El juego de la condición necesaria que no es suficiente

marzo 9, 2014

El juego de la condición necesaria que no es suficiente
Por Juan Carlos de Pablo

Si la Argentina no acordaba con Repsol el pago por la expropiación de las acciones de YPF que estaban en su poder, no podía volver a endeudarse en los mercados internacionales de capitales. Ahora que acordó, y suponiendo que lo desee, ¿podrá hacerlo? La distinción entre condición necesaria y suficiente resulta muy apropiada para entender la cuestión.

Al respecto entrevisté al húngaro Imre Lakatos (1922-1974), alumno de Karl Popper. Su Metodología de los programas de investigación científica dominó la discusión metodológica hasta fines de la década de 1980. Como ocurriera con Thomas Samuel Kuhn, sus ideas fueron introducidas en el análisis económico, principalmente a través de los historiadores del pensamiento.

-Usted habla del decreciente poder del rigor. Explíquese.

-Las definiciones apropiadamente restringidas de los conceptos convierten a los teoremas en verdaderos; las definiciones más generales los transforman en falsos.

-Deme un ejemplo.

-La idea de la mano invisible, según la cual dejando que cada persona persiga lo que más le conviene se llega al óptimo, es decir, a la mejor situación dentro de lo posible, fue formulada como una intuición por Adam Smith en 1776, en La riqueza de las naciones .

Dos siglos después Julio Hipólito Guillermo Olivera y Paul Anthony Samuelson la convirtieron en un teorema, al explicitar las condiciones en las cuales esa intuición es cierta. En economía, los teoremas sirven para ayudar a entender cuándo cabe esperar que algo ocurra, y cuándo no.

-¿Cuál es la diferencia entre condición necesaria y condición suficiente?

-Si «X» es una condición necesaria para que exista «Y»; si «X» no existe, «Y» no puede existir, aunque que «X» exista, no necesariamente implica que «Y» exista. Por otra parte, si «Z» es una condición suficiente para que «Y» exista; si «Z» existe, «Y» existe, aunque «Y» también puede existir, aunque «Z» no exista.

-Estoy mareado. Deme un ejemplo.

-Cuatro guantes izquierdos son una condición necesaria para formar cuatro pares de guantes, pero no son suficientes porque si no hay cuatro guantes derechos no se pueden formar los pares. Ocho guantes izquierdos son suficientes para formar cuatro pares de guantes, pero no son necesarios porque basta con la mitad.

-En la Argentina 2014, acordar con Repsol, el FMI y el Club de París, ¿es necesario o suficiente para acceder a los mercados internacionales de capitales?

-Necesario seguro, suficiente se verá. La Argentina tiene que aprender a leer los mensajes que envían los acreedores.

Cuando el Club de París dice que ustedes le paguen 25% de lo adeudado, para encarrilar las negociaciones, en principio lo que los ministros de economía de los países acreedores quieren decir es: «Ya cobramos 25%, falta el 75% restante». De ahí a que aparezca dinero fresco, puede haber un largo trecho.

-¿Por qué dice eso?

-Porque un gobierno que durante una década maltrató a quienes ahora, producto de las circunstancias, intenta seducir, no puede esperar que las negociaciones sean rápidas y fluidas. Podrán ser formalmente amables, pero esto no necesariamente es un buen indicador de la velocidad con la cual se consiguen nuevos fondos.

-¿Cómo nos puede ir en los mercados de capitales?

-Depende de las circunstancias. Quienes manejan portafolios permanentemente tienen que colocar su dinero y, por consiguiente, depende de las tasas de interés que [corregidas por el riesgo] en cada momento pueden obtener en colocaciones alternativas.

-¿Les conviene a los argentinos que el Gobierno pueda acudir a los mercados de capitales?

-Depende del destino de los fondos. Este Gobierno fue muy crítico del endeudamiento que ocurrió en el pasado; debería tener esto presente en sus decisiones actuales.

Endeudarse para financiar déficit fiscales, resultantes del hecho de que la recaudación no cubre los gastos públicos corrientes [salarios, jubilaciones, subsidios, transferencias a las provincias, etcétera], implica volver a hipotecar el futuro.

Estamos luchando para terminar de salir del anterior default, no parece una buena idea comenzar a incubar el próximo.

-Don Imre, muchas gracias..

Fuente: La Nación, 09/03/14.

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Imre Lakatos

Imre Lakatos, nacido Imre Lipschitz (Debrecen, Hungría, 1922 – Londres, 1974), fue un matemático y filósofo de la ciencia húngaro de origen judío que logró salvarse de la persecución nazi cambiando su apellido. En 1956 huyó a Viena escapándose de las autoridades rusas luego de la fallida revolución húngara abortada por los soviéticos y posteriormente se estableció en Londres, donde colaboró en la London School of Economics.

En sus comienzos se adscribió a la escuela de Karl Popper. Lakatos, en lo que él denomina el falsacionismo sofisticado reformula el falsacionismo para poder resolver el problema de la base empírica y el de escape a la falsación que no resolvían las dos clases anteriores de falsacionismo que él llama falsacionismo dogmático y falsacionismo ingenuo. Lakatos recoge ciertos aspectos de la teoría de Thomas Kuhn, entre ellos la importancia de la historia de la ciencia para la filosofía de la ciencia. Lakatos cuestiona a Popper, pues la historia de la ciencia muestra que los científicos no utilizan la falsación como criterio para descartar teorías enteras, como Popper defendía, sino para hacer que éstas se desarrollen y perfeccionen. Y, por otra parte, la confirmación de los supuestos científicos también es necesaria, según Lakatos, pues nos permite mantenerlos vigentes.

La falsación para Lakatos

Para Lakatos la falsación consiste en un doble enfrentamiento entre dos teorías rivales y la experiencia. Las teorías rivales se confrontan con la experiencia; una es aceptada y la otra es refutada. La refutación de una teoría depende del éxito total de la teoría rival. Así Lakatos plantea una nueva unidad de análisis: el programa de investigación científica (PIC).

