¿Cuánto costará el «Grexit»?

mayo 25, 2012

El divorcio será millonario y vertiginoso

Por Luisa Corradini

 

PARIS – ¿Cuánto costará el «Grexit», es decir la salida de Grecia de la zona euro? La respuesta a esa pregunta es: entre 150.000 y 350.000 millones de euros, según estimaciones realizadas por economistas especializados y gobiernos de la región. Pero no es todo. Si Atenas abandona el euro para reemplazarlo por el dracma, que sufriría una devaluación de 50% a 60%, el país experimentaría una brutal recesión con una abrupta caída del PBI de 15% y una inflación de 30%.

Un golpe de esa naturaleza desangraría a las instituciones multilaterales que financiaron los planes de rescate acordados desde 2010, pero sobre todo sería un mazazo para los otros 16 países de la zona euro, teniendo en cuenta la feroz desaceleración económica que afecta a toda Europa (ver aparte).

Las simulaciones que circulan en gobiernos, ministerios, bancos y fondos de inversiones muestran que todos los actores políticos y económicos se preparan febrilmente para un posible big one de la zona euro provocado por la salida de Grecia. A pesar de las instrucciones de secreto impartidas por Bruselas, la Unión Europea (UE) también terminó por admitir que los países de la unión monetaria preparan planes de emergencia para el caso de que Grecia abandone la moneda única.

El Banco Central Europeo (BCE), por su parte, puso en funcionamiento una célula encargada de estudiar los diversos escenarios de crisis. Esa war room, que funciona en la sede de vidrio y cemento del BCE, en Fráncfort, fue confiada al alemán Jörg Asmussen, miembro del directorio y ex consejero del ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble.

Alemania y Finlandia reconocieron que trabajaban en un escenario de esa índole y hasta el Bundesbank consideró en su último informe mensual que la salida de Grecia era una hipótesis «manejable».

Esta es la primera vez que los planes de contingencia incluyen estimaciones cifradas sobre el costo que tendría el «Armagedón», como empiezan a decir los analistas cuando aluden a la salida de Grecia.

La alternativa ideal sería un «divorcio de común acuerdo», que tendría un costo de 50.000 millones de euros, sobre todo para la UE y el FMI. Pero esa hipótesis no entusiasma demasiado a los actores políticos griegos que son partidarios de una «ruptura completa». En la práctica, el cambio de signo monetario equivaldrá a un default. Eso significa que -en el mejor de los casos- Grecia suspenderá sine die el pago de la deuda y, en la peor de las hipótesis, dejará de «honrar su firma», como se dice en la jerga bancaria.

Los primeros afectados por la Grexit serían la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, y el FMI, que entre ambos prestaron 73.000 millones de euros en los diferentes programas de rescate acordados al gobierno de Atenas de 2010. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), creado especialmente en 2010 para acudir en ayuda de Grecia, perdería en ese huracán financiero 40.000 millones de euros.

El costo piscológico

El BCE atesora en sus arcas títulos de la deuda griega, comprados sobre todo en el mercado secundario, por valor de 45.000 millones de euros. Esos bonos probablemente se convertirán en papeles tan valiosos como los títulos del empréstito ruso de 1906, repudiado por los bolcheviques en 1918. Otros bancos centrales, incluyendo el de China, acumularon bonos por 11.000 millones.

A esa cifra es preciso agregar los 62.000 millones de euros que poseen todavía los bancos privados y que, en caso de default, deberán pasar a «pérdidas y ganancias» o reducir su valor a una suma insignificante.

El costo total de la salida de Grecia sumaría unos 335.000 millones de euros, cifra equivalente al PBI de Bélgica.

Las simulaciones preparadas hasta ahora son incapaces de cifrar los daños colaterales que causaría esa decisión: la repercusión psicológica que tendría para los 311 millones de habitantes que quedan en la zona euro, el riesgo de un auténtico efecto dominó sobre los países más endeudados -España, Portugal, Irlanda, Italia e incluso Francia- y, sobre todo, la posibilidad de una corrida bancaria.
Fuente: La Nación, 25/05/12.
——————————————–

El ‘Grexit’ podría hacer perder un billón de euros

 

El coste de la salida de Grecia del euro, llamado ‘Grexit’, es ya un rompecabezas para los posibles afectados. Algunos cálculos sitúan entre quinientos mil millones y un billón de euros las consecuencias. Empezando por los propios contribuyentes que, a través de sus países, el Banco Central Europeo y el Fondo de Estabilidad Financiera, han destinado 291.000 millones en ayudas al país heleno. A ello, hay que añadir la exposición de los bancos con más de setenta mil millones.

“Aunque Grecia no tiene un peso considerable en la eurozona, su salida supondría un choque, una situación nueva”, analiza este responsable del banco francés Natixis. “Esto modificaría los equilibrios en el seno de la Unión Europea para saber si el coste de que Grecia salga es superior o inferior al dre que se quede… “.

Precisamente, las entidades financieras más expuestas son las francesas, seguidas de las alemanas. Entre ambas, suman más de la mitad de los poseedores de bonos públicos y, sobre todo, de créditos a empresas griegas. Portugueses, italianos o españoles llegan mucho más lejos.

Pero, esta posible salida de Grecia de la moneda única, podría crear un verdadero contagio a otros países periféricos. El caso de riesgo más alto es el de la filial Emporiki, del francés Crédit Agricole. El conjunto de los bancos europeos poseen de de más de un billón de euros en deuda de España, Portugal, Italia e Irlanda.
Fuente: Euronews, 23/05/12.
Ver video: http://es.euronews.com/2012/05/23/el-grexit-podria-hacer-perder-un-billon-de-euros/

 

Plan B por si Grecia abandona el euro

mayo 24, 2012

La UE prepara un plan B por si Grecia sale de la zona euro

Por Willian Boston, Brian Blackstone y Matthew Dalton

 

BRUSELAS — La zona euro está acelerando la planificación para contener las repercusiones de una posible salida de Grecia de la zona euro, pese a que los líderes reunidos aquí el miércoles tuvieron dificultades para acordar una solución común para resolver la crisis.

