#GanalealACV: conocé y compartí los síntomas de un ataque cerebral
Por Georgina Elustondo. 27/10/2016
El tiempo es clave. Y la manera de tener el tiempo a nuestro favor es conociendo los síntomas, esas señales de alerta que avisan qué rápidamente tenemos que acudir a una guardia neurológica. ¿Por qué? Porque de una rápida y certera intervención médica depende no sólo la salud de nuestro cerebro sino, también, en muchos casos, nuestra propia vida.
Podemos ganarle al ACV, podemos minimizar sus secuelas, podemos frenar sus daños. Depende en gran parte de nosotros: de la velocidad con la que nos pongamos en las manos médicas adecuadas.
Es el mensaje que busca transmitir la Fundación INECO con un video que todo el mundo debe ver. Con un mensaje sencillo y súper práctico, podemos saber detectar que nosotros o alguien cercano está teniendo un accidente cerebro vascular.
Para impulsar que la comunidad pueda aprender y reconocer los tres signos principales de alerta del ACV: habla (dificultad de poder decir una frase completa), brazos (al elevar los dos miembros superiores uno de ellos cae), y sonrisa (no se produce una simetría en la cara), convocaron a cuatro figuras públicas: Nora Cárpena, Juan Sebastián Verón, Peto Menahem y Alejandro Fantino, que invitan a la comunidad a participar de la campaña.
La propuesta de la Fundación INECO es viralizar este mensaje contando con tu compromiso. Te convocan a filmarte practicando lo que muestra el video y subiendo a las redes sociales tu propio video con estos hashtags: #HaBraSo #GanalealACV #FundaciónINECO.
“Filmate haciendo los tres signos de alarma: Habla, Brazos, Sonrisa (HaBraSo). Compartilo y desafiá a 3 amigos a que hagan lo mismo. De esa manera, pronto TODOS sabremos cómo detectar un ACV”.
Consultados por Buena Vibra, la Dra Jesica Ferrari, del Departamento de Neuropsiquiatría de INECO y el Dr. Máximo Zimerman, Jefe de la Clínica de Stroke de INECO, subrayan la importancia de prestar atención a los signos de alarma para detectar un ACV:
Presentación brusca de algunos de estos síntomas:
Debilidad brusca en un brazo, pierna o mitad de la cara. Es lo más frecuente. En general es de un solo lado.
Dificultad repentina para hablar, en la comprensión, en la expresión o en la articulación del lenguaje.
Pérdida súbita de la visión de un ojo, o limitación en el campo visual.
Dolor de cabeza intenso y no habitual (como un estallido) nunca antes percibido.
Dificultad para coordinar los movimientos, mareos, vértigo, dificultad para caminar.
Pérdida de conocimiento.
Si notamos que una persona tiene estos síntomas, hay que llamar de inmediato a una ambulancia y explicarle al que recibe el llamado que estamos con alguien que podría estar teniendo un ACV y contarle qué síntomas tiene
De este modo, si el médico de la ambulancia comprueba que el paciente clínicamente puede estar cursando un ACV, debe ser trasladado de forma inmediata a una Institución (sea pública o privada) que tenga unidad de cuidados vasculares cerebrales o que cuente con las herramientas diagnósticas y terapéuticas para atender a estos pacientes.
Día mundial del ACV: conocé las claves para prevenirlo
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El Accidente Cerebrovascular (ACV) representa la primera causa de discapacidad y la tercera de mortalidad en los adultos. En Argentina, una persona lo sufre cada 4 minutos. Conocé las recomendaciones para evitarlo.
Los ACV se deben fundamentalmente a una obstrucción arterial que impide que la sangre fluya hacia el cerebro (ACV isquémico). La causa más frecuente de obstrucción es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de los vasos sanguíneos que aportan sangre al cerebro, con lo cual los vasos se vuelven cada vez más estrechos y menos flexibles, y esto se conoce como aterosclerosis.
Cuando el cerebro no está recibiendo oxígeno suficiente, el cuerpo envía signos de advertencia de inminente peligro. Si se observan uno o más de los siguientes signos de ataque cerebral no hay que esperar, «se debe llamar inmediatamente a un médico o a emergencias»:
– Dolor de cabeza grave súbito sin causa conocida
– Dificultad súbita para caminar, mareos, o pérdida del equilibrio o la coordinación
– Entumecimiento súbito o debilidad facial, del brazo o la pierna, especialmente de un lado del cuerpo
– Confusión súbita, o dificultad para hablar o comprender lo que se habla
– Súbita dificultad para ver con uno o ambos ojos
Un factor de riesgo es una afección o comportamiento que se produce más frecuentemente en quienes tienen o se encuentran en mayor riesgo de tener una enfermedad que quienes no la tienen. Tener un factor de riesgo para sufrir un ataque cardíaco o un ataque cerebral no significa necesariamente que lo vaya a tener.
¿Cómo puede prevenirse?
Las principales recomendaciones a tener en cuenta:
– Controlar adecuadamente la hipertensión arterial.
– Mantener el colesterol en niveles apropiados.
– Tratar adecuadamente la diabetes y/o el síndrome metabólico.
– Evitar el consumo de tabaco.
– Realizar una actividad física regular y moderada.
– Dieta equilibrada.
Banana y palta: por qué son dos alimentos importantes para incluir en la dieta
Un estudio de la Universidad de Alabama puso en manifiesto el impacto de seguir un régimen alimentario rico o deficiente en potasio. Qué beneficios aportan estas frutas para el organismo.
