El libro negro del comunismo

agosto 26, 2018

El libro negro del comunismo

El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión (1997) es un libro escrito por profesores universitarios y experimentados investigadores europeos y editado por Stéphane Courtois, director de investigaciones del Centre national de la recherche scientifique (CNRS), la mayor y más prestigiosa organización pública de investigación de Francia. Su propósito es catalogar diversos actos criminales (asesinatos, tortura, deportaciones, etc.) que el libro argumenta son el resultado de la búsqueda e implementación del comunismo (en el contexto del libro, se refiere fundamentalmente a las acciones de estados comunistas). El libro se publicó originalmente en Francia con el título Le Livre noir du communisme : Crimes, terreur, répression. En español fue publicado en 1998 por las editoriales Espasa Calpe y Planeta en 1998 (ISBN 84-239-8628-4), traducción de César Vidal. En 2010 Ediciones B publicó una nueva edición (ISBN 978-84-666-4343-6).

Contenidos

La introducción, a cargo del editor, Stéphane Courtois, mantiene que «…el comunismo real […] puso en funcionamiento una represión sistemática, hasta llegar a erigir, en momentos de paroxismo, el terror como forma de gobierno». De acuerdo con las estimaciones realizadas, cita un total de muertes que «…se acerca a la cifra de cien millones». El análisis detallado del total es el siguiente:

  • 20 millones en la Unión Soviética,

  • 65 millones en la República Popular China

  • 1 millón en Vietnam

  • 2 millones en Corea del Norte

  • 2 millones en Camboya

  • 1 millón en los regímenes comunistas de Europa oriental

  • 150.000 en Cuba y otros países de Latinoamérica

  • 1,7 millones en África

  • 1,5 millones en Afganistán

  • 10.000 muertes provocadas por «[el] movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder».

La introducción proporciona también un listado más detallado de los actos criminales descritos en el libro:

Unión Soviética: fusilamiento de rehenes o personas confinadas en prisión sin juicio y asesinato de obreros y campesinos rebeldes entre 1918 y 1922; la hambruna de 1922; la liquidación y deportación de los cosacos del Don en 1920; el uso del sistema de campos de concentración del Gulag en el periodo entre 1918 y 1930; la Gran Purga de 1937-1938; la deportación de los kuláks de 1930 a 1932; la muerte de seis millones de ucranianos (Holodomor) durante la hambruna de 1932-1933; la deportación de personas provenientes de Polonia, Ucrania, los países bálticos, Moldavia y Besarabia entre 1939 y 1941 y luego entre 1944 y 1945; la deportación de los alemanes del Volga en 1941; la deportación y abandono de los tártaros de Crimea en 1943; de los chechenos en 1944 y de los ingusetios en 1944.

Camboya: deportación y exterminio de la población urbana de Camboya.

China: destrucción de los tibetanos.

El libro, entre otras fuentes, usó material de los entonces recientemente desclasificados archivos del KGB así como de otros archivos soviéticos.

Los autores, o al menos la mayor parte de ellos, afirman ser de izquierdas, ofreciendo como motivación de su trabajo que no deseaban dejarle a la extrema derecha el privilegio de acaparar la verdad (pg. 14 y 50 de la edición finlandesa del libro, 2001).

Fuente: Wikipedia, 2014.

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Artículo relacionado:

Declararse “progre” ofrece impunidad

Opiniones en contrario:
http://prensa.po.org.ar/edm/el-libro-negro-del-comunismo-realmente-negro/


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¿Libertario-Progres contra Liberal-Conservadores?

agosto 22, 2018

¿Libertario-Progres contra Liberal-Conservadores?

Por Francisco José Contreras. 

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“El mundo les pertenece a los heteros y no lo cederán voluntariamente. Habremos de tomarlo por la fuerza. Habremos de forzarles el culo para que lo abran. […] Ustedes, heterosexuales, no nos gustan […]: son el despreciable desperdicio del capitalismo que impulsan” (Leonor Silvestri, Foucault para encapuchadas, Buenos Aires, 2014, p. 68). “La práctica del fist-fucking (penetración del ano con el puño), que conoció un desarrollo sistemático en el seno de la comunidad gay de los años 70, debe considerarse un ejemplo de alta tecnología contra-sexual. Los trabajadores del ano son los proletarios de una posible revolución contra-sexual” (Beatriz Preciado [profesora de Historia Política del Cuerpo y Teoría del Género en la Universidad París VIII], Manifiesto contra-sexual, Madrid, 2012, p. 26).

Estos son los extremos –y he omitido pasajes más fuertes para no herir la sensibilidad del lector- a los que está llegando la ideología de género (IdG), cóctel de neomarxismo, homosexualismo y feminismo radical. Pero la cuestión es si un “verdadero liberal” debe apoyar estas cosas. He tomado las citas del imprescindible Libro negro de la nueva izquierda de Agustín Laje y Nicolás Márquez. Pues bien, ellos sostuvieron hace un año un interesante debate en la Universidad Católica de Perú.

Fue un debate entre liberales, pues Laje y Márquez se identifican como liberal-conservadores, en tanto que sus rivales eran portavoces de Students for Liberty. Por si no todo el mundo tiene tiempo de escuchar el jugoso intercambio, digamos que Laje y Márquez denunciaron el carácter liberticida de la IdG, presentándola como uno de los frutos del “marxismo cultural”; los jóvenes libertarios, en cambio, negaron la raíz (neo)marxista de la IdG y sostuvieron que los movimientos feministas y LGTB se limitan a reivindicar “igualdad ante la ley”, “libertad para amar” y “reconocimiento de los infinitos modelos de familia posibles”.

El debate peruano ilustraba muy bien el que podríamos llamar cisma liberal actual. Pues todo un sector liberal-progre considera que, por ejemplo, el matrimonio gay, el aborto libre, la maternidad subrogada, la impartición de teoría queer en las escuelas, la persecución de los “micromachismos” o la inseminación artificial de solteras o lesbianas constituyen ganancias de libertad (“nuevos derechos” los llamaron en España Zapatero y Leire Pajín). Enfrente estamos los liberal-conservadores que creemos que, al desproteger la vida y la familia (sí, la “tradicional” de padre-madre-hijos) y hacerse cómplice de una IdG de claros tintes totalitarios, ese libertarianismo está traicionando al liberalismo clásico y erosionando el marco moral que hace posible la libertad.