Los ministros de Finanzas de los 17 países que comparten el euro acordaron esta semana desarrollar planes de «contingencia» en caso de que Grecia salga de la zona euro, dijeron fuentes cercanas. Los planes tratan de aliviar las probables turbulencias en la deuda soberana, la banca y otros mercados financieros que producirían una salida griega del euro. «Todos los planes de contingencia giran en torno a lo mismo: ser responsable como gobierno significa estar preparado para lo que esperas evitar», dijo el miércoles Steven Vanackere, ministro de Finanzas belga, antes de asistir a la cumbre de líderes de la Unión Europea.

El primer ministro italiano, Mario Monti (izq.), la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande en la cumbre de Bruselas.

.Las autoridades europeas hicieron hincapié en que quieren que Grecia permanezca en la zona euro y advirtieron que las consecuencias de una salida serían desastrosas. No obstante, crecen los temores de que Grecia no está en condiciones de cumplir las estrictas medidas de austeridad necesarias para que siga siendo parte de la zona euro.

Los mercados financieros cayeron el miércoles, una reacción de los inversionistas a la mayor probabilidad de que Grecia abandone el euro, el escaso avance hacia una resolución de la crisis y la falta de crecimiento económico.

El índice Stoxx Europe 600, que agrupa a las principales empresas del continente, cayó 2,1% a 239,51 puntos, su segundo cierre más bajo del año. Las tasas de interés de los bonos soberanos alemanes a 30 años cayeron a 1,995%, un mínimo histórico. La tasa de la deuda del gobierno español a 10 años subió y la diferencia con las tasas comparables de Alemania se amplió a su mayor nivel en años, una señal del mayor riesgo del país.

Las autoridades europeas son cada vez más temerosas del escenario que podría producirse después de las elecciones del próximo mes en Grecia. Las encuestas muestran a Syriza –el partido de izquierda que quiere renegociar el acuerdo de rescate— empatado en las encuestas con Nueva Democracia, el partido conservador que ayudó a que las medidas de austeridad fueran aprobadas por el Parlamento griego.

Una victoria de Syriza arrojaría a Grecia a una confrontación con sus acreedores internacionales, el Fondo Monetario Internacional y los gobiernos de la zona euro, que insisten en que Grecia cumpla sus promesas. Un enfrentamiento a largo plazo podría dejar al gobierno del país sin financiación y a sus bancos sin acceso a los préstamos del Banco Central Europeo. Es probable que después de eso Grecia no tarde en salirse del bloque.

La cumbre del miércoles tenía el objetivo de trazar una hoja de ruta para la toma de «decisiones firmes» sobre las medidas necesarias para impulsar el crecimiento durante la cumbre de la UE del próximo mes, dijo Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, en unas breves declaraciones televisadas antes de inaugurar las negociaciones. «Nuestras discusiones esta noche deberían estar enfocadas y ser francas. Estamos preparando el terreno para las decisiones firmes de junio, dentro de cinco semanas», señaló. Varios líderes dijeron que aún estaban lejos de adoptar políticas más ambiciosas para frenar la crisis, tales como emitir «euro bonos», o deuda combinada garantizada por los gobiernos de la zona euro, lo que permitiría a las economías más débiles acceder a préstamos a tasas de interés más bajas. «Los euro bonos no contribuirían al crecimiento», apuntó la canciller alemana, Angela Merkel.

Los costos directos de una salida de Grecia de la zona euro no serían tan catastróficos. La mayoría de los bancos ya han asumido cuantiosas pérdidas sobre sus activos griegos, aunque los gobiernos tendrían que rebajar el valor contable de los créditos que ya concedieron a Grecia.
Fuente: The Wall Street Journal, 23/05/12.
————————————————————–

Se profundiza la contracción económica de la zona euro

Por Alex Britain

 

LONDRES (EFE Dow Jones) — La actividad empresarial de la eurozona se contrajo en mayo a su nivel más bajo en casi tres años, lo que agrava los temores de una recaída de la economía un día después de que los líderes europeos no fueran capaces de llegar a un acuerdo sobre la manera de impulsar el crecimiento y combatir la crisis de deuda.

El índice compuesto de gerentes de compra preliminar en los 17 países que comparten el euro descendió a 45,9 en mayo desde 46,7 en abril, de acuerdo con los datos de Markit Economics. Es la cuarta caída consecutiva del indicador y la marca más baja desde junio de 2009, cuando la eurozona estuvo por última vez en recesión.

El índice compila los resultados de las encuestas a gestores de compras tanto del sector manufacturero como del de servicios. Un dato por debajo de 50 significa que la actividad se está contrayendo mes a mes.

Las señales de debilidad en la actividad empresarial de la eurozona se añaden al mal dato de confianza empresarial de Alemania. El instituto Ifo dijo que su índice de confianza para la mayor economía de Europa cayó a 106,9 en mayo desde 109,9 en abril, afectada por la incertidumbre en torno al conjunto de la eurozona.

Otras cifras oficiales también mostraron el jueves que la confianza empresarial de Francia descendió bruscamente en mayo.

