Los desnudos de Kim Kardashian

junio 1, 2018

Kim Kardashian publicó atrevidas fotos de sus partes íntimas

Desnuda y en primer plano, la estrella de reality muestra todo para promocionar su línea de cosméticos.

Kim Kardashian publicó estas fotos en primer plano de sus partes íntimas para promocionar sus productos de belleza (Twitter: Kim Kardashian)
Kim Kardashian publicó estas fotos en primer plano de sus partes íntimas para promocionar sus productos de belleza (Twitter: Kim Kardashian).
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Kim Kardashian volvió a revolucionar las redes sociales con atrevidas fotos en Instagram y Twitter. La mediática, que siempre da que hablar con sus publicaciones, posó desnuda para promocionar su línea de cosméticos, KKW Beauty.

El desnudo de Kim Kardashian para promocionar su nueva línea de cosméticos para el cuerpo (Instagram: Kim Kardashian)

El desnudo de Kim Kardashian para promocionar su nueva línea de cosméticos para el cuerpo (Instagram: Kim Kardashian)

Las imágenes muestran a la famosa en topless y han generado una respuesta masiva, adquiriendo en cuestión de segundos más de 100 mil «me gusta» y miles de comentarios.

Kim Kardashian generó opiniones encontradas con fotos atrevidas para promocionar su línea de belleza KKW

Kim Kardashian generó opiniones encontradas con fotos atrevidas para promocionar su línea de belleza KKW.
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Algunos de sus fanáticos se mostraron deslumbrados por la escultural figura de la estrella de reality.«Hot», «increíble figura», son algunos de los elogios que recibió.

Sin embargo, otros criticaron a la madre de tres hijos por publicar imágenes tan osadas: «Tienes hijos, por Dios», «No te da pena».

Kim Kardashian utiliza su imagen para vender sus productos

Kim Kardashian utiliza su imagen para vender sus productos.
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Kim se ha convertido en una exitosa empresaria y factura millones de dólares al año utilizando su imagen para promocionar y vender sus productos.

La nueva línea de maquillaje para el cuerpo KKW Body ya está a la venta desde el 3o de abril.

Fuente: infobae.com, 2018.


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Uganda aplicará un impuesto a Whatsapp y Facebook

mayo 31, 2018

Un país africano pone un impuesto a Whatsapp y Facebook para «parar con los chismes»

Consideran que el pago del tributo resulta necesario para ayudar a pagar su creciente deuda nacional. Qué esconde la medida.

El pretexto del tributo, según el presidente Yoweri Museveni, no es otro que "parar con los chismes" que se generan habitualmente en los servicios de mensajería. (Foto: AFP)

El pretexto del tributo, según el presidente Yoweri Museveni, no es otro que «parar con los chismes» que se generan habitualmente en los servicios de mensajería.
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uganda banderaLa República de Uganda, un país de más de 40 millones de habitantes con abundante fauna y aves poco comunes, anunció que comenzará a implementar un impuesto insólito sobre los servicios de mensajería más populares.

La ley que contempla este particular tributo entrará en vigencia el 1 de julio. El cargo impone una suma diaria de 200 chelines (1,33 pesos argentinos) a las personas que utilizan a diario las plataformas de mensajería como Facebook, WhatsApp, Viber y Twitter.

Este nuevo Proyecto de Ley de Impuestos Especiales también impondrá otros impuestos, incluido un gravamen del 1% sobre el valor total de las transacciones de dinero móvil.

El ministro de Finanzas del estado, David Bahati, dijo al parlamento que los aumentos de impuestos eran necesarios para ayudar a Uganda a pagar su creciente deuda nacional.

El presidente Museveni el día que debió firmar una ley que derogaba la pena de muerte para los gays. Era el 2015. AFP

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni. (Foto: AFP)

No obstante, la medida generó dudas entre expertos y al menos un importante proveedor de servicios de internet sobre cómo se implementará un impuesto diario sobre las redes sociales.

Uganda cuenta con 23,6 millones de suscriptores de telefonía móvil en el país, pero solo 17 millones tienen acceso a internet, según reveló Reuters.

Por todo esto, no está claro cómo las autoridades podrán identificar a los ugandeses que utilizan las redes sociales.

La sospecha: el control de las redes

El interés de Yoweri Museveni en torno a una ley de redes sociales se remonta a marzo pasado. En esa oportunidad le había escrito una carta al ministro de Finanzas, Matia Kasaija, presionando para que los ingresos recaudados por este impuesto ayudarían al país a «lidiar con las consecuencias de olugambo (chismes, en castellano)».

Aunque argumentó que no debería haber cargos sobre los datos de internet, ya que resultan útiles para «fines educativos, de investigación o de referencia».

Sin embargo, los críticos del mandatario dijeron en ese momento que la ley restringiría la libertad de expresión.

WhatsApp, el mensajero más popular de internet. (Foto: REUTERS)

WhatsApp, el mensajero más popular de internet.
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Por su parte, Kasaija desestimó las preocupaciones de que la nueva ley podría limitar el uso de internet por parte de las personas.

«Estamos buscando dinero para mantener la seguridad del país y extender la electricidad para que las personas puedan disfrutar de más medios sociales, más a menudo, con mayor frecuencia», dijo a Reuters en marzo.

Las redes sociales se convirtieron en una herramienta políticaimportante en Uganda tanto para el partido gobernante como para la oposición.

Tal es así que el acceso a las plataformas se cerró durante las elecciones presidenciales de 2016. Por aquel entonces, el presidente Museveni insistió en que se hizo para «dejar de difundir mentiras».

Fuente: Clarín, 31/05/18.


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La ciclista más bella del mundo incendió las redes sociales

abril 30, 2018

La «ciclista más bella del mundo» incendió las redes sociales con sus desnudos integrales

Lucia Javorcekova es una ferviente fanática de Peter Sagan, ciclista de ruta eslovaco que compite desde el 2009. 

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La deportista eslovaca Lucia Javorcekova se sumó a la moda de los «desnudos integrales» en las redes sociales y publicó en su cuenta de Instagram distintas imágenes que fueron furor en internet. Con 26 años, la bella mujer acumula poco más de un millón de seguidores en sus cuentas oficiales.

Lucía Javorcekova

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instagram logoAdemás de mostrar su amor por el ciclismo en fotos, la modelo también es conocida por su fanatismo por Peter Sagan, quien es el actual miembro del equipo alemán Bora-Hansgrohe, de categoría UCI ProTeam. A su vez, también es fanática de la selección de fútbol de su país, por la que hizo fuerza y tomó relevancia durante la Eurocopa del 2016.

Lucía Javorcekova

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«La línea entre el amor y la necesidad está entre la distancia entre mi corazón y tus ojos», escribió la deportista en una de sus publicaciones. «Una imagen de pura belleza», «Sexy mujer» y «¡Qué belleza de mujer!», fueron algunos de los miles de comentarios y halagos hacia la eslovaca.

Fuente: infobae, 2018.
Lucía Javorcekova ciclista
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El nuevo auge de Twitter

abril 26, 2018

El aumento de usuarios e ingresos publicitarios de Twitter reflejan su vuelta a la Popularidad

Los usuarios activos diarios de Twitter crecen en un 10% . La compañía cerró el último trimestre con un crecimiento en ingresos publicitarios.

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Los resultados de Twitter, que la red social acaba de presentar ante inversores, podrían confirmar que la compañía ha encontrado otra vez la senda de las buenas noticias. En el último trimestre de 2017, la red social presentó por primera vez beneficios (en toda su historia) y en este trimestre lo ha vuelvo a hacer. Twitter ha ganado 61 millones de dólares. Las cifras son todavía bajas si se comparan con los datos que presentan otros grandes jugadores online, pero son positivos dentro de la historia de esta red social concreta.

