¿Qué son las Tácticas de Desinformación?

octubre 21, 2022

Tácticas de Desinformación

Los actores de desinformación utilizan diversas tácticas para influir en otros, incitarlos a actuar y causar daño. Comprender estas tácticas puede aumentar el nivel de preparación y promover la resiliencia al enfrentar la desinformación.

Si bien esta serie analiza ejemplos de fuente abierta de desinformación atribuida por otros a gobiernos extranjeros, no representa que gobierno de los Estados Unidos confirma la exactitud de dicha atribución.

¿Qué son las tácticas de desinformación?

Los actores de desinformación utilizan diversas tácticas y técnicas para llevar a cabo operaciones de información y difundir narrativas de desinformación que representan un riesgo para la infraestructura crítica. Cada una de estas tácticas está diseñada para hacer que los mensajes de los actores de desinformación sean más creíbles o para manipular a su audiencia con un fin específico.

A menudo buscan polarizar a su grupo objetivo divisiones políticas o polémicas sociales, haciendo que la audiencia sea más receptiva a la desinformación.

Estos métodos pueden y han sido utilizados como armas por actores de desinformación para así generar amenazas a la infraestructura crítica de los EE. UU. La serie Tácticas de Desinformación ayuda a las organizaciones a comprender y a manejar los riesgos que genera la desinformación al desglosar

tácticas comunes, compartir ejemplos reales y proporcionar acciones concretas para contrarrestar dichas narrativas con información veraz. Cualquier organización, al igual que su personal pueden ser el objetivo de las campañas de desinformación, y todas las organizaciones tienen un papel que desempeñar en la construcción de un entorno de información resiliente. Este y otros productos disponibles en la Biblioteca de Recursos de CISA MDM, apoyan a las organizaciones de infraestructura crítica a evaluar su situación de riesgo y a desarrollar resiliencia en sus comunidades.

Descripción general de las tácticas

Mantener personas y sitios web falsos o engañosos: Los actores de desinformación crean redes con personas y sitios web falsos para aumentar la credibilidad de su mensaje en su público objetivo. Las redes de expertos falsos utilizan credenciales inauténticas (por ejemplo, «expertos» falsos, periodistas, grupos de expertos o instituciones académicas) para otorgar credibilidad indebida a su contenido influyente y hacerlo más creíble.

Crear ultrafalsos [deepfakes] y medios artificiales: El contenido de medios artificiales puede incluir fotos, videos y clips de audio que han sido manipulados digitalmente o fabricados en su totalidad para engañar al espectador. Las herramientas de inteligencia artificial (IA) pueden hacer que el contenido sintético sea casi indistinguible del real. El contenido de medios artificiales puede implementarse como parte de las campañas de desinformación para promover información falsa y manipular audiencias.

Idear o ampliar teorías: Las teorías de conspiración intentan explicar eventos importantes como tramas secretas de actores poderosos. Las teorías de la conspiración no solo afectan la comprensión que un individuo tiene sobre un tema en particular; ellas pueden dar forma e influir en toda su visión del mundo. Los actores de desinformación aprovechan al máximo las teorías de conspiración para generar narrativas de desinformación alineadas con la cosmovisión de la conspiración, lo que aumenta la probabilidad de que la narrativa resuene en el público objetivo.

Astroturfing e inundación del entorno de información: Las campañas de desinformación a menudo publican cantidades inmensas de contenido con mensajes idénticos o similares provenientes de varias cuentas inauténticas. Esta práctica, conocida como astroturfing, crea la impresión de un amplio apoyo u oposición a un mensaje por parte de los grupos base, al tiempo que oculta su verdadero origen.

Una táctica similar, la inundación, consiste en enviar correos basura [spam] a las publicaciones de las redes sociales y a las secciones de comentarios, con la intención de dar forma a una narrativa o de minimizar puntos de vista opuestos.

Abuso de plataformas alternas: Los actores de desinformación pueden abusar de plataformas de redes sociales alternas para aumentar la creencia de grupos de usuarios específicos en una narrativa de desinformación.

Los actores de la desinformación pueden buscar aprovechar plataformas con menos protecciones para el usuario, políticas de moderación de contenido menos estrictas y menores controles para la detección y eliminación de contenido y cuentas inauténticas, que otras plataformas de redes sociales.

