¿Está revisando sitios web entre reuniones, quedándose un buen tiempo junto a la máquina de café en la oficina o escribiendo una novela durante las horas de trabajo? Felicitaciones, está haciendo su parte del “empty labor” (literalmente “trabajo vacío”).
Ese es el término que se utiliza para las actividades no laborales que hacemos en el trabajo, y el título de un nuevo libro de Roland Paulsen, sociólogo de la Universidad de Lund en Suecia y uno de los principales expertos sobre cómo las personas eluden el trabajo.
Los empleados en general pasan cerca de dos horas holgazaneando en su tiempo de trabajo, y este “mal comportamiento organizacional”, como lo califica Paulsen, probablemente es más común de lo que piensa la mayoría de los gerentes (a menos que estos también aporten una buena cantidad de trabajo vacío).
En su libro, Paulsen examina algunos casos extremos de trabajo vacío, entrevistando a empleados que no hacen nada durante la mitad de su día laboral o más. Muchos de nuestros trabajos se han vuelto más exigentes que nunca, pero “no todas las partes del mercado laboral son impulsadas por una feroz competencia que intensifica los días de trabajo de la gente”, escribe.
Si bien los empleadores usan tecnología para asegurarse de que la gente haga su trabajo —desde software que monitorea la actividad en las computadoras hasta sistemas de GPS que rastrean el paradero de los conductores que hacen entregas—, los empleados a menudo descubren cómo esquivar esos controles.
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“¿Qué hacemos con nuestro deseo de trabajar menos y vivir más?”, plantea. La pregunta, al parecer, tiene una importancia personal para Paulsen. “A decir verdad”, escribe al comienzo del libro desde una habitación en Bali, “en este momento preferiría probar windsurf que escribir este prefacio”.
WSJ: ¿Por qué hacemos esto?
Paulsen: El trabajo o las tareas parecen no tener sentido. Las (tareas) no atendían ninguna necesidad humana, tal vez ni siquiera las necesidades de la compañía. Algunos entrevistados expresaron frustración con la empresa o cierto gerente.
También había narrativas políticas, aunque no tantas como pensaba. En algunos casos, los trabajadores tenían la sensación de que está bien recuperar parte del tiempo que el trabajo asalariado nos quita de forma consistente.
WSJ: Todos los que conozco se quejan de que trabajan más, no menos.
Paulsen: Estamos viendo una intensificación del trabajo en general. Pero el trabajo asalariado es una institución desigual en términos de seguridad laboral y en términos de estrés y presión, (así que algunos trabajadores tienen más libertad para flojear). A menudo los que menos cobran tienen que hacer más y más sin la posibilidad de siquiera tomarse un descanso de cinco minutos, mientras que otros pueden estar bastante inactivos en el trabajo.
WSJ: ¿Los empleadores están al tanto de lo poco que trabaja realmente la gente?
Paulsen: Algunos de ellos probablemente sí. Y creo que la mayoría de las empresas quiere reducir esto lo más posible. Luego hay empresas como Google o Facebook, en las que incluso se jactan de la fusionar el placer con el trabajo. Pero eso se da sólo entre los pocos privilegiados.
Creo que el trabajo regulado por tiempo es muy obsoleto hoy en día, especialmente para trabajos de conocimiento. Pero hay otras formas de controlar la producción y medir el desempeño.
WSJ: Usted escribe que no todos los que hacen trabajo vacío lo hacen porque quieren holgazanear.
Paulsen: Algunas personas son forzadas a hacer un trabajo vacío contra su voluntad y no lo disfrutan. Esto fue lo que más me sorprendió. El ejemplo más extremo fue un cajero de un banco que en un proyecto trabajó sólo 15 minutos al día. Llegó a un punto en el que dejó de ser divertido, así que le informó francamente a su jefe sobre su situación, y recompensaron su comunicación abierta cortándole el trabajo por la mitad.
Realmente quería hacer algo más productivo, pero el gerente estaba demasiado ocupado para inventar nuevas tareas. En esa situación, simplemente tuvo que simular trabajo porque también hay presión de sus colegas; tampoco quería parecer inactivo frente a ellos. No había ningún intento de eludir de su parte.
WSJ: ¿Qué sucede con las personas en empleos de menor sueldo?
Paulsen: Esos trabajadores suelen ser los más propensos a ser monitoreados con tecnología por sus empleadores, y por lo tanto no son los que pasan la mitad de sus horas de trabajo holgazaneando. Pero incluso si uno es intensamente monitoreado, podría también haber espacios para flojear.
WSJ: ¿Dónde encontró más trabajo vacío?
Paulsen: No se puede generalizar a partir de la muestra. La mayoría de ellos eran oficinistas con títulos académicos y bastante autonomía en sus empleos. Si uno quiere dedicarse a formas extremas de trabajo vacío —algunas personas pasaban la mitad de sus horas de trabajo en actividades privadas— entonces deberá tener algo de experiencia y conocimientos, y eso no es posible para todos. Un redactor en una agencia de publicidad pasaba la mayoría de sus horas escribiendo en su blog. Entrevisté a varios desarrolladores web que habían descifrado cómo llegar tarde e irse temprano, y un archivista que escribió la tesis de su maestría mientras estaba en el trabajo.
WSJ: ¿Cómo logran hacerlo?
Paulsen: A veces puede ser muy difícil para un gerente saber las tareas que involucra cierto trabajo, y saber cuánto tiempo y esfuerzo requiere un trabajo. Eso es especialmente evidente cuando hay conocimientos técnicos involucrados. Mientras más grande sea una empresa o un departamento, más difícil es saber lo que está sucediendo realmente allí.
Si no hay opacidad, uno lo puede crear mistificando lo que está haciendo realmente y cuánto tiempo requiere, como decirle a su jefe que este proyecto va a demorar 10 horas, pese a que uno sabe que va a tardar sólo seis. Una parte importante es mantener a los gerentes a distancia. Si están muy involucrados en el proceso laboral, sabrán cuánto tiempo requiere.
Warren Buffett es uno de los inversionistas que siguen estos cinco principios.
La economía estadounidense acusó una importante desaceleración el trimestre pasado (22/11/15). La Reserva Federal podría comenzar a subir las tasas de interés en diciembre. Según muchas medidas, las acciones estadounidenses son caras. Japón está en recesión y la recuperación de la economía europea sigue siendo frágil. Tampoco hay que olvidar que temporada electoral ya está en marcha en Estados Unidos.
Los inversionistas que están tentados a vender sus activos de riesgo y refugiarse en los activos considerados más seguros no tienen que mirar muy lejos para hallar una justificación.
Si usted es uno de ellos, reflexione sobre lo siguiente: la mayor parte de lo que realmente importa en una inversión depende de principios fundamentales, no de las noticias del momento.
Estos son cinco principios que todos los inversionistas deberían tener en cuenta:
1. La diversificación es la forma de limitar el riesgo de pérdidas en un mundo incierto.
Si hace 30 años un visitante del futuro hubiese dicho que la Unión Soviética se iba a derrumbar, que el mercado de valores de Japón se estancaría durante un cuarto de siglo, que China se convertiría en una superpotencia y que Dakota del Norte ayudaría a convertir a EE.UU. en una fuente de rápido crecimiento de petróleo, pocos le habrían creído.
Los próximos 30 años serán igual de sorprendentes.
