Erdogan construye una esfera de influencia en África

enero 28, 2025

Por Adalberto Agozino.

En las últimas dos décadas, Turquía ha intensificado significativamente su presencia en África, consolidándose como un actor clave en la esfera geopolítica del continente. Esta estrategia abarca no solo el comercio y la inversión, sino también la cooperación militar, cultural y humanitaria, lo que evidencia el interés de Ankara por diversificar sus relaciones internacionales y ampliar su influencia global.

Entre los muchos países africanos en los que Turquía está aumentando su influencia, Etiopía, Libia y Somalia son los más cruciales desde el punto de vista estratégico. 

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Un Auge Económico Sin Precedentes

Desde 2003, el comercio bilateral entre Turquía y los países africanos ha experimentado un crecimiento vertiginoso. Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía, el volumen comercial pasó de 5.400 millones de dólares, en 2003, a cerca de 45.000 millones en 2023. Este incremento refleja una estrategia económica que no solo busca nuevos mercados para las exportaciones turcas, sino también asegurar el acceso a recursos energéticos y materias primas clave para su industria.

Entre los principales socios comerciales de Turquía en África destacan Argelia, Egipto, Sudáfrica, Nigeria y Etiopía. La participación de empresas turcas en proyectos de infraestructura también es significativa, con inversiones en aeropuertos, carreteras y desarrollos urbanos. Además, Turkish Airlines ha ampliado sus rutas en África, conectando más de sesenta ciudades africanas con el resto del mundo, lo que no solo impulsa el turismo y el comercio, sino también fortalece los lazos culturales.

La Dimensión Militar: Un Pilar Estratégico

La política africana de Turquía también incluye una creciente cooperación en defensa y seguridad. La base militar turca en Mogadiscio, Somalia, es la mayor de Turquía fuera de su territorio, “Camp Turksom”, de 400 hectáreaas. Simboliza la creciente importancia de Turquía y su compromiso con la estabilidad en el Cuerno de África. Precisamente, en 2024, el presidente Recep Tayyip Erdogan tuvo una decisiva intervención para evitar el estallido de un conflicto armado entre Etiopía y Somalia.

La base de turca en Mogadiscio permite a Ankara proyectar su poder naval sobre zonas claves del mar Rojo y el océano Índico. En esa base, Turquía adiestra a soldados somalíes y brinda apoyo logístico en la lucha contra grupos extremistas. Somalia es el principal socio estratégico de Ankara en el continente africano.

Además, Ankara ha firmado acuerdos militares con más de veinticinco países africanos, incluidos Marruecos, Nigeria, Mali y Senegal. Estos pactos incluyen la venta de drones Bayraktar TB2, reconocidos por su efectividad en conflictos como los de Libia, Siria, Nagorno-Karabaj y Ucrania, y el adiestramiento de fuerzas armadas locales. Los drones turcos son más económicos y fáciles de operar que los similares estadounidenses e israelíes. Entre los países africanos que cuentan con este equipamiento en sus arsenales se cuentan Somalia, Togo, Níger, Nigeria y Etiopía.

Entre 2020 y 2021, las exportaciones de armas turcas a África aumentaron de 83 millones de dólares a 460 millones, consolidando a Turquía como un nuevo proveedor militar del continente, aunque, por el momento, la cuota turca en el mercado de armas africanos es tan solo del 0,5%.

Turquía ofrece ayuda y cooperación sin poner condiciones relacionadas con la legalidad de los gobiernos o su respeto por los derechos humanos, una estrategia que encuentra terreno fértil entre los gobiernos de facto africanos usualmente bajo sanciones económicas o en aislamiento diplomático.

Turquía ha adoptado cada vez más discursos anticolonialistas (y, en particular, antifranceses), presentándose como un socio diferente que comparte tanto intereses como vínculos religiosos, culturales e históricos con los países de mayoría musulmana de África.

En Libia, Erdogan mantiene mercenarios kurdos y sirios apoyando al Gobierno del Acuerdo Nacional de Trípoli en su lucha contra el general Jalifa Haftar apoyado por Egipto y Emiratos Árabes Unidos.

