Cáncer de ovario: la importancia de su detección precoz
septiembre 6, 2014
Cáncer de ovario: la detección precoz es clave en la sobrevida
Sólo el 20% de las mujeres con esta enfermedad, diagnosticadas en estadios avanzados, sobrevive más de 5 años luego de la detección. Como no hay estudios que permitan el diagnóstico temprano, es crucial la visita anual al ginecólogo.
Es el tipo de cáncer ginecológico más silencioso. Y el más letal. Tiene la tasa de mortalidad más alta entre todos los cánceres ginecológicos en países desarrollados, sobre todo porque alrededor del 70% de los cáncer de ovario se diagnostican en etapas avanzadas, y apenas el 20% de las pacientes diagnosticadas en estadios avanzados sobrevive más de 5 años luego de la detección, con el tratamiento con cirugía más quimioterapia.
«Un tema pendiente relacionado con la enfermedad es el de la existencia de centros especializados para que las pacientes puedan ser derivadas para recibir un tratamiento adecuado. Otro punto importante es el de la educación, tanto para la comunidad médica como para la sociedad en general», sostiene el cirujano italiano Dr. Giovanni Aletti, quien participó de las jornadas de Actualización en el Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer de Ovario realizadas recientemente en Mendoza.
Hasta el momento no hay análisis que permitan la detección temprana del cáncer de ovario, enfermedad que se caracteriza por la ausencia de síntomas tempranos y por lo tanto es diagnosticada en etapas tardías. Los síntomas principales, que suelen ser confundidos con problemas mucho menos serios como molestias gastrointestinales, son:
* Aumento del tamaño abdominal / hinchazón persistente
* Dificultad para comer / sensación de saciedad muy rápidamente
* Dolor abdominal o pélvico
* Necesidad de orinar con mayor urgencia o con mayor frecuencia.
Aproximadamente el 15% de los casos de cáncer de ovario tienen una historia familiar detrás. Esto significa que un pariente cercano (madre, hemana, hija, abuela, nieta, tía o sobrina), tanto del lado materno como paterno, ha tenido cáncer de mama antes de los 50 años o cáncer de ovario a cualquier edad.
«La primer necesidad no satisfecha de la enfermedad es la falta de tests que permitan el diagnóstico temprano. También nos hacen falta biomarcadores predictivos que nos ayuden a seleccionar cuáles son las pacientes que se van a beneficiar de un tratamiento determinado. Hoy tratamos a todas de la misma manera; queremos ir hacia la medicina personalizada», señala la Dra. Nicoletta Colombo. La oncóloga italiana agrega: «En un 25% de los cánceres de ovario se puede detectar la presencia de una mutación genética; si detectamos a estas pacientes podemos hacer algo para evitar la enfermedad (un buen ejemplo es el caso de Angelina Jolie). No solamente los antecedentes familiares son importantes, por eso es fundamental que todas las mujeres realicen al menos una visita anual al ginecólogo para realizarse los controles de rutina».
Por su parte, el Dr. Silvestro Carinelli, patólogo del Instituto Europeo de Oncología (IEO) de Milán (Italia), asegura que «el cáncer de ovario es una enfermedad muy agresiva que se disemina con mucha rapidez en el abdomen. Recientemente se descubrió que el tumor no surge del ovario en sí mismo, sino que se origina en la trompa de Falopio en un 70% de los casos más agresivos. En este contexto es muy difícil hacer un ‘screening‘ regular de la enfermedad porque cuando uno la detecta, la misma ya está diseminada. Solo un 15% de los cánceres de ovario son de un tipo de crecimiento lento». Según el especialista, «la única manera de evitar el cáncer de ovario que es muy agresivo es extirpar las trompas y los ovarios después de los 40 años a aquellas mujeres que corren riesgo de desarrollar la enfermedad: son las que presentan una mutación en la línea germinal, es decir que en sus cromosomas tienen un defecto específico». Y concluye. «Queremos lograr pruebas más específicas y tratamientos más efectivos».
Algunos tumores, como el de ovario, tienen mayor expresión de una proteína llamada VEGF, implicada en el abastecimiento de irrigación sanguínea a los tumores, «en el tratamiento de cáncer de ovario hemos enfrentado la falta de nuevos tratamientos durante 15 años. En los últimos 2 años se agregaron tratamientos biológicos como el bevacizumab que hicieron posible mejorar el tratamiento actual de la enfermedad, neutralizando la actividad biológica del VEGF y de ese modo inhibiendo el crecimiento del tumor», indica la Dra. Nicoletta Colombo.
Fuente: Clarín, 06/09/14.
Más información:
Tabaco y Diabetes
mayo 16, 2014
Los fumadores tienen más riesgo de padecer diabetes
Un informe del British Medical Journal señala que la exposición al tabaco –tanto activa como pasiva– aumenta el riesgo de padecer intolerancia a la glucosa.
Fumar incrementa el riesgo de padecer diabetes.
Artículo completo: Los-fumadores-y-la-diabetes
Informe médico: Tabaquismo-y-Diabetes
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Comer bien
abril 5, 2014
Fuente: la Nación, 05/04/14.
Cada vez más cerca de los cien años
marzo 22, 2014
La vejez ya no es lo que era: llegar a los 90, pero con agenda completa
Por Nora Bär
No hace mucho, la imagen social de abuelos y bisabuelos era la de figuras un poco decorativas en la trama familiar a las que les había llegado el tiempo de «descansar». Pero aunque todavía existen estimaciones descorazonadoras (algunas indican que apenas el 4% de los mayores de 95 mantienen sus capacidades cognitivas intactas), comienza a advertirse una realidad más estimulante. Estudios dados a conocer en las últimas semanas sugieren que las tasas de demencia podrían estar descendiendo y se multiplican los ejemplos de aquellos que, bien pasados los noventa, siguen en plena actividad: enseñan, escriben, dirigen centros de investigación o fundaciones, participan -y son escuchados- en organizaciones gremiales o políticas. En suma, conforman una nueva generación de adultos mayores con agenda completa.
Aunque hace más de siete décadas que se dedica a la medicina, la pasión del doctor Fortunato Benaím, creador de la medicina del quemado en el país, no disminuyó en lo más mínimo. A un par de meses de cumplir los 94, no sólo dirige una fundación, sino que impulsa la creación de una red de unidades de quemados y de residencias para formar recursos humanos especializados en los hospitales públicos.
