La base electoral del presidente Maduro, que controlaba vía subsidios, se abstuvo de votar y el “relato oficial” no pudo frenar el triunfo opositor. Alucinaciones de la vida cotidiana: un par de zapatos cuesta el salario de un mes.
Un mural de Hugo Chávez en Caracas, durante la elecciones del 6 de diciembre que modificó totalmente el escenario de poder en Venezuela.
CARACAS – En Venezuela en muchos sentidos la noche puede ser el día aunque no brille el sol y esté la luna en lo alto. En el duelo con la realidad, la ficción se suele llevar todas las victorias. El relato aquí, aunque reconoce los mismos estímulos, es mucho más basto de lo que ha sido en Argentina, violentando hasta los límites del ridículo. El régimen chavista se celebra por haber construido la democracia más sólida de las Américas y hasta del planeta. Pero en la reciente campaña para las legislativas que el oficialismo perdió de modo aplastante, no había un solo afiche en las calles de la oposición. Los rostros de ese liderazgo sólo brotaban por las redes sociales, y en un canal técnicamente falible que emitía por youtube. La censura en la brillante democracia venezolana es tan asfixiante que las alternativas políticas del oficialismo solo eran citadas dentro de un lenguaje cargado de desprecio caracterizados como “escuálidos y antipatria”. “La basura imperialista”, en el revoleo verbal de los dirigentes del gobernante partido de Nicolás Maduro.
Es complejo describir un escenario tan recortado, con una grieta de profundidad abismal. El país parece existir dentro de una campana distópica en donde sólo se escucha un discurso.
Esos límites más que simbólicos son los mismos que aislaron la economía de Venezuela del mundo. Los éxitos que el régimen se atribuye son su propio cadalso. Como el chavismo no reconoce la creciente inflación que vacía los bolsillos de sus propias bases populares, el billete de mayor denominación aquí es el de cien bolívares equivalente a diez centavos de dólar. La gente anda por la calle con enormes pacos de dinero envueltos en gomitas que desaparecen de sus manos cuando hacen una mínima compra.
Un almuerzo sencillo aquí pude costar dos dólares en el cambio paralelo, el único que realmente existe, equivalente a 2 mil bolívares, veinte billetes de cien. Y una cena bien preparada y mejor regada hasta diez mil, cien billetes que hay que entregar al mozo. En los restaurantes es común que uno o dos comensales se repartan el trabajo de contar todo ese ladrillo de dinero para la adición, una y otra vez porque a veces se pierde el cálculo entre tantos papeles. Aquí los extranjeros no usan su tarjeta de crédito porque en tal caso esos gastos cuadrarían con la paridad ficticia que defiende el gobierno de 6,4 bolívares por dólar y no los mil que vale en el mercado negro que es el que rige la economía del país.
Esos números tienen un trasfondo grave más allá de la anécdota. Dos mil bolívares, es el sueldo semanal de la mayoría de los trabajadores que arañan por mes un ingreso que ronda los nueve dólares. Dos mil bolívares cuesta una hamburguesa con un paquetito de papas fritas. Un mini pollo en un restaurante arrasa con la mitad del salario mensual.
“Yo no tengo plata para comprarme zapatos”, dice un mozo de hotel. Cuando advierte lo que dice el hombre se conmueve avergonzado. Se le va la voz en un sollozo contenido. “Yo tenía un auto, tuve que venderlo. No tenía para pagar los gastos. Y si me compro zapatos es lo que vale todo el sueldo que gano y no puedo dejar a la familia sin dinero”.
Pese a ese cuadro, el gobierno de Maduro esta desconcertado desde el domingo porque esos comicios le arrebataron el control total de uno de los poderes centrales del Estado. El Parlamento había sido sólo una escribanía del Poder Ejecutivo que lo dominó de modo férreo los últimos 17 años desde que nació este experimento político nacionalista. Ese asombro está cargado de interrogantes porque el voto popular fue inmune a la maquinaria colosal para fulminar el pensamiento crítico que puso en marcha el régimen. Acorralado, y ora vez imponiendo la ficción, desde el pasado domingo Maduro y su clan han venido denunciando que los electores fueron engañados por un aparato mediático que aquí no existe. Según la narrativa del régimen, repetida en tres discursos de campaña del presidente, pero emitidos después de las elecciones, la victoria opositora no fue democrática. Lo que venció fue una conspiración armada en la Casa Blanca entre otras capitales para imponer “una contrarrevolución fascista de la antipatria” con el fin de hacer sucumbir los logros sociales de más de tres lustros del experimento creado por Hugo Chávez.
No es un mensaje que difiera radicalmente del que ha sido estilo y moda en nuestro país los últimos doce años. “Aquí venían muchos argentinos, supongo que funcionarios, y me decían ojalá Argentina fuera como Venezuela y yo me tomaba la cabeza”, dice María de Jesús una camarera de otro hotel mucho más lujoso en el centro de Caracas. “Yo les decía no no!, que está confundido señor, si quiere yo misma lo acompaño a los barrios para que hable con la gente y le pregunte. La gente ahí está muy mal, sabe”. Barrios es el nombre de los suburbios pobres donde se acumula parte de esos 17 millones de venezolanos que la Universidad Católica, entre otros centros de altos estudios señala como en pobreza récord de ingresos.
El discurso chavista sostiene que los cambios en la región desde la asunción de Mauricio Macri, la crisis en Brasil que acosa a la presidente Dilma Rousseff y esta misma victoria de la oposición en el parlamento venezolano, son parte de esa conspiración silenciosa para quebrar el espinazo de un proyecto popular único y exitoso. Pero en Venezuela no sucede nada diferente de lo que ocurre en el resto de la región desde que el viento de cola giró abruptamente a un ventarrón de frente y la caída de los commodities vació las cajas de estos experimentos nacionalistas. “Sin dinero no se puede hacer socialismo”, sostenía con agudeza Felipe González. Y aquí dejo de haber dinero desde que el precio petróleo que sostuvo el auge de la década ganada chavista, se derrumbó setenta dólares el barril hasta unos 32 actuales, y con perspectivas de seguir derrumbándose.
Si la realidad superara por una vez a la ficción, al compararse las elecciones presidenciales de 2013 con las legislativas del domingo se notaría que el gobierno perdió una masa de dos millones de votos. Aquel año el oficialismo reunió 7,5 millones de sufragios. En este comicio ese número se redujo a 5,5 millones. La oposición, en cambio, sumó sólo 300 mil votos hasta 7,7 millones a la cosecha de entonces. Esa enorme masa frustrada no votó por la disidencia, pero tampoco por el oficialismo. Prefirieron abstenerse y hay varias dimensiones para analizar esa actitud. Una es que seguramente ese sector no confía en la dirección opositora también debido a la enorme campaña de terror que lanzó el gobierno advirtiendo que cualquier cambio implicaría perder los subsidios del esquema patrimonialista que ha sido el corazón de este modelo. Pero también influyó el temor que comparte la mitad de los habitantes de este país de que el gobierno sepa por las máquinas electrónicas de votación por quien sufraga la gente. No es sólo una paranoia momentánea. Hay más de cuatro millones de empleados públicos que temen ser castigados si se detecta una infidelidad contra “la patria” que implicaría votar en contra del chavismo. Pero, además el tema pega en cuestiones más sensibles de supervivencia. El gobierno ha entregado viviendas dentro de un plan que tuvo momentos mucho más expansivos cuando la caja del Estado rebosaba. Esa donación tiene algunas particularidades. A la persona se le da la llave pero no los papeles de la propiedad, de modo que mantenerla dependerá de su conducta frente al poder.
