En defensa del dinero en efectivo
noviembre 14, 2022
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo; ya que podríamos vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos controlen toda compra, transacción y movimiento económico de cada persona.
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CashEssentials (CE) es un grupo de reflexión global e independiente, cuya misión es observar desarrollos en curso y llevar a cabo investigaciones y análisis sobre el efectivo y su futuro, al tiempo que proporciona una plataforma para la investigación y el debate equilibrados sobre el efectivo, los pagos y los sistemas monetarios, en beneficio, viabilidad y bienestar de todos.
El uso de efectivo
Por Ana Moreno Hueyo.
Para Dominic Frisby, el fin del efectivo sería desastroso para todos. En un mundo sin efectivo cada pago que se realizara sería rastreable. ¿Es bueno que los gobiernos (que no siempre son benevolentes), los bancos y los procesadores de pagos tengan acceso potencial a esa información? Esto le daría aún más poder al sector financiero, dado que los bancos y las compañías financieras relacionadas supervisarían todas las transacciones.
Como sucede con la mayoría de las cosas que el Gobierno no quiere que haga se está demonizando el efectivo. El efectivo es en gran medida anónimo y el mero hecho de que los criminales lo usen no significa que todo el efectivo sea dudoso. Cumpliendo con las obligaciones impositivas (dinero en blanco), es legal; el efectivo da independencia a sus usuarios. les permite comprar y vender y atesorar su dinero, sin depender de nadie más. Si lo desean pueden quedarse fuera del sistema financiero. Todo lo que se necesita para atesorar cualquier cantidad de efectivo es un lugar seguro donde guardarlo, mientras que el efectivo electrónico o los pagos con tarjetas de crédito necesitan de los servicios de grandes organizaciones, que ganan fortunas a costa de sus clientes.
Está claro que el efectivo es algo más que un modo de lavar dinero. Es un sistema igualitario en el que cualquiera puede participar y creo que, sin duda, vale la pena luchar por este derecho.
Ana Moreno Hueyo. DNI 3.274.978.
Cartas de los Lectores. Na Nación, 23/04/07.
Fuente: La Nación, 23/04/17.
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Dominic Frisby: «Acabar con el dinero en efectivo le dará demasiado poder a los bancos»
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Todos parecen querer acabar con el dinero en efectivo.
No pasa día en que no aparezca un nuevo ejemplo de avance tecnológico que nos permita deshacernos del cash.
El uso de transferencias electrónicas en vez de billetes y monedas es visto como un símbolo de modernidad, un rechazo a formas de intercambio que existen desde épocas medievales.
Pero desde la otra orilla, surgen voces que alertan sobre los riesgos de abandonar uno de los inventos más útiles y longevos de la humanidad: el efectivo.
Precisamente el hecho que subsista hasta nuestros días un invento de la época antigua es la prueba de su versatilidad y conveniencia.
El escritor financiero británico Dominic Frisby es una de esas voces en favor del efectivo.
Columnista y autor de exitosos libros y documentales sobre el sistema financiero mundial, le advierte a BBC Mundo que acabar con el efectivo para darle paso a mecanismos de intermediación electrónica le dará demasiado poder a los bancos, es una amenaza a la intimidad de la gente y excluirá todavía más a los pobres de la actividad económica.
Los riesgos
Frisby es vehemente en denunciar lo que él ve como peligros de esta tendencia, en particular, colocar aún más poder en el sector financiero para procesar todas las transacciones que ya no se harían por medio de monedas y billetes.
«El sector financiero es excluyente, mientras que con el dinero en efectivo, cualquier persona puede participar en ello. El sector financiero tiene reglas, que pueden excluir a ciertas personas».
Frisby ve un paralelo en el desarrollo de la telefonía fija frente al de la telefonía celular.
«En 2008 había 1.300 millones de líneas de telefonía fija en todo el mundo, para una población total de 7.000 millones. A todo el mundo le gusta comunicarse. Por lo que uno pensaría que debería haber más de una línea telefónica por cada seis personas. Pero en cambio llegaron los teléfonos móviles y ahora hay 6.000 millones de líneas de teléfono celular».
¿Por qué triunfó el teléfono móvil sobre las líneas fijas?, se pregunta Frisby.
«Una de las razones es por la tecnología. Pero otra razón es que para obtener una línea de teléfono fijo se requería una cuenta bancaria y acceso al crédito. Y más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a bancos. Por lo que la exclusión financiera impidió a muchos de ellos obtener una línea teléfonica», asegura.

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«En el caso del teléfono móvil, se puede comprar el aparato y los minutos con efectivo, no se necesita tener cuenta bancaria, y no excluye a la gente de la misma manera. La consecuencia es que ahora hay 6.000 millones de personas con teléfono móvil».
«Una forma de intercambio es incluyente, la otra excluyente. Y un riesgo de la sociedad sin efectivo es la exclusión de los muy pobres.
«Si eres un refugiado que acabas de llegar a Europa, ¿como vas a conseguir una cuenta bancaria? Y si no tienes cuenta bancaria, ¿qué vas a hacer?»
Tampoco funcionan muy bien en casos de emergencias naturales. «Si no funcionan las transferencias electrónicas luego de una inundación u otro desastre, ¿como compras comida?».
Contra la intimidad
Frisby también ve un riesgo al derecho a las personas a su privacidad.
«En mi opinión, las finanzas ocupan un lugar demasiado grande en nuestras economías. ¿Queremos que ahora controlen como intermediarios todos y cada uno de los pagos que hagamos? Creo que es un error», advierte.
«Más aún, la manera en que gastas tu dinero dice más sobre ti que cualquier otra cosa. Ahora, estas organizaciones, y probablemente también los gobiernos, tendrían acceso a toda la información acerca de cómo gastas tu dinero».

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Frisby cree, no obstante, que actualmente hay otros avances tecnológicos que pueden mitigar estos riesgos.
«Ahora tenemos efectivo digital, como bitcoin y otras 300 a 400 modalidades de dinero digital, sin intermediarios».
Pero los que piensan distinto sostienen que esa falta de intermediarios y de regulación podría prestarse en algunos casos para actividades criminales.
La misma razón por la que algunos estados quieren eliminar billetes en efectivo de alta denominación que se usan también para lavado de dinero y otras irregularidades.
A lo que Frisby responde que es cierto que en algunos casos el efectivo se emplea para actos ilegales, «al impedir que se use el efectivo, desde el punto de vista filosófico, se está quitando una libertad, una opción».
Inevitable
Frisby reconoce que, en buena parte, el movimiento hacia el dinero electrónico es inevitable por el avance tecnológico.

