los votantes para repartir el fruto del robo legalizado entre el 80% de los que reciben los recursos del robo legalizado.

La cuenta que hacen es: ¿cuánto me cuesta en pérdida de votos aumentarle la carga tributaria a un sector de la población y cuántos votos gano repartiendo el dinero ajeno? ¿A qué sector de la población puedo expoliar perdiendo pocos votos para financiar mi política populista y repartir ese dinero ajeno entre una mayoría amplia?

Por eso es importante para el populista destruir el concepto de gobierno limitado e instalar la idea que el voto mayoritario da derecho a violar los derechos individuales de sectores minoritarios. Si tengo más votos no tengo límites, y si el Congreso o el Judicial me ponen límites entonces los otros poderes se están levantando contra la voluntad popular que es “sagrada”.

La realidad es que en una república la voluntad popular no es sagrada. Una mayoría circunstancial no tiene derecho a violar los derechos individuales de una minoría, por más minoritaria que sea esa minoría. En una sociedad libre, el voto solo sirve para elegir a un administrador que temporariamente manejará la cosa pública pero con poderes limitados, entendiendo por poderes limitados que el monopolio de la fuerza que se le otorga no puede ser utilizado para violar los derechos a la vida, la libertad y la propiedad. Por eso los populistas son enemigos de una sociedad libre. Porque el poder limitado les impediría explotar a un sector de la sociedad en beneficio de un grupo más amplio que le aporte un mayor caudal de votos. Lo primero que tiene que hacer el populista es romper el concepto de límite al gobierno para poder usar el monopolio de la fuerza y violar derechos individuales expoliando a aquellos que le van a financiar su permanencia en el poder, que no son otros que los contribuyentes. El primer paso es generar lo que hoy se llama grieta: decir que determinado sector de la sociedad (el sector al que se lo va a explotar impositivamente) es el culpable de que otros sean pobres. Con eso se crea el clima para iniciar la expoliación y justificar el uso del monopolio de la fuerza para violar los derechos de terceros. Una vez abierta la puerta que permite usar el monopolio de la fuerza para violar los derechos individuales en nombre del bien común, ya no hay límites para el populista que termina transformándose en tirano. Al comienzo la gente lo aplaude, pero a medida que van desapareciendo las inversiones, cae la producción, escasean los bienes y servicios a los que puede acceder la población y aumentan sus precios por el déficit fiscal debido mayor gasto público producto de la redistribución del ingreso, entonces el populista redobla sus críticas a los supuestos conspiradores y aumenta el enfrentamiento. El camino que elige es decir que las cosas andan mal porque hay sectores que conspiran contra el modelo. Sectores ocultos que busca perjudicar a pueblo trabajador. Con esto justifican el aumento del uso de la fuerza para violar los derechos individuales, incrementan la presión impositiva, estableciendo controles, regulaciones, etc. El estado va adquiriendo un mayor control sobre la vida de los habitantes para, supuestamente, defenderlos de los enemigos.

Como el sector expoliado se va achicando porque huyen las inversiones, para sostenerse en el poder, el populista tiene que aplicar impuestos a sectores que antes no pagaban. Va ampliando el campo de expoliación impositiva hasta que llega un punto en que buena parte de la población siente el efecto del populismo y el balance de votos ganados y votos perdidos empieza a diluirse.

Cuando la crisis económica llega a límites insospechados y la gente ya no tolera más la situación puede ser tarde y queda presa del populista que se transformó en tirano. Pasó con el Perón de los 40 y 50, con Chávez y Maduro y aquí no ocurrió porque la gente reaccionó a tiempo y le puso un límite al vamos por todo que no era otra cosa que establecer una tiranía. El tirano, que empieza como un simple populista, nunca anticipa su objetivo final de tiranía. No lo hizo Fidel Castro, ni Perón, ni Chávez, ni tantos otros tiranos.

Lo cierto es que ese populismo inofensivo va avanzando hasta generar pobreza, violar crecientemente los derechos individuales y finalizar destruyendo el sistema republicano para establecer una tiranía. El ejemplo chavista con Maduro ahora a la cabeza es el ejemplo categórico al respecto.

En síntesis, a la tiranía se llega con un primer paso: cuando el político enfrenta a un sector de la sociedad con otro sector de la sociedad. Acusa a unos de ser responsables de la pobreza de los otros. El segundo paso es poner la mayoría de los votos por encima de los derechos individuales. El que más votos tiene puede hacer lo que quiere. Es como si la sociedad eligiera a sus propios tiranos. El tercer paso es expoliar a determinados sectores productivos para financiar la “compra” votos vía el gasto público. Y el último paso es llevar al extremo la violación de los derechos de los derechos individuales. Para eso tiene que destruir la república y establecer una tiranía. Y de las tiranías solo se sale cuando los pueblos se levantan contra el tirano.

Fuente: economiaparatodos.net


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invertir no es un juego de azar

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La Argentina y el regreso del Peronismo

noviembre 4, 2019

Argentina no tiene solución

Por Lorenzo Bernaldo De Quirós.

Con una Argentina al borde del colapso financiero, el retorno al poder del peronismo kirchnerista es una verdadera tragedia para la república austral y para una Latinoamérica inmersa en una ola de revueltas desestabilizadoras contra las democracias de la región. Dicho esto, la derrota de Macri era la crónica de una muerte anunciada. Su estrategia gradualista, orientada a modernizar y reformar la economía, estaba condenada al desastre. Cuando un gobierno con vocación reformista se enfrenta a una montaña de problemas como los heredados de quienes ahora han vuelto a la Casa Rosada y en un país infectado desde hace décadas por el populismo, la única política con opciones de éxito es una terapia de choque, una radical ruptura con el statu quo, nunca el gradualismo.

Por añadidura, el Gabinete Macri tampoco instrumentó su programa gradualista. Ni aplicó una mínima disciplina presupuestaria ni introdujo reformas estructurales, y sucumbió a la tentación de todos sus predecesores: acumular un exceso de deuda externa para compensar la debilidad económica y financiera interna. En paralelo, la renuncia a recortar el gasto público exigió recurrir al Banco Central para financiarlo, desencadenando un vigoroso crecimiento de la inflación y destruyendo la credibilidad de la autoridad monetaria. En este contexto, la desaceleración económica global y la huida a la calidad de los inversores internacionales colocaron a Argentina en una posición de insolvencia. Macri se vio forzado a solicitar ayuda al FMI, la mayor concedida por esta institución en su historia, para evitar la bancarrota. Pero tampoco con la asistencia del FMI el Gabinete Macri hizo nada para reencauzar la situación y restaurar la confianza. La suerte estaba echada.

La nueva Administración se enfrenta a un escenario definido por la entrada en una aguda recesión, por una carrera alcista de la inflación con serias posibilidades de desembocar en una hiperinflación y, en consecuencia, con un seguro incremento de la pobreza. Esta coyuntura ha de ser abordada por un Ejecutivo cuyos instintos y cuya historia son los propios de un populismo radical en un país de tradición populista. El desengaño generado por el centroderecha se va a utilizar/interpretar como el fracaso de un liberalismo que jamás se aplicó. Esto abona la puesta en marcha de medidas que sin duda alguna tendrán un efecto demoledor sobre la economía y sobre la sociedad argentinas pero cuyo mensaje para la opinión pública es evidente: no hay alternativa al modelo colectivista. La única esperanza es que, como a Saulo camino de Damasco, Adam Smith se aparezca ante el nuevo presidente, este caiga del caballo populista y vea la luz.

El peronismo destruyó el sistema político y económico de un país que había sido libre y próspero

Joma
Joma (Joma)

La opción de convertir Argentina en una democracia similar a la existente en los estados occidentales se ha volatilizado y todo indica que por mucho tiempo. Si bien la responsabilidad de la frustración de esa expectativa tiene un responsable inmediato, el Gabinete Macri, su origen viene de mucho antes. Es la consecuencia de una acumulación de errores, de delitos y efímeras ilusiones, como señala Juan José Sebreli en su lúcido ensayo Crítica de las ideas políticas argentinas . ¿Qué sucedió para que una de las naciones más ricas del mundo a comienzos del siglo XX se embarcase cincuenta años después en una trayectoria de declive que jamás ha logrado superar? ¿Cómo es posible que una población culta y educada haya apoyado durante decenios y siga haciéndolo opciones que la acercan cada vez más a lo que fue el tercer mundo? La respuesta es clara y meridiana…

El peronismo destruyó un sistema político y económico que con sus virtudes y con sus defectos había hecho de Argentina uno de los países más libres y prósperos del planeta. Sin duda, era imperfecto y necesitaba ser reformado, pero fue sustituido por un esquema estatocorporativista, inspirado en el fascismo italiano, que agrupó a todas las corrientes antiliberales argentinas, desde la extrema derecha ­nacionalista hasta la izquierda radical. Desde el poder se construyó un modelo clientelar, autoritario y, por su propia naturaleza, corrupto que se ha mantenido incólume tanto con gobiernos dictatoriales como democráticos, convirtiéndose de facto en un componente del ADN argentino. Ni siquiera el PRI mexicano logró ese éxito. Se tuvo que ajustar a los tiempos. El peronismo no ha tenido necesidad de hacerlo.

Si bien es verdad que la decadencia de Argentina es una constante desde hace medio siglo, sus ciudadanos, contra toda evidencia empírica, se sienten diferentes y, en buena medida, superiores al resto de los latinoamericanos. Lo paradójico es que ese sentimiento sólo es explicable por la grandeza pasada del país, encarnada por una democracia liberal que el peronismo destruyó y de la que nadie se acuerda ni nadie reivindica. El justicialismo ha logrado compensar el potencial síndrome del gigante empequeñecido, típico de los grandes países en declive, con el nacionalismo y con la constante búsqueda de factores externos que explican el declive del país y liberan a los argentinos de cualquier responsabilidad sobre su suerte. Si a ello se une que casi la mitad del país, 21 millones de per­sonas, vive del Estado, el círculo se cierra y la ensoñación permanece.