Entre los PMIs, el de Francia fue marcadamente débil, al caer a un mínimo de tres años de 44,7 en mayo desde 45,9 en abril. El índice de Alemania tuvo mejor comportamiento, contrayéndose ligeramente al llegar a 49,6 desde 50,5 en abril.
Fuente: The Wall Street Journal, 24/05/12.
————————————————————–

¿Para qué sirve el euro?

mayo 21, 2012

¿Para qué sirve el euro?

Por Alen Mattich

 

¿Tiene el euro todavía un propósito?

Aunque la moneda única fue un proyecto político desde el principio, también se le otorgó un fuerte fundamento económico. Una moneda europea rebajaría los costos comerciales, mejoraría los flujos y recortaría los costos del capital y, por ello, impulsaría el crecimiento económico al tiempo que uniría al continente evitando los sangrientos conflictos que habían caracterizado la primera mitad del siglo XX.

El grado en que el euro beneficiaba a sus estados miembros es una cuestión abierta.

Desde su introducción en 1999 hasta finales de 2011, los 17 estados miembros de la zona euro alcanzaron una tasa media de crecimiento anual del 1,5%. Mientras, Reino Unido, Suecia, Noruega y Suiza, todos fuera de la zona euro, crecieron un 2%, 2,7%, 1,7% y 1,8%, respectivamente, en el mismo período.

Si bien es cierto que en el mercado de bonos el diferencial entre cada uno de los miembros de la zona euro y Alemania se derrumbó a los mínimos alemanes, la baja rentabilidad desde la llegada del euro hasta la crisis financiera –casualmente desencadenando burbujas insostenibles de consumo y propiedades en Irlanda, España y Grecia, cuyos pinchazos han aplastado sus economías– no se ha vuelto a ver. Los diferenciales de los bonos se han recuperado con firmeza a los niveles anteriores a la introducción del euro.

Pero si el argumento económico para la moneda única parece flojo, el argumento político es todavía más endeble.

Mientras partes de la zona euro estaban cada vez más endeudadas con otras partes de la eurozona, las fricciones políticas sólo podían crecer.

El euro ya no es un barco que transporta a las economías de los países miembros a climas soleados, sino más bien una cadena para mantenerlos atados entre sí mientras el barco se hunde.

Sólo hay que mirar a las dificultades que la zona euro está teniendo para deshacer el lío griego –y la economía de Grecia es apenas un 2% del total.

En última instancia, la mayoría de los economistas y políticos están empezando a darse cuenta de que Grecia no pueda cumplir con sus obligaciones de deuda. Así que, pase lo que pase, las pérdidas de deudas pasadas tendrán que ser compartidas. Esto se puede hacer a través de una repentina quiebra griega y su salida del euro, lo que sería muy complicado y potencialmente paralizaría a los bancos alemanes y franceses, incluso ahora, o con la continuación de un mecanismo mediante el cual las deudas griegas son transferidas de los bancos al Banco Central Europeo.

La condonación de la deuda, en este caso, significaría que el BCE asumiría pérdidas y el resto de Europa cumpliría con ellas, pero de una manera estable.

¿Será esto bueno para Grecia? ¿Va a poner fin a la depresión?

Si usted piensa, como yo, que Grecia sigue siendo poco competitiva en relación al núcleo de la eurozona, el proceso de deflación continuará. A Grecia se le negarán nuevos préstamos y será aislada de los mercados de deuda, por lo que tendrá que ejecutar un presupuesto público primario. Esa es otra manera de decir que el gobierno no podrá incurrir en déficit año tras año. Grecia podría ser autorizado a permanecer en el euro, aunque sólo sea para evitar que el pánico se extienda a Portugal y otros países periféricos. Sin embargo, en muchos aspectos, Grecia estará sola. La condonación de antiguas deudas no detendrá la necesidad de una reforma estructural de su sector público y su economía en general.

El principal problema al que deberá enfrentarse Grecia no es la deuda pasada, es el hecho de que no se le permitirá endeudarse en el futuro, porque nadie va a confiar en el país. Y allí donde pueda vender deuda, los intereses a pagar serán altos y las condiciones duras.

Desgraciadamente, los primeros años del euro dieron al pueblo griego una falsa impresión de lo rico que era su país –la riqueza está determinada por el potencial productivo de un país, que se reduce a factores como condiciones laborales, sistema jurídico, inversiones en infraestructura y personas. Y lo que está sucediendo ahora es un reajuste doloroso de los estándares de vida griega a la riqueza del país.

El euro, en otras palabras, creó una ilusión de riqueza.

Y ahora que la ilusión se ha roto y no va a volver, es difícil ver para qué propósito sirve la moneda única.

Fuente: The Wall Street Journal, 21/05/12.

Grecia y Argentina

mayo 21, 2012

Grecia

Por Enrique Szewach

 

Europa ha vuelto a generar serias dudas en torno a la probabilidad de continuar por el camino que se había trazado para superar los problemas de sobreendeudamiento y competitividad de los países mediterráneos, dentro de una moneda única.

A las preocupaciones que ya manifestaban los “técnicos” respecto de si se había elegido la dosis adecuada de ajuste fiscal, política monetaria, reforma estructural y nuevo endeudamiento, se le fueron sumando resultados electorales en dónde la “opinión” de los votantes ha sido, en general, negativa, respecto de las políticas instrumentadas.

Particularmente, en el caso griego, en dónde un partido de izquierda extrema, “amenaza” con romper todos los acuerdos alcanzados, pero continuar en el Euro. Algo que, para la Europa que financia, resulta, en principio, inaceptable. Lo que llevaría, al final del día, a la salida de Grecia del Euro.