“Han habido muchos casos en que les quitaron la vivienda y eso pegó mal en los barrios más pobres”, dice Dany por teléfono, una periodista independiente que hace un año armó un blog para relatar con un grupo de colegas su visión de lo que ocurre aquí. La información no sumisa sólo se puede hallar en las redes, aparte de “El Nacional”, el único diario crítico que aún resiste en las calles. “Como el desabastecimiento es enorme, la gente a veces junta unos paquetes de harina-pan (de maíz) o leche o artículos de tocador, y si el régimen se entera, y ojo! se entera, te acusan de bachaqueo y te sacan la casa, ha sucedido como te digo”.
El bachaqueo es la etapa superior de los buhoneros, los manteros que han plagado las calles comerciales de las grandes ciudades venezolanos a lo largo de estos 17 años. Esos vendedores ambulantes son trabajadores según el peculiar registro de empleo que tiene en cuenta el régimen. Pero la bachaca superó esa instancia porque deja mucho más renta debido al enorme desabastecimiento de 60% de los productos básicos. Es una especulación hormiga. La gente del común compra lo que puede en las tiendas y lo vende a un 300% y hasta 500% más en un extendido mercado negro tolerado por el gobierno. En el Tepare, en el Gran Caracas, el municipio de Sucre, un páramo de pobreza donde viven 800 mil personas que fue bastión chavista y ahora de la oposición, se extienden pasillos que viborean cargados de negocios que ofrecen papel higiénico, toallas femeninas, leche, harina, algo de huevo y pollo y es el último reservorio para proveerse.
Pero el Tepare es mucho más que eso. Es una dramática excursión a la realidad donde la ficción del relato apenas si existe en esos puestos miserables.w
La pobreza se convierte en el eje de las disputadas elecciones en Venezuela
Por Kejal Vyas.
Según un estudio de Encovi, un consorcio de profesores universitarios, 76% de los venezolanos vive en situación de pobreza.
FILA DE TURGUA, Venezuela — El fallecido presidente Hugo Chávez ganó la lealtad de parte de la población mediante la distribución de miles de millones de petrodólares para sacar a millones de venezolanos de la pobreza. El dinero, sin embargo, se ha agotado para el sucesor que él eligió a dedo: el presidente Nicolás Maduro.
Menos de tres años después de la llegada de Maduro al Palacio de Miraflores, la economía del país está en ruinas, perjudicada por los bajos precios del petróleo, y la pobreza es más prevalente que cuando el chavismo, el movimiento de izquierda promovido por Chávez, tomó el poder hace casi 17 años.
Los males económicos de Venezuela han convertido la pobreza en un tema central de campaña con miras a las elecciones legislativas del domingo. Según las encuestas, el gobernante Partido Socialista Unido podría perder su mayoría, en momentos en que los ciudadanos enfrentan una inflación de tres dígitos, una escasez crónica de alimentos y un colapso general de las instituciones del estado de bienestar que alguna vez repartieron lo que parecía una interminable reserva de comida barata y vivienda gratuita.
“En vez de sacarnos de la pobreza, este gobierno nos ha dejado más pobres que nunca”, dice Yamileth García, una asistente escolar que por 26 años ha vivido en Fila de Turgua, un enclave montañoso empobrecido al sur de Caracas.
Los problemas que enfrentan unos 20.000 residentes de Turgua, que tiene cuatro clínicas públicas pero ningún médico, reflejan la decadencia de los estándares de vida que está empujando a millones de personas de vuelta a la pobreza.
Muchos de los residentes del pueblo viven en casuchas de adobe y techo de hojalata, con suministro restringido de agua y electricidad. Mercal, un minorista del gobierno, limita las compras de bienes marcadamente rebajados a una vez por semana, pero hace poco permaneció cerrado por tres semanas seguidas. Cuando abrió, permitió la compra de una porción de carne por cliente, y aparte de eso ofrecía sólo arroz, pasta y leche en polvo. “Eso no es suficiente para una familia”, dice García. “Realmente necesitamos un cambio”.
Un nuevo estudio realizado por Encovi, un consorcio de profesores universitarios venezolanos, indica que 76% de los ciudadanos viven ahora en situación de pobreza cuando se mide por ingresos, el nivel más alto desde 1975. Eso se compara con un máximo de 55% y un mínimo de 21% durante la presidencia de Chávez.
La medición de la pobreza, algo complicado en cualquier parte, es aún más difícil en Venezuela por la escasez de datos. El gobierno dejó de publicar estadísticas de pobreza tras la llegada de Maduro al poder en 2013 y no ha dado a conocer indicadores económicos básicos como la inflación y la producción desde fines de 2014.
Otra pieza del rompecabezas es el engorroso sistema cambiario, que al componerse de cuatro tasas de conversión muy diferentes para el dólar dificulta la comparación internacional de los ingresos de los venezolanos. Al cambio oficial de 6,3 bolívares por dólar, los venezolanos parecen ganar US$1.500 al mes. No obstante, con el precio del mercado negro que la gente usa en la calle, el salario se reduce a unos US$12 al mes, la mitad del ingreso de un cubano promedio.
Los controles de precios del gobierno, que mantienen baratos productos básicos como el arroz y la harina de maíz, también causan distorsiones. Los artículos bajo este control son escasos, lo que lleva a los venezolanos a pagar en el mercado negro varias veces más que el precio fijado por el gobierno.
Una familia típica necesita el equivalente a ocho salarios mínimos para comprar un mes de suministro de alimentos, según el grupo de investigación Cenda. Un reciente sondeo de Consultores 21, una firma de consultoría de Caracas, indicó que casi un tercio de los venezolanos no puede tener tres comidas al día. “En general, los avances que lograron bajo el gobierno de Chávez han desaparecido completamente en los últimos dos años”, dice Daniel Fermín, investigador de políticas de la Universidad Católica Andrés Bello, quien ha estudiado el colapso de los servicios públicos en Turgua.
El pueblo está a kilómetros de la capital, pero pocos buses se atreven a tomar las carreteras a medio pavimentar para llegar allá.
En octubre, el gobierno suministró tres autobuses fabricados por la china Yutong para aliviar el aislamiento. Sin embargo, dadas las condiciones decrépitas de las vías, los funcionarios locales dicen que es cuestión de tiempo para que los vehículos terminen como los últimos tres que entregó el gobierno, oxidándose en un lote vacío porque la escasez de dólares ha reducido la capacidad de importar repuestos.
“El gobierno nos lanza los autobuses sin ningún apoyo de mantenimiento”, dice Gustavo Cisneros, un vocero del consejo comunitario. “Es un desperdicio”.
El declive de los estándares de vida es demasiado evidente para Ludiana Altuve, directora del colegio privado Mano Amiga La Montaña, en Turgua.
Después de investigar quejas de profesores de que dos estudiantes (de 4 y 6 años) llegaban a clase débiles y desorientados, Altuve descubrió que la familia de los chicos no tenía dinero para darles desayuno. Los dos niños le habían pedido ayuda al guardia de seguridad, que sólo algunas veces pudo comprarles comida. Los menores fueron inscriptos en un programa de desayunos gratuitos de una fundación católica que ahora alimenta más del doble de estudiantes que hace un año. “El problema es que el gobierno nunca sacó a nadie de la pobreza aquí dándoles educación o algo sostenible”, señala Altuve.