La banana es una de las frutas más populares y consumidas en la mayoría de los hogares. Alimento nutritivo y delicioso, además no presenta mucha dificultad para comerlo. Es ideal para cualquier momento. Y a pesar de que algunos tratan de evitarlo por su alto contenido de azúcar y carbohidratos, hace su aporte al bienestar general.
Por su parte, la palta también contiene varios componentes que son muy positivos para distintas funciones corporales. Llamados plátanos o aguacates, estas dos frutas fueron objeto de estudio de un equipo de científicos de la Universidad de Alabama, en Estados Unidos, que trataron de definir su valía para el organismo.
En concreto, la investigación de los expertos estadounidenses mostró por primera vez cómo los alimentos ricos en potasio protegen frente al desarrollo de la aterosclerosis. Son aliados para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Ayudan a proteger el organismo de ataques al corazón, regulando la calcificación vascular y la rigidez arterial.
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La calcificación vascular es un factor de riesgo que predice complicaciones cardiovasculares adversas de varias enfermedades, incluyendo la referida aterosclerosis. La información recopilada se suma a anteriores en la que se relacionaba la ingesta dietética reducida de potasio con enfermedades cardíacas, como la hipertensión, y el accidente cerebrovascular.
Los análisis se realizaron en roedores, que fueron divididos en tres grupos a los que se administró una dieta con distintos niveles -bajos, normales o elevados- de potasio. Los animales con una alimentación deficiente en potasio experimentaron un incremento muy significativo de la calcificación vascular. Por el contrario, aquellos que disfrutaron de una dieta rica en potasio no sufrieron una calcificación de sus arterias y venas.
Los resultados, publicados en la revista JCI Insight, también mostraron que los ratones que seguían una dieta baja en potasio presentaron arterias más sólidas, endurecidas, lo que se traduce en más posibilidades de sufrir coágulos, mientras que aquellos a los que se les habían administrado altas dosis tenían la aorta más dilatada.
Para los investigadores, su trabajo sienta «un papel causal potencialmente nuevo de la ingesta dietética de potasio en la regulación de la calcificación vascular aterosclerótica y la rigidez». Los estudios «descubrieron mecanismos que ofrecen oportunidades para desarrollar estrategias terapéuticas para controlar la enfermedad vascular».
Paul Sanders, profesor de nefrología y uno de los autores del estudio, aseguró: «Los resultados del estudio tienen importantes implicaciones porque demuestran los beneficios de una dieta rica en potasio a la hora de prevenir calcificaciones cardiovasculares y arterioesclerosis en ratones y los efectos adversos de una pobre en esta sustancia».
Chocó dos veces, creyeron que estaba borracho y lo detuvieron: había sufrido un ACV
Familiares denuncian que estuvo cuatro horas en una comisaría y nunca le hicieron el test de alcoholemia. El hombre está internado.
Julio Pérez está internado y no puede mover el lado izquierdo de su cuerpo tras sufrir un ACV isquémico. .
Julio Daniel Pérez (56) volvía de la finca de su mamá donde iba cada domingo a cortar el pasto y hacer tareas domésticas. Al llegar a la Plazoleta Dorrego, en San Miguel de Tucuman, perdió el control de su Fiat 147 y chocó contra otro auto.
Fue en ese momento que comenzó a sentirse mal.
Luego de pasarse documentos con el dueño del otro vehículo, que era policía, siguió camino a su casa.
Pero a las pocas cuadras volvió a chocar con otro coche.
Esta vez, en el accidente, intervinieron dos agentes de seguridad vial de la ciudad tucumana, quienes, sin pensarlo, lo detuvieron al creer que Julio estaba borracho.
Julio estuvo una semana en terapia intensiva. Ahora lo pasaron a una sala común.
«Cuando abrieron la puerta del auto mi papá cayó al piso. No podía moverse bien, caminaba con dificultad y le costaba hablar. Entonces los agentes creyeron que mi papá estaba borracho y lo llevaron a la Comisaría 3ª, donde le labraron una contravención», cuenta Federico Pérez, hijo de Julio, a Clarín.
Según denuncia ahora la familia, Julio estaba sufriendo un accidente cerebro vascular, que le afectó todo una mitad del cerebro. «No podía coordinar los pies ni moverse ni hablar», agrega Federico.
«En la comisaría lo tuvieron como cuatro o cinco horas. Cuando fue a buscarlo mi hermano, lo encontró en un pésimo estado. Los policías en lugar de ayudarlo, se burlaban de él. Decían que hacía teatro para zafar de la situación», denuncia el hijo menor de Julio.
El facsímil de la denuncia policial.
Esto ocurrió el domingo 20 de agosto a las seis de la tarde. «Como era tarde y no llega a casa, empezamos a llamarlo al celular. A las 11 de la noche nos contestó un policía de esa comisaría y nos contó la situación. Entonces lo fuimos a buscar», agrega el joven Pérez.
Acompañado por su hijo Pablo y su nuera, Lucía Soria, Julio volvió a su casa pero no podía caminar solo y decía incoherencias.
Le dieron una pastilla que toma para la presión, dos veces al día, pensando que se trataba de «un problema pasajero».
«Cuando lo vimos estaba muy mal. Pero no tenía olor alcohol», detalla Federico, quien cuenta que tres horas después de regresar a su hogar, su papá lo llamó por teléfono y le dijo que se sentía muy mal.