La diversificación entre diferentes clases de activos puede ser frustrante; requiere poseer algunos activos impopulares en todo momento.
¿Por qué iba yo a querer poseer acciones europeas si su economía es un desastre? ¿Por qué debería comprar bonos si las tasas de interés son tan exiguas?
La respuesta correcta es: “porque el futuro irá en direcciones que ni usted ni su asesor financiero pueden comprender”.
Tener un poco de todo es una apuesta a la humildad, que en la historia de la inversión ha demostrado ser un rasgo valioso.
2. Usted es su propio peor enemigo.
El mayor riesgo que enfrentan los inversionistas no es una recesión, un mercado bajista, la Reserva Federal o el partido político que detestan.
Son sus propias emociones y prejuicios y las conductas destructivas que causan.
Usted puede ser el mejor selector de acciones del mundo, capaz de encontrar las empresas ganadoras de mañana antes que nadie. Pero si entra en pánico y vende durante la próxima caída del mercado, nada de eso importa.
Usted puede tener un MBA y estar a 40 años de su retiro, de manera que sus ahorros terminen convirtiéndose en una fortuna. Pero si tiene una mentalidad de jugador de casino, su perspectiva será sombría.
Usted puede ser un genio de las matemáticas y elaborar de los modelos más sofisticados de previsión del mercado de valores. Pero si no entiende los límites de su inteligencia, está camino al desastre.
No hay muchas reglas de hierro de la inversión, pero una de ellas es que ninguna cantidad de energía mental puede compensar los errores conductuales. Entienda qué errores es propenso a cometer y adopte estrategias que limiten el riesgo.
3. Hay un precio que pagar.
Históricamente, el mercado bursátil ha ofrecido retornos estelares a largo plazo, mucho mejor que el dinero en efectivo o los bonos.
Pero eso tiene un costo. El precio de entrada para obtener rendimientos elevados a largo plazo con acciones es aceptar un torrente incesante de resultados impredecibles, volatilidad sin sentido y crisis inesperadas.
Si usted puede mantenerse firme con sus inversiones en los momentos difíciles, el precio que paga no es físico sino mental, un estrés muy fuerte. Pero es muy real. No todo el mundo está dispuesto a pagarlo y por eso existe una oportunidad para aquellos que sí lo están.
Hay un deseo comprensible de predecir lo que hará el mercado en el corto plazo. Pero la razón por la cual las acciones ofrecen rendimientos superiores a largo plazo es precisamente que no podemos predecir lo que harán en el corto plazo.
4. En caso de duda, elija la inversión con los honorarios más bajos.
En conjunto, las ganancias de los inversionistas siempre serán iguales a la rentabilidad del mercado global menos honorarios y gastos.
Por lo tanto, pagar honorarios por debajo del promedio es una de las mejores maneras de obtener resultados superiores a la media.
Un gestor de fondos talentoso puede valer una tasa más elevada, que conste. Pero la capacidad para ganarle al mercado es una de las destrezas de inversión más difíciles de lograr.
Según Vanguard Group—una defensora de los productos de inversión de bajo costo—, en los 10 años terminados el pasado diciembre, más del 80% de los fondos de acciones estadounidenses de gestión activa quedaron a la zaga de un fondo indexado de bajo costo. Es mucho más común que un gestor de fondos cobre honorarios excesivos a que generes rendimientos excesivos.
Con las inversiones, no hay nada seguro. Lo mejor que puede hacer es poner las probabilidades a su favor. La evidencia es abrumadora: mientras menor sea el costo, mayor la probabilidad de que la balanza se incline a su favor.
5. El tiempo es la fuerza más poderosa en la inversión.
El patrimonio neto actual de Warren Buffett, el inversionista de ochenta y cuatro años de edad, es alrededor de US$73.000 millones. Casi todo ese valor está en acciones de Berkshire Hathaway, que aumentaron 24 veces desde 1990.
Haga sus cálculos: unos US$70.000 millones de los US$73.000 millones de la fortuna de Buffett se acumularon alrededor o después de que cumpliera 60 años.
Por supuesto, Buffett es un inversionista fenomenal cuyos talentos pocos pueden replicar. Pero la verdadera clave de su riqueza es que ha sido un inversor fenomenal durante dos tercios de siglo.
Para aquellos que aguantan más tiempo, la riqueza crece exponencialmente: un poco al principio, luego un poco más, y luego a toda prisa.
La lección es que el tiempo, la paciencia y la resistencia pagan. Es una lección que todos podemos aprender, especialmente los trabajadores más jóvenes que están empezando a ahorrar para su jubilación.
Estados Unidos quiere ponerle fin al aborto legal, instaurado en 1973
El vicepresidente Pence dijo que es hora de restituir «la santidad de la vida» y que Trump es el presidente más pro-vida de la historia.
Mientras en Argentina se abre el debate por la legalización del aborto, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, auguró hoy el fin de la práctica legal del aborto «en nuestro tiempo», consagrada en el país norteamericano desde 1973.
«Si todos hacemos todo lo que está en nuestras manos, podemos restituir, otra vez y en nuestro tiempo, la santidad de la vida en la ley estadounidense», dijo Pence durante un acto de una organización antiabortista en Nashville, en el estado de Tennessee.
«En lo mas profundo de mi corazón, sé que esta será la generación que restaurará la vida en Estados Unidos», afirmó.
El Tribunal Supremo de Estados Unidos legalizó el aborto en 1973 al declarar inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de la mujer sobre el embarazo.
No obstante, en los últimos años, varios estados obstaculizaron el acceso al aborto al promulgar restricciones amparadas en los derechos religiosos.
El presidente Donald Trump también creó un grupo dentro de su gobierno destinado a defender a los doctores que, alegando motivos religiosos, se niegan a practicar abortos y prohibió el uso de fondos públicos para financiar a organizaciones que practican el aborto en el extranjero. Todo esto llevó a Pence a definiro como el «presidente más pro-vida» de la historia.
Donald Trump habló durante la marcha de los opositores al aborto y prometió que defenderá el «derecho a la vida»
Es la primera vez que un presidente habla en esta movilización que se celebra hace 45 años en Washington. El vicepresidente Mike Pence lo definió como el mandatario «más pro-vida de la historia» de los EEUU.
Donald Trump habló ante los manifestantes “pro-vida” en Washington.
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El presidente estadounidense Donald Trump participó el viernes de la manifestación que se hace cada año en Washington contra del derecho al aborto en el país. Es la primera vez que un primer mandatario da un discurso durante una de estas protestas.
En su alocución criticó la decisión de la Corte Suprema de 1973 ante el caso Roe versus Wade -que habilitó el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en el país-, y prometió que defendería el que es el primer derecho consagrado en la Declaración de Independencia: el derecho a la vida.
«El fallo Roe versus Wade ha resultado en una de las leyes de aborto más permisivas del mundo», dijo Trump ante miles de personas reunidas en el National Mall. «Está mal, tiene que cambiar», afirmó también sobre los abortos tardíos habilitados en algunos estados.
Donald Trump es el primer presidente en hablar en la marcha que se celebra hace 45 años, a través de una pantalla en vivo vía Skype. El año pasado, apenas una semana después de asumir el cargo, había participado del evento el vicepresidente Mike Pence.
