La mentira estadística
febrero 4, 2015
El Indec, hoy: la máquina de la mentira
Por Francisco Jueguen.
Las sombras invaden el Indec. Pocos caminan por sus pasillos a las 17.30 de un caliente viernes de enero. Todo lo que aún se mueve ya se está despidiendo. «¿Busca algo?», pregunta desde atrás de un gabinete metálico y oxidado la única empleada presente en el tercer piso. «Cuidado, hoy esto es un terreno hostil», alerta gente que trabaja en el organismo de las estadísticas, colonizado en 2007 por el kirchnerismo hasta convertirlo en una poderosa máquina de mentir.
La oficina principal de la Dirección de Precios, detrás de una puerta marrón con ojo de buey, parece una más en el viejo edificio de Diagonal Sur al 600. Pero no. Es el escenario de un crimen. Ocho años atrás, ahí empezó a cometerse una violación institucional que todavía perdura: la adulteración de las estadísticas sobre inflación.
«Kirchner quiere tu cabeza», le dijo una jefa del Indec a Graciela Bevacqua, directora de Precios, la mañana del lunes 29 de enero de 2007. Era la secuela de un 2006 repleto de presiones sobre esas dos mujeres.
Temeroso por la inflación, Néstor Kirchner había ordenado al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno , que apretara a las dos técnicas para obtener la lista de informantes del Indec. El objetivo: obligar a las fuentes del organismo a rebajar sus precios cuando los encuestadores pasaran a relevarlos. Moreno no logró doblegar a los directores del instituto, pero no se rindió. Por el contrario, redobló su apuesta.
El 29 de enero pasado se cumplieron ocho años de la intervención oficial , que incluyó, desde el primer día, la persecución de trabajadores.
«Néstor se pasó todo 2006 haciendo acuerdos de precios. Estaba muy preocupado», contó alguien que fue ministro en esos años. «Creía que la Argentina en materia de precios era como un alcohólico recuperado: si le mostrabas la inflación, se iba todo al demonio.»
Embravecida por los elevados precios de la lechuga, el turismo y las prepagas, el último fin de semana de enero de 2007 la mano derecha de Moreno y recién nombrada al frente del Indec, Beatriz Paglieri, había acordado con varios directores nacionales no difundir el índice de inflación que Bevacqua venía calculando. Para la tercera semana de enero ya sumaba 2,1%, cifra intolerable para el inicio de un año de elecciones presidenciales.
Una semana después todo tomó un tinte más formal. El decreto 100, del 6 de febrero, desplazó a Bevacqua y nombró a Paglieri a cargo de la Dirección de Precios. Un día antes -tras forzar a los encargados del Departamento de Informática a retocar un documento público-, el Gobierno había difundido el primer dato de inflación manipulado: en enero, según el Indec, los precios habían subido 1,1%.
El 29 de enero pasado se cumplieron ocho años de la intervención oficial, que incluyó, desde el primer día, la persecución de trabajadores.
Las entrañas del Indec han dejado de ser las de un organismo técnico. Hoy se parecen más a las de una unidad básica.
Muchos de los que formaron parte de la historia más sombría del organismo militan ahora en la oposición. Alberto Fernández , Miguel Peirano, Sergio Massa , Martín Lousteau y Julio Cobos , entre otros, reclaman una urgente normalización del Indec. De los tres principales candidatos presidenciales (Mauricio Macri, Daniel Scioli y Massa), el único que se niega a dar una definición tajante sobre el futuro del organismo es Scioli.
«Es necesario que vuelva el equipo de técnicos anterior a la intervención», dice el ex vicepresidente Julio Cobos . «El problema será cómo volver a ensamblar todo lo que se destruyó.»
«El error nuestro fue creerle a Moreno que dentro del Indec había una confabulación con fines electorales», admite el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández.
«A Moreno hay que denunciarlo penalmente. Yo lo voy a hacer investigar», sostiene Massa.
«La desconfianza en el Indec tiene múltiples consecuencias negativas», analiza Lousteau, ex ministro de Economía de Cristina Kirchner. «Desde el punto de vista del hacedor de política económica, volás sin instrumentos. Además, cuando la gente percibe otra inflación que la que calcula el Indec, deja de creer en todos los otros datos.»
«Cualquiera que sea el próximo presidente va a cambiar el Indec. Se demostró que la estrategia fue un fracaso en términos de expectativa inflacionaria», afirma Peirano, ex jefe del Palacio de Hacienda durante el kirchnerismo.
Ningún dato elaborado por el Indec es confiable. Los resultados del nuevo índice de inflación a nivel nacional (IPC-Nu), de Axel Kicillof, ya renovaron las sospechas
LA NACION quiso consultar a Moreno, Felisa Miceli, Axel Kicillof y al actual director del Indec, Norberto Itzcovich. Ninguno aceptó.
Las entrañas del Indec han dejado de ser las de un organismo técnico. Hoy se parecen más a las de una unidad básica. «Clarín miente, LA NACION oligarca», dice un afiche que adorna la entrada a todos los ascensores de los diez pisos del edificio. La leyenda reaparece en la enorme bandera contra el multimedio que oculta la fachada de los pisos superiores. Las fotos de Néstor Kirchner se multiplican y se intercalan con pósteres de la agrupación Evita Inmortal y panfletos contra los «fondos buitre». La decoración cambia si se está en los pisos «amigables» -los dominados por UPCN, gremio que es la mano de obra de la intervención- o de ATE (los «enemigos»).
Hoy, ningún dato elaborado por el Indec es confiable. Los resultados del nuevo índice de inflación a nivel nacional (IPC-Nu), de Axel Kicillof, ya renovaron las sospechas. La composición de las canastas regionales nunca fue publicada y el instituto no difunde desde 2008 los precios promedio de los productos que releva. Varios especialistas comenzaron además a denunciar que, gracias a cambios metodológicos en el relevo de información en los comercios, creció la incidencia del programa Precios Cuidados en el IPC-Nu. Es una trampa para contener el aumento del índice.
Por «problemas de empalme», desde fines de 2013 el organismo dejó de publicar las canastas para calcular la pobreza e indigencia. La aguja del desempleo se mantiene inmóvil a pesar de la recesión. La tasa de empleo cae al mismo nivel que la tasa de actividad, en un contexto negativo. No hay experto en el país que no diga que lo lógico es que ocurra exactamente lo contrario
Por «problemas de empalme», desde fines de 2013 el organismo dejó de publicar las canastas para calcular la pobreza e indigencia.
La destrucción estadística sólo fue posible gracias al desmantelamiento institucional. «La intervención desplazó a muchos técnicos y al mismo tiempo tomó mucha patota», cuenta el delegado de ATE-Indec Fabio Peñalva. En 2006 había, según el Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento (CAES), 1210 trabajadores, cifra que se había mantenido estable desde 1995. En 2007 (año de la intervención), la plantilla creció 24,9% (a 1506 trabajadores). Para la Oficina Nacional de Empleo Público, hasta el primer trimestre de 2013, el Indec tenía 1537 empleados, muchos en situación de precariedad (contratados o tercerizados).
Moreno se convirtió en el nuevo gerente de Recursos Humanos del Indec. Varios de los vigilantes de precios en el Mercado Central y militantes de su unidad básica (Pueblo Peronista) ocuparon cargos directivos en el organismo.
Llegaron también los barrabravas que formaron «la patota». Uno de ellos, Ariel «el Gusano» Pugliese, investigado por el asesinato de Marcelo Cejas, hincha de Tigre, el 25 de junio de 2007, tomó notoriedad en 2010 al revolear sillas en la Feria del Libro. En octubre pasado fue el turno del «Gordo Maxi» y el «Gordito Farfán», dos barras de Excursionistas. Ambos eran empleados del sector Logística del Indec cuando fueron detenidos por ser parte de una presunta banda que traficaba drogas. El allanamiento, en la sede del Indec, terminó con el secuestro de 300 gramos de pasta base escondidos en la caldera.
Los trabajadores que apoyaron la intervención se beneficiaron con cargos, mejores sueldos y ascensos. También algunos directores. Un ejemplo: la manipulación del índice de precios impulsó artificialmente el índice de crecimiento y, a su vez, el valor de los cupones atados a ese indicador. Susana Rosental, que elabora ese índice, admitió en su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción que a fines de 2012 tenía en su poder $ 72.194 en títulos en dólares vinculados al PBI. Ya se ve: el Indec es hoy tierra de oportunidades.
La destrucción estadística sólo fue posible gracias al desmantelamiento institucional
Las causas en la Justicia que tramita el juez Rodolfo Canicoba Corral por el Indec son dos. Una investiga lo que ocurrió con el IPC-GBA y el posible delito de «falsificación de documento público». La otra es parte del voto «no positivo» de Julio Cobos a Cristina Kirchner.
Eran las 7 de la mañana de un día de septiembre de 2007. Patricia Giménez, entonces directora de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de Mendoza, manejaba su auto camino a la oficina cuando la radio la estremeció. Se enteró en un noticiero de que el Indec había «corregido» su índice de precios de agosto. Para la DEIE, la inflación de ese mes había sido 3,1%. En Buenos Aires, el Indec de Moreno la bajó a 1,5%.
«La llamé a Laura Montero [en ese momento ministra de Economía provincial y hoy senadora nacional] y me dijo que mantuviera el número original, que ya íbamos a hablar con el gobernador Cobos», recuerda Giménez.
Intervino el gobernador. «Mandé una nota al jefe de Gabinete e hicimos la denuncia penal», cuenta. También hizo su parte el entonces jefe de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA), Manuel Garrido: «Accedimos a los registros informáticos. Los índices dibujados aparecían con la letra T. Los promedios que fijaban estaban por debajo de la cifra menor ponderada. Un técnico en estadísticas estableció que los resultados oficiales eran matemáticamente imposibles».
Moreno y Lousteau presentaron en la Casa Rosada sus propios planes para transformar el IPC. Cristina Kirchner no sólo eligió el diseñado por Moreno, sino que le pidió a Lousteau que lo presentara públicamente.
Moreno derrotó a todos por una razón: Moreno era Kirchner. Cristina heredó ese vínculo con el secretario de Comercio, pero con un cambio cualitativo. «Moreno es como un rottweiler. Kirchner lo tenía atado y a veces lo hacía chumbar. Cristina lo dejaba suelto en el jardín», grafica Alberto Fernández.
Luego de que Miceli y Roberto Feletti perdieran su batalla frente al rottweiler, todos los ministros de Economía kirchneristas sucumbieron ante Moreno. Ninguno cuestionó la falsificación de las estadísticas en público mientras participó del Gobierno. Dicen que sí lo hicieron en privado.
Peirano renunció luego de una discusión en Olivos con Moreno, Fernández y Néstor y Cristina Kirchner. «Las diferencias entre esta presidenta [electa] y usted son muy grandes», le dijo Cristina a Peirano después de que éste le reprochara a Moreno la persecución de los trabajadores en el Indec, la manipulación de las estadísticas y los primeros roces con los productores del agro.
Lousteau confió en sus buenos vínculos con Moreno desde sus tiempos de presidente del Banco Provincia. Pero antes de que saliera el primer IPC bajo su comando, en enero de 2008, Moreno se le adelantó y anunció que la inflación había sido de 0,8%. «Era matemáticamente imposible que el nivel general diera eso porque el transporte había subido 20%», relatan cerca del ex ministro.
Moreno y Lousteau presentaron en la Casa Rosada sus propios planes para transformar el IPC. Cristina Kirchner no sólo eligió el diseñado por Moreno, sino que le pidió a Lousteau que lo presentara públicamente. La crisis del campo aceleró su renuncia. El programa de Moreno fue dado a conocer por Alberto Fernández en 2008 en el hotel Sheraton de Pilar, para evitar protestas. «La metodología era correcta», se atajó Fernández. «El problema era que falsearon los datos.»
Desde 2007, el Indec se erige como símbolo de un capítulo fundamental del «relato» o «historia oficial» de los gobiernos kirchneristas.
La noche en que se votó la polémica resolución 125 en el Senado, un muñeco con la cara de Cobos apareció ahorcado en el décimo piso del Indec. Para oxigenar el gabinete, Massa reemplazó a Alberto Fernández. Massa y el flamante ministro de Economía, Amado Boudou (que lo había acompañado en la Anses), reclamaron a varias universidades un informe de situación sobre el Indec. Cuando los académicos lo terminaron, en 2010, nunca fueron recibidos por Boudou.
En el entorno de Massa recuerdan en especial un viernes de 2008. El decreto estaba firmado: se iba a intervenir el Indec. El hombre a cargo del organismo iba a ser Santiago Montoya. El secretario legal y técnico, Carlos Zannini, llevó el documento al despacho de Cristina Kirchner. La iniciativa murió ahí. «Decían que Montoya no era garantía», relata uno de los involucrados. Por ese entonces a cargo de Rentas en el gobierno de Scioli, Montoya había aceptado la misión, pero con condiciones. Más tarde también lo rechazarían como cabeza de la AFIP.
Desde 2007, el Indec se erige como símbolo de un capítulo fundamental del «relato» o «historia oficial» de los gobiernos kirchneristas. En plena crisis económica, el 2 de diciembre de 2013, Cristina Kirchner desplazó a Moreno. Kicillof, que en otras épocas había criticado la manipulación de las estadísticas por parte del Indec, llegó a la conducción de Economía. Su plan era volver a endeudarse y para eso, asesorado por el Fondo Monetario, lanzó el IPC-Nu. Además cortó algunos concursos sospechados y desplazó a un ariete de la intervención en el Indec: la directora Ana María Edwin. Pero no la abandonó: fue premiada con otro cargo en el Gobierno. De todos modos, el Indec gestado por Moreno se mantiene hasta hoy. La Presidenta no quiere cambios allí.
Una imagen explica por qué. En el segundo piso del Indec -donde están sus conductores-, un cuadro muestra al que, muchos años después, parece seguir siendo el verdadero patrón del lugar. El inspirador. El que lo hizo posible. Néstor Kirchner.
Fuente: La Nación, 04/02/15.
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Congelamiento de precios: auguran «desabastecimiento» y manipulación de números del INDEC
Por Nicolás Sanz – 20/10/2021
Este martes se llevó a cabo una reunión entre el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, el titular de Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja y el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos, Juan Vasco Martínez.
El encuentro, el segundo, tenía como objetivo llegar a un acuerdo para congelar precios de 1650 productos. Sin embargo, no se llegó a un pacto y el Gobierno anunció que la medida se hará efectiva mediante una resolución que será publicada este miércoles en el Boletín Oficial.
En tal sentido, surgieron una serie de preguntas tales como: ¿Una medida de estas características será eficiente? ¿Sirve? ¿Puede generar problemas, sobre todo teniendo en cuenta que no hubo un acuerdo entre las partes intervinientes?
Para contestar estas incógnitas, Tribuna de Periodistas se comunicó con aquellos que realmente saben del tema.
Según supo explicar el economista Sebastián Laza, “el gran problema (histórico) de los congelamientos es que los empresarios subabastecen las góndolas”, y, de esa forma, se está “induciendo a la gente a que compren marcas no congeladas en precio”.
Explicó asimismo que “en este caso, al no salir por acuerdo, sino por decreto, va a ser más grave aún”. Agregó además que “le hacen perder plata a los supermercados porque cada cm2 de góndola no abastecida tiene un costo de oportunidad muy grande para ellos. La góndola es su vidriera».
“Adicionalmente yo tengo un tercer temor”, añadió y explicó: “Que estos muchachos empiecen a usar los precios congelados ficticios para armar el índice de inflación como hacía Moreno, creando una idea de que la inflación está bajando. No digo que lo tercero va a pasar con seguridad, pero estaría atento”.
Esta última posibilidad fue destacada también por el consultor financiero y autor del Manual de Economía Personal, Gustavo Ibáñez Padilla.
“Hay más de 4 mil años de experiencia histórica de congelamiento de precios. Siempre fracasaron. Es imposible congelar precios por decreto y que esto funcione”, explicó.
En el mismo sentido, pormenorizó: “El Gobierno ya lo sabe, lo que pretende es manipular, vía el congelamiento de determinados precios, el resultado que dé el índice de inflación. Es lo mismo que hacia (el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo) Moreno antes, empleando otro sistema. Por eso la lista es tan arbitraria y hay algunas cosas bastante curiosas en la lista de precios congelados que no tendrían sentido, pero como se usan para calcular el índice de inflación, el Gobierno al congelarlo garantiza que en los próximos meses el índice de inflación le dé bastante baja. Ese es el único objetivo, es pura cosmética para las elecciones”.
“Las empresas obviamente siempre buscan la forma de evitar el congelamiento, reducen la cantidad de mercadería que largan al mercado y empieza a haber desabastecimiento. Hay un montón de comercios que no entran en el congelamiento, por ejemplo almacenes y despensas, así que ahí no corre. Simplemente vas a ver que en las grandes superficies, o sea, en los hipermercados vas a tener poca cantidad de los productos que tengan precios congelados y van a cumplir más o menos según qué tanto esté por detrás el Gobierno controlando”, explicitó.
Por tanto, añadió: “Esto es una engaña pichanga. El Gobierno lo único que pretende es poder decir que la inflación está bajando y usar para eso las cifras del INDEC. Manipulando los números uno puede llegar a cualquier resultado”.
“Las empresas, las que puedan más o menos sostener un precio y le deje un margen de ganancia, cumplirán un poco más. Las que no puedan sostener los precios no van a cumplir y tendrán algún problema”, señaló.
Y explicó, además, los problemas relacionados a esta medida: “Mientras sigan emitiendo en la forma descontrolada como están haciendo, la inflación no puede hacer más que subir. La inflación es un fenómeno monetario y depende de la emisión sin respaldo. El otro factor que influye es la demanda de dinero, o sea, cuando la gente no quiere tener pesos, aunque no haya tanta emisión, la gente se deshace de los pesos y suben los precios”.
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Fuente: periodicotribuna.com.ar, 20/10/21.
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Ideología de género, Feminismo y Pedofilia
noviembre 12, 2018
Feminismo, ideología de género y reivindicación de la pedofilia
El preocupante vínculo entre una ideología anticientífica y una perversión inmoral.
El marxismo cultural opera a gran escala. Su ingeniería social logra imprimir en la conciencia colectiva una serie de premisas intrínsecas que bloquean gran parte del análisis serio que puede hacerse desde una mirada crítica. Como ya analizamos en un artículo previo, un factor fundamental de esta manipulación consiste en adjudicarles a los movimientos funcionales a él una supremacía moral desde la cual erigir legitimidad en la censura, lo cual les permite neutralizar coercitivamente toda voz disidente en calidad de inmorales (de acuerdo a epítetos utilizados específicamente para tal fin; en nuestro contexto podemos mencionar homofóbico, machista, misógino, facho, nazi, y un amplio etcétera). No es de extrañar, pues, que a simple vista una afirmación como la sugerida por el título de este artículo rompa muchos de los esquemas con los que miramos al feminismo y la ideología de género. ¿Cómo podría una feminista estar a favor de la pedofilia?
Pero lo cierto es que ese no es el meollo de la cuestión. Sin el más mínimo lugar a dudas, la gran mayoría de las personas que integran el movimiento feminista están, con completa seguridad, absolutamente en contra de estas perversiones. No pondremos en duda tamaña verdad. Sin embargo, como ya se comentaba en el artículo previamente referido, este movimiento está subyacido por una praxis política con base en la ignorancia; la ignorancia del sujeto movilizado el cual es satisfecho con slogans panfletarios y discursos ideológicos políticamente correctos, generando en él un complejo de superioridad moral que le legitima la arrogancia de señalar qué se puede y no se puede decir, pensar, leer. Lo vemos permanentemente gracias al incesante régimen de censura, injustificadamente defendido en base a la paradoja de la tolerancia, argumento que en el referido artículo ya hemos refutado. De esta forma, el sector con el poder de movilizar estas masas logra imponer sus autoritarias políticas sustentado por el apoyo de un gran conjunto de personas (fuertemente apoyadas por los medios) que desconoce lo que realmente se está haciendo, y colocan su bondad y buena fe al servicio de una causa perversa.
Con lo cual, volveremos a insistir: no son las personas integrantes del movimiento feminista quienes reivindican la pedofilia. Sino más bien que esa gente está siendo movilizada por un sector poderoso perfectamente informado de lo que está expuesto en el material teórico de la ideología de género (libros que se utilizan inclusive en los mismos estudios de género universitarios como lectura obligatoria) donde, entre muchas otras cosas, la pedofilia forma una parte importante del discurso. El objetivo del presente artículo consiste en poner de manifiesto cómo la ideología de género y la pedofilia han estrechado vínculos cada vez más fuertes; y se sorprenderá de que los principales referentes intelectuales de esta corriente (Wilhelm Reich, Michel Foucault, Harry Hay, Simone de Beauvoir, Shulamith Firestone, Kate Millett) hayan incorporado a su discurso la búsqueda de un libertinaje anti tabúes en materia de revolución sexual que permitiría las relaciones sexuales pedófilas.
Antes de comenzar, comencemos con un breve comentario que concierne a la semántica: existe una notable diferencia entre la pedofilia y la pederastia. Lo que reivindica la ideología de género, al menos en los términos en que prefiere ponerlo, es pedofilia (y su ejercicio), pero no pederastia. La primera consiste en la atracción sexual que un adulto siente hacia un niño (o más generalmente, hacia una persona con sexualidad no desarrollada), con lo cual una relación sexual pedófila es una relación sexual entre un adulto y un menor de edad motivada en la atracción sexual, sin consideraciones en cuanto al consentimiento y/o madurez del niño. En cambio, la pederastia consiste en un delito específico de abuso sexual hacia un menor contra su voluntad. Desde este punto de vista, una relación sexual pederasta es pedófila si la violación es ejercida por el agresor motivado en una perversión hacia el niño, pero (según la ideología de género) no toda relación sexual pedófila es pederasta, dado que un menor podría brindar su consentimiento para una relación sexual, con lo cual (insisto: de acuerdo a la ideología de género) esto no constituiría un abuso sexual y, por ende, no sería pederasta. Por supuesto, aquí disentiremos diametralmente de esta concepción, dado que no consideramos que pueda existir una relación sexual entre adultos y niños que no se circunscriba dentro de la esfera de un abuso sexual, por más de que el niño consienta la relación. Desde aquí declaramos firmemente: A UN NIÑO NO SE LO TOCA NI CON UN PUNTERO LÁSER. Cualquier relación sexual con un niño es abusiva, y no existe tal cosa como una relación sexual pedófila no pederasta. Existe, por supuesto, la persona pedófila que no es pederasta. Pero esa persona se convierte en pederasta ni bien satisface sexualmente sus necesidades sexuales con un niño, independientemente de lo que ese niño piense de la relación.
Concretamente: ¿qué reivindica la ideología de género? La principal tesis de este artículo consiste en exponer cómo los principales referentes intelectuales del feminismo, el homosexualismo y la ideología queer han articulado sus discursos con la reivindicación del presunto derecho de los niños a consentir una relación sexual con un adulto, lo cual convendremos en llamar reivindicación de la pedofilia, nomenclatura que, en rigor de verdad, no es del todo acertada: no solamente se reivindica la pedofilia sino también el ejercicio de la misma bajo una esfera de mutuo consentimiento. Esto diferencia claramente a pensadores que analizaremos (como Simone de Beauvoir, Shulamith Firestone, Katherine Murray Millett, Michel Foucault) de otras figuras como la feminista española Lola Pérez, quien, a diferencia de las figuras intelectuales anteriormente mencionadas, no reivindica el ejercicio de la pedofilia pero sí se encarga de estudiar e investigar al pedófilo para, fruto de su investigación, buscar la forma de coadyuvar con el cese de los abusos a menores de edad.
Además de esto, indagaremos en el impacto social que han tenido estas ideas y veremos cómo las mismas, lejos de haberse quedado en los libros en que fueron escritas, atravesaron las fronteras de sus páginas y trascendieron en la sociedad materializados en petitorios legales y agrupaciones pedófilas; sustentadas en el marco teórico de la ideología de género y avalados por sus principales intelectuales, tal cual veremos.
Se suele señalar a la iglesia católica como el principal artífice de los abusos pederastas. Por supuesto, no pondremos en duda que se han dado a conocer numerosos casos de sacerdotes pederastas. Más aún, está lejos de mi interés hacer una defensa de la iglesia católica. Aunque sí señalaré que aquellos sacerdotes pederastas no tienen el aval de ninguna comunidad ni agrupación, además de ser repudiados por la misma comunidad religiosa a la que pertenecen, y los mismos buscan ejercer su pedofilia en secreto porque conocen la inmoralidad de sus actos y la condena que les espera si son descubiertos. En lo que concierne a la ideología de género, veremos que aquí sí existe un marco teórico que pretende justificar moralmente el acto de relacionarse sexualmente con un niño bajo una esfera de mutuo consentimiento, y que dicho ejercicio es reivindicado a través de movimientos sociales que desde la década del 70 se conocen como el Frente de liberación pedófilo, nacido en Francia. Es decir, en tanto el sacerdote pedófilo es repudiado y rechazado por la gente que respalda las ideas que representa siendo que sus actos van en contraposición a las virtudes morales defendidas por la religión católica, el pedófilo que aquí analizaremos tiene el aval teórico y práctico de una ideología de género en la cual inscribe su reclamo social. Sin dejar de mencionar que ambas situaciones son extremadamente inmorales, esta segunda realidad es extremadamente más repudiable. Estos grupos creen que actúan en virtud de una moral progresista y madura, alejada de los tabús y la represión sexual infantil a la que tanto denuncian en su cruzada contra el mítico e inexistente patriarcado.
En este artículo comenzaremos buscando los orígenes de la reivindicación de la pedofilia en la ideología de género, buscando comprender y establecer una teoría en torno a la génesis de esta reivindicación en términos teóricos, y mostraremos cómo este proceso se ha ido arraigando hasta nuestros días. Por supuesto, lo que más interesa es saber cómo se vinculan actualmente el feminismo y la pedofilia, pero debemos comenzar desde mucho antes para entender cómo ha sido la dinámica de estas reivindicaciones y comprender mejor en qué está sustentada la misma. Y el origen, sorprendentemente, no lo encontraremos precisamente en la ideología de género, sino más bien en un contenido teórico precursor de la misma que se retrotrae hasta la segunda ola del feminismo: el pensamiento de Alexandra Kollontai, a quien ya hemos analizado.
SONDEANDO UN POSIBLE ORIGEN: La revolución sexual de Alexandra Kollontai
Comencemos aclarando que Kollontai jamás reivindicó las relaciones pedófilas y no existe nada que podamos decir de esta mujer en torno a esta inmoral perversión de forma directa. Al menos en este aspecto Kollontai jamás emitió ninguna opinión en absoluto. Lo que sí es cierto, según analizamos en el vinculado artículo cuando leímos su obra ¡Abran paso al Eros alado!, Kollontai visualiza una revolución sexual que subvierte los prejuicios burgueses en torno a los tabús del sexo y la infidelidad. Nos pone como ejemplo a un hombre (o una mujer) que siente atracción espiritual hacia alguien del sexo contrario porque sus deseos y aspiraciones armonizan con los suyos, pero que se siente físicamente atraído hacia otra persona del sexo contrario. Nos explica que, en una sociedad burguesa, con sus prejuicios sobre el amor, una persona que siente atracción espiritual hacia alguien del sexo contrario, pero que está físicamente atraído hacia otra persona (también del sexo contrario) se encuentra en un grave dilema. Sin embargo, “Desde el punto de vista de la ideología proletaria es mucho más importante y deseable que las sensaciones de los hombres se enriquezcan cada vez con mayor contenido y sean más diversas. La multiplicidad del alma constituye un hecho precisamente que facilita la educación y el desarrollo de los lazos del espíritu y del corazón, mediante los cuales se consolidará la colectividad trabajadora. Cuanto más numerosos son los hilos tendidos entre las almas, entre las inteligencias y los corazones, más solidez adquiere el espíritu de solidaridad y con más facilidad puede realizarse el ideal de la clase obrera: camaradería y unión”[1]. Observamos, pues, que en la sociedad ideal planteada por Kollontai, muchos de los límites morales que rigen sobre el amor y la sexualidad (fundamentalmente el de la fidelidad) serían subvertidos y reemplazados por un paraíso sexual socializado donde se carece de muchísimos de los límites moralesburgueses que Kollontai concibe como parte de la opresión a la clase obrera.
Está más que claro que a Kollontai le faltaba todavía demasiado libertinaje para llegar a reivindicar algo como la pedofilia, dado que no llegaba ni siquiera a reivindicar la homosexualidad (en todo el Eros alado no encontraremos una sola mención de la misma; en toda la obra Kollontai da por sentado que las relaciones de amor se dan entre un hombre y una mujer). Pero es precisamente este punto el verdadero meollo de la cuestión: una vez comenzado un proceso de legitimación para la eliminación de los límites que rigen sobre la sexualidad, se da inicio a una dinámica revolucionaria que busca generar la proliferación de una mayor diversidad en las actividades sexuales y, por consiguiente, sexualizar a la población y eliminar tabús sexuales. Muchas de estas cosas serían posteriormente reivindicadas en el famoso Eros y civilización de Herbert Marcuse.
Pero lo cierto es que esta idea, que hoy endilgaríamos a corrientes queer y pornoterroristas, ya se empezaba a notar en la segunda ola del feminismo de forma muy leve con Kollontai. Aun así, no fue el feminismo sino el homosexualismo quien daría su primer paso en desarrollar estas teorías y adaptarlas a los ideales de la tercera ola del feminismo. El nombre más importante de todo este proceso, uno de los más firmes entusiastas de la cuestión y que introduciría de forma tajante la inmersión de los niños en la revolución sexual (aunque no hablaría directamente de pedofilia) en el conjunto de reivindicaciones de la ideología de género, consolidando así un vínculo que se arraigará hasta nuestros días, es el psicoanalista homosexualista judío Wilhelm Reich.
WILHELM REICH: La búsqueda de una sexualización de la infancia
Wilhelm Reich es una de las figuras intelectuales más respetadas de la ideología de género en su cara homosexualista. Fue un psicoanalista nacido el 24 de marzo de 1897 en Austria-Hungría (actual Ucrania). Desde muy joven se interesó en la sexualidad y siempre le fascinaron las perversiones parafílicas. En 1934, viviendo y trabajando en Noruega, sus ideas políticas y sexuales lo llevaron a ser expulsado de la International Psychoanalytic Association y cinco años después fue expulsado del país acusado de charlatanería pseudocientífica. Su principal teoría consistía en lo que el postulaba bajo el nombre de orgón, una presunta fuerza universal simultáneamente cósmica y orgásmica. Sin ánimos de entrar en detalles en dicha teoría (correctamente catalogada como charlatanería), tras ser expulsado de Noruega, Reich viajó a Estados Unidos y pretendió utilizar estas ideas para el tratamiento de pacientes, lo cual le valió una serie de denuncias por estafa y la pérdida de su licencia; pérdida que no respetó y, como consecuencia de su reincidencia, al poco tiempo fue enviado a la cárcel por delito y estafa; cárcel donde encontró su muerte a causa de un paro cardíaco.
Pero Wilhelm Reich era mucho más que un simple psicoanalista pseudocientífico (valga la redundancia) con ideas extravagantes no avaladas por el más mínimo análisis empírico. Reich tuvo una infancia difícil y muy sufrida. Su padre era extremadamente rígido y autoritario, además de ser una persona muy celosa y violenta con su esposa, la madre de Wilhelm Reich[2]. Su padre también sería violento con él, además de tenerlo obsesivamente limitado[3]. Sin embargo, curiosamente, en el ámbito sexual ese tipo de límites no existía. Wilhelm Reich comenzó desde muy pequeño a experimentar la sexualidad con los empleados domésticos del hogar[4], quienes accedieron a convalidar sus avances sexuales.
Un día, durante esas complicadas etapas de su infancia, Reich descubrió a su madre con un amante extramatrimonial. Sus tempranas perversiones sexuales lo llevaron a querer espiar las actividades que su madre llevaba con su amante[5] (aunque tardaría un tiempo en darse cuenta de que su madre mantenía relaciones sexuales explícitas con dicho hombre). Reich notificó a su padre de esta infidelidad, y su madre como reacción procedió a suicidarse por medio del envenenamiento[6]. Esta experiencia traumática no lo abandonaría nunca, dado que pasaría una vida teniendo pesadillas y despertándose durante la noche, sintiéndose muy culpable y afirmando haber asesinado a su madre[7]. Tras trabajar duramente con su padre en la granja que tenían, ambos duramente afectados por la muerte de la madre de Reich, el padre cae enfermo y muere en 1914, dejando solo a un Wilhelm Reich de 17 años. Esta ensalada de experiencias traumáticas que coexistirían con (y retroalimentarían sus) tempranas perversiones sexuales moldearían las delirantes tesis pseudocientíficas que llevaría a cabo durante su vida, que, según vimos, solamente lo llevaron a fracasos y deslegitimaciones de la comunidad científica; por más de que hoy sea firmemente adulado por la ideología de género.
Lo que nos importa para los objetivos de este artículo es el contenido que Wilhelm Reich vierte sobre una de las obras más importantes, denominada La función del orgasmo. En este libro ya se comienza a erigir un ataque a la estructura familiar concebida como la fuente de represión sexual que afecta principalmente a los niños, dominada por la estructura presuntamente machista y patriarcal de la sociedad. En efecto, para Reich, “La formación del carácter en la pauta autoritaria tiene como punto central no el amor parenteral sino la familia autoritaria. Su instrumento principal es la supresión de la sexualidad en el infante y en el adolescente”[8]. ¿A qué se refiere Reich con la supresión de la sexualidad en el infante? Simple y llanamente a nuestra visión en virtud de la cual el niño no debe tener relaciones sexuales a una edad temprana. Incluso tiene el descaro de referirse a parte de quienes se oponen a estas ideas como personas que “ven en la elucidación y realización práctica de la vida sexual infantil y adolescente, un peligro para la existencia de la Iglesia y por lo tanto se sienten impulsados a adoptar medidas preventivas”[9]. De acuerdo a Reich, “Es más fácil exigir disciplina y reforzarla con la autoridad, que educar a los niños mediante una iniciación gozosa en el trabajo y la conducta sexual natural”[10].
Reich nos asegura en este libro que la humanidad padece una enfermedad prácticamente global de epidemia neurótica, causada, en parte, por “la supresión sexual en la educación familiar autoritaria, con el inevitable conflicto sexual niño-padres y su angustia sexual”[11], lo cual permitiría visualizar el problema de “la relación entre la vinculación sexual niño-padres y la supresión social generalizada de la sexualidad”[12]. Denuncia, pues, el hecho de que los padres “reprimen la sexualidad infantil y adolescente”[13]. Con la nula rigurosidad característica del psicoanálisis que reivindica, afirma que “La inhibición de la sexualidad infantil es la base de la fijación al hogar paterno y su atmósfera, la ‘familia’. Es el origen de la típica falta de independencia en el pensamiento y la acción”[14].
Entendiendo al matrimonio en los términos de opresión y posesión tan característicos del feminismo y el homosexualismo, asegura que “cuanto más temprano inicie un adolescente relaciones sexuales satisfactorias, tanto menos capaz será de conformarse a la estricta exigencia de ‘sólo una pareja y para toda la vida’. Sea cual fuere la actitud que se adopte frente a ese descubrimiento, el hecho subsiste y no cabe negarlo. Significa: la finalidad de la exigencia de abstinencia sexual es hacer a los adolescentes sumisos y capaces de contraer matrimonio”[15]. De esta forma, “Todo el proceso de la educación sufre a causa del hecho de que la adaptación social exige la represión de la sexualidad natural, y es esta represión la que torna a los individuos antisociales y enfermos”[16]. Reich se preguntará: “¿No será nunca posible vencer la hipocresía moralizadora que convierte en lisiados a los niños y los adolescentes?”[17].
Pero Reich irá un paso más allá y buscará encontrar más motivos de la familia patriarcal para esta presunta represión de la sexualidad infantil: afirmará que “la función de la supresión de la sexualidad infantil y adolescente es facilitar a los padres la sumisión de los niños a su autoridad. […] La represión sexual sirve a la función de mantener más fácilmente a los seres humanos en un estado de sometimiento, al igual que la castración de potros y toros sirve para asegurarse bestias de carga”[18].
Hasta aquí no encontramos nada explícitamente pedófilo, aunque puede leerse entre líneas. Reich busca la eliminación de esta concepción del niño como un lisiado incapaz de consentir una relación sexual. No dice nada de que dicha relación sexual deba ser con un adulto, pero tampoco lo niega. No queda claro, hasta estas páginas del libro, bajo qué estándares debería moverse la sexualidad infantil en su sociedad ideal. ¿Sería factible que un niño se desarrollara sexualmente con un adulto?
Reich responderá indirectamente esta pregunta al exponer una sociedad que él considera ideal: “Los niños de las Trobriands no conocen represión sexual alguna y no existen para ellos secretos sexuales. Su vida sexual se desarrolla naturalmente, libremente y sin obstáculos a través de cada etapa de su vida, con plena satisfacción. Los niños realizan con libertad las actividades sexuales correspondientes a sus edades”[19]. ¿Qué tipo de cosas implican para Reich libremente y sin obstáculos?
Continúa afirmando que “La supresión sexual es un instrumento esencial en la producción de la esclavitud económica. Por lo tanto, la supresión sexual en el infante y el adolescente no es […] el prerrequisito del desarrollo cultural, la socialidad, la diligencia y la limpieza”[20] (un razonamiento transparentemente circular). Más aún, “La represión sexual es de origen socioeconómico y no biológico. Su función es sentar las bases de la cultura autoritaria patriarcal y la esclavitud económica”[21].
Para alguien interesado en eliminar esta situación generatriz de la presunta plaga neurótica, nos llama a observar “la pérdida de la espontaneidad en los niños, que constituye el primer indicio, y el más importante, de la supresión sexual final, a la edad de cuatro o cinco años. Esa pérdida de la espontaneidad siempre se experimenta primeramente como una ‘insensibilidad’, un ‘estar encerrado entre muros’ o ‘ser puesto dentro de una armadura’. Más adelante tal sensación de ‘insensibilidad’ podrá ser encubierta por una conducta psíquica compensatoria, como ser la hilaridad superficial o una sociabilidad carente de contacto afectivo”[22].
Como podemos observar, Wilhelm Reich nos llama a reflexionar sobre nuestras arbitrarias imposiciones patriarcales en lo que respecta a la sexualidad infantil, sin escatimar en ningún momento en el grave peligro que corren los niños al introducirse en ese universo a una edad tan inmadura, lo cual está avalado por la psicología infantil. Si usted recuerda a Kollontai, logrará notar que la línea de argumentación comienza a perfilarse bajo una dinámica reivindicativa del libertinaje que busca articularse con las ideas posmodernistas que relativizan y subjetivan la realidad objetiva. Como perfectamente sabemos, para estas corrientes todas nuestras costumbres y formas de comportamiento son construcciones exclusivamente sociales; construcciones además erigidas desde el machismo y bajo la búsqueda de la opresión de minorías sexuales y mujeres. Esta es la base del existencialismo ateo que tanto defenderían Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre.
