Fuente: bbc.com
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julio 4, 2017
Por Federico Fernández.
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La Nación publica hoy una nota sobre la “odisea” que puede resultar comprar ropa para personas que necesitan talles grandes.
Cuentan el caso de una modelo plus size, Brenda Mato, que en febrero pasado salió a comprar ropa a su shopping habitual y no pudo encontrar ninguna prenda que le quedara bien. El resultado, como protesta, se sacó una foto con lo que pudo conseguir en el shopping ese día. Se sacó una foto con nada.
En la misma nota, MoniqueThiteuxAltschul, directora de la asociación Mujeres en Igualdad (MEI), explica el devastador impacto que tiene la falta de talles para chicos adolescentes:
«Salen a comprar ropa porque tienen una fiesta, por ejemplo, y a muchos les puede ocurrir dos cosas: no consiguen nada que les ‘entre’ y regresan a sus casas deprimidos, discriminados; o se compran un talle que les queda chico y dejan de comer por varios días con la ilusión de adaptar sus cuerpos a la prenda».
Tanto ThiteuxAltschul como Mato militan en favor de una “Ley Nacional de Talles”. Y, por su parte, la diputada Victoria Donda ha presentado un proyecto en el Congreso Nacional para que se apruebe tal iniciativa.
Pero la verdad que todo esto, salvo el Instagram de Brenda, es todo muy siglo XIX.
Parece que las chicas no están informadas que este problema ya ha sido resuelto por la sociedad civil a través de las herramientas de mercado.
Por supuesto me van a decir, “¿pero cómo, si voy al shopping y no hay nada que me entre?”.
Bueno, eso pasa porque la Argentina es un país adonde la “industria nacional” está ultra protegida. Justamente, el mercado, en Argentina, no funciona nada bien.
Dejar pasar
La solución óptima para el problema de la falta de talles es la de abrir la importación y permitir la competencia en el sector textil.
Pensemos por un instante.
Hay muchos motivos por los cuales una marca de ropa produzca sólo un talle, o pocos tales. Puede ser por un tema de escala del negocio hasta por el posicionamiento que le quieren dar a la marca. Sea cual sea, están en todo su derecho de producir cómo y lo qué les de la gana.
Ahora bien, de la misma manera que los productores pueden hacer sus cosas cómo más les guste, nosotros, los consumidores, deberíamos tener la mayor libertad posible de elección.
El gran problema de Argentina es que en el sector textil, como en muchos otros, el productor no está al servicio del consumidor. Hay tantas regulaciones, tantos aranceles, tantas trabas que el productor termina “cazando en el zoológico”. En lugar de obtener ganancias siendo eficiente y dejando contento a su comprador, lo puede hacer cobrando precios exorbitantes y ofreciendo productos medio pelo.
Que la ropa en Argentina sea más cara que en Chile, Estados Unidos o Alemania y que no se puedan conseguir talles variados tienen la misma causa: la falta de competencia.
Pero hay una excelente noticia: el mercado ya solucionó este problema. Sólo basta con recorrer las webs de Macy’s o Amazon para inmediatamente darse cuenta de dos cosas. La primera, los precios de casi todo son muchísimo más baratos. La segunda, ambas compañías tienen líneas “Plus Size” (talles grandes) con toda la ropa que se pueda ocurrir. A propósito, también tienen líneas de ropa “petite” para mujeres chiquititas.
A su vez, creo que todos estamos de acuerdo con que el raquitismo de la industria textil argentina no sólo tiene que ver con los talles. La oferta de ropa en el país es más bien escasa. Pocas prendas y mínimas opciones son la norma. En Macy’s la cosa es exactamente al revés. A veces comprar es “difícil” porque hay tantas variantes que lleva un tiempo encontrar algo en medio de tanta abundancia.
Y por si fuera poco, los talles regulares en los Estados Unidos son mucho más grandes que los de Argentina. Por tanto, si sos “L” en Argentina, allá es muy probable que te entre un “M” o incluso un “S”.
