Estrategias para evadir impuestos

octubre 24, 2015

Las cinco estrategias favoritas de los ricos para evadir impuestos

El tenista Boris Becker declaró a las autoridades que había vivido en Mónaco para reducir su cuenta de impuestos.

La multa de más de US$2.500 millones que tiene que pagar el banco Credit Suisse por ayudar a multimillonarios de los Estados Unidos a evadir impuestos ha dejado al desnudo la compleja trama de abogados, banqueros, contadores y cuentas secretas que aceita el delito fiscal a nivel global.

Empresarios, deportistas, músicos, actores, financistas forman parte de esta élite mundial que elude por todos los medios posibles el cumplimiento de sus obligaciones impositivas.

El impacto económico-social de estas maniobras no es marginal. Se estima que el monto total de la evasión fiscal equivale a cinco veces el tamaño de la economía global y es un factor de peso en la creciente desigualdad mundial.

paraisos fiscalesSegun un informe, las 91.000 personas más ricas del planeta controlan una tercera parte de la riqueza mundial (y dan cuenta de la mitad de los depósitos en paraísos o guaridas fiscales) y unas 8,4 millones de personas –un 0,14% de la población mundial– tiene el 51% de la riqueza.

La evasión fiscal no hace más que profundizar esta brecha.

Estas son las cinco vías favoritas de los multimillonarios para pagar menos y acumular más:

1. Subdeclaración impositiva

El monto a pagar al fisco depende de la declaración impositiva.

El primer paso de toda evasión es subdeclarar las ganancias obtenidas.

Patrick Stevens, director de Política Impositiva del Chartered Institute of Taxation del Reino Unido, organismo que prepara a todos los funcionarios impositivos del país, identifica dos momentos en este primer paso.

«Por un lado la persona declara menos de lo que gana. Por la otra, esconde la diferencia, de manera que la Autoridad Impositiva no pueda rastrearla», señaló a BBC Mundo.

Para hacerlo tienen una red profesional muy aceitada que, según críticos como James Henry, de la Universidad de Columbia, se han convertido en una parte estructural del actual sistema financiero.

«Es una industria interna dedicada a la evasión fiscal y el potenciamiento de la ganancia financiera. Hay acá una contradicción entre el circuito del dinero financiero abocado a la multiplicación y el del fisco, que tiene que recaudar para hacerse cargo del funcionamiento de una nación, desde las autopistas hasta la salud y la educación», indicó a BBC Mundo.

2. Registrar empresas en paraísos fiscales

En su estudio «The price of offshore revisited» (El precio real de las Guaridas Fiscales») James Henry calcula que hay cuando menos unos US$21 millones de millones en estas «guaridas fiscales» (traducción literal del término original en ingles «Tax Haven»), suma aproximadamente semejante al PIB de Estados Unidos y Japón, es decir, de la primera y tercera economías mundiales.

Uno de las guaridas favoritas de este dinero son las Islas Caimán, que tienen 85 mil compañías registradas: más compañías que población.

  En Delaware (USA) hay más empresas registradas que habitantes.

Desde los años 70 el mundo se ha ido poblando de estas guaridas. Con poco más de 300.000 habitantes, las Bahamas tienen 113.000 compañías: una firma cada tres habitantes.

En las Islas Caimán o Bahamas no se hacen muchas preguntas para la creación de una compañía.

«Un millonario en Estados Unidos monta lo que llamamos una compañía fantasma en una guarida fiscal, con la que lleva adelante transacciones usando precios falsos para transferir dinero a estos lugares, donde no paga impuestos», indicó a BBC Mundo Henry.

Estas compañías fantasmas abundan. El mismo Barak Obama suele citar en sus discursos el caso del edificio Ugland en las Islas Caimán, que es sede de 18.000 firmas.

El presidente estadounidense no necesitaba apuntar tan lejos con el dedo. En el noreste de su propio país, el estado de Delaware cuenta con una población de 917.000 personas y 945.000 compañías.

Y el mecanismo se ha convertido en un clásico de la evasión.

El portal de análisis financiero Fútbol Finanzas publicó recientemente una lista de lujo de jugadores que usaron técnicas similares en los últimos 20 años.

Desde el mejor jugador del mundo, Lionel Messi, hasta leyendas del deporte como el brasileño Roberto Carlos, el portugués Luis Figo y el búlgaro Hristo Stoichkov formaban parte de la lista.

3. Testaferros

Una manera de invisibilizar el rastro de la persona en cuestión es nombrar a un testaferro que actúa como presunto propietario del bien o compañía.

«Se puede nombrar a un testaferro por razones legítimas, por ejemplo, para no atraer publicidad sobre la inversión en cuestión en el caso de alguien que está en la mira público. Mientras se informe a las autoridades impositivas no hay evasión. El problema empieza cuando no se informa, porque entonces lo que se está haciendo es pagar impuestos por una masa menor de dinero», señala Stevens.

Recientemente se le ordenó al Credit Suisse pagar una multa multimillonaria por ayudar a evadir impuestos.

No es necesario para este propósito que la compañía y el testaferro operen desde una guarida fiscal. Ambos pueden actuar en el mismo país donde tributa el multimillonario en cuestión.

Una variante de esta situación es el fideicomiso o Trust, un antiguo instrumento legal inglés, en el que el dueño de un bien cede el control de ese bien –sea una empresa, un cuadro o un palacio– a alguien para que lo administre en beneficio de un tercero.

«Los beneficiarios de esta cesión se pueden multiplicar al infinito. Puede ser la esposa, los hijos, tíos, primos, etc. Por las reglas internas impositivas en Estados Unidos, estos fideicomisos pueden enviar del extranjero parte de este dinero sin pagar impuestos», explica Henry.

Esto facilita el movimiento de grandes masas de dinero que con frecuencia atraviesan una compleja red de fideicomisos, firmas fantasmas y testaferros que logran el principal objetivo del evasor: borrar el rastro.

Es equivalente al «nada por aquí, nada por allá» de un mago.

4. Fijar residencia en otro país

Los países con bajos impuestos suelen ser los favoritos de músicos, artistas y deportistas.

En los 70 fue el cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, quien fijó residencia primero en Francia y luego en Estados Unidos para huir de los entonces altos impuestos británicos.

En los años 70, Mick Jagger se mudó primero a Francia y luego a EE.UU. para huir de los altos impuestos en su país natal.

gerard depardieuEn diciembre de 2012, el actor francés Gerard Depardieu renunció a la ciudadanía francesa en protesta por los altos impuestos que proponía el gobierno de Francois Hollande, se mudó a Bélgica y obtuvo un pasaporte ruso, donde hay un impuesto único del 13%.

«Desde ya que una persona puede elegir el país que quiera para vivir. Si decide irse a un país para pagar menos impuestos es su derecho. Lo que es ilegal es decir que vive en un país para pagar menos impuestos cuando en realidad vive en otro con una carga impositiva más alta», señala Stevens.

