Una de las más famosas novelas escrita por Ayn Rand fue llevada al cine en Italia bajo el título Noi Vivi en el año 1942, en plena guerra mundial y bajo el gobierno de Mussolini. La autora no fue consultada ni supo que se estaba realizando la versión de su libro.
El gobierno fascista consideró que una imagen valía más que mil palabras y realizó la puesta en escena de esta historia sobre los primeros años de la revolución soviética: Kira, una joven de clase media de carácter independiente llega a Petrogrado con su familia y se enteran de que su casa y sus pertenencias han sido requisadas. Durante el viaje en tren va hablando de sus sueños: estudiar en la Universidad, tener una vida propia .. pero al poco tiempo de instalarse en la ciudad va tomando conciencia de que eso no será posible a menos que preste una obediencia ciega a los mandatos del régimen.
Los pisos compartidos por varias familias, las purgas políticas, los abusos de poder, los especuladores, todos los componentes de aquellos cáóticos años van desfilando ante nosotros.
Incluso su historia de amor será trastocada y transformada por el nuevo orden que no deja margen para los sentimientos personales.
Ayn Rand defensora a ultranza del “yo”, atea e inconformista, escribió un alegato contra el totalitarismo, exaltando al individuo por encima de la masa, incluso aunque ello supusiera falta de solidaridad con la sociedad. Detestaba Rusia y el comunismo y eso le hizo mantener posiciones extremas en sus relatos, ensalzando el mundo que ella consideraba como el ideal: Estados Unidos. No obstante, ese radicalismo queda en evidencia por el agudo romanticismo y la emotividad que subyace en toda la historia.: los claroscuros, la niebla que envuelve algunas escenas, la belleza etérea de Alida Valli, prestan un misterioso encanto al relato.
Ayn Rand que definió esta novela como casi su autobiografía, había visto a su familia ser desposeída del comercio del que vivían y sufrir estrecheces y pobreza. Uno de los grandes errores de la revolución fue el dar el mismo trato a la clase media compuesta de comerciantes, profesores y profesionales de todo tipo que suelen constituir el motor de cualquier sociedad que a la nobleza y los grandes terratenientes, auténticos parásitos del antiguo y feudal estado zarista.
La escritora tuvo tantos seguidores como detractores, de hecho el capitalismo en estado puro es otro totalitarismo, sobre todo para aquellos más desprotegidos o menos dotados; ella mantenía una doctrina “personalista”, cada uno debía velar por sí mismo y sin esperar nada de los demás. Parece que en America encontró su tierra prometida.
El gobierno de Mussolini se felicitó a sí mismo del éxito que obtuvo el film sin darse cuenta de que el suyo también era un régimen totalitario y quedaba retratado. De hecho sus aliados nazis lo consideraron una torpeza y les ordenaron retirar la película, motivo por el cual permaneció ignorada y sin llegar al resto del mundo. Actualmente solo se encuentra en versión original, con subtítulos en inglés.
En este libro, Ricardo Manuel Rojas propone una línea de investigación del derecho que parte de las decisiones individuales hacia la solución de los conflictos, compatible con la elaboración teórica desarrollada por la Escuela Austríaca de Economía.
Desde los fundamentos praxeológicos -que el propio Ludwig von Mises propuso extender a otras ciencias sociales más allá de la Economía- y la idea de Bruno Leoni de considerar que el derecho nace con el primer reclamo, Rojas sostiene que es necesario elaborar teoría respecto de varios elementos constitutivos del derecho a partir del individualismo metodológico. Ello permitiría ofrecer una teoría jurídica nacida de decisiones y acciones individuales, desligando al derecho de cualquier intervención de autoridad pública.
En ese sentido, Rojas propone líneas de investigación en áreas tales como la teoría de los contratos, de los daños, de las normas, de las instituciones, de la resolución de conflictos y de la ejecución de decisiones arbitrales.
Por este camino, entiende que se podría encontrar un curso para volver a unir varios aspectos de la teoría de los fenómenos sociales, hoy desperdigados de varias ciencias que incluso tienen fundamentos metodológicos opuestos, considerando al derecho como un aspecto más en el estudio de los procesos de intercambio en la sociedad.
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Materias: Derecho. Filosofía y teoría del Derecho. Teoría del Derecho. Introducción al Derecho. Economía. Historia económica y del pensamiento económico. Pensamiento económico.
Por Javier Fernández-Lasquetty. Vicerrector de la Universidad Francisco Marroquín.
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Mario Vargas Llosa ha publicado un elogio razonado de la libertad bajo el paradójico título La llamada de la tribu. Como él mismo explica, ha tomado de Karl Popper la idea del espíritu tribal que está eternamente presente y que ofrece el falso orden igualitario del grupo identitario, con su jefe, su planificación y su coactividad. A cambio, eso sí, de que no haya individualidad, ni libertad, ni responsabilidad. Vargas Llosa apunta directamente al comunismo y al nacionalismo —valga la redundancia— como modernos imanes que atraen hacia esa antiquísima “tribu” contra la que se erige el individuo soberano.
Este libro merece una expresión de gratitud hacia su autor, cubierto ya de todos los laureles literarios que existen y que él merece, empezando por los Premios Nobel y Cervantes. Este libro es el legado que Mario Vargas Llosa deja en el terreno de las ideas políticas. Uno tiene la impresión de que es una obligación autoimpuesta, como si no quisiera cerrar su bibliografía sin entregar un libro que sirva de guía de las ideas liberales, las que a él le parece que valen la pena. Para ello se sumerge en la obra de siete autores de primera fila. Entra a fondo en sus principales libros, ordena las ideas, selecciona citas, incluso traduce él mismo determinados textos. Lo que ha hecho Mario Vargas Llosa ha debido llevarle tanto trabajo que a los lectores nos lo ha puesto sencillísimo: el libro se lee con facilidad, y con la prosa extraordinaria del maestro se enuncian ideas muy complejas, que no pierden nada de su contenido original.
No son novedades el interés de Vargas Llosa por la política, ni su visión liberal. Mauricio Rojas lo ha sintetizado en Pasión por la libertad. El liberalismo integral de Mario Vargas Llosa (Gota a Gota – FAES, 2011). Ahí están sus artículos, sus comparecencias públicas, e incluso bastantes de sus novelas (Conversación en la Catedral, La fiesta del chivo, entre otras). Muchos tenemos El pez en el agua en la lista de nuestros libros favoritos, con ese relato de la campaña electoral que hizo en 1990 que es una novela trepidante, al mismo tiempo que un manual de política liberal.
Mario Vargas Llosa elogia continuamente la honradez intelectual de los autores a los que trata en La llamada de la tribu, por ejemplo al hablar de Jean-François Revel o de Raymond Aron. La primera honradez intelectual que debe ser aplaudida es la del propio autor. Él mismo explica en la introducción su peripecia intelectual, que se inicia en el marxismo —cuyas obras lee, a diferencia de tantos neomarxistas— pero que se aparta de él a medida que ve en la revolución cubana o en su viaje a la URSS lo que significa el socialismo real. También habla repetidamente de su decepción con Jean-Paul Sartre, de quien era devoto seguidor y de quien, sin negar su inteligencia, deja en el libro citas suficientes para comprender recordar que el padre del existencialismo defendió los campos de concentración soviéticos y negó cínicamente la evidente represión ideológica comunista.
Del rechazo a las dictaduras de cualquier signo al liberalismo pasa —él mismo lo explica— de manera lenta, avanzando como el escalador, agarrando puntos firmes para atreverse a llegar cada vez más lejos. Señala a Popper, Hayek y Berlin como “los tres pensadores modernos a los que debo más, políticamente hablando”. Pero Vargas Llosa escribe dos nombres como definitivos en su llegada al liberalismo, los de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. No oculta —¡ni tiene por qué hacerlo!— su admiración por los dos grandes políticos liberales de finales del siglo XX, decisivos en la demostración de que la libertad y la responsabilidad superan moral y materialmente al socialismo.
