Argentina: Cada 100 abogados se reciben 31 ingenieros

julio 1, 2016

Desajuste entre estudio y trabajo: cada 100 abogados se reciben 31 ingenieros

Una tendencia que no se revierte. La Argentina necesita duplicar esa cantidad de graduados en ingeniería, de acuerdo a los especialistas. Brasil, Chile y otros países latinoamericanos tienen cifras más altas.

Por Alfredo Dillon.

Siempre lleno. La Universidad de Derecho de la UBA, ayer. A pesar de que faltan ingenieros, la mayoría de los argentinos se siguen recibiendo de abogado o contador. JUAN MANUEL FOGLIA - juan manuel foglia

Siempre lleno. La Universidad de Derecho de la UBA, ayer. A pesar de que faltan ingenieros, la mayoría de los argentinos se siguen recibiendo de abogado o contador.

argentinaUn estereotipo dice que Argentina es el país de los psicólogos. En algunos lugares valoran especialmente nuestros odontólogos o nuestros diseñadores (además, claro, de los futbolistas). Pero los números definen que el nuestro es un país de abogados, administradores y contadores. De los 102 mil estudiantes universitarios que se recibieron el último año, 34 mil salieron de las carreras de Derecho y Ciencias Económicas: uno de cada tres. Mientras tanto, el país necesita al menos duplicar la cantidad de ingenieros.

Por cada 100 abogados se gradúan 31 ingenieros, según un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA). El desfasaje es menor en las instituciones públicas: en las universidades estatales, por cada ingeniero se gradúan 2,4 abogados, mientras que en las privadas la cifra asciende a 20. Las universidades estatales aportan el 83% de los graduados de Ingeniería; las privadas, el 17%.

Los últimos datos oficiales indican que en 2014 hubo 8.040 graduados en estas carreras. Según estimaciones del Consejo Federal de Decanos de Ingeniería, la Argentina necesitaría casi duplicar esta cifra para llegar al menos a un ingeniero cada 4.000 habitantes, la meta definida por el Plan Estratégico lanzado por el gobierno anterior para fomentar la profesión. En países desarrollados como Alemania y Francia se gradúa un nuevo ingeniero cada 2000 o 2500 habitantes. Brasil, Chile y otros países latinoamericanos también tienen cifras más altas que la Argentina.

“El país pierde oportunidades de desarrollo por no tener suficientes ingenieros. Este déficit nos deja relegados en áreas estratégicas como el software, las energías alternativas o los desafíos de infraestructura”, plantea Guillermo Oliveto, decano de la sede porteña de la Universidad Tecnológica Nacional. Oliveto sostiene que el problema es de vocación y de formación: “Por un lado, la ingeniería tiene mal marketing entre los jóvenes, hay una percepción de que son carreras difíciles. Por el otro, en la secundaria hay un déficit de formación en matemática, física y química”. Estudios internacionales también advierten que la falta de ingenieros lesiona la productividad y la competitividad de un país.

En algunas ingenierías el déficit es más agudo que en otras. Por ejemplo, en 2014 solo se recibieron 8 ingenieros metalúrgicos, 10 ingenieros en minas y 11 ingenieros nucleares en todo el país. La “terminal” más popular es ingeniería agronómica, con 1492 egresados, seguida de ingeniería industrial (1021) e informática (835). En esta última hay graves problemas de deserción porque los alumnos empiezan a trabajar temprano.

Con el objetivo de orientar mejor las elecciones de los estudiantes hacia las carreras que el país necesita, desde la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) están trabajando en identificar áreas clave de desarrollo local junto con los gobiernos provinciales y las universidades. “Cuando un joven elige una carrera lo hace por diversos motivos. Además de su interés o vocación, pesa el conocimiento de la oferta formativa y su potencial relevancia en el mercado laboral. El Estado puede orientar áreas prioritarias por región para fomentar el desarrollo”, explica Mónica Marquina, investigadora y directora del programa de Calidad Universitaria de la SPU.

Julieta Claverie, investigadora de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, agrega que reorientar las elecciones de los jóvenes es un trabajo de largo plazo, que requerirá, entre otras cosas, “ordenar la oferta de carreras, establecer mecanismos de articulación regional, detectar necesidades de la población, atender a los problemas y demandas locales, definir objetivos económicos para cada región, crear empleo e inserción laboral para los graduados, mejorar los sistemas de becas, estimular la movilidad docente y estudiantil, y articular el sistema de ciencia y tecnología”.

Fuente: Clarín, 01/07/16.


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Diez claves sobre el Trabajo del Futuro

junio 25, 2016

Así será el trabajo del futuro, en 10 claves

futuro robot

El mundo laboral no deja de evolucionar. La globalización, los cambios económicos y sociales y la progresiva incorporación de las nuevas tecnologías, están cambiando la forma de trabajar y de entender el trabajo.

Hoy en día, cualquier marca puede dar respuesta a las demandas de sus consumidores en milésimas de segundo; esto exige un equipo de trabajo comprometido y preparado para este nuevo ritmo. Ahora las empresas buscan empleados más satisfechos, motivados y productivos, que ayuden a construir la marca, también en el ámbito digital.