Bajo este punto de vista, inclusive la edad y nuestra visión sobre la niñez podría ser una construcción social. Es por eso que hoy en día conocemos casos como el de los llamados trans-edad; personas que se autoperciben como niños. El caso emblemático es el de Stefonknee Wolscht, un hombre que a sus 52 años se siente como una niña de 6 años y le ha reclamado al Estado el derecho a ser adoptado por una familia[23]. El Estado le otorgó el derecho, este hombre fue adoptado y hoy vive como una niña de 6 años con su familia adoptiva, usando babero y jugando con muñecas. Bajo esta perspectiva sociocultural, ¿qué nos impediría tener una relación sexual con un niño, habida cuenta de que el rechazo a las relaciones sexuales entre adultos y niños es una mera construcción cultural, como así también el género y los estereotipos sexuales? A fin de cuentas, en virtud del relativismo moral y cultural sostenido por estas posturas posmodernistas, nuestro desprecio hacia las relaciones sexuales pedófilas sería, como todas las leyes morales, una construcción social. Este razonamiento sería introducido a la teoría feminista por la canadiense y emblemática Shulamith Firestone, a quien procederemos a analizar.
LA INTRODUCCIÓN DEL RECLAMO PEDÓFILO A TRAVÉS DEL FEMINISMO: Shulamith Firestone y la destrucción de la niñez
Shulamith Firestone, canadiense judía fundadora del feminismo radical junto a Katherine Murray Millett, escribió el libro que pasaría a la historia como la articulación más metódica entre el psicoanálisis, la teoría marxista y el reclamo feminista. En una entrada anterior hemos analizado en completa profundidad este libro, La Dialéctica del Sexo, y hemos desenmascarado y exhibido las inconsistencias y problemáticas empíricas de la teoría allí vertida. Aquí retomaremos únicamente aquello que concierne a las relaciones más directas con el reclamo pedófilo, el cual Firestone introduce explícita y tajantemente como requisito mínimo de una revolución sexual feminista. Cabe aclarar que este libro no solamente es bibliografía obligatoria en cuanto estudio feminista y/o de género exista, sino que, junto con Política Sexual de Kate Millett, sienta y consolida las bases teóricas de todo el feminismo radical.
La obra de Firestone es una invitación a la reflexión sobre el papel de la naturaleza en la opresión que el hombre ha ejercido sobre la mujer para consolidarla como una clase sexual (terminología conveniente para su análisis marxista) y se explayará, a lo largo de todas las páginas que componen el libro, sobre los artificios patriarcales que el hombre ha generado sobre la mujer y, fundamentalmente, sobre la mítica niñez, con el objetivo de perpetuar el sistema clasista sexual a lo largo de las generaciones. Firestone entiende que habiendo la naturaleza subordinado a la mujer ante la tiranía de la función reproductiva, el hombre ha llevado adelante ciertos mecanismos culturales (entre los cuales se encontrará la institución familiar y la represión sexual de los niños) para favorecer y consolidar el papel de la mujer como clase sexual destinada a la producción de niños, al tiempo en que utiliza estos mecanismos para colocarse en una situación de poder y superioridad[24].
Estas relaciones de poder que colocan a la mujer en una marcada inferioridad estarían arraigadas bajo la misma estructura de lo que Firestone denomina la familia nuclear patriarcal, estructurada en torno al tabú del incesto como una de las prohibiciones necesarias para su funcionamiento. “Así pues, para eliminar el tabú del incesto deberíamos eliminar en primer lugar la familia y la sexualidad tal como están estructuradas”[25]. Y continuará esta idea afirmando que “No es una idea tan mala, después de todo, ya que esta prohibición tradicional —y en la actualidad casi universal— del incesto, nos ha obligado a aceptar como «normal» una sexualidad que deja insatisfecho el potencial del individuo”[26]. Esta es quizá una de las frases más significativas en lo que respectará a las reivindicaciones de la pedofilia en el seno del pensamiento feminista y la ideología de género. El concepto de potencialidad del individuo sería posteriormente explotado por las corrientes posfeministas y logrará, entre todo el movimiento contrasexual iniciado por Beatriz Preciado y hoy bajo el paradigmapornoterrorista, incluir entre la liberación de las potencialidades sexuales a la represión que le impide a un niño tener sexo con adultos. Esto se ve particularmente acentuado y visible en Foucault para encapuchadas, libro que ya hemos analizado y que retomaremos en este artículo.
Demoniza al hombre y banaliza al niño cuando afirma que “el niño es tan sólo el sustituto afectivo de un padre indiferente y a menudo mujeriego”[27]; como es recurrente en el libro, sin dar argumentos sólidos que respalden su aserción. Sin embargo, es necesario para su teoría el estudio del niño y el ya mencionado tabú del incesto en los términos en que fueron anteriormente explicitados. Este tabú formaría parte de una represión sexual que se ejerce sobre el niño a fin de mantener en funcionamiento el sistema patriarcal de la familia nuclear. Y procede, sentando bases que serían posteriormente utilizadas en la praxis pornoterrorista: “Si la represión sexual precoz es el mecanismo básico en la producción de las estructuras caracterológicas que sostienen la servidumbre política, ideológica y económica, el fin del tabú del incesto —mediante la abolición de la familia— tendría efectos profundos; la sexualidad se vería liberada de su encorsetamiento, erotizando toda nuestra cultura y cambiando su misma definición”[28]. Esto, nuevamente, nos lleva de vuelta a reflexionar sobre el impacto de la revolución sexual de Alexandra Kollontai.
Existe todo un desarrollo de una teoría sobre el mito de la niñez que omitiremos y que, en caso de estar el lector interesado, puede acceder a la vinculada entrada del blog donde respondemos íntegramente a los argumentos de Firestone. Aquí nos limitaremos a mencionar que, para Firestone, los niños padecen una opresión como estamento, análogo al que sufren las mujeres, y teorizará que el concepto de niñez es una mera construcción social arbitraria, no habiendo en su visión lugar alguno para la distinción cultural entre adultos y niños. Pero entonces, se preguntará Firestone, “¿Cuáles son los elementos constitutivos de dicha represión en el siglo XX?”[29]. Uno de los elementos constitutivos, que oxigenaría las posteriores reivindicaciones de la pedofilia tanto en esta obra como en posteriores manifestaciones de la ideología de género, vendría a ser La represión sexual[30]. En efecto, Firestone considera que la sexualidad del niño es reprimida por la sociedad como parte fundamental del mantenimiento de sus relaciones de poder a través de la célula familiar. Así, “hasta la pubertad el niño debe llevar una vida asexual —o, por lo menos, encubierta—, sin admitir siquiera la existencia de sus necesidades de esta índole”[31], lo cual sería, en su visión, una “asexualidad impuesta desde fuera”[32]. Es importante resaltar aquí que Firestone busca una supresión de la niñez como estamento y que el niño deje de ser considerado como tal y sea incorporado directamente al mundo de los adultos. La eliminación de esta represión sexual, junto con la supresión de la niñez y la integración del niño al mundo adulto como un igual, ¿a qué cree usted que llega indefectiblemente? Sin lugar a dudas, a la reivindicación de las relaciones pedófilas. Si el niño no debe ser sexualmente reprimido ni tampoco ser considerado como tal sino como parte del mundo adulto, no existe nada en este paradigma que impida las relaciones sexuales entre niños y adultos. Esto, que por el momento es una mera persecución de consecuencias lógicas de los argumentos de Firestone, será explicitado y reivindicado por la autora en páginas posteriores.
Según Firestone, “El erotismo es excitante. Nadie quiere librarse de él. La vida sería una lata o una rutina si careciéramos hasta de esta pequeña chispa estimulante. Ahí está el punto crucial. ¿Por qué toda la alegría y excitación ha sido concentrada y unificada en una parcela estrecha y difícil de alcanzar de la experiencia humana, dejando baldío todo lo demás? Cuando exigimos la eliminación del erotismo, no nos referimos a la eliminación del goce y excitación sexuales, sino a su redifusión sobre toda la trama de nuestras vidas —no implicaría una disminución, puesto que se desarrolla con el uso”[33]. Como puede verse, este es un sólido antecedente de la praxis contrasexual pornoterrorista, que busca eliminar los tabúes y atacar elmonopolio heteropatriarcal del pene y la vagina. Aquí vemos a Firestone buscando la proliferación de las actividades sexuales fuera de la pareja establecida (como si esa decisión no debiera estar subyacida únicamente en cada pareja individual de acuerdo a sus propios pactos), tal y como ya había teorizado Alexandra Kollontai, con el objetivo de subvertir este presuntoorden sexual. Y, al igual que los mayores abusos de la teoría queer, incluirá las relaciones pedófilas en esta subversión, como veremos más adelante.
Tras concluir con todo el desarrollo teórico en su libro, que aquí hemos omitido en gran parte, Firestone procederá a establecer un conjunto de requisitos mínimos para toda revolución sexual feminista. Dichos requisitos serán cuatro, pero nosotros nos enfocaremos en dos de ellos. Uno de ellos consiste en “La integración total de las mujeres y los niños en todos los aspectos de la sociedad global. Todas aquellas instituciones que segregan a los sexos o separan a los niños de la sociedad adulta, vgr. la escuela elemental, deben ser destruidas. ¡Abajo la escuela!”[34]. Con este y el anterior punto Firestone deja implícito aquello que ya hecho explícito en páginas anteriores: la búsqueda de eliminar las diferencias culturales entre adultos y niños. Esto es solamente otra muestra de los embates del marxismo cultural. Pero existe un segundo problema extremadamente grave con respecto a esta cuestión: si eliminásemos las diferencias culturales entre adultos y niños, ¿qué nos impide, entonces, tener relaciones sexuales con niños? Si, como Firestone busca en el cuarto capítulo de su obra, suprimimos la niñez, si los niños gozan de la autodeterminación y la madurez para involucrarse en el mundo de los adultos, ¿por qué razón deberíamos prohibir las prácticas sexuales pedófilas? Se nos acusará de ser extremistas y conspiranoicos, haciendo saltos lógicos sin ningún fundamento y malinterpretando malintencionadamente a Firestone. Sin embargo, Firestone es muy clara al respecto: “si las distinciones culturales varón/hembra y adulto/niño son destruidas, no necesitaremos ya la represión sexual que mantiene esta desigualdad de clases, permitiendo por vez primera una libertad sexual «natural»”[35].
Y es precisamente esto lo que nos conduce al último punto que Firestone concibe como exigencia mínima de una revolución feminista: “La libertad de todas las mujeres y niños para hacer cuanto deseen sexualmente”[36]. Para fundamentar esta visión, Firestone nos recordará el origen de las represiones sexuales: “La libertad sexual de las mujeres habría puesto en entredicho la paternidad del niño, amenazando así al patrimonio. La sexualidad infantil debía ser reprimida por cuanto constituía una amenaza para el precario equilibrio interior de la familia”[37].
Pero encontramos también arraigado en Firestone una idea que ya exponía Alexandra Kollontai en El comunismo y la familia(obra que ya hemos analizado), consistente en eliminar el monopolio familiar de las relaciones íntimas de amor. Firestone afirma, añadiendo el tinte de pedofilia característico de su pensamiento: “deseamos extender las emociones familiares a toda la sociedad. Por todo cuanto llevamos dicho, las instituciones infantiles y sus consecuencias se encuentran en las antípodas de las alternativas revolucionarias, por cuanto violan casi todos nuestros postulados esenciales —la integración de los niños en el conjunto de la sociedad y la concesión de libertad económica y sexual plenas”[38]. Como bien argumentamos al analizar a Kollontai en el vinculado artículo, esto es un imposible utópico.
Firestone está tan segura de esto (por más de que en el libro no encontraremos ni un ápice de evidencia empírica) que afirma sin dudar que “El fracaso de la Revolución Rusa puede atribuirse directamente al fracaso de sus intentos de eliminación de la familia y de la represión sexual”[39]. Firestone bajo este paradigma entiende que la revolución rusa fracasó por no haber destruido la institución familiar ni la represión sexual, es decir, por no haber abogado, entre otras cosas, por la reivindicación de la pedofilia que surge como consecuencia de la eliminación de las diferencias culturales entre adultos y niños y la presunta represión sexual.
La propuesta más radical y en la que más énfasis realiza Firestone para llevar a cabo su revolución feminista consiste en lacohabitación: “la forma social laxa por la que dos o más miembros —de cualquier sexo— constituyen un pacto no-legal de camaradería sexual cuya duración varía en función de la dinámica interna de la relación”[40]. En este sentido, añade: “Al principio, en el período transicional, es probable que las relaciones sexuales fueran monógamas (código moral único para hombres y mujeres, y expresión de la individualidad femenina), aun en el caso de que la pareja eligiera compartir su vida con otras. Podríamos asistir incluso a la prolongación de pactos de vida en común estrictamente asexuales («compañeros de habitación»). Sin embargo, tras varias generaciones de vida no-familiar, es posible que nuestras estructuras psicosexuales sufrieran una alteración tan radical, que la pareja monógama —o la relación «a-objetal»— quedarían superadas. En cuanto a las relaciones sustitutivas sólo podemos realizar conjeturas; ¿quizás se daría paso a verdaderos «matrimonios de grupo», matrimonios colectivos transexuales en los que tuvieran cabida los niños a partir de cierta edad? No lo sabemos”[41]. Vemos aquí un sólido antecedente de la teoría queer plasmado en un discurso que busca proliferar una mayor diversidad de actividades sexuales (como si las mismas estuviesen de alguna forma prohibidas, tal y como sí ocurrió en sociedades comunistas). Sin embargo, se produce una explosión en la problemática que gira en torno a esta visión cuando Firestone incluye en este proceso nada más ni nada menos que a los niños (para ella, recordemos, presuntamente inexistentes como tales): “una exigencia fundamental de nuestro sistema alternativo es alguna forma de estrecha interacción con los niños”[42]. Se nos acusará de estar forzando una malinterpretación para dejar mal a Firestone, pero en unas pocas páginas Firestone hará esto mucho más explícito.
Lo realmente importante aquí es que Firestone busca eliminar los vínculos afectivos erigidos en razón del vínculo biológico que existe entre los padres y sus hijos. Firestone desea deconstruir esta realidad, eliminando la patria potestad de los padres sobre los hijos y brindándole a los niños plenos derechos de elegir con quién relacionarse afectivamente. Eliminada la patria potestad, “Los adultos y los niños mayores cuidarían de los pequeños durante el tiempo que fuera necesario, pero, al haber crecido número de adultos y niños mayores compartiendo esta responsabilidad —como en el caso de la familia ampliada— ninguna persona se vería involuntariamente ligada a ella”[43]. Explica además que “las relaciones niños/adultos se desenvolverían exactamente igual a como lo hacen las mejores relaciones existentes en la actualidad; algunos adultos sentirían preferencia por determinados niños y algunos niños por determinados adultos, preferencias que podrían convertirse en definitivas al decidir los interesados permanecer unidos”[44]. De esta manera, “Las relaciones permanentes entre personas de edades muy dispares se convertirían en hecho corriente”[45].
Firestone considera que el requisito mínimo establecido en virtud del cual no existirían diferencias culturales entre adultos y niños sería cumplimentado gracias a esta nueva forma de vida: “Esto se habrá realizado ya: el concepto de infancia habrá sido abolido y los niños poseerán plenos derechos legales, sexuales y económicos, siendo sus actividades educativo/laborales indistintas de las de los adultos. Hemos sustituido durante los breves años de su infancia la «paternidad» genética —psicológicamente destructiva— de uno o más adultos, por un reparto de la responsabilidad del bienestar físico sobre un número mayor de personas. El niño seguirá constituyendo relaciones amorosas íntimas, pero en vez de hacerlo con una «madre» y un «padre» prefijados, podrá ahora formar estos vínculos con respecto a personas de su propia elección, de cualquier edad o sexo. Así pues, todas las relaciones entre adultos y niños se caracterizarán por una mutua libertad de establecimiento”[46]. De esta forma, los niños “se repartirán libremente por toda la sociedad en beneficio de todos, satisfaciendo así el legítimo deseo de frecuentar el trato de los niños, que suele llamarse «instinto» reproductivo”[47].
Finalmente, el otro requisito mínimo: ¿cómo es que esta sociedad eliminaría esta presunta represión sexual? Según Firestone, “Con la plena libertad del hombre, las relaciones serán objeto de redefinición positiva. Si un niño no conoce a su propia madre o, por lo menos, no le atribuye un valor especial sobre las otras, es improbable que la escoja como su primer objeto amoroso simplemente para desarrollar inhibiciones sobre este mismo amor. Es posible que el niño establezca sus primeras relaciones físicas estrechas con gente de su propia talla por mera conveniencia física, al igual que hombres y mujeres —en igualdad de otros factores— se preferirán el uno al otro sobre los demás individuos del propio sexo por simple conveniencia física. Pero, de no ser así, si el niño escogiera la relación sexual con los adultos; aun en el caso de que escogiera a su propia madre genética, no existirían razones a priori para que ésta rechazara sus insinuaciones sexuales, puesto que el tabú del incesto habría perdido su función. La «unidad de convivencia», forma social transitoria, no se vería sometida a los peligros de un exclusivismo reproductivo”[48]. Obsérvese la completa irresponsabilidad por parte de Firestone al momento de justificar algo tan delicado como lo es una reivindicación de la pederastia (porque eso es lo que es: los niños no están en condiciones psicológicas de consentir una relación sexual, y además son vulnerables y moldeables, lo que los vuelve capaces de ser engañados para conseguir el consentimiento): Firestone utiliza mal el concepto de aún en el caso de, dado que dicha articulación se utiliza para enunciar una regla general que aplica particularmente al caso específico en el que hacemos énfasis, pero Firestone no hace eso: ella justifica únicamente el caso particular en que el niño decide relacionarse sexualmente con su madre (justificación completamente insuficiente por las razones ya expuestas) y abandona el caso general a su suerte. Una irresponsabilidad completamente inadmisible y peligrosa dada la delicadeza absoluta del tema que aquí se trata.
Pero Firestone no se detendrá en su reivindicación de la pedofilia y continuará: “De esta manera, al carecer del tabú del incesto, dentro de pocas generaciones los adultos podrían retornar a una sexualidad polimórfica más natural y la concentración en el aspecto genital del sexo y en el placer orgástico daría paso a unas relaciones físico/emocionales totales que incluirían estos aspectos. Las relaciones con los niños incluirían la cantidad de sexualidad genital de que el niño fuera capaz —probablemente bastante más de lo que creemos en la actualidad—, pero al no ser ya el aspecto genital del sexo el foco central de la relación, la falta de orgasmo no supondría un problema grave. Los tabús sexuales adulto/niño y homosexuales desaparecerían”[49]. Esto no solamente sería altamente pedófilo sino, a su vez, orgiástico: “Toda relación estrecha incluiría la relación física”[50]. Esto es una muy particular e importante observación, que cambia bastante las cosas. Quizá usted ahora quiera releer toda la propuesta de la sociedad ideal de Firestone teniendo en cuenta que cada vez que se mencionó una relación estrecha (relaciones a las que vinculó explícitamente a los niños también), la misma involucraba relaciones físicas. Esto es algo, sencillamente, inadmisible y completamente inmoral.
Para Firestone, con todo esto el patriarcado será finalmente desmontado, dado que “la base del patriarcado es la herencia de la propiedad conseguida por medio del trabajo”[51]. Entre sus tantas promesas, Firestone asegura que “Amor y sexualidad serían reintegrados y discurrirían sin impedimentos”[52], idea que puede sencillamente hacernos entrar en pánico al tener en cuenta que los niños están fuertemente involucrados allí.
KATE MILLETT: Reivindicando las ideas de su compañera Firestone
Como pudimos leer, en Firestone encontramos un fuerte componente pedófilo expresa y explícitamente reivindicado como parte de una revolución sexual feminista. Esto es un punto importante dado que, hemos de insistir, Firestone es una figura emblemática del feminismo radical y su libro es bibliografía obligatoria en todos los estudios feministas. Es, por consiguiente, natural esperar que su compañera radical, la feminista Kate Millett (quien pasaría a la historia por ser la teórica del concepto de patriarcado) acompañe dichas reivindicaciones en su discurso. Y así fue.
En la época de Kate Millett ya se comenzaba a perfilar un lenguaje políticamente correcto para referirse a las relaciones pedófilas, bajo el eufemismo de sexo intergeneracional. En una entrevista que la feminista le ofreció a Mark Blasius, esta mujer afirmó que “Parte de la estructura de la familia patriarcal comprende el control de la vida sexual de los niños, y más allá, el control total de los niños. Los niños no tienen prácticamente derechos garantizados por la ley en nuestra sociedad y, además, no tienen dinero, lo cual, en una economía de dinero, es una de las principales fuentes de su opresión. Verdaderamente, uno de los derechos esenciales de los niños es el de expresarse a sí mismos sexualmente, probablemente entre ellos en un principio, pero también con adultos. De manera que la libertad sexual de los niños es una parte importante de una revolución sexual”[53]. Esto, como podemos observar, es una idea casi calcada de los argumentos de Shulamith Firestone.
Cuando Mark Blasius le pregunta si puede existir una relación erótico-amorosa tierna entre un niño y un hombre mayor, Millett responde: “Por supuesto, o entre una niña y una mujer mayor. Los hombres y las mujeres se han amado durante milenios, como lo han hecho personas de razas diferentes”[54]. Más aún, para Kate Millett “Existe todavía, pienso yo, un reparo entre las lesbianas por convertir una relación intergeneracional platónica de mentor en una erótica debido a las enormes y potencialmente catastróficas complicaciones que conlleva el hacerlo. Catastróficas no sólo en el sentido personas sino en términos de la persecución infligida por el mundo exterior”[55]. De tal manera que para Kate Millett el problema estriba principalmente en el justo y merecido castigo que le corresponde a un pedófilo (en este caso, pedófila) por mantener relaciones sexuales con un menor de edad, y no en el inmoral y perverso acto que aquí reivindica y fomenta.
Millett fusiona la pedofilia con el incesto, argumentando que “Siempre me he preguntado por el poder del tabú del incesto porque al mismo tiempo que la sexualidad de los niños y de los adultos alcanza más y más grandes libertades, la proximidad de miembros de la familia le hace a uno experimentar y desafiar este tabú. El tabú del incesto ha sido siempre una de las piedras angulares del pensamiento patriarcal. Hemos de tener una proclamación de emancipación para los niños”[56]. Ante este argumento, Mark Blasius le pregunta: “¿Pero no puede ser uno de los derechos de los niños el elegir tener una relación erótica con una persona mayor?”[57]. Millett responderá: “Oh, por supuesto, parte de una sociedad libre es que puedas elegir a quienquiera que desees y los niños también deben poder escoger libremente. Pero es muy difícil ser libre si no tienes derechos sobre nada, si estás sujeto a una violencia interminable -ya sea física o psicológica, si no se te permite hablar, si no tienes dinero, si todavía eres gobernado por un completo sistema de estado que te hace asistir de forma forzosa a la escuela sin importar que quieras estar allí o no. Pensaría que dadas las condiciones bajo las cuales eres una persona joven en esta sociedad, muchas cosas serían al menos tan importantes como tu sexualidad”[58].
Mark Blasius procede: “Me choca la contradicción existente entre defender la liberación infantil manteniendo al mismo tiempo la paternalista edad de consentimiento y estigmatizando a los adultos que tienen relaciones eróticas con gente joven”[59]. Millett procede a señalar: “Puedo ver como los grupos de jóvenes gays estarían muy interesados en abolir la ley de edad de consentimiento porque debe ser muy opresiva para ellos. Pero me parece que ese ideal corresponde más bien a los hombres mayores que a los jóvenes gays”[60]. Es decir, parte de la injusta y heterosexista opresión hacia los homosexuales es que no se les permite tener sexo con los niños. He aquí una de las principales personalidades del feminismo moderno.
De manera que las dos principales referentes intelectuales y principales teóricas del feminismo radical, Shulamith Firestone y Kate Millett, ambas como bibliografía obligatoria en todos los estudios feministas y siendo las teóricas fundamentales del concepto de patriarcado, incluyen la reivindicación de la pedofilia como fragmento importante de la revolución feminista. ¿Se ha preguntado alguna vez si las apasionadas feministas que vemos todos los días se toman el trabajo de leer a sus principales referentes intelectuales? Esta observación quizá le ayude a comprender la negativa respuesta que le damos a esa interrogante. Todas hablan permanentemente del concepto de patriarcado, sin saber que al hacerlo se refieren al patriarcado tal cual lo conciben estas dos pensadoras, entre cuyos pilares fundamentales se encuentra la represión sexual a los niños. Por consiguiente, cada vez que usted escuche el patriarcado se va a caer o acabaremos con el patriarcado, sepa que implícitamente, y sin que estas feministas lo sepan, se está abogando por la reivindicación de la pedofilia. Esta es la lamentable situación de la gran mayoría de personas que integran el movimiento feminista: personas con muy buenas intenciones que creen estar luchando en favor de una causa noble, pero que están siendo brutalmente engañadas en favor de una causa que desconocen completamente.
SIMONE DE BEAUVOIR, MICHEL FOUCAULT, HARRY HAY, etc.: Llevando las reivindicaciones de la pedofilia a la praxis política
Detendremos momentáneamente el análisis teórico de la ideología de género y su vínculo con la pedofilia para analizar los efectos a nivel social que han tenido estas reivindicaciones en su tiempo. Las ideas hasta ahora vertidas comenzaron a tomar cada vez más fuerza conforme los años fueron pasando. Una de las primeras personas en tomar estas ideas para llevarlas hacia adelante fue la tan admirada por el feminismo Simone de Beauvoir. Esta mujer ha escrito la emblemática y fundamental obra El segundo sexo, y a ella le corresponde la famosa frase “No se nace mujer: se llega a serlo”[61].
Lo cierto es que Simone de Beauvoir, quizá a diferencia de los anteriores intelectuales, además de tener el interés por sexualizar a los niños y legitimar las relaciones pedófilas inherente a los fundamentos teóricos de la ideología de género y el feminismo radical (tal y como hemos expuesto analizando a sus principales pensadores, esos que se leen y estudian celosamente en los cursos sobre la eufemísticamente llamada perspectiva de género), tenía por otro lado un interés individual: Simone de Beauvoir no solamente apoyaba las reivindicaciones de la pedofilia, sino que también la ejercía. Es perfectamente sabido que en el año 1943 Simone de Beauvoir fue expulsada de su trabajo como docente en un liceo de París, donde enseñaba filosofía a alumnas menores de edad. ¿La razón del despido? Delito de corrupción de menores. Esto no es ningún secreto y está perfectamente establecido, a tal punto que incluso los hagiógrafos de esta pensadora feminista lo admiten en aras de la honestidad intelectual. Por ejemplo, el investigador progresista Andy Martin publica en The New York Times, medio a su vez progresista, un artículo donde dedica algunas palabras a este suceso y explicita los abusos que esta mujer (y su esposo Sartre) ejercían. Afirma que Simone de Beauvoir “fue despedida de su trabajo docente en 1943 por ‘comportamiento que condujo a la corrupción de un menor’. El menor en cuestión era una de sus alumnas en un liceo de París. Está bien establecido que ella y Jean-Paul Sartre desarrollaron un patrón, que llamaron el ‘trío’, en el cual Beauvoir seducía a sus estudiantes y luego las compartía con Sartre”[62]. Un testimonio al respecto lo ha dejado su ex alumna Bianca Lamblin en su conocido libro A Disgraceful Affair, que escribió tras la muerte de Simone de Beauvoir, donde relata el abuso al que fue sometida por parte de esta pareja de pederastas.
Por supuesto, nada de lo hasta ahora dicho sobre Simone de Beauvoir sirve para deslegitimar sus ideas, ni mucho menos para atacar el feminismo. Lo primero sería una falacia ad hominem, y lo segundo sería una falacia non-sequitur. Lo único que hemos expuesto hasta ahora son los inmorales delitos de una circunstancial pederasta ocasionalmente favorable a las ideas del feminismo. Y aun señalando que esta mujer es un emblema y el principal referente intelectual del feminismo, lo cierto es que lo que haya hecho esta mujer en su vida no constituye un buen argumento en contra de sus ideas intelectuales ni en contra del feminismo como tal.
Sin embargo, nos sirve para comprender el interés particular que tenía Simone de Beauvoir para apoyar cosas como las que analizaremos en breve. Antes, analicemos otra de sus obras, no tan conocida como el célebre El Segundo Sexo. En su obraBrigitte Bardot and the Lolita Syndrome Simone de Beauvoir salta en defensa de una actriz de nombre Brigitte Bardot, quien había generado polémicas por su aspecto infantil. Se trataba de una mujer mayor de edad con apariencia de niña cuya belleza era erotizada y aprovechada como estrategia de marketing cinematográfico, situación que generaba incomodidad en las personas preocupadas por el potencial efecto de dichas erotizaciones hacia una figura aparentemente infantil. Simone de Beauvoir en esta obra critica duramente los prejuicios sociales en torno a esta cuestión, lo cual podría en un principio no ser precisamente repudiable, si no fuera porque deja algunos pasajes que llaman particularmente la atención. En efecto, afirma (en lo que podría interpretarse como una suavización de las afirmaciones de Wilhelm Reich) que la diferencia de edades entre adultos y niños genera una injusticia para con estos últimos dado que les impide acceder al universo de los adultos, al cual no tienen permitido entrar[63]. En este orden de cosas denuncia la proliferación de aquello que concibe como “La perfecta inocencia que se le atribuye a una mítica niñez”[64]. Aquí vemos un sólido antecedente de lo que Shulamith Firestone desarrollaría como el mito de la niñez, tal y como hemos visto. Es así que concluirá De Beauvoir que “Los niños se preguntan por qué, por qué no, y se los obliga a callar”[65]. Cabe señalar que durante toda la obra Simone de Beauvoir despliega una apasionada fascinación por el aspecto estético de esta mujer que, recordemos, parecía una niña, lo cual es perfectamente consistente con los delitos pederastas que llevaba a cabo durante su labor como docente.
Pero Simone de Beauvoir se lanzaría de forma directa y explícita al apoyo de las reivindicaciones pedófilas cuando, el 26 de enero de 1977, el diario francés Le Monde publica una solicitada en favor de la despenalización de las relaciones sexuales consentidas entre adultos y niños y la liberación de tres pedófilos que habían mantenido relaciones sexuales con menores de edad, bajo el argumento de que las mismas habían sido consentidas[66]. Entre los firmantes de dicha solicitada encontramos a muchísimos intelectuales franceses que han contribuido a la ideología de género (la lista completa, así como la nota íntegra, puede leerse en la referencia citada), pero aquí destacaremos que entre dichos firmantes encontramos a Simone de Beauvoir y su esposo Jean-Paul Sartre.
Esto fue tan solo el inicio de lo que posteriormente derivaría en un peligroso movimiento en favor de la pedofilia. Unos pocos meses después, en mayo del mismo año, la apuesta fue redoblada y se confeccionó una carta abierta al Comité de Revisión del Código Penal donde se buscaba legalizar las relaciones sexuales consentidas entre adultos y niños y la derogación de la edad de consentimiento. Entre los firmantes de dicha carta, además de los ya usuales Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre, encontramos nada más ni nada menos que a Michel Foucault[67]. Todas estas cosas fueron recordadas nada más ni nada menos que por el periódico francés fundado por el mismo Sartre, que es la fuente que hemos utilizado aquí para documentar estos eventos (aunque los mismos son de público conocimiento para todo aquel mínimamente instruido en el tema).
Al calor de todo este movimiento surgió un gran frente de liberación pedófila en Francia y el mismo fue extendiéndose hacia otros países del mundo (aunque desde 1950 ya habían surgido los primeros movimientos pedófilos en Holanda). El más famoso y grande de todos los organismos que reivindican la pedofilia es el conocido como North American Man/Boy Love Association (NAMBLA), fundado el 2 de diciembre de 1978. La página web de esta asociación es una de las cosas más shockeantes que usted pueda leer. No solamente por los argumentos extremadamente inmorales con los que defienden las relaciones sexuales con los niños, sino a su vez por la perfecta analogía que puede usted realizar entre los argumentos de la ideología de género y los argumentos pedófilos allí esgrimidos. Se erigen bajo el mismo sustento teórico y el mismo sistema de valores y creencias. Al fin y al cabo, no son más que el producto de las políticas de la ideología de género y los activismos feminista y homosexualista. No es de extrañar, pues, que, en su página web, al momento de escribir estas líneas (junio de 2018) leamos que NAMBLA explícitamente asegura que busca “cooperar con el feminismo, el homosexualismo y el lesbianismo, como así también otros movimientos de liberación”. Feliz y afortunadamente, los mismos suelen ser vigorosamente rechazados por el grueso de los integrantes de los movimientos feminista y LGBT; por supuesto, porque estos últimos ignoran que las reivindicaciones de la pedofilia son inherentes a la ideología que tanto defienden, y que tanto desconocen.
Quienes sí conocen bien la ideología de género conocen perfectamente estos vínculos, y por consiguiente (en aras de la coherencia) aceptan estas peticiones o bien se separan del movimiento. Ambas acciones resultan consistentes con lo que la lógica demanda, pero únicamente la segunda opción es la vía moralmente correcta. No es lo que realizó el célebre activista homosexual Harry Hay, tan famoso por ser el fundador y principal impulsor del movimiento homosexualista. El mismo era un fiel seguidor y suscriptor de las ideas de la NAMBLA, a tal punto en que en 1983 en la Universidad de Nueva York fue consultado por su apoyo a la misma y respondió que “Si los padres y amigos de homosexuales son realmente amigos de homosexuales, sabrían por sus hijos homosexuales que la relación con un hombre mayor es precisamente lo que los niños de trece, catorce y quince años necesitan más que cualquier otra cosa en el mundo”, destacando su propia relación con un hombre adulto cuando tenía 14 años[68].
Y tanta convicción tenía el fundador del movimiento homosexualista por la causa pedófila, que en la famosa Los Angeles Gay Pride Parade llevada a cabo en 1986 el activista homosexual marchó con un cartel en el que se podía leer NAMBLA WALKS WITH ME, que podemos traducir como “NAMBLA marcha conmigo”[69]. De esto ha quedado como recuerdo una fotografía que se encuentra fácilmente en internet, donde se lo ve al entusiasta señor marchando con dicho cartel, y que es la imagen que funge como encabezado en este artículo.
Otro homosexualista que destaca en el reclamo pedófilo es David Thorstad. Estamos hablando de un firme activista de la liberación gay quien llegaría incluso a ser presidente de la Gay Activists Alliance (GAA), fundada en Nueva York el 21 de diciembre de 1969. En el año 1978 fue uno de los principales fundadores de la recurrente NAMBLA, y además sería autor de un artículo denominado Man/Boy Love and the American Gay Movement, donde argumenta en favor de la pedofilia, en contra de las leyes de consentimiento sexual y en favor de la integración del movimiento pedófilo al frente de liberación gay.
Analicemos ahora el nombre más célebre de la ideología de género homosexualista: el famoso Michel Foucault, tan amado y alabado por el progresismo y el marxismo cultural. Michel Foucault, como ya vimos, estuvo entre los firmantes de la carta abierta al parlamento francés para modificar el código penal de tal forma que permita las relaciones sexuales consentidas entre niños y adultos. Sin embargo, no fue lo único que hizo Michel Foucault en favor de la causa pedófila. Existe una conspicua conversación entre Michel Foucault, Jean Danet y Guy Hocquenghem (este último un notable ensayista francés en favor de la causa LGBT, además de ser uno de los firmantes de la citada solicitada del diario Le Monde) donde, en atención al ya mencionado petitorio realizado en mayo de 1977, se habló acerca de las libertades de los niños para elegir relacionarse sexualmente con los adultos. Entre otras cosas, Foucault menciona el famoso petitorio de mayo de 1977, por si todavía las fuentes parecen insuficientes.
Quien también recuerda este petitorio es el ensayista Hocquenghem, quien afirma que “Hace ahora seis meses lanzamos una petición que exigía la revocación de algunos artículos de la legislación, en particular aquellos que castigan las relaciones sexuales entre adultos y menores por debajo de quince años, así como la incitación de menores al libertinaje, y su despenalización. Fue firmada por mucha gente, por personas pertenecientes a todo el abanico político, y que van desde el Partido Comunista hasta la señora Dolto”[70], refiriéndose a la psicoanalista Françoise Dolto. Además, afirma que “Cuando se dice que la pornografía infantil es el más horrible de los escándalos actuales, salta a la vista la desproporción que hay entre el sujeto aludido, la pornografía infantil —ni siquiera la prostitución—, y los inmensos dramas y represiones que pueden sufrir, por ejemplo, los negros de los Estados Unidos. […] Todo el contexto criminalizador solo sirve para desgranar el núcleo de la acusación: usted quiere hacer el amor con niños que consienten. Solo sirve para acentuar la prohibición tradicional, y para acentuar de otra forma, con nuevos argumentos, la prohibición tradicional de las relaciones consentidas sin violencia, sin dinero, sin ningún tipo de prostitución, que pueden darse entre adultos y menores”[71].
Jean Danet añade, en referencia a los psiquiatras que son llamados en los tribunales a la hora de juzgar a los pederastas, que “lo que se está planeando con la intervención de los psiquiatras en los tribunales es una manipulación del consentimiento de las supuestas víctimas, una manipulación del consentimiento del niño, una manipulación de su palabra”[72].
Michel Foucault asiente convencido a lo que dice Danet y procede a denunciar las sentencias que se realizan desde la psicología para afirmar que no es conveniente que un niño y un adulto se relacionen sexualmente, comentando que “sobre el nuevo marco legislativo —dirigido básicamente a proteger a ciertos sectores vulnerables de la población mediante el establecimiento de un nuevo poder médico— se basará una concepción totalmente cuestionable de la sexualidad y, sobre todo, de las relaciones entre la sexualidad infantil y la sexualidad adulta”[73].
A esto, Hocquenghem añade que “la tendencia general de hoy en día es, indiscutiblemente, no solo crear un tipo de delito que no es más que la relación erótica o sexual entre un niño y un adulto, sino también, ya que esta puede ser aislada en forma de delito, crear una cierta categoría de población definida por el hecho de entregarse a esos placeres. Existe, pues, una categoría especial de pervertidos, en sentido propio, de monstruos cuyo objetivo en la vida es practicar sexo con niños. Se convierten, además, en pervertidos y monstruos intolerables, ya que el delito como tal está reconocido y establecido”[74]. Tal parece entonces que el problema es la malvada, desconsiderada e intransigente sociedad que no comprende a los pobres pedófilos que únicamente buscan ejercer su sexualidad con arreglo a los niños. Me disculpo con el lector si le hago leer cosas de tamaña repugnancia, pero lamentablemente es necesario si queremos ponerle un freno.