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La delimitación del liberalismo y sus autores que Vargas Llosa hace no se adscribe ni limita a ninguna de sus escuelas. Nos presenta una big tent, un espacio amplio de pensadores que tienen como rasgo común la creencia de que el individuo está por encima del colectivo, que la responsabilidad va unida a la libertad, y que la libertad está por encima de todo. El autor peruano y español no enuncia su propia visión del liberalismo. No se identifica con el anarcocapitalismo, sino que cree que debe existir un Estado pequeño, pero fuerte y eficaz, que asegure “la libertad, el orden público, el respeto a la ley, la igualdad de oportunidades”. Es partidario de que el Estado asegure e incluso provea un sistema educativo de alto nivel a todos, pero cree que la competencia y la iniciativa privada deben ser protagonistas también en el terreno educativo. Cuando habla de igualdad de oportunidades deja claro que no la identifica con igualdad en los ingresos y en la renta, consciente de que “esto último sólo se puede obtener en una sociedad mediante (…) un sistema opresivo”.
Rechaza la identificación del liberalismo con lo que llama una “receta económica de mercados libres”, pero cree que la libertad económica es “una pieza maestra” de la doctrina liberal. Por eso reprocha repetidamente a Ortega y Gasset —a quien sin embargo incluye entre los siete pensadores a los que dedica el libro— el que tuviera un pensamiento económico tan raquítico y tan desconfiado hacia el capitalismo.
En el concepto de liberalismo de Vargas Llosa está muy presente la noción de humildad, que se traduce en el empeño en limitar el poder en lugar de aprovecharlo, y se traduce también en la humildad intelectual de no pretender tener verdades dogmáticas e inmutables.
Para el autor es esencial la idea de discusión, de debate; la posibilidad abierta siempre de la refutación, que toma de Popper, o las verdades contradictorias que lee en Isaiah Berlin. Es ese espíritu crítico el que “resquebraja los muros de la sociedad cerrada y expone al hombre a una experiencia desconocida: la responsabilidad individual”. Por eso Vargas Llosa gira siempre en torno a la idea de pluralismo, al que considera una necesidad práctica para la supervivencia de los hombres, y que en nada debe ser confundido con el relativismo, porque siguiendo a Popper “la verdad tiene un pie asentado en la realidad objetiva”.
Vargas Llosa nos habla también de los enemigos del liberalismo. El principal de ellos, el constructivismo. Es en el capítulo dedicado a Hayek en el que más rotundamente denuncia “la fatídica pretensión de querer organizar, desde un centro cualquiera de poder, la vida de la comunidad”. Con no menor severidad rechaza ese otro enemigo del liberalismo, mucho más sinuoso, que es el mercantilismo. También con Hayek y con Adam Smith coloca como opuestos al capitalismo los arreglos de ciertos empresarios y ciertos políticos para proteger a los primeros de la competencia mediante barreras, regulaciones o incentivos proteccionistas.
El libro de Mario Vargas Llosa destila alegría y optimismo. La libertad no conduce al caos, sino que genera ese orden espontáneo hayekiano, basado en las decisiones libres y en la responsabilidad individual. Es el individualismo lo que hace a Vargas ser optimista, a diferencia del pesimismo que le produce el hombre-masa de Ortega, igualado en un ser colectivo en el que abdica de su individualidad. La libertad es la diferencia, y es una libertad que, para el autor, no existe si no es completa: no puede haber libertad si falta la libertad política, o la económica, o la de creación y pensamiento. Por eso el libro es también un respaldo a la democracia liberal y un rechazo a cualquier forma de dictadura.
Para explicar su propio recorrido vital se apoya en siete autores, de los cuales hace un fascinante retrato personal e intelectual. Presta mucha atención a las circunstancias de sus vidas, y también a las personas de su entorno. Adam Smith en sus tertulias, en su vida universitaria, y en su amistad con David Hume. Ortega en la Europa del auge totalitario, en la guerra civil y en la posguerra. Hayek con Mises, pero sin ser igual a Mises. Popper en Nueva Zelanda, en la London School of Economics… y apartándose del atizador que agita Wittgenstein. Aron frente a todos, especialmente en esos días confusos de mayo de 1968. Isaiah Berlin en Washington durante la Segunda Guerra Mundial, o en Leningrado en su noche casta y transformadora con la poetisa represaliada Anna Ajmátova. Revel, en fin, vital, jovial, sagaz y demoledor en la denuncia de los liberticidas.
Hay en el libro una crítica recurrente a los intelectuales, lo que dice mucho de la honradez de pensamiento de Mario Vargas Llosa. Rechaza el elitismo de Ortega y, con Hayek y Popper, coincide en denunciar al intelectual constructivista, o simplemente oscurecedor y tenebrista. Adictos a ese opio de los intelectuales que valientemente denunció Raymond Aron, el escritor peruano concluye —siguiendo a Revel— que “por lo general los pueblos son mejores que la mayoría de sus intelectuales: más sensatos, más pragmáticos, más libres”.
Nos quejamos muchas veces los liberales de que nos faltan claridad, estilo y atractivo para presentar las ideas de la libertad. Al leer La llamada de la tribu tenemos por fin entre las manos lo que deseábamos. Sin ser perfecto, sin dejar de ser opinable —refutable, diría su admirado Popper—, lo que ha escrito Vargas Llosa merece ser leído por muchas personas de muchas generaciones. Es imposible encontrar mejor cicerone para hacer un recorrido y disfrutar de un paseo exquisito por ese jardín frondoso, variado y abierto que son las ideas de la Libertad.
—Este artículo fue publicado originalmente en Cuadernos de FAES (España), edición de julio de 2018 y en Cato Institute.
Probablemente no exista una profesión, negocio o industria que no este tan asociada al crecimiento personal y al desarrollo como el Network Marketing, la lectura y el crecimiento constante son una regla incuestionable si es que se quiere tener éxito.
En la actualidad la oferta de material de crecimiento personal y autoayuda es enorme, sin embargo dentro de ese universo podemos llegar a perder el foco de lo que realmente necesitamos.
Por eso les traemos a continuación los cinco libros que todo networker debería leer, estudiar, aplicar y duplicar.
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Go Pro: 7 Pasos para Convertirse en un Profesional Del Mercadeo en Red
de Eric Worre
En primer lugar debemos citar un libro con todas las cualidades para encabezar este listado, se trata de GoPro de Eric Woore.
Eric Worre es quizá el conferencista experto en network marketing más reconocido de la industria en la actualidad, su trabajo a través de networmarketingpro.com, su evento anual GoPro y su libro GoPro lo han convertido en un verdadero Rockstar del MLM.
GoPro es probablemente el libro más difundido para profesionales de MLM en la actualidad, ya sea que se esté iniciando en el negocio o que se cuente con la experiencia suficiente, la lectura de este libro es innegociable para cualquiera quiera desarrollar un negocio de “clase mundial”.
El Liderazgo Al Estilo Ola 4: Construyendo redes
de Richard Poe
En segundo lugar tenemos un libro clásico, un libro para inspirarse y motivarnos con historias de personas que lo han logrado, se trata de El liderazgo al estilo Ola 4 de Richard Poe.
Previamente Richard Poe, un experto investigador del MLM había escrito algunos libros relacionados con la industria como “Ola 3, la nueva era del network marketing”, “Construyendo redes al estilo Ola 3” y “Ola 4, el network marketing del siglo XXI”.
El liderazgo al estilo Ola 4 recopila una serie de historias inspiradoras de networkers que alcanzaron el éxito incluso en medio de situaciones muy adversas y difíciles. Un libro para inspirarse.
Escuela de Negocios
de Robert Kiyosaki
En tercer lugar tenemos uno de los libros más populares, Escuela de negocios de Robert Kiyosaki, un libro para aquellos que aun no creen en la industria.