«Hace mucho usabamos conchas y dientes de ballena como medio de intercambio. Las monedas acuñadas eran más efectivas, después el papel moneda y eventualmente banca electrónica. Es la manera en que el mundo evoluciona», dice el comentarista.
«En algunos países veremos, en nuestras vidas, la desaparición total del efectivo».
«Yo mismo, uso cada vez menos el efectivo. Pero eso no quiere decir que debamos erradicar del todo la opción», sentencia Frisby.
Fuente: bbc.com/mundo, 30/303/16.
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Economía global turbulenta
julio 19, 2022
El año 2022 muestra una economía global turbulenta.
La pandemia del Covid-19 dejó secuelas en la economía global.
Volvió la inflación.
La invasión rusa a Ucrania empeoró las cosas…
El costo de la energía se descontrola por causa de la guerra.
Se complica la situación inmobiliaria en China.
Los líderes mundiales dan muestras de debilidad.
Las criptomonedas están en crisis.
Abundan los Esquemas Ponzi.
Es tiempo de invertir en forma cuidadosa y procurando seguridad.
Es momento de contar con un sólido asesoramiento financiero.
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La peligrosa inflación en Argentina
diciembre 14, 2021
En solo un mes la Argentina tuvo más inflación que la que tienen proyectada para todo 2021 la mitad de los países del mundo
En la estimación anual es superada por Venezuela y Sudán. Incluso en medio de la tensión inflacionaria global, según el FMI hay casi 100 países que proyectan para todo el año un a suba menor al 3,5% del mes pasado
Por Martín Kaneguiser.
La Argentina registró en octubre una inflación superior a la que se proyecta para casi la mitad de los países del mundo.
Sin dejar de batir récords negativos, el país tuvo una suba de los precios al consumidor del 3,5% el mes pasado y del 52,1% en el último año; de este modo, se ubicó entre los tres países con mayor inflación, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para este año.https://eeb1ef1b028a2a9cf6780d79b26877dd.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
Argentina se ubica entre los cinco estados en los que el FMI no mide la inflación, sobre un total de 198 países. Durante el kirchnerismo, este “borrón”, se debía a la manipulación de las estadísticas públicas, luego fue por los problemas de empalme y ahora por las “negociaciones” para un nuevo programa de refinanciación de la deuda. Los otros son cuatro Afganistán, Etiopia, Líbano y Siria, territorios todos bajo conflictos armados de diferente naturaleza. Sin registros oficiales, Líbano y Siria sufrieron en 2020 subas del 155 y el 140 por ciento, respectivamente.

En el top ten de los que sí mide el FMI están Venezuela con una estimación del 2700% y un “exclusivo” primer lugar de hiperinflación crónica y luego, Sudán con 115,5%. Argentina, según las estimaciones de los analistas consultados por el relevamiento de expectativas del mercado (REM) del Banco Central, llegará al 50,3%, tras haber alcanzado el 41,8% desde enero último; detrás están Surinam con 48,6%; Yemen: 45%; Zimbabue: 41%; Irán: 30%; Zambia: 23,2%; Angola: 22%; y Libia: 21,1 por ciento.
En cambio, entre los países más poderosos, reunidos en el G7, pese al aumento global de la inflación, para Estados Unidos se proyectaba 5,1% (llegó al 6,2% en octubre); Alemania 4%, Canadá: 3,8%; Gran Bretaña: 3,5%; Francia 2,9%; Italia: 1,7%; y Japón: 0,7%.
La Argentina también ostenta el negativo registro de tener la segunda inflación más alta de América latina detrás de Venezuela. Para Brasil se proyectan un 7,9% anual; Uruguay tendría, 7,2%; México, 5,9%; Chile, 5,5%, Colombia, 4,3%; y Paraguay 4 por ciento.
El Gobierno había proyectado primero una suba del 29%, según el presupuesto 2021 que envió el ministro Martín Guzmán al Congreso en septiembre del 2020; un año después, corrigió esta cifra al 45%, pero los analistas prevén una inflación mayor; algo similar, aunque más profundo, ocurre con 2022: el Gobierno proyectó un 33% y los consultores -cuyas estimaciones fueron clave mientras se manipularon los datos del Indec entre 2007 y 2015- calcularon otro 50 por ciento.
Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), hay más de 100 países o territorios nacionales pertenecientes al organismo que concluirán este año con una inflación menor al 3,5% reflejado en octubre por el Indec.Argentina se ubica entre los cinco estados en los que el FMI no mide la inflación
En el primer escalón se ubican Guyana con el 3,4%, seguida por Bulgaria, República Central Africana y Filipinas con 3,3%; con el 3,2% le siguen Barbados, Guinea Ecuatorial, Irlanda, Kuwait, Perú y Tanzania:
Un peldaño más abajo están Portugal y Senegal con 3,1% y con el 3% se ubican Bélgica, Benín, Lituania, Nigeria y Omán. Con el 2,9% están Austria, Croacia, Francia, Maldivas y Montenegro; con 2,7% le siguen Burkina Faso; Camboya; Congo; república Checa; y Corea del Sur.
Luego, para Australia se estima un 2,6%, al igual que en Micronesia y Vietnam; le siguen con el 2,5% Barein, Bolivia, Granada, Israel, Jordania, Malasia, España y Tuvalu.
Con el 2,3% continúan Andorra, Chad y Noruega y, con el 2,2% siguen Finlandia y Saint Vicent; un escalón más abajo están Albania y Camerún con el 2,1%. En el 2% se estacionan Antigua y Barbuda, China, Chipre, Costa de Marfil, Djibouti, República Dominicana, Gabón, Guinea-Bissau, Indonesia, Panamá, Suecia, Timor y Emiratos Árabes.
Luego está Ecuador con 1,8%, al igual que Holanda y Uganda; con el 1,7% están Aruba e Italia; Bosnia, Costa Rica, Malta, Arabia Saudita, Taiwán y Togo tienen 1,6 por ciento.
Cabo Verde sigue con 1,5% y Dinamarca y Fiji con 1,4%; Grecia, Luxemburgo y Singapur 1,3 por ciento. Naurú, Trinidad Tobago y los territorios palestinos el 1,2%; Marruecos 1,1%.
En el 1% está la estimación de Palau y Tailandia y luego le sigue Suiza con 0,9%, San Marino con 0,8% y Brunéi e Italia con el 0,7 por ciento.
Finalmente, se prevé deflación para dos territorios: Macao (-0,3%) y Saint Kits -0,8 por ciento.
La mayoría de los países centrales y en desarrollo comenzó hace unos meses a utilizar la tasa de interés para contener la creciente inflación, producto de la fuerte emisión monetaria registrada durante la pandemia, pero la Argentina, como en otros casos, no hizo lo que hacen los demás.
Fuente: infobae.com, 12/11/21.
Más información:
¿La inflación está de vuelta?
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¿La inflación está de vuelta?
diciembre 10, 2021
Es hora de que las carteras estén a prueba de inflación
Por Edward Chancellor.