Debería mover a reflexión –a los liberal-progres- el hecho de compartir trinchera con la izquierda neocomunista (algo que no niegan los libertarios españoles: “Coincidimos con Izquierda Unida en algunas de sus posiciones más beligerantes en cuanto a los derechos de la persona, y en la exigencia de un Estado plenamente laico. […] Coincidimos también con el Partido Socialista en algunas cuestiones de derechos y libertades, y apoyamos los logros de su acción de gobierno en esta materia”, reza la web del Partido Libertario de Juan Pina).

¿Caben juntos Laje-Márquez y el Partido Libertario en una misma filosofía? Van algunas ideas:

Asociar las actuales reivindicaciones de los movimientos LGTB y feministas con el ideal liberal de la “igualdad ante la ley” es disparatado. La igualdad ante la ley, en lo que se refiere a mujeres y LGTB, se alcanzó hace décadas con el voto femenino, la desaparición de las restricciones de la capacidad jurídica de la mujer casada y la despenalización de la sodomía. Al contrario, las nuevas reivindicaciones feminista-homosexualistas están destruyendo la igualdad ante la ley: presunción de culpabilidad del varón en la Ley de Violencia de Género, cuotas preceptivas de presencia femenina en ciertos ámbitos, derechos especiales para los LGTB (que, por definición, se les niegan a la mayoría hetero), etc.

La definición heterosexual del matrimonio no implicaba discriminación de los homosexuales, pues el sentido de la institución fue siempre la promoción de parejas capaces de procrear: el matrimonio existe para la perpetuación de la especie, no para certificar sentimientos (¿por qué necesitarían los sentimientos un timbre oficial?).

La raíz neomarxista de la IdG es innegable. Es un hecho que ilustra brillantemente el libro de Laje y Márquez (y que otros, más modestamente, afirmamos desde hace años). Ya el marxismo clásico –especialmente Engels- apostó por el desmantelamiento de la familia, considerada ingrediente esencial de la superestructura moral del capitalismo. Engels fue el primero en equiparar la guerra de sexos a la de clases. Después, en los 60-70, cuando la prosperidad capitalista aburguesa al proletariado y desactiva el conflicto de clase, el marxismo ortodoxo muta en neomarxismo cutural sustituyendo al sujeto revolucionario clásico (la clase obrera) por nuevos colectivos “oprimidos”: mujeres, homosexuales, indígenas, inmigrantes…

pansexualidadCasi todos los padres de la IdG fueron marxistas, incluso comunistas de carné: Simone de Beauvoir, Wilhelm Reich, Kate Millet, Shulamith Firestone… La Firestone afirmaba que la revolución consistiría en que los obreros tomarían el control de los medios de producción y las mujeres el de los de reproducción (o sea, “hijos sí, maridos no”). La revolución socialista es sustituida por la revolución sexual: al principio, la segunda es considerada un medio para la primera; después irá convirtiéndose en un fin en sí mismo.

– Si el libertinaje, el rechazo del modelo familiar clásico y el aborto libre son conquistas liberales incuestionables, entonces la URSS fue pionera de los nuevos derechos y Lenin el campeón de la libertad. Pues la URSS fue el primer país en legalizar el aborto (1921), y aplicó en los años 20 políticas familiar-sexuales libertarias. La familia tradicional era una reminiscencia burguesa que debía desaparecer: sus funciones serían asumidas por el Estado total (“la patria soviética alimentará y educará al niño”). Y en eso llegó Stalin y mandó a parar, ya en los años 30, viendo asomar las orejas del invierno demográfico.

– Los libertario-progres rompen radicalmente con los clásicos del liberalismo, que siempre estimaron que la familia padre-madre-hijos era el fundamento insustituible de la sociedad abierta. John Locke, padre del liberalismo, les debe parecer ahora un opresivo heteropatriarca a los nuevos liberales: “Como la unión entre el varón y la mujer no tiene, simplemente, por objeto la procreación, sino la continuación de la especie, esa unión debe persistir incluso después de la procreación, mientras sea necesaria para alimentar y proteger a los hijos” (Ensayo sobre el gobierno civil).

Ludwig von Mises

Pero no hace falta remontarse a 1690; en 1932 Ludwig Von Mises, mentor de la muy liberal Escuela Austriaca, afirmaba (en El socialismo) que los enemigos del libre mercado lo son también de la familia: “Las propuestas de transformación de las relaciones entre los sexos han ido siempre de la mano con los planes de socialización de los medios de producción”; “el amor libre es la solución del socialista para los problemas sexuales”. Y como presintiendo la futura IdG: “Cuando el feminismo [considerando insuficiente la igualdad jurídica hombre-mujer] ataca las instituciones de la vida social [la familia “tradicional”] bajo la impresión de que así será capaz de derribar las barreras naturales, se convierte en un hijo espiritual del socialismo”. Y Hayek decía esto (en La fatal arrogancia, 1988) sobre las liberaciones de los 60-70: “Aunque se supone que el concepto de “liberación” es nuevo, sus demandas de exoneración de las costumbres morales son arcaicas. Los que defienden esta liberación podrían destruir las bases de la libertad y romperían los diques que impiden que los hombres dañen irreparablemente las condiciones que hacen posible la civilización”.