Es impensable que el nuevo gobierno populista ponga en práctica las reformas necesarias

La tentación del presidente electo y de su Gabinete será emprender una fuga hacia delante. Es impensable que el matrimonio Fernández-Kirchner ponga en práctica el programa económico que Argentina precisa. Esta opción ha quedado desacreditada tras el fiasco de la Administración Macri, y más con la participación del FMI, institución odiada en la república austral. En este marco, el riesgo real es una acentuación de la estatización y del cierre al exterior de la economía, acompañada por una alianza con las fuerzas y estados que en la actualidad están involucrados en el proceso de desestabilización que azota a las frágiles democracias de la región.

Esa hipótesis es, por lo demás, muy atractiva para un país que siempre ha aspirado a desempeñar un papel relevante en la antigua América española. Sin base económica para hacerlo, lo hará enarbolando las banderas de la lucha contra el imperialismo capitalista. Esta será además su seña de identidad frente a su gran adversario histórico en el Cono Sur, Brasil, gobernado además por un enemigo ideológico, Bolsonaro, símbolo de la peor derecha capitalista. Cuando la casa se incendia y no se está dispuesto a apagar el fuego, sino a arrojar más gasolina sobre él, la opción racional es extender el incendio. Malos tiempos para Argentina y para toda Hispanoamérica.

Fuente: lavanguardia.com, 01/11/19.

CFK y AF caricatura

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Permiso para pensar

septiembre 8, 2019

Festival de San Sebastián (1989)

…Permiso Para Pensar, de Eduardo Meilij, nos ayuda a comprender la complejidad de aquella época histórica de Argentina, caracterizada por la personal impronta del peronismo…

…En las elecciones de1946 Juan Domingo Peron fue elegido presidente por primera vez y se mantuvo en el cargo hasta 1955. Implanto un sistema político conocido como ‘peronismo’ y caracterizado por su populismo. Como dijo una vez dijo Eva Peron: ‘Aquí nadie tiene la verdad, nadie mas que Peron’. Este movimiento dio lugar al Partido Justicialista. ‘Ni capitalismo ni comunismo sino justicialismo’ fue su lema….

El director no intenta interpretar los hechos sino darlos a conocer y ayudar a que la gente los pueda analizar. Resulta meritoria la labor de montaje del film, al subrayar las numerosas contradicciones entre el mensaje de los discursos y la realidad que muestran las imágenes.

Xavier Portugal l’Oro

Equipo Técnico: Montaje: Alberto Borello – Música: Bobby Russo Recopilación: Noemí Duhalde Investigación: Pedro A. Menga Títulos:
Raúl Dell’Oro – Duracion: 89 minutos.

Fuente: http://www.permisoparapensar.com.ar/


El documental histórico en los primeros años de la transición. Permiso para pensar (E. Meilij, 1989), un caso atípico

Por Marta Noemí Rosa Casale.

El cine histórico-político documental fue especialmente productivo durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Durante esos años, los films que abordaron el pasado se caracterizaron por la intención de echar una mirada abarcadora sobre sucesos, a veces, muy distanciados en el tiempo y por mantener un discurso conciliador frente a cualquier diferencia partidaria. La repercusión que tuvieron algunos de ellos permitió suponer una influencia, más o menos indirecta, sobre el electorado a la hora de volcarse a las urnas.

En este sentido, Permiso para pensar, primera y única obra cinematográfica de Eduardo Meilij, abogado de profesión, constituye una excepción. Tanto desde su elección estilística como desde su posición ideológica, el film se distingue en forma radical de casi todos los estrenados durante ese período. La película pone en foco los años del primer peronismo centrándose en las figuras de Perón y Evita desde una posición pretendidamente “objetiva”, basándose dicha condición en que se remite sólo a material de archivo de propaganda “oficial” del momento. Sin embargo, queda claro que el film –desde su mismo título- plantea una mirada crítica y absolutamente negativa de los personajes en cuestión. Este trabajo se propone dilucidar la paradoja mediante un análisis detallado.

Fuente: nuevomundo.revues.org


Texto Completo del Artículo

peron medianteEl momento histórico iniciado con la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia de la Nación el 10 de diciembre de 1983 -tras casi ocho años de férrea dictadura- estuvo fuertemente marcado por la restitución de las instituciones democráticas, fortalecidas por la participación popular y la exaltación masiva de valores tales como la libertad, la defensa de los derechos humanos y la democracia. La sociedad intentaba dejar atrás una etapa sumamente violenta de su historia con el convencimiento de que solo la comprensión cabal del pasado y un compromiso activo en la construcción del futuro le permitirían curar las heridas infringidas en los años más oscuros de su devenir.

  • 2 Sin embargo, más allá de los resultados exitosos que en un primer momento tuvieron las medidas toma (…)

2El regreso a la democracia y el impulso que el gobierno radical decidió otorgarles a las manifestaciones culturales determinó el florecimiento de una actividad artística considerable en todas las áreas durante los primeros años de su gestión. En el ámbito cinematográfico este aliento se hizo evidente en la cantidad de nuevos directores que arribaron al medio: de las ciento cincuenta películas estrenadas durante el mandato de Alfonsín, más de cincuenta fueron obras de realizadores noveles2.

  • 3 Encuentro teatral de 1981 en el que convergieron alrededor de ciento cincuenta artistas de diferent (…)

3En este marco, el cine histórico-político documental fue especialmente productivo por procurar una necesaria explicación de los sucesos traumáticos más recientes. La dictadura vivida como catástrofe –en el sentido literal del término, es decir, “desaparición del mundo tal cual se lo conoce”- potenció, en el cine histórico que la sucedió, la necesidad de integrar los sucesos más terribles en una explicación global que los contuviera y permitiera “asimilarlos”, en el sentido psicológico del término, suturando la brecha y restableciendo la continuidad histórica. Aparecieron así numerosos films documentales de archivo que encararon la revisión de nuestro pasado con una mirada abarcadora que muchas veces se remontó a sucesos muy lejanos en el tiempo en búsqueda de elucidaciones que permitieran entender no solo el presente sino, sobre todo, el pasado cercano. Este fue el caso especialmente de La República perdida (Miguel Pérez, 1983) y D.N.I (Luis Brunati, 1989) que comienzan su lectura de la historia argentina en 1928 la primera -con la asunción de Hipólito Yrigoyen- y en la época de la colonia, la segunda. Otros films acotan la revisión a sucesos más puntuales pero significativos para la vida política del país, tales como la figura de Eva Perón o el primer encuentro de Teatro Abierto3, a los que, de todas maneras, se enmarca en un panorama histórico más amplio, como en Evita, quien quiera oír que oiga (Eduardo Mignogna, 1984), El misterio de Eva Perón (Tulio Demecheli, 1987) y País cerrado, Teatro abierto (Arturo Balassa, 1989). Por último, algunos documentales histórico-políticos renuncian a explicaciones o abordajes tan globales y se remiten a períodos mucho menos extensos, pero considerados claves para la comprensión de nuestra historia, como sucede con La República perdida II (Miguel Pérez, 1986), que se concentra en la última dictadura, y Permiso para pensar (Eduardo Meilij, 1989), objeto de este estudio, que encara la gestión del primer peronismo (1946-1955). Un caso aparte –tanto en lo ideológico como en lo estético- es Juan, como si nada hubiera sucedido (Carlos Echeverría, 1987), realización no estrenada comercialmente. Este film relata las investigaciones llevadas a cabo por su director para revelar las circunstancias y responsabilidades de la desaparición de un estudiante en Bariloche, su ciudad natal (la del muchacho y la del director). Por muchos motivos –estructura del relato no como producto sino como proceso; concentración en un solo sujeto, con nombre y apellido; explicitación de su militancia política; construcción de un tiempo presente que involucra los sucesos como no finalizados- esta película se diferencia del conjunto de films documentales histórico-políticos del período, adelantándose a lo que luego, en los noventa, será el modo de encarar el tema por la segunda generación de cineastas, la perteneciente a los hijos de las víctimas.

  • 4 Ya se ha hecho la salvedad de Juan, como si nada hubiera sucedido, que no forma parte de este corpu (…)

4Más allá de sus lógicas diferencias individuales, a las que ya hemos hecho una primera alusión, los films documentales mencionados, en su gran mayoría, poseen características comunes. En primer lugar, en cuanto a su producción y circulación se trata de realizaciones que, aún con distintos orígenes y motivaciones, se encuadraron dentro de los cánones de la industria cinematográfica y siguieron los canales de exhibición habituales, estrenándose en las salas comerciales con mayor o menor repercusión en cada caso4. Otra rasgo llamativo es el hecho de que muchos de ellos son óperas primas de directores noveles que determinaron la llegada al largometraje de realizadores provenientes de otras áreas de la industria o de ámbitos totalmente ajenos. Para algunos de ellos estos trabajos serán los primeros y únicos en ese rol. Excepciones en este sentido son Eduardo Mignogna –cuyo primer largometraje es Evita, quien quiere oír que oiga, pero cuya carrera continuó en el cine de ficción industrial hasta su muerte en 2006- y Tulio Demicheli, poseedor de una vasta producción cinematográfica anterior, en el país y en España.

  • 5 En este aspecto las coincidencias con la producción anterior son notorias. Irene Marrone y Mercedes (…)
  • 6 Nichols, Bill, La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, Bueno (…)

5En segundo lugar, se trata de realizaciones que recurren primordialmente al material de archivo para su construcción, es decir, son el resultado de un montaje (o re-montaje) de imágenes anteriores de distinta procedencia que se integran en un nuevo relato que, en mayor o menor grado, las resignifica. Su material surge, fundamentalmente, del registro cinematográfico que documenta el acontecer político y social en noticiarios y cortos institucionales: actos oficiales, obras de gobierno, manifestaciones, funerales. Por esta razón, la producción de Federico Valle para el cine silente en la década del veinte y las realizaciones destinadas a la difusión de obras de gobierno en las décadas del cuarenta y cincuenta –en especial durante el primer peronismo- constituyen la fuente primordial de material para estas películas más recientes que toman de ellas gran parte de las imágenes que ilustran la época. Por otra parte, algunos procedimientos estéticos y motivaciones se repiten en unas y otras, estructuradas en casi todos los casos como un relato lineal y didáctico que articula, por medio del montaje, fragmentos fílmicos de distinta procedencia, incluso ficcionales5. Desde la banda sonora, la voz o ver de un relator confiere unidad a la narración, proponiendo una lectura única de las imágenes, a veces diferente y hasta contrapuesta a la que pudieran haber tenido en el contexto del cual fueron extraídas. Tanto estas realizaciones previas como gran parte de la producción documental de la transición –a excepción, precisamente, del trabajo de Mili- pueden encuadrarse dentro de lo que Bill Nichols denomina documental expositivo, ya que es el comentario del narrador el que va dando forma al relato, sirviendo las imágenes de mero contrapunto o ilustración. En estos casos, el peso de la argumentación descansa en el texto cuya función dominante hace que ésta avance al servicio de su necesidad de persuasión (Nichols, 1997)6.

