El estruendo del silencio

febrero 19, 2015

Un silencio estruendoso

Por Ricardo Roa.

La Casa Rosada vacía. Cristina a más de 400 kilómetros, en Chapadmalal. Los funcionarios en sus casas y la TV Pública pasando un programa para chicos. Esa fue la respuesta del Gobierno a las impresionantes marchas de silencio que recordaron la muerte del fiscal Nisman y desafiaron las provocaciones del kirchnerismo. Los demonizados fiscales fueron apenas un puñadito en un mar de gente.

argentina-bandera-botonEn el mismo día en que centenares de miles de argentinos ganaron la calle a una misma hora en todo el país exigiendo que se termine la impunidad, la Presidenta inauguraba por tercera vez la central Atucha II, rebautizada Néstor Kirchner. Hasta ahí llegó su propia marcha.
Si nos guiamos por lo que dijo, más lejos llegó en su esfuerzo por cambiar el eje de la convocatoria: denunció “un mundo de intereses que quieren que nos subordinemos y mandarnos y se enfrentan con un gobierno como éste, que no permitirá que nadie le marque la cancha”.

Cristina hace tiempo que vive en otro mundo y quiere hacernos creer que el mundo es ése que ella ve o que ella cuenta. Ahora el mundo es Estados Unidos e Israel y los servicios de inteligencia de los dos países que, dice, están operando en la Argentina y, sin decirlo, que están detrás de la muerte de Nisman.
El kirchnerismo no tiene nada que ver. Es una víctima. Aquí correr el eje es igual a admitir que no tiene ninguna respuesta.

Como con otras marchas, el Gobierno trabajó para que fracasara y el que fracasó fue el Gobierno. Y la lluvia, que podía haber sido un impedimento, fue en realidad un aliciente: la gente quiso mostrar que iría a la convocatoria aunque lloviera y llovió por momentos torrencialmente.

Igual que en toda movilización, hubo casi tantas razones para participar como participantes. Convocaron los fiscales porque sienten que lo que le pasó a uno de ellos que investigaba al poder puede pasarle a cualquiera. Necesitan el respaldo de la gente.

Y los acompañaron cientos de miles. Unos por miedo, porque piensan que esta muerte puede ser parte de una guerra de bandas instalada en el Estado. Otros por miedo y bronca: no pueden creer que el fiscal Nisman haya sido encontrado muerto cuatro días después de denunciar a la Presidenta.

También por un sentido de responsabilidad institucional: la división de poderes está amenazada. Y por el futuro: nadie quiere que el país de nuestros hijos esté dominado por mafias que se tiran con cadáveres.

Sería grave que el Gobierno no escuchara los mensajes de la marcha. Los antecedentes no permiten hacerse ilusiones.

Fuente: Clarín, 19/02/15.

 

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Cientos de miles de personas marcharon en todo el país en homenaje al fiscal Nisman

febrero 18, 2015

Cientos de miles de personas marchan en todo el país en homenaje al fiscal Nisman

La marcha del 18F. Bajo una lluvia torrencial, se movilizan desde el Congreso a Plaza de Mayo unas 400.000 personas, según el último cálculo de la Policía Metropolitana. La multitud es encabezada por fiscales y familiares de Nisman. Además, hay multitudinarias concentraciones en ciudades del Interior como Rosario, Córdoba, Santa Fe y Mar del Plata.

Bajo una lluvia por momentos torrencial, una multitud participa de la Marcha del Silencio, que se moviliza desde la Plaza de los dos Congresos a Plaza de Mayo. La columna es encabezada por fiscales y la familia del fiscal Alberto Nisman, muerto hace un mes.

La Policía Metropolitana estimó en su último cálculo en unas 400.000 personas la concurrencia, aunque en realidad el cálculo final es difícil de realizar porque mucha gente participó de algún tramo de la marcha y se retiró en medio de las tormentas.

18F Marcha Nisman

Las convocatorias también son masivas en el Interior del país, especialmente en las ciudades de Mar del Plata, Rosario, Santa Fe y Córdoba.

El inicio de la marcha quedó pasado por agua. Unos 15 minutos antes de las 18, el horario de salida previsto desde la Plaza del Congreso, una fuerte tormenta que se extendió de manera intensa durante media hora marcó el primer tramo de la manifestación.

La partida fue algo desordenada en ese contexto y se concretó unos minutos antes, entre los aplausos que funcionaban como un pedido de apuro. Con una bandera negra con la inscripción en blanco “Homenaje al fiscal Nisman, marcha del silencio”, visible por un corralito para abrir espacio armado por una suerte de guardaespaldas con remeras que los identificaban, el sindicalista Julio Piumato dio la orden de arrancar.

No hubo palabras en ese momento, sólo se escuchó el grito de “Justicia, Justicia” de los manifestantes en plena tormenta. En la primera fila aparecieron los fiscales Raúl Plee, Carlos Stornelli, Germán Moldes, Guillermo Marijuán y José María Campagnoli, entre otros.

Unos metros más atrás, con menor visibilidad, la jueza y ex mujer del fiscal, Saldra Arroyo Salgado, marchó con otros miembros de la familia. Y dirigentes de la mayor parte del arco opositor lo hicieron en otros puntos, aunque la lluvia obligó a algunos a apartarse y volver al rato.

Los bares y entradas de los edificios de Avenida de Mayo quedaron abarrotados de manifestantes que pretendían refugiarse de la lluvia. Algunos abandonaron la marcha por las calles aledañas, la mayoría permaneció en el lugar y comenzó a avanzar a paso lento, entre los paraguas que dificultaban la caminata hasta la Plaza de Mayo.

Ramona, una empleada administrativa del microcentro que participa de la movilización, dijo a Clarín que resolvió sumarse porque está «indignada, cansada de que en este país no haya nunca soluciones, solo problemas».

Laura, una señora que también marchaba hacia la Plaza de Mayo, agregó: «Este país no da para más. Espero que sze haga justicia».

Marcelo, quien vino especialmente desde La Plata para participar de la movilización con un cartel que dice «CFK Asesina», completó: «Estoy indignado porque no puede ser que lo que le paso a Nisman ocurra en democracia. Ojalá esto nunca más se repita».

Fuente: Clarín.com, 18/02/15.

18F paraguas escarapela

 

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Vergonzoso relato K: Fue un «crimen pasional

febrero 18, 2015

La muerte de Nisman: para un senador K, fue un «crimen pasional» cometido por Lagomarsino

La muerte del fiscal Nisman.

asesinato politicoEs la hipótesis que lanzó el misionero Salvador Cabral, del Frente para la Victoria: «Producto de un amor homosexual, donde el marido que es el flaquito -por Lagomarsino- que le llevó la pistola, lo encontró en situaciones amorosas al muerto y le pegó un tiro en la cabeza amorosamente».

