¿Quién debe pagar más impuestos?

noviembre 26, 2012

Debate sin fin: ¿quién debe pagar más impuestos?
Por Juan Carlos de Pablo

Buena parte de la dirigencia política, empresarial y sindical propone que se pague menos IVA sobre los alimentos que sobre las alfombras persas, y que los derechos de exportación de los productos agrícolas dependan del tamaño del campo donde se produjeron. Quienes están interesados en la progresividad o regresividad, ¿no deberían mirar simultáneamente quiénes pagan los impuestos y a quiénes beneficia el gasto público?; ¿por qué no se ataca la evasión, en vez de aumentar las alícuotas impositivas?

Al respecto, entrevisté al italiano Antonio De Viti de Marco (1858-1943), autor de Principios de economía financiera, cuya primera edición fue publicada en 1923.

El economista fue alumno de Francesco Ferrara y profesor de Luigi Einaudi. Este último consiguió que la obra fuera traducida al alemán, español e inglés. Con otros colegas, en 1890, De Viti compró el Giornale degli economisti, que coeditó con Maffeo Panteloni, Ugo Mazzola y Vilfredo Pareto. Además de lo cual -como Giuseppe Verdi-atendía personalmente sus fincas agrícolas.

-¿Qué criterios se utilizan para cobrar los impuestos?

-La justicia horizontal (mediante la que se busca que contribuyentes en igual situación paguen lo mismo) y la vertical (que, como proporción a sus ingresos o riqueza, paguen más quienes más los generan), la facilidad con la cual pueden ser eludidos y evadidos, etcétera.

Algunos criterios conflictúan con otros: muchos de los impuestos deseables por razones de equidad o dificultad de elusión resultan más fáciles de evadir que otros, y viceversa (ganancias y débitos y créditos en cuenta corriente, respectivamente).

-La progresividad impositiva parece justa.

-Pero debe ser circunscripta a impuestos a las ganancias, a la riqueza y al patrimonio. Y en el primero de los casos, la curva que relaciona cada alícuota con la correspondiente base imponible debe empinarse con suavidad.

Hoy, en la Argentina, no solamente la cuarta parte de los asalariados formales paga impuesto a las ganancias, sino que muchos de ellos con facilidad tributan sobre la base de las alícuotas más altas.

-¿Por qué rechaza la progresividad en el resto de los impuestos?

-Por razones prácticas. No es fácil determinarla porque, como bien preguntaron Fernando Navajas y Alberto Porto: ¿qué tiene que mirar quien pretende redistribuir vía impuestos indirectos o tarifas públicas?; ¿cuánto de un bien demandan los pobres o qué importancia tiene cada bien dentro del presupuesto de la población de menores ingresos?

La eliminación de los subsidios a la electricidad mostró la dificultad práctica que existe para conectar el consumo del servicio con el ingreso de los demandantes.

-Para juzgar la progresividad o regresividad del sector público, ¿hay que mirar simultáneamente a los impuestos y a los gastos públicos?

-Así es. Un país puede tener una estructura impositiva regresiva, y al mismo tiempo que la política fiscal sea progresiva, si el gasto público beneficia de manera bien diferente a las personas según su nivel de ingreso. Juan José Llach y Silvia Montoya mostraron que durante la década de 1990 la mitad del ingreso del 20% más pobre de la población surgió de distintos programas públicos, y nada indica que esa proporción haya disminuido desde entonces.

En la Argentina, prácticamente 90% del gasto público tiene carácter distributivo, y en el caso de la seguridad social (40% del gasto público total) es bien progresivo (desde el abandono de la convertibilidad, los jubilados que durante la década de 1990 cobraban el haber mínimo vieron aumentados sus haberes en proporción parecida a la inflación bien medida, el resto sufrió fuerte deterioro).

-¿Por qué no se lucha contra la evasión?

-Por la ley del mínimo esfuerzo. El funcionario encuentra más fácil y más rápido corregir el desequilibrio fiscal cobrándoles más a quienes ya están dentro del sistema, que saliendo a la calle a buscar a los evasores. La relación entre recaudación y producto bruto interno (PBI) de la Argentina es inferior a la de Suecia, aunque las alícuotas deben ser parecidas. Aquí al lado de un contribuyente vive un evasor, allí al lado de un contribuyente vive. otro contribuyente.

-Don Antonio, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 25/11/12.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Los clásicos dominan las clases de Economía

noviembre 18, 2012

Pese a la crisis, los clásicos dominan las clases de economía
Por Juan Carlos de Pablo

La Asociación Argentina de Economía Política, reunida esta semana en Trelew, organizó una mesa redonda sobre qué y cómo hay que enseñar en las escuelas de economía, para tratar interrogantes como los siguientes: ¿quedó el análisis económico invalidado por la crisis internacional desatada a partir de 2007?; ¿cómo se incorpora la realidad a la universidad?

Al respecto entrevisté al irlandés Francis Hutcheson (1694-1746), quien según Lionel Robbins fue un innovador profesor de filosofía moral en Glasgow; entre otras cosas porque dictaba sus clases en inglés, y no en latín. Lo entrevisté porque lo rescató del anonimato haber tenido entre sus alumnos nada menos que a Adam Smith.