Obviamente, abandonar el Euro, implica pasar de una moneda de “buena calidad” a una moneda “de mala calidad”. Por supuesto, si se ‘defaultea’ y devalúa, los problemas de deuda y competitividad se solucionan mágicamente, pero el pequeño detalle es que nadie quiere ahorrar en monedas de baja calidad. Es decir, el costo de elegir el camino políticamente más sencillo, es quedarse sin ahorro de largo plazo y sin crédito de largo plazo, algo que los argentinos conocemos muy bien.

Por lo tanto, a lo que asistiremos en los próximos días, a menos que haya alguna política tranquilizadora, es a una corrida de depósitos sobre los bancos griegos y, eventualmente, sobre los de otros países mediterráneos que pudieran, en las expectativas del público, seguir el mismo camino de Grecia, por temor a que sus ahorros se transformen a moneda de baja calidad.

¿Por qué hablo de Europa, en esta columna?

Por dos razones. La primera es porque si Europa empeora, se fortalece el dólar, cae el precio de los commodities, y Brasil ajusta su moneda, lo que directa e indirectamente afecta el ciclo económico argentino.

La segunda, porque el gobierno (argentino) está intentando imponer una moneda de “muy baja calidad” (20-25% de inflación anual como mínimo), a los ciudadanos argentinos y esto, claramente, puede hacerse por un tiempo, dado que el stock de ahorros más importante ya se fue de la economía argentina, pero no por mucho tiempo.

Lo paradójico, es que el gobierno interpreta la lógica respuesta al intento de cobrarnos tanto impuesto inflacionario (sumado al resto de los impuestos que ya pagamos), como un “golpe de mercado”, al que hay que combatir con la policía.

Esto significa que seguimos sin “macroeconomía” y sin reformas estructurales en la micro.

A los problemas de competitividad, el cierre de la frontera, la Aduana, el control.

A los problemas derivados de la elevada inflación y la demanda de dólares, la policía.

A los problemas estructurales surgidos de la mala regulación y de la destrucción del sistema de precios, estatización.

Pero esta combinación de “políticas”, no revierte los problemas, en el mejor de los casos los deja como está y lo más probable es que los empeore.

El control de importaciones, reduce importaciones y nivel de actividad, pero no genera negocios para exportar. (Con la economía cerrada, sólo conviene vender caro en el mercado interno, sin competencia, y no vender barato, con mucha competencia, salvo que se pueda hacer volumen. Pero no se puede hacer volumen, porque están limitadas las importaciones y la inversión).

En otras palabras, el control de importaciones resuelve la emergencia, no cambia la tendencia, porque no genera industria exportadora, salvo excepciones que ya estaban.

El control policíaco de cambios, por su parte, modera la salida de capitales, hasta podría paralizarla, pero no genera ingreso de capitales. Es decir, como máximo estabiliza el problema, pero no lo revierte.

La estatización, finalmente, puede hacer que se destinen algunos fondos más a la producción de petróleo y gas en YPF, o que se use la “maquinita” del Central, para seguir pagando los salarios de las empresas de servicios públicos, pero sin cambio en precios y reglas, el problema continúa.

En síntesis, sin modificaciones en la política macroeconómica, lo mejor que puede pasar, si el mundo no empeora mucho, es que sigamos desacelerando crecimiento, emparchando las cuestiones estructurales, y con una moneda de baja calidad.

Poco, muy poco, para una revolución.
Fuente: Perfil, 20/05/12.
Más información: www.szewachnomics.com.ar 

Escenarios con Grecia fuera del euro

mayo 19, 2012

Escenarios con Grecia fuera del euro

Por BRUSELAS. ESPECIAL

 

La Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) trabajan desde hace semanas en la posible salida de Grecia de la zona euro. Así lo reconoció ayer el comisario europeo de Comercio, el liberal belga Karel De Gucht, en una entrevista al diario de su país De Standaard.

Es la primera vez que un alto responsable europeo admite que el bloque comunitario ha preparado grupos de trabajo para enfrentarse al abandono griego de la moneda única. Funcionarios de la Unión llevan semanas reconociendo bajo anonimato que esos trabajos ya habían empezado, pero ningún cargo político lo había admitido hasta ahora.

De Gucht añadía en la entrevista que “hace año y medio había peligro de un efecto dominó, pero hoy hay, tanto en el seno del Banco Central Europeo como de la Comisión Europea, servicios que estudian escenarios de emergencia en caso de que Grecia no salga adelante”.

“La salida de Grecia no significaría el fin del euro, como pretenden algunos”, añadió De Gucht. “Lo importante es saber si todo el mundo puede conservar la sangre fría en las próximas semanas”, agregó.

En un movimiento extraño para los usos de las instituciones europeas, un portavoz del Ejecutivo comunitario desmintió las palabras de su jefe. Olivier Bailly utilizó su cuenta de Twitter para decir que “La Comisión Europea niega firmemente estar trabajando en un escenario de salida de Grecia”.

Olli Rehn, comisario de Economía, también desmintió a su compañero. De Gucht había dicho a De Standaard que no podía “decir nada más”. En público, sus principales dirigentes, como el presidente José Durao Barroso y el mismo Rehn, repiten cada vez que tienen un micrófono delante que quieren que Grecia continúe en el euro.

El FMI sí reconoció esta semana, por boca de su directora general, Christine Lagarde, que hacía “preparativos técnicos” por si se diera la eventualidad de que Grecia volviera a su antigua moneda nacional.
Fuente: Clarín, 19/05/12.

Grecia: La salida del euro dejó de ser tabú

mayo 15, 2012

La salida del euro dejó de ser tabú

Por Aurelia End

 

Agencia AFP. BERLIN – La salida de Grecia de la zona euro dejó de ser un tema tabú en Alemania, donde el prestigioso semanario Der Spiegel tituló en tapa esta semana «Adiós a la Acrópolis«, el ministro de Finanzas habla abiertamente de esta posibilidad y los economistas calculan el costo que tendría para la economía alemana.