The Valley Digital Business School ha establecido diez tendencias que marcarán el futuro:

internet of things1. Big Data, Internet of Things, robótica, dispositivos móviles, etc.: Estas nuevas  tendencias tendrán, sin duda, un impacto muy alto en el empleo del futuro. No sólo por la necesidad de contar con expertos que gestionen, controlen y actualicen todo aquello que tenga que ver con las mismas, sino también porque los procesos de trabajo también se verán afectados por conceptos como la movilidad y el trabajo en equipo.

2. Los Millennials, futuro del mercado laboral: Se trata de perfiles altamente preparados, versados en tecnología, que cuentan con una mentalidad disruptiva frente al modelo tradicional y que, según las predicciones, supondrán el 75% de la población activa en 2025. Buscan participar en la toma de decisiones, exigen transparencia en la gestión empresarial, no son partidarios de las jerarquías y creen en un sistema basado en la conciliación y la búsqueda de la felicidad. En definitiva, una generación que primará un entorno laboral donde se “desee” trabajar, no donde se “necesite” trabajar.

3. Productividad como mayor indicador de eficiencia: Menor sentimiento de control y mayor rendimiento son las principales razones que están llevando a las empresas a medir la eficiencia de sus empleados en términos de productividad y no en las horas que pasan en el lugar de trabajo. Esto permitirá una mejor gestión del tiempo, una mayor efectividad y un aumento de motivación de los trabajadores.

4. Gestión del talento: La competencia por el talento se está convirtiendo en una de las principales prioridades de las empresas. Muchas organizaciones están perdiendo a sus empleados más talentosos a manos de sus competidores, por lo que retener a este tipo de perfiles ayudando a que desarrollen su potencial, premiando su esfuerzo y contribución a la empresa o mediante la formación in company será clave.

teletrabajo5. Aumento de la movilidad: Con internet, cada vez será más habitual trabajar en otros lugares a parte de en la oficina [teletrabajo]. La movilidad empresarial otorga a los empleados la posibilidad de acceder a toda la información laboral, así como al escritorio corporativo, sin ningún riesgo y desde cualquier parte del mundo gracias a la proliferación de los dispositivos móviles. ¿Sus beneficios? Favorece la implicación de los empleados, mejora la conciliación, potencia la concentración y la creatividad y optimiza la gestión del tiempo.

6. Trabajo en equipo: Este dinamismo laboral provocará un cambio de tendencia del individualismo al trabajo en grupo. Una nueva forma de organizar las tareas en la que si todos trabajamos juntos compartiendo las mismas metas de la organización, los resultados serán mucho más satisfactorios. Facilita la creación de un clima de confianza, ayuda a compartir conocimientos, motiva y promueve la convivencia.

7. Mayor flexibilidad en el mercado de trabajo: Cambiar de funciones, trabajos y lugar de residencia será lo habitual. El empleo para toda la vida en una misma empresa morirá y será más habitual trabajar para varios empleadores y a través de redes de colaboración profesional. Predominará la flexibilidad porque la realidad y la vida en su totalidad serán cada vez más flexibles.

coworking 028. Auge del coworking: Se trata de una modalidad laboral que permite que varios profesionales independientes (autónomos, emprendedores, empresarios…) de diferentes sectores compartan un mismo espacio de trabajo, físico y virtual, ahorren costes de mantenimiento (luz, alquiler, internet…) y disfruten de un ecosistema de colaboración. Supone un aumento de la flexibilización laboral y ayuda a fomentar la productividad y creatividad.

9. La mujer como nueva fuerza laboral: Las mujeres irán adquiriendo cada vez más puestos de poder, lo que llevará a que descienda la brecha entre géneros en cuanto a funciones de responsabilidad y salarios.

10. Preocupación por la salud y bienestar de los empleados: Las compañías han comenzado a tomar conciencia de la importancia de cuidar a su plantilla, para lo que es importante tener en cuenta su salud física y mental. Por ello, están comenzando a incluir entre sus políticas y beneficios ciertos servicios relacionados con la nutrición, la prevención del estrés y la gestión del estado anímico, los buenos hábitos en el día a día y la actividad física.

Fuente: marketingdirecto.com, 01/05/16.

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Cómo está cambiando el mundo del Trabajo

junio 25, 2016

El Futuro del Trabajo

«Lo único permamente es el cambio»
Heráclito (535-484 aC)

El Futuro del Trabajo en el Siglo XXI

Como esta cambiando el mundo del trabajo OIT

Las Oportunidades que brinda internet

El empleo fijo es un concepto del siglo XIX

El trabajo en un mundo digital

El Trabajo ideal

Trabajo en el siglo XXI

¿Debería renunciar a mi trabajo?

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Uber, periodistas y medios: El cambio no se detiene

junio 20, 2016

Los periodistas y los medios tienen “muchos Ubers” (aunque no hagan protestas)

La llegada de Uber generó el repudio generalizado de los taxistas en varias ciudades del planeta, con cortes de calle y agresiones a los conductores que utilizan la aplicación incluidas. Para el común de la gente, el periodismo parece estar a favor de Uber; de hecho, algunos taxistas hasta critican las diferentes coberturas periodísticas al alegar parcialidad de la prensa hacia la aplicación. No es eso. No estamos a favor de nadie, sino que estamos acostumbrados.

internet of thingsSe dice que en la nueva economía digital hay un proceso de “desintermediación”. La industria tecnológica tiene esa capacidad de generar términos semánticamente incorrectos que se llenan de algún significado y se validan a fuerza de uso. Por ejemplo, podemos citar a la computación “en la nube”: no es tan etéreo como parece, la información está repartida en servidores “terrestres”, más allá de que los accesos – móviles o fijos– necesarios para llegar a ella siempre pasan por un backbone. Uber, al parecer, viene a desintermediar al chofer y al pasajero. ¿Cómo lo hace? Siendo intermediario entre ellos y cobrando una comisión en el camino.