LONDRES, 21 de octubre (Reuters Breakingviews)
Los debates actuales sobre la inflación se centran principalmente en cuánto tiempo persistirá. ¿Será la inflación transitoria, como insisten los banqueros centrales? ¿O seguirán subiendo los precios al consumidor en los próximos años, como mantienen los osos de los bonos? Sin embargo, pocos analistas consideran cómo es probable que las economías modernas altamente financiarizadas respondan a un cambio en el régimen de inflación.
Cuanto más consideramos la inflación, menos parecemos saber, o al menos estar de acuerdo, sobre las causas del aumento de los precios. Los banqueros centrales se obsesionan con las expectativas de inflación. Creen que mientras las expectativas del público estén ancladas en torno a su objetivo de inflación del 2%, todo irá bien. Pero un artículo reciente del miembro del personal de la Reserva Federal, Jeremy Rudd, señala que no hay apoyo teórico ni empírico para la idea de que las expectativas influyen en la inflación.
En cambio, sugiere Rudd, cuando la inflación cruza un cierto umbral, entra en negociaciones salariales. Esto ayuda a explicar las “espirales” de precios y salarios de los años setenta. Es posible, aunque Rudd no lo dice, que el reciente aumento en el índice de precios al consumidor de EE. UU. Pronto se refleje en aumentos salariales. Otra espiral de precios y salarios puede estar a la vuelta de la esquina.
Los monetaristas también descartan las expectativas de inflación. En cambio, insisten, en palabras de su chamán Milton Friedman, que la inflación «es siempre y en todas partes un fenómeno monetario». En una nota reciente, el economista jefe de Invesco, John Greenwood, señala que la oferta monetaria estadounidense (M2) ha aumentado en más de un tercio en los últimos 18 meses. Greenwood cree que los precios al consumidor de EE. UU. Continuarán aumentando hasta que todo este exceso de dinero sea absorbido por la economía. La inflación será persistente, no transitoria, predice.
Sin embargo, los economistas del Banco de Pagos Internacionales han sugerido que la inflación en los últimos años ha estado más influenciada por factores globales que por las condiciones monetarias internas. Según este punto de vista, la entrada de China en la economía mundial debilitó las presiones salariales en Occidente (cuyos trabajos de fabricación podrían enviarse al extranjero) y ejerció una presión a la baja sobre los precios de los bienes comercializados.
Pero el papel de China como exportador de deflación puede estar llegando a su fin. El presidente Xi Jinping quiere priorizar el consumo interno sobre las exportaciones y las ganancias sobre la inversión, como parte de su proyecto de «prosperidad común». Como dijo Henry Maxey, director de inversiones de Ruffer, en una conferencia de Grant en Nueva York esta semana, China ahora puede alentar a los exportadores a subir los precios. La interrupción en curso de las cadenas de suministro sobreextendidas ejerce una mayor presión al alza sobre los precios. A pesar de lo que argumentan muchos analistas, es poco probable que se trate de un problema temporal: las cadenas de suministro en el futuro tendrán que volverse más sólidas a medida que los fabricantes cambien de producción «justo a tiempo» a «por si acaso», y eso significa que el los bienes que producen costarán más.
La teoría fiscal de la inflación sostiene que los países con grandes deudas inflan invariablemente sus pasivos. Esa es la idea detrás de la represión financiera, cuando las tasas de interés se mantienen por debajo del nivel de inflación durante años. El estratega de inversiones Russell Napier sostiene que los altos niveles de deuda en Occidente proporcionan un imperativo político para la inflación. Los gobiernos, dice, están reemplazando a los bancos centrales como árbitros del sistema crediticio. La pandemia ha acelerado este proceso: Estados Unidos tenía su «Programa de préstamos convencional», mientras que el gobierno británico suscribía los «Préstamos de recuperación» otorgados por los bancos comerciales. La estanflación a menudo asociada con la represión financiera ya ha llegado, dice Napier.
Lo que estas diferentes formas de ver la inflación no tienen en cuenta es cómo el sistema financiero se enfrentará a este cambio de régimen. La caída de la inflación ha ido acompañada de una caída de los tipos de interés. Las tasas ultrabajas se han metido «en todas las grietas», para usar una frase acuñada por Jeremy Stein de Harvard. Los inversores han asumido más riesgos para compensar su pérdida de ingresos. La deuda corporativa ha aumentado con las empresas pidiendo prestado para recomprar sus acciones y el capital privado organizando adquisiciones. El aumento de los precios de los activos ha sustituido a los ahorros genuinos. Las economías desarrolladas se han «hiperfinanciado», dice Maxey. En los Estados Unidos, la participación del sector financiero en el PIB aumentó de alrededor del 2% en la década de 1950 a más del 8% en la actualidad.
El látigo inflacionario provocará un verdadero dolor en Wall Street. El aumento de la inflación puede obligar a la Fed a reducir sus compras mensuales de valores más rápidamente de lo previsto. A medida que se succiona liquidez del mercado, podríamos enfrentarnos a otra “rabieta de la puesta a punto”. El mercado de repos, donde los títulos de deuda se utilizan como garantía para préstamos a un día, no funciona correctamente cuando la liquidez se evapora. Es probable que repunte la volatilidad en el mercado de bonos de EE. UU., Que sigue aproximadamente a la de los precios al consumidor. A medida que aumentan los rendimientos de los bonos del Tesoro, existe la posibilidad de que los rendimientos de los valores más riesgosos se disparen.
Durante el último cuarto de siglo, el rendimiento de los bonos y las acciones se ha relacionado inversamente: en momentos en que el mercado de valores ha caído, los bonos del gobierno generalmente arrojan rendimientos positivos. A las carteras convencionales, que asignan el 60% a acciones y el 40% a bonos, les ha ido bien. Pero a medida que regrese la inflación, es probable que los bonos y las acciones se correlacionen positivamente, subiendo y bajando juntos, como lo hicieron en la década de 1970. Esto significa que los inversores tendrán que repensar su asignación de activos.
En particular, deben considerar cómo reducir la sensibilidad de las carteras al aumento de las tasas de interés, lo que técnicamente se conoce como «riesgo de duración». El riesgo de duración del mercado de bonos corporativos de EE. UU. Se encuentra en un máximo histórico. Las acciones estadounidenses también tienen más duración que en cualquier otro momento desde la burbuja de las punto com. Los inversores pueden reducir este riesgo comprando acciones más baratas. Rob Arnott de Research Affiliates, quien también habló en la conferencia de Grant esta semana, señala que las acciones de valor en los mercados emergentes, Japón, Europa y el Reino Unido se cotizan actualmente a valoraciones muy atractivas.
Napier opina que los inversores no deberían poseer bonos de ningún tipo. Sin embargo, los bonos protegidos contra la inflación pueden seguir obteniendo buenos resultados a pesar de sus rendimientos reales negativos. (Su rendimiento negativo puede considerarse una prima de seguro contra una inflación imprevista). Sobre todo, dice Maxey, los inversores deben ser ágiles. Suena contrario a la intuición, pero también es útil tener más efectivo, el activo de menor duración, a medida que los mercados se vuelven más volátiles. El valor real del efectivo puede verse erosionado por la inflación, pero al menos proporciona a los inversores un medio para comprar activos cuando se vuelven baratos.
Fuente: reuters.com, 21/10/21
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Impacto geopolítico de la crisis en Afganistán y Medio Oriente y sus efectos en América Latina
diciembre 1, 2021
Simposio Internacional 09/09/21
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💥 🌎 La crisis en Afganistán y Medio Oriente y sus efectos en la economía. Gustavo Ibáñez Padilla
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Agenda
PRIMER BLOQUE
- Presentación del Simposio. Dra. María Amelia Britos Bogado
- Crisis en el Medio Oriente y su impacto en la seguridad latinoamericana. Dr. Nahem Reyes
- Antes de tomar Kabul, los Talibanes se adueñaron de las redes. Mg. Julio Cirino
- La mujer en escenarios adversos a la democracia. Mg. Alessandra Martin
- Preguntas y conclusiones. Moderador : Prof. Alejandro cassaglia
SEGUNDO BLOQUE
- Impacto de la crisis en la economía global. Ing. Gustavo Ibáñez Padilla.
- Repercusiones políticas de la crisis de Medio Oriente. Dr. Luis Somoza
- Experiencias de Misiones Militares en Medio Oriente. Lic. Rodrigo Duarte
- Preguntas y conclusiones. Moderador : Prof. Jorge Domínguez
Organiza: Itaju Comunicaciones
Contenido relacionado:
Antes de tomar Kabul los Talibanes se adueñaron de las redes