Es un tabú que también cayó en Europa, donde se endurece el mensaje para que Atenas aplique la austeridad pese al descontento en la calle y el caos político en el que se encuentra el país desde las últimas elecciones (ver aparte).

Tanto para los responsables alemanes como para los de la Unión Europea (UE), o incluso para el Banco Central Europeo (BCE) -el mayor defensor de una zona euro preservada con sus fronteras actuales-, el escenario de la salida ha dejado de constituir el cataclismo del que se hablaba hace sólo unos meses.

El jefe del Banco Central de Bélgica, Luc Coene, también planteó la posibilidad de un «divorcio amistoso» en el Financial Times. En su tapa, Der Spiegel, de centroizquierda, recogió hace unos días las declaraciones contundentes del ministro de Finanzas, el conservador Wolfgang Schäuble. El viernes, en una entrevista, cuando se le preguntó sobre los riesgos de una salida de Grecia del euro, respondió: «Europa no cae tan fácilmente», antes de subrayar que no puede «obligar a nadie» a conservar la moneda única.

Anteayer, cuando se lo consultó sobre los eventuales preparativos de Berlín para este escenario, Schäuble dijo al diario Die Welt que sería «curioso» que el gobierno de la canciller Angela Merkel «no se preparase para todos los escenarios posibles». Hasta ahora, sólo algunos diputados y economistas ultraliberales habían mencionado tal posibilidad. Pero ante el estancamiento político griego, el «Grexit» (término empleado por los mercados para evocar la salida de Grecia) es una idea generalizada.

La primera economía europea, también primera contribuyente a todos los planes de ayuda a Atenas, ya ha calculado la factura y la considera soportable, gracias a la solidez de su economía. Los expertos creen que el costo de una salida de Grecia, que supondrá el impago de las ayudas que corresponden a Alemania, sería de 86.000 millones de euros. Y podría elevarse a más de 100.000 millones, si se tiene en cuenta la parte de Alemania en el FMI, también un acreedor de Grecia, así como las pérdidas de los bancos públicos regionales.

La Comisión Europea, en tanto, afirmó ayer que desea que Grecia se mantenga en la zona euro, pero con la condición de que respeten los compromisos asumidos con sus acreedores. Su presidente, José Manuel Durão Barroso, fue elíptico: «No quiero hablar de un país específico, pero si un país no respeta las reglas, es mejor que se vaya del club»..

Fuente: La Nación, 15/05/12.

————————————-

 

Der Spiegel cree que Atenas “debe abandonar el euro ya”

 

Der Spiegel se posiciona claramente ante la persistencia del callejón sin salida político de Grecia y el riesgo de que la crisis de la deuda helena arrastre consigo a la moneda única. El semanario de Hamburgo clama en portada “Adiós Acrópolis”, explicando “por qué Grecia debe abandonar el euro ya”.

Haciéndose eco de las dudas alemanas sobre la capacidad de los partidos políticos griegos de formar un Gobierno tras las elecciones legislativas del 6 de mayo, Der Spiegel explica que “en Berlín, la situación en Grecia evoca la de la República de Weimar”, y reaviva el espectro del régimen posterior a la Primera Guerra Mundial en Alemania. Minada por la inestabilidad, sirvió de base para el nazismo:

La llamada ‘vergüenza’ de los alemanes por [las condiciones impuestas por] el tratado de paz de Versalles parece que en el caso de los griegos se ve representada en los objetivos de recuperación financiera exigidos por Bruselas. Como en los años veinte en Alemania, son los partidos extremistas los que salen beneficiados.

Incluso aunque lo deseable es que Grecia salga de la zona euro, señala Der Spiegel,

Nadie puede forzar a los griegos a abandonar el euro. Pero está claro que eso revertiría en su propio interés. […] La salida de Grecia de la zona euro es la única oportunidad para el país se recupere. Los griegos tendrían su propia moneda, que podrían devaluar. Así las importaciones serían más caras y las exportaciones, más baratas. […] La solidaridad entre los Estados europeos no está vinculada a su pertenencia al euro, y por ello el resto de los países deberán también ayudar a Grecia con grandes sumas de dinero.

Otro argumento esbozado por el semanario: la salida de Grecia de la unión monetaria “mandaría una señal clara al resto de los países en quiebra: no se chantajea a Europa”.

Fuente: Presseurop, 14/05/12.

 

Los beneficios del euro

mayo 10, 2012

Oda al atribulado euro

Por Amar Bhidé

 

La aplastante derrota del domingo de la coalición gobernante de Grecia en las elecciones parlamentarias está alimentando los temores de que el país abandonará la zona euro y tratará de devaluar para salir de la crisis.

Algunos creen que ese es el camino correcto. Argumentan que Grecia y otros países de la periferia sur del continente nunca deberían haberse unido al euro. La dura competencia mundial deprime los precios, mientras que los rígidos mercados laborales sostienen los salarios. Un menor tipo de cambio aliviaría estas presiones, pero la competitividad de los exportadores en Alemania y otros países del norte mantienen alto el valor del euro.

El argumento para huir del euro para devaluar es un error. Grecia y otras economías periféricas perdieron poco al renunciar a sus monedas nacionales. Tampoco su membresía hizo que la euro zona fuera demasiado extensa como para comprometer su éxito. Al contrario, su tamaño y heterogeneidad es una ventaja.

Se supone que las devaluaciones de moneda dan una salida a los países con empresas con desventajas competitivas crónicas y mercados laborales rígidos. La devaluación equivale a una reducción de precios que permite a las empresas locales mantener o incluso ampliar su participación en los mercados internacionales. La devaluación, indica el argumento, también aumenta el precio de las importaciones, dando a las empresas locales una ventaja en su propio mercado.