Robert Kiyosaki es quizá uno de los autores de finanzas más reconocidos en la actualidad, su libro Padre rico, padre pobre ha sido Best seller a nivel mundial. Kiyosaki siempre ha mostrado afinidad con la industria del MLM y lo demuestra abiertamente con este libro.
Escuela de negocios es un libro que muestra como al construir nuestro propio negocio de MLM podemos pasar de ser empleados o autoempleados a ser dueños de negocio con una inversión mínima y con todas las posibilidades de terminar libres financieramente en el proceso.Un libro obligado para todos los que se están iniciando en el MLM.
Piense y Hagase Rico
de Napoleón Hill
En cuarto lugar un libro clásico y de lectura obligada para cualquiera que quiera tomar el control de su futuro económico.
Napoleón Hill es el autor de finanzas y autoayuda más influyente de la historia reciente, sus perspectivas financieras, los perfiles que desarrolló de muchos millonarios y la solidez de sus ideas lo convirtieron en el mentor de muchos millonarios del siglo XX.
Piense y hágase rico es el libro angular del trabajo de Napoleón Hill, aunque el libro no es un libro de MLM, si es un libro diseñado para darle las herramientas necesarias a cualquiera que quiera convertirse en una persona exitosa y financieramente libre.
Su Primer Año en el Network Marketing: Supere Sus Miedos, Alcance el Exito, y Logre Sus Sueños
de Mark y Rene Yarnell
Y en quinto lugar tenemos el libro más emblemático, recordado y amado por cualquier networker, se trata de Su primer año en el network marketing de Mark y Rene Yarnell, un verdadero clásico.
Mark y Rene Yarnell construyeron una organización de MLM que supera los 200.000 distribuidores a nivel mundial y que produce ventas por encima de los setenta millones de dólares anuales. Su experiencia y su visión de la industria son amplias y lo reflejan en su libro.
Empezar un negocio de network marketing trae retos y circunstancias que pueden llegar a ser frustrantes y demoledoras, así que la anticipación y el entendimiento de la industria son claves para no desfallecer en el intento de iniciar en MLM. Su Primer Año en el Network Marketing pretende darle un panorama general de la industria y anticiparle si no todos por lo menos la mayoría de problemas y situaciones a las que se tendrá que enfrentar en su nuevo negocio. Sin duda un libro de lectura obligatoria para cualquier networker.
Estos son nuestros libros favoritos. ¿Cuales son los suyos?
Los Axiomas de Zurich – 12 Reglas de oro para inversionistas
Por Mauricio Priego.
Muchos de nosotros tuvimos una alcancía cuando éramos niños con cual nuestros padres intentaban inculcarnos el hábito del ahorro. Posteriormente vinieron las cuentas de ahorro y, seguramente en muchos casos, llegó un momento en que se incursionó en el ahorro a plazo fijo y en los pagarés bancarios buscando obtener los mayores rendimientos posibles… Pero, ¿a cuántos les inculcaron sus padres las mejores prácticas de las inversiones? ¿Quiénes han logrado hacer de estas mejores prácticas un hábito? Seguramente ya no tantos, y sin embargo, buscando siempre los mejores rendimientos, tarde o temprano te encontrarás con los fondos de inversión, con proyectos de negocio, con la posibilidad de adquirir algún terreno, o con la bolsa de valores entre muchas otras opciones, y entonces, ¿Qué vas a hacer? ¿Cómo tomar la mejor decisión? ¿Cómo disminuir el riesgo de perder en una mala inversión el dinero que tanto te costó ganar? En esta ocasión quiera presentarte un libro al cual considero uno de mis libros de cabecera al hablar de inversiones, debido a la sencillez y claridad con los que presenta las máximas que debe seguir todo buen inversionista: Los Axiomas de Zurich.
Max Gunther, el autor del libro, nos enfrenta al hecho de que los suizos han sido los banqueros del mundo occidental por varios siglos. Suiza es un país relativamente pequeño, sin salida al mar, el cual no posee grandes planicies para dedicar al cultivo, y sin embargo, ha logrado tener una de las más robustas finanzas conocidas las cuales proyectan confianza a los países del orbe. ¿Cómo lo lograron? ¿Cuál ha sido su secreto? El autor nos propone una serie de principios y mejores prácticas definidas por un grupo de banqueros e inversionistas suizos, quienes al recopilarlas las bautizaron como Los Axiomas de Zurich.
Si bien en primera instancia el libro está dirigido a quienes desean invertir en los mercados financieros, estoy seguro que compartirán conmigo la idea de que los axiomas son universales y pueden aplicarse en la gran mayoría de las inversiones que pudieran realizarse. A continuación comparto con ustedes un breve resumen de cada uno de los axiomas para que les sirva de guía rápida, más les aconsejo conseguir el libro y leerlo. El autor escribe de una forma sencilla y ligera, mostrando múltiples ejemplos prácticos de cada uno de los axiomas, por lo que estoy seguro que disfrutarán de una lectura amena.
Primer axioma – El RIESGO. Sé conciente que toda estrategia financiera encaminada a obtener ganancias implica un riesgo, y el estar preocupado por ese riesgo significa que eres una persona sana y te ayuda a conservar la prudencia. Recuerda: entre mayor seguridad, menores serán normalmente los rendimientos.
Segundo axioma – La CODICIA. La codicia es el peor enemigo de tus inversiones. En muchas ocasiones los inversionistas terminan perdiendo dinero por un apetito desmedido de ganar más sin importarles a qué costo lo logren.
Tercer axioma – La ESPERANZA. Si la inversión no está resultando como esperabas, si el negocio ha dejado de ser negocio, es hora de dejarlo atrás y emprender otro proyecto en vez de mantenerlo inyectándole nuevos recursos con la esperanza de que algún día las cosas mejorarán.
Cuarto axioma – Los PRONOSTICOS. No se puede predecir la conducta humana, en la cual se basan el comercio y los mercados financieros. Por tanto, no bases tus decisiones en lo que supuestamente va a pasar debido a predicciones que has escuchado o leído, sino por el contrario. Basa tus decisiones en observaciones objetivas sobre lo que realmente está pasando.
Quinto axioma – Los PATRONES (de comportamiento). El caos no es peligroso hasta que comienza a parecer ordenado. Al realizar un proyecto de inversión es común que se vea muy prometedor y que todas las variables están controladas… pero no hay que olvidar que esto es en el papel. Al llevar el proyecto al mundo real es seguro que te toparás con factores que no contemplaste y con eventos fortuitos imposibles de controlar. Esto no significa que no inviertas, sino que seas consciente de que tu plan nunca será perfecto, y por tanto debes estar alerta para reaccionar de forma adecuada cuando llegue el momento.
Sexto axioma – La MOVILIDAD de tus inversiones. En muchas ocasiones tendrás ante ti la posibilidad de invertir en algo que representará ganancias en un largo plazo. En estos casos es necesario ser consciente de que puedes tener necesidades o mejores opciones de inversión en un futuro cercano, las cuales no podrás atender ni aprovechar por tener atrapado tu dinero en esa inversión de largo plazo.
Séptimo axioma – La INTUICIÓN. Sólo confía en tus corazonadas si las puedes explicar de forma objetiva, y aún así manéjalas con cuidado y escepticismo.
Octavo axioma – Influencia de la RELIGION y del MISTISCIMO. Al invertir siempre ten en cuenta que es poco probable que el plan de Dios para la salvación de los hombres incluya el hacerte rico. De la misma manera, si la astrología fuera eficaz, todos los astrólogos serían ricos. Por tanto, siempre se objetivo en tus estrategias financieras evitando mezclarlas con temas religiosos o místicos. (Nota importante: El axioma se refiere puntualmente a creer que uno será rico por predestinación, siendo la realidad que debes esforzarte. El ser coherente con tus creencias religiosas respetando valores universales como la caridad, la honestidad o la sencillez, te garantizarán ser un inversionista íntegro, con lo cual podrás ser feliz viviendo en paz con Dios, con los hombres y contigo mismo).