Durante su discurso de este año, Pence -quien es un conocido activista por esta causa con fuertes lazos con los conservadores- dijo que Trump «ha hecho una diferencia en favor de la vida» durante su primer año de mandato y que «es el presidente más pro-vida de la historia de los Estados Unidos».
Mientras tanto, el gobierno develó el viernes una serie de normas con las que busca proteger a entidades médicas que se nieguen a practicar abortos por motivos religiosos, una posibilidad conocida como «objeción de conciencia».
(Reuters)
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS por sus siglas en inglés) delineó la normativa a seguir para proteger a toda entidad que se niegue a aplicar procedimientos, como el aborto, por motivos religiosos.
Además anuló una directriz aprobada bajo la presidencia de Barack Obama que le dificultaba a los estados negarles el programa asistencial Medicaid a entidades de planificación familiar como Planned Parenthood.
La nueva norma busca «garantizar que se cumplan leyes que hasta ahora no se han aplicado a cabalidad», dijo Roger Severino, un abogado conservador que será director del nuevo departamento. «Estas normas son aspectos estándar cuando se trata de hacer cumplir leyes de protección de derechos civiles».
Bajo esa ley, los hospitales, universidades, clínicas y otras entidades que reciben fondos de programas del departamento federal como Medicare y Medicaid tendrán que certificar que están obedeciendo unas 25 leyes federales de protección de conciencia y de religión. La mayoría de estas leyes se refieren a procedimientos como aborto, esterilización y suicidio asistido. Cualquier infracción podría acarrear la pérdida de fondos federales.
La historia del tercer fundador de Apple que resignó su parte por USD 2.300: hoy valdría 100 mil millones
Ronald Wayne vive en una casa rodante en un remoto pueblo de Nevada. No tiene ningún producto Apple. Y dice que no se arrepiente.
A la izquierda, Steve Jobs y Steve Wozniak en la célebre foto del garaje donde crearon la firma Apple. Pero falta un tercer fundador, el de la foto de la derecha, Ronald Wayne.
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Steve Jobs, Steve Wozniak… y Ronald Wayne. Sí: la primera compañía de la historia que alcanza un valor de un billón de dólares tenía tres fundadores, no dos.
Pero menos de dos semanas después de que naciera Apple Computer, hoy Apple Inc., en abril de 1976, Wayne vendió su 10 por ciento de acciones en 800 dólares estadounidenses, y un año más tarde recibió 1.500 para que renunciara a sus derechos a presentar demandas contra la firma.
Total: 2.300 USD, equivalentes actualmente a cerca de 10.000 USD. .
Hoy aquel 10 por ciento de acciones valdrían 100.000 millones USD, lo que convertirían a Wayne en el segundo hombre más rico del mundo, superado únicamente por Jeff Bezos, y un escalón encima de Bill Gates.
«Pero no me arrepiento«, le dijo Wayne a CBS News. «Yo sabía que estaba a la sombra de gigantes, y que nunca iba a poder desarrollar un producto que fuera propiamente mío«.
Para poder fabricar la Apple 1, Jobs y Wozniak tuvieron que vender su minibus VW y su calculadora, pero Wayne temía que si los primeros 50 compradores no pagaban, todos los acreedores iban a emprenderla contra él, el “adulto” del trío.
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De lo que sí se arrepiente, dice, es de haber vendido en 500 USD a principios de los años 90 su copia del acuerdo original de fundación de Apple Computer. En 2011, alguien pagó 1,6 millones por el documento en una subasta.
Fue Wayne quien diseñó el primer logotipo de Apple, escribió el acuerdo de fundación y el manual de instrucciones de la Apple 1.
El primer logotipo de Apple, diseñado por Ronald Wayne.
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Wayne y Jobs se habían conocido cuando trabajaron juntos en Atari.
¿Por qué decidió salir de la compañía apenas 12 días después de haberla fundado?
A diferencia de Jobs y Wozniak, que tenían 21 y 25 años en aquel momento, Wayne era «el adulto» del grupo, pues le faltaba apenas un mes para cumplir 42.
El super célebre garaje de la casa de Steve Jobs en Palo Alto, California, donde nació la compañía más grande del mundo.
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De los tres, era el único que ya había probado suerte en los negocios, y no le había ido muy bien: en 1972 tuvo que cerrar Siand, su firma de fabricación de máquinas de juegos en Las Vegas, que había fundado solo un año antes.
Cuando Jobs vendió su VW y Wozniak su calculadora Hewlett-Packard para comprar los materiales de fabricación de la Apple 1, el plan era vender 50 computadoras por encargo, pero Wayne temió que los compradores no pagaran a tiempo y los acreedores se lanzaran contra él. La extrema cautela lo sacó del juego.
A fines de 1976, los millonarios Arthur Rock y Mike Markkula invirtieron un cuarto de millón de dólares en la incorporación de Apple Computer. Fue poco después cuando Wayne recibió la oferta de renunciar a cualquier demanda contra la compañía a cambio de 1.500 USD. Y la aceptó.
La sede de Apple Inc. en Cupertino, California.
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En los primeros años, las ganancias de Apple crecieron de 775.800 dólares en 1978 a 1.000 millones en 1982, un incremento anual de 533%. El resto es historia.
Wayne siguió trabajando en Atari hasta 1978. De allí se fue a Lawrence Livermore National Laboratory, y más tarde a una firma de productos electrónicos en Salinas, California.
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Ronald Wayne hoy, entrevistado en su casa de Pahrump, estado de Nevada, por CBS News.
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Hoy, a sus 84 años, vive retirado en un parque de casas móviles en Pahrump, estado de Nevada, con su colección de armas y vendiendo sellos y monedas raras. Los reporteros que lo visitan notan en seguida que no tiene ningún producto Apple. Ni siquiera un iPhone.
11 millones de usuarios afectados por apps que espían sus datos
Un estudio señala que diferentes aplicaciones recopilan el historial de navegación. Aun no se conoce con quién se comparte la información. ¿Cómo protegerse?
Por Julieta Schulkin.
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Varias aplicaciones de la compañía Big Star Labs espían la información de más de 11 millones de usuarios. Lo afirma un estudio del bloqueador de publicidad de AdGuard, que revela cómo recopilan el historial de navegación de sus usuarios. Se trata de una nueva campaña de spyware.
Son aplicaciones catalogadas como maliciosas. Pueden monitorear comunicaciones, robar información, y utilizar el dispositivo infectado de la víctima como si fuera propio.
En este caso, AdGuard descubrió varias extensiones, a través de Google Chrome y Mozilla Firefox para Android e iOS, y apps móviles que recopilan, de manera invisible, el historial de navegación de los usuarios. Se desconoce aun con quién se comparte la información.
La lista completa de las apps y extensiones sospechosas:
– Block Site
– AdblockPrime
– Speed Booster
– Battery Saver
– AppLock
– Clean Droid
– Poper Blocker
– CrxMouse
Clean Droid, una de las apps espías.
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Todas estas apps sirven para optimizar el rendimiento del smartphone o brindar capas de protección a las apps, entre otras funciones. Por ejemplo, AppLock sirve para que las aplicaciones tengan contraseña o patrón de acceso.
Estas herramientas dicen recopilar datos no personales o anónimos. Pero, según AdGuard, existen muchas formas de descubrir fácilmente la identidad real de un usuario al observar su historial de navegación.