– El parentesco de la IdG con el marxismo queda confirmado por la deriva totalitaria que aquélla ha adquirido en los últimos tiempos: retirada de la licencia profesional a psicólogos que ofrezcan terapia a homosexuales que desean superar su inclinación; amenaza de multas –cuando no inhabilitación y hasta cárcel- para los “homófobos” que cuestionen públicamente los sagrados dogmas de la IdG; adoctrinamiento IdG en las escuelas (a cargo, no de profesores, sino de activistas LGTB); reglamentación de un lenguaje políticamente correcto (en Suecia se ha llegado a imponer un nuevo pronombre “no sexista”)…

Si los liberales aspiran al Estado mínimo, ¿por qué apoyan una ideología que conduce a la interferencia censora del Estado en la sociedad, y que requiere una constante inyección de dinero público para mantener su tinglado vociferante (lluvia de subvenciones a las asociaciones feministas y LGTB, “Agencias de Igualdad”, etc.)? Si los liberales creen en la libertad de pensamiento y expresión, ¿por qué van de la mano con quienes revientan a gritos o pedradas las conferencias de Milo Yiannopoulos, Philippe Ariño (ambos homosexuales, pero librepensadores), Alicia Rubio o los propios Laje y Márquez?

– Los libertario-progres deberían meditar lo que dice Robert P. George: “El gobierno limitado no puede mantenerse allí donde colapsa la cultura del matrimonio, y las familias, o bien no llegan a formarse, o bien se disuelven”. El “nuevo desorden amoroso”, que ellos celebran como conquista libertaria, al final se traduce en volatilidad de las familias (aumento de los divorcios, monoparentalidad, etc.). Y, cuanto más frágiles sean las familias, más serán los individuos en situación de vulnerabilidad, a los que el Estado tendrá que auxiliar con sus servicios. A menos familia, más Estado.

Fuente: institutoacton.org,2018


Shulamith FirestoneShulamith Firestone (1945-2012), judía feminista, nació en Canadá y fue la figura central en el desarrollo temprano del feminismo radical, después de haber sido una de las fundadoras de los grupos New York Radical Women, Redstockings y New York Radical Feminists.​ Reformuló el feminismo como un proyecto radical en el sentido marxista. Proponía la revolución de las mujeres para controlar los medios de reproducción, el aborto y la pedofilia.

Firestone fue encontrada muerta en su apartamento en 2012. Se supone que murió de causas naturales.​ Vivía de manera solitaria y sufría de mala salud.

Fuente: Wikipedia.


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El relato progresista, una forma de propaganda socialista

junio 25, 2018

“Resignificar” la historia, una herramienta de propaganda socialista

“Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado.”

La “resignificación” volvió al Che Guevara un icono gay, pese a reprimir homosexuales y a Evita en símbolo feminista cuando lo repudiaba.
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En la Edad Media, la invención de la imprenta expandió el alcance y difusión del conocimiento. En la segunda mitad del siglo XX la televisión en el hogar permitió ver sucesos en tiempo real a pesar de la distancia. Eso complicó conservar el relato de los defensores del socialismo, ya que estaba a la vista la miseria y represión en los regímenes de turno.

Así nace la posmodernidad; del desencanto, del rechazo a lo previo y debido a la necesidad de reforma. Los pensadores de la época se vieron ante el reto de desvincular la teoría de la práctica para difundir sus ideas, no desde la evidencia sino desde la dialéctica. “Resignificaron” los conceptos, sucesos y ahora logran convertir a verdugos en héroes.

Gianni VattimoUno de los principales autores y creador del “pensamiento débil”, el filósofo y político italiano Gianni Vattimo, sostiene que en la posmodernidad “lo importante no son los hechos sino sus interpretaciones”.

Propone un comunismo débil, distinto a la represión y hambruna de la Unión Soviética y China. En su obra Hermenéutica comunista cita como ejemplo a Hugo Chávez en Venezuela, Luis Inácio Lula en Brasil y Evo Morales en Bolivia, a quienes dedica su obra. Pretende resignificar el comunismo, o sea volver a significar. Es decir, cobra un nuevo significado, sentido e incluso valor.

“Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado”, decía George Orwell en su novela 1984, donde advertía al Reino Unido y el mundo cómo sería el futuro si gobernase el socialismo internacionalista.

Luego de décadas de militancia socialista, Orwell pudo ver desde adentro cómo se manejaba esta ideología que requiere la anulación del individuo en pos del colectivo, al punto de sacrificar la voluntad, el pensamiento y el sentimiento personal.

Este proceso se evidenció en Cuba, en la década de los sesenta. Bajo la consigna “el trabajo os hará hombres”, el Che Guevara condenaba a los homosexuales a campos de trabajo forzado. En cada Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP) quienes no eran considerados “aptos para la revolución” debían “hacerse hombres” por la fuerza.

Che GuevaraSin embargo, el socialismo actual, resignificado, no solo no lo castiga a este líder de izquierda, sino que lo promueve: ahora el rostro del Che aparece en banderas y sobre los cuerpos de los manifestantes de las marchas del orgullo gay. Igual ocurre con Eva Perón. Hoy en día en las marchas feministas de Argentina se repite la consigna “si Evita viviera, sería tortillera”, aduciendo que sería lesbiana en jerga local.

Sin embargo, la evidencia indica que Evita, quien fue primera dama, era abiertamente antifeminista. Así lo aclaró en su discurso El paso de lo sublime a lo ridículo:

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Parecían estar dominadas por el despecho de no haber nacido hombres, más que por el orgullo de ser mujeres.

Creían entonces que era una desgracia ser mujeres… Resentidas con las mujeres porque no querían dejar de serlo y resentidas con los hombres porque no las dejaban ser como ellos, las “feministas”, la inmensa mayoría de las feministas del mundo en cuanto me es conocido, constituían una rara especie de mujeres… ¡que no me pareció nunca mujer!

Y yo no me sentía muy dispuesta a parecerme a ellas.

Un día el General me dio la explicación que yo necesitaba.

“¿No ves que ellas han errado el camino? Quieren ser hombres. Es como si para salvar a los obreros yo los hubiese querido ser oligarcas. Me hubiese quedado sin obreros…”

En este discurso se refleja la voz del líder populista, al igual que Marx y Engels, equiparando a la mujer al proletario y al hombre con el burgués, obrero y oligarca en la versión nacionalista del socialismo.

A su vez, se ve (y escucha) que Evita no solo renegó de la ideología y conducta feminista, sino que confesó abiertamente el amor por su esposo, por ende su heterosexualidad.