Los medios de comunicación saben –y muy bien– que este proceso no empezó ni con Uber, ni con AirBnb, ni con ninguna de las startups de la nueva economía que son valoradas rápidamente en miles de millones de dólares. La industria periodística experimenta una enfermedad cuyos síntomas están sufriendo ahora los taxistas. Y no ha conseguido reconvertirse del todo, como lo hizo la industria musical o como lo intenta el cine. La “Uberización” en el sector de medios lleva ya unos años y fue adoptando nuevas formas.

En un principio fueron las redes de publicidad al estilo de AdSense. A diferencia de lo que ocurre con los taxis, que tienen sólo al pasajero como cliente, los diarios “en papel” dependieron históricamente de dos factores: el precio de tapa y la publicidad. En la era digital, el primero de ellos está en quiebre gracias a la “supuesta” gratuidad de los contenidos en la Web, más allá de algunos intentos de suscripciones pagas. Y la publicidad fue “desintermediada” por los gigantes de Internet que, en parte, se beneficiaron (y lo siguen haciendo) con contenidos –en apariencia para el público– gratuitos.

Veásmolo así: las empresas periodísticas tienen un sector comercial encargado de contactar potenciales anunciantes y “venderles” espacios en sus medios. Con las redes de publicidad, casi no hace falta. Estas redes ofrecen un código que el medio debe incluir en algunas áreas de su contenido, donde se desplegarán los anuncios de sus clientes, que en gran medida dejaron ya de ser clientes de los medios. El negocio es interesante para el anunciante: llegar a una amplia cantidad de público, la posibilidad de segmentar audiencias, pagar un costo mínimo y basado en las impresiones y/o clics de los usuarios. Eficiencia al máximo, interfaz de usuario completa y atractiva, métricas a toda hora y de todo tipo. Tentador, como la interfaz amigable, la geolocalización de vehículos y el pago simplificado de Uber.

Esta “meta-intermediación” (a falta de un término mejor, porque el intermediario siempre está) logró que los medios online deban reducir fuertemente sus aspiraciones comerciales. La negociación entre medios y empresas anunciantes se tornó más dispar que nunca. ¿Cómo van a contratar publicidad a un valor más alto que los “micropagos”que les exigen las redes de anuncios –nanopagos para los medios–, gracias a su escala planetaria? Los medios, especialmente los latinoamericanos, que tienen mercados menores a los de otros países, deben apelar entonces a abarcar regiones para abrir su oferta de contenidos y ser parte de un negocio basado en volumen. Sería como pedirle a un taxista que en lugar de dar vueltas por una ciudad en busca de pasajeros, recorra una provincia. Así de difícil como parece. Los contenidos locales tienen cierta desventaja.

Las redes sociales también tienen un papel de importancia. Facebook, consciente del poder de las noticias, lanzó Instant Articles donde, además de ofrecer sus propias publicidades, brinda su propia plataforma. De este modo, el medio publica en su propio sitio web, pero ese contenido también aparecerá en Instant Articles, sin necesidad de salir de la red social y con anuncios provistos por Facebook. Otra vez, la relación entre el medio y sus anunciantes está intermediada por la red social más grande del planeta, usada por más de 1.100 millones de habitantes.

Facebook, además, es una firma que ofrece contenidos, pero que, salvo comunicados de prensa y anuncios corporativos, no produce ninguno. Esto no sería preocupante. Lo que sí lo es es que pone en juego un nivel de “meta-intermediación” adicional: el de los medios con sus audiencias. Y la circulación de mensajes es mediada –preferimos evitar controlada a falta de mayores evidencias– por Facebook. No por su creador ni por su junta directiva, sino por su impersonal, inocente e imparcial algoritmo. El chivo expiatorio de la nueva era digital.

De este modo, la tarea de proponer los temas más importantes del día ya no está en manos de un grupo de editores ni del más “aséptico” orden cronólogico. El algoritmo decide cuáles son las publicaciones que el usuario debe leer, en base a una fórmula que pocos conocen. También aquellos que no merecen su lectura, ya sea porque contienen imágenes que consideren amenazantes, como una terrorífica mujer amamantando; o vayan en contra de su interés comercial. Y la culpa se la lleva el algoritmo, una especie de veedor que, sin intervención humana aparente, “desintermediando”, cumple el rol de un editor plenipotenciario. Quienes gustamos de la narrativa del escritor de ciencia ficción Isaac Asimov, sabemos que cualquier tecnología hereda lo bueno y malo de quienes la crean (se recomienda leer el cuento “El Racista” para graficarlo).

El periodismo no va a desaparecer. O, al menos, eso suponemos. Se puede realizar un simple ejercicio para verlo. Revisen su Facebook. O su Twitter. Miren lo que publican sus amigos (en lo posible aquellos que no se dedican al periodismo). Verán que el interés por las noticias sigue existiendo. La gente comparte noticias en las redes sociales, las cuales son un canal de distribución importantísimo. Pensar cualquier actividad, hasta la más primaria, sin que intervenga la tecnología sería estúpido e innecesario, además de anacrónico. La solución para taxistas y medios pasa por reconvertise. Las compañías de medios deberán asumir de una vez por todas que son, en una medida cada vez mayor, empresas de tecnología. Así como Uber reniega de ser una firma de transporte y asegura que es una “app”.

