¿Es Facebook una amenaza?

marzo 21, 2018

Facebook se volvió peligroso para todos, incluso para Zuckerberg

Antes de que estallara el escándalo de Cambridge Analytica, a Mark Zuckerberg lo acusaron de permitir la propagación de noticias falsas, la manipulación de opiniones políticas y la incitación al racismo a través de sus algoritmos. Él reconoció que la red social se le estaba yendo de las manos, pero ¿por qué sigue sin revelar cómo decide qué vemos y qué no en nuestros muros? ¿Qué nos oculta?

Mark Zuckerberg, el quinto hombre más rico del mundo, recordará 2017 como el año en que se volvió adulto. De su espíritu adolescente solo le quedó el uniforme: las remeras grises con las que sale de su «discreta» mansión de US$7 millones en Silicon Valley todas las mañanas. Durante el resto del día, el dueño de la red social y de un patrimonio de más de US$70.000 millones tuvo que aprender a esquivar las balas y a solucionar los problemas de un imperio.

«Facebook tiene mucho trabajo por hacer. Ya sea para proteger a nuestra comunidad del abuso y del odio, defenderla de las interferencias de los Estados y hacer que el tiempo aquí sea bien usado», escribió como mensaje de Año Nuevo 2018 en el muro de la red social que él mismo creó, sin sospechar que tres meses después estallaría el escándalo que hoy lo tiene en los portales, tapas y redes del mundo. El año anterior, su compañía había alcanzado los 2.000 millones de usuarios conectados, es decir, el 30% de las personas del mundo. Pero el hito no lo encontró con espíritu festivo: el Zuck adulto parecía haberse dado cuenta de que manejar una empresa en la que cada persona pasa un promedio de 50 minutos por día era una cosa seria. Tal vez, incluso, se equiparaba a la responsabilidad de un líder mundial.

Tras más de una década sosteniendo que Facebook era una empresa de tecnología que no intervenía en cuestiones políticas o sociales, tuvo que admitir que su influencia superaba la red de conexiones universitarias que había montado en 2004. Admitió entonces que su compañía estaba cometiendo «muchos errores» y dijo que dedicaría su año a «resolver esos problemas juntos». En su lista de propósitos para cumplir, se comprometió a rodearse de más expertos en historia, cívica, filosofía política, medios y temas de gobierno, además de seguir confiando en sus ingenieros y científicos de datos. Y, para sorpresa de todos los que venían alertando del problema de concentrar la tecnología en unas pocas empresas, escribió sobre las críticas a la gran centralización del poder de estas empresas, hoy alejadas del rol idealizado que alguna vez tuvieron como emancipadoras de las sociedades: «Hoy, muchos perdieron la fe en esa promesa», admitió. «Con el crecimiento de un pequeño grupo de grandes compañías tecnológicas -y gobiernos que usan la tecnología para espiar a sus ciudadanos-, mucha gente ahora cree que la tecnología centraliza el poder en vez de descentralizarlo». Por primera vez, el creador de Facebook asumía que escuchaba las críticas a su fenomenal poder.

Guerra en redes

La preocupación de Zuckerberg no era casual. En 2017, mientras él cumplía el recorrido que le había preparado su equipo de prensa por el Estados Unidos profundo en una campaña de marketing para mejorar su imagen, los problemas explotaban. Las batallas habían empezado en 2016, con el «escándalo de las tendencias», que acusaba a su plataforma de manipular los temas de actualidad que los usuarios veían en sus muros. Luego, tras el triunfo de Donald Trump, el «problema de las noticias falsas» señaló a Facebook como uno de los responsables de dañar la democracia, al haber funcionado, entre otras cosas, como el intermediario para difundir campañas de publicidad pagadas por el gobierno ruso contra su país y como medio para difundir noticias falsas que beneficiaban al republicano (aunque en la empresa y en Silicon Valley, en general, la candidata preferida era la demócrata Hillary Clinton). El escándalo preocupó a dueños de medios, ONG y hasta a políticos, que anunciaron proyectos gubernamentales para luchar contra la diseminación de mentiras, con la red social como intermediaria (y beneficiaria del negocio). Durante 2017, también, la gran red social comenzó a enfrentar los resultados de otros hallazgos que desnudaban la poca transparencia de su algoritmo (la fórmula que ordena qué vemos y qué no vemos en nuestros muros) y casos de censura de contenidos reiterados, que pusieron a los abogados de la compañía a enfrentar los primeros juicios de este tipo.

En términos económicos, Facebook y Zuckerberg seguían ganando. El 2017 terminaría con ingresos de casi US$13.000 millones, es decir, un 48% más que el año anterior. Sin embargo, su hechizo había comenzado a romperse para la sociedad.

Las redes sociales, que alguna vez se nos habían presentado como un espacio de diálogo para conocer más opiniones y mejorar el mundo -la famosa idea de la «democratización» acompañó a la red en sus inicios-, empezaron a verse como otro espacio de enfrentamiento. «La guerra se hace viral: Las redes sociales están siendo usadas como armas a lo largo del mundo», alertaba ya en 2016 una tapa de la revista The Atlantic. Ese año, tras el ascenso de Trump, el mundo anglosajón se sumergió en un pánico moral y se preguntó si la mezcla de la tecnología con la política no sería un trago letal para la democracia.

El escándalo de las cuentas rusas de Facebook que favorecieron a Trump fue la antesala del estallido de Cambridge Analytica.
El escándalo de las cuentas rusas de Facebook que favorecieron a Trump fue la antesala del estallido de Cambridge Analytica.
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Facebook reconoció que su crecimiento había tenido efectos políticos «no previstos». Hizo algunos cambios en la plataforma para denunciar informaciones falsas y comenzó a contratar a editores humanos para ubicar las metas sociales de la información por delante de los comerciales. A fines de 2017, Mark Zuckerberg anunció que contrataría entre 10 y 20.000 personas en el mundo para moderar en forma detallada cada contenido problemático reportado por la comunidad. En octubre de ese año, en Essen, una zona industrial de Alemania, se inauguró una oficina con 500 empleados que cobran entre ?10 y ?15 la hora por revisar cada posteo, foto y video de la red social. Junto a otro espacio en el este de Berlín, el lugar es gestionado por la compañía Competence Call Center (CCC), a quien Facebook, PayPal e eBay, entre otras empresas tecnológicas, contratan para lidiar con la información que aportan cada día los usuarios a las plataformas. Con escritorios transparentes, sillas negras y monitores Dell, los trabajadores realizan un trabajo repetitivo muy similar al de quienes revisan imágenes de cámaras de seguridad en los centros de monitoreo. Según sus responsables, el trabajo de moderadores de contenidos de las grandes plataformas crecerá en su demanda en los próximos años, tal como alguna vez se multiplicaron los call centers.

Pasados los primeros síntomas («oh, en las redes son todas mentiras»), la preocupación dio paso a nuevas preguntas: ¿Cómo cambiaron las redes sociales la manera en que nos informamos? ¿Dónde encontrar la verdad, si también en ellas hay mentiras? ¿Será que nos hicimos adictos a las redes y tenemos que encontrar un nuevo equilibrio para vivir mejor? Junto con esas preguntas, algunos comenzamos a cuestionar otro aspecto, quizás el más peligroso de Facebook: la poca transparencia con la que maneja su enorme poder.

Problema viejo, monopolio nuevo

En nuestra época, la del imperialismo tecnológico, unos pocos monopolios concentran el poder: Microsoft, Google, Facebook, Uber. Los dueños de internet son plataformas y están reemplazando a los poderosos y millonarios de otras generaciones.

También la información y las noticias están concentradas. Facebook y Google son los nuevos guardianes o «gatekeepers» de las noticias y se llevan el 85% de los ingresos por publicidad digital del mundo. Ese poder de regular lo que vemos o no como noticias es una de las razones por las que Mark Zuckerberg es uno de los hombres más influyentes del mundo y su marca, Facebook, se volvió más valiosa que otras antes icónicas, como General Electric, Marlboro o Coca-Cola.