Fundamentalmente, en este punto de vista, las devaluaciones hacen viables a las empresas en dificultades, ya que pueden reducir los precios en relación con sus competidores internacionales sin tener que recortar de forma explícita los salarios que pagan a sus empleados.

Pero he aquí el truco. La devaluación funciona en la medida en que no desata una exigencia de aumentos salariales, a pesar de que la depreciación de la moneda aumenta el precio de las importaciones y reduce el poder adquisitivo de los trabajadores.

Claro, los empleados podrían ser susceptibles a una ilusión del dinero y preocuparse sólo de sus salarios nominales. Pero no son las demandas de los trabajadores individuales lo que hace a los mercados laborales excesivamente rígidos, sino los sindicatos y otros participantes institucionalizados. Los sindicatos que no negocien recortes salariales con sus empleadores probablemente no permitirán que la devaluación erosione su salario real de una manera menos visible. De hecho, los contratos sindicales contienen a menudo protecciones contra la inflación.

La devaluación es una intervención contundente, impuesta de arriba hacia abajo, cuyos beneficios y costos se difunden de maneras impredecibles y a menudo indeseadas. Por ejemplo, la devaluación puede impulsar las ganancias y los salarios de las empresas que ya son internacionalmente competitivas, al mismo tiempo que hacen poco para ayudar a aquellas que lidian con venenosas relaciones laborales, rígidas normas de trabajo y onerosas obligaciones pensionales.

Peor aún, las devaluaciones recortan los ingresos reales de aquellos que menos pueden permitirse las pérdidas: los ancianos que dependen de sus escasos ahorros y pensiones, los empleados con bajos salarios no sindicalizados y que carecen de habilidades valiosas, y las pequeñas empresas que ni siquiera consiguen un impulso temporal de sus márgenes de ganancias, debido a que se mueven sólo en el mercado local.

Por el contrario, cuando los países renuncian a su opción de devaluar mediante a su incorporación a la unión monetaria, advierten un beneficio claro y tangible: la reducción de costos e incertidumbre del comercio, la inversión y el desplazamiento dentro de la zona de la moneda. La gente y las empresas no tienen que pagar por la conversión de las divisas o preocuparse por los cambios en los tipos de cambio.

También se espera menor volatilidad en relación con los tipos de cambio con otras monedas, ya que el rendimiento combinado y las perspectivas del conjunto, con sus muy diversas economías, será más estable que el de las partes.

Es cierto, el aumento de las exportaciones en una parte —Alemania, en el caso de la zona euro— puede provocar una apreciación de la moneda común que altera los precios y costos en otras partes de la unión. Pero los países con sus propias monedas no son inmunes a los cambios no deseados en sus tipos de cambio. A medida que la libra esterlina aumentó con las exportaciones de petróleo del Mar del Norte en la década de 1980, los fabricantes británicos se vieron en dificultades. Hoy en día, los ingresos de capital no deseado han creado un dolor de cabeza a Suiza por el tipo de cambio.

Por último, está la cuestión de la independencia del banco central. Los gobiernos pueden hablar de dientes para afuera, pero en tiempos de estrés enfrentan una fuerte tentación de obligar a los bancos centrales a cubrir los déficits presupuestarios a través de la impresión de dinero. A menudo, los banqueros no esperan que se les diga (como lo indican las recientes rondas de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal).

Conseguir que los gobiernos democráticos acuerden crear una autoridad monetaria independiente para una gran unión monetaria multinacional es una idea desalentadora: el Banco Central Europeo es el único caso conocido. Pero una vez creado, es relativamente difícil que los gobiernos nacionales intervengan, dada la independencia sin igual del BCE.

El público parece estar por delante de muchos expertos y políticos sobre el tema. Aunque las mayorías en Reino Unido y Dinamarca —los países que se mantuvieron fuera de la zona euro— no expresan arrepentimiento, encuestas de Eurobarometer todavía muestran un respaldo público considerable a la moneda común en todos los países que se unieron.

A pesar de la crisis, la mayoría de los griegos e irlandeses —como los alemanes y franceses— creen en el euro. Y con buena razón: el sobreendeudamiento soberano y la solvencia bancaria son serios problemas para Europa, pero la moneda común está haciendo muy bien su trabajo.-

-Bhidé, profesor de negocios internacionales de la Escuela Fletcher de la Universidad Tufts, es el autor de «A Call for Judgment: Sensible Finance for a Dynamic Economy».
Fuente: The Wall Street Journal, 09/05/12.

Grecia sigue amenazando el euro

mayo 10, 2012

Después de dos años, Grecia sigue amenazando el euro

Por Marcus Walker

 

ATENAS—Dos años después de que Europa rescatara a Grecia para proteger al euro, la operación se ha convertido en una debacle que amenaza con aniquilar la moneda común.

Después de que las elecciones del 6 de mayo en Grecia dejaran a los partidos a favor del rescate en una posición demasiado débil para formar gobierno, es probable que se celebren nuevos comicios en junio, pero no hay garantía de que surja un gobierno estable. Para el mes que viene, Atenas debe identificar nuevos recortes presupuestarios del orden de los 11.500 millones de euros, unos US$15.000 millones, o arriesga la suspensión de los préstamos internacionales que necesita para pagar las pensiones y administrar las escuelas. Si no consigue el dinero, no tendrá más remedio que imprimirlo.

La crisis griega representa la culminación de un experimento radical de austeridad y reforma económica que han dejado al país al borde del colapso social y político. La historia del fallido rescate sugiere que imponer políticas de austeridad severa sobre los países de la zona euro no salvará la moneda y puede agravar la crisis.