El misionero Salvador Cabral, del Frente para la Victoria, lanzó una nueva hipótesis sobre la causa que produjo la muerte del fiscal Alberto Nisman. Antes de entrar en detalles, y según el relato que Cabral hizo en una entrevista a Radio República, el fallecimiento del fiscal que investigaba la causa AMIA y había acusado de la Presidenta de encubrimiento, «es un cadáver que la mafia de los servicios de informaciones que trabajaban contra el gobierno le tiró al gobierno para provocar un desgaste abrupto, creyendo que con eso se iba a producir una crisis política de profundidad, que no se produjo».

Pero tras esa introducción, fue al grano y caratuló la causa directamente como un «crimen pasional». El senador K tomó como referencia la declaración que publicó Clarín la testigo Natalia Fernández. «Una testigo dijo que ella llegó y se encontró con un ambiente de festichola. Pero la tesis que desprende de lo que ella dice es que ese fue un crimen pasional entre un amor homosexual, donde el marido que es el flaquito -en referencia a Lagomarsino- que le llevó la pistola, lo encontró en situaciones amorosas al muerto y le pegó un tiro en la cabeza amorosamente», dijo. El senador afirma que esto es lo que va a salir en los próximos días porque ya lo anunció la testigo.

El portal de noticias MisionesOnline agrega que Cabral, al ser consultado por la culpabilidad de Jaime Stiuso en la supuesta trama pasional que plenteó, dijo que «Stiuso lo único que hizo fue aprovechar la situación para transformarlo en una figura política. El es amigo del que llevaba el revólver. Cuando se encontró con esa situación, (Stiuso) dibujó todo el hecho».

Fuente: Clarin.com, 18/02/15

 

 

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Más dudas en el caso Nisman

febrero 18, 2015

Más nubarrones sobre la muerte del fiscal

Por Eduardo van der Kooy.

No reaccionó bien Viviana Fein. La fiscal de la causa sobre la muerte de Alberto Nisman advirtió que la testigo público, Natalia Jimena Fernández, “deberá hacerse cargo” acerca de su relato sobre lo que aconteció en el departamento de Puerto Madero la madrugada del 19 de enero. Fein señaló, además, que la descripción de la joven que trabaja de camarera en la zona (anticipada por Clarín) fue falsa y descabellada. Arriesgó, incluso, que podrían haberle “plantado” a la testigo. Como insinuando alguna trama conspirativa.

Fernández contó lo que vio y padeció. Porque fue llevada de prepo por Prefectura a la escena de la tragedia donde habría permanecido casi 7 horas. Puede haber distorsionado imágenes, producto quizás del desconocimiento, de la hora y la horrible circunstancia. Pero lo que la testigo describió pareció encajar a la perfección con lo que cualquier observador externo, incluído el periodismo, imaginó que podía haber ocurrido en Puerto Madero ni bien el destino del fiscal muerto se convirtió en un enigma.

dudas 02Desde la conducta incomprensible de su custodia, defendida por la ministro de Seguridad María Cecilia Rodríguez, hasta la búsqueda de la señora Sara Garfunkel –la madre de Nisman– para ingresar al departamento, la larga presencia del secretario de Seguridad, Sergio Berni y el exilio en Israel del periodista (Damián Patcher) por detonar la primicia en tuiter. En ninguna de esas conductas habría rasgos de razonabilidad.

En vez de enfadarse, la fiscal Fein debió pensar antes en la desprotección de Fernández. En el abandono que fue dejada después de ser obligada a transformarse en testigo. Dijo que vive bajo miedo y ahora se animó a pedir resguardo.

La fiscal Fein debió pensar en la desprotección de la testigo, en el abandono en que fue dejada.

No era la testigo de un accidente callejero o un choque entre automóviles. Fue quien estuvo en el lugar donde misteriosamente murió Nisman, que acusó a Cristina Fernández y al canciller Héctor Timerman por presunto encubrimiento terrorista por el atentado en la AMIA en 1994, que dejó 85 muertos. El fiscal debía concurrir al Congreso el lunes 19 a explicar su denuncia.

Nadie estaría colocando en duda la buena voluntad de Fein para enfrentar el caso mas difícil de su carrera en la Justicia. Pero estaría claro que las divisiones en el Poder Judicial y el comportamiento del Gobierno, ajeno a lo que pasa con el esclarecimiento de la tragedia, la ayudarían muy poco. Exactamente a un mes de la muerte de Nisman, que será recordado hoy con una marcha entre el Congreso y la Plaza de Mayo, nada se sabe sobre lo sucedido.

No hay certeza de que el arma Bersa 22 haya sido, al final, la que puso fin a la vida del fiscal. Los dos rastreos de pólvora, uno efectuado por la Policía bonaerense y otro por un laboratorio especializado de Salta, arrojaron resultados negativos. No pudieron concluirse aún los estudios de los videos de los ascensores y pasillos del  edificio Le Parc.

Se postergó la declaración indagatoria a Diego Lagomarsino, el hombre que le habría facilitado el arma al fiscal. También se dilata el interrogatorio al ex agente de la Secretaria de Inteligencia (SI), Jaime Stiuso, que habría hablado por teléfono no menos de cinco veces con Nisman el dia antes de la muerte. Quizás hoy puedan conocerse los análisis toxicológicos realizados al fiscal. Recién ahora Fein habría caído en la necesidad de convocar a Berni. ¿Alguien podría negar que el caso avanza con exasperante lentitud?.

Esa lentitud, tal vez, podría adjudicarse a cierta actitud deliberada. Pero también a la inoperancia de un Estado que en esta década resultó tomado de rehén por el kirchnerismo. Nadie alcanza a comprender –aún menos en el exterior donde el tema sigue retumbando—como una cuestión de tanta gravedad depende sólo de la tenacidad de una fiscal y un reducido equipo de colaboradores. Eso tendría una explicación: las desconfianzas internas que han invadido a la Justicia desde que Cristina Fernández pugnó por su colonización y la terminó partiendo. Fein preferiría arreglarse sóla antes de transar con Alejandra Gils Carbó, que hace un par de semanas le ofreció colaboración. La fiscal del caso Nisman teme resultar infiltrada. Por uno de esos lados podría explicarse el empantanamiento de las cosas.

La testigo Fernández reveló datos significativos que, difícilmente, pueda haber inventado. Le permitieron usar un baño del departamento de la muerte. Estuvo recostada en un sofá. Aún cuando otros tramos del relato no fueran verídicos –como el de los policías tomando café y mate y pidiendo mediaslunas– aquel par de precisiones estaría desnudando un claro descuido de la escena.