Los escritos de Imre Lakatos contienen abundantes comparaciones de sus propias opiniones con las de otros autores. Él mismo destaca estas relaciones subrayando su deuda con Popper. Considera que la concepción que está dispuesto a defender constituye un desarrollo de las ideas popperianas, una versión más evolucionada del falsacionismo, pero en esta evolución se reconoce la influencia que han ejercido sobre el pensamiento de Lakatos los incisivos argumentos esgrimidos por otros filósofos que cuestionan el modelo epistemológico de Popper.

Programa de investigación científica

Artículo principal: Falsacionismo sofisticado

Consiste en una sucesión de teorías relacionadas entre sí, de manera que unas se generan partiendo de las anteriores. Estas teorías que están dentro de un PIC comparten un núcleo firme o duro (NF). El núcleo firme está protegido por un Cinturón protector (CP) que consiste en un conjunto de hipótesis auxiliares que pueden ser modificadas, eliminadas o reemplazadas por otras nuevas con el objetivo de impedir que se pueda falsar el núcleo firme. Dentro de un PIC hay una heurística negativa y una heurística positiva. La positiva sirve de guía e indica como continuar el programa, mientras que la negativa prohíbe la refutación del núcleo firme. Cuando un PIC se enfrenta a anomalías empíricas que teóricamente no ha podido predecir se reemplaza por un PIC rival. En el caso de que no haya un PIC rival que conserve los elementos no refutados del PIC anterior, y a la vez tenga soluciones para las nuevas anomalías, el PIC se queda en etapa regresiva hasta que se recupera. Los PIC pueden ser degenerativos, cuando el programa no predice fenómenos nuevos por mucho tiempo; o progresivos, cuando el programa tiene éxito.

En Pruebas y Refutaciones expuso que la teoría de Karl Popper según la cual la ciencia se distingue de las demás ramas del conocimiento porque las teorías pueden ser «falsadas» al establecer sus creadores unos «falsadores potenciales» es incorrecta, ya que toda teoría (como la de Newton, la cual estudió en profundidad), nace con un conjunto de «hechos» que la refutan en el mismo momento que es creada.

Esto le llevaba a considerar que la ciencia era incapaz de alcanzar la «verdad», pero sugirió en su programas de investigación científica, que cada nueva teoría era capaz de explicar más cosas que la anterior, y sobre todo, de predecir hechos nuevos que nadie antes ni siquiera se había planteado (como el cometa Halley que regresó exactamente el mismo año en que había sido calculado utilizando la teoría de Newton). Aunque esto no le distanciaba mucho de su amigo y colaborador Paul Feyerabend. Una de las obras más importante es su obra sobre el Falsacionismo sofisticado.

Fuente: Wikipedia, 2014.

Imre Lakatos, ca. 1960.

Imre Lakatos, ca. 1960.

Icositetrahedron

Icositetrahedron

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Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Un shock es el mejor remedio para luchar contra la inflación

febrero 24, 2014

Un shock es el mejor remedio para luchar contra la inflación
Por Juan Carlos de Pablo

La Argentina padece inflación desde fines de la década de 1940 y en múltiples oportunidades intentó eliminarla. El actual ritmo al cual aumentan los precios está generando preguntas como las siguientes: ¿conviene implementar un programa antiinflacionario de shock o gradualista? ¿Cuál genera menos costos sociales y políticos? Si resulta exitoso, ¿cuál tiene más chances de perdurar en el tiempo?

Al respecto entrevisté al alemán Horace Greeley Hjalmar Schacht (1877-1970), quien a mediados de noviembre de 1923, literalmente de la noche a la mañana, eliminó una hiperinflación que rondaba el 20% por día (en el pico de la hiperinflación argentina de 1989, los precios subieron 4% por día). Ministro de Economía entre 1934 y 1937, perdió el cargo cuando se opuso a la aceleración del rearme (en 1936, en Japón, el ministro de economía Korekiyo Takahashi se opuso a lo mismo, pero no sólo perdió el cargo, sino también la vida). Terminó internado en un campo de concentración. Juzgado en Nuremberg, fue absuelto.

-¿Qué produjo la hiperinflación alemana de 1923?

-La causa nunca es única, pero Rudolf Havenstein, presidente del Reichsbank, colaboró con entusiasmo porque creía firmemente que ni la suba de precios ni la devaluación de la moneda tenían algo que ver con la emisión monetaria, y actuó en consecuencia, con la eficiencia que nos caracteriza a los alemanes. Para colmo, era inamovible porque había sido nombrado por los aliados. Dios se apiadó: falleció el 20 de noviembre de 1923.

-¿Qué puesto ocupaba usted y qué hizo?

-El 13 de noviembre de 1923 me nombraron Comisario para la moneda nacional. El Rentenbank había sido creado un mes antes, para emitir moneda con respaldo, lo cual implicó cortar de raíz el financiamiento del déficit fiscal. En cuanto comenzó a funcionar, la gente confió, de manera que aumentó la demanda de dinero y paró la inflación. Sin anuncios, como señaló Rudiger Wilhem Dornbusch luego de leer los diarios del 16 de noviembre, la población advirtió que cambiaba el régimen económico y actuó en consecuencia.

-¿Cuál es la experiencia argentina en materia antiinflacionaria?

-La Argentina ensayó programas antiinflacionarios a partir de 1952, 1959, 1967, 1973, 1976, 1979, 1985 y 1991. Salvo los de 1976 y 1979, fueron todos de shock. Lo cual no sorprende porque en la Argentina todo es de shock. El único programa abiertamente recesivo fue el de 1959, cuando el producto bruto interno (PBI) real cayó 6,5%. Por el contrario, los implementados por Adalbert Krieger Vasena, José Ber Gelbard, Juan Vital Sourrouille y Domingo Felipe Cavallo no sólo no fueron recesivos, sino que (particularmente los dos últimos) eliminaron la recesión anterior al lanzamiento del programa.

-Entonces usted es partidario del shock.

-Sí, porque plantearles a los argentinos un programa a tres años, para disminuir paulatinamente la tasa de inflación, es inviable técnica y políticamente. Pero más que shock o gradualismo, hay que prestarles atención a otras consideraciones.

-¿Cuáles?

-Que el gobierno que ataque la inflación tiene que ser creíble ante la población. Raúl Ricardo Alfonsín lo era en 1985, como Carlos Saúl Menem también lo era en 1991. Como bien enfatiza Guillermo Antonio Roberto Calvo, las mismas medidas de política económica pueden generar resultados bien diferentes, dependiendo de la credibilidad que la población tiene en sus autoridades.