-Calificándolo de inolvidable, Smith siempre reconoció la gran influencia que usted tuvo sobre su obra. ¿Cómo era don Adam como alumno?

-No me gusta hablar en público de cómo eran mis alumnos, aunque lógicamente me llena de orgullo que uno de ellos se haya destacado como él. ¿Quién hablaría hoy de mí de no haber sido por esta circunstancia?

-¿Qué y cómo debemos enseñar en las escuelas de economía?

-Comencemos por los contenidos. En la formación del economista, hay un núcleo integrado por micro y macroeconomía; moneda, finanzas públicas, comercio internacional y desarrollo económico; historia económica y del pensamiento económico; matemáticas y estadística. Junto a los principios básicos de otras disciplinas y a los seminarios de especialización. Un economista que no domina la microeconomía es como un médico que no sabe para qué tiene corazón el cuerpo humano.

-¿Cómo debe enseñarse economía?

-Respetando la idiosincrasia de cada profesor [no solamente a los locos hay que correrlos para el lado que disparan], quien tiene un curso a cargo debe saber que sus alumnos son jóvenes y heterogéneos, tiene que hablar de lo que verdaderamente piensa y de lo que entiende (ningún alumno le presta atención al profesor que no cree lo que dice, o que habla de lo que no sabe). Hay que centrar la actividad en el alumno y no en la clase magistral, ser exigente, nunca confundir la realidad con los textos (la realidad no son los textos, sino aquello a lo que se refieren los textos) y también tener en cuenta que cuando la cafetería es más grande que la biblioteca el lugar puede ser muy entretenido, pero no es una universidad.

-¿Qué queda de la teoría económica, luego de la crisis que comenzó en 2007?

-Para el cine, nada. Sólo a un director cinematográfico se le puede ocurrir que la teoría de la negociación planteada por John Forbes Nash destrozó un siglo y medio de análisis económico. Los cursos de medio ambiente no serán revisados, los de microeconomía algo, los de macroeconomía y finanzas privadas bastante más. Pero mañana, cuando vuelvan a sus aulas, mejor que los alumnos sigan estudiando con ganas a los clásicos, a John Maynard Keynes y a Joseph Allois Schumpeter, entre otros.

-¿Cómo se incorpora la realidad a la vida universitaria?

-De manera inmediata, en los seminarios, las mesas redondas, así como vía la interacción informal que se desarrolla en la cafetería, los pasillos y las oficinas de los profesores. A medida que pasa el tiempo, surgen las monografías y eventualmente los libros que, superando la espectacularidad propia de los pronunciamientos grandilocuentes, describen los hechos de manera sistemática, los ponen en perspectiva histórica, los explican causalmente (lo más difícil) y proponen las correspondientes modificaciones a las teorías existentes. En el verdadero ámbito académico, esto se hace con firmeza, pero sin entrar en el plano personal, como predicaron con el ejemplo David Ricardo y Thomas Robert Malthus, grandes amigos que en 1815 discreparon sobre la derogación de las leyes de granos.

-¿Y qué tienen que hacer los alumnos, finalmente, para saber?

-Después de leer y escuchar, pensar. Pensar es central. Por eso, el mejor homenaje que un profesor pudo recibir de un alumno se lo hizo el comunista Paul Marlor Sweezy al conservador Schumpeter, cuando dijo: «A Schumpeter no le importaba lo que pensáramos, mientras pensáramos».

-Don Francis, muchas gracias. .

Fuente: La Nación, 18/11/12.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

El Principio de Escasez

noviembre 11, 2012

No hay de todo para todos, ni siquiera de mala calidad
Por Juan Carlos de Pablo

El principio de escasez dice que no hay de todo, para todos, gratis. Ahora bien, si de cada bien se produjeran variedades de calidades buenísima, regular y malísima, ¿sería posible que cada persona pudiera tener acceso a todos los bienes, aunque de calidades distintas? ¿Qué pasaría si la Secretaría de Comercio forzara a que el precio de cada una de las calidades fuera tal que cada persona pudiera comprar todos los bienes, aunque de diferente calidad según sus ingresos?

Al respecto entrevisté al norteamericano Richard Allen Lester (1908-1997), especializado en el arbitraje de disputas salariales (asesoró al presidente John Fitzgerald Kennedy en cuestiones salariales y laborales). Pero lo consulté porque, en la American Economic Review, a mediados del siglo XX mantuvo una controversia con Fritz Machlup, sobre si los empresarios adoptan sus decisiones pensando en la maximización de sus beneficios, disputa que la profesión conoce como la controversia marginalista.

-¿Quién dijo qué, y qué dirían hoy sobre lo que discutieron entonces?

-Machlup sostuvo que los empresarios decidían según el principio maximizador de beneficios; yo que estaban muy lejos de ello. No buscamos un acuerdo, sino clarificar posiciones.

Desde entonces ha corrido mucha agua bajo los puentes: mejoró el acceso a la información por parte de los decisores, pero también aumentó el tamaño de las empresas y la dispersión geográfica de las oficinas y plantas. Contemporáneamente, Armen Albert Alchian propuso un enfoque darwiniano, según el cual en un contexto competitivo los empresarios que no maximizan sus utilidades quiebran, de manera que, con el paso del tiempo, sólo observamos a los maximizadores.