Según un estudio de investigadores de las universidades de Princeton y Stanford, el comportamiento en línea de un usuario determinado se puede identificar al vincularlo con historias de navegación web anónimas y con perfiles de redes sociales.
Además, el problema no solo es que una compañía sepa quién y cómo es el usuario que descarga una app. Esos datos se pueden compartir, vender y combinar con datos de otras fuentes. En definitiva, según indica AdGuard, el producto final es el perfil completo de una persona.
Otros casos
A fines de 2017, varias empresas debieron remover una cantidad importante de aplicaciones de sus tiendas. «Todas tenían en común el hecho de tener integrado un software de publicidad malicioso llamado IGEXIN, que incluía un código para el robo de información», explica a Infobae Martín Fuentes, gerente de seguridad de negocios de CenturyLink LATAM.
«Las aplicaciones afectadas eran de los más diversos tipos y fueron descargadas millones de veces. Debido a su riesgo, debieron ser eliminadas de inmediato del store o reemplazadas por versiones no afectadas», señala.
Ese mismo año, se descubrió una nueva variante de spyware que era capaz de robar una enorme cantidad de información de los usuarios, incluyendo mensajes de texto, correos, fotografías, datos de ubicación y demás. «Si bien el impacto fue muy bajo, este spyware de nombre Lipizzan podría haber tenido gran impacto de no haberse detectado oportunamente», asegura.
Continúa: «Otro caso fue el de SonicSpy que, enmascarado como una aplicación de mensajería, realizaba varias actividades maliciosas, incluyendo la grabación de llamadas y audio del micrófono, el uso no autorizado de la cámara del dispositivo y el envío de mensaje de textos a números elegidos por el atacante. Robaba además información asociada a logs de llamadas, contactos y Access Point empleados, lo que fácilmente podría haber sido usado para ubicar al usuario».
Cómo protegerse
En principio, Santiago Pontiroli, analista de seguridad para Kaspersky Lab., dice a Infobae: «Si bien descargar la aplicación de una tienda oficial siempre es lo más recomendable, no siempre garantiza que la misma no posea ningún código malicioso».
Y agrega: «Podemos leer las reseñas escritas por los usuarios, cantidad de descargas, si el desarrollador tiene otras aplicaciones publicadas, etc. Sin embargo, hoy en día todo esto puede ser falsificado y creado de forma automática por los cibercriminales por lo que, en última instancia, la mejor forma de evaluar aquello que instalaremos en nuestro dispositivo es a través de los permisos que requiere».
Según Pontiroli, teniendo en cuenta los permisos y el tipo de aplicación, el usuario podría evaluar entonces si algo no está bien. «Pocas aplicaciones deberían tener acceso a toda nuestra lista de contactos, o a monitorear llamadas y mensajes, por lo que es una forma básica de poder dar cuenta que algo está mal», manifiesta.
¿Qué ajustes debemos hacer?
Entre las medidas que podemos implementar, el experto sugiere:
– Descargar aplicaciones solo de las tiendas oficiales y no habilitar la opción de instalación de aplicaciones de sitios de terceros.
– Elegir aplicaciones publicadas por desarrolladores con buena reputación.
– Verificar las reseñas y cantidad de descargas de los usuarios.
– Poner especial atención a los permisos requeridos por la aplicación.
– Utilizar una solución de seguridad para dispositivos móviles. El malware no solo afecta a equipos de escritorio y debemos proteger todos los frentes.
Ex ministro de Economía y ex candidato a la presidencia de Argentina, Ricardo López Murphy: “Se puede criticar a Macri pero nadie sospecha de una banda recogiendo dinero para llevárselo al Presidente”
Por Francisca Guerrero.
El economista y político argentino asegura que la corrupción que ahora salió a la luz tuvo una importancia decisiva en el deterioro que vivió el país. Aunque afirma que Macri no lidia con este tipo de problemas, cuestiona su manejo del déficit y prevé una contracción económica hasta el segundo trimestre de 2019.
Las sospechas sobre corrupción en la era del kirchnerismo siempre estuvieron en el aire, según el ex ministro de Economía y ex candidato presidencial de Argentina, Ricardo López Murphy, para quien la situación que enfrentó su país no tiene nada que envidiarle a la trama de Petrobras y Odebrecht en Brasil. Desde su punto de vista, el circuito de corrupción que alcanzaba a Néstor y Cristina Kirchner afectó el clima de negocios, haciendo a Argentina un destino menos atractivo para la inversión foránea.
Sin embargo, todo eso forma parte del pasado, según López Murphy, quien participará la próxima semana de la séptima versión del seminario internacional organizado por la Fundación para el Progreso. De todas maneras, crítica a la Casa Rosada por la forma en la que enfrentaron el problema del déficit, aunque le parece más acertada la manera en que se enfrenta el desafío en el programa acordado con el FMI.
¿La corrupción jugó un rol en el deterioro económico argentino?
-Tuvo una importancia decisiva, porque en ese clima y con esas prácticas corruptas era muy difícil recibir inversión del extranjero. La corrupción, según narran todos estos episodios, estaban organizados de arriba hacia abajo, las recorridas finalizaban llevándole las valijas al presidente de la república o a la presidenta. Es un gran escándalo, como nunca lo he visto en nuestra historia en experiencias comparadas.
¿Argentina padecía del mismo mal de Brasil con la corrupción política arrastrando a la economía?
-No le envidiamos nada a Brasil. Es una cosa muy grave.
¿Es otro el escenario que tiene Argentina bajo la administración Macri?
-No hay ninguna sospecha de que los problemas tengan que ver con esas cuestiones del pasado, donde había rumores todo el tiempo de estas cosas y había conductas muy raras, pero no había una denuncia con la precisión que vemos hoy, con cuadernos narrando los circuitos. La justicia no los detuvo, porque alguien les hizo el cuento. Hay elementos muy serios y concordantes.
¿Argentina se administra con mayor probidad en la actualidad?
-De eso no tengo duda. Se puede criticar al gobierno de Macri, pero nadie sospecha de una banda recogiendo dinero para llevárselo al presidente como ocurría antes. Eso no se nos pasa por la cabeza.
Macri reconoció que la inflación podría llegar a 30% en lugar del 15% previsto a inicios de año. ¿Fracasó el gobierno en el control de precios considerando?
-Lo que está detrás de esa inflación es una sucesión de déficit fiscales enormes que no encuentra espacio de financiamiento y que se termina resolviendo con emisión monetaria. Respecto a las metas fijadas hay una deuda muy grande, pero en relación a lo que uno podría esperar no es raro, con déficit enormes se termina con alta inflación.
¿El error fue plantear una meta tan ambiciosa?
-Seguramente sí, porque no había los esfuerzos fiscales para que esa meta fuera alcanzada. Hemos tenido déficit muy grandes que fueron financiados poniendo deuda externa hasta que no fue más posible hacerlo y eso es lo que ahora se tradujo en una gran devaluación y las consecuencias inflacionarias que eso tiene. Pero el meollo de la cuestión es la crisis fiscal, el gran problema de descalabro fiscal, en parte heredado, en parte inducido.
¿Inducido en qué forma?
-El mecanismo de financiamiento de gran desequilibrio fue colocar deuda de corto plazo a muy alto costo, eso alimenta los déficit. Se enfrenta a intereses muy elevados y eso se agrega a a cuenta fiscal.
