Un cerebro saludable, esencial para rendir al máximo
Según un estudio de la Universidad de Padua, Italia, el rendimiento cognitivo podría predecir el rendimiento deportivo.
Los investigadores estudiaron a 30 corredores de ultra maratón.
Parece lógico. La salud del cerebro es fundamental para conseguir un rendimiento deportivo óptimo. Después de todo, el cerebro es un músculo, y como todo músculo, necesita ejercitación. Por lo tanto, la puesta a punto de nuestro estado físico, irremediablemente debe incluir al cerebro.
Y ahora la ciencia lo respalda, parece. Una investigación de la Universidad de Padua, en Italia, realizó un experimento para conocer la relación de la salud del cerebro y su incidencia o no en el rendimiento físico. Los resultados demostrarían, finalmente, que para ser un buen corredor hace falta tener un buen cerebro.
Para el estudio, que fue publicada en la revista científica PLOS ONE, los investigadores evaluaron a 30 corredores de ultra-maratón (carreras de longitud mayor de 42 kilómetros que en ocasiones incluyen obstáculos como pendientes o clima adverso).
Todos los corredores seleccionados eran varones y se les realizó una evaluación de sus capacidades cognitivas inmediatamente antes de participar en una ultramaratón de 80 kilómetros y con una elevación de 5500 metros. Una vez terminada la carrera se dividió al grupo en dos según su velocidad, los corredores más rápidos y los lentos.
La evaluación cognitiva consistía en una serie de tareas en una computadora que incluyeron habilidades como el control inhibitorio o tareas duales (dos tareas simultáneas) con el objetivo de valorar las funciones ejecutivas y atención de los corredores.
Al comparar el rendimiento cognitivo entre ambos grupos de participantes se observó que el grupo de corredores más veloces se destacó en tres aspectos que predijeron el rendimiento en la maratón: 1- Rindieron mejor en tareas de control motor, mostrando más capacidad para inhibir respuestas. 2- Mostraron mayor capacidad para ignorar la información irrelevante de una de ellas para poder realizar la otra. 3 Fueron más rápidos en una tarea de memoria prospectiva cuando al presentarles un estímulo emocional (fotografía) debían recordar una instrucción para realizar una determinada actividad.
Según los investigadores, los resultados de este experimento demostrarían cómo el rendimiento cognitivo puede predecir el rendimiento deportivo. En el caso de los ultra-maratonianos, la inhibición motora, la atención selectiva y ser menos sensibles a los estímulos emocionales parecen ser elementos clave. “Los rasgos anteriores podrían ser características que nos permitan diferenciar a los mejores corredores”, sostuvo la líder del equipo de investigadores, Giorgia Cona, y agregó que “esto no sólo pasa con el running, sino también se ha observado en el fútbol y el bádminton, entre otros”.
Parece, entonces, que debemos reservar tiempo en nuestra rutina de entrenamiento para también ejercitar el cerebro. Parece lógico. Después de todo, el cerebro también es un músculo. ¡¡¡A trabajarlo!!!
Vivimos más años, pero convivimos con más enfermedad
Un relevamiento global concluye que aumentó la expectativa de vida, pero con complicaciones; el caso de la Argentina.
Por Fabiola Czubaj.
Vivimos más años, pero no plenamente sanos. Un estudio internacional revela que la expectativa de vida al nacer creció 6,2 años en las dos últimas décadas, principalmente por los avances en el tratamiento de las enfermedades transmisibles y los cuidados maternos e infantiles. Sin embargo, la esperanza de vivir esos años de más sin complicaciones de salud o discapacidad no estaría a la misma altura, de acuerdo con los resultados que hoy aparecen en la revista The Lancet.
Las enfermedades asociadas con los hábitos cotidianos, como el tabaquismo y el sobrepeso, y la falta de promoción de la salud, son los principales factores que atentan contra una vida más larga y mejor, de acuerdo con los resultados del primer estudio global del impacto que tienen 306 enfermedades y lesiones en la expectativa de vida de la población de 188 países.
El relevamiento de registros epidemiológicos desde 1990 de los países estudiados demoró un año y medio. Lo hizo un consorcio internacional de investigadores que coordina el Instituto para la Medición y la Evaluación de la Salud (IHME, por su sigla en inglés) de la Universidad de Washington. Los resultados demuestran, por ejemplo, que las condiciones sociales y demográficas no influyen tanto en las enfermedades no transmisibles (como las cardiopatías o la diabetes) como en las transmisibles.
«Los análisis que incluyen a los ingresos y la educación demuestran que esos factores tienen un impacto importante en la salud, pero no dan un panorama completo. Observar la expectativa de vida sana y la pérdida de salud de cada país puede ayudar a orientar las políticas que garanticen que las personas de todos los lugares vivan vidas prolongadas y saludables, sin importar dónde residen», expresó a través de un comunicado el director del IHME, Christopher Murray.
De acuerdo con el estudio sobre la transición epidemiológica entre 1990 y 2013, el impacto del VIH/sida en la salud se redujo un 24% por los avances en su detección y tratamiento, sobre todo a partir de 2005. Pero la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que en la mayoría de los casos se debe a la exposición directa o pasiva al humo de tabaco, o la diabetes, por ejemplo, treparon para ubicarse entre las diez principales causas de pérdida de años de vida sana.
«El mundo hizo grandes avances en materia de salud, pero ahora el desafío es invertir en encontrar maneras más efectivas de prevenir o tratar las principales causas de enfermedad y discapacidad», sostuvo el profesor Theo Vos, investigador del IHME y autor principal del estudio llamado Carga mundial de morbilidad.
La tendencia en el país
En la Argentina, en estas dos décadas, la expectativa de vida sana creció lentamente. Mientras que, desde 1990, los hombres y las mujeres sumaron algo más de tres años a su vida (3,3 y 3,4, respectivamente), ellas siguen viviendo más que ellos: 79,6 versus 72,3, en promedio. Pero ambos ganaron menos años de vida sin enfermedad ni discapacidad: 2,9 los hombres y 2,8 años las mujeres, con hallazgos distintivos que valdría la pena conocer mejor.
«La expectativa de vida aumentó para los argentinos, pero no nos podemos detener en eso. No sólo queremos tener una vida más larga, sino también más saludable. Para eso, tenemos que mirar las enfermedades que están contribuyendo a la pérdida de salud, como la diabetes y la depresión», sostuvo la investigadora argentina que participó del estudio, Alicia Lawrynowicz, jefa a cargo del Departamento de Investigación Epidemiológica del Instituto Nacional de Epidemiología Dr. Juan H. Jara.