Y el ensayista francés continúa afirmando que “Lo que se está haciendo es crear un tipo completamente nuevo de delincuente, un delincuente tan inconcebiblemente terrible que su delito va más allá de ninguna explicación, de ninguna víctima. Es un poco como opera esa especie de monstruo jurídico, ese término de «atentado sin violencia»: un ataque sin violencia, indemostrable en cualquier caso y que no deja rastro alguno, ya que el anuscopio en sí mismo es incapaz de hallar la menor herida que legitime de una forma u otra la noción de violencia”[75]. ¿Acaso alguien tiene dudas acerca de el carácterinconcebiblemente terrible del delito que comete un pederasta? Sinceramente, por como están las cosas, temo hacer esa pregunta.
Jean Danet responde señalando lo que él concibe como una hipocresía, en virtud de la cual “Un abogado podrá defender muy fácilmente a un mafioso o a un asesino con diez ancianas a sus espaldas. Eso no tiene ninguna importancia. Pero defender a alguien que ha rozado el pene de un niño durante un segundo es un auténtico problema. Ello forma parte del juego que se crea en torno a este nuevo tipo de delincuente, el adulto que tiene relaciones eróticas con niños”[76]. Yo le respondería a Jean Danet que ambos casos son repudiables: toda defensa a un delincuente lo es, ya sea por asesino o por pederasta.
Foucault predica, reflexionando sobre todo esto, que “Vamos a tener una sociedad de peligros, con aquellos que se hallan en peligro por un lado, y aquellos que son peligrosos por el otro. Y la sexualidad ya no será un tipo de conducta con unas prohibiciones determinadas, sino una especie de peligro errante, una especie de fantasma omnipresente, un fantasma que actuará entre hombres y mujeres, entre niños y adultos, y quizás también entre los propios adultos, etc. La sexualidad se volverá una amenaza para todas las relaciones sociales, para todas las relaciones entre personas de diferentes grupos de edad, para todas las relaciones entre individuos”[77]. Quizá Foucault no se esperaba que su predicción sería correcta, aunque no por las razones que él cree (que es el rechazo a las relaciones pedófilas, lo cual es algo que se debe mantener rechazado mal que le pese al señor Foucault), sino porque hoy en día el feminismo le ha dado la potestad a la mujer de argumentar haber sido violada y al hombre se le niega la presunción de inocencia, generando un miedo general en el hombre para mantener relaciones sexuales con una mujer.
Danet añade una peligrosa e inmoral denuncia, en virtud de la cual a la hora de analizar el juicio en contra de un pederasta “Se considera que hay una presunción de no consentimiento, una presunción de violencia, incluso en aquellos casos en los que no se ha podido acusar de atentado al pudor con violencia, en aquellos casos en los que se recurre a la imputación de atentado al pudor sin violencia, es decir, con placer consentido; porque el atentado al pudor sin violencia, hay que decirlo, es la traducción represiva y jurídica de placer consentido. Es importante observar cómo se manipula el sistema de pruebas”[78]. Danet no ha comprendido la realidad. Reivindicaremos aquí el axioma moral que hemos establecido en virtud del cual A LOS NIÑOS NO SE LOS TOCA NI CON UN PUNTERO LÁSER. ¿Se considera que hay una presunción de violencia? Por supuesto, porque indubitada e indefectiblemente la hay, medie o no consentimiento por parte del niño. No existe tal cosa como una relación sexual entre un adulto y un niño sin violencia, porque el mero acto de que un adulto mantenga relaciones sexuales con un niño no solamente es intrínsecamente violento, sino que constituye un abominable y repudiable delito que debe ser castigado con todo el peso de la ley.
Foucault procede a añadir que “Una cosa es el consentimiento y otra la posibilidad que tiene un niño de que le crean cuando habla de sus relaciones sexuales, de sus afectos, de sus sentimientos de cariño o de sus contactos”[79]. Y posteriormente esgrime el argumento, quizá, más inmoral y repudiable que haya podido salir de su boca: “en cuanto a los niños, se les supone una sexualidad que nunca podría estar dirigida hacia un adulto, y no hay más que hablar. En segundo lugar, se supone que no son capaces de hablar sobre ellos mismos, de ser lo bastante lúcidos sobre ellos mismos; que no tienen la suficiente capacidad de expresión para explicar lo que ha pasado. Por lo tanto, no se les cree. Se les cree incapaces de tener una sexualidad y no se les cree capaces de hablar de ello. Pero, después de todo, escuchar a un niño, oírle hablar, oírle explicar cómo han sido realmente sus relaciones con alguien, adulto o no, siempre y cuando se escuche con bastante simpatía, debe permitir que se establezca más o menos qué grado de violencia hubo, si la hubo, o cuál fue el grado de consentimiento dado. Suponer que por el hecho de ser un niño no puede explicar lo que ha pasado, que por el hecho de ser un niño no puede dar su consentimiento, son dos abusos intolerables, inaceptables”[80]. Para comenzar, se debe señalar que no es simplemente que se supone una sexualidad que nunca podría estar dirigida hacia un adulto, y no hay más que hablar, como si fuese una simple arbitrariedad. La misma está sustentada por nuestro conocimiento en la psicología infantil y la vulnerabilidad del niño, por más de que en toda esta entrevista se busque relativizar la misma con arreglo a argumentos ideológicos sin bases empíricas. Más aún, nótese que ¡nos invita a escuchar con simpatía el relato de un niño que ha tenido relaciones sexuales con un adulto! Señor Foucault: guárdese la simpatía para usted y el grupo de pedófilos que usted representa, porque la gente civilizada y de bien jamás permitirá semejante modus operandi y relativización del daño que un adulto ejerce sobre un niño al relacionarse sexualmente con él. Más aún, resulta difícil de creer que, después de todo esto, Foucault nos acuse a nosotros de abusos intolerables e inaceptables hacia los niños simplemente por nuestra intransigencia al condenar a los pederastas. ¿Puede usted notar la gigantesca ironía detrás de este argumento?
Foucault no se detiene y dispara lo siguiente: “En cualquier caso, no tiene mucho sentido que haya una barrera de edad fijada por ley. Una vez más, podemos confiar en el niño para que diga si ha sufrido o no algún tipo de violencia”[81]. Hocquenghem celebrará esta afirmación de Foucault y añadirá que “escuchar lo que dice el niño y darle un cierto crédito. El concepto de consentimiento es en cualquier caso una trampa. Está claro que la figura jurídica de consentimiento intersexual no tiene sentido. Nadie firma un contrato antes de hacer el amor”[82].
Nuevamente, me disculpo con el lector por las cosas que le hice leer. Sepa que esto es omnipresente en la teoría de la ideología de género y que debemos actuar rápido antes de que estas ideas tomen mayor fuerza.
No tenemos por qué quedarnos en Francia. El caso de Holanda es, asimismo, llamativo, porque deja entrever que no se trata de pensadores aislados, sino que los mismos son avalados por asociaciones adeptas a la ideología de género. El 22 de junio de 1979 se elevó una petición al ministro de justicia holandés que exigía la legalización de las prácticas sexuales pedófilas entre adultos y niños. Esta petición fue escrita por diversas organizaciones como la Sociedad Holandesa para la Reforma Sexual(NVSH), pero lo más alarmante llega cuando examinamos la lista de organizaciones de bienestar firmantes, entre los cuales encontramos a la Asociación Feminista Holandesa, que era la principal y oficial organización feminista de la época en Holanda, y a la Asociación Holandesa para la Integración de Homosexuales[83]. El partidario de la pedofilia Edward Brongersma (quien ha escrito numerosos libros al respecto defendiendo la causa pedófila) nos recuerda un petitorio similar llevado a cabo el mismo año en los Países Bajos, donde un sindicato representando a los maestros de escuela primaria holandeses[84] firmó una petición elevada al gobierno para revocar la edad de consentimiento sexual[85].
Va de suyo que hubo una justificada y comprensible reacción en la sociedad para con estos movimientos. Durante las décadas del 70 y 80 las ya de por sí duras leyes en contra de todo tipo de abuso sexual hacia los infantes tuvieron un fuerte rebrote de dureza y sistematización. La seguridad y el control en esta materia fueron sofisticadas legal y pragmáticamente, permitiendo ampliar la cantidad de detenimientos hacia personas pederastas. La pornografía infantil fue duramente perseguida y los grupos pedófilos fueron ampliamente supervisados. Como producto de esto, muchos activistas del feminismo y LGBT manifestaron su desacuerdo e incomodidad. Uno de los resultados de este descontento fue la creación del Victims of Child Abuse Laws (VOCAL), que podríamos traducir como “Víctimas de las Leyes de Abuso Infantil”. Una asociación de personas afectadas por estas leyes que se oponían a dichas regulaciones legales por considerarlas injustas y discriminatorias[86]. Un nombre que destaca en este movimiento es el de la activista feminista LGBT Pat Califia, quien en un artículo publicado en la revista Paidika en 1991 bajo el título de Feminism, Pedophilia, and Children’s rights (Feminismo, pedofilia y derechos del niño) reivindica esta asociación y argumenta en favor de la legalización del ejercicio pedófilo, la derogación de las leyes de consentimiento sexual y la permisión de la pornografía infantil[87]. En él expone que “sería un error caracterizar todo el porno infantil como ‘un registro de abuso infantil’. A veces es un registro del exhibicionismo de los niños y el juego erótico libre entre ellos. A veces es un registro de vanidad adolescente, orgullo y sexualidad en ciernes. A veces, conserva un momento de excepcional confianza y placer entre socios cuyas edades normalmente los hubieran mantenido separados”[88]. Esta mujer fue una de las principales partidarias de imponer el eufemístico neologismo de sexo intergeneracional, para referirse a las relaciones sexuales pedófilas de una forma políticamente correcta. Al respecto, en el apartado que dedica a este tópico, denuncia que “La sociedad estadounidense se ha vuelto rabiosamente fóbica sobre cualquier contacto sexual entre adultos y menores”[89]. Se queja a su vez, en lo que respecta a la comunidad mal denominada lesbiana: “realmente no incluimos mujeres lesbianas y bisexuales menores de edad en nuestra comunidad. La simple verdad es que tenemos miedo de hacerlo. Tememos que el estado nos defraude, nos marque como abusadores de menores y nos encarcele. ¿Por qué una mujer tiene que esperar hasta que cumpla los dieciocho o veintiún para ser sexualmente activa con otras mujeres? […] si una mujer está interesada en tener un amante intergeneracional, no puedo pensar en una buena razón, aparte de la amenaza de persecución, por qué debería negarse a sí misma tal relación”[90]. Por supuesto, abundan en el artículo los argumentos que endilgan estas prohibiciones a un poder patriarcal interesado en mantener oprimidas a las mujeres por medio de la represión sexual infantil que le garantiza el poder al padre de familia, tal y como hemos leído en importantes personalidades feministas como la icónica Shulamith Firestone.
Pero el impacto de Pat Califia arribaría once años antes, con la publicación de un texto bajo el título de The Age of Consent: The Great Kiddy-Porn Panic of ’77 (Edad de consentimiento: el gran pánico del 77 hacia la pornografía infantil). En el artículo previamente analizado esta feminista menciona el fuerte impacto que tuvo el actual artículo que procederemos a analizar en el debate social sobre el reclamo pedófilo, mencionando con orgullo algunos avances. Veamos cuál fue este artículo.
Califia afirma que “Los niños son célibes porque sus padres les impiden jugar con otros niños pequeños o adultos”[91], retomando la temática de la represión sexual infantil. “Legalmente, se supone que los jóvenes son incapaces de aceptar participar en un acto sexual hasta que alcancen la edad de consentimiento, que en muchos estados todavía es de 18 años. El sexo entre un adulto y un menor se llama violación legal, y alguien condenado por este crimen dudoso puede recibir una condena más severa que alguien condenado por homicidio”[92]. Bajo esta visión, culpa de la malvada y patriarcal sociedad que criminaliza al pedófilo que se relaciona sexualmente con niños, estos últimos “pueden ser obligados a testificar en contra de su pareja o amante adulto en la corte. Las leyes de la edad de consentimiento no tienen sentido, incluso si usted cree que el deseo y la capacidad de tener relaciones sexuales no se desarrollan completamente hasta la pubertad. Estas leyes son completamente arbitrarias”[93]. Su alternativa es, pues, derogar dichas leyes.
Denuncia que en la década del 70 hubo “una campaña terrorista contra los jóvenes homosexuales y sus amantes adultos. […] Los amantes de los niños (y los amantes de las niñas, aunque son menos visibles) son los nuevos comunistas, los nuevos niggers, las nuevas brujas”[94], además de reafirmar por sí misma el vínculo entre el movimiento de liberación pedófilo y el movimiento de liberación gay. Más aún, “La ráfaga de pánico sobre la prostitución infantil, la pornografía infantil y la juventud gay fue diseñada a nivel nacional por un grupo de políticos de derecha, aspirantes a celebridades, cristianos fundamentalistas y vice policías”[95]. Es decir, la derecha religiosa es mala por haberse opuesto a la prostitución y pornografía infantil. He aquí el problema de estos grupos para con los movimientos de derecha. Además, añade: “Desafortunadamente, tuvieron éxito en hacer aún más que eso: dividieron nuestro movimiento. Otros hombres homosexuales se están volviendo en contra de los amantes de los niños, y las lesbianas se están volviendo en contra de todos los hombres homosexuales. […] Esta controversia podría destruir el movimiento gay moderno”[96].
Arremete contra todas las medidas justificadamente tomadas para combatir la pederastia, haciendo un resumido sumario de dichas políticas públicas llevadas adelante. Relata, asimismo, las presuntamente injustas condenas a pedófilos defendiéndolos con argumentos como que, dentro de los niños involucrados, “la mayoría tenía catorce años o más”[97]. ¿Es acaso eso una justificación válida?
Intenta relativizar el daño ejercido por pedófilos cuando dice que “Los pedófilos informan que rara vez participan en relaciones sexuales con sus jóvenes parejas. Las técnicas orales y manuales son las más comúnmente usadas, y si alguien es follado, generalmente es el compañero más viejo”[98], además de tratar de absurda la afirmación “de que el sexo con un padre es más dañino que ser golpeado”[99]. Denuncia, a su vez, que “La policía ha cerrado muchas publicaciones de amor a chicos en este país y está utilizando listas de correo confiscadas y trampas para atraer a números impactantes de hombres homosexuales. Las oraciones de veinte a cuarenta años son comunes. La campaña contra el porno infantil tuvo éxito porque confundió el tema de la violencia contra los niños con el tema de los niños y la sexualidad”[100]. Y, atacando una ley que castiga la pederastia, afirma que “La ley que aprobaron se usa para castigar a los hombres homosexuales que cruzan la barrera de la edad y establecen la intimidad sexual con hombres jóvenes que consienten”[101].
Para tranquilidad y alivio del preocupado lector, esta mujer mucho tiempo después se retractaría de todas estas afirmaciones. En la segunda edición de su célebre obra The Culture of Radical Sex, transparentaría su disociación de estas ideas[102]. Por supuesto, su retracción no justifica en absoluto todo el daño que causaron sus ideas y siguen causando. Felicitamos a Califia por haber razonado sobre la perversa inmoralidad de sus afirmaciones, pero de ninguna manera podremos disculpar tamaño embate inmoral en la sociedad.
ANEXO: Otros activistas de la ideología de género reivindicando la pedofilia
El actor, escritor y activista gay estadounidense Michael Kearns escribió en 1988 una reivindicación de la NAMBLA en los siguientes términos: “Tengo un amigo que se enfrenta a una posible condena de cárcel por tener relaciones sexuales con una pareja de 15 años. Yo quiero a mi amigo; es una buena persona. En la audiencia preliminar, me quedó claro que las ‘víctimas’ eran los seductores, quienes ya habían tenido repetidamente relaciones sexuales entre ellos. Pero a los ojos del tribunal, su edad es el único factor a valorar. Desde un salón de té para drag-queens, aplaudo cualquier subcultura gay. La discriminación entre nosotros es profundamente autodestructiva. NAMBLA merece ser escuchada y respetada”[103]. Así, Michael Kearns trae al centro del discurso el hecho de que el movimiento pedófilo está inmerso en la ideología de género (nótese lo que señala como subcultura gay).
Más aún, el conocido psicólogo neozelandés John Money (del cual ya hemos hablado), afirmaba que “Si yo viese el caso de un niño de diez u once años de edad intensa y eróticamente atraído hacia un hombre de veinte o treinta, si la relación fuese totalmente consentida y el vínculo afectivo fuese verdadera y totalmente recíproco… en ese caso yo no lo calificaría como patológico de ningún modo”[104]. Recordemos que, cegado por estas afirmaciones y su ciega confianza en la ideología de género, este hombre ocasionó el suicidio de un hombre al que decidió criar como mujer sin que jamás se le revelase tal verdad (en el artículo referido previamente hemos desarrollado en detalle este fracaso experimental). Entre las brutalidades a las que sometió a este inocente niño, le hizo observar y analizar imágenes sexuales muy explícitas y le hizo adoptar a él y a su hermano gemelo posiciones eróticas entre ellos para representar ejercicios coitales[105].
Otro ejemplo del efecto de estas políticas lo encontramos en las declaraciones del escritor francés Tony Duvert, en cuyo discurso encontramos la arquetípica crítica a la familia y la educación sexual en la sociedad burguesa moderna. Se trata de un escritor activista de la liberación sexual. En su obra L’Enfant au masculin podemos leer lo siguiente: “Tuve que esperar hasta los doce años para ser por fin sodomizado de importancia: muchos chiquillos a los que se lo entregaba me picoteaban el ano atentamente, pero eso no apagaba el fuego interno que atizaban en mí los grandes miembros que aquí y allá masturbaba. Hacía falta una violación. De la cual yo fuese el autor, evidentemente. La víctima fue un adolescente de quince o dieciséis años que se masturbaba conmigo a veces. ¡Cómo me costó convencer a aquel atontado de hermosa verga para que se me subiera encima!”[106], añadiendo más adelante que “[La] libertad para salir de una situación para la que habíamos consentido es, claramente, la garantía necesaria y suficiente del valor del consentimiento en sí mismo. No hay por qué discutir sobre la «capacidad» (del menor en particular) de alguien para consentir o no con conocimiento de causa: siempre estamos capacitados, aun siendo bebés, para distinguir lo que nos gusta de lo que nos disgusta, y para expresar dicha valoración”[107]. El mismo activista, afirmaba asimismo que “para mí, la pedofilia es una cultura. Tiene que constituir una voluntad de hacer algo de esa relación con el niño. […] Es imprescindible que las relaciones sean culturales. Y es imprescindible que se dé algo que no sea ni paternal ni pedagógico. Tiene que crearse una civilización”[108], lo cual nos reafirma en nuestra tesis de que la ideología de género busca monopolizar el origen del comportamiento y nuestra sexualidad en la cultura.
También está el caso del conocido sexólogo estadounidense Alfred Kinsey, quien en su libro Conducta sexual de la mujer(1953) anota, tras examinar la situación de niños manteniendo contactos sexuales con adultos: “Si un niño no estuviese culturalmente condicionado, dudosamente resultará perturbado por los avances sexuales del tipo de aquellos usualmente involucrados en estas historias. Es difícil entender por qué un niño, excepto por sus condicionamientos culturales, debería sentirse turbado porque le toquen sus genitales, o por ver los genitales de otras personas, o por otros contactos sexuales incluso más concretos. […] Las reacciones emocionales de los padres, de los agentes de policía y de otros adultos que descubren que el niño ha sido objeto de un contacto tal, pueden perturbar al niño más seriamente que los mismos contactos sexuales. La histeria que existe actualmente con respecto a las agresiones sexuales bien puede tener consecuencias graves sobre la capacidad de muchos de esos niños para llevar a cabo los necesarios ajustes sexuales, años después, en sus matrimonios”[109]. Inmediatamente después asegura: “Por supuesto, existen casos de adultos que han provocado daños físicos a los niños con quienes han intentado un contacto sexual, y tenemos las historias de algunos pocos hombres que han sido responsables de dicho daño. Pero estos casos son minoritarios, y se debería aprender a distinguir tales contactos serios de otros contactos con adultos que tienen poca probabilidad de provocarle un daño considerable al niño si los padres no se alteran”[110]. Así que ya sabe: si un adulto tiene contacto sexual con su hijo, procure no alterarse; el daño no se lo hará el adulto que lo abusó, sino usted al indignarse por la situación. He aquí uno de los principales referentes intelectuales de la ideología de género.
Es, asimismo, bien conocido el caso de Daniel Cohn Bendit, líder de la revuelta estudiantil que pasó a la historia como el Mayo del 68, quien en su libro El gran bazar hace una fuerte reivindicación de la pedofilia, además de relatar numerosas experiencias sexuales con niños menores de edad[111]. Esto, por otra parte, comprueba que las movilizaciones llevadas a cabo por el progresismo en favor del marxismo cultural están sustentadas en la ignorancia del sujeto movilizado. Prácticamente ninguno de los integrantes del mayo francés del 68 había leído a su principal líder intelectual, quien había escrito estas flamantes reivindicaciones de la pedofilia.
Tenemos, asimismo, el caso de Lars Ullerstam, quien en su libro Las Minorías Eróticas anota lo siguiente: “en cuanto se trata de contactos llenos de amor entre un niño y un anciano, consideramos que es indispensable llamar a la policía, pese a que todos aquellos que se han interesado por la psiquiatría de niños saben que, en general, ese comportamiento no tiene nada de perjudicial para éstos, sino todo lo contrario. Los niños buscan un contacto físico y si no lo encuentran dentro de su propia familia, se vuelven hacia el exterior”[112]
En lo que concierne a la prostitución de niños varones, la feminista argelina-francesa Leïla Sebbar en su ensayo Le Pédophile et la Maman (1980) afirma, viendo dicha prostitución como una suerte de aventura, que “Es una simple exploración. Algo salvaje, pasajero. No hay nada indecente en ello. Lo verdaderamente indecente es la manera en que la gente piensa al respecto”[113].
LA DINÁMICA REIVINDICATIVA DE LA PEDOFILIA EN TÉRMINOS QUEER
Lo anterior ha servido de contexto teórico y político para comprender una dinámica que se ha extendido hasta la actualidad. En los apartados anteriores hemos visto cómo las ideas de revolución sexual presentes en las etapas más avanzadas de la segunda ola del feminismo fueron retomadas por las teorías homosexualistas y posteriormente por el feminismo de tercera ola, muy particularmente el feminismo radical, para avanzar en las reivindicaciones de la pedofilia. Hemos documentado y analizado a íconos emblemáticos de la ideología de género como Wilhelm Reich, Simone de Beauvoir, Shulamith Firestone, Kate Millett y Michel Foucault, entre otros. Todos intelectuales importantes y respetados por la ideología de género, además de leídos y estudiados como bibliografía obligatoria en todos los estudios de género, que han articulado sus discursos con la pedofilia. Hemos visto, además, el impacto de dichos discursos en la posterior fundación de frentes de liberación pedófilos como la conspicua NAMBLA, abiertamente apoyada por estos pensadores como lo es el caso de Harry Hay.
Ahora retomaremos el análisis teórico y veremos cómo se ha llevado adelante esta reivindicación de la pedofilia en paralelismo con el avance sobre la ideología queer desde Judith Butler. Como bien sabemos, lo que busca la ideología queer es deconstruir los estereotipos y tabús sexuales y proliferar hasta el máximo las permisividades sexuales. Acabar, pues, con la vilipendiada heterocisnormatividad patriarcal y deconstruir el régimen de heterosexualidad obligatoria, con arreglo a los argumentos postestructuralistas y existencialistas que denuncian todas nuestras actividades y costumbres como originadas exclusivamente en la arbitrariedad de una sociedad machista.
Es por esto que leeremos obras interesantes como el Manifiesto contrasexual de Beatriz Preciado o Pornoterrorismo de Diana Torres. En pocas palabras, consiste en subvertir el sexo mediante la práctica de actividades no convencionales para mantener relaciones sexuales, que pretenden eliminar el monopolio de los órganos sexuales para la intimidad, promoviendo por ejemplo la masturbación de un brazo (así lo propone Beatriz Preciado en su Manifiesto Contrasexual[114], quien nos invita a colocar un dildo en el brazo y fingir un orgasmo como método revolucionario contra el monopolio heterocapitalista del pene y la vagina). Esto se hace dado que se considera que el heteropatriarcado nos estaría oprimiendo a todos dictaminando y acotando qué es lo que hacemos en nuestra intimidad con el objetivo de instaurar una heterosexualidad obligatoria como la que denunciaba Monique Wittig. Se impone, pues, a la gente, los famosos shows de posporno donde estas personas realizan estas actividades en público y suelen ser extremadamente escatológicas y masoquistas, cosas que cada quien tiene todo el derecho de disfrutar, pero no de obligar a la gente a verlo y mucho menos a seguirlo.
Como ya hemos argumentado alguna vez en el blog, es cierto que cualquier parte del cuerpo u objeto puede utilizarse como recurso sexual, y que el mismo puede resultar particularmente más placentero que el coito convencional, pero sin duda alguna no es más eficiente que dicha sexualidad convencional a la hora de producir placer (el sexo tántrico, por ejemplo, requiere de demasiadas sofisticaciones y artificialidades, y cuando una persona se esté imaginando una situación que le resulte sexualmente placentera, no se masturbará el brazo sino su órgano viril o su conducto vaginal). El pene y la vagina, por razones anatómicas y neurofisiológicas, resultan ser los órganos con los que más eficiencia se alcanza el placer sexual[115], y dichas razones, que están perfectamente estudiadas en la anatomía, no obedecen a una imposición cultural, y no las encontraremos en otras partes del cuerpo. De esta forma, no es la heteronormatividad la que ha monopolizado la sexualidad en el pene y la vagina, sino más bien todo un mecanismo de evolución y la sencilla observación de que con ellos se llega al placer de forma más eficiente. Aquí hay espontaneidad y evolución, no heteropatriarcado.
Sin embargo, como bien sabemos, la ideología queer niega taxativamente la ciencia por considerarla un mecanismo de opresión funcional a los intereses del mítico patriarcado (así se han expresado grandes ideólogas queer como Monique Wittig[116] o Judith Butler[117], además de íconos del feminismo radical como Shulamith Firestone, tal y como hemos visto cuando analizamos íntegramente su libro). Ya hemos desestimado en un artículo previo estas teorías negacionistas de la psicología evolutiva con arreglo a todos los estudios que demuestran el dimorfismo sexual que la ideología queer busca negar, con lo cual nos enfocaremos aquí en realizar la siguiente reflexión, ya realizada previamente aunque en un contexto diferente: si todo lo que refiere a nuestra sexualidad es una imposición sociocultural, ¿cómo entonces podemos objetivamente rechazar las relaciones sexuales consentidas entre adultos y niños?
Lo cierto es que la principal teórica queer Judith Butler toma contacto con este tema, aunque de forma periférica y no del todo explícita. En su famosísimo El género en disputa la feminista queer, además de atacar y denunciar exhaustivamente el tabú del incesto como parte del método de opresión heteropatriarcal, reivindica las ideas de la “excelente obra de Gayle Rubin sobre el género, la sexualidad y el parentesco”[118] en virtud de las cuales “antes de la transformación de un hombre o una mujer biológicos en un hombre o una mujer con género, «cada niño y niña cuenta con todas las posibilidades sexuales disponibles para la expresión humana»”[119], y procede a afirmar que “Como una restricción de una plenitud originaria, la ley proscribe ciertas opciones sexuales prepunitivas y castiga otras”[120], añadiendo que “la ilusión de una sexualidad anterior a la ley es en sí la creación de esa ley”[121]. Y el remate final lo dará cuando asegure que “hay un universo ilimitado de opciones sexuales para el niño preedípico”[122], a lo cual cabe enfatizar en el calificativo de ilimitado, véase, sin límites de ningún tipo. Por suerte para Butler, podemos excusarla y disculparla basándonos en que no existe tal cosa como el niño preedípico dado que, en general, no existe tal cosa como el complejo de Edipo, tal y como se ha demostrado perfectamente en El Libro Negro del Psicoanálisis, con lo cual su afirmación se vuelve completamente vacía.
Si bien El género en disputa es la obra más célebre de esta emblemática feminista (y además es la actual biblia de la ideología de género), va de suyo que no es el único libro bajo la pluma de Judith Butler. Otra lectura interesante que se puede hacer de esta filósofa estadounidense es el libro Deshacer el género, donde entra en contacto más cercano con el tema que nos compete, aunque bajo el paradigma del incesto. Por supuesto, en el omnipresente amparo del psicoanálisis (lo que nos permite desestimar gran parte de su trabajo debido a la futilidad de esta pseudociencia), Butler en el séptimo capítulo de su obra Deshacer el género analiza “Los dilemas del tabú del incesto” (nombre que recibe el capítulo), los cuales analizará haciendo énfasis en aquel que tiene como participante al niño y sus padres. Según Butler, “el trauma del incesto se interpreta de varias formas: como una imposición brutal sobre el cuerpo del niño, como una incitación explotadora del deseo del niño o como lo radicalmente irrepresentable en la experiencia del niño o en el recuerdo del adulto de cuya infancia se trata”[123]. Bajo este punto de vista, la feminista estadounidense planteará la posibilidad de que dicha relación no sea constituyente de una violación: “No es necesario imaginar el incesto entre padres e hijos como un impacto unilateral sobre el niño por parte de los padres, ya que cualquier impacto que se dé será también registrado en la esfera de la fantasía. De hecho, para comprender la violación que puede ser el incesto -y también para distinguir entre aquellas ocasiones de incesto que son una violación y las que no lo son- no es necesario concebir el cuerpo del niño como una superficie exclusivamente impuesta desde el exterior”[124]. Volverá a plantear esta posibilidad ligeramente cuando afirme que “Dado que parte del efecto de esa violación, cuando lo es, es precisamente convertir el conocimiento de la verdad en una posibilidad infinitamente más remota, estamos ante un caso de violencia epistémica”[125]. Pero se explayará más sobre este comentario: “continúo añadiendo esta salvedad: «siempre que el incesto sea una violación»; es decir, puede haber ocasiones en las que no lo es. ¿Por qué hablo de esta forma? Bien, creo que probablemente hay formas de incesto que no son necesariamente traumáticas o que obtienen su carácter traumático de la conciencia de vergüenza social que producen”[126]. Volvemos, pues, a aquello que hemos leído en numerosas ocasiones de parte de personalidades como Wilhelm Reich o Alfred Kinsey: el daño lo produce la sociedad (hipócrita, machista, patriarcal, retrógrada) que condena el acto sexual entre adultos y niños al considerarlo tabú. ¿Realmente puede concebirse que un adulto teniendo sexo con su hijo niño no sea algo que necesariamente se enmarque dentro de una violación? Tal es la propuesta butleriana.
En defensa de Judith Butler, podemos decir que la misma es tajante cuando afirma su reivindicación a la prohibición de explotar las pasiones incestuosas que surgen en la infancia[127], aunque lamentablemente dicha afirmación está cargada de una dosis de psicoanálisis que la vuelve, en consecuencia, intelectualmente indigerible. Pero su intención está presente.
Lo haya o no querido Judith Butler, estas ideas se dispararon completamente y fueron llevadas adelante de forma preocupante. A día de hoy tenemos feministas queer como Diana Torres, quien en su Pornoterrorismo (libro publicado en 2014) anota: “Lo realmente traumático del hecho de que un adulto se folle a un niño o a una niña no reside en el acto en sí, sino en el modo impositivo en que el adulto se acerca a la sexualidad infantil, bajo la presunción de que esta no existe. […] Una persona abusadora lo hace motivada por el morbo de estar colonizando tierra virgen y robando la inocencia a un alma pura, ¿no? Todo mentira. […] La virginidad y la pureza son un invento de la moralidad judeocristiana, lxs niñxs no son ni purxs ni impurxs, son sencillamente nuevxs en el mundo. […] Sobra decir que tenemos sexualidad desde edad muy temprana en tanto que seres vivos y que esta no esté sometida a las normas sociales o condicionada por la experiencia no es motivo legítimo para negar su existencia. […] Del mismo modo que solo nos divertiremos jugando con un niño o niña si estx comprende el funcionamiento del juego (si jugamos a algo que esté dentro de su dominio cognitivo), las relaciones sexuales entre adultxs y menores deberían establecerse bajo ese mismo parámetro básico. […] Ciertamente nunca me he acostado con un menor (salvo cuando yo también lo era) y no sé desde mi experiencia cómo se debe sentir, quizás no suceda nada malo si la mente del adulto está lo suficientemente sana o si la del menor es lo suficientemente despierta como para canalizar las sensaciones”[128]. Por supuesto, Diana Torres enfatiza en la crueldad inherente al abuso de un niño en contra de su voluntad e intenta minimizar el impacto de estas citadas declaraciones con arreglo a estas impugnaciones morales, pero lo cierto es que ello no sirve para ocultar la inmoralidad que recae sobre sus afirmaciones pedófilas.
Este no es el único activismo de la feminista Diana Torres en favor de la causa pedófila. Existe un muy interesante diálogo entre las feministas Helen Torres y María Llopis, con protagonismo de esta última, el cual carece completamente de desperdicio. El diálogo, bajo el nombre de Mi mejor amante, fue publicado el 10 de marzo de 2015 en la revista online Pikara Magazine, aunque el mismo ha sido eliminado de la página. Sin embargo, las revistas online no resisten archivos y por suerte el diálogo puede recuperarse a través de los archivos digitales, con lo cual el material se encuentra al alcance de todos. La relevancia de Diana Torres en este diálogo la estudiaremos después; por lo pronto, haremos una lectura de los puntos más llamativos que encontramos allí.
La conversación comienza con María Llopis hablando de los orgasmos de los que puede disfrutar una mujer al parir o al lactar a su bebé, y lo maravillosa que puede resultar esa experiencia. Afirma que “hay muchos partos en los que las mujeres no llegan a experimentar un orgasmo, pero que durante todo el proceso están en un estado de éxtasis, de placer, que las mantiene en el umbral del dolor. Sería como echar un polvo de puta madre sin correrte. […] El parto no tiene que llegar al orgasmo para ser una experiencia sexualmente satisfactoria. Quizás está bien quitarnos la presión del orgasmo, pero no sólo en los partos, también en las relaciones”[129].
En cuanto a su experiencia, Llopis comenta que “En mi parto, toda la parte de la dilatación fue maravillosa, conecté con esa sensualidad, esa sexualidad. Estaba a cuatro patas como una osa, con el Dani abajo, en la cama, y yo encima mordiéndole, chupándole, disfrutando, dilatando… Pero luego me contaron que él iba saliendo para coger aire y refrescarse la cara, porque yo tenía la calefacción a tope y a él inmovilizado en la cama. Había leído que es bueno dilatar la mandíbula porque así se abre la vagina, el útero y el cuello del útero, entonces yo allí venga morderle. En fin, toda esta parte la gocé muchísimo”[130]. Añade que “Pero hubo un momento, que llaman ‘Caja de Pandora’, que es cuando estás completamente dilatada y entras en la fase del expulsivo. Por lo visto, ese es el momento en que salen los leones, las fieras, las mariposas o lo que sea que guardas y no sabías que guardabas. En ese momento, tuve la visión de un hombre, a lo lejos, que era el Hombre malo. Entonces empecé a decir: ‘Ha venido el Hombre malo’. Y Dani me contó que las comadronas, que estaban muy seguras de sí mismas, se quedaron en plan ‘¡Uy! ¿Ahora qué hacemos? Esto no estaba en los manuales…’ Suerte que había también una doula súper hippy y fantástica, que vino y me dijo: ‘Bueno, ahora vamos a sacar al Hombre malo’. Y con el Hombre malo vino el dolor, un dolor extremo, alucinante… El dolor ese de ‘ya toca la cabecita del niño’, y tú ‘¡¿pero qué me estás contando?! ¿qué niño ni que ocho cuartos? ¡Socorro!’. Pero fue el expulsivo final, no fue muy largo, una o dos horas como mucho, y ya nació Roc. Ahora estoy entrevistando a muchas mujeres que han tenido partos extáticos con mucho placer, como me hubiera pasado a mí si no hubiera venido el Hombre malo, que yo interpreto como el Sr. Patriarcado. Hay mujeres que han llegado a correrse de placer, pero no correrse así nomás, ¡es la corrida del siglo! Y eso les ha cambiado la sexualidad y la vida, fue un antes y un después”[131].
Helen Torres añade su propia experiencia, afirmando que “Es que la relación que tienes con tu cuerpo, o mejor, la manera en que lo sientes, cambia completamente. Yo ya sabía hasta en qué polvo me había quedado preñada. A la semana, todo mi cuerpo había empezado a cambiar. No sólo las tetas, todo… los fluidos, cómo se movía la sangre… Parto orgásmico no tuve, pero mi embarazo fue un orgasmo permanente… follaba todos los días… Igual con la lactancia. El primer año del bebé, yo no quería follar. No podía. Al principio me frustré, no entendía, nunca me había pasado. Hablaba con otras madres y me decían: ‘Bienvenida al club’. Entonces me di cuenta de que no quería follar porque ya estaba follando… con el bebé. ¡Y era una relación monógama! Las tetas no me las podía tocar ni dios. Estaba completamente enamorada. Me quedaba horas extasiada mirándolo. […] Cuando se me pasó empecé a follarme hasta a las piedras… Y entonces supe que esto es lo que nos ocultan: que cuando pares tienes una relación sexual con la criatura”[132].
Llopis le celebra esa anécdota comentándole que “Tú estás enamoradísima, el placer es máximo, la otra persona está flipando contigo más, ¡es la relación perfecta! A mí me hizo reflexionar mucho sobre las relaciones románticas que había tenido en mi vida. Y pienso, ¡cuánto tiempo he perdido con el amor romántico, con esas relaciones! ¡Cuando era esto! ¡Esta sensación de plenitud!”[133].
Si el darle lactancia a un bebé es una relación sexual, ¿entonces las madres nodrizas serían prostitutas? Esto, que puede parecer una conclusión forzada de nuestra parte, es lo que posteriormente explicitará María Llopis: “Las señoras ricas que no querían dar la teta contrataban a las nodrizas, sí. Esto era trabajo sexual, eran mercenarias del amor y de la leche. La señora que no quería tener esa relación con su bebé porque era muy virginal y muy victoriana, contrataba a una puta que le daría cariño, sexo, placer y leche. Es un tipo de trabajo sexual que ha caído en desuso. Ahora en vez de contratar a la nodriza, le das un biberón lleno de leche nestlé”[134]. Hagamos un breve comentario acerca de esta última oración: quizá Llopis olvida que gran parte de las reivindicaciones del feminismo consiste en eliminar los trabajos naturales inherentes al rol biológico de la mujer, tal y como plantea Shulamith Firestone en La Dialéctica del Sexo. Desde este punto de vista, el biberón y la leche Nestlé estarían funcionando como un método eficiente para desvincular a la mujer de sus roles maternales naturalmente asignados, y esto sería una virtud a reivindicar. Esta es una interesante contradicción del feminismo, máxime si tenemos en cuenta que este avance no fue producto de las políticas feministas sino producto de innovadoras ideas en el seno del capitalismo, tan contrario a la ideología de género.