-¿Qué le parece que se ofrezcan diferentes calidades de un mismo bien, y que la estructura de precios posibilite que cada uno acceda a todos los bienes, aunque no todos de las mismas calidades?

-En la ópera ocurre algo parecido a lo que usted está planteando. En Buenos Aires, Nueva York o París, la platea cuesta por lo menos 10 veces lo que cuestan las localidades ubicadas más arriba.

La diferencia de precios tiene muy poco que ver con lo que cada uno puede apreciar de una misma función, y muchísimo con el subsidio que los plateístas le hacen al resto (y los contribuyentes y los donantes, a los operamaníacos).

-Fantástico, ¿qué tal generalizar esto a todos los bienes?

-Lo de todos los bienes no debe tomarse en sentido literal. Por ejemplo, no imagino cómo pueden las compañías aéreas ofrecer su servicio más barato a precio no subsidiado, que esté al alcance de todos.

Si la iniciativa parte de las autoridades, no es lo mismo que éstas exijan calidades distintas, pero en el caso de la pizza la cantidad de mozzarella que va en cada porción depende exclusivamente del precio al cual se vende el producto, a que obliguen a ofrecer productos de todo tipo de precios, pero imponiendo restricciones sobre la calidad.

Este último caso es el más atractivo para los funcionarios, aunque claramente es el más difícil de implementar.

-¿Qué problemas plantea la primera alternativa?

-Que por razones de imagen, de escala, etcétera, no todas las empresas están dispuestas a ofrecer productos de todas las calidades diferentes, aun a distintos precios.

No todos los fabricantes de autos ofrecen toda la gama, no todos los confeccionistas ofrecen todos los talles, etcétera. Además, la economía argentina es una de las más cerradas del mundo, pero no es totalmente autárquica. ¿Se prohibiría la importación de productos porque sus fabricantes no elaboran todas las calidades imaginables?

-Nada de esto viola el principio de escasez.

-Efectivamente, pero dicho principio no es el único que guía la acción. También lo hace el de la conveniencia, dentro de ciertas reglas de juego. Si el temor y el terror fueran eficaces instrumentos de política económica, la Unión Soviética hubiera terminado siendo una potencia, y en 1989 el Muro de Berlín hubiera caído, pero para el otro lado. Es notable la frecuencia con la cual se olvida este hecho.

-Don Richard, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 11/11/12.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Las diferencias de opinión de los economistas

octubre 28, 2012

Los economistas, lejos de decir lo mismo
Por Juan Carlos de Pablo

Cómo puede ser que en la Argentina para algunos economistas hay recesión y otros la nieguen; que algunos afirmen que la emisión monetaria causa inflación y otros sostengan que no hay evidencia de ello, y que premios Nobel en Economía difieran de manera tan significativa acerca de lo que ocurre y lo que habría que hacer con la economía europea y con el euro?

Entrevisté al argentino Eduardo Andrés Zalduendo (1928-2003), profesor en la Universidad Católica Argentina y presidente del Banco Central. Fue autor de Libras y rieles, historia de las inversiones británicas en ferrocarriles durante el siglo XIX, Breve historia del pensamiento económico y la monumental Las seis Rusias. Sociedad, política y economía. Falleció dos días después de haber pronunciado su discurso de incorporación a la Academia Nacional de Ciencias Económicas.

-Milton Friedman dijo que los economistas acordamos en el 98% de los temas; pero sólo hablamos del otro 2 por ciento. Parece una exageración.

-Friedman quiso decir que las diferencias de opinión que existen entre los economistas aparecen exageradas, porque en los medios masivos de comunicación el acuerdo aburre mientras que las discrepancias aumentan el rating. Pero ciertamente que aquellas son mucho mayores a 2 por ciento.

-¿Por qué difieren tanto las opiniones de los economistas, más allá de quienes actúan como voceros gubernamentales, sectoriales o regionales?

-Porque le asignamos distinta importancia a los diferentes objetivos de política económica. Todos estamos por el crecimiento, empleo y la estabilidad de precios, pero no nos ubicamos igual cuando aparecen conflictos. Por su propia experiencia y las lecturas de la historia, algunos se transforman en acumulomaníacos, otros en distribuciomaníacos, y por eso ante iguales circunstancias recomienden medidas diferentes. Por la diferente importancia que le asignaban a los beneficios y a los riesgos del comercio internacional, en 1815 David Ricardo y Thomas Robert Malthus discreparon sobre la derogación de las leyes de granos que regían en Inglaterra, sin que la diferencia de opinión hiciera mella en su amistad.

-¿Por qué no existe unanimidad entre las recomendaciones que efectúan economistas que persiguen los mismos objetivos?

-Porque utilizan diferentes modelos, entendiendo por tales esquemas generales. Por lo cual, con igual deseos referidos a que suba el PBI, probablemente planteen recomendaciones diferentes de política económica, quienes se inspiran en los escritos de Karl Marx, Friedrich August von Hayek o John Maynard Keynes.

-¿Elegir entre los modelos es una simple cuestión de gustos?

-No, pero debido a limitaciones técnicas es difícil que la econometría muestre la superioridad de alguno de ellos, con respecto a los otros, para utilizar en la Argentina. Desde la práctica es preferible hablar de situaciones concretas, que se entienden mejor desde la perspectivas libertaria, marxista o keynesiana.

