Novedades sobre Paraísos Fiscales
abril 9, 2024
Novedades en el Mundo de los Refugios Fiscales
Un Paraíso Fiscal es un territorio que se caracteriza por aplicar un régimen tributario especialmente favorable a los ciudadanos y empresas no residentes que se domicilien a efectos legales en el mismo.
.
Hay una justificación moral para los Paraísos Fiscales: Protegen a las personas sujetas a persecuciones religiosas, étnicas, sexuales políticas o raciales.
.
La mayoría de la población mundial vive en regímenes con inadecuadas protecciones a los derechos humanos. Y las personas con bienes, son usualmente el blanco de estos gobiernos opresores.
.
La habilidad de depositar dinero en estos Paraísos Fiscales ofrece importantes protecciones para estas potenciales víctimas.
.
Artículos de interés:
La nueva Meca de los ricos: Estados Unidos
Estados Unidos pretende ser el único paraíso fiscal en el mundo
Estados Unidos el Paraíso Fiscal más importante
The World’s Favorite New Tax Haven Is the United States
¿Son legales los Paraísos fiscales?
Cómo evadir impuestos
Los paraísos fiscales son una bendición
Los Paraísos fiscales, últimos refugios de libertad
Los Paraísos fiscales del Caribe
Secreto bancario y Paraísos fiscales
Evasión fiscal, elusión fiscal y ahorro fiscal
Elusión y evasión impositiva: ¿son sinónimos?
.
.
Los paraísos fiscales son una bendición
abril 27, 2018
Los paraísos fiscales son una bendición
Por Daniel J. Mitchell, Académico Distinguido del Cato Institute.
Si alguna vez Ian Fleming hubiera querido escribir una novela de espionaje acerca de la política fiscal, es muy probable que hubiera encontrado muy buen material en la compra de datos confidenciales de los clientes del banco de Liechtenstein, que recientemente hizo el servicio de inteligencia externa de Alemania. Con una lista de supuestos evasores de impuestos, Alemania se está uniendo a otros países de Europa en demandar que Liechtenstein, al igual que otros sitios llamados “paraísos fiscales”, pierdan su legislación privada para que los recaudadores extranjeros de impuestos puedan rastrear—e imponer impuestos—a los fondos invertidos en jurisdicciones a favor de bajos impuestos. La Unión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), detectando un momento oportuno, han unido sus voces en un coro que está clamando por la destrucción de los paraísos fiscales.
Cuando pensamos en paraísos fiscales, tendemos a imaginarnos a millonarios diletantes en sus lujosos yates cubiertos en joyas, jctándose acerca del último truco que sus contadores acaban de descubrir para evadir impuestos. Esta popular imagen—y el hecho de que solo unos cuantos de nosotros poseen cuentas millonarias en Mónaco o en Andorra—hace mas fácil para muchos aplaudir a la canciller alemana Ángela Mérkel en su cruzada. Según la lógica general, uno se pregunta: ¿Porque los millonarios pueden salirse con la suya mientras el resto de nosotros estamos pagando lo que debemos? Sin embargo, esta sabiduría convencional no podría estar más equivocada. Todos somos beneficiarios de los paraísos fiscales, en formas que ni nos percatamos.
Antes que nada, si uno vive en un país desarrollado, los impuestos son probablemente mucho menores de lo que eran hace 30 años, gracias en parte a los paraísos fiscales. En 1980 el ingreso fiscal personal en los países miembros de la OCDE promediaba más del 67% y las tasas corporativas en ese año promediaban casi un 50%. Y por si esto fuera poco, los países rutinariamente impusieron nuevas capas fiscales al capital, incluyendo impuestos sobre dividendos, sobre ingresos capitales, sobre herencia e impuestos a la riqueza. Estas políticas desalentaron al ahorro y la inversión, estancando el desarrollo económico y dañando considerablemente la economía.
Sin embargo, empezando por Reagan y Thatcher, los gobiernos se han esforzado por disminuir las tasas fiscales y reformar sus regimenes. Las tasas fiscales personales ahora promedian solamente cerca de un 40% y las tasas fiscales corporativas se han reducido a un 27%. Es en gran medida la globalización—no la ideología—lo que ha conducido esta virtuosa “carrera hacia abajo”. Los gobiernos están disminuyendo impuestos porque temen que los empleos y las inversiones se vayan de su país. Al proveer un refugio seguro para las personas que buscan evadir tasas fiscales confiscatorias, los paraísos fiscales han jugado un rol imprescindible. Los legisladores han concluido que es mejor recibir algún ingreso con tasas fiscales modestas, que imponer altos impuestos y perder dinero.
Segundo, los ducados europeos y las islas del Caribe no son los únicos lugares que reciben a los refugiados de altas tasas impositivas. Estados Unidos, por ejemplo, podría ser considerado el paraíso fiscal más importante del mundo. El gobierno estadounidense generalmente no cobra impuestos sobre ganancias de interés y capital recibidos por extranjeros que invierten en el país. Y considerando que el sistema tributario no posee datos sobre estos pagos, hay muy poca información para compartir con recaudadores fiscales extranjeros. Además las estructuras corporativas de EE.UU., como las compañías de Delaware y Nevada, son excelentes mecanismos para que los extranjeros puedan administrar sus inversiones. Gracias en parte a estas políticas atractivas, los extranjeros hoy en día han invertido más de $12 trillones en EE.UU. Aún si los esfuerzos de Mérkel son exitosos y a todas las naciones se les impone la obligación de reforzar las legislaciones fiscales para extranjeros, es muy probable que una suma sustancial de ese capital que crea empleos, escapará de EE.UU.
Finalmente, hay una justificación moral para los paraísos fiscales: Ellos juegan un rol crítico al proteger a las personas sujetas a persecuciones religiosas, étnicas, sexuales políticas o raciales. La mayoría de la población mundial vive en regímenes con inadecuadas protecciones a los derechos humanos. Y las personas con bienes, son usualmente el blanco de estos gobiernos opresores. La habilidad de depositar dinero en estos paraísos fiscales ofrece importantes protecciones para estas potenciales víctimas. Incluso las Naciones Unidas, en un reporte de 1998 que atacaba a los paraísos fiscales, tuvo que admitir que “A lo largo del siglo XX, los gobiernos alrededor del mundo espiaron a sus ciudadanos para mantener el control político. La libertad política puede depender de la habilidad de esconder información puramente personal, de los ojos del gobierno”.
A pesar de este poderoso argumento para dejar a los paraísos fiscales en paz, los burócratas internacionales han visto una oportunidad para expandir su cobertura. La OCDE está tratando de beneficiarse con la controversia del caso Liechtenstein rejuveneciendo su campaña de la “perjudicial competencia fiscal” contra “los incooperantes paraísos fiscales” que irónicamente son los mismos países que ayudaron a mejorar las políticas fiscales. Este esfuerzo, que ha estado en reposo desde que la administración del presidente George W. Bush le retiró apoyo en 2001, ha puesto a los paraísos fiscales en una lista negra y los ha amenazado con impuestos discriminatorios y restricciones comerciales si no aceptan adoptar un sistema de recaudación similar al de las naciones con altos impuestos.
Mientras tanto, la Comisión Europea establece que el embrollo muestra la necesidad de expandir la directiva de ahorros e impuestos de la UE, la cual consiste en un acuerdo de compartir información para ayudar a cobrarle impuestos a los ciudadanos de países como Francia y Alemania que ganan intereses fiscales en lugares como Luxemburgo. Por ahora, solamente se aplica a tipos de ingreso de capital en países europeos y sus territorios. Pero los ambiciosos recaudadores fiscales de Europa quieren intervenir en todas las formas de ingreso de capital, y quieren que los gobiernos no europeos como el de Singapur, Estados Unidos y Hong Kong, participen en lo que equivale a un cartel fiscal.
Afortunadamente, las propuestas de OCDE y de la UE enfrentan un gran reto. La OCDE fue capaz conseguir que los paraísos fiscales ubicados en la lista negra firmaran las llamadas cartas de compromiso. En esta prometen debilitar sus leyes fiscales y de privacidad, con la condición de reciprocidad, lo que significa que los paraísos fiscales acceden a esto solamente si el resto de países también lo hacen, incluyendo a los miembros de la OCDE como EE.UU., Suiza, Luxemburgo, y también países no miembros como Hong Kong y Singapur. La directiva de ahorros e impuestos de la UE enfrenta obstáculos similares, en gran parte por las mimas razones.
Estas son buenas noticias. La competencia fiscal está llevando a las políticas fiscales en la dirección correcta y los paraísos fiscales juegan un papel clave en este proceso de liberalización. Los países con sistemas de altos impuestos se quejan de que las jurisdicciones como la de Liechtenstein permitan la evasión fiscal, pero este argumento no toma en cuenta el punto obvio: las bajas tasas fiscales y las reformas tributarias son la mejor forma de reducir la evasión. La verdad es que aquellos luchando en contra de los paraísos fiscales nos costarían mucho mas a todos nosotros, de lo que nos podría costar alguna vez pequeño Liechtenstein.
Este artículo fue publicado originalmente el Foreign Policy (EE.UU.) el 18 de marzo de 2008.
Fuente: elcato.org, 02/04/08.
Más información:
Los Paraísos fiscales, últimos refugios de libertad
Los Paraísos fiscales del Caribe
Secreto bancario y Paraísos fiscales
Evasión fiscal, elusión fiscal y ahorro fiscal
Etiquetas: paraíso fiscal, paraísos fiscales, tax haven, planificación fiscal, ahorro de impuestos, elusión fical, pagar menos impuestos, protección patrimonial, fideicomisos, sociedades off shore, cuenta bancaria internacional
.
¿Son legales los Paraísos fiscales?
enero 3, 2018
La legalidad de los Paraísos fiscales
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
Un paraíso fiscal es un Estado o jurisdicción que cuenta con un régimen tributario esencialmente favorable a las personas y empresas no residentes que se instalan en el mismo. Esto los convierte en un lugar ideal para hacer inversiones, crear cuentas bancarias internacionales y constituir sociedades offshore con ventajas fiscales.
Mucho y mal se ha hablado del tema últimamente (2016), por causa de la revelación de información robada conocida como los “Panama papers”, que hizo públicos gran cantidad de actividades realizadas en paraísos fiscales por políticos, empresarios, líderes y personajes públicos de todo el planeta, por medio del estudio de abogados Mossack Fonseca & Co.
Aunque muchos de estos negocios se relacionan con lavado de dinero, corrupción política o evasión impositiva, no todos son ilegales y en diversos casos se trata de mecanismos permitidos para facilitar negocios internacionales, para proteger patrimonios, para asegurar confidencialidad o para disminuir legalmente la carga de impuestos.
Tener sociedades, fideicomisos o cuentas en lugares como las Islas Caimán, Suiza o Delaware no es ilegal. La falta es no declararlos cuando resulta obligatorio y no pagar los respectivos impuestos que imponen muchos países a sus ciudadanos.
Desde ya vale resaltar que la obligación de declarar y las cargas impositivas asociadas son generalmente una muestra más de la abusiva presión de los Estados sobre sus ciudadanos. Que algo esté establecido por una ley no implica necesariamente que dicha ley sea moralmente buena, en muchos casos son flagrantemente inmorales y opresivas. Un claro ejemplo lo constituyen todos los gobiernos autoritarios que han oprimido a sus pueblos o a parte de ellos, estableciendo persecuciones políticas, religiosas, raciales o de género. Léase los escritos de Henry David Thoreau para profundizar en el tema.
Un paraíso fiscal permite -en forma legal- estructurar negocios y efectuar transacciones internacionales, a sociedades que precisen de un sistema financiero sofisticado, con bajos costos de transacción y baja carga impositiva. Muchos expertos hablan entonces de ‘paraíso fiscal transparente’.