6Lejos de una neutralidad que, por otra parte sería difícil de sostener, y a pesar del origen partidario de algunas de las producciones –La República perdida surge en el seno del radicalismo, D.N.I., del peronismo-, gran parte del cine de la transición tiene un discurso conciliatorio, construyendo una imagen única del pueblo más allá de cualquier proselitismo. Las polaridades pueblo/oligarquía y voluntad popular/dictadura sobre las que trazan sus narrativas la mayor parte de estos films propicia una mirada tolerante sobre las diferencias al constituir un nosotros/ellos aglutinante. Este es uno de los puntos en el que más difiere el planteo del film de Meilij: la suya es una propuesta eminentemente antiperonista y tanto el contenido como el aspecto formal de la película están al servicio de esta postura ideológica.

Permiso para pensar: el “montaje irónico”

  • 7 Leyda, Jay,. Films Beget Films. A study of the compilation film. Nueva York: Hill and d Wang, 1964; (…)
  • 8 Ibíd., p.47.
  • 9 Ibíd. p.63.
  • 10 La cuestión aquí es en qué medida es posible conservar el sentido original o meramente referencial. (…)

7Jay Leyda hace suya la afirmación de Paul Rotha cuando puntualiza a propósito de los films de archivo: “En ningún sentido el documental es una reconstrucción histórica” y, de hecho, más adelante descarta también el término “documental” para referirse a este tipo de film7. A pesar de que su libro no recoge las últimas y muy productivas investigaciones sobre el tema -es de 1964- su aseveración ilustra muy claramente la desconfianza que produce la manipulación del material en el proceso de montaje en el documental histórico, desconfianza que en su caso queda explícita cuando agrega: “la propaganda y las ideas [políticas] seguirán siendo el material básico del compilation film8. Aunque la forma clásica ha sido dejada atrás por la nueva generación de documentalistas, estas afirmaciones no carecen de valor con referencia a los documentales de los primeros años de la postdictadura puesto que la mayor parte de ellos utilizan el material de archivo como simple recuperación de la memoria histórica, dejando de lado la mirada historiográfica crítica que caracteriza en gran medida al documental histórico más reciente. En este sentido, puede notarse en Permiso para pensar un desplazamiento, novedoso para el contexto, a una postura más crítica, que se centra más en los discursos al proponer un montaje irónico del material de propaganda con el que el gobierno peronista había tratado de convencer de las bondades de su gestión. Este deslizamiento pone en cuestión, precisamente, las diferencias entre “una lectura puramente referencial del contenido de la imagen apropiada” y “otra lectura que considera elementos discursivos y formales, de modo de producción e incluso matéricos, para hacer que el significado fosilizado e incrustado en esas imágenes del pasado salga a la superficie”9. El documental clásico de la transición responde a la primera clase de lectura: la intención que prima en ellos es que las imágenes de archivo conserven –en la medida de lo posible- su sentido original10, ofreciendo, a la vez que un contexto, legitimidad al dato histórico. Permiso para pensar, a la segunda.

Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.

Peron convocaba multitudes deseosas de verlo y oírlo en Plaza de Mayo

  • 11 Es significativo que en sus declaraciones los directores de los documentales histórico-políticos de (…)

8Por otro lado, al hacer foco en el discurso, el film de Meilij se posiciona en una de las posturas más críticas del film de montaje: aquella en la que subyace una denuncia a los mass media, concretada a través de un mecanismo de distanciamiento y antagonismo que ataca el pacto con la realidad que establecen los supuestos discursos verité como los noticiarios o los films documentales. En muchos casos, y este es el de Permiso para pensar, la reutilización del metraje de archivo es presentada como una práctica que supone la neutralidad de la instancia narrativa, aunque el nuevo montaje caiga, inevitablemente, en otros marcos ideológicos o intereses comerciales11. Precisamente, según la carga crítico-ideológica de los montajes, García Martínez propone una clasificación de estos films en tres categorías: a) compilación informativa, b) collage y c) la fusión de ambos a la que denomina “montaje irónico”. El film que analizaremos a continuación corresponde al tercer tipo, al que Bonet calificó como “film de manipulación”: películas que parten de la compilación informativa pero la trascienden al deconstruir el discurso dominante y dar a las imágenes un nuevo tinte ideológico. Esta tergiversación del sentido no es novedosa, sobre todo en películas propagandísticas y, por este motivo, por ejemplo, fue una práctica habitual durante la Segunda Guerra Mundial.

  • 12 Según declaraciones al Diario Página 12 del 18 de diciembre de 1988.

9El film de montaje irónico conserva algunas características de la modalidad informativa. En primer lugar, es didáctico, pues la función sigue siendo enseñar (de hecho Meilij es profesor universitario y el mismo título del film propicia una reflexión sobre los materiales aportados); en segundo término, el hecho de poseer una lógica que organiza la información lo acerca al modo expositivo. Sin embargo, a diferencia del film de compilación informativa, no se conforma con reciclar el material de archivo sino que propone una lectura diferente y hasta subversiva del registro original. Esta es una de las principales características que contrapone Permiso para pensar al resto de la producción documental de los primeros años de la postdictadura, ya que el montaje irónico o paródico acarrea diferencias en la estructura del relato, la postura ideológica y el tratamiento del material apropiado. Sin embargo, puesto que su director ha confesado haberse inspirado en La República perdida para hacer el film12, la pregunta sobre las posibles motivaciones políticas comunes sigue en pie, sobre todo teniendo en cuenta que el film se estrenó poco antes de las elecciones presidenciales de 1989.

La permanencia del modelo bipolar

Selección y manipulación de las fuentes

  • 13 Acerca de la posición política que asume el film, Eduardo Meilij, abogado y profesor universitario, (…)
  • 14 La exhibición obligatoria regía desde 1943 para los noticiarios y cortos documentales en cada funci (…)
  • 15 La construcción gramatical misma de esta advertencia la hace confusa y encubre el hecho de que bajo (…)
  • 16 Manetti, Ricardo, “Cine testimonial”, en España, Claudio (compilador), Cine argentino en democracia (…)
  • 17 Igual posición sostienen Carmen Guarini y Jessica Stites Mor en sus artículos. Guarini, Carmen. “El (…)

10En clara contraposición con el discurso conciliatorio y el espíritu de tolerancia dominantes en el documental histórico-político del momento, Permiso para pensar echa sobre el período abordado -el comprendido entre junio de 1943 y setiembre de 1955- una mirada altamente descalificatoria del gobierno peronista y sus líderes, fundamentalmente Perón y Evita. Realizado con presumible intención proselitista, este primer y único film de Eduardo Meilij13 fue estrenado el 30 de marzo de 1989, en plena campaña para las elecciones presidenciales que concluyeron con el triunfo de Carlos Menem. El relato propicia la revisión del primer peronismo a través del montaje crítico de “secuencias de documentales de Propaganda Política, de exhibición obligatoria en su época, producidos por la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación y Notas de Noticieros cinematográficos”, hecho que queda consignado al comienzo del film con el aparente objetivo de desalentar cualquier acusación de animosidad14. Sin embargo, esta consigna no siempre se cumple ya que la narración incorpora tanto imágenes como registros sonoros de distinta procedencia y, tras la declarada fidelidad a las fuentes, oculta una cuádruple manipulación del material15. La primera está dada por la selección misma de las imágenes y fragmentos de audio que, como cualquier selección, implica siempre una reducción subjetiva. En cuanto a este punto, no es necesario subrayar que ninguna selección es inocente, ni en lo que toma ni en lo que deshecha. Tal como puntualiza Ricardo Manetti: “El documental, como toda forma discursiva, es siempre un recorte, una opinión, una interpretación de la cultura. En el recorte aparece la otra verdad, la verdad del texto: la ideología16. En el mismo sentido Raymond Williams habla de “tradición selectiva”17.

  • 18 Algunos de ellos son: Sucesos revolucionarios: de junio a setiembre de 1955 (1956, 25’ Sucesos Arge (…)

11La segunda manipulación es el acoplamiento arbitrario de las bandas sonora y visual con el fin de ironizar o criticar las proclamas del gobierno a través de sus propios discursos, a veces contrastando lo que dice con lo que “hace”, otras veces poniendo el acento en lo que considera un llamamiento a la violencia o la entronización de sus líderes. En este punto, es notable cómo los fragmentos vinculados con los alzamientos de junio y setiembre de 1955, tomados de noticiarios y documentales propiciados por la Revolución Libertadora –es decir, noticiarios y documentales que revisan los hechos con posterioridad al 16 de setiembre de ese año18 – repiten el mismo procedimiento y no conservan en el montaje del film de Meilij su audio original, aunque éste haya sido en su lectura de los hechos extremadamente crítico con el gobierno peronista. Esto se debe a que la voz oficial de aquellos que lo derrocaron cae en los mismos excesos que la narración reserva para Perón y, en ocasiones, el discurso que acompaña a las imágenes es tan objetable que, de conservarse, produciría igualmente un indeseable efecto irónico.