Aprovechar las brechas de información: Los vacíos de datos, o las brechas de información, ocurren cuando no hay suficiente información creíble para satisfacer una consulta de búsqueda. Los actores de desinformación pueden explotar estas brechas generando su propio contenido de influencia y sembrando el término de búsqueda en las redes sociales para alentar a las personas a buscarlo. Esto aumenta la probabilidad de que las audiencias encuentren contenido de desinformación sin resultados de búsqueda precisos o autorizados para refutarlo.

Manipular a los actores desprevenidos: Los actores de desinformación identifican a personas y organizaciones destacadas para ayudar a amplificar sus narrativas. Dichos objetivos a menudo no saben que están repitiendo la narrativa de un actor de desinformación o que la narrativa está destinada a manipular.

Difundir contenido específico: Los actores de desinformación producen contenido de influencia personalizado y que probablemente resuena con una audiencia específica en función de su visión del mundo y sus intereses.

Estos actores obtienen un estatus de información privilegiada e incrementan el número de sus seguidores en línea, lo cual puede hacer que los futuros esfuerzos de manipulación sean más exitosos. Esta táctica a menudo toma un enfoque de «juego largo» con el fin de difundir contenido específico en un margen amplio de tiempo para generar confianza y credibilidad dentro del público objetivo.

Acciones que usted puede tomar

Si bien las tácticas de desinformación están diseñadas para engañar y manipular, la evaluación crítica del contenido y la verificación de la información con fuentes confiables antes de decidir compartirla puede aumentar la resiliencia contra la desinformación y retrasar su propagación. Comparta estos consejos:

  • Reconozca el riesgo. Comprenda cómo los actores de desinformación aprovechan estas tácticas para impulsar su agenda. Tenga cuidado con contenido manipulador que intente crear división.
  • Cuestione la fuente. Evalúe críticamente el contenido y su origen para determinar si es confiable. Investigue las credenciales del autor, considere la intención de la fuente y verifique los hechos que lo respaldan.
  • Investigue el problema. Realice una búsqueda exhaustiva e imparcial de los temas polémicos observando lo que las fuentes creíbles dicen y analizando otras perspectivas. Confíe en fuentes de información fidedignas, como sitios gubernamentales.

Fuente: CISA, 2022.


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diciembre 27, 2021

Los 11 principios de la Propaganda de Goebbels

Éstos son los once principios que escribió Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi:

  1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
  2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
  3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
  4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
  5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
  6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
  7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
  8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
  9. Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
  10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
  11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

A pesar del paso de los años mantienen su vigencia y ven potenciado su alcance gracias a las nuevas tecnologías.

Vemos así, como es hoy muy frecuente leer noticias falsas (fake news) en las redes sociales, las cuales mezclan datos reales con mentiras inventadas a fin de difamar a las personas que se pretende perjudicar.

Estas personas pueden ser personajes famosos de la política o del espectáculo o ciudadanos comunes y corrientes que son calumniados por sus vecinos o por contrincantes o enemigos, los cuales en ciertos casos ni siquiera conocen personalmente a quien están difamando.

El efecto de las redes sociales y los nuevos medios de comunicación amplifica las calumnias y en algunos casos se viralizan alcanzando difusión global.

Puede ser una foto real citando una fecha falsa, como el siguiente tuit de Gabriela Cerruti calumniando a Luis Caputo:

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Puede ser un rumor o noticia no confirmada, citada con medias palabras. O un video en YouTube, plagado de mentiras mezcladas con imágenes reales, para darle credibilidad.

La imaginación de quienes quieren beneficiarse perjudicando a otros no tiene límites y todos los días inventan algo nuevo. Ellos se basan en la conocida premisa: “Miente, miente que algo queda”.

Fuente: Ediciones EP, 2018.

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Joseph Goebbels

Paul Joseph Goebbels (1897 – 1945) fue un político alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945. Uno de los colaboradores más cercanos de Adolf Hitler, Goebbels fue conocido por su dominio de la oratoria, profundo antisemitismo. -que se ponía de manifiesto en sus declaraciones públicas- y respaldo a una discriminación racial más progresiva -que, entre otras cosas, acabaría dando lugar al exterminio de los judíos durante el llamado Holocausto-.​

Obtuvo su doctorado en investigación en la Universidad de Heidelberg en 1921, pero su sueño era ser escritor, algo que expresó muchas veces en su diario personal. Se unió al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) en 1924 y trabajó para Gregor Strasser en el capítulo norte. Fue nombrado Gauleiter (jefe de distrito) de Berlín en 1926, donde comenzó a interesarse en la propaganda como herramienta de promoción del partido y su programa. En 1933, después de que los nazis se consolidaran en el poder, su Ministerio de Propaganda se apoderó rápidamente de la supervisión de los medios de comunicación, las artes y la información en el país. Se sintió atraído por los medios de comunicación relativamente nuevos, como la radio y el cine, con fines propagandísticos. Los temas de difusión incluían antisemitismo, enfrentamientos con iglesias cristianas y -después del inicio de la Segunda Guerra Mundial- conformar la moral alemana.