También es vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, y preside la Asociación Argentina de Medicina Humanitaria. ¡Ah!: además, toca el violín, instrumento que aprendió a ejecutar en la infancia, y el piano, en el que es autodidacta.
«Creo que el secreto está en querer lo que se hace -destaca, a la par que recuerda con una precisión envidiable coloridas anécdotas de las épocas en que integraba orquestas sinfónicas o típicas para pagarse los estudios? ¡allá por los años treinta!-. Yo nunca dije «voy a trabajar», sino «voy al hospital», «voy a tocar el violín».»
La doctora Christiane Dosne de Pasqualini es otro maravilloso ejemplo de vitalidad. Investigadora emérita del Conicet y la primera mujer de la Academia Nacional de Medicina, tiene cinco hijos, 17 nietos y 13 bisnietos. «Treinta y cinco personas que no existirían si no le hubiera dado el sí a Rodolfo [Pasqualini], pero con la condición de que nunca me impidiera trabajar», comenta. Después de una vida dedicada al estudio de los mecanismos que transforman una célula normal en cancerosa y de haber formado a 30 científicos (15 hombres y 15 mujeres), la investigadora nacida en Canadá, pero residente en la Argentina desde hace 70 años, cuenta que tiene sus días ocupados: los lunes, miércoles y viernes va a la Academia; los martes por la tarde juega al bridge; los miércoles al mediodía asiste a la reunión editorial de la revista Medicina; los jueves asiste a un taller de escritura y hace yoga? «Los años naturalmente llegan con complicaciones -reconoce-, pero yo tengo un lema, que es afrontarlas con joie de vivre [alegría de vivir].»
Podría pensarse que éstas son sólo excepciones que se dan sobre el telón de fondo de una multitud que padece el deterioro físico y cognitivo. Pero hay signos que permiten alentar un leve optimismo. En particular, estudios dados a conocer en las últimas semanas que parecen indicar que el cambio en los estilos de vida puede hacer descender la frecuencia de las demencias, uno de los principales fantasmas de las personas que llegan a edades avanzadas.
Un trabajo dado a conocer hace pocos días en The Lancet realizado en Dinamarca encontró que nonagenarios a los que se les administró un test cognitivo en 2010 obtuvieron resultados sustancialmente mejores que los que lo habían realizado dos décadas antes. Cerca de un cuarto de los estudiados en 2010 llegaron al máximo nivel, el doble de los que habían pasado la prueba en 1998. Al mismo tiempo, el porcentaje de los que obtuvieron los peores puntajes cayó de 22 a 17%.
En otro estudio publicado en la misma revista, investigadores del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Cambridge compararon dos grupos de unas 7000 personas en las mismas regiones de Inglaterra y Gales. Los resultados sugieren que el porcentaje de personas de 65 años o mayores que padecen Alzheimer habría bajado en Gran Bretaña casi un 25% en un lapso de 20 años, pasando de 8,3% a 6,5%. El primer análisis tomó datos de comienzos de 1990 y el segundo, de entre 2008 y 2011.
Por último, un tercer trabajo de investigadores del Instituto de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), de Francia, cuyos resultados preliminares fueron presentados recientemente en Boston durante la Conferencia de la Asociación Internacional del Alzheimer, sugiere que atrasar la jubilación disminuye las posibilidades de padecerlo.
Realizado en 429.000 personas, concluyó que cada año adicional de trabajo después de cumplir los 60 reduciría casi un 3% el riesgo de sufrir la enfermedad.
Según el censo 2010, en la Argentina hay 129.778 personas de más de 90 años (32.062 hombres y 97.716 mujeres). De ellas, 3487 tienen 100 o más (784 hombres y 2703 mujeres). Está claro que este grupo creciente ofrece un exigente desafío político, social y sanitario.
Para el doctor Ignacio Katz, director de la Especialización en Gestión Estratégica de Organizaciones de Salud de la Universidad Nacional del Centro y responsable académico del sector de Adultos Mayores de esa misma universidad, la pobreza tiene un impacto muy importante en etapas avanzadas de la vida.
Según Katz, los cuatro parámetros que inciden en la calidad del envejecimiento son la soledad, el sedentarismo, la desnutrición (que es muy frecuente, incluso en personas con un nivel económico estable) y el maltrato.
«En el proyecto tandilense, además de recomendar actividad física y buena nutrición, procuro sobre todo que los plomeros sigan siendo plomeros, que los electricistas sigan haciendo sus tareas… Y trato de que la actividad sea grupal», cuenta.
«Hay que comprender que dejar de trabajar no quiere decir jubilarse de la vida -subraya-. Lo que mata es el aislamiento. Lo que siente el adulto mayor es que va quedando solo, no tiene interlocutores. Por eso, en Europa se les ofrecen posibilidades de inserción, por ejemplo en la atención de hoteles y comercios durante los fines de semana.»
El ingeniero químico Rafael Kohanoff volvió hace algo más de una década al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) después de haberlo dirigido entre 1972 y 1974. En todo ese tiempo, Kohanoff intervino en distintas gestiones de gobierno, presidió la Corporación para la Pequeña y Mediana Empresa, creó más de diez empresas privadas (entre ellas, la célebre fábrica de calzado Skippy) y exportó tecnologías a América latina.
«Empecé de nuevo con el INTI a los 77 -cuenta quien es hoy director del Centro de Tecnologías para la Salud y la Discapacidad-. Me pregunté qué podía hacer con toda la experiencia que había reunido. Pensando un poco, con el presidente [Enrique Martínez], decidimos crear el Centro para desarrollar tecnologías simplificadas, funcionales, de calidad y accesibles. Ya hicimos más de cuarenta dispositivos, como un cartel oftalmológico que se obtiene simplemente cliqueando en la computadora para hacer un autodiagnóstico de la visión y saber si uno tiene que consultar con un especialista, o un vehículo eléctrico que le permite a una persona en silla de ruedas desplazarse a cuarenta o cincuenta kilómetros de velocidad.»