  • 19 Entrevista transcripta en Marrone, Irene, “La historia se escribe con “i” de imagen. Entrevista a T (…)

12La tercera manipulación es la más tendenciosa ya que opera dando una referencialidad a la imagen misma al sacarla de su contexto histórico y ponerla en otro distinto y hasta contrapuesto. En estos casos, ya no se trata de evidenciar una contradicción, sino de ilustrar un hecho que pudo no haber sucedido nunca, o del que, en todo caso, no hay registro visual. Así el film de Meilij no tiene reparos en ilustrar las sistemáticas persecuciones ideológicas que atribuye al gobierno peronista con imágenes de numerosas empleadas dedicadas a registrar individuos, corroborar datos y completar fichas personalizadas con huellas digitales, en una dependencia estatal que parece dedicar todos sus recursos precisamente a esta tarea. Si bien estas imágenes en verdad pertenecen a la obra documental del primer peronismo, se refieren a un acontecimiento totalmente diferente: el empadronamiento de miles de mujeres con motivo de la promulgación del voto femenino. Esta descontextualización es un ejemplo de cómo opera este tipo de montaje. La compaginación de sentido inverso, por otra parte, no es novedosa en nuestro país en los noticieros y documentales de difusión. Tadeo Bortnowski, director editorial de Suceso Argentinos y creador del Noticiario Bonaerense, ejemplifica la tergiversación a la a menudo son sometidos los materiales describiendo cómo el registro audiovisual remitido por el gobierno soviético durante la Guerra Fría era reeditado para ser usado como contra propaganda: “El redactor hacía los textos dándole un sentido contrario”, comenta19.

13La cuarta manipulación apunta a la fragmentación del material sonoro: en algunas oportunidades los mensajes oficiales a los que la narración recurre son unas breves líneas, casualmente las más encendidas, dentro un texto mucho más amplio; no sucede lo mismo con los cortos propagandísticos que son expuestos más extensamente.

14Por último, el relato carece de un contexto histórico que habilite una lectura de los acontecimientos referidos en función de hechos precedentes o de espectros más vastos. En este sentido, la valoración de las obras de gobierno en relación con áreas como la salud, el trabajo, la niñez o la mujer están completamente ausentes.

Estructura

  • 20 Una imagen para nada ingenua que analizaremos más adelante.
  • 21 Esta es una característica en común con La República perdida.

15La narración se articula alrededor de doce núcleos temáticos que proponen un recorrido entre “El principio”, la llegada de Perón al poder, y el “Principio del fin”, la victoria de la Revolución Libertadora, con un breve epílogo que marca la asunción de Juan Domingo Perón a la presidencia en 1973, sintetizada en su saludo a la plaza repleta de manifestantes entre los que es posible distinguir el cartel de Montoneros20. Si bien existe una voz over que conduce el relato, ésta aparece en muy pocos momentos, sólo para dar continuidad a una exposición que no sigue un orden cronológico o para marcar un hecho especialmente relevante para la enunciación. Muchas de las imágenes se repiten en otros documentales histórico-políticos del período, otro material es inédito –en especial el que se refiere a la rebelión militar que finalmente destituyó al presidente-, todas las imágenes sorprenden por su gran nitidez, fruto del procesamiento del material antiguo con técnicas modernas21. En el relato las multitudes populares aparecen sumamente activas, ya sea en tomas aéreas que las muestran cubriendo grandes extensiones o en planos muy cercanos, en los que la cámara está al mismo nivel que los manifestantes, captando los pormenores de los acontecimientos, involucrándose directamente en ellos. Perón es representado como un anti demócrata, un tirano; algunas veces estos apelativos hacen hincapié en su condición de militar, a menudo destacada por la narración. “Un técnico militar será siempre un mal gobernante”, opina en este sentido Alfredo Palacios en un discurso que el film se encarga de subrayar, aunque este hecho obligue a torcer el eje bipolar buenos/malos sobre el que se asienta el relato ya que quienes lo deponen son igualmente militares. La realización reserva también un espacio relevante para sus adversarios políticos en distintos momentos y así se detiene en la formación de la Unión Democrática, la aceptación de la candidatura a presidente de José Tamborini y, especialmente, en Alfredo Palacios -de quien se expone ampliamente el mencionado discurso que “debía haber leído en la radio”- y la Revolución Libertadora. En este sentido, y a pesar de su consigna inicial, queda claro que el relato no siempre apela pura y exclusivamente a material de propaganda oficial.

Los actos eran monumentales e incluían una imaginería propia

Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.

16El film pone en foco los excesos del primer gobierno peronista, tanto los verbales -“Perón es Dios”, “un titán”, “el más esclarecido”; Evita “un hada”; los enemigos de Perón “son enemigos de la patria”, además de todos los llamamientos a “dar leña” o ganar la calle “con garrotes con un clavo en la punta […] rompiendo todo a su paso”-; como los referidos a su acción directa o indirecta -desde el personalismo y la desmesura de los actos públicos, hasta la represión estatal o el incendio y destrucción de las sedes opositoras-. La ausencia de una propuesta de lectura global impide una toma de posición de la narración desde una argumentación sólida y deja en el ámbito del espectador poder conciliar los aspectos negativos que destaca el film con las abrumadoras muestras de apoyo popular que el mismo no puede evitar consignar.

  • 22 Sin embargo, el último apartado (El principio del fin) tuerce esta polaridad ya que los militares d (…)

17El primer apartado se encarga de ligar indisolublemente la figura de Perón a la del gobierno militar que dio el golpe en 1943. A partir de este momento, el eje nosotros/ellos pasará a ser civilidad (“el pueblo”)/ militares (“la dictadura”), siendo estos últimos un colectivo cambiante que en el tercer apartado –“El coronel del pueblo”- el relato se ocupará de construir como antidemocrático y pro-nazi22. Imágenes de tropas con la svástica en sus banderas desfilan al mismo tiempo que José Tamborini, candidato a presidente por la Unión Democrática, habla del régimen imperante y de su previsible continuidad en la persona de su oponente en las próximas elecciones. En esta construcción del nosotros/ellos es posible notar cómo la oposición pueblo/dictadura que construyen la mayor parte de los documentales históricos de la época se desplaza en la obra de Meilij en relación a los líderes de los movimientos populares, aunque el relato no deje de mostrar a Perón y a Evita acompañados por manifestaciones multitudinarias. En consonancia con esta imagen de Perón como líder militar que construye el film, el apartado “Hermandad Latinoamericana” lo muestra fraternizando con distintos mandatarios de origen castrense de otros países americanos, todos ellos reconocidos dictadores como Carlos Ibáñez del Campo, de Chile; Anastasio Somoza, de Nicaragua, o Alfredo Stroessner, de Paraguay, a los que el presidente argentino honra con distinciones varias.

  • 23 Osvaldo Dallera hace notar que esa contradicción era propia de la concepción peronista de la mujer (…)

18En general, las imágenes que ilustran los discursos obran como comentarios de aceptación o de rechazo a lo sostenido por la banda sonora. En algunos casos su procedencia no tiene relación directa con el momento histórico al que refieren y su montaje forma parte de la construcción de un nuevo sentido que realiza la narración. De esta forma, mientras habla Tamborini la imagen muestra a los obreros en su labor cotidiana, trabajando ordenadamente. En otros casos, el montaje construye una flagrante oposición entre banda sonora e imagen, con el objeto de ironizar/ parodiar el mensaje. Este recurso se repite asiduamente y constituye el principal procedimiento crítico del film. Así, por ejemplo, cuando Perón proclama la voluntad de acabar con el personalismo se muestran numerosas obras y monumentos que llevan su nombre o el de Evita; cuando el presidente entrega un premio a un niño se escucha una voz infantil que dice un poco ridículamente “a usted se lo debemos todo, mi general, ¿me permite que le dé un abrazo?”, o cuando se muestran imágenes del momento en que se le concede por primera vez el derecho al voto a la mujer el registro sonoro de Evita arengando para que las nuevas ciudadanas obedezcan ciegamente la voluntad del líder -le den a Perón “un cheque en blanco- contrarresta el logro23.

  • 24 Se puede encuadrar también en los parámetros del melodrama la construcción de la figura de Evita. E (…)

19El efecto irónico es producido también por la incorporación de pasajes de ficción que tienen su origen en la propaganda oficial del primer peronismo -los docudramas-, que Meilij expone extensamente. Tal efecto es producido, más allá de cualquier crítica a los contenidos y antes de cualquier manipulación del material, simplemente por efecto del paso del tiempo, como resultado de variaciones en el verosímil cinematográfico ocurridas entre la época de su producción y la de realización del film (a fines de los ochenta). El empleo de recursos propios del melodrama24, así como de procedimientos de actuación ligados a la dicción interpretativa -escuela vigente durante el peronismo pero epigonal a partir de la difusión del método de Stanislavsky basado en la “naturalidad”- confieren al relato ficcional de estos documentales un aire de falsedad que invalida parcialmente cualquier mensaje propuesto. El uso del “tu” obra en el mismo sentido. Entre los docudramas reapropiados por Meilij podemos mencionar: Soñemos (Luis César Amadori, 1951, 20’); Ahora soy un más (Alberto Soria, 1952, 13’), éste con la salvedad de que son los mismos estudiantes quienes están a cargo de las dramatizaciones; Nuestro Hogar (Mario Soffici, 1953, 10’); Cuando la plata se hizo argentina (Carlos Soria, 1952, 9’) y La mujer puede y debe votar (L.J. Moglia Barth, 1947, realización del Noticiero Panamericano conjuntamente con el Registro Nacional de las Personas).

20Otros apartados apelan al mismo efecto irónico al mostrar hechos que fueron propuestos por la propaganda oficial como grandes logros y, finalmente, resultaron fracasos. “Mejor que prometer es hacer” hace hincapié en las fallidas investigaciones de Richter en nuestro país y también en la construcción, por parte de Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado, de prototipos de automóviles y lanchas con carrocerías totalmente de plástico. Asimismo la sección se dedica a mostrar la infinidad de estos artefactos cuyo nombre incluía el apelativo de “justicialista”.

21Antes del sucinto epílogo, la narración da cabida a los distintos alzamientos que, finalmente, acaban deponiendo al primer mandatario. El informe incluye imágenes de los noticiarios y documentales de propaganda realizados durante el primer año de la Revolución Libertadora, aunque las fuentes no aparecen explicitadas en el film de Meilij. Se incluyen, además, algunas noticias originadas en Montevideo e imágenes y audios inéditos de la sublevación encabezada por la marina. Estos últimos, en especial, permiten seguir el cruce de mensajes entre unidades asentadas en diferentes puntos del país en el momento de la insurrección, así como el papel que tuvieron las radios uruguayas en la difusión de las consignas golpistas. En este punto, el relato focaliza en los sublevados, mostrando sus bajas y movimientos antes de la victoria, y el apoyo masivo cuando finalmente logran su objetivo. Es notable en todos estos documentales que durante Libertadora revisan los últimos meses del gobierno peronista -y así lo remarca el trabajo de Irene Marrone y Mercedes Moyano Walter al respecto- la ausencia de imágenes de los cuerpos de los civiles muertos a causa de los bombardeos. Estas imágenes faltantes aparecerán recién cincuenta años después, en un documental para televisión que revisa los sucesos de junio de 1955 en ocasión de cumplirse un aniversario. Sin embargo, es aquel registro documental con ruinas y heridos pero sin muertos el que recoge Permiso para pensar.