La descripción haría inexplicables otros perfiles del caso. Si tanta gente pasó aquella noche trágica por el departamento –incluída la testigo Fernández– ¿cómo pudo ser que sólo se haya encontrado un rastro de ADN distinto al de Nisman en un pocillo de café? Por ese motivo, la jueza Fabiana Palmaghini prometió indagar a Lagomarsino.

Recién hace cinco días se comunicó el hallazgo de algunos pelos y un ínfimo rastro de sangre en el departamento de Puerto Madero. Pero esa novedad surgió por una inspección dispuesta por la parte querellante, la ex exposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado. La jueza concurrió al lugar con un criminalista y ex jefe policial, Daniel Salcedo, que utilizó una tecnología para el rastreo (luminol) de la cual carecen las fuerzas policiales y de seguridad. Así lo admitió ayer la propia fiscal Fein. Una demostración más de las precariedades en que estaría sumido el Estado.

La presencia de Arroyo Salgado será la más simbólica y potente de la marcha. El Gobierno intentó que no fuera.

La intervención de Arroyo Salgado no habría sido casual. La ex esposa de Nisman tendría dudas sobre la eficacia de la investigación. En especial, porque partiría de la base que Nisman no pudo haberse suicidado. Esa presunción no pertenece a su mundo secreto. Sembró el parecer dos veces: a los pocos días de la tragedia y cuando concurrió al Congreso.

La jueza confirmó que estará hoy en la marcha de homenaje a Nisman, junto a sus dos hijas. El Gobierno le presta más atención a esa movida que a lo que sucede en torno a la tenebrosa muerte del fiscal. Hubiera preferido –lo intentó—que Sandra Arroyo no concurriera. Será la presencia más simbólica y potente. Concederá a la movilización, además, un sentido de legitimidad indiscutida. Algo que el kirchnerismo  pretende poner en duda hasta el último minuto.

Con sus mejores malas artes.

Fuente: Clarín, 18/02/15.

 

 

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El Aleph Nisman

febrero 17, 2015

El Aleph Nisman

Por Santiago Canton.

La vorágine irracional del Gobierno argentino rompió los pocos frenos que contenían su autoritarismo.

alephCarlos Argentino Daneri le aclaró a Borges que el Aleph es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos. Borges, en ese “instante gigantesco” en que se acercó al Aleph, vió “millones de actos deleitables o atroces”. Al igual que el Aleph, el caso Nisman ha logrado unir, en un instante gigantesco, las características del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Lamentablemente en este caso, “la pequeña esfera tornasolada” sólo muestra instantes atroces.

La vorágine irracional del Gobierno argentino al momento de responder por la acusación y muerte del Fiscal Nisman rompió los pocos frenos que débilmente contenían a un gobierno autoritario, corrupto y con escaso respeto a la ley. Repasemos algunos de esos instantes que nos muestra el Aleph Nisman, y que ya pueden ir tallándose en el frontispicio del legado de Cristina Fernandez de Kirchner.

División de Poderes
La Presidenta y sus robóticos funcionarios, desde la denuncia del fiscal Nisman hasta el presente, todos los días, de manera sistemática, han presionado al Poder Judicial para influenciar la investigación. Por Facebook, por Twitter, por radio y televisión, la Presidenta y sus robots les indicaron a la fiscal y jueza los nombres de las personas y las líneas de investigación que debían seguirse. O sea, es como que el zorro le diga a la gallina donde tiene que esconderse.

En el Congreso no es muy distinto. Apenas conocida la denuncia, el kirchnerismo atacó al fiscal, profesional y personalmente. Cuando forzados por la muerte de Nisman, se vieron obligados a reformar la ley de inteligencia, la obediencia debida bajó velozmente desde la Casa Rosada y los congresistas cumplieron militarmente con las instrucciones presidenciales, dando media sanción a una ley que ni siquiera convence a sus aliados más serios.

Tampoco se puede pretender que la presidenta lea todas las mañanas el Espíritu de las Leyes de Montesquieu, pero ayudaría a la República que, entre baile y baile, repase algunos capítulos.

Libertad de Prensa
El teatro del absurdo que el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, interpreta naturalmente todas las mañanas, tuvo su mejor momento cuando, frente a las cámaras, hizo trizas el diario Clarín, repitiendo obedientemente “Clarín Miente”. Al día siguiente, cuando se comprobó que la información era correcta, ya era tarde para tragarse los restos de la prensa destruida.

Pero el ataque a la prensa no se limita al histrionismo mañanero. El periodista que hizo pública la muerte de Nisman tomó la decisión de irse del país por temor a su seguridad personal. A las pocas horas, la página oficial del Gobierno confirmó el temor del periodista al publicar su pasaje electrónico diciendo que se había ido de vacaciones a Uruguay, mientras el periodista, desde Israel, explicaba al mundo las persecuciones de las que fue víctima en Argentina.

Espionaje
Alguien debe avisarle a los espías argentinos que en 1983 volvió la democracia. En el año 2005, parecía que Néstor Kirchner había tomado esa decisión, cuando se comprometió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las víctimas de la AMIA, a reformar la ley de inteligencia. Lamentablemente, la propuesta de los espías pudo más que la memoria de las víctimas, y Néstor Kirchner no cumplió con su compromiso. Mientras tanto, durante estos 10 años, el Gobierno mantuvo a los espías ocupados espiando a sus “enemigos” internos.

Corrupción
Nisman murió luego de denunciar a la presidenta, al canciller Héctor Timerman y otras tres personas por negociar un acuerdo secreto con Irán para encubrir el atentado de la AMIA. Si bien el canciller negó sistemáticamente dicho acuerdo, los audios que son parte de la prueba que presentó el fiscal, revelan que existió una negociación paralela realizada por personas que no forman parte del Gobierno, y que son más conocidas por posiciones antisemitas, violentas y por actuar como primera línea de choque del Gobierno. Antes que Timerman, los cancilleres Bielsa y Taiana rechazaron sistemáticamente todas las ofertas de Irán para negociar políticamente el caso AMIA. Bielsa mencionó que los iraníes ofrecían mejoras comerciales de hasta 4 mil millones de dólares. Parece que con Néstor, Bielsa y Taiana, los principios tenían más solidez.

Los enemigos y nosotros
A partir de la denuncia del fiscal, el enemigo, usado sistemáticamente por el kirchnerismo para polarizar a la sociedad y evitar la dispersión de la base propia, pasó a llamarse Nisman, fiscales, jueces y golpismo jurídico. La marcha convocada en homenaje a Nisman, en palabras de la presidenta y sus robots, es la marcha de los “otros”, de los “golpistas”, de los que “odian”, de los “narcos”, de los “antisemitas”, de los “infames”, de los “mentirosos”, entre otros calificativos.