Ankara ha puesto el foco en los países del Sahel, especialmente en Mali, Níger y Burkina Faso, incrementando notablemente los flujos comerciales, logrando además crear la imagen de socio comercial fiable y sin condicionantes políticos a través de generosas donaciones de ayuda humanitaria, proyectos sanitarios y otorgamiento de becas.

Por un acuerdo con Niamey, Ankara apoya a las fuerzas nigerianas en su lucha contra Boko Haram y otros grupos terroristas, además de asegurar las fronteras del país con los vecinos Mali y Burkina Faso.

Uno de los acuerdos mas controvertidos es al tratado secreto firmado con el gobierno de facto de Níger, en 2020, que contiene cláusulas para la adquisición de armamentos turcos como para el adiestramiento de unidades militares. La agencia de inteligencia turca (MIT) ha instalado en Níger su centro regional de operaciones. En julio de 2024 visitó Níger una delegación de la MIT encabezada por el jefe del organismo Ibrahim Kalin, en dicha oportunidad se firmaron acuerdos de cooperación en ese campo.

Además de contrarrestar las actividades de las organizaciones yihadistas que operan en el Sahel, la inteligencia turca se ocupa de apoyar a las empresas de su país para obtener acuerdos beneficiosos que permitan adquirir recursos naturales como madera, oro, uranio y petróleo y fomentar la venta de productos de defensa.

En Burkina Faso, las exportaciones de material bélico han pasado en los últimos tres años de doscientos mil dólares a siete millones.

El Poder Blando como herramienta diplomática

El “poder blando” también juega un papel crucial en la estrategia de Turquía en África. A través de la Agencia Turca de Cooperación y Coordinación (TIKA), con 22 oficinas en el continente, el gobierno turco ha financiado proyectos de salud, educación y abastecimiento de agua en varios países africanos. Además, la Fundación Maarif administra más de 140 instituciones educativas en el continente, con el objetivo de formar nuevas generaciones que vean a Turquía como un aliado estratégico. Miles de graduados africanos estudiaron en el país del Bósforo en el marco del programa de becas Türkiye.

Por otra parte, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha aprovechado los lazos religiosos y culturales compartidos con los países de mayoría musulmana en África. Este enfoque ha permitido a Turquía construir relaciones cercanas con gobiernos y comunidades locales, consolidando su imagen de socio confiable y respetuoso de las particularidades africanas.

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Rivalidades Globales

La creciente influencia de Turquía en África no ha pasado desapercibida para otras potencias globales como China, Rusia, Francia y Estados Unidos. La activa presencia de Ankara ha encontrado receptividad en un continente donde muchos gobiernos buscan diversificar sus alianzas para reducir la dependencia de las potencias tradicionales.

No obstante, este ascenso también plantea desafíos. La participación de Turquía en conflictos como el de Sudán y su apoyo a gobiernos cuestionados por la comunidad internacional han generado críticas. Además, la venta de drones a países involucrados en conflictos internos, como Etiopía, ha suscitado preocupaciones sobre el impacto de estas armas en la población civil.

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Una asociación estratégica

A pesar de las controversias, la relación entre Turquía y África parece encaminada a fortalecerse. Con 44 embajadas turcas en un continente que alberga a 54 países, y más de 36 embajadas africanas en Ankara. Turquía, además, ha enviado agregados militares a 19 países africanos, incluidos Marruecos, Nigeria, Etiopía, Ghana, Mali, Argelia, Yibuti, Senegal, Kenia y Sudáfrica. Como puede apreciarse la diplomacia bilateral turca está en su punto más alto. Además, las frecuentes visitas de Estado de Erdogan a África, quien ha estado en 31 países del continente, subrayan la importancia estratégica que Turquía otorga a estas relaciones.

En un mundo cada vez más multipolar, Turquía se posiciona como un nuevo actor clave en África, ofreciendo un modelo alternativo de cooperación basado en el respeto mutuo y los beneficios compartidos. Si bien enfrenta retos significativos, su éxito en el continente podría redefinir su papel en la arena internacional, consolidándose como un puente entre Europa, Asia y África.

Con esta estrategia, el presidente Erdogan aspira a crear una esfera de influencia turca en África para cumplir con su aspiración de convertir al siglo XXI en “El siglo de Turquía”, colocando a su país en la lista de las diez naciones con mayor desarrollo económico y presencia global.