Crear una sociedad o abrir una cuenta bancaria en Santa Lucía, las Islas Vírgenes Británicas o Nevada permite hacer negocios con más facilidad. Esto no significa actuar en forma ilegal sino emplear la inteligencia financiera para optimizar los beneficios que brindan las leyes internacionales. Que muchos políticos corruptos o narcotraficantes abusen de los beneficios de los paraísos fiscales no significa que estos no deban existir.
Si usted quiere ser un inversor de las grandes ligas entonces debe conocer las Ventajas de los Paraísos Fiscales y entender por qué podemos decir que Los paraísos fiscales son una bendición.
Al operar desde un Tax Haven -como por ejemplo Andorra o BVI- todas las operaciones que usted realice, ya sea en la bolsa de valores, en inmuebles o en otros mercados dispondrán de un régimen fiscal favorable y lograrán así una mayor rentabilidad. De la misma forma, usted podrá adquirir propiedades o establecer su centro de negocios en un lugar geográficamente privilegiado, y así operar a escala global con mayor facilidad y fluidez. Es por este motivo que casi todos los países establecen o patrocinan jurisdicciones como “zonas francas” o “zonas libres de impuestos” para promover y facilitar los negocios.
Crear una empresa offshore es absolutamente legal y constituye un instrumento válido para los negocios internacionales. Por supuesto, como toda herramienta puede usarse para realizar un acto lícito o uno ilícito. Es la intención y el uso por parte del inversor lo que lo hace aceptable o reprochable conforme a la ley.
Constituir estructuras holding, sociedades offshore, fideicomisos o fundaciones, al amparo del marco legal vigente en diversas jurisdicciones, es absolutamente irreprochable. Los motivos para hacerlo pueden ser de la más variada índole: Seguridad, “plata es el buen hablar, oro es el buen callar”; Preservación del patrimonio; Tax planning; Flexibilidad y eficiencia en el Comercio internacional; entre muchos otros posibles. La legalidad o ilegalidad no está en la herramienta empleada sino en el fin buscado.
Fuente: Ediciones EP, 29/04/16.
Más información:
Los Paraísos fiscales del Caribe
Secreto bancario y Paraísos fiscales
Evasión fiscal, elusión fiscal y ahorro fiscal
Los Paraísos fiscales, últimos refugios de libertad
Ventajas de los Paraísos Fiscales
abril 25, 2017
Ventajas de los Paraísos Fiscales
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
Los Paraísos Fiscales brindan numerosas ventajas. Las razones por las cuales cada día más inversores los emplean son que ofrecen una muy baja carga impositiva y permiten la creación de sociedades offshore que brindan mayor privacidad, además de contar con una legislación que pone énfasis en la protección de los inversores y sus bienes. Un creciente número de personas utilizan los paraísos fiscales con el fin de limitar los altos niveles de impuestos que pagan en sus países de residencia.
En finanzas se utiliza el término offshore (mar adentro), metafóricamente, para describir una actividad económica o inversión que se realiza fuera del propio país de residencia. por ejemplo: cuentas bancarias, pólizas de seguros, inversiones inmobiliarias, sociedades extranjeras, fondos de inversión, etc.
En un Paraíso Fiscal los inversores extranjeros que mantienen cuentas bancarias o constituyen sociedades en su territorio se encuentran exentos del pago de impuestos. De esta forma conviven dos sistemas fiscales diferentes.
La Protección de activos es una de los principales motivos por las que las empresas y los individuos abren cuentas en Paraísos Fiscales. Debido a la fuerte legislación de privacidad vigente en muchos de estos centros financieros off-shore, resulta muy difícil que un tercero pueda obtener acceso a la información sobre cuentas en el extranjero, inversiones o fideicomisos.
Con el desarrollo de la banca on line, ahora es posible acceder y operar desde cualquier lugar del mundo fácilmente y con absoluta confidencialidad y seguridad.
Por supuesto, resulta fundamental contar con el asesoramiento adecuado antes de tomar decisiones financieras tan importantes. Es imprescindible que el centro financiero offshore que elija se adapte a sus necesidades de protección de activos y sus necesidades fiscales. Nuestros años de experiencia en la industria offshore nos permiten ayudarle en la determinación de la jurisdicción más apropiado para usted y sus negocios.
Historia de los Paraísos Fiscales
Los ejemplos más tempranos del paraíso fiscal se encuentran dentro de la Europa medieval, donde varias jurisdicciones entraron en competencia unas con otras. Algunos ejemplos notables son la Ciudad del Vaticano, las Islas del Canal y la Isla de Man. Se acepta comúnmente que la definición moderna de un paraíso fiscal se formó primero en la época de justo después de la Primera Guerra Mundial.
Hay varios países que alegan ser el paraíso original precursor. Lichtenstein fue proactiva a mediados de 1920 para tratar de atraer inversiones extranjeras y estableció su Ley de Fideicomiso Marino y Bermuda creó sus Offshore Company Laws unos diez años más tarde tratando de ser un paraíso fiscal de relevancia. La percepción común, sin embargo, del centro financiero offshore más establecido es Suiza.
Historia del Paraíso Fiscal suizo
Suiza se presenta como el paraíso fiscal original y de mayor prestigio y, de hecho, este centro financiero offshore comenzó sus esfuerzos de banca desde el principio. Con la crisis económica y política en sus países vecinos, Suiza dio la bienvenida a la inversión de Rusia y Alemania, en particular a lo largo de la primera parte del siglo XXI.
Como Suiza se mantuvo neutral durante la primera guerra mundial, no tuvo ninguno de los costos de reconstrucción asociados a las luchas y, por lo tanto, fue capaz de ofrecer un refugio con impuestos mucho más bajos que los de sus vecinos a través de la competencia fiscal, de ahí la atracción de inversiones extranjeras.
En la época anterior a la Segunda Guerra Mundial, Francia y Alemania ejercieron presión sobre Suiza para divulgar información acerca de las personas que utilizan la jurisdicción como paraíso fiscal. La respuesta suiza fue la introducción de una fuerte legislación de privacidad para proteger y salvaguardar sus inversores y, por tanto, consolidando Suiza como uno de los centros financieros offshore más seguros del mundo en términos de protección de activos.
Desarrollo del Paraíso Fiscal
Los Paraísos Fiscales se asociaron con la evitación individual de impuestos. Sin embargo, en los años de la posguerra, las empresas se vieron sobrecargadas por los impuestos y comenzaron a buscar alternativas. Esto es cuando nacieron Paraísos Fiscales Corporativos. Las empresas podrían beneficiarse de acuerdos fiscales entre su jurisdicción y el paraíso fiscal y pagar una tasa reducida del impuesto. Esto funcionó por un tiempo, pero los detalles técnicos que permitieron esto se eliminaron cuando las jurisdicciones de origen se dieron cuenta de la cantidad de impuestos que estaban perdiendo.
A mediados de los años 80, la figura de International Business Corporation (IBC) fue creada en Paraísos Fiscales corporativos. Algunas jurisdicciones, deseosas de atraer a las empresas extranjeras, crearon una legislación adecuada y vehículos que no estaban sujetos a impuestos locales y, por tanto, muy atractivos para entidades en el extranjero.
Una «international business company» o «international business corporation» (IBC) es una sociedad offshore, formada en virtud de la normativa de la jurisdicción como sociedad exenta de impuestos, pero que no está autorizada a llevar a cabo actividades comerciales dentro de la jurisdicción de su constitución.
Los primeros centros financieros extraterritoriales en establecer el IBC fueron Gibraltar y ciertos de países del Caribe, como las Bahamas y las Islas Vírgenes Británicas (BVI). Esto tuvo que ser modificado ligeramente cuando la OCDE -la Organización para la Cooperación y Desarrollo- ejerció presión sobre los centros financieros extraterritoriales a fin de cambiar la forma de trabajar con estas empresas en el extranjero.
Nuestra consultora le puede ayudar con el uso de un paraíso fiscal corporativo para asegurar la eficiencia y legalidad de sus negocios.
Fuente: Ediciones EP, 2016.
Más información:
Planificación Fiscal o Tax Planning
Los paraísos fiscales son una bendición
Los Paraísos fiscales, últimos refugios de libertad
Los Paraísos fiscales del Caribe
Secreto bancario y Paraísos fiscales
Evasión fiscal, elusión fiscal y ahorro fiscal
Varias Islas del Caribe ofrecen ciudadanía por inversión
Vincúlese a nuestras Redes Sociales:
Google+ LinkedIn YouTube Facebook Twitter
.
Los Bancos europeos se benefician operando en Paraísos Fiscales
marzo 27, 2017
Un informe revela cómo la gran banca europea se beneficia de los Paraísos fiscales
La normativa de transparencia de la Unión Europea deja al descubierto el opaco mundo de la fiscalidad de las grandes entidades financieras europeas.
Un nuevo informe de Oxfam y la Fair Finance Guide International, llamado ‘Bancos en el exilio’, revela que los 20 principales bancos de la Unión Europea obtienen el 26% del total de sus beneficios en paraísos fiscales, porcentaje que se traduce en unos 25.000 millones de euros.
El doble de lucrativo
Según el documento, estas entidades financieras –que incluyen las españolas BBVA y Santander- utilizan los paraísos fiscales para «evitar el pago de los impuestos que les corresponden», para «facilitar a sus clientes la elusión» o para «sortear ciertas regulaciones o requisitos legales».
Las filiales ubicadas en paraísos fiscales resultan el doble de lucrativas para los bancos que las ubicadas en otros lugares: el informe revela que por cada 100 euros de actividad, obtienen un rendimiento de 42 euros en comparación con los 19 euros que obtienen de media en otras ubicaciones.
Los paraísos fiscales favoritos
Luxemburgo e Irlanda son los paraísos fiscales por excelencia: solo lo declarado en el primer país, donde la cantidad asciende a 4.900 millones de euros, supera a la suma del Reino Unido, Suecia y Alemania.
Asimismo, algunos de estos bancos europeos obtuvieron al menos 628 millones de euros en beneficios en paraísos fiscales en los que no contaban con ningún empleado. Por ejemplo, el francés BNP Paribas no tuvo que abonar ningún tributo por los 134 millones de euros de beneficio que obtuvo en las Islas Caimán, donde carecen de personal.
La ingeniería fiscal europea
Esta nueva investigación ha sido posible gracias a la nueva normativa de transparencia de la Unión Europea, que exige desde el 2015 a los bancos europeos que publiquen información sobre sus beneficios e impuestos.
Manon Aubry, oficial senior de incidencia política en materia de justicia fiscal de Oxfam, apunta que esta «permite hacernos una pequeña idea de la ingeniería fiscal de los principales bancos», aunque destaca que «el panorama no es agradable».
«Todas las empresas y personas deben actuar con responsabilidad y pagar los impuestos que les corresponden. La evasión y elusión fiscal priva a países de toda Europa y en desarrollo de fondos que precisan para pagar personal médico, educadores, cuidadores, etc.», concluye.
Fuente: actualidad.rt.com, 27/03/17.
Vincúlese a nuestras Redes Sociales:
Google+ LinkedIn YouTube Facebook Twitter
.
.
Más presión sobre los paraísos fiscales
abril 6, 2016
Se estrecha el cerco sobre los paraísos fiscales
FRÁNCFORT — Los esfuerzos internacionales contra la evasión tributaria y el lavado de dinero han estrechado los controles en numerosos paraísos fiscales, obligando a los usuarios de estas reservadas estructuras offshore a dirigirse a lugares más exóticos.
Los llamados Panama Papers, revelados esta semana por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, una organización con sede en Estados Unidos, y otros medios de comunicación, muestran cómo clientes de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca & Co. lograron lavar dinero, esquivar sanciones y evadir impuestos.