Pero esto en la posmodernidad es irrelevante. No importan los hechos sino el significado que se les da.

Así permitió que el Che Guevara sea el ídolo de los homosexuales, aunque los reprimía, y Evita de las feministas, pese a que las consideraba ridículas, resentidas, feas y envidiosas de no haber nacido hombres.

El marxismo cultural está destruyendo a Europa

mayo 30, 2018

El marxismo cultural está hundiendo a Europa

La técnica es la misma, inventar un problema, victimizar a un grupo y luego presentarse como un mesías liberador.

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El marxismo se sostiene creando problemas en donde no los hay. Conquista seguidores gracias a que crea antagonías entre supuestos grupos oprimidos y grupos opresores.

El primer conflicto que inventó fue el de obrero vs patrón, el marxismo clásico le decía a los pobres que su situación era culpa de los dueños de los medios de producción. Así, el sueño de Marx era que los obreros del mundo se unieran en contra del capitalismo.

Pero hoy con ese discurso, en Europa por lo menos, donde se goza de cierto nivel de bienestar y donde lo que más quiere un obrero es ser contratado por una multinacional, no van a conseguir mucho. Y la izquierda desde hace bastante se dio cuenta de esto, por eso tuvo que reinventarse, su nueva arma es el marxismo cultural.

La técnica es la misma, inventar un problema, victimizar a un grupo y luego presentarse como un mesías liberador. Eso sí, tuvieron que buscar nuevos sujetos revolucionarios, porque los obreros ya no los van a apoyar para tumbar el sistema que más prosperidad ha traído.

El campo de batalla principal ahora no es el económico, sino el cultural. Los nuevos sujetos revolucionarios son las mujeres, los jóvenes, los negros, los homosexuales, los indígenas, los inmigrantes, etc. El objetivo último es  destruir la cultura occidental con sus instituciones como la familia y la religión, y así conseguir la caída del capitalismo. Han entendido que este no se mantiene si no hay ciertos valores y estilos de vida.

No me voy a extender más explicando la estrategia y voy a pasar a mostrar algunos hechos que dejan claro que la izquierda ha establecido una dictadura cultural. Incluso la justicia ha sido tomada por la estrategia izquierdista.

Una de las pruebas más aterradoras de que el marxismo cultural, vía feminismo, ya ha establecido una tiranía y que incluso la justicia cede ante sus presiones, es el caso de “la manada” en España. Cinco hombres fueron condenados a nueve años de prisión por “abuso sexual continuado”. Los magistrados que llevaron el caso incluso reconocieron que no consideran que haya habido violencia ni intimidación, pero dicen que sí hubo un “consentimiento viciado” y por eso el delito sería abuso sexual.

Lo particular del caso es que hay vídeos que prueban que la mujer entró al lugar donde se desarrollaron los hechos, por cuenta propia. Que incluso ante la pregunta de uno de los hombres sobre si quería ser penetrada dijo “sí”. También queda en evidencia en el material audiovisual que la mujer participó activamente del acto sexual y, además, en el juicio la joven reconoció que nunca dijo “no”.

A pesar de todo esto, los jueces no fueron capaces de dejar en libertad a los jóvenes. La presión de las feministas y los medios de comunicación que le hacen el juego fue brutal, y por cuenta de su dictadura, cinco hombres que hicieron una orgía con una desconocida, y que pueden ser unos sucios, pero que no son unos violadores ni obligaron a esta española a hacer nada, están en la cárcel.

Este caso marca un punto de inflexión. De ahora en adelante si una mujer dice que fue violada, no importa que incluso haya vídeos de lo ocurrido en donde quede claro que ella quería, quien siempre va a perder es el hombre. La izquierda se ha ganado el voto de muchas mujeres diciéndoles que no son responsables de sus actos y que cualquier cosa que les ocurra es culpa del patriarcado.

Pero esto pasa siempre y cuando el hombre no sea un inmigrante árabe, de hecho, si es musulmán parece que tiene incluso derecho a violar. La explicación de esta extraña conducta de la izquierda y su obsesión por el multiculturalismo que los lleva a defender a violadores si estos son inmigrantes, es que en el fondo todo hace parte de una estrategia para acabar con la cultura occidental.

No atacan a los musulmanes, sin importar lo que hagan, porque ganan seguidores con su multiculturalismo, pero además y fundamentalmente los ven como un aliado para acabar con occidente y sus instituciones evolutivas.

A finales de 2016, también en España, cuatro hombres de nacionalidad marroquí violaron a una turista danesa a la que luego dejaron tirada en una calle de Gran Canarias. Los vídeos obtenidos de las cámaras de seguridad de los lugares aledaños muestran que la mujer fue llevada por la fuerza a una calle sola donde a pesar de su oposición firme fue violada por un hombre, luego tres amigos más del violador llegaron para abusar de la mujer mientras esta estaba inconsciente.

Los vídeos también muestran que después llegó al lugar un quinto hombre que intentó abusar de la mujer pero esta vez ella pudo defenderse y después de varios minutos de forcejeo logró escaparse.

A finales de 2017 cuando por fín tenía lugar el juicio, el juzgado de guardia de San Bartolomé de Tirajana, los dejó en libertad con medidas cautelares. ¿Por qué el mundo entero no se dio cuenta de este hecho como sí sucedió con “la manada”? ¿Donde estaban por esos días Podemos y las feministas militantes? ¿Qué hizo que en este caso no presionaran para que estos hombres fueran a la cárcel cuando aquí sí hay pruebas claras de una violación?

Pero este no es un caso aislado, ocurre en toda Europa, de manera sistemática las autoridades ocultan las violaciones y abusos sexuales cometidos por musulmanes.

Este viernes 25 de mayo lo que estoy diciendo ha quedado completamente claro cuando Tommy Robinson, fundador de la ‘English Defence League’ quien se desempeña como periodista de investigación y lleva años denunciando  la islamización de la que es víctima Reino Unido, fue arrestado tras ser acusado de alterar el orden público mientras cubría a las afueras del tribunal de Leeds el juicio de 29 paquistaníes acusados de numerosas violaciones.