¿El discurso del gobierno de que los problemas fueron heredados está llegando a un límite?, ¿falta asumir responsabilidades?
-El diagnóstico original fue muy equivocado, sobre la necesidad de enfrentar el problema fiscal, eso lo postergaron con un plan de muy bajo ritmo. La idea de gradualismo y endeudamiento no era viable, llevó a la corrección grande que vimos y a la necesidad de recurrir al apoyo de organismos multilaterales para poder transitar con cierta tranquilidad esta etapa.
¿Estuvo de acuerdo con que se llamara al FMI?
-No teníamos más remedio. No había otra la alternativa.
¿Están ocupando bien los recursos del FMI con las subastas diarias del banco central?
-Yo hubiera preferido colocarlo un poquito más alto, por menos tasa de interés y que se metería a reservas. Pero estamos ante un programa que es mucho más consistente que el que había comenzado a desarrollar el Presidente en 2015. Es un programa más serio y más equilibrado.
¿Cuánto cree que durará la recesión?
Va a durar probablemente hasta el segundo trimestre del año que viene. Vamos a tener un tercer y cuarto trimestre de 2018 muy adversos, al igual que el primero de 2019, los números van a comenzar a mostrar una recuperación importante después, sobre todo si el clima nos ayuda con la cosecha, que es muy importante para Argentina.
Pensar en una recuperación antes de eso me parece ingenuo.
¿Se ha descuidado el crecimiento al poner el foco en el equilibrio fiscal?
-Es parte de lo mismo. Si no se logra controlar el problema del déficit el problema que se genera en el mercado financiero es devastador para la economía. Es un circo descontrolado, con primas de riesgo extravagante. Si queremos crecer hay que organizar el mercado de ahorro, de capitales y mejorar la inversión.
¿La devaluación llegó a su fin?
-Nosotros tenemos una alta inflación, por lo que vamos a tener que devaluar. Si usted tienen inflación de 30% usted devalúa inexorablemente. Nosotros tenemos un régimen de alta inflación y abatir eso requiere reformas más profundas de las que están implícitas en el programa. Este es un programa para controlar un gran déficit, nada más, no es para resolver la inflación.
¿Cuánto más podría caer la moneda?
-Vamos a tener una devaluación que va ir al paso de la inflación y eso lo necesitamos, porque nuestra economía tiene que corregir su sector externo de una manera muy significativa y eso requiere que el país no pierda competitividad.
Los padres de Jeff Bezos hicieron una fortuna al apostar por Amazon
Por Tom Metcalf.
Jeff Bezos posa junto a sus padres Jackie y Mike Bezos, que se calcula tienen una fortuna de miles de millones de dólares.
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(Bloomberg)
Puede ser la inversión de capital riesgo más exitosa de todos los tiempos.
En 1995, Jackie y Mike Bezos invirtieron USD 245.473 en el incipiente sitio web de comercio electrónico de su hijo. Fue una gran apuesta, recordó Mike Bezos, el padrastro del fundador de Amazon.com, Jeff Bezos, en el escenario de un evento que se celebró en 2015 en el National Constitution Center de Filadelfia.
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«Quiero que sepan cuán arriesgado es esto«, manifestó el hijo a los padres, «porque quiero volver a casa para la cena de Acción de Gracias y no quiero que estén enojados conmigo».
Probablemente sea bienvenido a raciones extra de pavo y salsa. La participación de sus padres podría valer casi USD 30 mil millones en la actualidad. Eso los haría incluso más ricos que el cofundador de Microsoft, Paul Allen, la persona que se sitúa en el puesto número 30 de los más ricos según el índice de Billonarios de Bloomberg.
Las acciones de sus padres no han sido divulgadas públicamente desde finales de 1999. Si bien no está claro cuánto aún poseen, el hecho de continuar con las donaciones de acciones de Amazon a sus fundaciones benéficas sugiere que todavía controlan una porción saludable de la segunda compañía más valiosa del mundo.
Han donado USD 595.027 en acciones a Bezos Family Foundation de 2001 a 2016, según documentos disponibles en GuideStar, que recopilan datos sobre organizaciones sin fines de lucro. Las 25.000 acciones con las que obsequiaron en 2016 valieron, aproximadamente, USD 20 millones en ese momento. La fundación se enfoca en la educación para jóvenes.
El fundador de Amazon, Jeff Bezos, durante una conferencia.
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Si no hubieran vendido o donado nada más, el matrimonio sería propietario de unos 16.6 millones de acciones, o el 3.4 por ciento de la empresa, convirtiéndose en el segundo propietario individual después de su hijo.
Su rendimiento total en ese caso sería de aproximadamente de 12.000.000 por ciento, un rendimiento que haría sonrojar incluso a los expertos en capital riesgo más famosos. La apuesta de SoftBank de USD 20 millones en Alibaba ha devuelto alrededor del 720.000 por ciento desde 2000, según los cálculos de Bloomberg. La inversión de Whatsapp de Sequoia Capital retornó aproximadamente el 36.000 por ciento cuando Facebook compró el servicio de mensajería por USD 22 mil millones en 2014.
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«Fuimos lo suficientemente afortunados de haber vivido en el extranjero y hemos ahorrado algunos centavos para poder ser unos inversionistas ángel», comentó Mike Bezos, un inmigrante cubano al que también llaman Miguel en Filadelfia. «El resto es historia«.
Compró 582.528 acciones en febrero de 1995, según el informe de 1997. Cinco meses después, Jackie Bezos compraría 847.716 acciones. La familia de Bezos celebró estas acciones a través de cuatro fideicomisos a finales de 1999, según otra presentación. Jacklyn Gise Bezos, en 1996, tenía 8.9 millones de acciones, seguido por Miguel A. Bezos con 4.8 millones de acciones, mientras que la Bezos Family Trust y Bezos Generation Skipping Trust tenían 2.9 millones y 675.000 respectivamente.
Cualquier asesor de riqueza que se precie podría haber presionado a la familia para diversificar sus tenencias, según contó Eduardo Gruener, cofundador de la oficina multifamiliar con sede en Miami GFG Capital.
Después de aplicar patrones históricos de ventas y dar cuenta de las donaciones efectuadas, Jackie y Mike Bezos todavía controlarían USD 10.000 millones de acciones, según un análisis del Índice de Billonarios de Bloomberg. Eso está encima de la fortuna de USD 147 mil millones de su hijo, que fácilmente lo hace la persona más rica del mundo. Agregó USD 48 mil millones a su fortuna. Hasta el 30 de julio de 2018, las acciones de Amazon han aumentado un 52 por ciento.
Incluso si se hubieran deshecho de todas sus posesiones en Amazon al precio más bajo posible, aún habrían cosechado alrededor de USD 100 millones.
El informe empresarial también sugiere una ganancia inesperada para los hermanos de Jeff Bezos, Mark y Christina. Cada uno de ellos compró 30.000 acciones de Amazon por USD 10.000 en 1996. Si no han vendido ninguna de esas acciones, sus participaciones valdrían aproximadamente USD 640 millones cada una.
La Bezos Family Foundation no respondió al correo electrónico ni a los mensajes telefónicos solicitando comentarios. Amazon no quiso hacer ninguna declaración.