-¿Qué más?

-Que el debate de las causas de la inflación se vuelve irrelevante, cuando se diseña un programa antiinflacionario, porque éste tiene que atacar simultáneamente todas las causas (tiene que ser «global y simultáneo», solía decir Krieger Vasena). Dejé para el final la consideración más importante. En la Argentina, la historia de la lucha contra la inflación muestra que, si bien la duración de la estabilidad de precios no fue igual en todos los programas, los éxitos iniciales nunca se pudieron sostener de manera permanente. Ésta es la principal asignatura pendiente, verdadero desafío profesional que debería ser investigado y comunicado sin tapujos al gobierno que implemente el programa.

-Don Horacio, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 23/02/14.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Derecho y Economía

octubre 13, 2013

Un aporte de los economistas a sus primos: los abogados
Por Juan Carlos de Pablo

Algunos economistas tienen vocación «imperialista», y buscan imponer el enfoque económico al análisis de toda la acción humana. Quizás exageren, pero también lo hacen quienes se van al otro extremo, y legislan a la espera de que los seres humanos modifiquen su comportamiento simplemente porque lo establece la ley. Todo esto dio lugar, hace algunas décadas, a la aparición de un campo de estudio denominado derecho y economía.

Al respecto conversé con el inglés Ronald Harry Coase (1910-2013), autodidacta que enseñó en Dundee, Liverpool y la Escuela de Economía de Londres, y luego de migrar a Estados Unidos, en Búfalo y Chicago. En 1991 le otorgaron el Premio Nobel en Economía. Como Aaron Director, falleció con 102 años cumplidos. Trabajó hasta el final: cuando tenía 101 años, junto con uno de sus alumnos, publicó un libro sobre China.

-Usted es principalmente conocido por un par de monografías. ¿Cuál fue su aporte?

-En la primera, publicada en 1937, me pregunte: ¿por qué algunas tareas se hacen dentro de las empresas y otras se compran hechas?, induciendo a reflexionar sobre la naturaleza de la empresa. En la segunda, que vio la luz en 1960, sugerí que cuando los costos de transacción son bajos, muchos conflictos que pueden generar las economías y deseconomías externas pueden ser solucionados por las partes, sin intervención estatal.

-Deme un ejemplo de esto.

-Al lado de un edificio de departamentos hay un terreno baldío. ¿Por qué la pared medianera tiene que estar totalmente cubierta?; ¿por qué los dueños de los departamentos no pueden acordar, con el propietario del terreno, que les permita abrir ventanas, contra, por ejemplo, el pago de los impuestos del terreno? La literatura económica contrapone las prohibiciones y las obligaciones, y la propuesta de Arthur Cecil Pigou, de cobrar impuestos y pagar subsidios, a mi sugerencia, que se conoce como el teorema de Coase.

-Aaron Director y Edward Hirsch Levi son considerados los fundadores de un campo de estudio denominado «derecho y economía».

-Ofrecían un seminario conjunto, en la Universidad de Chicago. Como siempre ocurre, no empezaron de cero. Entre los antecedentes cabe mencionar a Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, y a Robert Lee Hale; entre los contemporáneos, a Guido Calabresi, Gary Becker y Richard Allen Posner. Contribuí editando durante 19 años el Journal of Law and Economics.

-¿Cuál es la esencia de «derecho y economía»?

-Ayudar a los diputados, senadores y jueces a entender los procesos decisorios sobre los cuales tienen que legislar y fallar, respectivamente. Esencialmente, tener en cuenta la importancia que los incentivos y desincentivos tienen en la decisión humana. Ejemplos: la población no va a hacer algo, o dejar de hacerlo, simplemente porque lo dice la ley; sólo hay que regular lo imprescindible, interpretando correctamente el funcionamiento de la materia que hay que regular; el reincidente tiene que sufrir mayor pena, etcétera. Además, como puntualiza Julio Hipólito Guillermo Olivera, hay que distinguir entre el derecho económico y análisis económico del derecho.

-Me interesa el caso de la reincidencia.

-Sobre la base de la experiencia de la provincia de Buenos Aires, Rafael Di Tella y Ernesto Schargrodsky mostraron que la tasa de reincidencia en la comisión de delitos es superior entre quienes cumplieron la condena en una prisión que entre quienes siguieron viviendo en sus casas, monitoreados con brazaletes. Ningún sistema es perfecto, pero bien harían las autoridades en tener esto en cuenta para tomar decisiones.

-Ya que lo mencionó; ¿qué piensa de la postura de no aumentar las penas a los reincidentes?

-En el fútbol el árbitro primero advierte, luego saca tarjeta amarilla y después la roja. ¿Está equivocado el fútbol en todo el mundo? Algo parecido ocurre en la relación padres-hijos, profesores-alumnos, etcétera. Los denominados garantistas deberían reflexionar al respecto. Así como les puntualizamos esto a los abogados, ellos pueden puntualizarnos algo a los economistas. Y ambos podríamos mejorar.

-Don Ronald, muchas gracias..

Fuente: La Nación, 13/10/13.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

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Ronald Harry Coase (29 de diciembre de 1910 – 2 de septiembre de 2013)1 fue un economista británico y profesor emérito en la Universidad de Chicago. Recibió el Premio Nobel de Economía en 1991 por el descubrimiento y aclaración del significado de los costes de transacción y derechos de propiedad para la estructura institucional y el funcionamiento de la economía.

Biografía

Ronald Harry Coase nació en Willensden, Reino Unido. Sus padres habían sido empleados de correos y quizá por eso siempre se interesó por el estudio de los servicios públicos británicos. Estudió en la London School of Economics donde se graduó en 1932 y empezó a trabajar como profesor en la Dundee School of Economics and Commerce (1932-1934), en la Universidad de Liverpool (1934 -1935) y en la London School of Economics (1935-1939 y 1946-1951). Emigró a Estados Unidos, trabajando en la Universidad de Buffalo, en el Center for Advanced Studys in the Behavioral Sciences, en la Universidad de Virginia y, desde 1964, en la Universidad de Chicago en la escuela de leyes. Fue editor de la revista «Law and Economics» de 1964 a 1982.

