Es posible que la idea de animarte a ti mismo después de haber tenido una victoria se sienta raro. Conviene reconocer el buen trabajo, pero uno tampoco quiere sentirse arrogante: es un equilibrio complicado entre alegrarte discretamente por un trabajo bien hecho y no parecer un imbécil.
A pesar de esa incomodidad, tener reconocimiento por tus labores hace sentir bien a tu cerebro y te ayuda a lograr más. Las empresas usan los halagos para intentar aumentar la productividad e incluso los ingresos de la compañía; además, los expertos dicen que el impacto psicológico de mantener una visión positiva de tus logros puede disminuir el estrés y fomentar mejores costumbres.
Desafortunadamente, los elogios se reparten de igual forma. Los estudios muestran que en el ámbito laboral a las mujeres, sobre todo si son negras, asiáticas o latinas, a menudo se les da menos crédito por sus logros o se les asignan proyectos que son importantes pero cuyos resultados tienden a ser subestimados, lo cual implica menos reconocimiento cuando se ofrecen ascensos.
La buena noticia es que puedes disfrutar de los grandes beneficios psicológicos de celebrar tus logros aunque te cueste trabajo aceptar un cumplido o incluso si los demás no te reconocen, de acuerdo con Teresa Amabile, profesora en la Escuela de Negocios de Harvard y coautora de El principio del progreso.
“No tiene que tratarse de grandes avances o de un enorme éxito”, comentó. “Incluso las pequeñas victorias pueden hacer que la gente se sienta genial”.
Por qué vale la pena aceptar cumplidos
Las investigaciones muestran que los elogios destacados pueden aumentar de manera significativa la motivación y el desempeño, además de mejorar la capacidad cerebral para recordar y repetir nuevas aptitudes.
No obstante, como muchos sabemos —y como lo muestran los análisis al respecto— los seres humanos solemos concentrarnos en los fracasos más que en los cumplidos.
Eso se debe a que “era más probable que nuestros ancestros más ansiosos y pesimistas sobrevivieran, así que nuestro cerebro está diseñado para fijarnos en los problemas”, dijo Kristin Neff, profesora adjunta del Departamento de Psicología Educacional en la Universidad de Texas, campus Austin.
Además de nuestra dificultad de aceptar cumplidos está el “mensaje interiorizado de que no es bueno que parezca que estamos presumiendo”, por lo cual tendemos a minimizar los logros, de acuerdo con Melody Wilding, trabajadora social clínica, profesora de conducta en Hunter College e instructora en temas de desempeño para clientes con empleos de alta intensidad.
“Muchas veces nuestras fortalezas nos resultan tan naturales que no nos damos cuenta de su valor”, dijo.
Es por esa razón que los cumplidos pueden ser buenas fuentes de información. Al observar los patrones de la retroalimentación, la gente incluso puede descubrir talentos que de otra manera dan por sentados, comentó Wilding.
Neff, de la Universidad de Texas, explicó que este replanteamiento nos ayuda a corregir nuestros propios prejuicios de negatividad y que puede ser un fundamento útil para negociaciones de salario o transiciones profesionales.
Es por eso que los cumplidos pueden ser útiles. Entonces, ¿cómo lidiar con la incomodidad de aceptarlos?
Sé breve y amable, con respuestas como: “Gracias, me alegra que lo hayas dicho” o “Aprecio mucho que te hayas dado cuenta; gracias por hacérmelo saber”. No debes decir demasiado ni menospreciar nada.
Si aún temes que parezca que presumes, o si tienes un interés genuino en recibir más retroalimentación, puedes hacer preguntas de seguimiento, que son una gran manera de demostrar que valoras la opinión de quien te hizo el cumplido y también de que sabes que siempre hay espacio para mejorar.
El poder de autofelicitarte
A veces, sin importar qué tan duro trabajes, simplemente no obtendrás reconocimiento. Pero no tienes que esperar a que alguien más se dé cuenta para comenzar a celebrar y aprender de tus éxitos. Ni siquiera tienes que lograr ningún gran objetivo.
“Incluso cuando nadie lo reconoce, la gente a menudo siente una alegría increíble cuando avanza en un proyecto que le resulta significativo”, comentó Amabile, quien ha estudiado el impacto de sucesos diarios en la productividad, así como la vida laboral interna de las personas (“Es decir, los pensamientos, sentimientos y motivaciones que la gente experimenta cuando reacciona y trata de darle sentido a lo que les pasa en el trabajo”, explicó).