«Lo llevamos al hospital de urgencia. Y ahí los médicos nos dijeron que había sufrido un ACV isquémico», relata Alicia Benegas de Pérez, esposa de Julio, a este diario.
Hoy el hombre está internado en el Hospital Padilla. Allí estuvo una semana en terapia intensiva. Ahora lo pasaron a una sala común.
«No puede mover el lado izquierdo de su cuerpo. Habla con dificultad y no se acuerda de nada de lo que pasó. A veces no sabe está perdido y no sabe qué día es. Todavía no sabemos qué secuelas va a tener», se preocupa Alicia.
La familia presentó una denuncia contra los dos agentes viales que lo detuvieron y otra contra la Comisaría 3ª, donde Julio estuvo detenido.
«No le hicieron el test de alcoholemia, no llamaron a una ambulancia, no hicieron nada. Lo tenían ahí tirado en un silla, él les decía que se sentía mal y ellos no le crían y se burlaban», asegura Benegas.
Por su parte, Lucía contó que Julio es el único sustento de la casa.
«Estamos sin trabajo, ya no sabemos qué hacer. Necesitamos ayuda. Ya sea con materiales para que yo pueda trabajar en casa o de artículos para organizar rifa . Por favor, denos una respuesta. No tenemos ayuda de nadie», implora en un texto que preparó para enviar a la Casa de Gobierno.
La denuncia recayó en la fiscalía de Claudio Bonari, quien tendrá que investigar si los policías incumplieron con sus deberes.
Federico, quien aseguró que su papá está vivo de milagro, confiesa: «A mí no me interesa ningún tipo de indemnización. Lo importante es que no le pase lo mismo a otras familias».
Clarín intentó hablar con el titular de la Comisaría 3ª, pero no tuvo respuesta.
El 36,3 % de los adultos en el país ya sufre esta enfermedad. Preocupan el desconocimiento y la falta de controles.
Por Valeria Román.
Se consideran hipertensos a los pacientes que presenten desde 140/90 mm Hg en dos a tres consultas separadas por una semana.
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Los argentinos están peor de la presión. Sí, de la presión arterial. De la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias del corazón. Lo ideal es tener la presión por debajo de los niveles 14/9. Sin embargo, hoy el 36,3% de los adultos padecen hipertensión. Esta prevalencia aumentó un 8,5% entre 2008 y 2016, según un estudio epidemiológico que se presentó ayer en una de las sesiones del 42° Congreso Argentino de Cardiología, que empezó ayer.
“Los resultados del estudio son preocupantes. Porque tener la presión arterial sin control por mucho tiempo implica un mayor riesgo de sufrir un ataque cerebrovascular, enfermedad de los riñones, infartos e insuficiencia cardíaca, que son trastornos que pueden conducir a la muerte”, explicó a Clarín Claudio Majul, que forma parte del comité organizador del congreso, y es integrante de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Miguel González, presidente del comité científico del congreso y jefe de unidad coronaria del Sanatorio Finochietto, explicó que la hipertensión “se mide como la fuerza ejercida por el flujo de la sangre sobre las paredes de las arterias. Si da mayor o igual a 14/9 a lo largo de 3 mediciones correctas –con el paciente en reposo y tranquilo– se diagnostica la hipertensión arterial. Es una condición crónica pero que cuenta con tratamientos que permiten mantenerla bajo control”.
En 2008, los investigadores de la SAC habían impulsado el estudio -que llaman Renata (por las iniciales de Registro Nacional de Hipertensión Arterial) sobre prevalencia en Capital. Al año siguiente, sumaron a más personas de 7 provincias: el 33,5% de la población adulta sufría hipertensión. En 2015, se volvió a hacer el estudio, en colaboración con la Federación Argentina de Cardiología (FAC) en 18 provincias. Participaron 5931 mayores de 18 años. Para hacer el estudio Renata 2, que fue patrocinado por el laboratorio Gador y la empresa Nestlé, se puso una mesa en 25 filiales del Registro Nacional de las Personas. A cada participante, se le hizo una encuesta con consentimiento informado y se le preguntó por el nivel de consumo de sal. Le tomaron la presión arterial durante 3 veces, mientras la persona estaba sentada. Y le midieron el cuello y el perímetro abdominal. A los que ya sabían que sufrían hipertensión, le hicieron una encuesta sobre la adherencia al tratamiento. Todas esas mediciones y respuestas se compilaron y analizaron y arrojaron los resultados preocupantes.
Cuatro de cada 10 argentinos con hipertensión lo desconoce. Entre los que sí conocen, el 45% no está bajo tratamiento médico. Sólo el 24,2% tiene la enfermedad bajo control. Esa última cifra también llamó la atención. “La cantidad de hipertensos que tiene controlada la enfermedad bajó en un 8,7%”, advirtió Augusto Vicario, otro de los integrantes del equipo que hizo el estudio. Otros datos significativos es que la hipertensión está afectando a gente joven, pero que desconoce que tiene el problema. El 73,4% de los hipertensos menores de 35 años (que fueron detectados durante el estudio) desconocen la enfermedad, que se puede controlar con cambios en la alimentación, más actividad física y medicación. Hay que bajar el consumo de sal, comer más frutas y verduras, legumbres y pescado, y dejar de fumar tabaco.