Noveno axioma – El OPTIMISMO. Ser optimista significa esperar lo mejor, pero la confianza se basa en saber cómo se manejará lo peor. Por ello nunca participes en una inversión simplemente porque te sientes optimista: es fácil terminar desilusionado… y sin un peso en la bolsa.
Décimo axioma – El CONSENSO. Lo que nos enseña este axioma es que no porque todas las personas digan algo, necesariamente esto es cierto. En muchas ocasiones seguramente te has sorprendido a ti mismo pensando – o diciendo a otra persona – “no puede ser que todos los demás estén mal”. Particularmente en las inversiones esto es posible, por lo siempre recuerda que tus decisiones deben estar fundamentadas y no basarse nada más en que es la moda del momento.
Undécimos axioma – La TERQUEDAD. No hay que confundir la terquedad con la perseverancia. En muchas ocasiones ocurre que realizamos una inversión, o nos mantenemos en ella, porque afirmamos que tiene que funcionar. Realmente no tiene por qué hacerlo, de forma que una vez más lo recomendable es ser objetivos para evitar caer víctimas de nuestros propios caprichos.
Duodécimo axioma – La PLANIFICACION. Entre mayor es el plazo de una inversión, es más factible que quedemos en manos de eventos que no podemos controlar, y muchas veces ni siquiera preveer. Ojo, no se trata de no tener objetivos financieros de largo plazo como el retiro, comprar la casa o la educación de los hijos, sino en evitar invertir en proyectos que requieren mucho tiempo para generar dividendos… o simplemente para recuperar la inversión.
Estos son los doce axiomas mayores, mas yo agrego una máxima universal del mundo de las inversiones: No inviertas en lo que no entiendes.
Confío que este resumen les sea de utilidad y les motive a leer el libro (Por cierto, no recibo comisión del autor). Considero que es un muy buen libro que todo aquel que quiera participar en el emocionante mundo de las inversiones debiera leer.
Referencia
LOS SECRETOS DE LOS BANQUEROS SUIZOS
LAS 12 REGLAS DE ORO DE LOS MERCADOS FINANCIEROS
Obra publicada inicialmente con el título: Los axiomas de Zurich
Max Gunther. Editorial Selector 1999 México
ISBN 978-9684033139
Víctor Maldonado reseña la novela «El manantial» de Ayn Rand, considerando que esta es un tributo al individualismo y su capacidad de fomentar el progreso humano.
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La novela El manantial, escrita por Ayn Rand en 1943, cumple este año 75 años. Un éxito innegable, desde la fecha de publicación ha vendido 7,9 millones de ejemplares, ha sido traducida a 22 idiomas y ha estimulado la realización de 114 mil tesis de grado. ¿Por qué su lectura provoca tanta admiración y compromiso? Porque plantea con absoluta claridad el desafío personal del intelectual, del hombre que sabe de su capacidad creativa, pero que se ve presionado a subordinar su libertad a los requerimientos, exigencias y límites sociales. Su protagonista es Howard Roark, un arquitecto innovador que, como ella dice, «lucha por la integridad de su trabajo creativo contra toda forma de oposición social».
En todas las épocas el ser humano se ha debatido sobre cómo alcanzar y vivir la felicidad. Para Ayn Rand “es un estado de alegría no contradictoria: una alegría sin pena ni culpa. Una alegría que no choca con ninguno de tus otros valores y no actúa para tu propia destrucción; no la alegría de escapar de tu propia mente, sino de usar el máximo poder de tu mente; no la alegría de falsear la realidad, sino de conseguir valores que son reales; no la alegría de un borracho, sino la de un productor”. A veces los hombres no consiguen el coraje de vivir para sí mismos. A veces se hunden en un colectivismo psicológico y espiritual donde toda realización personal pierde sentido.
Ayn Rand no pierde de vista las tensiones asociadas a esa decisión crucial. El individualismo en permanente pugna con las tendencias disolventes. Esa lucha espiritual es perfectamente reflejada en la persona de su protagonista, Howard Roark, «arquitecto e innovador, que rompe con la tradición, y no reconoce otra autoridad que la de su propio juicio independiente». El individualismo de Roark contrasta con el colectivismo espiritual de muchos de los otros personajes, que prefieren desempeñar un rol secundario en sus propias vidas. Ayn Rand los llama “hombres de segunda mano”. No viven para su felicidad sino como engranajes de una trama que piensan otros y favorece a los demás. Roark lucha para soportar no solo el rechazo profesional, sino también la enemistad y el distanciamiento de amigos, relacionados, incluso de la mujer que ama. En cada una de las novelas de Rand, y esta no es la excepción, se plantea esta lucha titánica en la que solo unos pocos, son capaces de sortear los obstáculos para mostrarse como los héroes invictos del individualismo.
Son seis las virtudes que propone Ayn Rand para llegar a ser el hombre racional que supera todas las dificultades: Independencia, integridad, honestidad, justicia, productividad y orgullo. Todas estas virtudes se realizan en el trabajo productivo y creador. Todas ellas apuntan a la ética del egoísmo en donde la persona es el principio y fin de todos sus proyectos. No se deja aniquilar por los demás, las tendencias de la época y el afán interesado y cínico de los que quieren hacer con los méritos individuales una tabula rasa. El alegato final de Roark lo plantea claramente: “Nada nos es dado en la Tierra. Todo lo que necesitamos debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en sólo una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente, o como un parásito alimentado por las mentes de los demás. El creador es original. El parásito es dependiente. El creador enfrenta la naturaleza a solas. El parásito enfrenta la naturaleza a través de un intermediario. El interés del creador es conquistar la naturaleza. El interés del parásito es conquistar a los hombres”.
La herramienta determinante del hombre libre es su propia mente. Sin ella no puede sobrevivir» “Su cerebro es su única arma. Los animales obtienen el alimento por la fuerza. El hombre no tiene garras, ni colmillos, ni cuernos, ni gran fuerza muscular. Debe cultivar su alimento o cazarlo. Para cultivar, necesita un proceso de su pensamiento. Para cazar, necesita armas y para hacer armas necesita de un proceso de pensamiento. Desde la necesidad más simple hasta la más alta abstracción religiosa, desde la rueda hasta el rascacielos, todo lo que somos y todo lo que tenemos procede de un solo atributo del hombre: la función de su mente razonadora”.
Y aquí está precisamente un aporte crucial de esta novela, y del pensamiento del objetivismo randiano: “La mente es una propiedad individual. No existe tal cosa como un cerebro colectivo. No hay tal cosa como un pensamiento colectivo. Un acuerdo realizado por un grupo de hombres es sólo una negociación de principios o un promedio de muchos pensamientos individuales. El acto primordial, el proceso de la razón, debe ser realizado por cada persona. Podemos dividir una comida entre muchos, pero no podemos digerirla con un estómago colectivo. Nadie puede usar sus pulmones para respirar por otro. Nadie puede usar su cerebro para pensar por otro. Todas las funciones del cuerpo y del espíritu son personales. No pueden ser compartidas ni transferidas”. O eres persona o pasas a ser un actor de reparto en la historia de otros.