El ejemplo griego ilustra la contradicción entre la disciplina exigida por Alemania, a cambio de ayudar a otros miembros de la zona euro, y el sufrimiento económico que otras sociedades pueden soportar. Grecia demuestra que lo que es necesario para justificar un rescate ante el escéptico electorado alemán puede constituir una calamidad política en la endeudada periferia de Europa.

«El programa es un suicidio, no sólo para Grecia sino también para el euro», dice Louba Katseli, ex ministra de Finanzas de Grecia. «En España, Portugal, Italia, en todas partes se está cometiendo el mismo error», afirma en alusión a la insistencia de la Unión Europa en recortar el gasto en medio de una recesión.

Alemania reiteró el miércoles que Grecia debe cumplir sus promesas de austeridad. Los gobiernos de la zona euro decidieron aplazar parte del próximo tramo del rescate como una advertencia a los políticos griegos.

El rescate de Grecia orquestado por la UE y el Fondo Monetario Internacional fue el mayor paquete de ayuda financiera otorgado a un país de la historia, con un total de 245.000 millones de euros en préstamos pagados o prometidos. También ha involucrado la mayor cesación de pagos de la historia, eliminando de un plumazo 100.000 millones de euros de deuda soberana griega.

No obstante, la reestructuración de la deuda griega dejó dos grandes desafíos pendientes: controlar una deuda creciente que ya es 1,5 veces el tamaño de la economía y forzar una rebaja de los salarios y los precios para impulsar la competitividad del país.

Para mantener a Grecia a flote, la UE y el FMI duplicaron su apuesta en marzo, expandiendo el paquete de asistencia pese a la creciente parálisis política del país.

Según varias fuentes cercanas, la responsabilidad del desastre recae sobre una clase política que no pudo o no quiso reformar el país, un programa irrealista que asumía un rápido repunte económico pese a la austeridad draconiana y el peso de la deuda, y la desconfianza entre Grecia y sus acreedores.

«Era casi una misión imposible», asegura George Papandreou, ex primer ministro de Grecia que negoció el rescate original y luego abandonó el cargo el año pasado tras una revuelta en su partido.

Papandreou relata que cuando le pidió a Angela Merkel condiciones más llevaderas en 2010, la canciller alemana respondió que el programa de ayuda tenía que ser doloroso. «Necesitamos asegurarnos de que nadie más quiera esto», contestó Merkel. La economía griega se ha contraído 14% en los últimos tres años y el FMI pronostica, en privado, un retroceso de 6,5% este año.

Europa teme que una salida de Grecia del euro podría desatar una fuga de capitales de Portugal, España y otras economías alicaídas del bloque. Algunas autoridades europeas argumentan, en privado, que el euro podría soportar la salida de Grecia porque los mercados entienden que su crisis es especialmente severa.

A otros les preocupa que al provocar corridas contra los bancos y los mercados de bonos soberanos, la salida de Grecia podría hacer peligrar el euro. Eso colocaría a Alemania y el norte de Europa ante un dilema: ver cómo colapsa la pieza central de décadas de integración política en Europa o apresurarse a formar una unión fiscal más profunda, incluyendo una emisión de bonos comunes, para salvar al euro.

Cuando el FMI y los países de Europa le ofrecieron a Grecia en mayo de 2010 un paquete de rescate de 110.000 millones, pensaron que habían actuado en forma decidida para evitar una calamidad.

El acuerdo exigía que Grecia pusiera en orden sus finanzas públicas y modernizara un sobrecargado sistema burocrático y un enjambre de leyes que habían hecho que su economía fuera poco competitiva.

Si bien todos concordaban en que Grecia necesitaba controlar el gasto fiscal, el FMI esgrimió que los cambios estructurales deberían tener prioridad y los recortes de gasto serían paulatinos, con el fin de proteger la economía.

Pero Alemania se opuso. Las reformas estructurales tendrían que hacerse al mismo tiempo que la implementación de un drástico plan de austeridad para reducir el déficit fiscal de 15,8% del Producto Interno Bruto en 2009 a menos de 3% para 2014. El cronograma fue poco realista. Los recortes de gastos y alzas de impuestos arrastraron a la economía a una recesión tan severa que el déficit se estancó en alrededor de 10% del PIB.

Normalmente, cuando el FMI impone medidas de austeridad, obliga al país a devaluar su moneda, con el objetivo de abaratar sus exportaciones y, de este modo, compensar la caída de la demanda interna. Pero Grecia no tiene una moneda propia que devaluar. Su espiral descendente se parece más al que sufrió Argentina hace una década, cuando intento mantener un tipo de cambio fijo frente al dólar a pesar de que la austeridad del FMI acentuaba la recesión, lo que desembocó en una crisis social y política.

Pese a sus dudas sobre el plan, Grecia empezó con paso firme a imponer medidas. Las encuestas mostraban un sólido apoyo público a los esfuerzos por reducir la burocracia, la corrupción y la evasión de impuestos, y eliminar los privilegios de algunos grupos de interés. Abogados, taxistas, empleados ferroviarios y otros grupos contaban con protecciones contra la competencia o ventajas fiscales, causando la creación de carteles y mucho despilfarro.

El ministro de Finanzas George Papaconstantinou, atacó el déficit público. Sus medidas redujeron la deuda a 10,6% del PIB en 2010. Pero la disciplina pronto se volvió víctima de la política.

En el segundo trimestre de 2011, las políticas de austeridad y el colapso de la confianza de las empresas los consumidores precipitaron a la economía a una caída libre. Las manifestaciones sacudieron el centro de Atenas. En junio, Papandreou reemplazó a su ministro de Finanzas con su mayor rival, Evangelos Venizelos. Descrito como uno de los oradores más elocuentes de Grecia, Venizelos aceptó el puesto reacio, temeroso de echar por tierra sus ambiciones políticas, según fuentes cercanas.