Kohanoff se levanta diariamente a las siete, lee el diario y comienza su jornada en el INTI alrededor de las nueve, y se queda hasta las cinco o seis. «A la tarde generalmente tengo alguna otra actividad -precisa-. Los lunes voy al centro y me junto con dirigentes de la pequeña y mediana empresa; martes por medio me reúno con los otros integrantes del club Milenio, que se llama así porque somos todos ingenieros químicos de más de ochenta y si sumamos nuestras edades dan más de mil años… Y si no, tengo reuniones en un bar cercano a mi casa que es como mi segunda oficina.»
Criado en Charata, Chaco, en una familia numerosa (tuvo seis hermanos), Kohanoff compartió setenta años con su mujer, cantante de cámara. Tuvieron tres hijos, siete nietos y seis bisnietos. Hoy, piensa que su principal aprendizaje fue haber encontrado el sentido de la vida en ayudar al otro. «Que mi experiencia y mis conocimientos puedan servir a los demás me da mucha felicidad. No hay que alarmarse porque la gente viva tanto tiempo -dice-. Alarmémonos por la pobreza, por la falta de salud.»
Y enseguida desliza su secreto: «Disfruto de cada momento y, especialmente, no peleo ni discuto con nadie. Respeto a todos, aunque no coincidan con mi visión de las cosas».
«No hay que ser benévolos con la autocrítica, nunca cansarse de volver a empezar y no adjudicar a terceros los problemas personales», aconseja Benaím.
«En la vida no hay tiempo de aburrirse», dice Dosne de Pasqualini.
Fuente: La Nación, 05/08/13.
Muere otro Marlboro Man por una enfermedad relacionada con el tabaquismo
enero 28, 2014
Muere otro Marlboro Man por una enfermedad relacionada con el tabaquismo
Podría parecer una maldición que los persigue, como la que sobrevoló a los actores que interpretaban a Superman, pero está más cerca de ser una consecuencia lógica. Con la muerte de Eric Lawson, ya son tres los ‘Hombres Marlboro’ que mueren de afecciones relacionadas con el tabaquismo. El actor y modelo de 72 años, que le puso el pecho y los pulmones al icónico vaquero entre 1978 y 1981, falleció el pasado 10 de enero luego de sufrir por años de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Fumaba desde los 14.
Lawson trabajó en series de televisión como Baretta, Las Calles de San Francisco, Los Angeles de Charlie, Baywatch o Walker Texas Ranger, principalmente en papeles menores. Un accidente durante el rodaje de un Western lo había alejado de la actuación en 1997. Lawson luego apareció en una campaña antitabaco que parodiaba al Hombre Marlboro, y en un programa de Estados Unidos para hablar de los efectos negativos del cigarrillo. Aún así siguió fumando hasta que le diagnosticaron una EPOC. «Él sabia que los cigarrillos lo tenían atrapado, y aún así no podía dejarlos», contó su mujer Susan Lawson. Ambos tenían 6 hijos, 18 nietos y 11 bisnietos.
El Hombre Marlboro es un cowboy o vaquero que empezó a aparecer en los comerciales de la marca en 1955. Desde su aparición, las ventas de la compañía se multiplicaron exponencialmente y cambió algunas reglas de la publicidad de cigarrillos. Lawson se suma así a la lista negra de la marca, junto a David Millar (que murió de enfisema en 1987), David McLean (Cáncer pulmonar en 1995), o Dick Hammer (también cancer pulmonar, 1999).
Fuente: Clarín, 28/01/14.
Más información: Qué es la EPOC
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Mitos y Verdades de los métodos para vivir más
junio 23, 2013
Retrasar la vejez: mitos y verdades de los métodos para vivir más
Por Nora Bär
Así como la abuela de Músicos y relojeros , la inefable novela de Alicia Steimberg, creía que el secreto de la vida eterna consistía en ingerir acelgas chorreando el jugo de la cocción y rociadas con el jugo de dos limones cortados directamente del árbol, otros están convencidos de que lograrán el mismo milagro con meditación trascendental o cultivando músculos dignos de Mr. Charles Atlas. También hay quienes recorren los estantes de las farmacias buscando una píldora capaz de devolverles la tez lozana y las neuronas relucientes que tenían a los 25. Sin embargo, toneladas de literatura médica que intentan encontrar la solución del mismo acertijo -cómo disminuir o eliminar los achaques, y preservar la autonomía- sugieren que el problema no es tan fácil de dilucidar. ¿Qué hay de cierto en las recetas más conocidas? Aquí, un repaso de los diez postulados más difundidos.
En primer lugar, los multivitamínicos. En 1956, Denham Harman propuso que el envejecimiento era producto de los daños en los tejidos producidos por los «radicales libres» [átomos o grupos de átomos que tienen un electrón no apareado y por eso son muy inestables y reactivos]. Como ciertas vitaminas contienen sustancias «antioxidantes» que pueden neutralizarlos, a partir de experimentos hechos en roedores, muchos pensaron que aumentándolas en la dieta se retrasaba el envejecimiento. Las pruebas, sin embargo, no son concluyentes. «El tema de los radicales libres está siendo revisado -explica el doctor Alberto Boveris, decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires-. Son metabolitos normales que tienen desfases tanto por exceso como por disminución. Ahora entendemos que son parte de la vida. Con respecto a las vitaminas, la sorpresa es que el 50% del planeta está por debajo de lo indicado, pero una buena alimentación, con cinco porciones diarias de frutas y verduras cubre todas las necesidades.»
El doctor Julio Montero, miembro de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios, coincide: «Una alimentación normal no necesita del agregado de vitaminas -afirma-. Las especies reactivas del oxígeno [radicales libres] pueden ser peligrosas o beneficiosas, porque nos protegen del desarrollo de tumores, de los microorganismos. Por esta razón se considera que los antioxidantes deben guardar un equilibro, que está en el alimento».
Una aspirineta por día
«En las mujeres que no tienen enfermedad o factores de riesgo de enfermedad coronaria grave, tales como diabetes, tabaquismo, obesidad o sedentarismo, no demostró ningún beneficio, sino por el contrario, aumento de accidente cerebrovascular y hemorragias -afirma la doctora Liliana Grinfeld, ex presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina y jefa de Hemodinamia del Hospital Italiano-. En los hombres de entre 55 y 60 años que tengan aunque sea un solo factor de riesgo y aunque sean sanos, demostró no prevenir, sino disminuir las complicaciones de la enfermedad cardiovascular.»