Facebook es el tercer sitio y la primera red social más visitada del planeta. En Argentina, es el sitio número uno en visitas, algo que se repite en casi toda América Latina, Europa y Asia. Si le sumamos sus otras propiedades, WhatsApp (1.300 millones de usuarios) e Instagram (700 millones), sus interacciones se acumulan en 4.000 millones de personas y sus ganancias se incrementan. Sus usuarios pasan cada vez más tiempo en esas plataformas, por lo tanto, ven más avisos publicitarios, que equivalen al 63% de los ingresos de la compañía. Los usuarios se sienten tan cómodos dentro de la plataforma que la interacción aumenta cuantas más personas se unen a ella, al contrario de lo que les sucede a otras compañías con sus productos, en los que el interés decae luego de la novedad inicial. En 2012, cuando Facebook llegó a 1.000 millones de usuarios, el 55% de ellos lo utilizaba todos los días. En 2017, con 2.000 millones, el uso diario trepó al 66%. Y su número de consumidores sigue creciendo un 18% al año.

En los últimos años, Facebook se convirtió en la principal fuente de noticias del mundo. El muro de nuestra red social es el lugar en donde leemos -clasificadas según la fórmula de la empresa- las novedades. Según estudios de Ogilvy Media y Pew Research Center, aunque no dejemos de utilizar los medios como la televisión, los diarios o la radio, el 40% y el 60% de las personas del mundo nos informamos por medio de las redes sociales. En Argentina, después de la televisión, el 60% de los jóvenes elige las redes para informarse.

Luego del triunfo de Trump en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, Facebook recibió la acusación más grave, antesala del escándalo actual. La red social fue señalada por haber aumentado la polarización de una sociedad ya dividida, especialmente por conflictos raciales. Su diseño algorítmico nos hacía convivir con otros en burbujas cerradas y, desde allí, lanzar catapultas llenas de odio a los que no pensaran como nosotros. También, se la señaló como la culpable de expandir la epidemia de noticias falsas, una acusación que fue la excusa preferida de políticos y dueños de medios periodísticos para reclamar a la red social por su poder inusitado.

Mark Zuckerberg no pudo desmentir que su red facilitó la campaña anti-Hillary.
Mark Zuckerberg no pudo desmentir que su red facilitó la campaña anti-Hillary.

Facebook fue señalado como el responsable de llevarnos a una sociedad cada vez más dividida. En 2011, en su libro El filtro burbuja, el activista y escritor norteamericano Eli Pariser comenzó a advertir sobre las consecuencias de informarnos a través de medios sociales. Pariser sostiene que las redes nos imponen burbujas de filtros donde las decisiones ya no solo las toman personas, sino también algoritmos programados para mostrarnos lo que más nos gusta para que pasemos una gran cantidad de tiempo en ellas. Vivimos en mundos cómodos, donde leemos cosas que nos gustan y nos interesan, pero no necesariamente donde nos enteramos de cosas distintas o importantes. «La pantalla de tu computadora es cada vez más una especie de espejo unidireccional que refleja tus propios intereses, mientras los analistas de los algoritmos observan todo lo que cliqueás», dice Pariser.

La lógica que promueve las burbujas en las redes es a la vez tecnológica y económica y responde a una palabra clave: personalización. Los dos objetivos de Facebook son crecer y monetizar, es decir, obtener dinero a partir de la publicidad que recauda cada vez que alguien hace clic en sus anuncios. Para esto, tiene que hacer que pasemos la mayor cantidad de tiempo posible en su plataforma, lo que se logra haciéndonos sentir cómodos. Para eso, Facebook aplica un algoritmo llamado Edge Rank que hace que cada muro (o News Feed) sea personalizado, distinto para cada persona según sus gustos. Cada acción que realizamos se estudia al detalle para ofrecernos exactamente lo que nos gusta, tal como hacen en los restaurantes de tres estrellas Michelin, donde en la información de cada cliente se especifica con cuánta sal prefiere la ensalada y a qué punto degusta mejor la carne. En la cuenta final de Facebook, lo que importa es la permanencia dentro de su ecosistema. Si eso implica estar expuestos a contenidos verdaderos, falsos, de procedencia cierta o dudosa, no incumbe a su diseño. O sí, pero se pasaba por alto en favor del éxito comercial. O así fue hasta 2016, cuando las quejas y las preguntas sobre la responsabilidad de la red social en la difusión de noticias falsas comenzaron a acumularse. Y entonces, además del dinero, empezó a importarle la verdad.

Con noticias verdaderas o falsas, la empresa de Mark Zuckerberg todavía no explica cómo funciona su algoritmo, es decir, el mecanismo con el que decide qué vemos y qué no. Tampoco por qué, con una frecuencia cada vez mayor, algunos contenidos desaparecen de los muros de sus usuarios sin infringir las normas (por ejemplo, sin publicar imágenes de violencia), dando sospecha a acciones de censura por motivos políticos o ideológicos.

Mejor no hablar del algoritmo

«La primera regla del Club de la Pelea es: Nadie habla sobre el Club de la Pelea«, decía Brad Pitt antes de empezar la lucha en la película de David Fincher basada en el libro de Chuck Palahniuk. Con más énfasis, por si a alguien no le había quedado claro, repetía: «La segunda regla del Club de la Pelea es: Ningún miembro habla sobre el Club de la Pelea». La lógica de Facebook con su algoritmo funciona igual. Dentro de la empresa y fuera de ella nadie habla del algoritmo. Es más, gran parte de la lógica de la compañía responde a no revelar la fórmula, y una parte de su presupuesto se destina a financiar equipos de relaciones públicas para que realicen todo tipo de maniobras disuasorias para ocultar la receta. Sin embargo, mientras sostienen ese modelo opaco para afuera, las reglas de Facebook se aplican a todos los usuarios de Facebook que den «Aceptar» en sus términos y condiciones.

Pedirle a Facebook información sobre su algoritmo es una carrera imposible. Mientras escribía esta nota y mi próximo libro, hice varios pedidos para que la empresa, a través de su departamento de prensa, su agencia de comunicación externa y su encargada de asuntos públicos para América Latina me concediera una entrevista, o al menos una charla para explicarme -como periodista especializada en el tema- ese asunto. Con una amabilidad absoluta (llegué a creer que con las encargadas de prensa habíamos sido amigas en el pasado y yo no lo recordaba), las representantes de la empresa primero me pidieron «un poco más de información sobre el foco de la nota», tras lo que alegaron repetidas dificultades para «coordinar la entrevista por un tema de agenda». Al responderles que podía esperar a que la persona en cuestión despejara sus compromisos, me escribieron con un «te quería dejar al tanto de que no tengo una previsión de tiempos» y me ofrecieron conversar con otra persona de la empresa. Respondí que sí, con gusto. Pero luego transcurrieron seis mails durante tres semanas en los que, por una razón u otra, el encuentro no podía concretarse. También pedí que me compartieran un material que ilustrara cómo funcionaba el algoritmo. Facebook me respondió que «no contaba con ese material». Pero mientras tanto, a través de las redes sociales, la misma empresa ofrecía esa información de manera privada a periodistas (profesionales o aficionados), influencers de redes sociales y personalidades del mundo del espectáculo. La compañía compartía esa información con ellos, por una razón económica: les interesaba que entendieran la lógica para generar contenidos patrocinados con publicidad. «Están en su derecho», me dijo alguna vez un amigo periodista sobre el doble estándar de la empresa. En cierto punto, como empresa, lo están, acepté yo. Pero también, dada su influencia en los asuntos públicos, Facebook debería rendir cuentas sobre cómo maneja la información.

En 2017, el 30% de la humanidad se conectó a Facebook y Zuckerberg empezó a reconocer que su creación no es tan neutral ni inofensiva como se decía.
En 2017, el 30% de la humanidad se conectó a Facebook y Zuckerberg empezó a reconocer que su creación no es tan neutral ni inofensiva como se decía. 
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Durante 2016 y 2017, la periodista y activista Julia Angwin, junto con un equipo de investigación del sitio Pro Publica, dio a conocer una serie de artículos que desnudaron la falta de transparencia del algoritmo de Facebook y el doble estándar de la empresa. Su trabajo también fue esencial para desenmascarar sus mecanismos corporativos.