  • 25 Esta sonorización con los acordes de la Marcha de la Libertadora está ya en los noticiarios que, co (…)

22En su exposición de los primeros tramos del alzamiento el montaje crítico contrapone -siempre mediante el mismo procedimiento- las escenas de los destrozos resultantes al audio oficial que niega trascendencia a los sucesos. El avance de las fuerzas rebeldes es acompañado por la “Marcha de la Libertad” como música de fondo, tal cual lo hizo en el momento de los hechos a través de las radios clandestinas25. Sus estrofas, exultantes de sentimiento patriótico, vuelven prescindente cualquier comentario del narrador: “En lo alto la mirada/ Luchemos por la Patria redimida/ El arma sobre el brazo/ La voz de la esperanza amanecida/ Que el sol sobre tu frente/ alumbre tu coraje camarada/ Ya el brazo de tu madre/ Te señaló la ruta iluminada.” Finalmente, el grito de “¡Libertad, libertad!” que parece proferir la multitud frente a la victoria de la “revolución” –fruto de una sonorización semejante a la que realizó Miguel Pérez para algunos fragmentos fílmicos de La República perdida– se funde con el de “¡Perón, Perón!” de la escena subsiguiente con la que cierra el relato. En ella el procedimiento irónico alcanza su momento culminante cuando la banda imagen muestra brevemente a Perón, en su tercera presidencia, frente a una plaza colmada de manifestantes, mientras la banda sonora da lugar a uno de sus discursos en el preciso punto en que dice “Solamente en un país cívicamente analfabeto e incapacitado puede haber sucedido lo que sucedió en la República Argentina”. Varios carteles de “Montoneros” entre los manifestantes parecen trazar una relación implícita pero causal entre este suceso y los que vinieron inmediatamente después, es decir, la dictadura militar.

Conclusiones

  • 26 Sobre esta capacidad de las imágenes –y de los medios audiovisuales a través de ellas- de constitui (…)
  • 27 Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la historia y los historiadores, (…)
  • 28 Así lo hacen notar tanto Raúl Beceyro como Octavio Getino- SusanaVelleggia en sus obras Beceyro, (…)

23El análisis de Permiso para pensar pone de manifiesto el papel privilegiado de las imágenes en la urdimbre de la memoria colectiva26, a la vez que revela el pasado no como algo concluido y cristalizado de una vez para siempre, sino como un campo de luchas y tensiones, siempre cambiante, en el que distintas fracciones pujan por acaparar el sentido desde diferentes posturas ideológicas (Chesneaux, 1984)27. En el film de Meilij esta posición ideológica queda explícita: se trata de una lectura eminentemente antiperonista. Es, precisamente, esta explicitación ideológica la que lo acerca al resto de la producción documental histórico-política de la transición, aunque -en este caso- desde una posición más extrema, que deja de lado el relato conciliatorio y vuelve a hacer hincapié en la polaridad peronismo/ antiperonismo surgida en el seno del gobierno peronista y continuada luego por la Revolución Libertadora. Es también esta toma de posición la que lo convierte en un film político, ya que una de las características fundamentales de este tipo de obra es la de ser portadora manifiesta del discurso de quienes lo realizan28.

Entrega de premios con las fotos de Perón y Evita presidiendo la ceremonia.

Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.

24En cuanto a las imágenes y registros sonoros que lo conforman, en su gran mayoría son material de archivo surgido de los noticiarios cinematográficos y documentales de propaganda gestados durante el primer peronismo, aunque los hay también de otra procedencia. Entre ellos es posible notar algunos recogidos en ese período, en especial durante los alzamientos de junio y setiembre de 1955, pero compaginados y salidos a la luz en los noticiarios y cortometrajes con los que la Libertadora dio a conocer su propio relato de lo ocurrido.

25El montaje privilegia la ironía como procedimiento que permite confrontar el discurso con la acción o diversos discursos entre sí, así como ridiculizar ciertos gestos. Sin embargo, la narración carece de una propuesta de lectura global al descontextualizar las imágenes y registros sonoros, fragmentando la exposición y soslayando cualquier relación de los hechos con sucesos anteriores o con otros que habiliten un contexto más amplio. El film no propone una argumentación sólida que integre en una explicación comprensiva los aspectos negativos que el relato se encarga de destacar con el apoyo masivo que en muchas instancias la imagen no puede evitar consignar.

26Por último, la mirada crítica que plantea el film no puede disociarse del clima electoral en el que la película se gestó y finalmente se estrenó, allá por marzo de 1989. En este contexto se perfilaba como posible ganador en las elecciones de mayo Carlos Saúl Menem, candidato peronista que finalmente fue elegido presidente y asumió en julio de ese mismo año. En su discurso de aquella primera época Menem se presentaba como la continuación del pensamiento y la obra del general Perón. No parece desacertado, entonces, concluir que la revisión que sugiere Meilij está dirigida desde su mismo título –Permiso para pensar– al electorado, sobre todo al peronista, para que en función del pasado, tal cual es presentado por su realizador, reflexione acerca de su futuro.

D.N.I. (Luis Brunati, 1989)

El misterio de Eva Perón (Tulio Demecheli, 1987)

Evita, quien quiera oír que oiga (Eduardo Mignogna, 1984)

Juan, como si nada hubiera sucedido (Carlos Echeverría, 1987)

La República perdida (Miguel Pérez, 1983)

La República perdida II (Miguel Pérez, 1986)

País cerrado, Teatro abierto (Arturo Balassa, 1989)

Permiso para pensar (Eduardo Meilij, 1989)

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Bibliographie

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Filmografía

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Notes

2 Sin embargo, más allá de los resultados exitosos que en un primer momento tuvieron las medidas tomadas en esta esfera, “la política alfonsinista mantuvo algunas situaciones que a mediano plazo influyeron en la agudización de una crisis que puso en peligro no solo los éxitos obtenidos sino también la existencia misma del cine nacional” Aprea, Gustavo, Cine y políticas en Argentina. Continuidades y discontinuidades en 25 años de democracia, Buenos Aires, Biblioteca Nacional/ Universidad General Sarmiento, 2008, p. 15.

3 Encuentro teatral de 1981 en el que convergieron alrededor de ciento cincuenta artistas de diferentes áreas relacionadas con ese quehacer. La asistencia masiva del público así como el tenor crítico de las obras lo convirtieron en un bastión de la resistencia.

4 Ya se ha hecho la salvedad de Juan, como si nada hubiera sucedido, que no forma parte de este corpus. En el caso de D.N.I. algunas proyecciones siguieron un camino diferente, siendo acompañadas por un debate posterior.

5 En este aspecto las coincidencias con la producción anterior son notorias. Irene Marrone y Mercedes Moyano Walker muestran cómo estos recursos estéticos ya aparecen en los documentales realizados por la productora de Federico Valle en la década del veinte. Así, por ejemplo, La obra de gobierno radical que registra la campaña proselitista de Yrigoyen en 1928 combina fragmentos de películas ficcionales con notas del noticiario. Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes, “Actores y escenarios rurales en el Noticiario Bonaerense (1948-1958)”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006, p.101.

6 Nichols, Bill, La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, Buenos Aires, Paidós, 1997, p 68.

7 Leyda, Jay,. Films Beget Films. A study of the compilation film. Nueva York: Hill and d Wang, 1964; citado por Weinrichter Antonio, “Jugando en los archivos de lo real. Apropiación y remontaje en el cine de no ficción”, en Torreiro, Casimiro y Cerdán Josetxo (ed), Documental y vanguardia. Madrid, Cátedra, 2005, p. 46-7.

8 Ibíd., p.47.

9 Ibíd. p.63.

10 La cuestión aquí es en qué medida es posible conservar el sentido original o meramente referencial. La reutilización de una imagen implica siempre su reconfiguración. Sobre este tema cfr. García Martínez, Alberto N., “El film de montaje. Una propuesta tipológica”, en Revista Secuencias N° 23, Madrid, 2006, p. 69. Sobre la gravitación del presente en la manera de concebir y evocar acontecimientos pasados cfr. Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica, “Introducción. Imagen y memoria: apuntes para una exploración” en Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

11 Es significativo que en sus declaraciones los directores de los documentales histórico-políticos de la transición subrayen la veracidad de sus films.

12 Según declaraciones al Diario Página 12 del 18 de diciembre de 1988.

13 Acerca de la posición política que asume el film, Eduardo Meilij, abogado y profesor universitario, responde con un argumento que pasa por alto la manipulación a la que fue sometido el material: “Cuando me preguntan si la película es antiperonista yo respondo que es fervorosamente peronista: es tan peronista que se limita a mostrar lo que el peronismo de aquel entonces mostraba y publicitaba con orgullo”. La prensa, 27/03/89

14 La exhibición obligatoria regía desde 1943 para los noticiarios y cortos documentales en cada función y en todas las salas del país. El decreto es contemporáneo al que organizó la Subsecretaría de Informaciones y Prensa, dependiente de la Presidencia de la Nación. Dicha Subsecretaría había sido creada sólo unos meses antes.

15 La construcción gramatical misma de esta advertencia la hace confusa y encubre el hecho de que bajo la categoría de “Notas de Noticieros cinematográficos” se incluye material proveniente de otras fuentes, distintas a las oficiales durante el gobierno peronista, por ejemplo, los noticiarios emitidos durante los primeros tiempos de la Revolución Libertadora.

16 Manetti, Ricardo, “Cine testimonial”, en España, Claudio (compilador), Cine argentino en democracia 1983 / 1993, Buenos Aires, Fondo de las Artes, 1994, p 260.