Es lo que pasó con el tenista alemán Boris Becker.

Becker declaró a las autoridades alemanas que había vivido en Mónaco entre 1991 y 1993 cuando, en realidad, había estado en Munich.

El tenista terminó pagando US$3 millones en deuda impositiva con sus correspondientes intereses.

5. Aprovechar vacíos legales

La red de asesores y especialistas que rodean a los millonarios son expertos en encontrar vacíos legales de los sistemas impositivos.

En muchos casos no se trata de evasión fiscal sino de elusión fiscal, un mecanismo perfectamente legal: todos tenemos derecho a pagar menos impuestos siempre que lo hagamos dentro de la ley.

Las exenciones y deducciones impositivas que ponen en práctica los gobiernos para estimular las economías o la donación a organizaciones caritativas suelen ofrecer excelentes oportunidades.

Este mayo un juez británico dictaminó que el cantante inglés Gary Barlow, cuya riqueza está estimada en unos US$80 millones de dólares, había invertido en 51 sociedades financieras creadas exclusivamente para pagar menos impuestos.

Las organizaciones caritativas suelen ser otro vehículo de evasión.

«En Estados Unidos hay un millón de fundaciones privadas que tienen exenciones impositivas. ¿Alguien sabe qué hacen? Ha habido una explosión de ellos y nadie las audita como corresponde», señala Henry.

El futuro

Los problemas fiscales que tienen todos los países desarrollados y la fragilidad del sistema financiero internacional han colocado a la evasión impositiva en el ojo público, centro de un debate global.

La multa a Credit Suisse ha sido presentado como un gran triunfo del fisco estadounidense y hasta como el fin de la era del secreto bancario suizo, uno de los pilares de todo este sistema.

Según Henry el acuerdo alcanzado es, en realidad, un gran triunfo del banco.

«El Credit Suisse no fue obligado a revelar el nombre de ninguno de los evasores. Con lo cual el secreto bancario quedó en su lugar. Nadie en su actual estructura directiva tiene que renunciar, no han perdido la licencia para operar en Estados Unidos. Si quiere más pruebas de que ganó el banco, fíjese en su valor bursátil: aumentó en un 1,5%. EL negocio sigue intacto. El gran desafío ahora para este banco y el actual sistema financiero internacional es conquistar China y el conjunto de Asia», indicó Herny.

Fuente:


Más información:

Cómo evadir impuestos

Los paraísos fiscales son una bendición

Elusión y evasión impositiva: ¿son sinónimos?

Los Paraísos fiscales, últimos refugios de libertad

 


Cómo pagar menos impuestos:

Planificación Fiscal o Tax Planning

tax planning

 

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Impuestos generales, impuestos específicos

abril 12, 2015

Impuestos generales, impuestos específicos

Por Juan Carlos de Pablo.

tax-planning-08La negativa del Poder Ejecutivo para actualizar por inflación el mínimo no imponible del impuesto a los ingresos, y la escala de quienes lo tributan, además de un paro general generó propuestas. La actualización por inflación; la eliminación total del pago por los ingresos generados por el trabajo personal; que sólo paguen los gerentes y los ejecutivos de las empresas, etcétera. ¿Qué se puede afirmar, desde el punto de vista técnico?

Al respecto conversé con el norteamericano Joseph Aaron Pechman (1918-1989), quien dedicó toda su vida a la elaboración del mejor sistema de impuesto a los ingresos posible.

A esta cuestión dedicó la conferencia presidencial de la Asociación Americana de Economía, que no pudo pronunciar porque falleció de manera súbita. «Tenía gran talento para la crítica despiadada pero que no generaba rencores. Podía decirte en la cara que estabas totalmente equivocado, que estaba en completo desacuerdo, que estabas fuera de la lista de los invitados al almuerzo… y te invitaba a almorzar. Mantuvo relaciones cordiales y afectuosas con Milton Friedman y James Buchanan, a pesar de tener con ellos diferencias fundamentales sobre cuestiones de política económica», afirmó Henry Jacob Aaron en su obituario.

-¿Quién tiene que pagar el impuesto a los ingresos y quién no?

Comencemos por enfatizar lo obvio: los impuestos financian los gastos públicos, por eso nadie quiere aportar y todos quieren recibir. Somos generosos recomendando que aumenten las jubilaciones y el presupuesto universitario, pero cada uno intenta que esos gastos sean afrontados por otros. ¿Se acuerda de cuando, durante la década de 1990, se creó la «oblea docente» para financiar el aumento del salario de los maestros y así acallar las protestas gremiales?

-Insisto: ¿quién tiene que pagar el impuesto a los ingresos y quién no?

-Distingamos entre los impuestos universales y los específicos. Ejemplos de los primeros: a los ingresos, al valor agregado, a los patrimonios. Ejemplos de los segundos: a los cigarrillos, a los combustibles, a los autos de alta gama. Cuando en 1932 se creó la Dirección General Impositiva, se recaudaba más por el impuesto interno a los fósforos que a los neumáticos.

-¿Qué significa que el impuesto a los ingresos es un impuesto universal?

-Que para calcular lo que cada uno tiene que pagar lo único que importa es el ingreso de cada contribuyente, no si saluda a sus vecinos o de qué cuadro de fútbol es simpatizante.

-Pero siempre se hizo una diferenciación con el ingreso derivado del trabajo personal.

-Efectivamente. En el cálculo del mínimo no imponible, el ingreso del trabajo personal siempre se benefició con un adicional. El problema en la Argentina es que ni dicho adicional, ni la escala, se ajustan por inflación, y por consiguiente cada vez que aumentan las remuneraciones nominales más personas ingresan al «club» de los contribuyentes, que a su vez es cada vez más grande.

-¿Qué le parece eximir del impuesto a los ingresos, a ciertas categorías de trabajadores, pero no a otras?

-La verdad es que me parece pésimo. Suena muy bonito restringir el cobro del referido impuesto a directivos y gerentes, o eximir a los asalariados incluidos en los convenios colectivos de trabajo, independientemente de lo que ganan. Pero esto es «abrir la tranquera» de una negociación donde la presión se impondrá a la equidad contributiva.

-¿Qué debe hacerse, entonces?

-Fijar la deducción adicional, para ingresos derivados del trabajo personal, y ajustarla por inflación. Luego de lo cual, se paga según el nivel de ingreso, cualquiera que sea la categoría laboral en la que se lo genera.

-¿Incluiría a los jueces en este razonamiento?

-Sí, pero en este caso hay que plantear dos consideraciones. Primera: si entiendo bien, ellos nunca pagaron impuesto a los ingresos, de manera que eliminar la exención obliga a discutir nuevamente sus salarios. Segunda: los jueces son empleados públicos, de manera que si como consecuencia de esa negociación aumenta su salario bruto de manera que el neto quede igual que antes, la modificación no tiene ningún efecto fiscal.