Sin embargo, muchos de los que ya sabían que eran hipertensos no hacen caso a los consejos. Sólo el 50,4% de los hipertensos toman y siguen diariamente la medicación contra la hipertensión. Aunque saben que es su gran enemigo, los hipertensos que conocen su enfermedad agregan sal a la comida “siempre” en el 16,4% de los casos. Respondieron “raras veces” el 26,5% y “nunca” el 57,2 de los hipertensos. En este grupo de hipertensos, el 72% dijo que habían disminuido el consumo de sal en el último año.
Pero el cambio aún está pendiente. “Disminuir el consumo de sal puede reducir entre un 20 y un 30% la cantidad de eventos cardiovasculares, como infartos o ACV, Eso se logra quitando el salero de la mesa, reemplazando la sal al cocinar por otras especias que aporten sabor, y, primordialmente, consumiendo menos productos procesados y panificados, que son una de las principales fuentes de sodio en la dieta de los argentinos”, resaltó Gustavo Cerezo, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología y médico del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
¿Qué son los miniderrames cerebrales y cómo nos damos cuenta de ellos?
Se los llama accidentes isquémicos transitorios (AIT) y para muchos es una advertencia infalible.
Para miles de personas, se trató del preludio de que en pocos meses sufrirían un derrame cerebral. Los síntomas son similares, pero menos intensos y duran poco tiempo: incluso es cuestión de unos minutos.
Se les llama accidentes isquémicos transitorios (AIT) y para muchos es una advertencia infalible.
De acuerdo con Harvard Health Publications, revista de la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, padecer un miniderrame cerebral ha sido asociado con 12% a 20% de riesgo de tener un derrame cerebral en los siguientes tres meses.
«Cerca de 33% de las personas que han experimentado un AIT sufren de un derrame cerebral en el transcurso de un año», indica la publicación especializada.
«La cadena de sucesos que conducen a un AIT es básicamente la misma que lleva a un derrame cerebral», explica el doctor Louis Caplan en otro artículo publicado por Harvard Health Publications.
Esquivar la bala
«Una persona que tiene un AIT ha sufrido una isquemia pero consiguió ‘esquivar la bala’ porque no se produjo un daño perdurable en el cerebro. Pero las mismas causas subyacentes (de un derrame cerebral) todavía están presentes y es muy probable que provoquen un derrame cerebral en el futuro cercano», añade.
En un artículo científico publicado en 2009 por la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), el doctor Antonio Culebras asegura que el énfasis médico moderno es tratar un AIT con el mismo nivel de gravedad que se trata un derrame cerebral.
«Los pacientes deberían ser hospitalizados inmediatamente y recibir todo el seguimiento neurovascular. A los médicos se les dice que adopten la filosofía del servicio secreto: una amenaza es tan peligrosa como un ataque», escribió.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la mayoría de los pacientes que han sufrido uno o más miniderrames cerebrales tendrán un derrame cerebral en el futuro, aclara que una persona puede tener un derrame sin haber padecido de un episodio menor.
Caplan, profesor de neurología en el Centro Médico Beth Israel Deaconess, de la Universidad de Harvard, explica cada una de las palabras que componen el término médico:
Transitorio: «Son frecuentemente muy breves. Duran menos de una hora. De hecho, la mayoría se termina en unos pocos minutos»
Isquémico: «Los síntomas son el resultados de una obstrucción en el flujo sanguíneo»
Ataque: «Es un evento aislado»
Tanto pacientes como familiares deben estar atentos a las siguientes señales:
Fotos: Archivo / BBC
De acuerdo con la asociación británica dedicada a los derrames cerebrales, Stroke Association, un AIT es causado por una falta temporal de flujo sanguíneo al cerebro y se puede diagnosticar como si se tratara de un derrame cerebral, aunque los síntomas son solo temporales.
Según los expertos, hay que estar alerta a una debilidad repentina, que incluso dificulta caminar y a una sensación de confusión general. El presidente ejecutivo de Stroke Association, Jon Barrick, señaló que el riesgo de sufrir un derrame cerebral mayor aumentaba en los primeros días después de sufrir un AIT.
Para muchas personas «no se siente como si fuese una emergencia porque los síntomas son breves o leves», indicó en conversación con la BBC. «Nada es mínimo cuando hablamos de un miniderrame cerebral», añadió.
«Es una emergencia médica. Cuando los síntomas empiezan, debes llamar (al servicio de emergencia) y decir que estás sufriendo un derrame».
«Ignorancia»
El presentador de la BBC Andrew Marr, quien sufrió de un derrame cerebral en 2013, indicó: «Tuve dos miniderrames cerebrales antes de sufrir un derrame». «Fui una de las miles de personas que desestimó las señales de advertencia, simple ignorancia».
En 2012, en el Reino Unido, Nichola Farrelly presentó algunos de los síntomas de un miniderrame cerebral. Fue al médico pero no se le dio el seguimiento apropiado. Volvió a su casa y al día siguiente fue a trabajar.
«A las 8:45 de la mañana, tenía dolor de cabeza, empecé con la desorientación y con el mareo. Me iba sintiendo cada vez peor», recuerda en conversación con la BBC.
«Me llevaron a emergencias. Por no haber tenido el tratamiento correcto, desgraciadamente tuve un derrame». Por eso para Farrelly, es fundamental «leer» lo que nos dice el cuerpo, pues los síntomas están ahí para actuar.
Dos jóvenes le salvaron la vida a un pasajero con ACV en un colectivo
El hombre iba en el colectivo 76, cuando se desvaneció. Los chicos estaban en el asiento de atrás y reaccionaron a tiempo.