Angwin reveló que la plataforma publicitaria de Facebook permitía segmentar anuncios de venta y alquiler de casas solamente a blancos, excluyendo a personas de piel negra de las ofertas, asumiendo que son compradores menos atractivos. También a madres con niños en edad escolar, personas en sillas de ruedas, inmigrantes argentinos e hispanoparlantes. A todos ellos se los podía, explícitamente, eliminar de los destinatarios inmobiliarios de las plataformas, lo cual violaba la Ley de Acceso Justo a la Vivienda de Estados Unidos, que prohíbe publicar avisos que indiquen «cualquier preferencia, limitación o discriminación basada en la raza, el color, la religión, el sexo, el estatus familiar o el país de origen» de las personas interesadas. Sin embargo, en Facebook esto no solo se podía hacer, sino que los anuncios eran aprobados por la plataforma, luego de revisarlos, en unos pocos minutos. Bajo sus propias normas, la red social podría haber rechazado estos anuncios. Sin embargo, su política prefería no perder los ingresos de esas publicidades a cambio de violar una ley.

Pro Publica también descubrió que la red social permitía publicar avisos segmentados a la categoría «odiadores de judíos». Anteriormente, la compañía ya había recibido quejas y había quitado de su lista de publicidad a la categoría «supremacistas blancos», luego de la oleada de ataques contra comunidades negras en todo Estados Unidos. Con el descubrimiento de Angwin, la empresa debió eliminar también las categorías antisemitas y prometió monitorear mejor los avisos publicados para que el mecanismo de inteligencia artificial no creara sesgos de odio. Sin embargo, en otro de sus trabajos, el equipo encontró que el algoritmo protegía a los hombres blancos de contenidos de odio, pero no generaba los mismos mecanismos de defensa para evitar que los vieran los niños negros. Al escándalo se sumó la confirmación de que, durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, Facebook había permitido la creación de avisos ocultos desde 470 cuentas rusas contra Hillary Clinton. La compañía, que había intentado desestimar esta información durante un año, finalmente tuvo que aceptarla.

Estas historias demuestran que, por el momento, Facebook toma acciones para revertir sus errores solamente después de que se descubre una nueva manipulación o censura en su plataforma. Y que lo hace cuando estos hechos salen a la luz a través de investigaciones o denuncias externas. Entre tanto, la empresa sigue ganando millones a través de los anuncios; sus equipos de relaciones con la comunidad cubren estos problemas con filantropía, y sus departamentos de prensa organizan eventos publicitarios para periodistas amigos, mientras niegan información a los periodistas que les hacen preguntas concretas sobre el funcionamiento de su plataforma. Si Facebook dice estar comprometido en la lucha contra la publicación de noticias falsas, ¿no debería promover la transparencia de la información empezando por su propia empresa?

Lo que está en juego no es la información verdadera de ayer o de hoy, sino que, si continuamos en este camino de oscuridad, no podremos diferenciar nada de lo que se publique en el futuro. A Facebook, por ahora, no le interesa hablar del algoritmo. Pero si a nosotros nos interesan las conversaciones públicas, tenemos que hacer visible eso que las empresas quieren esconder.

Fuente: Brando – Crédito: Kiko

Facebook es como la dopamina

Además de Computación, Mark Zuckerberg estudió Psicología. La clave de la adicción que ejerce Facebook sobre nuestra atención está en el corazón de su interfaz y su código. «Está diseñado para explotar las vulnerabilidades de la psicología humana», dijo Sean Parker, el primer presidente de la empresa. «Las redes sociales se diseñan pensando cómo consumir la mayor cantidad de tiempo y atención posible de los usuarios. Eso se hace dándote un poquito de dopamina cada tanto, cuando alguien pone me gusta o comenta una foto o un posteo. Eso te lleva a querer sumar a vos tu propio contenido, para conseguir un feedback de validación social», explicó Parker. Desde esos inicios hasta hoy, ese poder se amplificó tanto que se habla de las redes sociales como de una nueva epidemia de tabaquismo, que por ahora avanza sin gran preocupación, pero que quizá en un futuro sea un problema de salud pública.

Los efectos negativos en nuestra salud mental y física ya están comprobados en estudios científicos a gran escala de universidades de todo el mundo, y también por el propio departamento de Ciencia de Datos de Facebook en sus experimentos de manipulación de nuestras emociones. Justin Rosenstein, el creador del botón «Me gusta» de la red social, admitió que su invento está teniendo efectos negativos. «Es muy común que los humanos desarrollen cosas con las mejores intenciones y que tengan consecuencias involuntarias negativas», dijo, haciendo un mea culpa. Además de hacer que «todos estén distraídos todo el tiempo», reconoció que el uso político de la plataforma, si no se controla, podría dañar seriamente la democracia. Como primera medida, Rosenstein, que también trabajó en Google, ya se borró de la red social. Con él, otros periodistas prestigiosos, como Farhad Manjoo del New York Times, están quitando las aplicaciones de sus teléfonos e iniciando un movimiento para dejar de usar las redes sociales como principal fuente de información.

*Natalia Zuazo es autora de Guerras de internet (Debate). Próximamente se publicará su segundo libro, Los dueños de internet.

Fuente: La Nación, 20/03/18.

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Contenido viral vs Buena Reputación

marzo 20, 2018

Lo viral ha muerto: ahora se lleva la reputación

Por Sergio Rodríguez.

El contenido viral es hoy un 50% menos efectivo que hace tres años. El exceso de contenido y el menor interés en las redes sociales públicas son claves. También se reduce el tiempo que pasamos en el móvil y se incrementa lo que gastamos.

Sobredosis de contenido y saturación de redes sociales. Son los dos factores que están a punto de enterrar el márketing viral. El que comenzamos a experimentar en España en 2006 con el vídeo de ‘Amo a Laura’. Es la historia de un éxito efímero: el contenido concebido para captar a las masas con ideas muy llamativas pero engañosas y a veces incluso falsas.

Seguir hoy una estrategia viral, según un reciente estudio de Buzzsumo, es un 50% menos efectivo que hace tres años. A ello contribuyen varios factores.

Uno es la saturación de contenidos de este tipo. Cuando surge un fuerte interés social en torno a una temática, la oferta crece de forma exponencial sin que lo haga la demanda.

Tomemos el caso del bitcoin: en julio de 2017 se publicaban menos de 10.000 artículos al mes sobre el tema. En diciembre se superaban los 40.000 sin que la atención disponible para leerlos se incrementará en la misma medida. Por eso a finales de enero la cifra se acercó de nuevo a los 10.000. No hay tiempo para leerlo todo.

Otro motivo es el cambio de enfoque de las redes sociales. Al tiempo que los usuarios migran hacia plataformas donde pueden cuidar mejor su privacidad -Whatsapp, Snapchat, Instagram…-, Facebook hace cambios para fomentar las relaciones interpersonales y con ello decae la posibilidad de que un contenido sensacionalista se difunda tan rápido como era habitual hace sólo tres años.

En 2015, cada contenido se compartía de media ocho veces. En 2017 solo cuatro. Hoy, para estar en el 1% de lo más distribuido es necesario que el contenido se comparta 2.409 veces. Estar en el 10% es mucho más fácil: bastan 62 mensajes.

El exceso de información unido a la limitación de la atención humana, al menor interés por compartir en público y a los cambios en los algoritmos de las plataformas hace que lograr un efecto viral sea cada vez más difícil.

Y también más caro. La mayor parte de lo que se publica se sitúa en una franja de interés y alcance muy bajo. Apenas el 1% o 2% de los mensajes que pretenden explotar las redes sociales resultan rentables.

Si hasta hace unos meses los medios de comunicación enfocados en las redes sociales estaban de moda, hoy están moribundos. Algunos, como LittleThings, ya están incluso muertos. Le seguirán más: VT, 9GAG o Bored Panda son algunos de los que están en el punto de mira. También lo harán las estrategias de publicidad y márketing viral, que tendrán que adaptarse al nuevo paradigma.

Un efecto negativo para algunos y positivo para otros. Según el mismo estudio de Buzzsumo, las páginas y medios con mayor prestigio y reputación apenas se ven afectadas. Por poner un ejemplo: dos de los artículos más compartidos de The Economist en los últimos cinco años son de 2017. La autoridad de su marca pesa más que cualquier cambio en el algoritmo de Facebook.

Algo que no solo ocurre con los grandes medios de comunicación. También pasa en los nichos. CoinDesk.com, especializado en informar sobre criptomonedas, no se ha visto afectado por la eclosión del contenido en torno al Bitcoin. El interés por el medio se disparó al ritmo que el interés por la moneda pero al disiparse este último se mantuvo por encima de su nivel original.

Es cierto que hay contenidos que se comparten más que otros, en especial aquellos que fortalecen un punto de vista social o político. Pero la reputación de quien publica algo comienza a ser más importante que el sensacionalismo con que se promociona.