La delincuencia rampante, otro problema que pesa de forma desproporcionada sobre los pobres, también ha golpeado el colegio y la comunidad que lo rodea, lo que ha convertido el lugar en un caldo de cultivo para pandillas violentas que reclutan a los jóvenes desilusionados y secuestran a víctimas a cambio del pago de rescates.
El año pasado, el cuerpo de Eliecer Otaiza, un concejal pro gobierno de Caracas, fue encontrado en Turgua con cuatro balazos. Una mañana reciente, relata Altuve, los estudiantes que llegaban a Mano Amiga hallaron el cuerpo de un hombre asesinado a tiros en la puerta del colegio. En agosto, una de sus profesores fue asesinada por un familiar joven al que ella había intentado sacar de una pandilla.
En el escuela estatal Creación Turgua, ubicada poco más arriba en la sierra, el rector Elvis Andrade dice que el establecimiento de 10 aulas es a menudo víctima de apagones, y en semanas recientes sufrió el robo de un televisor, tres monitores de computadora, ventiladores e incluso una de las dos bombas de agua del edificio. “Tratamos de no pensar mucho en eso y seguir pa’lante”, dice Andrade.
—Anatoly Kurmanaev contribuyó a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 04/12/15.
El gobierno de Maduro se enfrenta a la creciente oposición electoral
Por Juan Forero y Anatoly Kurmanaev
El presidente Nicolás Maduro saluda a partidarios durante un evento de campaña en Caracas.
CARACAS — El gobierno socialista de Venezuela, enfrentando la posibilidad de su primera gran derrota electoral en los comicios legislativos del domingo, está respondiendo a la fuerte oposición recurriendo a la comprobada táctica de generar miedo y conseguir favores.
Empleados estatales están siendo presionados para que voten por los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) o que se arriesguen a ser despedidos, indicaron empleados públicos en entrevistas. En discursos y manifestaciones, los funcionarios le recuerdan a la gente cuánto dependen de la generosidad del gobierno, al tiempo que les dicen a las abuelas que una nueva Asamblea Nacional recortará las pensiones.
A los pobres se les dice que la oposición cerrará los mercados de alimentos subsidiados por el gobierno y las clínicas gratuitas, pese a que la oposición se comprometió a mantenerlas abiertas.
Y si pese a eso los votantes prefieren a los opositores, el presidente Nicolás Maduro dice que su gobierno podría entrar en “rebelión” y rehusarse a ceder el poder, insinuando que usaría la fuerza de ser necesario.
“Imagínense ustedes que ellos puedan dominar la Asamblea Nacional”, dijo Maduro en un discurso televisado esta semana. “Yo no me dejaría, lo juro, no me dejaría maniatar por nadie. Me lanzaría a las calles con el pueblo”.
El PSUV ha ganado cerca de 10 puntos porcentuales desde septiembre, según la encuestadora IVAD. Aun así, la oposición tenía una ventaja de 52% contra 32% entre los votantes comprometidos en el sondeo realizado a mediados de noviembre, la encuesta pública disponible más reciente.
Más de la mitad de los votantes venezolanos cree que su sufragio, el cual se registra electrónicamente, no es secreto, según una encuesta reciente de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas. Uno de cada seis electores trabaja en el gobierno y uno de cada cuatro se beneficia de programas de gasto social, los cuales son promocionados por el gobierno por varias horas todos los días en más de media decena de canales de televisión estatales.
“El miedo a la retaliación es significativo”, dice Benigno Alarcón, director de ciencias políticas de la Universidad Católica Andrés Bello. “Eso puede producir un cambio del resultado en ciertas circunscripciones”.
Tales tácticas, y un complicado sistema de votación en el que las áreas rurales, donde el gobierno es más fuerte, tienen más peso podrían perjudicar los resultados de la oposición, dicen expertos electorales, lo cual podría significar menos poder para los opositores de Maduro en la Asamblea Nacional incluso en el caso de que ganen.
“Mira, ha funcionado”, dice un administrador de un ministerio, describiendo la presión de sus superiores para apoyar al gobierno. “Afecta a las personas débiles. Dicen: ‘Quiero votar por la oposición’, pero después: ‘Yo tengo niños, una mamá, tengo que cuidar a mi familia’”.
El Ministerio para la Comunicación y la Información y el Consejo Nacional Electoral no respondieron a correos electrónicos ni llamadas solicitando comentarios sobre las presuntas tácticas de presión del gobierno sobre los votantes.
Los comicios del domingo para elegir los 167 legisladores de la Asamblea Nacional se han convertido en un plebiscite para el Maduro, quien ha administrado por 32 meses un país con la inflación más alta del mundo, escasez de bienes básicos y repuestos, y la segunda tasa de homicidios más alta del mundo.
El gobierno ha usado una variedad de herramientas para crear lo que los expertos electorales dentro y fuera de Venezuela llaman un campo de juego disparejo. En la compleja papeleta para el domingo, los funcionarios incluso le dieron a un partido pro gobierno un nombre y un logotipo casi idénticos a los de la coalición opositora.
Organizaciones con años de experiencia monitoreando elecciones, como la Organización de Estados Americanos, tienen prohibido supervisar estos comicios. Y el gobierno ha usado su abrumadora presencia en los medios, incluyendo su influencia en los que están en manos privadas, para trasmitir su mensaje: una victoria de la oposición resultaría en caos.
Esta semana, la cadena de televisión Globovisión, alguna vez una detractora acérrima del gobierno antes de que fuera comprada por un consorcio cercano al gobierno de Maduro, dejó de emitir de repente anuncios de la oposición luego de recibir una llamada del gobierno, según dos empleados del canal.
Los avisos fueron restituidos al día siguiente después de que la oposición presentó una queja ante las autoridades electorales, aunque no hubo un pronunciamiento oficial sobre el incidente.
“Es un enfoque desordenado y con todo a la manipulación electoral”, dice Harold Trinkunas, director de la Iniciativa para América Latina de la Brookings Institution, quien nació en Venezuela. “Están tratando de mover la aguja con todo lo que pueden con el propósito de mantener bajos los números de la oposición el día de las elecciones, para asegurase de que mantendrá una mayoría simple”.
Los tres millones de empleados públicos de Venezuela enfrentan la mayor presión. Una jefa de departamento en el Ministerio de Justicia dice que sus superiores la obligan junto con otros a participar en manifestaciones a favor del gobierno, donde se toma lista de asistencia.
“El mensaje es: tú puedes perder tu trabajo”, cuenta, explicando cómo guardias de seguridad son ubicados en los puntos de salida de las manifestaciones para evitar que los asistentes se vayan antes de que se acabe el evento.
La presión no siempre es efectiva. En el barrio 23 de enero, un sector de edificios que es un bastión de apoyo del gobierno, algunos residentes dicen que resienten la intromisión del Estado.
“Ellos son el gato y nosotros el pueblo somos una bola de cuerda con la que juegan”, señala Mirna Hernández, de 63 años y propietaria de una tienda.
José Mirador, que vende muebles y electrodomésticos, recibió esta semana una computadora gratis gracias a un programa reciente del gobierno. Dice que planea votar por la oposición, pero que el mensaje de miedo del gobierno ha tenido efecto entre los pobres.
“El pueblo quiere cambio, pero tienen miedo”, señala.
El gobierno también ha optado por una estrategia que hace eco en muchos votantes: usar la imagen del fallecido líder populista Hugo Chávez, que tenía una conexión casi mística con los pobres.
Una abrumadora mayoría de los venezolanos está insatisfecha con la forma en que están las cosas en el país. Sin embargo, al preguntárseles si se debería seguir con las políticas de Chávez, 43% respondió que sí, según una encuesta dada a conocer el jueves por el Pew Research Center.