Con toda razón, Robinson se dirigía a su audiencia diciendo que ningún otro medio de comunicación estaba reportando el hecho. Tras una hora de streaming, varios agentes se le acercaron para proceder a su detención por “perturbar la paz fomentando la islamofobia”.

“¿Puede conseguirme un abogado? Esto es ridículo, no he dicho ni una palabra. No he hecho nada”, decía el periodista mientras era capturado. “Muchas personas han jurado matarme e incluso matar a mi familia y siguen en la calle. Yo no he dicho nada y me han detenido”, insistió sin resultado alguno.

Pues mientras en España tardan años en juzgar a los violadores árabes y luego los dejan en libertad, en Reino Unido se denuncian constantemente toqueteos y abusos sexuales por parte de musulmanes y las autoridades no hacen nada.

Y en Alemania, según datos de la Oficina de la Policía Federal, los crímenes de índole sexual cometidos por extranjeros pasaron de los 599 en 2013 hasta los 2.790 en 2016, coincidiendo con el punto álgido de la crisis migratoria, y se denuncia constantemente y sin respuesta por parte de la justicia a grupos de musulmanes que tocan a las mujeres en las calles, Robinson ya fue juzgado y condenado a 13 meses de cárcel por cubrir un juicio contra musulmanes violadores.

La noticia de lo sucedido con Robinson y su sentencia no ha salido en ninguno de los grandes medios de comunicación de Reino Unido porque las autoridades han prohibido hablar al respecto, así como tenían prohibido informar sobre el juicio contra los musulmanes.

He citado en esta columna solo unos pocos casos de cómo la izquierda a través del feminismo y el multiculturalismo se ha tomado Europa y parece haber convertido a sus habitantes en suicidas. Pero son muchos los frentes y cientos los casos que dejan claro que el marxismo cultural está hundiendo al continente europeo.

Fuente: es.panampost.com, 29/05/18.

lenin + marxismo cultural


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Algunas verdades sobre la Ideología de Género

marzo 21, 2018

Sobre la Ideología de Género

Birgit Heike Kelle, periodista y publicista alemana, explica como la ideología de género se ha introducido en la política de estado en Alemania dirigiéndola y manipulándola para conseguir sus própositos y revela los lineamientos de género que está ideología persigue, a los cuales ha títulado como «gagá» (persona que ha perdido sos facultades mentales).


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niños y niñas no son lo mismo

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ideología de género caballo de troya

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Más información:

En contra de la corrección política

Absurdo: Prohíben el uso del género como factor de riesgo en los Seguros, en Europa

Los riesgos de la ideología de género y la transexualidad infantil

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En contra de la corrección política

marzo 11, 2018

Jordan Peterson. Un predicador contra la corrección política

Psicólogo y profesor canadiense, saltó a la fama global en enero de este año cuando arremetió contra los estudios de género y sugirió que las jerarquías de poder tienen base biológica y no cultural.

Por Gonzalo Garcés.

Es probable que exista, en la Argentina y en el mundo, una mayoría silenciosa que rechaza el progresismo cultural y la ideología de género, y que sin embargo no se reconoce ni en la derecha dura, ni en el conservadurismo religioso, ni en la nostalgia machista. Un indicio sería la popularidad repentina y arrolladora del psicólogo y profesor canadiense Jordan Peterson.

Peterson en diálogo con la periodista Cathy Newman, de la BBC. Subida a YouTube, la entrevista ya cuenta con siete millones de visitas
Peterson en diálogo con la periodista Cathy Newman, de la BBC. Subida a YouTube, la entrevista ya cuenta con siete millones de visitas.
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12 Rules for LifeEn enero de este año, Peterson, que presentaba su libro 12 Rules for Life, saltó a la fama cuando la periodista Cathy Newman, de la BBC, debatió con él con él temas como la brecha salarial entre hombres y mujeres, el carácter «cultural» del género y el uso del «lenguaje inclusivo». Newman señala que en Gran Bretaña las mujeres ganan un 9% menos que los hombres. ¿No es injusto eso? «Depende de las causas», responde Peterson. El salario promedio no lo determina solo el género sino también la edad, la ocupación, los intereses, las horas trabajadas, la personalidad. Profesiones como la enseñanza, la enfermería o la psicología (que generan menos ingresos) atraen a más mujeres, mientras que otras, como la ingeniería o la cirugía (que generan ingresos mayores) son elegidas por más hombres. Son opciones libremente asumidas, no resultado de una coacción; por caso, Suecia, quizá el país que más hizo para eliminar los condicionamientos de género, registra una proporción de 20 a 80 a favor de las mujeres en la carrera de enfermería, y la misma a favor de los hombres entre los ingenieros.

Este enfoque no es inocente. Supone unas reglas de juego -en el trabajo, pero también en la existencia en general- que un jugador o jugadora experta puede usar a su favor, pero que no pueden cambiarse, a menos de caer en la tiranía.

Jordan PetersonEn este punto Peterson se aparta, al mismo tiempo, del liberalismo puro y del progresismo por su concepción del poder. Por un lado, advierte que el poder en sus diferentes formas tiene una tendencia universal a concentrarse en unas pocas manos; esto es fuente de inestabilidad y puede ser catastrófico si no se rectifica. Por otra parte, el poder no dura mucho si no tiene un componente consensual: incluso entre los chimpancés, el macho dominante debe negociar con el resto o exponerse a ser despedazado por sus compañeros. El poder no deriva de la fuerza bruta, sino de la capacidad: un médico competente tiene poder real, un matón no. Pero este poder basado en la capacidad no es tan fácil de identificar.