Un viraje que es causa y en cierto modo consecuencia de la eclosión de los modelos de pago por contenidos. Según un informe publicado esta semana por el American Press Institute, un 74% de quienes se suscriben a un medio digital eran usuarios activos durante al menos varios meses. Además, el 78% de quienes pagan buscan información fiable y precisa y un 43% comparte de forma regular dicho contenido.

La otra gran causa de este cambio es el tiempo que tenemos disponible. Cada visita que hacemos a una plataforma digital con el móvil es hoy un 7,3% más corta que en 2015 y un 8,6% menos profunda (en páginas vistas). Y cada vez consumimos más, según los datos de Adobe: la brecha de gasto en el móvil frente al ordenador se ha reducido en un 11%.

Todos estos datos no hacen sino confirmar la idea de que buscamos que el tiempo que pasamos conectados -al menos de forma consciente- sea cada vez más corto pero de mejor calidad.

Pasada la eclosión digital, es el momento de estabilizar el consumo y ajustar la oferta. Una situación en la que la reputación y la autoridad adquirirán cada vez más peso… siempre que se combinen con la excelencia.

Fuente: elmundo.es, 06/03/18.


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Facebook: escándalo por la venta de datos sensibles de 50 millones de usuarios

marzo 19, 2018

La peor crisis de Facebook: escándalo por la filtración de datos de 50 millones de usuarios

facebook usa pulgar abajo

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Lo explicó de forma concisa e implacable en un mensaje en Twitter Edward Snowden: «Facebook gana plata explotando a sus usuarios y vendiendo detalles de la vida privada de millones de personas, mucho más allá de lo que postean voluntariamente. (Facebook) No es una víctima. Es cómplice».

El exespía hizo esa declaración al compartir la nota que el sábado golpeó fuerte a Facebook. The New York Timesreveló cómo la empresa Cambridge Analytica, la consultora que asesoró a Donald Trump en su campaña presidencial, consiguió los datos de millones de usuarios de la red social y los usó para identificar la personalidad de los votantes e influir en su comportamiento. La noticia hizo que las acciones de la red social cayeran, y también que la Unión Europea le pida explicaciones a la compañía.

Según la investigación que llevó adelante junto a de The Observer, la edición dominical del diario británico The Guardian, Cambridge Analytica habría recolectado datos de varias decenas de millones de usuarios y los habría utilizado para crear un programa destinado a prever e influenciar el voto de los electores. El Times adelanta que todavía existen copias de los datos obtenidos por la consultora que asesoró al equipo de Trump.

Filial estadounidense de la empresa británica de marketing SCL, Cambridge Analytica trabajó para la campaña presidencial de Trump en 2016 y es conocida por haber suministrado soluciones de recolección de datos y de identificación de público objetivo durante la campaña del grupo pro-Brexit «Leave».

La empresa fue financiada con 15 millones de dólares por Robert Mercer, un hombre de negocios estadounidense que hizo fortuna en los fondos buitre y que es uno de los principales donantes del Partido Republicano.

Los detalles de la adquisición y el uso de datos de Facebook por parte de Cambridge habían empezado a aparecer en los medios desde que la empresa comenzó a trabajar en la campaña de 2016, lo que generó un fuerte debate sobre los méritos de las llamadas «técnicas de modelado psicográfico de la empresa».

Un correo que revela las cosas que se pueden "predecir" de los usuarios de Facebook
Un correo que revela las cosas que se pueden «predecir» de los usuarios de Facebook

Pero la escala completa de la filtración de datos que involucra a los estadounidenses no se ha divulgado previamente, y Facebook, hasta ahora, no lo reconoció. Las entrevistas del NYT con media docena de ex empleados y contratistas, y una revisión de los correos electrónicos y documentos de la empresa, revelaron que Cambridge no solo confió en los datos privados de Facebook, sino que aún posee la mayor parte o la totalidad del tesoro.

Cambridge pagó para adquirir la información personal a través de un investigador externo que, según Facebook, afirmó que lo estaba recogiendo para fines académicos.

Durante una semana de consultas de The Times, Facebook restó importancia al alcance de la fuga y cuestionó si alguno de los datos aún permanecía fuera de su control. Pero el viernes, la compañía publicó una declaración expresando alarma y prometiendo tomar medidas: al otro día dio de baja de su red a Cambridge Analytica. Pero el daño ya estaba hecho y la noticia generó suspicacias que se extendieron más allá del territorio estadounidense.

En el Reino Unido también expresaron «preocupación» por la protección de datos y abogados de ese país quieren que la red social explique cómo una empresa de datos políticos pudo acceder a la información privada de más de 50 millones de perfiles de la plataforma.

La Comisión Europea pedirá «aclaraciones» a Facebook tras las revelaciones sobre la explotación de datos personales de millones de usuarios de la red social por parte de la empresa Cambridge Analytica, implicada en la campaña electoral de Donald Trump.

En Estados Unidos, los políticos también le piden explicaciones a la red social. Senadores de ese país llamaron a Mark Zuckerberg para que testifique ante el Congreso sobre cómo hará para proteger a los usuarios.

Las consecuencias para la compañía de Mark Zuckerbergtambién son financieras: las acciones de Facebook cayeron en la apertura de Wall Street, perdiendo un 4,83% de su valor, cayendo a 176,15 dólares.

Este es un nuevo golpe para Facebook, que está vinculado a la debacle que reveló hace unos días Wired, uno de los medios de tecnología más importantes de Estados Unidos. La revista entrevistó a 51 empleados y exempleados y explicó que la red social manipuló la forma en la que muestra las noticias, ignoró las «fake news» y la acusó de haber afectado la elección presidencial de Donald Trump.

WhatsApp y Facebook en problemas por mal uso de información

marzo 15, 2018

WhatsApp y Facebook sancionados por mal uso de información de sus usuarios

La Agencia Española de Protección indicó que los usuarios nuevos en la plataforma de mensajería instantánea no tienen la opción de negarse a que sus datos sean cedidos a Facebook.

facebook y whatsapp

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La Agencia Española de Protección (AEPD) impuso una multa de 300.000 euros a Whatsapp y a Facebook tras considerar que la política de privacidad de los servicios que ofrecen no se ajustan a la normativa vigente.

La empresa alegó que la infracción impuesta a Whatsapp se hizo por haber suministrado información a Facebook sin el consentimiento de los usuarios.

En 2016, Whatsapp realizó un cambio en la política de privacidad y autorizó compartir información de las personas con Facebook sin ofrecer a los usuarios la opción de mostrar su negativa.

AEPD indicó que los usuarios nuevos en Whatsapp no tienen la opción de negarse a que sus datos sean cedidos a Facebook para fines publicitarios.

“Facebook destina esos datos a su propia finalidad publicitaria y de mejorar sus productos así como para otras finalidades, por lo que requiere de un consentimiento libre, específico e informado de los usuarios para tratar esos datos”, se lee en un comunicado de la agencia.

Fuente: Ediciones EP.

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El fin del alcance orgánico en Facebook

marzo 5, 2018

Los números para comprender el apocalipsis del alcance orgánico en Facebook

Los números para comprender el apocalipsis del alcance orgánico en Facebook

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Una de las noticias de los últimos días en lo que a social media marketing se refería fue un tema que de entrada no tenía mucho que ver con marketing (aunque sí con redes sociales): uno de esos medios que se había convertido en una de las grandes estrellas de la era de las redes sociales, LittleThingsanunciaba que cerraba. El medio era una de las grandes víctimas del cambio de algoritmo de Facebook y de la pérdida de alcance que estaban viviendo ya las páginas. El 75% de su tráfico era gracias a Facebook y el cambio los hundió en la ruina, especialmente porque el medio estaba en proceso de venta y el cambio de las normas del juego hizo que el comprador huyera.

Para los responsables de marketing, la historia es una suerte de lección clara de cómo están cambiando las cosas. Ellos no pueden abandonar la red social, ya que todavía se da por hecho que Facebook tiene que ser uno de los pilares de la comunicación en social media (aunque ya hay medios que han dicho su adiós muy buenas a la plataforma), pero las decisiones y las experiencias de los medios les pueden ayudar a comprender mejor el cambio de circunstancias. El alcance orgánico en Facebook está en caída libre.