La construcción de un enemigo está en el ADN de la historia, pero alguien debería decirle a la presidenta, que su uso puede tener graves consecuencias. Los Protocolos de los Sabios de Sion, los “Enemigos del Estado” de Hitler y el “Eje del Mal” de Bush son algunos ejemplos que deberían hacer reflexionar a la presidenta sobre el riesgo del uso inmoral de la construcción de un enemigo.

El Aleph, ese “microcosmo de alquimistas y cabalistas”, se perdió cuando derrumbaron la casa de los padres de Carlos Argentino Daneri. Por suerte Borges nos relata que el Aleph siempre ha existido. Esperemos que cuando reaparezca se hayan ido los alquimistas y cabalistas y haya más imágenes “deleitables” que “atroces”. Sin perjuicio de siempre querer seguir viendo los bailes y la alegría de la presidenta mientras nuestra casa se derrumba.

Santiago Canton es director ejecutivo del Centro Robert F. Kennedy para los Derechos Humanos y profesor de Derecho de la Universidad de Georgetown. Twitter @SantiagoACanton

Fuente: El País, 16/02/15.

 

 

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Testigo clave: en la casa de Nisman no se cuidaron las pruebas

febrero 17, 2015

Una testigo clave afirma que en la casa de Nisman no se cuidaron las pruebas

Por Natasha Niebieskikwiat.

Dudas en la investigación.Natalia Fernández asistió al operativo en Le Parc la noche en que hallaron muerto al fiscal. Usó un baño y vio cómo manipulaban su cafetera, subrayaban sus papeles y tomaban mate.

Testigo. Natalia trabaja en un restorán de Puerto Madero. La prefectura la detuvo en la calle la madrugada del 19 de enero, para que veas las maniobras en Le Parc. Rolando Andrade.

Testigo. Natalia trabaja en un restorán de Puerto Madero. La prefectura la detuvo en la calle la madrugada del 19 de enero, para que veas las maniobras en Le Parc. Rolando Andrade.

Así como a veces hay que salir a buscar dadores de sangre con urgencia para una operación quirúrgica, en la larga madrugada del 19 de enero pasado, horas después de que se supiera que el fiscal Alberto Nisman estaba muerto en su departamento de Puerto Madero, las autoridades judiciales allí apostadas necesitaron conseguir testigos del operativo. Era sólo el comienzo de una escena bastante aterradora para una chica de apenas 26 años, camarera de un restorán de la zona, que le gusta salir, le gusta la música, los recitales. Obligada por la ley a ser testigo de algo que ocurría a varias cuadras de su lugar de trabajo, la joven relató a Clarín con lujo de detalles y desde su sentido común detalles de lo que observó y escuchó en aquellas más de siete horas que permaneció en el departamento del fiscal especial para la causa AMIA.

asesinato politicoFue una reseña con algunas descripciones imprecisas fruto del desconocimiento, pero que dan cuenta de serios descuidos cometidos en el primer operativo policial y judicial en torno a la muerte que conmueve al país: un portero que manipula la cafetera del fiscal, supuestos peritos que tocan, leen y subrayan las carpetas y papeles en los que estaba trabajando Nisman, efectivos que toman mate con medialunas en la escena de la muerte, inquietantes diálogos sobre la distancia del disparo que mató al fiscal y la aparición de cinco misteriosos “pititos”, balas o casquillos que la fiscal Fein habría mencionado.

“Tengo miedo, pero hay muchas cosas que me han indignado”, dijo Natalia Gimena Fernández al aceptar hablar con este diario ante el que dirá una y otra vez que nadie le dijo ni cómo cuidarse ni qué debía hacer. La hicieron firmar papeles que no sabe lo que eran, entre ellos el acta con su supuesto testimonio. Lo que sigue es una síntesis de la conversación que tuvo con ella este diario ayer, al salir de su trabajo, donde un desconocido ya se le acercó a preguntarle si es “Natalia, la testigo del caso Nisman”.

El domingo 19 de enero, a la una de la mañana, ella y una amiga caminaban por Alicia Moreau de Justo cuando las abordó un auto de Prefectura. “Unos tipos nos pidieron los documentos. Nos preguntaron la edad, si estábamos drogadas o habíamos tomado alcohol”. Poco después estaban las dos en el edificio, en el hall que da a la entrada de servicio del departamento de Nisman. Había una camilla vacía. “Cuando estábamos sentadas en la escalera, metieron la camilla y en ella sacaron el cuerpo. Eran como las 3.30. Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. ‘No boludo, por acá no. Es por allá’, decían con risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron”. Natalia dice haber visto llevarse sábanas y trapos “sucios”.

La joven pidió que dejaran irse a su amiga. Cuenta que la “trocaron” por el portero de Nisman, quien le decía que el fiscal muerto era “un buen tipo”. Natalia querían ir al baño, y al rato la dejaron usar uno de los baños del departamento, no importó si contenían pruebas.

Afirma que al entrar vio carpetas y papeles que decían palabras como ‘causa’ y ‘secretos’, todas ordenadas. “Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar a mí”, cuenta Natalia, y dice que vio cómo los peritos pedían más marcadores indelebles porque los que había estaban “secos”, y que intervenían las hojas del fiscal subrayando y marcando. “Natalia, quiero que sepas que esto está así tal cual nosotros lo encontramos”, intentaban calmarla.

El clima era de jarana. “Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba ¿la cortamos acá y la seguimos mañana?”, recuerda. Y dice que ella le mostró una bolsa con cinco “casquillos de bala, pititos o algo así”. Afuera, la noche se hacía día. “El portero se sentó al lado mío. Yo me puse a llorar. Estaba muerta de sueño, y me ofreció un café. Y el café era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman.

Natalia vio a uno de los “astronautas” (los peritos con su traje especial) venir con el teléfono de Nisman y pedir que no lo tocaran. Pero cinco minutos después, como sonaba todo el tiempo, una agente lo agarró con la intención de atender las llamadas. “Yo misma empecé a decir ‘no, no, dijeron que no lo toquen, es el teléfono del tipo al que mataron’. La mina soltó el teléfono y hubo carcajadas. Se fue  pasadas las 8 de la mañana.

Fuente: Clarín, 17/02/15.
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Un acta que, casi sin leerla, sólo pudo firmar un día después del operativo en la torre Le Parc

Por Natasha Niebieskikwiat.

 

Dudas en la investigación. Aunque pasó horas con policías y peritos en la casa del fiscal, un prefecto le llevó el escrito para firmar el 20 de enero.