Por Julio A. Cirino, especial para The Post Argentina
INTRODUCCION
Lo sucedido con la caída de Kabul sorprendió a muchos, no solamente porque se suponía que la fuerza militar del gobierno de Kabul, entrenada y equipada por los Estados Unidos sería una defensa sólida frente a los ataques del Talibán, sino también por la capacidad tecnológica mostrada por los Talibanes.
De alguna forma, la imagen del Talibán se asociaba con “guerreros” armados a lo sumo con armas automáticas, pero no se les atribuía, fuera de algunos círculos especializados, la capacidad de montar verdaderas “ofensivas electrónicas” como la que hemos visto en las últimas semanas y que además venía desarrollándose silenciosamente desde meses atrás.
Esto lleva una vez más a releer lo que P.W. Singer plantea en su obra:” Like War” donde nos explica muy detalladamente como hemos superado el concepto clásico de “guerra electrónica” para meternos de lleno en el uso de las “redes” como un arma más del arsenal de los estados (y de los privados también…). [1]
La otra consideración, que solo mencionaremos y que no vamos a desarrollar en estas líneas se refiere a cómo estos verdaderos “arsenales” electrónicos están al alcance no ya tan solo de los estados sino también de quien pueda pagarlos…..
Recordemos que la historia del Talibán con los medios fue bastante accidentada, de hecho, la primera vez que llegaron a controlar Afganistán (septiembre 1996) prohibieron completamente internet y hoy utilizan miles de cuentas de Twitter (algunas abiertamente otras de modo anónimo). Hoy las torres para la comunicación celular están por todo el país, y los teléfonos móviles ya en 2019 (último dato disponible) superaban los 22 millones, se estima que hoy el 70% de la población tiene acceso a telefonía celular. Después de los ataques del 9/11 y de la invasión a Afganistán (2001) comienza la lenta reconstrucción de los talibanes aprovechando las facilidades que tácitamente les brindó Pakistán al tiempo que organizaron una estructura en red insurgente que no dejaría de operar con mayor o menor intensidad de acuerdo con las circunstancias y a la geografía.
Para el año 2002 se puede decir que el Talibán tiene funcionando una red de publicaciones, de DVD y audios cuyo contenido se centraba en marcar la corrupción del régimen de Kabul, la intromisión extranjera y la corrupción del gobierno entre otras cosas. Para el año 2005 ya existe una especie de sitio “oficial” del Talibán (Al Emarah) que llegó a publicar en cinco idiomas. Sin embargo, aún en 2006 la relación con los medios era hostil, ya que les acusaba de dar al Talibán un trato injusto. Simultáneamente reinaba la confusión ya que otros grupos utilizaban el rótulo de talibán generando confusiones en el aparato de propaganda.
Será recién en 2008 cuando el grupo pueda hablar de un “sistema” para publicitar sus acciones y un año después presentarán un sitio web en idioma inglés donde acusarán a occidente de una campaña de desinformación en su contra. Un año después estarán operando en YouTube y para 2011 tendrán una actividad sistemática en Facebook y Twitter. Dos años después aparecen en Telegram y Whatsapp. Con lo que no solamente llegaban a más gente, sino que ponían sus comunicaciones en plataformas ENCRIPTADAS.
Facebook, YouTube y Twitter sólo de tanto en tanto borraban el contenido del Talibán.
El deterioro del gobierno de Kabul ya es visible para el año 2017 y se nota en el aumento de la censura y la disminución de la información disponible, de hecho, a finales de ese año el gobierno de Kabul procura cerrar las operaciones de WhatsApp y Telegram, lo que repercutió muy negativamente en su relación con la prensa.
2021 EL TALIBAN 2.0 Y LOS FUTUROS POSIBLES
Con Kabul en sus manos y controlando, al menos por ahora, la casi totalidad del territorio hay preguntas que se hacen inevitables: El tema que parece más difícil de resolver se basa en que el grueso de la población, en particular las mujeres, llevaban viviendo en una sociedad, si bien “islámica” bastante adaptada al S.XXI, la pregunta obvia es si el Talibán intentará cambiar esto, como lo hizo en el pasado o si por el contrario adoptará una postura mas conciliadora, y en todo caso como repercutirá esto en toda la población.
Por otro lado, no pocos de los líderes del Talibán estaban en puestos de responsabilidad cuando se hicieron con el poder (1996-2001) pero además varios de ellos aparecen vinculados, más o menos cercanamente con al-Qaeda. Entre los estudiosos del tema parece, al menos por el momento existir un consenso en cuanto a que no es intención del liderazgo talibán desarrollar un país “moderno”.
Por lo pronto se anunció formalmente la creación del EMIRATO ISLAMICO DE AFGANISTAN, y la sharía será la ley que regirá el país.
Mientras el presidente de los Estados Unidos procuraba en su ultimo discurso ponerle “al mal tiempo buena cara” no sólo en Estados Unidos sino en el resto del mundo se repite la pregunta: qué va a significar esta derrota para la política exterior de USA, sus aliados y sus adversarios. Por de prontose suceden días de celebraciones en Siria, Somalia, Pakistán, Indonesia, Malasia, Tailandia y las Filipinas, por mencionar algunos ejemplos. Nuevamente estos hechos apuntan a señalar que estamos en presencia de las mencionadas “operaciones en red”, que podrán interconectarse en forma más o menos coordinadas dependiendo de cada caso. Es por ello que si estas celebraciones serán algo mas que eso, es algo que veremos en las próximas semanas y que, por otro lado no debe hacernos olvidar de las fuertes divisiones que agitan al mundo islámico.
Recordemos que estos acontecimientos no sucedían desde que la entonces Unión Soviética se retiró en derrota durante 1989 con lo que esta sería la segunda vez que una “superpotencia” se debe retirar de Afganistán sin cumplir ninguno de los objetivos que pretendía alcanzar.
El interrogante que se escucha hoy en casi todas las capitales es si el Talibán va a permitir (como lo hizo en el pasado) que el país se convierta en base para la “yihad”. En tal sentido recordemos que el acuerdo negociado con Estados Unidos en 2020 incluía la promesa del Talibán que al-Qaeda y sus apoyos no podrían instalarse de ninguna forma en el país nuevamente.
Existen pocas dudas respecto que tanto la salida de los Estados Unidos, como el modo de su ejecución van a ser visto como una oportunidad para la yihad.
Las preguntas obvias, que no tienen respuesta por el momento, son hasta que punto tomará nuevo impulso la yihad y que tanto podrá extenderse geográficamente, ya no sólo en Medio Oriente sino en Europa, Estados Unidos y el resto del hemisferio, sobre todo si se toma en consideración que esto ya ha sucedido. Pero además que otros “jugadores” podrán entrar en la partida; China ya lo está haciendo y en forma muy visible pero posiblemente no sea el único.
[1] Singer,P.W. LIKE WAR.
Fuente: thepostarg.com, 03/09/21
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Estados Unidos y China: tensa integración
noviembre 20, 2021
Estados Unidos y China: una integración financiera millonaria que esconde tensiones
En el momento en que la competencia entre las dos superpotencias adquiere características de conflictividad exacerbada, la tendencia de fondo es una integración superior entre las dos mayores economías del mundo.
Por Jorge Castro. Analista internacional.
China hace una fuerte apuesta por el desarrollo tecnológico para ampliar su capacidad productiva en el ámbito de la Cuarta Revolución Industrial.
Boston Consulting Group estima que los activos financieros de la República Popular de China tenían una valuación de US$ 18,9 billones en 2020, lo que revela un crecimiento de 10% respecto al año anterior.
