Aumenta la construcción de búnkers domésticos
octubre 1, 2016
Tiroteos, terrorismo, política y tensión racial impulsan la construcción de búnkers
Personalidades millonarias y estrellas de Hollywood quieren sus refugios ultra seguros en sus viviendas. Las ventas de este segmento de lujo aumentaron un 700% en relación a 2015.
La casa de Bill Gates.
El miedo por la división interna causada por la elección presidencial estadounidense, la tensión racial, los tiroteos masivos y los atentados terroristas en el mundo, son factores que impulsaron a personalidades millonarias y estrellas de Hollywood a refugiarse construyendo búnkers en sus sus residencias. Tal es así que hay un verdadero boom en este sector.
Gary Lynch, director general de “Rising S Bunkers”, empresa de Texas especializada en la construcción de refugios en decenas de residencias de Los Angeles, explicó a Hollywood Reporter que las ventas de este segmento de lujo aumentaron un 700% en relación a 2015, y, en general, un 150%.
En general, quienes piden construir estas estructuras son actores, deportistas, empresarios y políticos.
Otro responsable del sector, que vende búnkers que van desde los 39.000 a los 8 millones de dólares, aseveró que «cada vez que tiene lugar un panorama político turbulento, el sector registra un pico en sus ventas».
«Bill Gates posee enormes refugios en cada una de sus casas, en Rancho Santa Fe y Washington. Para estos multimillonarios, los millones de dólares no son un problema, y esto es solamente una nueva forma de seguridad», reveló Robert Vicino, fundador de una empresa que construye este tipo de estructuras en Indiana.
Fuente: Clarín, 30/09/16.
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¿Subirán las Tasas de la Fed?
septiembre 21, 2016
La Fed ve fundamentos para un alza de las tasas de interés antes de fin de año

Su perspectiva es resaltada por la poca urgencia que muestran los líderes del banco central estadounidense respecto a elevar las tasas en momentos en que la inflación se encuentra por debajo de su meta de 2% y la tasa de desempleo se mantiene baja, justo por debajo de 5%.
También muestra el reto que enfrenta la presidenta de la Fed, Janet Yellen, quien trata de balancear las perspectivas divergentes al interior de la Fed respecto al camino a seguir. Un sector desea elevar las tasas inmediatamente, mientras que otro no ve necesidad de hacerlo este año.
“La Fed considera que el caso a favor de un incremento en la tasa de fondos federales se ha fortalecido, pero decidió, de momento, esperar a que haya más evidencia de progreso continuo hacia sus objetivos”, dijo el banco central en un comunicado posterior a la reunión.
Las predicciones publicadas por la Fed mostraron que 10 de 17 funcionarios esperan que el banco eleve su tasa de referencia para diciembre en un cuarto de punto porcentual a un rango de entre 0,5% y 0,75%. Tres funcionarios no ven la posibilidad de subir las tasas este año, lo cual subraya las divisiones internas del banco central.
Además, tres presidentes de bancos regionales de la Fed –Esther George, Loretta Mester y Eric Rosengren– querían subir las tasas en septiembre, en oposición a la postura de la presidenta Yellen.
La descripción que hizo la Fed de la economía fue en general optimista y demuestra que a sus integrantes les preocupan menos los riesgos para el panorama económico, lo cual podría facilitar el alza de las tasas para finales de año. Durante el año, se mostraron preocupados por un creciente conjunto de problemas mundiales, como la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea o las inciertas perspectivas de la economía china. Pero en su comunicado posterior a la reunión del miércoles, la Fed dijo que los riesgos se han “equilibrado más o menos”, lo que implica que la economía tiene las mismas probabilidades de superar las estimaciones de crecimiento de la institución como de quedar por debajo de ellas.
Cuando los integrantes de la Fed ven riesgos que les preocupan, no son partidarios de subir las tasas.
La próxima reunión de política monetaria de la Fed tendrá lugar el 1 y 2 de noviembre, una semana antes de las elecciones presidenciales y no es probable que se tomen medidas entonces, por lo que la reunión de mediados de diciembre es la última oportunidad del banco central de subir las tasas este año.
La mediana de proyecciones del banco central muestra que espera subir la tasa de interés de referencia, probablemente en un cuarto de punto porcentual cada vez, en dos ocasiones en 2017, hasta llevarlo a entre el 1% y el 1,25%. En 2018, lo subiría en tres ocasiones, hasta situarlo entre el 1,75% y el 2%. Y en 2019, lo incrementaría en tres ocasiones, hasta dejarlo entre el 2,5% y el 2,75%.
Fuente: The Wall Street Journal, 21/09/16.
FED Federal Funds Rate, intereses banco central estadounidense
Gráficos – intereses históricos del FED
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Interés estadounidense FED (interés básico) hoy es de 0,500 % |
Nota: Actualmente, la FED aplica un intervalo de porcentajes de 0.25% a 0,50%.
Sistema de la Reserva Federal (FED)
El Banco Central de los Estados Unidos es la FED. FED es el acrónimo de Federal Reserve System, aunque también se conoce como la Reserva Federal. Aunque la Reserva Federal es una institución pública independiente, el banco central estadounidense es propiedad de diversos grandes bancos y no del Estado. El consejo de administración de la Reserva Federal está formado por un Consejo de Supervisores, el Board of Governers, compuesto por 7 miembros designados por el Presidente de los Estados Unidos. Además de la FED nacional, existen 12 Bancos de la Reserva regionales. 5 delegados de estos bancos de la reserva regionales conforman, junto con los 7 miembros de la Board of Governers, la FOMC (Federal Open Market Committee). La función principal de la FOMC es la supervisión de las operaciones del mercado abierto a través de la política monetaria. Una función destacada de la Reserva Federal consiste en asegurar la estabilidad del sistema financiero de los Estados Unidos. La FED también tiene algunas otras funciones, entre las que destacan:
- la «gestión» de la reserva monetaria nacional a través de la política monetaria con el fin de:
- evitar o reducir la inflación y la deflación (estabilidad de precios). Para los valores actuales de la inflación en los Estados Unidos, haga ‘clic’ aquí;
- maximizara el empleo;
- lograr unos tipos de interés a largo plazo moderados.
- supervisión y regulación de los bancos privados;
- fortalecimiento de la situación de los Estados Unidos en la economía mundial;
- evitar o paliar situaciones de pánico entre los bancos (pánico bancario).
Federal Funds Rate
Cuando se habla del interés estadounidense, a menudo se hace referencia al Federal Funds Rate. La Federal Funds Rate es el interés que los bancos se cobran entre sí por préstamos a 1 día (overnight). Ese tipo básico estadounidense está determinado por el mercado y no se impone explícitamente por la FED. Al retirar o añadir fondos a la oferta monetaria, la FED trata de alinear el federal funds rate efectivo al tipo que pretende lograr. Cuando la política monetaria de la FED modifica el tipo básico, suele afectar a la altura del tipo de interés de diversos productos, tales como hipotecas, préstamos e intereses sobre ahorros.