Según la especialista, en mujeres mayores de 60 con factores de riesgo, «pareciera que juega un rol y que les gana a las complicaciones. Sin embargo -agrega-, las pruebas no son concluyentes, porque habría que realizar estudios con miles de mujeres que no se han hecho».
Pero si la aspirineta no puede recomendarse sin restricciones, para preservar las arterias Grinfeld no vacila en aconsejar erradicar de nuestra mesa la sal y el azúcar. «No benefician en nada -destaca-. La sal es un tóxico importante para las arterias. En las personas normales produce una disfunción momentánea después de ingerirse. Pero en las que tienen factores de riesgo, muchas de las cuales no lo saben, puede ser aún más nociva. Lo mismo ocurre con el azúcar.»
Calcio y vitamina D
La vitamina D, que ayuda a absorber el calcio, uno de los minerales esenciales para la salud ósea, es también fundamental para regular innumerables procesos del organismo. Debido a que los seres humanos no la ingerimos en la dieta, sino que la producimos a partir de la radiación solar, sus niveles disminuyen aproximadamente un 70% en los adultos mayores. «Una gran mayoría, que varía entre el 80 y el 90% de este grupo etáreo, tiene déficit de vitamina D, de modo que si uno no la suplementa, es difícil que esté en los niveles adecuados -explica la doctora Beatriz Oliveri, investigadora del Conicet en el Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Óseas (Inigem) del Hospital de Clínicas-. Pero hay que tener en cuenta que si se toma de menos, no ayuda, y si se ingiere en exceso, puede ser dañina.» Según Oliveri, mantener niveles saludables de vitamina D es importante por sus acciones clásicas (para preservar la densidad ósea, prevenir fracturas y mejorar la función muscular) y por sus funciones no clásicas, que son las que están sugiriendo diversas observaciones epidemiológicas preliminares, como la disminución de tumores, y de enfermedades infecciosas y autoinmunes.
«El del calcio es un tema más controvertido -agrega Oliveri-, porque en los mayores es bueno mantener un consumo adecuado [que puede variar entre los 1000 y los 1200 mg diarios], pero sobre todo si viene de los alimentos. Algunos estudios sugieren que el exceso de suplementos de calcio puede no ser beneficioso.»
Omega 3
Algunos trabajos de investigación sugieren que este ácido graso poliinsaturado previene la enfermedad cardíaca y los sucesos degenerativos del sistema nervioso, como el mal de Parkinson, el Alzheimer y otras demencias. «Desde el punto de vista farmacológico, la mejor forma de obtenerlo es comer pescado de agua fría [como la caballa o el salmón] dos veces por semana -explica Montero-. Cuando no se puede cumplir con esa recomendación, se puede reforzar con la toma de suplementos en forma de cápsulas. Y si uno ingiere un poquito más, sólo representa un peligro si la persona está anticoagulada, porque el omega 3 prolonga el tiempo de coagulación.» Sin embargo, subraya el especialista, lo verdaderamente beneficioso es mantener un equilibrio entre la cantidad de omega 3 y de omega 6. «Nosotros tenemos un déficit de omega 3 porque hay un exceso de omega 6, es como quedar en offside . Tiene que haber un equilibrio, porque compiten entre sí -apunta-. El 6 está presente en todos los aceites de semilla, pero no se ve porque está mezclado con las harinas en los amasados. Deberíamos comer entre una y cuatro porciones de omega 6 por cada una de omega 3, y estamos en entre 15 y 20 a 1.»
Detección precoz
Como muchos desajustes del organismo son silenciosos, es recomendable realizarse los controles anuales que ofrecen beneficios probados. «Aproximadamente desde los 50 años en adelante, hay que tomarse la presión arterial, medirse el colesterol y la glucemia [nivel de glucosa en sangre] una vez por año», indica la doctora Verónica Schoj, médica de familia del Hospital Italiano. Entre los controles ginecológicos, menciona el Papanicolaou (hasta los 65) y la mamografía (si no hay antecedentes de cáncer familiar) entre los 50 y los 75, cada uno o dos años. Para prevenir el cáncer de colon, aconseja a partir de los 50 el examen de sangre oculta en materia fecal o, cuando es posible, la videocolonoscopia.
Estos estudios de prevención están muy probados y el beneficio es enorme. Con respecto al análisis de antígeno prostático específico (PSA, según sus siglas en inglés), «la evidencia es controvertida -afirma-: hay dos bibliotecas, los que dicen que habría que hacerlo rutinariamente, y los que no. En todo caso, hay que charlarlo con el médico».
Bajar de peso
Es sabido que la obesidad es la «madre de todos los males» y que tener un índice de masa corporal (peso dividido por el cuadrado de la altura) adecuado contribuye a mantener la salud. Sin embargo, también en esto hay desacuerdos entre los científicos. «Algunos estudios norteamericanos sugieren que después de los 75 años no hay datos confiables de cuál es el peso ideal y hay quienes opinan que tener un ligero sobrepeso ofrece cierta protección contra las enfermedades -dice Montero-. O sea que, si la obesidad es precoz, es dañina, pero si es tardía y ligera, podría ser un factor de protección. Por ejemplo, los italianos mayores suelen tener bastante más peso que lo recomendado y tienen bastante buena salud. Tal vez haya que separar el elemento «peso», del elemento «comida». De hecho, hay muchísima evidencia en estudios de laboratorio de que el desarrollo de tumores, por ejemplo, se hace más lento con la restricción alimentaria. Los okinawenses, que son los japoneses que menos comen [20% menos], son los más longevos, a pesar de que tienen la misma genética y costumbres del resto de la población.»
Abandonar el cigarrillo
En esto no hay dudas. El estudio pionero de Richard Doll, realizado en médicos, demostró ya hace mucho que los fumadores vivían entre 10 y 12 años menos que los no fumadores. «Es importante agregar -subraya Schoj, también directora de la Fundación Interamericana del Corazón- que si no se deja de fumar después de los 35 años, la expectativa de vida también se reduce, aunque menos.»