17 Igual posición sostienen Carmen Guarini y Jessica Stites Mor en sus artículos. Guarini, Carmen. “El “derecho a la memoria” y los límites de su representación” en Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009. Stites Mor, Jessica, “Imágenes de un sur desplazado: Fernando Solanas y el imaginario cultural de la transición” en Feld, Claudia y Jessica Stites Mor (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

18 Algunos de ellos son: Sucesos revolucionarios: de junio a setiembre de 1955 (1956, 25’ Sucesos Argentinos); Pacificación (30 setiembre 1955 Sucesos Argentinos N° 878) y Apuntes para una historia (Noticiario Panamericano Nº 803, 1955)

19 Entrevista transcripta en Marrone, Irene, “La historia se escribe con “i” de imagen. Entrevista a Tadeo Bortnowski, 22 de julio de 2005”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006, p 90.

20 Una imagen para nada ingenua que analizaremos más adelante.

21 Esta es una característica en común con La República perdida.

22 Sin embargo, el último apartado (El principio del fin) tuerce esta polaridad ya que los militares de la Libertadora aparecen como salvadores de la patria, victoriosos y vitoreados.

23 Osvaldo Dallera hace notar que esa contradicción era propia de la concepción peronista de la mujer cuyo papel era a la vez revolucionario y conservador: “la participación política femenina era vista por el peronismo como una forma de protección del rol doméstico tradicionalmente destinado a la mujer”. Dallera, Osvaldo, “La mujer puede y debe votar”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006, p. 213.

24 Se puede encuadrar también en los parámetros del melodrama la construcción de la figura de Evita. En las fotos con su rostro que aparecen en el film –las mismas que se difundían durante el primer peronismo- es posible notar una iluminación propia de este género en particular y del star system en general.

25 Esta sonorización con los acordes de la Marcha de la Libertadora está ya en los noticiarios que, con posterioridad al derrocamiento, revisan los alzamientos contra el gobierno peronista.

26 Sobre esta capacidad de las imágenes –y de los medios audiovisuales a través de ellas- de constituirse en escenarios privilegiados de memoria cfr. Feld, Claudia, Del estrado a la pantalla: las imágenes del juicio a los ex comandantes en Argentina, Madrid, Siglo XXI, 2002.

27 Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la historia y los historiadores, Buenos Aires, Siglo XXI, 1984.

28 Así lo hacen notar tanto Raúl Beceyro como Octavio Getino- SusanaVelleggia en sus obras Beceyro, Raúl, “El documental. Algunas cuestiones sobre el género cinematográfico”, en Sartora Josefina y Rival, Silvina (editoras), Imágenes de lo real. La representación de lo político en el documental argentino, Buenos Aires, Libraria, 2007. Getino, Octavio y Velleggia, Susana, El cine de “las historias de la revolución”. Aproximación a las teorías y prácticas del cine de “intervención política” en América Latina (1967-1977), Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 2002.

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Crédits Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.
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Légende Los actos eran monumentales e incluían una imaginería propia
Crédits Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.
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Légende Entrega de premios con las fotos de Perón y Evita presidiendo la ceremonia.
Crédits Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.
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Pour citer cet article

Référence électronique

Marta Noemí Rosa Casale, « El documental histórico en los primeros años de la transición. Permiso para pensar (E. Meilij, 1989), un caso atípico », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Images, mémoires et sons, mis en ligne le 01 octobre 2013, consulté le 18 avril 2015. URL : http://nuevomundo.revues.org/65722 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.65722

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Auteur

Marta Noemí Rosa Casale

Universidad de Buenos Aires[email protected]

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The historical documentary film during the immediate years following the dictatorship. Permission to think (E. Meilij, 1989), not an ordinary case

[01/10/2013]

The production of documentary films on politics was significant during the Alfonsín Government. At that time films that dealt with past political events cast a view of ample scope in order to cover deeds quite distant in time with the aim of reaching a conciliatory discourse vis á vis party lines. Their impact allows for the conclusion of a relatively important influence on the electorate at the time of the ballot. In this respect, Permission to think, the first and only film work of Eduardo Meilij, law practitioner, is an exception both with regard to its style and ideological conception: it radically departs from most of the production at that time. The film focuses on the years of the First Peronist government concentrating on the figures and characters of both Juan Domingo and Eva Perón from a pressumed “objective” point of view based on official propaganda documents of the times. Nevertheless, from the start it is clear that the film projects a critical and absolutely negative view about its central characters. This paper aims at discussing and answering this seeming paradox in detail.

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Europa y Estados Unidos viran hacia LatinoAmérica

octubre 24, 2016

La ‘latinoamericanización’ de la política de EE.UU. y Europa

La política en Europa y Estados Unidos está adquiriendo un cariz cada vez más latinoamericano.

Por Stephen Fidler.
Juan Domingo Perón, uno de los primeros caudillos latinoamericanos, junto a su esposa Eva Duarte de Perón. Su forma de hacer política marcó una época en el continente.

Juan Domingo Perón, uno de los primeros caudillos latinoamericanos, junto a su esposa Eva Duarte de Perón. Su forma de hacer política marcó una época en el continente.

La política en Europa y Estados Unidos está adquiriendo un cariz cada vez más latinoamericano.

populismoEn partes de la Unión Europea y Estados Unidos, el debate político se está pareciendo a los que caracterizaron a América Latina en décadas anteriores. Hay un aumento del culto de la personalidad, la idea de que una figura carismática o caudillo puede corregir las falencias económicas y políticas de un país.

Vuelan las acusaciones de que hay que acabar con el viejo orden corrupto y conforme la corrupción se inserta en el discurso político, los opositores son retratados como personas sin ningún otro motivo que su beneficio personal.

Las instituciones se politizan. Algunos líderes europeos, por ejemplo, atacan la independencia del poder judicial que, en su opinión, obstruye el funcionamiento de sus gobiernos. También han surgido más cuestionamientos del proceso electoral, incluyendo en Estados Unidos, donde era inédito.

américa latinaDe ninguna manera, estos atributos “latinoamericanos” son evidentes en todo Occidente: hay una amplia gama de experiencias e historias políticas en Europa, Canadá y EE.UU.

Tales caracterizaciones tampoco abarcan a toda América Latina, donde muchos países las han dejado atrás. La mayoría de los políticos latinoamericanos tampoco se pronunció sobre la inmigración, un tema dominante tanto en Europa como en EE.UU.

Un lamento común de los perdedores en las elecciones latinoamericanas era que los comicios estaban manipulados en su contra. Pero a diferencia de lo que ocurre en EE.UU., a menudo tenían razón.

Sin embargo, el foco de los perdedores en las elecciones amañadas tuvo consecuencias importantes: los políticos opositores jamás pudieron aceptar el resultado. Ellos y sus partidarios quedaron al margen del sistema político, al que condenaron como injusto y, por ende, quedaron excluidos del proceso de formación de políticas.

El ex presidente mexicano Ernesto Zedillo reconoció este problema en su propio país, que en ese entonces era el sistema unipartidista de mayor duración de la historia, a mediados de los años 90. En una entrevista conmigo, Zedillo dijo que “el problema con el sistema político mexicano es que cada vez que tenemos elecciones, un lado declara con antelación la naturaleza ilegítima de las reglas y, por ende, se niega a aceptar los resultados”. Después de hacer cambios para abordar el problema, ahora hay una alternancia en el poder entre diferentes partidos políticos.

Aparte de las insinuaciones acerca de la legitimidad de las próximas elecciones, el aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, también ha cuestionado la imparcialidad o competencia de instituciones que hasta ahora los políticos no habían criticado, como la Reserva Federal, los comandantes de las Fuerzas Armadas o los servicios de inteligencia.

Victor Bulmer-Thomas, historiador económico de América Latina y ex director del centro de estudios británico Chatham House, señala que “hace 30 años hubiésemos hablado sobre el dominio de la ideología en la política latinoamericana, mientras que en EE.UU. imperaba una voluntad de llegar a acuerdos. Ahora, es al revés”.

BrexitLa reciente campaña de cara al referendo sobre la permanencia británica en la Unión Europea también marcó un cambio en el tono de la retórica política. Los defensores de la salida de la UE, un proceso conocido como brexit, acusaron a las instituciones de gobierno de estar sesgadas. Entre los blancos de las críticas estaban el Banco de Inglaterra y el Ministerio de Finanzas, por sus proyecciones pesimistas en caso de que Reino Unido optara por abandonar la UE, e incluso la Comisión Electoral, encargada de velar por la ecuanimidad de los comicios. Las críticas, por cierto, provenían de quienes dicen querer quitarle poder a Bruselas para devolvérselo a las instituciones británicas.

No es sólo un fenómeno británico. Los gobiernos de Polonia, Hungría y Grecia están atacando al poder judicial, al que acusan de obstaculizar la voluntad democrática del pueblo.

Los partidos nacionalistas de oposición en Francia, Holanda y ahora Alemania, que exigen cambios radicales de las políticas de consenso que han imperado durante años, jugarán probablemente un papel destacado en las elecciones del próximo año, aunque no ganen. Las grandes empresas y los bancos también son susceptibles, puesto que se considera que su poderío socava la democracia.

Los políticos tanto en Europa como en EE.UU. expresan las frustraciones de una gran cantidad de personas que, al igual que muchos latinoamericanos antes que ellos, se sienten decepcionados de la política y no valoran las instituciones políticas y económicas. Esta gente desplaza el centro de gravedad del debate político, aunque no lleguen al poder.

Tomando en cuenta que las políticas que defienden raramente se asocian a la creación de riqueza, esto presenta un desafío para la economía moderna, dependiendo del éxito de una compleja interacción de instituciones, normas y mercados. Y, al contrario de lo ocurrido en América Latina durante el siglo XX, estas economías están en el centro del sistema económico global.

Fuente: The Wall Street Journal, 24/10/16.

Más información:

Permiso para pensar

República versus Populismo

La adicción cerebral al populismo

Decálogo del Populismo

populismo

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El populismo de la Corte Suprema

septiembre 1, 2016

El colegio de abogados cuestionó al tribunal

argentinaA través de un comunicado, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires se manifestó en contra del fallo de la Corte Suprema por las tarifas del gas.

El Colegio enumera una serie de razones jurídicas que explican la discrepancia con el máximo tribunal. Como puntos centrales se encuentran la obligatoriedad de las audiencias y el costo del servicios.