La cardiopatía isquémica (enfermedad de las arterias coronarias), la EPOC, la enfermedad cerebrovascular, la lumbalgia y el dolor de cuello, y los hechos de tránsito fueron en 2013 las cinco causas más importantes de pérdida de salud en los hombres. En cambio, en las argentinas, a la cardiopatía isquémica le siguieron el dolor de espalda y de cuello, los trastornos depresivos, la EPOC y la enfermedad cerebrovascular.
La diabetes, que no figuraba entre las diez causas más importantes en el país de disminución de la esperanza de vida sana en 1990, fue la que más creció entre los hombres en estas dos décadas. En las mujeres, la enfermedad que más se incrementó, en cambio, fue la EPOC, seguida de la lumbalgia y el dolor de cuello, y la ansiedad y la depresión.
«Si nos comparamos con Japón, estamos muy alejados [de la esperanza de vida sana alcanzada], pero en la subregión, con Chile y Uruguay, estamos bien posicionados», agregó Lawrynowicz por vía telefónica desde Mar del Plata sobre el puesto 45° que ocupa el país. «Retrocedieron las enfermedades transmisibles, pero van ganando terreno las crónicas o no transmisibles, que en la mayoría de los casos se deben al estilo de vida -dijo-. En este sentido, es clave la prevención y la promoción de la salud desde muy temprana edad.»
Dos marcas en la línea de tiempo
6,2 años: Es lo que aumentó la expectativa de vida al nacer en la población mundial en el período 1990-2013, es decir, de 65,3 a 71,5 años, de acuerdo con un relevamiento internacional
5,4 años: Es lo que creció la expectativa de vida sana (libre de enfermedad y discapacidad) en el mismo período (de 56,9 a 62,3 años)
37,3 por ciento: Es lo que contribuyen los trastornos depresivos en la pérdida de la capacidad de las mujeres argentinas de tener una vida plena.
Kale, el supervegetal de moda que puede desbancar a la rúcula
Es una verdura de la familia de las crucíferas que tiene propiedades saludables y bajas calorías.
Por Sebastián Ríos.
Un día la rúcula tomó por asalto los restaurantes más trendies de la ciudad y se convirtió en el ingrediente adorado de ensaladas, sándwiches y pizzas, y mandó al descenso a la lechuga y a otras nobles hojas que nos acompañaron desde la niñez. Ese mismo salto a la fama que vivió tiempo atrás la rúcula es el que está a punto de experimentar el kale -pronúnciese «keil»-, un versátil pariente del repollo que se abre paso en los platos de las cartas envuelto en un aura de «supervegetal».
«Conocíamos al kale de otros lugares, como los Estados Unidos, Europa y Australia, donde está muy instalado, por eso cuando estábamos planificando la apertura de Ninina decidimos incorporarlo en la carta, ya que estaba en línea con nuestra propuesta de comida sana y nutritiva», cuenta Emmanuel Paglayan, uno de los propietarios del restaurante palermitano. «Comenzamos ofreciendo un jugo de kale, manzana verde, limón, menta y jengibre, y la buena recepción que tuvo hizo que lo incorporemos en otros platos», agrega Emmanuel, que cuenta que hoy ofrece también una ensalada Caesar que cambia lechuga por kale, así como kale y espinaca salteados como guarnición de un salmón rosado del Pacífico.
Al principio, recuerda, era común tener que llevar a la mesa de los comensales una hoja de kale cruda para explicar qué era ese ingrediente desconocido que aparecía en la carta; hoy, esta práctica está dejando de ser necesaria. «El kale se cultiva en la Argentina desde hace tiempo, pero pocos lo conocían y, en general, lo cultivaban sólo para consumo propio -cuenta Sergio Ruiz, que produce kale en su emprendimiento Ser Orgánico-. Lo que está pasando con el kale es lo mismo que pasó con la rúcula o con el berro, que antes eran yuyos que crecían en los zanjones, y que de golpe se pusieron de moda porque algún chef los comienza a utilizar y a darles difusión.»
«El kale está de moda porque está de moda el raw food, y es junto con el brote de trigo uno de los vegetales con más alto contenido de clorofila», apunta Alejandra Pais, propietaria del restaurante Bio, donde el kale forma parte de los mix de hojas verdes y de los jugos. Pero ¿cuáles son los beneficios de esta verdura que muchos tildan de «supervegetal» y que en la Argentina siempre respondió al poco glamoroso nombre de berza o col rizada?
«El kale es una variedad de repollo, una crucífera con alta densidad nutricional y bajas calorías», describe Mónica Katz, médica especialista en nutrición, y enumera los beneficios que su consumo reporta a la salud: «Al tener un alto contenido de fibra colabora en disminuir el colesterol; su alto nivel de antioxidantes tiene efecto anticáncer; al ser baja en hidratos es ideal para dietas hipocalóricas y, además, contiene calcio, hierro y vitamina C, K y A».
Claro que, apunta Alejandra Pais, el kale tiene sus bemoles. «Es una hoja muy dura, parecida a la que recubre el repollo, y como que pincha en la boca: por eso, para que quede rica hay que trabajarla. En especial, si uno la quiere consumir cruda para evitar que se pierdan todos los nutrientes que aporta», afirma, y explica: «La mejor manera de consumirla es en jugos, pero si uno quiere incorporarla a una ensalada, lo que hacemos nosotros es pelarla, cortarle el tallo, que es bastante grueso, agregarle un poco de sal y luego amasarla para que pierda la rigidez. Entonces ahí sí, la incorporamos en un mix con otras hojas, como distintos tipos de lechuga o rúcula».
Verdura de temporada
Un dato no menor es que estos días de otoño forman parte de la temporada del kale (y de otras crucíferas), agrega Alejandra, al mismo tiempo que advierte que es una verdura que no se consigue en cualquier verdulería de barrio. «Se consigue fácilmente en el barrio chino o en verdulerías orgánicas», señala.
Claro que, en sintonía con la cada vez más extendida costumbre de las huertas hogareñas (en balcones, terrazas o patios), una opción es cultivar kale en casa. «Es fácil de cultivar a nivel hogareño -alienta Sergio, promotor de Pro Huerta que habitualmente da talleres gratuitos en Sabe la Tierra sobre huertas hogareñas-. Requiere el mismo cuidado que cualquier otra planta de huerta, que es fundamentalmente tener espacio suficiente para crecer. Es una planta que alcanza los 80 centímetros de diámetro y 80 o 90 de altura, que requiere unas cuatro horas diarias de sol, una buena separación entre planta y planta, un suelo con materia orgánica [humus o compost] y que reciba una corriente de aire que evite la formación de hongos en la zona baja de la planta.»