La constancia de la declaración

La constancia de la declaración

“¿Y los testigos?”, dice haber oído Natalia de Viviana Fein aquella noche, ya sentada en el sillón de Nisman. “Es ella”, le contestaron a la fiscal cuando la compañera de trabajo de la chica se pudo ir a su casa. “¿Esta es la testigo? ¿Esto es lo mejor que conseguiste?” escuchó de la Fiscal que investiga la muerte de Nisman tras lo cual la encaró. “Disculpá. Yo no estoy acá por gusto. Si vos querés que yo me vaya, yo me voy”, retrucó. Nunca se fue. La necesitaban. Después de firmar papeles esa noche, cuyo contenido desconoce, Natalia dice haber firmado otros tantos el lunes 20. Pero también se llevó, en su memoria, un registro clave por el que merece ser protegida: los detalles sobre cómo se trabajó en el departamento de Le Parc aquella madrugada del 19 de enero.

Natalia tiene consigo una constancia como testigo de las “actuaciones caratuladas: “MUERTE DUDOSA”, que Clarín reproduce en esta página, y que lleva la firma y sello del subprefecto Sergio Ariel Esquivel.

Natalia no se llevó bien con la fiscal, al parecer, pero tuvo ojos y oídos en un lugar privilegiado: el living de Nisman. Dice haber visto al secretario de Seguridad, Sergio Berni, pero no se enteró de ninguno de sus movimientos.

¿Y la mamá del fiscal?
“No sé. Andaba por ahí, era como que no entendía nada. Yo lo que sí sé es que apenas lo vio (al fiscal muerto) no quiso interactuar (da entender que le causaba dolor).
A mi me daba la sensación de que yo estaba más adentro del departamento que la madre. Es como que no le dieron participación. En un momento es como que me dormí en el living, y después escuchaba cosas.”

¿Cómo qué?
“La fiscal vino con una bolsa tipo ziploc diciendo que tenía cinco pitutos, o canutos de bala.»

Pero afirman que encontraron un solo casquillo de bala.
“No, no, ella dijo que había ‘cinco casquillos’», reafirmó Natalia. Pero, como la gran mayoría de la gente, ella no sabe bien lo que es una bala y su vaina. Una Bersa calibre 22 tiene contiene seis balas.

Natalia compartió con Clarín sus opiniones sobre el caso, habló de otras cosas que escuchó de los efectivos y peritos aquella madrugada, como que “el disparo a Nisman salió a 11 centímetros de su cabeza”, pese a que la fiscal sigue ratificado que fue a no más de tres centímetros y siguen habiendo sospechas forense sobre estas pruebas.

Otro aspecto muy oscuro, pero que afirma haber escuchado de los efectivos, es que unos días antes de la muerte de fiscal encontraron casquillos de balas de un arma difícil de encontrar en la Argentina en un edificio frente al de Nisman.

La constancia de la declaración
Durante la interminable madrugada del 19 de enero, en Le Parc, a Natalia le hicieron firmar decenas de papeles. Pero el acta con su supuesta declaración -supuesta, porque ella admite no haberla leído- la firmó al día siguiente. En sus manos quedó la constancia.

Fuente: Clarín, 17/02/15.
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La muerte de Alberto Nisman: Verdades o disparates

febrero 15, 2015

Verdades o disparates

Por Vicente Massot.

signo-pregunta-01Conforme transcurra el tiempo y las dudas respecto de la muerte de Alberto Nisman sigan acumulándose sin solución de continuidad es lógico que lo verosímil, en el mejor de los casos, o los chimentos lisos y llanos, en el peor, invadan sin pedir permiso el campo de las pruebas. Por eso no es de extrañar la cantidad de versiones que han comenzado a circular no sólo en los mentideros políticos sino en todos los rincones del país. Las hay, por supuesto, creíbles y las hay también disparatas según el cristal con el que se las mire. La de mayor calado —por su gravedad y por los personajes que involucra— la echó a correr uno de los hombres mejor informados de la Argentina, Jorge Asís, y la repitió en su última columna dominical el periodista de La Nación, Joaquín Morales Solá.

Quienes la cuentan sin pelos en la lengua dicen que, antes de conocerse el paso que iba a dar Nisman —cuando las preocupaciones de la Casa Rosada estaban centradas en la supuesta intención del juez Bonadío de llamar a indagatoria a Máximo Kirchner— una rabiosa Cristina Fernández le habría dicho a su todavía jefe de Inteligencia, Francisco Larcher, que debía deshacerse de ese magistrado. Como el funcionario en cuestión le preguntara a la presidente a qué se refería, la viuda de Kirchner habría insinuado o, directamente, pedido la cabeza del juez.

Siguiendo con esa versión, Paco Larcher entonces habría exigido para cumplir la tarea una orden por escrito, que nunca recibió. Días después era despedido de la Secretaría de Inteligencia y reemplazado por Oscar Parrilli.

¿Es capaz Cristina Kirchner de mandar matar a un enemigo? La pregunta hubiese carecido de todo sentido hasta el 18 de enero pasado. Después de que se encontrara a Nisman con una bala en la cabeza, un día antes de presentarse en el Congreso de la Nación para explicar las razones en virtud de las cuales creía que la presidente, el canciller y otros funcionarios menores de la actual administración eran responsables de un encubrimiento en el caso AMIA, en combinación con Irán, la pregunta no está falta de fundamento. Al menos para aquellos que consideran que lo del fiscal no fue un suicidio y que, despedida la vieja cúpula de la ex–SIDE, un grupo operativo paragubernamental cumplió órdenes y eliminó a Nisman.

A muchos lo expuesto puede parecerles un disparate sonoro. Pero hay gente, de no poca importancia, que lo cree. A tal grado hemos llegado en este clima de crispación y odio que separa al kirchnerismo del antikirchnerismo. Cuanto delatan estas versiones y toda una serie de especulaciones concernientes a lo que, en su retirada, podría estar decidida a hacer —sin reparar en medios— la presidente, es la imposibilidad de gestar una transición ordenada —o si se prefiere, civilizada— de aquí a diciembre. Cualquier búsqueda de un acuerdo, aunque fuese mínimo, a los efectos de atemperar los rigores del enfrentamiento antedicho resulta hoy impensable.

En el tiempo que falta hasta el fin del mandato de Cristina Fernández todo será posible en nuestro país. Con la particular coincidencia que, si acaso hubiese otro muerto de peso, la sombra de la violencia política clandestina —que parecía sepultada— volvería a recortarse en el horizonte con toda su carga ominosa. No hay pizca de exageración en lo escrito antes. No es una parrafada lanzada de manera irresponsable o una teoría que no resista el análisis. Sólo imaginemos qué pasaría si mañana nos enteráramos de que Claudio Bonadio o Ariel Lijo han sido objeto de un atentado similar al que le costó la vida a Nisman. Ya recibieron amenazas y, en atención a lo que ocurrió en el edifico Le Parc hace menos de un mes, convendría otorgarle crédito a este tipo de mensajes.

