La UIF y los Productores de Seguros

marzo 7, 2014

Apreciaciones sobre la Resolución 3/2014 de la UIF
Por Daniel Gerardo Perrotta

Recientemente, la UIF emitió la Resolución 3/2014, a través de la cual introduce modificaciones al régimen vigente en materia de prevención de lavado.

1) El plazo de Reporte de las Operaciones Sospechosas (ROS)

En primer lugar, en su artículo 1°, la UIF modifica los plazos definidos para realizar el reporte de operación sospechosa, estableciendo que “… sin perjuicio del plazo máximo de 150 días corridos para reportar hechos u operaciones sospechosos de lavado de activos, previsto en el artículo 21 bis de la Ley 25.246 y modificatorias, los Sujetos Obligados deberán reportar a esta UNIDAD DE INFORMACION FINANCIERA todo hecho u operación sospechosos de lavado de activos dentro de los TREINTA (30) días corridos, contados desde que los hubieren calificado como tales”.

Asimismo, y en un reciente comunicado, la UIF aclara que “A partir de ahora, los sujetos obligados tendrán, a partir de la calificación de una operación como sospechosa, un plazo de 30 días corridos para emitir el ROS, teniendo como plazo máximo establecido para la realización del reporte 150 días”.

Esto implica que a partir del momento en el cual el Oficial de Cumplimiento, defina una operación como “sospechosa”, cuenta con un plazo perentorio de 30 días para remitir el reporte, considerando siempre el plazo máximo de 150 días.

Por ejemplo, si una operación es calificada por el Oficial luego de transcurridos 30 días desde su realización, el día 60 se cumple el plazo perentorio para su reporte a la UIF.

Podemos colegir entonces, que a partir de esta Resolución, la UIF impone una doble restricción. Una de carácter general, el ROS debe ser reportado siempre dentro de los 150 días de realizada la operación, pero como máximo a los 30 días de haber sido calificada como sospechosa.

2) Operaciones con otros sujetos obligados

Mediante la Resolución de marras, la UIF establece que “Al operar con otros Sujetos Obligados -de conformidad con las resoluciones emitidas por esta UNIDAD DE INFORMACION FINANCIERA para cada uno de ellos, mediante las cuales se reglamentan las obligaciones de las personas físicas y jurídicas enumerados en el artículo 20 de la Ley N°25.246 y sus modificatorias-, deberán solicitarles una declaración jurada sobre el cumplimiento de las disposiciones vigentes en materia de prevención del Lavado de Activos y la Financiación del Terrorismo, junto con la correspondiente constancia de inscripción ante esta UNIDAD DE INFORMACION FINANCIERA. En el caso que no se acrediten tales extremos deberán aplicarse medidas de debida diligencia reforzadas”.

Esta obligación sólo es aplicable a los siguientes Sujetos Obligados: Bancos y Casas de Cambio, Cooperativas y Mutuales, Agentes y Sociedades de Bolsa, Transportadoras de caudales, Fideicomisos, Registros de Embarcaciones, de Aeronaves, Automotor y de Propiedad Inmueble, Compra-venta de Automóviles, Yates y Aviones, Inmobiliarias y Escribanos.

No se encuentra incluidos en el alcance de esta exigencia, entre otros, el Sector Asegurador. Atento a no hallar ninguna explicación lógica a esta circunstancia, entendemos que puede tratarse de una omisión involuntaria por parte de la autoridad de contralor. No obstante esto, y de acuerdo a la Resolución de marras, el alcance de las exigencias se restringe a los mencionados Sujetos Obligados.

La entrada en vigencia es el 1º de febrero del corriente año. Es importante considerar esta fecha, atento a la obligación de mantener actualizados los legajos de los Clientes.

3) Nuevo régimen informativo

Por último y consecuentemente con lo indicado en el punto anterior, la UIF impone un nuevo régimen informativo, cuyo alcance se limita a aquellos Sujetos Obligados mencionados en el punto 2 del presente informe, es decir a aquellos que deban requerir la información de Registro y DDJJ.

Este nuevo régimen denominado “Reporte de Registración y Cumplimiento por parte de los Sujetos Obligados”, establece la obligación de informar a la UIF, aquellos sujetos que no den cumplimiento a las solicitudes exigidas es decir Registro y DD.JJ.

Este régimen entra en vigencia a partir del mes de marzo, siendo el primer vencimiento el día 15 de abril de 2014.

Fuente: El Seguro en acción, 06/03/14.

Sbatella

Sbatella

Válido para Argentina.

Gastamos de más y disfrutamos menos

marzo 7, 2014

Un problema extendido: gastamos de más y disfrutamos menos
Por Veronica Dagher

Cuando una taquería abrió frente a su departamento en Nueva York, Stefanie O’Connell pensó que no le haría daño ir unas cuantas veces a la semana para comer algo rápido.

Pero sin darse cuenta, la actriz y escritora estaba gastando entre US$10 y US$15 por semana en tacos: el equivalente a más de US$500 al año, o casi lo suficiente para comprar un boleto de ida y vuelta para el viaje de sus sueños a Amsterdam.

«Las salidas a comer siempre han arruinado mi presupuesto», reconoce.

O’Connell decidió controlar su hábito de comer tacos y ahorrar para su viaje, al envolver su efectivo y sus tarjetas de crédito en una foto de Amsterdam.

Por ahora, está funcionando. No ha comido tacos en un mes.

Pocos de nosotros veremos nuestros sueños frustrados por unos pocos tacos, pero hay algo en lo que muchos asesores financieros están de acuerdo: los estadounidenses gastan demasiado.

Quizás gaste en exceso porque está aburrido, no tiene un presupuesto o quiere seguir el ritmo de sus vecinos.

O quizás está dejando que sus emociones dicten sus decisiones financieras.

Independientemente del motivo, se puede estar encaminando hacia un desastre financiero.

Pero no tema: hay varias formas de limitar sus gastos antes de que sea demasiado tarde.

Monitorear su flujo de efectivo y entrar en sintonía con sus sentimientos son dos cosas que los asesores financieros sugieren hacer para controlar el deseo de gastar.

Genere un plan

La asesora financiera Jorie Johnson una vez se reunió con clientes que tenían más de US$50.000 en deuda de tarjetas de crédito. Le preguntó a la pareja dónde estaba el barco o la piscina que compraron para endeudarse de tal forma.

«Ni siquiera podía recordar una sola cosa que habían comprado», afirma Johnson.

Johnson descubrió más tarde que la deuda total procedía de muchas compras de menos de US$100 que se habían agravado con el tiempo debido a que pagaban sus facturas de tarjeta de crédito tarde. La esposa además era «aficionada a Target y Old Navy», apunta Johnson.

Para ayudar a sus clientes a volver al buen camino, Johnson le recomendó a la esposa que hiciera compras únicamente con una lista y pagara con efectivo. También le dijo que encontrara un trabajo de medio tiempo.

«Si no estás ganando dinero o durmiendo, lo más probable es que estés gastando», expresa Johnson.

Jeff Duncan dice que la gente normalmente se excede en sus gastos por que no tienen un presupuesto.

«El dinero entra y sale cada mes sin ninguna idea de cuáles son sus verdaderos gastos mensuales y cuáles son sus verdaderos ingresos mensuales», indica el asesor financiero del estado de Nueva Jersey.