Por Paula Galinsky.
Sergio sufrio un ACV en el colectivo y fue auxiliado por Ivanna y Pedro.
Los ojos de Sergio Murguia (57) lo dicen todo. Hablan de fragilidad, angustia, emoción y del más puro agradecimiento. En este primer encuentro después de la tragedia con final feliz que le tocó vivir, su mirada persigue la de los dos jóvenes que hace una semana pusieron todo para salvarle la vida y que ahora tiene sentados en el living de su casa de Martínez. “Perdón si voy lento, sigo en shock”, dice y extiende los brazos a “sus superhéroes”, como ahora llama a Ivanna Zuviría (21) y Pedro Ovejero (26). Luego, lanza un quebradizo “gracias” y llora. A los chicos se les llenan los ojos de lágrimas. Pero se la aguantan, sonríen y le dicen que están felices de haber podido ayudar.
Entre los tres intentan reconstruir lo que pasó esa mañana arriba del colectivo 76, en Luis Viale y Warnes, Villa Crespo. Ivanna y Pedro son estudiantes del profesorado de Educación Física y ese día viajaban de Núñez a Villa Soldati, donde debían realizar unas prácticas para la facultad. Iban medio dormidos cuando, a eso de las 8.45, escucharon un estornudo muy fuerte. “Ahí veo cómo el hombre de adelante se empieza a caer para un costado, primero cae y se levanta y después noto que no se puede levantar más”, cuenta Ivanna a Clarín frente a Sergio, y lo interpela. “¿Te acordás del estornudo?”. “Si –responde él–, estaba resfriado, se me habían caído los pañuelitos al piso y me agaché para levantarlos. Pero me empecé a golpear la cabeza. No entendía bien lo que me estaba pasando”, sigue Sergio, que es papá de cinco hijos, abuelo de una beba y ese viernes se dirigía a trabajar a Paternal, donde se desempeña como empleado administrativo.
Ivanna se levantó, lo miró y arriesgó: “Creo que está teniendo un ACV”. A pedido de ella, el chofer paró el colectivo y empezó a llamar a emergencias. Junto a Pedro, lograron acostar a Sergio en el piso, con dos mochilas de almohadas. Le aflojaron los cordones, le abrieron la campera e intentaron tranquilizarlo. “Yo le hice caricias en la espalda. Le dije que todo iba a estar bien, que ya llegaba la ambulancia”, relata Ivanna que explica que, hace poco, tuvo una materia en la universidad en la que le enseñaron a actuar frente a urgencias. “No sé cómo hice, pero me acordé de casi todos los pasos”, afirma orgullosa y suma que llamó al SAME en dos oportunidades y que, en la última, pidió que la guiaran para asistir a Sergio, pero que no supieron indicarle qué hacer.
“En un momento el colectivero dijo: ´chicos, llegó la ambulancia´. Nosotros miramos y nos dimos cuenta que no era la del SAME sino una privada que justo pasaba por esa calle. Yo dije: ´ya fue, la corro´. Me bajé del 76 y la seguí hasta la esquina donde frenó porque, gracias de Dios, el semáforo se puso en rojo”, describe la joven. “Le toqué el vidrio a la médica que iba arriba. Le expliqué lo que pasaba, se acercó a atenderlo y accedió a trasladarlo hasta el hospital”, agrega Ivanna.
La buena acción de los estudiantes –que tienen vocación de servicio, ya que él es guardavidas y ella sale a misionar– no terminó ahí. Los chicos se subieron a la ambulancia y lo acompañaron hasta el Durand, al que llegaron “en tres minutos”, según Pedro que, en el camino, le avisó a Vanesa, la mujer de Sergio. “Nos fuimos recién después de verla y explicarle todo. Por suerte, intercambiamos contactos y ella nos fue contando cómo evolucionaba”, sostiene Pedro.
Sergio fue derivado con su prepaga a la Clínica La Sagrada Familia, de Belgrano, donde lo operaron para removerle el coágulo que le había provocado el accidente cerebrovascular isquémico. La intervención salió perfecto y, si bien debe realizar rehabilitación, el martes recibió el alta y ya le confirmaron que no le quedarán secuelas. “Todos los médicos me dijeron que llegar rápido al hospital fue clave, que esos chicos me salvaron la vida. Yo voy a estar eternamente agradecido con ellos. Son mis héroes urbanos”, finaliza Sergio, que ya prometió un asado para agasajarlos.
ACV: un estudio mundial probó que 9 de cada 10 ataques pueden evitarse con hábitos saludables
El factor de riesgo principal es la hipertensión no controlada. Lo identificó un estudio internacional, que incluyó a 286 argentinos y fue publicado en la revista The Lancet.
Por Valeria Román.
Buen hábito. Dejar de ponerle sal a las comidas es un consejo médico para reducir el riesgo de hipertensión y de ACV.
Nueve de cada 10 ataques cerebrovasculares (ACV) pueden ser prevenidos si las personas modifican sus factores de riesgo. El principal culpable es tener la presión arterial descontrolada, y luego le siguen el sedentarismo, el consumo de comida chatarra y de alcohol en exceso, fumar tabaco, padecer problemas cardíacos como fibrilación auricular, diabetes, o estrés sin atención, y tener el colesterol elevado. Lo confirmó el mayor estudio en el mundo, que incluyó a 27.000 personas, incluyendo 286 argentinos, y fue publicado ayer en la revista The Lancet.