Pero el problema no es sólo de cantidad, sino también de calidad. «Cuando se fuma, se triplica el riesgo coronario, se multiplica por nueve el riesgo de accidente cerebrovascular y por 20, el de enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC] -detalla-. Cuando me dicen que alguien tiene un pariente que fumó mucho y se murió muy mayor, yo contesto que también hubo sobrevivientes del Titanic. En la cohorte del estudio de Doll, los fumadores que pasaron los 80 fueron menos del 5%. Más del 90% de los tumores de pulmón [el primero por su incidencia en los varones y el segundo en las mujeres] son por el tabaquismo. Pero la calidad de vida no sólo se mide en términos de eventos cardiovasculares y respiratorios, sino en lo cotidiano: disfunción eréctil, capacidad para correr, para hacer ejercicio. Lo mejor es no empezar y, si ya se empezó, tratar de dejar.»
Un vaso de vino por día
«Cada vez tenemos más evidencia de que la fórmula de Favaloro era correcta -dice el doctor Boveris-. La medida sería dos vasos diarios para los hombres y uno para las mujeres.» El efecto benéfico del vino parecería explicarse en que disminuye mucho la absorción de grasas oxidadas en el intestino. El alcohol produce relajación y disminuiría alrededor del 25% el riesgo de infarto. Eso sí: si se toman tres vasos en lugar de dos, el efecto benéfico desaparece, y con cuatro el riesgo aumenta 15 por ciento.
Para Montero, por su parte, aunque se ha visto en estudios epidemiológicos y estadísticos que el consumo de una pequeña cantidad de vino tinto coincide con menor enfermedad cardíaca, al ser estudios asociativos no son concluyentes. «Lo que sí se sabe es que el resveratrol [sustancia presente en la uva y sus derivados] tiene un efecto saludable -dice-. Lo que pasa es que el vino tiene alcohol y el alcohol no es un alimento, es tóxico si la persona tiene una hepatitis mal curada o una cirrosis, o si tiene propensión a hacerse adicto.»
Haga actividad física
Según explica el doctor Héctor Kunik, «la actividad física permite controlar el peso, mejorar la movilidad articular, el nivel de grasas circulantes y la resistencia; aumenta la densidad ósea y la fuerza muscular, y disminuye la resistencia a la insulina y la presión arterial. En los enfermos coronarios, reduce la insuficiencia circulatoria, previene enfermedades cardiovasculares, reduce la morbilidad [tendencia a enfermarse] y la mortalidad».
Se recomienda hacer actividad física el mayor número posible de días de la semana durante 30 minutos por vez en forma continua o en períodos de diez minutos tres veces por día. Cuantas más veces por semana se realiza, mejores son los resultados. Con respecto a las pesas, «la actividad física no reconoce edades -agrega Kunik-, salvo que exista alguna contraindicación específica. Las normas internacionales reconocidas para conservar una salud adecuada incluyen ejercicios de sobrecarga. Se realizan dos veces por semana y dependen de la edad. Existen trabajos científicos que muestran resultados positivos en personas mayores de 90 años con ejercicios aplicados en los miembros inferiores».
Además, «distintos grupos de investigación demostraron los beneficios del entrenamiento en la reducción del riesgo de desarrollar enfermedades que afectan el cerebro -cuenta el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva [Ineco] y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-. Por ejemplo, científicos suecos mostraron que personas de mediana edad que entrenan por lo menos dos veces por semana tienen 60% menos probabilidad de desarrollar trastornos cognitivos».
Cerebro en forma
Según explica Manes, el deterioro cognitivo e intelectual no es parte del envejecimiento normal. Hoy se cree que es posible y necesario preservar al cerebro de las enfermedades neurodegenerativas.
«Hace unos años se conocieron los resultados derivados de la investigación conocida como el «estudio de las monjas» -explica el especialista-. Entre otros hallazgos, este estudio sugirió que un estado emocional positivo puede contribuir a que vivamos más.» Según estos investigadores, monjas que en sus escritos de juventud habían expresado mayor número de emociones negativas tuvieron menos años de vida y una frecuencia mayor de enfermedad de Alzheimer. Esto explicaría por qué algunas personas con un envejecimiento cerebral anormal pueden estar intactas intelectualmente, mientras que otras sí experimentan síntomas clínicos. Neurocientíficos de la Universidad sueca de Umea desarrollaron un concepto complementario a éste, que denominaron «mantenimiento cerebral». Según estos científicos, las personas con un trabajo intelectual exigente pueden disfrutar de una ventaja en términos cognitivos, pero los beneficios rápidamente disminuirían si la persona se «jubila intelectualmente». Un compromiso permanente con la exigencia intelectual sería uno de los caminos más eficaces para el mantenimiento cerebral.
Menos estrés y más sociales
«Niveles moderados de estrés pueden ser estimulantes para el cerebro, pero los prolongados y altos pueden tener efectos negativos en la memoria y otras funciones cognitivas -agrega Manes-. El estrés dispara la liberación de cortisol, una hormona producida en las glándulas suprarrenales. Diversas investigaciones han demostrado que la memoria episódica [la del «cuándo» y «dónde»] se daña con el exceso de cortisol.»
Del mismo modo, las personas que en la vejez continúan estimuladas social, física y mentalmente muestran una mayor fiabilidad en el mayor rendimiento cognitivo. Existe evidencia a partir de estudios observacionales de que estar conectado socialmente protege contra el deterioro cognitivo.
Fuente: La Nación, 23/06/13.
Más información:
https://www.economiapersonal.com.ar/2012/08/26/la-clave-de-la-longevidad/
https://www.economiapersonal.com.ar/2012/05/15/los-50-de-hoy-son-los-30-de-ayer/
https://www.economiapersonal.com.ar/2011/09/04/vivir-mas-de-cien-anos/
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Cada vez más personas mayores de cincuenta años corren maratones
noviembre 7, 2012
Cada vez más personas mayores de 50 corren maratones
Por Kevin Helliker
Adrienne Lotson, quien este año cumplió 50, se entrena para correr su primer maratón y nadie está más sorprendido que ella por la situación.
La abogada de Nueva York recién comenzó a correr a principios del año pasado y desde entonces sólo ha participado en carreras más cortas. «Recuerdo claramente que decía que nunca correría un maratón», dice Lotson sobre la extenuante carrera de 42,195 kilómetros, que atrae en general a corredores jóvenes. «Pensé que los corredores de maratón eran certificadamente insanos», bromea.