-Don José, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 12/04/15.

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Una sociedad con bajos impuestos es más próspera

marzo 22, 2015

Robert Sirico: «Una sociedad con bajos impuestos es más próspera»

Por Roberto Bosca.

Entrevista con el sacerdote de Estados Unidos dedicado a temas económicos.

De visita en la Argentina, Robert Sirico es un sacerdote católico norteamericano fundador del Acton Institute for the Study of Religion and Liberty, donde confluyen la teología y la economía, dos universos muy distintos que no sólo han aparecido tradicionalmente diferenciados o distanciados, sino incluso opuestos. El think tank tiene como misión promover una sociedad libre y virtuosa, caracterizada por la vigencia de los derechos personales y la economía de mercado, en armonía con la fe católica, un guiso que parece indigerible a los ojos de muchos.

Acton InstituteEl nombre del instituto recuerda al gran historiador inglés lord John Acton (1834-1902) y su misión consiste en poner en diálogo a la religión y a la economía para clarificar la relación entre la fe y la libertad por medio de seminarios e investigaciones. Edita publicaciones como Religion & Libertysobre religión, política, filosofía, economía, literatura y cultura, y el Journal of Markets & Morality, una revista académica dedicada a examinar ideas con un enfoque interdisciplinario que incluye todas esas áreas a menudo disociadas por prejuicios mutuos.

En esta tarea el instituto se propone algo peculiar: animar a los actores del mundo económico a considerar que la fe religiosa no es algo ajeno a los negocios, como si éstos fueran absolutamente autónomos de un marco ético, pero al mismo tiempo (y esto es lo más jugoso) procura brindar una visión más amplia de ese mismo cuadro en el escenario religioso. A menudo se ha satanizado el valor instrumental del dinero como un mal en sí mismo.

– ¿Por qué decidió dedicarse al estudio de la economía y su relación con la ética y la religión?

-A fines de los setenta, mientras vivía en California, me encontraba alejado de la fe e involucrado en una serie de movimientos de izquierda que impulsaban el cambio social. Alguien me dio algunos libros para leer sobre economía, cosa que hice. Esto disparó una reacción en cadena que no sólo supuso el replanteo de mi activismo socialista, sino también mi regreso a la Iglesia Católica, ingresar al seminario y seguir el sacerdocio. Una vez ordenado seguí escribiendo y hablando sobre estos asuntos y fundé un instituto (el Acton Institute) que reúne a investigadores y escritores de distintos credos para debatir sobre este tipo de ideas.

– El instituto es conocido como un think tank conservador.

-Intentamos evitar las etiquetas políticas porque nos interesan más las ideas que la política partidista. Diría que lo que en verdad quería en mis días de activista era lograr una sociedad que fuera justa e inclusiva para aquellos que viven en los márgenes. En mi caso, el cambio no es de objetivo, sino en los medios para acercarnos al fin señalado.

-¿Le gusta que lo definan como un «católico liberal»?

-Creo en un tipo de libertad que supone hacer lo que uno debe hacer. En asuntos de economía, creo que la historia demuestra que cuando una sociedad adopta bajos impuestos y una regulación sencilla se convierte en una sociedad más próspera. Pero esta sociedad siempre va a necesitar un sentido moral de su fin porque a medida que las instituciones políticas de una nación se debilitan, es importante que las instituciones morales (y voluntarias) se hagan más fuertes. Sólo siguiendo este camino puedo imaginar la formación de una sociedad libre y virtuosa.

-Pero la libertad ha sido una palabra bastante mal mirada en muchos ambientes religiosos.

-Es cierto que muchas personas religiosas sospechan de muchos que dicen promover la libertad; pienso que esto depende del tipo de libertad de la que estemos hablando. Lord Acton, de quien hemos tomado el nombre para nuestro instituto lo expresó muy bien cuando dijo que «la verdadera libertad no es una licencia para hacer cualquier cosa que a uno se le ocurra, sino que se trata de la libertad para hacer lo que uno debe hacer». Si la libertad no se encuentra guiada por la verdad entonces es simplemente una potencialidad vacía. Es cierto que la libertad (como libre albedrío) posee la opción potencial para el bien o el mal, pero sin libertad la virtud no resulta posible. Además, aquellos que desean eliminar la libertad suelen ser menos proclives a hacer cumplir la virtud. No se debe olvidar que los políticos no han sido concebidos inmaculados.

-¿Cree que la Iglesia debe estar envuelta en la política? ¿No sería esto clericalismo?

-El clericalismo se produce cuando el clero erróneamente concibe su rol en la sociedad como algo esencialmente político. Debo recordar que no soy miembro de ningún partido político y no albergo ambiciones políticas. Creo que ésta fue la gran amenaza de la Teología de la Liberación. Pero lo que hace que la Iglesia a veces aparezca como una institución política es debido a que ella debe frecuentemente insistir en su enseñanza moral frente a un Estado cada vez más expansivo que controla cada vez más espacios de la sociedad, la economía y que incluso a veces intenta ocupar el lugar de la Iglesia. Los heroicos obispos de Venezuela son un buen ejemplo. En un reciente documento denunciaron el autoritarismo de los chavistas no porque estuvieran a favor de otro partido político, sino porque las personas están sufriendo la brutalidad económica, política y moral de manos del actual régimen.

-¿Qué piensa del capitalismo?

-Creo que en general se trata de una palabra muy pobre y limitada para describir una realidad humana mucho más rica como es la del comercio, los intercambios, el valor y la búsqueda de una mejor y más eficiente asignación de recursos que son escasos. San Juan Pablo II dijo que la palabra preferida para describir la actividad humana libre en la esfera económica era la economía privada, la economía de mercado o simplemente la economía libre. Esto no es ni debe ser un tema ideológico, simplemente se trata de tener la convicción de que la acción voluntaria es preferible a la acción humana, que es fruto de la coerción.

-En cierto imaginario la riqueza es siempre una fuente de corrupción y esta visión fue expresada por el marxismo y hasta por las teologías liberacionistas de los años sesenta y setenta. ¿Cree usted que se mantiene aún hoy esta creencia?

-San Agustín enseñó al respecto la historia en el Evangelio, donde se narra la historia del hombre rico y Lázaro, que Lázaro no fue llevado al seno de Abraham porque fuera pobre, sino porque fue humilde, y el rico no fue enviado a las llamas del infierno porque fuera rico, sino por su soberbia. No hay ninguna duda de que la salvación no se gana o se pierde sobre la base de la situación económica de uno. Se trata de algo mucho más profundo, por lo que no podemos simplemente demonizar al rico o canonizar fácilmente al pobre.