De todos modos, los que no tengan paciencia ni ganas de hacer crecer kale en su casa pueden acudir a los restaurantes que hoy la incluyen en su menú. Y que cada vez son más.
Dónde probar este alimento
Kale Caesar con pollo o langostinos
Kale, croutones con hierbas, parmesano, aderezo Caesar. En Ninina (Gorriti 4738, Palermo).
Jugo verde
Elaborado con productos de estación, por estos días contienen kale, junto con espinaca, apio, perejil y manzana verde. En Bio (Humboldt 2192, Palermo).
Kale a la italiana
Burrata marinada en pesto de tomates y orégano fresco, con mix de brotes tiernos de temporada. En Le Lac, Sofitel La Reserva Cardales (ruta 9, km 61).
Determinar la edad biológica frente a la cronológica sería clave en la prevención de enfermedades
Por Sumathi Reddy.
¿Siente que a sus 40 años se ve como de 60? ¿O quizás a los 40 se siente como de 21?
Tal vez la edad sea sólo un número, pero expertos médicos dicen cada vez más que quizás no siempre sea el factor correcto para medir su salud.
Cada persona envejece a un ritmo distinto, según un estudio reciente que descubrió que los procesos del envejecimiento pueden comenzar en una etapa bastante temprana de la vida. El estudio calculó la tasa de envejecimiento de 954 hombres y mujeres —tomando varias medidas de la salud de sus cuerpos— a las edades de 26, 32 y 38 en años cronológicos. Al analizar la forma en que estas medidas cambiaron con el tiempo, los investigadores pudieron ver quién envejeció más rápido y quién más lento de lo normal.
El objetivo de la investigación es poder eventualmente identificar señales de envejecimiento prematuro antes de que se vuelva evidente años y décadas más tarde en enfermedades crónicas como males cardiovasculares, la diabetes o las limitaciones renales o respiratorias. “La intervención para revertir o retrasar la marcha hacia enfermedades relacionadas con la edad debe ser programada cuando la gente aún es joven”, según el estudio, publicado en línea hace poco por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Además, poder medir el envejecimiento de la gente joven podría permitirles a los científicos probar la efectividad de terapias contra el envejecimiento, como dietas restrictivas en calorías, indicó el estudio.
Para medir el ritmo del envejecimiento biológico, que el estudio definió como la integridad en declive de múltiples sistemas de órganos, los investigadores apelaron a 18 biomarcadores separados. Desde medidas comunes como niveles de colesterol HDL y presión sanguínea hasta otros menos conocidos como la longitud de los telómeros, los extremos protectores sobre el final de los cromosomas que se acortan con la edad.
La mayor parte de los participantes del estudio envejecieron un año biológico por cada año cronológico. Algunos, sin embargo, sumaron hasta tres años biológicos por cada año cronológico, mientras otros no incrementaron su edad biológica durante el período de 12 años del estudió. Con un subgrupo de biomarcadores, los investigadores calcularon que a los 38 años, las edades biológicas de los participantes variaban de 20 a 61 años.
Desde hace tiempo se realizan estudios que buscan la edad biológica, pero principalmente en personas mayores que ya tenían enfermedades relacionadas con la edad. Además, estudios anteriores tomaban en general sólo una lectura que comparaba la edad cronológica con la biológica y no analizaba el ritmo de envejecimiento con el tiempo.
“Esto dificulta la detección del mecanismo con el que se avanza en edad porque puede ser difícil separar el envejecimiento de un mecanismo específico de una enfermedad”, dijo Daniel Belsky, primer autor del nuevo estudio y profesor asistente de la Escuela de Medicina de la Universidad Duke. “También puede suceder que sea demasiado tarde intervenir efectivamente con algunos de estos individuos” luego de los 40 o 50 años, agregó.
El estudio de Belsky y sus colegas tomó un grupo inusual: jóvenes nacidos en 1972 o 1973, cuyos biomarcadores habían sido registrado durante un período extendido. Los investigadores encontraron datos sobre tal grupo en un estudio que se realiza en Nueva Zelanda, en el que un equipo de científicos internacionales analiza una serie de medidas y comportamientos de salud desde el nacimiento hasta la muerte.
El equipo de investigación necesitaba encontrar un grupo de biomarcadores que en su opinión reflejaban con precisión el proceso de envejecimiento. Aunque han proliferado las calculadoras de edad biológica y algunos sitios web permiten a la gente ingresar unas cuantas cifras para obtener una lectura, los expertos en envejecimiento dicen que aún no hay una medida clínica estandarizada para la edad biológica.
Los 18 biomarcadores que eligió el equipo analizaron la función de órganos como el hígado y los riñones, el sistema inmunológico, el metabolismo y la salud dental, entre otras medidas.
Los resultados fueron comparados con otras pruebas que se suelen realizar entre personas de edad avanzada para medir el envejecimiento, incluidas funciones como el equilibrio, la coordinación, la fuerza de agarre y las capacidades cognitivas. Los participantes que mostraron un envejecimiento acelerado en las pruebas de biomarcadores también tuvieron un peor desempeño en las otras pruebas.
Belsky espera que las fórmulas de biomarcadores que usó su equipo sean útiles en un escenario clínico dentro de unos años. Pero las medidas deberán ser refinadas en estudios futuros que analicen distintas poblaciones, explicó. Los biomarcadores podrían dejarse de lado o sumarse, o darles un peso o importancia distinta.
Nir Barzilai, director del Instituto de Investigación sobre Envejecimiento del Colegio de Medicina Albert Einstein en Nueva York, dijo que encontrar la combinación adecuada de biomarcadores para evaluar el envejecimiento es muy importante conforme los expertos buscan desarrollar intervenciones y terapias para el envejecimiento y el inicio de enfermedades crónicas.
Además, esas pruebas podrían generar importantes ahorros en medicina, dijo Barzilai, quien no participó en el estudio. “Si tiene 60 años y hace una prueba que determina que biológicamente tiene 50 años, quizás no necesite una colonoscopía o una mamografía todos los años”, indicó.