De hecho, los corredores de 50 años y más representan uno de los grupos de más rápido crecimiento en estos eventos cada vez más populares. A medida que la cantidad total de corredores de maratones en EE.UU. se duplicó a 518.000 durante los últimos 20 años hasta 2011, el número de finalistas de 50 años y más casi se triplicó a 92.200, o cerca de 18% del total, según Running USA, un grupo de investigación financiado por la industria. En el tradicional maratón de Nueva York —que este año fue cancelado por los daños causados por el huracán Sandy—, uno de cada cinco finalistas de la edición del año pasado, o 9.710 atletas, corrió en el grupo de los de 50 o más años.
Por supuesto, las tensiones de las carreras de largas distancias se sienten más en las articulaciones, los pies, los músculos y las espaldas de los de mayor edad, lo que hace que estos corredores sean más propensos a tener lesiones que los competidores jóvenes. Algunos entrenadores dicen que los corredores más grandes tienen que adoptar técnicas diferentes a las de los jóvenes cuando entrenan para una carrera, incluyendo más sesiones de entrenamiento en diferentes áreas, como la piscina o la bicicleta y dejando mayor tiempo de descanso y recuperación entre sesiones de práctica de carrera.
Es posible que los corredores más grandes necesiten también utilizar diferentes estrategias durante un maratón, consumiendo más agua y nutriéndose e intercalando caminata y carrera. Y la mayoría de los corredores mayores debe conformarse con ritmos más lentos y aceptar que sus mejores tiempos ya son cosa del pasado.
Un creciente cuerpo de investigaciones muestra que correr puede reducir el riesgo o retrasar la aparición de enfermedades cardiovasculares, demencia, cáncer, depresión y otras enfermedades. Las personas mayores también son más propensas a tener el tiempo libre necesario para dedicar largas horas al entrenamiento y los recursos económicos para pagar los altos costos de participar en carreras, costear las tarifas de entrenamiento, la indumentaria adecuada y gastos de viajes a las competencias.
Aun así, hay mayores riesgos para el grupo de corredores mayores de 50 años. El riesgo de una muerte súbita cardíaca es casi dos veces mayor para los corredores de maratón de edad más avanzada que para los menores de 40. Pero la tasa es demasiado baja —apenas 1 en 100.000 corredores de maratón muere durante una carrera—, como para justificar las advertencias generales a los corredores mayores de 50. Y un estudio publicado en septiembre en Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance mostró que una de las consecuencias de correr un maratón —una hinchazón y debilitamiento del lado derecho del corazón que sana en pocos días en personas más jóvenes— también se disipa con la misma rapidez en los corredores de más de 50.
«Hay peligros [para los corredores mayores] —uno no debería tener un serio dolor en el pecho durante un maratón—, pero la investigación es clara acerca de que correr es bueno para uno», dice Paul Thompson, un veterano ex maratonista y cardiólogo deportivo del Hospital de Hartford, en Connecticut.
En enero, cuando Lotson cumplió 50 años, decidió ser más activa físicamente, en honor a su madre, una fumadora que tuvo un sedentario estilo de vida y que había muerto algunos años antes, a los 73. Lotson se inscribió para una caminata organizada en un vecindario de Harlem, en Manhattan, donde se encontró junto a otras dos mujeres mayores que le mencionaron que habían caminado varios maratones.
«Me vi sorprendida, porque no sabía que uno podía caminar un maratón», dice Lotson, que comenzó a prepararse para hacerlo. El año pasado, durante una caminata de cuatro millas en el Central Park, Lotson fue alentada por otro corredor para que tratara de correr la última milla. Para su sorpresa, lo consiguió con facilidad y, desde entonces, termina una milla en 12 minutos alternando caminatas con carreras. También se unió a un grupo en línea llamado Black Girls Run! En un maratón, Lotson espera cruzar la línea de llegada al cabo de seis horas.
Jeff Galloway, miembro del equipo olímpico estadounidense de 1972 y defensor de la corriente de correr hasta una edad avanzada, dice que cree que la cuestión clave no es lo rápido que un corredor cruza la línea de llegada, sino con cuánto dolor. Galloway, que tiene 67 años y escribió libros y lleva a cabo clínicas sobre el tema, desarrolló un sistema de carrera-caminata-carrera que dice que puede ayudar a evitar el dolor de piernas y pies que deja a muchos finalistas de maratones paralizados durante horas o días. Afirma que una vez por mes completa un maratón con su esposa, en Atlanta, donde ambos residen.
Fuente: The Wall Street Journal, 05/11/12.
Día Mundial del ACV – Accidente Cerebro Vascular
octubre 29, 2012
En los países pobres hay más accidentes cerebrovasculares
Por Nora Bär
Debilidad en una parte del cuerpo, confusión, problemas para hablar, un dolor que «parte» la cabeza… Cualquiera de estas señales y otras, como vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación, puede indicar el comienzo de un cuadro que en el país se presenta una vez cada cuatro minutos: el accidente cerebrovascular (ACV), segunda causa de muerte y primera de discapacidad.
Se sabe que el ACV es ya una epidemia cuyas proporciones no sólo se miden en el drástico impacto que puede tener sobre la vida y el bienestar de los pacientes y de sus familiares, sino también por la carga que implica para los sistemas sanitarios.
Un trabajo firmado por dos investigadores argentinos que hoy publica en forma destacada la revista Stroke exhibe otra cara de este escenario epidemiológico: por primera vez demuestra, estadísticamente, que los países más pobres y los que menos proporción de su PBI invierten en salud son los que tienen una mayor incidencia y mortalidad por accidente cerebrovascular, mayor proporción de eventos hemorrágicos (causados por la ruptura de una arteria cerebral), y también aquellos en los que el ACV se presenta a edades más tempranas.
«Diversas investigaciones anteriores se habían centrado en la relación entre el riesgo de ACV y la situación financiera individual o familiar -explica el doctor Luciano Sposato, uno de los autores de este estudio y también director del Departamento de Neurología de Adultos del Instituto de Neurología Cognitiva y del Centro de Stroke del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-. Lo que nosotros hicimos fue «cruzar» los datos ajustados del PBI con los de 48 estudios poblacionales realizados entre 1998 y 2008 en 22 países de los cinco continentes. Lo que vimos fue que muchos de los ACV que ocurren en una población determinada se explican por el estatus socioeconómico del país. No sólo eso, sino también la mortalidad, la proporción de hemorragias y la edad a la que los pacientes los padecen. En los países más pobres se presentan más temprano que en los de mayor PBI.»