Levis Tovar, un carpintero de 42 años, dice que ni sueña con votar por la oposición. Su argumento es que Maduro se ha adherido a las ideas de Chávez.
“Yo voté por el gobierno para siempre y eso no va a cambiar”, asegura.
El fiscal del proceso contra López huye de Venezuela y denuncia una farsa
Un vídeo difundido en Internet el viernes mostró a Franklin Nieves reconociendo que había contribuido a defender pruebas falsas durante el juicio contra el opositor por presiones del Gobierno
Por Ewald Scharfenberg.
Caracas – La huida de Venezuela del fiscal del caso contra el líder opositor Leopoldo López —condenado a 13 años de prisión— conmocionó este sábado el país. El viernes en la noche, un vídeo difundido en Internet por el portal de noticias La Patilla mostró a Franklin Nieves reconociendo que había contribuido a defender pruebas falsas durante el juicio contra López —en la cárcel por instigación, asociación para delinquir y daño por incendio—. En la grabación asegura que lo hizo por “la presión del Ejecutivo Nacional y de mis superiores”.
Aunque los medios oficiales y mucha de la prensa comercial, controlada por editores cercanos al régimen, todavía pasaban por alto la noticia el sábado, la conmoción se hacía evidente en las redes sociales, donde no se hablaba de otra cosa.
“El fiscal del caso de Leopoldo López evidencia una vez más la ilegalidad de su condena, es el resultado de un fraude procesal”, afirmó en su cuenta de Twitter Juan Carlos Gutiérrez, cabeza del equipo de abogados que defendió a López. “La condena debe ser revocada y tiene que ser inmediatamente liberado”. Gutiérrez presentó un recurso contra el fallo en la Corte de Apelaciones, que se espera dé su veredicto mañana.
“Que un fiscal haya tenido que huir del país para poder hablar, muestra el estado de nuestra democracia”, valoró por su parte la madre de López, Antonieta Mendoza, una de las principales portavoces de la campaña por la liberación del exalcalde del municipio caraqueño de Chacao y dirigente del partido Voluntad Popular (VP).
Golpe al proceso
Aunque desde el jueves se rumoreaba que Nieves había huido con su familia a la vecina isla de Aruba —una excolonia holandesa a 25 kilómetros al norte de la costa occidental de Venezuela—, la grabación de casi cuatro minutos de duración confirmó que el veterano funcionario del Ministerio Público viajó con propósitos distintos a las vacaciones. Diversas fuentes aseguraban el sábado que Nieves continuó su itinerario desde Aruba a Estados Unidos, donde se propondría dar testimonio ante autoridades de las agencias de seguridad norteamericanas.
Si bien los medios informativos del Gobierno ni siquiera registraron el hecho al menos hasta el sábado por la tarde en Venezuela, el propio Nieves advertía en el vídeo: “A partir de este momento van a escuchar descalificaciones e injurias en mi contra” y contra el riesgo de que se vayan a sembrar “pruebas falsas, no ahora contra Leopoldo López, sino en contra de mi persona”.
Junto a sus colegas Narda Sanabria y José Gregorio Foti, Nieves estuvo a cargo de la acusación en el proceso contra López, que transcurrió desde julio de 2014 a septiembre del presente año en el Tribunal 28 de Caracas, de la jueza Susana Barreiro.
Se le reconoce como un profesional de larga trayectoria de cuyo espíritu independiente dan fe actuaciones como la imputación en 2009 contra Lina Ron, una importante dirigente de los grupos de base del chavismo, hoy fallecida. Rumores en el Palacio de Justicia de Caracas aseguraban en su momento que Nieves habría accedido de mala gana a participar en el juicio a López a cambio, entre otros beneficios, de obtener su retiro.
En el vídeo Nieves anticipa: “Pronto voy a estar diciendo toda la verdad” acerca de lo que habría ocurrido entre bambalinas “antes, durante y después” del juicio. La huida de Nieves representa un impacto en la línea de flotación de un proceso que estuvo plagado de irregularidades procesales, en su oportunidad denunciadas por los abogados de López, y para el que el Gobierno de Nicolás Maduro empeñó buena parte de su capital político y credibilidad.
Crece la lista de informadores de Washington
El fiscal venezolano Franklin Nieves se suma al grupo de exfuncionarios del Estado que estarían informando a las agencias de seguridad y fiscalías de Estados Unidos que investigan al régimen chavista. Pese al hermetismo de las autoridades, los nombres de varios de estos venezolanos que colaboran con Washington han trascendido. El primero fue en 2012. Fue Eladio Aponte Aponte, exfiscal militar y magistrado de la Corte Suprema de Justicia.
En 2014 se supo que Leamsy Salazar, un oficial de la Armada que pertenecía al entorno de seguridad del fallecido presidente Hugo Chávez y del actual número dos del oficialismo, Diosdado Cabello, voló de España a Washington para declarar ante agentes de EE UU. Antes, el exministro de Finanzas y exgobernador del Estado de Aragua, Rafael Isea, hizo lo propio. Ahora reside en Maryland, a las afueras de Washington.
El pasado martes, The Wall Street Journal reveló que al menos media docena de exejecutivos de la petrolera Pdvsa colaboran en las investigaciones que fiscales norteamericanos adelantan por corrupción en la estatal venezolana.
Leopoldo López, tras la condena: «Se ha ratificado que vivimos en dictadura»
Lilian Tintori, la mujer del dirigente opositor condenado ayer a casi 14 años de prisión, transmitió las palabras de su marido tras escuchar la sentencia.
CARACAS – Tras la condena a casi 14 años de prisión al dirigente opositor venezolano Leopoldo López, su mujer, Lilian Tintori, volvió a ser su voz en el mundo al transmitir el mensaje del político a la sociedad y los medios: «Con esta condena injusta queda ratificado que vivimos en dictadura», dijo el acusado de estar detrás de las protestas opositoras de febrero de 2014, que dejaron 43 muertos.
En una declaración en la plaza Bolívar de Chacao, en el este de Caracas, junto a la madre de López, Antonieta Mendoza, Tintori destacó que el llamado de su marido tras conocer la sentencia es a «la calma, la dignidad y a la paz».
«Hoy se ha ratificado que hay una dictadura represora, corrupta e ineficiente»
«Hoy se ha ratificado que hay una dictadura represora, corrupta e ineficiente», dijo López según Tintori, quien desde que su marido se entregó el 18 de febrero del año pasado, es su voz ante el mundo. «Con esta condena injusta seguiremos luchando con más fuerza contra esta dictadura», reforzó.
«Vamos a luchar con más fuerza contra esta dictadura. Fuerza y fe», agregó, y contó que su marido dijo: «Con orgullo pónganme las esposas, porque estas esposas no me las quita la jueza ni el gobierno, me las quita el pueblo».
«Como siempre dice Leopoldo, no caigamos en provocaciones, mantengamos la fuerza y la fe, la verdad, los argumentos, el acompañamiento al pueblo de Venezuela en momentos difíciles»,
«No caigamos en provocaciones, mantengamos la fuerza y la fe»
«Mantengamos la calma y esperemos el llamado que Leopoldo nos va a hacer junto con sus compañeros de la unidad (en referencia a la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), esperemos el llamado con calma, con dignidad, con fuerza, pero con mucha calma», insistió la esposa del dirigente encarcelado desde hace más de año y medio.
Tras conocer el fallo, la oposición llamó a protestar «de forma pacífica», aunque no fijó una fecha para esas demostraciones.