Belsky dijo que su equipo también busca investigar las diferencias en la rapidez con la que envejece la gente al analizar la genética, factores medioambientales a lo largo de la vida, y comportamientos de estilo de vida. Investigaciones previas en gemelos han sugerido que alrededor de 20% del envejecimiento puede atribuirse a los genes, así que hay muchos otros factores que pueden ser modificados para afectar el proceso de envejecimiento, dijo.
“El mensaje principal es que lo que nos sucede al final de la vida tiene raíces en una etapa más temprana”, dijo Stephen Kritchevsky, profesor y director del Centro Sticht para el Envejecimiento del Centro Médico Wake Forest Baptist en el estado de Carolina del Norte, en referencia al nuevo estudio. “Las inversiones en la salud en la mitad de la vida tendrán recompensas en la edad avanzada”.
Por apuro o ignorancia, los argentinos picoteamos y evitamos lo saludable.
Por Mariana Acebal.
Es muy frecuente encontrarnos con pacientes con muy malos hábitos alimentarios, que sin embargo creen que comen relativamente sano y en poca cantidad, y no entienden por qué fueron acumulando kilos en los últimos años. Muchas de esas malas costumbres están generalizadas en la población argentina. ¿Cuáles son?
• Una muy común: saltear el desayuno, muchas veces por ignorar la importancia de esta comida, especialmente para los niños. El desayuno repone nutrientes y energía necesarios para comenzar un nuevo día y contribuye a prevenir la obesidad, pues evitamos así la tendencia al picoteo durante el día combinado con una ingesta excesiva en la cena, una rutina negativa bastante habitual entre los argentinos. Un desayuno saludable debe contener leche, yogur o quesos descremados y cereales o derivados, es decir, copos o avena, pan integral, frutas o jugos de frutas.
• Otro error es no incluir una amplia variedad de hortalizas y frutas en nuestra dieta. Las hortalizas y frutas frescas, de todos los colores, son fuente de vitaminas, antioxidantes, ácido fólico (especialmente las de color verde oscuro), minerales, fibra y fitoquímicos. Consumir como mínimo cinco porciones de hortalizas y frutas variadas a diario ayuda a prevenir enfermedades crónicas como el cáncer, la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial y los problemas cardíacos, el colesterol alto en sangre, la osteoporosis, el estreñimiento y la diverticulosis.
• Entre los malos hábitos también se encuentra el de comer poco pescado (o directamente nada), sobre todo por una cuestión cultural. Sus ácidos grasos omega-3 actúan aumentando las defensas y la fluidez de la sangre, disminuyendo los procesos inflamatorios y los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre; por ende, protege contra enfermedades cardio y cerebrovasculares. Se aconseja consumir como mínimo dos veces por semana una porción mediana. Lo podemos preparar al horno, a la parrilla, a la plancha, al vapor, o bien, enlatado al natural.
• Finalmente, otra costumbre errónea y extendida es el de dejar de consumir lácteos después de la adolescencia, creyendo que el calcio que nos proporcionan ya no es necesario para el mantenimiento del sistema óseo. Las mejores fuentes alimentarias de calcio son la leche, el yogur y los quesos, aunque hay otros alimentos de origen vegetal que lo contienen, como las legumbres, especialmente la soja, las frutas secas, semillas y las hortalizas de color verde intenso, aunque no es de la misma calidad.
Lic. en Nutrición. Centro Terapéutico Dr. Ravenna.
No pueden cuidar a los nietos porque trabajan, van al cine, o salen con amigos; mientras sus hijos les reclaman más dedicación, ellos revalorizan sus deseos.
Por Laura Reina.
Hacía un mes que Gastón Repetto y su mujer, Analía, estaban planeando la salida. La primera después de que naciera Ramiro, su primer hijo. Ellos acababan de debutar como padres y la expectativa por esa cena donde celebrarían su quinto aniversario de casados se mezclaba con algo de ansiedad por dejar al bebe de cuatro meses al cuidado de sus abuelos paternos. Pero un imprevisto cambió todo. «Unos días antes me llamó mi mamá y me dijo que se habían acordado de que tenían un compromiso, que lo sentían, pero que no podían cuidar al bebe. Me quería morir», reconoce. Ese, en verdad, fue el primero de otros desplantes que obligaron a una conversación familiar. «Cada vez que les pedía si podían cuidar a Rami me ponían alguna excusa -recuerda Gastón-. Y cuando se los comenté me dijeron que ellos ya habían criado hijos y se habían ocupado de los nietos de sus otros hijos (soy el menor de cuatro hermanos), y que ya no estaban con la energía para encargarse de otro. Que amaban a Ramiro, pero que me buscara una niñera de confianza, que me la pagaban. ¡Pensar que cuando yo era chico me pasaba el fin de semana entero en la casa de mis abuelos!», recuerda Gastón.
Y es que los abuelos del siglo XXI no son los de antes. A la par de su abuelidad desarrollan actividades sociales, laborales y de esparcimiento que los alejan de ese destino casi ineludible que era el de cuidar a los nietos hasta que el cuerpo respondiera. Y esto, que sin duda es visto como una conquista por parte de los adultos mayores, genera conflictos con sus hijos devenidos padres, que trabajan jornadas completas y buscan apoyo y ayuda para lidiar con agendas apretadas de colegios, reuniones y actividades extraprogramáticas. El problema surge cuando los abuelos tienen agendas casi tan cargadas como las de los demás miembros del clan familiar y el «no puedo» se vuelve una respuesta casi cotidiana.
«Estas situaciones conflictivas entre padres e hijos son comunes -reconoce Graciela Zarebski, directora de la Licenciatura en Gerontología de la Universidad Maimónides-. La realidad habla de un envejecimiento saludable y activo. Los que hoy son abuelos tienen una calidad de vida y despliegue de actividades que antes no tenían porque no había tanta oferta para ellos y sólo les quedaba ser abuelos. Hoy, ejercer ese rol es una de las actividades, entre tantas otras. Esta tendencia a una abuelidad más libre genera tensiones en la familia por las elevadas expectativas de hijos, nueras y yernos que están más relacionadas con las vivencias propias de lo que fue crecer con sus abuelos que con la realidad actual.»
El nuevo lugar de los mayores, más activos e independientes, que ejercen su rol con alegría, pero sin ataduras, que privilegian su tiempo libre por sobre sus obligaciones y cuya vida no gira en torno a sus nietos, sino en paralelo, ha tomado por sorpresa a una generación que se crió en la casa de sus abuelos. Pero aunque cuesta, y aun a riesgo de generar cierto grado de tensión en la relación con sus hijos, cada vez más adultos mayores se animan a decir que no o por lo menos a marcar límites en el cuidado de sus nietos.