-La dificultad que usted apunta es abusada por algunos colegas.

-Así es, la aprovechan para convertir la elección del modelo en una cuestión de gustos. Reflejan haraganería intelectual. Tienen respuestas nítidas para todo, pero desde la facilidad del principismo, no desde la complejidad de la realidad.

-¿Discrepan los economistas por alguna otra razón?

-A veces, por ignorancia. Como nadie se atreve a confesar que no sabe, algunos colegas se pronuncian sobre cuestiones fácticas sin prestarle atención siquiera a la información públicamente disponible. Puedo entender las diferencias sobre objetivos y sobre modelos, pero no tomarse el trabajo de mirar los hechos antes de opinar es imperdonable.

-¿Un tribunal de ética profesional para encarar este problema?

-¿Quién me cuida de los custodios?, preguntó Leonid Hurwicz en su conferencia Nobel. Por eso la idea no me entusiasma.

-Eduardo, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 28/10/12.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

La inflación, ¿culpa de los comerciantes?

octubre 22, 2012


La inflación, ¿culpa de los comerciantes?

Por Juan Carlos de Pablo

Según el Poder Ejecutivo, en los últimos 12 meses en promedio los precios al consumidor subieron 10%, como dice el Indec, sin explicar cómo puede ocurrir esto en un país donde la cantidad de dinero crece más de 30% anual, los ingresos públicos y los salarios y las asignaciones familiares, 25 por ciento. Agregando que, en todo caso, los precios no los aumenta el Gobierno, sino los productores, los intermediarios y los comerciantes.

Para saber más sobre esto, entrevisté al italiano Constantino Bresciani-Turroni (1882-1963), quien durante la década de 1920 asesoró a la Comisión Aliada de Reparaciones de la Primera Guerra Mundial, con sede en Berlín. Es principalmente conocido por La economía de la inflación, obra que publicó en 1931. A partir de 1927, dictó clases en la Universidad de El Cairo, pero, según Joseph Allois Schumpeter, su exilio no fue forzado.

-¿La inflación es una consecuencia del egoísmo y la maldad de los oferentes?

-En la Argentina entre diciembre de 2002 y de 2003, los precios al consumidor aumentaron 3,7%, y a lo largo de 2004, 6,1%. Según la explicación que propone el oficialismo, con posterioridad los productores, intermediados y comerciantes habrían tomado cursos de egoísmo y maldad, porque en los últimos años -bien medida- la tasa de inflación fue mucho mayor que entonces. Con el mismo criterio, los argentinos y los venezolanos tienen la desgracia de tener que convivir con oferentes malvados, porque son prácticamente los únicos países en el mundo donde la tasa de inflación es significativa.

-Más allá de la ironía, los precios son modificados por los oferentes.

-Explicar la tasa de inflación porque quienes modifican los precios son los oferentes equivale a echarle la culpa del asesinato al revólver o, peor aún, a la bala, y no a quien lo disparó. Resultará políticamente correcto, pero no sirve para entender. Por algo el control de los precios aparece en el Código de Hammurabi, escrito hace casi 4000 años. La cuestión no es que los oferentes modifican los precios, sino por qué hoy lo hacen con mayor entusiasmo que ayer, y por qué en la Argentina lo hacen con mucho mayor entusiasmo que en el resto de los países.

-¿Qué relación existe entre el grado de concentración de la oferta y la tasa de inflación? Pregunto porque escucho decir que los monopolios, con los precios, hacen lo que quieren.

-Los monopolistas no pueden hacer lo que quieren [por ejemplo, vender un producto para el que no hay demanda], pero pueden hacer más cosas que los competidores. Pero el poder monopólico afecta los precios relativos, no la tasa de inflación. Para explicar la suba de la tasa de inflación sobre la base del poder de los oferentes, habría que mostrar que en los últimos años ese poder aumentó de manera sistemática, difícil de sostener a pesar del creciente cierre de la economía y el aumento de la oligopolización que generan las políticas de regulación y control directo de los precios.

-¿Y entonces?

-Cuando la cantidad de dinero, el gasto público, los salarios nominales, etcétera suben al ritmo que lo hacen en la Argentina, no hay atraso cambiario, congelamiento de las tarifas de las empresas privatizadas o concesionadas durante la década de 1990, o terror infundido por las autoridades de la Secretaría de Comercio Interior, capaz de morigerar el aumento sistemático del nivel general de los precios. Instale estas condiciones en Noruega o en Filipinas y verá cómo allí también aumenta la tasa de inflación.

-¿No es una visión monetarista?

-La correlación entre aumentos de la oferta monetaria y tasa de inflación es nítida y universal, una vez que se dejan de lado períodos de ingreso y salida de altas inflaciones y, por consiguiente, variaciones en la velocidad de circulación del dinero. Verificada la correlación, queda la relación causal entre emisión e inflación o, como diría Julio Hipólito Guillermo Olivera, discutir si el dinero es activo o pasivo. Ahí hay que centrar la atención, no focalizarla en el hecho instrumental de que son los oferentes quienes modifican los precios.

-Don Constantino, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 21/10/12.