Para combatir esta situación, Duncan recomienda crear un presupuesto. También sugiere programar deducciones automáticas mensuales de su cuenta corriente a un fondo de ahorro de emergencia o cuenta de inversión. De esa forma, el dinero se canaliza a otro destino antes de que tenga oportunidad de gastarlo.

Karol Ward, una psicoterapeuta de Nueva York, recomienda registrar todos sus gastos durante un mes en un cuaderno o una aplicación como Wally o Mint. Esto le puede permitir ver áreas en las que podría estar gastando en exceso, señala.

Comprenda sus emociones

Ward recientemente trabajó con un cliente que gastaba de más en restaurantes porque siempre pagaba la cuenta de los demás comensales en su mesa.

El cliente se sentía inseguro de su éxito y compensaba al mostrarles a otros que era lo suficientemente exitoso para invitar la cena. Pero a fin de mes, siempre tenía problemas para pagar su tarjeta de crédito.

«Gastar en exceso en los demás de hecho hizo que se sintiera menos exitoso ya que nunca tenía suficiente dinero para sí mismo», anota Ward.

La necesidad del cliente de mantener la apariencia de éxito lo mantuvo en un estado de ansiedad y alentó sus sentimientos de ineptitud, indica.

Para tomar decisiones de gastos más concienzudas, recomienda el psicólogo financiero Marty Martin, pregúntese a sí mismo: «¿Qué necesidad estoy tratando de satisfacer?» o «¿Cómo reaccionaré cuando llegue la factura de la tarjeta de crédito?».

Buscar consejos de un guía o religioso para ayudarlo a descubrir sus sentimientos sobre el dinero también puede ayudar, dice Ward.

Lauren Lindsay, una asesora financiera en el estado de Louisiana, recomienda esperar 24 horas antes de realizar una compra.

Conozca sus puntos débiles

Además, Lindsay indica que es importante saber cuáles son sus «puntos débiles» de gastos.

Por ejemplo, Lindsay dice que puede gastar US$100 en la librería Barnes & Noble en unos 20 minutos, pues los libros son unas de sus posesiones más valoradas.

Pero, se ha puesto un presupuesto mensual para libros para no excederse. Recomienda que usted haga lo mismo con sus puntos débiles.

Constance Stone, una asesora financiera de Ohio, recomienda escribir un diario sobre gratitud para enfocarse en todo lo positivo que hay en su vida. Esto le podría ayudar a reducir sus sentimientos de «no tener lo suficiente», expresa. También lo podría impulsar a poner más valor en los elementos no materiales de la vida, como la familia y los amigos.

Priorizar y establecer un cronograma para comprar objetos de mucho valor también puede ayudar a mantener los gastos bajo control, afirma Stone.

Fuente: The Wall Street Journal, 19/02/14.


¿Cómo despedir a un familiar?

marzo 7, 2014

¿Cómo despedir a un familiar?
Por Veronica Dagher

No hay una forma fácil de despedir a un familiar.

A un familiar le puede ir mal en el trabajo por varias razones. Quizás se trate de un heredero que se cree con todo el derecho y que constantemente entrega sus proyectos tarde. Quizás se trate de una hermana que trabaja media jornada porque le gustaría más ser una artista. O quizás simplemente no tenga la capacidad, como cualquier otra mala contratación que hace una empresa.

Pero si la situación se maneja mal, no sólo puede perjudicar al negocio, sino también dividir a la familia. Si los propietarios esperan demasiado para enfrentar el problema, pueden causar resentimientos que no serán fáciles de aliviar. Y si tratan mal al familiar durante el despido, tal vez quemen puentes difíciles de reparar.

«Recuerde que después de todo, tienen que poder sentarse juntos en la mesa de Acción de Gracias», expresa Raymond Lucas, vicepresidente senior de planeación financiera y capacitación en Integrated Financial Partners.

Con eso en mente, a continuación algunos consejos de profesionales de empresas familiares sobre las mejores formas de lidiar con ese problema.

Los pasos básicos

Primero, dicen los expertos, los dueños deberían realizar varios intentos de ayudar al familiar a mejorar su desempeño. Pero una vez que esté claro que las cosas no van a funcionar, confronte el problema rápidamente. «Cuanto más persista (el problema), más empeoran las cosas», dice Joseph Heider, socio gerente regional en Rehmann Financial.

Los dueños también deberían asegurarse que todos los miembros de la familia en la empresa estén de acuerdo en expulsar al empleado problema. La falta de un frente unido causará turbulencia, señala Karol Ward, un psicoterapeuta de Nueva York.

«Si alguien quiere el despido pero también se siente emocionalmente culpable, su opinión conflictiva podría descarrilar la intención de los otros miembros de la familia», anota Ward.

Cuando es hora de tomar cartas sobre el asunto, otro miembro de la familia —idealmente el jefe del empleado— debería programar una reunión para hablar en privado sobre la escisión.

«Gritarse entre sí frente a otros empleados crea un ambiente de trabajo hostil», apunta Keven Prather, un asesor de MassMutual en Cleveland.

Transmitir bien el mensaje

Durante la conversación, los dueños deberían comunicar al familiar que quieren que esté feliz en su trabajo y que se han percatado que no está sucediendo así, apunta Joseph Astrachan, director ejecutivo de Cox Family Enterprise Center en la Universidad Estatal de Kennesaw.

Deberían reafirmar que esa persona es un miembro valorado de la familia y comunicarse con él o ella desde un punto de vista de «amor y cariño», anota.

De manera más práctica, también es crucial para la familia documentar porqué la persona está siendo despedida para que la familia lo tenga claro de que se trata de una decisión de negocios, y no una basada en emociones, indica Ward. Y aunque la familia no tiene que cambiar su decisión, deberían escuchar la respuesta y perspectiva del familiar, dice Astrachan.

Gestión de los detalles

En cuanto a los detalles exactos del despido, los expertos en general recomiendan ser generoso.

Los dueños podrían ofrecer al familiar reciba su sueldo mientras explora otras carreras, señala Astrachan. También podrían pagarle a un asesor o psicólogo de carrera para desarrollar un plan para el futuro. Si el nuevo plan del miembro de la familia implica empezar una empresa, los dueños podrían ofrecer invertir.

Si el familiar es accionista, la situación de vuelve mucho más complicada. A menos que la empresa tenga una estipulación de compra apalancada, la familia no puede quitarle legalmente a alguien su participación, afirma Avi Kestenbaum, un socio en Meltzer, Lippe, Goldstein & Breitstone.

Si el familiar tiene control del voto, no se puede hacer mucho para que se marche, indica Donald DiCarlo, director gerente en Wilmington Trust.

Si no tienen control del voto, la retención de distribuciones de efectivo por motivos de operaciones podría dejarlos sin dinero para pagar impuestos generados por ganancias. Esto podría ser una «píldora venenosa» que motive a alguien a liquidar títulos, indica DiCarlo. Si se quedan empezarán a sentirse como si se estuvieran «desangrándolo a muerte».

Claro, retener distribuciones podría ser problemático para todos los dueños, no sólo para los no deseados. Además, se corre el riesgo de causar una riña familiar y por tanto el despido sólo debería emplearse como último recurso. «El objetivo es mantener el negocio operando de manera rentable, y no hacer algún enemigo dentro de su familia», expresa Edward Kohlhepp, un asesor financiero en Pensilvania.

Fuente: The Wall Street Journal, 06/03/14.