El surgimiento de un escándalo tributario en Panamá “no es de extrañar”, señala Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política y Administración Tributaria de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo internacional que ha ayudado a coordinar la lucha contra la evasión de impuestos. “Vemos un avance muy importante hacia la transparencia en todos los paraísos fiscales (…) salvo Panamá y Vanuatu”.
Mossack Fonseca dijo esta semana que había operado de forma “irreprochable” durante 40 años y que jamás ha sido acusada ni imputada de algún delito.
Después de la crisis financiera de 2008 y la recesión que le siguió, los gobiernos de los países industrializados han emprendido una ofensiva sin precedentes contra la evasión tributaria, motivados por la necesidad de reducir sus déficits fiscales y responder a una serie de escándalos producidos por la filtración de documentos, de los cuales el caso de Panamá es sólo el más reciente.
Otras recientes filtraciones han involucrado las operaciones de banca privada de HSBC Holdings PLC en Suiza, que es acusado de proveer servicios a evasores fiscales, y una serie de documentos que muestran cómo Luxemburgo ayudaba a las multinacionales a reducir el pago de impuestos.
La persistente ofensiva contra la evasión fiscal y el lavado de dinero ha hecho que algunos busquen paraísos fiscales “alternativos, más lejanos e incluso más exóticos”, dice Marc Sanders, director de Taxand, una firma internacional de asesoría tributaria.
Suiza, Luxemburgo y otras jurisdicciones han estado sometidas a la presión sostenida de un conjunto de leyes que se aprobaron después de la crisis financiera, tanto en Estados Unidos como en Europa. El gobierno estadounidense dio el puntapié inicial en 2010 con la promulgación de la Ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas Extranjeras (FATCA, por sus siglas en inglés), que exige que las entidades financieras revelen las identidades de sus clientes estadounidenses y los activos que poseen. Eso ha llevado a una serie de acuerdos extrajudiciales entre el gobierno de EE.UU. y los bancos suizos.
La Unión Europea no demoró en seguir el ejemplo y presionó a países como Suiza y Luxemburgo para que compartieran información sobre las cuentas de sus connacionales en el exterior. A mediados del año pasado, la UE divulgó los nombres de 30 jurisdicciones tributarias que no habían colaborado, basados en los datos de los diferentes países de la UE.
“Incluso las jurisdicciones británicas están bajo presión”, indica Ronen Palan, profesor de la City University of London, quien ha escrito varios libros sobre paraísos fiscales. Mencionó las Islas del Canal, que incluyen Jersey y Guernesey.
Panamá, en cambio, “es independiente y no trata de competir con el resto sobre, supuestamente, poner la casa en orden”, asevera.
Saint-Amans afirma que Panamá, que no es miembro de la OCDE, ha sido renuente ante iniciativas recientes como el intercambio de información de cuentas bancarias entre autoridades nacionales si surge una solicitud o en forma automática, además de una convención multilateral de asistencia mutua en temas tributarios.
“Por alguna razón u otra decidieron seguir siendo una jurisdicción bastante reservada”, dice Saint-Adams.
Funcionarios panameños no pudieron ser contactados de inmediato para que comentaran al respecto.
Ramón Fonseca Mora, el cofundador de Mossack Fonseca, formó parte del gobierno del ex presidente Ricardo Martinelli.
En un extenso comunicado publicado en Internet, Mossack Fonseca señaló que el Grupo de Acción Financiera Internacional, un organismo intergubernamental formado en 1989 para combatir el lavado de dinero, eliminó en febrero a Panamá de su lista de jurisdicciones que no colaboraban.
Otras jurisdicciones se podrían estar beneficiando de la lucha contra los paraísos fiscales tradicionales. Palan observa “señales de un movimiento hacia Asia” en las cifras sobre ahorros y depósitos de los bancos globales que publica el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza. “El giro es claramente hacia Singapur, Dubai y Hong Kong”, dice.
Aun así, las campañas globales contra la evasión fiscal han alentado a más de 500.000 personas a declarar sus cuentas offshore en los últimos años, lo que ha generado unos 50.000 millones de euros (US$57.000 millones) en impuestos, estima Saint-Amans.
La presión tampoco ha cedido. Los líderes de las 20 mayores economías del mundo prometieron en noviembre reformar los estándares globales para combatir la evasión de impuestos. Holanda y el Reino Unido han señalado que adoptarán registros públicos con los nombres de los dueños de las empresas. La UE, asimismo, trata de elaborar su propia “lista negra” de paraísos fiscales que no colaboran.
Sin embargo, los expertos advierten que firmar acuerdos no significa que haya llegado la hora de declarar victoria sobre los paraísos fiscales.
“Las zonas exentas de impuestas existían incluso durante la Roma antigua”, señala Sanders. “Probablemente habrá países dispuestos a colaborar con esta clase de estructuras”.
Fuente: The Wall Street Journal, 05/04/16.
Foreign Account Tax Compliance Act
La Ley de cumplimiento tributario de cuentas extranjeras, conocida principalmente por sus siglas en inglés FATCA (Foreign Account Tax Compliance Act) es una Ley de Estados Unidos aprobada por el Congreso de Estados Unidos en 2010 y que está vigente desde 2013. Tiene como objetivo controlar la evasión fiscal de residentes norteamericanos mediante la identificación de los ciudadanos y residentes de ese país que tengan dinero o fondos depositado en instituciones financieras extranjeras. Para ello se requiere obligatoriamente a todas las instituciones financieras de fuera de ese país para que identifiquen e informen de los ciudadanos y residentes norteamericanos que tienen depósitos e inversiones en esos bancos. Deben poner a disposición del IRS (Internal Revenue Service es la autoridad fiscal de Estados Unidos) información relacionada con cuentas y productos financieros de dichas personas.
Para las entidades financieras que no acepten firmar acuerdos con el IRS, la ley prevé que las transferencias de rendimientos y otros conceptos provenientes de esos activos en el exterior, estén sujetos a una retención del 30%. Esta sanción por no reportar la información es en la práctica una prohibición para hacer negocios en Estados Unidos.
Para facilitar y reducir los problemas legales y costes de transacción del cumplimiento de esta ley, que tiene carácter extraterritorial por abarcar a las entidades financieras extranjeras sin posible presencia en Estados Unidos, este país ha firmado Acuerdos Intergubernamentales para implementar FATCA.
Fuente: Wikipedia, 2016.
Los Paraísos fiscales, últimos refugios de libertad
julio 5, 2015
Paraísos fiscales: refugios de libertad
El sector financiero offshore está creciendo a un ritmo varias veces superior al del PIB mundial. En los últimos años se ha acentuado la transferencia masiva de capitales desde los países convencionales hacia estos refugios de libertad donde la gente se encuentra a salvo de la voracidad de Hacienda. Este boom de lo offshore presagia un futuro en el que los países “normales” se van a ver obligados a reconocer por fin la libertad económica de las personas y de sus empresas.
El siglo XX pasará a la Historia como el siglo del máximo protagonismo del Estado. Los Estados-nación compactos, con pretensión de uniformidad etnocultural y con vocación de compartimentos estancos tuvieron su mayor auge en la primera mitad del siglo. Su glorificación condujo al totalitarismo y, después de la terrible conflagración bélica de los años cuarenta, mantuvieron su vigencia durante cuatro décadas más a causa de la Guerra Fría. Sólo el abrupto e inesperado final de ésta —y de la correspondiente situación de bipolaridad— ha hecho posible que asistamos ahora a un considerable cuestionamiento del exceso de Estado, y pueda el ciudadano individual recuperar poco a poco fragmentos de la soberanía que, de forma tan sutil como implacable, le había ido arrebatando la insaciable maquinaria estatal. Casi todas las voces coinciden en señalar que, si efectivamente el siglo XX fue una centuria marcada por la hegemonía social, cultural, política y económica de los Estados, el nuevo siglo será el de la máxima devolución de poder a la persona. Un indicio fundamental de esta tendencia podemos encontrarlo en el auge imparable de la resistencia ciudadana a las hasta ahora numerosas y frecuentemente dolorosas imposiciones del Estado en todos los órdenes de la vida. Esta resistencia, que constituye una auténtica rebelión silenciosa de las generaciones finiseculares contra el poder, ha tenido una multiplicidad de expresiones, desde la temprana revolución sexual de los años sesenta hasta la espiritual de los setenta y la moral de los ochenta, desde el movimiento mundial contra el servicio militar hasta la presión social en favor de la soberanía individual respecto a cuestiones como el aborto, la eutanasia o el consumo de estupefacientes, y desde el cuestionamiento de muchos elementos del Estado-providencia hasta la generalización y popularización de los paraísos fiscales y otras fórmulas de protección frente a la fiscalidad. En todos los casos expuestos, la persona ha reivindicado su libertad y el ámbito en el cual ésta se ejerce, es decir, su propiedad (la propiedad de su vida, de su cuerpo, de sus decisiones, de su trabajo y de su patrimonio). Esta reivindicación choca frontalmente con la autopercepción de los Estados, herederos directos del Antiguo Régimen, que se han civilizado y democratizado en su relación con las masas, pero no tanto en su relación directa con el individuo —relación que constituye la gran asignatura pendiente de la organización sociopolítica actual—.
El Estado tal como hoy todavía lo conocemos, pese a ser consciente de una acelerada deslegitimación por parte de las personas —a la cual, naturalmente, se resiste—, se percibe a sí mismo como el dueño último de cuantos recursos de toda índole se encuentran en su territorio, siendo los ciudadanos una especie de pseudopropietarios a quienes en cualquier momento se puede expropiar si es necesario (antes en nombre de la “patria” o del rey, ahora en función del “interés general” o de la sociedad). Esta condición de dueño último de todo y de todos, de señor absoluto de vidas y haciendas, se denomina “soberanía” y explica la arrogancia con la que los estados se han adueñado de todo tipo de bienes, desde el cuerpo y el trabajo de los seres humanos obligados a trabajar gratis para él (como soldados o en cualquier otra actividad) hasta tierras para construir autopistas, y, explica también el crecimiento desmedido de la presión fiscal a lo largo del siglo, que en algunos países occidentales ha alcanzado más del ochenta por ciento de los ingresos laborales de una persona o de los beneficios de la actividad empresarial, en lo que contituye una auténtica nulificación del autogobierno personal y una infantilización casi total de los seres humanos, con la administración pública como paternal tutor de todos los ciudadanos.
Este nuevo “sheriff de Nottingham”, como el malvado personaje de la novela “Robin Hood”, está siempre al acecho para quitarle a la gente lo que es suyo. Ha moderado sus maneras y ha convencido a la mayoría de la conveniencia de sus impuestos, deslumbrando a las masas con todo tipo de infraestructuras y sistemas de “protección” social (logros, ambos, que la gente habría alcanzado por sí misma y en mejores condiciones mediante esa espontánea organización social que llamamos mercado). Pero la base del sistema sigue siendo la expropiación, y por montos mucho mayores en el siglo XX que los antiguos diezmos.