Esta singular ecuación introduce un nuevo factor para el diseño de políticas públicas de salud, ya que hasta ahora «el riesgo de ACV y sus consecuencias se consideraban resultados de factores étnicos, genéticos, ambientales, socioeconómicos y de la calidad de la atención médica», escriben Sposato y Gustavo Saposnik, coautor del estudio y director del Centro de Investigación en Stroke del Hospital St. Michael’s, de la Universidad de Toronto.
Para llegar a esta conclusión, los científicos tuvieron que revisar 5000 estudios y analizar en profundidad 48 trabajos de 30 ciudades.
Se encontraron con que en los países de alto PBI el ACV se presenta a edades más tardías y tiene menor mortalidad. Pero también que la inversión en salud resultó ser otro factor que podía alterar este balance: «Si un país pobre invierte una proporción mayor del PBI en salud, tiene mejores marcadores», explica Sposato.
Para Saposnik, la explicación de este fenómeno no es tan obvia como parece. «No pudimos determinar cómo invierte cada país su presupuesto en salud, pero sí constatar una alta correlación del gasto en salud con el de prevención -dice, a través de una comunicación telefónica desde Toronto-. La alta inversión en salud está relacionada directa o indirectamente con una mayor inversión en prevención.»
En Canadá, se calcula que sólo los costos directos del ataque cerebral rondan los 30.000 dólares por paciente. Por otro lado, en el nivel poblacional la inversión en prevención exige unos pocos dólares por persona.
Según este trabajo, el bajo producto bruto interno de un país explica el 32% del riesgo de ACV, el 43% de la mortalidad a los 30 días, el 43% del exceso de hemorragias cerebrales y el 47% de la mayor frecuencia de en jóvenes.
Por su parte, la menor inversión proporcional en salud explica el 26% del riesgo, el 45% del exceso de mortalidad a los 30 días, el 32% del exceso de hemorragias cerebrales y el 36% de la mayor frecuencia en jóvenes.
Economía y salud
«Hasta ahora, la literatura médica sugería que los países latinoamericanos tienen mayor frecuencia de ACV hemorrágicos que isquémicos [aquellos en los que la obstrucción de una arteria impide la llegada de oxígeno al cerebro] por mal control de los factores de riesgo y por alcoholismo -dice Sposato-. Sin embargo, a partir de estos hallazgos, esa mayor frecuencia se puede explicar por menor riqueza.»
Podría pensarse que si un país tiene más recursos invertirá más en salud, ofrecerá atención médica de mejor calidad y sus habitantes observarán estilos de vida más saludables. Todo esto puede ser cierto, pero el trabajo de Sposato y Saposnik muestra que no sólo importa la riqueza, sino también qué proporción se invierte en salud.
«Son dos parámetros independientes -explica Sposato-. Sin embargo, aunque se especulaba con que podría haber alguna relación entre ACV y desempleo, nosotros no la encontramos.»
Para Saposnik, una de las virtudes que tiene este trabajo es que tomó en cuenta países de los cinco continentes y que se basó en estudios poblaciones y no de hospitales individuales.
Y así como los países pobres tienen mayor mortalidad e incidencia de ACV, lo contrario también es cierto. «En aquellos con mayor PBI -agrega este último-, las personas padecen cuadros de menor gravedad, de menor mortalidad y a edades más avanzadas.» En Canadá se presentan anualmente 50.000 nuevos pacientes con ACV, y entre 300.000 y 500.000 de ellos están vivos en la actualidad. En ese país se produce un ataque cerebral cada diez minutos. «Hace veinte o treinta años -dice Saposnik-, había una visión nihilista. Hoy se ha logrado una reducción significativa de la mortalidad, que a los 30 días es del 15%, aproximadamente.»
Fuente: La Nación, 28/10/11.
Más información:
https://www.economiapersonal.com.ar/acv-y-enfermedades-criticas/
https://www.economiapersonal.com.ar/los-riesgos-cardiovasculares/
https://www.economiapersonal.com.ar/la-enfermedad-vascular-periferica/
https://www.economiapersonal.com.ar/vivir-mas-de-cien-anos/
Ahora la mediana edad recién empieza a los 55 años
septiembre 24, 2012
Dicen que la mediana edad recién empieza a los 55 años
Por Valeria Román
“Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario”, sostenía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en el siglo XVIII. Ahora, habría que extender bastante las cifras de su frase porque muchos sienten que la mediana edad recién empieza a los 55 años.
El dato surge de una reciente encuesta realizada en Inglaterra a 1.002 adultos mayores de 50 años. La mitad son abuelos. Los encuestados tomaban cursos en línea por el sitio Love to learn, asociada a una empresa privada dedicada a dar cursos de capacitación.
El 70 por ciento de los entrevistados se consideraban a sí mismos en la edad mediana. Y consideraron que la mediana edad empieza en promedio a los 55 años. Recién después de los 69 -expresaron también-, se empieza a vivir la vejez.
Además, el 85% consideró que la mediana edad tiene grandes beneficios: se tiene más confianza y experiencia en comparación con los años en que eran más jóvenes (51%); se siente menos miedo a cometer errores (48%); o hay más tiempo para aprender nuevas cosas o tener otros hobbies (42%), entre otras ventajas. Es decir, más que sentir el paso del tiempo como una pérdida, los mayores están percibiéndolos como una oportunidad para seguir haciendo.
“Si bien la encuesta se hizo en Inglaterra, la situación podría trasladarse a un país como la Argentina. Hoy las personas de 60 años no se sienten viejos. La percepción cambió totalmente, a pesar de que desde el punto de vista laboral la jubilación está cerca”, afirmó Félix Nallim, médico geriatra y presidente de la Asociación Gerontológica Argentina, al ser consultado por Clarín . “Antes se solía decir que las personas tienen la edad de sus arterias. Pero hoy consideramos que una persona empieza su vejez cuando pierde la capacidad para adaptarse a realizar las actividades de su vida diaria, desde vestirse, manejar dinero, o cuando deja de tener interés en aprender”, agregó Nallim.
En tanto, Enrique Rozitchner, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autor del libro “ La vejez no pensada” , consideró que “antes se percibía que la mediana edad empezaba a los 40. Pero hubo un corrimiento. La adolescencia se extendió más allá de los 20 años. La maternidad se postergó, y así hoy se percibe que la mediana edad empieza a los 55 años, y la vejez a los 70”.