Fuente: alternativepressagency.com, 24/01/25

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Turquía no será miembro de la Unión Europea

septiembre 6, 2017

Turquía ya puede ir olvidándose de ingresar en la UE

Por Michael J. Totten.Bandera de Turquía.

«La idea de que Turquía podría encajar en la UE ha estado siempre un poco fuera de lugar, y es especialmente ridícula desde el verano del año pasado, cuando una intentona golpista dio lugar a un espasmo stalinista en Ankara. En sólo un par de semanas, Erdogan despidió a más de 20.000 profesores de escuelas privadas y a casi 10.000 oficiales de policía. Suspendió a casi 3.000 jueces y arrestó a más de 10.000 soldados. Empuró a decenas de miles de funcionarios del Ministerio de Educación y fulminó a 1.500 decanos de universidad. Cerró más de 100 medios de comunicación y suspendió a más de 1.500 funcionarios del Ministerio de Finanzas«

Turquía nunca será miembro de la Unión Europea, y la canciller alemana, Angela Markel, por fin lo ha dicho en público. “Lo que está claro es que Turquía no debería ser miembro de la UE”, dijo en un debate electoral con su rival, Martin Schulz. “Hablaré con mis colegas para ver si podemos alcanzar una posición común y cerramos esas conversaciones de ingreso”.

La única sorpresa es que hayan durado tanto, pero al menos Merkel está dispuesta a, en efecto, llamar dictadura a la dictadura, ahora que Turquía está encarcelando a ciudadanos alemanes –periodistas y activistas por los derechos humanos incluidos– y acusándolos de pertenecer a organizaciones terroristas y de intentar derrocar el régimen de Erdogan. Los países occidentales suelen hablar de “presos políticos” en estas situaciones, y los Estados de la UE tienen enfáticamente prohibido tener presos políticos.

La idea de que Turquía podría encajar en la UE ha estado siempre un poco fuera de lugar, y es especialmente ridícula desde el verano del año pasado, cuando una intentona golpista dio lugar a un espasmo stalinista en AnkaraEn sólo un par de semanas, Erdogan despidió a más de 20.000 profesores de escuelas privadas y a casi 10.000 oficiales de policía. Suspendió a casi 3.000 jueces y arrestó a más de 10.000 soldados. Empuró a decenas de miles de funcionarios del Ministerio de Educación y fulminó a 1.500 decanos de universidad. Cerró más de 100 medios de comunicación y suspendió a más de 1.500 funcionarios del Ministerio de Finanzas.

Desde entonces, las cosas no han hecho sino empeorar. En abril, los votantes turcos decidieron por un escaso margen acabar con su régimen parlamentario y reemplazarlo con uno que da nuevos poderes al presidente, Recep Tayyip Erdogan, lo que hace de él un dictador electo en todo salvo en el nombre. Erdogan, “que tendría un poder no conferido a los líderes turcos desde los sultanes, es de hecho un neo-otomano”, ha escrito la turcóloga Claire Berlinski.

La Unión Europea aceptó oficialmente a Turquía como candidata al ingreso en 2004. Los europeos confiaron en que una nación de vasta mayoría musulmana pudiera occidentalizarse a sí misma por completo luego de la occidentalización parcial llevada a cabo por Mustafa Kemal Atatürk tras el colapso del Imperio Otomano, y que se convirtiera en un ejemplo para Oriente Medio. Un occidental tras otro se convencieron a sí mismos de que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan era una formación capitalista socialconservadora de corte occidental, la versión islámica del partido democristiano alemán o del republicano de EEUU. (Muchos de entre ellos cometieron después el mismo error con la Hermandad Musulmana egipcia y su condenado presidente Mohamed Morsi). De nuevo Berlinski:

Tras el 11-S, en Occidente mucha gente se metió el islam y los islamistas en la cabeza y se olvidó de casi todo lo demás. De ahí que muchos consideraran que lo más relevante del AKP era su condición de ‘moderadamente islamista’. Muchos quizá estaban tan entusiasmados por que no empezaran a colgar homosexuales de las grúas que aceptaron acríticamente el resto del relato del AKP sobre sí mismo: estaba abriendo un sistema esclerotizado que era, en sus palabras, “radicalmente laicista”.

