Las explicaciones que la Presidenta le adeuda a la sociedad
diciembre 6, 2014
Las explicaciones que la Presidenta todavía le adeuda a la sociedad
Por Claudio Jacquelin.
El Gobierno y sus representantes en el Consejo de la Magistratura, y los legisladores oficialistas, han emprendido una auténtica cacería contra el juez Claudio Bonadio luego de que el magistrado decidió hurgar en la relación comercial entre la familia presidencial y el magnate patagónico de la obra pública Lázaro Báez. Lo curioso es que el vínculo ya había sido reconocido por el propio titular de la AFIP, que nos aclaró, casi oscureciéndolo todo mucho más, que Báez y la familia Kirchner no son «técnicamente socios».
En tanto, la misma Presidenta que profesa el dogma de la comunicación directa con el pueblo, contra la intervención de los medios de comunicación, prefiere ampararse en la descalificación o la persecución de los que la critican o investigan antes que darle explicaciones a la ciudadanía sobre los hechos que se le cuestionan.
El caso del crecimiento del patrimonio familiar desde la llegada al poder de ella y de su fallecido esposo es elocuente: saltó de 7 a 89 millones de pesos entre 2003 y 2012. Aun así, la única argumentación pública que se le recuerda al respecto es su célebre exposición en la Universidad de Harvard hace ya dos años, cuando le respondió a un estudiante que su fortuna personal se debía a que había sido una «abogada exitosa».
Cristina Fernández de Kirchner no explicó entonces ni después cómo es que los réditos de su ejercicio profesional los obtuvo y se incorporaron a su patrimonio cuando ya hacía más de una década que había dejado la abogacía para dedicarse a tiempo completo a la política.
La falta de explicaciones públicas sobresale, entonces, cuando se observa que Bonadio no es precisamente un allanador precoz. Su investigación llega después de numerosas investigaciones periodísticas que han mostrado y demostrado irregularidades administrativas inexplicables, negocios inverosímiles, inconsistencias contables y relaciones comerciales opacas, en muchos casos incompatibles con el ejercicio de la función pública.
Más allá de lo que avance o resuelva definitivamente la Justicia, sobresale que la Presidenta no diga por qué comparte negocios con el hombre que se ha quedado con la casi totalidad de la obra pública de la provincial natal del kirchnerismo. Negocios en muchos casos difíciles de entender hasta por los más crédulos, tales como pagar alquileres millonarios por habitaciones en sus hoteles que jamás se usarían.
Podría apelarse a la paciencia social y dejar que la Presidenta encuentre el momento apropiado para dar explicaciones, si no fuera porque estos hechos no son los primeros, sino uno más de una larga saga de la que nunca se han dado respuestas a lo largo de casi una década. Al respecto, vale mencionar tres casos sólo a título de ejemplo:
1) Nunca Néstor ni Cristina Kirchner explicaron públicamente por qué un banco cuyos propietarios tenían estrechos vínculos con el ex presidente les pagó intereses que excedían largamente la tasa de mercado y nunca demostró haberles pagado lo mismo a otros clientes habituales. Con estos ingresos, hay que agregar, se justificó parte del primer salto sideral del patrimonio de los Kirchner. Y el banquero fue impuesto por el Gobierno como socio de YPF.
2) Nunca el matrimonio presidencial explicó públicamente por qué el contratista del Estado Juan Carlos Relats, que entonces además era acreedor de la Nación, alquiló para su explotación el primer hotel de la familia Kirchner en El Calafate y pagó por ello cifras que ningún operador hotelero habría pagado si ése fuera su negocio principal, ya que el monto excedía las perspectivas razonables de rentabilidad del negocio. De hecho, el propio Relats terminó por admitir que ese alquiler le causó pérdidas millonarias. Debe añadirse que poco después de que el empresario se convirtió en inquilino de los Kirchner logró cobrar deudas millonarias que el Estado tenía con su empresa.
3) Nunca Cristina ni Néstor Kirchner explicaron públicamente cómo hicieron para que una cadena de hipermercados chilena le comprara un terreno por un valor 50 veces superior al que había pagado sólo dos años antes el matrimonio presidencial. Para aumentar las curiosidades, el terreno sigue hoy estando tan desierto como hace 6 años. Del hipermercado prometido para justificar la sospechada compra no hay aún ni un ladrillo. Al matrimonio presidencial, en cambio, le quedaron más de dos millones de dólares de ganancia.
Se sabe que los tiempos judiciales no son ni tienen por qué ser los de la opinión pública, aunque también es cierto que justicia lenta no es justicia. De cualquier manera, nada impide que, más allá de la defensa que ejerza en Tribunales, la Presidenta le aclare al pueblo tantas aparentes oscuridades. Oportunidades y medios no le faltan. Y sería coherente con su declamado modelo de comunicación directa con el pueblo.
Fuente: La Nación, 06/12/14.
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La trama de Hotesur incluye a Cristóbal López
noviembre 30, 2014
Además de Cristina y Báez, la trama de Hotesur incluye a Cristóbal López
Por Nicolás Wiñazki.
Una causa que inquieta al Gobierno. Los negocios de la empresa de la Presidenta.Romina Mercado, sobrina de la Presidenta, es directiva de Hotesur y empleada de López. Osvaldo Sanfelice, titular del hotel, se asoció con el zar del juego y figura como contratado por él. También hay coincidencias de los escribanos que usan para sus negocios.
Alto Calafate. El hotel de la familia Kirchner, que controla la sociedad Hotesur, domina la ciudad desde la ladera de un cerro./ OPI SANTA CRUZ
La empresa Hotesur, con la que los Kirchner manejan su hotel Alto Calafate, resume los vínculos de la familia con los dos empresarios a los que oposición acusa de ser “socios” de la Presidenta en negocios no declarados. Uno es el constructor Lázaro Báez. El otro es el zar del juego, Cristóbal López.
La Justicia investiga a Hotesur para determinar si funcionó de modo irregular con protección del Estado, pero también para establecer si la compañía fue utilizada para lavar dinero.
Varias de las personas investigadas por Bonadio en este expediente forman parte de la trama de Hotesur y también participan en negocios de Cristóbal López.