Esto se debe a que, por un lado, en los EUA la gente es de una contextura más grande y, por el otro, al “vanitysizing” por el cual muchas marcas etiquetan en un talle más pequeño del que en realidad es.
Es increíble darse cuenta que precios bajos, oferta exorbitante, colecciones plus size y talles que te levantan un poquito la autoestima se deben exclusivamente a empresarios que tratan de servir a sus clientes en un ambiente competitivo.
¿Necesitamos entonces una ley de talles de Victoria Donda? Para nada. No se trata de legislar, sino de comerciar. Dame apertura total de las importaciones y del comercio electrónico. Con eso, la falta de talles grandes se soluciona con un click en Amazon. Dejemos que pasen los bienes y el problema de los talles grandes se arregla inmediatamente.
—Federico Fernández es Senior Fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria). Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina). Premio a la Libertad 2005, otorgado por la Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Fuente: atlas.org.ar, 03/07/17.
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julio 3, 2017
xx.
Fuente: adveischool.com
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Junio 14, 2017
julio 3, 2017
Se trata de una pequeña población en la bahía de Notre Dame, situada en la provincia de Terranova y Labrador (sureste), que conoció sus mejores momentos gracias a la minería.
Ahora son unas cuantas casas juntas frente a una laguna y nada más.
Hace poco cumplió 214 años de existencia y, en su mayor apogeo, a principios del siglo pasado, 2.000 personas llegaron a vivir allí.
«Suena a poco, pero hay muchas cosas que hacer para tener todo funcionando», señaló a la BBC Don Collins, el alcalde de Tilt Cove.
Collins no miente.
Parte de las funciones administrativas que se hacen en su alcaldía permiten a Tilt Cove contar con servicio de correo, que se realice mantenimiento de carreteras y se recoja la basura regularmente.
«Nos quedaremos cuanto podamos porque todo por lo que he trabajado en mi vida está aquí«, afirma el alcalde.
Las dos hijas de Collins se fueron, pero su esposa Margaret sigue a su lado.
Ella es descendiente de uno de los ingleses que hace más de 200 años llegaron hasta esas zonas entonces ricas en mineral para buscar mejor suerte.
«Yo nací, crecí y crié a mi familia en Tilt Cove», afirma la señora Collins, quien además es funcionaria de la alcaldía.
Sus dos hijas se fueron del pueblo por estudios y ambiciones distintas, y ella lo entiende.
Los mejores días de Tilt Cove están atesorados en un cuarto pequeño.
Es nada menos que el museo del pueblo, con la biblioteca incluida.
Allí está la vajilla de lujo de mitad del siglo pasado que se utilizaba en el comedor de los mineros, decenas de fotografías y retratos que sintetizan los más de dos siglos de vida de Tilt Cove y otros recuerdos.
También un recorte del periódico Newfoundland Colonist de 1892, que tiene el detalle de llamar a Tilt Cove como «la ciudad principal en la bahía de Notre Dame«.
Margaret hace de anfitriona y guía turística para cuanto visitante quiera conocer el lugar.
Y cuando los turistas le preguntan, qué será del futuro de su pueblo, ella admite que es un misterio.
«Nos estamos poniendo viejos«, reconoce, pero no cierra la puerta a que Tilt Cove tenga más futuro que el de sus actuales habitantes.
El oro, el cobre y el zinc pusieron a esta población en el mapa y ahora existen cuatro personas se niegan a que desaparezca de allí.
*Artículo elaborado sobre el video del periodista de la BBC Dan Lytwin. Puedes ver su trabajo aquí (en inglés).
julio 3, 2017
En tiempos de más de una tarjeta de crédito o débito para aprovechar promociones o descuentos, es la solución para andar liviano: almacena información de hasta 30 plásticos.
Es un dispositivo con las mismas dimensiones que una tarjeta de crédito, pero con una pantalla de tinta electrónica desde donde podemos ir eligiendo qué tarjeta deseamos utilizar en cada momento.