El Estado enseña los dientes a cualquiera que cuestiona su soberanía, porque es plenamente consciente de que sin este atributo tan cuestionable y obsoleto —al menos en su formulación presente y con sus actuales contenidos—, se tambalearía y daría paso a una situación de máxima libertad en la que los soberanos serían directamente los individuos, y las escasas funciones a desempeñar por entes colectivos no justificarían un Estado como el actual sino uno cien veces más pequeño y limitado. Esto asusta a millones de personas con un interés directo o indirecto en la continuidad del statu quo, desde los empresarios mercantilistas que viven de la protección estatal frente a sus competidores extranjeros hasta los líderes sindicales, desde los enormes regimientos de funcionarios públicos hasta la clase política en pleno. Todos estos sectores representan una coalición formidable, invencible por el ciudadano solo en una confrontación directa con semejante monstruo. Pero David está ganando a Goliat escapando del sistema, refugiándose en las oportunidades de afirmación de la soberanía individual que hoy permiten las nuevas tecnologías y la popularización de los transportes y las comunicaciones. ¿El Estado le sustrae su derecho a consumir marihuana? Vaya usted a Amsterdam. ¿Le impide abortar? Cruce la frontera o vuele al país más cercano con una legislación más liberal al respecto. ¿Le perjudica la debilidad de la moneda estatal? Protéjase cambiando su dinero a una moneda fuerte. ¿Le está robando a través de unos impuestos confiscatorios? Acuda a un paraíso fiscal. La globalización y la tecnologización de nuestra vida cotidiana son las grandes aliadas de la persona individual en su heroica resistencia frente al megaestado. Lo que no han conseguido los partidos políticos liberales o libertarios, ni los economistas “austriacos” ni el ejemplo de los grandes éxitos del sistema de pensiones chileno o de la revolución económica neozelandesa, lo están logrando los vuelos asequibles, las conexiones a Internet y, en definitiva, la abolición de las distancias en nuestro mundo.
Refugios de libertad
La presión fiscal, la política arancelaria y las diversas formas de intromisión del Estado en los asuntos de la gente son las causas principales, si no únicas, de que en el mundo existan hoy más de cuarenta paraísos fiscales. Es una constante histórica que allí donde alguien intenta limitar la libertad humana, otro se ingenia un sistema para preservarla. No se trata de lugares gobernados por perversos políticos locales decididos a minar la “base fiscal” de los países “normales”, ni de jurisdicciones corrompidas por el dinero de malvados millonarios. Se trata de países y colonias que de forma absolutamente ética y legítima ofrecen a la gente un respiro, una válvula de escape frente a la persecución, es decir, un refugio. De ahí viene su nombre original en inglés: “tax havens” (refugios fiscales), mal traducido al español como “paraísos”. Aunque la palabra “paraísos” es bastante ajustada a la realidad, en contraposición con el infierno fiscal que representa la Hacienda pública de las jurisdicciones ordinarias, creo que el nombre original, “refugios”, da una idea más precisa de lo que acontece en esos lugares. La gente se refugia, se asila. Y si siente esa necesidad es porque en sus lugares de origen ocurre algo injusto. Nadie se tomaría las molestias —y hasta los riesgos— de refugiarse en Liechtenstein o en las Bermudas si se le cobraran unos impuestos de un cinco o diez por ciento, si montar una compañía en los países “normales” fuera cuestión de horas y costara mil dólares, si la actividad empresarial o la simple gestión de los ahorros no fuera una carrera de obstáculos en la que uno percibe siempre en la nuca el aliento amenazador de esos perros de presa humanos: los inspectores de Hacienda.
Cuando una ley es injusta, la gente se resiste a cumplirla. Así, miles de jóvenes en todo el mundo se han resistido a cumplir el servicio militar —y muchos han ido a prisión por ello— y las sociedades generalmente les han dado la razón, hasta el punto de que este intolerable abuso estatal sobre la vida, el tiempo, el cuerpo y el trabajo de las personas ha quedado socialmente deslegitimado y está siendo abolido país tras país. Pues bien, aunque tenga un estigma social a veces insoportable —fomentado por la propaganda estatal pagada con los impuestos de la misma gente a la que se dirige—, el hecho de refugiarse en un paraíso fiscal no dista mucho conceptualmente, mutatis mutandis, de la insumisión a otro supuesto deber como es éste de prestar servicio armado al país.
Una palabra viene de inmediato a la mente cuando se discute la justificación moral de las obligaciones de toda índole que el Estado impone a las personas: “solidaridad”. La conclusión a la que el mundo está llegando tras las últimas décadas de rebelión individual en diferentes campos es que la solidaridad es una cualidad humana indisociable de la voluntad. Se puede incentivar pero no imponer, y suele aflorar por sí sola en cuantía suficiente —como demuestra el auge de las ONG— si se permite la actuación libre de la conciencia humana, en vez de organizarla desde un poder superior y paternal. La solidaridad es demasiado importante para dejarla en manos de los burócratas, y la gente empieza a darse cuenta de ello. La solidaridad forzada no es solidaridad sino abuso y expolio, y si se puede justificar en algún caso sería en muy contadas y excepcionales ocasiones, jamás como un mecanismo sistemático, articulado y planificado desde el poder político. ¿Es insolidario el emigrante que se lleva su capacidad intelectual y física a otro país porque las condiciones laborales creadas por la legislación corporativista y mercantilista le hacen imposible encontrar empleo? ¿Es insolidario el joven que se niega a perder un año de su vida —o su vida entera— en el servicio militar a esa entelequia que llaman “patria”? ¿Es insolidario quien refugia su dinero fuera de las fronteras nacionales, harto de que el “Gran Hermano” le succione su patrimonio para alimentar un sistema caduco e ineficaz? Insolidarios son quienes, ante cualquiera de estas situaciones, criminalizan al individuo en lugar de replantearse el sistema.
El auge de lo offshore
La palabra inglesa “offshore” (“fuera de la costa”) se emplea como sinónimo eufemístico de “paraíso fiscal”, ante la criminalización social a la que estas jurisdicciones han sido sometidas por los medios de propaganda estatales. El sector financiero offshore representa hoy, según los expertos, entre el diez y el quince por ciento de la riqueza mundial, cuando en 1994 no pasaba del cinco por ciento. El crecimiento es tan rápido que al término de la década de 2000 bien podría estar refugiado en estos lugares más de la mitad del capital mundial. Hasta hace unos años, los paraísos fiscales se consideraban como países y territorios reservados a grandes empresas y, sobre todo, a fortunas personales enormes. Pero la elevada presión fiscal del mundo desarrollado, que se ha reducido algo pero que sigue estando muy por encima de la medida esperada por la gente, junto a la simplificación y el abaratamiento de los viajes y las telecomunicaciones, ha hecho de lo offshore un entorno tentador y al alcance de cualquiera. Tener una cuenta cifrada o una sociedad exenta de impuestos ya no es un lujo, y en muchos casos es una necesidad.
¿Quién y cómo puede beneficiarse de los paraísos fiscales? En primer lugar son un refugio ideal para las personas que han ido ahorrando durante años y que o bien viven en países donde se les obliga a tener sus cuentas personales en una moneda nacional insegura (caso de varios países latinoamericanos) o bien han generado parte de su ahorro “en negro”, es decir, fuera del control estatal. En lugar de tener cantidades importantes debajo de la cama o perdiendo valor en la caja fuerte de un banco, ese dinero puede hacerse productivo realizando cualquier clase de inversión bursátil o simplemente manteniéndolo en una cuenta remunerada en un paraíso fiscal. Cualquier suma a partir de unos pocos miles de dólares justifica el recurso a estos territorios. Además, en los banco offshore se puede uno beneficiar de la ausencia de control de cambios y del uso exclusivo de monedas fuertes. Las cuentas bancarias normalmente admiten fondos en varias monedas, por lo que se puede diversificar cómodamente el capital teniendo en la misma cuenta una parte en dólares, otra en yenes y otra en francos suizos, por ejemplo. Las tarjetas de crédito emitidas por estos bancos se pueden utilizar en el país de residencia del interesado, y a veces sin dejar rastro. Y, por supuesto, estos bancos están obligados por ley a no suministrar información a las haciendas de los países “normales”, cosa que tampoco hace el propio gobierno del paraíso fiscal. Las cuentas se abren con enorme facilidad y las comisiones bancarias no son, por lo general, mucho más elevadas de lo habitual. Además de miles de bancos dedicados en exclusiva al negocio offshore, la mayoría de los principales bancos de cada país tienen bien organizada su estructura exterior y ofrecen a sus clientes todo tipo de facilidades para realizar y controlar sus depósitos, muchas veces sin siquiera desplazarse al paraíso fiscal en cuestión.
Empresarialmente, los paraísos fiscales constituyen en la actualidad una pieza clave del comercio internacional. En ellos se puede constituir una empresa en cuestión de horas, sin que se inmiscuya en ello la administración y por unas cantidades asequibles a cualquier bolsillo. Cada vez son más los profesionales independientes que cobran a sus clientes en el extranjero mediante este tipo de sociedades, cuyo precio no suele superar los mil quinientos dólares como mucho. Evitar la doble imposición, aliviar la carga fiscal que soportan y mantener el secreto de algunas operaciones comerciales son los principales motivos por los que las empresas acuden a un paraíso fiscal. No hay una sola multinacional que no tenga una sofisticada estructura offshore, y el tamaño de las compañías usuarias de estos territorios se ha reducido hasta alcanzar a muchas pequeñas y medianas empresas. Una de las ventajas del paraíso fiscal frente a la jurisdicción convencional es que la identidad de los verdaderos propietarios y administradores puede protegerse mediante figuras jurídicas que impiden a los Estados acceder a esa información. La extrema seriedad y confidencialidad de los despachos de abogados y del sector bancario son la clave del éxito de estos territorios, por lo que en la práctica totalidad de los casos uno puede estar tranquilo respecto a la seguridad de sus datos, de su identidad y de su patrimonio.
La hipocresía anti-offshore
Los Estados convencionales han reaccionado de dos formas ante el espectacular incremento del sector financiero offshore. Por una parte, han lanzado toda suerte de campañas de propaganda destinadas a deslegitimar y desprestigiar a los paraísos fiscales, presentándolos ante la opinión pública como nidos de terroristas, narcotraficantes y millonarios egoístas. Por otro, han intentado ponerle puertas al campo, legislando innumerables normas destinadas a dificultar el acceso de los ciudadanos a estos lugares y a asustar a la gente respecto a la utilización de un paraíso fiscal. Pero la realidad se impone y de nada le han servido a los Estados ni sus legislaciones liberticidas ni su hipocresía. Esta última tiene su mayor expresión en la tolerancia de facto de casi todos los grandes Estados frente a aquellos pequeños paraísos fiscales con los que comparten un mismo entorno geográfico y de idioma (Italia sobre San Marino, Francia respecto a Mónaco, Alemania con Luxemburgo, Gran Bretaña respecto a las islas de Man, Jersey y Guernsey, España frente a Andorra, Estados Unidos sobre Bermudas y Grand Cayman, etc.). Esa tolerancia se debe a la presión de la comunidad financiera de cada país, y a la preferencia de las haciendas públicas por mantener esas fortunas cerca, de forma que reviertan de una u otra manera en el país.
Los paraísos fiscales, salvo Suiza, suelen ser países minúsculos. Unos son antiguos y respetados microestados europeos. Otros son pequeñas islas del Caribe o del Pacífico sin muchos más recursos que el turismo y el sector offshore. Muchos son todavía países colonizados cuya escasa extensión y población les mantienen aún bajo depedencia política de la metrópoli, pero con una plena autonomía económica y fiscal. Todos ellos compiten entre sí por el aluvión de dinero que cada año huye de las economías ordinarias hacia el sector offshore. Son en la práctica totalidad de los casos territorios democráticos y con un correcto manejo de la economía doméstica. Algunos han logrado generar un elevadísimo nivel de vida para sus ciudadanos. Sin embargo, no faltan voces puritanas que exigen la anulación de sus “privilegios” y hasta la anexión a los países grandes cercanos, en el colmo de la arrogancia. Es lo que sucedió hace poco en Alemania, cuando se descubrió que el partido democristiano CDU tenía cuentas en Liechtenstein y hubo quienes se permitieron incluso reclamar la anulación de este pequeño país centroeuropeo. La OCDE intentó en 1998 y 1999 organizar a sus Estados miembros en una especie de cruzada contra el sector offshore, pero los mismos países que tanto vociferan contra los paraísos fiscales encontraron mil y un impedimentos para coordinarse. Tampoco las alarmistas conclusiones de la comisión Ruding del Parlamento Europeo motivaron acción alguna por parte de los Quince. En definitiva, la hipocresía no sirve cuando la realidad se impone, y la propaganda anti-offshore no es ni creíble ni eficaz. El dinero es de la gente y la gente quiere ser libre.