Esto no significa que los contenidos deben quedar en un segundo plano. Al contrario. Las empresas periodísticas actuales suelen “atar” sus contenidos a la herramienta tecnológica, olvidándose de la interfaz de usuario, la comodidad de lectura, las nuevas herramientas para contar historias, los nuevos lenguajes y los nuevos hábitos de consumo. Es absurdo seguir adaptando la cabeza al sombrero. Quizás, siendo empresas de tecnología, los medios puedan dedicar más interés en poner los recursos técnicos al servicio de las noticias. Y lograr que expertos en sistemas sean “clientes internos” de los periodistas, quienes podrán consultarlos para contar mejor sus historias. Llevar al periodista a ser un project leader de sus artículos. Ajustar el sombrero a la cabeza. Y aunque asuste a las empresas, esto también debería conducir a una mayor valorización –en todas las acepciones que permita el verbo–  de la tarea del periodista.

Es sabido que, además de Instant Articles, los sitios de noticias online también reniegan con Google News. El problema de los medios, especialmente de la región, es que cuentan con contenidos estandarizados. Y hay que hacer justamente lo contrario. Encontrar nuevas formas de diagramar, como lo hicieron las revistas para diferenciarse de los diarios. Salirse del molde. Porque, precisamente, Instant Articles y Google News hacen lo contrario: ofrecen una estructura común a todos los artículos, sin importar qué es lo que publican ni quién lo hace. Tabulan, estandarizan, commoditizan, achatan. En teoría, nadie vería la versión “básica” de un artículo, que afecta la experiencia “total” de lectura que podría encontrarse en el sitio del medio. En resumen, la tarea de las empresas periodísticas debería centrarse en ofrecer una mejor experiencia de usuario, usar mayores recursos, innovar tecnológica y periodísticamente.

Por eso, estimado taxista, no se enoje con los medios. No es que estemos a favor de Uber. Simplemente, ya pasamos por eso y sabemos lo que viene. Y seguimos tratando de salir adelante. El camino no es prohibir lo que, más tarde o más temprano, terminará imponiéndose. La solución estaría por el lado de ofrecer lo que la contraparte digital no puede. Descubrir qué, ya es otra cosa. Ni siquiera los medios, experimentados expertos en “desintermediación”, lo descubrieron todavía…

Fuente: tynmagazine.com, 06/05/16.

 

La robotización cambia la localización de las nuevas fábricas

junio 19, 2016

La robotización reelabora el mapa mundial del asentamiento de las nuevas fábricas

La empresa deportiva Adidas eligió a Alemania, su país de origen, como el lugar en donde creará su próxima fábrica que dependerá en su totalidad de robots. Se trata del regreso de la compañía a su hogar en lo que respecta a fábricas, ya que desde hace 20 años las actividades de manufactura se comenzaron a concentrar en territorio asiático.

robot industrialLa robotización de esta nueva factoría, que será construida en la ciudad bávara de Ansbach y que comenzará a operar el año próximo, logrará una producción de 500.000 pares de zapatillas anuales.

Si bien es menos del 1% de la producción total que la compañía fabrica a nivel global, generará una reducción de los costos en lo que respecta a transporte y a gastos laborales, por lo que es más productivo para Adidas crear una nueva fábrica en un país como Alemania, más cerca de algunos puntos de venta, que el costo de la mano de obra en Asia.

Además, esta será la primera de una serie de fábricas que continuará con la creación de plantas en Gran Bretaña y Francia, también robotizadas, en donde también se disminuirán los costos de inventario, logística y cadena de suministro. E incluso en los EE.UU.

La finalidad de este cambio es la flexibilidad y la velocidad, además de la reducción de los costos. Los usuarios quieren que los nuevos estilos de productos lleguen al instante, y tener las fábricas en países como China, generan el retraso en muchos de los principales puntos de venta.

Esto muestra la necesidad de una nueva forma de producción, en donde la robotización es el elemento clave. Lo mismo está sucediendo con Nike, que trabaja con el fabricante Flex para crear calzado deportivo más cerca de sus principales mercados.

No son solo empresas deportivas las que están generando estos cambios. Por ejemplo Apple también decidió ampliar su producción de ciertos productos en los EE.UU.

A pesar de este nuevo paso que está dando la compañía, el centro de la producción por ahora seguirá siendo Asia. Solo será una pequeña proporción la que se elabore fuera de los países emergentes. Tampoco serán todos los productos los que se fabriquen a través de robots. Por el momento, son sólo los de producción masiva que requieran menos destreza o que puedan poner el riesgo la vida humana. Pero el crecimiento de estas nuevas fábricas en todos los segmentos seguirá en aumento y cada vez serán adoptadas por más marcas.

Fuente: tynmagazine.com, 13/06/16.

 trabajo siglo xxi

 

El empleo fijo es un concepto del siglo XIX

mayo 30, 2016

Rosell dice que el trabajo “fijo y seguro es un concepto del siglo XIX”

El presidente de CEOE defiende que España «está a punto de perder el tren de la revolución digital».