-¿Cómo ve a la Argentina en comparación con su anterior visita al país?

-Para todo el orbe la Argentina adquiere ahora un renovado interés debido a la elección del papa Francisco. Más allá de esto, siempre pensé que la Argentina es un país increíblemente sofisticado, que de algún modo se ha visto perjudicado por líderes políticos autoritarios que han impedido que esta increíblemente bien dotada nación pueda alcanzar su más alto potencial.

Fuente: La Nación, 22/03/15.

 

 

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Los impuestos con parámetros desactualizados son doblemente pesados

marzo 9, 2015

Los impuestos con parámetros desactualizados son doblemente pesados

Por Guillermo LoCane.

Son muchos los tributos en la Argentina que se rigen por parámetros que quedaron totalmente desactualizados por el crecimiento continuo y sostenido de la inflación de los últimos años. Esto lleva a convertirlos en mucho más gravoso (pesados) que lo diseñado originalmente por los legisladores que los sancionaron, y genera obvias resistencias y quejas entre los contribuyentes.

impuestos-20-presion-tributariaBienes Personales: La falta de actualización del mínimo exento hizo que cada vez más personas deban afrontar el peso del impuesto siendo dueños de un pequeño patrimonio.
El gravamen quedó totalmente desnaturalizado, si consideramos que el mismo fue creado en 1991 con la finalidad de establecer un impuesto a la riqueza para aquellos sujetos que poseían un patrimonio superior a u$s100.000. Algo parecido sucede con Ganancia Mínima Presunta, que deben afrontar las compañías por su patrimonio. El límite vigente proviene de la redacción original de la norma que regula el gravamen, que data del 1998 y que fue fijado en $200.000

Impuesto a la ganancias: Son múltiples los parámetros que la ley contiene y que no se han actualizado, empezando por los establecidos en el artículo 23° de deducciones y mínimo no imponible y la escala de liquidación del artículo 90°.

Impuesto al Valor Agregado: En el año se tomó la decisión de poner un freno a los abusos que hacían las compañías con los vehículos. Lo que sucedía era que los ejecutivos simulaban que la firma adquiría un automóvil para uso del directivo, cuando en realidad era uso particular. De esta manera, las empresas podían computar como créditos fiscales los que surgían de tal operación y, por lo tanto, reducían el monto que les correspondía pagar en el IVA. Por eso, se incluyó en la norma un tope de $20.000 anuales. A más de 10 años del último cambio, ese importe permanece vigente pese a que los valores de los automóviles crecieron potencialmente.

impuestos-02Monotributo: Ya se han atrasado los parámetros establecidos en el año 2013 y se mantiene el límite máximo de precio unitario de venta de bienes en $2.500 (si los monotributistas venden a un valor mayor, pierden la condición de tales).

Ley Penal Tributaria: Otra de las normas que posee parámetros estáticos es la Ley Penal Tributaria, que establece penas de prisión para aquellos que evadan un determinado importe por gravamen y por período. Lo preocupante es que, al no recibir un ajuste, aumenta las posibilidades de que los que no paguen puedan quedar tras las rejas. La Ley 24.769 (establecida en el año 1996) fue reformada por última vez en el 2011, elevándose en dicha oportunidad los montos objetivos.

Publicado por   – 18/02/15
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Los impuestos en la década robada

diciembre 3, 2014

IMPUESTOS, LÁZARO Y LA CÁMPORA
03/dic/2014

Los k encontraron en Keynes la excusa ideal para transformar el país en una gran villa miseria.

Por: Roberto Cachanosky

La semana pasada, Cristina Fernández afirmó que no se podían bajar los impuestos, ya sea subiendo el mínimo no imponible ni disminuyendo las retenciones al agro, porque hacían falta para financiar la obra pública y los planes sociales. La realidad es que no se sabe muy bien de qué obra públicas habla porque el sistema energético está colapsado, las rutas son un peligro, los ferrocarriles un atentado para la vida de la gente, los hospitales una lágrima y el listado sigue. Por el lado de los planes sociales, si luego de más de 10 años el estado necesita seguir manteniendo a los NI NI, la AUH y el resto de los 58 programas “sociales” que se manejan a nivel nacional, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la presidente está reconociendo implícitamente el fracaso de esta década dilapidada, porque la gente, luego de 10 años, no puede vivir del fruto de su trabajo sino que tiene que ser mantenida con el fruto del trabajo ajeno.

Un solo dato, entre 2002 y 2013 los ingresos tributarios a nivel nacional se incrementaron el 1.500% contra una inflación del orden del 500%, es decir, en términos reales la carga tributaria aumentó el 1.000 % aproximadamente. Ahora bien, esta feroz carga tributaria no afecta solamente a los productores de soja o las empresas en general. Esta fenomenal carga impositiva también impacta en el bolsillo de la gente que trabaja en relación de dependencia que no tiene sueldos gigantescos. Por eso la protesta de los sindicatos y el pedido de hasta los sindicatos afines al gobierno para que la gente no pague el impuesto a las ganancias sobre el aguinaldo a fin de año. Es que los aumentos nominales de salarios que recibe la gente son para compensar parte de la inflación. Como a esos aumentos el estado los considera mejoras salariales, terminan haciendo una carnicería impositiva, porque cobra más impuestos sobre salarios que están cayendo en términos reales.

Pero supongamos que no hay inflación y el gobierno aumenta la carga tributaria como la aumentó en todos estos años. Es falso que el aumento del gasto público genere un incremento del nivel de actividad como pretendió justificar Kicillof ante el desborde del déficit fiscal o como dice CF para sostener la obra pública y los planes sociales que, en rigor, no son otra cosa que clientelismo político. Todo el dinero que se le quita al sector privado vía impuestos es menos capacidad de consumo que tiene el sector privado, o menor capacidad de ahorro que luego se traduce en menos crédito para el consumo y la inversión, porque aunque al gobierno no le guste, el crédito no se imprime. Se genera vía el ahorro que no es otra cosa que sacrificar consumo presente por consumo futuro.

Si el aumento del gasto público, que en la era k ha sido fenomenal, se financia con más carga tributaria, no aumenta la demanda global, como dicen los keynesianos. La demanda total es la misma, lo que cambia es quién consume. En el modelo k, con esta presión impositiva, el cajero del banco, el empleado de comercio, el camionero, etc. consumen menos por los impuestos que pagan pero consumen más los que reciben esos impuestos bajo la forma de programas sociales u obras públicas, es decir, puede consumir el militante de La Campora que consiguió un cargo público y puede consumir más Lázaro Báez o el que sea que reciba el dinero del contrato estatal. ¿Se entiende?