En esta página se muestran los valores actuales e históricos del Federal Funds Rate de la FED.
Para un resumen de los tipos de interés actuales de numerosos bancos centrales, haga ‘clic’ aquí.
Tablas – intereses actuales e históricos del FED
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Investigan a Wells Fargo por tácticas inadecuadas de ventas
septiembre 15, 2016
Investigan a Wells Fargo en EE.UU. por tácticas de ventas
La investigación se está llevando a cabo desde las oficinas de la fiscalías del distrito del sur de Nueva York y el distrito del norte de California, según estas fuentes. Los fiscales aún no han decidido si los casos, si es que deciden proceder con alguno, se llevarían por la vía civil o penal, indicaron las fuentes.
Los fiscales enviaron un requerimiento al banco en el que le solicitan documentos y material, añadieron las fuentes.
Una portavoz de Wells Fargo declinó hacer declaraciones al respecto, al igual que un portavoz de la fiscalía de Manhattan. No se pudo contactar con un portavoz de la fiscalía del distrito del norte de California para recabar sus declaraciones al respecto.
Fuente: The Wall Street Journal, 15/09/16.
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El shale oil norteamericano estabiliza los precios del petróleo
septiembre 13, 2016
La producción de esquisto en EE.UU. estabiliza los precios del petróleo
El rango más estrecho frustra a muchos inversionistas a largo plazo, pero alivia la presión sobre las grandes petroleras.

Después de un largo período de auges y caídas, la nueva realidad de los precios del petróleo es un rango más estrecho que frustra a muchos inversionistas a largo plazo, pero alivia un poco la presión sobre las grandes compañías petroleras.
La cotización del crudo en Estados Unidos está entrando en su sexto mes de negociación entre US$40 y US$50 el barril. Numerosos inversionistas apuestan a que, más allá de las fluctuaciones, el mercado permanecerá en ese rango hasta finales de año.
La relativa calma refleja la forma en que los productores estadounidenses, que gracias al gran rendimiento de los yacimientos de esquisto empujaron el mercado global a un exceso de oferta en 2014, han cambiado la dinámica del sector. Su capacidad para iniciar o detener rápidamente su producción ha hecho que el mercado se estabilice a precios más bajos.
Las cotizaciones por encima del rango actual los alentarían a aumentar su producción, mientras que una caída por debajo de US$40 los obligaría a reducir aún más los gastos. Otro declive pronunciado de los precios también podría obligar a grandes potencias exportadoras de crudo, como Arabia Saudita y Rusia, a estudiar más a fondo la limitación o disminución de la producción.
Aunque muchas petroleras siguen en aprietos, los actuales niveles de precios ofrecen cierto alivio a una industria que sintió los estragos a principios de este año, cuando el crudo cayó a un mínimo de 13 años. Menos productores están perdiendo dinero en efectivo a raudales, aunque los precios siguen demasiado bajos como para estimular la inversión en nueva producción que muchos analistas estiman que el mercado necesitará en los próximos años.
Los consumidores estadounidenses y los sectores que dependen del combustible, como las aerolíneas, continuarán cosechando los beneficios de las bajas cotizaciones.

Debido al estrecho rango de precios, muchos inversionistas parecen estar adoptando una estrategia a corto plazo, entrando y saliendo rápidamente de posiciones con el fin de obtener modestas ganancias, según datos de la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de EE.UU.
En la semana terminada el 26 de julio, por ejemplo, las apuestas a una baja del precio realizadas por fondos de cobertura y otros inversionistas especulativos registraron la mayor alza semanal de la historia. Cuatro semanas más tarde, redujeron sus apuestas a la caída de las cotizaciones, también en una cantidad récord.
“Es un mercado de negociación como nunca he visto”, dice Lee Kayser, gestor de cartera de Russell Investments, que administra US$244.000 millones, incluyendo US$1.200 millones en materias primas. “Parece que hay muchos jugadores a corto plazo en el mercado en este momento (…) debido a esta volatilidad”.
El crudo de referencia en EE.UU. para entrega en octubre subió 0,89% el lunes en la Bolsa Mercantil de Nueva York, para quedar en US$46,29 el barril.
El colapso de la cotización del petróleo desde más de US$100 el barril a mediados de 2014 a menos de US$30 durante el primer trimestre de 2016 benefició a los seguidores de tendencias que apostaron por la caída de los precios y que mantuvieron sus posiciones durante meses o incluso años.
El mercado actual —volátil y sin una dirección clara— refleja una nueva era en la caída del precio del petróleo, dicen los analistas. Desde el 8 de abril, los precios del barril de crudo de referencia para el mercado estadounidense en la Bolsa Mercantil de Nueva York han oscilado entre US$39,51 y US$51,23, el tramo más largo en un rango tan estrecho desde los primeros ocho meses de 2014.
Pocos aguardan un descenso a nuevos mínimos o un aumento considerable en los próximos meses. Los economistas encuestados este mes por The Wall Street Journal pronostican una cotización promedio de US$47,02 el barril para el último día de 2016.
Después de dos años de descenso de los precios y turbulencias en sus carteras, la mayor tranquilidad del mercado podría ser bien recibida por los inversionistas de acciones y bonos. Los bonos chatarra de empresas de energía se han recuperado desde el primer trimestre, una señal de que el actual rango de cotizaciones ofrece cierta protección para los productores más pequeños y reduce el riesgo de incumplimiento de pagos en todo el sector.
Algunos analistas advierten, sin embargo, que los precios del petróleo podrían superar el actual rango antes de lo que muchos piensan. El crudo podría dispararse si la Organización de Países Exportadores de Petróleo llega a un acuerdo para congelar o reducir la producción, o si el suministro es interrumpido por crisis políticas o desastres naturales. En cambio, los precios pueden caer por debajo de US$40 si los nuevos datos muestran fuertes aumentos en los inventarios globales.
Por ahora, en todo caso, muchos inversionistas están posicionando sus fondos para beneficiarse de los niveles en que encuentran los precios desde hace unos meses.
Empresas de inversión como Credit Suisse Asset Management, Union Investment, Cohen & Steers Inc. y Columbia Threadneedle dijeron que probablemente elevarán su exposición al petróleo si los precios caen a US$40 o menos y la reducirán si rondan los US$50 el barril, lo que significa que estiman que el actual rango de cotizaciones se mantendrá.
Una estrategia, conocida como selling strangles, utiliza opciones para apostar simultáneamente a un mismo activo subyacente con precios de compra y venta distintos para el mismo vencimiento, lo que en el fondo representa una apuesta a que los precios seguirán en el rango actual, pero puede producir grandes pérdidas si las cotizaciones se salen de los límites superiores o inferiores.
“Si hace eso, no va a ganar mucho dinero”, asegura Greg Sharenow, gestor de portafolio de Pacific Investment Management Co., que administra US$1,5 billones, incluyendo US$13.000 millones en materias primas.