La parte restante de la ecuación fue durante un tiempo difícil de ver para algunos, pero ya no. Ciertamente, Erdogan no está siquiera en la misma zona horaria que el ISIS. Sin embargo, sí está en la misma que el difunto Hugo Chávez –salvo en lo del socialismo bolivariano–, el ruso Vladímir Putin y el bielorruso Alexander Lukashenko. Todos ellos son (Chávez fue) demagogos autoritarios con apenas un barniz de legitimidad democrática; son las clase de gobernantes que suelen producir países parcialmente influidos por pero que al mismo tiempo se mantienen al margen de Occidente.

Los funcionarios europeos saben con total seguridad que Turquía jamás podrá unirse a la UE tras lo que sucedió el año pasado. Su principal ciudad, Estambul, está en Europa, pero su capital está en Asia, como la mayoría de su población. Algunos barrios de las ciudades turcas parecen y se sienten europeos, sin duda, especialmente si se los compara con los de la gran mayoría de las ciudades árabes; pero Turquía es un híbrido cultural: como el Líbano, Armenia e incluso Rusia, es un lugar donde el Este se mezcla con el Oeste. Los occidentales pueden sentirse y se sienten allí como no lo harían en un país como Arabia Saudí o Pakistán, pero el solapamiento cultural es, como mucho, del 50%, y el solapamiento político turco se está marchitando con Erdogan.

Los occidentales se han estado embromando a sí mismos con Erdogan durante años. Pero se acabó. La novedad es que al menos un líder europeo está dispuesto a poner fin de una vez por todas a esta película que nos hemos montado. Casi con toda seguridad, otros líderes le secundarán.

Fuente: elmed.io, 06/09/17.


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Graves purgas en Turquía

noviembre 12, 2016

Turquía arresta al director del principal diario opositor

Akin Atalay, del Cumhuriyet. Fue detenido esta mañana cuando aterrizó en Estambul. El régimen turco del presidente Recep Tayyip Erdogan avanza así en su purga contra la libertad de prensa.

Por Martín Idafe. Colaborador de Clarín en Bruselas.El presidente turco Recep Tayyip Erdogan. REUTERS

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
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Akin Atalay, director del diario “Cumhuriyet”, fue detenido esta mañana cuando aterrizó en Estambul en un vuelo procedente de Alemania. Nueve directivos, editorialistas y reporteros del mismo diario habían sido detenidos la semana pasada y acusados de “actividades terroristas”.

turquía banderaEl régimen turco del presidente Recep Tayyip Erdogan avanza así en su purga contra la libertad de prensa, parte de sus medidas represivas tras el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio.

La Justicia turca acusa a los detenidos de tener relaciones con la cofradía del clérigo musulmán Fethullah Güllen, exiliado en Estados Unidos y a quien Erdogan acusa de estar detrás del golpe de Estado. Ankara exige desde hace meses a Washington que lo extradite.

La administración del presidente Obama se negó hasta ahora, pero el gobierno turco espera que la nueva administración de Donald Trump les envíe a Güllen. Los detenidos son también acusados de apoyar al PKK, el grupo rebelde armado kurdo que tanto la Unión Europea como Washington consideran grupo terrorista.

“Cumhuriyet” es el último diario de difusión nacional crítico con el presidente Erdogan y su mayor opositor desde que el régimen se hizo con los mandos del diario “Zaman”, hasta entonces el líder de la prensa turca y ahora apenas una sombra de lo que fue con una tirada de menos de 10.000 ejemplares diarios cuando hace un año pasaba de medio millón. El diario es uno de los últimos que se atreve a difundir noticias sobre escándalos relacionados con el gobierno.

El gobierno turco asegura que no ataca la libertad de prensa y que actúa contra quienes tienen conexiones con “organizaciones terroristas”. Desde el golpe de Estado del 15 de julio se cerraron, según un recuento de la Asociación de Periodistas Turcos recogido por la agencia AFP, 170 medios de comunicación, se detuvo a casi 140 periodistas y se les retiró la credencial a casi 800.

Casi cuatro meses después del fallido golpe de Estado, las purgas y la represión no frenan tras las detenciones de periodistas y, la semana pasada, de los dos copresidentes del HDP, el partido prokurdo que es tercera fuerza parlamentaria y que condena la violencia y se opuso al golpe de Estado.