Por eso, para los que hoy transitan los 30 o 40 años, hijos de estos abuelos recargados, la menor dedicación que muestran con sus nietos es una de las cuestiones que más preocupan. En algunos casos, son temas de conversación entre amigos y hasta es registrado por programas que hablan de la maternidad como Según Roxy, la serie que explotó en la Web hace algunos años y que hoy saltó a la televisión de la mano del canal Lifetime. Hace unas semanas, de hecho, se emitió el capítulo dedicado a la nueva abuelidad y fue de los que registraron mayor nivel de comentarios en las redes sociales.
«Las consecuencias que trae esta abuelidad más libre es un tema que aparece frecuentemente en la consulta -sostiene Zarebski-. Acá ayudamos a que reconozcan sus propios deseos, a plantarse frente a reclamos que no corresponden y a lidiar con la culpabilización por no cumplir el rol que se supone deben cumplir para su familia y la sociedad», dice la especialista.
Pero a pesar de que alienta la autonomía, Zarebski, aclara: «Lo ideal es encontrar el equilibrio: no caer en la abuelidad esclava y en el sometimiento a los pedidos desmedidos de los hijos, ni tampoco en el desentendimiento total de la función de abuelidad y convertirse en adultos mayores narcisistas que sólo quieren su propio bienestar -advierte-. Creemos que el intercambio con los nietos enriquece y mantener un buen vínculo con ellos es uno de los factores protectores del envejecimiento. Es importante que prime la solidaridad familiar: no vivir egoístamente, contribuir y ayudar, pero sin descuidar sus propios deseos de realización personal».
Ese equilibrio tan necesario es el que logró la familia Voltán: Patricia y Alejandro son un matrimonio que tiene cinco hijos y siete nietos. «Después de criar dedicadamente cinco hijos tenemos claro que nuestra misión como abuelos es disfrutar. Nos encanta estar con nuestros nietos, ver sus logros, pero cuando se van, volvemos a nuestra vida que es una vida rica, plena, con amigos y actividades -dice Patricia-. Ellos saben que cada vez que nos necesiten vamos a estar, y les pedimos que si van a traer a alguno de los nietos nos avisen con tiempo, así nos organizamos. Ser abuelo no tiene que ser una esclavitud, sino un disfrute.»
Patricia llegó a esa conclusión después de ser por unos meses una abuela full time. Cuando nació el primer nieto de la familia y su hija volvió a trabajar luego de extender la licencia por maternidad, Patricia se ofreció a cuidarlo mientras su madre trabajaba y encontraba a alguien de confianza que pudiera quedarse con el bebe. «Pensé que no podía ser tan difícil después de haber criado a cinco hijos -cuenta-. Me despertaba al alba para llegar antes de que ella se fuera y volvía tarde a casa. Después de varios meses, me di cuenta de que no tenía vida. Era una carga demasiado pesada para mí, me sentí ahogada, pero me sirvió para entender cómo iban a ser los roles.»
En ese momento, Patricia recordó lo que le había dicho una amiga cuando se enteró de que iba a ser abuela: «Me dijo que no se iba a transformar en una esclava; que ella lo había hecho con su madre y no quería eso para ella -detalla-. Yo tuve cinco hijos y no se los dejaba a mi mamá para que se ocupara de ellos y me parece que nadie lo tiene que hacer», reflexiona Patricia, que practica yoga cinco veces por semana en el club Belgrano Atlhetic.
Paola Pistorio, empleada de seguros y mamá de Dalo, de tres años, supo adaptarse a los tiempos de abuelidad libre. Sus suegros trabajan todo el día y sus padres tienen una vida social intensa, que incluye viajes y salidas. Paola cuenta que sus padres, cuando supieron que estaba embarazada, la felicitaron y enseguida le aclararon: «Yo ya tuve hijos y voy a ser la abuela, no la madre de mi nieto». Lejos de ofenderse, Paola sintió alivio. «Lo comparto plenamente y lo fomento, quiero que el abuelo sea abuelo y no padre -asegura-. Por una cuestión generacional, ellos tienen una visión distinta, más rígida, y yo estoy a favor de una crianza más libre y creativa. Y si vos les pedís a tus padres que cuiden a tu hijo todos los días, de 8 a 18, es difícil decirles que no estás de acuerdo con ciertas cosas que le enseñan.»
Para Paola es fundamental, entonces, que cada uno mantenga su independencia y no se superpongan los roles: «Yo quiero tener la responsabilidad de criar a mi hijo y decidir qué hacer y qué no, tener la libertad de poner límites como mamá y elegir el tipo de crianza que quiero darle. Es lo más sano en una relación y la mejor manera de preservar el vínculo; a menudo veo a conocidos que hacen la «cómoda» de dejar a sus hijos al cuidado de sus padres y no saben cómo salir de esa situación. Yo quiero que mi hijo, cuando los vea, los disfrute y esté contento, y ellos también. Es decir, que sea un momento de alegría para todos y no una obligación».
A pesar de fomentar la autonomía, Paola tiene la tranquilidad de que frente una eventualidad, sabe que levanta el teléfono y los cuatro abuelos están totalmente disponibles. «Nos ayudamos entre todos, sé que si los necesito, ahí están», asegura la mamá de Dalo.
Flora Leiman, por su parte, es madre de dos hijos, abuela de seis nietos y bisabuela de diez. Tiene «más de 80 y menos de 90 años», y una agenda recargada que incluye natación y tenis dos veces por semana en el club GEBA y su trabajo como coordinadora en el Consejo Argentino de Mujeres Israelitas. A pesar de todas la actividades, «Dedé», como la llaman en realidad, asegura que se hace tiempo para llevar a su bisnieto de nueve meses a la plaza o a buscar a alguno de los otros al jardín. «Mi vitalidad es grande, camino 200 cuadras por semana, me puedo dar el lujo de cuidar a mis bisnietos, llevarlos a la plaza o a la calesita, cocinarles cosas ricas y buscarlos en el colegio», dice orgullosa de sus múltiples actividades.
Flora asegura que la suya es «una familia unida, pero no compactada», y se considera una madre, abuela y bisabuela «presente», aunque le gusta mantener su independencia y autonomía. «Me organizo, me pongo días y metas. Voy tres veces por semana al trabajo, pero no descuido ni mi casa ni mi familia. Si me necesitan, estoy. Hay que tratar de estar ocupado. Lo más importante es ponerse una meta y tratar de alcanzarla.»