«No existe disposición legal alguna que obligue a convocar a una audiencia pública para la fijación del precio del gas. La producción de gas no es un servicio público y no está regida por la ley 24.076, que regula solamente los servicios públicos de transporte y distribución de gas natural», explica el texto.

Además, hace referencia a la fijación de las tarifas, las que, de acuerdo con el directorio, deberán pactarse en función de los costos de producción y no de la capacidad de pago de los usuarios. «Se alienta el errado criterio de que las compañías prestadoras de servicios públicos sólo deben percibir las tarifas que los usuarios pueden pagar, sin relación alguna con los costos de generación del recurso.»

Asimismo, apoyan la argumentación a favor del Gobierno en la ley de emergencia económica, «que se encuentra plenamente vigente, habiendo sido prorrogada hasta 2017» y que permite al Ministerio de Energía y Minería «fijar tarifas provisorias en el marco de los acuerdos transitorios ya celebrados con las licenciatarias a cuenta de la revisión tarifaria integral».

Fuente: La Nación, 01/09/16.

Corte suprema 2016 Rosatti Maqueda Highton Lorenzetti

Horacio Rosatti, Carlos Maqueda, Elena Highton y Ricardo Lorenzetti.

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Argentina K: Nepotismo y Militancia rentada

mayo 13, 2015

Sin límites para el nepotismo y la militancia rentada

Al crecimiento del empleo público para recompensar a militantes del kirchnerismo, se suma la tendencia a dar refugio laboral a familiares.

nepotismo 01Entre los legados de los 12 años de gestión kirchnerista, el futuro presidente de la Nación heredará una administración pública desbordada de burócratas, entre los que se encuentra un elevado porcentaje de militantes rentados. Pero, por si esto fuese poco, el kirchnerismo no ha morigerado, sino que ha profundizado un vicio de la vieja política como el nepotismo.

Si como muestra basta un botón, puede citarse el ejemplo del presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Alejandro Vanoli, quien les hizo un lugar en ese organismo a su pareja y a su hijo, cineasta, quienes fueron empleados para colaborar en el desarrollo del área de educación financiera de la entidad monetaria.

Vanoli defendió su decisión esgrimiendo que las dos personas designadas están «capacitadas» y cuentan con «antecedentes». No dijo, en cambio, que probablemente haya muchas otras personas igual o mejor preparadas que no tuvieron las mismas posibilidades que sus familiares.

El argumento del titular del BCRA es similar al que vienen utilizando otros funcionarios para justificar las prácticas nepotistas y que olvidan que las dependencias del Estado nacional y de los organismos oficiales descentralizados deben manejarse con criterios de transparencia mayores incluso a los de cualquier empresa privada.

El artículo 16 de la Constitución Nacional expresa que la Argentina «no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento» y que «todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad».

nepotismo 02Pero la tentación de nuestra clase política por olvidarse de la idoneidad y llenar de militantes, parientes y amigos la función pública no ha cedido en estos últimos años, ni en el orden nacional ni en las esferas provinciales y municipales.

Tanto es así que cuando Néstor Kirchner arribó a la Casa Rosada, en 2003, había 266.165 empleados permanentes y transitorios en la administración central, los organismos descentralizados y las instituciones de seguridad social. Al promediar 2014, ese número de agentes públicos era de 377.225, según datos del Indec, y para cuando concluya el mandato de Cristina Fernández de Kirchner podría tranquilamente estirarse hasta cerca de 400.000, según cálculos privados. De este modo, al cabo de 12 años de gestión nacional del kirchnerismo, la cantidad de empleados del Estado podría sufrir un aumento cercano al 50 por ciento. Y, curiosamente, el mayor incremento se habrá producido durante los dos últimos años.

El copamiento del aparato estatal es una de las formas que ha hallado el grupo gobernante para perpetuar a una militancia rentada, en la cual se destacan los adherentes a La Cámpora y otras agrupaciones partidarias, que han colonizado diversas reparticiones públicas, entre las que pueden mencionarse la Cancillería, el Ministerio de Justicia y la Inspección General de Justicia, el Ministerio de Cultura y empresas con participación estatal mayoritaria, como Aerolíneas Argentinas.

La retirada del poder del cristinismo también ha sido cubierta con las designaciones de fiscales y jueces alineados con el kirchnerismo.

nepotismoClaro que el uso político del Estado y sus derivaciones nepotistas distan de ser exclusivas del sector público nacional. El crecimiento del empleo estatal se ha verificado también en las provincias, a tal punto que, de acuerdo con cifras oficiales del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que se remontan a 2012, el número de agentes del sector público en todo el país equivalía al 21,6% de toda la población ocupada. Se trata de un porcentaje que sólo es superado por cinco países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Francia. La gran diferencia es que en estas cinco naciones, el Estado cumple un papel activo y eficiente en cuestiones primordiales como la salud, la educación y la seguridad, donde la Argentina ofrece severas falencias.

Otro dato del elefantiásico crecimiento del sector público es el hecho de que, desde 2007 -año en que asumió el gobierno Cristina Kirchner- hasta la actualidad, el crecimiento del total del personal registrado en el sector público prácticamente triplicó al que se produjo en el sector privado.

El avance del populismo y el nepotismo, que en los últimos años ha encontrado sus peores expresiones en provincias como Santiago del Estero y Tucumán, de la mano de caudillos feudales como Gerardo Zamora y José Alperovich, es lamentablemente una realidad en el orden nacional y un lastre que sólo podrá superarse con una profunda renovación en la dirigencia y en la forma de hacer política. Una forma que deje atrás la irracionalidad, la demagogia y la desmesura y que, de una vez por todas, nos convierta en un país serio.

Fuente: La Nación, 13/05/15.

 

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La adicción cerebral al populismo

abril 22, 2014

La adicción cerebral al populismo

Por Emilio J. Gimeno.

Al aplicar las técnicas de imagen a las emociones nacidas de la lucha por el poder, la moderna neurociencia ayuda a desenmascarar políticos y a reconocer en la demagogia y el populismo una verdadera adicción del cerebro que anida en muchos países, entre ellos el nuestro.

En septiembre de 2008, apareció en The New York Times un artículo, «The polítical brain», basado en publicaciones científicas editadas un año antes en Social cognitive and affective neuroscience por el grupo del neurólogo Geoffrey Aguirre, de The Dana Foundation, de Estados Unidos, que estudia las interpretaciones psicológicas de las conductas políticas y sus consecuencias mediante técnicas innovadoras de scanner .

Mediante modernas técnicas de imágenes, el trabajo indaga, neurológicamente, la activación de centros del cerebro de los políticos y su funcionamiento frente a promesas incumplidas, así como la tendencia de los votantes a aceptar dichas promesas en función de razones carismáticas y emocionales. Esto último coincide con estudios de otros neurólogos, como David Amodio, del NY Social Neuroscience Laboratory, y Kevin Oechner y Matthew Liberman en American Psycology (2001), que establecen que existen estereotipos de un «cerebro social» o social modules , que como «mapeo cerebral» caracterizan a cada pueblo o cada país por algún rasgo sobresaliente o característico, como la música, la constancia o el hedonismo. No cabe duda de que para la gran mayoría de los argentinos, la simpatía por la demagogia y su secuela, la inflación, han sido rasgos definitorios dominantes, por lo menos en casi los últimos 80 años.

Una característica argentina muy particular es que, al observar la minusvalía, trata de resolverla por el camino de la empatía fácil, cubriendo necesidades lo más rápido posible, sin cuidar detalles de forma ni las normas y dando soluciones de tipo inmediato, sin atender mayormente las consecuencias. Esa improvisación viene de muchos años atrás, y el argentino siempre fue proclive a la justicia épica y reivindicatoria, aunque en ello se arrasen derechos y principios. Lo fue desde la primera época de Perón, con la nacionalización de ferrocarriles y la subsiguiente decadencia ferroviaria a través de años.

Otro tema épico siempre manipulado es el petróleo. Desde los contratos petroleros de La California derogados por la Revolución Libertadora a los de Frondizi y su anulación por Illia, hasta hoy con la expropiación de Repsol, como fin de un proceso que revela ejemplos en los que la demagogia y la improvisación son el resultado de la incompetencia del populismo.

Otro tema tabú es el de los regímenes jubilatorios, que fluctuaron entre la privatización de los fondos de las AFJP y el apoyo a un sistema provisional quebrado que mal mantiene y estafa a los jubilados con el objetivo principal de manejar una gran caja. Son todos engaños mantenidos por ideas demagógicas de regímenes populistas, que encantan al argentino. Lo contradictorio es que, aunque la mayoría repudie y despotrique contra el sistema, por causas y formas distintas, en el fondo las acepta.

Hoy la neurociencia se atreve a estudiar todas esas conductas sociales con una base científica, dentro de la llamada «Teoría de la mente» (ToM en inglés), aplicada en la neurosociología para reconocer actitudes y tendencias comunes en una población. Nuestro cerebro tiene una rara inclinación a aceptar la solución fácil, surgida de ideas inducidas, antes que discutir las propias, sean mejores o peores pero elaboradas por análisis y síntesis, producto de nuestra propia experiencia y razonamiento. La dominancia de ideas «fáciles» nos encanta y encandila, nos mantiene como aletargados en nuestra propia adicción. Somos así presa fácil del político demagogo, arribista, y caemos como clientes de un sistema populista que nos promete mucho, que cumple poco y que es corrupto porque, junto a las promesas, hay que crear un escenario donde se despliegan muchas apariencias y muchos actores para complacer.

Los propios gobiernos y sus voceros suelen enorgullecerse y hasta alardean del populismo, como si fuese una bendición. Es triste encontrar que en la Argentina es una cosa normal discutir aumentos de salarios que rondan el 30% mientras negamos que aumenta la inflación. Se expropian petroleras y aerolíneas, alardeando con pocos fundamentos, y se amenaza que no se debe pagar nada. La Argentina se ríe de los juicios internacionales y desprecia la justicia doméstica, cuando no coincide con los intereses gobernantes. Es alarmante oír que hasta funcionarios relevantes se enorgullecen y alaban al populismo. Toda esa impunidad y desfachatez es propia de la idiosincrasia argentina, resumida en la «soberbia» con que nos identifican los países sudamericanos, que bien nos conocen.