El problema adicional es que no solo no aumenta el nivel de actividad global con el mayor gasto público y la más elevada presión impositiva, sino que, además, los recursos están pésimamente asignados. La economía genera cada vez menos bienes físicos para ser consumidos (litros de leche, toneladas de carne, kilos de pan, etc.) pero con más gente consumiendo. No es que la plata no alcance, como comúnmente se dice, sino que los bienes no alcanzan para todos. Billetes de papel sobran. Lo que no sobra es pan, carne, trigo, leche, etc. porque el estado frena el proceso productivo. Lo desestimula con la carga impositiva. Espanta las inversiones con sus regulaciones, impuestos y arbitrariedades. Esto hace que, al no haber inversiones, no pueda crecer la capacidad de producción y falten bienes. Cada vez hay menos gente produciendo y más consumiendo sin producir.

Ahora, si el gobierno financia el aumento del gasto público con emisión monetaria, entonces liquida a la gente con el impuesto inflacionario. Lo dramático de la situación actual es que el gobierno está masacrando a la gente con el impuesto inflacionario y con los impuestos. Por es bueno recordar que la gente no solo paga el impuesto a las ganancias. También paga otros impuestos como el IVA, bienes personales, etc. más los impuestos provinciales y las tasas municipales.

La otra opción es financiar el aumento del gasto colocando bonos que compren los ahorristas japoneses, italianos, ingleses, alemanes o norteamericanos. En ese caso, en el corto plazo, el estado puede gastar más sin quitarle poder de compra al contribuyente, pero en el largo plazo habrá que pagar esa deuda más los intereses y es ahí cuando cae la demanda de la gente. Eso ya lo hicieron este gobierno y los anteriores embocaron a los alemanes, japoneses, ingleses, norteamericanos, etc.

Y, finalmente, queda la deuda interna para financiar el aumento del gasto. Esto quiere decir que el estado sale a pedir prestado al mercado y desplaza al sector privado del mercado crediticio, sea para inversión o consumo, con lo cual contrae la demanda.

En definitiva, acá no hay magia. No es que el gasto público produzca la multiplicación de los peces y permita que la gente acceda a más bienes y servicios por arte de magia. El gasto público k en particular es un fenomenal despilfarro de recursos generador de vagos, corruptos y vivos que van a cantar que dan la vida por el modelo pero a cambio se llevan sus buenos sueldos por no hacer nada útil. Si a esto le agregamos los oscuros negocios de la obra pública, un fenomenal agujero por el cual se van miles de millones de dólares, no es que no se pueda bajar los impuestos por los planes sociales y la obra pública. No se pueden bajar los impuestos porque se acaban los recursos para el clientelismo político, los vivos de La Campora y la corrupción. Además de ser científicamente incorrecto afirmar que el aumento del gasto público genera más actividad, lo concreto es que los k encontraron en Keynes la excusa ideal para transformar el país en una gran villa miseria y, de paso, dar lugar a los casos de corrupción más resonantes de la historia argentina. Todo en nombre del gasto público.

Fuente: ECONOMIA PARA TODOS.

La Economía y los Impuestos

agosto 19, 2014

“Los impuestos transforman al ciudadano en súbdito, a la persona libre en esclava y al Estado (nuestro supuesto servidor) en dueño de nuestras vidas y haciendas. Cuanto mayores son los impuestos y más insidiosa la acción recaudatoria, más súbditos y más esclavos somos del Estado.”

Arthur O. Fraser
Economista y sociólogo británico.

Arriba las manos: los impuestos o la vida

El Impuesto a las Ganancias es un robo

Pensar como un Economista

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Impuestos: La Corte falló en contra de ARBA

julio 14, 2014

La Corte falló en contra de ARBA.
Por Martín Kanenguiser.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación falló en contra de la provincia de Buenos Aires al prohibir que ARBA pueda trabar embargos fuera de ese territorio.

En una demanda promovida por la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), que agrupa a las entidades de capital extranjero, se declaró la inconstitucionalidad de los artículos 13 bis y 14 bis del Código Fiscal de la provincia.

basta de impuestos 01De este modo, la agencia de recaudación bonaerense quedó impedida de fijar en forma automática un embargo a los contribuyentes bonaerenses en otras provincias.

En 2009, ABA consiguió la primera medida cautelar luego de que la provincia intentara multar a los bancos y hacerlos solidariamente responsables de las deudas de los contribuyentes bonaerenses.

El argumento de las entidades bancarias, convalidado ahora por el alto tribunal, es que la única norma que habilita a trabar embargos y otras medidas cautelares fuera del territorio de una provincia es la ley nacional 22.172 y no el Código Fiscal bonaerense.

Se cita un fallo que indica que «ninguna provincia puede legislar si no es con referencia a las cosas y a las personas que se hallen dentro de su propia jurisdicción, pues los poderes conferidos por la Constitución son para ser ejercidos dentro de su territorio».

También se indica que las normas de secreto bancario impiden brindar información a un organismo si no se cumple con la mencionada normativa federal.

El fallo -que lleva la firma de los ministros Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt, Elena Highton de Nolasco, Enrique Petracchi y Juan Carlos Maqueda- sostiene que «la potestad reconocida por el Código Fiscal a ARBA de ordenar embargos y otras medidas cautelares no se extiende ni puede interpretarse que se extienda a otras provincias porque ésa es una atribución extraña a la autoridad administrativa local».

El abogado Liban Kusa, que llevó adelante la demanda – como parte del estudio Brouchou, Fernández Madero & Lombardi-, dijo a la nacion que «el fallo es extremadamente importante porque sienta un precedente para que, no sólo Buenos Aires, sino cualquier otra provincia no pueda excederse en sus facultades de recaudación».

«Si bien el alto tribunal reconoce que la potestad tributaria de las provincias es una de las bases sobre la que se asienta su autonomía, debe recordarse que no puede extenderse esa potestad fuera de su territorio o invadir otras jurisdicciones. Ninguna provincia puede legislar sobre cosas o personas que no están sometidas a su jurisdicción. Es un fallo excelente», dijo Kusa.

ARBA 01En tanto, el jefe de ARBA, Iván Budassi, dijo a la nacion que aún no habían sido notificados del fallo del máximo tribunal nacional, del martes pasado, aunque le restó trascendencia práctica, porque «desde que se dictó la cautelar en 2009 no estábamos haciendo embargos fuera de la provincia».

«No cambia nada para la recaudación provincial y, además, los embargos fuera de la provincia los podemos hacer con la intervención de un juez, lo cual demora cualquier trámite. No es lo que nos hubiera gustado, pero no modifica en nada la forma de trabajo de ARBA», señaló Budassi.

Luego de que a ABA se le concediera la primera cautelar, la Asociación de Bancos Privados de Capitales Argentinos (Adeba) se sumó como tercera en la causa para reclamar el mismo trato, pedido que fue legitimado por la Corte Suprema en su fallo de esta semana.
Fuente: La Nación, 19/07/14.