Hasta aquí, el carácter inmoral de lo que estas mujeres conversan es altamente discutible. Podría argumentarse, en su defensa, que todo lo que dicen podría tratarse de algo que no debe tomarse con completa literalidad, o que quizá su único error fue expresarse en términos inadecuados o equivocados para describir una realidad de las experiencias del parto y la lactancia. Sin embargo, a continuación, veremos cómo en la conversación comienza a perfilarse un paradigma que reivindica las ideas originales de Wilhelm Reich en torno a la negación de la sexualidad infantil, además de la crítica a la familia y las relaciones monógamas y románticas que encontrábamos en Shulamith Firestone; paradigma introducido por Helen Torres: “es ese modelo relacional de pareja estable monógama el que necesita negar la sexualidad durante la maternidad, pero no sólo en ese momento, sino que luego está la negación de la sexualidad durante la infancia. Fíjate que, cuando te preguntan cuándo has tenido tu primera experiencia sexual, te están preguntando por el coito, por un polvo con alguien, ya que antes de eso se supone que la sexualidad no existe. Pero, ¡si hasta los bebés se hacen pajas! Y luego está ese explorar de los cuerpos entre la madre y la criatura… tocarse, mimarse, descubrirse…”[135].
La respuesta de María Llopis amerita un meticuloso detenimiento: “Eso causa mucho terror… Tengo una colega que es terapeuta, hace medicina china, y tiene un crío, y me contaba sobre estas interacciones sexuales con su hijo en que deja que él le explore su cuerpo, le toque el coño, en fin… Ella decía que la gente no hace diferencia entre que yo satisfaga mis deseos sexuales sobre una criatura pese a ella, sin tenerla en cuenta, y el permitir que esa criatura explore la sexualidad ayudada por mí. Entre esas dos posiciones hay un mundo. La diferencia sería la misma que la que hay entre una relación sexual consentida en la que todas las partes se tienen en cuenta entre ellas y una satisfacción del propio deseo sexual pasando por encima de todas las voluntades que no son la mía. Eso se llama violación”[136]. Nuevamente, vemos que los adeptos a toda esta corriente nos quieren convencer de la virtud inherente a una relación sexual consentida, y su diferencia con una violación, como si en el caso de las relaciones sexuales con niños lo segundo no estuviera siempre presente al margen del consentimiento que brinde o no el niño.
Este comentario por parte de María Llopis amerita que detengamos la lectura un momento y examinemos los comentarios que se suscitaron en torno al mismo. Pensemos detenidamente lo siguiente: ¿puede usted imaginarse si cambiamos a la colega terapeuta por un colega terapeuta, es decir, un hombre? Trate de leer exactamente lo mismo, pero suponiendo que la médica china es en realidad un hombre. Es más, redoblemos la apuesta: que el hijo sea una hija. Un colega que practica medicina china que tiene una hija a la cual le permite que explore su cuerpo y le toque el pene. Si la teoría queer fuese cierta, entonces habida cuenta de que no hay diferencias entre hombres y mujeres, estas modificaciones no deberían constituir ningún cambio sustancial, ¿verdad?
Pues bien, pongamos a prueba esta teoría. Una lectora de la revista tomó la iniciativa y se animó a plantear la situación, comentando: “Soy lectora esporádica de vuestra revista. A veces me encantan los artículos, otras veces no estoy nada de acuerdo. Pero nunca hasta ahora, que estoy leyendo las idas de olla de dos colgadas, que no saben qué hacer para justificar el abuso de menores. […] Me preocupa mucho su actitud en cuanto al sexo y el niño. Menos mal que recalcan que el abuso y lo que ellas dicen son cosas diferentes porque si no pensaría que son la misma. Cambiad a esa madre por un padre, y su coño por una polla, a ver si no os saltan todas las alarmas. Que me expliquen cómo la criatura consiente. Me parece alucinante que encima esto que están aquí relatando os parezca maravilloso”[137]. La respuesta que le brindó Helen Torres nos permite responder a nuestra interrogante inicial: “Sí, si cambias madre por padre, y coño por polla, ves a saber qué tienes… quizás la misma barbaridad que has tenido al cambiar ‘madre’ por ‘colgada’, ‘conversación’ por ‘divagación’, y ‘exploración’ por ‘abuso’”[138]. En otras palabras, Helen Torres reconoce que ese cambio es paralelizable a lo que concebimos como abuso. Son palabras textuales de ella. Y dado que el abuso sexual pederasta es igualmente inmoral, lo ejerza un varón adulto o una mujer adulta, la generosa aprobación de Helen Torres de nuestra concepción de la situación como abuso solamente nos da la razón al señalar como promotora del abuso a la declaración de María Llopis, por más de que busquen argumentar que dentro del consentimiento no existe abuso. Un usuario atento le hizo saber ese flamante error y le comentó: “Por lo tanto, el mismo texto con coño y madre no es una barbaridad ¿pero sí con polla y padre? ¿Proponéis diferente vara de medir para un mismo acto?”[139].
Continuando con la conversación, Helen Torres responde a María Llopis afirmando que “También es importante no perder nunca de vista el contexto. Es decir, cuando la situación se complica porque tanto la madre como la criatura viven en una sociedad en la que ese acompañamiento en el descubrir de la sexualidad es considerado una aberración. Entonces tienes que parar, o tener cuidado, porque esa persona a la que acompañas es muy pequeña como para ir por el mundo diciendo que se quiere follar a su madre y que el mundo no piense que eso es una perversión imperdonable”[140]. Por supuesto que se trata de una perversión imperdonable: la madre no tiene nada que hacer para ayudar al niño a explorar su sexualidad. Eso constituye un abuso de poder y, sí, es pederastia y amerita todo el peso de la ley. El niño, si lo desea, puede explorar su sexualidad de forma autónoma; resulta inmoral e innecesario realizar lo que aquí se reivindica.
Aquí finalizamos nuestra lectura de esta conversación, la cual puede leerse íntegramente en el link citado. Por lo pronto, poco más puede decirse de lo que ya se ha dicho. Ahora bien: ¿qué relevancia tiene la feminista Diana Torres en este asunto? Pues bien: Diana Torres ha leído esta entrevista y, de forma consistente con lo que declaraba en su Pornoterrorismo, la ha reivindicado y celebrado. Al respecto, en la misma entrada de la revista encontramos un comentario suyo que afirma: “Gentes que no se lo piensan dos veces al bautizar a sus bebés en nombre de la religión católica, perforarles las orejas en nombre del binarismo de género, mutilarles el prepucio en nombre del judaísmo, y mil aberraciones más que se hacen a diario a menores con total aceptación social, se rasgan las vestiduras cuando una madre expresa la conexión placentera que tiene con su hijo. Esta patética sociedad y sus súbditos me resulta cada día más repugnante. María, Helen: gracias por compartir vuestras experiencias y pensamientos, son una joya. Y lo que decía hoy en la presentación de Relatos Marranos: si vuestras palabras o acciones hieren al enemigo, tomarlo como una victoria, porque eso es lo que es. Diana”[141]. Aquí yo podría responderle a Diana que repudio ambas realidades por igual, y no tengo problemas en tomar esa postura dado que yo soy ateo; aunque no es necesario serlo para repudiar las mutilaciones genitales que ella critica (por supuesto, las critica sin jamás mencionar las barbaridades que se realizan en sociedades islámicas, dado que dicha crítica no sería conforme a la agenda política que defiende). Repudio tanto esas mutilaciones como también los abusos sexuales que se promueven en esta entrevista. No existe hipocresía de mi parte que esta mujer pueda denunciar en ese sentido. En cambio, sí puedo decirle a Diana Torres, en analogía a su crítica, que mientras ella se rasga las vestiduras por las mutilaciones a las que son sometidos muchos niños por razones religiosas, no se lo piensa dos veces antes de celebrar un discurso que invita al abuso sexual de los hijos. Añadiendo, por supuesto, que bautizar a un hijo en la religión católica no le realiza ningún daño (como sí le realiza un abuso sexual como el que ella promueve), siendo que dicho bautismo constituye un libre ejercicio del derecho de los padres a educar a sus hijos bajo sus propias doctrinas y convicciones morales, amparado en el art. 18 inc. 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en el art. 13 inc. 3 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Otro libro queer al respecto es el llamado Foucault para encapuchadas (del año 2014), al cual ya hemos respondido íntegramente. Este enfermizamente violento libro donde se destila un odio visceral que nos permite asegurar sin lugar a dudas el agravado estado mental de quienes se encargaron de confeccionarlo, entre muchas otras cosas, reivindica el pensamiento de Shulamith Firestone en numerosas ocasiones, lo cual nos muestra que su pensamiento, lejos de haber quedado arcaico, tiene vigencia e influencia en la actualidad. En lo que respecta a este libro, aseguran que, atendiendo a las políticas heteronormativas que tanto denuncian, “el remedio se hallaría en la abolición radical de la familia; la abolición de la pareja sexual más o menos estable, reduciendo el amor al solo acto físico o, mejor dicho, transformándolo, con el añadido de la unión sexual, en un sentimiento semejante a la amistad, un sentimiento que reconozca la multiplicación, la variedad, la simultaneidad de los afectos. ¿Y los hijos…? Hijos de todos”[142]. Se denuncia que la ley presuntamente heterosexista “omite contemplar, por lo menos de manera claramente definible, al abuso, inhabilitante, del ejercicio de la avasallada sexualidad infantil”[143]. Esto responde a la idea que ya hemos leído en La Dialéctica del Sexo de Shulamith Firestone, según la cual la familia reprime e inhibe la sexualidad del niño, el cual debería poder tener la oportunidad de tener relaciones sexuales con quien desee, incluyendo a los adultos; de esta forma se reivindica la pedofilia como una de las prohibiciones injustas del malvado régimen heterosexista. Además de, como acabamos de leer en la cita, abogar por la deconstrucción de los vínculos de afecto erigidos en razón de los vínculos biológicos, lo cual se ve reflejado en la sentencia hijos de todos.
Se continúa defendiendo la inclusión de los niños en el ámbito de las relaciones sexuales denunciando unos “sutiles mecanismos disciplinares y dispositivos de control contra las corporalidades y las potencias de la niño”[144], mecanismos que, haríamos bien en recordar, se han hecho para salvaguardar la integridad de un niño que a su edad no está en condiciones para consentir una relación sexual, además de su situación de vulnerabilidad ante un adulto que fácilmente puede manipularlo para conseguir su consentimiento. Pasando a una nueva sección del libro nos encontramos con una nueva reivindicación (o bien relativización) de la pedofilia: “Un movimiento que produjo la liberación de lxs niñxs ahora tira a la basura la posibilidad de tener jóvenes amantes muchachos y favorece el paso a leyes sexuales dignas del legista ateniense Draco que asigna condenas más fuertes por tener sexo con un menor que por robo a mano armada”[145]. Estas personas, en consecuencia, protestan que un pederasta tenga mayores penas que una persona que roba a mano armada, algo que a mí me parece perfecto dado que el primer crimen es mucho más grave que el segundo. El discurso es el mismo de siempre: se oprime al niño al negarle la posibilidad de consentir una relación sexual y se estigmatiza injustamente a los pedófilos. El argumento es ya de manual.
El anterior libro, si bien fue escrito por todo un colectivo (de allí que no tenga un autor específico sino que aparece firmado por el colectivo Manada de Lobxs), su principal escritora y principal fundadora de estos colectivos (bajo el nombre de Manada de Lobxs, Ludditas Sexxxuales y Proyectil fetal, entre otros) es la feminista argentina Leonor Silvestri. Esta mujer imparte cursos de adoctrinamiento y tiene un movimiento muy bien organizado, además de abogar por la violencia, la anarquía, la derogación del código penal y, como veremos, la pedofilia. En el blog Proyectil fetal, escribe en favor de la relación pedófila entre América Scarfó, una joven de 14 años, y el anarquista Severino Di Giovanni, entonces con 27 años (casi el doble). En un artículo del blog Leonor Silvestri se refiere a esa relación como una relación incomprendida. Según ella, la intención del artículo es, “partiendo del análisis de las sexualidades como praxis revolucionaria de la época, abordar críticamente la cuestión de la autonomía del sujeto y la matriz de inteligibilidad que impide leer la potencia individual por fuera de los límites que el Estado impone artificialmente (mayoría de edad y libre disposición del cuerpo)”[146]. En este artículo, pues, se reivindica “la invisibilización de las capacidades para discernir y un alegato de la madurez sexo-afectiva de América”[147]. Bajo estos términos, “no se trataba de una ‘víctima’ de la cual se aprovechó Di Giovanni debido a ‘su inmadurez sexual’ sino de una anarquista comprometida con los temas que la interpelaban más de cerca: la sexualidad, el compañerismo, la superación de las contradicciones inherente a las relaciones familiares y afectivas entre lxs propixs anarquistas”[148].
Durante el artículo se reivindica el derecho de los niños a consentir una relación sexual, se critica duramente el código penal y su papel como regulador de la sexualidad, se ataca a las regulaciones penales en materia de relaciones sexuales pedófilas y se aboga por una anarquía que alcance inclusive el ámbito sexual. Añade que “esta apuesta convoca a una responsabilidad que, en el marco de una crítica a las sexualidades modernas, y de sus prácticas, sostiene como condición sine qua non la producción de sexualidades y vínculos afectivos contra-hegemónicos”[149]. Finalizará el artículo en estos términos: “Alegría que rima con Anarquía significa ser capaz de interiorizar la ética, ética amatoria del deseo que circula libremente y se relaciona libremente con otro deseo, también libre. ¿Qué pasa entonces con el anarquismo de hoy que ve, como el de ayer, ‘pecado’ o ‘delito’ -no sabemos qué es peor- donde a las claras hay autonomía, alegría y ejercicio concreto no enunciativo de la libertad sexual?”[150]
La citada entrevista entre María Llopis y Helen Torres no fue la única entrevista donde se evidenció la política feminista de sexualización de los niños mediante la interacción sexual con sus progenitores. Las mismas líneas siguió una entrevista que se le realizó a la feminista española Celia Blanco en septiembre de 2018, donde esta mujer expuso sin tapujos, al igual que María Llopis, las perversiones que le induce a sus hijos. En respuesta a una pregunta que interrogaba por qué los hombres se irritaban ante las declaraciones públicas sobre sexo explícito por parte de las mujeres, afirmaba que “Si ahora su madre obliga a su hijo a escuchar reflexiones sobre lo que les pueda pasar a sus hermanas con la adolescencia, y le hace partícipe desde que es pequeño en la vida sexual de las mujeres, pues el niño se acostumbrará a que ocupemos ese espacio. […] Si tú educas a tu hijo para que sea capaz de escuchar el discurso, nunca le chirriará que alguien levante la mano y diga: ‘No, es que a mí me gusta que me follen así’”[151]. En la misma entrevista se puede explícitamente leer que recomienda enseñar pornografía a los hijos y que la misma sea utilizada en las clases de educación sexual. Pero las declaraciones más fuertes, y predecibles en este contexto, llegan cuando se le pregunta cuál es el mayor tabú sexual de la actualidad. Su respuesta es dicha sin tapujos ni pelos en la lengua: “Yo cada vez dinamito más tabúes, pero hasta hace poco creía que el mayor tabú era el de ‘mi hijo me mete mano’. Muy pocas madres hablamos de que nuestros hijos nos meten mano y nos desean sexualmente”[152]. Explicita esto afirmando: “mi hijo me quiere muchísimo, y me lo demuestra metiéndome mano”[153], finalizando con orgullo con la siguiente frase: “Me siento muy feliz de romper estos tabúes. Me siento afortunada. Soy feliz y me gusta mucho lo que estoy haciendo”[154].
Esta mujer afirma estar luchando por una buena educación sexual, y en la entrevista menciona que el presidente no electo Pedro Sánchez la ha escuchado y tomado en consideración. Esta mujer extremadamente vulgar, que celebra las interacciones sexuales con su propio hijo al cual le induce la pornografía (cuando eso es algo que debería descubrir por su propia cuenta y por genuino interés sin ningún tipo de injerencia ajena) y que llega a afirmar cosas como la siguiente: “a mí me gustan grandes y con las manos muy grandes, que parezca que tienen muestrarios de pollas en los dedos, y eso me viene muy bien a la hora de que puedan hacer cualquier cosa conmigo. Mido 1,75 y peso 69 kilos y medio. Estoy segura de que son 72 pero no me he vuelto a pesar desde que conseguí llegar a los 69. Del verano he venido jamona. Me gustan los tíos que me cogen en vilo y me follan. Sí, me gustan mucho. Igual que me gusta ponerme encima y follármelos yo a ellos”[155], es la que desea decir cómo educar a los hijos sexualmente. Recuerde este tipo de datos cuando le quieran hacer creer que la educación sexual que buscan imponer se hace con buenas intenciones.
Otra personalidad relevante es el escritor homosexual Fernando Vallejo, quien, durante la conferencia “Los crímenes del Cristianismo” dictada en el Teatro Heredia de Cartagena (Colombia) en 2009, esbozó las siguientes palabras: “La palabra pederastia es de un significado amplio que hay que precisar. Pederastia es tener relaciones sexuales con niños, pero hay que entender primero qué es un niño. ¿Un niño es uno de 5 años o uno de 13? Uno de 13 no es un niño y uno de 12 está dejando de ser niño y puede tener relaciones sexuales con personas mayores, si les da la gana”. Al año siguiente, durante la presentación en la Casa de América de Madrid de su novela Mi hermano el alcalde, afirmó que “La pederastia es inocente siempre y cuando no vaya destinada a la reproducción, en cuyo caso es el crimen máximo, y siempre y cuando no medie la violencia física y la coacción moral”.
Vallejo, quien afirmaría que “Es pura hipocresía lo del matrimonio homosexual. De lo que se trata es de eliminar el heterosexual y de paso la familia”[156], es muy conocido por sus críticas hacia la religión católica, además de su férrea defensa de los animales y firme opositor de la ingesta de carne. Sin embargo, en lo que respecta a los lamentables eventos de pederastia suscitados en el seno de la iglesia por parte de diversos curas, Vallejo los defiende hablando de la hipocresía de una sociedad inmoral. En una entrevista con motivo de su libro El don de la vida el señor Vallejo afirmó que “La pederastia no es un crimen. Es una tontería. Que un cura masturbe a un muchachito, ¿qué importancia tiene? El muchachito se irá a masturbar en su casa”[157]. En defensa de la pederastia, en la mencionada entrevista afirma que esta sociedad educada por la iglesia es una sociedad de reprimidos sexuales. Más adelante, afirma lo siguiente: “¿Qué es un niño, y qué es abusar? Porque si tenemos por niño a uno de 14 años, eso no es un niño. Al honor, ya es una fiera sexual. Es un impúber o un adolescente”[158]. (Ha afirmado algo similar en otra ocasión, cuando anotó que “¿Qué es un niño y qué es abusar? Porque si hablamos de un muchachito de 14 años a lo mejor ya no es un niño, a lo mejor es una fiera sexual”[159]). El entrevistador le señala a Vallejo que no está teniendo en cuenta que quizá el niño no comprende lo que ocurre o bien no quiere tener ese contacto sexual. Vallejo responde: “¿Y cómo sabes tú que no quería? ¿Y quién lo está abusando?”[160]. El entrevistador le responde que el niño puede posteriormente quejarse. Vallejo responde: “Ah, luego se queja porque hace parte de la histeria. Entonces, en la histeria se están considerando víctimas como si fueran héroes a los que hay que hacerles un monumento, y como sobrevivientes. Esto es hipocresía, el sexo es una cosa natural de la vida”[161]. No considero necesario responder a semejantes afirmaciones.
EL RECLAMO PEDÓFILO EN LA ACTUALIDAD
Podríamos continuar indefinidamente exponiendo los vínculos teóricos entre el reclamo pedófilo y la ideología de género; sin embargo, considero que el punto quedó establecido. ¿Cómo penetran estas ideas en la sociedad actual? ¿Qué ha hecho la ideología de género para fortalecer las asociaciones pedófilas en nuestra esfera social?
Lo cierto es que estas ideas tienen una presencia alarmante y significan un grave peligro; un peligro que se encuentra acaparado por la corrección política de turno avalada por la masa adepta a la ideología de género, bien conocida por su complejo de superioridad moral. Como bien hemos explicitado, el grueso de los integrantes de los movimientos de liberación femenino y homosexual no avalan las reivindicaciones de la pedofilia. Sin embargo, no solamente son funcionales a un movimiento que sí lo avala, sino que, además, dado su desconocimiento debido a la falta de lectura de sus propios intelectuales, al mismo tiempo niegan que exista tal vínculo y se alarman cuando citamos a sus amados Michel Foucault o Simone de Beauvoir, acusándonos de farsantes y mentirosos. Y esto es extremadamente grave: feministas, homosexualistas y LGBT están mucho más preocupados por defender religiosamente a sus sacrosantos intelectuales que en repudiar y denunciar la intromisión de la reivindicación de la pedofilia en su movimiento. Esto es un omnipresente obstáculo que permite a los liberadores pedófilos trabajar bajo el generoso amparo políticamente correcto de los integrantes de los movimientos femenino, homosexual y LGBT, quienes, al defenderse de esa forma tan prepotente, ofrecen indirectamente y de forma inconsciente su apoyo a estos grupos.
Cabe destacar que la NAMBLA y gran parte de los frentes de liberación pedófilos surgidos al calor de los reclamos que se iniciaron en la Francia de la década del 70 hoy todavía permanecen vigentes y activos; y para desgracia de todos nosotros, han logrado algunos avances altamente preocupantes. Uno de los frentes de liberación que (aunque existente desde 1950) obtuvo fuerte impulso en la década del 70 y ha hecho estragos en la actualidad es el que originalmente recibía el nombre de Enclave Kring, y fue la primera asociación pedófila, fundada por el célebre activista de los derechos de homosexuales Frits Bernard (que escribiría en 1972 el libro Sex met kinderen, en español Sexo con niños), quien durante toda su vida defendió arduamente la causa pedófila. Este movimiento, que dio puntapié inicial al activismo pedófilo en los Países Bajos, culminó en una preocupante política llevada a cabo en Holanda nada más ni nada menos que en el año 2006. En dicho año, se presentó elPartido del Amor Fraterno, de la Libertad y de la Diversidad (nótese el uso de la palabra “diversidad”, tan emblemática para la ideología de género) que impulsaba la legalización de las relaciones sexuales con menores de hasta 12 años, con posibilidad de mantener relaciones sexuales con niños de menor edad que los 12 años si mediase el consentimiento de sus padres. También buscaba legalizar la posesión de pornografía infantil. Este partido, por supuesto, reivindicaba los avances de Holanda en materia de aborto libre, eutanasia, matrimonio homosexual, legalización de las drogas (es decir, hablamos de un progresismo obsesivamente liberal adepto a la ideología de género). Buscaban además que la pornografía fuera material de libre circulación por cualquier medio de comunicación, sin censura alguna salvo que se muestre violencia[162].
Los ciudadanos holandeses, con comprensible y absoluta justificación, buscaron la ilegalidad de dicho partido político, pero un tribunal de justicia consideró que no incurrían en delito alguno y el partido fue completamente legalizado. Fue así que su activismo político tomó impulso en Holanda, avalado por las autoridades progresistas del país. Para tranquilidad del lector, el partido careció casi absolutamente de apoyo popular y cuatro años después debió disolverse; según sus integrantes, a la espera de que la sociedad “madure”. En su despedida transmitieron el siguiente mensaje: “Cuando hace 30 años alguien se atrevió a proponer el aborto libre, la eutanasia o el matrimonio homosexual la sociedad holandesa se escandalizó. Hoy acepta todas esas prácticas como lo más natural del mundo. Confiamos que algo parecido ocurrirá con las ideas que hoy propone PNVD”[163], donde PNVD son las siglas que representan el partido.
Sin embargo, pese a la falta de apoyo, el precedente fue sentado. Dos años más tarde de la disolución de este partido los sexólogos holandeses Erik Van Beek y Rik van Lunsen, del Hospital Universitario de Amsterdam, reoxigenarían el debate que se había finalizado en 2010 abogando en los medios de comunicación por la legalización de la pornografía infantil. Curiosamente, bajo el mismo argumento por el que se busca legalizar el aborto y legalizar el consumo de drogas: dichos actos ocurren y seguirán ocurriendo, con lo cual el Estado debe legalizarlos para poder controlarlos y regularlos. Argumentaban que “si se produce pornografía infantil virtual bajo el control estricto del gobierno, con una especie de sello que muestre con claridad que ningún niño ha sufrido abusos, se podrá ofrecer a los pederastas una forma de regular sus pulsiones sexuales”[164].
Esta penetración del reclamo pedófilo en el debate social holandés ha generado diversas polémicas, entre las cuales destaca la legalización de la asociación Martijn por parte una corte de apelaciones holandesa que revirtió un fallo de primera instancia que ilegalizaba la mencionada asociación. Martijn fue hasta el 2014 la segunda asociación pedófila más grande y trascendente después de la omnipresente NAMBLA, y su fundador es el abiertamente pedófilo Martijn Uittenbogaard (quien, de hecho, era el presidente del partido político pedófilo previamente analizado y hoy continúa con su activismo pedófilo a través de las redes sociales), quien apeló a la decisión de primera instancia obteniendo la legalización de su asociación por parte del juzgado holandés[165]. Por fortuna, al ser una asociación holandesa, un año después de su legalización fue ilegalizada por el Tribunal Supremo de los Países Bajos, dándole un duro y merecido golpe al movimiento pedófilo.
Un episodio similar ocurrió en Suecia, otro país completamente acaparado por la ideología de género. Las juventudes liberales del país buscaban no solamente legalizar la necrofilia (es decir, el sexo con cadáveres) y el incesto, sino que este último podía estar habilitado hasta los 15 años de edad[166]. La principal promotora de esta iniciativa liberal es la activista feminista Cecilia Johnson, presidenta de LUF en Estocolmo, quien fue mencionada y criticada por Nicolás Márquez en El Libro Negro de la Nueva Izquierda y ella publicó una imagen en Instagram burlándose de aquella situación[167]. Quizá era lo menos que podía hacer, a sabiendas de que el mundo hispanohablante tomaba conciencia de sus inmorales y perversas políticas.
Yéndonos hacia Alemania, el progresista Partido Verde en 2013 fue forzado a abrir una investigación entre sus miembros tras una denuncia efectuada desde el semanario Die Spiegel, dado que en sus orígenes uno de sus sectores actuó como brazo parlamentario del movimiento pedófilo. En efecto, en 1985 el Congreso del partido aprobó un documento que ponderaba la sexualidad no violenta entre adultos y niños[168].
Este avance es preocupante. Por ahora el mismo carece de apoyo popular, pero, como ya vimos, está comenzando a generar estragos. La legalización del partido político de Holanda es solamente el principio. Un caso que trascendió en la prensa fue el pronunciamiento de la Corte Suprema de Apelación de Italia, que tomando el caso de un hombre de 60 años que había mantenido relaciones sexuales con una niña de 11 años, benefició al pederasta bajo el argumento de que la niña había consentido la relación y estaba enamorada del hombre. Un caso idéntico ocurrió en Francia a fines de abril de 2017[169], donde un tribunal suspendió los cargos de violación a un hombre de 28 años que mantuvo relaciones sexuales con una niña de once años, alegando consentimiento y ausencia de violencia. Incluso en Argentina tenemos el infortunio de contar con un caso análogo, en el que una maestra particular pedófila tuvo relaciones sexuales con un alumno de 14 años, generando como producto de esta violación que la misma quedase embarazada[170]. La Justicia declaró inocente a esta pederasta alegando la presunta madurez del menor y enfatizando en el consentimiento que habría existido para tal acto por parte del mismo. Tenemos un caso análogo ocurrido en Finlandia, de un adulto musulmán de nombre Juusuf Muhamed Abbudin que mantuvo una relación sexual con una niña de 10 años, y la Corte Suprema de Finlandia, en una apelación a su condena le concedió la libertad alegando que el sexo con niños no es un abuso sexual si el mismo obedece a costumbres de distintas culturas (esto se obtiene al militar en favor del eufemísticamente llamado multiculturalismo), ante el hecho de que no existían pruebas de que haya existido violencia en el acto sexual cometido[171] Pero en lo que respecta a este tipo de eventos, destaca el de la juez feminista española Manuela Carmena, quien redujo la condena de un pederasta de 25 a 8 años de prisión alegando ausencia de violencia[172]. Se trataba de un pederasta que había abusado sexualmente de forma reiterada a dos niñas menores de edad que eran amigas cercanas a su hija, una de las cuales fue penetrada analmente. Una de ellas fue abusada en cuatro ocasiones estando en la casa de su amiga, hija del pederasta, y sufrió abusos que incluyeron la introducción de dedos en el ano hasta la penetración vaginal. La otra fue invadida por las manos de este sujeto en su zona genital y sus senos bajo la excusa de un masaje. Y nuestra juez, que es una feminista muy activa, consideró que estos actos no constituían violencia alguna y rechazó el pedido del fiscal de que la pena fueran 25 años, reduciendo la condena a solamente 8 años.
En el Reino Unido ha trascendido el caso de la activista por los derechos reproductivos Barbara Hewson, quien ha introducido el reclamo por reducir la edad de consentimiento sexual a 13 años, además de haber calificado de dañados cerebralmente a diversas campañas que se oponen al movimiento pedófilo[173]. Otro escándalo que trascendió en la prensa fue el descubrimiento de que la famosa asociación internacional ILGA (International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association), que reúne centenares de grupos LGBT y es una firme promotora de la ideología de género y de la petición de privilegios para los grupos que dice representar, integraba entre sus adherentes a diversos grupos pedófilos, con una fuerte presencia de la ya mencionada muchas veces NAMBLA. Esto provocó que en el año 1994 ILGA perdiese el estatus consultivo del Consejo Económico Social de la ONU (ECOSOC) por iniciativa de los Estados Unidos[174]. Por supuesto, dicha problemática fue tan criticada y escandalosa que ILGA se vio en la necesidad de salvar las apariencias y postergar (al menos oficialmente) su apoyo a las asociaciones pedófilas, que llevaba ejerciendo hacía 16 años desde su fundación el 8 de agosto de 1978. Como consecuencia, decidió expulsar a la NAMBLA y a otras asociaciones pedófilas como Project Truth y Martijn, que habían sido miembros activos de ILGA durante muchos años.
En definitiva, por razones exclusivamente de conveniencia política, ILGA retiró su apoyo a estas asociaciones, y no porque moralmente se oponga a ellas. Por supuesto, ha expedido en numerosas ocasiones comunicados donde se posiciona de forma tajante en contra de los grupos pedófilos, pero esto no es más que pura hipocresía. ILGA se dio cuenta de que no habían avanzado suficiente en su cruzada de madurez liberal como para incluir entre sus reclamos al reclamo pedófilo, y decidieron en consecuencia separarse momentáneamente de dicho reclamo. La prueba de esto está en un mail que se hizo público, enviado por un miembro de NAMBLA (Roy Radow) al secretario de ILGA con motivo de la expulsión de los grupos pedófilos de ILGA[175]. En él, Roy Radow expone la hipocresía de ILGA cuando ésta afirma jamás haber apoyado los grupos pedófilos, y les hace un interesante sumario de las veces que se ha pronunciado en favor del reclamo pedófilo. Ese mail es una de las cosas que más pesan sobre ILGA en materia de archivos.
Demás está decir que estos escándalos en el seno de ILGA no han cesado desde 1994. A modo de ejemplo, el 18 de mayo de 2006 el Comité para las ONG’s del ECOSOC recomendó no otorgar estatus consultivo a dos asociaciones ligadas a la ILGA por integrar grupos pedófilos[176]. Nada de esto debería sorprendernos: al igual que el partido pedófilo holandés, que se retiró estratégicamente porque la sociedad no era, a su juicio, lo suficientemente madura, ILGA está perfectamente dispuesta a reintegrar a los grupos pedófilos si el movimiento de liberación que estos promueven logra penetrar más en la esfera social.
Hemos llegado al punto en que las reivindicaciones de la pedofilia, siempre en nombre de la liberación sexual infantil y los derechos del niño, buscan penetrar en la esfera política por medio de representantes de la diversidad, la tolerancia y el multiculturalismo. Tal es el caso de un chileno bajo el nombre de Jaime Couso, investigador de derecho penal y activista por los derechos del niño. Existe un paper a su nombre de título La sexualidad de los menores de edad ante el Derecho penal, que data del año 2009, donde (como estamos a punto de ver) Jaime Couso aboga por la derogación de las leyes de consentimiento sexual, reivindica los derechos del niño a consentir una relación sexual, relativiza el daño que sufren los niños al mantener contacto sexual con los adultos y denuncia los prejuicios que se tiene para con los pedófilos. Y una interesante observación acerca de dicho paper, la cual a estas alturas no sorprenderá a nadie, es la insistente utilización de la jerga feminista (sociedadpatriarcal, opresión de la mujer bajo los enlaces matrimoniales, crítica a la familia, concepción de la privación de las relaciones pedófilas como método funcional al poder del padre de familia, etc.) y una entusiasta recuperación de los argumentos de Judith Butler a los cuales Couso tan entusiastamente cita explícitamente, además de sustentarse fuertemente en el pseudocientífico psicoanálisis. Veamos qué tiene que decir este estudioso de los derechos del niño en relación a la temática que nos ocupa.
Couso denuncia que “La ley penal castiga, en diversas hipótesis, las relaciones sexuales con personas menores de edad, incluso en casos en que ellos han prestado su consentimiento para tales relaciones. En el pasado, el castigo penal de tales relaciones parece haber servido más bien a la protección de la moral de la época y del poder monopólico del padre de familia para decidir sobre la sexualidad de sus hijos de una forma eficiente para los intereses de la familia que encabezaba (sobre todo, para promover alianzas matrimoniales convenientes). En las leyes penales actuales, todavía puede apreciarse la atención a los intereses familiares cuya protección se encomienda al padre (o a ambos padres), si bien junto a la protección de los intereses del menor de edad, todo ello bajo el tópico de la ‘incapacidad de consentimiento sexual’. Este tratamiento en buena medida se ve desafiado por la concepción -que ha ganado terreno en la teoría legal- de los niños y adolescentes como sujetos autónomos, titulares de derechos y libertades fundamentales”[177]. Vemos aquí el omnipresente dogma feminista de la familia como institución patriarcal de opresión y represión sexual.
El primer apartado no introductorio del paper, bajo el nombre de Orígenes históricos del control penal de la sexualidad de los menores de edad. Poder patriarcal, estereotipos de género y normalización, teoriza la prohibición de las relaciones sexuales pedófilas como originalmente erigida “como una forma de reforzar el poder que la ley entregó al padre para controlar el matrimonio y la sexualidad de sus hijas casaderas”[178]. En cuanto a las actuales legislaciones en torno a la temática, Couso las denuncia como un “control normalizador de la sexualidad infantil”[179]. Según él, “Muchas de las legislaciones prescinden de la exigencia de diferencia de edad […] o fijan una diferencia demasiado reducida (dos años); mientras otras, habiendo fijado la edad de consentimiento sexual bastante alto (16 ó 18 años), prescinden de la exigencia de abuso de autoridad del autor o de la dependencia de la víctima, presumiendo el abuso por el mero hecho de la diferencia de edad. Con ello, en muchos casos terminan castigando, no el abuso, sino la desobediencia a los padres, sobre todo cuando tuvo como consecuencia el embarazo de la mujer”[180]. Un argumento que ya hemos leído en Alfred Kinsey y Judith Butler, bajo ligeras variaciones.
Para Couso, “no se puede prohibir lo que no daña a otros”[181], axioma que ha servido “para derogar la prohibición penal de comportamientos sexuales que no dañan a otro, por más que choquen con las preferencias culturales de la mayoría”[182]. Así las cosas, “sólo se puede castigar una conducta dañina, que, además, consista precisamente en el daño que la ley estaba destinada a evitar”[183]. Porque, como usted ya habrá notado, Couso no considera que toda relación sexual entre niños y adultos sea necesariamente dañina.
Continúa: “La transformación del mapa cultural de la sexualidad en occidente, desde un modelo reproductivo y patriarcal –que consideraba la sexualidad con menores de edad como una inmoralidad y un atentado al honor y a las prerrogativas del padre de familia- a uno no reproductivo, centrado en la realización del deseo sexual y la búsqueda de la felicidad personal, sienta las bases para redefinir la regulación legal de la sexualidad en general, y también la de los menores de edad, (exclusivamente) a partir del principio del daño: la sexualidad es un campo de realización personal, que no debe estar sujeto al control de los demás, salvo que de ello se derive un daño para terceros, o para ellos mismos”[184]. Explica, bajo esta perspectiva, que “antes de analizar en qué medida, bajo un modelo cultural de sexualidad centrado en la realización personal, los niños y menores de edad deberían ser protegidos de expresiones y contactos sexuales que otros consideren dañinas para ellos mismos, es necesario preguntarse primero si acaso, y bajo qué condiciones, las expresiones de la sexualidad de los niños y adolescentes podrían ser dañinas para ellos”[185]. ¿Acaso tenemos dudas acerca de la respuesta a la pregunta que Couso nos invita a realizarnos? Dado que aquí no lo explicita, podemos darle el beneficio de la duda y responder con un criterio efectivo: cualquier contacto sexual de un niño con un adulto es dañino para el niño. No hay necesidad de relativizar esta cuestión perfectamente avalada por la psicología infantil (por más de que Couso relativiza insistentemente este dato).
Y, en este sentido, miente al afirmar que “si bien en la práctica diagnóstica es frecuente la elaboración y aplicación de inventarios de conductas sexuales consideradas normales y anormales a cada edad (empleados, a veces, para el diagnóstico sintomático de episodios de abuso), la pretensión de que las conductas incluidas en esos inventarios (como ‘tocar las partes íntimas de otra persona’, aún en contextos en que nadie se siente incómodo con ello) constituyen conductas inapropiadas, que dañan la salud o el sano desarrollo del niño, no se basa en ninguna evidencia empírica, sino, como lo admite la directora de un extenso estudio aplicado en Oklahoma (EUA) sobre la base de tales inventarios, en puros valores morales”[186]. ¿Puros valores morales? Evidentemente tenemos excelentes valores morales. Quitemos de discusión las expresiones de sexualidad del niño que no conciernen a ningún tipo de interacción con adultos y enfoquemos nuestro análisis en la presencia de la pedofilia. Nótese la ya señalada estrategia de colocar nuestras restricciones y concepción de la sexualidad a los valores culturales y morales de la época, buscando relativizar nuestros rechazos hacia la pedofilia. Por supuesto, cabe destacar que Couso se refiere a Barbara Bonner, directora de un inventario de prohibiciones sexuales de los niños, y se inspira en la obra de la feminista Judith Levine, quien comenta una conversación que tuvo con esta mujer en torno a dicho inventario. Si leemos el libro de Judith Levine, vemos que Barbara Bonner hace una muy pésima defensa de su posición, y Couso toma ventaja de esta situación para valerse de su testimonio y pretender utilizar esto como evidencia empírica de que nuestro rechazo a estos comportamientos no está sustentado por bases científicas. Un argumento extremadamente pobre.