Halló que los sucesos más significativos son los pequeños momentos de progreso cuando son reforzados por una reflexión al respecto.
Depende de la persona decidir qué trabajos cuentan como momentos significativos, pero la motivación generalmente es más fuerte cuando se conecta con tus valores centrales. Chris Cascio, profesor adjunto en la Facultad de Periodismo y Comunicación en la Universidad de Wisconsin-Madison, halló en un estudio que cuando se incentivaba a los participantes a pensar en cosas que les importaban y después se les mostraban mensajes que promovían nuevas rutinas de ejercicio, se encendían las zonas en sus cerebros asociadas con las recompensas y la autoevaluación positiva. Ese grupo también cambió su comportamiento y mejoró sus regímenes de ejercicio.
Tendemos a concentrarnos en cuestiones negativas incluso cuando tenemos algún logro.
El equipo de Amabile incluso encontró que la satisfacción personal tenía un impacto más fuerte que los elogios externos si los empleados sentían que los cumplidos que recibían no se conectaban con el trabajo que valoraban o “solo eran fanfarrias vacías” por parte de la gerencia.
¿Qué implica esto para ti?
Mantener una lista diaria de tus logros puede ser una de las maneras más poderosas de mejorar cosas como la motivación intrínseca, la productividad, la creatividad y el humor al recalcar las victorias diarias.
Celebra los hitos pequeños
La manera en que das seguimiento a tus victorias es una cuestión de preferencia personal, pero al igual que gestionar tu presupuesto o hacer dieta, el mejor método es el que lleves a cabo de manera consistente.
Todo lo que necesitas es anotar las tareas que completas a lo largo de tu día, o apartar algunos minutos durante la tarde para escribir una reflexión. A diferencia de aquellas listas de deseos aspiracionales, aquí el enfoque está en ver lo que ya lograste, no las cosas que aún están pendientes.
Eso se debe a que estas pequeñas victorias, aunque no signifiquen mucho respecto a nuestros objetivos más grandes, pueden mejorar nuestro humor y nuestra motivación, lo cual nos da una sensación importante de progreso, según Amabile.
Dar seguimiento a los logros puede ser una herramienta igual de poderosa en nuestra vida íntima. Cuando estamos pasando por momentos difíciles a menudo nos entrenan para imaginar cómo le hablaríamos con amabilidad a un amigo en una situación similar, pero es fácil olvidar que esa misma mentalidad también funciona para nosotros mismos y para acoger los cumplidos, dijo Neff, la profesora de Texas. Puede valer la pena incluir en tu lista de logros tareas como preparar una comida saludable, pasar un tiempo en la bañera o llamarle a un amigo.
“Ya que solemos ser bastante buenos a la hora de recordarnos nuestras inseguridades”, es importante “ser muy específicos y deliberados al recordar nuestros aspectos positivos”, comentó Sian Beilock, científico cognitivo que dirige el Barnard College en la Universidad de Columbia y escribió Choke: What the Secrets of the Brain Reveal About Getting It Right When You Have To.
Debido a que los pequeños retrocesos pueden tener un impacto negativo de una magnitud tres o cuatro veces mayor que el triunfo de una pequeña victoria, mantener una lista de logros no es útil solamente para darte un impulso motivacional ese día, también puede ser un recordatorio de tus fortalezas la próxima vez que pases por un momento difícil.
Cómo aprovechar tu reconocimiento (y hacer un cambio)
Mantener un registro de las cosas de las que estás orgulloso y de los cumplidos significativos que has recibido hace más que solo darle a tu cerebro una buena sensación y mejorar la percepción que tienes sobre ti.
El 86 por ciento de quienes toman decisiones de reclutamiento están de acuerdo con que es importante que los candidatos puedan comunicar claramente sus logros, pero Wildling, la trabajadora social clínica, lamentó que “debido a que nuestros cerebros tienen una manera de descontar lo positivo, a menudo no lo recordamos cuando necesitamos argumentar algo en nuestra defensa”. Para evitar tener la mente en blanco, ella recomienda usar tus reflexiones diarias con el fin de construir “una lista para presumir” de contribuciones tangibles que hayas realizado.