Arriba las manos: los impuestos o la vida

julio 2, 2014

Arriba las manos: los impuestos o la vida

Por Roberto Cachanosky

Por esas cosas de la vida se ha impuesto, casi unánimemente, la creencia de que el pago de los impuestos es sagrado. Tributar al fisco, se dice y se cree, es una obligación, cualquiera sea la carga tributaria que se le imponga al contribuyente y cualquiera sea el uso de los recursos que recauda el Estado.

A tal punto se ha llegado, que hace décadas que existe el famoso solve et repete, expresión que significa que si uno no está de acuerdo con lo que le exige el Estado que tiene que pagar de impuestos, primero tiene que pagar y luego iniciar la acción legal correspondiente. Digamos que el ciudadano es culpable hasta que demuestre lo contrario.

En un sistema económico de libertad, la gente obtiene sus ingresos produciendo algún bien o servicio que satisface las necesidades de los consumidores. Esto significa que el ingreso de la gente, bajo un sistema de libertad, no se obtiene coercitivamente, sino por cooperación pacífica entre los miembros de una sociedad que libremente intercambian bienes.

Diferente es el caso del Estado que genera sus ingresos en forma compulsiva. Utiliza el aparato de coerción para quitarle a la gente parte de sus ingresos o patrimonio a los efectos de sostener el aparato estatal.

Si bien hay debates académicos que sobre la posibilidad de financiar al Estado con otros mecanismos que no sean impuestos, vamos a dejar de lado ese punto y aceptemos que la gente está dispuesta a ceder parte de sus ingresos y patrimonio para financiar el aparato estatal.

Pero aquí viene el otro punto. ¿Qué tamaño de aparato estatal? ¿Qué funciones del aparato estatal? ¿Qué calidad de servicios estatales?

La gran diferencia que hay entre el ingreso que libremente genera el sector privado y la forma en que lo hace el Estado, es el uso de la fuerza. Supongamos que una persona vive en un edificio y paga religiosamente las expensas, pero un día se cansa porque el administrador no hace limpiar las áreas comunes, el ascensor no funciona y la escalera no tiene luz. En este caso no existiría el solve et repete. La persona en cuestión puede negarse a pagar las expensas si, a cambio de lo que paga, no le brindan el servicio correspondiente. No ocurre lo mismo con los impuestos.

Diferente es el caso del Estado que no presta servicios básicos como seguridad o justicia e igual exige el pago de los impuestos. En ese caso, estamos ante una situación que Bastiat llamaría “robo legalizado”. En este ejemplo, el Estado, usando el monopolio de la fuerza, se apropia de los ingresos de la población sin otorgarle nada a cambio. Es un simple ladrón, aunque más peligroso que el ladrón común porque frente a este último uno puede llegar a defenderse. En cambio, frente al Estado los ciudadanos no tienen defensa.

Por eso decía antes que es ilógico poner la obligación de pagar impuestos como un dogma de fe. Tal cosa no es cierta. Si el Estado saquea al sector privado o le cobra impuestos sin darle los servicios por los cuales recauda, pierde autoridad moral y legitimidad el cobro de impuestos.

Tampoco es válido el argumento por el cual si una mayoría circunstancial vota a un determinado partido político para que explote a la gente productiva en beneficio de esa mayoría circunstancial. Si una ley viola derechos no tiene legitimidad. Es típico del populismo prometerle a una parte de los votantes una serie de beneficios económicos que los financiará a costa del sector productivo de la sociedad. Nuevamente, el Estado se transforma en un simple ladrón que tiene el monopolio de la fuerza, para que una mayoría viva a costa de una minoría, mientras el político tiene el beneficio electoral. Es como si el sector productivo de la sociedad se enfrentara a un delincuente que le dice: “arriba las manos, la plata o la vida”.

¿Cuál es el sentido del pago de impuestos? En una sociedad libre, la gente está dispuesta a ceder parte de sus ingresos para que el Estado pueda tener los recursos necesarios para defender el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad. Cualquier otra función que quiera ejercer el Estado más allá de esas funciones rompe el acuerdo entre el contribuyente y el Estado.

Subsidios, los llamados planes sociales y lo que en general se llama Estado de Bienestar no son otra cosa que un robo legalizado por el cual unos viven a costa de otros. Por eso se también se ha impuesto casi como una verdad revelada que el los políticos tienen el monopolio de la benevolencia y la bondad, y el sector privado es mezquino y desinteresado de lo que le ocurra al prójimo. Tal cosa no es cierta. La gente es mucho más solidaria de lo que se dice y el Estado es más corrupto de lo que la gente imagina. La idea de que sin la acción del Estado mucha gente no podría tener apoyo solidario es un invento de los políticos para ganar votos y justificar la expolición del ciudadano común que queda indefenso frente a una mayoría circunstancial.

La combinación del supuesto monopolio de la solidaridad en manos de los políticos es el argumento que lleva a expoliar impositivamente a la población. Justamente esta idea es la que hace que a los políticos inescrupulosos les convenga tener sociedades cada vez más pobres para que la gente dependa del gobierno de turno para poder recibir algún tipo de subsidio. Vivir a costa de los otros vía el saqueo del Estado. Si esa persona, en forma individual, le robara a otro para su beneficio, sería un delito. Si lo hace el Estado escudado en una ley ilegítima, es robo legalizado, pero se lo presenta como la acción de un Estado moderno que atiende las necesidades de los más humildes, cuando los más humildes son justamente humildes porque no se han creado las condiciones institucionales necesarias para atraer inversiones, crear puestos de trabajo con mayor productividad y, de esta manera, eliminar la pobreza y la desocupación.

Esta idea de que el Estado tiene derecho a cobrar siempre los impuestos y de sumergir deliberadamente a la gente en la pobreza para crear clientelismo político, transforma el sistema tributario en violatorio de los derechos individuales, no solo por la carga tributaria, sino porque el Estado se arroga el derecho de exigirle al contribuyente que le proporcione información privadísima para fiscalizarlo. Esa información, en una sociedad libre, solo podría ser pedida por un juez y con causa justificada.

Para dar un ejemplo, durante 1995 el representante norteamericano Jack Kemp presidió la Comisión Nacional de Crecimiento Económico y Reforma Impositiva. Luego de siete meses de trabajo, la Comisión informó que el Internal Revenue Service (IRS) había estimado que las empresas debían destinar 3.400 millones de horas hombre para atender todo el papelerío requerido por el organismo recaudador, en tanto que las personas físicas debían destinar a la misma tarea 1.700 horas. Multiplique el lector el salario promedio por la cantidad de horas y descubrirá los miles de millones de dólares despilfarrados en tareas burocráticas que tiene que atender el contribuyente sin generar ningún tipo de riqueza que mejore la calidad de vida de la gente. Es un sistema de destrucción de riqueza.