Afirma asimismo que nuestras “prescripciones culturales pueden encontrarse en clara contradicción con el interés de los niños en la actividad sexual”[187]. Supongo que, bajo esta lógica, nuestra prescripción cultural de educar a nuestros hijos enviándolos a la escuela podría encontrarse en contradicción con el interés del niño en quedarse en casa jugando todo el día, ¿verdad? Shulamith Firestone estaría orgullosa. Lo cierto es que los padres fungen como referencia para educar y disciplinar al niño, para enseñarle a vivir la vida, y así ha funcionado siempre en virtud de nuestro organigrama biológico evolutivo. Lamentablemente a estos grupos les disgusta tajantemente la familia, con lo cual se explica el surgimiento de estas problemáticas.
¿Cómo identificar relaciones abusivas? Por supuesto, para nosotros la respuesta es simple: cualquier relación sexual entre un adulto y un niño constituye un abuso del adulto hacia el niño. Para Couso, quien concibe la posibilidad de una relación sana, de quien debemos fiarnos es de la palabra del niño: “Para calificar un contexto como propiamente coercitivo, la percepción de los propios niños o adolescentes involucrados en contactos o expresiones sexuales, aporta una perspectiva que difícilmente puede obviarse, en la medida en que la coerción se debe definir operacionalmente por la declaración del niño o adolescente de que ese contacto o expresión se produjo bajo fuerza o intimidación”[188]. Bajo este punto de vista, “En el camino hacia la identificación de las expresiones abusivas de sexualidad infantil es posible y necesario excluir, como no abusivos, comportamientos sexuales normativos, y actitudes parentales respecto de ellos (tolerancia, apoyo, celebración, juego), cuyo contexto no expresa manipulación ni coacción. En este contexto es importante tener en cuenta que el abuso sexual no se aprecia en la consideración de un comportamiento aislado, sino en buena medida en su contexto (puede pensarse en el padre de un varón recién nacido que, en una ceremonia tribal, ruega a los dioses por la fertilidad de su primogénito besando, ante la asamblea, los genitales de su hijo; pero también podría citarse ejemplos menos exóticos en los que el contexto excluye la idea de abuso)”[189].
Añade que “en materia de sexualidad infantil, la vara para definir qué normas culturales –inspiradas en un determinado tabú- deben alcanzar el estatus de prohibición legal, debe ser el principio del daño. Un derecho que se ponga por encima de los tabúes que son conflictivos en una sociedad plural, debe entrar en el territorio del tabú a preguntarse qué hay de dañino en ello”[190]. En lo que nos concierne, tal parece que son solamente Couso y los “intelectuales” afines al movimiento pedófilo quienes todavía se preguntan qué hay de dañino en una relación sexual entre niños y adultos. Nosotros, en cambio, ya conocemos la respuesta, y por eso negamos taxativa y tajantemente ofrecer la posibilidad de que dicha actividad sea legalizada.
Y Couso nos afirmará que esto podría inclusive ser agradable para el niño: “el derecho liberal encuentra especiales dificultades para enfrentar racionalmente la cuestión del daño cuando se trata de tabúes que son ampliamente compartidos. Uno de ellos, me parece evidente, son los contactos sexuales incestuosos. Este tabú abarca, en primer lugar el incesto entre padres e hijos (menores de edad, para los efectos que aquí importan), entendiendo que se trata de relaciones cuyo significado inequívoco sea la satisfacción del deseo sexual (a lo menos) de uno de los padres, y no, en cambio, otros contactos que podrían aparecer como sexuales (y que bien pueden ser satisfactorios para el niño), pero cuyo contexto les dé otro significado desde la perspectiva parental (juego, educación, ceremonial)”[191]. Pero dará un gigantesco salto en su inmoralidad cuando afirme que “Otro tabú socialmente compartido en la mayoría de las sociedades occidentales, me parece, es el de las relaciones sexuales entre adultos y niños (pre púberes, o menores de la edad de consentimiento sexual -que puede dejar a muchos púberes asimilados a niños-), nuevamente pensando en aquellas que (a lo menos) para el adulto tienen inequívocamente el significado de satisfacer su propio deseo sexual. En ambos casos, pienso en contactos sexuales ‘deseados’ por el niño (y adolescente, en caso del incesto), es decir, aquellos en que la idea de la coerción no explica (o no explica bien) el involucramiento del niño en tales contactos”[192]. Tan solo detenga su lectura para leer cuidadosamente ese fragmento. Couso reafirma que hablamos aquí de un adulto que busca satisfacerse sexualmente a expensas de un niño, pero asegura no poder figurarse una situación bajo ese paradigma que se rija bajo un contexto de abuso; bajo el pretexto de que no podría explicarse el involucramiento del niño en semejante contacto. ¿O sea que podemos presumir que un pederasta invitará amablemente a un niño elegir si desea o no ser abusado? No digo que eso no pueda ocurrir, simplemente pareciera que Couso asegura que es lo que indefectiblemente ocurrirá, pues de lo contrario una manera perfectamente coherente de que un niño se vea involucrado en dicha situación es si dicho involucramiento fue forzado coactivamente. Considero que no es necesaria mucha imaginación para esto. Aún así, por más de que haya sido consentido, nuevamente, eso no cambia que sea un abuso (partiendo del hecho del estado de ventaja y superioridad del adulto inherente a su condición como tal sobre el niño).
Pero no: para Couso, “se racionaliza a través de la apelación a categorías de abuso, manipulación o instrumentalización, bajo la imagen de un adulto (o un hermano mayor, en su caso) que utiliza al niño como objeto de satisfacción propia, a través de una experiencia que para el niño no trae sino confusión, vergüenza, estigmatización y dolor, todo lo cual parece ser cierto, incluso si ello se debe en buena medida (¿principalmente?) al efecto iatrogénico de las reacciones sociales que provoca la violación del tabú”[193]. Nuevamente, se culpa a la sociedad del daño producido a los niños abusados por nuestra reacción violenta. Pero se niega insistentemente el potencial peligro del abuso en sí.
Reivindicará a Judith Butler afirmando que “como Butler lo destaca con claridad, no todo incesto es abuso (o ‘violación’), pues ‘puede haber ocasiones en que no lo es… creo que probablemente hay formas de incesto que no son necesariamente traumáticas o que obtienen su carácter traumático de la conciencia de vergüenza social que producen’, y no de una situación de explotación traumática del amor y del deseo del niño. Una de esas formas no necesariamente traumáticas es el incesto entre hermana y hermano (considerado idílico en la literatura del siglo XVIII), aunque también es imaginable que en la misma situación se encuentran casos de incesto del padrastro con la hijastra adolescente suficientemente madura –cuando ello excluye la hipótesis de un abuso de dependencia-)”[194]. Señor Couso: si excluimos la hipótesis de un abuso, automáticamente excluimos la posibilidad de una interacción sexual entre el padrastro y su hijastra adolescente.
Afirmará (aquí “ESE” significa Early Sexual Experiences, que podemos traducir como experiencias sexuales tempranas) que “las ESE de niños con adultos no tienen un efecto negativo directo en su desarrollo sexual y bienestar general futuro, sino que sólo lo tienen en ciertos casos, dependiendo de factores intervinientes adicionales, que indirectamente pueden derivar de esa experiencia temprana, pero que sobre todo se desarrollan en el ambiente en que se desenvolverá el niño a lo largo de su vida. Por ello, el carácter dañino de estas relaciones no puede evaluarse a partir de un evento puntual (la precocidad del encuentro sexual), sino de las trayectorias sexuales y de vida que sigue un niño a partir de esa experiencia precoz”[195]. En contraste, según denuncia Couso, “en muchas legislaciones se prohíbe y penaliza el sexo entre adultos y adolescentes, con independencia de todo análisis acerca de la existencia de daño”[196]. Supongo entonces que, si alguien intenta asesinarme disparándome y su disparo falla, dejándome completamente ileso, entonces no puedo denunciar a esa persona dado que no me hizo ningún daño.
En este orden de cosas, “las experiencias sexuales de adolescentes con adultos, incluso si son muy precoces, por ejemplo, alrededor de los 12 años, no tienen, tal como se indicó respecto de los niños, un efecto negativo directo en su desarrollo sexual y bienestar general futuro, sino que sólo dependiendo de factores los intervinientes”[197].
Insiste en culpar a la sociedad por los daños que recibe el niño: “Pese a la dificultad que el Derecho, como producción cultural que es, encuentra para tomar distancia crítica de los tabúes más extensamente compartidos en nuestra cultura, se impone, desde el principio del daño que inspira al Derecho liberal, un escrutinio, que identifique qué infracciones del tabú expresan realmente una explotación traumática del deseo del niño, y cuáles, en cambio, son traumáticas sólo como consecuencia de la estigmatización de formas del amor ‘desviadas’, que no es legítimo perseguir por ello”[198]. Insistirá, a su vez, en que “el hecho de que un comportamiento sexual esté asociado estadísticamente a ciertos daños o indirectamente pueda producirlos, todavía no es razón suficiente para prohibirlos”[199]. A su vez, insiste en que las relaciones sexuales con niños no son dañinas: “un sistema imputación de responsabilidad penal liberal debe respetar el principio de que sólo se prohíba y castigue como delito un acto que cause directamente el daño que la ley se propone prevenir. Ese principio no se respeta si se castiga la relación sexual, en sí no dañina, para prevenir efectos indirectos que se pueden derivar de ella”[200].
Bajo el estandarte de los derechos del niño y su liberación sexual, se opondrá a la edad de consentimiento afirmando que “el establecimiento de una edad de consentimiento sexual, sobre todo si no va acompañado de la fijación de una diferencia de edad mínima para perseguir penalmente las relaciones sexuales, implica establecer una prohibición de ejercicio de la sexualidad”[201], añadiendo que “el establecimiento de una edad de consentimiento sexual, que va de la mano con la idea de “incapacidad de consentir”, es contrario a la tendencia a reconocer competencia a los niños, sobre todo a partir de la adolescencia (12-14 años), para tomar decisiones relevantes en materias vinculadas con sus derechos de privacidad”[202]. En lo que refiere al incesto, “los contactos sexuales superficiales y ocasionales que responden a curiosidad del niño, juego o rituales significativos para una cultura local, aún cuando tengan significación sexual para el niño, si no responden al esquema de la explotación del deseo del niño para la satisfacción sexual del padre o madre, no deberían considerarse incesto”[203].
¿Y es que puede, bajo esta perspectiva, considerarse una persona como favorecedora de los derechos del niño? La respuesta es claramente negativa. Así como el feminismo, lejos de interesarse por la mujer como afirma en sus engaños, persigue obsesivamente una agenda política, lo mismo podemos decir de estos “activistas de los derechos del niño” que pretenden abrir las puertas a la pedofilia. Couso, sin ir más lejos, pretende suavizar los procesos contra pederastas abriéndoles la puerta a una condena favorable a ellos mediante la relativización del daño ejercido a los niños al abusarlos sexualmente (insistimos aquí en que no existe tal cosa como una relación sexual no abusiva con un niño). En efecto, “La minoría de cierta edad (12 años) combinada con una diferencia de edad entre los sujetos involucrados sexualmente (4 ó 6 años) podría llegar a considerarse como una presunción refutable de abuso, si es necesaria para optimizar la protección y sortear problemas probatorios, siempre que se deje la posibilidad a los intervinientes de demostrar que no hubo abuso (en el sentido de aprovechamiento de una situación concreta o estructural de coerción) sino una expresión de sexualidad autónoma”[204].
Este avance poco a poco comenzó a incursionar en la temática de las patologías, que correctamente incluyen en los trastornos a la pedofilia. Sorprendentemente, el debate llegó nada más ni nada menos que al parlamento canadiense: el Standing Committee on Justice and Human Rights de Canadá, que fungiría como el principal comité de derechos humanos en el país, sesionó el 14 de febrero de 2011 un debate acerca de un proyecto de ley sobre delitos sexuales contra los niños. Consiste en la reunión número 48 del 40th Parlament, tercera sesión. Allí fueron invitados psicólogos canadienses como el Dr. Vernon Quinsey (profesor emérito de psicología en la Queen’s University) y el Dr. Hubert Van Gijseghem (psicólogo y profesor retirado de la Universidad de Montreal), donde afirmaron que la pedofilia es una mera orientación sexual más, comparable a la heterosexualidad o la homosexualidad. Si usted lo desea, puede descargar y leer la sesión completa[205].
Otro preocupante efecto de este avance concierne a la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), que en la edición de 2013 de su “Manual diagnóstico y estadísticos de trastornos mentales” (DSM) despatologizó a la pedofilia. En octubre de 2013 la misma fue desclasificada como trastorno y fue incluida como una simple orientación sexual más. Este cambio fue celebrado por numerosos grupos pro pedofilia, como es el caso del B4U-UCT, organización creada en 2003 “principalmente como una forma para que ‘personas atraídas por menores’ sean abiertas sobre sus preferencias sexuales en una atmósfera de apoyo”[206]. La filóloga Alicia V. Rubio comentaba acertadamente esta situación bajo los siguientes términos: “Un agresor sexual condenado que dirige otra de estas asociaciones afirmaba que las actitudes negativas de la sociedad hacia personas atraídas por menores no podían afectar a la elaboración de políticas y la salud mental. Para tranquilidad del lector, la APA ha dado marcha atrás, de momento, en su clasificación de la pedofilia como orientación sexual a la vista del escándalo que se produjo. Por lo visto, aún no estaba la sociedad suficientemente manipulada para que se admitiera esta opción. Sin embargo, se evidencia que este tipo de aberraciones pasan de enfermedad a opción dependiendo de las presiones sociales que recibe el organismo citado. Es decir, que no hay nada que frene la pederastia salvo la opinión pública… que ya hemos visto lo fácil que es de manipular y a la que habrá que ‘convencer’ convenientemente”[207].
No es la primera vez que la APA intenta dar un paso adelante en favor de la causa pedófila. El Psychological Bulletin publicado por la APA ya había publicado anteriormente un estudio que ponía en tela de juicio la creencia de que el sexo con niños provocaba efectos negativos en los mismos[208]. Si bien esto no es necesariamente algo inmoral (la ciencia y los datos objetivos no tienen por qué estar supeditados a la corrección política, tal y como desea hoy en día el lobby de género), sí en cambio resulta sospechoso que una asociación tan sujeta a las presiones del lobby de género haya tomado esos caminos, más aún si tenemos en cuenta que dicho estudio puede refutarse sencillamente con arreglo a nuestros conocimientos actuales sobre psicología infantil.
En Argentina, sin ir más lejos, destaca el caso del activista por los derechos de la mujer Jorge Corsi, investigador sobre la violencia intrafamiliar, además de haber integrado una comisión para elaborar un proyecto de ley sobre violencia de género. El psicólogo afirmaba que “en el ámbito clínico, personas mayores cuentan que ciertos o ciertas adolescentes requieren una sexualidad más activa por parte de estas personas. Por otra parte, hay una especie de satanización absoluta de la sexualidad adolescente diferente de las pautas consideradas normales por la sociedad”[209]. En el año 2008 fue detenido por liderar e integrar una red de pedófilos que captaban niños a base de regalos y engaños en los barrios de Recoleta y Barrio Norte[210].
Abandonando el ámbito de las patologías, debe señalarse que a día de hoy el movimiento pedófilo ha obtenido un triunfo cultural. En efecto, el movimiento pedófilo estadounidense declaró el 23 de junio como el Día internacional del amor a los niños, y a día de hoy los movimientos pedófilos de todo el mundo celebran el orgullo pedófilo cada 23 de junio. De esta forma, buscan penetrar en la mentalidad pública e ir rompiendo poco a poco con nuestro rechazo absoluto hacia las relaciones sexuales pedófilas.
Precisamente en el año 2017 el movimiento pedófilo logró un muy preocupante avance: se publicó una película bajo el nombre de Call me by your name que, bajo el pretexto de visibilizar la homosexualidad (como si nos hiciera falta seguir visibilizando algo que inunda nuestros medios de comunicación de forma permanente y logra entrar a las aulas de las escuelas y universidades recurrente e insistentemente), nos presenta la historia pedófila entre un adulto de 24 años y un menor de 17 años. Por supuesto, los correctos políticos de turno han salido a defender furiosamente este largometraje bajo el pretexto de que el mismo no puede razonablemente tomarse como la historia de una relación abusiva; aludiendo a que la diferencia de edad no es tan considerable, y que a los 17 años un menor podría tener su madurez desarrollada para consentir una relación sexual. Sin embargo, basta solamente con observar todo lo que hemos ido exponiendo para notar la estrategia: se juega con el límite (17 y 24 años, bastante cerca de no considerarse pedófilo), con el objetivo de que el lobby LGBT tenga material argumental para defender el largometraje. ¿Leeríamos las mismas defensas si la película se tratase de un niño de 8 años con un adulto de 60 años? Por supuesto que no. Por eso se comienza a jugar con el límite, para ir avanzando gradualmente, e ir penetrando en la opinión pública con el objetivo de “romper el tabú”. Lamentablemente hemos caído en la trampa: la película fue nominada al Óscar y obtuvo el premio Óscar a mejor guion adaptado.
Se podría responder a estos argumentos diciendo que no resulta lícito calificar de inmoral este largometraje audiovisual simplemente por mostrar una actividad inmoral en la vida real. En efecto, si tal fuera el caso entonces deberíamos asimismo oponernos a películas como 300, sobre la historia de la batalla de las Termópilas desde el punto de vista espartano, dado que la misma muestra asesinatos, violencia y abusos sexuales. Al tratarse de ficción, no habría realmente un daño causado. Por supuesto, tenemos la suficiente madurez como para razonar que la película 300 no promueve ningún tipo de abuso.
El problema con este argumento es que se trata de una falacia de falsa analogía, en tanto la película 300 es una película política y culturalmente neutral, que no es funcional a ninguna agenda política ni movimiento social. No es una película que se haya erigido en función de un movimiento que pretende revolucionar la cultura, o al menos no en lo que respecta a los abusos sexuales y la violencia explícita que allí se exhibe. No ocurre lo mismo con Call me by your name, donde el verdadero problema es el mensaje que se intenta transmitir con la película. Está más que claro que la misma responde a una agenda política del progresismo y la ideología de género, con lo cual esa película busca generar cambios en la mentalidad de la gente. ¿Existe algo inmoral en la homosexualidad? Va de suyo que no. ¿Existe algo inmoral en la pederastia? Por supuesto que sí, y si esta película busca visibilizar un amor imposible (en toda la película los personajes son mostrados como las pobres víctimas incomprendidas de la sociedad) y hacernos enternecer e identificar con el personaje, para despertarnos empatía y simpatía por la pareja (una pareja, debe insistirse, pedófila) entonces es perfectamente visible que dentro de la causa homosexualista detrás de esta película se encuentra también la causa de liberación sexual infantil. Y aquí recae la perversa inmoralidad detrás de este largometraje: en el uso político que se le está dando en favor del reclamo pedófilo. Sin mencionar que, si ocurriese en la vida real, el mayor de 24 años debería ser castigado con todo el peso de la ley por pederasta.
No hace falta ser muy inteligente para presumir que quienes hicieron la película eran perfectamente conscientes de que serían criticados por la edad que le pusieron al integrante de menor edad en la relación. Cualquiera sabría perfectamente que eso generaría polémica. Si no estuviesen interesados en despertar esa polémica, se habrían ahorrado los problemas simplemente dándole un año más de edad al adolescente. Por consiguiente, está más que claro que la polémica buscaba ser despertada. ¿Por qué razón buscaba ser despertada la polémica? A la luz de los textos que hemos analizado y del hecho de que esta película es funcional a la agenda homosexualista, no es difícil inferir que esto está motivado en favor del reclamo pedófilo.
Y, siguiendo con la temática de los galardones hacia material que favorece el movimiento pedófilo, el premio Los Angeles Times Book Prize, así como el reconocimiento por parte de SIECUS (Sexuality Information and Education Council of the United States) como uno de los más influyentes libros sobre sexualidad en la historia, se le fue otorgado al libro Harmful to minors: The perils of protecting children from sex, escrito por la activista feminista Judith Levine, donde escribe en defensa de la sexualidad del niño. En dicho libro encontramos pasajes como el que sigue: “Los pedófilos generalmente no son violentos, a menos que use el término violencia sexual contra los niños de una manera moral, en lugar de literal. Sus perpetradores rara vez usan la fuerza o causan lesiones físicas en un niño. […] Rebajándose al nivel de madurez de los niños en lugar de tratar de arrastrar al niño hacia un nivel adulto, muchos hombres que tienen relaciones sexuales con niños tienden a besarse, masturbarse mutuamente o tener encuentros ‘sin manos’ como el voyeurismo y el exhibicionismo”[211]. Esto, para Levine, no parece ser nada inmoral. Más aún, denuncia que nuestra reticencia a las relaciones sexuales entre niños y adultos (concretamente, a través del establecimiento de la edad de consentimiento) constituyen, como no podía ser de otra manera, una manera de oprimir a los niños mediante el control de su sexualidad: “otra jerarquía de poder confirmada por la ley de la edad de consentimiento es la edad en la familia. Al derogar categóricamente el derecho de consentimiento de un menor, la ley otorga a los adultos el control de su sexualidad”[212]. Afirma, además, que “Las soluciones legales no ofrecen satisfacción emocional (que de todos modos no debería ser el rol de la ley) ni arreglan una mala situación. A comienzos del siglo XX, ‘la ley de consentimiento previo y el sistema judicial juvenil simplemente perpetuaron el estigma y apoyaron el castigo de las mujeres de la clase trabajadora que se dedicaban a una conducta sexual poco ortodoxa’, escribió Odem. Hacia el final del siglo, esto sigue siendo cierto, con el estímulo adicional de que las leyes castigan el comportamiento poco ortodoxo de los niños también, si son homosexuales. Pero la ley también perpetúa un estigma en el comportamiento que no es particularmente heterodoxo: la relación ‘intergeneracional’”[213].
Esta problemática, a su vez, ha comenzado a penetrar bajo la idiosincrasia influencer. A sabiendas de que actualmente redes sociales como Twitter o YouTube son plataformas idóneas para la proliferación de ideas, estos grupos pedófilos han comenzado a erigirse como personajes youtubers o similares para llegar a más gente y compartir sus reivindicaciones de la pedofilia. Como perfectamente expuso Blaire White, una personalidad youtuber que es la pesadilla de los progresistas (se trata de una persona trans que es conservadora, desdeña la ideología de género, se opone rotundamente al lobby LGBT y es firmemente antifeminista), estos canales comienzan erigiéndose como influencers y cimentando su supremacía moral en base al discurso de la ideología de género. Comienzan a mostrarse y a hacerse conocidos mediante material feminista y LGBT sobre las identidades de género y las estigmatizaciones de las orientaciones sexuales, para una vez consolidada la arquitectura ideológica que necesitan para reclamar por la pedofilia, comenzar a abogar por la misma llegando a mucha gente[214].
En Argentina, sin ir más lejos, trascendieron las declaraciones de Ernesto Temembaum, quien en ¿Y ahora quién podrá ayudarnos?, su programa en Radio con vos, se pronunció en favor de la legalización de la pornografía infantil. En efecto, manifestó que la tenencia de pornografía infantil no constituía delito alguno dado que no le hacía daño a nadie. Se trataría, pues, de una simple fantasía que no viola a ningún niño[215]. Cabe mencionar que esta persona es un licenciado en psicología. A día de hoy manifiesta haberse arrepentido y haber cambiado de opinión (lógicamente, porque todavía la pedofilia no ha avanzado lo suficiente como para ser aceptada tal y como busca el movimiento al que es funcional Temembaum, quizá sin saberlo). Esta persona es progresista y ha trabajado en el diario izquierdista Página 12.
Pero esto no es únicamente un caso aislado del progresismo argentino reivindicando la pornografía infantil. Algo que nunca debe ser olvidado ni perdonado fue el accionar de la izquierda argentina en su oposición a la ley (felizmente aprobada) que condena con la cárcel la simple tenencia de pornografía infantil. Romina del Plá, activista feminista abortista, diputada de izquierda por parte del Partido Obrero, se opuso firmemente a esta ley[216], con el apoyo de sus por entonces colegas en el Frente de Izquierda Nicolás del Caño y Nathalia González Seligra, ambos del mismo partido. Del Plá habló por los tres cuando afirmó que no querían convalidar la ley con su voto, pero solamente ella cometió el descarado (aunque valiente e intelectualmente honesto) acto de presentarse en el Congreso de la Cámara de Diputados de la Nación y no apoyar esta ley. Para salvar las apariencias, optó por abstenerse. Del Caño y González Seligra, en un acto de cobardía y deshonestidad intelectual para con sus convicciones, se ausentaron en la sesión. Por supuesto, había una imagen política que proteger.
Por supuesto, no faltó oportunidad para que Romina del Plá fuese felicitada por la decisión que tomó. En efecto, la feminista argentina Vanina Biasi, dirigente nacional de la Mujer del Partido Obrero y de la organización Plenario de Trabajadoras, además de asesora de la diputada en cuestión e integrante de quienes trabajaron en la redacción de la ley filicida del aborto, celebró la postura tomada por Romina del Plá manifestando su apoyo a la decisión que tomó[217]. A través de una hábil arquitectura de eufemismos para ocultar las verdaderas intenciones detrás de estas medidas, defendió a capa y espada a Del Plá y no perdió oportunidad de apoyar la garantista crítica al “punitivismo” esgrimida por la diputada como presunto fundamento de su posición.
En Argentina este intento no triunfó, pero logró sentar un precedente, aunque bastante débil. No podemos, lamentablemente, decir lo mismo del país de Ecuador, que el 27 de junio de 2018 cedió ante las presiones del reclamo pedófilo y legalizó las relaciones sexuales pedófilas. Por supuesto, experiencias como las de la APA les enseñaron que deben cuidar mucho sus palabras y tratar de introducirlo de forma camuflada; si no se dice de forma directa, se establece en base a una generalidad que lo implica lógicamente. Es exactamente lo que hizo la Corte Constitucional del Ecuador en el documento que emitió consolidando un libertinaje sexual que deja abierta la puerta a las relaciones sexuales pedófilas. El sesgo feminista del documento se ve muy marcado ante la utilización de recursos lingüísticos innecesarios propios de la neolengua inclusiva del feminismo, tales como “los jueces y las juezas”, “los adolescentes y las adolescentes”, “los niños y las niñas”, “para él o ella”, “el hijo o hija”. Pero en lo que concierne concretamente a lo que legalizó esta corte, hagamos una rápida lectura de los puntos más relevantes para los objetivos del presente análisis. A los efectos de esta normativa legal, enfocada muy particularmente a los adolescentes, define adolescente como una persona cuya edad oscila entre los doce y los dieciocho años[218]. Antes de explicitar lo que buscan legalizar, comienzan a pavimentar la relativización de su inmoralidad bajo el siguiente argumento: “la vulnerabilidad del adolescente ya no puede ser excusa para limitar sus derechos y su capacidad para ejercerlos, colocándolo en una ‘condición de inferior categoría’ a la de los adultos”[219]. El mismo tipo de argucia que hemos leído en numerosas ocasiones en este artículo.
Además de relativizaciones como la anteriormente expuesta, se comienza a realizar el juego con el límite que ya vimos en la película Call me by your name, cuando se afirma que “establecer el contenido de los derechos de los adolescentes no es tarea fácil ya que no existen parámetros matemáticos para hacerlo, y no se pueden establecer reglas absolutas al respecto; de ahí, la importancia de un análisis en cada caso concreto”[220]. Obsérvese la perversa intención que subyace ese argumento: es el tipo de justificación que utilizaríamos para justificar una relación sexual entre un adulto de 24 años y un menor de edad de 17 años, dada la inexistencia de parámetros matemáticos exactos. Esto es, como ya se mencionó, un claro guiño al juego con el límite con el que intentan introducir paulatinamente la aceptación de la pedofilia y su ejercicio presuntamente legítimo.
Esto que vimos en el párrafo anterior se agrava y enfatiza explícitamente en la siguiente página: “esa potestad que tienen los adultos en relación con los adolescentes no puede entenderse absoluta ni uniforme. El grado de intervención que tienen los adultos en las decisiones que afecten a las y los adolescentes a cuyo cuidado se encuentran, debe ser proporcional al nivel de autonomía que tiene la persona, ya que no se puede considerar igual el nivel de injerencia que puede ejercer un adulto en una decisión respecto de su hijo de 8 años, que de aquel que ha cumplido 17 años de edad”[221].
Este tipo de eufemismos preliminares para amortiguar la inmoralidad de la legalización expuesta no logran apaciguar, para un ojo atento como el que estamos teniendo aquí, lo que posteriormente se concretará. En las argumentaciones previas a la sentencia que comienzan a entrar en contacto con la normatividad legal que se busca erigir leemos lo siguiente: “no debe sorprender que el espectro de protección de los derechos sexuales y reproductivos incluya a las y los adolescentes, pues además de ostentar la categoría de sujetos de derechos, están en plena capacidad anatómica y fisiológica de ejercer su sexualidad”[222]. Más aún, “esta Corte considera que el derecho a disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, y de decidir libre, responsable e informadamente procrear o no, cuándo y con qué frecuencia, es un derecho que corresponde ejercer directamente a las y los adolescentes, como sujetos plenos de derechos y en virtud del principio de autonomía”[223]. Así, una niña de 12 años podría “elegir libremente” relacionarse sexualmente con un adulto de 60 años, no existiendo para esta corte problema alguno si la misma lo hizo de forma responsable, habiéndose informado y habiendo decidido en virtud de una educación sexual previa. Nótese que, si bien no se afirma explícitamente que los adolescentes puedan relacionarse sexualmente con adultos, esta es una consecuencia lógica inmediata de ofrecer libertad a los adolescentes de ejercer su sexualidad libremente. Además, en ningún momento niegan esa posibilidad, cosa muy extraña si tenemos en cuenta que cualquier persona con un poco de sentido común se alarmaría ante la posibilidad de este tipo de interacciones sexuales. Salvo que se desee legalizar la pedofilia y su ejercicio, se habría añadido una aclaración que excluya la posibilidad de interactuar sexualmente con adultos. Pero por supuesto que no lo hacen, y tampoco lo afirman explícitamente porque este proceso es paulatino y debe hacerse con mucho gradualismo.
Hasta aquí notamos una fuerte presencia de pensamientos como los de Wilhelm Reich, lo cual muestra la vigencia que tienen sus pensamientos en la actualidad. En el siguiente pasaje encontramos, además de eso, una fuerte presencia de los argumentos que ya leímos en Shulamith Firestone, en lo que concierne a la represión sexual y las prohibiciones: “esta Corte considera que en un Estado constitucional de derechos y justicia, todas aquellas medidas adoptadas por el Estado, la sociedad o la familia en relación con los derechos sexuales de las y los adolescentes deben permitir una expresión normal de ese impulso sexual, dejando de lado las prohibiciones, represiones y sanciones que regían anteriormente este ámbito y por el contrario, en ejercicio del rol de garantes que ostentan, deben asegurar que las decisiones adoptadas por las y los adolescentes en el ámbito de su salud sexual sean efectivamente libres, responsables, informadas y voluntarias, con todo lo que ello implica”[224]. Además, notamos el omnipresente ataque a la familia y la eliminación de sus potestades mientras se insiste en esa reivindicación del consentimiento sexual que puede brindar un adolescente: “Esta Corte reafirma que el derecho que tienen los y las adolescentes, de decidir autónomamente sobre su salud sexual, de expresar su opinión y su consentimiento de manera directa, sin la injerencia ilegítima del Estado, la sociedad o la familia”[225].
Nuevamente se señala la represión sexual y el rechazo a los tabúes, argucias tan propias de la jerga de la revolución sexual feminista, cuando se aboga por la “construcción de un grado de autonomía tal que les permita la elaboración de un plan de vida acorde a sus necesidades, anhelos y aspiraciones, libre de tabúes, sanciones y represiones”[226]. Se concluye de forma tajante que en su sentencia que “corresponde únicamente a la o el adolescente decidir sobre su vida y salud sexual y reproductiva, fundamentando sus decisiones en las herramientas otorgadas por el Estado, la sociedad y la familia, para la adopción de decisiones libres, informadas y responsables”[227]. En particular, las relaciones sexuales pedófilas podrían ser legítimas si el menor de edad ofreció su consentimiento habiendo fundamentado su decisión libre, informada y responsable en las herramientas que le otorgó el Estado, la sociedad y la familia.
Por supuesto, no todo está perdido en el Ecuador. La ambigüedad con la que se escribió el documento y la no especificación concreta del ejercicio pedófilo le da un margen de acción a las personas civilizadas de este país, con el que desde aquí me solidarizo completa y sinceramente ante el triste avance que ha logrado la ideología de género con esta perversa e inmoral legalización.
Ecuador no ha sido el único país vulnerado por estas legislaciones. Otro país que sufrió el embate de estos avances en materia de liberación pedófila fue el icónico y emblemático país de Francia, que tanto nos ha dado de qué hablar en estos temas. El Parlamento Francés, a través de una ley contra la violencia de género y la violencia sexual promulgada el 3 de agosto de 2018, legalizó las relaciones sexuales pedófilas al eliminar la edad de consentimiento sexual[228]. Dado que esta ley legisla sobre criterios para definir actos de violencia sexual que se basaba en gran parte en el consentimiento y omitía toda consideración sobre la edad de las personas involucradas, esto habilita a los pedófilos a mantener relaciones sexuales con un niño y que esto no sea considerado apriorísticamente una forma de violencia sexual, exactamente como reclamaba Jaime Couso. Y las consecuencias no se han hecho esperar. Los tribunales franceses se negaron a enjuiciar a dos pederastas, uno de 28 años y el otro de 30, por haber mantenido relaciones sexuales con dos niñas de 11 años. Los abogados, al no poder demostrar que las menores no dieron su consentimiento, no lograron llevar adelante la causa y estos pederastas fueron liberados. El movimiento de liberación pedófila ha de estar extremadamente eufórico ante este “avance”.
Esto fue repudiado en un comunicado conjunto firmado por UNICEF Francia y otros organismos franceses: Cimade, Syndicat des Avocats de France (SAF), Médecins sans Frontières, Secours Catholique – Caritas France, Médecins du Monde, GISTI[229]. En este comunicado manifiestan su justificada disconformidad con esta perversa e inmoral ley.
Como puede verse, la ideología de género abre ampliamente las puertas a la pederastia, reivindicando a los pedófilos y conformando una serie de postulados que implican la normalización de la pedofilia y su ejercicio. Como se mencionó al principio, esto es radicalmente distinto y notablemente más grave que los abusos sexuales pederastas de un pedófilo ocasionalmente ocupando cargos eclesiásticos, dado que este último no es reivindicado por nadie (salvo, como vimos, el caso excepcional del homosexualista Fernando Vallejo) y sus actos no están contemplados dentro de un marco ideológico que lo respalda, en absoluta oposición a lo que ocurre con la ideología de género. Es así que a la iglesia no se la puede seriamente acusar de promover la pedofilia, cosa que la ideología de género sí realiza. Más aún, gracias a los postulados teóricos reivindicativos de la pedofilia que hemos leído, los pedófilos ahora cuentan con un arsenal de argumentos que cada día se vuelven más recurrentes. Para empezar, ahora estos grupos pueden defender las leyes pederastas de ciertos países donde las relaciones sexuales con los niños son legales, y así ocurrió con el caso del pederasta Jason Leonard, que a sus 37 años emitió una apelación al fallo judicial que le impide acceder a estos países. Argumentó que, si un niño tiene la capacidad de hablar, entonces tiene la capacidad de sostener un coito sexual[230]. Estas declaraciones conformaron parte del argumento en el que manifestó abiertamente desear viajar a esos países para relacionarse sexualmente con lo que él concibe como parejas ideales, que son los niños de entre 12 y 14 años. Asimismo, denunció la persecución que sufren los pedófilos en el Reino Unido, la cual encontraría análoga a la persecución que sufrieron los homosexuales hace 40 años. En estos términos, aseguró que prontamente la pedofilia sería tan aceptada como lo es hoy la homosexualidad. Por supuesto, esta persona no es ningún referente feminista, LGBT u homosexualista. Sin embargo, estos argumentos son fiel reflejo del movimiento pedófilo impulsado y apoyado por estos movimientos, los cuales son la causa de que hoy en día estos perversos inmorales tengan el cinismo de manifestar públicamente estos argumentos, hasta incluso en tribunales de justicia. Hemos llegado al punto en que estas personas se sienten lo suficientemente apoyadas en sus procesos de deconstrucción de tabús, como para atreverse a realizar este tipo de declaraciones sin la más mínima vergüenza. Esta es la perversidad y el peligro inherente a la ideología de género. Para tranquilidad del lector, su apelación fue completamente rechazada.
Un caso puntual que no puede dejar de ser mencionado consiste en un video que anda circulando, donde en uno de estos actos reivindicativos de la diversidad sexual y la búsqueda de adoctrinar a los niños bajo este tipo de ideales (y bajo la excusa de llevar adelante una performance de “arte moderno” [sic]), se llevó a cabo una situación extremadamente indignante. Este evento, llevado a cabo el martes 26 de septiembre de 2017 en las instalaciones del Museo de Arte Moderno de San Paulo, de los más importantes de américa latina, constituye un clarísimo caso de abuso infantil. En el video[231] se muestra a un hombre desnudo tirado sobre el suelo, con muchas personas alrededor observando la situación, y al lado del hombre una mujer adulta y una niña de alrededor de cuatro años, que es guiada por la mujer adulta para que explore el cuerpo desnudo de este hombre, por medio de contactos físicos y masajes. Se puede observar cómo la niña quiere irse, pero la mujer adulta la hace regresar para que continúe manipulando el cuerpo desnudo de este hombre. En agosto del mismo año se realizó una performance análoga, cuyas imágenes también trascendieron por internet[232]. En Bélgica ocurrió un hecho análogo, denunciado por el Comité de Padres y Abuelos de la Región Flamenca hacia el Ministro de Cultura flamenco. La producciónLam Gods a cargo del “artista” Milo Rau exhibió una coreografía erótica con un coro de niños[233].