Las cifras lo demuestran. El alcance de las páginas ha caído en los últimos tiempos en cantidades abrumadoras. Los daos de algunas de ellas son de impresión: la caída del tráfico de algunos medios dependientes de Facebook ha llegado al 78 y al 84%, ligado a la pérdida de alcance orgánico. Y por supuesto las interacciones de las páginas, sus porcentajes de engagement o los visionados se han desplomado de forma paralela.

Lo que dicen los números

No hay más que ver los datos de Viral Thread, ViralNova, 9gag, Bored Panda, Diply o Distractify, las grandes estrellas de lo viral, que publica Digiday y que llegan de Jumpshot para comprender cómo los cambios en Facebook han afectado a su negocio. En los dos primeros meses del año, las cifras de tráfico de estos sites han caído en diferentes grados partiendo de cuán dependientes fuesen de Facebook.

Todas ellas han tenido crecimiento negativo en nuevos visitantes (salvo Bored Panda en el mes de enero). Facebook ya no es una fuente valiosa de tráfico para los medios (y, de hecho, a finales de 2017 Google volvió a convertirse en la principal fuente de tráfico de referencia para los medios de comunicación).

Y, por supuesto, los medios no solo han perdido tráfico, sino también han perdido actividad en sus páginas en la red social (que es donde las marcas y sus gestores podrán encontrar más paralelismos). Las interacciones han caído en todas ellas en los últimos dos meses, con desplomes abrumadores en aquellas que tenían datos más positivos. El ratio de interacciones también ha caído y ya ninguno de estos medios supera el 0,20%.

Por tanto, lograr buenas cifras de resultados en las páginas de Facebook de forma orgánica se podría decir que ya no es posible. Ha llegado el momento de diversificar en el saco de la actividad en redes sociales o de simplemente cortar pérdidas. Tasty de Buzzfeed, otra de esas grandes estrellas de lo viral en Facebook con sus vídeos de cocina y recta, está reorientándose para monetizar su contenido y su marca: van a lanzar productos de cocina que se podrán comprar en una cadena de supermercados.

Fuente: puromarketing.com, 05/03/18.

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¿Se desinfla Facebook?

marzo 5, 2018

¿Podría derrumbarse el imperio de Facebook?

La red social más grande del mundo está viviendo una transformación que usuarios e inversores no ven con buenos ojos. 

(Robert Galbraith/Reuters)
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En los últimos días, Facebook aplicó cambios en su algoritmo para fomentar la participación de los usuarios ya que, según las estadísticas, en los últimos meses cada vez menos usuarios publican contenido en esa red social. La decisión de la compañía de Mark Zuckerberg llegó luego de que Facebook estuviera involucrado en varias controversias por inflar sus estadísticas de reproducción de videos y que gran parte de los más de 2.000 millones de usuarios, que en su mayoría consumen noticias, estuvieran expuestos a publicaciones de dudosa veracidad en la previa del Brexit, las elecciones en los Estados Unidos o las de Francia.

Por estos motivos y algunos más, varios países tienen a Facebook en la mira, y la red social es la protagonista de diversas causas judiciales por cuestiones de monopolio, falta de competencia y evasión de impuestos.

¿Podría ser el principio del fin para Facebook? Esta sería una pregunta sin sentido (en los primeros nueve meses de 2017 la red social facturó más de USD 25.000 millones) si no se tuviera en en cuenta que, desde que se masificó internet, servicios y herramientas como MSN Messenger, Blogger, ICQ, entre muchos otros, tienen en común haber tenido gran popularidad para luego caer en desgracia y dejar de existir.

Algunos de los inversores de Facebook temen que algo similar suceda con la empresa de Zuckerberg luego de la decisión de la red social de dar menor relevancia a las noticias y más a la interacción entre usuarios.

¿Por qué Facebook toma esta decisión?

(Archivo)

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Hay que entender que otro tipo de empresas se basan en productos y servicios mucho más sólidos y no dependen del contenido de los usuarios. Un ejemplo es Google. El gigante de internet domina el mercado de búsquedas online pero también ofrece mapas, un asistente virtual, YouTube, correo electrónico, calendarios, el sistema operativo móvil Android e incluso crece en el segmento de hardware ofreciendo teléfonos y otro tipo de equipos. Apple por su parte también tiene un abanico variado de productos y servicios: computadoras, teléfonos, accesorios, sistemas de la nube y software de todo tipo.

El problema de Facebook es que sus productos se basan únicamente en el contenido de los usuarios. Si los usuarios no suben fotos, videos o contenido general en Facebook, la red social muere. Lo mismo sucede con Instagram y el mismo escenario sufre WhatsApp. Estos son los tres principales servicios de Facebook y todos dependen del contenido de los usuarios, en el marco de una industria volátil en la que un nuevo jugador puede rápidamente cambiar el escenario por completo.

El caso de Facebook es notable. Cualquier persona que mire su muro o feed verá que cada vez menos amigos o contactos publican contenido propio. A lo sumo, republican alguna historia, le dan Like a algún video o ponen el nombre de un contacto en alguna publicación divertida. Pero hacer el ejercicio de ver cuándo publicaron por última vez nuestros contactos nos da un panorama claro de un problema serio para Facebook: los usuarios ya no están interesados en participar activamente como lo hacían antes, y Facebook tardó en darse cuenta. La mayoría de sus usuarios son pasivos.

Facebook tardó tanto en reaccionar, que el consumo de noticias dentro de la red social creció más que ningún otro tipo de contenido. Con el propósito de monetizar esas visitas en su sitio y alegrar a los inversores con buenos resultados financieros, la empresa pasó por alto que muchas de esas noticias eran falsas, llevaban a los usuarios a sitios fraudulentos o incluso eran promociones pagas, como en el caso de la intervención de Rusia en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, situación en la que Facebook admitió responsabilidad y reaccionó, aunque lo hizo muy tarde.

El motivo de los cambios

(Flickr)

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El tiempo que los usuarios de Facebook pasan en la red social cae sostenidamente desde hace meses, aseguran expertos en métricas, que también remarcan que es necesario no olvidar que Facebook estuvo en el ojo de la tormenta por engañar a los anunciantes y usuarios con datos falsos acerca de la cantidad y la duración de las reproducciones de video.

Es por ese temor a perder los usuarios por completo que los cambios comenzaron. A partir de esta modificación del algoritmo que controla lo que cada usuario ve en su muro, quienes ingresen a Facebook empezarán a ver menos videos virales y menos noticias, y en cambio verán más contenido de sus amigos o contactos. Pero el problema también es que cada vez menos gente publica contenido generado por ellos mismos, y gran parte de la interacción de los usuarios surge de publicaciones de páginas y sitios de noticias que ahora Facebook quiere reducir.

Instagram también cambió

(Pexels)

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Facebook depende tanto del contenido de los usuarios, que su principal temor es que la gente elija otros servicios. Eso pasó con Snapchat, que durante meses creció muy rápidamente. Facebook notó la amenaza e intento comprar Snapchat -lo mismo que hizo con Instagram tiempo atrás- pero la oferta no prosperó. Entonces Zuckerberg decidió copiar algunas de las funciones principales de Snapchat en la plataforma de Instagram, y así fue que nacieron las historias. Entonces, los usuarios de esa red social empezaron a usar esa herramienta de publicaciones que tienen una duración limitada. Lo mismo hizo el creador de Facebook en la empresa madre y WhatsApp, pero en esos dos casos, los usuarios no acompañaron al mismo nivel que en Instagram.

Lo notable en el caso de Instagram es que puede suceder algo parecido a lo que sucedió en Facebook: podría pasar que la nueva herramienta inspirada en Snapchat genere que los usuarios publiquen menos (o dejen de subir) fotos y solo usen la red social para publicar más contenido en sus historias, que se borran a las 24 horas. Según los analistas, este es el caso, y a pesar de que el uso de Instagram no cayó, los accionistas de Facebook temen que este cambio en Instagram no haya sido positivo.

La política y Facebook

No es accidental que Facebook sea el destino de noticias falsas. La empresa trabaja fuertemente en todo el mundo para que gobiernos y partidos políticos inviertan grandes sumas de dinero en publicidad. Eso incluye, por ejemplo, trabajar para gobiernos denunciados por crímenes contra la humanidad, como el caso de Rodrigo Duterte en Filipinas, acusado de matanzas extrajudiciales y de censurar a los medios de comunicación.