En otra parte del informe de Kemp se afirma que: “Los vastos poderes conferidos al IRS son vistos cada vez como más violaciones a la intimidad y libertad de las personas. Dos veces más grande que la CIA y cinco veces el tamaño del FBI, el IRS controla más información sobre los ciudadanos norteamericanos que cualquier otra agencia. Sin ninguna orden judicial tiene derecho a investigar la propiedad y los documentos financieros de los ciudadanos norteamericanos. Pueden secuestrar la propiedad sin juicio previo”.

En otro trabajo de la Heritage Foundation, Daniel Mitchel analiza el sistema tributario norteamericano y sostiene que: “El código federal de impuestos norteamericano es una desgracia. Sus 10.000 páginas de leyes y regulaciones minan la fortaleza de la economía norteamericana al castigar el trabajo, el ahorro, la inversión y el riesgo empresarial. Más de siete veces más grande que la Biblia, las 5.500.000 de palabras han creado una pesadilla de complejidades que desafía la inteligencia del, inclusive, más versado experto en impuestos”.

Lo anterior muestra que no es casualidad que en cada debate por la presidencia el tema impositivo sea uno de los tópicos importantes entre republicanos y demócratas. Y eso que el pueblo norteamericano es muy celoso de la propiedad privada y los derechos individuales, algo que se ha ido perdiendo luego del ataque a las Torres Gemelas, cuando el Estado, en nombre de la defensa nacional, ha ido avanzando sobre los derechos individuales.

Antiguamente, los monarcas aumentaban los impuestos para financiar sus guerras de conquistas. Hoy, muchos países aumentan los impuestos en nombre del financiamiento de los “planes sociales” que no son otra cosa que sistemas de sometimiento del electorado para que dependa del favor del puntero o político de turno y viva a costa de los que producen.

Lo concreto es que los Estados se han transformado en verdaderos monstruos que devoran la riqueza que genera el sector privado y para eso tienen que recaudar cada vez más. Y para recaudar más necesitan violar los derechos individuales hasta niveles propios de las monarquías absolutistas más brutales de la historia, con lo cual el Estado ha dejado de cumplir con su función de defender el derecho a la vida, la propiedad y la libertad para convertirse en el verdadero enemigo de los ciudadanos y su libertad.

Como se ha dicho en alguna oportunidad: el Estado no es la solución a los problemas de pobreza y crecimiento, sino la causa de los mismos, con el agravante de que, además, ha comenzado a violar los derechos individuales para satisfacer su voracidad fiscal.
Fuente: Economía para todos, 09/09/12.
www.economiaparatodos.com.ar

Expatriados estadounidenses: adiós a la ciudadanía y a los impuestos

junio 19, 2014

Expatriados estadounidenses: adiós a la ciudadanía y a los impuestos.
Por Liam Pleven y Laura Saunders.

Patricia Moon nació en Dayton, Ohio, Estados Unidos, en una familia descendiente de Quakers que se establecieron en el Nuevo Mundo antes de la revolución estadounidense.

De joven, Moon se enamoró de un canadiense y se mudó a Toronto. La ama de casa de 59 años, que aún visita EE.UU. para ver a familiares, afirmó que se siente estadounidense en sus huesos, incluso tras tres décadas fuera del país.

Sin embargo, a pesar de sus raíces profundas, hace dos años Moon fue a un consulado de EE.UU., levantó su mano derecha y recitó un juramento de renuncia a su ciudadanía estadounidense. Luego, dijo: «Lloré muchísimo».

Moon forma parte de una cantidad récord de estadounidense que están cortando sus lazos. Oficinas de EE.UU. en el extranjero reportaron que 1.001 ciudadanos de ese país y poseedores de residencia permanente (Green card) han renunciado a su ciudadanía en los tres primeros meses del año, según Andrew Mitchel, un abogado en Centerbrook, estado de Connecticut, que analiza datos del Departamento del Tesoro de ese país. Esa cifra pone a 2014 camino a superar el total del año pasado de 2.999 personas que renunciaron a su nacionalidad, dijo, que fue la mayor cantidad desde que el gobierno comenzó a revelar los datos.

Según expertos, el éxodo es impulsado en parte por una campaña que lleva cinco años en EE.UU. para encontrar cuentas no declaradas de estadounidenses en otros países.

Desde 2009, la campaña del gobierno recolectó más de US$6.000 millones en impuestos, intereses y penalidades de más de 43.000 contribuyentes estadounidenses. Investigadores federales han procesado a más de 100 personas, incluido el prominente caso de Ty Warner, el inventor de Beanie Babies, quien el año pasado se declaró culpable de evasión fiscal que implicaba cuentas secretas en Suiza.

La campaña fiscal también afectó a muchos estadounidenses de ingresos medios que viven en el extranjero, lo que llevó a algunos a renunciar a su ciudadanía. Mientras las personas que adoptan esta medida no quedan exentas de impuestos correspondientes a años previos, no quieren arriesgarse a incurrir en altos gravámenes y penalidades por ellos y sus hijos en los próximos años, dicen los expertos. Casi 8.000 contribuyentes estadounidenses renunciaron a su ciudadanía en los últimos cinco años, según Mitchel, comparado con menos de 5.000 en la década previa.

«El aumento se debe a cambios actuales y futuros en la ley impositiva y su cumplimiento», sostuvo Freddi Weintraub, abogada de la firma Fragomen especializada en ley inmigratoria. Weintraub señaló que las consultas sobre expatriación relacionadas con impuestos se triplicaron en los últimos años.

Moon, por ejemplo, temía que la agencia recaudadora de impuestos de EE.UU. (IRS) pudiera cobrarle a su familia casi medio millón de dólares en penalidades sobre ahorros y cuentas corrientes no declaradas, aunque, aseguró, las cuentas nunca tuvieron más de US$102.000, no fueron ocultadas de forma intencional y no debían impuestos en EE.UU. «Temía que tuviéramos que sacar dinero de nuestras cuentas para la jubilación y vender nuestra casa», dijo.

Expertos afirman que la campaña de EE.UU. podría afectar a millones de estadounidenses como Moon: personas que no son realmente ricas, pagan impuestos en su país anfitrión y quienes aseguran que no buscaban evadir impuestos estadounidenses.

«Llegamos al punto donde ciudadanos estadounidenses de clase media en el extranjero son obligados a renunciar, en especial si tienen activos y se acercan a la jubilación, debido a impuestos, papeleo y la posibilidad de enormes penalidades», dijo John Richardson, un abogado de Toronto con doble nacionalidad de EE.UU. y Canadá. Junto a Moon ayudan a dirigir un grupo sin fines de lucro que busca evitar que Canadá comparta información privada sobre cuentas con autoridades estadounidenses.

A medida que la información se extiende, es probable que más estadounidenses consideren entregar su ciudadanía. El Departamento de Estado estima que hay 7,6 millones de estadounidenses que viven fuera de su país, pero sólo una fracción presenta los formularios financieros requeridos.