Obra

Ronald Coase es considerado el fundador del Análisis Económico del Derecho y de la nueva economía institucional. Es además miembro de la Escuela de Economía de Chicago. El artículo de 1960 The problem of Social Cost, ‘El problema del coste social’, es considerado el artículo más citado en la literatura económica de todos los tiempos y países, pero sus ideas centrales ya estaban explícitas en el artículo The Nature of the Firm, ‘La naturaleza de la empresa’ de 1937, en el que explica que cualquier sistema de asignación de precios tiene un coste y que es posible hacer un análisis económico de las reglas, las formas de organización y los métodos de pago. La visión de Coase sobre los costes de transacción en la teoría sobre la organización moderna fue reintroducida por Oliver E. Williamson.

También es a menudo considerado como el padre de una reforma de las licencias de reparto de licencias del espectro electromagnético para la radio, basado en su artículo The Federal Communications Commission (1959) que criticaba el mecanismo de concesión de licencias, proponiendo que los derechos de propiedad eran un método de asignar el espectro a los usuarios.

Otra de sus contribuciones importante es la ‘Conjetura de Coase’: un argumento informal sobre los monopolistas de productos perecederos. Indica que estos no tienen mayor poder de mercado porque son incapaces hacer creíbles sus compromisos de no bajar los precios en periodos futuros.

Fuente: Wikipedia.

Ronald Harry Coase

Las promesas económicas, clave para sumar votos

agosto 11, 2013

Las promesas económicas, clave para sumar votos
Por Juan Carlos de Pablo

En internas abiertas, simultáneas y obligatorias, los argentinos elegimos hoy a los candidatos a las elecciones legislativas del 27 de octubre próximo. La ocasión amerita analizar las siguientes cuestiones: ¿cuál es la relación entre las teorías económicas y las políticas económicas?; ¿cómo influye la política sobre la economía, y viceversa?; ¿cuál es la relación entre lo que dicen los candidatos, y lo que hará quien triunfe cuando tenga que ejercer su cargo?

Al respecto conversé con el brasileño Roberto de Oliveira Campos (1917-2001), quien en el prólogo de su autobiografía, La linterna de popa, afirmó: «Cuento en este libro las peripecias del pibe de Pantanal, que se hizo teólogo en el claustro, diplomático en la guerra y en la paz, economista testigo de la arquitectura económica de posguerra, pasando después a ser tecnócrata, administrador y político. Fui algo apóstol, careciendo del coraje para ser mártir. A veces profeticé, no por ver más que otros, sino por ver antes. Nunca tuve profundidad, inteligencia o poder para erigir un farol que lanzase un faro de luz a las futuras generaciones. Por eso estas memorias son apenas la lucecita de popa de un pequeño barco, que sobre la base de la experiencia apenas ilumina las olas que dejamos atrás». Fue ministro de Economía y fue sucedido por Antonio Delfim Netto y Mario Henrique Simonsen.

-¿Cuál es la relación entre las teorías económicas y las políticas económicas?

-Si entre los datos, los modelos y los resultados, existiera una única relación, los gobiernos podrían delegar en un robot la porción de las políticas públicas que tienen que ver con la economía. Pero tampoco nos vayamos al otro extremo, porque que la relación no sea biunívoca no quiere decir que pueda ser cualquiera.

La teoría, la historia y la introspección ayudan a entender los límites. En particular nunca está de más aclarar que el principio de escasez, según el cual no hay de todo, para todos, gratis, está más allá de cualquier ideología o escuela económica.

-¿Cómo utilizan los gobiernos la economía, con fines electorales?

-Michal Kalecki formuló un modelo en el que los capitalistas producen recesiones, para disminuir los costos, particularmente los laborales. Hay ciclos porque la presión política obliga a que más tarde se afloje la política económica y la economía se reactive. Kalecki inauguró lo que se conoce como el ciclo económico de raíz política.

-¿Funciona?

-Si los gobiernos pudieran manipular la situación económica de manera perfecta, nunca perderían las elecciones. Pero sin llegar a tanto, es claro que tanto Raúl Ricardo Alfonsín en 1985, como Carlos Saúl Menem en 1991, eligieron el momento de lanzar los planes austral y de convertibilidad, pensando en sendas primeras renovaciones parciales de la Cámara de Diputados.

-¿Qué valor tienen las afirmaciones que, referidas a la economía, se hacen durante una campaña electoral?

-Otto von Bismarck afirmó que nunca se miente tanto como antes de una elección, durante una guerra o después de una cacería. En la Argentina 2013 el oficialismo sugiere que si sigue en el gobierno podrá repetir en la próxima década los resultados obtenidos en la pasada.

Algo imposible, dado que la reactivación se basó en la recesión anterior, el agotamiento de los stocks y la mejora de los términos del intercambio, factores de naturaleza irrepetible.

Pero si el oficialismo sugiere que dos más dos es nueve, la oposición no tiene más remedio que decir que dos más dos es 25. Entonces, afirma que se puede pagar el 82% móvil a todos los jubilados, que gravar la renta financiera permitirá desgravar los impuestos al trabajo, que se necesitarán un par de años para eliminar la inflación, etcétera. Mensajes incongruentes con las cuentas más elementales y la lectura de la historia.

-¿Qué dice la historia?

-Que en la agenda de quien asume responsabilidades públicas pesan mucho más las circunstancias que hay que enfrentar que la ideología con la cual llegó al cargo. ¿Por qué 2015 va a ser una excepción?

-Don Roberto, muchas gracias..

Fuente: La Nación, 11/08/13.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Economía y Estadísticas

junio 23, 2013

Por qué y cómo desestacionalizar series de datos
Por Juan Carlos de Pablo

Calcular la variación de cualquier variable es una operación aritmética; interpretar el resultado corresponde a la disciplina a la que pertenece esa variable (ejemplos: modificación de glóbulos rojos, medicina, PBI, economía). Al mismo tiempo, no es noticia en la Argentina que se vendan más kilos de helado en enero que en julio, pero ¿cómo comparar los volúmenes vendidos cada mes, quitándoles el componente estacional? Al respecto consulté al inglés James Durbin (1923-2012) y al australiano Geoffrey Stuart Watson (1921-1998), creadores de un test de autocorrelación serial, publicado a mediados del siglo XX. El 16 de mayo de 2001 la Universidad Nacional de Tucumán le otorgó a Durbin un doctorado honoris causa. Señal de que los econometristas también son seres humanos, Juan Carlos Abril testimonia que en aquella ocasión, junto con el galardonado, agotaron las existencias de empanadas y vino que tenía un restaurante sito en los Valles Calchaquíes.