Las tarjetas de presentación se niegan a desaparecer

marzo 7, 2014

Las tarjetas de presentación se niegan a desaparecer
Por Ryan Knutson

BARCELONA — Damon Wayans, ahora un desarrollador de aplicaciones para teléfonos inteligentes, entregó tarjetas de presentación la semana pasada en Barcelona, durante la mayor conferencia de teléfonos móviles del mundo, intentando incentivar el interés por su alternativa a uno de los artefactos más duraderos de la vieja economía: la tarjeta de presentación.

«Es molesto», dijo el actor y comediante, en referencia a la ironía de tener que usar una tarjeta de presentación para promocionar una aplicación que busca deshacerse de ellas por completo.

La aplicación, llamada Flick Dat, les permitiría a los usuarios compartir contactos de un teléfono a otro con un movimiento del dedo pulgar. La versión final de la aplicación aún no fue lanzada, así que para mantenerse en contacto con la gente que conoce, hace lo mismo que el resto del mundo: les entrega una tarjeta.

Wayans, conocido por su sentido del humor, se lo toma en serio: «No quiero que esto sea lo más gracioso que haya hecho», aseguró.

La tecnología estadounidense llevó al hombre a la Luna, inventó Internet y creó autos que se manejan solos. Pero hasta ahora no ha podido reemplazar una herramienta de negocios que tiene sus raíces en la invención china del papel, la imprenta de Gutenberg y la habilidad de los vendedores de seguros para socializar.

Wayans es sólo el más reciente adepto a la tecnología que afirma haber encontrado una forma mejor. Pero enfrenta un gran desafío.

Jack Dorsey, quien fundó Square y cofundó de Twitter Inc., es conocido en Silicon Valley por su campaña para eliminar el uso innecesario de papel, que le parece un desperdicio. La mayoría de la gente en su empresa nueva de pagos no tiene tarjetas de presentación.

Eso funciona bien para Dorsey, quien no necesita ser tan accesible. Pero no fue le sirvió a Kay Luo, que como inversionista y ex portavoz de la empresa necesitaba intercambiar información de contacto constantemente.

«Yo era esencialmente la tarjeta de presentación de Jack», sostuvo. Sólo que no tenía tarjetas para entregar. Una vez tomó unas calcomanías con el logo de Square y escribió su número y dirección de email en la parte de atrás.

David Morken, presidente ejecutivo de la firma de telecomunicaciones Bandwidth.com, que fabrica tecnología que permite llamadas telefónicas por Internet, hace poco dejó de usar tarjetas de presentación. Pero no siempre fue así.

Luego de cofundar la empresa en 1999, intentó ahorrar dinero al imprimir sus propias tarjetas. El problema fue que las tarjetas tenían bordes perforados. Para solucionarlo, pasó horas repasando los bordes de la menos 50 tarjetas con hilo dental o cera —no recuerda cuál— para alisarlos.

En esa época era una cuestión de credibilidad: «Si no entrego una tarjeta, significa que no soy un negocio legítimo», agregó.

Hoy ya no le importa. «Llegué a un punto donde me siento estúpido» entregando tarjetas, dijo Morken.

El gigante de telecomunicaciones francés Orange avanza en otra dirección totalmente distinta. En lugar de deshacerse de las tarjetas de presentación, el departamento de relaciones públicas de la empresa decidió incorporar a algunas tarjetas un chip NFC, que puede transmitir señales de radio a un teléfono inteligente.

Se trata de «ser dinámico», dijo Jeff Sharpe, gerente de relaciones públicas de Orange, que antiguamente era conocida como France Télécom. «NFC es una gran tendencia en la industria actualmente».

Nadie fabricaba este tipo de tarjetas cuando Sharpe y sus colegas tuvieron la idea hace un año. Así que pasó al menos una hora pegando chips a la parte trasera de unas 200 tarjetas. Las compra por alrededor de un euro, o US$1,38, cada una. Son lo suficientemente caras como para que también lleve consigo una pila de tarjetas de papel a la antigua. Pero Sharpe cree que el experimento vale la pena.

«Puedes usar (la tecnología) como una puerta de entrada a más información», sostuvo.

De todos modos, Sharpe no entrega las tarjetas nuevas muy a menudo. «Habitualmente envío un mensaje de texto (a la gente) con mi información», agregó.

Hasta que la versión más reciente de su aplicación sea publicada, probablemente a finales de este mes. Wayans se verá obligado a entregar la versión de papel de su tarjeta. Pero sólo a algunos afortunados. Durante los dos primeros días de la conferencia en Barcelona sólo entregó unas cinco.

«Las guardo para situaciones en las que realmente me interesa conectarme con esa persona», dijo.

Fuente: The Wall Street Journal, 07/03/14.


Robo de bitcoins quiebra banco electrónico

marzo 7, 2014

Robo de bitcoins quiebra banco electrónico

Un banco especializado en bitcoins anunció su cierre después que piratas informáticos le robaron la moneda digital.

El cierre del banco Flexcoin ocurre una semana después del colapso de Mt. Gox, una importante bolsa de bitcoins.

El cierre de Mt. Gox también estuvo vinculado con un robo electrónico.

Los casos probablemente creen más dudas sobre la capacidad del bitcoin de establecerse como dinero alternativo.

Los hackers robaron 896 bitcoins de la bóveda en línea de Flexcoin, según un comunicado publicado el martes en el portal de internet de Flexcoin, lo que equivale a una pérdida de unos 600.000 dólares, sobre la base del valor de cambio del bitcoin en estos momentos.

A diferencia de los bancos que negocian monedas respaldadas por los gobiernos, las pérdidas de Flexcoin no están cubiertas por el seguro de depósitos. El banco afincado en Alberta, Canadá, informa que no puede recuperarse de esa pérdida.

Los bitcoins que Flexcoin mantenía fuera de su sistema electrónico están seguros, según la institución. Aunque Flexcoin no ofreció detalles, los bitcoins almacenados de esta forma están documentados en certificados de papel o en un disco duro no conectado con internet.

El colapso de Mt. Gox representa un golpe mucho mayor a la credibilidad del bitcoin porque significó una pérdida de unos 750.000 bitcoins, aproximadamente 6% de la circulación total de esa moneda electrónica. Mt. Gox, con sede en Japón, solicitó la protección de las leyes de bancarrota mientras trata de solucionar sus problemas financieros.

Pero el momento en que ocurre el colapso de Flexcoin pudiera hacer más difícil impulsar la confianza en el bitcoin.

Sus partidarios defienden la moneda virtual, creada hace cinco años, como una forma de reducir los cargos por transacciones al sacar del proceso a los bancos y procesadores de pagos, que cobran miles de millones de dólares anualmente por sus servicios de intermediarios financieros.

Los escépticos, entre ellos líderes de gobierno de todo el mundo, la consideran una moneda de especulación.

Fuente: The Associated Press, 03/05/14.

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Roban 220 mil dólares en bitcoins

Una red de criminales cibernéticos robó al menos 220 mil dólares en bitcoins y otras monedas virtuales usando cientos de miles de computadoras infectadas, dijeron expertos de seguridad informática.

Los investigadores de la empresa de seguridad Trustwave dijeron que el atraco fue realizado por una «botnet» de computadoras, es decir, una red de ordenadores conectados a internet que interactúan de manera autónoma y automática para llevar a cabo una tarea de distribución.

La «botnet» usó un tipo de software denominado «Pony» que infectó unos 700 mil equipos, permitiendo a los criminales controlar las cuentas de los usuarios.