Abraham Trading Co., que gestiona cerca de US$265 millones y utiliza estrategias de inversión de seguimiento de tendencias para identificar movimientos sostenidos de precios, se benefició del petróleo en los últimos años, pero ahora está casi al margen de ese mercado, dice Salem Abraham, presidente de la firma.
“Ya no está en nuestra lista de 10 mercados más emocionantes”, explica.
—Timothy Puko contribuyó a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 12/09/16.
El petróleo de esquisto (en inglés: shale oil), es un petróleo no convencional producido a partir de esquistos bituminosos mediante pirólisis, hidrogenación, o disolución térmica. Estos procesos convierten a la materia orgánica contenida dentro de la roca (querógeno) en petróleo sintético y gas. El petróleo resultante puede ser utilizado como combustible o ser mejorado para ajustarse a las especificaciones del material que alimenta una refineria mediante el agregado de hidrógeno y la eliminación de impurezas tales como azufre y nitrógeno. Los productos refinados pueden ser utilizados para los mismos fines que aquellos obtenidos a partir del petróleo crudo. Fuente: Wikipedia, 2016.
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La inversión, prioridad en Estados Unidos
septiembre 4, 2016
La inversión, prioridad en EE.UU.
El proceso de acumulación de capital (maquinarias, equipos, capital intelectual) prácticamente ya se ha frenado.
Por Jorge Castro.
EE.UU. dispone virtualmente de pleno empleo (4,7% de desocupación) y la inflación ha sido menos de 1% anual en los 12 meses previos, en tanto la subyacente (core) es 1,6% y treparía a 2% en diciembre.
Por eso la Reserva Federal anunció que se reinicia el ciclo de alza de las tasas de interés, quizás en septiembre. Sucede que el nivel de crecimiento (1,1% anual en el segundo trimestre) es el más bajo de todas las fases de recuperación desde la Segunda Guerra Mundial, debido a una caída de más de 2 puntos porcentuales de la tasa de inversión (14,7% del PBI en 2000/ 12,9% en 2015), el menor nivel en 3 décadas.
El proceso de acumulación de capital (maquinarias, equipos, capital intelectual) estadounidense prácticamente se ha frenado; y en el modo capitalista de producción lo decisivo es el crecimiento económico, no los equilibrios macroeconómicos o financieros.
El poder de EE.UU. depende de su tasa de formación de capital: Y si el primer país del mundo acumula menos de 1% de capital por año, significa que renunció a la primacía. El capitalismo es un mecanismo de acumulación y un sistema de hegemonía al mismo tiempo.
EE.UU. necesita crecer 3%/4% por año para enfrentar su principal debilidad estructural, que es la bajísima tasa de participación laboral (61,7% en 2015/65,4% en 2000), que hace que 1 de cada 4 hombres en condiciones de trabajar haya dejado de buscar empleo.
La siguiente falla estructural de EE.UU. es el retroceso de los ingresos de la clase media (-30% en 20 años), cuyo componente fundamental es la trituración que experimentan los trabajadores industriales, sometidos a una combinación letal de reducción en sus filas, menores salarios y pérdida de autoestima, mezcla tóxica convertida en el mayor factor revulsivo de la política norteamericana (Donald Trump/ Bernie Sanders).
Las compañías estadounidenses cuentan en el exterior con un stock de capitales inmediatamente disponibles por US$2,1 billones. Entre ellas, 8 de las grandes high-tech encabezadas por Apple, Microsoft, Google y Facebook, tienen ganancias acumuladas por US$500.000 millones (+US$64.000 millones en 2015). Apple sola posee US$215.000 millones. Los titulares de S&P500 tienen a la vista U$S1,2 billones en el sistema financiero regulado por la Reserva Federal.
EE.UU. es el único país avanzado que impone tributos a sus empresas por sus ganancias en el exterior, lo que hace que paguen dos veces por los mismos ingresos. También ha fijado el mayor impuesto a las ganancias del G-7 (39%).
La doble imposición surgió en una fase previa del proceso de globalización, cuando EE.UU. era el eje de la demanda global (1948-2008), mientras que la tasa del 39% nació en la década del 60 (Gran Sociedad/Lyndon Johnson); y ambas han quedado definitivamente atrás. Son historia.
Las transnacionales norteamericanas despliegan en EE.UU. entre 50% y 60% de su producción, con un porcentaje superior de productividad. Por esta circunstancia, la doble imposición implica una pérdida de competitividad de 30% o más, y la consecuencia es la negativa a invertir.
La débil expansión norteamericana es una creación local, no global. Es obra de la relación existente entre Estado y economía privada, mediada por un sistema impositivo anacrónico. Esta disparidad coincidió a partir de 2001 con el mayor nivel de gasto público de la historia de EE.UU. La deuda pública creció 50 puntos porcentuales (pp.) en 3 décadas: era 58% del PBI en 1980 y ha trepado ahora a 105% (U$S19 billones). El presupuesto 2016 asciende a US$3,95 billones.
Si EE.UU. se vuelca hacia adentro y opta por invertir internamente la inmensa masa de capitales de que dispone en el exterior, sería lo mejor para la economía mundial. La ayudaría a superar la trampa de estancamiento estructural en la que se encuentra sumergida. No hay riesgo de aislacionismo en esta decisión. EE.UU. no se puede aislar de sí mismo en el siglo XXI.
Fuente: Clarín, 04/09/16.
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Estados Unidos: El principal Paraíso fiscal
agosto 16, 2016
Estados Unidos: el principal paraíso fiscal del mundo
Por .
Un paraíso fiscal hoy ya no tiene nada que ver con una ubicación “offshore” sino con un conjunto de beneficios. Estos son la privacidad y el secreto de la información, la minimización de impuestos, y la administración de activos y su acceso, desde cualquier lugar del mundo. Estados Unidos provee estos beneficios a nivel federal y algunos estados llevan al extremo la posibilidad de secreto y anonimato. Esto no es una circunstancia actual: la historia empieza en 1921 e indica una política de estado que lleva casi un siglo en vigencia.
En 1921 con la “Revenue Act” aparece el primer beneficio fiscal: se exceptúa a los extranjeros del pago de impuestos sobre el interés generado por depósitos en bancos comerciales. El objetivo central fue en alentar a individuos y compañías no residentes a conducir sus negocios a través de instituciones ubicadas en los Estados Unidos. Desde entonces, a lo largo de todo el siglo XX, ha sido una política de estado beneficiar al capital extranjero que busque invertir en los Estados Unidos, con diferentes ventajas impositivas.
Desde los grandes déficits de balanza de pagos en los 60s y los 70s, los Estados Unidos saldaron la situación favoreciendo el ingreso de capital extranjero, atraído por el secreto bancario y las exenciones impositivas. Esto fue reafirmado por la Tax Reform Act de 1976 y la de 1986.