Para decirlo de otra manera o quizá darle al tema una nueva vuelta de tuerca: si Nisman se hubiese suicidado, las especulaciones predichas pecarían de abstractas y no harían pie en la realidad; pero si en lugar del suicidio la cuestión se analiza con base en un asesinato, entonces no sólo los jueces antes mencionados pasan a ser blancos de un posible atentado sino cualquiera que haya estado al tanto —y, en consecuencia, conozca— secretos comprometedores para la presidente. Amado Boudou y Lázaro Báez —por citar dos ejemplos emblemáticos— entrarían en la misma categoría de Bonadío y de Lijo.

La gravedad radica en dos factores de distinta índole aunque relacionados a esta altura del proceso: por un lado, el que nunca se sabrá a ciencia cierta cuál de las hipótesis es la verdadera; por el otro, que para muchos es verosímil la teoría del crimen. Con lo cual, aún si las conclusiones a las que tarde o temprano arribe la fiscal convalidasen la muerte por mano propia, igual no terminarían nunca de convencer a quienes dan por descontado que a Nisman alguien lo eliminó; y no por razones económicas o pasionales, precisamente.

El gobierno, en sus desesperación de ponerle coto al escándalo que lo envuelve y tratar de situar el peso de la acusación lejos de sí, ha intentado —de momento de manera infructuosa— dirigir las culpas en dirección de Diego Lagomarsino y ahora, en mucho mayor medida, ha cargado en contra de Jaime Stiuso. Ello al mismo tiempo que no ha ahorrado munición a la hora de desacreditar la acusación de Nisman. Basta leer y escuchar a sus principales valedores mediáticos, Horacio Verbitsky y Aníbal Fernández, para darse cuenta de ello.

El libreto del kirchnerismo, esbozado y puesto en práctica a horas apenas del magnicidio, no termina de convencer por varios motivos. Es cierto que la transcripción de las tres o cuatro escuchas desgravadas que han salido a la luz, e involucran a D’Elía y a Esteche, no parecen suficientes para arrastrar a la presidente y a su canciller. También lo es que, según los trascendidos, hay cientos de grabaciones adicionales que todavía no se han desclasificado, por decirlo de alguna forma. ¿Y si también Cristina Fernández y Héctor Timerman hubiesen sido objeto de pinchaduras y estuviesen comprometidos? En otro orden, abalanzarse sobre Lagomarsino y Stiuso es poco serio. No porque no tengan nada para decir. Seguramente el segundo mucho más que el primero de los nombrados, si abre la boca y cuenta todo lo que sabe, a más de un funcionario gubernamental, le correría un frío gélido por la espalda. Pero de ahí a insinuar siquiera que pudiese tener alguna razón para matar a Nisman, hay un abismo.

Pasada la conmoción inicial de la muerte de Nisman y dada la enorme repercusión que el caso ha tomado aquí y en buena parte del mundo, todavía no se han hecho visibles todas las consecuencias. Por ejemplo, falta saber —y es demasiado pronto como para determinarlo con precisión— si tendrá un efecto electoral decisivo o si sólo afectará la imagen de Cristina Fernández. Además, asumiendo que una de las colectividades más poderosas del mundo ha sido afectada, aún desconocemos los alcances de su reacción.

Fuente: www.laprensapopular.com.ar – 15/02/15

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Un delito de lesa humanidad

febrero 15, 2015

Se trata de un delito de lesa humanidad

Por Andrés Gil Domínguez (*).

Alberto Nisman, el fiscal que investigaba la causa AMIA.

Alberto Nisman, el fiscal que investigaba la causa AMIA.

lesa humanidad
El requerimiento de instrucción promovido por el fiscal Pollicita imputando a un conjunto de personas, dentro de las cuales se destaca la figura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por la elaboración, concreción y consumación del encubrimiento del atentado terrorista a la AMIA violando los deberes que tienen como funcionarios públicos implica una ratificación y solidificación de la denuncia que oportunamente presentara el fiscal Nisman antes de su muerte.

El atentado a la AMIA configura un delito de lesa humanidad. Esto implica que es un crimen que vulnera los sentimientos que la comunidad internacional ha construido respecto de aquello que se entiende por tutela de la dignidad humana y límite al mal absoluto. Encubrir un delito de lesa humanidad implica cometer un delito de lesa humanidad. De allí que la imputación realizada a la presidenta adquiera una dimensión en torno a su gravedad que trasciende las fronteras nacionales y se proyecta al mundo. De eso se trata la investigación penal de un delito de lesa humanidad: que no exista ningún territorio, institución o ley que posibilite las más mínima impunidad.

Ejerciendo potestades constitucionales y legales, ambos fiscales presentaron una denuncia con hechos objetivos sostenidos por elementos probatorios concretos. Quizás también debería ser tenida en cuenta la declaración de inconstitucionalidad del Memorando de Entendimiento con Irán realizada por la Cámara Federal de Apelación, por cuanto, en el contexto explicitado por las denuncias, aprobar una norma teniendo pleno conocimiento de su inconsistencia constitucional y convencional se vincula directamente con los delitos imputados.

A partir de este momento serán los jueces y el proceso penal quienes tendrán la última palabra en cuanto a la verdad y la justicia. Los funcionarios y legisladores imputados están encuadrados en las inmunidades establecidas por la Constitución y la ley 25.320 que impide cualquier detención salvo que se concrete la previa destitución de sus cargos. Sostener que la necesidad de investigar la existencia de un delito de lesa humanidad implica un “golpe de Estado judicial” configura un “fallido político” que denota una desesperada búsqueda de impunidad y desigualdad ante la ley. Si la democracia argentina siguió marchado sin problema alguno con un vicepresidente procesado, no existe ninguna clase de impedimento para que siga funcionando normalmente con una Presidenta penalmente imputada, quién podrá ejercer su derecho de defensa con abogados que no confundan el Estado con las personas.

Desde su muerte, el fiscal Nisman ha recibido muchos agravios institucionales y ningún cumplido. La presentación realizada por el fiscal Pollicita es, sin lugar a dudas, el mejor homenaje que desde la Constitución y el Ministerio Público le podrían haber hecho a su carrera, memoria, capacidad y valentía.

(*) Profesor Titular de Derecho Constitucional, UBA.

Fuente: La Nación, 15/02/15.
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Crimen contra la humanidad

La definición de crimen contra la humanidad o crimen de lesa humanidad recogida en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional comprende las conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, tortura, violación, prostitución forzada, esclavitud sexual, esterilización forzada y encarcelación o persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos, de orientación sexual u otros definidos expresamente, desaparición forzada, secuestro o cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque.