Desde entonces hay más de 37.000 detenidos y más de 110.000 empleados públicos fueron despedidos. Mientras organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional denuncian la deriva autoritaria y torturas en prisión, Europa se tienta la ropa antes de levantar la voz.

La semana pasada la reacción oficial se limitó a un comunicado de la “canciller” europea Federica Mogherini en el que se mostraba “profundamente preocupada”. En el Parlamento Europeo, el grupo conservador –dominado por la CDU de Merkel- pidió a la Comisión Europea que “pare las negociaciones de adhesión de Turquía” al bloque.

Un informe del Ejecutivo europeo de este pasado miércoles constata que Turquía se aleja de su supuesta pretensión de entrar en el bloque porque “da marcha atrás” sobre libertad de prensa y respeto de las libertades civiles.

Pero las críticas no pasan de ahí mientras Erdogan acusa a Europa de dar cobijo a terroristas –llama así a cualquier opositor- y dice: “Si Europa tiene sitio para terroristas, también tendrá para unos millones de refugiados”, una clara amenaza de romper el acuerdo migratorio.

Europa no da por rotas ni las negociaciones de adhesión ni el acuerdo migratorio que frenó la llegada de refugiados a Grecia. Tampoco niega oficialmente por ahora que vaya a ceder a la exigencia turca de eliminar la visa a los ciudadanos turcos que viajen a Europa aunque el gobierno turco no cumpla las condiciones.

El canciller turco Mevlut Cavusoglu dijo la semana pasada que está perdiendo la paciencia y que “esperamos una respuesta sobre las visas y si no llega anulares el acuerdo sobre refugiados antes de finales de año”. Europa confía en que Erdogan no rompa la cuerda por temor a la reacción de una parte de la población turca, que pretende que su país se acerque a la UE.

El lunes se reúnen los cancilleres europeos para, además del futuro europeo tras la victoria de Donald Trump, discutir el estado de las relaciones con Turquía. Fuentes comunitarias explican que no se irá más allá de escuchar las protestas de varios países, como Austria, que quieren dar por rotas las negociaciones con Turquía y preparar al continente antes de que Erdogan rompa el acuerdo migratorio. El canciller alemán Frank-Walter Steinmeier viaje el martes a Ankara para evitar la ruptura de las relaciones.

Fuente: Clarín, 12/11/16.


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¿Cuál es el futuro de Turquía?

julio 27, 2016

Después del fallido golpe de Estado, ¿qué futuro le espera a Turquía?

Turkey.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció el estado de emergencia durante tres meses después de un intento de golpe de Estado fallido promovido por una pequeña fracción de los militares contra su Gobierno conservador. Como consecuencia de la tentativa de golpe, Erdogan ordenó la detención de decenas de miles de maestros, jueces, soldados, policías y funcionarios civiles presuntamente vinculados a la oposición. Según los expertos, las acciones de Erdogan son  el último de sus continuos esfuerzos para consolidar el poder en sus manos.

turquía banderaLos acontecimientos de las últimas semanas amenazan con socavar la estabilidad que ha convertido a Turquía en el único ejemplo en el mundo de un país de mayoría musulmana con una democracia duradera y en pleno funcionamiento. El malestar también plantea preguntas sobre el futuro papel de Turquía en la región. Arthur Sculley, investigador senior del Consejo para Empresas de Mercados Emergentes en la Escuela Fletcher, de la Universidad Tufts, y Lisel Hintz, investigadora de postdoctorado en el Mario Einaudi Center for International Studies, de la Universidad de Cornell, participaron en el programa de Wharton Business Radio, transmitido por SiriusXM, donde hablaron sobre lo que está sucediendo en Turquía y dónde va el país.

Aquí están las cuatro conclusiones principales del debate sobre la crisis en Turquía.

1. Erdogan se está aprovechando de los disturbios. Desde que fue elegido presidente en 2014, se ha apoderado de forma sin precedentes de las riendas del Gobierno. Erdogan ha sido criticado por las severas medidas adoptadas contra la libertad de prensa, por el debilitamiento del poder judicial y erradicar a los miembros de la oposición de una manera decididamente antidemocrática. El fallido golpe de Estado dio al líder una razón más para oponerse a aquellos que considera una amenaza, y el resultado ha sido detenciones en masa.