El desarrollo no sólo requiere instituciones

octubre 14, 2012

El desarrollo no sólo requiere instituciones

Por Juan Carlos de Pablo

 

El ruso Simon Smith Kuznets dice que además son determinantes la ideología y la tecnología

 

Por qué fracasan algunas naciones es el título de una obra muy leída últimamente, escrita por Kamer Daron Acemoglu y James Robinson. El primero de los autores es un economista turco, nacido en 1967, quien en 2005 obtuvo la medalla John Bates Clark, otorgada anualmente por la Asociación Americana de Economía a un economista menor de 40 años que contribuyó de manera significativa al pensamiento económico. Lo que dicen en el libro: ¿es cierto? y si lo es ¿lo descubrieron ellos o ya se sabía?

Al respecto entrevisté al ruso Simon Smith Kuznets (1901-1985), quien dedicó su vida a la estimación e interpretación de las cuentas nacionales (producto, ingreso y gastos nacionales), complementando el enfoque teórico encarado simultáneamente por John Maynard Keynes en La teoría general (Keynes cita las primeras estimaciones realizadas por Kuznets). Por tal esfuerzo, merecidamente, en 1971 obtuvo el premio Nobel.

-En sus clases de Harvard, usted planteaba una clasificación de los países erróneamente atribuida a Paul Anthony Samuelson.

Dividía los países en cuatro «clases»: los desarrollados, los subdesarrollados, Japón y la Argentina. Para enfatizar la atipicidad de ambos casos, y que en la explicación del desarrollo económico no había que sobreestimar la importancia de los recursos naturales. Japón, que no tenía ninguno, había avanzado mucho más que la Argentina, que tenía muchos.

-En su conferencia Nobel, usted sintetizó las principales características de los procesos de desarrollo.

-El crecimiento económico moderno presenta seis características: 1) altas tasas de crecimiento del PBI por habitante; 2) alta tasa de aumento de la productividad; 3) alta tasa de transformación estructural (de la agricultura a la industria, y a servicios); 4) alto cambio en la estructura de la sociedad y en la ideología (urbanización, secularización, etcétera); 5) mayor poder de la tecnología, particularmente en transporte y las comunicaciones, y 6) la performance económica de países cuya población conjunta es 3/4 de la humanidad están todavía por debajo de los mínimos compatibles con el potencial de la tecnología moderna. Estas características están interrelacionadas, y su interrelación es muy significativa.

-Por lo que veo, para usted, las instituciones no son importantes.

-¿A usted le parece que habiendo nacido en Rusia puedo pensar eso? El crecimiento se basa en cambios tecnológicos, institucionales e ideológicos. El vapor, la energía eléctrica y las economías de escala no son compatibles con la empresa familiar, el analfabetismo y la esclavitud, así como la tecnología moderna es incompatible con el modo rural de vida, las familias numerosas y la veneración de la naturaleza silvestre.

-¿Usted está diciendo que quienes, en la explicación del desarrollo económico, enfatizan los aspectos institucionales están subrayando cuestiones que los otros análisis no ignoraban?

-Sí, aunque hacen bien en ponerlos sobre el tapete. Le doy un ejemplo concreto. Los inventos que posibilitaron transformar la producción de bienes, del modo artesanal al fabril, estaban a disposición de muchos países, pero ¿se imagina instalar una fábrica en Francia, en las décadas de 1780 o de 1790, con la crisis política existente que desembocó en la Revolución Francesa de 1789? Lo que digo es que no hay que exagerar; el desarrollo requiere instituciones, pero no sólo instituciones.

-¿Piensa que leer Por qué fracasan algunas naciones es una pérdida de tiempo?

-De ninguna manera, pero téngase en claro que es básicamente una obra que divulga lo que se sabía y, por consiguiente, está más cerca de la arenga o el panfleto que de un tratamiento riguroso. En la misma línea, con un estilo parecido y publicados con anterioridad, merecen citarse Poder y prosperidad, de Mancur Olson, y El misterio del capital, de Hernando de Soto. En la obra de Acemoglu y Robinson recomiendo, particularmente, el capítulo dedicado a la Gloriosa Revolución Inglesa de 1688, en la que sin que nadie perdiera la vida el poder decisorio paso del rey al Parlamento.

-Don Simon, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 14/10/12.

El salario familiar, una combinación de equidad y eficiencia

septiembre 10, 2012

El salario familiar, una combinación de equidad y eficiencia

Por Juan Carlos de Pablo

 

Equidad y eficiencia con frecuencia conflictúan, por lo cual casi nunca es fácil la vida de quien ejerce una responsabilidad ejecutiva. Pero hay excepciones; una de ellas es el sistema de asignaciones familiares, creado el 15 de julio de 1957 para los asalariados del comercio y la industria.

Al respecto entrevisté a Enrique Ernesto Shaw (1921-1962), uno de sus impulsores. Nació en París de padres argentinos. Luego de una corta carrera militar, fue ejecutivo y empresario. En 1952 ayudó a fundar la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, entidad de la que fue su primer presidente. Falleció a los 41 años. Dentro de la Iglesia Católica, en 1997, comenzó su proceso de canonización; podría convertirse en el primer hombre de negocios del mundo en ser declarado santo. Fue biografiado por Ambrosio Romero Carranza.

¿En qué consistió originalmente el sistema de las asignaciones familiares?