Una niñera para la abuela
El perfil de «abuelas como las de antes» sigue estando en el imaginario social. Y es uno de los más requeridos en las agencias que se dedican a buscar niñeras, cada vez más solicitadas ante la falta de ayuda familiar. Pero lo curioso es que, además de bregar por perfiles similares a «las abuelas de antes», los padres buscan alguien que «acompañe a la abuela», es decir, que haga el trabajo pesado. Así lo asegura María Moyal, una de las directoras de Cuídame Mucho. «Vemos que la abuela está presente en la vida de sus nietos, pero con mucha más libertad. Es decir que ya no quiere tener la responsabilidad absoluta sobre el cuidado de los chicos y entonces se ofrece a acompañar a la niñera que es la que tiene la responsabilidad. La abuela hoy sería más bien un referente afectivo que un cuidador», confirma Moyal.
Pero detrás de estos pedidos, Moyal cree escuchar un enojo solapado. «Muchas mujeres vienen y dicen que su mamá no quiere ceder su vida para criar nietos y entonces buscan a alguien que la acompañe. Algunas dicen que es también una forma de preservar el vínculo, porque se sienten más cómodas dándole indicaciones a una niñera que a su mamá.»
Otro conflicto que suele aparecer es la diferencia en la colaboración que los padres notan de un hijo a otro. «Algunas mamás vienen y se quejan de que con el segundo hijo no hay el mismo grado de compromiso que con el primero -relata Moyal-. Muchas mujeres me comentan que con el primer nieto los abuelos estuvieron mucho más presentes que con los otros y esperaban que esa presencia se repitiera con el segundo, pero eso no suele pasar. Sucede que entre uno y otro a veces pasan varios años y eso se hace sentir en el cuerpo. Y también, con el segundo, ya pasó la novedad y no se dedican tanto.»
Eso mismo les «reprocha» Gastón Repetto a sus padres. Por ser el menor de cuatro hermanos, tuvo a su hijo, el primero, mucho después que los demás. Y agarró a los abuelos con el caballo cansado. Pero después de muchas discusiones y desplantes, Gastón entendió a sus padres, aunque reconoce que le gustaría una mayor presencia y grado de compromiso con su hijo. «Yo tenía una relación divina con mis abuelos, vivía los fines de semana en su casa. Mis mejores recuerdos de la infancia están asociados con ellos y me gustaría que Rami tenga la misma relación que yo tuve. Pero mi creencia es que el vínculo abuelo-nieto es algo que tiene que construir el abuelo, son ellos los que deciden qué tipo de relación, en el sentido de mayor o menor grado de cercanía o presencia quieren tener con sus nietos. Y uno como padre debe aceptarlo, aunque a veces no lo comparta.»
Nuevas formas de ejercer el rol
Las claves del conflicto, según Graciela Zarebski
Abuelos de mediana edad
Hoy en día, debido a la mayor longevidad, la cuestión de la abuelidad pasa a estar comprendida dentro de la temática de la mediana edad. Los abuelos, que en el siglo pasado eran los «viejos» de la familia, ceden este lugar a los bisabuelos
Vacío familiar
Pero si los bisabuelos no están ya en condiciones de hacerse cargo del cuidado de los bisnietos y los abuelos se encuentran plenamente ocupados, la continuidad del rol tradicional que éstos ocupaban en el siglo pasado, ayudando a sostener la crianza de los nietos, se está volviendo una cuestión complicada que complejiza la vida familiar
De esclavos a desentendidos
Si bien persiste, por un lado, la condición que algunos llaman de «abuelas esclavas» sometidas a la «obligación» de cuidar a sus nietos más allá de sus posibilidades, va preponderando el otro extremo, de la ausencia o imposibilidad de dedicarse suficientemente a este rol
Sobrepeso y obesidad afectan a gran parte de la población uruguaya
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Más de 2.100 millones de personas en el mundo tienen sobrepeso o son obesos, una tendencia que afectará a la mitad de los adultos en el mundo de aquí a 2030. En tanto, en Uruguay uno de cada dos adultos uruguayos padece sobrepeso u obesidad y uno de cada cinco es obeso.
La obesidad provoca alrededor de 5% de las muertes en el mundo y pesa tanto sobre la economía mundial como el tabaco o los conflictos armados, según un estudio del McKinsey Global Institute. Es que además de afectar a la persona, el problema de la obesidad es perjudicial para la economía mundial y la afecta casi del mismo modo que desastres vistos con mayor alarma.
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Puntualmente y hablando de números, el Instituto calculó que la obesidad cuesta cada año 73.800 millones de dólares a la sanidad pública y a la productividad económica. Se trata del tercer mayor impacto en la economía global luego de la adicción a los cigarros, los conflictos armados y el terrorismo.
El consumo de tabaco le cuesta al mundo 2,1 billones de dólares, los conflictos armados y el terrorismo también, en tanto que los costos que conlleva la obesidad ascienden a 2 billones de dólares, lo que genera una pérdida anual equivalente al 2,8% del PIB mundial.
Ante tales cifras, el documento llama a una “respuesta coordinada” de los gobiernos, comerciantes y actores del sector agroalimentario al afirmar que cambios en su accionar podrían permitir al 20% de los obesos regresar a un peso normal en menos de diez años.
¿Qué hacer?
El McKinsey Global Institute cita en su informe 74 recomendaciones, como la reducción de porciones en los restaurantes de comida rápida, la introducción de alimentos sanos en las escuelas y la necesidad de educar a los padres. Además, entre las opciones, plantea que los gobiernos rediseñen las ciudades para fomentar el uso de la bicicleta o subvencionen las comidas saludables en las escuelas. Ambas medidas generarían un buen retorno de su inversión, indica la organización.
El estudio habla de la educación y la responsabilidad como elementos críticos de un programa para reducir la obesidad, pero aclara que no son suficientes por sí solos, sino que requieren de cambios en el entorno social, para hacer que la conducta de quienes quieran cambiar sea más sencilla. El cambio en las estrategias de marketing y la reestructura de las relaciones y los modos de encuentro en la sociedad son algunos de los puntos destacados en ese sentido.
Cabe recordar que se considera que una persona es obesa cuando su índice de masa corporal (obtenido mediante la relación entre su peso y su altura) es superior a 30. Una persona con sobrepeso tiene un índice entre 25 y 30.
¿Cuál es la situación en Uruguay?