Arquetipos biológicos

Peterson, que debe parte de su notoriedad a sus clases en YouTube sobre la Biblia, sostiene que los dioses y héroes de los mitos religiosos, igual que los personajes clásicos de la literatura y la leyenda, son arquetipos generados por la biología. Las jerarquías de poder que aparecen en todas las religiones, por caso, no son constructos culturales diseñados (como sostiene la teoría de género) para oprimir; esas jerarquías aparecen como un instrumento de supervivencia ya entre los crustáceos. Las langostas hembra seleccionan a los machos en lo alto de la jerarquía, por la razón de que así su progenie tiene mejores chances de sobrevivir. Ese proceso de selección es el origen de la figura del héroe: desde Hércules hasta Pinocho, desde Noé hasta la Bella Durmiente, el héroe es aquel que supera los obstáculos que la naturaleza -no por nada figurada, típicamente, bajo forma femenina- le opone en su camino hacia la cima de la jerarquía. Nuestras creencias, desde los relatos judeocristianos hasta best sellers como Cincuenta sombras de Grey, no construyen esa realidad, apenas enseñan a lidiar con ella.

Esto no significa, para Peterson, que la naturaleza sea algo bueno. Su nuevo libro, aunque ya desde el título adopte el perfil de la autoayuda, se aparta de los exponentes más notorios del género por su pesimismo filosófico. Como el progresismo, como el ecologismo, la autoayuda es un optimismo: somos esencialmente buenos, el mundo natural es el paraíso y la cultura nos corrompe. Peterson -cuyos referentes son Nietzsche, Dostoievski, Jung y Freud- piensa justo lo contrario. La vida es naturalmente dolorosa, las desgracias son inevitables y el único paraíso es la infancia, lo que equivale a decir que comer del Árbol del Conocimiento, es decir crecer y ser expulsados del paraíso, es no solo inevitable, sino necesario para acceder a la conciencia.

Estas ideas solo podían enfrentar a Peterson con la ideología de género, que postula que la división binaria de los géneros es un constructo cultural y un dispositivo de opresión. Esta ideología no es privativa de la izquierda política; al contrario, su mejor aliado son las grandes corporaciones. Peterson evoca el caso de James Damore, el ejecutivo de Google que fue despedido en agosto de 2017 por hacer circular un escrito en el que cuestiona la idea de que todas las diferencias entre hombres y mujeres son producto de la cultura.

Política y género

La ideología de género también permea a la política. En junio de 2016, el senado de Canadá aprobó una enmienda a su Código Penal dirigida a combatir la discriminación de género; incluye la obligación legal, para los profesores y otros funcionarios públicos, de dirigirse a los transexuales mediante pronombres alternativos: zhe en lugar de she, o zir en lugar de he. Peterson declaró públicamente que se negaría a usarlos. «Hace cuarenta años que estudio la historia de los autoritarismos», dijo, «y todos empezaron con el intento de controlar el campo lingüístico e ideológico. No pienso usar palabras inventadas por personas que proceden de esa forma». Aclaró que si un estudiante transexual se lo pidiera, se dirigiría a él o ella según su preferencia. Pero sostiene que la pretensión de regular desde el Estado la identidad de género es un instrumento usado por construccionistas sociales radicales para silenciar a sus oponentes. La ideología de género, según Peterson, usa a las minorías como escudos humanos mientras avanza sobre la libertad de expresión y aumenta la injerencia del Estado sobre la vida privada.

Su tesis es que a fines de los años 70, con el «socialismo real» desprestigiado por las experiencias de la China de Mao o la Camboya de los Jemeres Rojos, intelectuales posmarxistas como Jacques Derrida reemplazaron la oposición entre burguesía y proletariado por el antagonismo entre raza y raza, género y género, grupo y grupo. En esta concepción no hay interés común, lo que convierte a la democracia en un agregado de lobbies enfrentados por sus despojos; no hay lenguaje común, lo que vuelve imposible la idea de diálogo; no hay individuo fuera del grupo identitario, lo que vuelve irrisoria la idea de libertad. No hay ni siquiera hechos objetivos, solo interpretaciones. Esto permitió a la feminista radical Andrea Dworkin declarar que los Principia Mathematica de Isaac Newton son «un manual de violación»; también, podríamos agregar, lo que permite suponer que reemplazar los indicativos de género por una x o escribir, como en cierta pintada porteña, «No te avergüences de tu cuerpa», son pasos hacia la iguadad. Para Peterson, el posmodernismo, que pasó del claustro universitario al mainstream, socava el método científico, el contrato social y el Estado de Derecho.

¿Cómo calificar a Peterson? Por un lado, es un crítico de la cultura embarcado en un proyecto intelectual tan ambicioso que cabe preguntarse si es posible: tender un puente entre razón y creencia, entre biología y religión. No es el único: uno puede pensar en libros como La evolución de Dios, de Robert Wright. Pero el temperamento de Peterson es más cercano al de un predicador secular. En la entrevista con Newman, que lleva siete millones de vistas, declara que su trabajo se dirige, en gran medida, a los jóvenes frustrados y deprimidos porque las sociedades occidentales no tienen nada para enseñarles, salvo que pertenecen a una casta opresora y que deben avergonzarse. «La mayoría de estas personas no han escuchado una palabra de aliento en toda su vida», dice. «De lo contrario, ¿por qué diablos iban a necesitar sacarla de una clase en YouTube?». De todas las preguntas que plantea Peterson, no es la menos interesante.

Fuente: La Nación, 11/03/18.

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El chiste políticamente correcto que no ofende a nadie


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La falacia de los derechos sociales

enero 30, 2018

La falacia de los derechos sociales

Por Gabriel Boragina.

movimientos sociales

Hemos escrito bastante sobre la gran tergiversación en los términos que significa la populista “derechos sociales” o “estado social”, “organizaciones sociales”, etc. Todas fórmulas y expresiones que ocultan un significado muy diferente al que quieren aparentar y que -en definitiva- esconden como objetivo el logro de porciones de riquezas que deberán ser detraídas a unos para ser entregadas al grupo que se oculta tras el adjetivo “social”.