A su vez, Goldman Sachs sostiene que esos activos, medidos en capacidad de inversión, valdrían más de US$ 70 billones en 2030, tres veces más que el actual producto norteamericano (U$S 21,9 billones/25% del PBI global).
El mayor banco de inversión de Wall Street realiza esta apreciación sobre la base de una población de 1.440 millones de habitantes, con un ingreso per cápita que ascendería a US$ 20.000 anuales en una década, encabezada por una clase media integrada hoy por 440 millones de personas con ingresos comparables a los estadounidenses (US$ 35.000/45.000 anuales), que se duplicaría en 10/15 años, y llegaría a unos 850 millones de consumidores e inversores del más alto nivel de gasto del mundo.
Por eso lo previsible es ahora que, en el momento en que la competencia estratégica entre las dos superpotencias adquiere características de conflictividad exacerbada, la tendencia de fondo sea una integración cualitativamente superior entre las dos mayores economías del mundo, donde el dato estratégico central es que ambas son parte de un sistema global absolutamente integrado por la revolución de la técnica, y donde se compite primordialmente a través de una superior capacidad de innovación y productividad.
Este es un sistema hipercapitalista, solo que su aspecto fundamental no es más ni el capital, ni el trabajo, sino el conocimiento; y que por eso – suprema ironía – trasciende sus límites históricos, y adquiere una naturaleza estrictamente post-capitalista.
El capitalismo del siglo XXI expande sus límites a través de sus crisis, que son rupturas y recuperaciones, como la que acaba de experimentar en 2020 y 2021 provocada por la pandemia del coronavirus.
Por eso es que se ha producido un vuelco de los grandes bancos y fondos de inversión de Wall Street hacia el mercado chino, que ha sido completamente desregulado y abierto por el gobierno de Beijing.
Creció muy fuerte la inversión extranjera, sobre todo la que llegó de los Estados Unidos.
Así, este año, JP Morgan se transformó en el primer fondo mutual 100% extranjero del mercado de capitales de la República Popular; y Goldman Sachs, en alianza con ICBC – uno de los cuatro principales bancos estatales chinos -, con US$ 6,6 billones de capitalización y más de 740 millones de usuarios, se ha convertido en el mayor protagonista de sus mercados bursátiles, que son los segundos del mundo (US$ 18,4 billones), después de los de EE.UU. (US$ 34 billones).
El año pasado ingresaron al mercado chino más de US$ 120.000 millones de capitales extranjeros, primordialmente norteamericanos, destinados a la compra de bonos y acciones de las empresas que cotizan en Shanghai, Shenzhen, y Hong Kong, una cifra que se duplicaría en los próximos 2 años.
El resultado ha sido que las inversiones extranjeras en activos en renminbi ascendieron a US$ 1,1 billones en septiembre de este año, más de la mitad provenientes de EE.UU., lo que significa que han aumentado 7 veces desde el último trimestre de 2020.
Este fenómeno constituye una extraordinaria manifestación de confianza en las perspectivas de la República Popular, y en general en sus instituciones estatales.
Es un rasgo que se acentúa cuando el mercado chino experimenta una crisis de liquidez desatada por EverGrande, la segunda mayor constructora y desarrolladora de la República Popular; y cuando el gobierno chino ha tomado drásticas medidas antimonopolio contra las dos principales plataformas digitales (Alibaba y Tencent); y cuando, por último, el sistema experimenta una profunda reorientación estratégica denominada “Prosperidad Compartida”, basada en la multiplicación de oportunidades y en la mejora general de las condiciones cualitativas de vida, que es exactamente lo contrario del igualitarismo.
China tiene en este momento más billonarios en dólares que EE.UU (2.296 vs. 1.450); y las principales entidades de sus mercados financieros han resultado ser en este momento los titanes de Wall Street. “La verdad se viste usualmente de paradoja”adujo Gilbert K. Chesterton; y ahora la República Popular fundada por Mao TseTung el 1 de octubre de 1949 en la plaza Tiananmen, se ha convertido en el “Oro de California” de nuestra época para los grandes capitales estadounidenses.
Una nota a pie de página, y sin carácter de conclusión: aun en estas condiciones de integración profunda e irreversible, ¿puede haber un choque bélico entre China y EE.UU.? Y la respuesta es: sí puede haberlo si se trata de Taiwán, si el gobierno separatista de la Isla, auspiciado por el poder norteamericano, comete un error de cálculo sobre lo que significa para la República Popular completar el ciclo de reunificación nacional y rechazo sistemático a la época de humillación impuesta por los grandes países europeos y Japón que comenzó en la “Guerra del Opio” de 1840.
Se trata de China, el Imperio del Medio, que vuelve a la ubicación histórica central que tuvo hasta el siglo XVIII, en las condiciones de potencia global capitalista del siglo XXI.
Fuente: clarin.com, 20/11/21
El futuro del dólar en la economía global
mayo 17, 2020
¿Adiós al dólar?
Por Alfredo Vergara.
Hace pocos días, el gobierno de China informó al Mundo que había decidido dejar de utilizar el Dólar en sus transacciones internacionales bursátiles y financieras; actividades en las cuales solo utilizaría el Yuan, la moneda china.
Para hacer más espectacular el golpe, también anunció que los salarios a sus servidores públicos -que en la práctica son casi todos sus trabajadores- principiarían a pagarse en un 50% con dinero electrónico; el cual sería intercambiable con el Yuan en un tasa de cambio ‘uno a uno’.
El anuncio tomó de sorpresa a los países de Occidente y, en pocas horas, el Grupo Financiero Monex -especialista en analizar los mercados de criptomonedas, bitcoins, moneda digital y dinero virtual- predijo que esa proclama significaba el comienzo de la primera gran guerra monetaria en contra del Dólar; guerra cuyo objetivo era colocar al Yuan Chino como la principal moneda para transacciones internacionales, lo cual desplazaría al Dólar a un puesto secundario.
No obstante, el Grupo Financiero Monex parece ignorar que esta no es la primera vez que el Dólar tiene que soportar un ataque internacional contra su supremacía.
Bastaría recordar que, en 1971, el Presidente Nixon decidió romper el compromiso mundial que Norteamérica tenía de entregar la treintaicincoava parte de una onza troy de oro, en intercambio por cada Dólar que cualquier país decidiese devolver a los EE.UU.
Aquel rompimiento significó el fin del ‘Patrón Oro’, lo cual generó los más funestos vaticinios sobre el futuro del Dólar y, casi de inmediato, la prensa empezó a mencionar varias de las monedas que podrían reemplazarlo. Por ejemplo, la Libra Esterlina, que era la moneda en uso más antigua del mundo; el Rublo, que desde los inicios del Siglo XX había reinado en los quince países que entonces constituían la inmensa Unión Soviética; el Yen, que por más de dos siglos había impedido que ninguna otra moneda ingresase al Japón; el Yuan, por ser la moneda que usaba más de la cuarta parte de la población mundial; y, el Marco, el Franco, la Lira, el Florín y otras monedas muy bien cotizadas en Europa y en sus propios países, antes de que apareciese el Euro.
No obstante, ninguna de esas monedas logró en ningún momento rivalizar con el Dólar como divisa internacional.
Desde entonces siempre he creído que el Dólar es la moneda preferida porque es la que más confianza inspira. Y esto es así porque su valor depende de una política monetaria transparente, debido a que Estados Unidos siempre anuncia cuántos dólares emitirá y cuál será el nivel de su deuda, a qué tasas, a qué plazos y en qué condiciones.
A diferencia del Yuan chino; una moneda cuyo valor depende de los designios de un régimen opaco y autoritario.
Fuente: elcomercio.com, 14/05/20.