El nombre de la novela es parte del código del objetivismo filosófico: “El ego del hombre es el manantial del progreso humano”, aunque la mayor parte de las veces su iniciativa sea incomprendida e incluso combatida. Muchos objetan la palabra egoísmo y la valoran negativamente, por razones de la herencia cristiana. Sin embargo, antes de hacer juicios al respecto, vale la pena darse la oportunidad de comprender el enfoque de Rand, que va en camino contrario. Ella pone de relieve el aporte de la razón y la sempiterna oposición de los que ven en el progreso una amenaza a su propia condición. No es el egoísmo lo que le preocupa, sino la envidia. En la novela lo describe perfectamente: “Miles de años atrás, un gran hombre descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la misma estaca que había enseñado a encender a sus hermanos. Seguramente se le considero un maldito que había pactado con el demonio. Pero, desde entonces, los hombres tuvieron fuego para calentarse, para cocinar, para iluminar sus cuevas. Les dejó un legado inconcebible para ellos y alejó la oscuridad de la Tierra. Siglos más tarde un gran hombre inventó la rueda. Probablemente fue atormentado en el mismo aparato que había enseñado a construir a sus hermanos. Seguramente se le consideró un trasgresor que se había aventurado por territorios prohibidos. Pero desde entonces los hombres pudieron viajar más allá de cualquier horizonte. Les dejó un legado inconcebible para ellos y abrió los caminos del mundo… Cualquiera sea la leyenda, en alguna parte en las sombras de su memoria, la humanidad sabe que su gloria comenzó con un gran hombre y que ese héroe pagó por su valentía”.
La valentía es ese valor transversal que seduce en todos los escritos de Rand. No lo específica, pero no hay duda que no terminar en el barranco donde se acumulan los que se resignaron a ser “de segunda mano” requiere mucho coraje.
Es comúnmente sabido que Frank Lloyd Wright, gran amigo de la escritora y filósofa Ayn Rand sirvió como inspiración para el personaje de la película (The Fountainhead) El Manantial Howard Roark, dirigida por King Vidor, basado en la novela de la escritora. En el diario Los Ángeles Times, hace ya un tiempo, tomaron nota de la correspondencia muy poco conocida entre los dos personajes que precedió a la publicación del libro El Manantial.
Wright, al parecer, no estaba inicialmente dispuesto a reunirse con Ayn Rand, posiblemente existieron diferencias ideológicas que podían justificarlo. Pero la correspondencia que se cruzaron se convirtió en un sólido intercambio de ideas. Wright hizo un estudio de la casa que le encargó la escritora y le presentó el diseño de la que el arquitecto veía como su futura casa, tan sólo elaborado con lápices de colores sobre papel. El boceto de la casa aparentemente dejó una gran impresión en la escritora dirigiéndole en una carta este párrafo elogioso de su diseño:
La casa que diseñó para mí es magnífica. Cuando vi el diseño di un grito ahogado de admiración. Es mi casa soñada, es como una escultura en el espacio que me encantaría poseer y que nadie más que usted ha sido capaz de lograr plasmarla. Cuando hablé con usted yo no coordinaba bien las palabras ni sabía muy bien explicar el tipo de casa que quería. En aquel momento tuve la impresión de que usted no estaba de acuerdo con las palabras cuando le expresaba cómo quería mi casa. Sin embargo, ha diseñado exactamente la casa que esperaba tener.
Es una lástima que la casa nunca fue construida. Ayn Rand mientras se preparaba para asistir al rodaje de King Vidor de El Manantial, Rand coqueteó con mudarse a Los Ángeles, pero finalmente decidió que el mejor sitio para ella estaba en Manhattan.
EL FILÁNTROPO Y MAGNATE TECNOLÓGICO CONFESÓ CUÁL ES SU LIBRO FAVORITO DE TODOS LOS TIEMPOS. ¿POR QUÉ SUSCITÓ POLÉMICA, QUIÉN LO ESCRIBIÓ Y DE QUÉ TRATA?
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Bill Gates, el gurú de los negocios tecnológicos, tiene un nuevo autor fetiche. A través de una publicación de su cuenta de Linkedin, Gates reveló que terminó de leer su «nuevo libro favorito de todos los tiempos». Se trata de Enlightenment Now, la obra más reciente del profesor de psicología de Harvard, Steven Pinker, que también escribió Los ángeles que llevamos dentro (The Better Angels of Out Nature, en inglés), el segundo libro favorito de Bill Gates.
El libro, que el autor obsequió a Gates, se publicó en febrero y trata del progreso desde una perspectiva optimista, de cómo y por qué el mundo «está mejorando».
«Las personas en todo el mundo viven vidas más largas, más sanas y más felices. Entonces, ¿por qué tantos piensan que las cosas están empeorando? ¿Por qué pasamos por alto las noticias positivas y nos concentramos en las negativas?» escribió Gates, y dijo que Pinker hace un buen trabajo para explicar por qué las personas se sienten atraídas por el pesimismo y cómo ese instinto influye en el enfoque del mundo. «Nunca había visto una explicación tan clara del progreso», dijo el empresario.
«El mundo está mejorando, incluso si no siempre se siente así. Me alegra que tengamos pensadores brillantes como Steven Pinker para ayudarnos a ver el panorama general. Enlightenment Now no es solo el mejor libro que ha escrito Pinker. Es mi nuevo libro favorito de todos los tiempos», finalizó Gates.
¿Quién es Steven Pinker?
Steven Pinker (1954) es un psicólogo experimental, científico cognitivo, lingüista y escritor canadiense. Es profesor en el Harvard College. Es conocido por su defensa enérgica y de gran alcance de la psicología evolucionista y de la teoría computacional de la mente. Sus especializaciones académicas son la percepción y el desarrollo del lenguaje en niños. Ha publicado más de 10 libros, cuatro libros dirigidos al público en general —El instinto del lenguaje, Cómo funciona la mente, Palabras y reglas y La tabla rasa— han ganado numerosos premios.
Es un personaje polémico, con opiniones poco populares en la sociedad y la academia; pero que defiende con buenos argumentos. Últimamente, criticó duramente a los medios y sus colegas de no ser lo suficientemente optimistas y hacer hincapié cínicamente en problemas actuales que han mejorado innegablemente en los últimos años. En lo que respecta a la psicología, Pinker es critico de la idea de que las personas nacen todas prácticamente iguales y que es el entorno lo que los moldea. Defiende la idea de que existe una naturaleza humana y que las diferencias de género, por caso, tiene una explicación biológica y no sólo social. Políticamente, es considerado como un liberal clásico.
¿De qué trata el libro?
El último libro de Pinker encaja en su nueva faceta de escribir sobre cómo la humanidad esté mejorando año a año. Luego de su libro Los ángeles que llevamos dentro, que se trato de cómo la violencia en todas sus formas (guerras, asesinatos, homicidios de odio) están cayendo fuertemente desde hace años. Para el investigador, una de las razones es la incidencia de los valores de la época de la Ilustración; que ayudaron a moldear la moral de los países desarrollados. En su nuevo libro, Pinker aborda estos temas.
El propio Gates marca algunos de los datos que el científico maneja en su flamante libro. Hay 37 veces menos probabilidades de morir a causa de un rayo que a principios de siglo. «Eso no se debe a que haya menos tormentas. Es porque tenemos mejores capacidades de predicción del clima, mejor educación de seguridad y más personas que viven en las ciudades», dijo Gates.
El tiempo dedicado a lavar la ropa disminuyó de 11,5 horas por semana (en 1920) a una hora y media en 2014. «Esto puede sonar trivial en el gran esquema de progreso. Pero las lavadoras han mejorado la calidad de vida al liberar tiempo para que la gente, sobre todo mujeres, disfrute de otras actividades» como leer un libro o comenzar un nuevo negocio.
El puntaje promedio global del coeficiente intelectual está aumentando unos 3 puntos por década. Esto, resumió Gates, se debe a que los niños se desarrollan más completamente gracias a una nutrición mejorada y un medio ambiente más limpio. El autor también atribuye más pensamiento analítico dentro y fuera del aula, y el uso de las nuevas tecnologías también es considerado como un factor que impacta de manera positiva en la inteligencia.
Por qué tardamos más de 2.000 años en saber cuán asombrosamente lejos había llegado Arquímedes en su conocimiento de matemáticas
Esta es la historia de un libro perdido que podría haber cambiado la historia del mundo. Perdido por más de mil años, contiene un registro único del mundo y las ideas de uno de los hombres más grandes de todos los tiempos.