Lilian Tintori, después que su marido fuera condenado, en la Plaza Bolívar de Chacao en Caracas. Foto: EFE
«Llamamos a ejercer las protestas de manera pacífica, democrática y constitucional», dijo a la prensa Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
En la audiencia
Durante la audiencia, López intervino y, fiel a su estilo provocador, lanzó un desafío a la jueza Susana Barreiros, según refirieron copartidarios presentes en la sesión, a la cual no tuvo acceso la prensa.
«Si la sentencia es condenatoria, usted tendrá más miedo de leerla que yo de escucharla porque usted sabe que soy inocente», habría dicho López a la jueza, según escribió en Twitter David Smolansky, alcalde de la localidad capitalina de El Hatillo, quien estuvo presente en el tribunal.
Además, al finalizar su intervención, López le dijo a la jueza que si salía en libertad, tenía previsto hacer cinco cosas: ir a su casa a abrazar y besar a sus hijos; decirle a su hija Manuela que va a estar para su cumpleaños; pedirle nuevamente matrimonio a Lilian [Tintori], reencontrarse con sus amigos y compañeros del partido y arrancar a recorrer todo el país.
Apelación
Uno de los abogados defensores de López, Juan Carlos Gutiérrez, anunció ante seguidores de la MUD que apelará la decisión.
«Lo que acabamos de escuchar es una mera complacencia, no es un acto jurisdiccional, no contiene análisis probatorio y mucho menos jurídico. Transitaremos los caminos procedimentales» para apelar la decisión, dijo Gutiérrez.
La sesión en que López fue declarado culpable comenzó hacia el mediodía y se extendió hasta la noche, pues junto con él eran juzgados tres estudiantes acusados de participar en las «guarimbas», como se conoce en Venezuela a las protestas callejeras.
Uno de ellos fue sentenciado a diez años y medio de cárcel, y los otros dos a cuatro años cada uno, pero se les concedió el beneficio de la prisión domiciliaria, al primero por razones de salud, informó la Fiscalía.
La calma que reinaba en la mañana en los alrededores del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dio paso a refriegas entre miembros del partido de López, Voluntad Popular (VP), y seguidores oficialistas.
VP denunció que uno de sus militantes murió en las escaramuzas de la mañana, que se iniciaron cuando un grupo de chavistas llegó al lugar y agredió a simpatizantes de López.
En Venezuela, usan remedios para animales por la escasez
Ante el desabastecimiento de drogas, los pacientes trasplantados apelan a inmunosupresores veterinarios.
Por Alexander Martínez.
Agencia AFP
CARACAS – «Es humillante», dice Kevin Blanco mientras enseña la caja con las píldoras para animales a las que debió recurrir a fin de salvar un riñón trasplantado, ante una escasez cíclica de medicinas en Venezuela que ahora llega al 70%, según cálculos privados.
La prednisona y el cellcept inmunosupresores que evitan el rechazo de órganos trasplantados desaparecieron de las farmacias públicas y privadas desde comienzos de julio y durante un mes.
Esto puso en situación crítica a cientos de pacientes que no pueden suspender su consumo un solo día, a riesgo de perder el riñón o el hígado por el que esperaron años.
«Cuando se acabó la prednisona humana, empezó todo el mundo a buscar la canina», sostiene el presidente de la Federación Farmacéutica, Freddy Ceballos.
«Se está poniendo en riesgo la vida de las personas», dice, a su vez, Francisco Valencia, presidente de la fundación Amigos Trasplantados, que apoya a estos pacientes a menudo regalándoles los fármacos.
Blanco, de 47 años y trasplantado hace 15, estuvo sin ambos medicamentos un mes hasta el martes pasado, cuando el seguro social se los volvió a entregar, por lo que durante ese lapso debió consumir prednisona para mascotas.
«Es humillante saber que tu vida depende de un medicamento para animales», insiste al mostrar una caja fucsia con la imagen de un perro pastor collie y un gato.
Su médico le dijo que si consumía ese fármaco sería «bajo su cuenta y riesgo», pues no podía asegurarle nada sobre posibles reacciones adversas, refiere.
Natacha Albarrán, a quien le trasplantaron un riñón hace 12 años, también apeló a esas pastillas al no recibir prednisona ni cellcept (éste sólo lo tiene el seguro social por ser de alto costo) durante 23 días.
«El doctor nos indicó que fuéramos a donde venden medicamentos veterinarios, que es el mismo componente, pero la de animales tiene más glucosa», cuenta Albarrán, comerciante de 44 años.
El gobierno que no divulga cifras oficiales de escasez desde febrero de 2014 niega la falta de prednisona, e indica que en julio llegó de Cuba un lote de 1,2 millones de tabletas y admite que está en proceso de importar otros dos fármacos para trasplantados.
«Es falso que exista una escasez. En este momento, tenemos capacidad para abastecer la prednisona. Recordemos que la tasa de pacientes trasplantados en el país es de aproximadamente 2000 al año y tenemos esta medicina para todo 2015», aseguró esta semana el viceministro de Salud, Henry Hernández.
Según el presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, muchos pacientes están «buscando antibióticos, esteroides y medicamentos tópicos para enfermedades de la piel en tiendas para animales».
Y aunque ni Albarrán ni Blanco reportan efectos secundarios por la prednisona animal, médicos como Alejandro Cisneros, nefrólogo experto en trasplantes, afirma: «No se debe dar ninguna droga que no esté indicada para consumo humano».
Según Valencia, el seguro social además reduce las dosis y las restringe a trasplantados, y excluye a enfermos de lupus y cáncer.
El desabastecimiento de medicamentos en Venezuela alcanza el 70%, de acuerdo con la Federación Farmacéutica.
Detrás de todo, está una sequía de divisas por la caída de los precios del petróleo, que genera 96% de los dólares de este país sometido desde hace doce años a un estricto control de cambio.
Esto ha llevado al gobierno socialista de Nicolás Maduro a escatimar la entrega de divisas a importadores, por lo que sólo el sector farmacéutico acumula deudas por 3500 millones de dólares, según el gremio.
Aquello, sumado a la fijación de precios por parte del gobierno, origina distorsiones.
La prednisona, por ejemplo, se produce en el país con materia prima importada, pero sólo la de humanos está regulada y cada píldora cuesta 0,2 bolívares. La veterinaria vale 90 veces más.
La crisis de la salud en Venezuela también se palpa en la falta de insumos hospitalarios como reactivos para exámenes, lo que ha obligado a suspender cirugías de corazón en un país donde ya se reutilizan los marcapasos.
Disputas entre los opositores
El presidente provisional del partido opositor venezolano Copei, Pedro Urrieta, anunció que no presentarán candidatos a las legislativas de octubre para ganar «autoridad moral», luego de que su fuerza fuera expulsada de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). La expulsión tuvo lugar el miércoles, como rechazo del MUD ante una «intrusión del gobierno» en el partido, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia suspendiera a la directiva de Copei y designara a sus reemplazos.
Una oleada de saqueos sacudió a Venezuela y agudizó las fisuras
Un joven murió y 60 personas fueron detenidas mientras intentaban ingresar a un supermercado en el sur del país; para el gobierno, los hechos fueron planificados y tuvieron fines políticos.
CARACAS – Una oleada de saqueos en el sur de Venezuela, donde una persona murió y 60 fueron detenidas, dejó ayer en evidencia que el país está al borde de convertirse en un polvorín por la crítica combinación de escasez de productos básicos y una galopante inflación, que se estima llegaría a 120% este año.