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¿Qué impacto tendrá la Pandemia Covid-19 en el proceso de Globalización?
abril 19, 2020
Coronavirus: por qué la pandemia puede acelerar la desglobalización de la economía mundial (y qué peligros conlleva eso)

Una de las palabras clave para entender los últimos 25 años de la historia mundial es globalización
Aunque, como dice Jonty Bloom, periodista de la BBC, cualquier historiador económico puede hablar de cómo durante siglos -si no milenios- las personas han estado comerciando a través de grandes distancias.
Recuerda Bloom que basta con fijarse en el lucrativo comercio de especias en la Edad Media.
Pero la globalización actual es diferente realmente por la escala y la rapidez del intercambio internacional, que en las últimas décadas explotó a niveles sin precedentes.

Facilidades para viajar, internet, el fin de la Guerra Fría, acuerdos comerciales y economías desarrollándose con rapidez, se han combinado para crear un sistema que es más interdependiente que nunca antes.
Es por eso que el brote del nuevo coronavirus ha tenido tan inmediatos y abrumadores efectos económicos en todo el mundo.
La profesora Beata Javorcik, economista en jefe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo le dijo a Jonty Bloom que el ritmo de cambio en la economía en los últimos 17 años ha sido muy profundo.
«Cuando pensamos en la epidemia de SARS de 2003, China constituía el 4% de la producción global», recuerda. «Ahora China constituye el 16%, cuatro veces más. Eso significa que lo que sea que ocurra en ese país afecta mucho más al mundo«.
El lado oculto
Por su parte, Ian Goldin, profesor de globalización y desarrollo en la Universidad de Oxford, dice que en los últimos años se ha permitido que los riesgos se propaguen. «Son el lado oculto de la globalización«.
Eso, agrega, se puede ver no solo en esta crisis, sino en la económica de 2008 y la vulnerabilidad de internet a los ciberataques. «El nuevo sistema económico mundial brinda enormes beneficios, pero también implica riesgos enormes«.
Entonces, ¿qué significa esta crisis para la globalización?

Richard Portes, profesor de economía en la London Business School, le dice al periodista de la BBC que es obvio que algunas cosas tendrán que cambiar, porque tanto las personas como las compañías se han dado cuenta de la dimensión de los riesgos que han venido tomando.
«Mire el intercambio comercial. Una vez que las cadenas de suministro fueron interrumpidas [por el coronavirus], las personas empezaron a buscar por fuentes alternativas en casa, incluso si eran más costosas«, dice.
«Si las personas encuentran proveedores domésticos, se quedarán con ellos, precisamente por esos riesgos que ahora perciben«.
La profesora Javorcik está de acuerdo y cree que existe una combinación de factores que harán que la industria manufacturera occidental empiece a traer de vuelta a casa parte de sus trabajos («re-shoring«, se le llama en inglés).
El reshoring es una tendencia cada vez más habitual, especialmente entre las empresas que habían optado por la deslocalización de parte o toda su producción hacia países emergentes. También conocido con el nombre de backshoring, el reshoring, se basa por lo tanto en el retorno al país de origen de los procesos productivos anteriormente deslocalizados.