Además, Twitter está mejorando posiciones en el mercado publicitario. La compañía ha cerrado el trimestre con 665 millones de dólares en ingresos. De estos ingresos, 575 millones fueron generados por la publicidad.

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La cantidad es más elevada de la que esperaban los analistas, quienes preveían que Twitter cerrase el trimestre con 523,1 millones de ingresos publicitarios. La clave para comprender estos datos está en el vídeo. Twitter se ha beneficiado de que los anunciantes – y ya no solo en EEUU – tengan cada vez más en cuenta sus anuncios de vídeo.

twitter birdLa apuesta por contenidos en directo y por vídeos le está saliendo por tanto a cuenta a Twitter. La red del pajarito ha firmado durante el trimestre 30 acuerdos con empresas de comunicación para la retransmisión de nuevos contenidos, así que la firma podría mejorar su tirón aún más en el futuro próximo.

Crecimiento de usuarios

Por otro lado, la red social no solo ha despertado más interés entre los anunciantes, sino también entre los propios usuarios (un dato importante para mantener el primero). Los usuarios activos en Twitter crecieron – en la estimación diaria – en un 10%.

Los usuarios activos mensuales alcanzaron los 336 millones, un 3% más que en los datos del trimestre anterior. El crecimiento de usuarios ha sido mayor fuera de EEUU que dentro del país. En Estados Unidos ganaron un millón de usuarios, mientras que en el mercado internacional aumentaron la cifra en 5 millones.

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Nada es casualidad. El resurgir de un grande

Todo esta evolución de datos y cifras positivas vuelven a recordarnos que Twitter, más que una red social en decadencia, es quizás sin duda, la red social más influyente y sobre todo, la que mejor ha sobrevivido manteniéndose firme a sus principios. Aunque lejos de las cifras de negocio de otras redes sociales como Facebook, Twitter está consiguiendo volver a resurgir con mucha más fuerza, demostrando a la vez que la rápidez y la inmediatez de la información sin filtros, es mucho más importante y efectivo que los modernos algoritmos que nos imponen o seleccionan los contenidos que vemos.

Como ya avanzábamos recientemente, los expertos creen que si Twitter juega bien sus cartas puede aprovecharse de los cambios de tendencia de gasto en Facebook, quien es, como señalan en el análisis, un yo-yo en lo que al algoritmo respeta y en a como trata a los responsables de páginas toca. Estos ven como las reglas cambian en todo momento, lo que hace que su posición frente a la red social también lo haga. Si Twitter sabe posicionarse, puede captar a esos responsables no muy contentos, especialmente en el terreno de las noticias y de la información.

¿La Red social más influyente?

Suele ser complejo diferenciar las virtudes, ventajas y características de cada una de las más populares redes sociales existentes. Sin embargo, la decadencia y la fatiga que están experimentando los usuarios de otras redes como Facebook, o el ruido excesivo ante la tendencia de otras copadas por miles y miles de supuestos «influencers» como Instagram, cuyo engagement ha comenzado a caer de forma vertiginosa, son aspectos que analizados de fondo, pueden servir para darnos cuenta de que Twitter, siempre estuvo ahí, y que en realidad, es la red social donde la información fluye de mejor manera.

Desde anónimos, famosos a políticos, desde personajes públicos a medios de comunicación, empresas y marcas… La gran mayoría siguen utilizando Twitter como su mejor altavoz. Mientras que otras redes sociales se van reduciendo a un simple pasatiempo, Twitter sigue escalando en el índice reputacional, y los nuevos datos que reflejan un repunte de su popularidad deben ser tomados muy en cuenta.

Fuente: puromarketing.com, 25/04/18.

Más información:

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Twitter vs RAE, por la definición de comunismo

abril 23, 2018

Twitter estalla contra la RAE por su definición de comunismo

En el 148 aniversario del nacimiento de Lenin, que se celebraba ayer, las redes sociales clamaron contra la Academia por no incluir «totalitario» en la acepción del término.

lenin y stalin - comunismo

Lenin y Stalin, dos de los personajes más relevantes en la historia de la Unión Soviética.
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MADRID — «Doctrina que establece una organización social en que los bienes son propiedad colectiva». «Movimiento y sistemas políticos, desarrollados desde el siglo XIX, basados en la lucha de clases y en la supresión de la propiedad privada de los medios de producción». Son las dos acepciones que el diccionario de la Real Academia Española (RAE) incluye en la entrada de «comunismo», que ayer 22 de abril, a causa del 148 aniversario del nacimiento de Lenin, despertó un acalorado debate en Twitter. ¿El motivo? Que no incluye la palabra «totalitario» en ninguna de las dos acepciones, algo que sí ocurre con el fascismo y el nacionalsocialismo.

Bajo el hagstag #RAEComunismoEsTotalitario -que fue trending topic durante toda la tarde de ayer- varios usuarios de la red social afearon a la Academia la falta de este adjetivo en la definición de la ideología creada por Karl Marx en el siglo XIX. Muchos de los turiteros sacaron a relucir las millonarias cifras de muertos durante el gobierno de Stalin en la extinta URSS. Durante el tiempo que este comunista natural de Georgia se mantuvo en el poder (de 1922 a 1952) varios millones de personas perdieron la vida a causa de sus políticas; ya fuera debido a los trabajos forzados en los gulags, a las hambrunas que asolaron territorios como Ucrania o Kazajstán, o a la realización de ejecuciones sumarias..

Otros tuiteros han querido acordarse también de los líderes de izquierda españoles del momento; como Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Pablo Echenique. Muchos de ellos han sido protagonistas de los memes que algunos usuarios de esta red social han adjuntado junto a sus mensajes. De este modo, si teclea #RAEComunismoEsTotalitario, se encontará, por ejemplo, con imágenes de Iglesias, Garzón y Errejón caricaturizados como el grupo musical Los Chunguitos. Imágenes que aparecen acompañando a otras en las que se comparan fotos de una concentración republicana con las de un mitin nazi.

Como suele ocurrir en estos casos, al poco tiempo han comenzado a pronunciarse usuarios de Twitter favorables a la actual acepción que tiene la palabra comunismo para la RAE. Estos han tratado de defender a golpe de tuit la labor llevada a cabo por gobiernos marxitas a lo largo de los años.

A pesar del revuelo generado en redes sociales, desde la RAE se afirma que, al menos hasta el momento, no se ha solicitado ninguna revisión de la acepción «comunismo», lo cual es un requisito indispensable a la hora de cambiar la definición que se da desde la Academia a una palabra.


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Las Redes sociales y su impacto en la Imagen profesional

abril 21, 2018

El contenido en las redes sociales y su impacto en la Reputación Profesional

Por Mihaela Marín.

profesionalesLa popularidad de las redes sociales reside en la facilidad de defender nuestras opiniones, promover las ideas de valor de otros o simplemente de combatir las que creemos que no se ajustan a nuestras creencias pero no siempre la imagen que nos construimos usando los medios digitales juega a nuestro favor. La identidad social y profesional están cada vez más interrelacionadas en el mundo online y a medida que la interacción a través de plataformas como Twitter o Facebook aumenta, más posibilidades hay que los dos perfiles entren en conflicto.

El fenómeno ha sido estudiado en más profundidad por la profesora de gestión empresarial Nancy Rothbard de la Universidad de Wharton y sus colaboradores en un estudio cuyos resultados han sido publicados en la revista Academy of Management Review. A partir de las diferentes estrategias que los usuarios emplean para gestionar sus comunicaciones mediante las redes sociales, se ha analizado cómo esos enfoques impactan sobre su vida profesional:

Tenemos abierto un nuevo mundo donde las redes sociales nos ofrecen oportunidades increíbles para conectar, para mejorar las relaciones y construir nuevas relaciones, pero también nos plantea desafíos acerca de cómo administrar las relaciones que tenemos”, explica la profesora Rothbard.