Lo que hizo que los ciberdelincuentes se quedaran con el equivalente a unos 220 mil dólares en monedas virtuales, como Bitcoin, LiteCoin, FeatherCoin y otras 27 más, dijeron los investigadores Daniel Chechik y Anat Davidi.

De acuerdo con los investigadores, esta pandilla estuvo activa entre septiembre de 2013 y enero de 2014.

Más fácil que robar un banco

La «botnet» robó 600 mil credenciales de inicio de sesión web, 100 mil credenciales de cuentas de correo electrónico y otros datos de cuentas seguras.

«Robar bitcoins y cambiarlas por otra moneda, incluso una regulada como los dólares estadounidenses, es mucho más fácil que robar dinero de un banco», señalaron los investigadores de Trustwave.

Dijeron que los ladrones cibernéticos con bitcoins pueden utilizar una infinidad de sitios web comerciales para obtener dinero real manteniendo el anonimato.

Trustwave dijo que el mismo malware fue utilizado el año pasado para robar la información de acceso de más de 650 mil cuentas, entre ellas de Facebook, Yahoo y Google.

Fuente: AFP | Fecha: 24/02//14.

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Más información:

A Bitcoin le llegó la hora de la verdad

El sitio de bitcoin Mt. Gox desaparece de la web


Bitcoin

Bitcóin (signo: ฿; abr.: BTC , XBT, es una criptodivisa descentralizada concebida en 2008 por una persona (o grupo de personas) que bajo el seudónimo “Satoshi Nakamoto” publicó un libro blanco que propone un sistema de transacciones electrónicas que no depende de la confianza, sino que permite realizar transferencias de forma directa sin la necesidad de un intermediario. El término se aplica también al protocolo diseñado por el mismo autor y a la red P2P que lo sustenta. Al contrario de la mayoría de las monedas, el bitcóin no está respaldado por ningún gobierno ni depende de la confianza en ningún emisor central, sino que utiliza un sistema de prueba de trabajo para impedir el doble gasto y alcanzar el consenso entre todos los nodos que integran la red. Bitcoin es un proyecto relativamente nuevo que se encuentra en evolución. Por esta razón, sus desarrolladores recomiendan ser cautos y tratarlo como software experimental.

Fuente: Wikipedia, 2014.

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Litecoin

Litecoin (signo: Ł; abr.: LTC) es una Criptodivisa sustentada por la red P2P, y un proyecto de software de código abierto publicado bajo la licencia MIT. Inspirada y prácticamente idéntica en su aspecto técnico a Bitcoin (BTC), la creación y transferencia de Litecoin se basa en un protocolo criptográfico de código abierto que no es administrado por ninguna autoridad central. Litecoin fue pensada para ser una moneda electrónica alternativa de Bitcoin y ofrece tres diferencias principales. En primer lugar, la red Litecoin realiza el procesamiento de un bloque cada 2,5 minutos en vez de cada 10 minutos, lo cual permite una confirmación más rápida de transacciones. En segundo lugar, la red Litecoin producirá aproximadamente 4 veces más unidades que Bitcoin, o cerca de 84 millones de Litecoins. En tercer lugar, Litecoin utiliza la función scrypt en su algoritmo de prueba de trabajo: una función secuencial de memoria dura concebida por primera vez por Colin Percival, facilitando la minería, ya que no necesita de equipamiento sofisticado como en el caso de Bitcoin. Cada litecoin es fraccionado en 100.000.000 unidades más pequeñas, definidas por ocho decimales.

Fuente: Wikipedia, 2014.

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Feathercoin

Feathercoin (code: FTC) Es una moneda encriptada y de software de codigo abierto, publicado bajo la licencia del MIT/X11. Fue inspirado por Litecoin, la cual fue inspirada por Bitcoin. El principal programador es Peter Bushnell, magistrado en Tecnologia de la informacion, en el colegio de Brasenose, en la univerdad de Oxford.La red de Feathercoin genera monedas a una velocidad descendente y esta programada para generar 336 millones de monedas, 16 veces más que el Bitcoin y 4 veces mas que Litecoin. El día 2 de Diciembre del 2013, la red Feathercoin lleva generadas 25 millones de monedas, de las 336 millones programadas.

El día 2 de diciembre del 2013 FTC valía aproximadamente 1.02 USD, o 0.001 BTC.3 Feathercoin es la séptima mayor cryptomoneda con el volumen de capitalizacion bursatil de alrededor de 32 millones de USD.

Fuente: Wikipedia, 2014.

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Bitcoin

Bitcoin

AFIP: El paulatino camino del abuso de poder

marzo 5, 2014

El paulatino camino del abuso de poder
Por Enrique C. Barreira

Las autoridades fiscales (especialmente en el ámbito aduanero, cuya misión no es básicamente recaudatoria) instalaron la consigna de privilegiar el sonoro mandato de «recaudar, recaudar, recaudar», acompañada con la indicación de claros objetivos numéricos que algunos subalternos deben cumplir bajo apercibimiento de posibles postergaciones personales ante el eventual fracaso en la meta fijada. Con ese objetivo pareciera que todo vale. Las normas no deben ser obstáculos, el respeto por el «Estado de derecho» no es comprendido, en algunos casos, por desconocerse el significado de esas palabras y, en el caso de los funcionarios serios y responsables, se puede esperar un «lo siento, son órdenes» o «no depende de mí». No es razonable exigir conductas heroicas a quien sólo arriesgaría vanamente su carrera.

Así, han crecido los casos en que se pretenden cobrar multas cuando no hay infracciones, o tributos cuando no existe el hecho gravado. En el aspecto infraccional, no es raro encontrar un encuadre del hecho como lesivo de una supuesta prohibición para impedir la liberación de la mercadería bajo garantía, lo que significa la pérdida de ella por obsolescencia al cabo de los cinco o más años de duración del litigio o, también, la instrucción de sumarios millonarios por declaración inexacta aduanera para perseguir hechos que nada tienen que ver con esa infracción.

Así, en el caso de la ausencia o demora en el ingreso de divisas por exportaciones, además de no existir ilícito aduanero, la dilación muchas veces no existe porque el dato proviene de informes defectuosos del banco interviniente, pero la Aduana no cumple el precepto de no instruir sumario sin asegurarse previamente de la verosimilitud de la denuncia. Si al administrado se le vence el plazo perentorio para oponerse puede convertirse injustamente en deudor de sumas millonarias.

Hay también aplicación retroactiva de tributos; observaciones a la posición arancelaria usada; incrementos de base imponible por cuestionamientos a los valores declarados sobre la base de operaciones consideradas sospechosas, y novedosos casos que, pese a operar en los límites del ingenio experimental, suelen ser potenciados con sumarios por declaración inexacta que incrementan desproporcionadamente el riesgo económico del imputado. Ellos se reclaman por las operaciones realizadas en los cinco años no alcanzados por la prescripción, lo que suele angustiar a los pretendidos deudores que, en la exposición de sus estados contables, deben registrar importantes pasivos contingentes que perjudican el crédito de sus empresas.

La presión por el cobro, aun ante la natural defensa intentada por el administrado (incluso en estrados judiciales), no trepida en procurar vencer las resistencias del «deudor» mediante condicionamientos tales como no habilitarle puertos o instalaciones para la operatoria de la empresa; no otorgarle DJAI sin las que es imposible importar lo necesario para sus necesidades industriales o comerciales; no concederle ROE sin los que es imposible exportar productos agrícolas; dilatar la devolución del IVA; no conceder los reintegros por exportación, etcétera. Por el contrario, accediendo al requerimiento, se puede esperar obtener lo antes negado.