Estos actos también se denominan crímenes de lesa humanidad. «Leso» significa agraviado, lastimado, ofendido: de allí que crimen de lesa humanidad aluda a un crimen que, por su aberrante naturaleza, ofende, agravia, injuria a la humanidad en su conjunto.

Evolución histórica

Resulta inescindible del delito de genocidio, siendo luego este segundo una especie del género de lesa humanidad.

El Acuerdo o Carta de Paris de 8 de agosto de 1945, que estableció el Estatuto del Tribunal de Núremberg, definió como «crímenes contra la humanidad» el «asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto inhumano contra la población civil, o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos, cuando dichos actos o persecuciones se hacen en conexión con cualquier crimen contra la paz o en cualquier crimen de guerra».

En 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas confirmó los principios de Derecho internacional reconocidos por el Estatuto del Tribunal y proclamó la resolución 96 (I) sobre el crimen de genocidio, que define como «una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros», entre ellos los «raciales, religiosos o políticos», instando a tomar las medidas necesarias para la prevención y sanción de este crimen.

Esta resolución cristalizó en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948, y que entró en vigor en 1951.

La definición de genocidio plasmada en la Convención de 1948 ha sido acogida en el artículo 4 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, de 1993, el artículo 2 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, de 1994, y el artículo 6 del Estatuto de Roma de 1998, por el que se creó la Corte Penal Internacional.

Características de estos delitos

  • Sujeto activo: los crímenes pueden ser realizados por funcionarios estatales (con independencia de su jerarquía o cargo) o por miembros de una organización política. Ha fracasado todo intento por definir «organización política», pues podría resultar que gobiernos autoritarios lo utilicen para perseguir a opositores políticos.1 2
  • Sujeto pasivo: debe tratarse de un ataque contra la población civil.
  • Acción típica:
    • No sólo se refiere a ataques militares: puede producirse tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz.
    • El ataque tiene que ser generalizado o sistemático, por lo que los actos aislados o cometidos al azar no pueden ser considerados incluidos en esta tipificación.

La imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad

La prescripción en derecho penal es el instituto jurídico por medio del cual se produce la extinción de la persecución de los delincuentes en razón del transcurso del tiempo.

Los crímenes contra la humanidad tienen la especial característica de ser imprescriptibles, es decir que pueden ser perseguidos en todo tiempo.3

Tipos de delitos

Según el Estatuto de Roma, pueden constituir crímenes de lesa humanidad los 11 tipos de actos siguientes:

  • Asesinato: homicidio intencionado.
  • Exterminio: imposición intencional de condiciones de vida, entre otras la privación del acceso a alimentos o medicinas, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población.
  • Esclavitud: ejercicio de derechos de propiedad sobre una persona, incluido el tráfico de personas, en particular de mujeres y niños;
  • Deportación o traslado forzoso de población: expulsión de personas de la zona donde están presentes legítimamente sin motivos autorizados por el derecho internacional, entendiéndose que la deportación supone cruzar fronteras nacionales, mientras que el traslado forzoso ocurre dentro de ellas.
  • Encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional.
  • Tortura: dolor o sufrimientos graves, físicos o mentales, causados intencionadamente a una persona que el acusado tenía bajo su custodia o control.
  • Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzosa u otros abusos sexuales de gravedad comparable. La violación y otros abusos sexuales también pueden constituirse en crímenes de competencia de la Corte como tortura, en tanto que éste es un crimen de lesa humanidad o un crimen de guerra.
  • Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género o por otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier crimen comprendido en el Estatuto. Por persecución se entiende la privación intencionada y grave de derechos fundamentales en violación del derecho internacional en razón de la identidad de un grupo o colectividad. Se castiga en relación con otro acto que constituya un crimen de lesa humanidad, un crimen de guerra o un genocidio.
  • Desaparición forzada de personas: detención o secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, consentimiento o aquiescencia, junto con la negativa a reconocer la privación de libertad o a proporcionar información sobre la suerte que han corrido los «desaparecidos» con la intención de privarlos de la protección de la ley durante un largo periodo.
  • Crimen de apartheid: actos inhumanos cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial por otro con la intención de mantener ese régimen.
  • Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionadamente grandes sufrimientos o atenten contra la integridad física o la salud mental o física: actos inhumanos de gravedad similar a otros crímenes contra la humanidad.

Referencias:

Bibliografía

Enlaces externos

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El fantasma de Nisman

febrero 15, 2015

Entramos en un momento desconocido

Por Jorge Fernández Díaz.

asesinato politicoEl fantasma de Nisman, tantas veces vejado por sus enemigos, se levantó de su tumba reciente y ejecutó su jugada suspendida. Su jugada final. El hecho, sin embargo, sólo entraña gravedad simbólica. Dependerá ahora de la evaluación del juez y de la energía con que encare la eventual investigación, y en todo caso se tratará de un proceso largo y escabroso de muy incierto desenlace. Las causas judiciales de corrupción en la Argentina -a modo de parámetro tardan en resolverse un promedio de quince años. Y convengamos que este gobierno, experto en anomalías y malformaciones, no se sonroja ni se conmueve por nada: fue capaz de seguir adelante sin siquiera despeinarse con un vicepresidente procesado, un cepo cambiario, un default técnico, una inflación galopante, varios muertos y trescientos expedientes por irregularidades, cohechos y mal desempeño en distintos juzgados del país. Diez meses antes de retirarse de Balcarce 50, el único peligro estriba en que el cristinismo piense en tirar del mantel. Pero no parece tener resto ni aliento ni aliados para una «salida heroica». En su ofuscación y con los números en picada de las encuestas se les pasa por la mente toda clase de delirios. Por ejemplo, desempolvar a Braden, que huele a alcanfor, o armar una nueva 125, que los condujo a una derrota electoral de proporciones. Es cierto que esa «batalla cultural» le permitió recrear su militancia joven, pero ahora con la secta no alcanza. Si el proyecto unipersonal de Cristina Kirchner pretende sobrevivir a diciembre y garantizarle influencia y protección, debe enamorar a muchos más argentinos que a los «pibes para la liberación» y a los obedientes de Carta Abierta. Recordemos que no tiene candidato ni reelección. Y que en su ruinosa retirada, con una sorprendente y letal sobredosis de autoestima, les declaró la guerra a los jueces, que le perdonaban la vida y cajoneaban sus dolores de cabeza, y a los agentes de inteligencia, a quienes incentivó como nunca para manejarse con carpetazos. Muchas veces el kirchnerismo ganó con un cuatro de copas una partida, pero el jugador de barajas fue perdiendo su toque mágico; ahora hace malos cálculos, blufea con migajas y pierde todas las manos. Un proyecto feudal está concebido para ser eterno y no tener que vérselas nunca con la alternancia ni con la faena última de los jueces: Cristina hizo todo lo posible para que la Argentina fuera Santa Cruz, pero no lo consiguió. Y esta tormenta es hija de ese error de apreciación fundamental.