Según el estudio uno de los grandes retos está relacionado con el concepto de audiencia invisible, es decir aquellas personas que ven nuestra actividad online pero no nos responden directamente, a diferencia de los usuarios que nos indican a través de likes o favoritos que les ha gustado el contenido. Muchas veces nos olvidamos de ellos cuando hablamos a través de las redes sociales y eso podría tener unos efectos no deseados en la manera en la que nos contestan, indican los expertos.

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A partir de estas observaciones ellos se centraron en analizar cómo las personas equilibran las redes sociales entre la vida laboral y personal. Los resultados obtenidos llevaron a cuatro tipos distintos de personalidades social media.

  1. Usuarios que comparten abiertamente (open sharer): las personas que usan este tipo de estrategia conectan con todo el mundo y están dispuestas a publicar cualquier tipo de contenido
  2. Usuarios que comparten en función de la audiencia (audience sharer): las personas que adoptan esta estrategia siguen compartir de forma abierta sus mensajes pero eligen con más cuidado la audiencia con la que quieren conectar
  3. Usuarios expertos en estrategia de contenido (content strategist): en este caso las personas conectan ampliamente con múltiples audiencias pero antes analizan con mucho cuidado el contenido que van a lanzar
  4. Usuarios de estrategias personalizadas (custom strategist): son aquellos que comienzan con una segmentación cuidadosa de su audiencia y después difunden el contenido en función de los distintos grupos que han elegido personalizando de esta manera los mensajes

Indiferentemente de si los usuarios recurren a las redes sociales para integrarse o separarse, para expresarse o impresionar a los otros, el uso de cada estrategia tiene distintas consecuencias en sus vidas profesionales. Por ejemplo, la estrategia abierta ayuda a crear una imagen agradable pero puede haber un público invisible que se sienta en desacuerdo o incluso ofendido por opiniones demasiado directas. La estrategia enfocada en la audiencia permite preservar el respeto de los demás aunque no supone una mejora de las relaciones si no se llega a conectar con los ellos. En cambio las últimas dos estrategias tienen mayores posibilidades de incrementar el respeto profesional o los sentimientos de agrado de la audiencia pero por otro lado son más complejas y se tarda más en elaborarlas.

¿Conclusión?

Al parecer, no hay una estrategia ideal que ayude a los usuarios de redes sociales encontrar un equilibrio entre su vida personal y su vida laboral ya que cada una de estas presenta sus ventajas y desventajas.

Resumiendo sus observaciones estos aconsejan que antes de optar por una de las estrategias de comunicación social es importante evaluar cómo afectará la reputación profesional el comportamiento en las redes. Por eso invitan a los usuarios a elegir con cuidado la estrategia que más se ajuste a sus objetivos, tener en cuenta las metas en su comunicación a través de las redes sociales (expresarse, integrarse en grupos, crear impacto, etc) y al mismo tiempo no pasar por alto la relación entre publicar cualquier tipo de contenido y el efecto que pueda tener esto sobre las relaciones con el círculo de trabajo.

Por último, es muy importante evaluar si la estrategia usada se ajusta al contexto ya que no siempre las redes sociales son el canal más adecuado para dirigirse a las personas vinculadas con la vida profesional:

Hay que pensar si deseas permitir que se vea junto todo lo bueno, lo malo y lo feo… o si quieres ser más consciente de su reputación profesional y el impacto que tiene sobre los demás “, concluye Nancy Rothbard.

Fuente: matiasscelso.com


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El negocio de los influencers de Redes sociales

abril 20, 2018

El gran negocio de los ‘influencers’

Algunos de los prescriptores digitales más relevantes muestran a TENTACIONES los secretos de su día a día, incluyendo un análisis de su Instagram en busca de fraude.

Por Ignacio Gomar.

influencers
La ‘influencer’ Ester Bellón.
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Nadie diría que alguien que luce en las redes sociales un bolso de Chanel de varios miles de euros sufre para llegar a fin de mes. Sin embargo es cierto, es un chico que habla de su trabajo como influencer con cierta decepción. Otros en cambio se refieren a esta profesión, que ha originado un nuevo tipo de marketing y prevé facturar 14 millones de euros este año en España, como un sueño hecho realidad. Las tarifas no son fijas, pero por una foto alguien con 100.000 seguidores cobra alrededor de 1.000 euros. Si tuviera medio millón, 3.000.

Con la expansión llegaron las sospechas de fraude, principalmente por la compra de seguidores, y entonces aparecieron las herramientas de análisis. La oportunidad perfecta para entrar a fondo en este mundo y descubrir cuántos influencers son capaces de pasar la prueba del algodón en sus cuentas de Instagram.

Lara Martín (@laramartingilarranz) estudió Administración y Dirección de Empresas con un máster en moda. En ese curso, hace ocho años, arrancó su blog. Lara fue pionera y hoy disfruta de su sueño, así lo llama ella, como una macro influencer de 550.000 seguidores. Posa como una modelo para este reportaje en la madrileña Puerta de Alcalá. Su día a día consta de reuniones, eventos, presentaciones de colecciones… «Todo el día por la ciudad con el móvil y la cámara profesional en la mano. Adoro mi vida, no me imagino otra”. Ella toma todas las decisiones sobre su carrera, incluyendo el control de sus perfiles, y considera que el mayor lujo de su trabajo es “conocer destinos que ayudan a generar contenidos”. Cuenta que cada vez hay más trabajo, ya que el presupuesto de marketing digital de las marcas aumenta cada año. Respecto a las sospechas de fraude en el sector, responde que es inviable: «Si no hay resultados no te vuelven a llamar”.

Lara Martín, 'influencer' de moda, posando en la Puerta de Alcalá.
Lara Martín, ‘influencer’ de moda, posando en la Puerta de Alcalá.
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No es tan sencillo. Yeyo Ballesteros es responsable de comunicación de Room Mate Hoteles y experto en marketing con influencers. “Desde hace años trabajamos con ellos y nos encanta. Han generado una nueva vía de comunicación y movilizan a muchos fans. Aportan credibilidad, pero queremos trabajar con profesionales que no cometan irregularidades”. Desde su departamento estudian a estos nuevos reyes de Internet, les piden sus estadísticas e incluso recurren a una agencia (Sr. Potato) que revisa cambios extraños en los perfiles. “A las marcas nos encantaría tener un botón para pulsarlo y determinar si cometen fraude o no”. Ballesteros admite que se la han «podido colar una y mil veces». «Esto se debería regular, somos los primeros interesados”.

Se pueden medir resultados, por ejemplo cuánta gente ha llegado a la página de un cliente, pero en ningún caso determinar si las interacciones provienen o no de usuarios falsos. De hecho es posible comprar los me gusta y los comentarios: diez por dos dólares (1,60 euros), con un texto personalizado; también se pueden adquirir visualizaciones de los stories y por 500 euros se pueden sumar hasta 100.000 followers.