Esta pesada discrecionalidad, nace al amparo de un paciente entretejido de normas que, pretextando reglamentación, encubre una vergonzosa usurpación legislativa. Pese al exceso de poder en que incurren las reglamentaciones de algunos entes autárquicos (principalmente Oncca y AFIP), quienes las dictan consiguieron internalizar en la mente de los funcionarios (y hasta de algunos jueces), que esas reglas por las que ellos mismos se autorizan a legislar y restringir los derechos que la ley otorga a los particulares, son legítimas. Así, la libertad de importar o exportar pasó a estar prohibida si no se cuenta con el permiso previo de la autoridad que discrecionalmente otorga el ROE o la DJAI. Se creó un sistema que derivó en dependencia y consecuente sumisión. Todo ello con desconocimiento de la ley y, en algunos casos, de la buena fe.

La ley 21.453, de exportación de productos agrícolas, sólo exige el registro de las ventas realizadas al exterior, dándole fecha cierta a fin de que el exportador pueda estar a resguardo de cambios de arancel o de precios oficiales que alteren su ecuación entre la venta y el posterior embarque del producto. Como contrapartida, no puede dejar de embarcar lo comprometido y, de esa manera, el Estado sabe las divisas que van a ingresar por esas ventas.

Dos casos testigo

En esa bilateralidad de obligaciones (respeto del tratamiento aduanero y obligación de exportación) no se prevé que el Estado deba «autorizar» la exportación. Sin embargo por vía de reglamentación, la resolución de la Oncca 543/08 consagró la autorización previa, convirtiendo en prohibido lo que la ley no prohíbe, pese a la reserva legal en materia aduanera (art. 75 incisos 1 y 13 CN).

A partir de esa resolución en -que la Oncca se autorizó a sí misma a reglamentarla- se dictaron muchas otras que formaron una compleja red de normas que forma un sistema institucionalizado, basado en ese error jurídico que instaló como normal lo que no lo es.

Otro tanto sucedió con las importaciones. La ley de fondo sólo requiere que se solicite previamente la importación o exportación, declarando las características y cualidades de la mercadería a los fines de determinar qué tratamiento aduanero posee (si está prohibida, sujeta a arancel, etc.) para controlar el cumplimiento de la ley. Pero por vía «reglamentaria», las resoluciones de la AFIP 3252 y 3255 introdujeron la obligación de pedir permiso previo: si no se logra, la solicitud aduanera determinada por la ley no puede ser admitida. Se instauró así, por resolución de un ente autárquico, la prohibición de importar, salvo que la autoridad lo permitiera. Se violó así el principio según el cual si la ley establece ciertos recaudos para ejercer un derecho, el Poder Ejecutivo no puede crear uno nuevo, a modo de un presupuesto más, no requerido por ella, que vaya en desmedro de los derechos individuales (CSJN, Fallos 297:500).

Estas reglamentaciones se han usado, además, supeditando supuestos beneficios a la existencia de determinadas situaciones o el cumplimiento de ciertas conductas que, de no existir o cumplirse, no se otorgan. Así, el plazo entre la fecha de registro del ROE y el embarque, que era de un año, se limitó a tan sólo 45 días (resolución 543/08), lo que dificulta o hace imposible la culminación del ciclo agrícola entre siembra y posterior cosecha y embarque. Más tarde se estableció que el exportador puede «optar» por adelantar el pago de los derechos de exportación para gozar de 180 días (resolución 2846/08). A la queja por el cobro previo, se responde que se trata de una condición «libremente escogida». Estos regímenes «optativos» se replicaron en el caso del Régimen de Operadores de Granos (RG 2300), generando situaciones en las que ningún operador dejó de acogerse por la desventaja competitiva que implica quedar fuera de las ventajas que usufructúa el resto, lo que justifica a la autoridad a quitar el «beneficio» otorgado si no se cumplen determinados requisitos que la ley no exige.

Esta práctica, denominada de las «condiciones inconstitucionales», fue condenada por la Corte Suprema norteamericana, pero el tema no llegó aún a nuestros tribunales.

Estas herramientas alientan la discriminación. Se puede favorecer o perjudicar a quien más convenga. Sistemas de condicionamientos parecidos se reiteraron en los regímenes de exportación de biocombustibles, de operadores de soja, de operadores de granos, etc.

En el último tiempo se llegó a instruir a las aduanas locales para que denegaran determinadas importaciones o exportaciones si antes no se constituía una garantía «en efectivo» equivalente al valor de la mercadería. Este apremio, reiterado en cada operación, no puede resistirse mucho tiempo. Poco se tarda en dejar de operar. No se dicta acto alguno que brinde explicación de la medida. En el intercambio verbal se aducen «inconsistencias» o falta de alineamiento con las políticas del Gobierno.

El administrado que pretenda desafiar algunas de esas prácticas a través de acciones judiciales se encontrará con que el Ejecutivo, con la colaboración del Congreso (ley 26.854), ha mermado sus posibilidades de obtener una medida cautelar que le permita subsistir durante el largo tiempo que debe resistir hasta la sentencia definitiva. No cabe descartar que deba hacerse frente a represalias, que pueden consistir en el agravamiento de medidas como las ya comentadas o, directamente, en sacarlo del mercado. Bastará para ello que la AFIP apriete un botón que «inactive» su CUIT. Sin la CUIT no se puede comprar, vender, transportar, importar, exportar, cobrar, pagar, emitir remitos ni recibos… Es asimilable en sus efectos a la pena de clausura, que nuestra Corte declaró inconstitucional por violar la prohibición de los artículos 18 y 109 de la Constitución Nacional (CSJN, Fallos 284:150 «Dumit» y 321:1043, «Lapiduz»).

Esta medida implica, por sus efectos, sumir al administrado en una «muerte civil», con consecuencias gravosas de carácter irreparable. La inactivación de la CUIT de la manera indicada constituye una sanción de inhabilitación por quien no es juez, privándolo de la libertad de operar comercialmente, sin darle oportunidad de ejercer el derecho de defensa y violando el principio de inocencia.

El funcionario público que actúa de esa manera desaprensiva respecto de quienes están bajo su esfera abusa de su poder, siendo no sólo pasible de responsabilidad penal, sino también de responsabilidad personal desde el punto de vista civil. Semejante ahogo de la iniciativa privada menoscaba al ciudadano como persona revitalizando en nuestra conciencia el sentido profundo del triple grito sagrado de nuestro himno.

acciones vividas a diario.

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Un panorama de cómo se opera en la actualidad

«Recaudar, recaudar, recaudar».

Tal es la consigna instalada por las autoridades fiscales especialmente en el ámbito aduanero.

«Vale todo».

Se multiplican los casos donde se pretenden cobrar multas cuando no hay infracción o tributos cuando no existe el hecho gravado.

Incumplimiento.

La Aduana no cumple el precepto de no instruir sumario sin asegurarse previamente de la verosimilitud de la denuncia.

Discrecionalidad.

Abunda también la aplicación retroactiva de tributos; observaciones a la posición arancelaria usada, e incrementos de base imponible por cuestionamientos a los valores declarados potenciados con sumarios por declaración inexacta que incrementan desproporcionadamente el riesgo económico del imputado.

Condiciones.