En 1943 presionó a Hitler para introducir medidas destinadas a una «guerra total», como el cierre de los negocios «no esenciales» para el esfuerzo de guerra, el reclutamiento de mujeres en la fuerza laboral y de hombres en ocupaciones previamente exentas en la Wehrmacht. El 23 de julio de 1944, Hitler lo nombró «plenipotenciario del Reich para la guerra total» (Reichsbevollmächtigter für den totalen Kriegseinsatz), por el que Goebbels emprendió medidas, mayoritariamente infructuosas, para aumentar el número de personas disponibles para la Wehrmacht y la producción de armamentos. Pronunció un elocuente discurso sobre la guerra total en el Palacio de los Deportes de Berlín, justo cuando los éxitos iniciales del Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial dieron paso a las sucesivas derrotas que condujeron a la caída del régimen.

A medida que la guerra llegaba a su fin y Alemania se enfrentaba a la derrota, se trasladó junto con su esposa Magda y sus hijos a Berlín. El 22 de abril de 1945 se mudaron al Vorbunker subterráneo, parte del refugio antiaéreo del Führer. Hitler se suicidó el 30 de abril y, de acuerdo con su testamento, Goebbels le sucedió como canciller del Reich (Reichskanzler). Al día siguiente, ante la inminente derrota alemana, se suicidó junto a su esposa después de envenenar a sus seis hijos.

Sus adversarios políticos lo consideraron un temido demagogo y agitador de masas. Esta reputación comenzó después de la refundación del NSDAP, cuando Goebbels organizó disturbios y enfrentamientos en las calles contra los comunistas en Berlín. El uso de discursos vívidos y manifestaciones públicas violentas lograron aumentar el número de seguidores del partido. Su impacto en la vida cultural fue considerable, ya que con su ministerio construyó o destruyó la carrera artística de muchos alemanes. Las personas que tuvieron contacto personal con él afirmaron que tenía un carácter antipático e irresoluto, aunque estaba obsesionado por recibir el respeto de sus colegas.

Fuente: Wikipedia, 2018.


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¿Cuál es el costo de las mentiras?

febrero 28, 2020

China y el sofisticado laboratorio de la mentira que impidió luchar contra el coronavirus desde el comienzo

El aparato propagandístico del Partido Comunista Chino imposibilitó que el mundo y su población supieran qué ocurría con el COVID-19, el virus que ya mató a más de 2.800 personas en todo el planeta

Por Laureano Pérez Izquierdo. Twitter: @TotiPI

Xi Jinping, presidente de China y blanco de las críticas de los habitantes de su país por la lenta e ineficiente respuesta al brote del coronavirus
Xi Jinping, presidente de China y blanco de las críticas de los habitantes de su país por la lenta e ineficiente respuesta al brote del coronavirus

¿Cuál es el costo de las mentiras?”. La frase, densa, es atribuida al científico ruso especializado en química inorgánica Valery Legasov. Legasov fue aquel que con valentía inusual desafió y denunció la inoperancia del aparato soviético pero sobre todo el ocultamiento sistemático que antecedió y precedió el desastre de Chernobyl. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas no podía exponerse ante el mundo como ineficiente y tras su sincero alegato ante una corte, la maquinaria del silencio intentó confinarlo al ostracismo, al desprecio y al olvido. Sin embargo, como un fantasma, su legado lo sobrevivió en forma de grabaciones que actuaron como una pesadilla para sus censores. En aquellas cintas reveló todo. Él ya estaba muerto -se suicidó dos años después del accidente nuclear- pero pudo demostrar que la verdad, finalmente, siempre predomina.

China tiene por estos días y en otra escala a su propio LegasovLi Wenliang fue el primer médico en alertar a otros siete colegas sobre el peligro que implicaba el coronavirus cuando el mal siquiera tenía todavía un nombre asignado (COVID-19). Compartió la información luego de que siete pacientes suyos fueran diagnosticados con una enfermedad similar al SARS en Wuhan, epicentro de la creciente epidemia. Relató los síntomas que observaba y los graves peligros que implicaba el nuevo microorganismo.