-¿Cuál era el problema y cuál fue el aporte de ustedes?

James Durbin: -Una recta de regresión casi nunca ajusta de manera perfecta los datos, de forma que existen desvíos entre cada valor observado y el que cabría esperar sobre la base de la regresión. Si los desvíos están autocorrelacionados, es decir, si existe alguna relación entre el desvío observado en un período y en el siguiente, la estimación econométrica pierde confiabilidad. La dificultad se conocía, J.R.N. Stone, D. Cochrane y G.H. Orcutt estaban trabajando sobre ella; diseñamos un test para detectar cuánta autocorrelación existe en los desvíos, que, a juzgar por el resultado, resultó muy útil.

-No siempre resulta clara la diferencia entre el cálculo de la variación de una variable y su interpretación.

Geoffrey Stuart Watson: -La variación del PBI surge de dividir el nivel observado en un período, por el observado en el período anterior, al resultado restarle uno y multiplicarlo por 100. Esto es aritmética. El análisis económico interpreta ese resultado como reactivación, transición o crecimiento sostenido. La Argentina, entre 2003 y 2011, es un caso de reactivación; China desde la década de 1980, uno de transición; Estados Unidos a lo largo del siglo XX, uno de crecimiento sostenido. Confundir uno con otro genera malos pronósticos y fuertes desilusiones.

-¿Por qué hay que desestacionalizar las series temporales antes de analizarlas?

J.D.: -Para contar con diagnósticos correctos. El heladero que festeja haber vendido mayor cantidad de cucuruchos en enero que en julio es candidato a fundirse.

-En 1961, en la UCA, Miguel Ángel Almada me enseñó a desestacionalizar.

G.S.W.: -Supongo que le recomendó tomar la información de, digamos, los últimos diez años, sumar los meses de enero, los de febrero, etcétera. Luego expresar la suma de los eneros como proporción de la suma de todos los meses, repitiendo el procedimiento con cada mes. Obteniendo así coeficientes que, aplicados a los valores observados, generan los correspondientes valores desestacionalizados.

Exacto. Según este procedimiento, la variación anual es la misma sobre los valores originales que sobre los desestacionalizados, pero entre abril de 2012 y de 2013 el Estimador Sintético de la Actividad de la Construcción aumentó 11,4% sobre la base de los datos originales, y 3,6% sobre la base de los desestacionalizados.

J.D.: -Almada fue un gran profesor de estadística, pero las técnicas de desestacionalización evolucionaron. Hoy se usa el método «X11-ARIMA», en cuya elaboración participó Estela M. B. de Dagúm. Corrige cada observación mensual por el número de días hábiles, y para ajustar lo que ocurrió en enero último le asigna más importancia a lo que pasó en los eneros anteriores, que lo que ocurrió en enero de comienzos del siglo XX.

-¿Me están diciendo que una misma serie puede generar más de un dato desestacionalizado?

G.S.W.: -Exacto, por lo cual los datos desestacionalizados deben ser utilizados con cuidado. Pero no utilizarlos para evitar los problemas relacionados con la desestacionalización, es como quedarse soltero para evitar los problemas relacionados con el matrimonio.

Caballeros, muchas gracias .

Fuente: La Nación, 23/06/13.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Ministro de Economía: una cosa es el cargo y otra, la función

abril 7, 2013

Ministro de Economía: una cosa es el cargo y otra, la función
Por Juan Carlos de Pablo

A su regreso de Roma, la presidenta de la Nación reunió al vicepresidente, al ministro de Economía, al viceministro, a la presidenta del Banco Central, al secretario de Comercio y al jefe de la AFIP, a raíz del fuerte aumento del precio del dólar en el segmento azul del mercado de cambios. En ese encuentro, seis funcionarios actuaron como si fueran pares. Las medidas dispuestas buscan más la efectividad inmediata, planteada por quien formalmente es un subordinado, que la solución duradera.

Al respecto entrevisté al japonés Korekiyo Takahashi (1854-1936), quien a partir de 1913 ocupó carteras ministeriales en siete oportunidades. Los economistas Enrique Low Murtra, Rosa Luxemburgo, Ernst Lluch i Martín, Walter Rathenau, Pellegrini Luigi Edoardo Rossi y Ezio Tarantelli murieron asesinados, pero Takahashi es el único que lo fue por ser ministro de Economía (lo mataron los militares, porque al diagnosticar que la economía japonesa se había recuperado, intentó ajustar el gasto público con una reducción del gasto militar).

-Hay países que tienen ministro de Economía, otros que no (Estados Unidos, por ejemplo). ¿Cuán esencial es el cargo de titular del equipo económico?

Distingamos entre cargo y función. A fines de mayo de 1971, Aldo Ferrer dejó de ser ministro de Economía de la Nación, porque el gobierno presidido por Alejandro Agustín Lanusse suprimió el cargo. Ferrer se fue a su casa, pero alguien ejerció la función que cumplía: básicamente, coordinar las diferentes porciones de la política económica. Que en Estados Unidos nadie sea ministro de Economía no quiere decir que quien preside el sistema de la Reserva Federal no coordine sus acciones con el jefe de la Tesorería. En una palabra: el cargo puede existir o no, la función es indispensable.

-En la Argentina pasamos del superministro de Economía al no ministro.

-Efectivamente. Aunque tuvieron menos poder que el que se les atribuye, Adalbert Krieger Vasena, José Ber Gelbard, José Alfredo Martínez de Hoz, Juan Vital Sourrouille y Domingo Felipe Cavallo contaron con un buen margen de maniobra. Siempre exagerados, desde que en noviembre de 2005 Roberto Lavagna dejó el ministerio nos fuimos al otro extremo: nadie mira al Palacio de Hacienda para saber qué va a ocurrir con la política económica.