Un futuro “paradisiaco”
Los paraísos fiscales no son un mal sino un síntoma. La enfermedad que señalan es el prepotente soberanismo fiscal de los países frente a sus ciudadanos, la glorificación del Estado y la continua amenaza de éste a la propiedad de las personas y de las empresas. Esa y no otra es la dolencia, y la medicina que la combate se llama libertad económica. La globalización está suministrando a los individuos amplias dosis de ese medicamento milagroso. En el Occidente desarrollado hemos conquistado la libertad política, y América Latina se ha incorporado a ella tarde pero bien. Falta la libertad económica, y por ahora sólo los paraísos fiscales nos la proporcionan, mientras nuestros Estados nos la niegan. Además nos ayudan a forzarles para que nos la reconozcan de una vez. La tendencia apunta hacia un mundo donde el sheriff de Nottingham terminará recibiendo un sonoro y humillante corte de mangas y, en vista de no tener nada que recaudar por haber refugiado todos los aldeanos su dinero en el bosque offshore de Sherwood, bien custodiado por Robin Hood y sus amigos, se irá a casa con los bolsillos vacíos y dejará en paz, por fin, a las antiguas víctimas de su vampirismo convertidas ya en ex-súbditos económicamente libres.
(Agencia Opinionpress)
—Gorka Etxeberria Landaburu es escritor y periodista.
© Agencia digital Opinionpress, 2005.
xxxxxxxxx
.
Los Paraísos fiscales del Caribe
julio 4, 2015
Informe sobre los Paraísos fiscales
Paraisos fiscales (2007-2010)
La reciente crisis financiera ha puesto de relieve la existencia de áreas geográficas peculiares: los paraísos fiscales. Generalmente discretos, fueron señalados como uno de los lugares vitales para la finanza internacional cuya carencia de transparencia permitió que se extendiera esta crisis mediante la proliferación de productos financieros de alto rendimiento pero muy especulativos. Los principales responsables de la política mundial denunciaron el papel de estos paraísos fiscales, hicieron establecer una lista más o menos exhaustiva para que éstos proyectaran tener prácticas menos opacas y firmaran acuerdos con las autoridades financieras de los principales Estados. ¿Ha llegado el fin de los paraísos fiscales?
Si es cierto que entre otras, la zona caribeña es donde más se utilizan estas herramientas financieras, es señal de que la cuenca del Caribe está completamente sumergida en la globalización financiera. En un primer tiempo, después de recordar cuáles son la substancia y el papel que desempeñan los paraísos fiscales en la vida de la finanza mundial, tomaremos algunos ejemplos caribeños significativos: tres archipiélagos antillanos (las Bahamas, las islas Caimán, las Islas Vírgenes británicas) y Panamá, antes de examinar su porvenir con prudencia.
1. Nudos de gran importancia en la red financiera mundial
1.1. El paraíso fiscal o el arte de valorizar la soberanía
Una definición sencilla del paraíso fiscal podría designar un país en el que los residentes extranjeros, ciudadanos ricos o empresas internacionales, depositan su dinero para no pagar impuestos en sus países de origen.1 De hecho, los paraísos fiscales no solo son el resultado de estrategias privadas sino también de estrategias de grandes Estados que los utilizan para satisfacer a numerosos clientes. A éstos, los paraísos fiscales ofrecen una residencia jurídica ficticia, una desconexión de las transacciones en el tiempo y en el espacio, entre el sitio real donde ocurrieron y el sitio jurídico.
¿Cuales son los criterios que definen un paraíso fiscal para los utilizadores profesionales? Se trata primero de la existencia de una imposición mínima o nula para los no residentes que gozan de un secreto bancario inviolable; la libertad de circulación de los capitales internacionales debe ser completa, los procedimientos de registro muy rápidos, sencillos y poco controlados. Todo paraíso fiscal debe respaldarse en un centro financiero importante y disponer de una alta accesibilidad informática. El territorio también debe inspirar confianza a sus clientes mediante una estabilidad política y económica, y ofrecer placeres para la vida de los no residentes. Una serie de acuerdos financieros bilaterales con las grandes potencias económicas lo protege de toda medida perjudicial de represalia.
Es difícil establecer la lista de los paraísos fiscales, la Guía Chambost de paraísos fiscales (2005) incluye una centena entre los cuales se encuentran tanto grandes Estados (Reino Unido, Suiza) como islas (Antillas, Pacífico), micro territorios europeos (Andorra, Mónaco, Liechtenstein) y ciudades (Kaliningrad, Tel Aviv, Trieste, Tánger). A partir de la crisis financiera de 2007-2008 prolongada por la actual crisis económica que afecta todos los países occidentales, operaron re clasificaciones (cf. 3.) y el número de paraísos fiscales fue reducido después de medidas de saneamiento.
1.2. Creadores de empresas para clientes múltiples
La función principal de estos territorios offshore es crear empresas ad hoc para responder a las necesidades de los usuarios. Se trata primero de filiales de grandes empresas que satisfacen varios objetivos: cambiar el sitio de residencia de la empresa o de su propietario, ocultar la procedencia geográfica de los ingresos o organizar un sistema de ocultación fiscal. Así se crean, mediante una cuota de unos centenares de dólares, sociedades IBC (International Business Corporation) que permiten recaudar fondos en el mercado internacional a través de acciones u obligaciones. También permiten tener lucrativas actividades de “trading” en los mercados a plazos, pero no tienen contacto alguno con los habituales residentes del paraíso fiscal. La fundación que no tiene dueño ni accionistas, permite gestionar bienes y muchas veces es una entidad privada. El trust, por su parte, es el resultado de un acuerdo contractual entre personas privadas y facilita el establecimiento de una barrera entre el propietario legal de un activo y el beneficiario efectivo.2
Los clientes de estos dispositivos son numerosos en el mundo entero. Primero hay los clientes ricos del “private banking”. Multimillonarios en dólares, son dueños de múltiples residencias entre las cuales transitan en busca de la imposición mínima de sus bienes y beneficios.
Las empresas multinacionales, cuyos clientes son los más influyentes, buscan en el paraíso fiscal la reducción de sus impuestos, pero también a veces un modo de ocultar su pasivo a fin de presentar un mejor balance financiero para su cotización bursátil. Pero lo más importante es aprovechar el diferencial de imposición entre la fuente de los beneficios y la residencia de la sociedad matriz, la cual beneficiará del sistema mediante los precios de transferencia hacia sus filiales.3
Cualquier paraíso fiscal atrae a los profesionales de la finanza. Hace decenios que los bancos están presentes en los paraísos fiscales a través de filiales conectadas en las redes electrónicas de transferencia de fondos. En el paraíso fiscal, la filial bancaria sirve de pantalla, sobre todo para las transacciones ilegales (comisiones y retro-comisiones) y también para el blanqueo del dinero que proviene del crimen organizado y de varios tráficos (armas, narcotráfico, prostitución, juegos). A esos financieros se añaden las compañías aseguradoras, en particular las que están en relación con las empresas multinacionales. Todos manipulan fondos de inversiones especulativos (hedge funds) que son el nervio de las especulaciones bursátiles tanto físicas (materias primas) como financieras (productos sofisticados de alto riesgo como los subprimes). Siguiendo los pasos de esta nebulosa de la finanza, los profesionales del derecho y de las cuentas son grandes utilizadores de los centros offshore. ¿No se encuentran en ellos los cuatro grandes del Consejo Internacional cuya influencia es considerable sobre la finanza mundial?4 La función de estos profesionales es convalidar y comercializar nuevos productos financieros muy complejos que provienen de áridas matemáticas financieras y que, muchas veces, no tienen relación alguna con la realidad económica. En realidad, su objetivo principal es permitir importantes ganancias que remuneran les enormes riesgos que suponen. Por fin, los grandes Estados también usan de los paraísos fiscales para transacciones secretas que no pueden aparecer en las cuentas públicas.
1.3. Un legado anglosajón
A fines del siglo XIX se desarrolló una primera globalización económica caracterizada por une fuerte movilidad de los capitales más allá de las fronteras, en una época de afirmación más o menos agresiva del nacionalismo de los Estados naciones.5 Reconciliar soberanía y movimiento de capitales, ése era el dilema, particularmente para las potencias industriales como los Estados Unidos y Gran Bretaña que tenían la preocupación de apoyar la internacionalización de sus grandes empresas (petróleo, química, siderurgia, etc.). Como los tratados comerciales bilaterales no parecían proponer soluciones convenientes, las empresas privadas se esforzaron en solucionar el problema entre ellos. Fueron abogados de empresa de Nueva York los que sugirieron al Gobernador del Estado de New Jersey aumentar sus ingresos mediante la propuesta de un límite máximo de los impuestos a cualquier sociedad que se instalara en Estado. El Gobernador del Delaware hizo lo mismo en su ley fiscal de 1898.6
A este primer aspecto del offshore –la atracción de las empresas por motivos fiscales– iba a juntarse la decisión de los jueces londinenses que crearon, por dichos motivos, el concepto de residencia ficticia7 definida a partir del sitio de residencia de los que controlaban y eran dueños de la empresa. Entonces, las empresas británicas trasladaron sus consejos de administración al extranjero, huyendo así de los impuestos británicos. La última piedra del paraíso fiscal fue la ley suiza de 1934 sobre el secreto bancario que vino a ser inviolable so pena de persecución penal.
Hasta en los años 1960, los paraísos fiscales, todavía poco numerosos, eran ante todo refugios fiscales para ciudadanos ricos y para unas escasas grandes sociedades. Pero, en 1957, se creó en Londres el mercado de los “eurodólares”; así el banco de Inglaterra autorizó transacciones financieras con una divisa diferente de la libra esterlina entre dos entidades no residentes, fuera de todo control. Fue un paso decisivo hacia la globalización financiera. El eurodólar llegó a ser un juego de escrituras contables que permitía que un banco ubicado fuera de los Estados Unidos efectuara operaciones en dólares sin que fueran consideradas como realizadas en el sitio de residencia del banco sino en un espacio ficticio, el offshore, sin control público.
Armado de la firme voluntad de hacer de Londres el mayor centro financiero del mundo, el Banco de Inglaterra, independiente del poder político pero atento a las necesidades de los potentes banqueros de la City, atrajo a los grandes bancos norteamericanos. Sin embargo, éstos se dieron cuenta de que al establecerse en los territorios británicos de ultramar de las Antillas (Bahamas, Islas Caimán), sin desajuste horario con Wall Street, conseguían las mismas ventajas que en Londres. Fue así como empezó el crecimiento rápido de los paraísos fiscales en las islas tropicales. Aquel mercado sin regulación redujo la trazabilidad de las transacciones financieras internacionales.
Durante los años 1970, cuando decayó el modelo capitalista fordista, hubo una ruptura entre la productividad y el nivel de los salarios que produjo una debilitación de los beneficios. Para que se invirtiera la tendencia, elaboraron nuevas estrategias. Se desarrolló una verdadera economía offshore apoyada en los paraísos fiscales para la finanza, pero también en las zonas francas industriales con el fin de disponer de una mano de obra más barata y dócil y en el sistema de pabellones de complacencia para bajar el coste de los intercambios marítimos. Para escapar del coste de los conflictos sociales y de las cargas sociales de los Estados continentales, las empresas se desplazaron hacia los paraísos fiscales que les ofrecían una imposición mínima, el secreto bancario y una residencia ficticia.