MADRID – El trabajo «fijo y seguro es un concepto del siglo XIX», ha declarado este martes el presidente de CEOE, Joan Rosell. En su opinión, en el futuro el empleo habrá que «ganárselo todos los días». El máximo responsable de la patronal ha hecho estas declaraciones al tiempo que pedía un mayor impulso de la digitalización en Europa y en España, especialmente en educación, porque «corre peligro de perder el tren de la revolución digital».

Las declaraciones de Rosell han llegado durante su intervención en la presentación de un estudio sobre la transformación digital realizado por Siemens y la consultora Roland Berger, en la que ha considerado que la digitalización será fundamental para el trabajo, ya que «va a haber muchas sorpresas en un futuro inmediato».

Rosell ha señalado que el proceso de transformación digital «lo cambia todo, en el mundo de los negocios y en el día a día de las casas», y hace que «lo que hoy parece imposible, en unas horas, días o semanas parezca posible», por lo que ve un gran «reto político económico y social a nivel global».

En este sentido, ha destacado que la digitalización incrementa el PBI mundial y la competitividad por lo que «es básico adaptarnos y coger el tren», ya que todos los sectores están sufriendo ya una «gran irrupción» en su modelo de negocio, tanto a nivel público como privado, sectorial y subsectorialmente, y, aunque hay más de 1.200 millones de personas sin Internet, «ya hay más móviles que habitantes y en los últimos años se han almacenado más datos que en toda historia anterior».

EL SECTOR PÚBLICO, ATRASADO EN DIGITALIZACIÓN

«La digitalización transforma los negocios y rebaja los costes, incrementa la competitividad», ha apostillado Rosell, quien ha advertido de que el sector público en este campo «va detrás» al contar con unas estructuras «demasiado rígidas, antiguas y mastodónticas».

«Desgraciadamente no lo están haciendo con rapidez y diligencia que deberían hacer», ha lamentado.

En este sentido, ha insistido en que la digitalización será «clave» para el futuro y ha reivindicado que para la Comisión Europea debería ser una «prioridad» el Mercado Único Digital, al tiempo ha advertido de que España «corre peligro de perder el tren de la revolución digital como ya perdió algunos trenes en el campo de la transformación informática».

A este respecto, ha señalado que los números del porcentaje de I+D en el PBI español son «para temblar», al situarse en torno al 1,2%, por lo que ha reclamado que al menos supere el 2% y para conseguirlo se apoye este proceso de transformación a través de la educación».

«España no puede perder el tren de la digitalización. Es una iniciativa que se queda, es para siempre. Hay que tomarse la formación digital en serio, desde párvulos a la formación profesional y la universidad y en la Ley de Emprendimiento», ha abogado.

Joan Rosell CEOEEl presidente de CEOE ha valorado que «muchas empresas» están implementando la transformación digital y se han dado cuenta de la importancia de «innovar, digitalizar, la competencia y la competitividad». «Cuantas más empras lo hagan, y lo están haciendo, y lo haga el Estado, mucho mejor nos irá a todos», ha agregado.

Fuente: El País, 17/05/16.

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El impacto del progreso tecnológico en la Economía global

mayo 24, 2016

Revolución en el mundo avanzado

Por Jorge Castro.

La cuestión central hoy no es el ritmo de la innovación, sino la economía política del progreso tecnológico. El fenómeno Trump.

La regla en el capitalismo avanzado en los últimos 15 años ha sido que el capital sustituye al trabajo como forma de incrementar la productividad, y en el camino se ha apoderado del doble de las ganancias que la fuerza laboral. La compensación de la fuerza de trabajo –fondo salarial– creció 1% anual en EE.UU. desde 1980, mientras que la productividad aumentó 2% anual en ese período.

robotsEn el contexto mundial, esta regla ha sido acompañada por un hecho demográfico desatado por un acontecimiento geopolítico. Al unificarse el sistema por el colapso de la Unión Soviética (1991), la fuerza de trabajo mundial se duplicó en 3 años (pasó de 1.500 millones de trabajadores a 3.500 millones); y el porcentaje del capital en la relación capital-trabajo se multiplicó por 2, en tanto cayó a la mitad el del segundo, con ganancias capitalistas que aumentaron 75% entre 1991 y 1995.

La virtual hegemonía del capital sobre el trabajo ha adquirido un carácter paroxístico en EE. UU. en los últimos 6 años. Esto coincidió con el retraso del capital humano en relación con las exigencias de la revolución tecnológica (4 millones de empleos ofrecidos no son ocupados por carecer de personal con calificaciones suficientes).

La productividad en el capitalismo no proviene del capital sino del trabajo. Mientras tanto, la relevancia del capital es cada vez menor, porque los bienes de capital pueden ahora ser codificados y reproducidos instantáneamente y en forma global a través de la digitalización.

El capital físico tiende a desaparecer, y su lugar lo ocupa el capital intelectual; y lo mismo sucede con la fuerza de trabajo, que se desmaterializa y se convierte en “inteligencia colectiva”.

El capitalismo como sistema deja de ser capitalista. La consecuencia es que las ganancias de productividad por trabajador ocupado (plusvalía relativa) son cada vez mayores. Las de Google son 12 veces superiores a las de General Motors.

Por eso la cuestión fundamental hoy no es el ritmo de la innovación tecnológica, que se exacerbó, sino la economía política del progreso tecnológico, el tema de la gobernabilidad de la revolución digital (fenómeno Trump en EE.UU.).