-El decreto 7913/57, para el personal de las empresas comerciales privadas, dispuso que los asalariados recibirían m$n (pesos moneda nacional) 150 mensuales por cada hijo menor de 15 años o incapacitado. El esquema se financiaría con un aporte de 4% de los salarios, implementado a través de un Fondo Compensador; cada empleador calcularía la diferencia entre el 4% de los salarios abonados y las asignaciones familiares efectivamente pagadas, depositando la diferencia si era positiva o solicitando el correspondiente reintegro si era negativa. El decreto 7914 dispuso exactamente lo mismo para el personal de empresas industriales privadas, financiado con un aporte de 5% de las remuneraciones, por ser más grande el tamaño de las familias.

¿Nació durante la Revolución Libertadora, y todavía existe? Un verdadero milagro.

-Exactamente. También el INTA y el Conicet, creados en aquella época, siguen existiendo.

¿Por qué combina equidad con eficiencia?

La equidad aconseja que no sean sólo las propias familias quienes afronten lo que cuesta criar a los hijos. La educación gratuita se proporciona en especie, pero otras ayudas deben realizarse en efectivo. Dado que la productividad de los servicios laborales es independiente del tamaño de la familia del asalariado, si la ley obligara a abonar asignaciones familiares sin crear un mecanismo compensatorio, en el sector formal de la economía primero conseguirían trabajo los solteros, luego los casados sin hijos y por último los casados con hijos; por lo cual buena parte de estos últimos terminarían trabajando en el sector informal.

¿Y entonces?

-Cuando cada empleador carga en sus costos una misma proporción de los salarios que abona, independientemente de las cargas de familia que cobran sus asalariados, porque la diferencia la provee el fondo compensador, en el mercado laboral los casados con hijos compiten en igualdad de condiciones con los solteros. El sistema de asignaciones familiares atiende a la equidad, sin afectar la eficiencia.

Con el tiempo el esquema fue generalizado y universalizado.

-Exacto. Sabiendo que no es fácil, pero menos lo será si no se lo enfrenta; de la misma manera que ganar la lotería es difícil, pero más aún si no se compra ningún billete.

¿Finalmente, la asignación por hijo se universalizó, es decir, no se circunscribió a padres asalariados que laboran en el sector formal de la economía?

-Buena idea, aunque no entiendo por qué hubo que destrozar el sistema jubilatorio basado en las AFJP para implementarlo. Por otra parte, que el sistema cubra más situaciones, o más personas, no puede ignorar un principio fundamental: trabajar siempre tiene que tener más sentido que no hacerlo. Como explicó el chileno Mauricio José Rojas, Suecia tuvo que revisar un Estado de bienestar que parecía perfecto, porque los excesos lo habían convertido en inviable.
Don Enrique, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 09/09/12.

La absurda Planificación K

agosto 26, 2012

Las empresas deberán informar lo que ignoran

Por Juan Carlos de Pablo

 

Las empresas privadas en las cuales el Estado tiene participación (a raíz de la estatización de los fondos de las AFJP) deberán informar al Poder Ejecutivo, entre otras cosas, su pronóstico de ganancias para 2013; en tanto que los bancos comerciales deberán contarle al Banco Central su plan de negocios y proyecciones hasta 2014.

Al respecto entrevisté al norteamericano Frank Hyneman Knight (1885-1972), cuya tesis doctoral, titulada «Riesgo, incertidumbre y beneficio», fue publicada en 1921. Junto a James Laurence Laughlin, Thorstein Veblen, John Maurice Clark, Leon Carroll Marshall y Aaron Director, integra la primera generación de profesores de la Universidad de Chicago; y al húngaro John Charles Harsanyi (1920-2000), quien por su aporte a la teoría de los juegos no cooperativos, en 1994 compartió el Premio Nobel de economía con John Forbes Nash y Reinhard Selten. Salvó su vida escapando en una estación ferroviaria de Budapest, cuando iba a ser transportado a un campo de concentración austríaco.

-¿Cuál es la diferencia entre riesgo e incertidumbre?

Knight: -«Hasta que no levantás el telón no sabés qué puede ocurrir con la obra», afirmó el director teatral Cecilio Madanes. Los empresarios lo saben, por eso lanzan simultáneamente varias obras, y guardan parte de los beneficios cuando alguna de ellas resulta un gran éxito de taquilla. Esto es riesgo.

Pero cuando no se sabe cuándo la Secretaría de Comercio aprobará una declaración jurada anticipada de importación, qué criterio utilizará para su rechazo, o qué hará en materia cambiaria, esto es incertidumbre.

-El Gobierno les pide a las empresas que le informen, no sólo sus acciones futuras, sino también los resultados previstos.

Knight: -La ganancia es un residuo (lo cual no quiere decir que sea pequeña), que resulta de la diferencia entre los ingresos y los costos. ¿Cómo puede un fabricante de helados saber hoy cuánto va a ganar en 2013, no solamente ignorando la temperatura y el ingreso futuro de los consumidores, sino operando en un país donde ni el propio gobierno sabe a cuánto estará el dólar, qué hará con las alícuotas impositivas o qué stock manoteará para financiar el déficit fiscal?

Estamos delante de un nuevo ejemplo de la diferencia que existe entre trabajar y estar ocupado. Como consecuencia de esto muchas energías empresarias serán dedicadas a llenar formularios, que sólo por casualidad coincidirán con la realidad.