Amazon, Alphabet y Apple están acariciando el preciado puesto del billón de dólares de valor de mercado. Es por esta razón que el mundo podría tener innumerables multimillonarios tecnológicos desconocidos. Solo las personas con información privilegiada o los accionistas con participaciones superiores al 5 por ciento deben reportar sus intereses. En el caso de Apple, eso significa que las personas con acciones de hasta USD 46.7 mil millones no estarían obligados a revelar sus tenencias.
El cofundador de Apple, Steve Wozniak, tenía una participación del 7.9 por ciento en 1980, que se redujo con el tiempo ya que vendió participaciones a precios bajos a empleados de nivel medio y acciones dotadas a quienes consideraba que habían sido desfavorecidos. Se cree que su participación restante es de millones en lugar de miles de millones.
O toma el caso de Alphabet de Google. Se informó que un inversor inicial no era otro que Jeff Bezos, que puso USD 250.000 de su propio dinero para el proyecto del motor de búsqueda de internet, en 1998, según revela The New Yorker. Esas acciones, valoradas en unos USD 280 millones, valdrían más de USD 8 mil millones en la actualidad.
Eso palidece en comparación con las ganancias potencialmente cosechadas por sus padres, que alcanzaron el premio mayor respaldando a su hijo.
«Los retornos extraordinarios no aparecen a menudo», comentó Gruener, el asesor de riqueza. «Reemplace a Amazon con casi cualquier otro nombre en el mercado y el final puede haber resultado una pesadilla».
En la República Argentina, el término “inteligencia”, cuando se lo relaciona con una actividad del Estado, es altamente resistido por la mayoría de los argentinos.
El origen de este problema consiste en que los gobiernos de todos los signos políticos, sin tapujos, abusaron de y restringieron la intimidad de los ciudadanos, valiéndose para ello de los distintos organismos de inteligencia del propio Estado.
No obstante, este concepto está cambiando. Los nuevos peligros que amenazan las comunidades en todo el mundo se multiplican y sólo es posible enfrentarlos con procedimientos modernos debido a que la delincuencia utiliza sofisticados métodos para lograr sus fines. El problema mayor que se presenta, particularmente en Latinoamérica, es que las organizaciones criminales, para burlar a los investigadores policiales y lograr su impunidad, se amparan en las deficiencias que tiene el Estado en sus procedimientos para prevenir, investigar y reprimir la criminalidad.
Frente a esta realidad aparece -entre otras herramientas para contrarrestar el accionar de la delincuencia- la inteligencia criminal. Algunos estudiosos consideran al recio policía norteamericano Joseph Petrosino (1860-1909) como el iniciador de esta disciplina, pues combatió la mafia de su época utilizando un archivo propio con la identidad de 2.000 mafiosos que interactuaban criminalmente entre Europa y Estados Unidos.
Petrosino terminó sus días bajo las balas de un mafioso en Palermo (Italia). Si bien la existencia de la inteligencia criminal se remonta a los años 50 durante la Guerra Fría, en pleno auge de la actividad de los servicios de inteligencia, la abrupta irrupción del narcotráfico y el crimen organizado, que afectan el orden económico mundial, ha causado un aumento geométrico del uso de la inteligencia criminal.
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Definición
Ahora bien ¿qué es la inteligencia criminal? En términos básicos y en sintonía con lo que enseña el profesor Carlos Repalli, es la disciplina auxiliar del derecho procesal penal, del derecho penal y de la planificación de las Políticas de Seguridad Pública que se desarrollan en el marco de las normas éticas básicas para los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Aporta los elementos necesarios para la toma de decisiones antes o durante el hecho criminal, mientras que la investigación criminal es, según el analista Esteban Fabiano, “una actividad tendiente a establecer, siempre bajo la dirección de las autoridades judiciales correspondientes, la existencia de algún hecho delictivo cometido, identificar a sus responsables, determinar el grado de responsabilidad penal de los mismos”.
En otras palabras, la inteligencia criminal pretende anticiparse a los hechos delictivos por venir, utilizando para ello herramientas como el mapa del delito, las estadísticas, los patrones de crímenes, las auditorías a los registros telefónicos, flujos de mercaderías, información sobre el lavado de activos -entre otras técnicas-, para confeccionar el pronóstico del delito en las jurisdicciones que les comprenden.
En la República Argentina, todo indica que mediante el proyecto de ley enviado al Congreso Nacional, la actividad principal de la inteligencia criminal estará concentrada en el Ministerio de Seguridad de la Nación. De esta manera, la lucha contra el crimen en cualquiera de sus modalidades se verá altamente potenciada, logrando obtener contra los criminales evidencias sólidas para lograr sus arrestos y posteriores condenas.
—El Dr. Horacio French es docente de la materia Inteligencia y Criminalística de la Lic. en Gestión de la Seguridad de la Universidad Blas Pascal y autor del libro Servicios Secretos en Crisis.
Si recaudan más no bajarán impuestos, subirán el gasto
Por Antonio I. Margariti.
Nuestro país está viviendo un sórdido pero fundamental enfrentamiento. Es un combate por todo o nada, a triunfar o sucumbir que, sin embargo, no es percibido en toda su magnitud por gran parte de la dirigencia y mucho menos por la población de a pie.
UNA CLARA DISYUNTIVA
Se trata de consolidar la decadencia secular que nos tiene atrapados hace 70 años o de poner fin a su dominio, aventando sus causas para recuperar la dignidad, el progreso y la cordura que nos permitan crecer y expandirnos en una vida mejor.
En términos económicos esta batalla vital se expresa de una manera simple.
O la clase política hace un serio ajuste de sus apetencias por el gasto y el despilfarro del Estado o la sociedad integrada por personas y familias tendrán que soportar una servidumbre fiscal por un tiempo que sobrepasará varias generaciones.
El módulo que sirve como testigo de la recuperación del país o de su derrota con el estancamiento y la decadencia es muy claro. Son las normas y reglas recetadas por el Fondo Monetario Internacional como salvavidas para mantenernos a flote mientras repensamos nuestro propio futuro con detenimiento y seriedad.
Sin embargo, nuestros políticos y sus asesores electorales, sustituyen este claro esquema por la dialéctica de la grieta entre el distribucionismo de la derecha versus la repartija de la izquierda.
A pesar de esa mentada grieta, ambos están unidos en una misma falacia keynesiana: gastar más de lo que se tiene, expoliar a quien produce, repartir a los que no trabajan y sofocar con impuestos y regulaciones el más mínimo intento de producir honestamente en un sistema de leal competencia.
Por ello, los gobernantes y legisladores se muestran seguros y decididos cuando sancionan malas medidas, pero dudan y son indecisos cuando deben tomar buenas decisiones.
Basta con reparar en el contenido y alcance de los eslogan y discursos que pronuncian. Advertiremos una asombrosa superficialidad. Palabras sonoras que nada contienen y nada significan. Es alarmante comprobar la suma ignorancia en cuestiones económicas básicas y el predominio de ideas incoherentes y disparatadas. Parecieran haber perdido la capacidad de pensar y de comprender lo que está pasando, lo cual implica un cierto desvarío mental.
Pero esa pasajera pérdida de razón, no sólo se percibe en las autoridades políticas sino, también y con cierta amplitud, entre los dirigentes gremiales, empresarios y hasta líderes de la jerarquía eclesiástica.