Realicemos el siguiente ejercicio mental: de acuerdo a la ideología de género, y fundamentalmente atendiendo a los postulados de Shulamith Firestone y Monique Wittig, no existen diferencias culturales ni entre niños y adultos, ni entre hombres y mujeres. Ambas distinciones obedecen a discriminaciones arbitrarias erigidas desde un patriarcado que busca oprimir al “sujeto biopolíticamente asignado como mujer”. Es por eso que tanto la categoría de sexo como la categoría de edad deben subvertirse: tal es el objetivo impreso en la teoría feminista. Es por eso que se han promovido tanto los denominadostransgénero como así también los transedad. Un hombre que se autopercibe como mujer, una mujer que se autopercibe como hombre, o un adulto que se autopercibe como niño. Todos estos casos corresponden a una construcción independiente de la identidad que debe “respetarse” bajo pena de ser calificado de transfóbico (enfermedad inexistente) y de sufrir severas consecuencias legales (la dictadura de los ofendidos). Esto se utiliza para subvertir las “diferencias culturales arbitrarias y machistas” entre hombres y mujeres, y adultos y niños. Aun aceptando que un adulto teniendo relaciones sexuales con un niño es algo inmoral, ¿qué podemos decir de un transedad adulto que mantiene relaciones sexuales con un niño? De acuerdo a la ideología de género, como la edad es una mera construcción social que no determina absolutamente nada en nuestros comportamientos y percepciones, un adulto que se autopercibe como niño ES un niño, ergo, no habría pederastia si este mantiene una relación sexual con un menor de edad, ¿verdad? Bajo este punto de vista, un pederasta no tiene más que hacer que autopercibirse como niño para ejercer libremente sus crímenes.
Se nos acusará de extremistas, y de estar inventando situaciones escandalosas y con baja credibilidad, forzando ridículamente las conclusiones y yéndonos a extremos insospechados. Pues bien, nada más alejado de la verdad: lo cierto es que esto ya ha empezado a ocurrir, exactamente como lo hemos expuesto. En Chicago, por ejemplo, trascendió en la prensa el caso del pederasta Joseph Roman, de 38 años, que abusó sexualmente de tres niñas de trece años. Este repudiable delincuente se defendió arguyendo que era un niño atrapado en el cuerpo de un adulto[234]. Por supuesto, quienes no suscribimos a la ideología de género sabemos perfectamente que la autopercepción no garantiza la ontología fundamental, ergo, esa defensa es completamente vacía. Pero lo cierto es que, bajo los axiomas de la teoría feminista, este hombre (que NO es un niño) es inimputable. He aquí una muestra de las oscuras consecuencias detrás de esta pseudocientífica ideología que es el fraude de la ideología de género.
A estas alturas, y con completa independencia de todo lo que se haya dicho en este artículo, es más que evidente que la ideología de género va hacia nuestros niños. Son su principal blanco, al ser una fuente vulnerable al adoctrinamiento de las nuevas generaciones y, fundamentalmente, al disponer los mismos de algo de lo que la mayoría de los adultos carece, que es eltiempo. Un niño y un adolescente, además de ser moldeables por estar en una etapa de aprendizaje, dispone de tiempo para ser funcional a este intento revolucionario de la ideología de género. La destrucción de la familia, un firme obstáculo a este embate, toma sentido si analizamos esta realidad. Asimismo, encontramos sentido a la búsqueda de limitar la patria potestad e impedir a los padres educar a sus hijos bajo sus propias convicciones (derecho respaldado por el art. 18 inc. 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y por el art. 13 inc. 3 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), y las nuevas generaciones están siendo sistemáticamente adoctrinadas. Es así que ocurren situaciones como el lamentable suceso ocurrido en Uruguay, donde el Consejo Directivo Central (CODICEN) les negó rotundamente a los padres la decisión sobre la educación sexual a sus hijos[235], vulnerando el mencionado derecho. La resolución, fechada el 22 de julio de 2018 fue una decisión tomada como respuesta a un grupo de padres que deseaban conocer con antelación el contenido que se les brindaba a los hijos en las clases de educación sexual en sus escuelas y que recaiga en ellos la autorización para llevar adelante dichas clases sexuales según obtengan o no su aprobación. Así, se les negó a los padres el control sobre la educación que reciben sus hijos, lo cual es sumamente importante dado que es bajo el eufemismo de educación sexual que adoctrinan a nuestros niños en ideología de género. Personalmente, a mí me gustaría conocer con antelación lo que les enseñan a mis hijos y tener la potestad de elegir si mi hijo recibe o no dicha educación sexual (permitiéndome, por ejemplo, la posibilidad de que mi hijo no asista al colegio si no estoy de acuerdo con lo que le enseñen en esa clase de educación sexual). Es una petición muy razonable a la luz del derecho mencionado garantizado por los referidos pactos internacionales; pero tan totalitaria es la ideología de género y su agenda política, que por dicho reclamo yo sería cruelmente calificado de retrógrado y padecería una fuerte difamación social y linchamiento mediático.
En lo que concierne al tema que nos ocupa, el reclamo pedófilo no se ha quedado tan atrás. Por el momento no se reivindican las relaciones sexuales entre niños y adultos en las aulas, pero sí se está comenzando a penetrar gradualmente tal y como lo hizo en la sociedad: iniciando, al compás de las ideas de Wilhelm Reich, con una sexualización de la infancia. Un tema que abre las puertas al reclamo pedófilo, tal y como la experiencia con Wilhelm Reich y el devenir de sus ideas ha evidenciado. Un claro ejemplo de esta praxis política lo encontramos en las feministas Alba Barbé i Serra y Sara Carro Ibarra. Las mismas, además de haber escrito un libro bajo el título de La construcción de las identidades de género, son asimismo autoras de un cuento para niños sobre la masturbación. El cuento, bajo el nombre de Cosquillas, relata con sutileza y cuidado la historia de cómo una niña pequeña de nombre Ira se masturba y disfruta de la experiencia. Por lo que puede intuirse en virtud de la actitud de la niña (una niña de una escuelita que juega a jueguitos infantiles con su amiga, que cree en la magia que hace su abuela, que no quiere que la vayan a buscar para quedarse haciendo magia con su abuela, etc.) podemos inferir de su infantilidad (y de las ilustraciones), además de las formas en las que le habla su madre (“Ve a hacer un pipí, lávate los dientes y las manos bien limpias”[236]), que tiene alrededor de 6 años.
Nos cuentan el episodio de masturbación bajo los siguientes términos:
Siente la magia en sus manos y empieza a mirarlas con atención volteándolas en el aire y jugando con ellas. Las manos de Ira comienzan a dibujar formas extrañas sobre las sábanas. De pronto aparece una mariposa revoloteando sobre su cama.
—¡Voy a atraparla!
Parece que la magia empieza a esparcirse por todos los rincones de la cama y de su cuerpo. Las cosquillas la invaden de la cabeza a los pies. La mariposa se posa sobre la almohada verde. Ya la tiene. Se lanza encima de ella. Revolotea debajo de su barriga y no para de moverse. Juguetona, baja más allá del ombligo, Ira no puede dejar de sentir su aleteo entre las piernas. Coge fuerte la almohada para que no se le escape.
—Ahora te haré cosquillas a ti —le dice.
Y comienza a balancearse arriba y abajo cada vez más rápido. De pronto, la mariposa estalla en mil pedazos proporcionándole una sensación desconocida que la hace temblar entera.
—¡Eso sí que es magia!
Ira se levanta para ver todas las mariposas pero ya no están. Han desaparecido.
Esta noche Ira tendrá dulces sueños.[237]
La niña le cuenta a su amiga del colegio la experiencia y posteriormente también a su abuela. La abuela sonríe y le dice: “Se dice masturbarse, y significa darse placer a sí misma o a otra persona. Lo podemos experimentar de pequeñas, de jóvenes y de mayores, y es un modo de quererse a sí misma”[238]. Tal parece que la abuela se olvidó de añadir y a otras personas, dado que afirmó que la masturbación sirve para darse placer a uno mismo o a otra persona. Se reivindica, pues, la masturbación no solamente a sí misma sino también a otra persona, sin especificar qué tipo de persona, lo cual abre la posibilidad de que esta niña podría incluso masturbar a un adulto mayor. No son mis palabras, son las consecuencias inmediatas de lo dicho en el cuento. ¿Acaso puede justificarse moralmente la lectura de este cuento a niños pequeños, donde se los incita a la masturbación de otras personas?
Incluso si solamente se los incitara a la masturbación de ellos mismos constituiría un acto inmoral. Los niños no tienen por qué ser introducidos al mundo de la sexualidad mediante factores externos. Es algo que deben descubrir por su cuenta. Criticamos aquí duramente que se los incite a realizarlo, dado que es algo que debe surgir como producto de una exploración de sí mismos inducida nada más que por ellos, sin que nadie los esté invitando a experimentarlo. Y es algo que se debe hablar con ellos solamente cuando sean ellos quienes abran el tópico de conversación como producto de su curiosidad.
Podría decirse que lo que le ocurre a Ira en el cuento es lo ideal (salvando el hecho de que su abuela la incite a masturbar a otras personas). Es una niña que descubre el acto de masturbación por su cuenta y solamente cuando ella decide comentarlo, se le habla del tema. Sin embargo, el acto de leer este cuento a niños es por sí mismo una forma de evitar que la experiencia sea como la que experimentó la niña Ira, dado que estos niños, lejos de descubrirlo por su propia cuenta, lo harán incitados y motivados por el cuento. Esto, además de innecesario, es completamente inmoral y responde a una agenda política que, desde Wilhelm Reich, intenta sexualizar artificialmente a los niños para posteriormente introducir el reclamo pedófilo. Esto debe frenarse.
Otro problema no menor del hecho de que en el cuento se reivindique, vía las palabras de la sabia abuela, la masturbación por parte del niño hacia otras personas, es que implícitamente se le confiere al niño la legitimidad en el consentimiento de un contacto sexual, que es exactamente lo que el reclamo pedófilo viene intentando establecer desde 1950. La abuela, que es la representación de la sabiduría y los buenos consejos en el cuento, tras celebrarle a su nieta que se haya masturbado y haberle reivindicado el acto de masturbar a otra persona, expulsa el típico discurso feminista sobre la opresión a la mujer y cómo la prohibición de estos actos de masturbación responde a un sistema machista que pretende regular la sexualidad femenina. Cabría entonces preguntarles a las feministas que escribieron este cuento qué pensarían de una niña que se acerca a su profesor de la escuela y le ofrece masturbarlo. Si el profesor acepta ser masturbado por su alumnita, pero justo llega una autoridad que impide la concreción de dicho acto, ¿esa autoridad estaría siendo partícipe de la opresión a la mujer vilipendiada por la abuela de Ira en el cuento? Porque es exactamente la lógica intrínseca detrás del cuento, atendiendo al hecho de que parte de la sabia reivindicación de la abuela es la masturbación a otras personas.
En la contraportada del cuento se asegura que “Como personas adultas, es importante promover la libre experimentación con el cuerpo y ampliar el imaginario en torno a la sexualidad”[239]. Aquí las intenciones son más que explícitas: lejos de dar una educación objetiva, se pretende promover la masturbación en los niños. Wilhelm Reich estaría más que orgulloso.
En el mismo sentido que el cuento anterior se ha expresado el Departamento de Sociología de la Universidad de California, que en un artículo denominado Childhood Sexuality (Sexualidad infantil) asegura que debemos promover las interacciones sexuales de los niños, además de sugerir sutilmente una capacidad de consentimiento inherente a los niños. Concretamente, afirma que “Los niños pueden mostrar afecto a sus amigos abrazándose y besándose, o incluso tratando de tocarse los genitales, lo cual no es raro. En lugar de reaccionar negativamente, los padres deben encontrar maneras apropiadas para la edad de describir la sexualidad y la privacidad personal a los niños curiosos. El juego sexual entre niños puede causar daño si los actos no son consensuados o perjudiciales, en cuyo caso los padres deben intervenir”[240]. En el mismo departamento se han publicado numerosas notas en favor de la ideología de género, refiriéndose a temas como el fetichismo travesti y la homosexualidad situacional.
Y siguiendo con la temática de erotización de la educación infantil, cabe destacar las medidas tomadas por el Departamento de Educación de la comunidad foral de Navarra (España), que en su Plan de Coeducación 2017-2021 para los centros y comunidades educativas de Navarra (SKOLAE, Creciendo en Igualdad) fomenta una educación anticientífica sustentada en la ideología de género que pretende fomentar el “Reconocimiento de la sexualidad infantil desde el nacimiento despenalizando el reconocimiento y la vivencia de dicha sexualidad en el ámbito de la escuela y la familia (curiosidad sexual, juegos eróticos infantiles…)”[241]. Destácese el hecho de que pretenden realizar juegos eróticos infantiles con cualquier niño con una edad inferior o igual a los 6 años.
Por supuesto, esta sexualización de los niños viene acompañada de la omnipresente ideología feminista que subyace esta tendencia. En efecto, el plan incluye fomentar a los niños de entre 6 y 12 años la “Conciencia de la construcción social de los géneros: sistema sexo-género, patriarcado, socialización diferencial, estereotipos y mandatos de género”[242]. Este documento, asimismo, denuncia “los trabajos normalmente invisibilizados que están sosteniendo a la vida y que en el sistema capitalista heteropatriarcal permanecen ocultos y están históricamente asociados a las mujeres y la feminidad”[243]. Entre sus fundamentos y objetivos exponen “El empoderamiento de las niñas, de las chicas, es una condición imprescindible a través de la cual se capacitan y facultan para la toma de decisiones, dejando de estar alienadas por el sistema patriarcal y pudiendo asumir y ejercer el poder fuera de los patrones masculinos”[244]. Obsérvese, además, cómo se demoniza al varón exponiéndolo como razón única y exclusiva de la violencia adolescente: literalmente, el documento expone “Las causas de la violencia en adolescentes: machismo, masculinidad hegemónica y construcción de amor romántico”[245]. Fiel reflejo de la filosofía feminista expuesta por Shulamith Firestone en La Dialéctica del Sexo, se entiende aquí que el amor romántico es uno de los motores de la violencia contra la mujer. Análogamente, en lo que respecta a los niños de entre 0 y 6 años, busca la “Desnaturalización de la violencia de los niños contra las niñas: vivencia sexista de la agresión”[246], no exponiendo ningún otro tipo de violencia y fomentando así la demonización de la masculinidad mediante la identificación de la misma como la causa de los males y la violencia.
Y, por si todavía quedase alguna duda de que esta sexualización de los niños está inmersa en un plan de educación feminista, el itinerario plantea a su vez imponer a los niños de entre 6 y 16 años la utilización del mal llamado lenguaje inclusivo[247]. Esta es la tan afamada educación sexual que se desea para nuestros niños. No solamente se los adoctrina ideológicamente con falacias pseudocientíficas (ideología de género, patriarcado…) y con sesgos políticos y económicos (muchas críticas al capitalismo o heterocapitalismo, ninguna crítica hacia políticas de izquierda) sino también que se promueve la sexualización infantil, la corrupción de menores bajo el eufemismo de juegos eróticos y la introducción precoz de los mismos en el ámbito sexual por medio de las inviolables divisas dogmáticas del feminismo moderno. Shulamith Firestone y Wilhelm Reich estarían más que orgullosos.
Y todas estas cosas (que lamentablemente no son ni por asomo todo lo que podría exponerse; la lista podría continuar indefinidamente) solamente vienen a exhibirnos una realidad evidente: la ideología de género no solamente ha introducido el reclamo pedófilo en su guerra cultural, sino que además ha tenido avances significativos. Que haya psicólogos adeptos al reclamo pedófilo que hayan conseguido penetrar el debate en un parlamento nacional; que las autoridades nacionales hayan autorizado un partido político que pretende legalizar las relaciones sexuales pedófilas; que haya logrado instaurarse un día nacional de la pedofilia; que una película pederasta haya llegado al Óscar; que los principales referentes intelectuales de la ideología de género (esos que son lectura obligatoria en todos sus cursos) sean abiertamente partidarios del movimiento pedófilo; que se busque sexualizar la infancia y atacar el “tabú de las relaciones con niños”, solamente puede significar que la estrategia gradualista ha tomado su rumbo, y buscan vencernos por medio de la fatiga y de la lentitud de su progreso con el objetivo de hacerlo imperceptible. Es momento de abrir los ojos, de enfrentarnos a esta perversa e inmoral ideología, de acabar con el feminismo radical y el homosexualismo ideológico, de proteger a nuestros niños y terminar con el totalitarismo dictatorial con el que nos viven acallando sustentados en la arbitraria supremacía moral que les garantiza la corrección política hegemónica. Es, en pocas palabras, momento de ponerle un freno a la ideología de género y el marxismo cultural.
ANEXO: La sátira del reclamo pedófilo en los programas de televisión
Quisiera finalizar el artículo exponiendo otra muestra de la fuerza que ha tomado esta situación, mostrando una interesante contraofensiva. Todos conocemos alguno de los programas televisivos encargados de satirizar a la sociedad, como por ejemplo Los Simpsons o South Park. Estos programas suelen tomar como material las polémicas de la actualidad y satirizar (mediante la exageración y el surrealismo) las hipocresías y/o corrupciones de la sociedad al momento de encarar estas problemáticas, sirviendo pues como crítica social con humor negro. Si el movimiento pedófilo realmente tuviese la dimensión que aquí denunciamos, cabría esperar que alguno de estos programas tomase esta situación para crear material de sátira. Pues bien, lo cierto es que tanto South Park como Los Simpsons han hecho uso de esta dura realidad. Analizaremos aquí una de estas sátiras.
Probablemente la mayoría de nosotros conozcamos el programa de televisión South Park, que se erige como una suerte de sátira hacia la sociedad plagada de un ácido humor negro. Por supuesto, la serie entra en contacto con temáticas de la actualidad para realizar críticas sociales. Una muestra de que el tema de la reivindicación de la pedofilia ha comenzado a tomar centralidad discursiva en la corriente hegemónica de la ideología de género la podemos encontrar en el hecho de queSouth Park dedicó el sexto capítulo de su cuarta temporada para satirizar el movimiento pedófilo. Muy concretamente, muestran a los principales satirizados como miembros de NAMBLA (muestra de lo célebre que es esta organización en el movimiento pedófilo). Los integrantes de NAMBLA irrumpen en la comisaría del pueblo de South Park reclamando la liberación de dos pedófilos que habían sido encarcelados por haber contactado virtualmente con un niño de ocho años (Eric Cartman) para concretar un encuentro sexual con el mismo (los mismos eran atrapados in fraganti al momento de concretarse el encuentro). Los integrantes de la organización definen las siglas de NAMBLA como Niños Amados por Maricas Bellas y Libres de América (sugiriendo, en consecuencia, la ya demostrada vinculación entre este grupo y la ideología de género). Definen a los pedófilos encarcelados como presos políticos. “Somos una organización dedicada a demostrar que el sexo entre un hombre y un niño es algo bello”, dice el principal líder del grupo. Ante la negativa del policía de liberar a los pedófilos, al mismo lo estigmatizan de prejuicioso (aquí vemos el típico modus operandi de señalar al disidente bajo descalificaciones que lo estigmaticen moralmente).
En una reunión de NAMBLA, el líder de la organización afirma: “Como todos saben, aún seguimos siendo discriminados. Recientemente el FBI ordenó el arresto de hombres que no hacían más que tratar de iniciar relaciones sexuales con un niño”, provocando reacciones de indignación y asombro en el conjunto de asistentes. Y lo que sigue es completamente revelador: “Y como a todos los grupos étnicos, homosexuales y mujeres los protegen leyes civiles, ¡queremos lo mismo!”. Durante el capítulo, los niños engañados comienzan a participar de NAMBLA (desconociendo que se trataba de una red de pedófilos) y el líder de la misma afirma orgulloso “Al fin encontramos una ciudad que no nos oprime” (nótese el típico vocabulario de los grupos LGBT). Por supuesto, no pretendemos aquí establecer vínculos entre el movimiento pedófilo y la ideología de género sustentados meramente en la sátira de un capítulo de South Park (tampoco es como si nos hiciera falta: el vínculo ya lo hemos demostrado y documentado en todos los párrafos anteriores), simplemente buscamos señalar la perfecta consistencia de la sátira con la realidad a la luz de toda la información aquí exhibida.
Hacia el final del capítulo, el FBI termina arrestando a toda la organización y se produce el siguiente diálogo:
Agente del FBI: Hace mucho que los seguíamos. ¿Conocen sus derechos?
Líder de NAMBLA: ¿Derechos? ¿Conoce alguien sus derechos? Verá, hoy pude aprender algo: nuestros antepasados vinieron a este país porque tenían un bello sueño llamado libertad. Querían vivir en un lugar donde nadie fuera perseguido por sus creencias. Donde la gente pudiera vivir a su antojo. Nos ven como pervertidos porque somos diferentes. Nos temen porque no nos comprenden. Y a veces resulta más fácil perseguir que comprender…
Kyle: Ey… Ustedes tienen sexo con niños…
Líder de NAMBLA: ¡Somos humanos! La mayoría de nosotros no elegimos ser así. Solo nacimos así. No podemos cambiar lo que somos. Y si no nos pueden entender, bien… Creo que tendrán que encarcelarnos…
Kyle: Ey… Ustedes tienen sexo… ¡con niños!
Stan: Sí… Creemos en la igualdad, y la tolerancia, y todas esas mariconerías. Pero, ¡ey! Jódanse…
Tanto el resto del capítulo, como este diálogo en concreto, pueden resultar desopilantes y muy divertidos. Al fin y al cabo, es el objetivo del programa: satirizar con humor negro y hacer de las polémicas material cómico. Sin embargo, finalizado el momento de comedia, debe seguirse una posterior reflexión. El diálogo final realmente representa todo el meollo de la cuestión… Debemos enfatizar en la patente y transparente gravedad de la situación: se está reivindicando el sexo con los niños. No existe ningún argumento moral, por más emotivo o políticamente correcto que sea, que logre justificar tamaña perversidad. Obsérvese cómo el líder de NAMBLA se vale de un sinfín de argumentos charlatanes buscando despertar empatía y reflexión; y la única respuesta natural es… ¡Oigan, ustedes están teniendo sexo con niños! Y es que, realmente, no hay nada más que se pueda decir.
Por eso, parece increíble que tengamos que llegar al nivel de detenernos a explicar por qué nos oponemos a semejante movimiento. Pero la realidad es que está presente, está tomando cada vez más fuerza, y las contraofensivas que realizan estos programas televisivos lamentablemente no son suficientes. Necesitamos manifestar con firmeza y lo más tajantemente posible nuestro duro e intransigente rechazo a estas políticas: que los grupos pedófilos sepan que no estamos dispuestos a tolerarlos, que no estamos dispuestos a permitirles un solo paso más adelante. Que no creemos en el discurso que los coloca a ellos como representantes de la madurez y el progresismo… Que su reclamo es inmoral, y que nos oponemos sin ningún tipo de cohibición a su perversa filosofía.
Hoann Setrid
[1] Kollontai, Alexandra. ¡Abran paso al Eros alado! (Una carta a la juventud obrera).
[2] Sahraf, Myron. FURY ON EARTH. A biography of Wilhelm Reich. Nueva York, les Atomes de l’âme, 2011, p. 43.
[3] Ibídem, pp. 45, 46.
[4] Ibídem, p. 46.
[5] Ibídem, p. 48.
[6] Ibídem, p. 50.
[7] Ibídem.
[8] Reich, Wilhelm. La función del orgasmo. Paidos, Spanish Edition, 2010, p. 11.
[9] Ibídem, p. 14.
[10] Ibídem, p. 22.
[11] Ibídem, p. 191.
[12] Ibídem.
[13] Ibídem, p. 192.
[14] Ibídem, p. 193.
[15] Ibídem, p. 194.
[16] Ibídem, p. 209.
[17] Ibídem, p. 210.
[18] Ibídem, p. 217.
[19] Ibídem, p. 223.
[20] Ibídem, p. 225.
[21] Ibídem.
[22] Ibídem, p. 292.
[23] http://www.dailymail.co.uk/femail/article-3356084/I-ve-gone-child-Husband-father-seven-52-leaves-wife-kids-live-transgender-SIX-YEAR-OLD-girl-named-Stefonknee.html
[24] Firestone, Shulamith. La dialéctica del sexo. En defensa de la revolución feminista. Barcelona, Kairós, 1976, p. 20.
[25] Ibídem, p. 75.
[26] Ibídem.
[27] Ibídem, p. 76.
[28] Ibídem, p. 79.
[29] Ibídem, p. 120.
[30] Ibídem, p. 124.
[31] Ibídem.
[32] Ibídem.
[33] Ibídem, p. 196.
[34] Ibídem, p. 261.
[35] Ibídem.
[36] Ibídem.
[37] Ibídem.
[38] Ibídem, p. 264.
[39] Ibídem, p. 265.
[40] Ibídem, p. 285.
[41] Ibídem.
[42] Ibídem, p. 286.
[43] Ibídem, p. 291.
[44] Ibídem.
[45] Ibídem.
[46] Ibídem, pp. 298-299.
[47] Ibídem, p. 299. Desconozco la razón, pero la traducción al español de La Dialéctica del Sexo: en defensa de la revolución feminista con la que trabajo, ha sospechosamente subvertido una palabra. Donde usted lee “derechos legales, sexuales y económicos”, en realidad debería decir “derechos legales, sociales y económicos”. Esto último es como realmente se lee en la edición en español que aquí estamos utilizando. Sin embargo, si leemos el libro en su idioma original, podemos leer claramente: “The concept of childhood has been abolished, children having full legal, sexual, and economic rights” (Firestone, Shulamith. THE DIALECTIC OF SEX. The case for feminist revolution. New York, Bantam Books, 1972, 8th printing, p. 239). Por consiguiente, he decidido colocar la traducción correcta, utilizando la palabra sexuales en vez de sociales, en honor a la verdad y para no contribuir a mantener oculto lo que sea que se haya querido ocultar al traducir de esta forma ese fragmento.
[48] Ibídem.
[49] Ibídem, pp. 299-300.
[50] Ibídem, p. 300.
[51] Ibídem, p. 301.
[52] Ibídem.
[53] Sexual Revolution and the Liberation of Children: An Interview With Kate Millett. Esta entrevista apareció primeramente en “Loving Boys” sin título. Reimpresa en la colección The Age Taboo disponible en Ariel’s Pages. PO BOX 2487 Nueva York NY 10185 USA. Disponible online en https://web.archive.org/web/20180414000918/https://www.ipce.info/ipceweb/Library/interv_kate_m.htm
[54] Ibídem.
[55] Ibídem.
[56] Ibídem.
[57] Ibídem.
[58] Ibídem.
[59] Ibídem.
[60] Ibídem.
[61] De Beauvoir, Simone. El segundo sexo. Madrid, Cátedra, 6° ed., 2015, p. 371.
[62] Martin, Andy. The persistence of the ‘Lolita Syndrome’. Disponible online en https://opinionator.blogs.nytimes.com/2013/05/19/savile-beauvoir-and-the-charms-of-the-nymph/
[63] De Beauvoir, Simone. Brigitte Bardot and the Lolita Syndrome. England, The New English Library LTD, First Four Square Edition, 1962, p. 14.
[64] Ibídem, p. 18.
[65] Ibídem, p. 60.
[66] Le Monde, 26 de enero de 1977. Disponible online en los archivos oficiales del periódico en cuestión: https://www.lemonde.fr/archives/article/1977/01/26/a-propos-d-un-proces_2854399_1819218.html?xtmc=vont_comparaitre_pour_attentat_a_la_pudeur_sans_violence_sur_des_mineurs_de_quinze_ans La desventaja de este enlace es que, para conocer la lista completa de firmantes de la carta, se debe pagar un pequeño monto con tal de obtener acceso a la misma. Sin embargo, el sitio nos ofrece gratuitamente cuatro de los firmantes, y entre esos cuatro está Simone de Beauvoir. Para conocer la lista completa de firmantes, acceder a la siguiente traducción al inglés: https://web.archive.org/web/20131228022351/http://www.ipce.info/ipceweb/Library/00aug29b1_from_1977.htm Si se le dificulta la lectura en francés e inglés, puede acceder a la siguiente traducción al español: https://www.ipce.info/library_3/files/le_monde_esp.htm
[67] https://web.archive.org/web/20180521235120/http://www.liberation.fr/france/2001/02/23/libe-en-echo-d-un-vertige-commun_355723
[68] https://web.archive.org/web/20171030184532/https://spectator.org/55669_liberal-group-cited-terrorism-case/
[69] Timmons, Stuart (1990). The Trouble with Harry Hay: Founder of the Modern Gay Movement. Boston: Alyson Publications, p. 295.
[70] Diálogo de Michel Foucault con Guy Hocquenghem y Jean Danet durante un programa de radio dirigido por Roger Pillaudin y emitido por France Culture el 4 de abril de 1978. La transcripción fue publicada originalmente en francés con el título La Loi de la pudeur en la revista “Recherches”, n.º 37 (abril 1979). Posteriormente se incluyó en la recopilación Dits et Écrits 1976-1979 de Foucault.
[71] Ibídem.
[72] Ibídem.
[73] Ibídem.
[74] Ibídem.
[75] Ibídem.
[76] Ibídem.
[77] Ibídem.
[78] Ibídem.
[79] Ibídem.
[80] Ibídem.
[81] Ibídem.
[82] Ibídem.
[83] Edward Brongersma, «Schutzalter 12 Jahre? – Sex mit Kindern in der niederländischen Gesetzgebung», dans Angelo Leopardi, 1988.
[84] NIKS No. 7, 1979, 3-4.
[85] Brongersma, Edward. Loving Boys, Vol. 2. The Netherlands, Global Academic Publishers, 1990, p. 133.
[86] https://web.archive.org/web/20160505131807/http://poundpuplegacy.org/node/26108
[87] https://web.archive.org/web/20130402061405/http://www.ipce.info:80/ipceweb/Library/califa_feminism.htm
[88] Ibídem.
[89] Ibídem.
[90] Ibídem.
[91] https://web.archive.org/web/20110617080334/https://www.ipce.info/ipceweb/Library/califa_aoc_frame.htm
[92] Ibídem.
[93] Ibídem.
[94] Ibídem.
[95] Ibídem.
[96] Ibídem.
[97] Ibídem.
[98] Ibídem.
[99] Ibídem.
[100] Ibídem.
[101] Ibídem.
[102] Califia, Pat. “No Minor Issues: Age of Consent, Child Pornography, and Cross-generational Relationships”. En PUBLIC SEX: The culture of radical sex. USA, Cleis Press Inc., 2000.
[103] Kearns, Michael. Men Loving Boys. Publicado en la revista gay Edge, 31 de agosto de 1988.
[104] Entrevista para Paidika: The Journal of Paedophilia, 1991.
[105] Butler, Judith. Deshacer el género. Barcelona, Paidós Ibérica S. A., 2006, p. 93.
[106] Duvert, Tony. L’Enfant au masculin. París: Éd. de Minuit, 1980, p. 25.
[107] Ibídem, p. 112.
[108] Duvert, Tony. Non à l’enfant poupée. En Libération, n.º 1532 y 1533 (10-11 de abril 1979).
[109] Kinsey, Alfred C.; Pomeroy, Wardell B.; Martin, Clyde E.; Gebhard, Paul H. Sexual behavior in the human female. Philadelphia and London, W. B. Saunders Company, 1953, p. 121.
[110] Ibídem, pp. 121-122.
[111]https://web.archive.org/web/20180408145926/https://elpais.com/elpais/2013/05/10/gente/1368181442_347734.html
[112] Ullerstam, Lars. Las Minorías Eróticas. 1999 (1964), p. 68.
[113] Sebbar, Leïla. Le Pédophile et la Maman (1980), p. 285. Citado en Brongersma, Edward. Loving Boys, Vol. 2. The Netherlands, Global Academic Publishers, 1990, p. 75.
[114] Preciado, Beatriz. Manifiesto contrasexual. Madrid, Opera Prima, 2002, p. 48.
[115] Ruiz Liard, Alfredo; Latarjet, Michel, Anatomía humana. 4ª ed. 9ª reimp., Buenos Aires, Médica Panamericana, 2011, pp. 1567-1664.
[116] Wittig, Monique. El pensamiento heterosexual y otros ensayos. Madrid, Egales, 2006, p. 24.
[117] Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona, Paidós Ibérica S. A., 2007, p. 133.
[118] Ibídem, p. 11.
[119] Ibídem, p. 164.
[120] Ibídem.
[121] Ibídem.
[122] Ibídem, p. 165.
[123] Butler, Judith. Deshacer el género. Barcelona, Paidós Ibérica S. A., 2006, p. 220.
[124] Ibídem, p. 221.
[125] Ibídem, p. 223.
[126] Ibídem.
[127] Ibídem, p. 221.
[128] Torres, Diana. Pornoterrorismo. Edición digital, 9 de octubre de 2014, pp. 100-101.
[129] https://web.archive.org/web/20150428232736/http://www.pikaramagazine.com/2015/03/mi-mejor-amante/#sdfootnote4sym
[130] Ibídem.
[131] Ibídem.
[132] Ibídem.
[133] Ibídem.
[134] Ibídem.
[135] Ibídem.
[136] Ibídem.
[137] Ibídem.
[138] Ibídem.
[139] Ibídem.
[140] Ibídem.
[141] Ibídem.
[142] “El futuro llegó, hace rato”. En Foucault para encapuchadas. Manada de Lobxs, 1° ed. milena caserola, colección (im)pensados, 2014.
[143] “La delgada línea roja”. En Foucault para encapuchadas. Manada de Lobxs, 1° ed. milena caserola, colección (im)pensados, 2014.
[144] Ibídem.
[145] “Illuminatio mea”. En Foucault para encapuchadas. Manada de Lobxs, 1° ed. milena caserola, colección (im)pensados, 2014.
[146] https://web.archive.org/web/20160928224310/http://proyectilfetal.blogspot.com/2009/07/scarfodi-giovanni-una-etica-amatoria.html
[147] Ibídem.
[148] Ibídem.
[149] Ibídem.
[150] Ibídem.
[151] Ver entrevista aquí:https://web.archive.org/web/20180922111626/https://www.elespanol.com/cultura/20180922/celia-blanco-pocas-madres-hablamos-desean-sexualmente/339717047_0.html Asimismo, ver el twit de la propia Celia Blanco compartiendo públicamente esa misma entrevista: https://twitter.com/Latanace/status/1043536880745111553
[152] Ibídem.
[153] Ibídem.
[154] Ibídem.
[155] Ibídem.
[156] https://twitter.com/Fer_Vallejo/status/69442883643641856
[157] https://www.youtube.com/watch?v=n5bFpt6IdYw Minuto 03:02.
[158] Ibídem, minuto 04:59.
[159] https://twitter.com/Fer_Vallejo/status/495258037490561024
[160] https://www.youtube.com/watch?v=n5bFpt6IdYw Minuto 05:42.
[161] Ibídem, minuto 06:01.
[162] https://web.archive.org/web/20171221051950/http://www.theclinic.cl/2012/06/14/el-polemico-partido-de-los-pedofilos-en-holanda/
[163] Ibídem. Ver también https://elpais.com/diario/2006/07/18/sociedad/1153173603_850215.html (Diario El País, edición impresa del Martes 18 de julio de 2006).
[164] https://web.archive.org/web/20170223074220/http://www.diariopublicable.com/sociedad/2035-activismo-pedofilo.html
[165] https://web.archive.org/web/20180713150416/http://miabogadoenlinea.net/el-derecho-y-la-actualidad/5262-permiten-en-holanda-organizacion-que-promueve-la-legalizacion-de-la-pedofilia
[166] https://web.archive.org/web/20170328075117/http://www.alertadigital.com/2016/02/26/las-juventudes-del-partido-liberal-en-suecia-defienden-la-legalizacion-del-incesto-y-las-relaciones-sexuales-con-los-cadaveres/ Ver también https://web.archive.org/web/20171025120030/https://www.aciprensa.com/noticias/partidos-politico-juvenil-busca-legalizar-incesto-y-necrofilia-en-suecia-63878
[167] https://www.instagram.com/p/BTRXpLrBkO_/
[168] https://web.archive.org/web/20170223074220/http://www.diariopublicable.com/sociedad/2035-activismo-pedofilo.html
[169] https://web.archive.org/web/20180425053158/https://www.rt.com/news/404833-11yo-girl-rape-french-prosecutors/
[170] https://web.archive.org/web/20180705041317/https://www.clarin.com/sociedad/declaran-inocente-maestra-particular-hijo-alumno-14-anos_0_HJpNkHzRM.html
[171] https://web.archive.org/web/20181003183847/https://www.aamulehti.fi/uutiset/10-vuotias-tytto-ei-vastustellut-aikuista-miesta-joten-syyte-raiskauksesta-hylattiin-ei-nayttoa-avuttomuudesta-tai-pelkotilasta-200548073 Ver también https://web.archive.org/web/20180911030703/https://yle.fi/uutiset/3-9503086
[172] https://web.archive.org/web/20180717211732/https://www.abc.es/sociedad/abci-cuando-carmena-como-juez-no-agresion-sexual-abuso-menores-falta-violencia-201807162119_noticia_amp.html
[173] https://www.thetimes.co.uk/article/barrister-barbara-hewson-calls-campaigner-brain-damaged-in-tweet-qlmhtsn5x
[174] https://web.archive.org/web/20160402045911/http://www.noticiasglobales.org/comunicacionDetalle.asp?Id=908
[175]https://web.archive.org/web/20171030182927/http://www.qrd.org/qrd/orgs/NAMBLA/nambla.replies.to.ilga.secretariat
[176] https://web.archive.org/web/20160402045911/http://www.noticiasglobales.org/comunicacionDetalle.asp?Id=908
[177] Couso, Jaime. La sexualidad de los menores de edad ante el Derecho penal (2009). SELA (Seminario en Latinoamérica de Teoría Constitucional y Política) Papers. 73, p. 1.
[178] Ibídem, p. 4.
[179] Ibídem, p. 9.
[180] Ibídem.
[181] Ibídem, p. 13.
[182] Ibídem.
[183] Ibídem, p. 14.
[184] Ibídem.
[185] Ibídem.
[186] Ibídem, p. 18.
[187] Ibídem, p. 19.
[188] Ibídem, pp. 21-22.
[189] Ibídem, p. 22.
[190] Ibídem, p. 23.
[191] Ibídem.
[192] Ibídem, p. 24.
[193] Ibídem.
[194] Ibídem, p. 26.
[195] Ibídem, p. 28.
[196] Ibídem.
[197] Ibídem, p. 29.
[198] Ibídem, p. 32.
[199] Ibídem, p. 33.
[200] Ibídem.
[201] Ibídem, p. 34.
[202] Ibídem.
[203] Ibídem, p. 43.
[204] Ibídem, p. 42.
[205] http://www.ourcommons.ca/Content/Committee/403/JUST/Evidence/EV4959361/JUSTEV48-E.PDF
[206] https://web.archive.org/web/20170506065451/https://www.aciprensa.com/noticias/insolito-psiquiatras-de-eeuu-aceptan-pedofilia-como-orientacion-sexual-69223
[207] Rubio, Alicia. Cuando nos prohibieron ser mujeres …y os persiguieron por ser hombres: Para entender cómo nos afecta la ideología de género (Spanish Edition) (p. 204). Alicia V. Rubio. Edición de Kindle.
[208] Rind, Bruce & Tromovitch, Philip & Bauserman, Robert. (1998). A Meta-Analytic Examination of Assumed Properties of Child Sexual Abuse Using College Samples. Psychological bulletin. 124. 22-53. 10.1037/0033-2909.124.1.22.
[209] El Perfil. Edición impresa 8 de febrero de 2009. Núm. 0337, Buenos Aires.