“El 93,2% de los ataques cardiovasculares que ocurren en Sudamérica están asociados a 10 factores de riesgo. La hipertensión es el más importante en todo el mundo. Los resultados deberían ser tenidos en cuenta por la población para reducir el riesgo de ACV y la mortalidad”, dijo a Clarín el investigador principal Martin O´Donnell, de la Universidad McMaster de Canadá, que llevó adelante el estudio InterStroke. Hace 6 años el equipo de investigación, que incluyó al médico argentino Rafael Díaz, de Estudios Clínicos de Latinoamérica de Rosario, había publicado los resultados preliminares, y ahora sumaron más datos y evidencias sobre los factores de riesgo del ACV, que es la tercer causa de muerte de adultos en el mundo y la primera de discapacidad.
“En 2010, habíamos incluido a 6.000 participantes de 22 países, pero había preguntas pendientes sobre había diferencias entre las regiones del mundo sobre el rol de los factores de riesgo en los ataques cardiovasculares. En la segunda fase, incluimos 27.000 personas de 32 países, y confirmamos la importancia de los 10 factores de riesgo a nivel global”, agregó O´Donnell.
El trabajo consistió en un estudio observacional de casos y controles. Incluyeron personas que habían sufrido ataques cardiovasculares y los compararon con otras de edad y nivel socioeconómico parecido. “El mensaje que da este estudio es que no controlamos la presión, fumamos, comemos mal, sedentarios, tomamos alcohol en exceso, aumentamos las chances de padecer un ACV. Es claro ahora que casi no se trata de una cuestión genética, sino que pesa mucho lo ambiental”, explicó Díaz a Clarín.
Las evidencias están. ¿Cómo hacer para revertir los comportamientos que llevan al ACV? “Soy defensor de una acción mixta: el médico debe llegar al pacientes, con educación y seguimiento, y las autoridades sanitarias también deben implementar medidas. Por ejemplo, hay que seguir impulsando la reducción del consumo de sal. Ayer, también se difundió que los acuerdos voluntarios entre empresas alimentarias y la iniciativa “Menos Sal Más Vida” del Ministerio de Salud de la Nación, que empezó en 2013, se cumplen en el 99% de los productos monitoreados. Otra acción es que la gente se tome la presión al menos una vez al año, y que acceda al tratamiento. Según Díaz, sólo 1 de cada 6 hipertensos tiene su presión controlada.
“El estudio InterStroke llama la atención sobre el riesgo de la hipertensión descontrolada. Mucha gente aún subestima a la hipertensión, como factor de riesgo de ACV”, opinó Marcos Marín, de la Sociedad Argentina de Cardiología y del Hospital Italiano en San Justo, quien no participó en el estudio.
“Tenemos las estadísticas y es posible resolver el problema”, sostuvo Díaz. Lo demuestra con hechos: con su equipo salió a tomar la presión a 5.000 personas en Rosario, y detectó a 1.000 hipertensos. Les dan medicamentos gratis y ya consiguieron que el 90% tenga su presión arterial controlada. “Hay que enseñar a cada paciente, y contactarlo fuera del consultorio. Es un trabajo educacional interesante, pero todo indica que cuando el paciente entiende el problema, cambia su actitud”.
En 1 de cada 4 pacientes los síntomas del ACV son transitorios: hay 17 mil casos al año
Por Florencia Cunzolo.
No dejan secuelas, pero deben recibir tratamiento inmediato. La cifra fue obtenida en el primer estudio epidemiológico realizado en el país para medir la incidencia de los ataques cerebrales.
Recibir atención en las primeras horas posteriores a la aparición de los los síntomas es clave.
Un dolor de cabeza repentino y muy severo, no sentido nunca antes. Debilidad en la mitad del cuerpo y pérdida de la visión de un ojo o ambos. Problemas para hablar o entender. Vértigo, falta de coordinación, inestabilidad. En uno de cada cuatro pacientes, esos síntomas del ataque cerebral son transitorios: duran pocos minutos y no dejan secuelas, pero deben ser tratados a tiempo para evitar que desemboquen en cuadros más graves. En Argentina ocurren 17.000 ataques isquémicos transitorios (AIT) al año y 58.000 ataques cerebrovasculares (ACV, ictus o stroke), según el primer estudio epidemiológico destinado a evaluar el número de casos que se producen en el país.
El Programa para la Evaluación Epidemiológica del Stroke en Tandil (PrEViSTA) puso durante dos años a los más de 120 mil habitantes de la ciudad situada a casi 400 kilómetros de la Capital debajo de una gran lupa. Todo paciente atendido en el único hospital público, las dos clínicas privadas o en alguno de los 10 centros ambulatorios por un ataque cerebral formó parte del exhaustivo registro. Veinte médicos (clínicos, neurólogos, cardiólogos) trabajaron en la pesquisa, que incluyó hasta contactos con las casas velatorias para determinar si personas que habían muerto en sus casas habían fallecido por esa causa: llamaban a los familiares y les hacían una “autopsia verbal”. Se ejecutaron campañas de concientización sobre el ACV en los medios y hasta con volantes que se repartían con la factura de electricidad. La ciudad es equivalente a gran parte del territorio argentino en la mayoría de los parámetros, por lo que los datos obtenidos pueden proyectarse a nivel nacional.