El nacimiento de FATCA
Dado que los Estados Unidos favorecían tanto a los extranjeros para realizar inversiones sin pagar impuestos en su territorio, muchos estadounidenses comenzaron a hacerse pasar por extranjeros. En consecuencia en el 2001 crearon el programa de Intermediarios Calificados (Qualified Intermidiaries) para que estos le informaran al ente recaudador de impuestos (IRS) quienes eran los ciudadanos que se hacían pasar por extranjeros. Esto fue hecho deliberadamente para que entidades gubernamentales no tuvieran que recolectar ellos mismos información acerca de extranjeros que luego tuvieran que compartir con el resto de los países. Simplemente tercerizaron esta tarea y pidieron que les enviaran sólo información acerca de estadounidenses.
El programa resultó ser un fracaso porque los bancos no le informaban a los EEUU acerca de las cuentas de los estadounidenses. El caso más resonante fue el de UBS. Fue entonces que en 2010 se crea el FATCA (Foreign Account Tax Compliance Act) para obligar unilateralmente a los bancos extranjeros a reportar efectivamente a los estadounidenses. Luego se resolvió firmar ciertos acuerdos bilaterales de reciprocidad (IGAs) que en la práctica son muy desiguales, ya que EEUU intercambia mucha menos información que la que exige (por lo pronto nunca informa el beneficiario final de una cuenta a nombre de una sociedad).
A raíz del surgimiento del FATCA, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) crea el CRS (Common Reporting Standards). Este es el tratado multilateral del que se habla hoy en día y que propicia el intercambio automático de información financiera entre los países que lo suscriben. Los Estados Unidos han decidido no sumarse al CRS ya que consideran que su vía de reciprocidad es a a través de los acuerdos IGA.
Para rematar esta situación, estados como Nevada, Delaware y Wyoming ofrecen a quienes constituyen sociedades, un nivel de secreto y anonimato prácticamente absoluto, como un agregado a los beneficios a nivel federal. De esta forma, se pueden nombrar directivos nominales para esconder la verdadera identidad de los dueños de las compañías, amparándose en el privilegio del secreto abogado-cliente.
Con todo, queda a la vista que los Estados Unidos llevan un largo recorrido que posibilita el secreto fiscal, el anonimato y la exención impositiva para quienes elijan hacer negocios en su territorio. Quien crea que esto puede cambiar en un futuro cercano, está simplemente mal informado.
Fuente: cartafinanciera.com, 15/08/16.
Más información:
La nueva Meca de los ricos: Estados Unidos
Estados Unidos pretende ser el único paraíso fiscal en el mundo
Estados Unidos el Paraíso Fiscal más importante
The World’s Favorite New Tax Haven Is the United States
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Cómo el auge de China hizo surgir a Trump
agosto 12, 2016
Cómo el auge de China ‘creó’ a Donald Trump
Su surgimiento como potencia comercial sacudió a la economía estadounidense con más violencia que la que los economistas y las autoridades fueron capaces de prever.

HICKORY, Carolina del Norte —A finales de la década de los 90, este centro de fabricación de muebles parecía estar protegido de las fuerzas destructivas de la globalización. Trabajadores siderúrgicos despedidos de Virginia Occidental, Tennessee y otros estados llegaban aquí para conseguir nuevos trabajos construyendo camas, mesas y sillas para los hogares estadounidenses. La tasa de desempleo era de menos del 2%.
Hickory es una ciudad ubicada en el condado de Catawba en el estado estadounidense de Carolina del Norte. La localidad en el año 2000, tenía una población de 37.222 habitantes. En el 20002 la renta per cápita promedia del hogar era de $37.236, y el ingreso promedio para una familia era de $47.522. El ingreso per cápita para la localidad era de $23.263. En 2000 los hombres tenían un ingreso per cápita de $31.486 contra $23.666 para las mujeres.
Hoy, Hickory aún sufre las consecuencias de una serie de crisis económicas que la afectaron desde entonces, ninguna de ellas más poderosa que el ascenso de China como potencia exportadora. La invasión de muebles importados hizo quebrar fábricas, eliminó miles de puestos de trabajo y contribuyó a que el desempleo superara el 15% en 2010.
Stuart Shoun, un obrero de 59 años, se quedó sin empleo tres veces desde 1999. Después de uno de esos despidos, Hickory se puso a estudiar arquitectura en una universidad local, pero no pudo encontrar trabajo y regresó a la industria de los muebles. Ahora gana US$45,000 al año, lo mismo que hace casi 20 años y US$14.000 menos después de ajustar ese valor por inflación.
Su hijo Steven es un tapicero que maneja un depósito de chatarra y que desalienta a su propio hijo, actualmente en la universidad, de trabajar en la industria que dio a Carolina del Norte el mote de “Capital Mundial de los Muebles”. Steven dice que su padre culpa a “la gente que dirige nuestro país y que dirige nuestras empresas” por los padecimientos económicos de Hickory.
Ambos apoyan la candidatura de Donald Trump a la presidencia, a pesar de que no tienen intención de votar. “No creo que un voto haga diferencia”, dice Stuart Shoun.
Cuando el auge de importaciones de Japón, México y los “Tigres” asiáticos como Taiwán llegó a EE.UU., muchas ciudades y pueblos fueron capaces de adaptarse.
Pero con China fue un caso diferente. Su surgimiento como potencia comercial sacudió a la economía estadounidense con más violencia que la que los economistas y las autoridades fueron capaces de prever y aun de entender hasta muchos años más tarde. La mano de obra de EE.UU. se adaptó a los cambios más lentamente de lo que se esperaba.
Ver Video: El Futuro del Trabajo en el Siglo XXI
Lo que ocurrió con las importaciones chinas es un ejemplo de cómo gran parte de la sabiduría económica convencional que imperaba a finales de 1990 —incluyendo el papel del comercio internacional, la tecnología y los bancos centrales— se ha ido desmantelando lentamente desde entonces.
Las consecuencias de esta transformación están sembrando un profundo descontento político en EE.UU. en este año electoral. La desilusión con la globalización ha alimentado una de las temporadas políticas menos convencionales de la historia moderna de este país, con Bernie Sanders, y sobre todo Donald Trump, sacando provecho del potente sentimiento adverso al libre comercio.
Ambos candidatos presidenciales dirigieron gran parte de sus críticas al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC o Nafta), de 1994, que impulsó las importaciones desde México. Pero el verdadero culpable, aun en aquel entonces, fue China, dicen hoy los economistas.
Muchas fábricas que se trasladaron de EE.UU. a México lo hicieron para igualar los precios de China, y algunas de las nuevas fábricas mexicanas ayudaron a mantener empleos al norte de la frontera. Por ejemplo: telas hechas en EE.UU. se convierten en prendas de vestir en México que luego son vendidas alrededor del mundo por empresas estadounidenses.

David Autor, un economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), que estudia las relaciones entre el comercio internacional, los mercados laborales y el cambio tecnológico, llama a la economía de China una “roca de 500 toneladas parada sobre una cornisa”. En algún momento se va a caer y aplastará todo lo que está por debajo de ella. “Simplemente no sabemos cuándo” ocurrirá, dice.