Predomina en muchos la presunción de que con verbalismo dialéctico y voluntarismo político, es posible forzar o neutralizar las consecuencias de la violación de principios económicos elementales, basados en la sensatez de las leyes naturales.
La mayoría de ellos creen que los gobiernos pueden gastar indefinidamente más de lo que recaudan. Que pueden hacerse obras públicas con endeudamiento ilimitado. Que las deudas públicas no cuestan nada y no son de obligada amortización. Que es posible repartir, indefinidamente, subsidios universales con impuestos esquilmados a los que trabajan.
También confían en que la crisis del desfinanciamiento del Estado pueda ser pagada por el agro con mayores retenciones. Que es posible estimular exportaciones aplicando impuestos. Que las empresas comerciales deben vender barato pese a que el gobierno les provoca una inflación galopante.
Están convencidos que -con controles y duras sanciones- lograrán estabilizar los precios mientras emiten dinero falso para financiar el gasto público. Que el déficit del presupuesto puede diluirse esperando cómodamente un crecimiento automático que les permita bajar su incidencia porcentual. Que es factible regular autoritariamente las decisiones privadas sin pagar las consecuencias de la desinversión.
Mantienen la ilusión de que la sola presencia de personajes infatuados, abúlicos y sin ideas claras, provocará un diluvio de inversiones extranjeras y que con apelaciones al optimismo y las buenas ondas es posible abatir el desánimo de los emprendedores más animosos y diligentes.
Este es el coctel de ilusiones, utopías, falacias y embustes con que se entretiene nuestra clase dirigente, mientras la vida de la gente va transcurriendo inexorablemente sin mejorar.
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EL PODER FISCAL ES PODER PARA ARRUINAR Y DESTRUIR
Los funcionarios del Estado disponen de una prerrogativa que no tienen los demás grupos sociales. Pueden vivir opíparamente de rentas arrebatadas a las empresas y personas físicas por la fuerza legal de los impuestos, el endeudamiento y la emisión de dinero, obligándolas a ajustarse el cinturón y desprenderse del fruto de su trabajo.
Nunca estará de más recordar aquella advertencia de San Agustín de Hipona, en su imperdible libro De civitate Dei contra paganos, annus 412 d.C. señalando que: «Un gobierno sin justicia se convierte en un vasto latrocinio, es decir en una banda de ladrones en gran escala, que se comprometen, en pacto mutuo, a repartirse el botín según las reglas fijadas por ellos mismos.»
Al mismo tiempo que éste es el comportamiento de la dirigencia local, circulan muchas ideas, pensamientos y creencias entre los propios ciudadanos que contribuyen a consolidar ese poder injusto y omnímodo del Estado sobre la vida y el patrimonio de las personas. Muchas de estas actitudes pueden descubrirse en los innumerables mensajes de las redes sociales de Twitter, Facebook, Instagram y Periscope, como podemos ver a continuación.
Actitud del resentido, esquilmado por excesivos impuestos: no pide que se lo rebajen, sino que reclama que se los suban a los demás y así satisface su envidia haciendo que paguen mayores tasas quienes ganen más que él.
Actitud del ingenuo, confiado en la de la bondad de los políticos: apuesta a que denunciando al Fisco los presuntos evasores, conseguirá bajar las alícuotas para beneficiar a los buenos contribuyentes.
Actitud del tacaño, que evade impuesto cuando puede: se pone celoso si otros adoptan su misma conducta y los acusa de evasores contumaces mientras él se oculta.
Actitud del cándido, que cree que evadir impuestos es pecado: no advierte que lo están expoliando sin misericordia mediante múltiples impuestos directos e indirectos.
Actitud del político canalla, que pretende recaudar más para embolsar más: es tan ladino que decidirá crear nuevos impuestos pretextando su opción preferencial por los pobres.
Actitud del justiciero, que apuesta a la justicia social: requiere aumentar los impuestos para redistribuir la renta ajena sin percibir que el aumento de recaudación irá al bolsillo de políticos miserables y empobrecerá a los ciudadanos honestos.
Actitud del cínico y caradura, que se apropia desaprensivamentede los impuestos:
se justifica señalando que de este modo puede crear nuevas fuentes de trabajo.
Actitud del empresario o sindicalista cortesano: utilizan el tráfico de influencias y el soborno para que los funcionarios cubran sus espaldas con privilegios fiscales específicos.
Actitud del inteligente, que advierte que no sólo paga impuesto a las ganancias: comprende la iniquidad de la ilusión fiscal escondida en multitud de impuestos indirectos.
Actitud del justo, que cumple sus obligaciones fiscales: acepta pagar todos los impuestos pero exige que el Estado tenga un límite cuantitativo a la presión fiscal.
Actitud del hombre libre, que pide frenar el poder destructivo del Fisco: reclama el amparo de la justicia para que la sumatoria de todos los impuestos no exceda el 25% de sus ingresos líquidos.
Pese a toda la retórica y dialéctica verbal de nuestros gobernantes, legisladores, jueces y funcionarios recaudadores, debemos escuchar y recoger la secular experiencia señalada por uno de los más grandes hacendistas de los últimos tiempos: Luigi Einaudi, eximio presidente de Italia después de la IIª Guerra Mundial: «Cuando los gobernantes recauden más, nunca rebajarán los impuestos, sino que aumentarán el gasto». (Mitos y paradojas de la justicia tributaria, editorial Ariel, Madrid, España).
Por Javier Fernández-Lasquetty. Vicerrector de la Universidad Francisco Marroquín.
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Mario Vargas Llosa ha publicado un elogio razonado de la libertad bajo el paradójico título La llamada de la tribu. Como él mismo explica, ha tomado de Karl Popper la idea del espíritu tribal que está eternamente presente y que ofrece el falso orden igualitario del grupo identitario, con su jefe, su planificación y su coactividad. A cambio, eso sí, de que no haya individualidad, ni libertad, ni responsabilidad. Vargas Llosa apunta directamente al comunismo y al nacionalismo —valga la redundancia— como modernos imanes que atraen hacia esa antiquísima “tribu” contra la que se erige el individuo soberano.
Este libro merece una expresión de gratitud hacia su autor, cubierto ya de todos los laureles literarios que existen y que él merece, empezando por los Premios Nobel y Cervantes. Este libro es el legado que Mario Vargas Llosa deja en el terreno de las ideas políticas. Uno tiene la impresión de que es una obligación autoimpuesta, como si no quisiera cerrar su bibliografía sin entregar un libro que sirva de guía de las ideas liberales, las que a él le parece que valen la pena. Para ello se sumerge en la obra de siete autores de primera fila. Entra a fondo en sus principales libros, ordena las ideas, selecciona citas, incluso traduce él mismo determinados textos. Lo que ha hecho Mario Vargas Llosa ha debido llevarle tanto trabajo que a los lectores nos lo ha puesto sencillísimo: el libro se lee con facilidad, y con la prosa extraordinaria del maestro se enuncian ideas muy complejas, que no pierden nada de su contenido original.
No son novedades el interés de Vargas Llosa por la política, ni su visión liberal. Mauricio Rojas lo ha sintetizado en Pasión por la libertad. El liberalismo integral de Mario Vargas Llosa (Gota a Gota – FAES, 2011). Ahí están sus artículos, sus comparecencias públicas, e incluso bastantes de sus novelas (Conversación en la Catedral, La fiesta del chivo, entre otras). Muchos tenemos El pez en el agua en la lista de nuestros libros favoritos, con ese relato de la campaña electoral que hizo en 1990 que es una novela trepidante, al mismo tiempo que un manual de política liberal.