Como dispone de un botón para encenderla y apagarla, bloquea su acceso cuando no se la necesita: impide que se hagan clones o copias cuando la pasamos por el scanner de un aeropuerto, por ejemplo.
Tiene un sistema de localización GPS integrado, para conocer siempre su paradero y evitar pérdidas, y una función de borrado remoto, en caso de sufrir un robo.
Al poseer una pantalla acromática, su batería tiene una envidiable autonomía, con 30 días de uso tras cada carga, y sus creadores aseguran que es invulnerable.
Este invento se presentó en la plataforma de financiamiento colectivo Indiegogo y recaudó en pocos días 120 mil dólares. Estará a la venta en Estados Unidos en agosto a un precio cercano a los 158 dólares.
Fuente: clarin.com, 02/07/17.
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julio 3, 2017
Cómo tener un espacio de trabajo ordenadoIndependientemente del lugar de trabajo, el orden siempre será un factor que te permitirá aumentar la productividad y eficacia.
No todos tenemos la costumbre de ser ordenados, o la facilidad para acomodar y clasificar, sin embargo, hay unos cuantos tips básicos que se pueden seguir para lograr un poco de organización en nuestros espacios de trabajo. Si bien es cierto que cada quien tiene su manera de hacer las cosas y que, para algunos, el orden pueda ser algo dispensable, ser organizado también tiene sus beneficios:
En primer lugar, debes pautar un día para arreglar tu espacio de trabajo, una vez decidamos esto solo hace falta “poner manos a la obra”. La mayoría de las veces no sabemos por dónde comenzar, lo cual es normal, ya que, en medio de tantos papeles, carpetas o material que tengamos es difícil decidir. Sin embargo, lo más recomendable es empezar a clasificar, luego, podemos buscar el lugar para cada cosa. Una vez que hayamos conseguido el lugar ideal para cada una de nuestras cosas, debemos mantenerlas así hasta que queramos variar un poco y reacomodar, para ello, una vez finalizada cada jornada laboral, guarda en su lugar cada una de las cosas que utilizaste, sobre todo si se trata de papeles; de esta manera, no acumulamos desorden y se nos hará más fácil conseguir todo. Si trabajas con muchos papeles, comprar carpetas de aros con separadores te ayudará a clasificar los documentos de una manera cómoda, rápida y fácil. También puedes disponer de cajones o compartimientos que te ayuden a separar las cosas de la manera que desees. Otro aspecto clave para mantener el orden es una agenda; planificar el día a día ayuda a ahorrar tiempo y establecer prioridades, por lo tanto, si la prioridad es organizar la oficina, eso será lo que realizarás. Hay muchos tipos de agenda, inclusive, puedes optar por una pizarra de escritorio, es cuestión de probar qué estilo es el que mejor se adecua a tu método de trabajo. |
Fuente: La Cuadra Universitaria
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julio 2, 2017
Por Annabella Quiroga.
Cambios. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, buscará avanzar en un proyecto de reforma tributaria.
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Del 17% de presión tributaria que el país tenía en promedio hace 30 años, este año se cerraría en 32,6% del PBI. Esta escalada no fue consecuencia de una reforma integral, sino de una sucesión de manotazos de ahogado de los gobiernos de turno para buscar fondos en momentos de escasez. Cambios en las alícuotas o en la base imponible fueron las herramientas más usadas. Sobre esto, lo que empezó como un tributo de emergencia, como el impuesto al cheque, terminó consolidándose como una piedra angular de la recaudación. Los gobiernos se las ingeniaron también para que la inflación jugara a favor de la recaudación, al dejar de actualizar los montos mínimos de distintos tributos. Así se formó el laberinto de la presión tributaria que hace que hoy, en productos tan básicos como el pan, el 38% del precio sean impuestos.