En medio del caos, el gobierno y la oposición se acusaron mutuamente. El gobernador del estado de Bolívar, donde tuvieron lugar los hechos, Francisco Rangel Gómez, dijo a la cadena Globovisión que los saqueos habían sido «completamente planificados e inducidos» por 40 hombres motorizados.
En la vereda de en frente, el líder opositor Henrique Capriles acusó al gobierno chavista de querer ocultar los hechos. «Mientras ocurría esa situación, el canal de todos los venezolanos, VTV, transmitía la inauguración de una ciclovía, en vez de llamar a la calma. ¡Por favor! Hasta cuándo seguirán tapando el sol con un dedo», dijo Capriles, que es gobernador del estado de Miranda.
Aunque el gobierno insistió en que los incidentes no fueron espontáneos, medios locales informaron que los hechos comenzaron luego de que un grupo de usuarios saqueó el depósito del supermercado Uniferia, en la ciudad de San Félix. La gente sospechaba que allí había productos como leche, pañales, café, arroz, harina, entre otros de rubros que escasean, explicaron los medios.
Los manifestantes de San Félix también intentaron saquear el mercado municipal de Chirica y dos comercios chinos. Además atacaron una unidad del Transbolívar.
Las protestas se replicaron en otros estados como Sucre (Nordeste), donde los manifestantes protestaron frente al mercado municipal de Cumaná, y Valencia (Centro); un grupo de gente intentó entrar a la fuerza en varios locales.
Venezuela registra una aguda escasez y desabastecimiento de alimentos, productos y bienes básicos que el gobierno del presidente Nicolás Maduro atribuye a una presunta «guerra económica» promovida por empresarios y sectores de la oposición.
En este sentido, Rangel afirmó ayer que los hechos «responden a fines políticos», que buscan «nada más que generar conmoción» de cara a las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.
«Unos pseudolíderes de la oposición vinieron hoy [por ayer] al estado. Estamos revisando qué ha venido pasado a raíz de esa visita y sin duda alguna que vamos a llegar al fin de esto y le vamos a garantizar a la población su tranquilidad, su alimentación, pero también vamos a ir a fondo para hacer justicia con este venezolano que se lo llevaron el día de hoy», prometió Rangel Gómez. El gobernador dijo que un grupo de 40 motorizados armados lanzaron disparos y ordenaron a la gente saquear los establecimientos.
«Le dispararon a una persona que estaba atendiendo que le dicen El Verdulero. Le quitaron su vida estos individuos y estoy seguro que con fines políticos», afirmó Rangel Gómez. Y agregó: «Tenemos 27 detenidos y vamos con todo hasta el fondo para proteger a nuestro pueblo».
La víctima sería, según el diario local Correo de Caroní. Gustavo Patinez Gómez, de 21 años. Los manifestantes acusan a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de dispararle en el pecho al joven.
No es la primera vez que se producen saqueos este año. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, que monitorea la situación de orden público, señaló en un informe que en el primer semestre del año ocurrieron 56 saqueos y 76 intentos de saqueos en el país.
La escasez se agudizó en los últimos meses debido a la reducción en la venta de las divisas oficiales, lo que afectó a las importaciones de diversos rubros. La caída del precio del crudo golpeó también la economía venezolana.
Los empresarios y los analistas asocian los problemas de desabastecimientos a los severos controles de precio y cambio que están vigentes desde 2003. Pero el gobierno insiste en su teoría de «guerra económica».
Economistas, empresarios y líderes opositores exigieron ayer al gobierno venezolano que declare la «emergencia económica» ante el alto costo de vida y la acentuada escasez de alimentos y productos básicos,
En medio de la crisis, las autoridades venezolanas decidieron expropiar el miércoles a la noche un centro de distribución de varias empresas en el sector de la Yaguara, al oeste de Caracas. Las compañías Pepsi, Alimentos Polar, Cargill, Nestlé y Zara, entre otras, fueron afectadas por la medida oficialista.
El director de la sección de alimentos de Polar, Manuel Larrazábal, informó ayer que la empresa pidió al gobierno reconsiderar la expropiación de las instalaciones en Caracas desde las cuales se distribuyen los alimentos. «¿Quedarían estos 19 municipios sin alimentos? La verdad es que tendríamos que evaluar otras opciones que no son fáciles, pero nosotros estamos absolutamente confiados en que va a privar la sensatez, y por eso pedimos que se reconsidere la medida», dijo Larrazábal.
El gobierno, cada vez con más frentes abiertos
Desabastecimiento
Un estricto control cambiario y de precios vigente desde hace más de una década agudizó la falta de alimentos básicos -como harina, carne y leche- y también de medicamentos. El desabastecimiento alteró la vida diaria de los venezolanos, que deben hacer largas colas en los supermercados para conseguir los productos
Inflación
Se estima que la inflación de Venezuela, una de las más altas del mundo, alcanzará este año 120%. La proyección fue hecha por empresas privadas, ya que el último dato de inflación publicado oficialmente por el Banco Central fue en diciembre de 2014
Inseguridad
A pesar de los 21 planes de seguridad implementados en 16 años de chavismo, los venezolano continúan siendo víctimas de la violencia. Con una tasa de 134 homicidios cada 100.000 habitantes, Caracas es la segunda ciudad más peligrosa del mundo, detrás de San Pedro Sula (en Honduras), de acuerdo con el ranking que elabora la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública
Números en rojo
El dólar en el mercado negro no tiene techo: está por quebrar la barrera de los 700 bolívares y superará así 110 veces la tasa oficial más baja en el control de cambio que el gobierno asigna exclusivamente para alimentos y medicinas. También es crítica la situación de las reservas, que cayeron a uno de sus niveles más bajos en los últimos años, al ubicarse en julio en 15.867 millones de dólares.
La inflación venezolana superará 200% a fin de año
Ya llegó a 120%, pero sigue subiendo por el desabastecimiento, la crisis cambiaria y el gasto público, afirman economistas. Para la canasta familiar se necesitan ocho sueldos básicos.
Estantes vacíos. Una imagen ya habitual en un supermercado de Caracas. /AP
Si el costo de vida se sigue incrementando al ritmo actual, Venezuela ingresará a un período de hiperinflación similar al que vivió Argentina en la década de los 80, llegando a fin de año al 200% anual de suba. Esta es la contundente conclusión del respetado Centro de Documentación y Análisis Social (CENDAS) del país caribeño. La novedad se combina necesariamente con una investigación de la Universidad Católica Andrés Bello que detectó un aumento vertical de 48% de la pobreza. El economista Oscar Meza, director del CENDAS, advirtió que nada parece indicar que el ciclo inflacionario sea atacado por el gobierno. Y reveló que el ajuste mensual del costo de vida es del orden del 26,5%, lo que provoca que para alcanzar la canasta familiar se requiera ya de ocho salarios mínimos. La agudización de la crisis se produce cuando en diciembre se realizarán cruciales elecciones legislativas que pueden determinar que el chavismo pierda por primera vez su mayoría parlamentaria.
Una crisis tan aguda y prolongada no tiene precedentes ni cuando el petróleo venezolano cotizaba a apenas 7 dólares el barril antes de la era chavista, hace 16 años. Esta inflación galopante y la escasez de productos básicos por el desabastecimiento tiene un efecto social inmediato causando estragos en la población. Según los datos recopilados por el CENDAS, la canasta familiar registró un aumento histórico de 163,6% interanual desde junio de 2014. Pero el desbarajuste de la economía venezolana es de tal magnitud que los precios en dólares saltan disparatadamente de miles a cientos según con cuál cambio de todos los oficiales se haga el cálculo.