«Creo que la guerra comercial (principalmente entre EE.UU. y China) combinada con la epidemia del coronavirus hará que muchas compañías se tomen el ‘reshoring‘ con mucha seriedad», indica.
«Muchas de esas actividades pueden ser automatizadas, porque reshoring trae certeza. No tienes que preocuparte por la política comercial nacional. Y te da la oportunidad de diversificar tu base de proveedores«.

En un artículo publicado en la revista mexicana Letras Libres, Toni Timoner, experto en riesgo macroeconómico, es más contundente:
«Se acelerará el repliegue del comercio internacional. Los exportadores ya están reconfigurando sus cadenas de suministros y acercando producción a costa de eficiencias. Los importadores subirán barreras arancelarias en respuesta. Este proceso ya había comenzado con la guerra comercial y ahora entrará en barrena. Asia y Occidente se aíslan mutuamente. Cae un telón de acero económico sobre el mundo«.
Las universidades
Pero. como indica el periodista de la BBC Jonty Bloom, gran parte de la globalización no es sólo acerca de movimiento de bienes o materias primas, sino gente, ideas e información. Algo que las economías occidentales hacen muy bien.
David Henig, director de Política de Comercio del Reino Unido para el Centro Europeo de Política Económica Internacional, señala que «el sector de los servicios debe sentir como que cayó desde un risco. Fíjense solo en el turismo y las universidades«.
«Debe existir una enorme preocupación sobre el número de nuevas postulaciones a la universidades occidentales en este otoño. Es una industria enorme. Muchas universidades, por ejemplo, dependen de los estudiantes chinos«.

La misma preocupación se la expresó a BBC Mundo el escritor y pensador canadiense Michael Ignatieff, rector de la Universidad Central Europea, con sede en Budapest.
«Creo que las fronteras se están alzando por todas partes y que la movilidad de labor se va a ver reducida, pero no la de capital.
«Con las fronteras más estrictas va a ser más difícil para universidades como las mías seguir atrayendo estudiantes de cien países diferentes. Yo tengo latinoamericanos en Budapest… ¿Voy a seguir teniendo a los mismos extraordinarios colombianos, peruanos o brasileños que tengo ahora?»
«No lo sé, los países reforzarán las fronteras, aumentarán las restricciones. Entonces es posible que tengamos una desglobalización de la enseñanza superior. Esa es una amenaza real que todos en el mundo universitario está hablando al respecto. No quisiera que la próxima generación esté atrapada dentro de las fronteras nacionales«. reflexiona.
Ya estaba en declive
Según el periodista de la BBC Jonty Bloom, ralentizar o reversar la globalización va a golpear duramente a todos las industrias mencionadas, pero agrega que el profesor Goldin piensa que la actual pandemia marca un cambio oceánico y que 2019 «fue el año que marcó el pico más alto en la fragmentación de la cadena de suministro«.
Algunos factores como las impresoras 3D, la automatización, las entregas rápidas y el proteccionismo ya los hacían sentir. Al parecer, covid-19 sólo aceleró el proceso.
La preocupación ahora -señala Bloom- no es si estos cambios van a ocurrir no, sino cuán profundos serán y cómo se van a manejar.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, cree que la gobalización «al menos como la conocíamos antes de esta pandemia, definitivamente va a ser distinta«.

En entrevista con BBC mundo indicó que «definitivamente, esta ya no va a ser una globalización de cadenas de valor. Eso es lo que va a ser más importante: el cambio en los modos de producción y en los modos de consumo«.
Por su parte, Terry Breton, el comisario de mercado interior de la Unión Europea, dijo en una teleconferencia con periodistas que es muy pronto para sacar conclusiones, «pero todos somos conscientes de que habrá un antes y un después de esta crisis. Nadie sabe cómo saldremos, pero se escribirá un nuevo mundo basado en otras reglas. Seremos más autónomos en ciertas áreas críticas. Las relaciones bilaterales se revisarán«, según reporto el diario El País de España.
El profesor Goldin tiene una manera sencilla de abordar cuáles pueden ser los cambios profundos que enfrentará la globalización, según le explicó a la BBC: ¿será más parecido a lo que ocurrió después de la Primera Guerra Mundial o a lo que sucedió tras la Segunda?
Después de 1918 tuvimos organizaciones internacionales débiles, el ascenso del nacionalismo, proteccionismo y depresión económica.
En cambio, luego de 1945 tuvimos más cooperación e internacionalismo, reflejado en el acuerdo Bretton Woods, el Plan Marshall, las Naciones Unidas y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio.

Aunque es optimista, al profesor Goldin hay algo que le preocupa: quién va a asumir el liderazgo. «Podemos tener optimismo, pero no vemos liderazgo desde la Casa Blanca«. Y agrega: «China no puede asumirlo y Reino Unido no puede liderar en Europa«.
Entonces, ¿se reversará la globalización?, se pregunta el periodista Jonty Bloom. Y responde que probablemente no, pues es un desarrollo económico demasiado importante, Pero ciertamente puede ralentizarse.
La gran pregunta, agrega Bloom, es si aprenderemos las lecciones de esta crisis.
Y remata: «¿Aprenderemos a identificar, controlar y regular los riesgos que parecen ser inherentes a la globalización? Porque la cooperación y el liderazgo necesarios para que ocurra no parecen abundar en estos momentos«.
Fuente: bbc.com, 15/04/20.