La directora general de Salud de Uruguay, Marlene Sica, advirtió el viernes en la conferencia llevada a cabo por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Roma que “la prevalencia de sobrepeso y obesidad, y enfermedades crónicas relacionadas con la dieta afecta a una gran parte de la población uruguaya”.
Sica también admitió que en Uruguay “aún existen problemas de déficit concentrados en etapas críticas de la vida que, si bien han disminuido su magnitud, aún no han sido resueltos” y exteriorizó que las enfermedades crónicas no transmisibles, muchas de ellas vinculadas a la obesidad y el sobrepeso, “constituyen la principal causa de morbilidad en el país, así como el origen de la mayor parte de las discapacidades que presentan los individuos, y son responsables de la mayor parte de las defunciones”.
Cabe destacar que se entiende por morbilidad la cantidad de individuos que son considerados enfermos o que son víctimas de enfermedad en un espacio y tiempo determinado.
La directora General de Salud de Uruguay destacó cómo “el bajo gasto energético que caracteriza a una población con altos niveles de sedentarismo” es uno de los factores que podría relacionarse con este aumento del sobrepeso y la obesidad, así como el creciente consumo de alimentos altamente procesados. Para Sica, el reto ahora de Uruguay es “abordar los problemas nutricionales desde una perspectiva integral y desde un enfoque de ciclo de vida”.
Cifras
¿Qué dicen los datos respecto a Uruguay? La Encuesta Nacional de Sobrepeso y Obesidad (ENSO II) publicada en 2009 indica que la obesidad en Uruguay presenta cifras epidémicas: uno de cada dos uruguayos se encuentra sobre la franja de sobrepeso y uno de cada cinco uruguayos es obeso.
A nivel de porcentajes, del total de la población, un 46% se encuentra en los rangos de normopeso, 34% presenta sobrepeso y 20% obesidad. En el análisis por franja etaria y sexo, las mujeres tienen mayor obesidad que los hombres a partir de los 55 años. En la década de los 55-65 años las mujeres se presentan 34% por encima del IMC y los hombres 20%.
Tal estudio indica además que en el grupo de 18 a 35 años tienen exceso de peso un 25%, contra un 73% de los que superan los 66 años. Precisamente, el sobrepeso y la obesidad aumentan linealmente con la edad, presentando un notorio incremento a partir de los 35 años, alcanzando ya niveles muy altos en los mayores de 45 años.
Igualmente, las personas de nivel socioeconómico medio y las que apenas cursaron estudios primarios son las que muestran niveles más altos de sobrepeso y obesidad.
Por otra parte, los resultados arrojan que la obesidad multiplicaba por 5 la posibilidad de sufrir hipertensión y por 6 cuando el IMC es alto; y que el 48% de los obesos y 51% de los de alto riesgo tienen a la luz del estudio, valores de presión arterial por encima de lo normal.
En cuanto a conductas, el ENSO II resaltó que el aceite, mayonesa, pan, bizcochos, fritos, fiambres y embutidos y galletas o galletitas de diferente tipo componen en el listado de alimentos con exceso de grasas no recomendadas que por lo menos 60% de los uruguayos comen a lo largo de la semana.
Además, es fuerte la relación horas de televisión y ganancia grasa. Los individuos de peso normal miran un promedio de 2 horas 40 minutos de televisión diaria, mientras que el promedio diario de los individuos obesos es 3 horas, 35 minutos.
Consecuencias para la salud
• Hipertensión arterial • Diabetes • Patologías cardiovasculares • Gota • Cálculos biliares • Problemas respiratorios • Deformaciones óseas de miembros inferiores, columna y articulaciones • Algunos tipos de cáncer
“Una parte del mundo muere aún de hambre y la otra se ceba hasta la obesidad”
Las agencias de Naciones Unidas especializadas en alimentación, agricultura y salud, FAO y OMS, lanzaron el jueves en Roma una campaña mundial para combatir la obesidad y a favor de una nutrición sana y “sostenible”.
“Parte de nuestro desequilibrado mundo muere aún de hambre, Y la otra parte se ceba hasta la obesidad, hasta tal punto que la esperanza de vida vuelve a retroceder”, recordó Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al inaugurar la segunda conferencia internacional sobre la nutrición, tras la celebrada en 1992.
Ante los ministros y representantes de Uruguay y otros 189 países, de empresas privadas y miembros de la sociedad civil, los directores de las dos entidades reconocieron que el estado nutricional de la población en todo el planeta ha cambiado significativamente en las últimas dos décadas.
“El sistema alimentario no funciona más por la dependencia que existe de la producción industrial, que es cada vez menos cara y más mala para la salud”, denunció Chan.
En las grandes ciudades de África, Asia y América Latina resulta más económico importar alimentos procesados por grandes industrias, con etiquetas pocos claras, que hacer llegar productos frescos cultivados a pocos kilómetros.
En ese sentido, se abogó por platos menos llenos de grasa, menos dulces, menos salados y en sustancia más equilibrados.
Ante el problema de la “mala nutrición”, -que afecta a 2.000 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población del mundo en desarrollo- y de la obesidad, -con 500 millones de adultos y 42 millones de niños obesos-, ambas organizaciones abogaron por “un proyecto común de acción mundial” a través de una colaboración entre los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las comunidades.
La OMS advierte que hay mil millones de adultos con sobrepeso y repudia que la sociedad le reste importancia. No hay pastillas milagrosas y la liposucción no resuelve nada
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que hay mil millones de adultos con sobrepeso y podrían superar los 1.500 millones en 2015. Esas personas están en riesgo de sufrir enfermedades metabólicas y cardiovasculares, lo cual desemboca en altos costos personales, sociales y de salud pública.
Sin embargo, la sociedad tiende a restarle importancia y enmascara la gravedad con mitos que expertos como Raúl Morín, presidente de la Academia Mexicana para el Estudio de la Obesidad, y Patricia Restrepo, médica nutricionista, analizaron en un artículo del diario El Tiempo para que las personas tengan una vida más sana.
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Mitos
1. La panza no es peligrosa. Se tiende a decir que tener panza a partir de cierta edad es normal, pero eso es falso. La grasa en esa zona del cuerpo ha sido asociada con la diabetes mellitus, la hipertensión, problemas cardiovasculares y con la disminución de la funcionalidad de órganos como el páncreas y el hígado.
2. La cirugía bariátrica es la solución definitiva para bajar de peso. Raúl Morín señala que esta cirugía forma parte de las opciones del tratamiento, pero dista mucho de ser la solución. Tiene indicaciones precisas para pacientes con obesidad mórbida y es la última opción que se debe usar, cuando los fármacos y un cambio de dieta y estilo de vida no han funcionado.