Para llegar a este porcentaje, el IARAF contempla toda la cadena comercial, desde los insumos hasta que el producto llega a la bolsa del consumidor final. Esto incluye a los tributos que afectan directamente a las empresas (por ejemplo, el impuesto a las Ganancias), como a sus empleados (componente previsional) o al consumidor final (IVA). También incide el impuesto a los Ingresos Brutos, promediando las distintas alícuotas que existen y los impuestos municipales, entre otros.
En el caso de los alimentos, en un producto como el chocolate, que está gravado con el IVA al 21%, el costo impositivo contenido en el precio final de venta es del 44,10%, lo que supone entre 7 y 8 puntos porcentuales más que en el 2000, por lo que la presión tributaria se incrementó entre 20 y 25%.
Fuera de alimentos, datos del mercado muestran que el caso más relevante es el de los cigarrillos, donde los impuestos constituyen el 88% del precio. También los celulares tienen una alta presión tributaria, del 67%. En autos, la carga es del 54,8%. Y en naftas, del 43%.
Al poner la lupa sobre el sistema tributario argentino, Ingresos Brutos y el impuesto al cheque aparecen como los malos de la película. El tributarista Miguel La Vista, del estudio La Vista Casal, destaca que en “este impuesto está tan mal diseñado que en cada etapa de la producción, distribución, comercialización mayorista y comercialización minorista se paga una y otra vez, sin que esto genere derecho a crédito en la etapa siguiente. Cualquier estimación razonable muestra que Ingresos Brutos impacta entre 11 y 12% en el precio de venta final. Si a esto le agregamos el impuesto al cheque (1,2% en cada etapa), alrededor del 15% se explica sólo por estos dos impuestos”.
Según un relevamiento del estudio Idesa, el impuesto a los Ingresos Brutos representa el 53% de la rentabilidad de un comercio promedio (de entre el 10 y el 15%), mientras que las contribuciones a la seguridad social implican el 29% de la rentabilidad y el impuesto al cheque, el 17%.
“Bajo el actual sistema tributario, solo quienes logran una rentabilidad superior a lo normal estarían en condiciones de cumplir con el pago de todos los impuestos y generar un excedente. Las ferias como la Salada son la demostración más cabal de la necesidad de contar con un Estado moderno, que gaste menos y administre mejor. Esta es la única vía para disminuir la presión impositiva”, sostiene IDESA.
El efecto de esta distorsión sobre los precios es uno de los motivos por los que los argentinos copan Chile para hacer compras. Según La Vista, el costo de la seguridad social en Argentina representa el 50% del salario de bolsillo de un trabajador, frente al 32% en Chile. “Este impacto sobre los costos de contratación indudablemente influye a la hora de la determinación del precio final”, a lo que se suma que los costos de importación de Chile son solo del 6% , en una economía de gran apertura comercial y con poca estructura productiva orientada al consumidor final. Después de haber tocado un pico de 34% en 2014, la presión tributaria consolidada tuvo una leve baja, a partir de los cambios en Ganancias y Bienes Personales. Sin embargo hoy sigue ubicada en el nivel cercanos al promedio de la OCDE, que es del 34,2%, aunque con servicios e infraestructura más cercanos a los de los países en desarrollo. Esto engordó las arcas estatales, pero no fortaleció a las cuentas públicas. En los últimos 15 años, el indicador pasó del 20 al 32% del PBI y, en el mismo período, el saldo fiscal pasó de un superávit primario del 1% a un déficit de 4,2% esperado para este año.
En este contexto, se redoblan las presiones del sector empresario para bajar la presión fiscal, al mismo tiempo que los analistas advierten sobre la suba del gasto público y el peligro de que no se alcance la meta de reducir el déficit al 3,2%, prevista para 2018. Ante las demandas, el Gobierno promete que avanzará con una reforma fiscal pero sin afectar la recaudación.