[210] https://www.lanacion.com.ar/1033073-un-reconocido-psicologo-preso-por-pedofilia
[211] Levine, Judith. HARMFUL TO MINORS. The perils of protecting children from sex. USA, University of Minnesota Press, 2002, p. 25.
[212] Ibídem, p. 77.
[213] Ibídem, p. 81.
[214] Ver aquí el video de Blaire White: https://www.youtube.com/watch?v=ac-aipJ1inQ
[215] https://www.youtube.com/watch?v=SP0A7U6dU4Q
[216] https://web.archive.org/web/20180322200523/https://www.clarin.com/politica/diputada-izquierda-unica-apoyo-ley-pornografia-infantil_0_HJnYgrWcG.html
[217] https://twitter.com/vaninabiasi/status/977142114701185024
[218] Sentencia N.° 003-18-P.TO-CC, Caso N.° 0775-11-.TP. Corte Constitucional del Ecuador, Quito D. M., 27 de junio de 2018, p. 8.
[219] Ibídem, p. 10.
[220] Ibídem, p. 12.
[221] Ibídem, p. 13.
[222] Ibídem, p. 24.
[223] Ibídem, p. 25.
[224] Ibídem.
[225] Ibídem.
[226] Ibídem, p. 26.
[227] Ibídem, p. 34.
[228] https://web.archive.org/web/20180809191609/http://www.lefigaro.fr/actualite-france/2018/08/03/01016-20180803ARTFIG00271-consentement-sexuel-la-loi-ne-pose-pas-de-limite-d-age.php
[229] https://web.archive.org/web/20180819194518/https://www.unicef.fr/contenu/espace-medias/fichage-des-mineures-non-accompagnees-la-protection-des-enfants-doit-passer-avant-la-suspicion
[230] https://web.archive.org/web/20180824120324/https://actualidad.rt.com/actualidad/286294-nino-hablar-tener-relaciones-pedofilo Ver también http://web.archive.org/web/20180823161611/http://www.dailymail.co.uk/news/article-6090203/Pervert-hoped-travel-country-lower-age-consent-mother-died.html
[231] https://www.youtube.com/watch?v=-O-JXKek2bE Ver también https://www.youtube.com/watch?v=0jBGoheceRM
[232] Ibídem.
[233] https://www.demorgen.be/podium/milo-rau-over-petitie-tegen-naaktscene-niet-een-van-de-ondertekenaars-heeft-de-voorstelling-gezien-bb883791/
[234] https://web.archive.org/web/20180528075838/http://www.chicagotribune.com/news/local/breaking/ct-web-sexual-assault-case-denied-bail-20180124-story.html
[235] https://web.archive.org/web/20180725221053/https://www.subrayado.com.uy/el-codicen-decidio-que-no-debe-consultar-padres-la-educacion-sexual-sus-hijos-n509902
[236] Alba Barbé i Serra & Sara Carro Ibarra. Cosquillas. Ediciones Bellaterra.
[237] Ibídem.
[238] Ibídem.
[239] Ibídem.
[240] https://web.archive.org/web/20180709030413/http://www.soc.ucsb.edu/sexinfo/node/313
[241] EL PLAN DE COEDUCACIÓN 2017-2021 para los centros y comunidades educativas de Navarra. SKOLAE, Berdin Bidean, Creciendo en Igualdad. Departamento de Educación (Gobierno de Navarra), p. 68.
[242] Ibídem, p. 30.
[243] Ibídem, p. 37.
[244] Ibídem, p. 50.
[245] Ibídem, p. 71.
[246] Ibídem, p. 29.
[247] Ibídem, pp. 30-31.
Fuente: hoann-setrid.blogspot.com
Más información:
Siete claves sobre la ideología de género
Algunas verdades sobre la Ideología de Género
Los riesgos de la ideología de género y la transexualidad infantil
La ideología de género y su agenda deconstructiva. César Vidal
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El INDEC sigue mintiendo
noviembre 15, 2014
El índice de precios al consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) volvió a subestimar la inflación, al registrar una suba en octubre del 1,2% frente al 2,25% promedio de las consultoras privadas y el 1,9% medido por la ciudad de Buenos Aires.
Se trató del primer dato difundido durante la gestión de Norberto Itzcovich, que pasó del cargo de director técnico a jefe del Indec, en reemplazo de Ana Edwin, aunque ambos han estado al frente del organismo desde el inicio de la manipulación de las estadísticas públicas, en 2007.
También el relevamiento de la ex directora del IPC hasta ese momento, Graciela Bevacqua, arrojó un incremento del 1,9% el mes pasado.
Así, la inflación del IPC nacional urbano acumula desde diciembre de 2013 una suba de 21,3%, mientras que para el IPC Congreso, que reúne el promedio de los pronósticos de las consultoras privadas, llegó al 33,2%, similar al IPC porteño, elaborado por la Dirección de Estadística de la ciudad de Buenos Aires.
Todavía no se conoce el dato interanual del IPC-NU, que arrancó en enero, mientras que el IPC Congreso arrastra 41,2%; el IPC porteño, 39%, y el de la provincia de Neuquén, hasta septiembre, un 42,7 por ciento.
En cuanto a los resultados de octubre del Indec, alimentos y bebidas arrojó una suba del 1%, mientras que en el índice de Bevacqua este rubro creció 1,5%; en indumentaria las subas fueron del 1,7% y 3,9%, respectivamente; en vivienda y servicios básicos, 2,1% y 2,2%; equipamiento y mantenimiento del hogar, 1,4% y 3,5%; atención médica y gastos para la salud, 2,5% y 2%; transporte y comunicaciones, 0,6% y 1,5%; esparcimiento, 0,7% y 1,2%; educación, 0,6% y 0,7%, y otros bienes y servicios, 0,9% y 1,8%, respectivamente.
A principios de 2013, el FMI aplicó una moción de censura al Gobierno por la desconfianza generada por los datos de crecimiento económico e inflación del Indec, que no fue levantada pese a que el Gobierno presentó a principios de año los nuevos indicadores. Esa sanción es la que ha llevado a un grupo de países, como Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Japón, a mantener su decisión de bloquear los créditos al país en el Banco Mundial y en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hasta que se normalicen las estadísticas.
El diputado Federico Sturzenegger, de Pro, reaccionó en Twitter tras conocerse el resultado del Indec: «Dijimos que la inflación Indec en promedio había sido 1% por debajo de la real. Este mes volvió a darse: la inflación del Congreso fue del 2,25 y la del Indec del 1,2 por ciento».
Esta semana, Itzcovich había ironizado en una nota publicada en Ambito Financiero diciendo que la inflación de las consultoras se asemejaba a la de los ricos, sin tomar en cuenta la baja credibilidad que tiene el organismo que conduce, aun para los centros de estudios ligados al kirchnerismo, como la consultora Equis, de Artemio López, y el Cifra, de la CTA oficialista, de Hugo Yasky.
Por otro lado, la mayoría de los datos que publica el Indec han perdido todo realismo, y desde fines de 2013, cuando asumió al frente del Ministerio de Economía Axel Kicillof, se han dejado de publicar los datos de pobreza e indigencia.
Fuente: La Nación, 15/11/14.
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Teorías conspirativas
octubre 13, 2014
Apuntes para una teoría de las conspiraciones
Por Umberto Eco.
Massimo Polidoro, del Comité Italiano para la Investigación de las Afirmaciones de la Pseudociencia (CICAP), publicó recientemente “Revelaciones: El libro de los secretos y las conspiraciones”, el agregado más reciente de su vasta obra dedicada a los cuentos chinos que circulan en los medios de comunicación y entre el público en general. Con un título tan tentador, parecería que Polidoro esperaba atraer a los entusiastas de todo tipo de secretos. Como observó John Chadwick, “la urgencia de descubrir secretos está arraigada profundamente en la naturaleza humana; aun la mente menos curiosa se excita con la promesa de obtener conocimientos ocultos para los demás”.
Por supuesto que hay una gran diferencia entre dilucidar una escritura secreta que fue inteligible hace mucho tiempo y creer “secretos” como que los estadounidenses no llegaron a la Luna, que los atentados del 11 de septiembre fueron tramados por el entonces Presidente George W. Bush o que “El Código da Vinci” en realidad no es una obra de ficción. Pero es precisamente a los miembros de esta segunda corriente a quienes Polidoro dirige su obra. Su amable estilo de redacción quizá haga que al principio los lectores tengan la esperanza de que van a satisfacer todas sus curiosidades sobre las conspiraciones. Pero al final, Polidoro afirma que las supuestas conspiraciones detrás del asesinato de John F. Kennedy, de la muerte de Adolf Hitler y del matrimonio de Jesús con María Magdalena no son más que patrañas.
¿Por qué tienen tanto éxito los embustes?
Porque pretenden ofrecer explicaciones de una forma que atrae a quienes sienten que se les ha negado información importante.
En su libro más reciente, Polidoro menciona la obra de Karl Popper, filósofo de la ciencia: la idea de que muchas conspiraciones de hecho son construcciones sociales. En “La sociedad abierta y sus enemigos” (1962), Popper señaló que, por supuesto, existen algunas conspiraciones pero también que “el sorprendente hecho que, a pesar de su ocurrencia, desmiente la teoría de la conspiración es que pocas de estas conspiraciones tienen éxito a fin de cuentas . Los conspiradores rara vez consuman su conspiración”. En teoría, la idea de que el mundo está lleno de teóricos de la conspiración no debería de molestarno s. Por ejemplo, si determinado número de personas piensan que los estadounidenses no llegaron a la Luna, eso simplemente es malo para ellas. Pero resulta que dicha desinformación puede tener consecuencias que lleguen más allá. Pensemos, por ejemplo, que en 2003, la teoría de que Bush había maquinado el colapso de las Torres Gemelas para justificar la invasión de Irak fue suficiente para impedir que buen número de personas se detuviera a pensar en las verdaderas razones de la guerra. Todo esto nos llevaría a pensar que fue el mismo Bush el que inició los rumores de su supuesta implicación en los atentados de 2001.
Pero nosotros no podríamos tener una mente tan conspirativa.
Copyright Umberto Eco/L’Espresso, 2014.
Fuente: Clarín, 12/10/14.
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Pseudociencia
Fuente: Wikipedia, 2014.
La pseudociencia o seudociencia (‘falsa ciencia’) es aquella afirmación, creencia o práctica que, no obstante a presentarse como científica, no cumple con un método científico válido, carece de respaldo de evidencias científicas o plausibilidad, no puede ser comprobada de forma fiable o carece de estatus científico.3 4 5 6 7 8 9 A menudo se caracteriza por el uso de afirmaciones vagas, contradictorias, exageradas o infalsables, una dependencia excesiva a la confirmación en lugar de pruebas rigurosos de refutación, poca o nula disposición a evaluaciones externas por otros expertos y en general una ausencia de procedimientos sistemáticos para el desarrollo racional de teorías. El término pseudocientífico a menudo se le considera inherentemente peyorativo, debido a que sugiere que algo es presentado vaga o incluso embusteramente como ciencia, cuando no lo es.10 En consecuencia, aquellas prácticas y defensores categorizados como tales usualmente rechazan esta etiqueta.10
Un área, práctica o cuerpo de conocimiento puede ser razonablemente llamada pseudocientífica cuando se presenta congruente con los criterios de la investigación científica, pero manifiestamente falla en cumplir tales requisitos.11 La ciencia también se diferencia de la revelación, teología y espiritualidad en que ofrece un entendimiento de la realidad mediante el conocimiento obtenido por la investigación y experimentación empíricas.12 La divulgación científica tendenciosa puede nublar las fronteras entre la ciencia y la pseudociencia del público general y puede además incluir ciencia ficción.13 Las creencias pseudocientíficas están ampliamente arraigadas, incluso entre periodistas y profesores de ciencia de escuelas laicas.14
El problema de la demarcación entre ciencia y pseudociencia tiene implicaciones políticas, además de problemas científicos y filosóficos.15 Distinguirlos tiene consecuencias prácticas en el caso de la asistencia médica, peritaje judicial, políticas ambientales y educación en ciencias.16 Es parte de la educación científica y la literatura científica diferenciar los hechos y teorías científicos de las creencias pseudocientíficas, como aquellas encontradas en la astrología, alquimia, y charlatanería y creencias ocultistas, unidas falazmente a conceptos científicos.17
Visión general
Término
El término pseudociencia se suele considerar como inherentemente negativo, ya que sugiere que algo está siendo incorrectamente presentado como ciencia, quizá incluso de forma intencionada.10 En consecuencia, aquellos de los que se afirma que practican o defienden pseudociencias normalmente discuten tal etiqueta pero por otro lado se encuentran miembros de la comunidad científica que cuestionan el uso peyorativo de la etiqueta como calificativo ante nuevas teorías, tesis o investigaciones.10
Etimología
El término pseudociencia o seudociencia18 es un neologismo formado a partir de la raíz griega pseudo, «falso», y la palabra latina ciencia, «conocimiento». Aunque el término como tal se emplea desde por lo menos finales del siglo XVIII,19 el concepto de pseudociencia como algo distinto de la ciencia real o auténtica parece haber surgido a mitad del siglo XIX. Uno de los primeros usos de la palabra «pseudociencia» proviene de 1844 en el Northern Journal of Medicine. También se registra un uso anterior del término en 1843, en la obra del fisiólogo francés François Magendie.2
Definición
Aunque los elementos que determinan si un cuerpo de conocimiento, metodología o práctica es científico pueden variar según el ámbito de actuación, existen ciertos principios generales con los que la comunidad científica se muestra en general de acuerdo. La noción básica es que todos los resultados experimentales deben ser reproducibles, y susceptibles de ser verificados por otros investigadores.20 Estos principios pretenden asegurar que los experimentos pueden ser reproducidos bajo las mismas condiciones, permitiendo mediante la investigación posterior determinar si una hipótesis o teoría acerca de un fenómeno es a la vez válida y fiable. Para ser considerado científico, un estudio debe aplicar el método científico en todos sus ámbitos, y el sesgo cognitivo debe ser controlado o eliminado mediante el muestreo al azar, técnicas específicas como el doble ciego, y otros métodos. Se espera que todos los datos recopilados, incluyendo especificaciones de las condiciones ambientales o experimentales, estén documentados y disponibles para su revisión por pares, permitiendo la realización de nuevos experimentos que confirmen o desmientan los resultados previos.
En general, y en la medida en que pueda resultar aplicable, la metodología científica exige que las teorías puedan someterse a pruebas empíricas rigurosas, mientras que a las pseudociencias, o bien no será posible aplicarles sistemas de refutación (por tratarse de formulaciones ambiguas), o bien sus partidarios protegerán la teoría (por ejemplo, con hipótesis auxiliares o ad hoc, formuladas a posteriori), en lugar de someterla a ensayos que puedan refutarla.
Karl Popper introdujo a mediados del siglo XX el concepto de falsabilidad para distinguir la ciencia de la no-ciencia.21 Un resultado es «falsable» cuando puede ser demostrado como erróneo, es decir, cuando puede diseñarse un experimento teórico con el que demostrar si es falso. De este modo, las afirmaciones «falsables» pueden ser consideradas como ciencia, mientras que las no «falsables» se consideran no-ciencia. Por ejemplo, la afirmación de que «Dios creó el Universo» puede ser cierta o falsa, pero no puede diseñarse ningún experimento que demuestre una cosa u otra; simplemente está más allá de la capacidad de la ciencia, ergo, no es «falsable» y por tanto es no-ciencia. Popper usó la astrología y el psicoanálisis como ejemplos de pseudociencias, y la teoría de la relatividad de Einstein como ejemplo de ciencia. Luego clasificó las formulaciones no-científicas en las categorías filosófica, matemática, mitológica, religiosa y/o metafísica por un lado, y pseudocientífica por otro, aunque no dio criterios claros para definir cada una.22
El término tiene connotaciones peyorativas, porque se usa para indicar que las materias así etiquetadas son errónea o engañosamente presentadas como científicas. Por este motivo, aquellos que cultivan determinada «pseudociencia», normalmente rechazan esta clasificación. El apelativo se ha aplicado a disciplinas como ciertas hipótesis de la física cuántica, las ciencias sociales, el psicoanálisis, la parapsicología y la criptozoología por la naturaleza de sus objetos de estudio difícil de aplicarle la misma rigurosidad científica que en otras disciplinas, no obstante esto es relativo y algunas de estas disciplinas acusadas de pseudocientíficas son aceptadas como científicas por universidades,23 asociaciones científicas,24 centros médicos, gobiernos, etc., por ejemplo, el psicoanálisis.
Muchas veces la discusión sobre un concepto o campo de conocimiento gira más alrededor de su consideración como ciencia o pseudociencia que acerca de los hechos y métodos reales. El filósofo de la ciencia Larry Laudan ha manifestado que el concepto pseudociencia no tiene significado científico y se usa mayoritariamente para describir una apreciación subjetiva: «Si quisiéramos permanecer firmes al lado de la razón, deberíamos deshacernos de términos como ‘pseudociencia’ y ‘acientífico’ de nuestro vocabulario; son sólo palabras huecas que cumplen una función emotiva.»25 Del mismo modo, Richard McNally afirma que «el término pseudociencia se ha convertido en poco más que una injuriosa palabra de moda para ningunear a los propios oponentes en las discusiones en los medios», y que «cuando los emprendedores terapéuticos hacen afirmaciones a favor de sus tratamientos, no deberíamos perder el tiempo intentando determinar si estos califican como pseudocientíficos. En su lugar se deberían hacer preguntas como: ¿Cómo sabe que su tratamiento funciona? ¿Cuáles son sus pruebas?»26
Características de las pseudociencias
Los autores que diferencian entre ciencias reales y pseudociencias señalan características cuya presencia simultánea, no necesariamente de todas a la vez (definición politética), ayuda a reconocer a las pseudociencias como tales:27 28 29 30 31
- No tienen consistencia interna y externa. Es decir, soportan contradicciones lógicas y no se integran con otras ciencias.
- No aplican métodos como los característicos de las ciencias, aquellos cuya validez pueda aceptarse con independencia de las expectativas del observador. Pero, Norwood Russell Hanson, en su libro Patterns of discovery de 1958, y apoyándose en la obra póstuma de Ludwig Wittgenstein, particularmente en sus Investigaciones filosóficas, señala cómo la observación de un hecho cualquiera siempre está sujeta a las expectativas del observador.32
- Son dogmáticas. Sus principios están planteados en términos tales que no admiten refutación, a diferencia de las ciencias, donde las condiciones de refutación de las hipótesis o teorías están determinadas o pueden determinarse con precisión. Aunque esto último no es de aplicación estricta a las ciencias sociales, que a menudo no producen (ni pretenden producir) resultados precisos, y parten de premisas que hay que interpretar con cierto grado de subjetividad. Por otro lado, en la ciencia, a veces ocurre que proposiciones formalmente falsables, son en la práctica (en el estado actual de la técnica), imposibles de falsar (por ejemplo: «El universo es finito»).
- Proclaman teorías para las que no aportan pruebas empíricas, que a menudo contradicen abiertamente las observaciones o resultados experimentales conocidos y aceptados. Aunque este tipo de problema también aparecen ocasionalmente en las ciencias (véase por ejemplo: Problema del horizonte)
- Son incoherentes con el cuerpo teórico de disciplinas relacionadas, invalidando las explicaciones admitidas sin ofrecer alternativas mejores para la explicación de los mismos fenómenos ni reconocer la necesidad de hacerlo.
- Son inmutables. Al no tener bases experimentales, no cambian incluso ante nuevos descubrimientos (como excepción especial están las ciencias a priori, concretamente las matemáticas y la lógica). La máxima autoridad teórica se le sigue atribuyendo al fundador o fundadores de la disciplina, y sus enseñanzas son tratadas como escrituras sagradas.
- Utilizan ante el público un lenguaje oscuro, o emplean términos que tienen un significado preciso en ciencia con sentidos totalmente diferentes.
- No cumplen la estrategia de la navaja de Occam (también conocido como principio de parsimonia), que es un método heurístico de búsqueda creativa de soluciones que propone que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es la que se debe considerar como la más probable. O cuando la cumplen es basándose en la utilización de «ganchos celestes» (por ejemplo el creacionismo lo explica todo con base en un solo ente: Dios).
- No buscan leyes generales.
- Descalifican las críticas por parte de las ciencias, a menudo, utilizando falacias ad hominem, aduciendo conspiraciones o proclamándose objeto de persecución cuando sus planteamientos son rebatidos.
- Invocan entes inmateriales o sobrenaturales, tales como fuerza vital, creación divina, inconsciente metafísico, quintaesencia, etc. de los que proclaman a la vez, contradictoriamente, que intervienen en fenómenos observables, pero que son inaccesibles a la investigación empírica. Aunque también en física se especula con entidades que, a día de hoy, son inaccesibles a la investigación empírica, pero que se supone que intervienen en fenómenos observables (véase por ejemplo: Bosón de Higgs), y en psicología se emplean entidades inmateriales tales como por ejemplo: «inteligencia«.
- Los promotores de la teoría hacen poco esfuerzo para desarrollar una teoría que supere los problemas a los que se enfrenta. Carecen de la vocación autocrítica propia de los científicos verdaderos.
- Proclaman y exigen que se reconozca su carácter científico, pero sólo ante el público general, renunciando o siendo muy reticentes a poner a prueba sus explicaciones ante la comunidad científica establecida. El hecho de reclamar estatus científico las diferencia de otros campos, como la religión o la metafísica.
Algunos autores afines al relativismo epistémico o al llamado «programa fuerte» (o «estándar») de la sociología de la ciencia (Barry Barnes, Steve Shapin y David Bloor), la Escuela de París, (Bruno Latour y Michael Callon), el grupo de Bath, (Harry Collins y Steven Yearley), el grupo de norteamericanos y su “Etnometodología”, (Harold Garfinkel y Michael Lynch), ponen en duda que sea posible diferenciar con rigor y objetividad el límite que demarca la «ciencia» de la «pseudociencia», respaldando en algunos casos posiciones abiertamente contrarias a determinadas concepciones de lo que es ciencia y criticando el método científico.33 Estas posiciones relativistas fueron contestadas por los científicos Alan Sokal y Jean Bricmont en su libro Imposturas intelectuales (1997),34 el cual a su vez recibió contrarréplicas.
Algunos críticos de la pseudociencia consideran algunas o todas las formas de pseudociencia como pasatiempos inofensivos. Otros, como Richard Feynman,35 Richard Dawkins,36 Carl Sagan37 , Michael Shermer38 y Mario Bunge39 consideran que todas las formas de pseudociencia son dañinas, causen o no daños inmediatos a sus seguidores. Estos críticos generalmente consideran que la defensa de la pseudociencia puede suceder por varias razones, que van desde la simple candidez sobre la naturaleza de la ciencia y el método científico, hasta un engaño deliberado por beneficios económicos o políticos. No es apropiado tratar de pseudociencia cualquier cuerpo sistemático de creencias sólo por no considerar veraces sus postulados, sino que sólo tiene sentido hacerlo cuando desde la disciplina en cuestión se proclama sin fundamento su carácter científico.
Visión detallada
Explicaciones psicológicas
El pensamiento pseudocientífico se ha explicado en términos de psicología y psicología social. La tendencia humana a buscar confirmación en vez de refutación,40 la de mantenerse aferrado en las creencias confortables, y la de sobregeneralizar han sido mencionadas como razones comunes para la adherencia al pensamiento pseudocientífico. De acuerdo con Beyerstein (1991) los humanos son propensos a realizar asociaciones en función de la apariencia, y a menudo cometen errores en el pensamiento sobre causa y efecto.41
La utilidad de las etiquetas
Richard McNally, catedrático de Psicología de la universidad de Harvard, manifiesta: «El término ‘pseudociencia’ se ha convertido en poco más que una palabra de moda incendiaria para desacreditar rápidamente a un oponente a través de los medios de comunicación» y «Cuando los terapeutas manifiestan haber obtenido logros con sus prácticas, no deberíamos gastar nuestro tiempo en tratar de averiguar si sus prácticas se las pueden calificar de pseudocientíficas. En vez de eso, se le debería preguntar: ¿Cómo sabe usted que su práctica funciona? ¿Cuál es su evidencia?»42
Pseudociencia, protociencia y ciencia
La protociencia engloba áreas de conocimiento en proceso de consolidación. Por ejemplo la alquimia en el siglo XVII entraba dentro de esta categoría. Cuando se descubrió que los principios en la que se basaban (como la influencia de los planetas en los metales) no tenían respaldo experimental, pasó a ser una pseudociencia. Lo mismo puede decirse de la parapsicología en el siglo XIX y principios del XX. No todas las protociencias desembocan en pseudociencias. Existen autores que consideran que la alquimia dio origen a la química y la astrología a la astronomía; aunque se debe tener en cuenta que otros historiadores de la ciencia rebaten este punto, considerando al ocultismo y a la ciencia como tradiciones paralelas.43
No hay un acuerdo para la diferenciación entre protociencia, pseudociencia y ciencia. Hay ejemplos de teorías científicas vigentes que alguna vez fueron criticadas y etiquetadas como pseudocientíficas. La transición se caracteriza por una mayor investigación científica sobre el tema y el descubrimiento de más evidencias que sustenten la teoría. Así, la teoría de la deriva continental fue, en su momento, considerada pseudocientífica.44
El problema de la demarcación de las ciencias
Se han hecho varios intentos para aplicar rigor filosófico a la demarcación de la ciencia con resultados diversos. Estos incluyen el criterio de falsabilidad de Karl Popper y la aproximación histórica de Imre Lakatos, quien lo critica en su Methodology of scientific research programmes (Metodología de los programas de investigación científica). Historiadores y filósofos de la ciencia, principalmente Thomas Kuhn y Paul Feyerabend, sostienen desde otras perspectivas epistemológicas del conocimiento, que incluye la dimensión social, que no siempre es posible una distinción nítida y objetiva entre ciencia y pseudociencia.
Mario Bunge, filósofo de la ciencia, es conocido por su posición de incluir al psicoanálisis entre las pseudociencias. Críticas hacia la inconsistencia entre teoría y experiencia, o hacia el carácter especulativo del discurso se dirigen también a veces desde las ciencias naturales hacia ciertas ciencias sociales, como la economía o la psicopedagogía. El escándalo Sokal, por el nombre del físico que lo puso en marcha, mostró que desde una cierta orientación de la Sociología de la Ciencia postmoderna también se ha recurrido a veces a usar inconsistentemente el lenguaje de las llamadas ciencias duras, en lo que parece un intento irregular de legitimación científica, siendo esta una de las líneas de conducta frecuentemente reprochadas hacia las llamadas pseudociencias.
Para algunos sectores de la filosofía de la ciencia no existe un criterio de demarcación perfectamente delimitado, metodológico y objetivo para definir universalmente qué es ciencia y qué es pseudociencia,45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 todo intento de diferenciación es necesariamente arbitrario y subjetivo.
Peligros de la medicina pseudocientífica para la salud
Un campo en el que se usan frecuentemente alegaciones seudocientíficas es el de la curación de enfermedades. Existe un importante mercado de métodos curativos y diagnósticos presentados como mecanismos curativos de validez demostrada por estudios, que en muchos casos utilizan métodos mágicos tradicionales, como la imposición de manos o procedimientos sin fundamento científico, como la radiestesia o el empleo de pirámides. La mayoría de estos curanderismos, cuya extensión creciente debe mucho a internet, busca la credibilidad y el prestigio que tiene la ciencia, alegando por ejemplo desconocidas propiedades del agua,65 la supuesta acción de fenómenos cuánticos, o presuntas energías de naturaleza difusa.66
El cartílago de tiburón se ha promocionado falsamente como cura para el cáncer con base en una supuesta inexistencia de cánceres en tiburones. De acuerdo con Ostrander,67 esta práctica ha llevado a una continua disminución de las poblaciones de tiburones,68 y, lo que es más importante, ha alejado a los pacientes de terapias contra el cáncer que sí son efectivas. Los autores sugieren que «los mecanismos basados en la evidencia dada por la comunidad científica deberían añadirse al aprendizaje de los profesionales de los medios de comunicación y gubernamentales».
Un caso especial, por su extensión, es el de la homeopatía, cuya incongruencia con el conocimiento científico fue indicada ya en vida de su fundador, Samuel Hahnemann, y respecto a la que se han utilizado recientemente términos prestados de la mecánica cuántica (como el entrelazamiento) de manera admitidamente metafórica.69
Lo mismo ocurre con la reflexología podal, llegándose incluso a impartir cursos que a veces están financiados por la administración pública sanitaria y dirigidos a matronas, personas con formación científica e inmersas en el ámbito sanitario, lo que puede confundir a la ciudadanía dando apariencia de estar avalado por la ciencia. Estos cursos, en España los imparte gente sin formación médica reglada, por lo que su credibilidad deja mucho que desear. Cualquier persona, independientemente de su formación, tiene acceso a cursos de reflexología y puede obtener un diploma que lo capacita para la práctica profesional de dicha disciplina.
Algunos tratamientos alternativos de carácter pseudocientífico han producido accidentes graves, incluso muertes; pero se admite en general que el mayor peligro para la salud de los pacientes ocurre cuando, confiando en un método ineficaz, renuncian a medidas más efectivas, como hábitos más saludables o un tratamiendo médico de eficacia demostrada.70 71
Tabla: Campos considerados como pseudociencias
Algunos autores que defienden la posibilidad de un criterio de demarcación estricto entre ciencia y pseudociencia como Mario Bunge,72 Carl Sagan,27 Robert L. Park,28 29 James Randi,30 o Michael Shermer31 consideran que en algunos de los campos siguientes una parte significativa de sus practicantes presentan su disciplina como más o menos equivalente a campos del conocimiento rigurosos, imitándolos a veces formalmente en el lenguaje o las formas de comunicación, y adoptando títulos científicamente prestigiosos ante el público como «doctor» o «profesor», legitimados o no académicamente. Tal como se deduce de la caracterización del concepto, los practicantes de estas actividades afirman su carácter científico.
Alquimia72 | Fue una práctica que combinó elementos de lo que hoy son la química, la metalurgia, la física, astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte y algunos historiadores de la ciencia, no todos, la consideran precursora de la moderna química. Al contrario que la astrología, que sigue teniendo muchos seguidores en la actualidad, la práctica de la alquimia prácticamente desapareció durante el siglo XIX, quedando en la actualidad únicamente algunos seguidores,73 aunque para la mayoría de ellos se haya convertido en una corriente filosófica que ya no sigue los mismos objetivos,74 75 por lo que realmente únicamente serían pseudocientíficas algunas corrientes actuales, a pesar de la definición de Bunge. |
Análisis técnico bursátil | En su libro divulgativo Un matemático juega en bolsa, el profesor John Allen Paulos, especialista en lógica matemática y matemática social, describe un buen número de problemas y juegos matemáticos que hacen dudar del análisis bursátil, tanto técnico como fundamental, como un estudio científico real del mercado, tachándolo en muchos casos de pseudociencia. Paulos muestra en su libro que gran parte de las técnicas de análisis bursátil se basan en un mal empleo de la lógica, no teniendo una base matemática sólida que sustente dichas teorías, ya que no han demostrado, ni teórica ni empíricamente, que el mercado no se comporte de forma aleatoria y de acuerdo a estas reglas en muchos casos domáticas. A lo largo del libro se acusa en varias ocasiones a dichas técnicas de pseudociencia, siendo especialmente escéptico con aquellas sustentadas en series o números especiales como el número phi o la serie de Fibonacci, sin más base matemática que las correlaciones con el mercado real. El propio John Paulos se interesó en la base matemática real de este campo cuando perdió gran cantidad de dinero en la burbuja punto com. Benoît Mandelbrot se ha referido al análisis técnico bursátil como astrología financiera, debido a la falta de base matemática seria que la sustente, así como en la interpretación basada en resultados excesivamene complejos y aplicacíon de métodos estadísticos erróneos o inadecuados a la naturaleza fractal de los mercados financieros. |
Astrología76 | Es la creencia en una relación causal entre la posición relativa de determinados planetas, satélites y estrellas y la personalidad y expectativas futuras de las personas.77Aunque la astrología tiene una larga tradición como sistema de creencias desde la antigüedad, sus bases como ciencia están refutadas desde el Renacimiento,78 a pesar de lo cual hoy en día existen intentos de reivindicar este papel. |
BiomagnetismoMagnetoterapia | Es el intento de curar enfermedades mediante imanes, su descubridor afirma poder curar enfermedades como el sida al inactivar virus mediante el uso de imanes, que desregularían a los patógenos internos. No hay ninguna evidencia y su creador fue acusado de fraude recientemente, a pesar de ello es una disciplina en expansión y que ha logrado engañar a mucha gente. La magnetoterapia insiste en poder mitigar dolor aunque reconoce que sus resultados varían según la persona. |
Cerealogía79 | También llamados pictogramas o crop circles (en inglés), son dibujos que aparecen en campos de cultivo (trigo, maíz, etc), supuestamente creados por extraterrestres, aunque sin evidencias empíricas. |
Creacionismo y Diseño inteligente | Algunas interpretaciones literales del Génesis niegan la Teoría de la evolución y plantean hipótesis alternativas como si tuvieran la misma validez. La teoría de la evolución no es sólo una hipótesis sino la teoría más sustentada que actualmente existe sobre el origen de los seres vivientes y es el cuerpo teórico unificador de las ciencias biológicas. Por esto, la gran mayoría de los científicos e instituciones científicas rechazan las afirmaciones sobre creacionismo científico y diseño inteligente por su falta de base científica y lo clasifican como pseudociencia. La comunidad científica califica de infundadas las acusaciones de tautología hacia algunas hipótesis evolutivas, como la selección natural. |
Criptozoología80 | La criptozoología es el estudio de los hipotéticos animales desconocidos para la zoología moderna, generalmente por medio de entrevistas a testigos y cualquier vestigio físico (huellas, heces, pelambre, etc.) que se pueda encontrar. Debido a que la mayoría de la evidencia en torno a los animales desconocidos suele ser de testimonios orales y de leyendas tradicionales, se considera por parte de un sector importante de la comunidad científica que no cumple con los criterios mínimos del método científico. Sin embargo, la criptozoología ha sido abordada por reconocidos biólogos, antropólogos, zoólogos y otros profesionales científicos serios de diferentes países que buscan lograr una rigurosidad científica. 81 82 |
Dianética (la “ciencia” de la cienciología)83 | La dianética es una parte de la cienciología, consistente en una especie de «psicología» basada en los principios de la cienciología.84 Hubbard, el fundador de la cienciología, insiste varias veces a lo largo de su libro en que la Dianética es una ciencia85 y que su sistema, basado en la localización y eliminación de los engramas, permite la curación de toda clase de compulsiones, obsesiones, neurosis, y demás afecciones o enfermedades, incluyendo parálisis, cáncer y leucemia.86 Sin embargo nunca ha habido ninguna demostración científica de tales afirmaciones. |
Feng Shui | Es una forma de geomancia que supone la existencia de supuestas energías como el chi. Esta puesta en duda, ya que desde el punto de vista científico una energía propiamente dicha no puede ser positiva o negativa (no existe ese concepto en la física), por lo que no podría influir ni alterar el comportamiento humano y su relación con el medio. Por ello se sostiene entonces que no podría tener valor terapéutico.87 |
Fisiognomía | En la Antigüedad la fisiognomía se desarrolló com un arte adivinatoria, que buscaba el destino en los rasgos de la cara, en parte por culpa de algunos párrafos de la Historia animalium de Aristóteles.88 Lavater, a finales del XVIII llamó así a la ciencia («una ciencia con reglas fijas») que permitiría conocer el carácter de una persona por los rasgos de su cara y la forma de su frente. Un obituario tras su muerte, señalaba que tras Lavater un noble no escogería un criado sin antes comparar su rostro con las láminas del libro. Darwin cuenta que estuvo a punto de no ser elegido como naturalista del Beagle, porque Fitzroy no veía con buenos ojos la forma de su nariz.89 La asignación de caracteres faciales y su asociación a rasgos de personalidad para los grupos humanos históricos, como los judíos o los eslavos, fue recuperada por el racismo pseudocientífico de la primera mitad del siglo XX, y una variante, la morfopsicología, inventada por un médico francés en 1937, todavía se emplea para selección de personal. |
Flores de Bach (terapias florales)90 91 | Los ensayos no demuestran ningún valor terapéutico más allá del efecto placebo.92 93 La preparación de los remedios, dejando algunas flores en agua al sol y diluyendo el filtrado después, no es compatible con ningún mecanismo físico-químico específico. Los pronentes dicen que se basa en «vibraciones», sin que se justifique que son o como se pueden observar. La selección de los remedios se basa en criterios ajenos a la experiencia, como la teoría de las signaturas,94 una doctrina precientífica propia de la medicina medieval, según la cual la virtud curativa ha sido marcada sobre las cosas o sobre sus nombres. Por ejemplo, la planta que Lineo llamó Impatiens porque dispara sus semillas, es propuesta para curar la impaciencia. |
Frenología95 96 | Era una teoría que afirmaba ser capaz de determinar el carácter y los rasgos de personalidad basándose en la forma del cráneo. Se basaba en la creencia de que diversos comportamientos están controlados por sitios distintos del cerebro, y que el mayor desarrollo de esas secciones supone un mayor tamaño, que se ve reflejado en la forma del cráneo. No se debe confundir con la craniometría o la fisonomía, que estudian los huesos del cráneo o los rasgos faciales sin intentar extraer información sobre la personalidad. |
Grafología97 98 | Se trata de la supuesta relación entre la escritura y la personalidad del individuo, pretendiendo inferir incluso el estado fisiológico y las aptitudes laborales del autor de la escritura. No debe confundirse con la caligrafía forense, que es usada en la justicia como técnica auxiliar para determinar si un escrito pertenece a una persona en particular. |
Homeopatía | Muchos consideran la homeopatía como un residuo pseudocientífico de la época de la alquimia. Los resultados atribuidos a la homeopatía se pueden explicar por el efecto placebo.99 Otra crítica a la homeopatía es su falta de consistencia externa. Esta teoría asume que el agua de algún modo «recuerda» las propiedades químicas de las moléculas que alguna vez estuvieron en contacto con ella, pese a que la investigación empírica no confirma la hipótesis de la llamada memoria del agua. |
Negacionismo del Holocausto100 | El negacionismo del Holocausto está considerado una pseudociencia (en la disciplina de la historia) no porque sea revisionista (el revisionismo es una actividad legítima del historiador, por ejemplo, a la luz de nuevas evidencias), sino porque para lograr su objetivo de negar el Holocausto necesitan negar todos y cada uno de los principios del método científico: deciden primero cómo quieren que sean los «hechos», en lugar de recurrir a testigos oculares y a pruebas físicas y documentales. Elaboran teorías para «probar» que los hechos «auténticos» son como ellos quieren que sean. Reescriben la historia para dar apoyo a una agenda, a menudo política, usando un sinnúmero de falacias lógicas que corroboren sus tesis. Nunca someten sus trabajos a la revisión por pares. A causa de todo ello, la comunidad de historiadores consideran a estos escritos como defectuosos y no fiables desde el punto de vista científico. |
Numerología101 102 | La numerología actual se basa en los principios esbozados por Pitágoras. Consideraba que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Los pitagóricos postulaban que la Tierra, el Sol y el resto de los planetas conocidos, giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno. |
Parapsicología103 | Esta doctrina sostiene la existencia de fenómenos como la telepatía, la videncia a distancia y del futuro, y la telequinesis, entre otros. La parapsicología atribuye esos supuestos hechos a la percepción extrasensorial y a otras capacidades supra-normales que no pretende explicar. Es bastante ambigua no sólo porque trata de entidades no físicas como los fantasmas y acontecimientos no físicos como la telepatía, sino también porque no ofrece afirmaciones detalladas acerca de sus mecanismos de acción o regularidades. No obstante, diferentes universidades del mundo han financiado investigaciones parapsioclógicas y tienen departamentos de parapsicología,104 además la Asociación Americana de Parapsicología pertenece a la Sociedad Americana para el Avance de las Ciencias la cual agrupa a todas las asociaciones científicas de EE.UU.105 |
Piramidología97 | La piramidología es una creencia que afirma que los objetos en forma de pirámide con base cuadrada, simplemente por su forma, pueden provocar fenómenos tales como mantener los alimentos frescos durante mucho más tiempo de lo normal. Se cree que el origen de esta creencia fue el supuesto descubrimiento en las pirámides de la Meseta de Guiza de momias y otros objetos orgánicos en relativamente buen estado a pesar de su edad.106 Aseveración totalmente falsa. Además, los experimentos realizados no han mostrado ningún efecto.107 |
Psicoanálisis | En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo de pseudociencia, en contraste con la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Popper observó que mientras las condiciones de refutación de las hipótesis de Einstein estaban determinadas con precisión y Einstein estaba dispuesto a empezar de nuevo si la evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran infalsables y le permitían reinterpretar la evidencia para mantener las hipótesis.Aunque Popper calificaba al psicoanálisis como pseudociencia no sugiere que no sea racional o que no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: «Constituye una interesante metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a menudo en las ideas metafísicas)».108Adolf Grünbaum considerado el heredero de Karl Popper en la crítica epistemológica al psicoanálisis, considera por otro lado que el psicoanálisis sí es falsable, pero con el resultado de ser una teoría falsa.Alan Sokal y Jean Bricmont explican en su controvertido libro Imposturas Intelectuales cómo Jacques Lacan usa el lenguaje matemático en su teoría del psicoanálisis de forma incorrecta y totalmente fuera de contexto para aparentar carácter científico.109 Otros autores, sin embargo, explican que el uso por parte de Jacques Lacan de un lenguaje matemático significó no el intento de demostrar matemáticamente las afirmaciones del psicoanálisis, sino una representación explícitamente metafórica de algunas de tales afirmaciones. La respuesta de Sokal es que tal uso simbólico de conceptos matemáticos, muy probablemente desconocidos por la gran mayoría de los lectores de Lacan, es de dudosa utilidad. El matemático Arkady Plotnitsky manifestó que dicho libro contiene aseveraciones matemáticamente erróneas, en particular cuando se trata con números complejos, lo cual desacreditaría el argumento expuesto.110El epistemólogo Mario Bunge también usa al psicoanálisis como ejemplo en su modelo de demarcación de la ciencia. Sostiene que el psicoanálisis es una forma de pseudociencia porque carece de consistencia externa: las diferentes disciplinas científicas interactúan apoyándose las unas a las otras tanto en sus aspectos teóricos como empíricos. El grave problema del psicoanálisis, sostiene Bunge, es que se trata de una disciplina aislada del resto del conocimiento (no interactúa con disciplinas obviamente pertinentes, tales como la psicología experimental, la neurociencia cognitiva y las ciencias biológicas). Más aún, el psicoanálisis es incongruente con los descubrimientos de estas disciplinas.111 112 113Por otra parte algunos filósofos de la ciencia114 e investigadores115 sostienen que el psicoanálisis sí puede investigarse científicamente. Aunque otros filósofos116 y psicoanalistas117 sostienen que el psicoanálisis no puede investigarse científicamente. En todo caso hay gran variedad de corrientes psicoanalíticas y sólo cabría plantear la posibilidad de acusar de pseudocientíficas a aquellas que se consideran a sí mismas científicas.Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y falacias ad hominem.118 119 |
Psicología transpersonal120 | Se trata de corrientes de pensamiento psicológico fundamentadas en creencias religiosas, ocultistas o filosóficas, muy a menudo cercanas a movimientos como el New Age. Sus prácticas y creencias no poseen, en la mayor parte de los casos, fundamentos empíricos testables necesarios para toda ciencia. Arranca del pensamiento de autores post-freudianos como Carl Jung. Al igual que con el psicoanálisis freudiano, aunque no todas sus afirmaciones pudieran carecer de fundamento real, no existe en sus prácticas y tradiciones de generación de conocimiento un modo de distinguir entre lo válido y lo erróneo. Estas corrientes de pensamiento también se han asociado en ocasiones a la parapsicología. Muy pocos psicológos realizan en realidad investigación científica seria sobre estos temas. |
Quiropráctica | La quiropráctica fue fundada por el magnetoterapeuta David D. Palmer en Iowa (EEUU) a finales del siglo XIX, plantea que las enfermedades son resultado de un mal flujo de la llamada inteligencia innata debido a las subluxaciones vertebrales, que la medicina no reconoce con este carácter. En consecuencia se realizan ‘tratamientos’ consistentes en presiones o giros sobre el cuello o algún otro punto de la columna vertebral.Existen publicaciones científicas 121 122 que reportan que como resultados de dichos ejercicios se han producido presiones sobre arterias que han llegado a ser la causa de infartos. Sin embargo, el carácter de masaje o presión en ciertos puntos de la espalda contribuye a aliviar a corto plazo dolores de espalda en personas, aunque los resultados no superan los que corresponde al efecto placebo.Los defensores de la misma, alegan la existencia de programas universitarios en EEUU (y algún otro país anglosajón), si bien hay que señalar que el reconocimiento de dichos programas de estudios proviene únicamente de la Federaciíon de Quiropráctica. En España, ni los programas de formación impartidos en el extranjero, ni los que se imparten en España tienen reconomiento universitario ni validez legal alguna. |
Radiestesia123 | La dependencia de los fenómenos en que se basa la radiestesia respecto al efecto ideomotor y las expectativas del sujeto, está demostrada desde el siglo XIX.124 |
Ufología125 126 127 | La Ufología es el estudio de los objetos voladores no identificados (ovnis) y frecuentemente incluye la creencia de que los ovnis son la evidencia de visitantes extraterrestres.128 Cabe destacar que en sus orígenes la ufología fue impulsada con base científica por profesionales certificados como el doctor en astronomía Josef Allen Hynek y el astrofísico Jacques Fabrice Vallée, quienes intentaron hacer de la ufología una ciencia seria y reconocida por la comunidad científica internacional, incluso llegando a llevar tales argumentaciones ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Tras la negativa de la ONU la ufología no fue acreditada ni apoyada por las naciones predominantes ni por sus universidades y esto dio lugar a la proliferación de múltiples «investigadores» que afirmaban ser ufólogos sin tener base científica para sus «investigaciones» e inclusive sin tener fines científicos en el tema sino más bien volcando argumentos sobrenaturales, ficticios o incluso religiosos, supuestamente versados en la ufología pero con fines comerciales y no científicos.Es por esa razón que existe una gran cantidad de personas que se vuelcan por el lado de la pseudociencia al referirse a la ufología y no investigan ni tratan sus temas de manera científica pese a que aún persisten algunos pocos ufólogos que proceden de manera científica con este asunto.No debe confundirse a la ufología con la búsqueda de inteligencia extraterrestre de proyectos científicos académicamente aceptados como el SETI. Por este motivo se ha sugerido utilizar el término exobiología para diferenciarlo de la ufología en tanto que la primera es una disciplina que se dedica a buscar vida extraterrestre (inteligente o no) con técnicas científicas como la exploración espacial, el análisis de suelos de diferentes planetas o satélites o la emisión y recepción de señales de radio. Hasta la fecha la exobiología no ha arrojado datos certeros sobre la existencia de vida fuera de la Tierra por lo que se la considera aún una mera hipótesis. |
Sintergética | La teoría sinergética fue establecida por el matemático y físico Hermann Haken. La teoría sinergética, según sus representantes, es una curación biónica y no un tratamiento médico. Así evitan disputas con la medicina occidental.129 |
Véase también:
- Ciencias ocultas
- Cientificismo
- Escándalo Sokal
- Alan Sokal
- Imposturas intelectuales
- Anexo:Sesgos cognitivos
- Apofenia
- Medicina alternativa
- Método científico
- MC-14
- Filosofía de la ciencia
- Navaja de Ockham
- Pensamiento crítico
- Pensamiento mágico
- Protociencia
- Pseudoescepticismo
- Pseudohistoria
- Pseudotécnica
- Síndrome del verdadero creyente
- Teoría científica obsoleta
- Ley de los números realmente grandes
Referencias
- Véase el artículo en inglés para ver las referencias en rojo.