El costo de la computación cayó 64% anual desde la década del 80, y su derrumbe se aceleró en los últimos 15 años: 75%/80% anual. McKinsey estima que los robots instalados globalmente aumentarán en 10 millones en los próximos 10 años (pasan de 15 a 25 millones), con un alza de 30% anual; y 75% de ese auge ocurrirá en China.

Ver: Los hoteles experimentan con robots

Los robots suplantarían a 3,8 millones de trabajadores chinos en la próxima década; y las provincias del Sur (Guandong en primer lugar) invertirán US$8.000 millones por año en equipos robóticos entre 2015 y 2017.

Ver: ¿Su Puesto de Trabajo en riesgo?

El costo de la fuerza de trabajo industrial en el mundo es hoy de US$6 billones por año; y la robotización en marcha implica un recorte de US$1,2 billones anuales entre 2015 y 2025.

Lo que importa no es la densidad de la robotización (número de equipos x 10.000 trabajadores), sino la celeridad de su incorporación, porque el alza de la productividad depende de la segunda, no de la primera. China tiene 36 robots por cada 10.000 trabajadores, y Corea del Sur 478; mientras que Alemania dispone de 292 y Japón de 314, pero la República Popular incorpora por año dos veces más equipos automatizados que todos ellos sumados.

Hay que prever una serie sucesiva de revoluciones políticas y sociales en el mundo avanzado en los próximos 10 años, ante la aceleración del mayor factor disruptivo de la época, que es la revolución tecnológica.

Fuente: Clarín, 15/05/16.

Twitter de Jorge Castro: https://twitter.com/ipejorgecastro

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Uber experimenta con vehículos autónomos en Pittsburgh

mayo 21, 2016

Ya es un hecho, Uber saldrá a la calle con un vehículo autónomo

La controvertida empresa de servicio de traslado online comenzará con las pruebas en las próximas semanas, en Pittsburgh, Estados Unidos. Uber quiere ser el primero en equipar su flota con autos que se manejen solos.

Uber realiza sus testeos en un Ford Fusion Hybrid

Uber realiza sus testeos en un Ford Fusion Hybrid.

UBEREs discutido y resistido en muchas ciudades del mundo, aunque nada ni nadie detiene su marcha. Uber, la compañía de servicios de traslado de pasajeros online, sigue invirtiendo en tecnologías que mejoren su servicio y su rentabilidad.

Ahora, Uber anunció oficialmente que su primer vehículo autónomo saldrá a las calles de Pittsburgh (Estados Unidos) en las próximas semanas. El prototipo, un Ford Fusion híbrido (en nuestro mercado, Mondeo) ayudará a la empresa en el relevamiento de datos de mapas, al mismo tiempo que se testearán sus capacidades de manejo autónomo.

El Centro de Tecnologías Avanzadas de Uber (ATC), con sede en esa misma ciudad, ha equipado al vehículo con un arsenal de sensores, radar, escáner láser y cámaras de alta resolución. Más allá de eso, siempre habrá una persona a bordo del auto.

Si bien el año pasado Uber había realizado pruebas en su auto autónomo esta es la primera vez que la compañía anuncia públicamente sus planes. Uber argumenta que «el desarrollo de su tecnología de conducción autónoma significará menos congestión, un transporte más asequible y accesible, y muchas menos vidas perdidas en accidentes de tráfico».

Pittsburgh proporcionará el entorno adecuado para que el prototipo de Uber se desenvuelva satisfactoriamente en distintos modelos de tráfico (urbano, interurbano y ruta).

Por otra parte, estos estudios también ayudarán a la compañía Carnegie Mellon, cuyos ingenieros ya han trabajado en la construcción y desarrollo robots autónomos avanzados y vehículos a Marte.

Uber intentará ser el primer servicio de traslado online en contar con una flota de vehículos autónomos, sin embargo hay otras compañías trabajando en el mismo objetivo: General Motors invertirá 500 millones de dólares en Lyft (una firma similar a Uber), y Google sigue adelante con el desarrollo de su propio servicio de taxi autónomo.

Fuente: clarin.com, 20/05/16.

Más de 200 mil argentinos se independizaron gracias a internet

mayo 17, 2016

Por Intenet, ya hay más de 200 mil argentinos que se «independizaron»

Por Marcelo Maller.

El fenómeno que crece. Lo muestra un estudio del sitio Freelancer. Son personas que trabajan por su cuenta a través de la web. En su mayoría, son hombres de entre 18 y 37 años. Se estima que ganan en promedio $ 145 por hora.

El trabajo en la web y con las nuevas tecnologías, ayudan a trabajar en casa.

Crédito: Maxi Failla

El trabajo en la web y con las nuevas tecnologías, ayudan a trabajar en casa.

La web no sólo puede resultar atractiva para comunicarse, divertirse o aprender. También es utilizada para ganarse el pan. Y en nuestro país, según Freelancer.com, la plataforma más grande del mundo de empleo independiente, hay 200 mil personas que trabajan en forma independiente en Internet.

Hoy es el Día Mundial de Internet y como homenaje, el sitio señala que hay alrededor de 19 millones de personas que ofrecen su know how a través de la web.

oportunidades on line

La mayor parte de los que trabajan en forma virtual, sin asistir a una oficina, son millennials (74%): en su mayoría hombres entre 18 y 37 años, nativos tecnológicos y que eligen mayormente trabajos relacionados al diseño digital y la programación.