Era el 30 de diciembre pasado y Wenliang sabía que lo que acababa de confiar a su círculo de médicos más cercanos podría costarle caro. Así fue. Cuatro días pasaron y fue citado a una central de policía donde lo acusaron formalmente de “perturbar el orden público” con sus comentarios… “falsos”. Lo obligaron a retractarse y a comprometerse a no volver a hablar del tema. “Entendido”, firmó al pie. El aparato de medios estatal comenzó a llamarlos como «los ocho chismosos” para denigrarlo tanto a él como a sus amigos profesionales. Una semana después, mientras atendía a una mujer con un glaucoma, se contagió el virus del que no tenía permitido hablar. El jueves 6 de febrero murió.

Li Wenliang

Cuando la historia vio la luz, millones de chinos reivindicaron la memoria de Wenliang y su trabajo en las redes sociales hipercontroladas de China. Al mismo tiempo fustigaban al régimen por las mentiras, el ocultamiento y la censura.

Xu Zhangrun, profesor universitario, desapareció. Fue luego de que publicara un ensayo en el que cuestionaba el pobre e irresponsable manejo que Beijing hizo de la crisis por el coronavirus. “La epidemia ha revelado el núcleo podrido del gobierno chino. El nivel de furia popular es volcánico y un pueblo así enfurecido puede, al final, dejar de lado su miedo (…). Independientemente de lo buenos que son para controlar Internet, no pueden mantener cerrados los 1.400 millones de bocas en China. Ahora puedo predecir con demasiada facilidad que seré sometido a nuevos castigos; de hecho, esta puede ser la última pieza que escriba«, había escrito el académico en su trabajo titulado “Alarma viral: cuando la furia supera el miedo”. Como Legasov, también valoró la verdad por sobre la mentira: “No puedo permanecer en silencio”, había dicho.

Además de desaparecer, el régimen se encargó de que Zhangrun también se esfumara del plano digital. Barrieron sus perfiles en Weibo (el Twitter chino) y en WeChat (el WhatsApp chino) y su móvil está apagado e ilocalizable.

Pero los casos de feroz silenciamiento a Wenliang Zhangrun no fueron los únicos. Más de 3 mil sanitaristas contrajeron el COVID-19 en China mientras combatían con escasísimos recursos el coronavirus. Rogaban a diario por asistencia urgente pero las autoridades de la salud de la gran nación no hicieron nada para facilitarles el trabajo y evitar su propio contagio. Falta de mascarillas, de mamelucos quirúrgicos, de anteojos, eran recurrentes mientras Beijing insistía en que todo estaba bajo control, que los materiales no faltaban mientras dedicaba su esfuerzo en bloquear hashtags y usuarios incómodos en las redes sociales..

El aparato propagandístico del Partido Comunista Chino (PCC) y de la administración central es tan severo y brutal que entrelaza tanto la censura como la persecución policial y judicial. La información que llega a la población es controlada y sólo puede ser emitida una vez que pasa los sucesivos filtros que responden a los intereses de Beijing. Cuando nace una crisis -como la del coronavirus- esas capas aumentan. Los problemas parecerían no existir en China y el estado omnipresente y omnipotente no puede mostrarse débil ante el mundo.

Nada de eso ocurrió desde fines de diciembre. La imagen del presidente Xi Jinping quedó sensiblemente deteriorada por el pobre manejo de la creciente epidemia cuyos alcances creyó podría acallar como hace siempre sin brindarle a la población los datos precisos para defenderse de ella. La protección a la ciudadanía estuvo ausente. Una vez más. La tradicional cultura del PCC de esconder los problemas es la que el régimen pretende exportar al resto del planeta. Las consecuencias están a la vista.

“La gente en China ha vivido bajo censura por parte del gobierno desde hace muchos años, pero ahora muchas personas están cuestionando cómo la censura pudo haber retrasado acción efectiva al brote de virus y haber puesto muchas vidas en riesgo”, señaló una campaña reciente de Amnistía Internacional.

Esa fábrica de desinformación y censura funciona desde hace décadas. El régimen la aplica tanto en tierra propia como en el exterior. Esa maquinaria inmensa está compuesta por múltiples divisiones: el Departamento de Propaganda del PCC, la Oficina de Información del Consejo de Estado, agencia de noticias XinhuaChina Media GroupCadena Global de Televisión ChinaRadio Internacional ChinaChina DailyChina WatchGlobal TimesChina International Publishing GroupLeading Hong Kong MediaWeChatWeiboBaidu y los Institutos Confucio dependiente del PCC y los ministerios de Cultura y Educación y que están presente en 154 países donde se dedica a transmitir las verdades del partido, entre otras funciones.