-Si la política económica forma parte de la política, el presidente de la Nación tiene mucho que decir.

De acuerdo, pero no pasemos de una punta a la otra. Federico Pinedo solía distinguir entre el ministro-secretario y el ministro-consejero. El primero sólo se ocupa de su área específica; el segundo, acompaña además al presidente en la conducción general del gobierno. El estilo, claro, lo pone el presidente, no sus ministros. Cada uno de los ocho ministros del presidente Marcelo Torcuato de Alvear podría haberlo reemplazado; ¿de cuál de los actuales se podría decir lo mismo?

-En la Argentina de 2013, en materia económica, no sólo hay un problema con el «quién es quién» dentro del equipo económico, sino también un problema de falta de credibilidad.

-Es importante identificar en qué nivel del gobierno se ubica la duda. Cuando la falta de credibilidad se refiere al ministro de Economía, se soluciona con un cambio ministerial; cuando se refiere al gobierno en su conjunto, recién se soluciona cuando el gobierno actual completa el período, pierde la elección y es reemplazado por otro; mientras que cuando se refiere al país como una totalidad, sólo queda migrar. Muchos argentinos no migran pero fugan capital, lo cual implica que no tienen problemas de credibilidad con respecto a las libertades individuales, pero sí con respecto a la propiedad de sus ahorros.

-¿Está diciendo que el nombramiento de un superministro, aquí y ahora, no solucionaría el problema de falta de credibilidad?

-Solucionaría algunos problemas, al introducir congruencia entre la velocidad con la cual se emite, gasta el Estado, se devalúa y se pretende que aumenten los precios y los salarios; pero difícilmente elimine las dudas que derivan de lo que ocurrió a partir de 2003.

-Señor, muchas gracias.

La Nación, 07/04/13.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Los jueces y el impuesto a las ganancias

marzo 17, 2013

Si los jueces pagan Ganancias, la cuenta del fisco no cambia
Por Juan Carlos de Pablo

Hace algunas semanas se planteó la cuestión de si quienes derivan ingresos de su trabajo personal deben pagar impuesto a las ganancias. Ahora se discute si los jueces deben abonar el referido impuesto. Se vuelve a plantear, en rigor, porque esta última es una cuestión recurrente en la Argentina.

Al respecto entrevisté a Aaron Director (1901-2004), nacido en Cherterisk, ciudad que sucesivamente perteneció a Rusia, Polonia y Ucrania. Cuando migró a Estados Unidos, su familia se radicó en Portland, Oregón. Estudió en Yale y en Chicago. En la escuela de leyes de esta última universidad enseñó a partir de 1946. Publicó muy poco porque era un perfeccionista, pero influyó enormemente a través de la cátedra. En su casa tuvo lugar la famosa cena en la cual Ronald Coase convenció a los economistas de Chicago, de la veracidad y relevancia del teorema que lleva su nombre. Su hermana menor, Rose, se casó con Milton Friedman.

-Junto a Edward Hirsch Levi usted es considerado el fundador de un campo de estudio denominado «ley y economía».

-Con Levi, en Chicago, teníamos a cargo un curso en el cual de cada cinco clases él dictaba cuatro y yo la restante. Los alumnos se quedaban con la impresión de que mi tarea consistía en mostrar que lo que Levi explicaba carecía de sentido. Como siempre ocurre, en ley y economía no empezamos de cero. Entre los antecedentes cabe mencionar a Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, y a Robert Lee Hale; entre los contemporáneos, a Richard Allen Posner, quien todavía vive.

-¿Cuál es la esencia de «ley y economía»?

-Ayudar a los diputados, senadores y jueces a entender los procesos decisorios sobre los cuales tienen que legislar y fallar, respectivamente. Esencialmente, tener en cuenta la importancia que los incentivos y desincentivos tienen en la decisión humana.

Ejemplos: la población no va a hacer algo, o dejar de hacerlo, simplemente porque lo dice la ley; sólo hay que regular lo imprescindible, interpretando correctamente el funcionamiento de la materia que hay que regular; el reincidente tiene que sufrir mayor pena, etcétera. Además, como puntualiza Julio Hipólito Guillermo Olivera, hay que distinguir entre el derecho económico y el análisis económico del derecho.

-¿Deben en la Argentina los jueces comenzar a pagar impuesto a las ganancias?

-El ex presidente Harry Truman decía que quería hablar con economistas mancos, porque estaba cansado de que, frente a cada cuestión, le respondieran que «por un lado, pero por el otro» (en inglés: on the one hand, on the other ). Pero estamos frente a un caso donde este enfoque resulta imprescindible.

-Explíquese…

-Por un lado, ¿por qué un juez y, digamos, un dentista, que ganan igual, tienen que pagar diferentes montos de impuesto a las ganancias? Deberían pagar lo mismo.

-Pero?

-Si los jueces nunca pagaron impuesto a las ganancias, quiere decir que su sueldo se pactó en el entendimiento de que se trata del denominado salario de bolsillo. Pero si esto es así, terminar con la exención impositiva implica plantear la siguiente cuestión: ¿debe aumentarse el salario bruto, de manera que luego del pago del impuesto a las ganancias el salario de bolsillo permanezca constante, o debe mantenerse el salario bruto, de manera que luego del referido pago el salario de bolsillo disminuya en el monto a tributar en concepto de dicho impuesto?

-Responda.

-Antes permítame hacer una consideración adicional. Los jueces son empleados públicos, de manera que el ingreso fiscal por cobro del impuesto a las ganancias compensaría exactamente el aumento del salario bruto, en la primera alternativa, o constituiría un ahorro fiscal en la segunda. Esto quiere decir que si -tal como les gustaría a los jueces- se aumentara el salario bruto en el exacto pago del impuesto a las ganancias, estaríamos básicamente haciendo contabilidad (más ingresos, más egresos, igual resultado neto). El ajuste implicaría mantener el salario bruto, reduciendo el neto. Ergo, la decisión es mucho más política que económica.