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(Las pseudociencias son) afirmaciones presentadas de forma que parezcan ser científicas incluso aunque les faltan plausibilidad y evidencias que las respalden (p. 33)
En contraste,
(Las ciencias son) un conjunto de métodos diseñados para describir e interpretar fenómenos observados e inferidos, pasados o presentes, y con el objetivo de construir un cuerpo de conocimiento verificable, abierto a la refutación o confirmación (p. 17))
- «¿Qué son las seudociencias?». http://www.lanacion.com.ar/.
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- seudociencia es la forma admitida como correcta por la Real Academia de la Lengua Española
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Thus, an underlying similarity in discourse could exist between homeopathy and quantum theory which could be useful for modelling the homeopathic process. (Por ello, puede existir una similitud subyacente en el discurso entre la homeopatía y la teoría cuántica, que puede ser útil para modelar el proceso homeopático.)
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Enlaces externos
- Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre pseudociencia.
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Pseudociencia.
Humor Criollo: «En la Argentina no hay un problema de inflación»
marzo 30, 2013
Para la número dos de Moreno, «en la Argentina no hay un problema de inflación»
La subsecretaria de Defensa del Consumidor, Pimpi Colombo -virtual número dos del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno -, afirmó que en la Argentina «no hay un problema de inflación » y consideró que el principal desafío que tiene el país es «cuidar el empleo». La funcionaria, en una entrevista radial que terminó a los gritos, con una radio de Mendoza, justificó la aplicación de un congelamiento de precios, pero lo desligó del fenómeno inflacionario en la economía nacional.
El reportaje, que se realizó ayer por la radio Nihuil , del Grupo Uno , de buena relación con el gobierno de Cristina Kirchner y uno de los más beneficiados con la pauta nacional, derivó en un cruce y una fuerte discusión.
«No es el problema de la Argentina la inflación. El problema de Argentina es defenderse de que no nos metan productos de afuera a precio vil, cuidar que el empleo», afirmó Colombo, y aclaró que el pacto con los supermercadistas «son medidas que ayudan a cuidar el empleo, la capacidad adquisitiva del salario, una cosa integral. No es que tenemos un problema de inflación».
Para la funcionaria del área económica, en la Argentina «no hay la inflación » que informan los medios de comunicación, principalmente los que son independientes. «En el país ha mejorado las condiciones de vida. Lo concreto, todo lo demás, toda la cháchara que arman para defender los negocios, nosotros no lo vamos a aceptar. Nosotros tomamos muchas medidas, ninguna es la totalidad o la panacea», indicó.
De todos modos, si bien defendió la aplicación del congelamiento de precios y la puesta en marcha de la » SúperCard «, la tarjeta de crédito para la compra de supermercados, pero aclaró que no se va a extender durante todo el año. «Yo no creo que nadie quisiera la paz de los cementerios, la economía es dinámica. ¿A ustedes le gustaría que le congelaran el salario?», dijo.
Argentina: La inflación, un flagelo que ahoga la economía
octubre 7, 2012
Historia repetida: La inflación, un flagelo que ahoga la economía
Por Francisco Jueguen
Tras varios años con inflación de dos dígitos, volvió a arrasar en las elecciones con una cantidad de votos nunca antes vista en la historia. Haciendo uso de su legitimidad popular, apenas asumió la presidencia intentó que el modelo transmutara de la expansión al intento de estabilización. Por decreto, se congelaron las subas salariales -lo que produjo un aumento de la conflictividad gremial-, se multiplicaron los acuerdos de precios con empresas, los subsidios y las tarifas congeladas. Surgieron también fuertes campañas estatales contra los «especuladores» con aplicación de multas.
Para corregir desequilibrios externos, sobre todo por la gran cantidad de combustible que debía importar la estatal YPF, el Gobierno buscó seducir al capital extranjero para que invirtiera en la empresa y multiplicó las restricciones a las importaciones. Se echó mano al Banco Central para evitar una brusca devaluación y se administró el tipo de cambio. El Gobierno logró finalmente un superávit comercial. Sin embargo, se registró un desgaste de la autoridad presidencial y el clima social cambió.
«El estado de sitio, el cierre del Congreso, la movilización militar de los gremios, la censura de prensa fueron las medidas que comenzaron a ser discutidas en los círculos de oficiales», completa Juan Carlos Torre para terminar de describir el conjunto de medidas que caracterizaron el segundo mandato de Juan Domingo Perón en 1952. El plan, según explica el reconocido historiador en su libro Ensayos sobre movimiento obrero y peronismo, publicado este año, implicó además un freno del gasto público y una política monetaria más restrictiva, lo que derivó en un retorno al crecimiento económico y una súbita baja de la tasa de inflación. Se pasó, no sin fuertes tensiones sociales, de un 38,8% en 1952 a un 4% en un año.
«Si la inflación fuera de un 25% el país estallaría por los aires», aseguró días atrás la presidenta Cristina Kirchner en la Universidad de Georgetown. La historia la desmiente. Según coinciden ocho economistas consultados por LA NACION, entre 1945 y 1971, durante el denominado período del Stop & Go, el país soportó subas de precios similares a la actual sin el devenir apocalíptico que pronosticara la mandataria.
Sin embargo, es preciso marcar algunas diferencias entre períodos. La inflación fue «moderadamente alta» en ese ciclo y lo es también hoy, pero, en el pasado, la suba de precios fue un signo regional. En la actualidad, sólo afecta -con esas tasas- a la Argentina y Venezuela, y a algunos países africanos. Por otra parte, el crecimiento económico fue más sostenido durante el kirchnerismo y, por lo menos hasta 2011, se había evitado un ajuste y fuertes devaluaciones de la moneda por presiones en la balanza comercial [efecto soja mediante].
Pero apenas comenzado el segundo mandato de la Presidenta, el Gobierno buscó eliminar subsidios a la energía y al transporte para los usuarios, y reclamó por paritarias moderadas. Además, se restringieron el flujo comercial (cepo a las importaciones) y el de capital (cepo cambiario), ambas herramientas de mediados de los 50 cuando la economía era cerrada, para evitar una devaluación por atraso cambiario como consecuencia de una inflación moderada acumulada en años y un aletargamiento del tipo de cambio. «Si hoy el país quiere favorecerse con la globalización por los buenos precios de la soja y la compra de autos de Brasil, pero aplica medidas de los 60, cuando estábamos en Bretton Woods, eso no va a funcionar y, de hecho, no funciona», afirma José Fanelli economista de las universidades de Buenos Aires y San Andrés (UDESA).
El país no va a estallar, pero la experiencia histórica demuestra que la economía se desinfla. En la actualidad, el déficit fiscal acotado, el superávit comercial, el elevado nivel de reservas, buenas cosechas y un contexto internacional afín gracias al alto precio de las commodities y una baja tasa de la Reserva Federal de Estados Unidos sostienen al país. A contramano, la acumulación inercial de una tasa de inflación moderadamente alta en relación con el mundo, sumado a un tipo de cambio atrasado, golpea la competitividad externa e impacta en la actividad y en el empleo. A esto hay que agregar los problemas con los precios relativos.
En este contexto, el cepo cambiario y las restricciones a las importaciones -que implicaron menos insumos para la industria nacional y una caída de su expansión- fueron soluciones de un Gobierno sin credibilidad para el acceso a los mercados de capitales y con una necesidad creciente de dólares para importar energía.
Durante el Stop & Go se registró un promedio de inflación anual de un 25%, según estimó el economista de la UBA afín al kirchnerismo, Mario Rapoport, en su paper «Una revisión histórica de la inflación argentina y de sus causas». Sin embargo, y pese a los pronósticos apocalípticos de la Presidenta para esas tasas, el período tiene férreos defensores oficiales.
«Es una etapa de la historia argentina [1955-1974, según su cita anterior] que desde el punto de vista económico muchos consideramos ejemplar, porque fue la fase en la que más empleo industrial se creó y en la que los asalariados tenían mejores condiciones de vida», afirmó el viceministro de Economía, Axel Kicillof, durante la presentación del presupuesto 2013, haciendo un paralelismo entre ésta y aquella época.
Pero Kicillof negó la crisis en el sector externo, característica de esa época. «La Argentina hoy no tiene un problema de balanza comercial, no lo tiene objetivamente, porque estamos terminando el año arriba de los US$ 10.000 de superávit comercial, cerca de los 12.000 millones», dijo el viceministro. «Hoy no tiene ese problema, pero fue endémico, es lo que los economistas llamaron -no los ortodoxos sino los otros- el problema de Stop & Go de la economía argentina.»
«Mientras la soja subía a US$ 600 destruimos el sector energético», precisa Fanelli. «Pasamos de un superávit energético de US$ 5000 millones hace dos años a un déficit de US$ 6000 millones en la actualidad. Desaparecieron 11.000 millones», afirma el investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).
Daniel Heymann, profesor del posgrado de Economía de UDESA, ex hombre de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal) y -según sus pares- uno de los hombres que más sabe de inflación, concuerda con que el período del Stop & Go es el que más se acerca al actual en lo referido a la variación de precios. «La más parecida es aquella época», afirma Heymann. «En ese momento, se da la tradicional inflación en todo el Cono Sur de América Latina. Chile, Uruguay, Brasil la sufren, pero también Francia e Italia», agrega. Heymann estima que un régimen estabilizado en una inflación del 20% «no necesariamente estalla», aunque piensa que esas tasas son «atípicas» hoy.
«¿No está equivocada la Presidenta cuando señala que con inflación de un 25 o 26% [la que tenemos] estallaríamos por los aires? ¿No vivió la Argentina en el pasado con esta inflación de mediana intensidad sin estallar [por ejemplo: entre 1945 y 1967, 13 años tuvieron una de entre 17 y 39 por ciento]?», escribió el economista de la Universidad Di Tella Lucas Llach.
No obstante, el experto afirma que la diferencia es que en el pasado se intentaban planes de estabilización que bajaban la inflación y que además sí hubo momentos complicados, como cuando Arturo Frondizi liberó el tipo de cambio en 1959 y la inflación superó 100% por primera vez en la historia argentina. Eduardo Fracchia, profesor del IAE Business School, cita esos programas, que -según dice- fueron clave para que los precios no se espiralizaran. En ese sentido, enumera los planes de Raúl Prebisch (1955), el de estabilización (1962); Adalbert Krieger Vasena (1967) y José Ber Gelbard (1973), en el gobierno de Héctor Cámpora.
El Stop & Go no fue el único período de inflación en el país. A fines del siglo XIX, la emisión desmedida o el endeudamiento en exceso, según se lea a Rapoport o a Roberto Cortés Conde (Udesa), produjo altas tasas de variaciones de precios en la época de los llamados bancos garantidos. Los valores también subieron, pero por causas exógenas en la Primera y Segunda Guerra Mundial. También en los 70, durante el Rodrigazo (1975) o en la hiperinflación del 89, que disparó los precios un 3.079,5 por ciento.
A contramano de lo que repite la Presidenta, tanto Heymann como Fanelli afirman que el crecimiento de la economía no necesariamente implica inflación, algo que es fácilmente verificable si se observan los resultados de los últimos años en varios países de América latina y Asia. «¿Podés crecer con inflación?», se preguntó Heymann. «La experiencia dice que se puede hacer. ¿Ayuda la inflación al crecimiento? No. La inflación, por la imprevisibilidad, complica el crecimiento», explica.
¿Por qué se compró nuevamente una inflación moderada tras los 90? «Porque se recauda cerca de un 2% del PBI con el impuesto inflacionario, el más regresivo que hay, ya que afecta a los pobres. Porque es un impuesto no coparticipable y que no necesita aprobación del Congreso. El Gobierno se financia así», explica Fanelli.
Siguiendo sus reflexiones, hubiera sido clave que algún estudiante de Georgetown o Harvard le hubiera preguntado a la Presidenta si la inflación es condición necesaria para que la economía se expanda o si, en realidad, es bueno crecer con inflación para hacer caja.
INDICIOS QUE REVELAN LO QUE CRISTINA ESCONDE
A pesar de lo que afirmó Cristina Kirchner durante su presentación en la Universidad de Georgetown, su propio Ministerio de Trabajo avala oficialmente que la inflación en el país está más cerca de la que calculan las consultoras privadas que de lo estimado por el INDEC.
Con varias resoluciones publicadas en el Boletín Oficial y firmadas por la secretaria de Trabajo, Noemí Rial, más de una veintena de empresas, entre las que se cuentan importantes automotrices y petroquímicas, aceptaron actualizar entre 2009 y 2011 los salarios de sus trabajadores con relevamientos alternativos al que elabora el organismo oficial. Esos aumentos estuvieron en torno al 25 por ciento y las consultoras avaladas por Trabajo fueron Buenos Aires City, hoy perseguida penalmente por el Gobierno, y CREEBA, una entidad que supo mantener durante años un acuerdo técnico con FIEL.
Más allá de ese detalle, la economía se indexa, no en su totalidad, en torno a un 25 por ciento. Por ejemplo, la consultora Mercer estimó en su último estudio salarial presentado el mes pasado que el promedio de alza de sueldos estimado para este año estará entre un 23% y 27 por ciento. Para el año que viene, los empresarios pronostican un 25 por ciento. No obstante, los legisladores se subieron un 100% el sueldo durante este año.
Las alzas anunciadas por el Gobierno para los jubilados fueron de un 31 por ciento este año, mientras que la Asignación Universal por Hijo (AUH) se actualizó un 25,9 por ciento.
Con poco crecimiento, en tanto, la oferta monetaria está hoy en un 38% anual, mientras que la recaudación por IVA DGI, avanza entre un 25% y 30% anual.
Además, vale recordar las estadísticas de varias provincias (Santa Fe y San Luis), y de las universidades.-
TRES DEFINICIONES PARA SABER DE QUÉ SE HABLA
Los dichos en Georgetown
Durante su gira por los Estados Unidos y ante la incómoda pregunta de un alumno de la Universidad de Georgetown sobre la suba de precios, la presidenta Cristina Kirchner afirmó que «si la inflación fuera de 25%, el país estallaría por los aires».
La historia que desmiente
Hubo varios períodos inflacionarios en el país, pero el que más se parece al actual, según los académicos, es el del Stop & Go (1945-1971), cuando la Argentina tuvo una inflación promedio anual de un 25 por ciento. Entonces el país no estalló, pero si hubo ajustes.
La inflación y sus problemas
Según algunas provincias, consultoras privadas y académicos, la inflación anual es hoy de un 25 por ciento. La acumulación de tasas moderadamente altas durante años y un aletargamiento cambiario impactan en la actividad económica y el empleo.
NÚMEROS
25%
Es la variación de precios estimada
Las consultoras privadas, algunas provincias y las universidades dicen que ésa es la inflación anual en la Argentina.
Fuente: La Nación, 07/10/12.
Argentina: Los permanentes engaños del INDEC
septiembre 24, 2012
Datos polémicos: Según el INDEC, con 13 pesos al día alcanza para dejar de ser pobre
Por Ismael Bermúdez
Las estadísticas del INDEC siguen dando que hablar. Según el organismo estadístico si una persona tiene ingresos equivalentes a $ 13 por día ya deja de ser considerada pobre. Esto significa que con ese dinero esa persona puede comer, vestirse, viajar, pagar el alquiler, los gastos de la vivienda, de salud y de educación, y hasta hacer alguna actividad de esparcimiento.
Ese ingreso diario surge de tomar la valuación de la Canasta Básica Total que el INDEC toma como referencia para establecer la línea de pobreza. Para agosto pasado fue calculada en 1.555 pesos mensuales. Esto significa que una familia tipo (matrimonio con 2 hijos) o cuatro personas con ingresos superiores a ese monto -aunque sea por un peso- deja de ser pobre. Dividido el total por 30 días del mes, arroja $ 52 diarios por familia . A su vez, esto se puede traducir a $ 13 al día por persona.
En base a esta canasta básica total, el Gobierno hace gala semestralmente de un nivel de pobreza muy bajo, de apenas el 6,5% de la población. Este es el último dato oficial, que corresponde a la segunda mitad de 2011.
El 24 de este mes se publicará el próximo dato oficial sobre pobreza e indigencia en la primera mitad de 2012. Tal como viene mostrando la serie, la baja se profundizará y el Gobierno podrá anunciar que casi no hay indigencia y que la pobreza es un problema apenas marginal en la sociedad.
En cambio, si los cálculos se hicieran sobre la misma canasta del INDEC pero ajustada por la inflación real (tomando como referencia el promedio de la suba de precios que registran las provincias ), una familia tipo necesitaría al menos $ 120 por día o más de $ 30 por persona para no ser pobre. La canasta actualizada en base a las pocas provincias que miden en forma independiente se ubica en torno de 3.600 pesos.
De esta manera, las cifras de pobreza se multiplicarían por tres o más: por ejemplo, pasarían del 6,5% que informó el INDEC para la segunda mitad de 2011, al 21,9% que midió la encuesta que realiza periódicamente la Universidad Católica Argentina (UCA).
La brecha que surge no es menor: entre uno y otro porcentaje, hay -en menos o en más- una diferencia de unos 6 millones de pobres . La estimación de la UCA se refiere a 8,5 millones de personas pobres. Y la oficial limita el problema a 2,6 millones.
La irrisoria “línea de pobreza” de $ 13 diarios que fija el INDEC para calcular la pobreza, surge del mismo cálculo oficial que sostiene que es posible comer las cuatro comidas diarias con $ 6 al día.
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que releva el organismo determinó que en esa franja de hogares alrededor del 40% de los ingresos se destinan a alimentarse – cubriendo los requerimientos calóricos y proteicos- que son los polémicos $ 6 por día.
Los otros 7 pesos diarios son los que la persona destina a costear todas los demás gastos antes detallados, que van desde vestirse y viajar hasta el esparcimiento .
De acuerdo con los reclamos de las organizaciones sociales, los $ 13 diarios no alcanzarían para cumplir con los hábitos de consumo de la población sobre los que se basa la encuesta del INDEC.
Y esto sería así aunque el grupo familiar no pague alquiler y viva en un asentamiento, estén “enganchados” a la luz, los chicos concurran a una escuela pública con comedor escolar incluido, el padre o la madre vayan en bicicleta al trabajo, todos se atiendan en el hospital público, reciban gratis todos los medicamentos y la recreación consista sólo en “matear” los domingos en la plaza del barrio.
Frente a la polémica que generaron las cifras oficiales, el propio INDEC buscó minimizar el alcance de sus cálculos de la canasta básica. Según su titular, Ana Edwin, es solamente un valor “teórico” o “tiene poco valor para saber cómo vive la población”.
Pero lo real es que se usa para medir la indigencia y la pobreza y para presentar una radiografía social que se divorcia cada vez más de la real. Y también para fijar los valores monetarios de muchos subsidios y planes sociales.
Fuente: Clarín, 19/09/12.
Argentina: Falso desendeudamiento
mayo 5, 2012
Falso desendeudamiento
Editorial del diario La Nación
La falsificación de las estadísticas en la Argentina ha producido efectos trágicos. Uno de ellos es que determinados temas no pueden ser analizados en su sustancia, ya que el Gobierno se refugia en sus números increíbles para evitar el debate de fondo. Si se reporta que la pobreza afecta al 6% de la población y que la inflación apenas se sitúa en el 9%, la discusión con el Gobierno sobre políticas públicas contra la pobreza y la inflación se vuelve imposible.
Afortunadamente, quedan en el país un puñado de estadísticas que no han sido falsificadas por el Gobierno. Las estadísticas oficiales de la deuda pública de la Nación y el balance de activos y pasivos del Banco Central conservan, por ahora, un grado de verosimilitud que permite mostrar que el mal llamado desendeudamiento es un mito más de los tantos que ha inventado esta administración.
Como suele hacer el kirchnerismo, que sitúa el inicio del mundo al de su mandato, consideremos el endeudamiento público de junio de 2003, cuando la deuda pública de la Argentina totalizaba 153.000 millones de dólares. A ellos habría que sumarles los exiguos 2000 millones de dólares en notas del Banco Central (Lebacs) para obtener el endeudamiento del consolidado del Tesoro y el Banco Central en ese período: 155.000 millones de dólares.
Los últimos datos oficiales muestran que, a septiembre de 2011, la deuda pública argentina había trepado a 175.000 millones de dólares que, si se sumaran a los 24.000 millones de endeudamiento del Banco Central mediante Lebacs y Nobacs, llevarían la deuda del Estado a 199.000 millones, muy por encima del endeudamiento vigente al inicio del ciclo kirchnerista. A las cifras reportadas de la deuda pública se les deben sumar además 11.000 millones de dólares de deuda impaga no computada en las cifras totales de endeudamiento, lo que llevaría a un total de 210.000 millones de dólares.
Estos 55.000 millones de dólares de aumento en el endeudamiento público ocurrieron aun a pesar de la promocionada quita del 70% en los canjes de deuda de 2005 y de 2010, y después de haber falsificado las estadísticas de inflación para licuar el equivalente a unos 20.000 millones de dólares en la deuda en pesos indexada por el costo de vida.
El aumento sería mucho mayor si se efectúa una estimación de los pagos que algún día la Argentina deberá realizar por los fallos no acatados, y los que surgirán en el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) donde, como en otros aspectos de su relación con el mundo, la Argentina posee una situación «particular»: ser el país más demandado en el mundo con 49 casos sobre un total de 184 iniciados.
Y todavía no hemos hablado de las demandas que surgirán a raíz de la estatización de YPF, de las AFJP que nunca fueron indemnizadas, ni de las sentencias favorables a los jubilados cajoneadas por la Anses a la espera de que fallezcan los demandantes. Simplemente utilizando las cifras oficiales de la deuda reportada, y de la que se encuentra en situación de impago, la deuda ha crecido desde 155.000 millones de dólares hasta 210.000 millones, entre 2003 y 2011.
Aparentemente, lo que el Gobierno ha decidido llamar «desendeudamiento» es simplemente el cambio sustantivo que se ha producido en los acreedores del Gobierno. Al pagarle al FMI lo hizo mediante la emisión de Lebacs del Banco Central con las que el ente monetario adquirió las reservas internacionales. Y, luego, para hacerse de ellas el Tesoro canjeó los dólares contantes y sonantes al Banco Central por papelitos de colores a pagar a largo plazo y con tasas de interés cercanas a cero.
También, al estatizar las AFJP, el Gobierno traspasó sus deudas con esas instituciones a las arcas de la Anses, que ahora dócilmente renueva los vencimientos de la deuda con papeles que rinden tasas de interés inferiores a las del mercado.
El desendeudamiento es otro componente del ridículo relato kirchnerista. El desendeudamiento al que se refiere el Gobierno no es la reducción de la deuda; es el reemplazo de acreedores que exigen información confiable y tasas de interés de mercado por acreedores dispuestos a ver licuados sus activos. Aunque ello conlleve la destrucción del balance del Banco Central o la licuación de los ahorros de los jubilados. Una prueba más de que para este Gobierno no hay límites legales ni morales en la construcción del poder absoluto.
Fuente: La Nación, 05/05/12.
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«Se puede engañar a toda la gente por algún tiempo.
Se puede engañar a alguna gente todo el tiempo.
Lo que es absolutamente imposible es engañar a toda la gente todo el tiempo.»
Abraham Lincoln, 1856
Argentina: Presión contra los Periodistas
septiembre 23, 2011
Del fraude patriótico al apriete
Por Fernando Laborda
Frente a una demanda judicial absurda, pueden derivarse dos opciones: el rechazo de plano por parte del juez interviniente o requerimientos judiciales tan absurdos como la posición del demandante. Es esto último lo que se ha evidenciado con el oficio enviado por el juez Alejandro Catania a varios diarios, para que suministraran los datos de todos los periodistas que hayan publicado noticias vinculadas a índices inflacionarios de la Argentina desde 2006 hasta hoy.
Tal vez no sea intención del magistrado amedrentar al periodismo con el fin de que el único índice de inflación que se difunda sea el oficial, el del Indec. Pero, probablemente sin quererlo, el juez les esté haciendo un nuevo daño a las instituciones de la República y a la libertad de expresión.
Pocos actos, sin embargo, pueden ser más dañinos que los promovidos por Guillermo Moreno , quien ha buscado generar un estado de intimidación entre las consultoras e institutos privados que realizan estudios sobre la evolución de los precios, en todos los casos más creíbles que los difundidos por el Indec.
Moreno alega que las consultoras agrandan con malicia el aumento del costo de vida con el fin de favorecer a los poseedores de títulos públicos que se indexan por la inflación. Se trata de un argumento absurdo por el hecho de que el índice por el cual se ajustan esos bonos se basa en las estadísticas oficiales del Indec y no en las de consultoras privadas.
El secretario de Comercio, para demandar penalmente a las consultoras, recurrió un artículo de la ley de lealtad comercial, que prohíbe «la realización de cualquier clase de presentación, de publicidad o propaganda que mediante inexactitudes u ocultamientos pueda inducir a error, engaño o confusión respecto de las características o propiedades, naturaleza, origen, calidad, pureza, mezcla, cantidad, uso, precio, condiciones de comercialización o técnicas de producción de bienes muebles, inmuebles o servicios».
Curiosamente, el mismo argumento podría usarse en contra del Indec, en tanto más de un dirigente kirchnerista se ha jactado de que el falseamiento de las estadísticas de inflación por el Gobierno le ha permitido al país ahorrarse el pago de miles de millones de dólares en intereses variables de la deuda pública. En otras palabras, lo que hace el Indec es una suerte de fraude patriótico, cuyas víctimas son los propios argentinos, dado que los bonos en pesos ajustables por inflación están mayoritariamente en manos locales.
La estrategia del fraude va de la mano del apriete. Ya han caído los economistas privados. ¿Será ahora el turno de los periodistas?
Fuente: La Nación, 23/09/11.
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Piden la lista de periodistas que escriben sobre inflación
Por Hernán Cappiello
El juez en lo penal económico Alejandro Catania pidió a siete diarios un listado de los periodistas, con sus números telefónicos y direcciones, que hayan escrito sobre la inflación en los últimos seis años. La medida forma parte de la causa iniciada por una denuncia del secretario de Comercio, Guillermo Moreno , contra una consultora económica por divulgar datos estadísticos sobre la inflación que contradicen las cifras del Indec.
La inusual orden judicial, que alcanza a los diarios LA NACION, Clarín, Ambito Financiero, El Cronista Comercial, BAE y Página 12, provocó una dura reacción de la oposición , que calificó la decisión como una intimidación contra la prensa.
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) expresó su «grave preocupación y enérgico repudio» por la decisión del juez, que también alcanzó al Congreso. Catania le pidió a la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados la remisión de los informes sobre la inflación estimada por las consultoras privadas, multadas por Moreno, que difunden todos los meses, y el acto administrativo por el cual tomaron la decisión de comunicar ese índice. También les pidió que digan cómo llegan a ese número. La UCR, el peronismo disidente, la Coalición Cívica, Pro y el GEN dijeron que la medida les recordaba a las «listas negras de la dictadura», que buscaba amedrentar a los periodistas.
El pedido del juez se conoció el mismo día en que la titular del FMI, Christine Lagarde, insistió en la necesidad de que la Argentina tenga estadísticas creíbles.
Rechazo de ADEPA y Fopea al pedido de la Justica
El constitucionalista Gregorio Badeni consideró que la medida ordenada por Catania «es una desnaturalización de la función judicial, porque no se advierte qué relación hay entre las publicaciones y el presunto hecho delictivo». Agregó que «es un avance sobre la libertad de prensa, no sólo el pedido a los medios, que puede considerarse intimidatorio, sino la sustanciación de la causa, que penaliza la libertad de expresión».
Moreno, tras embestir contra las consultoras y multarlas por difundir índices inflacionarios, que duplican los del Indec, denunció penalmente a una de ellas, M&S, de Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo. Los acusa de agiotaje, que implica especular mediante la difusión de noticias falsas para hacer subir los precios de los productos, de los títulos públicos o la tasa de interés. Según Moreno, un escenario de alta inflación favorece a los bancos que ganan con mayores márgenes de intermediación y crecimiento de sus carteras de préstamos.
La denuncia recayó en el juzgado de Catania, que se la envió a la fiscal Carolina Robiglio, que pidió medidas previas e impulsó la acción contra Melconian, dijeron a LA NACION fuentes del juzgado. Catania libró oficios con medidas sugeridas por la fiscal y el propio Moreno.
El magistrado pidió a los diarios que informen en cinco días si tienen vínculos comerciales con Melconian y la «nómina, dirección y teléfonos de contacto» de los periodistas que hayan escrito sobre la inflación desde 2006.
En el juzgado dijeron que la medida «no tiene una intención persecutoria», sino que busca tener datos para citar a periodistas como testigos. «La hipótesis de que haya algún periodista imputado, por ahora, es exagerada», dijeron en tribunales.
La ley protege el secreto de la fuente de los periodistas, que a lo sumo pueden ratificar en una declaración el contenido de sus notas, con lo que no quedan claros los motivos de su eventual citación. Lo habitual es que cuando los periodistas son citados lleguen oficios a los diarios o se los cite como a cualquier testigo en el domicilio que figura en el Registro Nacional de las Personas.
También ordenó que la Comisión de Libertad de Expresión diga cómo elaboran el índice de inflación que difunden; que el Banco Central informe las tasas de interés desde 2006 y a cuánto ascendió el spread de los bancos (diferencia entre la tasa de interés pagada por depósitos y la cobrada por préstamos). También solicitó que informe sobre el dólar a futuro desde 2006 y que les pida informes a los bancos sobre si contrataron a Melconian, los contratos y los informes que hubiera realizado.
Los oficios se repiten al Indec, a la Caja de Valores y a la AFIP, así como al FMI. A las oficinas locales del organismo les pide que les diga qué parámetros usan en al confección de sus informes sobre la inflación en la Argentina, si tuvieron en cuenta las estimaciones de las consultora de Melconian y si se reunieron con ella para pedirle informes y opiniones sobre el país. Fuentes del FMI se limitaron a confirmar a LA NACION que recibieron el pedido del juez y que el departamento de asuntos legales lo está analizando.
Fuente: La Nación, 23/09/11.