Es que Facebook tiene un equipo especial dedicado a crear herramientas para los políticos. En el caso de Argentina, para el gobierno de Mauricio Macri, Facebook es uno de sus canales de comunicación favoritos. Lo curioso es que, según varios expertos, a pesar de tener presencia en Argentina, Facebook no emite facturación local, sino vía Irlanda. Incluso, en los casos de personas que en Argentina contratan publicidad para que se emita dentro del país, la empresa no tributa en territorio argentino ya que esos consumos con tarjeta de crédito son procesados internacionalmente, por lo que no se aplica la retención del 31,5% que correspondería.

El problema de las noticias falsas

Las noticias falsas afectan la capacidad de decisión política de los individuos, argumentó el padre de internet

Las noticias falsas afectan la capacidad de decisión política de los individuos, argumentó el padre de internet.
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De acuerdo al testimonio de ex empleados de Facebook a la compañía de medios estadounidense MSNBC, las noticias falsas nunca fueron una prioridad para la empresa. Un equipo muy limitado de personas se dedica a revisar contenidos sospechosos, y estaban abocados a buscar solamente situaciones violentas o pornografía. Nunca fue prioridad monitorear las noticias falsas. Sin embargo, luego de que los ejecutivos de Facebook admitieran que no actuaron bien durante la elección estadounidense de 2016, la compañía actualmente tiene unos 10.000 empleadosrevisando contenido, y buscan duplicar esa cifra este año, aunque para algunos analistas ya es muy tarde.

¿Qué pasará?

Todo depende de cómo reaccionen los usuarios ante estos cambios, pero también la empresa tiene que prestar atención a los nuevos actores que surjan en el mercado. Las compañías de internet que en un momento determinado parecen imbatibles (el buscador Altavista, Yahoo!, Fotolog, MySpace, ICQ, MSN Messenger, Snapchat, entre muchísimas otras) pueden ser historia antigua cinco años después. Eso es lo que Facebook quiere evitar con estos cambios en su algoritmo, que para algunos llega demasiado tarde.

Fuente: infobae, 18/01/18.


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Las marcas más valiosas del mundo

febrero 23, 2018

Cuáles son las marcas más valiosas del mundo

De la diez marcas más valiosas a nivel global, ocho son norteamericanas, y seis vienen del mundo de la tecnología. No hay ninguna argentina en el listado de las 500, sí mexicanas y brasileñas.

Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, creador de la empresa más valiosa del mundo.
Jeff Bezos
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La prestigiosa consultora Brand Finance dio a conocer las 500 marcas más valiosas del mundo. “¿Cuál es el propósito de una marca fuerte: atraer clientes, construir lealtad; motivar el staff? Todo eso pero más: para una marca comercial en definitiva la primera respuesta siempre debe ser “hacer dinero””, explica David Haigh,  CEO de Brand Finance.

USADe las diez primeras marcas más valiosas, ocho son norteamericanas, una surcoreana y una china. Seis provienen del mundo tecnológico. Europa recién aparece en el puesto 15, con Alemania y su Mercedes Benz, valuado en u$s 43.930 millones.

Las diez empresas más valiosas son las siguientes:

1- Amazon (EE.UU.), u$s 150. 811 millones

2-Apple (EE.UU.), u$s 146.311 millones.

3- Google (EE.UU.), u$s 120.911 millones.

4- Samsung (Surcorea), u$s 92.289 millones.

5- Facebook (EE.UU.), u$s 89.684 millones.

6- AT&T (EE.UU.), u$s 82.422 millones.

7- Microsoft (EE.UU.), u$s 81.163 millones.

8- Verizon (EE.UU.), u$s 62.826 millones.

9- Walmart (EE.UU.) u$s 61.480 millones.

10- ICBC (China), u$s 59.189 millones.

Entre las 500 no hay ninguna empresa argentina. De Latinoamérica, la más valiosa es la mexicana Pemex, en el puesto 190 y, entre las brasileñas, en el puesto 139 está Itaú. El resto de la región está representada por empresas de estos dos países, como Claro (286, México); Bradesco (313, Brasil); Petrobras (343, Brasil); Banco do Brasil (432, Brasil); y Brahma (493, Brasil).

Fuente: fortunaweb.com.ar, 14/02/18.


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Cómo Ganar con el e-commerce

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El hombre que rompió todos los récords y se transformó en «la persona más rica de la historia»

Jeff Bezos superó a Bill Gates, según Bloomberg y Forbes.

Jeff Bezos es ahora la persona más rica de todos los tiempos. Según detalla CNN, el rastreador multimillonario de Bloomberg detalló que el valor neto del director ejecutivo de Amazon alcanzó los 105.100 millones de dólares.

Forbes, que también le sigue la pista a los más ricos del mundo, situó el patrimonio neto de Bezos en 104.400 millones de dólares.

El valor neto del director ejecutivo de Amazon alcanzó los 105.100 millones de dólares

La mayoría de ese patrimonio proviene de los 78.900 millones de acciones de Amazon que posee. Las acciones de Amazon subieron 1,4% el lunes, agregando alrededor de 1.400 millones de dólares a su valor neto, y ya han subido casi un 7% en lo que va de este año después de crecer un 56% en 2017.

Además, Bezos es el dueño del diario The Washington Post y Blue Origin, un negocio privado de viajes espaciales que tiene la intención de llevar a los turistas al espacio.

Bezos se convirtió por primera vez en la persona más rica del mundo en julio, pero en octubre Bill Gates volvió a superarlo. Claro que ahora, impulsado por las compras navideñas en Amazon y el rendimiento de sus acciones, volvió al tope del ranking.

Bill Gates

El fundador de Microsoft ahora vale 91.900 millones, según Forbes, y 93.300 millones, según Bloomberg, por lo que mantiene el segundo puesto en ambas listas.

Sin embargo, las elaboradoras de las listas afirman que Gates todavía valdría mucho más que Bezos si no fuera por sus importantes contribuciones caritativas: según Bloomberg, Gates donó 700 millones de acciones de Microsoft, valoradas en 61.800 millones al valor actual, así como 2.900 millones en efectivo, lo que pondría su patrimonio neto en más de 150.000 millones.

Fuente: infobae.com, 09/01/18.


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Piden a Facebook que cierre Messenger Kids

febrero 23, 2018

97 especialistas en niñez pidieron a Facebook que cierre Messenger Kids

La aplicación de mensajería para menores de 12 años generó críticas desde que salió. Luego de estudiarla durante unos meses, individuos e instituciones dedicados a la infancia advierten que hace mal a los niños y que sólo beneficia a la red social. 

Messenger Kids contribuye a estimular el uso dañino de las redes sociales, según los expertos.
Messenger Kids contribuye a estimular el uso dañino de las redes sociales, según los expertos.
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Messenger Kids, la aplicación de Facebook que intenta atraer a niños de seis a 12 años, no hace más que recibir críticas. En diciembre, cuando se lanzó en dispositivos con iOS, los comentarios fueron tibios; ahora, que llegó a Android, la red social ha recibido numerosas quejas de expertos en niñez que la estudiaron estos meses y la instan a cerrar la app.

Para contrarrestar las presiones, Facebook señaló que trabajó con un grupo de consejeros especializados para salvaguardar a sus usuarios más jóvenes. Pero Wired reveló que la empresa de Mark Zuckerberg «no dijo que muchos de esos expertos habían recibido fondos de Facebook». La compañía reconoció las donaciones a siete de los 13 expertos que participaron y dijo que nunca las había tratado de ocultar, aunque tampoco las hizo públicas.

La aplicación para menores de 13 años les permite chatear con amigos y familiares, en un entorno sin publicidad en el cual los padres aprueban o no los contactos. Pero los críticos —entre ellos, 97 personas e instituciones que enviaron una carta pública— dicen que contribuye a estimular el uso dañino de las redes sociales y a explotar su condición adictiva.

Un grupo de 97 personas e instituciones expertos en infancia pidieron a Mark Zuckerberg que cierre, no que mejore, Messenger Kids.

Un grupo de 97 personas e instituciones expertos en infancia pidieron a Mark Zuckerberg que cierre, no que mejore, Messenger Kids.
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«Es inquietante que Facebook, ante la evidencia de la preocupación generalizada, promocione activamente Messanger Kids entre aun más niños», dijo la Campaña por una Infancia sin Publicidad en una declaración. Pocos días antes, una coalición de 97 defensores de la salud infantil pidieron a Zuckerberg que discontinuara la app, informó Wired en otra nota.