Yeyo Ballesteros, responsable de comunicación de Room Mate Hoteles y experto en marketing con 'influencers'.
Yeyo Ballesteros, responsable de comunicación de Room Mate Hoteles y experto en marketing con ‘influencers’.
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Hace un par de meses se hizo viral una campaña de una agencia de comunicación que destapaba la posibilidad de crear un influencer ficticio y ponerlo a trabajar. Lo hacían comprando para esa chica seguidores falsos o bots, teléfonos móviles conectados automáticamente a servidores en “granjas” de países como China o Rusia. Luis Díaz es el director de esa agencia, Human to Human, que trabaja exclusivamente con campañas de influencers. Usan herramientas de análisis para encontrar el más adecuado para las marcas y evitar las irregularidades que muchas veces descubren. Díaz no acepta analizar a ninguno de ellos para este periódico, ya que solo trabaja para clientes y no quiere “señalar a nadie”, pero aporta datos obtenidos a través de sus análisis que permiten hacerse una idea de la situación. “Los macro (más de medio millón de seguidores) suelen estar limpios. En cuanto a los micro (entre 10.000 y 50.000 followers), el 40% de las cuentas tiene irregularidades; y en el rango de influencers (entre 100.000 y 500.000 seguidores) la cifra ronda el 30%”, asegura.

Con semejantes cifras, no resulta complicado encontrar irregularidades seleccionando un rango amplio de influencers. Sin necesidad de recurrir a herramientas tan especializadas como la de Luis, existen analíticas que permiten extraer datos significativos (por ejemplo, un cálculo aproximado de cuentas sospechosas y su origen geográfico). Que una cuenta de Instagram tenga bots entre los seguidores no prueba que se hayan comprado y no parece factible convertirse en influencer abriendo una cuenta en una red social y comprando seguidores, pero sí que alguien con cierto nivel vaya impulsando su cuenta con bots hasta dar el salto de categoría y cobrar más por cada campaña.

Luis Diaz, director de la agencia Human to Human.
Luis Diaz, director de la agencia Human to Human. 

Llega el momento de comentarle a Lara sus resultados. Un 9% por ciento de sus seguidores se ubican en Turquía. Ella responde segura: “Me gusta que hayáis analizado la cuenta porque yo he sido incapaz de hacerlo y me parece muy interesante. Desde hace unos meses hay mucha polémica y es preocupante para todos. Respecto a tener muchos followers desde Turquía, antes hacía muchos sorteos internacionales en mi perfil y a raíz de eso han podido entrar seguidores de muchos países. Mi cuenta tiene muchísimos años. Si una marca me planteara un análisis, yo encantada. Habría que crear una asociación de influencers y un protocolo, desde luego”, concluye.

Como ella, Alberto Ortiz (@albertoortizrey) lleva en este negocio desde que arrancó. Tiene 32 años y se presenta en un sofisticado local del barrio de Salamanca de Madrid con las cotizadas zapatillas Triple S de Balenciaga. Cursó económicas y estudios de moda. No pertenece a ninguna agencia pese a su rango (250.000 seguidores), y gestiona todo él mismo. La clave de su éxito, “la calidad de mis fotografías, mis looks, que esté todo cuidado”, y cree que “es un error pensar en tener más followers. Lo importante es la calidad y vender para un target ajustado a la comunidad de cada uno”. Al comentarle el análisis de su perfil, con un 30% de seguidores ubicados en Brasil, responde: “Durante mucho tiempo he hecho publicidad para Brasil y México. La verdad es que nunca hemos mirado herramientas de análisis. Pero vamos, me interesa muchísimo que se analicen. Es bueno para todos, y nos encantaría que lnstagram borrase los seguidores inactivos o irregulares. Estamos desprotegidos, es más, alguien puede comprarte seguidores, y alguna vez hemos notado subidas y bajadas raras, pero no puedes controlarlo”.

Ortiz es consciente de la opacidad de las plataformas. Luis Díaz, de Human to Human, opina lo mismo: “Instagram (propiedad de Facebook) ha reconocido que tiene un 8% de cuentas falsas. Al final tiene un dilema. Por un lado todo lo que sean usuarios y tráfico le beneficia, pero por otro sabe que la calidad de la comunidad puede ser vital a medio plazo. Las redes viven del crecimiento. Si Facebook borra 60 millones de cuentas, tiene pérdidas millonarias”. Yeyo Ballesteros recuerda el papel de las agencias: “Es importante que controlen a sus representados y les trasladen un mensaje claro: nunca ir por el camino fácil, al final te acabarán pillando”.

Bajo el paraguas de Influencity, una agencia que representa influencers y también vende análisis de calidad de sus cuentas, trabaja Alejandro More (@alejandrojamo), 28 años, 134.000 seguidores y afincado en Barcelona. Es su tercera agencia tras dos malas experiencias. “Con la primera terminé mal porque se suponía que tenían que relanzar mi Instagram y no lo hicieron”. Su día a día es “intentar subir fotos buenas para mantenerme ahí. Además tengo una empresa, una marca de relojes que de momento no va muy bien”, comenta para después confesar que solo con ese trabajo no podría vivir. «Muchos meses no da. La media por una foto son como mucho 1.000 euros”. Al preguntarle por el fraude, Alejandro responde que no ha comprado nunca seguidores para su perfil, pero sí para su firma de relojes: “Nadie se toma en serio una marca con 200 seguidores en Instagram”. Tras admitir el fraude, se presta al análisis de su perfil, que revela un 25% de followers ubicados entre Rusia y Brasil.

Ante los resultados de su cuenta, Antonio Fernández (@antoniofdez_), micro influencer (24.300 seguidores) sevillano residente en Madrid, también se sorprendió —cabe recordar que los micro son hoy los más buscados por las marcas, por su capacidad para llegar a un target más concreto con menor inversión—: un 40% de sus followers viene de Turquía y un 12% de Irán. Concedió una entrevista para este reportaje e incluso accedió a compartir sus estadísticas, algo que no llegó a hacer. Unas horas después de la cita, pidió a través de un correo electrónico que sus declaraciones no aparecieran tras recordar que tiene un contrato firmado con una marca que no se lo permite.

Ester Bellón (@armarioenruinas) trabaja como influencer desde hace seis años dentro de Okiko Talents, la primera agencia de influencers en España y que tiene entre sus representados a auténticas celebridades de este mundo, como Gala González o Miranda Makaroff. Además de ser prescriptora de moda y estilo de vida, Bellón es arquitecta, tiene su propio estudio y sigue ejerciendo. La clave de su éxito es “saber estar en continuo movimiento para generar contenidos interesantes”, y el mayor lujo para ella, viajar. No se cree que haya influencers fraudulentos trabajando. “Ahí entra la agencia. Cuando alguien ha comprado seguidores se nota. Si no hay engagement o tus seguidores son de Turquía, o aparecen perfiles muy grandes de la noche a la mañana… Pues no cuadra. Mi agencia siempre advierte del peligro. Son mentiras con las patas muy cortas”. Los análisis de la cuenta de Ester ofrecen los resultados más positivos, más limpios, aunque tiene casi un 20% de seguidores en Brasil. Ella apunta: “He hecho colaboraciones con marcas brasileñas y blogueras famosas en Brasil me han etiquetado en publicaciones”.

La directora de Okiko, Beatriz Portela, agradece esta investigación: “Es un síntoma de que el mercado está madurando. En países como España e Italia aún se da mucha importancia al tamaño, y la evolución natural es que empiece a primar la calidad de las comunidades, es algo que nos beneficiará a todos”.

redes socialesToca ocuparse del futuro del mundo influencer. Eso pasa por una mayor transparencia y compromiso de las plataformas, por institucionalizar el uso de herramientas de verificación —Luis Díaz asegura orgulloso que la suya, que analiza hasta nueve parámetros, «es la mejor del mercado”— y por la implicación de las agencias. Hay rumores de que algunas compran los bots a sus representados o les obligan a engordar sus perfiles antes de firmar. Al comentarle a una de las agencias contactadas para este reportaje que uno de los temas a tratar era el fraude, no respondió más.

Fuente: elpais.com, 18/04/18.