Mario Vargas Llosa elogia continuamente la honradez intelectual de los autores a los que trata en La llamada de la tribu, por ejemplo al hablar de Jean-François Revel o de Raymond Aron. La primera honradez intelectual que debe ser aplaudida es la del propio autor. Él mismo explica en la introducción su peripecia intelectual, que se inicia en el marxismo —cuyas obras lee, a diferencia de tantos neomarxistas— pero que se aparta de él a medida que ve en la revolución cubana o en su viaje a la URSS lo que significa el socialismo real. También habla repetidamente de su decepción con Jean-Paul Sartre, de quien era devoto seguidor y de quien, sin negar su inteligencia, deja en el libro citas suficientes para comprender recordar que el padre del existencialismo defendió los campos de concentración soviéticos y negó cínicamente la evidente represión ideológica comunista.
Del rechazo a las dictaduras de cualquier signo al liberalismo pasa —él mismo lo explica— de manera lenta, avanzando como el escalador, agarrando puntos firmes para atreverse a llegar cada vez más lejos. Señala a Popper, Hayek y Berlin como “los tres pensadores modernos a los que debo más, políticamente hablando”. Pero Vargas Llosa escribe dos nombres como definitivos en su llegada al liberalismo, los de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. No oculta —¡ni tiene por qué hacerlo!— su admiración por los dos grandes políticos liberales de finales del siglo XX, decisivos en la demostración de que la libertad y la responsabilidad superan moral y materialmente al socialismo.
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La delimitación del liberalismo y sus autores que Vargas Llosa hace no se adscribe ni limita a ninguna de sus escuelas. Nos presenta una big tent, un espacio amplio de pensadores que tienen como rasgo común la creencia de que el individuo está por encima del colectivo, que la responsabilidad va unida a la libertad, y que la libertad está por encima de todo. El autor peruano y español no enuncia su propia visión del liberalismo. No se identifica con el anarcocapitalismo, sino que cree que debe existir un Estado pequeño, pero fuerte y eficaz, que asegure “la libertad, el orden público, el respeto a la ley, la igualdad de oportunidades”. Es partidario de que el Estado asegure e incluso provea un sistema educativo de alto nivel a todos, pero cree que la competencia y la iniciativa privada deben ser protagonistas también en el terreno educativo. Cuando habla de igualdad de oportunidades deja claro que no la identifica con igualdad en los ingresos y en la renta, consciente de que “esto último sólo se puede obtener en una sociedad mediante (…) un sistema opresivo”.
Rechaza la identificación del liberalismo con lo que llama una “receta económica de mercados libres”, pero cree que la libertad económica es “una pieza maestra” de la doctrina liberal. Por eso reprocha repetidamente a Ortega y Gasset —a quien sin embargo incluye entre los siete pensadores a los que dedica el libro— el que tuviera un pensamiento económico tan raquítico y tan desconfiado hacia el capitalismo.
En el concepto de liberalismo de Vargas Llosa está muy presente la noción de humildad, que se traduce en el empeño en limitar el poder en lugar de aprovecharlo, y se traduce también en la humildad intelectual de no pretender tener verdades dogmáticas e inmutables.
Para el autor es esencial la idea de discusión, de debate; la posibilidad abierta siempre de la refutación, que toma de Popper, o las verdades contradictorias que lee en Isaiah Berlin. Es ese espíritu crítico el que “resquebraja los muros de la sociedad cerrada y expone al hombre a una experiencia desconocida: la responsabilidad individual”. Por eso Vargas Llosa gira siempre en torno a la idea de pluralismo, al que considera una necesidad práctica para la supervivencia de los hombres, y que en nada debe ser confundido con el relativismo, porque siguiendo a Popper “la verdad tiene un pie asentado en la realidad objetiva”.
Vargas Llosa nos habla también de los enemigos del liberalismo. El principal de ellos, el constructivismo. Es en el capítulo dedicado a Hayek en el que más rotundamente denuncia “la fatídica pretensión de querer organizar, desde un centro cualquiera de poder, la vida de la comunidad”. Con no menor severidad rechaza ese otro enemigo del liberalismo, mucho más sinuoso, que es el mercantilismo. También con Hayek y con Adam Smith coloca como opuestos al capitalismo los arreglos de ciertos empresarios y ciertos políticos para proteger a los primeros de la competencia mediante barreras, regulaciones o incentivos proteccionistas.
El libro de Mario Vargas Llosa destila alegría y optimismo. La libertad no conduce al caos, sino que genera ese orden espontáneo hayekiano, basado en las decisiones libres y en la responsabilidad individual. Es el individualismo lo que hace a Vargas ser optimista, a diferencia del pesimismo que le produce el hombre-masa de Ortega, igualado en un ser colectivo en el que abdica de su individualidad. La libertad es la diferencia, y es una libertad que, para el autor, no existe si no es completa: no puede haber libertad si falta la libertad política, o la económica, o la de creación y pensamiento. Por eso el libro es también un respaldo a la democracia liberal y un rechazo a cualquier forma de dictadura.
Para explicar su propio recorrido vital se apoya en siete autores, de los cuales hace un fascinante retrato personal e intelectual. Presta mucha atención a las circunstancias de sus vidas, y también a las personas de su entorno. Adam Smith en sus tertulias, en su vida universitaria, y en su amistad con David Hume. Ortega en la Europa del auge totalitario, en la guerra civil y en la posguerra. Hayek con Mises, pero sin ser igual a Mises. Popper en Nueva Zelanda, en la London School of Economics… y apartándose del atizador que agita Wittgenstein. Aron frente a todos, especialmente en esos días confusos de mayo de 1968. Isaiah Berlin en Washington durante la Segunda Guerra Mundial, o en Leningrado en su noche casta y transformadora con la poetisa represaliada Anna Ajmátova. Revel, en fin, vital, jovial, sagaz y demoledor en la denuncia de los liberticidas.
Hay en el libro una crítica recurrente a los intelectuales, lo que dice mucho de la honradez de pensamiento de Mario Vargas Llosa. Rechaza el elitismo de Ortega y, con Hayek y Popper, coincide en denunciar al intelectual constructivista, o simplemente oscurecedor y tenebrista. Adictos a ese opio de los intelectuales que valientemente denunció Raymond Aron, el escritor peruano concluye —siguiendo a Revel— que “por lo general los pueblos son mejores que la mayoría de sus intelectuales: más sensatos, más pragmáticos, más libres”.
Nos quejamos muchas veces los liberales de que nos faltan claridad, estilo y atractivo para presentar las ideas de la libertad. Al leer La llamada de la tribu tenemos por fin entre las manos lo que deseábamos. Sin ser perfecto, sin dejar de ser opinable —refutable, diría su admirado Popper—, lo que ha escrito Vargas Llosa merece ser leído por muchas personas de muchas generaciones. Es imposible encontrar mejor cicerone para hacer un recorrido y disfrutar de un paseo exquisito por ese jardín frondoso, variado y abierto que son las ideas de la Libertad.
—Este artículo fue publicado originalmente en Cuadernos de FAES (España), edición de julio de 2018 y en Cato Institute.