En las entrañas del propio gabinete se comentan en voz baja las malas decisiones que toma el timonel. La pifiada más notoria es ese tremendismo, originado en una mezcla de ira y pavor, que amplifica todos los problemas. Así como el Gobierno hubiera podido encajar con estoicismo y relativa serenidad la denuncia y posterior muerte de Nisman, sin caer en esa compulsión depredadora para imponer su «verdad» y profundizar su campaña de desprestigio, es también cierto que podría aceptar democráticamente la Marcha del Silencio como una expresión cívica sin mayores consecuencias. Pero hizo siempre todo lo contrario: sus tapones de punta agrandaron la acusación y convirtieron a Nisman en un mártir, y ahora sus insultos a los manifestantes no hacen más que robustecer la convocatoria. La gran dama es la más importante propagandista de la marcha del miércoles.

«Estamos entrando en un momento desconocido», se estremecía el viernes un referente del peronismo al comentar los insólitos baldazos de nafta que la jefa lanzaba al fuego. Estaba anonadado por esa provocación suicida, que adjudicaba menos al razonamiento pausado que al trampolín psíquico que a veces guía la lengua presidencial. Cristina confunde últimamente la iniciativa con el acto reflejo. «Nosotros somos el amor; ellos, el odio. Nosotros nos quedamos con el canto y la alegría; a ellos les dejamos el silencio», declaró desde los balcones interiores de la Casa Rosada. Ellos y nosotros. Una apuesta a la grieta y a la polarización, mientras pronunciaba de remate una frase surrealista: «Vamos a seguir pregonando la unidad de los argentinos».

Para los profesionales que integran el buque oficial, curtidos en cien refriegas, cartoneros de ideologías y cínicos de corazón, quizá lo más aterrador sea la constatación diaria de que hay un marcado deterioro en la conducción estratégica. Tienen un ejemplo muy cerca. Más allá de la inocencia o culpabilidad de Cristina en el presunto encubrimiento, la firma del Memorándum de Entendimiento resultó un Waterloo pocas veces visto. Esa determinación fue tomada en soledad total, impuesta a presión y sostenida con soberbia frente a los reparos de la mayoría de la comunidad politizada. Fue el paroxismo de la sordera y del capricho, y esta crisis inédita que hoy está en las portadas de los principales diarios del mundo deviene también de esa praxis endogámica y absolutamente agotada.

Otra resolución errada consiste en simular fortaleza extrema mientras se alarma a la población con un ficticio «golpe blando». Lógica y semántica. Ningún gobierno fuerte puede temerle a un movimiento «suave», y a nadie le interesa empujar del poder a quien le quedan pocos meses para abandonarlo. Al contrario, los opositores más enconados siguen apostando a su lento y progresivo desgaste, a que los cristinistas se vayan convertidos en verdaderos cadáveres políticos, y para eso faltan meses de gestiones fallidas. El nuevo relato se hunde en el puerto, antes de zarpar. Pero tiene, créase o no, ilustres personajes dispuestos a comprarlo. Algunos de ellos, que en su momento apoyaron con vehemencia las marchas por María Soledad y las movilizaciones por José Luis Cabezas, promueven hoy solicitadas para boicotear la concentración del miércoles. Sólo un movimiento esencialmente autoritario puede propugnar que una marcha de silencio es un acto de golpismo. Si marchás por el esclarecimiento de un crimen, sos un destituyente; si te preocupa la República, sos de derecha; si pensás que hasta un presidente puede ser juzgado, sos un desestabilizador, y si advertís sobre el atraso cambiario, sos un devaluacionista. También ese chantaje emocional ha entrado en una espiral de decadencia. Pero mantiene entusiasmados a pensadores y artistas de variedades del kirchnerismo, quienes encima dicen luchar contra el poder sin entender que ahora ellos lo encarnan y adulan, y que se transformaron en lo que abominaban. Aducen, en el colmo, realizar este boicot en nombre de la Constitución, la democracia, la justicia, los derechos humanos y la paz de la República. A la Constitución la hirieron varias veces, a la democracia la adulteraron, a la Justicia la avasallaron, a los derechos humanos los ensuciaron, a la paz la alteraron con sus antagonismos feroces y a la República la combaten día y noche: nunca creyeron en ella.

Vienen produciéndose, en opinión de algunos constitucionalistas, microgolpes de Estado en la Argentina. Se practican desde adentro, amparados en un sufragio circunstancial, y suceden cada vez que el Ejecutivo desoye sentencias o altera el régimen federal, ordena leyes de fondo y las impone con mayorías automáticas, vulnera las instituciones o extorsiona a otros poderes del Estado. Hay muchos ciudadanos indignados por este neogolpismo intestino que viene operando en nuestro país desde hace rato. Los muertos que vos matáis gozan de buena salud: el fantasma de Nisman es hoy el catalizador de esos indignados.

Fuente: La Nación, 15/02/15.

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18 F. Marcha de silencio

febrero 7, 2015

«Marcha de silencio»: el impacto de la convocatoria

Un grupo de fiscales se puso al frente del reclamo por el esclarecimiento de la muerte de Alberto Nisman y convocó a una «marcha de silencio», duramente cuestionada por el Gobierno

La muerte del fiscal Alberto Nisman generó un fuerte impacto en la sociedad argentina, que se vio reflejado ayer, una vez más, en las manifestaciones de apoyo a la marcha convocada por los fiscales para el miércoles 18 de febrero.

La «marcha del silencio» cobró fuerza en distintos medios de comunicación, donde las personas se volcaron a expresar su adhesión a la manifestación que busca ser un «homenaje» al fiscal Nisman, el día que se cumple un mes de su muerte .

18 FEn las redes sociales, la convocatoria bajo los hashtags #18F y #marchadelsilencio fue creciendo a lo largo del día con consignas como «Justicia por Nisman», «Todos somos Nisman» y «Por la República».

En la radio también se hicieron notar las expectativas sociales por la nueva convocatoria. Los oyentes se comunicaron con distintas emisoras para expresar su adhesión. En los mensajes, muchos subrayaron la importancia de que la sociedad entera acompañe a los fiscales en la marcha y se sume al reclamo.

Además, en Twitter se difundieron imágenes de los afiches con la convocatoria y fotografías de Nisman con leyendas como «memoria, verdad y justicia» o «consenso ciudadano para compañar a los fiscales».

Fuente: La Nación, 07/02/15.

todos somos nisman

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