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¿Es Facebook una amenaza?

marzo 21, 2018

Facebook se volvió peligroso para todos, incluso para Zuckerberg

Antes de que estallara el escándalo de Cambridge Analytica, a Mark Zuckerberg lo acusaron de permitir la propagación de noticias falsas, la manipulación de opiniones políticas y la incitación al racismo a través de sus algoritmos. Él reconoció que la red social se le estaba yendo de las manos, pero ¿por qué sigue sin revelar cómo decide qué vemos y qué no en nuestros muros? ¿Qué nos oculta?

Mark Zuckerberg, el quinto hombre más rico del mundo, recordará 2017 como el año en que se volvió adulto. De su espíritu adolescente solo le quedó el uniforme: las remeras grises con las que sale de su «discreta» mansión de US$7 millones en Silicon Valley todas las mañanas. Durante el resto del día, el dueño de la red social y de un patrimonio de más de US$70.000 millones tuvo que aprender a esquivar las balas y a solucionar los problemas de un imperio.

«Facebook tiene mucho trabajo por hacer. Ya sea para proteger a nuestra comunidad del abuso y del odio, defenderla de las interferencias de los Estados y hacer que el tiempo aquí sea bien usado», escribió como mensaje de Año Nuevo 2018 en el muro de la red social que él mismo creó, sin sospechar que tres meses después estallaría el escándalo que hoy lo tiene en los portales, tapas y redes del mundo. El año anterior, su compañía había alcanzado los 2.000 millones de usuarios conectados, es decir, el 30% de las personas del mundo. Pero el hito no lo encontró con espíritu festivo: el Zuck adulto parecía haberse dado cuenta de que manejar una empresa en la que cada persona pasa un promedio de 50 minutos por día era una cosa seria. Tal vez, incluso, se equiparaba a la responsabilidad de un líder mundial.

Tras más de una década sosteniendo que Facebook era una empresa de tecnología que no intervenía en cuestiones políticas o sociales, tuvo que admitir que su influencia superaba la red de conexiones universitarias que había montado en 2004. Admitió entonces que su compañía estaba cometiendo «muchos errores» y dijo que dedicaría su año a «resolver esos problemas juntos». En su lista de propósitos para cumplir, se comprometió a rodearse de más expertos en historia, cívica, filosofía política, medios y temas de gobierno, además de seguir confiando en sus ingenieros y científicos de datos. Y, para sorpresa de todos los que venían alertando del problema de concentrar la tecnología en unas pocas empresas, escribió sobre las críticas a la gran centralización del poder de estas empresas, hoy alejadas del rol idealizado que alguna vez tuvieron como emancipadoras de las sociedades: «Hoy, muchos perdieron la fe en esa promesa», admitió. «Con el crecimiento de un pequeño grupo de grandes compañías tecnológicas -y gobiernos que usan la tecnología para espiar a sus ciudadanos-, mucha gente ahora cree que la tecnología centraliza el poder en vez de descentralizarlo». Por primera vez, el creador de Facebook asumía que escuchaba las críticas a su fenomenal poder.

Guerra en redes

La preocupación de Zuckerberg no era casual. En 2017, mientras él cumplía el recorrido que le había preparado su equipo de prensa por el Estados Unidos profundo en una campaña de marketing para mejorar su imagen, los problemas explotaban. Las batallas habían empezado en 2016, con el «escándalo de las tendencias», que acusaba a su plataforma de manipular los temas de actualidad que los usuarios veían en sus muros. Luego, tras el triunfo de Donald Trump, el «problema de las noticias falsas» señaló a Facebook como uno de los responsables de dañar la democracia, al haber funcionado, entre otras cosas, como el intermediario para difundir campañas de publicidad pagadas por el gobierno ruso contra su país y como medio para difundir noticias falsas que beneficiaban al republicano (aunque en la empresa y en Silicon Valley, en general, la candidata preferida era la demócrata Hillary Clinton). El escándalo preocupó a dueños de medios, ONG y hasta a políticos, que anunciaron proyectos gubernamentales para luchar contra la diseminación de mentiras, con la red social como intermediaria (y beneficiaria del negocio). Durante 2017, también, la gran red social comenzó a enfrentar los resultados de otros hallazgos que desnudaban la poca transparencia de su algoritmo (la fórmula que ordena qué vemos y qué no vemos en nuestros muros) y casos de censura de contenidos reiterados, que pusieron a los abogados de la compañía a enfrentar los primeros juicios de este tipo.

En términos económicos, Facebook y Zuckerberg seguían ganando. El 2017 terminaría con ingresos de casi US$13.000 millones, es decir, un 48% más que el año anterior. Sin embargo, su hechizo había comenzado a romperse para la sociedad.

Las redes sociales, que alguna vez se nos habían presentado como un espacio de diálogo para conocer más opiniones y mejorar el mundo -la famosa idea de la «democratización» acompañó a la red en sus inicios-, empezaron a verse como otro espacio de enfrentamiento. «La guerra se hace viral: Las redes sociales están siendo usadas como armas a lo largo del mundo», alertaba ya en 2016 una tapa de la revista The Atlantic. Ese año, tras el ascenso de Trump, el mundo anglosajón se sumergió en un pánico moral y se preguntó si la mezcla de la tecnología con la política no sería un trago letal para la democracia.

El escándalo de las cuentas rusas de Facebook que favorecieron a Trump fue la antesala del estallido de Cambridge Analytica.
El escándalo de las cuentas rusas de Facebook que favorecieron a Trump fue la antesala del estallido de Cambridge Analytica.
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Facebook reconoció que su crecimiento había tenido efectos políticos «no previstos». Hizo algunos cambios en la plataforma para denunciar informaciones falsas y comenzó a contratar a editores humanos para ubicar las metas sociales de la información por delante de los comerciales. A fines de 2017, Mark Zuckerberg anunció que contrataría entre 10 y 20.000 personas en el mundo para moderar en forma detallada cada contenido problemático reportado por la comunidad. En octubre de ese año, en Essen, una zona industrial de Alemania, se inauguró una oficina con 500 empleados que cobran entre ?10 y ?15 la hora por revisar cada posteo, foto y video de la red social. Junto a otro espacio en el este de Berlín, el lugar es gestionado por la compañía Competence Call Center (CCC), a quien Facebook, PayPal e eBay, entre otras empresas tecnológicas, contratan para lidiar con la información que aportan cada día los usuarios a las plataformas. Con escritorios transparentes, sillas negras y monitores Dell, los trabajadores realizan un trabajo repetitivo muy similar al de quienes revisan imágenes de cámaras de seguridad en los centros de monitoreo. Según sus responsables, el trabajo de moderadores de contenidos de las grandes plataformas crecerá en su demanda en los próximos años, tal como alguna vez se multiplicaron los call centers.

Pasados los primeros síntomas («oh, en las redes son todas mentiras»), la preocupación dio paso a nuevas preguntas: ¿Cómo cambiaron las redes sociales la manera en que nos informamos? ¿Dónde encontrar la verdad, si también en ellas hay mentiras? ¿Será que nos hicimos adictos a las redes y tenemos que encontrar un nuevo equilibrio para vivir mejor? Junto con esas preguntas, algunos comenzamos a cuestionar otro aspecto, quizás el más peligroso de Facebook: la poca transparencia con la que maneja su enorme poder.

Problema viejo, monopolio nuevo

En nuestra época, la del imperialismo tecnológico, unos pocos monopolios concentran el poder: Microsoft, Google, Facebook, Uber. Los dueños de internet son plataformas y están reemplazando a los poderosos y millonarios de otras generaciones.

También la información y las noticias están concentradas. Facebook y Google son los nuevos guardianes o «gatekeepers» de las noticias y se llevan el 85% de los ingresos por publicidad digital del mundo. Ese poder de regular lo que vemos o no como noticias es una de las razones por las que Mark Zuckerberg es uno de los hombres más influyentes del mundo y su marca, Facebook, se volvió más valiosa que otras antes icónicas, como General Electric, Marlboro o Coca-Cola.