“[…] los derechos individuales han pasado de ser “negativos”, una esfera protegida de acción, a “positivos” una exigencia de materialización de beneficios concretos que inevitablemente exige quitar a unos para dárselo a otros.”[1]

Antiguamente, la única noción concebible -tanto jurídica como filosófica y económicamente- era la de derechos individuales. Todo el mundo, en épocas ya idas, tenía clara conciencia de qué significaban estas palabras unidas, y nadie cuestionaba la claridad de su sentido, al punto que había un gran consenso en cuanto a que separados estos vocablos perdían total representación. Hoy en día las cosas al respecto han cambiado bastante.

“Las libertades sancionadas por las cartas constitucionales de los siglos XVIII y XIX proporcionaban espacios y garantías para la acción libre del hombre, pero no atribuían ventajas sustantivas a nadie. Eran derechos absolutos (incondicionales) porque no tenían “coste”, porque su satisfacción no exigía la cooperación forzosa de los demás.”[2]

No eran derechos positivos sino negativos, en el concepto de que tales garantías constitucionales aseguraban que nadie pudiera interferir con las acciones, libres, voluntarias y lícitas de toda persona, reconociendo la misma obligación negativa hacia los demás. En algunos casos, los autores se refieren a ellos como derechos naturales, propios e inherentes a la condición humana, y por esto recibían este nombre. Constituían la órbita de conducta donde cada uno -sin lesionar los iguales derechos del prójimo- podía hacer lo que se le viniera en gana.

“Si tengo derecho a trabajar y nadie quiere contratarme, alguien (el gobierno) debe forzar a otro para que lo haga. Así, los derechos iguales para todos del liberalismo clásico se han transmutado en desiguales, en discriminaciones. Los modernos derechos sociales son costosos y además generan expectativas de satisfacción crecientes que inexorablemente se traducen en un deterioro, por no decir, en un creciente quebranto de los primeros.”[3]

Los “derechos sociales” son la más pura expresión de la negación del Derecho mismo, y son la causa de todos los males sociales (aunque resulte paradójico). Se tratan -como han expresado profundos pensadores, como el Dr. Alberto Benegas Lynch (h)- de pseudoderechos. Sin embargo, es la corriente imperante y dominante, no sólo en el campo jurídico sino en el económico que es donde más daño causan, ya que para que se cumplan tales “derechos sociales” se deben violar los derechos naturales de otra persona o de un conjunto de ellas. La misma necesidad de tener que calificar la palabra derecho, que ha perdido su sentido univoco para pasar a adquirir otro equivoco, nos da la pauta del caos legislativo y económico en la materia en el que se vive.

“Los derechos, que resultan significativos, son los derechos naturales, no los que se confieren por una autorización legislativa. Los llamados “derechos sociales” de hoy en día no son “derechos” y, sin dudas, no son “programas de ayuda social” pues nadie tiene la facultad de ayudar a expensas de otro; son más bien demandas que la sociedad puede o no satisfacer.”[4]

Participamos de la utilización de la locución derechos naturales que consideramos auténtica y la adecuada para expresar la naturaleza y esencia de los verdaderos derechos a los que antiguamente no era necesario adjetivar. Como bien expresa el autor que ahora comentamos, los derechos jamás provienen de la ordenanza gubernamental, ni de decreto, ni aun de ley positiva alguna. El poder político ha de reconocer los derechos individuales o naturales, mas no puede crearlos y, por supuesto, mucho menos abolirlos. Así, la Constitución de la Nación Argentina reconoce tales derechos individuales, aunque -lamentablemente- después de la infortunada reforma sufrida en el año 1994 su texto se vio desnaturalizado por completo.

“Y no obstante, en las democracias industriales modernas, a un gran número de ciudadanos se les exige trabajar para mantener a otros: en Suecia, el Estado más retrógrado en este sentido, por cada ciudadano que se gana la vida, 1.8 son mantenidos completa o parcialmente por los impuestos que él debe pagar; en Alemania y Gran Bretaña la proporción es de 1:1, y en los Estados Unidos de 1:0.”[5]

Si este es el panorama de las democracias industriales modernas imagínese el lector cual será el de los populismos latinoamericanos, donde del asistencialismo social se ha hecho más que una cultura, sino un culto mismo, y en los cuales postular la disminución o eliminación de los programas sociales de “ayuda” (en el caso particular de Argentina conocidos como “planes sociales”) es un tema tabú y merecedor de la más severa condena social para quien siquiera lo insinúe.

“Los pensadores comunistas y fascistas insistieron en que las personas somos sólo títeres de los supuestamente inapelables “capitanes de la industria”, un argumento falaz pero atractivo y conveniente para justificar que la política nos recorte o arrebate la libertad. Podemos decir que estamos en manos de leyes históricas inapelables, como diría Marx, o de héroes imprescindibles, como diría Carlyle, o de sombríos poderes económicos, como han sostenido cientos de artistas.”[6]

Para evitar esto, los propios comunistas han propuesto -como lo aclara el mismo autor líneas más abajo- la creación de los denominados “derechos sociales”. Es justamente en esos falsos “males” invocados por socialistas y fascistas (como los nombrados) que se sostiene que estamos “necesitados” de “derechos sociales”. Lo que realidad quieren es suprimir los únicos derechos reales existentes: los individuales o naturales (como lo han hecho y lo continúan haciendo). La idea de fondo es que el gobierno pueda manejar nuestras vidas y recursos como mejor le parezca.

[1] Lorenzo Bernardo de Quirós “Las consecuencias políticas del liberalismo: La declaración de derechos y el debido proceso”. Seminario Internacional sobre la Democracia Liberal. Democracia, Libertad e Imperio de la Ley. Sao Paulo. 15/16 de mayo Pág. 18-19.

[2] Lorenzo Bernardo de Quirós …ibidem.

[3] Lorenzo Bernardo de Quirós …ibidem.

[4] Richard Pipes. “Propiedad y Libertad: La Piedra Angular de la Sociedad Civil”. Fundación Friedrich Naumann. México Business Forum Pág. 23-24

[5] Richard Pipes. …ibidem, Pág. 23-24

[6] Carlos Rodríguez Braun “Cultura y economía”. Revista Libertas 41 (octubre 2004) Instituto Universitario ESEADE Pág. 4

Fuente: prensarepublicana.com, 28/01/18.