En tanto las mujeres de esta generación se destacan en diseño gráfico, community management, fotografía, redacción de contenidos y marketing en redes sociales. Ellos, en su conjunto, han sido la franja que más creció en el último año, confirmando que los más jóvenes conciben el mundo y la rutina laboral de distinta manera a la que lo hacían sus padres o abuelos.

estilo de vida internet

Es que la llegada de Internet, hace 20 años, cambió la manera de comunicarse entre las personas, inicialmente generando vínculos y luego transacciones a través de diversas aplicaciones. El e-commerce, a su vez, crece año a año en todo el mundo y ya no sólo se trata de la compra y venta de productos sino también de servicios.

teletrabajo¿Cómo se distribuyen los internautas que trabajan en Argentina? El 35% en el Gran Buenos Aires, el 15% en la Ciudad de Buenos Aires, el 12% en Córdoba, 7% Rosario, y el resto en el interior del país, principalmente en Mar del Plata, La Plata, Santa Fe, Mendoza, Tandil y Bahía Blanca.

Además se estima que sus honorarios, trabajando un promedio de 8 horas diarias los 5 días a la semana, es de unos 10 dólares por hora, es decir unos 145 pesos. ¿Cómo es el sueldo en comparación con otras partes del mundo) En Freelancer.com, el promedio de honorarios es de 200 dólares por un trabajo que puede durar, en promedio, 4 días y en forma no exclusiva.

La velocidad de las comunicaciones y sobre todo la globalización, hace que los argentinos sean solicitados desde el exterior en forma continua por Estados Unidos, Australia, España, Reino Unido, India, México, Canadá, Colombia.

Fuente: clarin.com, 17/05/16.

¿Estás cansado de tu Trabajo?

 

Periodistas, Taxistas, Uber y el mundo digital

mayo 9, 2016

Los periodistas y los medios tienen «muchos Ubers» (aunque no hagan protestas)

Por Alejandro D’Agostino. Periodista de tecnología. Editor en TyN Media Group. Mención Sadosky 2010 y Eset 2011.

 

uber logoLa llegada de Uber generó el repudio generalizado de los taxistas en varias ciudades del planeta, con cortes de calle y agresiones a los conductores que utilizan la aplicación incluidas. Para el común de la gente, el periodismo parece estar a favor de Uber; de hecho, algunos taxistas hasta critican las diferentes coberturas periodísticas al alegar parcialidad de la prensa hacia la aplicación. No es eso. No estamos a favor de nadie, sino que estamos acostumbrados.

Se dice que en la nueva economía digital hay un proceso de “desintermediación”. La industria tecnológica tiene esa capacidad de generar términos semánticamente incorrectos que se llenan de algún significado y se validan a fuerza de uso. Por ejemplo, podemos citar a la computación “en la nube”: no es tan etéreo como parece, la información está repartida en servidores “terrestres”, más allá de que los accesos – móviles o fijos– necesarios para llegar a ella siempre pasan por un backbone. Uber, al parecer, viene a desintermediar al chofer y al pasajero. ¿Cómo lo hace? Siendo intermediario entre ellos y cobrando una comisión en el camino.

Los medios de comunicación saben –y muy bien– que este proceso no empezó ni con Uber, ni con AirBnb, ni con ninguna de las startups de la nueva economía que son valoradas rápidamente en miles de millones de dólares. La industria periodística experimenta una enfermedad cuyos síntomas están sufriendo ahora los taxistas. Y no ha conseguido reconvertirse del todo, como lo hizo la industria musical o como lo intenta el cine. La «Uberización» en el sector de medios lleva ya unos años y fue adoptando nuevas formas.

En un principio fueron las redes de publicidad al estilo de AdSense. A diferencia de lo que ocurre con los taxis, que tienen sólo al pasajero como cliente, los diarios “en papel” dependieron históricamente de dos factores: el precio de tapa y la publicidad. En la era digital, el primero de ellos está en quiebre gracias a la “supuesta” gratuidad de los contenidos en la Web, más allá de algunos intentos de suscripciones pagas. Y la publicidad fue “desintermediada” por los gigantes de Internet que, en parte, se beneficiaron (y lo siguen haciendo) con contenidos –en apariencia para el público– gratuitos.

Veásmolo así: las empresas periodísticas tienen un sector comercial encargado de contactar potenciales anunciantes y “venderles” espacios en sus medios. Con las redes de publicidad, casi no hace falta. Estas redes ofrecen un código que el medio debe incluir en algunas áreas de su contenido, donde se desplegarán los anuncios de sus clientes, que en gran medida dejaron ya de ser clientes de los medios. El negocio es interesante para el anunciante: llegar a una amplia cantidad de público, la posibilidad de segmentar audiencias, pagar un costo mínimo y basado en las impresiones y/o clics de los usuarios. Eficiencia al máximo, interfaz de usuario completa y atractiva, métricas a toda hora y de todo tipo. Tentador, como la interfaz amigable, la geolocalización de vehículos y el pago simplificado de Uber.