La presión por el cobro llega al extremo de condicionar la habilitación de puertos, el otorgamiento de DJAI para importar y de ROE para exportar a menos que se cumpla con lo exigido.

Sana Crítica

No se vea en estas breves reflexiones otra cosa que una sana crítica, basada en hechos objetivos e inspirada en un deber hacia mi querido país.

No permitamos más la renuncia a las libertades del argentino medio que se somete, sin saberlo, a una lenta agonía sin futuro de realización personal. Frente al primitivo panegírico de la fuerza desnuda (con desafíos, improperios y guantes de box de por medio), debe insistirse, cuantas veces sea necesario, que en una sociedad realmente ordenada, cada uno de sus integrantes debe poder cumplir sus proyectos personales sin interferencias en la libertad de sus decisiones, para lo cual es necesario el presupuesto conceptual de que los valores de la «buena fe» y de la «justicia» son fundantes y superiores al valor de la «utilidad» instrumentada en una exacción fiscal salvaje con cargo al patrimonio de los gobernados. Esto es necesario para posicionarnos nuevamente en el escenario de la historia de la civilización.

Fuente: La Nación, 05/03/14.

Ricardo Echegaray: Dictador de la AFIP

Ricardo Echegaray: Dictador de la AFIP

Más información, menos conocimiento

marzo 4, 2014

Más información, menos conocimiento

Por Mario Vargas Llosa.

Nicholas Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de Harvard, y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y no sólo dedicó buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a navegar mañana y tarde por la Red, sino que, además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas tecnologías de la comunicación sobre las que ha escrito extensamente en prestigiosas publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.

Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector y, casi casi, un lector. Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro y, sobre todo, si aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Así lo cuenta: «Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo».

Preocupado, tomó una decisión radical. A finales de 2007, él y su esposa abandonaron sus ultramodernas instalaciones de Boston y se fueron a vivir a una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil e Internet llegaba tarde, mal y nunca. Allí, a lo largo de dos años, escribió el polémico libro que lo ha hecho famoso. Se titula en inglés The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains y, en español: Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Lo acabo de leer, de un tirón, y he quedado fascinado, asustado y entristecido.

Carr no es un renegado de la informática, no se ha vuelto un ludita contemporáneo que quisiera acabar con todas las computadoras, ni mucho menos. En su libro reconoce la extraordinaria aportación que servicios como el de Google , Twitter , Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.

Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una trasformación tan grande en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano como lo fue el descubrimiento de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV, que generalizó la lectura de libros, hasta entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas. El libro de Carr es una reivindicación de las teorías del ahora olvidado Marshall MacLuhan, a quien nadie hizo mucho caso cuando, hace más de medio siglo, aseguró que los medios no son nunca meros vehículos de un contenido, que ejercen una solapada influencia sobre éste, y que, a largo plazo, modifican nuestra manera de pensar y de actuar. MacLuhan se refería sobre todo a la televisión, pero la argumentación del libro de Carr, y los abundantes experimentos y testimonios que cita en su apoyo, indican que semejante tesis alcanza una extraordinaria actualidad relacionada con el mundo de Internet.

Los defensores recalcitrantes del software alegan que se trata de una herramienta y que está al servicio de quien la usa y, desde luego, hay abundantes experimentos que parecen corroborarlo, siempre y cuando estas pruebas se efectúen en el campo de acción en el que los beneficios de aquella tecnología son indiscutibles: ¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que, ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el mouse , un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un ordenador, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.

No es verdad que Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora poética decir que la «inteligencia artificial» que está a su servicio soborna y sensualiza a nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, sus esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado «la mejor y más grande biblioteca del mundo»? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?

No es extraño, por eso, que algunos fanáticos de la Web, como el profesor Joe O’Shea, filósofo de la Universidad de Florida, afirme: «Sentarse y leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido. No es un buen uso de mi tiempo, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez a través de la Web. Cuando uno se vuelve un cazador experimentado en Internet, los libros son superfluos». Lo atroz de esta frase no es la afirmación final, sino que el filósofo de marras crea que uno lee libros sólo para «informarse». Es uno de los estragos que puede causar la adicción frenética a la pantallita. De ahí, la patética confesión de la doctora Katherine Hayles, profesora de Literatura de la Universidad de Duke: «Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean libros enteros».

Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer Guerra y paz o el Quijote . Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la Red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran literatura. Pero no creo que sea sólo la literatura a la que Internet vuelve superflua: toda obra de creación gratuita, no subordinada a la utilización pragmática, queda fuera del tipo de conocimiento y cultura que propicia la Web. Sin duda que ésta almacenará con facilidad a Proust, Homero, Popper y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores. ¿Para qué tomarse el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?

La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio cada día surgen nuevas posibilidades, logros, y lo imposible retrocede velozmente. ¿Debemos alegrarnos? Si el género de cultura que está reemplazando a la antigua nos parece un progreso, sin duda sí. Pero debemos inquietarnos si ese progreso significa aquello que un erudito estudioso de los efectos de Internet en nuestro cerebro y en nuestras costumbres, Van Nimwegen, dedujo luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce «la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos». En otras palabras: cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.

Tal vez haya exageraciones en el libro de Nicholas Carr, como ocurre siempre con los argumentos que defienden tesis controvertidas. Yo carezco de los conocimientos neurológicos y de informática para juzgar hasta qué punto son confiables las pruebas y experimentos científicos que describe en su libro. Pero éste me da la impresión de ser riguroso y sensato, un llamado de atención que -para qué engañarnos- no será escuchado. Lo que significa, si él tiene razón, que la robotización de una humanidad organizada en función de la «inteligencia artificial» es imparable. A menos, claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos mejor.
Fuente: La Nación, 06/08/11.
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Nicholas Carr


Portada del libro

Un mundo distraído. Nicholas Carr autor de Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

MADRID.- La tercera parte de la población mundial ya es ‘internauta’. La revolución digital crece veloz. Uno de sus grandes pensadores, Nicholas Carr, da claves de su existencia en el libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? El experto advierte de que se “está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma”, según ‘El País’.

El correo electrónico parpadea con un mensaje inquietante: “Twitter te echa de menos. ¿No tienes curiosidad por saber las muchas cosas que te estás perdiendo? ¡Vuelve!”. Ocurre cuando uno deja de entrar asiduamente en la red social: es una anomalía, no cumplir con la norma no escrita de ser un voraz consumidor de twitters hace saltar las alarmas de la empresa, que en su intento por parecer más y más humana, como la mayoría de las herramientas que pueblan nuestra vida digital, nos habla con una cercanía y una calidez que solo puede o enamorarte o indignarte.

Nicholas Carr se ríe al escuchar la preocupación de la periodista ante la llegada de este mensaje a su buzón de correo. “Yo no he parado de recibirlos desde el día que suspendí mis cuentas en Facebook y Twitter. No me salí de estas redes sociales porque no me interesen.

Al contrario, creo que son muy prácticas, incluso fascinantes, pero precisamente porque su esencia son los micromensajes lanzados sin pausa, su capacidad de distracción es enorme”. Y esa distracción constante a la que nos somete nuestra existencia digital, y que según Carr es inherente a las nuevas tecnologías, es sobre la que este autor que fue director del Harvard Business Review y que escribe sobre tecnología desde hace casi dos décadas nos alerta en su tercer libro, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus).