1.4. Micro Estados vitales para la globalización financiera y económica
Si no es fácil determinar el número de paraísos fiscales de manera exhaustiva8 (cf. 1.1.), los especialistas estiman que del 2% al 5% del PIB mundial transita o está localizada en estos territorios; la mitad en valor del comercio mundial pasaría por ellos igual que la mitad de los flujos financieros internacionales. De este modo los paraísos fiscales intervendrían en la mitad de la finanza mundial tratándose de préstamos e ingresos.9
Pero también tienen estos territorios una importancia en la división internacional del trabajo. Cuando reciben la tercera parte de los flujos de inversión al extranjero de las empresas multinacionales, las filiales offshore de éstas son un engranaje esencial de la producción y de la distribución de bienes y servicios en el mundo. Por otra parte, la monetización en alza de numerosos actos de la vida tanto pública como privada, unida al excepcional desarrollo del intercambio informático de servicios de pago, hace que son muy útiles los paraísos fiscales para quien desea optimizar sus beneficios. Cada vez más flujos de pago en el internet (teléfono, proceso de datos variados, pagos bancarios)10 provienen del offshore.
Se atenúa entonces la ficción de una frontera entre una actividad financiera normal, regulada por grandes instituciones y bancos centrales y un mundo financiero sin regulación, opaco, poblado de actores desconocidos que manipulan de modo muy especulativo importantes montones de capitales. Al entrar esta economía de casino en crisis, contamina la otra, como ocurrió durante el verano de 2008. Como esta crisis financiera continúa en la actualidad a través de una muy grave crisis económica que afecta principalmente a los países del Occidente, no se puede sino deducir que existan lazos estrechos entre estos dos mundos, el segundo siendo indispensable al primero, sin que éste pueda controlar con éxito dichos lazos.
2. La considerable dimensión de la cuenca Caribe en las finanzas offshore
2.1. Los paraísos caribeños: una doble oportunidad geográfica e histórica
En la larga lista mundial de paraísos fiscales, la cuenca caribeña ocupa el primer puesto por el número y la categoría de ciertas especialidades financieras (cf. véase más adelante). En la lista del FMI del año 2000, figuran 19 países de la AEC sobre un total de 60, o sea la tercera parte. Ente ellos, tres son continentales (Belice, Costa Rica y Panamá) los demás diez y seis son islas y archipiélagos antillanos. Desempeñan un papel vital en la banca offshore en el mundo. Así en 2004, los tres archipiélagos de Bahamas, islas Caimán e islas Vírgenes británicas y también Panamá, detentaban la sede de 1 200 000 empresas offshore sobre un total mundial que se estimaba a 2 100 000 en esa época, o sea el 55% del total (cf. véase tabla más adelante). ¡Las islas Caimán y las Bahamas acogen respectivamente 500 y 4300 filiales de bancos offshore! Las mismas islas Caimán y más recientemente las islas Vírgenes británicas son el refugio privilegiado de las compañías aseguradoras. Reciben enormes flujos de inversiones directos afectados al extranjero.11 Las islas Caimán detendrían casi el 80% de los 1200 mil millones de fondos especulativos (hedge funds) muy implicados en la reciente crisis financiera mundial.
La proximidad con los Estados Unidos es una importante ventaja. Situados en el mismo huso horario que Wall Street, eje mayor de la finanza mundial y epicentro de la primera potencia económica del momento, benefician de una excelente accesibilidad, a la vez informática y aérea. Estos territorios son antiguas colonias de Europa, tardíamente emancipados o que siguen siendo colonias de sus antiguas metrópolis bajo la forma de Territorios Europeos de Ultramar (TOM). Poco poblados, estos territorios tienen recursos naturales limitados, mercados estrechos y su supervivencia socio económica no pudo existir sino a través de la búsqueda de nichos económicos que les permitieran integrarse en la economía mundial gracias a la valorización de los vínculos que mantenían con sus antiguos tutores. Territorios anglófonos o neerlandófonos,12 tienen sistemas políticos que reproducen los de las antiguas metrópolis y que, en general, se asientan en dos conjuntos políticos que gobiernan a través de una alternancia electiva de una gran estabilidad. Además, sus monedas se aprecian en paridad con respecto al dólar. Su situación insular en los trópicos favorece su vocación turística basada en una atención específica para el turismo del segmento alto con el fin de atraer a los no residentes ricos que desean discreción tanto para dirigir sus negocios como para gozar in situ de sus suntuosas residencias. La disparidad de categoría entre el mundo de los no residentes y él de la población local poco numerosa, casi nunca ocasiona disturbios capaces de matar la gallina de los huevos de oro.
Territorios que se dedican al servicio
Superficie (km²) |
Población (1000 hab.) |
Servicios financieros (% del PNB) |
Ingresos turisticos (% del PNB) |
Multinacionales (Número de sedes) |
Empresas (Número) |
|
Bahamas | 13 500 | 331 | 15 | 30 | 156 | 42 616 |
Islas Caimán | 260 | 52 | 14 | 17 | 1130 | 72 000 |
Islas Vírgenes británicas | 150 | 23 | 45 | 45 | 244 | 619 916 |
Panamá | 76 000 | 3350 | 7 | 9 | 125 | 369 652 |
2.2. Tres archipiélagos anglófonos modelos del “offshore” insular en el trópico
Estos tres archipiélagos ilustran la amplia gama de servicios que puede ofrecer un paraíso fiscal. Si las Bahamas son independientes, los otros dos siguen siendo colonias británicas. Los tres benefician de innumerables visitas turísticas, pero el turismo de masas no afecta sino las escalas de crucero, mientras los demás visitantes buscan una estancia de lujo. El gran número de islas deshabitadas y el ultraliberalismo del régimen inmobiliario local proporcionan a la gente adinerada la posibilidad de comprar residencias lujosas, discretas, accesibles en avión privado o en helicóptero. Se nota una gran actividad náutica en una región que favorece los viajes entre islas muy cercanas donde se encuentran casinos y otros lugares de placeres.
El archipiélago de las Bahamas estira sus 700 islas (de las cuales el 40% están deshabitadas) en 1200 km desde Florida hasta la punta oriental de Cuba.13 Más de la mitad de la población se concentra en New Providence y en la capital Nassau. Es el turismo una actividad primordial tanto de estancia como de crucero, y aporta anualmente 2 mil millones de dólares en ingresos. Este archipiélago ofrece el panel offshore más completo de las Antillas. Los servicios financieros representan el 15% de su PNB. Además, es conveniente añadir los ingresos de la amplia zona comercial de Freeport (Isla de Gran Bahama).14 A ésta se une una muy importante plataforma logística marítima que puede valerse de uno de los principales pabellones de complacencia del mundo.15
Las Islas Vírgenes británicas ofrecen una treintena de islas (la tercera parte deshabitada) sobre 150 km2. Colonia británica, viven sobre todo de los servicios financieros y del turismo (cf. tabla). El turismo combina escalas de grandes yates, viajes náuticos privados y residencias lujosas. El ascenso del archipiélago en el dominio del offshore es el más reciente de los tres y resulta por parte de la retirada de varios clientes del offshore de las Bahamas después de la independencia de este archipiélago. En consecuencia, el número de registros alcanza los 30 por habitante (cf. tabla).
Durante largo tiempo dependencia de Jamaica, el archipiélago de las islas Caimán también quedó como colonia británica después de la independencia de la citada Jamaica. A medio camino entre ésta y Cuba, estas tres islas con una población de 52 000 habitantes también viven del turismo de lujo y de los servicios financieros. ¡Estaría este archipiélago en el quinto rango de la finanza mundial! Es el paraíso de los fondos especulativos y de las sociedades pantallas y los paraísos preferido de la finanza estadounidense. Allí gestionan más de 1000 millones de dólares de fondos opacos. En consecuencia no existía impuesto en este territorio que vivía de la venta de licencias bancarias y de tasas de importaciones en un archipiélago que compra al extranjero el 80% de la totalidad de sus consumiciones. Pero, en 2004 el ciclón Ivan devastó el territorio y la crisis financiera de 2007-2008 disminuyó fuertemente la renta sacada de los establecimientos financieros que tuvieron que despedir a una parte del personal local. Decayó el número de turistas norteamericanos, disminuyendo asimismo los recursos de las autoridades locales a quienes Londres prohibió la posibilidad de conseguir préstamos en los bancos registrados en la plaza, lo que revelaba la impermeabilidad entre aquel mundo del offshore y el territorio que lo ampara. Londres exigió la creación de una contribución sobre los bienes de los ricos expatriados que representaban la mitad de la población. Este riesgo climático de los ciclones vale para la casi totalidad de la cuenca caribeña y añade una dosis de endeblez al mundo del offshore.16
2.3. El caso particular de Panamá: un corredor dedicado a los servicios de importancia mundial, estructurado en su canal transoceánico
La historia de Panamá es singular en centroAmérica. Nació de una separación con Colombia en 1903, bajo tutela de los Estados Unidos que construyeron y abrieron el canal en 1914, en medio del “Canal Zone” del que quedaron dueños hasta el 31 de diciembre de 1999. La transformación de aquella conexión logística vital para la geoestrategia americana en un corredor logístico multiservicios de amplitud mundial está en proceso de realización. Se respalda en un canal que están ampliando17 y que ve transitar el 5% del tráfico marítimo mundial. La actividad del canal aporta el 10% del PIB nacional y es factor, en las dos extremidades, de una intensa actividad portuaria que, en la parte de la costa del Caribe, alimenta la segunda zona franca del mundo (después de Hong Kong) y aporta el 8% del PIB nacional.
Desde 1925, Panamá ofrece a todos los armadores un pabellón de complacencia18 que hoy le proporciona el primer puesto mundial con 6842 buques que totalizan 271 millones de toneladas de peso muerto al 1º de enero de 2009. Así, el pabellón de Panamá posee casi la cuarta parte de la flota mundial, con 16% del total mundial de los petroleros, la tercera parte de los graneleros y más del 20% de los portacontenedores. Este dinamismo marítimo se apoya en una red de consulados marítimos que abarca todos los puertos importantes del mundo y donde en sólo dos días se registra un buque. El sistema panameño es muy laxista con respecto a las leyes sociales, no exige ningún impuesto sobre los beneficios y simplifica lo más posible los requisitos administrativos. En consecuencia, los gastos de notario, de inspección, de mantenimiento y de registro generan 200 millones de dólares cada año para Panamá.
Estas actividades se adosan en un centro financiero offshore de alto rango. Los Estados Unidos han guardado une fuerte influencia en Panamá cuya moneda (el balboa) se estima a paridad con el dólar. Son numerosos los jubilados norteamericanos que se instalan en la zona cercana del canal. Panamá es una confluencia para las dos Américas, pero también para Asia y América. China ha venido a ser el segundo usuario del canal después de los Estados Unidos y extiende sus intereses por toda América latina donde Japón cuenta ya con firmes posiciones comerciales.
Situado a medio camino entre el primer consumidor mundial de drogas al norte y los países productores de los Andes, Panamá también puede tener una gran utilidad para el blanqueo de los narco-dólares, a riesgo de manchar una reputación ya alterada por la presencia de su pabellón en numerosos naufragios lamentables.
Este corredor dedicado a los servicios es la columna vertebral de la economía panameña. En 2007, generó un excedente de casi 3 mil millones de dólares en la balanza nacional de servicios (16% del PNB) que permitió subsanar las dos terceras partes del déficit de la balanza comercial.