Esta “meta-intermediación” (a falta de un término mejor, porque el intermediario siempre está) logró que los medios online deban reducir fuertemente sus aspiraciones comerciales. La negociación entre medios y empresas anunciantes se tornó más dispar que nunca. ¿Cómo van a contratar publicidad a un valor más alto que los “micropagos”que les exigen las redes de anuncios –nanopagos para los medios–, gracias a su escala planetaria? Los medios, especialmente los latinoamericanos, que tienen mercados menores a los de otros países, deben apelar entonces a abarcar regiones para abrir su oferta de contenidos y ser parte de un negocio basado en volumen. Sería como pedirle a un taxista que en lugar de dar vueltas por una ciudad en busca de pasajeros, recorra una provincia. Así de difícil como parece. Los contenidos locales tienen cierta desventaja.

Las redes sociales también tienen un papel de importancia. Facebook, consciente del poder de las noticias, lanzó Instant Articles donde, además de ofrecer sus propias publicidades, brinda su propia plataforma. De este modo, el medio publica en su propio sitio web, pero ese contenido también aparecerá en Instant Articles, sin necesidad de salir de la red social y con anuncios provistos por Facebook. Otra vez, la relación entre el medio y sus anunciantes está intermediada por la red social más grande del planeta, usada por más de 1.100 millones de habitantes.

Facebook, además, es una firma que ofrece contenidos, pero que, salvo comunicados de prensa y anuncios corporativos, no produce ninguno. Esto no sería preocupante. Lo que sí lo es es que pone en juego un nivel de “meta-intermediación” adicional: el de los medios con sus audiencias. Y la circulación de mensajes es mediada –preferimos evitar controlada a falta de mayores evidencias– por Facebook. No por su creador ni por su junta directiva, sino por su impersonal, inocente e imparcial algoritmo. El chivo expiatorio de la nueva era digital.

De este modo, la tarea de proponer los temas más importantes del día ya no está en manos de un grupo de editores ni del más “aséptico” orden cronólogico. El algoritmo decide cuáles son las publicaciones que el usuario debe leer, en base a una fórmula que pocos conocen. También aquellos que no merecen su lectura, ya sea porque contienen imágenes que consideren amenazantes, como una terrorífica mujer amamantando; o vayan en contra de su interés comercial. Y la culpa se la lleva el algoritmo, una especie de veedor que, sin intervención humana aparente, “desintermediando”, cumple el rol de un editor plenipotenciario. Quienes gustamos de la narrativa del escritor de ciencia ficción Isaac Asimov, sabemos que cualquier tecnología hereda lo bueno y malo de quienes la crean (se recomienda leer el cuento “El Racista” para graficarlo).

El periodismo no va a desaparecer. O, al menos, eso suponemos. Se puede realizar un simple ejercicio para verlo. Revisen su Facebook. O su Twitter. Miren lo que publican sus amigos (en lo posible aquellos que no se dedican al periodismo). Verán que el interés por las noticias sigue existiendo. La gente comparte noticias en las redes sociales, las cuales son un canal de distribución importantísimo. Pensar cualquier actividad, hasta la más primaria, sin que intervenga la tecnología sería estúpido e innecesario, además de anacrónico. La solución para taxistas y medios pasa por reconvertise. Las compañías de medios deberán asumir de una vez por todas que son, en una medida cada vez mayor, empresas de tecnología. Así como Uber reniega de ser una firma de transporte y asegura que es una “app”.

Esto no significa que los contenidos deben quedar en un segundo plano. Al contrario. Las empresas periodísticas actuales suelen “atar” sus contenidos a la herramienta tecnológica, olvidándose de la interfaz de usuario, la comodidad de lectura, las nuevas herramientas para contar historias, los nuevos lenguajes y los nuevos hábitos de consumo. Es absurdo seguir adaptando la cabeza al sombrero. Quizás, siendo empresas de tecnología, los medios puedan dedicar más interés en poner los recursos técnicos al servicio de las noticias. Y lograr que expertos en sistemas sean “clientes internos” de los periodistas, quienes podrán consultarlos para contar mejor sus historias. Llevar al periodista a ser un project leader de sus artículos. Ajustar el sombrero a la cabeza. Y aunque asuste a las empresas, esto también debería conducir a una mayor valorización –en todas las acepciones que permita el verbo–  de la tarea del periodista.

Es sabido que, además de Instant Articles, los sitios de noticias online también reniegan con Google News. El problema de los medios, especialmente de la región, es que cuentan con contenidos estandarizados. Y hay que hacer justamente lo contrario. Encontrar nuevas formas de diagramar, como lo hicieron las revistas para diferenciarse de los diarios. Salirse del molde. Porque, precisamente, Instant Articles y Google News hacen lo contrario: ofrecen una estructura común a todos los artículos, sin importar qué es lo que publican ni quién lo hace. Tabulan, estandarizan, commoditizan, achatan. En teoría, nadie vería la versión “básica” de un artículo, que afecta la experiencia “total” de lectura que podría encontrarse en el sitio del medio. En resumen, la tarea de las empresas periodísticas debería centrarse en ofrecer una mejor experiencia de usuario, usar mayores recursos, innovar tecnológica y periodísticamente.

Por eso, estimado taxista, no se enoje con los medios. No es que estemos a favor de Uber. Simplemente, ya pasamos por eso y sabemos lo que viene. Y seguimos tratando de salir adelante. El camino no es prohibir lo que, más tarde o más temprano, terminará imponiéndose. La solución estaría por el lado de ofrecer lo que la contraparte digital no puede. Descubrir qué, ya es otra cosa. Ni siquiera los medios, experimentados expertos en “desintermediación”, lo descubrieron todavía…

Fuente: tynmagazine.com,06/05/16.

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