Cuando Carr (1959) se percató, hace unos años, de que su capacidad de concentración había disminuido, de que leer artículos largos y libros se había convertido en una ardua tarea precisamente para alguien licenciado en Literatura que se había dejado mecer toda su vida por ella, comenzó a preguntarse si la causa no sería precisamente su entrega diaria a las multitareas digitales: pasar muchas horas frente a la computadora, saltando sin cesar de uno a otro programa, de una página de Internet a otra, mientras hablamos por Skype, contestamos a un correo electrónico y ponemos un link en Facebook.

Su búsqueda de respuestas le llevó a escribir Superficiales… (antes publicó los polémicos El gran interruptorEl mundo en red, de Edison a Google y Las tecnologías de la información. ¿Son realmente una ventaja competitiva?), “una oda al tipo de pensamiento que encarna el libro y una llamada de atención respecto a lo que está en juego: el pensamiento lineal, profundo, que incita al pensamiento creativo y que no necesariamente tiene un fin utilitario. La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan”.

Apoyándose en múltiples estudios científicos que avalan su teoría y remontándose a la célebre frase de Marshall McLuhan “el medio es el mensaje”, Carr ahonda en cómo las tecnologías han ido transformando las formas de pensamiento de la sociedad: la creación de la cartografía, del reloj y la más definitiva, la imprenta. Ahora, más de quinientos años después, le ha llegado el turno al efecto Internet.

Pero no hay que equivocarse: Carr no defiende el conservadurismo cultural. Él mismo es un usuario compulsivo de la web y prueba de ello es que no puede evitar despertar a su ordenador durante una breve pausa en la entrevista. Descubierto in fraganti por la periodista, esboza una tímida sonrisa, “¡lo confieso, me has cazado!”. Su oficina está en su residencia, una casa sobre las Montañas Rocosas, en las afueras de Boulder (Colorado), rodeada de pinares y silencio, con ciervos que atraviesan las sinuosas carreteras y la portentosa naturaleza estadounidense como principal acompañante.

PREGUNTA. Su libro ha levantado críticas entre periodistas como Nick Bilton, responsable del blog de tecnología Bits de The New York Times, quien defiende que es mucho más natural para el ser humano diversificar la atención que concentrarla en una sola cosa.

RESPUESTA. Más primitivo o más natural no significa mejor. Leer libros probablemente sea menos natural, pero ¿por qué va a ser peor? Hemos tenido que entrenarnos para conseguirlo, pero a cambio alcanzamos una valiosa capacidad de utilización de nuestra mente que no existía cuando teníamos que estar constantemente alerta ante el exterior muchos siglos atrás. Quizás no debamos volver a ese estado primitivo si eso nos hace perder formas de pensamiento más profundo.

P. Internet invita a moverse constantemente entre contenidos, pero precisamente por eso ofrece una cantidad de información inmensa. Hace apenas dos décadas hubiera sido impensable.

R. Es cierto y eso es muy valioso, pero Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa. Lo que yo defiendo en mi libro es que las diferentes formas de tecnología incentivan diferentes formas de pensamiento y por diferentes razones Internet alienta la multitarea y fomenta muy poco la concentración. Cuando abres un libro te aíslas de todo porque no hay nada más que sus páginas. Cuando enciendes el ordenador te llegan mensajes por todas partes, es una máquina de interrupciones constantes.

P. ¿Pero, en última instancia, cómo utilizamos la web no es una elección personal?

R. Lo es y no lo es. Tú puedes elegir tus tiempos y formas de uso, pero la tecnología te incita a comportarte de una determinada manera. Si en tu trabajo tus colegas te envían treinta e-mails al día y tú decides no mirar el correo, tu carrera sufrirá. La tecnología, como ocurrió con el reloj o la cartografía, no es neutral, cambia las normas sociales e influye en nuestras elecciones.

P. En su libro habla de lo que perdemos y aunque mencione lo que ganamos apenas toca el tema de las redes sociales y cómo gracias a ellas tenemos una herramienta valiosísima para compartir información.

R. Es verdad, la capacidad de compartir se ha multiplicado aunque antes también lo hacíamos. Lo que ocurre con Internet es que la escala, a todos los niveles, se dispara. Y sin duda hay cosas muy positivas. La Red nos permite mostrar nuestras creaciones, compartir nuestros pensamientos, estar en contacto con los amigos y hasta nos ofrece oportunidades laborales. No hay que olvidar que la única razón por la que Internet y las nuevas tecnologías están teniendo tanto efecto en nuestra forma de pensar es porque son útiles, entretenidas y divertidas. Si no lo fueran no nos sentiríamos tan atraídos por ellas y no tendrían efecto sobre nuestra forma de pensar. En el fondo, nadie nos obliga a utilizarlas.

P. Sin embargo, a través de su libro usted parece sugerir que las nuevas tecnologías merman nuestra libertad como individuos…

R. La esencia de la libertad es poder escoger a qué quieres dedicarle tu atención. La tecnología está determinando esas elecciones y por lo tanto está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma. Google es una base de datos inmensa en la que voluntariamente introducimos información sobre nosotros y a cambio recibimos información cada vez más personalizada y adaptada a nuestros gustos y necesidades. Eso tiene ventajas para el consumidor. Pero todos los pasos que damos online se convierten en información para empresas y Gobiernos. Y la gran pregunta a la que tendremos que contestar en la próxima década es qué valor le damos a la privacidad y cuánta estamos dispuestos a ceder a cambio de comodidad y beneficios comerciales. Mi sensación es que a la gente le importa poco su privacidad, al menos esa parece ser la tendencia, y si continúa siendo así la gente asumirá y aceptará que siempre están siendo observados y dejándose empujar más y más aún hacia la sociedad de consumo en detrimento de beneficios menos mensurables que van unidos a la privacidad.

P. Entonces… ¿nos dirigimos hacia una sociedad tipo Gran Hermano?

R. Creo que nos encaminamos hacia una sociedad más parecida a lo que anticipó Huxley en Un mundo feliz que a lo que describió Orwell en 1984. Renunciaremos a nuestra privacidad y por tanto reduciremos nuestra libertad voluntaria y alegremente, con el fin de disfrutar plenamente de los placeres de la sociedad de consumo. No obstante, creo que la tensión entre la libertad que nos ofrece Internet y su utilización como herramienta de control nunca se va a resolver. Podemos hablar con libertad total, organizarnos, trabajar de forma colectiva, incluso crear grupos como Anonymous pero, al mismo tiempo, Gobiernos y corporaciones ganan más control sobre nosotros al seguir todos nuestros pasos online y al intentar influir en nuestras decisiones.

P. Wikipedia es un buen ejemplo de colaboración a gran escala impensable antes de Internet. Acaba de cumplir diez años…

R. Wikipedia encierra una contradicción muy clara que reproduce esa tensión inherente a Internet. Comenzó siendo una web completamente abierta pero con el tiempo, para ganar calidad, ha tenido que cerrarse un poco, se han creado jerarquías y formas de control. De ahí que una de sus lecciones sea que la libertad total no funciona demasiado bien. Aparte, no hay duda de su utilidad y creo que ha ganado en calidad y fiabilidad en los últimos años.