Comenzó en Siracusa, Sicilia, Magna Grecia en el año 287 a.C., cuando nació Arquímedes, un genio extraordinario que estaba siglos adelantado a su época.
«No hay otro matemático en la antigüedad, ni tampoco en la historia, que se acerque a Arquímedes«, le dijo a la BBC, cuando el manuscrito fue recuperado, Chris Rorres, hoy profesor emérito de Matemáticas de la Universidad Drexel de Pensilvania, Estados Unidos.
Arquímedes es famoso como el hombre que gritó «¡Eureka!» en la bañera.
Estaba tratando de resolver un problema con una corona de oro del rey.
El rey sospechaba que el orfebre que la había fabricado le había mezclado plata, que era más barata. La corona pesaba la cantidad correcta, pero la plata es más ligera que el oro, por lo que la pregunta era: ¿era más grande en volumen de lo que habría sido si estuviera hecha de oro puro?
Se supone que cuando Arquímedes se metió en la tina y notó que cuanto más se sumergía, más agua se salía de la bañera; se dio cuenta de que podía establecer qué tan grande era la corona sumergiéndola en un recipiente con agua y midiendo cuánto líquido se desplazaba.
Dicen que estaba tan emocionado por el descubrimiento que inmediatamente salió de su baño y corrió desnudo por las calles de Siracusa gritando la palabra griega para «lo he descubierto»:
No sabemos si los ciudadanos de Sicilia alguna vez vieron el cuerpo desnudo de Arquímedes, pero la verdad sobre la corona del rey fue revelada: el orfebre había sido deshonesto y Arquímedes había resultado ser un buen detective.
Durante su vida, Arquímedes se hizo famoso por sus inventos y temido por sus armas de guerra.
El rey lo nombró consejero militar y le encargó la defensa de la ciudad.
Pero es a través de sus matemáticas que se revela el verdadero genio de Arquímedes.
3.14159265358979323846…
Fue a él a quien se le ocurrió un valor para π, vital para calcular el área de un círculo, uno de los componentes básicos de la ciencia.
Lo hizo metiendo un círculo entre polígonos, pues su perímetro se puede calcular dado que sus lados son rectos.
Comenzó poniendo un hexágono dentro del círculo y otro fuera. Luego, fue agregando más y más lados hasta tener 96.
La idea era hacer que los polígonos se acercaran cada vez más al perímetro del círculo, pues eso le daría un par de límites cada vez más cercanos entre los cuales debía estar π.
Así calculó que el valor de π estaba entre 310 ⁄ 71 (aproximadamente 3,1408) y 31 ⁄ 7 (aproximadamente 3,1429), una estimación que siguen utilizando los ingenieros hoy en día y es más que suficiente para todos los propósitos prácticos.
Obsesionado por las matemáticas, no había ningún problema demasiado ambicioso para Arquímedes.
Intentó incluso calcular la cantidad de granos de arena para llenar el Universo.
La respuesta: 10, seguido de 62 ceros.
Los historiadores de su época contaban que Arquímedes se ponía eufórico cuando descubría formas matemáticas cada vez más complejas.
4 triángulos y 4 hexágonos constituyen un tetraedro truncado…
12 pentágonos, 30 cuadrados y 20 triángulos, 60 vértices, 120 aristas, 62 caras: un rombicosidodecaedro
¡Suficiente!
Trágicamente el genio de Arquímedes lo hizo tan conocido que hasta los romanos supieron de él, y ansiaban capturarlo.
Cuando finalmente lograron invadir Siracusa se emitieron órdenes para tomar Arquímedes prisionero.
Sin embargo, al parecer, un soldado al que no le dieron esas instrucciones fue el que lo encontró, completamente absorto en sus matemáticas, sin haberse siquiera percatado del alboroto a su rededor.
El soldado lo mató con su espada.
Un reciclaje devastador
La muerte de Arquímedes en 212 a.C. marcó el fin de una edad de oro en las matemáticas griegas, que fueron declinando gradualmente.
Sin embargo, las escrituras de Arquímedes sobrevivieron, copiadas por escribas que transmitieron sus preciosas matemáticas de generación en generación, hasta que en el siglo X se hizo una copia final de sus obras más importantes.
Pero el interés en las matemáticas se había perdido. El nombre de Arquímedes había sido olvidado.
Un día del siglo XII un monje se quedó sin pergaminos. La consecuencia fue desastrosa.
Las páginas de esa copia final de la obra más importante de Arquímedes fueron reutilizadas para hacer un libro de oraciones.
Cada una de las hojas que forman una doble página en el manuscrito fueron cortadas y dobladas para formar nuevas páginas, que tras lavarlas y rasparlas quedaron lo suficientemente claras como para poder escribir sobre ellas.
El manuscrito fue reciclado y convertido en lo que se conoce como un palimpsesto (un pergamino que «de nuevo» («palin» en griego) se «raspaba, frotaba» (en griego «psao«) para borrar lo escrito y reutilizarlo).
Se convirtió en libro de oraciones del monasterio de Mar Saba en el desierto de Judea en Medio Oriente.
El renacer matemático
En el siglo XV, el Renacimiento llegó a Europa. La ciencia había avanzado lo suficiente como para que los estudiosos comprendieran los argumentos matemáticos de Arquímedes, pero nadie tenía la menor idea de que se habían perdido algunas de sus más grandes ideas.
Los matemáticos del Renacimiento tuvieron que lidiar con conceptos y problemas que Arquímedes había resuelto 1.500 años antes.
Pasaron cientos de años antes de que se volviera a saber del manuscrito.
Nadie sabe cómo, pero apareció en una biblioteca en Constantinopla.
Revisando el catálogo de la biblioteca, algo llamó la atención del experto danés en cultura griega Johan Ludvig Heiberg, así que fue a Constantinopla en 1906 para ver el documento que despertó su curiosidad.
«Debió haberse quedado estupefacto al ver el manuscrito. Él sabía muy bien cuán valioso era lo que estaba leyendo», le dijo a la BBC William Noel cuando era el curador en el Walters Art Museum, EE.UU. Hoy es director del Instituto Schoenberg de Estudios de Manuscritos en Penn Libraries de Filadelfia.
Como no podía sacar el manuscrito de la biblioteca, Heiberg se llevó fotografías de las página y con ellas intentó reconstruir la obra de Arquímedes, una tarea increíblemente difícil cuando su única ayuda era una lupa.
En todo caso, el descubrimiento de Heiberg reveló ideas que nunca antes vistas.
En el libro, Arquímedes no solo daba respuestas a sus cálculos, sino que había escrito sus pensamientos más íntimos, revelando cómo había llevado a cabo su trabajo.
Tituló la obra «El Método«.
«Fue un hallazgo espectacular para la historia de las matemáticas. Si eres un pintor, seguramente estás interesado en los trabajos terminados de los Maestros, pero más que eso, querrás aprender las técnicas, los métodos, las pinturas que utilizaron. Así mismo, los matemáticos quieren saber no sólo cuáles fueron sus teoremas, sino cómo llegó a ellos», ilustró Rorres.
Escalas en la mente
«El Método» reveló que Arquímedes creó un enfoque radical que ningún matemático había estado cerca de inventar.
En su mente había construido un conjunto de escalas completamente imaginario para comparar los volúmenes de formas curvas. Lo usó para tratar de calcular el volumen de una esfera.
Como ya se conocía el volumen de un cono y un cilindro, trató de equilibrar la esfera y el cono en un lado con el cilindro en el otro. En su mente.
Imaginó hacer un número infinito de cortes y, usando una matemática muy compleja, encontró la forma de equilibrar los objetos en las escalas.
El resultado final: el volumen de una esfera es precisamente dos tercios del volumen del cilindro que encierra esta esfera.
Fue un resultado que consideró tan importante que pidió que lo inscribieran en su lápida como su descubrimiento matemático más importante.