“El mensaje principal es que Erdogan está utilizando lo sucedido como una excusa para poner fin a la oposición, básicamente”, dice Sculley. “Hace unos años muchos consideraban que Turquía era uno de los países que podía liderar Oriente Medio en un intento por resolver sus problemas. Ahora, el propio país se ha convertido en un problema”.

Hintz también cree que Erdogan se está “aprovechando” de la situación, utilizando amplios poderes bajo el estado de emergencia para hacer lo que le place. Hintz, que pasó un tiempo en Turquía, hace hincapié en que las teorías de la conspiración son una especie de pasatiempo nacional en el país, por lo que no es de extrañar que muchos se pregunten si Erdogan no está detrás del intento de golpe. Sin embargo, eso no importa ahora. “¿Quién está detrás de lo sucedido es lo menos importante, ya que las acusaciones están siendo lanzadas de una parte a otra”, dice ella. “Lo que es sospechoso, por decir lo mínimo, es lo rápido que se detuvo a miles de opositores. En vez de eso, creo que la forma en que Erdogan se está aprovechando del golpe con tanta rapidez, con tanta fuerza, le permite hacerlo en beneficio propio para limpiar la casa”.

2. Con Erdogan en el poder, el papel de Turquía en la región ha quedado más claro. Desde hace algún tiempo, el país tiene un protagonismo especial en el escenario mundial. Con su mezcla de secular y religiosa, Turquía tiene una cultura que es el resultado de una serie de influencias. Tanto desde la perspectiva geográfica y étnica, el país no es Europa pero tampoco Oriente Medio. Sin embargo, esta posición inusual permitió al país desempeñar un importante papel económico, político y militar en la región. Erdogan ha sido criticado por el aislamiento de los antiguos aliados, entre ellos Rusia y varios países europeos. Antes candidata a la adhesión a la UE, las posibilidades de Turquía son, como mínimo, remotas.

“No hace mucho, la idea no era tan remota”, dijo Hintz. Sin embargo, la agitación política en el país junto con su crisis financiera lo aleja del camino de la inclusión en la UE. Los líderes europeos tampoco están satisfechos con las medidas que Erdogan ha tomado para limitar los derechos humanos y restablecer la pena de muerte. “No creo que el país entre en la UE”, dijo Hintz.

Otra cosa que también está en juego es el papel destacado del país en la agitación religiosa de Oriente Medio. Erdogan, que es conservador, parece tratar con poca dureza al Estado Islámico. Además, persisten las dudas sobre el futuro de Siria. Sculley resalta que Erdogan siempre ha estado en contra del mantenimiento del presidente sirio Bashar Al-Assad en el poder, pero hoy en día ya no parece tan convencido de ello. Erdogan puede emerger como un líder que lleve a otros a la mesa para negociar un plan a corto y largo plazo para Siria. “Nadie quiere a Siria”, dijo Sculley. “La crisis en el país afecta a todos los países de Oriente Medio, especialmente a Turquía”. Después del intento de golpe, Erdogan se ha acercado a Rusia e Irán, lo que también puede ser bueno para el papel de Turquía en la región, dijo Sculley.

3. ¿Quién es Gülen? Un clérigo musulmán turco que se autoexilió en Pennsylvania, Gülen es acusado de incitar el golpe de estado fallido. Pero, ¿quién es él y cuál es la participación de este hombre mayor, en mal estado de salud, en la agitación política en Turquía?

La respuesta está en la historia de la complicada relación de Gülen con Erdogan. Antes aliados, los dos trabajaron juntos para que el Gobierno tuviera un aspecto menos secular. Sin embargo, se pelearon, y Gulen salió de Turquía en 1999 en medio de rumores de que estaba tratando de derrocar al Gobierno. Esto fue muchos años antes de que Erdogan se convirtiera en primer ministro en 2003 y luego presidente en 2014. Desde el exilio de Gülen, Erdogan siempre sospechó que estaba tratando de derrocar a su Gobierno, principalmente a través del sistema educativo.

“Erdogan está preocupado por la educación de Turquía y quieren más control sobre ella”, dijo Sculley. “Su intención es introducir más temas islámicos en las escuelas. No estoy diciendo que su objetivo es hacer de Turquía un estado islámico, pero sin duda su deseo es que haya un mayor énfasis en la religión, que es la forma por la cual se propone ejercer un mayor control sobre el país. Creo que se ve con demasiada sospecha a los adeptos de Gullen”.