Los economistas han sostenido durante mucho tiempo que si bien el libre comercio crea ganadores y perdedores, los resultados netos son beneficiosos para la mayoría. Los consumidores estadounidenses ganaron con las importaciones de bajo costo, que les permitieron comprar a bajos precios bicicletas, joyas y utensilios de cocina, entre muchos otros productos. Las empresas estadounidenses ganaron el acceso a los mercados extranjeros.
Se esperaba que los trabajadores de las industrias expuestas a las importaciones mejoraran su capacitación laboral o se mudaran a alguna parte del país que ofreciera nuevas oportunidades.
En la década de 1970, la invasión japonesa golpeó en gran medida industrias ubicadas en ciudades con grandes bases manufactureras que podían ofrecer otras alternativas a quienes perdían su trabajo. En Akron, Ohio, tradicional centro de la industria del neumático de EE.UU., químicos de la universidad local ayudaron a crear una industria de polímeros que hoy emplea a decenas de miles de trabajadores, dijo David Lieberth, ex vicealcalde de Akron que se ha convertido en una suerte de historiador de la ciudad.
China puso de cabeza muchos de esos supuestos. Ningún otro país se ha acercado a su combinación de vasta población en edad laboral, salarios súper bajos, apoyo del gobierno, moneda barata y aumento de la productividad.
Las importaciones procedentes de China como porcentaje de la producción económica de EE.UU. se duplicaron en los cuatro años siguientes a la incorporación del país a la Organización Mundial del Comercio en 2001. México tardó 12 años en lograr lo mismo después del Nafta. Japón tardó el mismo tiempo después de haberse convertido en un gran proveedor de EE.UU. en 1974.

Al año pasado, las importaciones procedentes de China representaban el equivalente de 2,7% del Producto Interno Bruto de EE.UU. Esto es un punto porcentual más del máximo logrado por Japón o México.
Por otro lado, la ola de importaciones de Japón afectó a un grupo limitado de industrias avanzadas, en su mayoría automóviles, acero y electrónica de consumo. Las importaciones de bajo costo de China, en cambio, barrieron todo EE.UU. y afectaron a todo tipo de sectores, desde los productores de electrónicos en San José, California, los de artículos deportivos en el condado de Orange, California, los de joyería en Providence, Rhode Island, los de zapatos en West Plains, Missouri, los de juguetes en Murray, Kentucky, y los de sillas en Tupelo, Mississippi, entre muchas otras industrias y comunidades.
“Al alentar a China a comerciar [con nosotros], necesitábamos políticas internas que minimizaran el impacto de lo que iba a suceder”, dice Gordon Hanson, profesor de economía de la Universidad de California, San Diego. La falta de estas políticas, dice, fue “un error catastrófico”.
Un grupo de economistas que incluye a Hanson y Autor estima que la competencia de China fue responsable de la pérdida de 2,4 millones de puestos de trabajo en EE.UU. entre 1999 y 2011. En el mismo período, el empleo total en el país creció 2,1 millones, a 132,9 millones.

En la década de 2000, en los distritos del Congreso donde la competencia de las importaciones chinas aumentó rápidamente, también aumentó la polarización política, dicen ambos investigadores tras examinar el historial de votación. Los candidatos “ideológicamente estridentes” reemplazaron a los moderados, escribieron en un estudio.
En las primarias republicanas presidenciales de este año, según un análisis realizado por The Wall Street Journal, Donald Trump ganó en 89 de los 100 condados más afectados por la competencia de China, entre ellos Catawba, donde se encuentra Hickory. En las primarias de marzo, Trump obtuvo aquí el 44% del voto republicano, imponiéndose a otros 11 candidatos.
Sanders ganó las primarias demócratas en 64 de los 100 condados más expuestos en los estados del norte y en el centro del país. Ese patrón no se mantuvo en el sur, donde Hillary Clinton era fuerte entre los votantes negros.
Hickory, una ciudad tranquila de cerca de 40.000 habitantes, solía tener un fragante olor a laca de madera. A finales de los 90 era una ciudad en auge. La competencia extranjera desplazó a la industria local de la confección, pero la de los muebles prosperó.
Los fabricantes de muebles pensaron que estaban relativamente a salvo de las importaciones porque sus productos eran voluminosos, costosos para el envío de larga distancia y a menudo involucraban trabajo artesanal. Pero luego cayeron los costos del transporte, y muchos estadounidenses optaron por los bajos precios por encima de todo lo demás.
El empleo manufacturero en el condado de Catawba y sus alrededores cayó de 79.000 en 2000 a 38.000 en 2014. Casi la mitad de la caída fue causada por la pérdida de trabajos en la industria del mueble.
El año pasado, las importaciones totales de muebles y accesorios procedentes de China por parte de EE.UU. alcanzaron los US$20.400 millones, frente a US$4.400 millones de 2000, según cálculos de la Oficina del Censo. Entre los estados especialmente afectados se encuentran Carolina del Norte, Virginia, Tennessee, Iowa y Wisconsin.
EE.UU. importa hoy el 73,5% de todos los muebles que consume, dice Jerry Epperson, un analista del banco de inversiones Mann, Armistead & Epperson Ltd. en Richmond, Virginia. Más de la mitad de ese porcentaje procede de China.

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“Estábamos todos bastante sorprendidos por la velocidad” del cambio, dice Alex Bernhardt Jr., presidente ejecutivo de Bernhardt Furniture Co., un fabricante de propiedad familiar con sede en Lenoir, Carolina del Norte, a unos 30 kilómetros de Hickory.
Bernhardt y otros fabricantes de muebles dicen que sin darse cuenta ayudaron a China cuando enviaron técnicos para ofrecer orientación. Otros fabricantes de muebles enviaron también herramientas, piezas e instrucciones para la fabricación, completamente en máquinas, de muebles con intrincados diseños.
Alex Shuford, de 42 años, es el presidente ejecutivo de la empresa familiar RHF Inc., propietaria de Century Furniture, en Hickory. La ayuda estadounidense a los fabricantes chinos, dice, “fue como si Ford hubiera ayudado a Toyota”.
Century y Bernhardt sobrevivieron gracias a que se concentraron en hacer muebles a pedido, en especial tapizados, para consumidores de EE.UU. Bernhardt ahora cuenta con 1.600 empleados en Carolina del Norte, frente a 2.800 que tenía en 2000, mientras que Century redujo los 1.323 trabajadores que empleaba en el estado en 2003 a 845 hoy.
Las políticas del gobierno para hacer frente a las importaciones chinas fallaron, incluyendo esfuerzos para cobrar derechos de importación. En 2004, una coalición de fabricantes de muebles ganó un caso comercial contra China y recaudó US$309 millones en aranceles.