Los expertos dijeron que también vale la pena apartar algunos minutos cada semana para hablar de tus logros con un colega, un amigo o un familiar. Esto puede ayudarte a sentirte cómodo con estas conversaciones para que cuando llegue el momento de compartir tus victorias en un contexto más serio —por ejemplo, una entrevista de trabajo— sepas exactamente cómo hablar al respecto. También ayuda a reforzar el bucle de retroalimentación positiva y hace que pienses de manera activa en tus victorias recientes y cómo contribuirán a metas más grandes.
No obstante, Beilock recalcó que repasar ejemplos concretos de nuestros logros es útil en otras circunstancias más allá de negociaciones o entrevistas laborales. Explicó que ser consciente sobre cómo pasamos nuestro tiempo y en qué invertimos nuestra energía también puede ser un catalizador útil para el cambio y para lidiar con desafíos.
Además, según Cascio, el profesor de Wisconsin, sentirnos seguros respecto de nuestras fortalezas a menudo mejora nuestra capacidad para escuchar críticas constructivas y ser capaz de identificar tus malas costumbres y estar motivado para cambiarlas puede fomentar más progreso del que valdrá la pena sentirnos orgullosos.
«Tal vez no me recuerdes«, la carta de un profesor arrepentido que emociona a Estados Unidos
No confió en su alumno y 11 años después se disculpó para acabar con el remordimiento. El joven ahora es una estrella de la NFL.
Edelman publicó la carta en las redes sociales.
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Julian Edelman fue elegido en el draft del 2009 por los New England Patriots.Desde entonces ha conformado una carrera formidable y se ha convertido en una de las estrellas de la NFL.
Esta semana, el jugador de 31 años recibió una carta que difundió en las redes sociales para inspirar a los más jóvenes a que sueñen con llegar lo más alto posible.
Un profesor no creyó que Edelman debiese soñar con jugar en la NFL.
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Hace 11 años, un profesor escuchó al pequeño Edelman hablar sobre jugar en las grandes ligas e intentó apagar sus sueños, argumentando que sólo unos pocos lo logran y que debía establecer objetivos más realistas.
Obviamente, el campeón del Super Bowl 2015 y 2017 hizo oídos sordos a aquel comentario y continuó con su vida. Sin embargo, quien pronunció aquellas palabras jamás se olvidó de ese episodio.
Edelman fue campeón de la NFL en 2015 y 2017.
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Al ver que su ex alumno finalmente triunfó y cumplió sus sueños, el profesor le escribió una carta para disculparse por no haber creído en él. El texto se viralizó, ha emocionado a Estados Unidos y ha inspirado a millones de niños que seguramente hoy sufren algunos comentarios similares que buscan aplastar sus metas.
La carta completa:
«Querido Jules,
No estoy seguro que me recuerdes: fui tu profesor en tu clase de Inglés 100 en el CSM durante la primavera del 2006. He querido escribirte para disculparme por un desafortunado comentario que te hice aquel semestre. Tal vez ni siquiera lo recuerdes, pero me he sentido mal por eso durante años. Habías comentado algo de ‘jugar en la liga’ y te dije algo sobre proponerte objetivos reales, de que sólo pocas personas logran convertirse en atletas profesionales, blah, blah, blah. No creo que te haya molestado, pero cuando pienso en eso me siento terrible, no porque demostraste que yo estaba equivocado, sino porque expresé una opinión inadecuada que señalaba desprecio sobre tu pasión en el juego. Creo que era temprano en aquel semestre, fue antes de conocerte, pero cómo pude haber dudado de tu tenacidad y tus agallas. De nuevo, dudo que hayas pensado en ese comentario dos veces, pero aún así, lamento haber dicho eso aquel día».
Cuándo y cómo abandonar esas metas que en realidad nos hacen infelices
Por Heidi Grant Halvorson
Hace algunos años me encontraba —como algunos de ustedes al leer esto— en el límite, sobrecargada de trabajo y profundamente infeliz con todo eso.
Era una joven profesora de psicología que buscaba un puesto permanente en una facultad, con dos hijos pequeños y un esposo cuyo trabajo lo mantenía alejado de casa por varios días seguidos. Hacía ejercicios una vez por semana, si era una buena semana, rara vez veía a mis amigos o familia extendida, y no podía recordar la última vez que había leído un libro que no fuera sobre estadística. Era demasiado. Tenía que ceder en algo. Y lo hice. Renuncié a mi trabajo, sin saber exactamente qué iba a hacer después. Fue la decisión más difícil de mi vida, pero también una de las mejores.