Los resultados fueron reveladores. “Hubo menos ACV de los que pensábamos, y muchos pero muchos accidentes isquémicos transitorios”, sostuvo en diálogo con Clarín Luciano Sposato, investigador principal del estudio quien, tras dirigir equipos en INECO y la Fundación Favaloro, se encuentra trabajando en el London Health Sciences Centre, en Ontario, Canadá. “Es la primera vez que se mide en una población cerrada la cantidad de casos y por lo tanto es la primera vez que se puede estimar cuántos hay en la población argentina. Hasta ahora estábamos ciegos, cualquier cálculo podría haber estado equivocado”, destaca el neurólogo argentino sobre la relevancia del trabajo que fue publicado en Stroke, la revista más prestigiosa sobre el tema.
El número de AIT que se producen anualmente en el país es de 37 cada 100 mil habitantes, casi tres veces mayor que los registrados en un estudio similar en Brasil (14 cada 100 mil). Un ataque transitorio irrumpe con los mismos síntomas que los de un ACV. Esos signos se prolongan por unos minutos (solo ocasionalmente duran horas) y no dejan lesiones cerebrales ni secuelas clínicas o funcionales. Sin embargo, eso no implica que no haya pasado nada. Son poderosos llamados de atención que conviene no desestimar. “De 100 personas que tienen un ataque transitorio, 10 van a tener un ACV en los próximos 30 días, de las cuales ocho lo van a tener en los dos días siguientes. Por eso es indispensable y fundamental consultar inmediatamente para hacer las investigaciones necesarias que permitan determinar por qué se produjo y empezar la prevención”, explicó Sposato. El 80% de su actividad clínica en Canadá es dentro de una clínica especializada en el tratamiento de pacientes con ataques transitorios.
Los factores de riesgo también son los mismos para ambos ataques. Determinar si en el origen del cuadro hay una fibrilación auricular o una enfermedad carotídea es clave. “También hay que ver si el paciente que sufrió un AIT tiene presión alta, si es dislipémico, si es sedentario, si lleva una dieta no balanceada, si tiene diabetes y trabajar sobre eso. Cosas sencillas que hacen a la prevención, que es donde la medicina debería enfocarse, porque el problema ya está instalado. Debemos movernos antes. Pero es complejo por las barreras en el acceso, que hacen que no todos lleguen a la salud de la misma forma”, añade Cecilia Bahit, jefa de Cardiología de INECO Neurociencia en Rosario y coautora principal del trabajo.
Mariano Coppola es uno de los cuatro neurólogos que hay en Tandil y estuvo encargado de liderar el equipo de médicos que recolectó los datos entre 2013 y 2015. “Está más que demostrado que contar con unidades de stroke para el tratamiento agudo y el seguimiento baja la mortalidad y la discapacidad, pero también está demostrado que lo mejor es no tener un ACV y es ahí donde la prevención primaria juega el rol más importante”, coincidió.
El ACV es la segunda causa de muerte en Argentina después de la enfermedad coronaria y la primera de discapacidad. Antes de PrEViSTA, la incidencia se estimaba en base a estadísticas internacionales y se hablaba de un caso cada cuatro minutos. El trabajo arrojó que se producen 76,5 ataques cerebrovasculares cada 100 mil habitantes al año, lo que da un total de 58.100 casos, uno cada nueve minutos, la mitad de lo que se creía. La cifra es considerablemente más baja que las registradas en Brasil (137) y Chile (94). Sobre los tipos: el 78% son isquémicos (causados por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral) y el 22% hemorrágicos (por sangrado), proporciones similares a las de Europa o Estados Unidos.
“Si bien registramos menos ACV que otras poblaciones latinoamericanas, hay mucho que hacer en cuanto a tratamiento porque la mortalidad sigue siendo alta”, analizó Bahit. Es que uno de cada cinco pacientes que sufre un ataque cerebrovascular muere dentro de los 30 días posteriores al evento. El isquémico es el que tiene mejor pronóstico.
Sposato acuerda en que lo positivo es que “sorpresivamente estamos mejor de lo que pensábamos porque hay pocos casos”. La reducción de algunos factores de riesgo como el agregar menos sal a las comidas y la caída en el número de fumadores, sumado a las campañas de concientización pueden haber incidido, especulan los especialistas. “La parte negativa está relacionada con la deficiente atención del AIT para evitar que se produzca un ACV y con que el tratamiento agudo está absolutamente abandonado en Argentina en cuanto a lo que es trombolisis intravenosa (una medicación que se aplica en las primeras horas posteriores al ataque), unidades de stroke y lo nuevo que es la trombectomía mecánica (la aspiración del trombo que obstruye la arteria)”.
Para el neurocirujano Pedro Lylyk, presidente de la Asociación Argentina de Ataque Cerebral,“las autoridades sanitarias necesitan datos de la realidad argentina que les permitan desarrollar un plan nacional con unidades de ACV en todo el territorio (acá tenemos la primera unidad móvil de Latinoamérica) para que los tratamientos puedan administrarse en forma eficaz y en tiempo a toda la población». El director del Instituto Médico ENERI y Clínica La Sagrada Familia -que no participó de la investigación- concluyó que «este estudio constituye un buen punto de partida para la organización y distribución de los recursos en salud, debiendo ahora aunar los esfuerzos para bajar los tiempos para el tratamiento agudo. No olvidemos que tiempo es cerebro”.
Las cifras arrojadas por PrEViSTA ya son tomadas como referencia por la Organización Mundial de la Salud y el Instituto de Métricas en Salud de la Universidad de Washington.