4. El futuro de Turquía es muy incierto. Sin ninguna fuerza sobre el horizonte para detener a Erdogan en su proyecto de consolidación en el poder, es probable que los últimos lazos que unen a Turquía con la democracia tradicional se corten. Con la destrucción sistemática de las instituciones democráticas, Erdogan parece estar dejando claro que su dominio será largo e incontestable. “Él lo está utilizando para controlar totalmente el país. Su objetivo es la presidencia con ningún sistema de pesos y contrapesos”, dijo Sculley. “Su competidor es Ataturk, que murió en 1937 y es el creador de la nueva Turquía. Lo que Erdogan quiere es una ‘nueva’ Turquía por la cual sea siempre recordado. Nos guste o no, vamos a tener que vivir con una Turquía que se regirá por un hombre”. Hinz señala que EE.UU. vio en Turquía un modelo de democracia en la región. Ahora, dijo, el modelo “implosionó”. En cuanto al futuro del país, Hinz lo describe como negro. “Creo que el futuro se ve muy sombrío”.

Fuente: knowledgeatwharton.com.es,27/07/16.

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Las locuras del «sultán» Erdogan

noviembre 6, 2014

El palacio de mil habitaciones del «sultán» Erdogan

La nueva sede presidencial de Turquía.Es más grande que Versalles o el Kremlin. Cuesta 615 millones de dólares. Mirá el video y la galería de fotos.

El presidente con el palacio de las mil habitaciones

Más grande que el Kremlin, que Buckingham palace o el mismo Versalles. El nuevo palacio del presidente turco Tayyip Recep Erdogan tiene mil habitaciones y cuesta cientos de millones de dólares. Pero además de todo es «ilegal».

De más está decir que se trata de una obra tan fastuosa como controvertida. El palacio aún tiene detalles pendientes. Para cuando este terminado se habrán gastado en su construcción la friolera de 615 millones de dólares, debió reconocer el mismo ministro de Finanzas Mehmet Simsek.

El complejo Aksaray, o Palacio blanco en turco, de mil recintos, reemplaza la sede histórica, y más modesta, de la presidencia en Ankara.

Con una superficie de 200.000 metros cuadrados, el palacio se levanta en las afueras de la capital, en un terreno que el primer presidente y fundador de la República, Mustafa Kemal Ataturk, adquirió para construir allí una «granja modelo».

Video:
http://www.clarin.com/mundo/presidente-palacio-mil-habitaciones_3_1243705631.html

turquia banderaUna enorme recepción oficial, que debía llevarse a cabo la misma noche de la inauguración, el 29 de octubre, con motivo de la jornada de la República, fue anulada por Erdogan a causa de un accidente ocurrido en una mina al sur del país.

La construcción del edificio, inspirada en la arquitectura de la primera dinastía turca que reinó en Asia menor del XI al XIII siglos, no ha sido acabada.

Los trabajos, en medio de una zona forestal, suscitaron la oposición de los defensores del medio ambiente, porque fueron acelerados pese a una decisión judicial que exigía parar la construcción.

El Palacio Blanco ha causado una enorme polémica en el país eurasiático, no sólo por su carácter ostentoso sino también porque se ha edificado a expensas de una zona verde protegida.

GALERIA DE FOTOS

El Ejecutivo hizo caso omiso de una orden de suspensión de las obras, dictaminada por un tribunal tras una denuncia ciudadana, y el propio Erdogan declaró públicamente que la construcción continuará al margen de lo que dijeran los jueces.

El Colegio de Arquitectos de Ankara ha hecho un llamamiento a todos los políticos a no participar en recepciones en el nuevo palacio, dado que esto «legitimaría» un «palacio ilegal».

Los adversarios de Erdogan también criticaron el traslado, que muestra según ellos la locura megalómana del líder turco. Admirado por sus partidarios tanto como odiado por sus adversarios, que lo acusan de «autoritarismo» y le reprochan «islamizar» el país, Erdogan fue elegido en agosto presidente, luego de haber dirigido el gobierno como primer ministro durante once años.

Fuente: Clarín, 06/11/14.