Facebook es el tercer sitio y la primera red social más visitada del planeta. En Argentina, es el sitio número uno en visitas, algo que se repite en casi toda América Latina, Europa y Asia. Si le sumamos sus otras propiedades, WhatsApp (1.300 millones de usuarios) e Instagram (700 millones), sus interacciones se acumulan en 4.000 millones de personas y sus ganancias se incrementan. Sus usuarios pasan cada vez más tiempo en esas plataformas, por lo tanto, ven más avisos publicitarios, que equivalen al 63% de los ingresos de la compañía. Los usuarios se sienten tan cómodos dentro de la plataforma que la interacción aumenta cuantas más personas se unen a ella, al contrario de lo que les sucede a otras compañías con sus productos, en los que el interés decae luego de la novedad inicial. En 2012, cuando Facebook llegó a 1.000 millones de usuarios, el 55% de ellos lo utilizaba todos los días. En 2017, con 2.000 millones, el uso diario trepó al 66%. Y su número de consumidores sigue creciendo un 18% al año.

En los últimos años, Facebook se convirtió en la principal fuente de noticias del mundo. El muro de nuestra red social es el lugar en donde leemos -clasificadas según la fórmula de la empresa- las novedades. Según estudios de Ogilvy Media y Pew Research Center, aunque no dejemos de utilizar los medios como la televisión, los diarios o la radio, el 40% y el 60% de las personas del mundo nos informamos por medio de las redes sociales. En Argentina, después de la televisión, el 60% de los jóvenes elige las redes para informarse.

Luego del triunfo de Trump en las elecciones de 2016 en Estados Unidos, Facebook recibió la acusación más grave, antesala del escándalo actual. La red social fue señalada por haber aumentado la polarización de una sociedad ya dividida, especialmente por conflictos raciales. Su diseño algorítmico nos hacía convivir con otros en burbujas cerradas y, desde allí, lanzar catapultas llenas de odio a los que no pensaran como nosotros. También, se la señaló como la culpable de expandir la epidemia de noticias falsas, una acusación que fue la excusa preferida de políticos y dueños de medios periodísticos para reclamar a la red social por su poder inusitado.

Mark Zuckerberg no pudo desmentir que su red facilitó la campaña anti-Hillary.
Mark Zuckerberg no pudo desmentir que su red facilitó la campaña anti-Hillary.

Facebook fue señalado como el responsable de llevarnos a una sociedad cada vez más dividida. En 2011, en su libro El filtro burbuja, el activista y escritor norteamericano Eli Pariser comenzó a advertir sobre las consecuencias de informarnos a través de medios sociales. Pariser sostiene que las redes nos imponen burbujas de filtros donde las decisiones ya no solo las toman personas, sino también algoritmos programados para mostrarnos lo que más nos gusta para que pasemos una gran cantidad de tiempo en ellas. Vivimos en mundos cómodos, donde leemos cosas que nos gustan y nos interesan, pero no necesariamente donde nos enteramos de cosas distintas o importantes. «La pantalla de tu computadora es cada vez más una especie de espejo unidireccional que refleja tus propios intereses, mientras los analistas de los algoritmos observan todo lo que cliqueás», dice Pariser.

La lógica que promueve las burbujas en las redes es a la vez tecnológica y económica y responde a una palabra clave: personalización. Los dos objetivos de Facebook son crecer y monetizar, es decir, obtener dinero a partir de la publicidad que recauda cada vez que alguien hace clic en sus anuncios. Para esto, tiene que hacer que pasemos la mayor cantidad de tiempo posible en su plataforma, lo que se logra haciéndonos sentir cómodos. Para eso, Facebook aplica un algoritmo llamado Edge Rank que hace que cada muro (o News Feed) sea personalizado, distinto para cada persona según sus gustos. Cada acción que realizamos se estudia al detalle para ofrecernos exactamente lo que nos gusta, tal como hacen en los restaurantes de tres estrellas Michelin, donde en la información de cada cliente se especifica con cuánta sal prefiere la ensalada y a qué punto degusta mejor la carne. En la cuenta final de Facebook, lo que importa es la permanencia dentro de su ecosistema. Si eso implica estar expuestos a contenidos verdaderos, falsos, de procedencia cierta o dudosa, no incumbe a su diseño. O sí, pero se pasaba por alto en favor del éxito comercial. O así fue hasta 2016, cuando las quejas y las preguntas sobre la responsabilidad de la red social en la difusión de noticias falsas comenzaron a acumularse. Y entonces, además del dinero, empezó a importarle la verdad.

Con noticias verdaderas o falsas, la empresa de Mark Zuckerberg todavía no explica cómo funciona su algoritmo, es decir, el mecanismo con el que decide qué vemos y qué no. Tampoco por qué, con una frecuencia cada vez mayor, algunos contenidos desaparecen de los muros de sus usuarios sin infringir las normas (por ejemplo, sin publicar imágenes de violencia), dando sospecha a acciones de censura por motivos políticos o ideológicos.

Mejor no hablar del algoritmo

«La primera regla del Club de la Pelea es: Nadie habla sobre el Club de la Pelea«, decía Brad Pitt antes de empezar la lucha en la película de David Fincher basada en el libro de Chuck Palahniuk. Con más énfasis, por si a alguien no le había quedado claro, repetía: «La segunda regla del Club de la Pelea es: Ningún miembro habla sobre el Club de la Pelea». La lógica de Facebook con su algoritmo funciona igual. Dentro de la empresa y fuera de ella nadie habla del algoritmo. Es más, gran parte de la lógica de la compañía responde a no revelar la fórmula, y una parte de su presupuesto se destina a financiar equipos de relaciones públicas para que realicen todo tipo de maniobras disuasorias para ocultar la receta. Sin embargo, mientras sostienen ese modelo opaco para afuera, las reglas de Facebook se aplican a todos los usuarios de Facebook que den «Aceptar» en sus términos y condiciones.

Pedirle a Facebook información sobre su algoritmo es una carrera imposible. Mientras escribía esta nota y mi próximo libro, hice varios pedidos para que la empresa, a través de su departamento de prensa, su agencia de comunicación externa y su encargada de asuntos públicos para América Latina me concediera una entrevista, o al menos una charla para explicarme -como periodista especializada en el tema- ese asunto. Con una amabilidad absoluta (llegué a creer que con las encargadas de prensa habíamos sido amigas en el pasado y yo no lo recordaba), las representantes de la empresa primero me pidieron «un poco más de información sobre el foco de la nota», tras lo que alegaron repetidas dificultades para «coordinar la entrevista por un tema de agenda». Al responderles que podía esperar a que la persona en cuestión despejara sus compromisos, me escribieron con un «te quería dejar al tanto de que no tengo una previsión de tiempos» y me ofrecieron conversar con otra persona de la empresa. Respondí que sí, con gusto. Pero luego transcurrieron seis mails durante tres semanas en los que, por una razón u otra, el encuentro no podía concretarse. También pedí que me compartieran un material que ilustrara cómo funcionaba el algoritmo. Facebook me respondió que «no contaba con ese material». Pero mientras tanto, a través de las redes sociales, la misma empresa ofrecía esa información de manera privada a periodistas (profesionales o aficionados), influencers de redes sociales y personalidades del mundo del espectáculo. La compañía compartía esa información con ellos, por una razón económica: les interesaba que entendieran la lógica para generar contenidos patrocinados con publicidad. «Están en su derecho», me dijo alguna vez un amigo periodista sobre el doble estándar de la empresa. En cierto punto, como empresa, lo están, acepté yo. Pero también, dada su influencia en los asuntos públicos, Facebook debería rendir cuentas sobre cómo maneja la información.