Muchos griegos esperaban que fuera un duro negociador con Europa y el FMI. Venizelos intentó en un par de ocasiones conseguir un relajamiento de las condiciones del rescate. Pero la UE y el FMI lo presionaron para despedir a más funcionarios y cerrar empresas estatales poco rentables. El ministro se negó. Al ministerio de Finanzas le quedaba menos de 1.000 millones de euros en sus arcas. La cuenta mensual para pagar salarios públicos y pensiones cuadruplicaba esa cifra. Grecia evitó la bancarrota simplemente al no pagar a sus proveedores.

Venizelos tuvo que volver a recurrir a los ministros de Finanzas europeos, que se reunieron en Cracovia, Polonia, a mediados de septiembre. Venizelos se mostró más cooperativo, pero el programa griego iba mal encaminado. En octubre, el FMI, ahora bajo el liderazgo de Christine Lagarde, obligó a Europa a reconocer la realidad: las cifras no cuadraban.

Eso forzó a los líderes europeos a concederle a Grecia un nuevo paquete de asistencia. Una cumbre de la UE el 26 de octubre llevó a que los acreedores asumieran una pérdida de 53,4% en sus bonos soberanos griegos y más préstamos. Pero esta vez, la mayoría de la deuda griega estaba en manos de autoridades de la zona euro y el FMI en vez de inversionistas privados. La deuda de Grecia cayó de 356.000 millones en 2011 a una proyección de 327.000 millones para este año.

Merkel y otros líderes europeos pensaron que el arreglo zanjaba la crisis griega de una vez por todas. El gobierno de Atenas, sin embargo, se estaba cayendo a pedazos.

Los partidos tradicionales, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia, fueron duramente castigados en las elecciones del domingo. Los electores los culpan de haber sumergido a Grecia en la crisis de la deuda y, posteriormente, de haberla destruido en su intento por sacarla del atolladero. de la crisis de la deuda.
Fuente: The Wall Street Journal, 09/05/12.

El costo de financiación de Grecia y España se reduce

marzo 20, 2012

El costo de financiación de Grecia y España se reduce

Por Emese Bartha

 

FRANCFORT (EFE Dow Jones) — Las subastas de deuda a corto plazo de España y Grecia se desarrollaron sin problemas el martes, con la liquidez adicional inyectada por el Banco Central Europeo y el acuerdo de reestructuración de la deuda griega fomentando un nuevo interés en los mercados de deuda de algunos de los países de mayor riesgo de la zona euro.

Las agencias de deuda de ambos países pagaron menores costos de financiación que en anteriores subastas de las respectivas líneas para vender Letras del Tesoro, impulsadas por el dinero barato aún disponible tras las dos operaciones de refinanciación a tres años del Banco Central Europeo.

Los préstamos baratos a tres años del BCE, por encima de 1 billón de euros (millones de millones), han dado lugar a pronunciadas caídas en las rentabilidades de la deuda pública de los países de la periferia europea, sobre todo España e Italia, ya que los bancos ha utilizado una parte de este dinero del BCE para comprar deuda publica. Sin embargo, debido a que España se ha alejado de su anterior objetivo de déficit, la rentabilidad de los bonos españoles ha acabado por superar la de los bonos italianos, lo que indica que los inversionistas castigan inmediatamente la flexibilización fiscal.

«A pesar del margen de maniobra que permitía el plan de rescate y las operaciones de refinanciación a largo plazo del Banco Central Europeo, persiste la vulnerabilidad», dijo Chris Scicluna, de Daiwa Capital Markets.

«Los riesgos políticos resurgirán en Grecia en las próximas semanas», indicó, debido a la celebración de elecciones anticipadas después del 15 de abril. Scicluna añadió que aún persisten las preocupaciones sobre la política fiscal de España.

En la subasta del martes, España vendió 5.044 millones de euros en Letras a 12 y 18 meses, en el medio de su rango objetivo de colocación, que estaba situado entre 4.500 millones de euros y 5.500 millones de euros. La rentabilidad media de las Letras a 12 meses fue del 1,418%, cayendo desde el 1,899% de la subasta anterior celebrada el 14 de febrero, mientras que la rentabilidad media de las Letras a 18 meses fue del 1,711%, cayendo desde el 2,308% del mes anterior.

La agencia griega de gestión de la deuda pública vendió 1.300 millones de euros en Letras del Tesoro a 13 semanas en su primera subasta desde el canje de deuda y la aprobación del segundo paquete de rescate al país. La rentabilidad pagada a los inversionistas bajó al 4,25% desde el 4,61% de hace un mes.
Fuente: The Wall Street Journal, 20/03/12.

Moody’s declara a Grecia en cesación de pagos tras canje de deuda

marzo 10, 2012

Moody’s declara a Grecia en cesación de pagos tras canje de deuda

Por Nathalie Tadena

 

Moody’s Investors Service indicó el viernes que considera que Grecia cayó en incumplimiento luego que el país completara un canje de deuda por 177.000 millones de euros a costa de una fuerte pérdida para los acreedores privados.

La agencia señaló que la operación representa «un canje angustiante» y que por lo tanto es una cesación de pagos.

Moody’s destacó que espera en las próximas semanas un canje de deuda similar por parte de los bonistas que se rigen por las leyes extranjeras, así como de los tenedores de deuda de empresas de propiedad estatal que ha sido garantizada por el estado.
Fuente: The Wall Street Journal, 10/03/12.

« Página anteriorPágina siguiente »