«La carta para Zuckerberg tenía la firma de individuos y de 19 fundaciones sin fines de lucro que expresaban que sus preocupaciones surgían de estudios recientes que vinculaban el aumento de la depresión, los malos hábitos de sueño y una imagen corporal negativa en los niños y los adolescentes que más usan las redes sociales y los dispositivos digitales», señaló el artículo.

Entre las personas que firmaron la carta se cuenta Jean Twenge, la autora de iGen y profesora de la Universidad Estatal de San Diego, quien estudió mucho las consecuencias que las redes sociales tienen en la vida de los adolescentes, y en su libro destacó la depresión entre las más peligrosas. «Otro estudio reciente halló que los adolescentes que pasan una hora por día chateando en las redes sociales dicen sentirse menos satisfechos en casi todos los aspectos de sus vidas, y los niños de 13 años que están en las redes sociales entre seis y nueve horas por semana tienen un 47% más de probabilidades de declararse desdichados que sus pares que pasan menos tiempo en línea».

Depresión, malos hábitos de sueño y una imagen corporal negativa son algunas de las consecuencias de la exposición de los menores a las redes sociales.

Depresión, malos hábitos de sueño y una imagen corporal negativa son algunas de las consecuencias de la exposición de los menores a las redes sociales.
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La psicóloga Susan Linn, profesora en Harvard Medical School y autora de Consuming Kids: The Hostile Takeover of Childhood (Niños consumidores: la adquisición hostil de la infancia), escribió una columna en Los Angeles Times sobre el tema. «Messenger Kids no es sino una forma en que Facebook puede ganar la atención de los niños más temprano», advirtió.

facebook adicciónLos beneficios que la aplicación da a Facebook son claros, escribió. «Inculcar la lealtad a la marca en los usuarios jóvenes es una forma de asegurar que continuarán utilizando la red social como adolescentes y adultos. La lealtad de por vida suele ser el objetivo cuando una empresa comienza a apuntar a los niños». Pero, agregó, «también está claro todo lo mala que esta app puede ser para los pequeños».

Observó que aunque actualmente Messenger Kids no tiene publicidad, «no hay garantía de que se mantenga así». Y, de todos modos, «la app en sí misma promociona la marca de Facebook entre los niños».

Messenger Kids ha sido blanco de críticas desde su lanzamiento.

Messenger Kids ha sido blanco de críticas desde su lanzamiento.
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Josh Golin, director de la Campaña para una Infancia sin Publicidad, señaló que algunos recursos de su app que la empresa señala como beneficio para los niños benefician, en realidad, a la empresa. Dio como ejemplo los filtros de dinosaurios o de realidad aumentada, que según Messenger Kids ayudarían a que los pequeños pudieran extender sus conversaciones con adultos como sus abuelos. «Si un niño de 7 años no puede chatear más de 5 o 10 minutos, ¿por qué extender ese tiempo?», preguntó.

Golin argumentó más: «Eso sólo hará que les resulte más difícil sostener una conversación real, sin artilugios, en el corto y en el mediano plazo. Facebook disfraza el aumento del uso y la dependencia de sus herramientas como un beneficio para los niños y sus abuelos, cuando en realidad el beneficiario es Facebook».

La carta de los 97 especialistas e instituciones señaló además que aun si los padres pueden controlar Messenger Kids desde sus cuentas de Facebook, «el impacto general de la app sobre las familias y la sociedad probablemente sea negativo, pues normaliza el uso de redes sociales entre los niños y somete a los niños a la presión entre pares para que creen su primera cuenta».

Messenger Kids no tiene publicidad, pero no hay garantías de que eso no cambie, advirtió la psicóloga Susan Linn, investigadora del impacto de la esfera comercial en los niños.

Messenger Kids no tiene publicidad, pero no hay garantías de que eso no cambie, advirtió la psicóloga Susan Linn, investigadora del impacto de la esfera comercial en los niños.
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Sin más, la coalición solicitó a Zuckerberg que cerrara la aplicación, no que la mejorase, porque considera innecesario y pernicioso que los menores de 12 años estén en las redes sociales. «Los niños de 6, 7 y 8 años no tienen la madurez ni la capacidad para manejar la ansiedad y la complejidad de las relaciones en línea, o comprender la privacidad», dijo Twenge, que cree que la videollamada sigue siendo la comunicación a distancia más adecuada para los niños y sus familiares.

Con dureza, también Linn se dirigió a Zuckerberg: «Él podría terminar con Messenger Kids inmediatamente, y debería. Puede que Facebook necesite a los niños, pero los niños no necesitan a Facebook».

La carta de los 97 enfatizó: «Criar niños en la era digital es suficientemente difícil. Le pedimos que no utilice el enorme alcance y la enorme influencia de Facebook para hacerlo aun más difícil».

Fuente: infobae, 23/02/18.

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LEA MÁS:

Facebook, en riesgo por las fake news

febrero 18, 2018

Facebook, en la encrucijada de las fake news

Crecen las quejas por las noticias falsas y post racistas que circulan por la plataforma. Advertencias de Unilever y Soros.

Por Damián Kantor.

Facebook, en la encrucijada de las fake news

Jim Carrey contra Facebook. El actor convocó a un boicot contra la red social .

 

Jim Carrey le declaró la guerra a Facebook. Molesto por la manifiesta intervención de Rusia en las últimas elecciones de los EE.UU. a través de la red social, el actor anunció por Twitter que vendía todas sus acciones y llamó “a todos los inversores que se preocupan por nuestro futuro a hacer lo mismo”. El tuit llevaba adjunta una ácida ilustración suya de Mark Zuckerberg, con el símbolo imaginario de “no me gusta”. Carrey tenía 5 millones de seguidores en su cuenta de Facebook antes de cerrarla.

Las preocupaciones por el uso malicioso de la red social y la divulgación de fake news no comienzan ni acaban allí. Hace 10 días, Unilever, uno de los mayores anunciantes del mundo,advirtió que podría dejar de pautar anuncios en portales y redes sociales ante el aluvión de mensajes difamatorios, discriminatorios y noticias mentirosas. El director del área de publicidad de la compañía angloholandesa, Keith Weed, señaló que “no podemos tener un entorno en el que nuestros consumidores no confían en lo que ven online”.

El alto ejecutivo detalló que “las noticias falsas, el racismo, el sexismo, los terroristas que difunden sus mensajes de odio y el contenido tóxico dirigido a niños”, que se divulgan habitualmente por Internet y que complican especialmente a Facebook y Google, acaparan el 80% del total de la torta de la publicidad digital. El área de marketing de Unilever destina US$2.400 millones al año para la promoción en Internet de sus 400 marcas, entre ellas Hellmann’s, Skip, Rexona, Comfort, Pond’s y Axe.

Weed dejó en claro que Unilever no está amenazando en vano. “Este 2018 podría ser un año en el cual el mundo se ponga en contra de los gigantes tecnológicos o bien un año en el cual se vuelva a construir confianza en el sistema y la sociedad”. La amenaza de Unilever, sumada la campaña de Jim Carrey, son apenas dos síntomas de una crisis de identidad mucho más profunda que golpea la credibilidad de Facebook, la mayor red social del planeta, iniciada hace dos años.

Precisamente este es el eje de una amplia investigación difundida hace dos semanas por la revista Wired, cuya tapa muestra una ilustración de Zuckerberg machucado y golpeado. La publicación divulga información interna de una compañía acosada por las noticias falsas y la supuesta neutralidad en la selección de los posts.

Wired plantea un interrogante clave: ¿Facebook incide o no en la información que circula por la red social? Las sospechas tienen que ver con lo sucedido en la última elección presidencial norteamericana, que convirtió a Donald Trump en presidente. La Justicia investiga la participación rusa en la campaña, con el formato de inundar la red social con mensajes falsos para inclinar la opinión pública.

“¿Estamos construyendo el mundo mejor que todos queremos?”, plantea el propio Zuckerberg en un mail interno a sus empleados al que accedió Wired. “Facebook se convirtió en una compañía que domina el mercado de medios, pero sin querer ser una empresa de medios”, añade la editorial. No es un capricho juvenil. La “neutralidad” en lo que se publica tiene varias complicaciones. Por un lado, equipara la importancia de un mensaje anónimo y trivial de los usuarios con una noticia de tapa del Financial Times, por ejemplo. Pero por otro, está en duda qué controles aplicar para evitar la difusión de información falsa o tóxica.