A pesar de ser raros exponentes, la demagogia no es invento argentino. Ya existió con Solón en Atenas, 572 años aC, cuando fue designado arconte y derogó con una orden las deudas de los campesinos con los terratenientes despóticos. La historia recuerda los inevitables desórdenes de todo tipo en que cayó el gobierno de Atenas de aquella época, que provocaron la caída de Solón, la devaluación de la moneda y revueltas sociales que parecerían una verdadera premonición de lo que hoy vuelve a ocurrir en Grecia.

Así también nos pasará a nosotros con nuestras soluciones ligeras, rápidas y violentas. La verdad algún día golpeará en nuestra cara, hasta que el «cerebro argentino» entienda que las soluciones no vienen nunca de mágicos profetas, sino de laboriosos artesanos que estudian y aprenden por experiencia que la improvisación sólo da promesas y sus recompensas siempre son oropeles y abalorios de colores.
Fuente: La Nación, 16/05/12.

Decálogo del Populismo

noviembre 2, 2012

Decálogo del Populismo
Por Enrique Krauze

El populismo en Iberoamérica ha adoptado una desconcertante amalgama de posturas ideológicas. Izquierdas y derechas podrían reivindicar para sí la paternidad del populismo, todas al conjuro de la palabra mágica «pueblo». Populista quintaesencial fue el general Juan Domingo Perón, quien había atestiguado directamente el ascenso del fascismo italiano y admiraba a Mussolini al grado de querer «erigirle un monumento en cada esquina». Populista posmoderno es el comandante Hugo Chávez, quien venera a Castro hasta buscar convertir a Venezuela en una colonia experimental del «nuevo socialismo». Los extremos se tocan, son cara y cruz de un mismo fenómeno político cuya caracterización, por tanto, no debe intentarse por la vía de su contenido ideológico sino de su funcionamiento. Propongo diez rasgos específicos.

1) El populismo exalta al líder carismático. No hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. «La entrega al carisma del profeta, del caudillo en la guerra o del gran demagogo -recuerda Max Weber- no ocurre porque lo mande la costumbre o la norma legal, sino porque los hombres creen en él. Y él mismo, si no es un mezquino advenedizo efímero y presuntuoso, «vive para su obra». Pero es a su persona y a sus cualidades a las que se entrega el discipulado, el séquito, el partido.»

2) El populista no sólo usa y abusa de la palabra: se apodera de ella. La palabra es el vehículo específico de su carisma. El populista se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, «alumbra el camino» y hace todo ello sin limitaciones ni intermediarios. Weber apunta que el caudillaje político surge primero en las ciudades-estado del Mediterráneo en la figura del «demagogo». Aristóteles (Política, V) sostiene que la demagogia es la causa principal de «las revoluciones en las democracias» y advierte una convergencia entre el poder militar y el poder de la retórica que parece una prefiguración de Perón y Chávez: «En los tiempos antiguos, cuando el demagogo era también general, la democracia se transformaba en tiranía; la mayoría de los antiguos tiranos fueron demagogos». Más tarde se desarrolló la habilidad retórica y llegó la hora de los demagogos puros: «Ahora quienes dirigen al pueblo son los que saben hablar». Hace veinticinco siglos esa distorsión de la verdad pública (tan lejana de la democracia como la sofística de la filosofía) se desplegaba en el Ágora real; en el siglo XX lo hace en el Ágora virtual de las ondas sonoras y visuales: de Mussolini (y de Goebbels) Perón aprendió la importancia política de la radio, que Evita y él utilizarían para hipnotizar a las masas. Chávez, por su parte, ha superado a su mentor Castro en utilizar hasta el paroxismo la oratoria televisiva.

3) El populismo fabrica la verdad. Los populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino «Vox populi, Vox dei». Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el gobierno «popular» interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial y sueña con decretar la verdad única. Como es natural, los populistas abominan de la libertad de expresión. Confunden la crítica con la enemistad militante, por eso buscan desprestigiarla, controlarla, acallarla. En la Argentina peronista, los diarios oficiales y nacionalistas -incluido un órgano nazi- contaban con generosas franquicias, pero la prensa libre estuvo a un paso de desaparecer. La situación venezolana, con la «ley mordaza» pendiendo como una espada sobre la libertad de expresión, apunta en el mismo sentido; terminará aplastándola.

4) El populista utiliza de modo discrecional los fondos públicos. No tiene paciencia con las sutilezas de la economía y las finanzas. El erario es su patrimonio privado, que puede utilizar para enriquecerse o para embarcarse en proyectos que considere importantes o gloriosos, o para ambas cosas, sin tomar en cuenta los costos. El populista tiene un concepto mágico de la economía: para él, todo gasto es inversión. La ignorancia o incomprensión de los gobiernos populistas en materia económica se ha traducido en desastres descomunales de los que los países tardan decenios en recobrarse.

5) El populista reparte directamente la riqueza, lo cual no es criticable en sí mismo (sobre todo en países pobres, donde hay argumentos sumamente serios para repartir en efectivo una parte del ingreso, al margen de las costosas burocracias estatales y previniendo efectos inflacionarios), pero el populista no reparte gratis: focaliza su ayuda, la cobra en obediencia. «¡Ustedes tienen el deber de pedir!», exclamaba Evita a sus beneficiarios. Se creó así una idea ficticia de la realidad económica y se entronizó una mentalidad becaria. Y al final ¿quién pagaba la cuenta? No la propia Evita sino las reservas acumuladas en décadas, los propios obreros con sus donaciones «voluntarias» y, sobre todo, la posteridad endeudada, devorada por la inflación. En cuanto a Venezuela (cuyo caudillo parte y reparte los beneficios del petróleo), hasta las estadísticas oficiales admiten que la pobreza se ha incrementado, pero la improductividad del asistencialismo (tal como Chávez lo practica) sólo se sentirá en el futuro, cuando los precios se desplomen o el régimen lleve hasta sus últimas consecuencias su designio dictatorial.

6) El populista alienta el odio de clases. «Las revoluciones en las democracias -explica Aristóteles, citando «multitud de casos»- son causadas sobre todo por la intemperancia de los demagogos.» El contenido de esa «intemperancia» fue el odio contra los ricos; «unas veces por su política de delaciones […] y otras atacándolos como clase, [los demagogos] concitan contra ellos al pueblo». Los populistas latinoamericanos corresponden a la definición clásica, con un matiz: hostigan a «los ricos» (a quienes acusan a menudo de ser «antinacionales»), pero atraen a los «empresarios patrióticos» que apoyan al régimen. El populista no busca por fuerza abolir el mercado: supedita a sus agentes y los manipula a su favor.

7) El populista moviliza permanentemente a los grupos sociales. El populismo apela, organiza, enardece a las masas. La plaza pública es un teatro donde aparece «Su Majestad El Pueblo» para demostrar su fuerza y escuchar las invectivas contra «los malos» de adentro y afuera. «El pueblo», claro, no es la suma de voluntades individuales expresadas en un voto y representadas por un parlamento; ni siquiera la encarnación de la «voluntad general» de Rousseau, sino una masa selectiva y vociferante que caracterizó otro clásico (Marx, no Carlos sino Groucho): «El poder para los que gritan «¡el poder para el pueblo!»».

8 ) El populismo fustiga por sistema al «enemigo exterior». Inmune a la crítica y alérgico a la autocrítica, necesitado de señalar chivos expiatorios para los fracasos, el régimen populista (más nacionalista que patriota) requiere desviar la atención interna hacia el adversario de afuera. La Argentina peronista reavivó las viejas (y explicables) pasiones antiestadounidenses que hervían en Iberoamérica desde la Guerra del 98, pero Castro convirtió esa pasión en la esencia de su régimen: un triste régimen definido por lo que odia, no por lo que ama, aspira o logra. Por su parte, Chávez ha llevado la retórica antiestadounidense a expresiones de bajeza que aun Castro consideraría (tal vez) de mal gusto. Al mismo tiempo hace representar en las calles de Caracas simulacros de defensa contra una invasión que sólo existe en su imaginación, pero que un sector importante de la población venezolana (adversa, en general, al modelo cubano) termina por creer.

9) El populismo desprecia el orden legal. Hay en la cultura política iberoamericana un apego atávico a la «ley natural» y una desconfianza de las leyes hechas por el hombre. Por eso, una vez en el poder (como Chávez), el caudillo tiende a apoderarse del Congreso e inducir la «justicia directa» («popular», «bolivariana»), remedo de una «Fuenteovejuna» que, para los efectos prácticos, es la justicia que el propio líder decreta. Hoy por hoy, el Congreso y la Judicatura son un apéndice de Chávez, igual que en la Argentina lo eran de Perón y Evita, quienes suprimieron la inmunidad parlamentaria y depuraron, a su conveniencia, el Poder Judicial.

10) El populismo mina, domina y, en último término, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal. El populismo abomina de los límites a su poder, los considera aristocráticos, oligárquicos, contrarios a la «voluntad popular». En el límite de su carrera, Evita buscó la candidatura a la vicepresidencia de la República. Perón se negó a apoyarla. No por casualidad, en sus aciagos tiempos de actriz radiofónica, había representado a Catalina la Grande. En cuanto a Chávez, ha declarado que su horizonte mínimo es el año 2020.

¿Por qué renace una y otra vez en Iberoamérica la mala yerba del populismo? Las razones son diversas y complejas, pero apunto dos. En primer lugar, porque sus raíces se hunden en una noción muy antigua de «soberanía popular» que los neoescolásticos del siglo XVI y XVII propagaron en los dominios españoles, y que tuvo una influencia decisiva en las guerras de independencia desde Buenos Aires hasta México. El populismo tiene, por añadidura, una naturaleza perversamente «moderada» o «provisional»: no termina por ser plenamente dictatorial ni totalitario; por eso alimenta sin cesar la engañosa ilusión de un futuro mejor, enmascara los desastres que provoca, posterga el examen objetivo de sus actos, doblega la crítica, adultera la verdad, adormece, corrompe y degrada el espíritu público.

Desde los griegos hasta el siglo XXI, pasando por el aterrador siglo XX, la lección es clara: el inevitable efecto de la demagogia es «subvertir la democracia».

Fuente: La Nación, 01/11/12.

Enrique Krauze

Enrique Krauze