-¿Es sólo un problema de ignorancia empresaria?

Harsanyi: -No, también existe uno de interacción. El análisis económico diferencia entre los mercados de muchos y los de pocos, categorías que no son numéricas (ejemplo: hasta ocho unidades económicas el mercado es de pocos, nueve o más unidades es de muchos).

Un productor que opera en un mercado de muchos no tiene inconveniente en mostrarles a sus colegas un nuevo procedimiento que aumenta los rendimientos o disminuye los costos; mientras que uno que opera en un mercado de pocos, esconde su estrategia lo más que puede.

No se trata de que unos sean mejores personas que los otros: el productor de soja sabe que, por más que sus vecinos lo imiten, el aumento de la producción no disminuirá el precio del producto; en cambio el productor de autos sabe que, por operar en un mercado oligopólico, si los competidores le copian las mejoras que está introduciendo en los modelos que produce, se verá muy perjudicado.

-Además de lo cual existe la interacción con la política económica

Harsanyi: -Exacto. Imaginemos, por un momento, que cada una de las empresas que opera en la Argentina le informara al Gobierno cuánto piensa comprar, vender, ganar, etcétera. El sueño de los planificadores; el Gosplan, la oficina de planificación de la ex Unión Soviética, llegó a tener más de dos millones de empleados. ¿Para qué sirvió?

¿Qué haría el Gobierno con esa información? Al mejor estilo K, «actuaría». Pero en el momento en que hiciera eso, cambiarían todos los planes empresarios, generando nuevas proyecciones, nuevas presentaciones, etcétera. Un increíble desperdicio de energías.

-Caballeros, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 26/08/12.

¡Uníos, gobernadores! A pelear fondos nacionales

agosto 12, 2012

¡Uníos, gobernadores! A pelear fondos nacionales

Por Juan Carlos de Pablo

 

Un país donde en promedio las provincias sólo pueden financiar con fondos propios 30% de sus gastos públicos, y donde más de la mitad de las transferencias que la Nación les realiza tienen carácter discrecional es un país donde el margen de maniobra de los gobernadores es muy estrecho. ¿Qué podrían hacer éstos para modificar esta situación?

Al respecto entrevisté al alemán Karl Heinrich Marx (1818-1883), autor de El capital, cuyo primer tomo vio la luz en 1867 (los otros 2 fueron publicados de manera póstuma); y a su compatriota Friedrich Engels (1820-1895), quien en La condición de la clase obrera en Inglaterra describió las implicancias económicas y sociales de la Revolución Industrial.

Los entrevisté porque en 1848, de manera conjunta, redactaron el Manifiesto del Partido Comunista, según Mark Blaug probablemente el panfleto más influyente de todos los tiempos.

-La aparición del Manifiesto no parece haber sido accidental.

Marx: -Lo redactamos por encargo de la Liga comunista alemana. El texto refleja el entusiasmo que se vivía entonces, en medio de las revoluciones que simultáneamente estallaron en muchos países de Europa, y que como bien explicó Eric Hobsbawm, al año siguiente habían fracasado de manera universal, rápida y definitiva. Terminé exiliado en Londres, donde pasé el resto de mis días. Elaboré El capital en el Museo Británico. Mi familia y yo pudimos sobrevivir gracias a la ayuda que nos prestó Engels, hijo de un empresario textil.  ( ç )

-El Manifiesto termina con un consejo contundente: «Proletarios del mundo uníos, no tenéis nada que perder excepto vuestras cadenas».

Engels: -Dado que es impensable producir algún bien sin utilizar servicios laborales, la citada afirmación significa que si ningún asalariado está dispuesto a trabajar en un régimen capitalista, éste colapsa. Y si dentro de un régimen capitalista ningún asalariado está dispuesto a trabajar más de cierto número de horas por día, o por menos de determinado salario, ésos serán, respectivamente, la jornada laboral máxima y el salario mínimo.

-Lo cual me recuerda a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que sólo transitoriamente pudo imponer sus condiciones.

Marx: -Efectivamente, porque un cartel, como forma de mercado, es esencialmente inestable, por cuanto a cada uno de sus integrantes les conviene que el resto cumpla con lo pactado, pero que él (o ella) no lo haga y se quede con toda la demanda; de la misma manera que a cada automovilista le conviene que todos respeten las reglas del tránsito y que él las viole. Pero como todos están en la misma posición, al final el sistema se rompe. En el caso de la OPEP transcurrieron 13 años entre endurecimiento y ruptura.

-En Argentina 2012, ustedes terminarían el Manifiesto de la siguiente manera: «Gobernadores de la Argentina uníos, no tenéis nada que perder excepto vuestra sujeción económica y financiera al gobierno nacional».

Engels: -Así es, los gobernadores deberían preparar un proyecto de ley de coparticipación federal de impuestos, que según la Constitución de 1994 debía haber sido aprobado no más allá de 1996, e instruir a «sus» legisladores para que lo votaran. Si obraran en conjunto tendrían votos hasta para insistir, en caso de que el Poder Ejecutivo Nacional lo vetara.

-¿Por qué no ocurre?