Un artículo de la revista Vanity Fair en enero pasado remarca otra encrucijada para Facebook: la existencia de la sección 230 de la Communications Decency Act de 1996 (la ley que regula y protege a los intermediarios en Internet de los mensajes que publican los usuarios). “Si Facebook decide empezar a funcionar como un medio de comunicación, a seleccionar, descartar y editar noticias, puede perder esa inmunidad y quedar a merced de los miles de millones de posts que se publican en el sitio”, dice el autor. Mensajes que van desde inocentes comentarios familiares a descalificaciones y calumnias de todo tipo.

Desde hace dos años, Facebook afronta la peor crisis desde sus inicios”, resume Wired. A los dilemas mencionados se agregan las negociaciones que llevan adelante Rupert Murdoch y Robert Thompson, el dueño y CEO del imperio mediático News Corporation, para alcanzar con Facebook un acuerdo más equilibrado por el reparto de los ingresos que genera la industria periodística, bajo amenaza de que se inicie una investigación antimonopolio.

En el último foro de Davos, el multimillonario húngaro George Soros denunció que Facebook y Google se convirtieron en monopolios “y han causado una variedad de problemas de los cuales recién ahora estamos empezando a darnos cuenta”. Y consideró que su gran influencia en la opinión pública “es nefasta” y “una amenaza para la democracia”.

facebook adicciónDías atrás, Soros redobló sus críticas a los dos colosos de Internet en un artículo publicado en el portal Project Syndicate. “Las compañías afirman que simplemente están distribuyendo información. Pero el hecho de que sean distribuidores casi monopólicos los convierte en servicios públicos y deberían ser sometidos a regulaciones más estrictas, dirigidas a preservar la competencia, la innovación y el acceso justo y abierto”, sostuvo. Y agregó que Facebook y Google desarrollan adicciones para los usuarios: “Son como los casinos”.

Fuente: Clarín, 18/02/18.

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Folha deja de publicar su contenido en Facebook

febrero 14, 2018

El mayor diario brasileño deja de publicar su contenido en Facebook

‘Folha de S. Paulo’ ha tomado esta decisión tras un cambio en el algoritmo de esta red social que ha disminuido «la visibilidad del periodismo profesional».

Por María Martín.

El logo de Facebook en un iPad. rn
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Río de Janeiro — El mayor periódico de Brasil le da la espalda al poder distribuidor de Facebook. El diario Folha de S.Paulo ha anunciado este jueves que dejará de publicar sus noticias en la página que tiene en esa red social, lo que considera una “decisión inédita en el mundo”, y desde luego lo es para un periódico de su tamaño. Los lectores podrán continuar compartiendo los artículos del periódico en sus páginas personales, y el rotativo mantendrá su perfil en la red, pero dejará de actualizarlo con nuevo contenido. Folha, además de ser el periódico de mayor distribución en Brasil (279.642 ejemplares en su edición impresa), tiene casi seis millones de seguidores en Facebook, lo que le convierte en el más popular en la red.

brasil banderaLa dirección del periódico no niega los riesgos de la decisión. “El principal [de ellos] es la pérdida de audiencia”, reconoce el director, Sérgio Dávila. “Una buena audiencia tiene variedad de fuentes, no puede depender solo de una. Los medios que construyeron su modelo de audiencia sobre Facebook tendrán más dificultades para adaptarse a la nueva realidad. No es nuestro caso”, afirma el director de la publicación.

El periódico venía planteándose esa decisión desde 2016 y acabó decantándose cuando, hace unas semanas, Facebook anunció que daría prioridad a las publicaciones de familiares y amigos frente a los contenidos periodísticos. La alteración del algoritmo de la red social que decide qué materiales tendrán más visibilidad en los muros de cada uno de los usuarios disminuye la influencia de Facebook en la captación de lectores para las ediciones digitales de los diarios. “La importancia de Facebook como canal de distribución estaba disminuyendo significativamente incluso antes del cambio del mes pasado, una tendencia observada también en otros medios”, ha explicado Folha en un artículo, el último publicado en la red social.

Cuando Mark Zuckerberg anunció su cambio de estrategia afirmó que «las publicaciones de empresas, marcas y medios de comunicación» estaban «desplazando los momentos personales que nos llevan a conectar más con los otros”. El empresario aseguró pretendía fomentar las relaciones entre la comunidad de usuarios, pero acabó reconociendo después que los participantes en su red pasan 50 millones de horas diarias menos en sus muros que antes.

Folha de S. Paulo registró en su web más de 35 millones de visitantes únicos en enero y ha tenido en cuenta para su salida que las interacciones (comentarios, compartidos y me gusta) en la red social están cayendo en picado. Solo en enero, la actividad de los usuarios de Facebook en las páginas de los diez principales diarios brasileños disminuyó un 32% si se compara con el mismo mes de 2017. Otro estudio sobre audiencia digital de la consultora Parse.ly mostró que el tráfico de las webs de noticias brasileñas proveniente de Facebook ha caído del 39% al 24% en el último año.

El diario también ha criticado que la empresa de Zuckerberg no haya resuelto el problema de la difusión de noticias falsas. Estas fake news alcanzaron su mayor notoriedad en 2016, durante las elecciones de Estados Unidos que dieron la victoria a Donald Trump, y este año amenazan también con contaminar las elecciones presidenciales de Brasil, que se celebrarán en octubre. “Varios estudios están mostrando que el cambio de algoritmo ha aumentado el alcance de estos bulos, en detrimento del periodismo profesional. Tiene sentido: las noticias falsas son más sensacionalistas y tienden a ser más compartidas que las noticias verdaderas. Como la nueva fórmula favorece que se compartan contenidos personales, las fake news ganan”, lamenta Dávila.

Para la dirección del diario, la decisión también se fundamenta en la falta de reglas claras. “Los periódicos quieren estar donde está a audiencia. Si está en el duopolio Google y Facebook, allí estarán los periódicos. Pero las reglas del juego tienen que ser claras y no cambiarse cada rato, solo bajo el criterio de una de las partes. Es lo que ha ocurrido con Facebook, que prácticamente bloqueó el periodismo profesional en sus páginas”, explica Dávila.

Otro de los motivos mencionados para abandonar la plataforma es su política de divulgación de contenidos periodísticos sin pago previo. El diario ofrece la lectura gratuita de diez artículos al mes y cobra una suscripción de 7,45 euros mensuales para el acceso ilimitado a su página. “Facebook participó con las empresas de medios con su proyecto Instant Articles. Con él, los periódicos transfieren gratuitamente sus contenidos a la red social, sin derecho a cobrar por su acceso, a cambio de acelerar la descarga de las páginas. La única remuneración ofrecida por Facebook era referente a la venta de anuncios dentro de su plataforma”, explicó el periódico, que resalta que fue uno de los pocos grandes diarios que no aceptó esas condiciones “draconianas”.

La estrategia no está, admite el director, exenta de connotaciones. “Toda decisión editorial trae consigo una manifestación política. Folha cree que el contenido de calidad tiene que ser remunerado; que el usuario tiene que exponerse a opiniones contradictorias; que el noticiario debería seguir los parámetros del periodismo profesional antes de ser divulgado. Y Facebook no parece tener en cuenta nada de eso”

La red social se manifestó en un breve comunicado y afirmó su compromiso “con la construcción de una comunidad informada”. “Seguimos trabajando con las empresas de medios en América Latina para que puedan usar nuestra plataforma para crear conexiones significativas con sus audiencias. También estamos tomando una serie de medidas para garantizar que las noticias que las personas ven en Facebook sean informativas y de alta calidad”, decían.

Folha no es el primer periódico brasileño que desafía la influencia de Facebook. En 2013, el grupo Globo, que cuenta con la televisión más importante del país, varias revistas y webs y el influyente diario O Globo, con sede en Rio de Janeiro, decidió abandonar la red social. El grupo justificó su decisión por motivos editoriales (estaba dejando a Facebook el control de las noticias que llegaban a los muros de los usuarios) y comerciales (no quería entregar a la plataforma, a través de los anuncios pagados, el perfil de público que deseaba alcanzar para que no fuese facilitado a sus competidores). Menos de un año después, el periódico volvió a Facebook.

Fuente: elpais.com, 09/02/18.


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