P. ¿Y qué opina de proyectos como Google Books? En su libro no parece muy optimista al respecto…

R. Las ventajas de disponer de todos los libros online son innegables. Pero mi preocupación es cómo la tecnología nos incita a leer esos libros. Es diferente el acceso que la forma de uso. Google piensa en función de snippets, pequeños fragmentos de información. No le interesa que permanezcamos horas en la misma página porque pierde toda esa información que le damos sobre nosotros cuando navegamos. Cuando vas a Google Books aparecen iconos y links sobre los que pinchar, el libro deja de serlo para convertirse en otra web. Creo que es ingenuo pensar que los libros no van a cambiar en sus versiones digitales. Ya lo estamos viendo con la aparición de vídeos y otros tipos de media en las propias páginas de Google Books. Y eso ejercerá presión también sobre los escritores. Ya les ocurre a los periodistas con los titulares de las informaciones, sus noticias tienen que ser buscables, atractivas. Internet ha influido en su forma de titular y también podría cambiar la forma de escribir de los escritores. Yo creo que aún no somos conscientes de todos los cambios que van a ocurrir cuando realmente el libro electrónico sustituya al libro.

P. ¿Cuánto falta para eso?

R. Creo que tardará entre cinco y diez años.

P. Pero aparatos como el Kindle permiten leer muy a gusto y sin distracciones…

R. Es cierto, pero sabemos que en el mundo de las nuevas tecnologías los fabricantes compiten entre ellos y siempre aspiran a ofrecer más que el otro, así que no creo que tarden mucho en hacerlos más y más sofisticados, y por tanto con mayores distracciones.

P. El economista Max Otte afirma que pese a la cantidad de información disponible, estamos más desinformados que nunca y eso está contribuyendo a acercarnos a una forma de neofeudalismo que está destruyendo las clases medias. ¿Está de acuerdo?

R. Hasta cierto punto, sí. Cuando observas cómo el mundo del software ha afectado a la creación de empleo y a la distribución de la riqueza, sin duda las clases medias están sufriendo y la concentración de la riqueza en pocas manos se está acentuando. Es un tema que toqué en mi libro El gran interruptor. El crecimiento que experimentó la clase media tras la II Guerra Mundial se está revirtiendo claramente.

P. Internet también ha creado un nuevo fenómeno, el de las microcelebridades. Todos podemos hacer publicidad de nosotros mismos y hay quien lo persigue con ahínco. ¿Qué le parece esa nueva obsesión por el yoinstigado por las nuevas tecnologías?

R. Siempre nos hemos preocupado de la mirada del otro, pero cuando te conviertes en una creación mediática -porque lo que construimos a través de nuestra persona pública es un personaje-, cada vez pensamos más como actores que interpretan un papel frente a una audiencia y encapsulamos emociones en pequeños mensajes. ¿Estamos perdiendo por ello riqueza emocional e intelectual? No lo sé. Me da miedo que poco a poco nos vayamos haciendo más y más uniformes y perdamos rasgos distintivos de nuestras personalidades.

P. ¿Hay alguna receta para salvarnos’?

R. Mi interés como escritor es describir un fenómeno complejo, no hacer libros de autoayuda. En mi opinión, nos estamos dirigiendo hacia un ideal muy utilitario, donde lo importante es lo eficiente que uno es procesando información y donde deja de apreciarse el pensamiento contemplativo, abierto, que no necesariamente tiene un fin práctico y que, sin embargo, estimula la creatividad. La ciencia habla claro en ese sentido: la habilidad de concentrarse en una sola cosa es clave en la memoria a largo plazo, en el pensamiento crítico y conceptual, y en muchas formas de creatividad. Incluso las emociones y la empatía precisan de tiempo para ser procesadas. Si no invertimos ese tiempo, nos deshumanizamos cada vez más. Yo simplemente me limito a alertar sobre la dirección que estamos tomando y sobre lo que estamos sacrificando al sumergirnos en el mundo digital. Un primer paso para escapar es ser conscientes de ello. Como individuos, quizás aún estemos a tiempo, pero como sociedad creo que no hay marcha atrás.
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estilo de vida internet

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La responsabilidad en nuestras finanzas personales

marzo 1, 2014

La responsabilidad en nuestras finanzas personales
Por Joan Lanzagorta

A lo largo de los años me he dado cuenta de que gran parte de los problemas financieros de muchos de nosotros nace por actuar de manera irresponsable con respecto a nuestro dinero.

He tenido muchos ejemplos, como el caso de las personas que invierten sin saber en qué se están metiendo, lo cual es uno de los errores más graves que se pueden cometer. O bien, también, tomar créditos -sin entenderlos y conocerlos a fondo- por el simple hecho de que se los ofrecieron.

A todos nos cuesta mucho trabajo ganar nuestro dinero y es trágico ver cómo las personas lo pierden por tomar decisiones a la ligera, sin conocimiento de causa, lo cual resulta ser un gran error. Por lo anterior, siempre me ha gustado transmitir una cultura financiera en este espacio: para ayudar a las personas a tomar mejores decisiones financieras.

Resulta muy triste ver cómo abundan en México personas de clase media que tienen varias tarjetas de crédito y que han dejado que su deuda crezca de manera exponencial, al grado de que ya no pueden pagarla. Esto también es un claro indicativo de una grave falta de responsabilidad financiera.

Protección Financiera

Protección Financiera

Y ¿qué me dice de las personas que no han sabido proteger su patrimonio? Aquéllas que perdieron su patrimonio en el terremoto de 1985 o en otros desastres naturales (como huracanes o grandes inundaciones), por no haber comprado un seguro para su vivienda (que dicho sea de paso, actualmente es un producto bastante económico). O aquéllas que han dejado a su familia en la calle, ya que siendo su sostén económico, fallecieron sin haberlos protegido con un seguro de vida.

Una vez a un amigo cercano le robaron su coche, y varios aparatos electrónicos que estaban dentro de él, prácticamente a la entrada de su casa.

Dos ladrones se le acercaron con pistolas cuando se estaba bajando del vehículo tras haberlo estacionado. El automóvil era de modelo muy reciente y lo había pagado de contado. Me quedé frío cuando me dijo que no lo tenía asegurado. Un coche casi nuevo (menos de dos años), en la ciudad de México. ¿A quién se le ocurre? Otra muestra de una grave irresponsabilidad financiera.

Lo peor de todo es que una semana después se metieron a su casa — él piensa que fueron los mismos ladrones—; tampoco la tenía asegurada.

Con estos sucesos perdió buena parte de su patrimonio simplemente por no haberse tomado la molestia de protegerlo. Y tuvo que asumir las consecuencias.

Ser responsable de nuestro dinero significa también ser responsable con nuestra vida. Con nuestra familia, con las personas con las que convivimos.

Es ser congruentes con nuestros valores y con lo que realmente queremos lograr. Es tomar acción, porque nadie más lo hará por nosotros.

Todos podemos entender que la libertad nunca viene sola. El poder de decisión es un factor que siempre acarrea consigo una gran responsabilidad.

Debemos que tener cuidado para poder tomar las decisiones correctas; y eso implica necesariamente hacerlo en lo que respecta a nuestras finanzas personales.

Así que no dejemos —nunca— que otros tomen decisiones por nosotros. Claro, nos podemos asesorar porque hay personas que saben más que nosotros, pero eso no significa que debemos aceptar consejos a ciegas o depender en gran medida de alguien. Siempre tenemos que comprender lo que estamos haciendo, porque la decisión final, a pesar de lo que nos puedan decir asesores, agentes de seguros o consejos de amigos desinformados, la tenemos nosotros.

Ser responsable de nuestras propias decisiones es sin duda un principio de vida que es fundamental. Lo mismo sucede con nuestro dinero.

Fuente: ElEconomista.com.mx, 26/02/14.

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