Aunque la reforma no se discutirá en el recinto hasta después de las elecciones de octubre, en el Congreso ya se abrieron las conversaciones para delinearla, bajo la premisa de que la exorbitante presión tributaria atenta contra la productividad y, a la vez, alienta la evasión. En las reuniones entre los funcionarios del Ministerio de Hacienda y los legisladores, se planteó que el foco de la reforma estará sobre los impuestos distorsivos. Pero esto impacta directamente sobre las cuentas de las provincias, lo que demuestra que será difícil encontrar el aval de los legisladores para hacer cambios que afecten la caja de los gobernadores. Por eso el ministro Nicolás Dujovne apuesta a impulsar un proyecto que incluya medidas de responsabilidad fiscal —el 25% de la presión impositiva lo aportan provincias y municipios— y a pasar gradualmente de mayor impacto sobre el consumo a mayor presión sobre la renta.
“Este Gobierno está limitado en cuanto a posibilidades financieras, pero tomó algunas medidas en favor de las pymes, como la eliminación del pago de Ganancia Mínima Presunta, o el pago a cuenta del impuesto al cheque y la obtención de créditos fiscales para los que invierten en tecnología”, señala La Vista. “No creo que la presión baje significativamente, pero sí podría lograrse una mayor equidad. El dilema se resuelve con crecimiento económico sumado a mayor responsabilidad fiscal”.
Fuente: Clarín, 02/07/17.
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julio 1, 2017
Por Allen Salkin.
Los autos ahora pueden conducirse solos. Los celulares conversan con nosotros. ¿Cuánto falta para que se haga realidad nuestro máximo sueño —ropa que se pueda doblar sola?
Al menos dos compañías prometen llevar al mercado robots capaces de doblar ropa para fines de 2017. Conocidos como Laundroid y FoldiMate, ambos trabajan al analizar cada prenda que se les introduce, descifrando su forma ideal de doblez y ofreciendo una pila de ropa impecablemente doblada lista para guardarse en un cajón.
Laundroid es ligeramente más pequeño que una heladera típica, y los brazos robóticos están en el interior.
El FoldiMate más compacto tiene pinzas colgando por fuera, lo que lo hace lucir como una combinación de tendedero y horno de plástico.
Un prototipo funcional del Laundroid, respaldado por casi 90 millones de dólares en capital de inversión, fue mostrado el mes pasado en Tokio. Se venderá —sólo en Japón, en un inicio— a unos 16 mil dólares a precio minorista. Pero la compañía planea reducir el costo a 2 mil dólares por unidad e iniciar ventas internacionales para el año entrante.
Shin Sakane, inventor de Laundroid, explicó cómo funciona su máquina: “el brazo robótico toma las prendas una por una y entonces inteligencia artificial reconoce si se trata de una camiseta, pantalones o pijamas”.
El mayor reto tanto para Laundroid como para FoldiMate es que la máquina sepa qué está sosteniendo, porque la ropa no tiene forma al estar amontonada.
Con los Laundroids, el concepto es que, por medio de una conexión wifi, el cerebro robótico en red se conectará a un servidor que está aprendiendo cuál es la mejor forma de doblar cada tipo de prenda al tomar datos de los otros Laundroids.
Esta mente colectiva promete poder distinguir entre camisetas y overoles, doblar cada uno según sus necesidades y ordenarlos en pilas distintas.
Lentamente. En el Laundroid de primera generación, el análisis de imagen de cada prenda toma hasta 10 minutos; el doblado sólo uno o dos minutos. Pero eso equivale a casi un día de trabajo completo para una carga completa.
Gal Rozov, coinventor de FoldiMate, dijo que su máquina era más rápida. Requiere que los usuarios sujeten cada prenda con las pinzas en la parte de enfrente, haciendo que sea más sencillo el reconocimiento. La ropa entonces se introduce en la máquina y es doblada.
Usando este proceso, completará una carga “en minutos”.
Vía una campaña de crowdfunding, la compañía de Rozov recibió unos 8 mil depósitos de 85 dólares, cada uno garantizándole al cliente un descuento del 10 por ciento del producto final, que tiene un precio meta de 850 dólares, señaló.
Tanto Rozov como Sakane dijeron que fue inspirados por sus cónyuges.
Fuente: clarin.com, 24/06/17.
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