-Don Aaron, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 17/03/13.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Análisis económico del conflicto

marzo 10, 2013

Para mendigos o malabaristas, cada esquina tiene precio
Por Juan Carlos de Pablo

El 28 de febrero pasado un limpiavidrios mató a otro, cuando disputaban quién debía «trabajar» en una de las esquinas de las avenidas 9 de Julio y Santa Fe. ¿Cómo es que no hay más casos como éste? ¿Qué diferencia existe entre el método de asignación de las esquinas entre los mendigos, los limpiavidrios y los malabaristas, y las «mafias» de los taxis que operan en los aeropuertos y las terminales de ómnibus?

Para saber más sobre esto entrevisté al norteamericano Jack Hirshleifer (1925-2005), quien al comienzo de su carrera analizó la economía de la información y más tarde se concentró en el análisis económico evolutivo y el de los conflictos. Fue uno de los pensadores más articulados y originales de la «vieja» escuela de economía de la Universidad de California, sede Los Ángeles, fundada por el recientemente fallecido Armen Albert Alchian y por Jacob Marschak.

-¿Qué es eso del análisis económico del conflicto?

-La gente consigue los bienes que necesita produciendo o conflictuando. A los grupos y a los países les ocurre lo mismo. Al país que se retrasa le aumentan los incentivos a conflictuar, porque la tajada que le puede sacar al que se adelantó es mayor (ejemplo: Corea del Norte). Por eso los grupos sociales empobrecidos son generalmente belicosos, y los que han mejorado más, pacíficos. La ventaja comparativa del débil es el conflicto, no la producción. Dentro del análisis económico la teoría del intercambio y la teoría del conflicto deberían tener la misma importancia.

-¿Quién determina qué mendigo pide en qué esquina, o qué malabarista entretiene a los automovilistas en qué semáforo?

-Es evidente que la «rentabilidad» de pedir o entretener no es la misma en cada esquina. ¿Alguien puede suponer que los 500 mendigos que piden en una ciudad, todos los días se dirigen a la esquina más redituable, uno llega primero y se instala, los otros 499 siguen hasta la segunda, y así sucesivamente? No. Lo más probable es que, escondido detrás de un árbol, exista un grandote que asigne los lugares.

-¿Por qué haría eso?

-Porque cobra por el servicio que presta (en el límite, le saca a cada mendigo la renta generada en cada ubicación privilegiada, de manera que todos los que piden ganan lo mismo). Tiene sus costos, porque cada tanto debe poner en línea a los mendigos que se quieren cortar solos, y también tiene que defenderse de los otros grandotes que pretenden ocupar su puesto.

-¿Por qué un limpiavidrios mató a otro, entonces?

-Presumiblemente, porque falló la «organización». A propósito, en otros ámbitos la violencia es mucho más frecuente. Por ejemplo, entre las distintas barras bravas que disputan su lugar en determinados clubes de fútbol.

-¿Usted quiere decir que en casos como estos es imposible eliminar a la mafia?

-Efectivamente. Dada la naturaleza de la situación, a lo más que uno puede aspirar no es a la eliminación de las mafias, sino a reemplazar una mafia por otra. Por ejemplo, ¡por la propia! Dado esto, tampoco debe sorprender que cuando las mafias privadas son reemplazadas por funcionarios públicos, los comportamientos de aquéllos suelen ser imitados por éstos.

-¿Tiene esto inevitablemente que ser así?

-Una excepción ocurrió hace algunos años, en el subte de Nueva York. Las autoridades norteamericanas censaron el número de espacios para que músicos, prestidigitadores, etcétera, entretuvieran a los pasajeros. Convocaron a los postulantes en la Estación Central de la ciudad, les tomaron examen, y a los mejores les otorgaron un permiso para ocupar determinado espacio. Pero como digo, lamentablemente parece ser la excepción.

-¿Cuál es la diferencia entre la mafia de los mendigos y la de los taxis?

-Esta última discrimina entre los taxistas que pueden levantar pasajeros en los aeropuertos, y los que no. No están peleando por un espacio, sino por una clientela. Los casos se parecen en que quien tiene la fuerza cobra por el servicio que presta, pero mientras que la mafia de los mendigos y los malabaristas soluciona un problema de violencia, la que opera en los aeropuertos, no.

-Don Jack, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 10/03/13.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

Hirschman y Samuelson: Dos grandes economistas

diciembre 23, 2012

En economía, antes de teorizar hay que caminar la calle
Por Juan Carlos de Pablo

El 11 de diciembre pasado falleció Albert Otto Hirschman, un economista alemán que hizo su carrera profesional en Colombia y Estados Unidos. Estudió un año en la Escuela de Economía de Londres, pero se consideraba básicamente un autodidacta.

Al respecto conversé con el norteamericano Paul Anthony Samuelson (1915-2009), para que reflexionara sobre las coincidencias y diferencias entre la vida y la obra de Hirschman y la propia.

-Comparando sus vidas surgen notables coincidencias, pero también importantes diferencias.

-Comencemos por las primeras. Ambos nacimos en 1915, ambos en hogares judíos, los dos nos dedicamos a la economía. Aquí terminan las coincidencias.

-¿Y las diferencias?

-Su padre, cirujano, tenía más plata que el mío, farmacéutico. Pero Albert nació en Berlín; yo, en Gary, Indiana. Por lo cual de muy joven tuvo que migrar y llevar una vida errante y azarosa hasta los 31 años (colaboró con el intelectual norteamericano Varian Fry, ayudando a contingentes de judíos a escapar del nazismo, por lo cual varias veces cruzó a pie los Pirineos). Luego de la Segunda Guerra Mundial trabajó en el Sistema de la Reserva Federal hasta 1952, cuando se mudó a Colombia, donde asesoró al gobierno primero y al sector privado después. Recién entonces comenzó su carrera académica; enseñó en Yale, Columbia, Harvard y Princeton.

-¿Y usted?

-Mi vida fue lineal. Estudié en Chicago porque quedaba cerca de mi casa, y luego en Harvard, gracias a una beca. En parte por el antisemitismo existente en Harvard, desarrollé toda mi vida profesional en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Durante décadas viví en la misma casa.

-¿En qué medida las diferencias de experiencias personales explican los distintos enfoques que utilizaron en la actividad profesional?