Elaborar volúmenes utilizando infinitos cortes indica que Arquímedes estaba dando el primer paso hacia una rama vital de las matemáticas conocida como cálculo 1.800 años antes de que se inventara.
El mundo moderno no podría existir sin el cálculo. Es esencial para científicos e ingenieros, y de ello depende la tecnología del siglo XXI.
Otra desaparición
En 1914, cuando estaba a punto de descubrir el verdadero genio de Arquímedes, el plan de Heiberg de estudiar el manuscrito en Constantinopla fue brutalmente interrumpido.
La Primera Guerra Mundial estalló. Europa y el Medio Oriente se vieron sumidos en la confusión y el palimpsesto se perdió de nuevo.
Los académicos tenían pocas esperanzas de volver a ver el documento.
Pero en 1971, Nigel Wilson, experto en Grecia Antigua, oyó hablar de una página de un manuscrito en una biblioteca de la Universidad de Cambridge y fue a investigar.
«Transcribí algunas oraciones. Incluían algunos términos técnicos muy específicos. Por el léxico descubrí rápidamente que se trataba de un ensayo de Arquímedes, y me di cuenta de que debía ser una hoja del famoso palimpsesto», le contó a la BBC Wilson, miembro emérito y tutor de Estudios Clásicos de la Universidad de Oxford.
¿Pero por qué apareció en Cambridge una sola página del palimpsesto de Arquímedes?
Una pista era su proveniencia: era uno de una colección de documentos que había pertenecido a un erudito llamado Constantine Tischendorf, un hombre de pocos escrúpulos.
«Tischendorf viajó mucho en Medio Oriente. En Constantinopla visitó la biblioteca y dijo que sólo quedaba un manuscrito de interés: un palimpsesto con un texto matemático. No dijo más», dice Wilson.
«No podemos más que suponer que se robó esa página», añade.
A principios del siglo XX, Heiberg sólo tenía una lupa para leer el manuscrito. En los años 70, Nigel Wilson tenía la ventaja de la tecnología moderna.
«La mayor parte de la página era legible y con la lámpara ultravioleta, las esquinas, que no se podían leer, se aclararon».
¡Si sólo supieran dónde estaba el resto del manuscrito!
Después de la Primera Guerra Mundial, París y otras ciudades europeas se inundaron de obras de arte de Medio Oriente, pero nadie había visto la obra de Arquímedes.
En 1991, Félix de Marez Oyens empezó a trabajar para la casa de subastas Christies y en su nueva oficina encontró una carta de una familia francesa que decía que tenía un palimpsesto.
Intrigado, De Marez Oyens fue a examinar el libro.
«De inmediato supe que debía ser el manuscrito que Heiberg estudió por primera vez en 1906«, le contó a la BBC De Marez Oyens.
Los propietarios dijeron que en la década de 1920, un pariente que era un coleccionista aficionado había adquirido el manuscrito en Constantinopla. Ahora ellos querían venderlo.
Pero, ¿cuál es el precio de algo invaluable?
«Cualquier valoración de algo así es simplemente una suposición. Creo que les dije que valía entre US$550.000 y US$800.000», dijo De Marez Oyens.
El manuscrito se vendió por mucho más. Un multimillonario anónimo pagó US$2.000.000.
Era 1998 y, gracias a que, unos meses después de comprarlo, el nuevo dueño depositó el manuscrito en The Walters Art Museum en Baltimore, Maryland, llegó por fin el momento de recuperar conocimientos perdidos durante más de dos milenios.
Científicos, conservadores, clasicistas e historiadores pusieron manos a la obra.
Utilizando tecnología como imágenes multiespectrales y una técnica de rayos X que hace brillar el hierro en la tinta que fue raspada, descubrieron que el documento no sólo contenía siete tratados de Arquímedes, sino además discursos del orador ateniense clásico Hiperides y un comentario sobre las Categorías de Aristóteles del II o III siglo d.C.
Entre los tratados del matemático griego estaba la única copia sobreviviente Stomachion de Arquímedes, en el que trata de descubrir de cuántas maneras se pueden recombinar 14 piezas fijas para formar un cuadrado perfecto.
La respuesta es 17.152 combinaciones.
Stomachion significa dolor de estómago, que es como se le decía en la antigüedad a los acertijos.
Se trata del primer trabajo para desarrollar la matemática de las combinaciones que son la base de las matemáticas de la probabilidad, algo que se pensaba que había surgido en el siglo XVII o XVIII.
Hasta el infinito
Notablemente, la lectura de El Método dejo claro que Arquímedes había dado un gran paso hacia la comprensión del infinito; más que eso, había usando el concepto como parte de un argumento en uno de los teoremas.
Arquímedes estaba aún más cerca de la ciencia moderna de lo que se creía. Aunque ya se sabía que había dado algunos pasos en la dirección que conduce al cálculo moderno, el palimpsesto mostró que, en cierto sentido, Arquímedes ya había llegado.
¿Qué habría pasado, entonces, si ese documento no se hubiera perdido? ¿Si lo hubieran tenido los matemáticos del Renacimiento?
«Habría cambiado las matemáticas, por supuesto, pero hay que tener en cuenta que éstas influyen en todas las ciencias, así que básicamente habría sido como subir la marea del conocimiento varios cientos de años atrás«, contestó Rorres.
La maestría es la mayor forma de poder. Cuando una persona ha llegado a dominar un campo, ha llegado a tal comprensión de la complejidad de ese saber que las oportunidades y tendencias que son invisibles para los demás son evidentes para el experto.
El poder que trae ese dominio no proviene de poseer un mayor coeficiente intelectual, un talento natural superior, o tener la suerte de tener padres ricos con la posibilidad de facilitar el acceso a las mejores universidades. En cambio, ese poder es el resultado de años de práctica, experiencia y experimentación.
Una persona que se convierte en experto sigue un curso que incluye la elección de la carrera que mejor encaja con sus intereses, completando un aprendizaje acelerado e intenso en ese campo, trabajando con los mentores adecuados, y aprendiendo a manejar los aspectos políticos de la colaboración con otros. Mi libro Mastery, está basado en mis años de investigación sobre los más grandes expertos de la historia, así como entrevistas con nueve expertos contemporáneos. En él describo en detalle el proceso que conduce a ese poder del dominio y la forma en que cualquiera puede conseguirlo, independientemente de su origen o el campo de conocimiento. Lo que sigue son los tres pasos claves de ese proceso, ilustrados con ejemplos tomados de la vida de varios expertos.
Perseguir lo que nos gusta
Thomas Alva Edison, el célebre inventor estadounidense, creció en la pobreza y la mayor parte de su enseñanza la recibió de su madre en su propia casa. Su madre reconoció que el pequeño Thomas se sentía naturalmente atraído por las ciencias y lo animó a perseguir sus intereses. Cuando era niño se sumergió en el estudio de la electricidad; realizó innumerables experimentos en su casa. Cuando era joven, mientras se ganaba la vida como operador telegráfico, prosiguió con sus obsesivos estudios por su cuenta, y pasó todas sus horas de ocio en bibliotecas o improvisando experimentos en sus apartamentos. Nunca vivió ese trabajo como algo tedioso, a pesar del tiempo y la atención sin límites que le demandaban. Amaba resolver problemas, aunque le tomara meses de trabajo. Años más tarde, cuando comenzó a trabajar en su mayor invención —la luz eléctrica a gran escala—, ya había desarrollado tanta paciencia y persistencia que ni se inmutó por las hercúleas tareas que requería tal proeza.
Amar lo que uno hace es el paso más importante en el camino hacia la maestría. Impulsa un intenso deseo por aprender, al igual que paciencia y disciplina. Todo el capital intelectual y del dinero del mundo no sirven de nada si no se tiene el estómago para soportar contratiempos, críticas o trabajo arduo. Al perseguir lo que uno ama va a desarrollar la capacidad de resistencia emocional necesaria.