“El valor de la canasta (vivienda, servicios, salud, vestimenta e higiene) estimada para una familia de cinco miembros es equivalente a 3.263,62 dólares al cambio oficial más bajo de 6,3 bolívares por dólar o 271,15 dólares a la tasa más alta estimada para el Sistema Marginal de Divisas (Simadi), de alrededor de 199 bolívares por dólar”, dijo Meza al señalar que Venezuela y Argentina son los únicos en la región que presentan tasas tan altas de inflación.
Resulta que más del 70% de los venezolanos gana el salario mínimo de 7.421 bolívares (37 dólares), lo que ha puesto a sus 30 millones de habitantes en el límite de la supervivencia. De hecho, el índice de 48% de la población en la pobreza, según la Universidad Católica Andrés Bello, reproduce un nivel similar al que se registraba hace 16 años, antes del chavismo.
El analista Moisés Naim advierte que “un gobierno no puede mantener una población hambreada por mucho tiempo” al señalar al presidente Nicolás Maduro como responsable de esta crisis.
El economista José Guerra señala, a su vez, que la inflación anualizada es de 120% (el año pasado fue de 70%), mientras que su colega Alexander Guerrero dijo a Clarín que el índice inflacionario de este año podría superar 200%, dato que coincide con el del CENDAS. Es decir, ligeramente por encima del cálculo del Fondo Monetario Internacional que fijó el pronóstico en 170%. El organismo había advertido además que el país se encamina a una contracción de siete por ciento de su economía.
Para enfrentar la escasez, Maduro ha ordenado a la empresa privada que traslade más de 70% de su producción de alimentos y productos a la red de mercados públicos como “Mercal”, Pdval” y “Bicentenario”, denunció el presidente del gremio industrial, Cavidea, Pablo Baraybar.
Aseguró que a las empresas se les ha estado notificando de manera individual que deberán enviar mayor porcentaje de leche, azúcar, harina de trigo, harina de maíz precocida, pasta, arroz y aceite a los comercios públicos.
Baraybar recordó que la distribución de los alimentos es supervisada por el gobierno e insistió en que el sector privado no ha dejado de atender a los comercios oficiales: “80% de los alimentos que se consiguen en la red pública son producidos por privados”, dijo.
Afirmó que el principal afectado con la nueva medida es el consumidor, que tendrá que permanecer más tiempo en cola para adquirir los alimentos porque es menor el número de establecimientos en los que conseguirá los productos. El otro problema de la red pública es que suele ser un puente para el mercado negro.
“La red privada de supermercados, abastos y bodegas tiene 15 veces más locales que la red pública. Son 7.245 comercios oficiales y 113.000 privados. Al haber menos locales en la red pública, se concentra una mayor cantidad de personas en sitios que no tienen capacidad para atenderlos”, añadió.
Hay productos que sólo se consiguen pagando con el dólar estadounidense, y tenerlo o no crea una nueva división social
Por Kejal Vyas.
Un ‘devaluado’ billete de 100 bolívares con la cara del presidente Nicolás Maduro adorna un supermercado en Caracas. Jorge Silva/Reuters
CARACAS — La mansión de siete habitaciones y pisos de mármol en el acaudalado distrito de Altamira está en alquiler por 3 millones de bolívares al mes. Pero el corredor de bienes raíces dice que el dueño, que vive en el extranjero, prefiere un monto distinto: US$10.000.
La ley venezolana prohíbe que el dueño cobre en moneda extranjera, y en 2009, el entonces presidente Hugo Chávez desestimó al dólar como “papel sin respaldo”. Pero cuando la economía de Venezuela se cae a pedazos y su moneda se desploma en medio de una inflación de tres dígitos, el país en efecto se está dolarizando. Mensajes en código cada vez les permiten más a los compradores saber que los dólares son bienvenidos.
“En bolívares, es un mercado para los vendedores”, dijo el agente de bienes raíces Rafael Lobo Guerrero. “Pero en dólares es un mercado para los compradores”.
Desde bienes raíces hasta autos o incluso algunos artículos más baratos como de salud, una creciente cantidad de vendedores exige dólares, o su equivalente en bolívares al cambio del mercado negro, ahora alrededor de 350, que equivale a varias veces la tasa oficial. Eso deja fuera de competencia a la mayoría de los venezolanos, que no pueden obtener dólares debido a complejos controles monetarios que usa el gobierno para impedir la salida de capitales.
Esos controles han ayudado a exacerbar las divisiones de clase entre los que tienen sólo bolívares y los que tienen acceso a dólares, socavando la llamada revolución bolivariana de Chávez, el movimiento social adoptado por su sucesor, el presidente Nicolás Maduro, que busca distribuir la riqueza de forma equitativa.
“¿Qué puedo comprar en bolívares? Bueno, no mucho”, dijo Juan Verde, un abogado jubilado con una pensión de 20.000 bolívares (US$50) al mes, quien aseguró haber gastado recientemente todos sus ahorros para comprar alimentos. “Las cosas están un poco en el aire para mí. Como están para muchos venezolanos”.
Anauco, una agencia independiente de protección al consumidor, ha recibido gran cantidad de quejas sobre vendedores que fijan precios de electrodomésticos en dólares, según su director, Roberto León. “Ahora todo se cotiza en moneda extranjera”, sostuvo. “Si vamos a usar el dólar oficialmente, el gobierno debería salir y decirlo”.
Este mes, funcionarios sindicales en el sector automotor dijeron que el gobierno venezolano pronto permitiría que fabricantes como Ford Motor Co., que ha tenido problemas por su acceso limitado a dólares, fije precios en dólares estadounidenses. Las autoridades han hecho pocas declaraciones públicas sobre las conversaciones con la automotriz, y muchos se preguntan hasta dónde llegará el gobierno en cuanto a reconocer el dólar oficialmente.
Esta semana, Maduro dejó pocas dudas de que su gobierno no adoptaría formalmente la moneda de su rival ideológico, y culpó a enemigos extranjeros que no nombró por los problemas económicos del país y la volatilidad cambiaria.
“En Venezuela no va a haber, ni ha habido, ni habrá dolarización”, dijo en la televisión estatal. “Nuestra moneda orgullosamente es y será siempre el Bolívar”.
Poniendo de manifiesto la contradicción, el presidente y otros funcionarios a veces se refieren al dólar en discursos públicos.
“Te estoy entregando un apartamento y te estoy entregando un cheque de US$50.000, los dólares que nos pertenecen a todos menos a la burguesía”, dijo hace poco Maduro al entregarle a una familia pobre las llaves de una casa nueva que construyó el estado.
Una mujer cambia dólares por bolívares en una casa de cambio en Caracas. Carlos Garcia Rawlins/REUTERS
Para cubrir el creciente gasto gubernamental, el banco central de Venezuela ha aumentado la oferta de bolívares 15 veces desde 2008, cuando el gobierno de Chávez le quitó tres ceros en relación con la moneda previa y creó una nueva. Sus reservas internacionales, en tanto, están en un mínimo de 12 años, en US$17.500 millones, apenas por encima de Bolivia.
Algunos economistas advierten que perder esta capacidad de imprimir dinero cuando sea necesario complicaría el trabajo de los administradores económicos al ceder una importante medida de control sobre política monetaria.
Sin embargo, otros sostienen que el mayor exportador de petróleo de América del Sur —un commodity denominado en dólares— debería seguir el ejemplo de Ecuador y Zimbabue, países que adoptaron el dólar para combatir su alta inflación, o el de Panamá, que ha usado el dólar desde su fundación hace más de un siglo.