-Imposible saberlo con certeza, pero la diferencia metodológica merece ser destacada. De la extensa obra de Hirschman destaco La estrategia del desarrollo económico, publicada en 1958; Una mirada a proyectos de desarrollo, que viera la luz en 1967, y Salida, queja y lealtad, publicada en 1970. Enfatizó permanentemente que antes de teorizar hay que caminar por la calle y aprender a observar y a escuchar, y que los esquemas a veces constituyen una barrera para la acción concreta. Revisaba constantemente sus ideas.

La estrategia… identificó a las energías empresariales como el factor más escaso en un proceso de desarrollo; Una mirada… revisó proyectos de inversión financiados por el Banco Mundial, mostrando todo lo que necesitaba para lograr el éxito y no había sido previsto; mientras que Salida y queja integró los análisis económico y político para entender la respuesta humana a las frustraciones.

-¿Cuál fue su aporte, Samuelson?

-Fuera de mis trabajos sobre historia del pensamiento económico, Fundamentos del análisis económico, mi tesis doctoral, como los siete tomos de mis Trabajos científicos, buscaron mostrar que muchas teorías económicas referidas a distintos aspectos de la realidad formalmente surgían de maximizar o minimizar alguna función, sujeta a ciertas restricciones, así como explicar de manera rigurosa las condiciones bajo las cuales determinadas afirmaciones conocidas eran ciertas o falsas. No descubrí las ventajas del comercio internacional sobre la base del principio de la ventaja comparativa, ni la igualación entre países del precio de los factores, méritos que les corresponden a David Ricardo y a Eli Philip Heckscher y Bertil Gotthard Ohlin, respectivamente, sino que las modelé de manera rigurosa.

-¿A quién deben estudiar los alumnos, a Hirschman o a usted?

-A ambos, porque desde el punto de vista de la formación de un economista, nos complementamos. Es difícil ser un buen economista sin aplicar la intuición que propone Hirschman, pero también es difícil serlo sin la sistematización de los resultados que contribuí a generar. Como bien dijo John Maynard Keynes, en el obituario que en 1924 escribió cuando murió Alfred Marshall, el buen economista combina conocimientos que surgen de muchas disciplinas.

-Don Paul, muchas gracias..

Fuente: La Nación, 23/12/12.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

La dinámica de la Deuda Pública

diciembre 4, 2012

La difícil tarea de pagar las deudas
Por Juan Carlos de Pablo

Los gobiernos de muchos países encuentran dificultades para honrar su deuda pública, es decir, para abonar los intereses y las amortizaciones, en la moneda y el plazo pactados cuando se emitieron los títulos. ¿Se trata, simplemente, de irresponsabilidad de los funcionarios públicos o hay algo esencialmente perverso en la dinámica que genera el mayor endeudamiento?

Al respecto entrevisté al inglés Frederick Soddy (1877-1956), quien luego de destacarse en química (por sus investigaciones sobre los isótopos, en 1921 recibió el Premio Nobel), propuso replantear el análisis económico a la luz de las leyes de la termodinámica, enfoque que luego utilizarían Nicholas Georgescu Roegen y Paul Anthony Samuelson. Su obra fue ignorada por sus colegas, excepto por Frank Hyneman Knight.

-Según usted, hay una tensión entre el crecimiento económico y el pago de las deudas. ¿A qué se debe?

-La actividad económica está sujeta a las leyes de la termodinámica, en particular a la segunda, que en economía ilustra el principio de los rendimientos marginales decrecientes; mientras que las deudas crecen según la tasa de interés compuesta. En algún momento surge el conflicto entre la realidad y las anotaciones que figuran en los libros de los acreedores, por lo cual o se limita la tasa de interés o se aceptan los mecanismos de repudio y consiguiente renegociación de la deuda.

-¿No está subestimando el rol del cambio tecnológico, en el crecimiento económico?

-Quizá yo exagere para un lado, porque muchos exageran para el otro. Está muy bien exaltar a grandes emprendedores, como Andrew Carnegie, David Rockefeller, Henry Ford y Steve Jobs, pero desde hace más de un siglo la tasa de crecimiento de largo plazo del PBI de la mayoría de los países es de 3% anual (1% de aumento poblacional y 2% de mejora en el ingreso por habitante). Recomendar crecer más rápido para pagar cualquier aumento de la deuda pública puede sonar muy lindo, pero a la luz de estos datos significa no pensar.

-Explíquese.

-Un país que paga 1% anual de interés por su deuda pública honra con facilidad sus compromisos. Pero cuando, sin modificar un ápice sus políticas monetaria y fiscal, como consecuencia de la crisis los acreedores le exigen -digamos- 7% anual de interés, ningún gobierno tiene forma de ajustar el resto de las cuentas públicas, reduciendo salarios, frenando obras, etc., para seguir sirviendo la deuda.

-¿No saben esto los integrantes de los equipos económicos y quienes compran los títulos?

-Si no lo saben, deberían saberlo. En el caso de los ministros de Economía y secretarios de Hacienda, esto implica resistir la tentación de aumentar la deuda, pensando que alguna vez habrá que pagarla. Proceso nada fácil, porque no sólo implica enfrentar al resto del gobierno, sino también a la ciudadanía, aumentando los impuestos o restringiendo los gastos. En 1988, Milton Friedman sorprendió hablando bien de los déficits fiscal y comercial, argumentando que eran el único mecanismo para que los políticos limitaran los gastos públicos.

-¿Y del lado de quienes compran títulos públicos?

-El concepto de deuda soberana implica que los acreedores corren el riesgo de no cobrar como se pactó originalmente, y que la reestructuración de la deuda se hará según determinados procedimientos. Quien no quiere correr esos riesgos guarda sus ahorros en efectivo, bienes, etcétera, o invierte en familia y amigos, esperando que lo ayuden en caso de necesidad.

-¿De manera que no hay nada extraordinario en la renegociación de la deuda encarada por la Argentina luego de la salida de la convertibilidad?

-Cada renegociación tiene aspectos específicos, pero como bien documentaron Kenneth Saúl Rogoff y Carmen María Reinhart en Esta vez es diferente: ocho siglos de evolución económica mostraron que hay algo sistemático en esta cuestión. No estoy haciendo la apología de la irresponsabilidad, estoy diciendo que aprendamos de la historia.

Don Frederick, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 02/12/12.

Juan Carlos de Pablo

Juan Carlos de Pablo

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