Sus embajadores también contribuyen a esa misión clara. Tienen la orden de responder a cada periodista que intente esgrimir una crítica al partido o al gobierno. Pero también transmitir las bondades del sistema del que son beneficiarios privilegiados. En las últimas horas varias sedes diplomáticas en todo el mundo enviaron un comunicado en el cual ponderaban el manejo que Beijing hizo de la crisis.

En la carta a la que tuvo acceso Infobae, los delegados cumplen su papel de actuar como cajas de resonancias del régimen con frases grandilocuentes y pasajes de ¿ficción?. “La velocidad, el espíritu y la fuerza reflejados en los esfuerzos de China impresionaron profundamente al mundo”; “bajo la conducción del Comité Central del PCC y del presidente Xi Jinping, todo el partido, el ejército, el país y el pueblo chino de diversas etnias han logrado progresos relevantes en la prevención y control de este brote, lo cual pone de manifiesto la eficacia del sistema de gobierno chino en situaciones de crisis, el ingente poderío nacional y la valiosa fuerza cohesiva y centrípeta de la nación china, dando a conocer la imagen de un país responsable«; “China conseguirá el triunfo definitivo en esta lucha, haciendo realidad su objetivo de contribuir al crecimiento económico mundial y a la causa de la paz y el progreso de la humanidad”.

Las historias de Wenliang Zhangrun, las experiencias vividas en los últimos dos meses en todo China como también las manifestaciones censuradas de millones de chinos no reflejan ese mismo espíritu de eficiencia descomunal que describe la nota diplomática. Por el contrario. En ellos resurge el espíritu de Legasov ante los mismos desafíos y la frase que se torna más poderosa a medida que se descubren más fraudes del régimen en la conducción de la crisis: ¿Cuál es el costo de las mentiras?

Fuente: infobae, 28/02/20.


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¿Quién castiga las injurias y calumnias en internet?

noviembre 13, 2018

¿Quién castiga la injuria y la calumnia en internet?

El Centro Cibernético Policial ha recibido 3.653 reportes de injuria o calumnia en redes. 

Por Ana María Velásquez Durán.  @Anamariavd19

Injuria y calumnia en internet (Ciberacoso)
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Una deuda con una compañera de trabajo llevó a que la reputación en internet y redes sociales de Claudia Ardila, de 27 años, quedara en el piso. Comentarios en los que la catalogaban de ‘ladrona’ y ‘mentirosa’ comenzaron a aparecer en grupos de Facebook y WhatsApp. “Se crearon perfiles falsos en los que enviaron mensajes que decían que estaba robando a mucha gente. Hay comentarios con groserías en los que me tratan de farsante”, cuenta Ardila.

Esta campaña digital en su contra le ocasionó perjuicios personales y profesionales. “No tengo empleo y no puedo pedir una recomendación de mi otro trabajo. Las empresas, a veces, cuando hacen los procesos de selección, buscan en redes y encuentran comentarios”, dice.

Ardila fue víctima de la calumnia en el mundo digital, un espacio en el que algunos expertos creen que la libertad de publicación de contenidos necesita un mayor control. Y es que ofender a otros en redes sociales es muy fácil. Cualquiera puede insultar desde un perfil falso, y gracias al anonimato, las plataformas terminan convirtiéndose en un blindaje para quienes lo hacen.

El Centro Cibernético Policial (Colombia) ha recibido 3.653 reportes de injuria o calumnia solo a través de redes sociales, desde el 2014 hasta el 8 de agosto de este año.

¿Qué opciones tiene una persona que es víctima de injuria o calumnia en internet? ¿Hasta dónde es permitido llegar a hablar mal de alguien en los entornos digitales? ¿Hay alguna diferencia si el delito se comete en redes sociales o si se hace personalmente?

Lo primero es que quienes cometan injuria se enfrentan (en Colombia) a una pena de 16 a 54 meses de cárcel y a una multa de 13 a 1.500 salarios mínimos legales mensuales vigentes, según lo establece la Ley 599 de 2000. Para la calumnia la condena puede llegar a 72 meses de cárcel.

calumnia A pesar de que el artículo 223 señala que cuando alguna de las conductas se realiza “utilizando cualquier medio de comunicación social u otro de divulgación colectiva, las penas respectivas se aumentarán de una sexta parte a la mitad”, no existe una disposición directa o especial para sancionar de otra forma este tipo de actuaciones cuando se cometen en internet, según explica Cristian Ramírez, abogado penalista, magíster en Derecho Penal y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Manuela Beltrán.