Mark Mazur, el secretario asistente del Departamento del Tesoro para política fiscal, afirmó que las nuevas medidas del gobierno buscaban ayudar a asegurarse de que todos los contribuyentes paguen lo que deben «a pesar de dónde vivan». Agregó que trabaja con el Congreso y el IRS para mejorar el sistema.

Funcionarios de EE.UU. lanzaron su campaña luego de que el gigante bancario suizo UBS AG admitiera en 2009 que ayudó a estadounidenses adinerados a esconder dinero fuera de su país. Para evitar cargos criminales, el banco pagó US$780 millones a EE.UU. y entregó información sobre más de 4.400 cuentas.

En mayo, Credit Suisse Group se declaró culpable de cargos similares y acordó pagar US$2.600 millones.

Luego de las revelaciones de UBS, funcionarios de EE.UU. anunciaron que comenzarían a hacer cumplir las reglas fiscales.

A diferencia de otros países desarrollados, el gobierno estadounidense les cobra impuestos a sus ciudadanos sobre ingresos que obtienen en cualquier lugar del mundo, e incluyen a sus hijos nacidos en otros países.

A menudo las violaciones no se relacionan con impuestos sobre salarios: la ley deja exentos a unos US$100.000 de ingresos al año. Los errores más comunes suelen involucrar a estadounidenses que no presentan un formulario llamado Foreign Bank Account Report, o Fbar. Según la norma, los estadounidenses deben presentarla si tienen una o más cuentas en el extranjero por más de US$10.000 durante un año. Las penalidades pueden ascender a 50% del mayor valor de la cuenta para cada año si no se presentó el formulario.

Fuente: The Wall Street Journal, 19/06/14.

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FBAR and the Bank Secrecy Act

If you have a financial interest in or signature authority over a foreign financial account, including a bank account, brokerage account, mutual fund, trust, or other type of foreign financial account, exceeding certain thresholds, the Bank Secrecy Act may require you to report the account yearly to the Internal Revenue Service by filing electronically a Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) Form 114, Report of Foreign Bank and Financial Accounts (FBAR).

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Más información sobre Tax Planning:

https://www.economiapersonal.com.ar/servicios/administracion-de-carteras/

La pesadilla de los impuestos

mayo 17, 2014

Contribuciones no muy voluntarias

Por Alejandro Schang Viton

Si hay algo en lo que los hombres creen, más allá de las fronteras geográficas, ideológicas, históricas, es la permanencia impositiva. Los indiscutibles, justos e injustos, simples y complejos impuestos. Hay que hurgar en la historia para entender su origen entrelazado entre lo terráqueo y lo humano, dioses y césares.

Conocido ya en tiempo de los antiguos judíos, el diezmo fue, sin embargo, establecido por primera vez en el siglo IV por las autoridades cristianas y se convirtió en obligatorio en la Inglaterra del siglo IX. Los gravámenes de la época guardaban relación con la tierra y adoptaban tres maneras: los prediales, que aceptaban como pago cereales, lúpulo y madera; los personales, relacionados con las utilidades de las industrias y la mano de obra, y por último los mixtos, que era una combinación de ambos. Había que pagar una décima parte de las utilidades netas. Los diezmos pertenecían al rector de una parroquia. Y con el tiempo, el diezmo se transformó en un progresivo denme más en otros estilos y características que, de una u otra manera, sufren todos los contribuyentes del planeta.

En la Inglaterra anglosajona existía el hidage, un impuesto sobre la tierra establecido con fines bélicos durante el gobierno de Ethelred (978-1016). Cada 8 hides, especie de chacras de entre 16 y 48 hectáreas, según la región, el hogar campesino instalado debía aportar un hombre de armas y, cada 300 hides, un barco. Contemporáneo también, el folkland era un sistema impositivo que aportaban los campesinos en tierras por las cuales se debían al rey rentas alimentarias. También allí se creó un impuesto sobre las ciudades portuarias en sustitución del suministro de barcos para la armada real. Otro impuesto de la Inglaterra medieval, el escudage, de los siglos XI y XII, era un simple pago en efectivo cobrado por los señores feudales a sus vasallos, que así se libraban de ofrecer su servicio militar personal. Fue limitado por la Carta Magna y -según los historiadores- difícil de recaudar por lo complicado de las tarifas y la última vez que se cobró fue en 1327.

Siglos después, en 1635, el rey Carlos I lo resucitó y amplió a las ciudades del interior del país con el fin de obtener ingresos para la protección contra los piratas argelinos y la agresión holandesa, pero el Parlamento lo abolió en 1641.

En otras latitudes

Hasta 1467 existieron en España los diezmos de la mar, que se aplicaban sobre las importaciones y exportaciones de Galicia y Asturias, y también el diezmo de la plata, sobre los metales preciosos extraídos de las Indias. Durante siglos fueron los diezmos fuente de controversias, especialmente entre 1640 y 1650 hasta que quedaron abolidos en 1936 por la ley de diezmos.

En la Península Ibérica el pago de diezmos a las parroquias aparece en Castilla y León en el siglo X. Pese a ser cristiano, también lo pagaban mahometanos y judíos.

Los franceses también tenían sus impuestos: el francfief fue establecido por Luis IX de Francia en 1260 y debía ser pagado por los plebeyos que tenían un feudo. La gabelle era un impuesto sobre la sal establecido en el siglo XIV, del que estaban exentos la nobleza, el clero y determinadas ciudades y provincias. El resto del país debió pagarlo hasta su extinción, en 1791. Otro tributo fue el corvée, que se aplicaba al trabajo regular de los libertos y de los siervos a sus señores feudales. Las obligaciones feudales desaparecieron en Francia en los siglos XV y XVI, y entonces el corvée pasó a ser sinónimo de trabajo forzado en las obras públicas, utilizado habitualmente cuando el Estado no encontraba suficiente mano de obra como en 1726, cuando recurrió a él para la construcción de caminos. Finalmente fue dejado sin efecto por los líderes de la Revolución Francesa.

En 1448 Carlos VII de Francia creó los Francs Archers, una milicia en la que sus miembros estaban exentos de pagar impuestos a cambio del servicio militar, y eran equipados uno por parroquia.

Privilegiados

Otro sistema impositivo de origen francés lo realizaban los Fermiers Généraux. Establecido por Francisco I, determinadas personas, favoritos de la realeza francesa, obtenían el derecho a recaudar impuestos a cambio del pago de una suma fija. El sistema dejó de funcionar también a partir de la Revolución Francesa.

Gran número de los impuestos que se pagan en la actualidad tuvieron origen en estas históricas contribuciones, tema de discusión de los indignados de varios países y causa de insatisfacción, desconfianza y bronca.
Fuente: La Nación, 14/07/12.

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