Stanley Furniture Co. , de High Point, Carolina del Norte, recibió la mayor tajada, que ascendió a US$83,5 millones. Pero al año pasado sólo tenía 71 trabajadores, en comparación con 2.600 en la década anterior. Stanley invirtió fuertemente en una línea de muebles para niños hecha en EE.UU., pero fracasó.

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“Invertimos millones en el esfuerzo por salvar puestos de trabajo”, dice el presidente de la empresa, Glenn Prillaman.
Stuart Shoun, el maquinista de Hickory, dice que en 1977, cuando se mudó de Mountain City, Tennessee, a Hickory, era un “hillbilly” (algo así como pueblerino) de 20 años en busca de un trabajo estable. Las rutas que conducían a los trabajos en Hickory eran llamadas Hillbilly Highway, algo así como la Autopista de los Pueblerinos.
Cuando llegaron los despidos, a Shoun le sorprendió ver que algunos de sus compañeros despedidos le pedían ayuda con las instrucciones para los formularios de ayuda porque no sabían ni leer ni escribir. “¿Cómo podían siquiera llenar las solicitudes [de trabajo]?”, recuerda haber pensado.
Más tarde fue contratado para dirigir una fábrica de muebles en China, con un salario de cerca de US$100.000, casi el doble de lo que ganaba antes. “La oferta decía: ‘Usted tal vez quiera irse de Carolina del Norte a China, porque allí es adónde va la industria’”, dice. Pero no quiso dejar a su familia y rechazó el puesto.
Durante las oleadas de importaciones anteriores, ciudades y trabajadores de EE.UU. se reinventaron. En la década de los 80, Detroit se recuperó de la competencia japonesa cuando el fabricante de automóviles Chrysler, bajo el liderazgo de Lee Iacocca, emergió como símbolo del renacimiento americano. Chrysler es ahora parte de Fiat Chrysler Automobiles NV.
Hoy los trabajadores despedidos se ajustan más lentamente al impacto de China. En Hickory y en todo EE.UU. hay menos gente dispuesta a desarraigarse para seguir oportunidades de trabajo en otras partes del país, según datos migratorios. Entre los motivos para no mudarse de ciudad, los economistas citan el aumento de familias con dos ingresos, el envejecimiento de la población, la crisis habitacional y el aumento del costo de la vivienda en lugares como San Francisco y Austin, Texas.
Los esfuerzos del gobierno para ayudar a los trabajadores despedidos no han ayudado mucho. El programa formal de Washington para reentrenar a los trabajadores golpeados por la competencia de las importaciones paga por dos años de matrícula universitaria y extiende los pagos de seguro de desempleo.
Una evaluación que el Departamento de Trabajo encargó en 2012 halló que los participantes en ese programa, especialmente los mayores de 50 años, por lo general ganan menos cuatro años después de haber comenzado el programa que los que no lo comenzaron nunca. Estos últimos volvieron a trabajar con mayor rapidez.
Shuford, el presidente ejecutivo de Century, llama a este programa “una curita para una economía que tiene cortada una arteria”.
En Hickory, los trabajadores despedidos fueron a las universidades locales [que también dan títulos vocacionales después de dos años de estudio, y que son consideradas de menos jerarquía que un programa universitario de cuatro años], pero a menudo no pudieron conseguir empleo luego de graduarse. Tras perder su puesto en 2006, Shoun pensó que aprender diseño arquitectónico le ayudaría a conseguir un mejor trabajo. Pero cuando egresó en 2008, el mercado de vivienda se estaba derrumbando, así que volvió al negocio de los muebles.

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Su ex esposa, Michelle Surratt, que apenas terminó la escuela primaria, perdió su trabajo en 2006 y recurrió a la Asistencia de Ajuste del Comercio Internacional para obtener un diploma de educación secundaria, pero nunca tomó el examen de matemáticas requerido porque le tiene “miedo de los números”, dice. Surratt, de 58 años, gana US$9.69 por hora reparando tapizados. Hace unos 15 años ganaba cerca de US$1 más por hora como operadora de maquinaria en una fábrica.
Muchos trabajadores suponen que no están hechos para la universidad y recurren a un subsidio por discapacidad de la Seguridad Social después de haber trabajado años en una fábrica. Entre 2000 y 2013, el número de residentes del condado de Catawba con esos subsidios aumentó 86%, en comparación con un aumento del 61% en Carolina del Norte y 65% en todo EE.UU.
Anthony “Tony” Crawford, un tapicero, se lesionó una rodilla y la espalda cuando tropezó con marcos de madera apilados en el piso de una fábrica de muebles en 2009. Durante el auge de la industria, ganaba US$29 por hora y trabajaba horas extras. Hoy de 45 años, ahora vive con una fracción de sus antiguos ingresos. “Gané mi dinero con mis manos”, dice. “Volver a la escuela no era una opción”.
En años recientes, Hickory ha mostrado algunos signos de recuperación. La tasa de desempleo fue en junio de 5%, ligeramente superior al promedio nacional. Gran parte de la mejoría en la tasa de desempleo de Hickory se debe a la reducción de la fuerza laboral en alrededor de 25.000 puestos de trabajo, o 13%, desde 2001. Esto significa que hay menos gente para contar como desempleados.
Apple Inc., Google, de Alphabet Inc., y Facebook Inc. han establecido centros de datos en un tramo de la autopista nacional 321, antiguamente conocida como Furniture Row (algo así como El camino de los muebles). Pero estas plantas no emplean a mucha gente. Bed, Bath & Beyond Inc. tiene un centro de datos de 4.500 metros cuadrados con 10 trabajadores.
Frente a la escasez de mano de obra especializada, Bernhardt hace publicidad en los cines pidiendo tapiceros y ofrece bonos de US$1.000 para hacer más atractivo el empleo.
Autor, el economista del MIT, dice que ahora que los salarios en China están en alza y que la producción ha empezado a trasladarse a países de costos más bajos, como Vietnam, lo peor probablemente ya ha pasado. Pero esto es poco consuelo para las víctimas de la industria de los muebles de Hickory. Pocos de ellos podrán recuperar el terreno económico que perdieron.
“Todo lo que oíamos era China, China, China”, dice Lonnie Joiner, ex jefe de Shoun. “Yo culpaba a las grandes corporaciones y a su codicia”.
Joiner dice que apoya a Trump, quien ganó su simpatía con “honestidad cruda y descaro” y con sus duras palabras sobre el comercio internacional.
Fuente: The Wall Street Journal, 11/08/16.
Más información:
¿El fin del sueño americano?
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Movimientos por US$ 500.000 millones en los mercados de dinero de EE.UU.
agosto 5, 2016
Una estampida de US$500.000 millones en los mercados de dinero de EE.UU.

La más reciente reforma regulatoria en Estados Unidos tras el colapso de Lehman Brothers está repercutiendo en todo el sistema financiero, creando la posibilidad de que haya una restricción de financiamiento a corto plazo para las empresas y los gobiernos locales.