3. Paraísos fiscales: ¿Instrumentos en peligro o imprescindibles?
3.1. Las recientes leyes contra los paraísos fiscales: ¿reforma o postura?
A la vuelta del siglo XXI las autoridades internacionales y algunos países industrializados decidieron enfrentarse con la opacidad de la banca offshore. La reciente crisis financiera llamada crisis de los “subprimes”, ilustrada entre otras por la quiebra del banco Lehman Brothers, no hizo más que acentuar aquella voluntad. En 1999, el comité de los asuntos fiscales de la OCDE estableció una lista de 47 paraísos fiscales, pero en 2000, la publicación de la lista sólo contaba con 35 nombres. El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) creado en 1989 para luchar contra el tráfico de estupefacientes estableció una lista, también en 1999, de 29 territorios “dudosos” entre los cuales se destaca un catálogo publicado en junio de 2000,19 de 15 territorios que no cooperan. Pero, en octubre de 2006, el GAFI no reconoce más a ninguno de estos territorios como no cooperativos.
El 2 de abril de 2009 la OCDE publicó una triple lista de los sesenta paraísos fiscales del mundo. Una lista blanca para los que habían firmado una docena de acuerdos bilaterales. Los que no cumplían con estas condiciones figuraban en una lista gris: 38 países entre los cuales la casi totalidad de los paraísos fiscales del Caribe. Costa Rica aparecía en la lista negra en compañía de tres otros Estados. Saldría de aquella lista algunos meses más tarde.20
¿Son estas rápidas actualizaciones el resultado de las presiones de las autoridades financieras internacionales (FMI, OCDE) o se trata de una postura para tranquilizar las opiniones públicas preocupadas por la importancia de la crisis financiera ampliada por la grave crisis económica que afecta a los países occidentales? Lo que se exige de los paraísos fiscales se refiere sobre todo al intercambio de datos fiscales, pero ante todo, el levantamiento del secreto bancario se limita únicamente a los asuntos penales. Pero ¡aun es necesario que las autoridades nacionales soliciten las informaciones! Actualmente, los países industrializados tienen graves déficit públicos que deberían agudizar su búsqueda de nuevos ingresos fiscales. De hecho, es más fácil crear nuevos impuestos que luchar con eficacia contra el fraude y la evasión de los impuestos. El porvenir de los paraísos fiscales no parece muy amenazado por aquellas exigencias reglamentarias que al parecer, sólo pretenden eliminar los países de mala fama.
3.2. El desplazamiento del núcleo de la economía mundial a costa de la finanza anglosajona
Los países de economía emergente sufrieron la doble crisis financiera y económica. Al parecer, la economía mundial se encamina hacia un duopolio Estados Unidos – China y respecto a la finanza, los excedentes de divisas chinas pagan el déficit de los Estados Unidos. ¿No existe el riesgo de ver agotarse los flujos de capitales hacia los paraísos fiscales antillanos a favor de sus competidores asiáticos?
Por otra parte, la subida espectacular de la finanza en los países del Golfo pérsico árabe ¿podría desviar los flujos destinados habitualmente a la City londinense para impulsar centros regionales (Dubai)? Además, una reciente tendencia de la finanza musulmana preconiza el respeto de la sharia en las transacciones financieras,21 lo que podría acentuar cierto empoderamiento de la finanza islámica en el seno de la finanza mundial.
3.3. Las fuertes ventajas de los paraísos fiscales del Caribe
El primer recurso viene asociado a una perennidad cierta de la potencia de los Estados Unidos. En los próximos decenios, este país debería quedar como una potencia económica de gran importancia en el mundo, aun si tuviera que compartir con China y otros demás países (India, Brasil) sus capacidades de innovación, y sus recursos intelectuales y materiales. Su potencial estratégico le protege contra una decadencia tan impresionante como debería ser la de la finanza europea.
La segunda ventaja resulta de la experiencia de los paraísos caribeños en el mundo del offshore. Primero, cuentan con una excelente accesibilidad a la que se añade el encanto de una residencia lujosa que aprecian los clientes de los paraísos y también sus amigos y contactos. Sus dimensiones y estatutos son la garantía de una fuerte estabilidad en una especialidad financiera que supone discreción y opacidad.
Sin embargo, estos archipiélagos estables viven en medio de una de las zonas más peligrosas del mundo donde se multiplican los homicidios, particularmente en la franja costera continental (desde México hasta las Guyanas). Esta situación proviene de la potencia regional del crimen organizado dominado por los cárteles de narco traficantes que asocian los tráficos de estupefacientes, de seres humanos (prostitución, migraciones), de armas (que aprovisionan las milicias privadas y las guerrillas), de fauna silvestre (rapiñada en las selvas tropicales y exportadas hacia el Occidente). Estos tráficos generan sumas considerables, las más veces en efectivo, que deben ser blanqueadas. El paraíso fiscal es el método ideal para esta operación. Ya evocamos (cf.2.3.) el caso de panamá al respecto.
3.4. Los obstáculos para una política en contra de los paraísos fiscales
El primer obstáculo viene de la actitud de los Estados. Algunos son paraísos fiscales o así los consideran como es el caso de Irlanda, Suiza, Luxemburgo, o de micro estados como Mónaco, Andorra, Liechtenstein.22 Por otra parte la economía resulta cada vez más globalizada y pesa fuertemente sobre las políticas. Por lo que se refiere a la economía, las políticas nacionales no hacen más que corregir marginalmente el complejo mundial que abarca la finanza, los seguros, las auditorias, las agencias de cotización y algunas potencias mayores.23 A nivel nacional, el conjunto económico-financiero pesa con fuerza sobre unos Estados, que casi en mayoría han adoptado la ley del mercado, aun cuando el régimen político no corresponde a este credo liberal.
Esta galaxia financiera que estructura y hace vivir la economía mundial por medio de los flujos financieros, no puede prescindir de las prácticas de la banca offshore de la cuales saca tantas ventajas. Merced a aquellos minúsculos territorios soberanos, la finanza mundial minora sus costes de explotación y optimiza sus beneficios. Entonces, se trata ante todo de borrar los abusos en vez de suprimir la práctica. Sin duda, es la significación más o menos admitida de las recientes medidas que han fomentado los estados en contra de los paraísos fiscales (cf. 3.1.). Al parecer, los estadistas no quisieron o no pudieron aprovechar la oportunidad de la crisis económica más grave de la post guerra para intentar una normalización de aquella economía casino. La existencia de los paraísos fiscales no parece estar en peligro, ni mucho menos. Las autoridades públicas que, hace poco, afirmaban su voluntad de destruirlos, hoy en día parecen conformarse con algunos reajustes legislativos acerca de la opacidad de prácticas que penalizan a los expatriados fiscales.
Así, gracias a sus paraísos fiscales, la Cuenca del Caribe ganó una notoriedad mundial en un sector de gran importancia: la finanza internacional. A través de un paralelismo sorprendente, esta función otorgada por sus mentores extranjeros recuerda el comienzo de la historia colonial de la región, cuando, bajo el dominio de los españoles, cargaban los metales preciosos del Nuevo Mundo en los puertos del Caribe para inundar la potencia imperial ibérica a lo largo del siglo XVII antes de enriquecer a las demás potencias europeas rivales. Escondidos en los archipiélagos como las Bahamas o las islas Caimán, los corsarios y más tarde los filibusteros acechaban los galeones para apoderarse de ellos. Hoy en día, son otros aventureros de la finanza y del internet quienes, armados de los ordenadores de las empresas pantalla, aguardan las oportunidades más lucrativas.
Pero, estos paraísos fiscales ¿no forman parte del fin de uno de los innumerables ciclos que conoció el Caribe durante cinco siglos? Igual que disminuyó el flujo de metales preciosos después del siglo XVIII, que decayeron las potentes refinerías antillanas de petróleo a partir de los años 80, que desde hace dos decenios sufren las zonas francas de las grandes Antillas y del istmo meso americano frente a la competencia asiática, ¿cuál es el porvenir de los paraísos fiscales caribeños?
Los responsables del Caribe siguen muy a favor de este nicho financiero que representa un gran parte de los ingresos de aquellos archipiélagos, aun cuando no es satisfactorio el reparto social de los beneficios.24
Más allá de un evidente traslado de la potencia económica mundial hacia Asia, los paraísos fiscales del Caribe permanecen a dos pasos de los Estados Unidos, mentor ambicioso y potente que sigue dirigiendo la economía mundial, aun si debe compartir cada día más esta función. Sin un cambio fundamental de las prácticas financieras internacionales, la financiarización de la soberanía de los micros estados sigue siendo preciosa. Es útil para acoger el dinero que huye de los impuestos, cuando no es de la ley; autoriza la venta de licencias de propiedad que cubren tanto el sector bancario como él de las empresas o de los armadores. También es parte de la panoplia de supervivencia de los pequeños territorios insulares del trópico, sobre todo cuando ofrecen a sus clientes una residencia “paradisiaca”.
1 Para la OCDE, un paraíso fiscal propone una jurisdicción que supone poco o ningún impuesto sobre la renta de los capitales, desarrolla prácticas opacas que permiten crear empresas ficticias y se niega a dar informaciones financieras a las autoridades extranjeras.
2 Existirían en el mundo más de 1000 trust que gestionan de 3 a 8 billones de dólares mediante 350 000 cuentas offshore (cf. libro de Chavagneux et Palan).
3 El precio de transferencia designa el precio más o menos ficticio de los bienes y servicios, facturados internamente por una empresa a sus filiales. De esta manera, la sede central establecida en un lugar, facturará lo más alto posible las transferencias hacia su filial situada en un paraíso fiscal y minorará las transacciones entre su filial y la sede social instalada en un sitio que exige más impuestos.
4 KPMG, Ernst and Young, Pricewaterhouse Cooper, Deloitte-Touche-Tohmatsu.
5 En 1913, las reservas de inversiones directas al extranjero (IDE) alcanzaron el 9% del PNB mundial. Se tuvo que esperar el año 1990 para volver a encontrar esta proporción.
6 Durante los años 1920, 40% de los ingresos fiscales del Delaware venían del registro de sociedades. Hoy, casi la mitad de las empresas americanas que tienen una cotización bursátil todavía tienen su sede social en el Delaware.
7 En 1906, los jueces de Londres obligaron la empresa diamantina De Beers, registrado en Africa del sur, a conformarse con los aranceles londinenses, valiéndose de la residencia en Londres de los que la dirigían y controlaban.
8 La lista FMI de 2000 señala a 61 países como centros offshore; el 2 de abril de 2009, la OCDE estableció tres listas según la opacidad creciente de las prácticas: lista blanca, lista gris (38 territorios) y lista negra (3 territorios).
9 En 2004, se contaba con dos millones de empresas con sedes offshore. Los centros exóticos offshore captarían el 30% del total de los flujos financieros, estando Londres el primer centro financiero del mundo.
10 Cuatro años después de la recompra en 1991 de los correos de Guyana por una empresa americana, la duración mediana de las llamadas telefónicas pasó de 24 minutos a 2h20. En aquella época, se suponía que cada ciudadano de las Antillas neerlandesas utilizaba el teléfono durante más de tres horas (cf. libro de Chavagneux et Palan, p. 26).
11 La misma obra señala que en 2005, las islas Vírgenes británicas se alzaban en el segundo rango después de Hong Kong como centro de inversiones extranjeros en China con unos 9 mil millones de dólares, estando las islas Caimán en el 8º puesto con 2 mil millones de dólares.