Como psicóloga que estudia la motivación, paso mucho tiempo tratando de averiguar por qué la gente se da por vencida demasiado pronto cuando se trata de alcanzar una meta. Pero la verdad es que muchos de nosotros sufrimos exactamente de lo contrario: no sabemos cuándo, o cómo, rendirnos. Asumimos demasiados proyectos y compromisos, y terminamos produciendo diez trabajos mediocres en lugar de uno o dos estelares.
Sin duda, renunciar a un empleo puede no ser una opción para muchos, pero la mayoría de nosotros nos involucramos en un montón de proyectos periféricos que pueden no valer la pena.
Entonces, ¿por qué es tan difícil tirar la toalla, incluso cuando en cierto nivel sabemos que deberíamos? Por un lado, es vergonzoso admitir frente a los demás que no damos abasto o que nos hemos equivocado. A nadie le gusta ser considerado un ‘desertor’. Por otra parte, renunciar significa contemplar lo que hemos tirado al agua; es decir, todo el tiempo y la energía que depositamos en alcanzar una meta y que nunca recuperaremos.
Por supuesto, cuando nos damos cuenta de que probablemente no tendremos éxito, o que el éxito no compensa la infelicidad que un proyecto nos provoca, no deberían importarnos esos costos. Si su trabajo, su posgrado o su novela sin acabar se ha llevado algunos de los mejores años de su vida, no tiene sentido dedicarles todavía más tiempo. Eso sólo lo hará más miserable.
Dicho esto, sigue siendo difícil decir adiós. Por eso, he aquí un simple plan de acción para romper lazos.
Para comenzar:
-Identifique la meta a abandonar. Puede que sea obvio, pero la mayoría de las veces no lo será, por lo que tendrá que pensar seriamente en sus prioridades. ¿Qué es lo que más le importa? E igual de importante, ¿qué le hace sentirse efectivo y pleno? Todo lo que no, puede que tenga que desecharlo.
-Tenga confianza. Tiene que saber que está renunciando a un objetivo por las razones correctas, así que hágase las siguientes preguntas:
(a) ¿Qué necesito para alcanzar este objetivo y cómo podría conseguir lo que necesito? Considere todo. Si alcanzar esa meta exige más tiempo y esfuerzo de los que puede dedicar sin sacrificar otros objetivos importantes, puede que tenga que abandonarla. (Tal vez no pueda trabajar 50 horas a la semana, dedicarles tiempo a sus hijos y escribir un guión al mismo tiempo, y está bien).
(b) ¿Acaso me costará demasiado alcanzar este objetivo? ¿Me hará infeliz? A veces el problema no es el poco tiempo o la falta de energía, sino que realmente no le gusta lo que está haciendo tanto como pensaba. Resulta que el proceso le parece aburrido, frustrante o ingrato. Las circunstancias cambian, y está bien que sus objetivos también cambien.
Una vez que haya tomado la decisión de que renunciar a algo es correcta:
-Deje de vivir en el pasado. Cuando lo invadan pensamientos de pesar por todo lo que invirtió y que no rindió frutos, piense en todo lo que ganó a cambio y siga adelante. (Ejemplo: si se siente culpable por renunciar a la novela que estaba escribiendo, recuerde lo bien que se siente tener más tiempo para sus hijos los fines de semana).
-Reemplace el objetivo con uno que funcione para usted. Para mantenerse en movimiento y sentirse satisfecho con su elección, piense un poco en lo que será su próximo objetivo. Si no tiene tiempo para escribir una novela de 600 páginas, ¿hay alguna otra forma en que podría expresar sus pensamientos y poner en uso su creatividad con el tiempo del que dispone, como un blog?
A veces, aprender cuándo abandonar un proyecto es esencial para su bienestar, y en definitiva también para su éxito personal y profesional. Cuando uno puede renunciar a una meta que no está funcionando, libera recursos valiosos que necesita para sacar el máximo provecho de los objetivos que sí perseguirá, aquellos que realmente valen la pena. Fuente: The Wall Street Journal, 19/02/12.