Rozitchner advirtió que algunas personas mayores pueden caer en la negación del paso del tiempo. “Como siguen activas, puede haber una negación de que están envejeciendo. Esto puede llevar a la omnipotencia y a exponerse a riesgos. Por ejemplo, no se prepara para la jubilación, entra en shock cuando se retira. O sigue haciendo deportes de una manera que no es conveniente para la edad. Lo mejor reflexionar y prever la vejez, porque cuanto más se la niegue, menos resistencia habrá cuando los problemas se desarrollen”.
Fuente: Clarín, 19/09/12.
Más información:
https://www.economiapersonal.com.ar/2012/08/26/la-clave-de-la-longevidad/
https://www.economiapersonal.com.ar/2012/05/15/los-50-de-hoy-son-los-30-de-ayer/
http://www.actitud50.com/es/mente-sana/1056-los-ingredientes-para-una-vida-plena-a-los-50-anos.html
https://www.economiapersonal.com.ar/2011/09/04/vivir-mas-de-cien-anos/
https://www.economiapersonal.com.ar/2008/11/13/enfermedades-criticas/
Ropa perjudicial para la salud
marzo 1, 2012
La moda sí incomoda: ropa perjudicial para la salud
Por Melinda Beck
En diciembre, Baila Steinman notó por primera vez que se le dormía una pierna. «La tenía entumecida desde la rodilla a la pelvis, al punto de que era doloroso», recuerda la terapista ocupacional de 52 años.
Cuando visitó al neurólogo, éste le preguntó si usaba ropa ajustada o pantimedias con control de abdomen. Steinman no usaba precisamente esto, pero sí le encantan los cinturones anchos. Con eso, el doctor Irving Friedman dio con el problema. Según el médico, estos accesorios pueden comprimir varios nervios, como el cutáneo femoral lateral, que va desde el abdomen a la parte externa del muslo. Friedman dice que a menudo ve la condición, llamada meralgia parestética, en policías que cargan armas en sus caderas y en bailarinas de ballet que usan tutús ajustados. «Cualquier cosa que ejerza presión sobre el nervio lo puede causar», dijo. «Es muy común». Steinman aún usa los cinturones, sólo que de forma más holgada.
Aunque pueda parecer motivo de risas, las prendas y accesorios muy ajustados, demasiado sueltos o pesados, o zapatos muy altos o flexibles pueden resultar en problemas de salud. Claro, las tendencias modernas no son tan crueles como el vendaje de los pies en la China antigua o los corsés de la época victoriana, que podían hasta quebrar las costillas de las mujeres o desplazar órganos internos.
Jeans ajustados
Usar pantalones tan estrechos como palillos cuando tiene piernas gruesas no sólo puede causar la compresión de los nervios, sino que puede interferir con la digestión, como lo anotó la revista Archivos de Medicina Interna en 1993. El internista Octavio Bessa, de Connecticut, escribió que veía entre 20 y 25 pacientes al año que sufrían de dolor abdominal, distensión, acidez y eructos pocas horas después de comer. «El diagnóstico puede hacerse fácilmente en el consultorio al comparar la talla de los pantalones con la circunferencia del abdomen. Usualmente hay una discrepancia de 7,5 centímetros o más». El doctor lo bautizó como el «síndrome de los pantalones ajustados».
Desde entonces, los estilos de los jeans se han vuelto más delgados, y también han sido responsabilizados por dolor en la parte baja de la espalda, infecciones vaginales y una condición llamada lipoatrofia semicircular, que hace que aparezcan lesiones horizontales alrededor de los muslos.
Fajas
Las fajas o bodys reductores que son muy ajustados o muy largos pueden causar compresión de los nervios y problemas digestivos, sin mencionar el dolor que producen donde termina la tela y empieza la piel. Las fajas reductoras para el abdomen pueden también prevenir que los pulmones se inflen completamente, lo que reduce el consumo de oxígeno, causando mareos.
Camisas y corbatas
¿Siente dolores de cabeza u hormigueo alrededor de las orejas, particularmente en la oficina? Los cuellos de las camisas muy estrechos o corbatas muy apretadas pueden reducir la circulación al cerebro y aumentar la presión intraocular, un factor de riesgo para glaucoma, advierten expertos. Las corbatas muy ajustadas también pueden disminuir el rango de movimiento en el cuello y por ende aumentar la tensión muscular en la espalda y los hombros, de acuerdo con un estudio entre trabajadores de Corea del Sur realizado por la publicación Work.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cornell de 1993, 67% de los hombres compra camisas que son más pequeñas que sus cuellos. Y debido a que las corbatas no se lavan con tanta frecuencia, pueden trasmitir infecciones. Algunos hospitales han sugerido prohibir que los doctores usen corbatas.
Ropa interior
Los expertos en este tipo de prendas dicen que 75% de las mujeres usa una talla equivocada de brasier. Un sostén que es demasiado grande no ofrece apoyo, lo cual puede causar dolores de seno y tensión en la espalda. Uno que sea muy pequeño puede cortar la circulación.
Por su parte, expertos en fertilidad aconsejan a los hombres que quieren ser padres no usar por mucho tiempo shorts bicicleteros ajustados, lo cual aumenta la temperatura de los testículos y reduce la producción de esperma.
Zapatos
Los tacones de más de cinco centímetros han sido culpados de juanetes, deformaciones de los dedos, fracturas por estrés y tobillos torcidos. Otras consecuencias pueden ser protuberancias óseas en la parte trasera del talón, lesiones de los nervios entre los dedos y la muerte de huesos de los pies por falta de circulación. Después de años de usar tacones altos, algunas mujeres han notado que los tendones se vuelven más cortos, lo que hace que se sientan incómodas en zapatos planos.
Y los zapatos muy planos también traen problemas, especialmente los que no tienen un arco de apoyo. El más común es la fascitis plantar, una inflamación de la planta del pie. Las chancletas son peores, ya que pueden causar fatiga en los pies, dolor de músculos y alterar la forma de caminar, lo cual puede causar problemas más serios a largo plazo. Y si se usan con demasiada frecuencia, las botas con forros de piel son ideales para el cultivo de hongos.
Fuente: The Wall Street Journal, 29/02/12.