Las normas no han entrado en vigor, pero ya sacuden el sector del mercado de dinero, que mueve US$2,7 billones. Casi US$500.000 millones han entrado, salido o han sido movidos entre estos fondos, los cuales son utilizados por los inversionistas para guardar su efectivo y por los deudores para obtener liquidez de corto plazo.
Pese a que algunos indicadores muestran estrechez en los mercados de financiación a corto plazo, cualquier vacío creado por los flujos de efectivo ha sido llenado rápidamente por liquidez generada por el banco central. La preocupación entre los prestatarios es lo que sucederá cuando la situación vuelva a la normalidad y la tensión aumente. Un temor más amplio es que las nuevas normas reduzcan la emisión de crédito y se vuelvan un lastre, por más mínimo que sea, para la economía.
Las nuevas reglas, que regirán a partir de octubre, buscan prevenir otra corrida contra el sector, como ocurrió después de que un fondo que poseía deuda del banco de inversión Lehman Brothers colapsó. Se suponía que los fondos de mercado de dinero nunca registrarían pérdidas, pero durante el pánico, los inversionistas retiraron casi US$150.000 millones de la industria en una semana. Eso restringió la liquidez para las empresas de Estados Unidos y los bancos globales, amenazando con profundizar la crisis. El riesgo acabó cuando el gobierno intervino para garantizar estos fondos. Las nuevas normas se centran en los llamados fondos prime que invierten en deuda empresarial de corto plazo, normalmente con vencimientos de entre unos días y un año. Otros tipos de fondos invierten en deuda municipal o gubernamental a corto plazo.
Hay dos cambios importantes: los fondos prime deben poseer más deuda de plazos sumamente cortos y ya no pueden afirmar que los inversionistas no perderán dinero. En la jerga de la industria, el valor neto de los activos de estos fondos fluctuará, en lugar de mantenerse a US$1 más allá de los que pase en el mercado.
En los últimos 12 meses, más de US$420.000 millones han sido retirados de los fondos prime de mercado de dinero, lo que ha reducido la suma de los activos gestionados a menos de US$1 billón por primera vez desde 1999, según el Investment Company Institute, la asociación del sector. El dinero ha pasado a fondos de mercado de dinero que invierten en deuda soberana, los cuales han crecido de US$991.000 millones a US$1,5 billones.
Los fondos que poseen deuda del gobierno federal estadounidense son los grandes ganadores debido a que, según las nuevas normas, aún pueden prometer que las inversiones no perderán dinero. Sin embargo, el mundo no necesita que fluya más dinero hacia los bonos soberanos.
El otro lado de la moneda es que los US$420.000 millones que solían ser prestados a las empresas, principalmente en forma de papeles comerciales, han desaparecido del sistema. Eso ha obligado a las compañías a hallar nuevas formas de financiamiento, ya sea a través de préstamos bancarios o la venta de bonos a plazos más largos. Ambas alternativas pueden ser más costosas. Peter Crane, de Crane Data, que sigue de cerca los fondos de mercado de dinero, estima que otros US$500.000 millones podría salir de los fondos prime.
Las empresas también han usado estos fondos para guardar su exceso de efectivo, pero las nuevas normas han obligado a muchas de ellas a recurrir a los fondos de mercado de dinero gubernamentales, que pagan menos.
“El efecto acumulado será reducir la liquidez”, advierte Thomas Deas, presidente de la junta de la Asociación Nacional de Tesoreros Corporativos, quien en abril se retiró del fabricante químico FMC Corp. Las nuevas normas también disminuirán la flexibilidad, lo que podría llevar a las empresas a ser más cautelosas con sus gastos.
Los otros grandes perdedores son los gobiernos estatales y municipales. Para cumplir con otra serie de nuevos requisitos, los operadores están retirando el dinero de sus clientes de los mercados de dinero que invierten en deuda municipal. Estos mercados otorgan préstamos de corto plazo a gobiernos, y los activos en estos fondos ya han caído en los últimos 12 meses de US$246.000 millones a US$183.000 millones.
El costo de endeudamiento de estos gobiernos ha aumentado de 0,03% el año pasado a 0,48%, lo que incluye el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal en diciembre, según Anthony J. Carfang, director gerente de Treasury Strategies, que asesora a gobiernos y empresas sobre cómo administrar su dinero.
Varios indicadores muestran tensión en estos mercados de corto plazo, pero el riesgo real es lo que sucederá cuando haya una restricción de liquidez. Estos mercados suelen estar bastante segmentados, con diferentes tipos de compradores que obtienen distintas fuentes de financiamiento.
Las compañías y los municipios con las calificaciones más altas no tendrán problemas para financiarse. Sin embargo, eso podría dejar a otros peleándose por las sobras. “La escasez es empujada hacia los deudores más pequeños y menos solventes”, afirma Carfang.
Al igual que los bancos, los fondos de mercado de dinero estarán menos expuestos a los riesgos. La prueba para las nuevas normas será ver si las mejoras de seguridad pesarán más que el impacto económico de la reducción de los préstamos y la liquidez.
Fuente: The Wall Street Journal, 05/08/16.
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Pocos empleos con buenos salarios en Estados Unidos
agosto 2, 2016
La corta lista de los trabajos que pagan bien en EE.UU.

Durante la última década, sólo una pequeña fracción de los estadounidenses en edad productiva ha conseguido empleos que ofrecen buenos salarios y aumentos salariales significativos.
Esta es la conclusión de un nuevo estudio realizado por el sitio de búsqueda de empleo Indeed, que revela un amplio descontento económico entre muchos estadounidenses. La investigación encontró que sólo 15% de la población en edad de trabajar tiene un empleo que ofrece un alza salarial que haya al menos igualado el récord promedio de los ingresos familiares y que no haya retrocedido respecto de la inflación durante la última década.
“Hay un pequeño grupo de personas [que] tiene buenos salarios y aumentos salariales, mientras que la gran mayoría de nuestro mercado laboral está luchando por lo menos en uno de esos dos frentes”, dijo Tara Sinclair, economista jefe de Indeed.
(La compañía utilizó datos de la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo de EE.UU. y los listados de trabajo de su sitio. El estudio se centró en las ocupaciones con un salario medio anual de al menos US$57.700, el ingreso familiar promedio ajustado por inflación del año 2000, muy cercano al máximo de 1999. Si bien el informe concluye formalmente con los datos de 2014, Indeed indicó que las tendencias se mantuvieron en 2015.)

No hay que perder de vista que el mercado laboral ha estado agregando constantemente puestos de trabajo durante años y los salarios empiezan a mostrar signos de aceleración. Algunos economistas prevén que el crecimiento salarial repunte en los próximos meses.
No obstante, en todo el mercado laboral también hay evidencia de una brecha cada vez mayor entre los trabajadores con al menos un título universitario de cuatro años y los que tienen menos estudios. La desaparición de muchos puestos poco calificados pero de buenos sueldos parece estar agravando la situación de muchos estadounidenses, especialmente hombres de edad intermedia, y llevándolos a abandonar la fuerza laboral.