“Se hace una referencia específica al agravante cuando se utilizan medios informáticos o de comunicación, pero no se configura un delito especial si se comete en estos espacios”, dice.

Sin embargo, de acuerdo con Ramírez, “las personas piensan que la ley no las cobija y que por el hecho de estar en redes sociales hay una libertad de expresión que nadie regula, pero hay pronunciamientos de la Corte Constitucional que señalan que la libertad de expresión no puede ir por encima de los derechos de los demás, es decir, el buen nombre, la honra o la presunción de inocencia”. El experto agrega que “un trino con una manifestación en contra de alguien resulta ser más nocivo que algo dicho en otros medios, pues se va a replicar infinidad de veces y es más difícil frenarlo”.

Cómo protegerse

Andrés Guzmán, experto en manejo de crimen informático y gerente de Adalid, empresa colombiana especializada en seguridad de la información, explica que los usuarios pueden reportar su caso a través de los sistemas de denuncia interna de las mismas redes sociales. Sin embargo, la eliminación del mensaje puede tomar mucho tiempo. Según Ramírez, el delito se configura tan pronto se emite el mensaje o se lanza la idea ofensiva.

No existen herramientas para que los usuarios puedan activar mecanismos que no necesariamente sean de la vía penal, para proteger sus derechos”, dice Ramírez.

Guzmán agrega que como se trata de “un derecho fundamental, que es el buen nombre, las personas también pueden acudir a una tutela, que es una acción rápida y sumaria”.

En lo que va del 2017, se han formalizado 602 denuncias por injuria y 287 por calumnia en redes sociales ante la Policía Nacional, según el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo (Siedco).

¿Existe solución?

Es cierto que las plataformas deben luchar contra la rapidez con que circulan y son compartidos los contenidos, pero sus procesos forman parte del debate de hasta qué punto se deben controlar las publicaciones en redes sociales sin afectar la libertad de expresión.La representante a la Cámara del Centro Democrático, Margarita Restrepo, radicó ante el Congreso un proyecto de ley que busca “prohibir la creación o utilización de cuentas falsas o anónimas en las redes sociales de internet usadas para injuriar, calumniar o vulnerar la intimidad personal y familiar de otra persona; o para difundir noticias falsas que puedan generar confusión o pánico en la población”. La iniciativa busca penalizar con hasta dos años de cárcel y una multa de hasta 100 salarios mínimos a quienes realicen este tipo de contenidos.

Pero ¿es viable esta propuesta?

Juan Diego Castañeda, investigador de la Fundación Karisma, plantea varios interrogantes: “¿Cómo se imaginan la colaboración con las plataformas? ¿Cómo van a hacer para que Twitter revele la información? ¿Van a pedir a las entidades que revelen la dirección IP de la persona?”.

Existen cuentas automáticas o que no tienen detrás a ninguna persona. Es un problema que deben combatir las redes sociales y de alguna manera esto también recae en el lector y las personas que reciben información”, agrega el especialista.
La congresista es consciente de las “dificultades que tendrá la aplicación del proyecto de ley, sobre todo en lo que tiene que ver con el celo con el que los proveedores de las principales redes sociales protegen a sus usuarios”, pero señala que “el derecho legítimo al anonimato no puede ser una mampara que estimule con total impunidad la calumnia y la injuria”.

Sin embargo, los expertos aún ven dificultades en la idea. “Sería crear una pena nueva para un tipo penal de dos cosas que ya existen y que ya están tipificados en la ley, si son desde cuentas anónimas o no, no deberían ser un agravante”, dice Guzmán.

Para Ramírez es necesario que se implementen acciones preventivas y no sancionatorias: “Se deberían crear disposiciones tecnológicas donde se pueda habilitar un sistema de plataformas de quejas para los usuarios. Tener un grupo de investigación a disposición para que pueda bloquear el perfil y la información publicada, por lo menos de manera preventiva”, señala.

Guzmán añade que además de implementar multas y sanciones, las redes sociales deberían tener métodos más ágiles para controlar estos contenidos.

Fuente: eltiempo.com, 29/08/17.

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