Hasta fines del 2013, el hotel Alto Calafate fue administrado por una empresa de Lázaro Báez, quien fue acusado de alquilar cientos de habitaciones vacías, una maniora básica de quienes buscan blanquear divisas ilegales. El constructor es investigado por lavado en Suiza, Uruguay, los Estados Unidos y Argentina.
El jueves pasado, el juez del caso Hotesur, Claudio Bonadio, le pidió a la AFIP las declaraciones juradas de impuestos de la Presidenta; sus dos hijos, Máximo y Florencia; y las de quienes figuraban como integrantes del último directorio registrado de Hotesur.
Cristóbal López hace negocios y emplea a algunos de los protagonistas de esa pesquisa.
El empresario, amigo de los Kirchner, es dueño de casinos, bingos, una petrolera, maneja concesiones de rutas y controla medios audiovisuales. Néstor Kirchner fue quien le permitió extender sus licencias de juego en Santa Cruz y en el Hipódromo de Palermo, medidas claves para su éxito. El ex mandatario lo trataba a menudo y lo llamaba “Cristóbal”, a secas.
Los negocios de sus herederos siguen hoy vinculados entre sí.
El presidente de Hotesur, por ejemplo, es Osvaldo Sanfelice, quien a su vez es socio de de Máximo Kirchner en la firma Negocios Inmobiliarios S.A; y también maneja la compañía que administra el Alto Calafate, llamada Idea S.A.
El emprendedor Sanfelice es un punto de unión entre los Kirchner, Báez y Cristóbal.
Según los registros públicos, el presidente del hotel K es empleado de López en la firma Alcalis de la Patagonia, única productora de carbonato de sodio de latinoamérica, según describe su web.
En el 2008, Cristóbal creó la empresa Talares de Posadas con un único socio, Sanfelice. La firma fue registrada para poder realizar diversas actividades, como obras de ingeniería, construcción y operaciones financieras, entre otras cosas.
Sanfelice es un personaje peculiar en el entorno presidencial: es empleado de Cristóbal López, de la Presidenta, y a la vez es socio de su hijo.
Otro vínculo entre Hotesur y los negocios de López es Romina Mercado, hija de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
La sobrina de la Presidenta fue inscripta en noviembre del 2008 como directora titular de Hotesur.
Según los registros públicos, Mercado es hoy empleada de una de las compañías más grandes de Cristóbal: Inversora M&S. Esa firma es utilizada por el zar del juego para realizar operaciones financieras con otras de sus compañías, como Oil Combustibles e Indalo Petróleo, entre otras. Bonadio también pidió a la AFIP información de la sobrina de la Presidenta.
Los vínculos entre Hotesur y las empresas de López incluyen a personas que ocupan roles relevantes en cuestiones administrativas.
La escribana María Bulubasich, por ejemplo, certificó un acta de Hotesur cuando fue comprada por los Kirchner. Y es la misma que trabajó en la formación o fusión de varias de las empresas de Cristóbal.
Algo parecido pasó con el escribano de Báez y los Kirchner, Ricardo Albornoz. Trabajaba en la administración Hotesur pero ayudó a López a comprar un hotel con el que supuestamente competía en El Calafate: Los Notros.
Fuente: Clarín, 30/11/14.
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Bonadio: El juez que apura los malos tragos
noviembre 30, 2014
El juez que apura los malos tragos
Por Joaquín Morales Solá.
Dicen que Claudio Bonadio conoce el oficio de juez y tiene instinto de político. Sin embargo, los que lo frecuentan aseguran que en los últimos días recordó sobre todo un viejo consejo de su madre. Obligado a tomar un té de gusto espantoso, el pequeño Bonadio se quejaba del tiempo que le llevaría terminar ese brebaje insoportable. Una oportuna recomendación de su madre, en aquellos tiempos de la niñez, volvió a visitarlo en los últimos días: «Tomalo todo de un solo trago. Hacele frente y no pierdas el tiempo», le dijo.
Los criterios del juez actuante y del político retirado se disiparon. Aquel consejo materno prevaleció más que nada en Bonadio.
Cristina Kirchner tropezó con ese investigador de su fortuna justo cuando todos los jueces federales se han declarado en estado de sublevación. Los que suelen darse una vuelta por Olivos contaron que debieron salir en el acto. La Presidenta tiene un humor de perros desde que Bonadio allanó las oficinas vacías de una empresa suya. Los cortesanos ya no saben qué hacer para calmarle el mal carácter. Acusaron al juez, a la denunciante (Margarita Stolbizer) y a la testigo de la causa (Silvina Martínez, una ex empleada de la Inspección General de Justicia). Revolearon sin confirmar una supuesta información sobre cuentas de argentinos en el exterior y convirtieron a Bonadio en el juez más perseguido y denunciado de la democracia argentina. Necesitan una cortina de humo o sacar un conejo de la galera. Pero el humo se desvanece rápidamente y los conejos salen muertos.
Bonadio está separando las capas de la cebolla que cubren a la persona de la Presidenta. Cuando el jueves pasado le pidió a la AFIP todas las declaraciones juradas de la familia Kirchner (Néstor, Cristina, Máximo y Florencia) apareció claramente la línea de la investigación: no es Lázaro Báez, sino Cristina. O no es sólo Lázaro Báez. La AFIP le devolvió el tamaño de un libro que le llevó seis horas fotocopiar. El juez se propone un cruzamiento de esas declaraciones para establecer de qué manera creció el patrimonio presidencial y por qué. ¿Lo paralizará a Bonadio la inédita campaña en su contra? «La duda era si daba el primer paso, pero ya lo dio. Ahora está en carrera y no puede ni quiere detenerse», asegura otro juez federal. Fiestas de fin de año amargas la aguardan a la Presidenta, que podrían comprometer su jactanciosa popularidad. No hay peor mezcla política que la de una crisis económica, como la que existe, con sospechas de corrupción en el poder.
La última declaración jurada de bienes que hizo Cristina Kirchner como senadora, antes de que su matrimonio llegara al poder, en 2002, consignaba la propiedad conjunta de 25 casas de bajo valor en Río Gallegos. Nada más. No había ninguna empresa ni hoteles ni grandes ahorros. Todo el emporio económico personal que existe hoy fue construido durante la gestión de los dos Kirchner como presidentes de la Argentina.
De todos modos, el gran desafío de Bonadio es comprobar que no se usaron las habitaciones del hotel contratado anualmente por Báez, Alto Calafate. Llegado el caso, deberá citar a declarar, uno por uno, a los supuestos ocupantes de esas habitaciones. Si terminara comprobando que Báez pagó millones de pesos anuales por algo que no usó, el caso de blanqueo de dinero quedará abierto. El blanqueo es la maniobra para convertir en lícitos dineros de origen ilícito. Es un delito autónomo; es decir, no se necesita comprobar el origen ilícito del dinero para configurar el delito.
¿Hasta dónde puede llegar la Justicia con Cristina Kirchner, jefa del Estado? La respuesta no está clara ni siquiera para los jueces. Algunos de ellos sostienen que podría repetirse el caso Boudou: el juez podría terminar en citaciones y procesamientos. Ese sería el límite. Otros no están tan seguros porque se trata de una jefa de Estado. En los tribunales están estudiando, previsores, toda la legislación argentina y extranjera. Hasta una sentencia de la Corte británica sobre el caso Pinochet, cuando el dictador fue detenido en Londres, en la que se hacen largas consideraciones sobre la inmunidad presidencial.
Sea como sea, según los papeles que hay ahora en la Justicia, el rol activo de Cristina Kirchner es nulo o menor en la administración de sus empresas. Es mucho más importante el protagonismo de Máximo Kirchner en esas empresas. De ahí, entonces, la preocupación por «los chicos» que dicen que existe en Olivos. El plural es injusto. No existe ningún papel, informe, testimonio o declaración que involucre a Florencia Kirchner. En cambio, Máximo Kirchner sí tomó decisiones en su nombre y en el de la sucesión de Néstor Kirchner. El hijo presidencial sería la primera figura en ser investigada si se constatara que hubo maniobras sospechosas de blanqueo de dinero.
Máximo Kirchner no tiene fueros, pero tampoco tuvo nunca ningún cargo público. No obstante, el eventual delito de lavado de dinero no es exclusivo de funcionarios; puede ser aplicado a cualquier ciudadano. Los tratos entre Lázaro Báez y los Kirchner o entre los hoteles de éstos y Aerolíneas Argentinas exhiben dosis colosales de chapucería y una igualmente enorme sensación de impunidad. Es habitual, por ejemplo, que se cancele un vuelo de Aerolíneas Argentinas entre El Calafate y Ushuaia. La tripulación de los aviones y los pasajeros son alojados en un hotel de los Kirchner. Nunca se explica la razón de la rutinaria cancelación de ese vuelo.
El cristinismo no tiene dos acciones posibles ante la adversidad. Golpea si está fuerte, y también golpea si está débil. La Presidenta es así. En la encrucijada actual se topó con un juez con la piel curtida para los golpes de la política. Cristina no está dispuesta a pestañear frente al juez, y Bonadio tampoco frente a ella. Los dos son como son.
El revolucionario cristinismo está aplicando el mismo remedio que el menemismo usó en su época agónica. No sólo nosotros somos malos. Todos son malos. Ricardo Echegaray verá caer sobre su persona decena de juicios de personas nombradas por tener supuestas cuentas en Suiza. Violó el secreto fiscal, no investigó para ver si existió un delito y, encima, dejó trascender nombres. El discurso consiste en hacer creer que es un delito que un ciudadano argentino tenga una cuenta en el exterior. Eso no es cierto. No hay ninguna ley que prohíba esa operación bancaria.
Una decisión correcta de la AFIP debió investigar si se trata, en primer lugar, de datos ciertos. En segundo lugar, debió analizar si esos dineros, en caso de existir, fueron o no declarados ante la agencia impositiva. Y, por último, debió emplazar a los dueños de las cuentas a ponerse al día con el fisco, si se comprobara alguna evasión. Una cosa es, por lo demás, el dinero de privados o de empresas privadas. Otra cosa es el dinero acumulado por funcionarios públicos en el ejercicio de su función en el Estado. No todo es lo mismo.
El único discurso que la Presidenta dio desde que se allanó la oficina de su empresa fue emblemático del agobio político e intelectual del oficialismo. Primero, se manifestó extorsionada por un juez, no se sabe si por Bonadio o por Thomas Griesa. «Carancho judicial» le cabe a uno u otro. Pero inmediatamente después empezó ella misma a extorsionar a Bonadio por la supuesta tenencia de acciones del juez de una empresa que estaría en idéntica situación que la de ella. Bonadio tiene el 20 por ciento de acciones de una estación de servicio, que fue el pago que un hermano le hizo por una deuda. El juez le aseguró a su equipo que es la tercera minoría en el paquete accionario y que nunca participó de ninguna decisión comercial.
Sucede lo mismo en el Consejo de la Magistratura. El cristinismo dice que Bonadio tiene nueve causas abiertas ahí; en rigor, tiene ocho. El propio oficialismo dejó pasar los tres años necesarios, en varias de esas causas, para tomar una decisión. Después de ese plazo, las causas contra jueces deben ir al plenario del Consejo para ser cerradas. Nunca fueron cerradas. Las tienen abiertas para ventilarlas en momentos como éste. Aunque nadie imaginó nunca un instante en el que Cristina Kirchner sentiría temor. Su destino está en manos de un juez que recordó que siempre es mejor apurar los malos tragos.
Fuente: La Nación, 30/11/14.
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CFK y su socio Lázaro Báez
noviembre 28, 2014
Lázaro Báez también estuvo relacionado con Los Sauces
Por Lucía Salinas.
El Caso Hotesur. El hotel boutique de la Presidenta en El Calafate se amplió en terrenos del empresario.
Desde que Lázaro Báez conoció al matrimonio Kirchner en 1987, los vínculos comerciales fueron en constante aumento. La obra pública fue el primer nexo importante que le permitió convertirse al empresario investigado por lavado de dinero en el principal adjudicatario en Santa Cruz: ganó más de 54 obras desde 2004 a 2013 por una suma superior a los $24.500 millones. Pero la relación benefactora del matrimonio presidencial hacia Báez no fue sólo a través de las obras viales, sino que El Calafate fue epicentro de millonarios negocios que hicieron en conjunto.
Ahora, la Justicia posó su mirada sobre Los Sauces, el hotel boutique de la Presidenta construido por el arquitecto Pablo Grippo. La casa patagónica de 42 suites y 6 casas es la de mayor lujo en El Calafate.
Los Sauces es el único hotel de los Kirchner que no administró Valle Mitre, una de las empresas de Báez, pero eso no impidió que el empresario y la familia presidencial realizaran negocios allí.
Para que Cristina ampliara su hotel, el de menos ocupación en la villa turística, necesitó obtener más tierra de la que adquirió originalmente por $1,19 el metro cuadrado. La Presidenta declaró en la Propiedad Inmueble de Santa Cruz que pagó $104.449 por la tierra en zona de chacras donde levantó el hotel. Báez le cedió el terreno lindante al hotel inscripto como «Quinta 10A» y la obra de ampliación comenzó meses después de finalizada la transacción. Allí se construyeron las seis casas de aspecto «campestre».
El gerenciamiento estuvo a cargo de otro amigo y beneficiado por la obra pública: Juan Carlos Relats, el hoy fallecido dueño del hotel Panamericano, que pagó al matrimonio presidencial más de U$S100.000 por regentear el hotel boutique. En ese hotel recibieron de Báez $1,1 millones en concepto de alquiler de habitaciones, igual que el Alto Calafate, hoy investigado por las irregularidades de Hotesur, otra de las empresas de la Presidenta.
La zona donde se construyó Los Sauces tuvo que rellenarse, y se pavimentaron las calles aledañas para facilitar su acceso. Lázaro Báez contribuyó en esas tareas. «Era una zona inundable y hubo que hacer mucho trabajo ahí», recordó el ex intendente Néstor Méndez, que le vendió la tierra fiscal a Cristina.
En 2009, con su sociedad Valle Mitre, Báez comenzó a gerenciar tres hoteles de la familia presidencial: Las Dunas (antes propiedad del empresario K y vendido después a Néstor Kirchner), La Aldea, de El Chaltén y el Alto Calafate. Báez y los Kirchner tienen una década de negocios y vínculos comerciales y el rubro hotelero fue una pieza clave allí.
Fuente: Clarín, 28/11/14.
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CFK = LB
noviembre 25, 2014
La firma Hotesur SA reúne amigos, familiares, socios. Un blindaje perfecto para la empresa de Cristina Kirchner allanada el jueves pasado por orden del juez federal Claudio Bonadio. Los nombres detrás de la firma y quiénes administran su único inmueble, el hotel Alto Calafate, constituyen un círculo de extrema confianza para los negocios financieros entre los Kirchner y el empresario Lázaro Báez.
Uno de los últimos directorios informados por Hotesur S.A – por cuyas iregularidades Cristina es investigada por “abuso de poder y violación de los deberes de funcionario público–, parece una fotografía del kirchnerismo santacruceño durante esta última década. El director titular de los accionistas clase A hasta enero de 2009 era Osvaldo “Bochi” Sanfelice, socio de Máximo en la inmobiliaria “Sanfelice, Sancho & Asociados”, ubicada en Río Gallegos, en avenida Kirchner 496, domicilio fiscal de Hotesur.
El suplente fue Adrián Esteban Berni, un hombre de confianza de Lázaro Báez y presidente de Valle Mitre S.A, firma del empresario K que gerenciaba los hoteles de Cristina: Las Dunas, La Aldea y Alto Calafate. Por medio de esta empresa se “alquilaron” habitaciones por $14,4 millones entre 2010-2011.
Como directora de los accionistas clase B, se nombró a Romina Mercado, hija de Alicia Kirchner y actualmente empleada de Cristóbal López en Inversora M&S, del Grupo Indalo. Fue una de las beneficiadas con la venta de terrenos de El Calafate (Manzana 107 1 “C”). Su hermana Natalia –fiscal de la Villa Turística– investigó a su propio tío, Néstor, en la causa sobre la oscura compra- venta de esos terrenos.
También integró el directorio otro conocido de Báez. Se trata de Alejandro Fermín Ruiz, un contador propietario de “Cristina SA”, una concesionaria de autos también propiedad de César Andrés, contador de Lázaro y en cuyo domicilio habría funcionado una especie de “rosadita local”, donde se manejaba efectivo de Austral Construcciones. Ruiz también tiene cuotas sociales del diario Prensa Libre, propiedad del empresario K.
Otro nombre que integra el círculo empresarial K y que figura en el directorio de Hotesur, es Patricio Pereyra Arandia. Dedicado al servicio inmobiliario. Sin sociedades a su nombre, figura como empleado de Idea Sociedad Anónima, empresa de María José Fernández Clark, socia de Máximo Kirchner.
En la danza de nombres, como suplente en el directorio Hotesur, un hombre de extrema confianza de Lázaro Báez vuelve a aparecer: Roberto Saldivia, su abogado y mano derecha. Todos fijaron domicilio en Lavalle 975, Capital Federal, aunque la firma informó que aún está “en trámite” el cambio de la dirección de la sociedad, que figurará en Santa Cruz “porque allí está su único inmueble”.
Hotesur es propietaria del hotel Alto Calafate, que antes había sido gerenciado por Valle Mitre, una empresa de Báez. Sin embargo, desde diciembre de 2013 dicha responsabilidad la tienUnae “Idea Sociedad Anónima”, de María José Fernández Clark, socia de Máximo y esposa de Carlos Sancho –ex gobernador de Santa Cruz–. Idea también gerencia Las Dunas, que fue propiedad de Báez hasta que después vendió esa hostería a y un complejo habitacional de El Chaltén a Néstor Kirchner.
Fuente: Clarín, 25/11/14.
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El allanamiento a Hotesur CFK & LB SH
noviembre 25, 2014
El allanamiento a una empresa de la Presidenta
La negativa a rendir cuentas y la voluntad de ocultar información es una falta gravísima en un jefe de Estado
Luego de que la diputada Margarita Stolbizer (GEN) denunciara a la presidenta Cristina Kirchner y al ministro de Justicia, Julio Alak, por presuntas irregularidades que se verificarían en la firma Hotesur SA, que tiene a la jefa del Estado como accionista, el juez federal Claudio Bonadio allanó la Inspección General de Justicia (IGJ) y las oficinas porteñas de Hotesur, que estaban vacías.
La denuncia de Stolbizer consignó la presunta comisión de delitos de violación de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad, pues, según la diputada, Hotesur incumple sus obligaciones con la Inspección General de Justicia (IGJ), organismo que depende del Ministerio de Justicia.
Lo grave del caso no sólo es que las sospechas resultaron ciertas sino que la propia Hotesur, en un duro comunicado sin firma, confirmó el incumplimiento de los requisitos legales al tiempo que pretendió minimizarlos como «fallas formales» y «demoras», y cuestionó a Bonadio y a los medios de prensa que divulgaron el hecho. Pese a que Hotesur es una firma privada, su comunicado fue difundido por la agencia oficial Télam, la programación de Fútbol para Todos y la cuenta de la Casa Rosada en Twitter.
Hotesur es la empresa que controla al hotel Alto Calafate, de los Kirchner. Como reveló LA NACION en diciembre del año pasado, el pseudoempresario Lázaro Báez había alquilado centenares de habitaciones en ese y otros hoteles de la familia presidencial para empleados de sus empresas constructoras y, si bien pagó por esas prestaciones, sus empleados no se alojaron allí. Maniobras de esta clase suelen darse cuando se lava dinero.
A raíz de la denuncia de Stolbizer, el fiscal federal Carlos Stornelli formuló el requerimiento de instrucción ante Bonadio, quien ordenó los allanamientos. Para el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, esa medida formó parte «de un golpismo activo del Poder Judicial», una expresión tan inadmisible como lamentable.
La investigación de este diario había revelado que en la IGJ, uno de los tantos organismos copados por el kirchnerismo, no sólo se encubría al vicepresidente Amado Boudou por el caso Ciccone, sino también a Hotesur, sociedad anónima que adeudaba la presentación de los balances de 2011, 2012 y 2013 y el pago de tasas correspondientes, no informaba quiénes integraban su directorio desde hace años y sus directores incumplían la normativa sobre lavado de activos que dictó ese organismo, que obliga a detallar si algunos de ellos son «personas políticamente expuestas«.
Además, la firma controlante del Alto Calafate presentó su declaración jurada obligatoria de actualización de datos meses después de haber vencido el plazo. Tras confirmarse las irregularidades, el secretario de Justicia, Julián Álvarez, anunció ayer que a Hotesur sólo se le aplicará «una multa de 3000 pesos».
Similares protecciones recibieron tres empresas de Báez: Austral Construcciones y las petroleras Epsur y Misahar, además de la Asociación y Fundación Madres de Plaza de Mayo y la deficitaria Aerolíneas Argentinas.
Como puede advertirse, existe por parte de la IGJ una clarísima voluntad de encubrir las irregularidades en que incurren las máximas autoridades nacionales y sus allegados, socios o testaferros.
A raíz de las revelaciones de este diario, el Ministerio de Justicia acusó a LA NACION de «maniobras desestabilizadoras». En cambio, el juez en lo Penal Tributario Javier López Biscayart inició una investigación penal y allanó en diciembre del año pasado las oficinas porteñas de Báez.
En la sucesión de escándalos que constituye uno de los más genuinos legados del kirchnerismo, es fácil perder de vista cuáles revisten especial gravedad. El de Hotesur es uno de los principales y quizás uno de los más sensibles porque se trata de la sociedad que en 2008 adquirió Néstor Kirchner y que, tras su muerte, quedó bajo control de su esposa y de los hijos del matrimonio, Florencia y Máximo. El valor de las acciones de la Presidenta en esta firma es de 9.367.528 pesos, según su declaración jurada de bienes.
Por tratarse de la cabeza del Poder Ejecutivo, lo atinente a Hotesur debería exhibir la mayor transparencia. En cambio, allí sólo hay ocultamiento y franco incumplimiento de las normas.
Es inadmisible que una sociedad que pertenece a la Presidenta y a sus hijos tenga tantos y tan graves incumplimientos y reciba una tan descarada protección por parte de organismos de control del Estado, como la IGJ, que encubre irregularidades de altos funcionarios y persigue a sociedades que el Gobierno considera enemigas.
Casos de violaciones flagrantes como el de Hotesur permiten comprender las razones de la urgencia del kirchnerismo por reformar el Código Procesal Penal. Y también permiten confirmar que el kirchnerismo sólo se concibe a sí mismo fuera del alcance de la leyes y, por lo tanto, sin necesidad de rendir cuentas ante nadie. Lo demostró el senador Aníbal Fernández cuando, desde el colmo del desparpajo y la ignorancia, afirmó, refiriéndose al allanamiento, que «en ningún país serio del mundo, si es una empresa del presidente, hacen este gesto».
Una vez más, nos hallamos ante el ejercicio de un poder feudal.
Fuente: La Nación, 25/11/14. Editorial.
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Irregularidades en los hoteles de Cristina
noviembre 23, 2014
La Justicia halló serias irregularidades en la empresa de la Presidenta
Por Hugo Alconada Mon.
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El balance más reciente de la sociedad presidencial Hotesur SA que tiene la Inspección General de Justicia (IGJ) es de 2010. No sólo eso. Apenas recibió una fotocopia de ese supuesto balance, sin firmas ni las certificaciones que impone la ley, se aprobó en una presunta asamblea en la que en teoría participó Máximo Kirchner, pero que arrastra un pecado original: se celebró en una oficina en la que desde hacía un año ya no estaba esa sociedad.
Esas y otras inconsistencias surgen de documentos inscriptos en la IGJ, el organismo que depende del Ministerio de Justicia que debería controlar a Hotesur, pero que no le aplicó las sanciones que prevé la ley hasta quitarle su personería, según reconstruyó LA NACION, y que el juez federal Claudio Bonadio obtuvo durante el allanamiento de este jueves.
La escasa e incompleta documentación obrante dentro de la IGJ sobre la sociedad anónima de la familia Kirchner contradice la versión que brindó el jefe de Gabinete, Jorge Milton Capitanich. El funcionario, en su conferencia de prensa de anteayer, habló de «hostigamiento judicial» y de «golpismo activo del Poder Judicial», términos que fueron duramente criticados.
«Hotesur ha presentado toda la documentación respaldatoria», afirmó Capitanich, quien planteó que «la firma presentó la documentación solicitada [por la IGJ]. No se necesitaba ningún allanamiento judicial. La operatoria [de Hotesur] fue clara y transparente».
Del legajo de Hotesur en la IGJ, sin embargo, surge otro panorama. Los últimos balances disponibles de la firma que controla el hotel Alto Calafate son de los ejercicios 2009 y 2010. Y ambos se presentaron sin firmas de sus autoridades o un contador. Una laguna clave para una empresa que ingresó millones de pesos del empresario patagónico Lázaro Báez gracias a las 1100 habitaciones que pagó durante años sin jamás usar esas reservas.
No sólo eso. Esos balances de 2009 y 2010 se presentaron en un formato Word o Excel que permiten su eventual manipulación, en vez de respetar los parámetros previstos por la ley.
El último balance, correspondiente a 2010, se complementó con el acta de una supuesta asamblea que se celebró durante 2011 para aprobar ese ejercicio y en la que habría participado el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner.
Esa acta, sin embargo, registra sus propias inconsistencias. Entre otras, se consignó el departamento «A» del 4° piso de la calle Lavalle 975 de la ciudad de Buenos Aires como la sede en que se celebró el encuentro. Pero para entonces ése ya había dejado de ser el domicilio donde funciona la sociedad presidencial, según informó el abogado que registra esa oficina como propia desde hace ya cuatro años.
De verificarse esa anomalía, Hotesur no sólo omitió inscribir ante la IGJ el cambio de sede social, como impone la ley, sino que habría declarado un domicilio falso ante el organismo que debe controlar las sociedades que se constituyen o fijan su sede en la ciudad de Buenos Aires.
De esos últimos movimientos societarios correspondientes a 2010 y 2011 surge además que los actuales dueños de Hotesur continúan en las sombras. Aunque la presidenta Cristina Fernández de Kirchner informó esa firma en la declaración jurada que presentó ante la Oficina Anticorrupción, ante la IGJ consta mucha menos información. Apenas que las acciones quedaron dentro de la sucesión del ex presidente Néstor Kirchner, fallecido en octubre de 2010, sin detallar sus actuales titulares o sus porcentajes accionarios.
Según informó la IGJ mediante un comunicado que difundió anteayer, y Capitanich repitió dos veces durante su conferencia de prensa, «Hotesur SA se encuentra entre las sociedades activas que han presentado la declaración jurada y cuya documentación aún se encuentra en etapa de análisis».
De la documentación que ahora analiza la Justicia surge que, en efecto, los responsables de Hotesur presentaron la declaración jurada que impone la ley, pero lo hicieron recién en abril de 2012 -vencido el plazo previsto-, en la que reafirmaron como su sede legal el domicilio de Lavalle 975 cuando esa oficina ya se encontraba en realidad en manos de un abogado.
La propia IGJ verificó la inconsistencia de ese domicilio cuando un año después intentó intimar a Hotesur para que pagara las tasas que adeuda desde 2009 y presentara los balances pendientes de los últimos años. Le envió una carta documento que volvió al organismo porque en esa oficina ya no funcionaba la sociedad presidencial.
Desde la IGJ, sin embargo, no ordenaron la inspección de rigor en la supuesta sede social para verificar qué ocurría. De haberse comprobado esa información inconsistente, combinado con que además ya adeudaba balances y tasas de varios años, el organismo habría quedado habilitado para pedir la cancelación judicial de su personería.
En vez de seguir ese camino -o al menos aplicar multas-, el legajo de Hotesur refleja que la IGJ no avanzó más. De hecho, esa intimación fallida por carta documento ni siquiera incluyó las firmas de los funcionarios que la dispusieron, acaso para protegerlos de eventuales represalias. Pero allí no se acaban las divergencias entre la versión oficial y lo que surge del legajo de Hotesur, en línea con lo que LA NACION comenzó a revelar en diciembre de 2013.
En su comunicado de anteayer, la IGJ también aludió a sus «competencias de fiscalización» y a un programa de «reempadronamiento y depuración societaria» que abarca a decenas de miles de firmas como Hotesur. Pero del legajo de Hotesur, sin embargo, no surge que se haya dispuesto ningún trámite de fiscalización concreto sobre la sociedad de la familia presidencial.
Denunciarán a D’Elía por amenazas
- El ex funcionario kirchnerista y dirigente piquetero Luis D’Elía se sumó a la embestida de Capitanich contra la Justicia y pidió «simbólicamente» dejar «clavada en una pica la cabeza de (Claudio) Bonadio». El diputado de Unión Pro Juan Pablo Arenaza anunció ayer que el martes presentará una denuncia penal por «amenazas de muerte» contra el dirigente kirchnerista.
- Desde su cuenta de Twitter, D’Elía calificó a los jueces de «mafia» y de buscar un «golpe destituyente», y vinculó a los magistrados que investigan un hotel de Cristina Kirchner con candidatos a presidente al escribir «Bonadio (Massa) y Stornelli (Macri y funcionario de Scioli). Están detrás de esta operación judicial-mediática».
- En tanto, el diputado porteño Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) calificó a D’Elía como «un provocador que sólo aspira a generar violencia».
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Del editor: qué significa. Según cuentan en su entorno, la Presidenta está preocupada por el avance de esta causa, y por la que los fondos buitre impulsan en la justicia de Nevada.
Fuente: La Nación, 23/11/14.
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Lázaro Báez: Lavado de Dinero en Suiza
noviembre 19, 2014
Báez puso una cuenta suiza a nombre de una fundación
Por Daniel Santoro.
Saludos. Martín Báez recibe la semana pasada de parte del director de Vialidad Nacional un contrato por 200 millones de pesos para que Austral construya pavimentos./opi santa cruz
El dueño de Austral Construcciones y socio de la presidenta Cristina Kirchner, Lázaro Báez, puso una de sus cuentas bancarias en Suiza a nombre de una fundación trucha. En esta sociedad sin fines de lucro, él figura como presidente y sus cuatro hijos Martín Antonio (33 años), Leandro Antonio (23), Luciana Sabrina (34) y Melina Soledad (22 años) como directores.
La cuenta de la fundación en un banco suizo, cuya denominación se desconoce hasta ahora, está bloqueada por la justicia suiza junto a otras dos que figuran a nombre de compañías de cartón y todas tienen en total 22 millones de dólares. El embargo judicial también incluye cajas de seguridad a nombre de los imputados y “voluminosa documentación”. Las cajas de seguridad se usan para guardar documentos sensibles o piedras preciosas.
Estos nuevos datos están contenidos en dos fallos de la justicia suiza a los que accedió Clarín en exclusiva. Estos también dicen que en la cuenta a nombre de la Fundación entraron 15 millones de dólares entre enero y febrero del 2012 “a través de pequeñas transferencias”. Generalmente, las operaciones de lavado de dinero se realizan con cuenta gotas para no levantar sospechas.
Como la causa suiza está bajo secreto de sumario, esos fallos de carácter público omiten los nombres de los imputados y solo los identifican con letras. Por ejemplo, uno de los fallos dice que el fiscal suizo ordenó la inmovilización de estos fondos “incluyendo las cajas de seguridad de (C) y sus hijos (F, H, I y J)”. Con esas letras se refiere a Báez y sus cuatro hijos.
El fallo que rechazó el pedido de los abogados de Báez de levantar el bloqueo precisa también que hay un “administrador” que podría ser la empresa de fondos fiduciarios Helvetic Services Group que maneja el enigmático cordobés Néstor Ramos.
Hasta ahora solo está imputado Martín, el hijo varón mayor, en la causa por lavado de dinero que investiga el juez federal Sebastián Casanello en Argentina. En este expediente, la diputada de Confianza Pública, Graciela Ocaña, entregará hoy la copia de los dos fallos y pedirá una serie de pruebas.
Ocaña adelantó a Clarín que le solicitará al juez que certifique si Báez declaró estas cuentas a la AFIP y si éste organismo ya abrió, como corresponde, un sumario administrativo para averiguar si hubo, además, evasión fiscal. La legisladora porteña, junto al diputado radical Manuel Garrido, fueron los denunciantes originales de la causa abierta en Suiza.
El programa de TV de Jorge Lanata reveló el año pasado que Martín Báez abrió una cuenta a nombre de la empresa de Belice llamada Teegan donde hubo, por lo menos, un depósito de US$ 1,5 millones en Lombard Odier de Lugano.
Clarín, por su parte, reveló que hay en Suiza dos cuentas a nombre de las empresas fantasma uruguaya Debruk y de la panameña Resen Corp que son parte de la ruta del dinero K. Están en los bancos Schroder & Co Bank AG de Zurich y en el AGI Private Bank de Zurich, respectivamente, pero no se sabe quién las maneja por el secreto bancario. Una tercera la controla el financista histórico y dueño de Invernest Ernesto Clarens, está en el banco Pictet & Cie de Ginebra y a nombre de la empresa norteamericana Kerry Consultants.
El ex dueño de SGI “La Rosadita” tuvo movimientos financieros con la cuenta de Debruk desde sus cuentas en el Ocean Bank de Miami y en el JP Morgan de Nueva York.
Los fallos hablan de “tres cuentas” bloqueadas. Una es la de Teegan de Martín Báez, otra de la fundación descubierta ahora y la tercera podría ser una de las tres a nombres de Debruk, Resen o Kerry.
En medios judiciales, llamó la atención que los fallos suizos reproducen argumentos del abogado de Báez, Mauricie Harari -uno de los más costosos de Suiza- afirmando que el juez Casanello “probablemente” no hará un segundo pedido de intercambio de información sobre el caso Báez luego de que fracasara el año pasado el primero. Sin embargo, el juez insistió este año con ese pedido de cooperación judicial clave para que estos datos puedan eventualmente entrar al expediente argentino.
Llamativamente, Harari es el mismo abogado que defendió al secretario privado de Carlos Menem, Ramón Hernández, quien manejaba en el 2001 una cuenta en Suiza a nombre de la fundación Red Spark con 6 millones de dólares. En el mercado financiero negro, se usan fundaciones fantasma para pagar menos impuestos al Fisco suizo.
Cuando asumió Néstor Kirchner en el 2003, por consejo de su ministro de Justicia Gustavo Beliz, contrató a un abogado suizo para que pida se levante el secretario bancario sobre la cuenta de Hernández. El final fue oscuro: Kirchner echó a Beliz luego de que éste denunciara a la SIDE y la Justicia suiza cerró la causa contra el secretario de Menem. ¿Con Báez pasará lo mismo que con Ramoncito?
Fuente: Clarín, 19/11/14.
Los fondos buitre y el juez Casanello
noviembre 17, 2014
Los fondos buitre apoyan el pedido de Casanello a la justicia de EE.UU.
Por Silvia Pisani.
WASHINGTON.- Los llamados «fondos buitre» no esperaron para usar en su favor la decisión del juez Sebastián Casanello de dirigirse a la justicia de Estados Unidos para «pedir pruebas e información» sobre supuestas actividades financieras del empresario Lázaro Báez y de otros miembros de la pretendida «ruta del dinero K».
En una rápida reacción, lo primero que hicieron fue asegurar que un giro de esa naturaleza no sólo «avala y respalda» las investigaciones que se siguen en Nevada sobre supuesto dinero de corrupción, sino que «demuestra que son necesarias» ante la «lentitud» con que operan los tribunales argentinos.
Junto con eso, la otra reacción que tuvo el fondo NML, del financista Paul Singer, fue contratar a un perito argentino para que detalle, en una nueva presentación, el largo listado de «causas dormidas» que «no sólo involucran al ex presidente Néstor Kirchner», sino -dice- «al propio Báez» y a muchos otros integrantes del entorno presidencial.
La presentación lleva la firma del estudio de abogados que representa a Singer en Nevada, así como del abogado argentino Pablo Maggio, quien reconoce haber sido «contratado como experto en asuntos de ley penal» de nuestro país para que atestigüe sobre el estado de esas causas en los tribunales argentinos.
La reacción se sube al pedido de Casanello para intentar poner freno, así, a los intentos de los abogados que defienden a Báez y al empresario kirchnerista Cristóbal López de que se ignoren las denuncias de los buitres, que califican de «fabulaciones e inventos» orquestados para desacreditar al gobierno argentino y obligarlo a negociar.
De acuerdo con la documentación a la que accedió LA NACION, el perito argentino contratado por Singer recuerda que, en contra de lo que sostuvieron los abogados de ambas partes, tanto Báez como López «sí tienen» numerosas «causas formales» en que se los investiga por supuesta corrupción en la Argentina.
«No se trata de causas que respondan a ningún interés político, como sugieren los imputados, sino a la obligación legal de los fiscales de denunciar en defensa de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad», sostuvo Maggio. El abogado refutó la pretensión de que el grueso de las investigaciones se centraran exclusivamente en el ex presidente Kirchner y que, por tanto, con su muerte, hubiesen quedado extinguidas. «Lejos de eso, están todavía en trámite y en ellas se incluye a los señores Báez y López», agregó.
Enumera luego un largo listado de causas y recuerda que, entre otras, son investigados por asociación ilícita, fraude contra la administración pública, lavado de dinero, transferencia de fondos en forma irregular hacia el exterior y evasión tributaria, según los casos.
Lo que sí advierte el perito Maggio a los jueces norteamericanos es que, si bien hay causas abiertas en los tribunales de nuestro país, «avanzan de forma extremadamente lenta debido a la ineficiencia de los tribunales argentinos para analizar la información recibida». Quienes aquí siguen el largo litigio de los fondos buitre califican lo ocurrido como la primera reacción palpable al pedido de información cursado días atrás por el juez Casanello.
Tal como informó LA NACION, en un giro inédito, el magistrado firmó varios exhortos dirigidos a la justicia de este país en los que pide información sobre los personajes clave de la pretendida «ruta del dinero K». Nunca antes el juez había pedido información a los tribunales de Nevada, donde los buitres montaron una trinchera legal con un doble propósito: identificar eventualmente fondos públicos argentinos para intentar embargarlos y, con eso, cobrarse la acreencia que tienen en nuestro país, así como presionar al Gobierno para que negocie ese pago.
Además de Báez, Casanello está interesado también en las actividades de López y de un nutrido elenco de supuestos integrantes de esa ruta, Entre ellos, el ex dueño de la financiera SGI Federico Elaskar, del pretendido «lavador» Leonardo Fariña y del empresario Carlos Molinari.
No está claro aún cuál será la respuesta de los Estados Unidos a ese requerimiento. Por lo pronto, los holdouts no esperaron para usarla en su favor con el argumento de que la apelación de Casanello muestra que las actuaciones de Nevada «son justificadas y necesarias».
En busca de pruebas
- El juez Sebastián Casanello envió la semana pasada varios exhortos para reclamar información de la llamada ruta del dinero a los Estados Unidos.
- Según los fondos buitre denunciantes, el giro del magistrado «avala y respalda» las investigaciones que se siguen en Nevada.
- El fondo NML, de Paul Singer, contrató a un perito argentino para que detalle el largo listado de «causas dormidas» en los tribunales nacionales contra el ex presidente Néstor Kirchner.
Fuente: La Nación, 17/11/14.
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Los papeles de Máximo
noviembre 9, 2014
La amenaza oculta de Elaskar: “Tengo papeles de Máximo”
PorNicolás Wiñazki .
Investigación.El financista de Lázaro Báez y ex dueño de la financiera SGI se lo dijo dos veces al autor de esta nota.
El caso de “La Ruta del Dinero K” ya se había masificado cuando Federico Elaskar aseguró que su financiera había trabajado para el hijo de la presidenta Cristina Kirchner. “Tengo papeles de Máximo”, soltó de manera no inocente en el último encuentro de una larga serie de reuniones que mantuvo con el autor de esta nota. Fue el 16 de abril de 2013 en el departamento 3 A del cuarto piso de la torre ubicada en Juana Manso 590, Puerto Madero. Justo enfrente de ese complejo están las oficinas de SGI, la financiera de Elaskar que terminó en manos del grupo empresario de Lázaro Báez, el socio de los Kirchner.
“Me fui enfrente, no quiero ir por allá, hay guardia y me andan buscando a mi”, le explicó Elaskar a este cronista vía Whatsapp. Ya en la reunión cara a cara, volvió sobre su confesión impactante:
–Sí, tengo papeles de Máximo Kirchner, ya te dije, pero no me pidas más detalles–, afirmó el financista mientras daba vueltas nervioso por un piso semivacío, decorado de modo impersonal. También contestó la pregunta obvia del periodista:
–No puedo darte los papeles de Máximo ahora. Están guardados en una baulera lejos de acá.
Al día siguiente, el 17 de abril, Elaskar le dio una entrevista a América TV en la que cambió por completo lo que había dicho el domingo anterior en el programa “Periodismo para Todos” (PPT), de Jorge Lanata.
El 14 de abril de ese año, canal 13 pasó al aire la confesión del financista: detalló la operatoria que usó desde SGI para sacar del país de modo ilegal alrededor de 55 millones de euros que pertenecían a la familia Báez. Tres días después, ya con una causa judicial en trámite en la que estaba imputado por lavado de dinero, Elaskar intentó desmentirse a sí mismo. Era tarde. Hoy está procesado.
Federico Elaskar tiene 30 años, estudió finanzas en Estados Unidos, y tenía un sueño hasta que se vinculó con el valijero Leonardo Fariña y el mundo del poder K: “Yo iba a tener un banco”, se lamentó varias veces ante quien esto escribe, aludiendo al futuro trunco que había tenido su financiera.
Su padre, Marcelo Elaskar, había fundado las dos empresas de limpieza más grandes del país, Vademecum y Vadelux, que llegaron a tener 10 mil empleados.
A pesar de que aún es joven, Elaskar tuvo una vida agitada, en la que mezcló su pasión por los autos de alta gama, las fiestas y la economía con el submundo de la corrupción K. Solía vestirse con camisas Ralph Lauren y mocasines Louis Vuitton. Era dueño de terrenos en countries, pisos en edificios de lujo, manejó y chocó varios Porsche y BMW.
Su vida viró al drama cuando el entorno de Lázaro Báez le reclamó por un faltante de millones de euros que había manejado junto a Fariña. Perdió SGI y se fue del país amenazado. Fue por eso que habló como habló con PPT.
Después dio vuelta su versión para estar en paz con el Gobierno. Lo hizo tras de hablar con abogados vinculados a la SIDE, confirmaron investigadores judiciales.
El juez Sebastián Casanello, que instruye la causa de “La Ruta del Dinero K”, jamás se interesó en conocer qué cosas le había dicho Elaskar a los periodistas que lo frecuentaron durante el mes anterior a que diera el reportaje para PPT. Entre muchos otros dichos del financista que las autoridades desconocen está la frase con la que se empezó esta nota: “Tengo papeles sobre Máximo”.
Fuente: Clarín, 09/11/14.
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