En 1995, Steve H. Hanke, un profesor de economía de la Universidad Johns Hopkins que ha asesorado a Argentina, la ex Yugoslavia y otros gobiernos con importantes crisis monetarias, le aconsejó al gobierno venezolano que creara una junta de conversión para atar por completo el valor del bolívar al dólar. El gobierno desestimó la propuesta. “Venezuela nunca tuvo un sistema monetario saludable”, dijo, y lamentó la decisión del gobierno previo.
Yugoslavia, que usó el dinar para bienes básicos como alimentos pero una divisa estable, el marco alemán, para autos y viviendas, aún podría ser un modelo para Venezuela, señaló Hanke.
Sin embargo, para muchos venezolanos, gran parte de la economía ya está efectivamente dolarizada. American Airlines, entre otras aerolíneas extranjeras, ha dejado de vender pasajes en bolívares, lo que deja a sus vuelos fuera de alcance de la mayoría de los venezolanos.
Un chef de un elegante restaurante de sushi en Caracas dijo que el suministro de pescado ha sido inestable debido a que los comerciantes venden cada vez más la pesca fuera de Venezuela, y la cobran en dólares. Cuando se consigue el atún, cuyo precio es regulado por el estado en 80 bolívares por kilo, se vende por 1.300 bolívares en el mercado negro, agregó.
Las farmacias tienen pocos medicamentos y productos comunes como lentes de contacto. Pero para quienes tienen dólares, una cadena, Locatel, ofrece un servicio en línea que envía productos desde su filial en Estados Unidos.
“Por supuesto que esto es una dolarización completa”, dijo Francisco Valencia, quien recibió un trasplante de riñón y tuvo que viajar al exterior y pagar en dólares para comprar un medicamento con esteroides que necesitaba. “Tenemos que acudir al mercado internacional o el mercado negro para cuidar nuestra salud”.
CARACAS — El gobierno de Venezuela, que subsidia fuertemente la electricidad, comenzará a racionarla para responder al aumento de la demanda de energía debido al uso de aires acondicionados en medio de una gran ola de calor que golpea al país, dijeron el martes funcionarios del país.
Los cortes comenzarán por las oficinas del sector público, en donde la jornada laboral se reducirá de ocho a seis horas y donde se moderará el uso de energía, dijo en un mensaje por la televisión estatal el vicepresidente Jorge Arreaza. El funcionario también prometió inspecciones de empresas privadas tales como centros comerciales, hoteles y otras industrias para asegurarse de que están cumpliendo con una resolución de 2013 que estableció un recorte de 10% en el consumo eléctrico.
Áreas críticas del sector público, como las de petróleo, la salud, la banca y la educación no serán afectadas por las nuevas medidas, según las autoridades.
La fragilidad de la oferta energética es uno de los muchos problemas que enfrenta Venezuela, un país rico en recursos que sufre los coletazos de una crisis económica y una falta de liquidez, debido en parte a la caída de los precios del petróleo. Apagones frecuentes en el interior del país han avivado las acusaciones de mala gestión e insuficiencia de la inversión del gobierno en la red eléctrica. Venezuela nacionalizó el sector bajo el fallecido líder de izquierda, Hugo Chávez.
Pero las autoridades de Venezuela, que obtiene dos tercios de su energía de turbinas hidroeléctricas, dicen que el culpable es el cambio climático.
“Esto por supuesto está vinculado con el calentamiento global, con el cambio climático, con la acción de la industrialización desmedida, de la industrialización del capitalismo que no repara, ni reparó nunca en los efectos que podía tener sobre el clima, sobre la sociedad, sobre nuestra madre Tierra”, dijo Arreaza.
Las temperaturas en Caracas subieron el lunes a un máximo de 35 grados centígrados, luego de haber llegado el martes a 28 grados, dijo el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón.
Venezuela produce 20.000 megavatios de electricidad. Pero en los últimos días, la demanda se ha incrementado en 1.500 megavatios, ubicándose en cerca de 18.000 megavatios, dijo Chacón. “En esas condiciones, el sistema comienza a tener problemas de estabilidad”, agregó.
Los funcionarios atribuyen gran parte del aumento de la demanda al mayor uso de aires acondicionados y pidieron a los venezolanos moderación. El consumo residencial de energía representa 40% de la demanda total, más que el comercio o la industria.
Chacón también animó a los usuarios a recurrir a “autogeneración” de energía durante las horas pico de la tarde y por la noche, pero no ofreció detalles.
Durante la escasez de energía en años anteriores, particulares, empresas e industrias recurrieron a generadores de combustible fósil para mantener las luces encendidas. La medida provocó un aumento de la demanda doméstica de gasolina. A la tasa de cambio del mercado negro, US$1 puede comprar hasta 500 galones de gasolina en Venezuela.
El lunes, los medios locales informaron de cortes de energía que afectan a varios estados, así como algunas partes de Caracas.
“Esto es primero la protección del Estado”, dijo el vicepresidente Arreaza, explicando las últimas medidas de ahorro de energía. Y segundo, “la protección colectiva del pueblo”.
El funcionario agregó que esperaba “que en pocas semanas mejoren las condiciones climáticas y se pueda flexibilizar algunas de estas medidas”.
Ahora en Venezuela racionarán también los medicamentos
Crisis económica. El gobierno de Maduro intenta enfrentar así la escasez. Se abrirá un registro para pacientes con males crónicos.
Espera. Una de las habituales filas frente a una farmacia en Caracas. /REUTERS
En el marco de una inflación fuera de control y una escasez creciente de productos de la canasta básica, el gobierno de Venezuela anunció que pondrá en marcha un sistema de control para la entrega de medicamentos para pacientes con males crónicos. La iniciativa busca evitar la demanda excesiva de remedios, en un país donde faltan seis de cada diez fármacos del vademécum.
El nuevo mecanismo se suma a los controles aplicados para la venta de productos de la canasta básica subsidiados. Y desató críticas, en especial del sector farmacéutico.
“Vamos a implementar el sistema integral para acceso a los medicamentos (…), comenzamos con tres enfermedades: cardiovasculares, las endocrino metabólicas, y las enfermedades neurológicas, porque son las tres primeras causas de enfermedad y mortalidad”, anunció el jueves el ministro de Salud, Henry Ventura.
El ministro explicó que con este sistema los pacientes se registrarán en las farmacias de su preferencia, que les informarán cuando lleguen las medicinas que requieren. Señaló que se busca garantizar así las medicinas a los pacientes y a su vez combatir la “guerra económica”, que el gobierno atribuye a empresarios que acaparan productos.
Enseguida surgieron las críticas. “Creemos que están equivocados, el problema es el abastecimiento y no la distribución”, dijo Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela.
Este sistema se suma a otras medidas del presidente Nicolás Maduro, como la instalación de máquinas lectoras de huellas digitales en almacenes para controlar la venta de alimentos básicos.
Venezuela, con enormes reservas petroleras, padece un creciente desabastecimiento de alimentos, medicinas y productos de higiene, crisis que el gobierno atribuye a una “guerra económica” en su contra y la oposición a la corrupción y la ineficiencia estatal.
Según Ventura, el nuevo sistema ayudará “en la lucha contra la guerra económica, el bachaqueo (contrabando) y el acaparamiento”, a los que el gobierno responsabiliza por la escasez de dos de cada tres productos básicos y una inflación que este año podría llegar a tres dígitos, tras rozar 70% en 2014.