En 2017, el 30% de la humanidad se conectó a Facebook y Zuckerberg empezó a reconocer que su creación no es tan neutral ni inofensiva como se decía.
En 2017, el 30% de la humanidad se conectó a Facebook y Zuckerberg empezó a reconocer que su creación no es tan neutral ni inofensiva como se decía. 
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Durante 2016 y 2017, la periodista y activista Julia Angwin, junto con un equipo de investigación del sitio Pro Publica, dio a conocer una serie de artículos que desnudaron la falta de transparencia del algoritmo de Facebook y el doble estándar de la empresa. Su trabajo también fue esencial para desenmascarar sus mecanismos corporativos.

Angwin reveló que la plataforma publicitaria de Facebook permitía segmentar anuncios de venta y alquiler de casas solamente a blancos, excluyendo a personas de piel negra de las ofertas, asumiendo que son compradores menos atractivos. También a madres con niños en edad escolar, personas en sillas de ruedas, inmigrantes argentinos e hispanoparlantes. A todos ellos se los podía, explícitamente, eliminar de los destinatarios inmobiliarios de las plataformas, lo cual violaba la Ley de Acceso Justo a la Vivienda de Estados Unidos, que prohíbe publicar avisos que indiquen «cualquier preferencia, limitación o discriminación basada en la raza, el color, la religión, el sexo, el estatus familiar o el país de origen» de las personas interesadas. Sin embargo, en Facebook esto no solo se podía hacer, sino que los anuncios eran aprobados por la plataforma, luego de revisarlos, en unos pocos minutos. Bajo sus propias normas, la red social podría haber rechazado estos anuncios. Sin embargo, su política prefería no perder los ingresos de esas publicidades a cambio de violar una ley.

Pro Publica también descubrió que la red social permitía publicar avisos segmentados a la categoría «odiadores de judíos». Anteriormente, la compañía ya había recibido quejas y había quitado de su lista de publicidad a la categoría «supremacistas blancos», luego de la oleada de ataques contra comunidades negras en todo Estados Unidos. Con el descubrimiento de Angwin, la empresa debió eliminar también las categorías antisemitas y prometió monitorear mejor los avisos publicados para que el mecanismo de inteligencia artificial no creara sesgos de odio. Sin embargo, en otro de sus trabajos, el equipo encontró que el algoritmo protegía a los hombres blancos de contenidos de odio, pero no generaba los mismos mecanismos de defensa para evitar que los vieran los niños negros. Al escándalo se sumó la confirmación de que, durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, Facebook había permitido la creación de avisos ocultos desde 470 cuentas rusas contra Hillary Clinton. La compañía, que había intentado desestimar esta información durante un año, finalmente tuvo que aceptarla.

Estas historias demuestran que, por el momento, Facebook toma acciones para revertir sus errores solamente después de que se descubre una nueva manipulación o censura en su plataforma. Y que lo hace cuando estos hechos salen a la luz a través de investigaciones o denuncias externas. Entre tanto, la empresa sigue ganando millones a través de los anuncios; sus equipos de relaciones con la comunidad cubren estos problemas con filantropía, y sus departamentos de prensa organizan eventos publicitarios para periodistas amigos, mientras niegan información a los periodistas que les hacen preguntas concretas sobre el funcionamiento de su plataforma. Si Facebook dice estar comprometido en la lucha contra la publicación de noticias falsas, ¿no debería promover la transparencia de la información empezando por su propia empresa?

Lo que está en juego no es la información verdadera de ayer o de hoy, sino que, si continuamos en este camino de oscuridad, no podremos diferenciar nada de lo que se publique en el futuro. A Facebook, por ahora, no le interesa hablar del algoritmo. Pero si a nosotros nos interesan las conversaciones públicas, tenemos que hacer visible eso que las empresas quieren esconder.

Fuente: Brando – Crédito: Kiko

Facebook es como la dopamina

Además de Computación, Mark Zuckerberg estudió Psicología. La clave de la adicción que ejerce Facebook sobre nuestra atención está en el corazón de su interfaz y su código. «Está diseñado para explotar las vulnerabilidades de la psicología humana», dijo Sean Parker, el primer presidente de la empresa. «Las redes sociales se diseñan pensando cómo consumir la mayor cantidad de tiempo y atención posible de los usuarios. Eso se hace dándote un poquito de dopamina cada tanto, cuando alguien pone me gusta o comenta una foto o un posteo. Eso te lleva a querer sumar a vos tu propio contenido, para conseguir un feedback de validación social», explicó Parker. Desde esos inicios hasta hoy, ese poder se amplificó tanto que se habla de las redes sociales como de una nueva epidemia de tabaquismo, que por ahora avanza sin gran preocupación, pero que quizá en un futuro sea un problema de salud pública.

Los efectos negativos en nuestra salud mental y física ya están comprobados en estudios científicos a gran escala de universidades de todo el mundo, y también por el propio departamento de Ciencia de Datos de Facebook en sus experimentos de manipulación de nuestras emociones. Justin Rosenstein, el creador del botón «Me gusta» de la red social, admitió que su invento está teniendo efectos negativos. «Es muy común que los humanos desarrollen cosas con las mejores intenciones y que tengan consecuencias involuntarias negativas», dijo, haciendo un mea culpa. Además de hacer que «todos estén distraídos todo el tiempo», reconoció que el uso político de la plataforma, si no se controla, podría dañar seriamente la democracia. Como primera medida, Rosenstein, que también trabajó en Google, ya se borró de la red social. Con él, otros periodistas prestigiosos, como Farhad Manjoo del New York Times, están quitando las aplicaciones de sus teléfonos e iniciando un movimiento para dejar de usar las redes sociales como principal fuente de información.

*Natalia Zuazo es autora de Guerras de internet (Debate). Próximamente se publicará su segundo libro, Los dueños de internet.

Fuente: La Nación, 20/03/18.

facebook en baja


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Contenido viral vs Buena Reputación

marzo 20, 2018

Lo viral ha muerto: ahora se lleva la reputación

Por Sergio Rodríguez.

El contenido viral es hoy un 50% menos efectivo que hace tres años. El exceso de contenido y el menor interés en las redes sociales públicas son claves. También se reduce el tiempo que pasamos en el móvil y se incrementa lo que gastamos.

Sobredosis de contenido y saturación de redes sociales. Son los dos factores que están a punto de enterrar el márketing viral. El que comenzamos a experimentar en España en 2006 con el vídeo de ‘Amo a Laura’. Es la historia de un éxito efímero: el contenido concebido para captar a las masas con ideas muy llamativas pero engañosas y a veces incluso falsas.

Seguir hoy una estrategia viral, según un reciente estudio de Buzzsumo, es un 50% menos efectivo que hace tres años. A ello contribuyen varios factores.

Uno es la saturación de contenidos de este tipo. Cuando surge un fuerte interés social en torno a una temática, la oferta crece de forma exponencial sin que lo haga la demanda.

Tomemos el caso del bitcoin: en julio de 2017 se publicaban menos de 10.000 artículos al mes sobre el tema. En diciembre se superaban los 40.000 sin que la atención disponible para leerlos se incrementará en la misma medida. Por eso a finales de enero la cifra se acercó de nuevo a los 10.000. No hay tiempo para leerlo todo.

Otro motivo es el cambio de enfoque de las redes sociales. Al tiempo que los usuarios migran hacia plataformas donde pueden cuidar mejor su privacidad -Whatsapp, Snapchat, Instagram…-, Facebook hace cambios para fomentar las relaciones interpersonales y con ello decae la posibilidad de que un contenido sensacionalista se difunda tan rápido como era habitual hace sólo tres años.