12 Las antiguas colonias francesas (Guadalupe, Guyana, Martinica) son desde 1946 departamentos de ultramar de Francia y hacen parte de las Regiones ultraperiféricas (RUP) de la Unión Europea. La historia económica y política de Francia no deja que se establezca un verdadero paraíso fiscal. Su larga tradición de dirigismo y su hostilidad para con el liberalismo económico hacen que es en la actualidad uno de los más virulentos denunciantes de la finanza offshore, mientras disfruta de sus beneficios mediante sus bancos y empresas. Sin embargo, la parte francesa de San Martín y San Bartolomé, valiéndose del nuevo estatuto que les permite elaborar su propio código fiscal, tienen sin duda ambiciones financieras en el dominio del offshore.
13 Independiente desde 1973, las Bahamas, archipiélago de la Mancomunidad tiene un régimen parlamentario con una asamblea de 40 miembros elegidos para 5 años y un senado de 16 miembros designados por el primer Ministro. Un Gobernador general representa a la Reina de Inglaterra.
14 Una de las más importantes de la región después de las de Colón y Miami.
15 Gracias a su pabellón de complacencia, Bahamas abriga la 7º flota mundial: 58 millones de toneladas de peso muerto al 1 de enero de 2009 en 1240 buques entre los cuales numerosos cruceros.
16 Los ciclones más recientes causaron grandes estragos tanto en Bahamas como en las islas Turcas y Caicos, situadas en la punta sur del archipiélago de las Bahamas.
17 Construcción de una segunda serie de esclusas que permitirán recibir los buques de mayor tamaño.
18 Un “registro abierto” en el dominio marítimo permite a un armador o a una empresa registrar un buque en un país sin tener vínculo alguno con el país que otorga el pabellón. Un buque puede cambiar de pabellón varias veces al año.
19 Entre los cuales 6 pertenecen a la AEC: Bahamas, Islas Caimán, Dominica, Panamá, San Cristóbal y Nieves, San Vicente.
20 Ya en marzo de 2010, tres paraísos fiscales dejan de figurar en la lista gris: San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Anguilla.
21 Tratándose de prácticas financieras, el mandamiento islámico prohibe el interés, impone el reparto de los beneficios, insiste en la obligación social de los dueños de capitales y se niega a financiar algunas actividades (juegos, productos ilícitos, etc.).
22 Londres, todavía es el primer centro de la finanza mundial.
23 Las actuales especulaciones contra el euro y las deudas públicas de Grecia y España bien muestran la perennidad de las prácticas financieras en el mundo.
24 En 2002, 21 Estados de la cuenca del Caribe establecieron un dispositivo de vigilancia de las actividades offshore, el GAFIC (Gruppo de Acciòn Financiera del Caribe).
Referencias bibliográficas
Brunet R., (1986), Atlas mondial des zones franches et des paradis fiscaux, Paris, Montpellier, Reclus coll. Atlas Reclus, 80 p.
Chambost E., (2005), Guide Chambost des paradis fiscaux, Fabre, Lausanne, 8e édition.
Chavagneux C., Palan R., (2009), Les paradis fiscaux, Nouvelle édition, Avril, La Découverte (ouvrage fondamental).
Duhamel G., (2001), Les paradis fiscaux, Paris, Grancher, 406 p.
Desse M., Hartog T., (2003-4), Zones franches, offshore et paradis fiscaux : l’antimonde légal, Mappemonde n° 72, p. 21-24.
Revues : Le Devoir (08.08.2005)
Presse internationale
Fuente: http://atlas-caraibe.certic.unicaen.fr/es/page-144.html
Paraísos fiscales, zonas francas, tráficos ilícitos (2008-2012)
Por Patrice Roth, Pascal Buleon.
El Caribe insular, tanto como su franja continental, tiene fama de ser una de las regiones del mundo con mayor número de espacios que dan refugio a regímenes de excepción de toda índole: zonas de libre comercio, duty free, paraísos fiscales, centros financieros offshore.
Zona de libre comercio no es lo mismo que paraíso fiscal. Las primeras, en un área geográfica delimitada, abarcan tanto los pequeños almacenes del puerto de Jarry en Guadalupe, como los centenares de hectáreas de Colón en Panamá. Paraísos fiscales y centros financieros offshore cubren a menudo una isla entera o un Estado. Abundan los privilegios, las inmunidades comerciales, aduaneras o fiscales, los estatutos particulares de todo tipo, perfectamente legales aunque no se atengan al derecho común, hasta el punto de que los territorios que carecen de ellos son vistos como «rara avis». Un «paquete de ventajas», a cuya sombra prosperan el fraude y los trapicheos de toda clase, puede sustituir a una simple dispensa arancelaria o fiscal. Entre lo derogatorio y lo ilegal, lo ultra liberal y lo abusivo el límite es a menudo impreciso. Pero no cabe la menor duda de que la región goza de unas condiciones eminentemente favorables.
Los gigantescos flujos de capitales y de mercancías generados por el sistema económico y financiero americano, alimentan numerosas zonas y fomentan intercambios que, pese a situarse fuera de la ley común, mantienen con el gigante americano una relación simbiótica, compleja, ambigua y cambiante. Las rutas del eje Atlántico-Pacifico se cruzan en el istmo panameño donde convergen también las rutas de un doble eje América del Norte-América del Sur, uno que pasa por el istmo y el otro por las islas. La región se convierte así en un lugar de convergencia por donde transitan un sinnúmero de mercancías y de actividades. Ensamblaje y distribución de productos variados (Colón o Miami), tráfico de drogas, de armas, de capitales, contrabando de productos procedentes del Sudeste asiático.
Los numerosos micro Estados de la zona, los que tienen pocos recursos, intentan sacar provecho de su ubicación, en distinto grado y con mayor o menor éxito. En una incesante escalada, cada uno trata de atraer el maná extranjero. El cliente y el inversor son los reyes del mambo, estudian y comparan sin complejos
todas las ventajas y todas las ofertas. El cliente particular el industrial, el armador, la sociedad offshore, el turista, sin olvidar al narcotraficante o a los gánsteres mafiosos que blanquean el dinero sucio con absoluta impunidad, todos encuentran ahí cuantiosas ventajas.
Santo Domingo ha duplicado las zonas industriales de libre comercio. Bahamas y San Martin apuestan por el turismo de shopping gracias a las exoneraciones de tasas. Las islas Caimán, Turcas y Caicos, atraen capitales y empresas con exorbitantes facilidades bancarias y fiscales. Panamá tiene la cuarta flota marítima mundial gracias a una legislación extraordinariamente permisiva.
Se ha trabajado duro en las cumbres internacionales y en varios organismos, para poner coto al offshore financiero que cubre un amplio abanico de actividades, desde la ingeniería financiera sofisticada y librarse de pagar impuestos, para las grandes empresas inclusive, hasta el blanqueo de dinero sucio. Se han adoptado varias medidas de transparencia y de intercambio de datos, se han establecido listas de clasificación de países para influir en los Estados más opacos. Pese a tantos esfuerzos, el FMI calcula que la mitad de las transacciones financieras internacionales transitan por centros financieros extraterritoriales. En todas las clasificaciones, las islas Caimán y varias islas del Caribe, entre las cuales figuran las islas Vírgenes británicas, ocupan los primeros puestos.
Fuente: http://atlas-caraibe.certic.unicaen.fr/es/page-144.html
.
Ecuador considera Paraísos Fiscales a varios países de la UE y estados de USA
noviembre 2, 2012
Ecuador considera Paraísos Fiscales a varios países de la UE y estados de USA
El Servicio de Rentas Internas (SRI) ecuatoriano, en una reciente circular enviada el 3o de julio pasado, recuerda a los contribuyentes que se considerará territorio de baja tributación a cualquier país que cuente con un tipo impositivo inferior al 60% del vigente en el Ecuador. Para erradicar cualquier duda al respecto, se mencionan diferentes países europeos que tendrían la consideración de paraísos fiscales según este criterio, incluso cuando no se encuentran explícitamente incluidos en las listas existentes.
La circular menciona a Bulgaria (10% de impuesto de sociedades), Macedonia (10%), Montenegro (9%) y Serbia (10%). Se incluye además Estonia que si bien tiene un impuesto del 21%, este es sólo aplicable sobre beneficios distribuidos, por lo que el SRI considera que también debe considerarse como un territorio de baja tributación.
Por otro lado, el fisco ecuatoriano también considerará paraísos fiscales a los Estados norteamericanos de Delaware, Wyoming, Nevada y Florida, pero sólo en el caso de rentas obtenidas a través de una LLC, cuando esta tributa en régimen de transparencia fiscal. Es decir, que los impuestos no se pagan a nivel corporativo, sino por sus miembros o propietarios.
La consideración como paraíso fiscal tiene diversas consecuencias, como por ejemplo la imposibilidad de obtener contratos del Gobierno o la dificultad por parte de las empresas ecuatorianas para el descuento de facturas recibidas de dichos territorios.
Si bien la medida del Gobierno Ecuatoriano puede tener en principio un fin justificado que es evitar la evasión fiscal, consideramos que claramente excede este objetivo y atenta contra la libre competencia en materia de impuestos. La consideración de muchos países europeos como paraísos fiscales solamente por disponer de un sistema fiscal más competitivo, no está ni mucho menos justificado, ya que todos los territorios mencionados colaboran activamente en el intercambio de información fiscal (siempre que existan acuerdos en esta materia) y mantienen registros públicos sobre accionistas y directores. Tampoco cuentan con ningún régimen discriminatorio offshore o especial para no residentes, que provea amparo a la ocultación o al fraude, ni está permitido el uso de estructuras fiduciarias. Estos países no tienen por tanto absolutamente nada que ver con los paraísos fiscales clásicos, donde existen leyes especiales y toda suerte de mecanismos que posibilitan la ocultación de rentas. En el de los países europeos mencionados, se trata simplemente de estados que fomentan la inversión a través de tipos impositivos atractivos y que en parte han organizado su recaudación por otras vías de financiación, como por ejemplo el impuesto sobre el valor añadido (IVA).
En un mundo globalizado, donde con toda naturalidad aceptamos como algo inevitable la libre competencia industrial y económica, seria paradójico tratar de impedir que exista también una cierta competencia fiscal. Esta además puede ser positiva al obligar a los estados a ser más eficientes en la gestión de sus recursos, siempre y cuando, se jueguen con unas reglas comunes, que impidan la ocultación. Curiosamente el asunto de jugar con las mismas reglas no parece estar tan claro en otros sectores de la economía, donde difieren mucho las condiciones que los diferentes países aplican en cuanto a derechos humanos o laborales. Parece que la competencia, por injusta que pueda ser, es aceptada en todos los sectores, menos en el fiscal.
Es de destacar que otros países tienen cláusulas parecidas en sus legislaciones, pero generalmente limitan la aplicación de las mismas a los casos en los que no se pueda demostrar un establecimiento verdadero establecimiento permanente en el país de registro, algo que por otra parte parece mucho más razonable que considerar paraíso fiscal a cualquier país que tenga una fiscalidad más ventajosa.
Fuente: Paraísos Fiscales Info, agosto 2012.
Secreto bancario y Paraísos fiscales
agosto 18, 2012
¿Cuál es el futuro del secreto bancario y de los paraísos fiscales?
El aparente debilitamiento del secreto bancario suizo, que durante mucho tiempo atrajo a acaudalados clientes extranjeros, ha generado preocupación entre otros bancos regionales que ven estos cambios como una advertencia.
Muchos de los países que se quejan de los paraísos fiscales también son aquello que tienen las mayores alícuotas y, por lo tanto, las razones más importantes para que los evasores traten de eludir a los funcionarios impositivos, según un informe de Deloitte correspondiente a septiembre de 2009. Argentina aplica una tasa impositiva del 35%, mientras que Brasil y Francia tienen una tasa impositiva del 34%, según el informe. En comparación, Suiza tiene una tasa fiscal efectiva del 8,5%.
Lea el artículo completo en formato PDF: