Argentina: Superávits Gemelos

noviembre 16, 2011

Gemelos

Por Enrique Szewach

 

Siempre me resistí a la definición de “superávits (déficits) gemelos”, en referencia a la situación fiscal y de balance de las cuentas externas.

La palabra “gemelos” da idea de simultaneidad y no de causalidad.

En cambio, el superávit comercial es consecuencia de la situación  de ahorro interno de un país, el que, a su vez, es producto de la evolución del ahorro privado y del ahorro público.

En otras palabras, el superávit de cuenta corriente, es el resultado de un exceso de ahorro local, sobre la inversión, mientras que el déficit es producto de un exceso de inversión,  por sobre el ahorro.

La Argentina de los últimos años “desahorró” por exceso de gasto público y exceso de gasto privado y la consecuencia natural es que el superávit de cuenta corriente se evaporó.

En los números no fue tan dramática esta desaparición del superávit externo, porque la suba de los precios de las materias primas que exportamos, compensó, en parte, este fenómeno. (Con datos del Banco Central,  dichos precios subieron 88% en dólares. entre octubre del 2003 y octubre del 2011).

La cuenta corriente del balance de pagos, mientras tanto, pasó de 8140 millones de dólares a finales del 2003, a menos de 3100 millones a finales del 2010 y lleva acumulados menos de 800 millones de dólares en el primer semestre de este año. (Siempre con datos oficiales).

En otras palabras, cuando se acaba la capacidad ociosa, el exceso de gasto se canaliza, en el sector servicios, hacia un aumento generalizado de precios (inflación que le dicen) y en el sector de bienes, hacia un aumento de precios (dependiendo del tipo de cambio) y un incremento de las importaciones.

Para agregar unos números, las importaciones de todo el 2002 no llegaron a los 9000 millones de dólares, y el año pasado superaron los 53000 millones.

En ese período, el consumo privado se duplicó, mientras que el consumo público, más que se duplicó (siempre en moneda constante y con datos oficiales).

Ahora sí, espero que se entienda mejor mi rechazo a los “gemelos”.

El superávit de cuenta corriente no es gemelo del superávit fiscal, es “hijo”.

Cuando hay exceso de ahorro, hay superávit de cuenta corriente. Cuando hay exceso de gasto, hay déficit.

El “modelo K” es, por definición, exceso de gasto. Pero este exceso de gasto obliga a financiar un déficit de cuenta corriente.

Obviamente, la única forma de sostener sistemáticamente, déficit de cuenta corriente es mediante el ingreso de capitales, por repatriación, inversión extranjera directa, o ingresos financieros del resto del mundo vía préstamos o colocaciones en el sistema financiero.

El gobierno, como impidió el ahorro en pesos de largo plazo (tasa negativa, prohibición de indexación, fin de la credibilidad del INDEC, eliminación del ahorro institucional de las AFJP, etc.), obligó al sector privado a intensificar su natural ahorro en dólares, (la destrucción de la moneda no es patrimonio exclusivo de estos años y es el verdadero boicot que los políticos en particular, y la sociedad en general nos hemos autoinfligido).

Ese ahorro en dólares se canalizó en parte hacia el sistema financiero local, y en parte hacia el exterior. (Llamar fuga de capitales a este ahorro privado, en este contexto, suena insultante).

Por lo tanto, no hay repatriación, si no salida.

A su vez, con el mecanismo de “capitalismo de amigos”, controles de precios, restricciones energéticas, precios no remunerativos al petróleo y al gas, prohibiciones de exportar en la agroindustria, etc. etc., se han generado menos oferta de dólares de exportación y mayores importaciones para cubrir la brecha energética, y se ha reducido la inversión extranjera directa (IED) al mínimo. (De hecho, con estadísticas de CEPAL/BID pasamos del tercer lugar como receptores de IED, al sexto).

La posibilidad de endeudamiento externo está limitada por la situación internacional y por los problemas pendientes con los acreedores del exterior (holdouts, club de París, CIADI).

Y las colocaciones financieras de corto plazo en el mercado de capitales, están, razonablemente, limitadas, por los encajes y las nuevas trabas para recomprar dólares.

Con esta introducción resulta fácil explicar la situación actual y los escenarios futuros. (Los detalles, insisto siempre, son…otro precio).

El dilema macro es el siguiente: si se quiere seguir con el “modelo”, es decir con exceso de gasto público, hay que conseguir dólares.

El mecanismo actual de financiamiento a través del Banco Central vía el uso de las reservas tiene un límite.

Hoy el déficit fiscal es de aproximadamente 3% del PBI. 1% operativo y 2% para pagos de deuda. Ese déficit lo financia el Banco Central, en números redondos algo menos de la mitad con emisión de pesos, el resto con uso de las reservas.

En dichas reservas están incluidos los depósitos en dólares de la gente, que ahora los retira, asustada por el gobierno (no por los medios).

¿Cuáles han sido las medidas hasta ahora?

Por un lado, empezar a reducir los subsidios al sector privado, en varios servicios públicos.

Los subsidios son de, aproximadamente, 4% del PBI. Suponiendo que se puedan reducir un 25% en el corto plazo (supuesto extremadamente optimista, pero sería largo de explicar porqué), ello equivale a un “impuesto” al sector privado de 1% del PBI, que reemplazaría, si se deja de emitir, al impuesto inflacionario.

Este reemplazo tiene importantes efectos redistributivos positivos, aunque, en el corto plazo, puede afectar el gasto privado. Ese menor gasto privado, por definición, implica una desaceleración de la economía y, por ende, menores importaciones, (y menor crecimiento de la recaudación). Pero todo este mecanismo de reducción de subsidios no resuelve el tema central, los precios del gas y del petróleo que reciben los productores, para que aumente la inversión extranjera directa y, en el mediano plazo, bajen las importaciones energéticas y, eventualmente, se vuelva a exportar. (Aunque, además de precios, hará falta compensar el efecto “reputación”).

A ello se le suma la obligación de liquidar divisas de mineras y petroleras. El neto no deben ser más de 2000/3000 millones de dólares, dado que una buena parte ya la liquidaban para pagar sus gastos locales.

Las otras medidas han consistido en prohibirle a la gente que ahorre en dólares, con mecanismos claramente ilegales en cualquier país del mundo que no sea la Argentina, o Venezuela (u algún otro país perdido en el África o el Asia).

Ilegales, porque la AFIP ni tiene atribuciones, ni puede impedirme endeudarme para comprar dólares. Lo que puede y debe hacer es obligarme a demostrar el origen genuino de los fondos que utilizo para comprar dólares, una casa, o un televisor.

¿Alcanza con esto para seguir expandiendo el gasto público, crecer a tasas chinas y, simultáneamente, conseguir los dólares para financiar la cuenta corriente, mantener las reservas del Banco Central, y el tipo de cambio “controlado”?.

En la medida que los precios de las exportaciones no vuelvan a crecer al ritmo observado en los últimos años, claramente no.

En síntesis, el problema actual es de falta de dólares, generado por un exceso de pesos.

Ese problema se arregla a la larga, sólo con macroeconomía. Y la macro o ajusta por nivel de actividad y “produce” dólares por menores importaciones. O ajusta por el precio del dólar hasta que se diluye el exceso de pesos. O “ambas asimetrías a la vez”.

Querido amigo Guillermo [Moreno], ya lo decía el General, “la única verdad es la macro”. ¿Quién será el Gómez Morales de este ciclo peronista?
Fuente: Ámbito Financiero, 16/11/11.

Argentina: Pagos en dólares con Tarjeta, se mantiene el tipo de cambio

noviembre 15, 2011

Pagos en dólares con Tarjeta: se mantiene el tipo de cambio

 

Entre las medidas que puso en marcha el Gobierno para evitar la salida de dólares del país no se cuentan restricciones al uso de tarjetas de débito y crédito en el exterior. El monto que los argentinos gastan fuera del país y pagan con dinero plástico ronda los u$s 150 millones, y es levemente inferior al que dejan los visitantes extranjeros en el país.

Por eso sigue vigente la normativa que lleva el número «876» del Banco Central, que establece que «las compras de dólares billete para su entrega a una entidad bancaria no requiere autorización de la AFIP». El cliente de la entidad financiera que emitió su tarjeta viaja, gasta en el exterior y cuando regresa le «compra» al banco dólares en número suficiente para saldar su deuda; esa operación se hace al cambio oficial y -como dice el Central- no necesita ser aprobada por la autoridad fiscal. 

La posibilidad de una retaliación de terceros países -no habilitar el uso de sus tarjetas en territorio argentino- con la consiguiente caída en el ingreso por turismo sería una de las razones centrales para que no se haya puesto aún la mirada sobre las tarjetas de crédito y débito. También es cierto que ni siquiera en lo peor de la crisis 2001 se inhabilitaron las tarjetas internacionales; prohibir su uso sería una señal negativa que el Gobierno no quiere dar.

Sin embargo, los bancos emisores y las empresas administradoras de medios de pago están curándose en salud: todos están alertas. En épocas anteriores de control de cambio la restricción a un máximo del equivalente a $ 2.000 diarios (o el límite máximo que establezca cada país para operaciones por ATM) para el retiro de dólares en efectivo a través de cajeros automáticos en terceros países.

¿Y qué pasa si el cliente retira ese monto durante 15 días seguidos?, le preguntó este diario a un alto ejecutivo bancario. «Al tercer día se lo frenamos: el cajero va a decirle por pantalla que hay riesgo de fraude, y cuando vuelva a Buenos Aires vamos a explicarle que trabamos la operatoria porque teníamos miedo de que lo hubieran secuestrado, que le hubieran robado la tarjeta y la clave sin que él se diera cuenta, que alguien le había copiado la banda magnética… Todo eso es posible; cuando una persona retira fondos todos los días y por el máximo de la red de ATM, hay algo raro y lo frenamos», respondió el banquero.

El mismo hombre de la banca admite que la venta de billetes por ventanilla cayó al 25% de lo que era antes de las medidas oficiales. «La mitad de la gente no está operando, y de la otra mitad, sólo un 50% logra la autorización de la AFIP».
Fuente: Ámbito Financiero, 14/11/11.

Argentina: El control de cambios entorpece la venta de inmuebles

noviembre 14, 2011

Las compras de extranjeros, paradas

Por Carlos Manzoni 

 

Paul Reynolds está decepcionado y desesperado. El hombre es el dueño de Reynolds Propiedades, una inmobiliaria que trabaja desde hace 45 años con clientes extranjeros, y, según comenta, las últimas dos semanas se han convertido en una pesadilla: los controles para la compra de dólares impuestos por el Gobierno hacen caer una tras otra las operaciones de personas no residentes en el país.

Ocurre que con las nuevas disposiciones cambiaras es imposible concretar la operatoria tal como se estilaba hasta hace 15 días. Como la compraventa se asienta en pesos, lo normal era que el extranjero abriera una cuenta en un banco en la Argentina y transfiriera allí sus dólares, que luego eran convertidos en moneda local por la entidad y entregados «virtualmente» en el momento de firma de escritura al vendedor. Acto seguido, éste cambiaba en forma electrónica esos pesos por dólares y todos contentos.

«Todo se hacía en el mismo banco y de manera bastante ágil», dice Juan Sebastián Emiliani, a cargo de normativa cambiaria de la firma FDI Gerenciamiento Patrimonial. «Pero ahora todo cambió porque, como la AFIP rebota la mayoría de los pedidos para comprar dólares, no hay un solo vendedor que quiera aceptar los pesos», explica Emiliani.

Tampoco queda la posibilidad de que el propio extranjero se haga de esos dólares, ya que por disposición del organismo recaudador no está permitido a un no residente comprar más de 5000 dólares por mes.

Así las cosas, las inmobiliarias están desesperadas. «Esto me paraliza totalmente la oficina. Hoy tengo nueve inversiones de extranjeros que se quieren ir», se lamenta Reynolds.

«De 25 empleados, ahora queda la mitad porque no se mueven las operaciones de no residentes. Tengo que salir ahora a buscar más mercado local, donde tampoco se sabe qué va a pasar», agrega.

La desazón no es exclusividad suya. Carlos Sotelo, vicepresidente primero del Colegio de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires, confiesa que aún no está muy claro cuáles son los procedimientos por seguir. «Los bancos no tienen todas las instrucciones o las desconocen, con lo que se produce más desasosiego en la gente», señala el hombre.

Emiliani, por su parte, dice que conoce el caso puntual de dos inmobiliarias a las que se les cayeron cuatro operaciones en una misma semana. «Como está planteado el tema, muchas salidas no hay», dice. Mientras que Jorge Toselli, de JT Inmobiliaria, afirma que está todo muy paralizado.

¿Existe alguna luz de esperanza? Hay una, pero muy tenue: la AFIP sacó una circular que dice que hay que imprimir la desautorización en la web para comprar dólares y llevarla a ese organismo, junto con toda la documentación respaldatoria para habilitar el permiso. «Pero nadie se la va a jugar, porque en este caso el vendedor tiene que recibir igual los pesos y después arriesgarse a que se lo autorice o no», advierte Emiliani.

Ni salen ni entran

La paradoja es que el Gobierno impuso el control para contener la salida de divisas, pero lo que logra en estos casos es impedir su ingreso. Para Reynolds, éste es el último eslabón de una cadena que espanta las inversiones extranjeras y que incluye la estatización de las AFJP, la obligación de liquidar divisas en el país impuesta a petroleras y mineras, y la auditoría que hace la AFIP sobre las propiedades de los no residentes.

«Por eso todo el mundo se vuelca a Uruguay, porque allí hay reglas precisas y consistentes. Nuestro vecino se está comiendo todas las inversiones inmobiliarias que antes venían acá», se queja Reynolds.

«Doy disertaciones en el extranjero para atraer inversores inmobiliarios, y de pronto lo único que veo en este país es una traba tras otra», remata.
Fuente: La Nacion, 14/11/11.

Estados Unidos tiene mejores perspectivas de largo plazo que China y Europa

noviembre 14, 2011

EE.UU. tiene mejores perspectivas de largo plazo que China y Europa

Por Ian Bremmer y Nouriel Roubini

 

No es de extrañar que los mercados globales estén con los nervios de punta. Las tres mayores economías del mundo no pueden seguir por su camino actual y todos lo saben. Los inversionistas observan ansiosos cualquier señal de que China se dirige hacia un aterrizaje forzoso, de que Estados Unidos entrará en una segunda recesión y de que la zona euro colapsará.

En los tres casos, las soluciones de corto plazo han impedido un desastre hasta el momento, pero los problemas han ido en aumento, tanto en términos de tamaño, como de peso. ¿Cuál será la primera economía donde la situación se vuelva inmanejable?

Europa

En Europa se han postergado las decisiones difíciles ante la incapacidad de los protagonistas para ponerse de acuerdo sobre cómo y por qué comenzó la crisis. Alemania y otros países acaudalados le echan la culpa al despilfarro de Grecia, Portugal e Italia y temen que un paquete de rescate prematuro les quite de encima la presión necesaria para enmendar el rumbo. Los países deudores, por su parte, creen que la zona euro sufre un desequilibrio y que las economías más prósperas, como Alemania, deben exportar menos y consumir más para corregirlo.

Otros europeos sostienen que una moneda común no puede sobrevivir de forma indefinida si la política monetaria es centralizada pero la política fiscal sigue en las manos de cada gobierno. Otro grupo advierte que el acceso a los mercados de capital exige una especie de seguro colectivo, preferentemente en la forma de un eurobono. Alemania, por cierto, se resiste a esta solución porque equivaldría a una transferencia de riqueza desde las economías del núcleo de la zona euro a la periferia, desde las economías más ricas a las más pobres.

Otros postulan que el remedio recomendado por Alemania y el Banco Central Europeo (BCE), es decir las medidas de austeridad, es peor que la enfermedad. Europa necesita crecimiento, no sólo reformas y ajustes de cinturón, indican, y sólo una buena dosis de estímulo en todo el bloque puede reactivar la economía.

Los 17 países y cuatro instituciones europeas que son parte de la crisis de la zona euro tratarán de seguir adelante como puedan, postergando las soluciones de fondo, pero su parsimonia es insostenible. Los mercados ya están perdiendo confianza en las reformas a medias. Las dudas acerca de Italia, una economía que es demasiado grande para caer, exacerban la volatilidad.

Europa será la primera crisis en volverse inmanejable. Hay que prever una cesación de pagos desordenada en Grecia, nuevos problemas para la banca europea y una recesión fuerte en todo el continente.

China

En China, la necesidad de realizar una reforma económica se ha vuelto obvia. Han transcurrido cuatro años desde que el primer ministro Wen Jiabao advirtió que el modelo económico es «inestable, desequilibrado, descoordinado y, en última instancia, insostenible» y tres años desde que la crisis financiera hizo que el crecimiento chino pasara a depender peligrosamente de las exportaciones a Europa, EE.UU. y Japón.

Para lograr una expansión económica de largo plazo (y estabilidad política), el gobierno debe hallar una forma de estimular a los consumidores chinos a comprar lo que producen las empresas del país. Este giro requiere una transferencia gigantesca de riqueza desde el Estado y las empresas estatales hacia las familias chinas.

El gobierno, no obstante, está yendo en la dirección contraria. La reacción a las turbulencias financieras en Occidente no fue reforzar el consumo, sino incrementar el gasto gubernamental y privado en inversiones fijas, que ahora representan casi la mitad del crecimiento chino. El resultado ha sido una explosión en los bienes raíces residenciales y comerciales, más gasto fiscal en infraestructura y nuevos créditos desde los bancos públicos a las empresas públicas.

En realidad, uno de los mayores obstáculos a una reforma en China es que la economía sigue demasiado vinculada a un modelo de capitalismo de Estado. Tres cuartas partes de las 100 principales empresas chinas que cotizan en bolsa son controladas por el gobierno.

Los dirigentes del Partido Comunista a los que les conviene el éxito de las empresas públicas han acumulado un poder considerable dentro del liderazgo chino, y oponen una férrea resistencia a cualquier intento de transferir su riqueza hacia las empresas privadas y los ciudadanos comunes y corrientes.

China cuenta con el efectivo y las reservas en moneda extranjera suficientes para aplazar una crisis. Pero la economía pierde fuerza, las tensiones en el sistema financiero aumentan y hay buenas razones para pensar que los días en que el país podía postergar las soluciones a sus problemas están contados.

Estados Unidos

Nadie puede restaurar la confianza en la salud de largo plazo de las finanzas estadounidenses sin un plan viable para recortar el gasto en programas como la seguridad social y defensa y, al mismo tiempo, elevar los ingresos, que se ubican en el nivel más bajo de los últimos 60 años como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB).

Sin embargo, es mejor no esperar ninguna solución inmediata desde Washington. La proximidad de las elecciones acentuará las diferencias entre los partidos demócrata y republicano y el estancamiento político. Esto significa que los problemas estructurales de la economía estadounidense seguirían sin resolverse.

El futuro de largo plazo, no obstante, parece mucho más auspicioso para EE.UU. que para Europa o China.

EE.UU. sigue siendo el líder en la clase de tecnología de punta que expande el potencial de crecimiento a largo plazo de un país, desde la energía renovable y los aparatos médicos a la nanotecnología y la computación en nube. Con el paso del tiempo, estas ventajas se traducirán en un crecimiento más robusto.

EE.UU. también goza de una ventaja demográfica. En Europa, el declive de las tasas de natalidad y la mayor hostilidad hacia los inmigrantes apuntan hacia una reducción de la población de hasta un máximo de 100 millones de personas para 2050. En China, debido en parte a la política de un hijo por familia, la población que trabaja ya empezó a contraerse. Para 2030, casi 250 millones de chinos serán mayores de 65 años. Otorgarles pensiones y cobertura de salud será muy costoso.

A pesar de la polémica sobre la inmigración, la población estadounidense probablemente aumentará de 310 millones a 420 millones de habitantes a mediados de siglo.

Finalmente, es muy probable que EE.UU. empiece a abordar sus problemas de fondo antes que Europa o China. No habrá grandes cambios durante un año electoral, pero hay una probabilidad de realizar una reforma fiscal importante en 2013.

Es probable que los republicanos obtengan el control de ambas cámaras del Congreso en los comicios de noviembre de 2012. Si un republicano es electo presidente, el partido sentirá una presión enorme para cumplir sus promesas reformistas. Incluso si el presidente Barack Obama es reelecto, hay buenas perspectivas de que alcance un gran acuerdo con sus oponentes. Ya no estaría sujeto a las presiones inmediatas de las elecciones y, al igual que otros presidentes reelectos, comenzará a pensar en su legado.

Aun así, que nadie se engañe. EE.UU. afronta desafíos formidables y el estancamiento del sistema político podría demorar reformas fiscales y estructurales muy necesarias. Pero todo es relativo y los desafíos de largo plazo de EE.UU. son más manejables que los de Europa y los de China.
—Ian Bremmer es presidente de la consultora Eurasia Group y autor del libro «El Fin del Libre Mercado». Nouriel Roubini es presidente de la consultora Roubini Global Economics y profesor de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.
Fuente: The Wall Street Journal, 13/11/11.

La crisis de Europa periférica no es la del euro como moneda

noviembre 13, 2011

La crisis de Europa periférica no es la del euro como moneda

Por Jorge Castro

 

Los bonos italianos a 10 años tuvieron el miércoles de esta semana un nivel de rendimiento (en relación inversa a la tasa de interés que pagaron para ser renovados) de 7,45% anual, récord histórico desde que el euro fue introducido (1999/ 2001). Ese día, los títulos alemanes a 10 años (Bunds) cotizaban a una tasa de 1,74%, mientras que los bonos a 2 años reclamaban en el mercado secundario 0,03% por año, prácticamente cero. La prima de riesgo que deben pagar los títulos italianos sobre los alemanes ascendió a 571 puntos básicos.

El enorme diferencial que deben pagar ambos países para endeudarse no se debe sólo al elevado costo de los papeles italianos, sino primordialmente a la extraordinaria baratura de los alemanes. ¿Por qué el rendimiento de los bonos alemanes es tan bajo, casi cero en los valores a 2 años? Porque despiertan una extraordinaria confianza, especialmente en Europa , a punto de convertirse en valor refugio frente al agravamiento de la crisis.

La confianza atrae la liquidez, y ésta es tan grande que varias veces en las últimas dos semanas la rentabilidad de los títulos alemanes ha sido negativa.

Esta actitud de los mercados no responde a factores psicológicos, culturales o genéticos, sino al hecho de que Alemania tiene el mayor superávit comercial desde 2008 (U$S 180.000 millones) , además de un sistema financiero extremadamente sólido, porque es acreedor de títulos que no se deprecian por la crisis, sino que se revalúan.

La situación italiana es la inversa.

Italia no tiene una crisis de liquidez (el año que viene debe pagar 300.000 millones de euros sobre una deuda de 1,9 billones, cifra semejante al promedio que pagó por año en la última década).

Italia enfrenta una crisis de confianza, que al espantar a los inversores se transforma en crisis de liquidez y la coloca al borde del default.

¿Por qué el euro se fortalece en lugar de caer? ¿Por qué la moneda única, tras el agravamiento de la crisis y mientras Europa se sumerge en una situación recesiva, se ha apreciado este año más de 3% frente al dólar? Se supone que la crisis europea es la de su deuda soberana, pero la moneda en que está nominada, al agravarse la crisis, ha optado por cotizarse por encima de sus valores previos a 2008 (+ 10% / +15%, OCDE).

El enigma europeo puede formularse en los siguientes términos: la crisis de la Zona Euro (países periféricos) no es la de su moneda. Esta se aprecia en la medida en que la crisis se agrava.

Es probable que haya un vínculo directo entre apreciación del euro e hiperliquidez alemana. La República Federal -nivel de productividad, potencia exportadora, fortaleza político-institucional- mantiene en pie a la divisa regional. Esto ocurre cuando enfrenta la mayor crisis existencial de su breve historia.

En septiembre, la producción manufacturera alemana cayó 2,7% sobre el mes anterior; y al finalizar el tercer trimestre el auge del PBI prácticamente se frenó.

El Banco Central Europeo (BCE) estima que a fin de año los 17 países de la Euro Zona experimentarán una “leve recesión”. No está claro si será “leve”. El índice conjunto manufacturero/servicios de la RFA cayó de 49,1 en septiembre a 46,5 en octubre, la mayor disminución desde noviembre de 2008 (- de 50 implica contracción).

La crisis de productividad divergente de la Euro Zona no lleva necesariamente a una ruptura. Lo decisivo es que ocurre cuando la integración mundial del capitalismo, acelerada a partir de 2008, es un hecho; y la transferencia del crecimiento, la oportunidad económica, e incluso el poder, de los países avanzados a los emergentes en lo esencial se ha completado.

¿Puede sobrevivir la Zona Euro? Sí, pero tiene que transformar la crisis de productividad divergente en una convergencia hacia una unidad superior. Es un paso transitable, pero arduo. Tiene el respaldo de la tendencia central de la época.
Fuente: Clarín, 13/11/11.

El Dr. Jorge Castro es analista internacional y presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico.
Más información en: www.agendaestrategica.com.ar

Insurance: Guarantee Me

noviembre 13, 2011

Insurance: Guarantee Me

By Alan Lavine

 

Registered reps say investment guarantees are spawning sales of insurance products, ranging from fixed and variable annuities to whole life insurance.

A June 2011 survey of over 1,000 Americans by Prudential Financial found that investors are willing to pay the insurance charges for investment and income guarantees. More than half the respondents say they have lost faith in the stock market and want to invest more conservatively.

“The financial crisis has driven changes in the way Americans are saving for retirement,” says Christine Marks, president of Prudential Retirement, N.Y. “One solution has been to include guaranteed income products in retirement plans.”

Graydon Goghlan, a San Diego, Calif.-based financial planner, says a lot of investors are expressing an interest in variable annuity lifetime withdrawal bonds. Depending on a client’s financial plan, he recommends retirees should anchor their retirement portfolio with guaranteed sources of income.

Data indicate that at least through the second quarter of this year, sales of virtually all types of insurance have been on the rise. For the second quarter, sales of variable annuities and index annuities were up 16 percent and 35 percent respectively over the same period of 2010, based on data by LIMRA and AnnuitySpecs.com, Des Moines, Iowa. Third-quarter insurance sales statistics are not available until mid-November.

LIMRA reports that sales of annuities and life insurance linked to long-term care rose 41 percent over the past 18 months, and even traditional whole life insurance sales rose 10 percent in the first half of this year.

Cathy Weatherford, president of the Insured Retirement Institute, Alexandria, Va., says strong sales in the first half of this year are a harbinger of things to come. She’s anticipating a record-setting year for the sales of retirement annuities.

Dave Paulsen, chief sales officer at Transamerica Capital Management, Los Angeles, says education and training are keys to establishing a flourishing insurance practice.

Paulsen attributes the company’s average 21 percent annual growth of variable annuities since 2005 to communication of the benefits of adding variable annuities to an overall retirement income plan. “Our products focus exclusively on solutions that help advisors solve clients’ needs,” he says.

Registered reps are also showing more interest in fixed index annuities due to the recent entries of Symetra, MassMutual and John Hancock into that market, says Sheryl Moore, president and CEO of AnnuitySpecs.com. She estimates that 55 percent of those selling index annuities are registered reps.

Index annuities, Moore says, should be positioned as a “safe money place.” Their interest is linked to market performance. Returns are limited, she says, so that the insurance company can provide a minimum guarantee on the contract. These annuities are priced to return about 1 percent to 2 percent more interest than a fixed annuity. Plus, the index annuities offer a guaranteed zero percent floor in addition to a secondary guarantee called a minimum guaranteed surrender value. This secondary guarantee kicks in when the client cashes out or if the market value of the investment does not perform, and provides at this writing, she says, about 1 percent to 3 percent interest on no less than 87.5 percent of the premiums paid into the contract.

“Index annuities are not intended to provide all of the stock market’s upside,” Moore stresses. “Index annuities are promoted as allowing the purchaser to have limited participation in the market upside, while avoiding the downside risks associated with the market.”

Even stodgy old whole life insurance, up 10 percent in the first half of this year, is showing signs of life, LIMRA reports.

By contrast, total individual life insurance sales were up just 1 percent.

Mutual insurance companies, the primary sellers of whole life insurance, are less affected by the economy compared with public nonparticipating insurance companies, explains a report by A.M. Best.

“Interest rate risk lies on both sides of life insurers’ balance sheets given their high proportion of fixed income investments and substantial exposure to interest-sensitive products such as universal life,” says Andrew Edelsberg, vice president at A.M. Best.

Marvin Feldman, insurance agent and president of the Life Foundation, Arlington, Va., says the strong selling point for whole life is it provides protection for a lifetime. It offers guaranteed premiums that will not increase, a guaranteed death benefit and guaranteed cash value. The policyholder gets a relatively large amount of permanent protection for the premium dollars because the mortality fees and other costs are paid over the life of the contract. Policyholders also can borrow tax-free against the cash value at net zero interest.

Feldman says whole life insurance companies are paying a 3 percent guaranteed interest rate on the cash value. And the internal rate of return on the policies, including the reinvestment of dividends, is 4 percent to 5 percent.

“I’ve talked to a number of advisors who are considering using whole life insurance as an asset class instead of low-yielding Treasury bonds,” he says.

Although overall life insurance sales are sluggish, Cheryl Retzloff, senior research director at LIMRA, says sales could double through 2017.

The underinsured life insurance market offers financial professionals tremendous opportunity, she says. “The greatest challenge is not getting them to understand they need life insurance, but rather getting them to give it a high enough priority to investigate coverage now.”

So where is the opportunity? A September 2011 LIMRA study shows that there are more Generation Xers thinking of buying life insurance than there are from Generation Y and Baby Boomers. Since three-quarters of the Generation X households are married, and half have a child under 18 living at home, this makes them great candidates for life insurance.

Insurance agent Feldman says the vast majority of people do not contact insurance agents about life insurance. Advisors need to pound the pavement, meet people and take an active role in their communities to sell life insurance.

“Advisors need to contact people and make them aware they have some type of financial problem that can be solved with life insurance,” he says.

On the retiree side of the business, immediate annuity sales picked up steam as people sought a guaranteed lifetime income. Over the past year ending in June, immediate annuity sales, LIMRA says, were up 5 percent.

Dale Krause, a De Pere, Wis.-based elderlaw attorney, says more people will buy fixed immediate annuities because of the volatility of the financial markets. Many clients have doubts about giving up their assets to an insurance company in exchange for monthly income. However, when clients see that annuity income is guaranteed, they can visualize it in their retirement income portfolio to cover basic expenses, such as food, clothing, housing and medical.

Krause, however, cautions advisors about properly structuring immediate annuities so they can be Medicaid and Veterans Aid & Attendance benefit compliant. The immediate annuities must adhere to Social Security life expectancy tables, as well as meet specific beneficiary requirements.

Krause has seen a number of affluent individuals who have exhausted their savings due to medical and long-term care expenses. As a result, they are forced to go on public assistance to pay for assisted living or nursing homes.

“I’ve seen a lot of insurance agents selling immediate annuities to help families pay,” he says. “But there are a lot of problem sales if they are not done with the understanding of Medicaid and Veterans Aid and Attendance Benefits.”

WRITER’S BIO:

Alan Lavine is a contributing writer to Registered Rep., and author of some 15 books on investments and insurance. He writes a column for Dow Jones MarketWatch’s »’Retirement Weekly,” and is a contributing editor to Financial Advisor magazine.
Source: Registred Rep, 01/11/11.

Argentina: Crece la fuga de dólares

noviembre 12, 2011

Argentina trata, sin éxito, de detener la fuga de reservas en dólares

Por Ken Parks y Matt Moffett

 

BUENOS AIRES – Una avalancha de medidas gubernamentales para restringir las compras de divisas no ha logrado detener una lenta pero constante fuga de las reservas de dólares del banco central, conforme los ahorristas argentinos se ponen cada vez más nerviosos.

En el último par de años, el peso de Argentina se ha estado afirmando en medio de una bonanza de materias primas que atizó el crecimiento de exportaciones y trajo cantidades enormes de dólares al país.

Buena parte de los ingresos por exportación fue usada para estimular más la economía y financiar programas sociales populares, políticas que contribuyeron a la reelección de la presidenta Cristina Kirchner en octubre.

Pero un peso más fuerte ha reducido la competitividad de los exportadores argentinos, y la mayoría de los argentinos creía que el gobierno de Kirchner permitiría el debilitamiento de la moneda tras las elecciones. Por ello, los ahorristas comenzaron a tratar de adelantarse al gobierno con la compra de dólares.

El Banco Central ha estado perdiendo cerca de US$100 millones por día en reservas desde que el gobierno de (Cristina) Kirchner impuso nuevas restricciones a las transacciones cambiarias el 31 de octubre. El gobierno dijo que las nuevas medidas, que requieren que la agencia impositiva federal apruebe compras de moneda extranjera, son contra el lavado de dinero y la evasión impositiva.

Pero los economistas dicen que las restricciones en realidad están concebidas para contrarrestar un incremento marcado en la fuga de capitales —desencadenada por la creciente inquietud sobre las perspectivas económicas de Argentina— que ha reducido las reservas del banco central a US$46.800 millones de US$52.000 millones a comienzos de agosto.

En el último par de semanas, la pérdida de reservas no ha provenido tanto del mercado cambiario, sino de argentinos que están sacando dinero de cuentas denominadas en dólares en bancos locales, según Bret Rosen, economista de Standard Chartered Bank. Los depósitos en dólares en el sistema financiero sumaban US$15.960 millones al 28 de octubre, según datos del banco central. Representan alrededor de 15% de los depósitos totales del sistema bancario.

Los economistas dijeron que aun cuando las reservas han caído a su menor nivel desde noviembre de 2009, el banco central de Argentina aún tenía suficiente munición. «[Los niveles de reservas] son adecuados si arreglan sus políticas económicas», dijo Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs. «No son adecuados si no cambian sus políticas, especialmente en el frente cambiario».

Un portavoz del banco central dijo que el movimiento en reservas está relacionado con la participación de la autoridad monetaria en el mercado cambiario y fluctuaciones en monedas de reserva, entre otros factores.

Pero los analistas dicen que muchas de las medidas que el gobierno ha emprendido para frenar la salida de dólares son contraproducentes, y solo agudizan la sensación de ansiedad de los argentinos. La experiencia de un sin número de crisis económicas anteriores —incluso el congelamiento de depósitos bancarios hace una década— ha hecho que los argentinos estén inusualmente susceptibles al nerviosismo financiero, agregan analistas.

El gobierno causó mayor turbulencia el miércoles, paralizando temporalmente el mercado de importación, cuando funcionarios aduaneros emitieron una nueva regla que requiere que los importadores presenten documentos bancarios adicionales. Según Antonio Cairo, vicepresidente de la asociación de despachantes de aduana, funcionarios gubernamentales explicaron que la medida apuntaba a importadores que estaban sobrefacturando mercadería para sacar dólares del país de manera subrepticia. El miércoles, mientras estaban varados contenedores en los puertos, un grupo de importadores realizó una protesta espontánea en la oficina de aduanas, y el gobierno rápidamente eliminó la regla. Las transacciones de importación se llevaban a cabo de manera normal el jueves, dijo Cairo.

Curiosamente, el banco central ha aplazado hasta el 1 de diciembre, del 10 de noviembre, la publicación de su informe trimestral del mercado cambiario, que contiene una medición clave de salidas de capital.

Gustavo Cañonero, jefe de investigación económica de mercados emergentes de Deutsche Bank, dijo que el gobierno probablemente tendría más éxito en frenar la fuga de capitales si acelera la devaluación del peso y permite el alza de tasas de interés referenciales. «El banco central tiene que darse cuenta que la gente está huyendo del peso por una razón económica», dijo. «Una manera de corregirlo es hacer más atractivo conservar pesos y encarar las razones detrás de la demanda de dólares, y ocuparse de las razones detrás de la demanda de dólares, que es la expectativa de una mayor apreciación real por cuanto la inflación está aumentando mucho más rápidamente que la depreciación del peso«.
Fuente: The Wall Street Journal, 11/11/11.

Los mitos de Wall Street

noviembre 12, 2011

Es hora de derribar los mitos de Wall Street

Por Mike Mayo

 

Tener una postura negativa no le granjea a uno muchos amigos en el sector bancario. He trabajado de analista por los últimos 20 años, estudiando firmas financieras que cotizan en bolsa y decidiendo en cuál de ellas sería mejor invertir. Esta investigación se remite a inversionistas institucionales: fondos mutuos, fondos universitarios, fondos de retiro de empleados públicos, fondos de cobertura, y otras organizaciones con grandes cantidades de dinero. Pero durante la última década, especialmente en los últimos cinco años, la mayoría de los grandes bancos no han sido buenas inversiones. Es más, han sido inversiones pésimas, con pérdidas de 50%, 60%, 70% o más.

Los analistas supuestamente deben investigar el sistema financiero y deben ser capaces de desenredar los números de una compañía y decirles a los inversionistas cuál es la situación real de éstas. Hay unos 5.000 analistas financieros en Estados Unidos, de los cuales alrededor de 5% sigue el sector financiero, actuando como supervisores de compañías de ese país con un valor de mercado combinado de más de US$15 billones (millones de millones).

Desafortunadamente, algunos son poco más que porristas, temerosos de causar problemas en sus firmas, de enajenar a las compañías que cubren y de generar la ira de sus superiores. La proporción de firmas de Wall Street con una recomendación de venta sigue por debajo de 5%, a pesar de que cualquier estudiante de primer año de MBA puede decirle que 95% de las acciones no pueden ser ganadoras.

Con el paso de los años, he señalado ciertos problemas en el sector bancario —cosas como el riesgo excesivo, la remuneración desmesurada para los banqueros, la concesión más agresiva de préstamos— y por ello me han gritado, me han ignorado de manera descarada, me han amenazado con acciones legales y ejecutivos se han burlado de mí, todo con el fin de ablandar mi postura.

Una mirada profunda al mundo de las finanzas —con sus presiones de adaptarse y guardar silencio— podría ayudar a entender por qué otros lo han eludido. Y ello puede ofrecer algunas respuestas sobre cómo crisis tras crisis han golpeado a la economía estadounidense en la última década, tomando por sorpresa a los mercados, a pesar de las abundantes señales de advertencia.

Todo empezó en 1999, cuando era director gerente (el equivalente a socio) en Credit Suisse First Boston. Entonces, lo que más me preocupaba era la sensación de que las acciones del sector bancario probablemente cayeran a la baja.

Cinco años después de que EE.UU. promulgara la ley interestatal bancaria de 1994, que permitió que los bancos operaran en un estado y otro, las ganancias fáciles por consolidación se acabaron. Cuando los bancos no pudieron mantener su ímpetu de crecimiento a través de fusiones y reducciones de costos, dieron el paso lógico siguiente: otorgaron préstamos al consumidor. La lógica dictaba que esto significaba que la calidad de dicho crédito probablemente se reduciría, y, a la vez, crearía un mayor riesgo de que algunos de ellos resultarían en pérdidas. Al mismo tiempo, los sueldos para ejecutivos se disparaban, ayudados por las opciones sobre acciones, que pueden animar a los gerentes a asumir un mayor riesgo.

Para mi informe de 1.000 páginas sobre todo el sector bancario estadounidense, con reportes detallados de 47 bancos, no haría comentarios negativos sobre algunas acciones principales, sino todo el sector.

En las últimas décadas, la relación entre recomendaciones de compra respecto de calificaciones de venta no había sido tan desequilibrada, y en teoría, debería ser aproximadamente equivalente. Eso parece correcto, ¿no? Algunas acciones suben, otras bajan, debido a la dirección general del mercado o amenazas competitivas o cuestiones específicas de cada compañía. A finales de los años 90, empero, la relación era de 100 o más recomendaciones de compra por cada una de venta. Merrill Lynch daba calificaciones de compra a 940 acciones y de venta a solamente siete. Salomon Smith Barney: 856 recomendaciones de compra, cuatro de venta. Morgan Stanley Dean Witter: 670 compras y exactamente 0 ventas.

Los analistas casi nunca recomendaban la venta de acciones de compañías específicas, porque eso irritaría a esas firmas, que entonces se llevarían sus negocios de ventas de bonos, acuerdos bursátiles, adquisiciones, recompras u otras actividades de la firma del analista y se lo darían a otra. Si uno dice la palabra «vender» la suficiente cantidad de veces, uno se gana un largo e incómodo viaje en ascensor acompañado de quien pronto será el ex jefe de uno. Y aquí estaba, dispuesto a dar una calificación negativa a todo el sector bancario.

Cuando comenzaron los temblores de la crisis financiera en 2007, trabajaba en Deutsche Bank y fui a (la cadena de televisión por cable) CNBC en noviembre a expresar mis inquietudes. Dije que el costo total de la crisis podía acercarse a los US$400.000 millones, una cantidad que era mucho mayor a lo que cualquier otra persona calculaba en ese entonces, aun cuando esa suma resultó ser demasiado conservadora.

Llegué a este número combinando las pérdidas no sólo de bancos sino de otras partes del sistema financiero, incluso hipotecas y valores vinculados. El proyecto había sido difícil y tedioso, e integrantes de mi equipo se habían quedado en la oficina hasta la medianoche por varias semanas para extraer datos.

El número de US$400.000 millones era un estimado imperfecto, aun con todo ese trabajo, pero al menos podía ser más franco acerca de mi postura y ayudar a los inversionistas a sacar su dinero mientras la bolsa —y las acciones de la mayoría de los bancos de Wall Street— aún no reflejaban esas inquietudes.

También dije que el sector bancario tenía que dar un parte honesto acerca de la magnitud de su exposición a hipotecas y otros activos problemáticos. Al cabo de ocho años de advertencias acerca de una tormenta inminente, ahora gritaba desde la cima de la montaña, diciendo que era momento de buscar refugio.

Parte de la atención que generaron mis advertencias no fue tan positiva, incluso dentro de mi propia firma. Mis supervisores de Deutsche Bank me dijeron que debía evitar hacer esas clases de comentarios fuertes y negativos acerca del sector bancario en la prensa.

No mucho después de ello, fui convocado a una reunión en un piso superior del banco con un alto gerente de Deutsche Bank. Me dijo que a la firma no le gustaba ser vista públicamente como negativa sobre el sector bancario de EE.UU. a pesar de que la misma institución apostaba en contra de la bolsa.

A la larga, Deutsche Bank ganó US$1.500 millones en una de sus negociaciones con patrimonio propio durante la crisis, apostando contra valores respaldados por hipotecas. La firma terminó perdiendo alrededor de US$4.500 millones en total, mucho menos que la mayoría de los grandes bancos, en parte debido a sus firmes posiciones en corto en el mercado inmobiliario de EE.UU.

Pero lo único que entendí entonces era que yo estaba en un cono de silencio. El banco no interferiría con mi análisis del sector o mis informes de investigación, pero había una nueva regla de guardar silencio en cuanto a más apariciones periodísticas. Ya no podía hablarle a la comunidad financiera o a los inversionistas en general, sólo a inversionistas institucionales que eran clientes, y, como resultado de ello, los bancos podían minimizar más fácilmente sus problemas.

Un portavoz de Deutsche Bank dice, «Respaldamos plenamente la capacidad de nuestros analistas de publicar investigaciones independientes para beneficio de nuestros clientes».

Lo que necesitamos es una mejor versión de capitalismo. Esa versión empieza con la contabilidad: que los bancos operen con mucha latitud, pero que los de afuera puedan ver los números (los verdaderos números). También incluye la quiebra: que quienes ganan por los riesgos que asumen —acreedores, deudores y ejecutivos bancarios— también sean responsables de los errores. En cuanto a la regulación, EE.UU. podría inspirarse en Londres. En la última década, el equivalente británico de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (llamada Autoridad de Servicios Financieros) despidió a gran parte de su personal y la reemplazó con personal de mayor calibre, con mayores salarios. Esto redujo la motivación de los reguladores de pasarse a trabajos más lucrativos del sector privado y mejoró la comprensión entre bancos y reguladores.

Una mejor versión de capitalismo también significa reducir la influencia de los grandes bancos. Todas las entidades de terceras partes que los supervisan necesitan suficiente latitud para servir de verdaderos mecanismos de control y equilibrio. Mi grupo de pares, el ejército de 5.000 analistas de Wall Street, puede ayudar a liderar la manera de brindar escrutinio sobre los mercados. Hacer esto implica un cambio de cultura para asegurar que los analistas puedan actuar con suficiente curiosidad intelectual e independencia como para analizar críticamente a compañías que cotizan en bolsa y que controlan una parte importante de la economía.
—Mayo es director gerente de Credit Agricole Securities. Adaptado de ‘Exile on Wall Street: One Analyst’s Fight to Save the Big Banks from Themselves’ («Exilio en Wall Street: La lucha de un analista por salvar los grandes bancos de sí mismos») (Wiley).
Fuente: The Wall Street Journal, 11/11/11.

El BCE no tiene el arma que piden los inversionistas

noviembre 11, 2011

El BCE no tiene el arma que piden los inversionistas

Por Richard Barley

 

El clamor de los mercados es ensordecedor: creen que sólo el Banco Central Europeo puede poner fin a la crisis de la eurozona y quieren que presente su bazuca contra la crisis. El actual programa de compras de bonos del BCE está fracasando y está incitando a los inversionistas privados a deshacerse de los instrumentos.

Para contener la putrefacción, una idea popular es que el BCE debería comprometerse a apuntar a un nivel de rendimiento específico para los bonos italianos, realizando compras ilimitadas de ser necesario, de la misma manera que el Banco Nacional Suizo, o BNS, ha prometido una intervención ilimitada para evitar que el franco suizo se aprecie.

Pero pasar de la teoría a la práctica parece ser enormemente complicado.

La experiencia del BNS demuestra que las promesas del banco central de una intervención ilimitada pueden funcionar para estabilizar los mercados, y el costo puede no ser tan alto como se temía. Aunque las reservas internacionales del BNS aumentaron en 29.000 millones de francos a 282.000 millones de francos en septiembre, después de que la entidad anunció un piso de 1,20 para el franco frente al euro, BNP Paribas estima que la intervención total ese mes fue de 13.000 millones de francos suizos, mientras que el resto se debe a la caída del valor de la divisa.

Si el BCE se comprometiera a limitar los rendimientos de la deuda italiana en, digamos, un 5% para la nota a 10 años, ello podría generar algunas ventas iniciales a medida que algunos inversionistas aprovechan la oportunidad para salir de posiciones y otros intentan someter a prueba el compromiso del BCE. Pero si el límite fuera considerado creíble, los inversionistas podrían verse tentados a comprar bonos italianos debido a que los rendimientos serían más altos que en cualquier otra parte.