“Observamos un crecimiento de las ofertas de empleo en general y de los salarios en general”, manifestó Sinclair. “Pero estamos viendo el mayor crecimiento en términos de salarios y remuneración, en general, en un selecto grupo muy pequeño de personas”.
Indeed analizó 800 ocupaciones y halló que apenas 170 cumplen con los criterios de la investigación: ser un “empleo de oportunidad” con un salario anual de al menos US$57.700 y ofrecer aumentos de salarios que coincidan con la inflación por más de una década. Sólo 15% de la fuerza laboral tenía este tipo de posiciones.
Fuente: The Wall Street Journal, 02/08/16.
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Donald Trump reprueba economía
julio 25, 2016
Opinión: A pesar de su diploma de Wharton, Donald Trump reprueba economía

El temor nacional a la imprudente y turbia Hillary Clinton como próxima comandante en jefe de Estados Unidos —y a por lo menos 12 años consecutivos de demócratas en la Casa Blanca— significa que no se puede descartar una victoria presidencial republicana en noviembre. Pero ¿por qué, con una rival tan antipática, el candidato republicano Donald Trump es incapaz de captar un número más amplio de votantes?
Un problema evidente es que Trump, quien tiene un título profesional de la Escuela de Negocios Wharton, de la Universidad de Pensilvania, reprueba economía. La primera evidencia es su promesa de hacer trizas el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC o Nafta) con el argumento de que México, su bestia negra favorita, está robando empleos a EE.UU. Es la tecnología, no el libre comercio, lo que está detrás del decreciente número de puestos de trabajo en el sector manufacturero estadounidense.
Golpear al Nafta como una piñata funcionó bien en las primarias republicanas. Sin embargo, es probable que eso perjudique a Trump y a los candidatos que están en las listas legislativas republicanas para las elecciones generales de noviembre. México es, después de todo, el tercer mayor socio comercial de EE.UU. y su segundo mayor mercado de exportación.
Las diatribas comerciales de Trump socavan su credibilidad ante los votantes que entienden sobre el tema, los cuales son bastantes. Estadounidenses de todos los ámbitos de la vida son beneficiarios del comercio global de EE.UU.
Indiana, el hogar del candidato republicano a la vicepresidencia, el gobernador Mike Pence, exportó cerca de US$4.800 millones a México en 2015, lo que convierte a este país en el segundo mayor mercado de exportación del estado. Eso incluyó US$1.500 millones en equipo de transporte, US$1.400 millones en maquinaria y US$88 millones en subproductos de fructosa de maíz. Más de 120.000 puestos de trabajo en Indiana dependen del comercio con México.
Las exportaciones al vecino del sur representaron más de US$1.000 millones para 31 estados en 2015. Es el mayor mercado de exportación de California, Arizona, Nuevo México y Texas, y el segundo de otros 25 estados.
Según la campaña de Trump, los trabajadores estadounidenses que no quieren aumentar el proteccionismo son bufones de la “élite”. Sin embargo, la mayoría de las personas que hoy tienen empleos en una economía estadounidense conectada globalmente e impulsada por la tecnología, proviene de familias de clase media que se han sacrificado financieramente con el fin de prepararse para competir en el mercado laboral moderno. Es desalentador escuchar al candidato republicano denigrar a los exitosos y tratar de poner a los estadounidenses unos contra otros.
Los aranceles más altos a las importaciones de EE.UU. serán transferidos a los consumidores, muchos de los cuales ya están sufriendo económicamente debido a la lenta recuperación bajo el gobierno de Barack Obama. Las guerras comerciales también pueden dañar la competitividad estadounidense. Como explicó a principios de este mes el ex viceministro de Comercio de México, Luis de la Calle, en una conferencia telefónica para inversionistas en Nueva York, el traslado de la producción de Carrier Corp. de Indiana a México —muy atacado por Trump— significa que la empresa puede sobrevivir a la competencia asiática y a la vez retener en EE.UU. los empleos en investigación, desarrollo, comercialización y componentes de gama alta.
Tal vez la mayor mentira que Trump vende es que unos aranceles más altos pueden recuperar los empleos perdidos en el sector manufacturo de EE.UU. No lo harán, y sugerir lo contrario es un cruel engaño.
En un reciente ensayo publicado en la revista Foreign Affairs titulado The Truth About Trade (algo así como La verdad sobre el comercio), Douglas Irwin, economista de la Universidad de Dartmouth, observa que si bien la tecnología ha “permitido grandes mejoras de productividad y eficiencia”, también ha “vuelto obsoletos muchos trabajos manuales”. Irwin cita un estudio realizado por el Centro para la Investigación Económica y de Negocios de la Universidad Estatal Ball, en Indiana, que encontró que “el crecimiento de la productividad representó más de 85% de la pérdida de empleos en la industria manufacturera entre 2000 y 2010, un período en que el empleo en este sector se redujo en 5,6 millones”. Este 85% se compara, según el estudio, con 13% de pérdida de empleos atribuida al comercio internacional durante el mismo período. En otras palabras, para recuperar la mayoría de los trabajos, Trump tendría que declarar ilegal la mecanización. ¿Será Pence el encargado de dar la noticia a los agricultores de Indiana?
En un artículo publicado a mediados del año pasado en el Journal of Economic Perspectives, David Autor, economista del Instituto de Tecnología de Massachusetts, desentraña la razón por la cual la automatización ha afectado duramente a la clase media. Autor observa que con el fin de escribir un código informático para una tarea, un programador debe ser capaz de “enunciar las ‘reglas’ explícitas o procedimientos” necesarios para hacerla. Pero las labores que los humanos comprenden “tácitamente” no son fáciles de automatizar. Autor llama a esa restricción la “paradoja de Polanyi” por el químico y economista de origen húngaro quien observó que “sabemos más de lo que podemos decir”.
Los trabajos más difíciles de automatizar, nota Autor, son aquellos que requieren “alta educación” y “baja educación”, que exigen “interacción interpersonal, flexibilidad, adaptabilidad y capacidad de resolución de problemas”. Los tradicionales puestos de trabajo que requieren educación media han sido los más fáciles de reemplazar con la tecnología.
Sin embargo, también hay una fuerte evidencia de adaptación en este grupo del medio. Autor cita un par de economistas que han identificado evidencia de la creación de nuevo empleo para este segmento. El truco, dice, es que “la inversión en capital humano debe estar en el centro de cualquier estrategia a largo plazo para la producción de habilidades que se complementan con, en lugar de ser sustituidas por, el cambio tecnológico”.
El proteccionismo es parte de la demagogia populista y sólo empobrecerá a la clase media. Muchos estadounidenses pueden ver la verdad tras las falsas promesas de Trump, lo cual es una de las razones por las que la carrera está tan ajustada a pesar de los altos índices negativos de Hillary.
Fuente: The Wall Street Journal, 25/07/16.
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