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El marxismo-leninismo, un cadáver viviente

marzo 20, 2017

El cadáver sigue muriendo

marx y lenin
¿Se puede ser marxista leninista?
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«Los seres humanos somos las criaturas extremas y podemos ser y hacer las cosas más insólitas.”

Fuimos nazis, inquisidores, guardia rojos y camisas rojas. Un funámbulo cruzó de una a otra las dos Torres Gemelas caminando sobre una cuerda. Cazábamos brujas en una época y las quemábamos.

Creo que todavía existe la Sociedad Tierra Plana en California, que de acuerdo con su nombre, afirma que eso de la redondez del planeta es un estúpido error, ya que, por el contrario, es casi perfectamente plana. Los marlenistas grupo newyorquino de seguidores de Trostky, decían que la Segunda Guerra Mundial fue un plan salido de la conspiración entre EEUU y la Unión Soviética para repartirse el mundo, gracias a la ingenuidad de Hitler, que se dejó engañar por Stalin en el Pacto Nazi-Soviético de 1932.

marx comunismo

Alguien dijo que Marx sin Lenin hubiera sido un bodrio y hoy lo leeríamos tan aburridos como a Shopenhauer o Plotino. Marx defendía el colonialismo británico en la India, la necesaria llegada de la civilización y evaluaba los países atrasados como bárbaros, primitivos, subdesarrollados, y las resistencias culturales al avance del “capitalismo”, revueltas parroquiales que se debían aplastar. Lenin por el contrario inventó la noción revolucionaria moderna del “imperialismo” que oprimía a los pueblos atrasados, muy útil a los comunistas en el Tercer Mundo. Fue en ese sentido, el nervio del tercermundismo, la falsa pero exitosa idea de que los males de los países pobres son causados por los países ricos. Y lo cierto es que aunque entre Marx y Lenin haya un océano de diferencias insalvables, el marxismo-leninismo fue el pensamiento para la acción que rigió la revolución del siglo XX para la toma del poder.

lenin + marxismo cultural

Muere el marxismo-leninismo

Sin esa noción farsesca, demagógica e irresponsable, gran parte de la política latinoamericana del siglo XX no hubiera tenido lugar, puesto que en su conjunto, la historia política de la región resuda odio a Estados Unidos. Las primeras rupturas conceptuales con el leninismo las realizan V.R. Haya de la Torre y Rómulo Betancourt a comienzos de los años 30. Surge así una izquierda democrática, no leninista, socialdemócrata, que pronto deja de ser izquierda y se convierte en centro. El marxismo- leninismo triunfante toma prácticamente toda África, avanza abrumadora en Asia, se cuela en Latinoamérica y disputa la política en Europa. Por eso el gigantesco Carlos Rangel murió en la idea de que el comunismo derrotaría la democracia. Pero en 1989 se desploma aquél monstruoso y podrido andamiaje construido de apariencias y engaños, aunque los sectores informados sabían que todo era mentira, que era el reino del horror.

Ronald ReaganEn un largo proceso de mutilaciones, desde la primera en 1933 hasta 1967, fecha de su edición completa en Occidente, El maestro y Margarita la genial novela de Mihaíl Bulgacov, dejaba en ridículo el paraíso socialista. El personaje era un irónico diablito que se desplazaba por aquél mundo inerte, inservible, muerto, de la administración soviética, cuyo personal medraba en los escritorios bajo la inmortal consigna: “el Estado finge que nos paga y nosotros fingimos que trabajamos”. Y de hecho, cuando aquella estructura podrida se desploma como consecuencia de la operación concertada entre Ronald Reagan, Juan Pablo II, Gorbachev y Solidaridad, 98% de su población activa fingía trabajar y cobrar para el Estado y el país tenía por lo menos 15 años de retraso tecnológico con respecto a Estados Unidos y 50 años de rezago en materia social.

Cadáver a la basura

La producción del mundo comunista había caído en 60% y la Iniciativa de Defensa Estratégica gringa convertía a la Unión Soviética en un tigre de papel. Uno a uno los países de la órbita comunista, sin violencia, sin caos, revolución ni muerte (salvo Rumania) realizan sus procesos electorales, sus acuerdos de gobernabilidad y salen del comunismo por la vía suave. Ante la muerte del dragón rojo, Fidel Castro convoca en 1991 a un grupo de extremistas y demás ñángaras continentales que se habían quedado colgados de la brocha y les propone que inventen algo para hacer renacer la revolución. Es el Foro de Sao Paulo. Coinciden en que el leninismo, los valores revolucionarios asociados al derrumbe, debían ceder el paso a nuevas banderas en el lenguaje estrictamente democrático y electoral: el multiculturalismo, la igualdad de género, la participación.

Ver: El Marxismo Cultural

La lucha contra los monopolios, el neoliberalismo y las cúpulas de poder, y el regreso al poder originario, constituyente, para regenerar ese mundo enfermo de capitalismo. El enemigo es la hidra cuyas cabezas son el FMI el Banco Mundial y las transnacionales. En 1998 triunfa Hugo Chávez con una revolución de corte nacionalista radical divorciada del leninismo, los paredones, los juicios populares, las expropiaciones masivas y la expulsión del capital extranjero. Al mismo tiempo Cuba se desleniniza demasiado lentamente, porque ha quedado claro para el mundo: el marxismo leninismo es la forma más segura de matar de hambre al mundo. Oír de políticos autodefinidos marxista leninistas suena como el descubrimiento de nuevos restos de neandertales y puede matar a alguien con un ataque de piojos ideológicos.

—Carlos Raúl Hernández, Ph.D y Mg.S Ciencias Políticas Sociólogo. Titular, jefe de la Cátedra de América Latina en la UCV. Obras: La Democracia Traicionada, Vertigo Comunicacional entre otras. Escribe en El Universal.
Fuente original: EL UNIVERSAL. Caracas, 19/03/17.

Fuente: reportero24.com, 19/03/17.

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