Marx: -Porque cada uno de los gobernadores actúa como si pensara que, a pesar de todo, le puede sacar al Gobierno más fondos que con el sistema alternativo. En rigor, actúa como si pensara que todavía no vale la pena correr el riesgo de quedarse sin los recursos que se distribuyen de manera discrecional, si la patriada fracasa.

-Noté que dijo todavía.

Engels: -Todo es por el momento. En un país tan fluido como la Argentina, en una época como la actual, lo que un día es puede dejar de serlo al siguiente. A la postergación de pagos le seguirá la emisión de cuasimonedas, y después, si resulta necesario; ¿cuál será el paso siguiente? No descarto que, producto de la necesidad, los gobernadores argentinos terminen siendo discípulos nuestros.
-Caballeros, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 12/08/12.

El rostro de los billetes no tiene importancia

agosto 5, 2012

El rostro de los billetes no tiene importancia

Por Juan Carlos de Pablo

 

La decisión presidencial de que en el anverso de los billetes de cien pesos aparezca la cara de Eva Duarte de Perón, y no la de Julio Argentino Roca, entusiasma a algunos argentinos y ofende a otros, pero por razones históricas. ¿Qué importancia tiene, desde el punto de vista monetario, qué personas u objetos ilustran los billetes emitidos por un Banco Central de la República Argentina?

Para saber más sobre esto entrevisté al inglés Richard A. Radford (1919-2006), quien vivió cuatro años en campos de prisioneros de guerra. Dramática experiencia por la que también pasaron el húngaro Janos Arvay, los alemanes Herbert Hermann Giersch y Hans F. Sennholz y el suizo Philip Glaessner.

-¿Qué lo llevó a escribir La economía en los campos de prisioneros de guerra, que publicó en 1945?

-Mostrar la vigencia de los principios económicos, aún en circunstancias extremas. En el campo había poca producción, pero mucho intercambio, crédito, relaciones empleador-empleado, etcétera, y también explicar la forma en la cual los cigarrillos eran utilizados como dinero. Sin adherir a una versión extrema de la teoría cuantitativa del dinero, apunto que cada vez que la Cruz Roja aparecería distribuyendo cigarrillos (el equivalente de la emisión) los precios subían, y a medida que pasaba el tiempo los precios bajaban, porque algunos cigarrillos desaparecían, consumidos por los prisioneros que fumaban.

-¿Qué objetos son usados como dinero, cuando ninguna autoridad los impone?

-Aquellos que son fungibles (es decir, aquellos en los que una unidad es exactamente igual a las demás), no perecederos (como, por ejemplo, los pescados frescos) y fáciles de atesorar y transportar (a diferencia de la arena). A lo largo de la historia dichos objetos fueron cambiando. El billete impreso, que en algún momento constituyó una revolución, en el futuro muy probablemente desaparecerá, siendo reemplazado por el dinero escritural o electrónico. Desaparecerá el billete, pero no el dinero; no volveremos al trueque.

-¿Qué ilustraciones deberían aparecer en los billetes y cuáles no?

-La mayoría de los países muestra en sus billetes a próceres y a ex presidentes. Algunos exhiben a los actuales presidentes. Junto a lo cual, por atípicos, cabe citar que en los billetes de 50 chelines austríacos aparecía Sigmund Freud, en el billete de 20 libras esterlinas se imprimió la imagen de Adam Smith, y en el de 10 rand sudafricanos ¡un rinoceronte!

-¿Cabe pensar que la demanda de determinada denominación monetaria dependa de la ilustración elegida?

-De ninguna manera. Es más, cuando uno viaja a países cuyo idioma no conoce, al momento de cambiar moneda sólo le presta atención a la denominación de la que recibe (por ejemplo, 1.000 yenes), no a las ilustraciones que aparecen en los billetes, las cuales sólo buscan complicarles la vida a los falsificadores, y desde este punto de vista no importa a quién pertenece el rostro elegido.

-¿Qué le parece la iniciativa de reemplazar los billetes de $ 100 en cuyo anverso aparece Roca, por otros donde aparece Eva Perón?

-Sorprendente, por más de una razón. Por una parte, porque el deseo presidencial no pasa por esperar que el uso, o el paso del tiempo, desgaste los actuales billetes de $ 100, para reemplazarlos por otros, sino que pretende que el reemplazo se haga lo más rápidamente posible. Lo cual obligará a ajustar la emisión conmemorativa, efectuada a propósito del 60° aniversario del fallecimiento de Eva Perón (antes se hacían emisiones conmemorativas de estampillas) o, peor aún, a modificar los cajeros automáticos, para adecuarlos a la emisión realizada.

-¿Usted qué propondría?

-La iniciativa presidencial también sorprende a la luz de la negativa gubernamental a emitir billetes de mayor denominación, lo cual exige cada vez mayor esfuerzo de impresión, para satisfacer determinado aumento porcentual de la oferta de dinero; y encima existen sospechas referidas a una fábrica privada de billetes (a propósito de este tema: no faltan legisladores que, una vez más, sugieren solucionar el problema estatizando la empresa). La propuesta sensata consiste en utilizar a Eva Perón para ilustrar los billetes de $ 200 o $ 500.

-Don Richard, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 05/08/12.

 

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https://www.economiapersonal.com.ar/2011/05/17/zimbabue-los-billetes-de-100-billones-que-valen-us5/

 

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