3. “Estoy pasado de kilos, pero una semana a pan y agua los desaparecen”. Un paciente obeso debe perder kilos comiendo de manera adecuada, no sometiéndose a dietas restrictivas, peligrosas para la salud. “Si le tomó tiempo subir, le va tomar tiempo bajar. Esa es la realidad. Hay que cambiar el estilo de vida. La obesidad es una enfermedad crónica que es controlable, pero hay riesgos de producir piedras en la vesícula o trastornos cardíacos, por tratar de bajar rápido de peso”, explicó Morín.
4. Ahora venden pastillas milagrosas para bajar de peso. Patricia Restrepo dice: “No existe ningún mecanismo que, sin cambios en el estilo de vida, resulte útil para perder peso. Yo me puedo tomar una pastilla, pero si como mucho no va a servir para nada. Las pastillas para controlar la obesidad bloquean el apetito y pueden tener otros efectos secundarios, la mayoría negativos, en el organismo”.
5. “Los gorditos son bonachones y felices”. Un estudio hecho en 2011 por la Universidad de Guadalajara encontró que el 60 por ciento de las personas obesas tenían depresión. “En ocasiones se trata de una máscara que se ponen estas personas para contrarrestar la discriminación a las que muchas son sometidas. Se muestran con un aspecto condescendiente y sociable, pero detrás de eso puede haber depresión y ansiedad”, señaló Morín.
6. Todos los gordos están enfermos. Es otra falsa creencia. Hay distintos grados de gordura que se miden según la cantidad de grasa que se tenga en el cuerpo. Cuanto mayor sea, mayor es el riesgo. “Una persona que pesa 150 kilos, pero son de músculo, puede no tener complicaciones metabólicas, mientras que otra puede tener bajo peso pero está llena de grasa en la zona intraabdominal, que es de las más dañinas”, explica Patricia Restrepo.
Morín asegura que “la obesidad es el principal factor de riesgo para desarrollar diabetes mellitus, porque va acompañada de un proceso inflamatorio que impide que el receptor de la insulina trabaje adecuadamante”.
“El exceso de grasa produce colesterol malo, que oxidado es el inicio de la aterosclerosis. Cuando se complica puede causar infartos, elevación de la presión arterial, coagulación dentro de los vasos o procesos embólicos”, agregó el experto mexicano.
La vida del obeso severo sufre un importante deterioro debido a su condición.
Los problemas vinculados al exceso de grasa corporal incluyen no solo aspectos médicos, y psicológicos, sino también sociales, físicos y económicos.
Enfermedades cardiovasculares:
Hipertensión arterial; enfermedad de las arterias coronarias; obstrucción de las arterias cerebrales y de los miembros inferiores; insuficiencia venosa crónica (várices en las piernas, con edema, inflamación de las venas, y úlceras varicosas).
Enfermedades pulmonares:
Disnea: dificultad para respirar durante el ejercicio, y aún en reposo; asma, fatiga y apnea del sueño.
Diabetes Mellitus:
Más del 50% de los obesos desarrollan esta enfermedad, que es 10 a 15 veces más frecuente en la obesidad extrema y en general de tratamiento más difícil y con mayor riesgo de complicaciones.
Dislipemias:
Alteración en el metabolismo de las grasas, con aumento del colesterol, del LDL (colesterol malo) y/o de los triglicéridos. Todos estrechamente vinculados al exceso de grasa corporal, predisponiendo a la aterosclerosis.
Problemas digestivos:
Cálculos de la vesícula biliar, esteatosis hepática o hígado graso, hernia hiatal con reflujo de contenido gástrico al esófago.
Enfermedades osteoarticulares:
Artralgias, dolores intensos por artritis y/o artrosis, con deformación de las articulaciones de caderas, rodillas y columna vertebral, que impiden la realización de toda actividad física.
Infertilidad:
Las mujeres obesas tienen con mayor frecuencia irregularidades menstruales, exceso de vello facial y corporal y problemas de fertilidad. Más aún si logran embarazarse, tienen un riesgo aumentado de abortos espontáneos, y/o embarazos complicados.
Impotencia:
Muy frecuente en el hombre obeso, y que se recupera al corregir la obesidad con un tratamiento adecuado.
Predisposición al cáncer:
Algunos tipos de cáncer como colon y próstata en el hombre; ovarios, mama y útero en la mujer, se vinculan con la obesidad; ya que tienen 30% mayor chance de padecerlo que el individuo no obeso.
Aspectos psico – sociales, físicos y económicos
La hiperobesidad se asocia con frecuencia a trastornos del humor (depresión), ansiedad, disminución de la autoestima, tendencia al aislamiento y discriminación social.
Los problemas físicos y económicos, los inconvenientes para desarrollar las actividades básicas de la vida cotidiana , problemas en la selección de ropa, en la higiene personal, limitaciones sexuales, la limitaciones para caminar y subir escaleras, las dificultades en el acceso a sillas y asientos en espectáculos o transporte público, mayores costos en ropa, comida, seguros de vida y una mayor dificultad en conseguir trabajo, son hechos que impactan en la calidad de vida de quienes padecen esta condición.
Factores de riesgo
OBESIDAD
1 de cada 2 adultos uruguayos padece sobrepeso u obesidad y 1 de cada 5 es obeso.
DISTRIBUCION DE GRASA CORPORAL
La cintura mayor o igual a 80 cm en mujeres y mayor o igual a 94 cm en hombres
(considerada de riesgo), ya que aumenta 3.3 veces para diabetes respecto a cintura normal y 4.8 veces para Hipertensión Arterial en ambos sexos
EL DATO
Índice de Masa Corporal
El Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicador que relaciona el peso y la talla de cada persona para saber si el peso es saludable.
CLAVES
-Según el capítulo uruguayo de la Encuesta Mundial de Salud Adolescente, solo un 24 % consume frutas y verduras de acuerdo a la recomendación para esa edad –de 13 a 15 años-, mientras que un 71 % consume a diario refrescos azucarados, un 36 % no desayuna y el 74 % consume menos de dos veces al día productos lácteos.
-El exceso de peso es el principal problema de nutrición de los adolescentes ya que un 26,6 % de los estudiantes presenta sobrepeso u obesidad. La encuesta revela que aquellos estudiantes que comen en compañía de sus padres con mayor frecuencia consumen más frutas, verduras y lácteos y desayunan en mayor proporción.