Sin embargo, el BNS tenía un respaldo político explícito para su intervención. La acción del BCE no sólo requeriría de un respaldo político -lo que generaría dudas sobre su independencia-, sino que más medidas políticas. Subsidiar la emisión de deuda italiana colocando límites a los rendimientos es un paso hacia una emisión común de bonos. Pero sin los cambios correspondientes en la gobernabilidad, la crisis simplemente podría empeorar en un mercado de bonos sin garantizar de otro país, o trasladarse al centro de Europa. Para evitarlo, los gobiernos de la eurozona tendrían que tomar más medidas orientadas a la emisión de bonos conjuntos, lo que requiere un conjunto completo de nuevas normas fiscales y algunas transferencias de soberanía. Los estados del norte de Europa se han manifestado abiertamente en contra de cualquier cosa que se parezca a un bono común o a una transferencia fiscal. Mientras tanto, la austeridad tendría que continuar en el sur.

Funcionarios del BCE han sostenido sistemáticamente que no poseen una bazuca, además de que tienen prohibido tener una bajo los tratados europeos. Puede que las esperanzas de los inversionistas estén superando la realidad.
Fuente: The Wall Street Journal, 11/11/11.

Argentina: La Corte dictaminó la no gravabilidad de los Seguros de Vida

noviembre 11, 2011

La Corte abrió un nuevo camino para el tratamiento de los Seguros de Vida en el IVA   

 

Desde Ernst & Young, Jorge Lapenta y Ángel Cutrera, explicaron las derivaciones de una reciente causa donde el Máximo Tribunal resolvió dar lugar al planteo del contribuyente y considerar incluidos a los servicios de sepelios en la excepción a la no gravabilidad del impuesto.

 

Fueron necesarias casi dos décadas y sucesivas disputas judiciales para concluir sobre el tratamiento en el Impuesto al Valor Agregado que corresponde otorgar por parte de las entidades aseguradores a las pólizas de seguros de sepelio.

El pasado 23 de agosto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación cerró el debate existente en torno a ello, constituyéndose en una sentencia extraordinaria en cuanto primó la razonabilidad y coherencia no sólo del Máximo Tribunal sino de todas las instancias anteriores (Cámara Nacional de Apelaciones y Tribunal Fiscal de la Nación).

En efecto, en los autos «Sol Naciente Seguros de Personas» se resolvió dar lugar al planteo del contribuyente y considerar incluidos a los seguros de sepelios en la excepción a la no gravabilidad prevista para los seguros de vida de cualquier tipo en la Ley del Impuesto al Valor Agregado.

Para así resolver, la Corte consideró que al establecer la ley tributaria la exclusión del gravamen para «los seguros de vida de cualquier tipo», ésta alude indudablemente a todas las especies de seguros subsumibles dentro de esa modalidad contractual.

Asimismo, señala en su sentencia que cuando no sea posible fijar por la letra o espíritu el sentido o alcance de las leyes impositivas, podrá recurrirse a las normas, conceptos y términos del derecho privado.

En función de ello, tuvo presente lo manifestado por la Superintendencia de Seguros de la Nación respecto de lo que debe entenderse por seguros de vida, concluyendo a partir de allí que el elemento característico de los seguros de esa clase es el hecho de que la prestación debida por el asegurador se encuentre sujeta a la ocurrencia de la muerte o sobrevivencia del asegurado.

Por otra parte, pero en esta misma línea, menciona la Corte que no debe tenerse presente lo dispuesto por el decreto reglamentario respecto de que la exclusión prevista en la norma legal «comprende, exclusivamente, a los seguros que cubren riesgo de muerte y a los de supervivencia», por cuanto nunca podría por la vía de la reglamentación restringirse el alcance de la exclusión establecida por la ley del impuesto.

A partir de ello, entendemos que se abre un campo muy claro para no circunscribir las enseñanzas de este fallo meramente al caso de los seguros de sepelio sino, por el contrario, para pensar en el replanteo de ciertos pronunciamientos de las autoridades fiscales, sobre otros tipos de seguros que si bien no tipificados de ese modo comparten, desde su concepción, aristas comunes con aquél; nos referimos concretamente a los casos, entre otros, de los denominados seguros de accidentes personales o bien, de aquellos seguros de vida que prevén coberturas adicionales para la atención médica de alta complejidad o trasplante de órganos.

A modo de repaso, cabe traer a colación los Dictámenes (DAT) N° 104/93 (accidentes personales) y N° 36/2003 (cláusulas adicionales de alta complejidad médica y trasplante) donde las autoridades fiscales se pronunciaron por su gravabilidad.

Para ello sostuvieron que, si bien estamos ante la presencia de seguros de personas con alguna vinculación con la vida humana, no deben ser identificados como seguros de vida no gravados debido a que, básicamente, el riesgo cubierto no era la vida humana sino la ocurrencia de un accidente (en el caso de los seguros de accidentes personales), o la eventual necesidad de una atención médica de alta complejidad o trasplante de órganos (en los seguros de vida con cláusulas adicionales de este tipo).

Como anticipamos, entendemos que tales pronunciamientos merecen ser revisados frente al precedente de Corte dado a conocer recientemente.

En el caso de los seguros de accidentes personales, cabe reconocer que el pronunciamiento fiscal aludido fue emitido con anterioridad a la vigencia de la actual redacción del decreto reglamentario, que (más allá de no poder constituirse -como lo refrenda la Corte- en limitante de la extensión con la que aparece la ley al emplear la expresión «seguros de vida de cualquier tipo»), surge evidente que la misma incluye también a aquéllos que contengan cláusulas adicionales que cubran riesgos de invalidez total y permanente, ya sea por accidente o enfermedad, de muerte accidental o desmembramiento, o de enfermedades graves.

Si bien no fue así en el segundo pronunciamiento (referido a las cláusulas adicionales de alta complejidad médica y trasplantes de órganos donde ya estaba vigente la referida norma reglamentaria), el tema nos merece la misma conclusión.

De hecho, pensamos que no puede confundirse el destino de la indemnización (la cobertura de los gastos médicos) con la causa que verdaderamente los motiva (la enfermedad grave), y que constituye, precisamente, el objeto de la cobertura propiamente dicha. El fallo de Corte permite evidenciar esto con mayor claridad.

Los gastos de sepelios cubiertos, en definitiva, no son la causa del seguro en sí mismo, sino simplemente el destino que habrá de tener la indemnización (y los que permiten cuantificarla), de verificarse en cabeza de la compañía la obligación de tener que hacerse cargo de la misma.

Pero ello, sin lugar a dudas, no altera la esencia de dicho seguro -ni de los que podrían contener cláusulas como las indicadas-, cuyo interés asegurable responde siempre a la misma causa, cual es la asegurar la vida de su contratante (o, lo que es lo mismo, la eventualidad de una enfermedad grave, que se traduce ni más ni menos que en la necesidad de recibir atención médica de alta complejidad o un trasplante).
Jorge Lapenta y Ángel Cutrera
Socio y Gerente de la División de Impuestos de Ernst & Young Argentina 
Buenos Aires, 11 de noviembre de 2011
Fuente: iProfesional.com, 11/11/11.

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