En Junio de 2015 el autor y conferencista, Carlos Flores, tuvo un infarto cerebral que lo dejó sin poder hablar, leer y escribir. Carlos Flores está recuperándose y va a llegar el día que va a poder leer sus propios libros.
En este video queremos ponerte al tanto de su recuperación como así informarte acerca de las señales que avisan a un infarto. Nosotros recibimos algunas de estas señales, pero las ignoramos por no estar informados. Deseamos de todo corazón que el mayor de cantidad de nosotros esté informado de las señales de un infarto cerebral.
Por otra parte, para ustedes quienes están atravesando por esta situación difícil o una situación similar de salud no pierdan las esperanzas. ¡Ten fe que la recuperación es posible y trabaja cada día en ella como si fuera tu trabajo de tiempo completo!
Si estás con salud da gracias a Dios o tu creador según tu creencia espiritual y haz cada esfuerzo para mejorar tu mente y cuerpo aún más.
¡Jamás ignores los avisos de tu cuerpo, porque sin salud no hay éxito! Cuida y ama de tu cuerpo.
Para toda nuestra comunidad de triunfadores gracias y recuerda que ¡seguimos contigo para ayudarte a triunfar!
Estaremos muy al pendiente de tu comentario para conversar contigo. ¡Un gran abrazo triunfador y triunfadora!
Corazones en riesgo: hacer poco ejercicio causa el 17% de las muertes
En la Argentina se evitarían más de 7.000 decesos anuales si los mayores de 30 años alcanzaran la meta mínima recomendada: media hora diaria.
Si cruzó la barrera de los 30 y le cuesta aunque sea salir a dar una vuelta a la manzana, quizás, al final de esta noticia, revise si no valdría la pena invertir por lo menos media hora del día en la salud de su corazón.
Investigadores argentinos acaban de estimar que hacer poca actividad física explica el 17% de las muertes por causas cardiovasculares en el país entre los 30 y los 70 años de edad. Eso equivale a 7.278 personas que murieron debido a la enfermedad coronaria o un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico y podrían haberlo evitado con sólo recibir a tiempo el consejo de hacer dos horas y media por semana de actividad física o una rutina aeróbica de intensidad moderada y cumplirlo.
El equipo del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), afiliado a la UBA, calculó la magnitud del problema con las estadísticas de salud nacionales. Rosana Poggio, cardióloga del Centro de Excelencia en Salud Cardiovascular para el Cono Sur (Cesacas) del IECS, presentó los resultados en el 41er Congreso de la Sociedad Argentina de Cardiología.
«Nuestro análisis sugiere que caminar por lo menos 30 minutos a paso rápido 5 días a la semana reduciría la mortalidad por enfermedad cardiovascular a cualquier edad, en particular en las mujeres y en la población menor de 70 años -indicó Poggio-. Nuestros resultados tienen implicancias en la salud pública y destacan la importancia de que las mujeres, en especial, estén más activas físicamente.»
Su equipo utilizó las cifras locales de mortalidad cardiovascular de mejor calidad disponibles, que son las de 2010, y la III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2013. Luego, aplicó el método del Proyecto de Carga Global de la Enfermedad de la OMS para estimar las muertes que podrían haberse evitado en un año si los niveles de actividad física de la población fueran el mínimo recomendado (30 minutos/día) y el óptimo (1 hora/día) para cinco días a la semana, con una intensidad moderada, como andar en bicicleta o caminar con una marcha enérgica.
En el país, el 52,5% de los mayores de 30 hace menos de media hora diaria de actividad física. «Si esa población empezara a caminar 30 minutos diarios, cinco veces por semana, en 2010 se habrían evitado el 17% de las muertes por causas cardiovasculares. Es decir, 7.278 muertes», explicó Poggio.
¿Y qué pasaría si el 76,5%, que es la población que hace menos de una hora diaria de ejercicio alcanzara esa meta de 60 minutos, considerada el umbral que evita más muertes? Se podría prevenir, entonces, el 26% de los decesos por problemas cardiovasculares. En 2010, eso habrían sido 11.234 fallecimientos menos.
«La Argentina tiene altas tasas de inactividad física. La falta de tiempo libre es la excusa principal de los sedentarios. Por otro lado, los médicos no recomiendan el ejercicio como deberían hacerlo», opinó Roberto Peidro, vicepresidente de la Fundación Argentina de Cardiología.
En un comunicado, durante el congreso, el especialista opinó que el estudio «demuestra que el impacto del sedentarismo en la mortalidad por enfermedad cardiovascular es significativo» y enumeró los motivos de la baja actividad física en las mujeres: «Las múltiples ocupaciones (el trabajo y el hogar), la menor cantidad de tiempo que las niñas les dedican a los deportes en comparación con los niños y la dedicación al cuidado de la salud de la familia».
Michel Komajda, ex presidente de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por su sigla en inglés), elogió los resultados del estudio y recordó que está demostrado que la actividad física regular beneficia la salud cardiovascular. «Las conclusiones muestran que el bajo nivel de actividad física es común en la Argentina y que la actividad física regular previene muertes por causas cardiovasculares, en general relacionadas con la enfermedad coronaria más que con el ACV», indicó Komajda, que dirige el Programa de la ESC en la Argentina.
Peidro señaló que faltan políticas para alentar a la población a moverse más: «Las sociedades científicas, los profesionales de la salud y el Estado deben trabajar juntos para resolver el problema del sedentarismo y, así, mejorar la duración y la calidad de vida», indicó.