Desarrollar la capacidad de atención
De niño, a Charles Darwin le encantaba pasear por la naturaleza, observar y recolectar plantas y especímenes animales. Su padre se desesperaba por el futuro de Charles, que era un estudiante mediocre. Pero a los 21 años, al joven Charles le ofrecieron un trabajo que cambiaría su vida: un empleo como naturalista ad honorem a bordo del HMS Beagle, un barco que daría la vuelta al mundo durante varios años. A pesar de las objeciones de su padre, tomó el trabajo. Lentamente, durante varios años en América del Sur, el joven Charles se transformó en un observador y colector altamente cualificado. Se entrenó a sí mismo para concentrarse intensamente en todo lo que veía, para luego pensar en profundidad en la forma de clasificarlo y contextualizarlo, y más tarde volver a estudiarlo en la naturaleza. De manera insistente y través de esos ciclos de profunda concentración, Charles acumuló tanto conocimiento que su mente dio lugar a una nueva y radical teoría de la evolución, a la que consagraría el resto de su vida para desarrollarla.
El cerebro humano es capaz de poderes casi ilimitados cuando aprendemos a concentrarnos por completo en un tema o problema. Lentamente, descubrimos los aspectos más ocultos de un fenómeno cuando prestamos suficiente atención. Esta habilidad para concentrarse es un músculo que uno debe desarrollar a una edad temprana, y es especialmente valiosa en una época con tantas distracciones peligrosas.
Pensar en pequeño y en grande
De niño, Steve Jobs tenía dos obsesiones: estudiar el interior de una pieza de electrónica, y observar la forma en que interactuaba con el usuario. A través de los años, eso se expandió lentamente hacia un mayor interés en el diseño de una pieza de tecnología y en cómo la tecnología encajaba en la cultura en general. Su mente se movía naturalmente en esas dos direcciones opuestas, el detalle minucioso y una gran visión de las tendencias. Eso se convirtió en su sello en su segunda etapa en Apple. Con el iPod o el iPhone, Jobs pensó profundamente sobre cómo esas piezas de tecnología podían transformar el panorama cultural de los siguientes años, pero también se aplicó él mismo a los más mínimos detalles de su diseño. Ello condujo a un mayor control en el resultado final del producto. Jobs estaba entonces en condiciones de lanzar productos que estuvieran tan bien hechos que nadie podría mejorarlos y que además estaban por encima del promedio.
El desarrollo de la habilidad de profunda concentración tanto en las pequeñas como en las grandes implicancias de su trabajo darán lugar a un control similar y a los poderes que vienen con tal maestría.
Cinco formas de poner freno al descontrol de nuestras vidas
Por Mark C. Taylor
Chips más rápidos, computadoras más rápidas, teléfonos más rápidos, noticias más rápidas, comida más rápida, ciclos más rápidos de productos, transacciones más rápidas, cuerpos más rápidos, cerebros más rápidos, vidas más rápidas. Ritalin, Adderall. Lo más rápido siempre es mejor, o al menos eso es lo que nos dicen.
Pero entre más rápido corremos, nos quedamos más atrasados. ¿Cómo podemos romper con este ciclo frenético? A continuación, cinco tips.
1. Lea un libro verdaderamente largo y exigente.
Mucha gente hoy en día está leyendo y escribiendo más que nunca antes pero están leyendo y escribiendo de manera distinta: corto, rápido y al grano. Leer libros serios toma tiempo, y desarrolla virtudes sumamente necesarias, pero subvaloradas en nuestro mundo conectado. Reflexión, concentración, paciencia, y sensibilidad a la oscuridad, sutileza y complejidad. No lea libros de transcendencia en una pantalla: la palabra luce distinta en la página impresa. El libro físico le da a las obras el peso, la textura, y el olor que se pierden en la pantalla. Evite apresurarse, saltarse pasajes y leer por encima. Lea lentamente, después de vuelta a la página para releer lo que acaba de leer. Haga una pausa para subrayar líneas y doblar las esquinas de páginas memorables. Mantenga un cuaderno de papel en donde pueda documentar sus pensamientos y preguntas. Cuando finalmente termine el libro, envíe una carta escrita a mano a un amigo con el que no ha estado en contacto por mucho tiempo sobre lo que el libro significa para usted.
2. Resístase a la nueva cosa nueva
Las miles de personas acampan y se forman en filas durante días afuera de las tiendas de Apple han sido estafadas a pensar que lo nuevo es siempre mejor. El iPhone había sido lanzado justo antes de que Obama fue elegido presidente, y ha habido un modelo nuevo en cada año de su gobierno. El truco de la venta es crear un deseo en donde no hay una necesidad. Lo que se promociona como innovación es realmente una estrategia para expandir el mercado acelerando la fabricación de productos. Antes de que trabaje más horas para ganar suficiente dinero para comprar la nueva cosa nueva, pregúntese a sí mismo, ¿esto mejorará mi vida o será solo otra cosa que me obligue a hacer lo que realmente no quiero hacer?
El libro de Mark C. Taylor “Límites de velocidad: a donde se ha ido el tiempo y por qué nos queda tan poco”
3. Reserve tiempo cada semana para sentarse solo en silencio y reflexionar.
Oscar Wilde en una ocasión observó, “No hacer nada es un trabajo muy difícil”, especialmente para los adictos a la velocidad. La reflexión importante debe hacerse a solas en silencio, sin las distracciones incesantes de nuestro mundo ruidoso. Pero el silencio se ha vuelto tan inusual como la oscuridad. ¿Cuándo fue la última vez que el silencio lo rodeó o se encontró en una sala completamente oscura con todos los dispositivos electrónicos desconectados y sin luces rojas, verdes, anaranjadas o azules parpadeando? Quítese los audífonos, apague su teléfono y monitores. Simplemente siéntese y piense. No importa en donde empiece: podría ser un evento trivial del día anterior, un problema que ha estado evitando, una idea que no ha tenido tiempo de profundizar. Deje que su mente vuele libremente y lo llevará a lugares que nunca antes se ha imaginado.
4. Pode su propio césped.
Nunca confíe en alguien que no poda su propio césped. Rodeados de monitores y viviendo en burbujas, hemos olvidados los placeres del trabajo físico y hemos perdido el contacto con el mundo material y natural. La diversión se ha convertido en trabajo, y el ejercicio se ha convertido en una obsesión. Una sesión de ejercicio de siete minutos, una hora en la cinta rodadora, o correr bajo cronometro mientras escucha su iPod no es un descanso de un ritmo de vida frenético sino una prolongación del mismo. Abandone su mundo virtual y tómese un tiempo para regresar a la tierra. Ensúciese las manos, cargue piedras pesadas, cuide flores hermosas, descubra el placer en el trabajo físico. La tierra tiene un ritmo propio que no se puede apresurar, y cuando pierde el contacto con la tierra, pierde nuestra humanidad. Si se detiene durante suficiente tiempo para cultivar la reflexión cultivando la tierra, el eje de la realidad a veces se mueve, aunque sea ligeramente.
5. Intente imaginar su último acto.
Cuando enfrente una decisión importante, intente imaginar cómo será vista esa decisión cuando reflexione sobre la misma cerca del final de su vida. Los valores cambian con la edad. Si hace una pausa lo suficientemente larga para reflexionar, descubrirá que lo que parece importante durante la mañana y el mediodía de la vida a menudo parece ser una distracción sin sentido a medida que se acerca la noche. ¿Por qué andaba tan apresurado? ¿De qué se trataba toda esa prisa? ¿Por qué estaba indispuesto a detenerse y permanecer? ¿Si el tiempo es la cosa más preciada que tiene, por qué permite que tanto del mismo se escape?
Mark C. Taylor es el director de la facultad de religión de la Universidad de Columbia y autor de “Speed Limits: Where Time Went and Why We Have so Little Left” (Algo así como “Límites de velocidad: a donde se ha ido el tiempo y por qué nos queda tan poco”). El libro no ha sido traducido al español.