En 2015, cada contenido se compartía de media ocho veces. En 2017 solo cuatro. Hoy, para estar en el 1% de lo más distribuido es necesario que el contenido se comparta 2.409 veces. Estar en el 10% es mucho más fácil: bastan 62 mensajes.

El exceso de información unido a la limitación de la atención humana, al menor interés por compartir en público y a los cambios en los algoritmos de las plataformas hace que lograr un efecto viral sea cada vez más difícil.

Y también más caro. La mayor parte de lo que se publica se sitúa en una franja de interés y alcance muy bajo. Apenas el 1% o 2% de los mensajes que pretenden explotar las redes sociales resultan rentables.

Si hasta hace unos meses los medios de comunicación enfocados en las redes sociales estaban de moda, hoy están moribundos. Algunos, como LittleThings, ya están incluso muertos. Le seguirán más: VT, 9GAG o Bored Panda son algunos de los que están en el punto de mira. También lo harán las estrategias de publicidad y márketing viral, que tendrán que adaptarse al nuevo paradigma.

Un efecto negativo para algunos y positivo para otros. Según el mismo estudio de Buzzsumo, las páginas y medios con mayor prestigio y reputación apenas se ven afectadas. Por poner un ejemplo: dos de los artículos más compartidos de The Economist en los últimos cinco años son de 2017. La autoridad de su marca pesa más que cualquier cambio en el algoritmo de Facebook.

Algo que no solo ocurre con los grandes medios de comunicación. También pasa en los nichos. CoinDesk.com, especializado en informar sobre criptomonedas, no se ha visto afectado por la eclosión del contenido en torno al Bitcoin. El interés por el medio se disparó al ritmo que el interés por la moneda pero al disiparse este último se mantuvo por encima de su nivel original.

Es cierto que hay contenidos que se comparten más que otros, en especial aquellos que fortalecen un punto de vista social o político. Pero la reputación de quien publica algo comienza a ser más importante que el sensacionalismo con que se promociona.

Un viraje que es causa y en cierto modo consecuencia de la eclosión de los modelos de pago por contenidos. Según un informe publicado esta semana por el American Press Institute, un 74% de quienes se suscriben a un medio digital eran usuarios activos durante al menos varios meses. Además, el 78% de quienes pagan buscan información fiable y precisa y un 43% comparte de forma regular dicho contenido.

La otra gran causa de este cambio es el tiempo que tenemos disponible. Cada visita que hacemos a una plataforma digital con el móvil es hoy un 7,3% más corta que en 2015 y un 8,6% menos profunda (en páginas vistas). Y cada vez consumimos más, según los datos de Adobe: la brecha de gasto en el móvil frente al ordenador se ha reducido en un 11%.

Todos estos datos no hacen sino confirmar la idea de que buscamos que el tiempo que pasamos conectados -al menos de forma consciente- sea cada vez más corto pero de mejor calidad.

Pasada la eclosión digital, es el momento de estabilizar el consumo y ajustar la oferta. Una situación en la que la reputación y la autoridad adquirirán cada vez más peso… siempre que se combinen con la excelencia.

Fuente: elmundo.es, 06/03/18.


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Facebook: escándalo por la venta de datos sensibles de 50 millones de usuarios

marzo 19, 2018

La peor crisis de Facebook: escándalo por la filtración de datos de 50 millones de usuarios

facebook usa pulgar abajo

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Lo explicó de forma concisa e implacable en un mensaje en Twitter Edward Snowden: «Facebook gana plata explotando a sus usuarios y vendiendo detalles de la vida privada de millones de personas, mucho más allá de lo que postean voluntariamente. (Facebook) No es una víctima. Es cómplice».

El exespía hizo esa declaración al compartir la nota que el sábado golpeó fuerte a Facebook. The New York Timesreveló cómo la empresa Cambridge Analytica, la consultora que asesoró a Donald Trump en su campaña presidencial, consiguió los datos de millones de usuarios de la red social y los usó para identificar la personalidad de los votantes e influir en su comportamiento. La noticia hizo que las acciones de la red social cayeran, y también que la Unión Europea le pida explicaciones a la compañía.

Según la investigación que llevó adelante junto a de The Observer, la edición dominical del diario británico The Guardian, Cambridge Analytica habría recolectado datos de varias decenas de millones de usuarios y los habría utilizado para crear un programa destinado a prever e influenciar el voto de los electores. El Times adelanta que todavía existen copias de los datos obtenidos por la consultora que asesoró al equipo de Trump.

Filial estadounidense de la empresa británica de marketing SCL, Cambridge Analytica trabajó para la campaña presidencial de Trump en 2016 y es conocida por haber suministrado soluciones de recolección de datos y de identificación de público objetivo durante la campaña del grupo pro-Brexit «Leave».

La empresa fue financiada con 15 millones de dólares por Robert Mercer, un hombre de negocios estadounidense que hizo fortuna en los fondos buitre y que es uno de los principales donantes del Partido Republicano.

Los detalles de la adquisición y el uso de datos de Facebook por parte de Cambridge habían empezado a aparecer en los medios desde que la empresa comenzó a trabajar en la campaña de 2016, lo que generó un fuerte debate sobre los méritos de las llamadas «técnicas de modelado psicográfico de la empresa».

Un correo que revela las cosas que se pueden "predecir" de los usuarios de Facebook
Un correo que revela las cosas que se pueden «predecir» de los usuarios de Facebook

Pero la escala completa de la filtración de datos que involucra a los estadounidenses no se ha divulgado previamente, y Facebook, hasta ahora, no lo reconoció. Las entrevistas del NYT con media docena de ex empleados y contratistas, y una revisión de los correos electrónicos y documentos de la empresa, revelaron que Cambridge no solo confió en los datos privados de Facebook, sino que aún posee la mayor parte o la totalidad del tesoro.

Cambridge pagó para adquirir la información personal a través de un investigador externo que, según Facebook, afirmó que lo estaba recogiendo para fines académicos.

Durante una semana de consultas de The Times, Facebook restó importancia al alcance de la fuga y cuestionó si alguno de los datos aún permanecía fuera de su control. Pero el viernes, la compañía publicó una declaración expresando alarma y prometiendo tomar medidas: al otro día dio de baja de su red a Cambridge Analytica. Pero el daño ya estaba hecho y la noticia generó suspicacias que se extendieron más allá del territorio estadounidense.

En el Reino Unido también expresaron «preocupación» por la protección de datos y abogados de ese país quieren que la red social explique cómo una empresa de datos políticos pudo acceder a la información privada de más de 50 millones de perfiles de la plataforma.

La Comisión Europea pedirá «aclaraciones» a Facebook tras las revelaciones sobre la explotación de datos personales de millones de usuarios de la red social por parte de la empresa Cambridge Analytica, implicada en la campaña electoral de Donald Trump.

En Estados Unidos, los políticos también le piden explicaciones a la red social. Senadores de ese país llamaron a Mark Zuckerberg para que testifique ante el Congreso sobre cómo hará para proteger a los usuarios.

Las consecuencias para la compañía de Mark Zuckerbergtambién son financieras: las acciones de Facebook cayeron en la apertura de Wall Street, perdiendo un 4,83% de su valor, cayendo a 176,15 dólares.

Este es un nuevo golpe para Facebook, que está vinculado a la debacle que reveló hace unos días Wired, uno de los medios de tecnología más importantes de Estados Unidos. La revista entrevistó a 51 empleados y exempleados y explicó que la red social manipuló la forma en la que muestra las noticias, ignoró las «fake news» y la acusó de haber afectado la elección presidencial de Donald Trump.

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