Automatización, empleo y ‘reshoring’
Por desgracia, y aunque hay que reconocer que no sin cierta base, se asocia a la automatización y la robotización la pérdida de empleo.
Sin ignorar los riesgos, soy más bien tecno-optimista y confío en que, en conjunto y a medio plazo, la tecnología siempre va a ser beneficiosa (aunque en ciertas áreas, colectivos o sectores, evidentemente, se puedan generar efectos adversos transitorios).
Sin embargo, en este post no quiero hablar exactamente del tema del impacto en el empleo de la robotización, asunto sobre el que ya corren, como se suele decir, ríos de tinta (aunque sea tinta digital).
Pero sí quería comentar un efecto interesante de la automatización y que, visto, eso sí, desde el punto de vista del primer mundo, genera un impacto positivo en el empleo (cierto que a costa del empleo en tercer mundo o países emergentes).
Se trata del fenómeno del ‘reshoring’.
Durante las quizá dos últimas décadas, y como un mecanismo para conseguir eficiencia, las empresas han ido externalizando las tareas de menor valor, generalmente asociadas a fabricación, operación o tareas administrativas. Esa externalización ha sido en muchos casos dirigida a terceros países, dando lugar al fenómeno denominado ‘offshoring‘.
En general, lo que se busca con el ‘offshoring’ es la eficiencia o, más bien, el ahorro de costes. Porque esa eficiencia se consigue, no tanto por la mejora de procesos, como por el ahorro de costes laborales, muy inferiores en los países del tercer mundo. Esto tiene unas muy relevantes e incluso preocupantes connotaciones éticas pero, sin entrar en ellas y quedándonos en lo económico, el resultado del offshoring es un ahorro de costes de la empresa del país desarrollado y un desplazamiento del empleo desde el primer mundo hacia países emergentes aunque, eso si, quedándose el primer mundo con los, al menos en principio, empleos mas cualificados. Pero a nivel de volumen, el empleo disminuye en el primer mundo y aumenta en el segundo o tercero.
Y, en eso, aparece la automatización masiva. ¿Y qué ocurre?
Nos lo describen Antoni Garrell y Llorenç Guilera en su libro ‘La industria 4.0 en la sociedad industrial‘:
El primer argumento en favor del reshoring o relocalización es la fuerte reducción del diferencial de costos de producción entre los países desarrollados y los emergentes. El desarrollo económico de los países emergentes ha ocasionado que los costos de producción (y no sólo los laborales) hayan aumentado. Por otra parte, con la automatización inherente al modelo de la industria 4.0, el peso del factor mano de obra en el proceso productivo se ha reducido sustancialmente y para muchos productos el coste salarial representa hoy en día una parte pequeña y decreciente del costo total.
Es decir, la automatización hace que el volumen de mano de obra necesario disminuya fuertemente y la masa salarial también siendo su peso en el coste total mucho menor que hace unos pocos años. Por tanto, en el nuevo escenario con fuerte automatización es mucho menos ventajosa la externalización a un país emergente (el offshoring). A eso se une el aumento de costes laborales de los países emergentes debido precisamente a su desarrollo.
¿Consecuencia?
Que se produce el fenómeno contrario al ‘offshoring’ y los países desarrollados comienzan a traer ‘de vuelta a casa‘ el empleo que habían trasladado a los países emergentes. Esto puede paliar parcialmente la falta de empleo en los países desarrollados y, a cambio, suponer un peligro para los países emergentes.
Y es paradójico que, por ejemplo tecnologías como la automatización robótica de procesos han tomado muchísima fuerza y se han desarrollado en un país como la India, especialista en prestar servicios en modo offshoring y que han utilizado RPA para optimizar sus servicios y mejorar sus costes. Lo peligroso para ellos es que si los países occidentales imitan su modelo, dejarán de necesitar en gran medida los servicios prestados desde la India que ya no serán tan competitivos. ¿Están cavando su propia tumba?
Por supuesto, las dinámicas del empleo y de los equilibrios económicos entre países desarrollados y emergentes son mucho más complejos e influidos por muchos otros factores, pero resulta interesante ver cómo la automatización, desde el punto de vista de los países desarrollados, puede ser una forma de recuperar empleo via ‘reshoring‘.
Fuente: ignaciogavilan.com, 23/10/19.


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Coronavirus: ¿Qué pasará con la Economía global?
marzo 13, 2020
¿Recesión o depresión global?
Por Héctor Rubini.

El avance del coronavirus sigue una dinámica que se ajusta a lo que días atrás llamábamos el “tipping point”. Un punto de inflexión bifronte: con una desaceleración en el avance de esta enfermedad en la República Popular China y una aceleración de contagios en el resto del mundo. La suspensión de actividades en Italia y las medidas restrictivas en varios países europeos y de América (incluido el nuestro) bien podría ser el inicio de un nuevo sendero de dinámica desconocido. Es de esperar que finalmente se logre la ansiada vacuna, y probablemente para varios tipos de coronavirus, pero hasta su alcance para la población mundial en general se requerirá una cantidad de meses todavía incierta.
El impacto sobre la actividad económica ya asoma también fuera de China y los mercados lo vienen descontando desde hace casi dos semanas. La reacción es lo que se conoce como “flight to quality”: huir de activos percibidos como riesgosos y de baja liquidez. Los impactos negativos sobre las finanzas personales, de empresas y de gobiernos no se limita ya a China y como era de esperar, los mercaos bursátiles reaccionaron drásticamente a la baja. La caída de ayer no ha sido tan sorpresiva luego del drástico anuncio de Donald Trump de prohibir el arribo de vuelos desde Europa, salvo Reino Unido.
Las respuestas sanitarias de los gobiernos nacionales de todo el mundo lejos están de ser coordinadas, y el rol de la Organización Mundial de la Salud no parece ir más allá del relacionismo público. El rol de los organismos multilaterales, gobiernos y bancos centrales no es muy diferente, y el público lo percibe así. El anuncio de la Reserva Federal de inyectar US$ 1.500 millones sonó a poco y, con una caída superior al 5% por la mañana de ayer, Wall Street tuvo que detener su operatoria. Algo análogo ocurrió en otras plazas, repitiéndose el desplome de los precios de las acciones.
En el otro lado del Atlántico, el Banco Central Europeo anunció emisión monetaria para compras de deuda pública, manteniendo sin cambios las tasas de interés en torno de cero. La respuesta de los inversores siguió siendo la misma: vender, vender. Mal debut de Christine Lagarde como “piloto de tormenta” en Europa.
El clima de pánico se ha arraigado, y estamos en presencia del inicio de una destrucción de riqueza no muy diferente del derrumbe de los mercados de 2008 ante la caída de Lehman Brothers. Pero el lunes 9 se registró por primera vez una caída de toda la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. a niveles inferiores a 1%. Un tipo de pánico algo mayor y que no será fácil de revertir. Tampoco sus consecuencias después de nuevas caídas en los precios de las acciones como las registradas ayer en varias plazas del mundo: Milán (-16,9%), San Pablo (-14,8%), Madrid (-14,1%), París (-12,3%), Frankfurt (-12,2%), Londres (-10,9%), Dow Jones (-9,9%), Buenos Aires (-9,8%), Zurich (-9,6%), S&P500 (-9,5%) y Nasdaq (-9,4%).
Las caídas acumulada de los índices bursátiles más representativos en lo que va de 2020 son realmente impresionantes, tanto por su magnitud, como por la incertidumbre respecto de cuándo se detendrán San Pablo (-37,2%), Milán (-36,6%), Madrid (-33,1%), París (-32,4%), Buenos Aires (-31,9%), Frankfurt (-30,9%), Londres (-30,6%), Dow Jones (-25,7%), Zurich (-22,1%), Tokio (-21,6%), Nasdaq (-19,7%), México (-15,9%), Hong Kong (-13,8%) ,y la lista sigue…
¿Será viable optar por inyecciones de liquidez coordinadas como después de la crisis Subprime? Factible, es. Su efectividad es más que dudosa. El origen del problema no es una crisis de liquidez en el sistema financiero, es un shock real sobre los recursos humanos de cada vez más países que impacta inicialmente en la oferta y circulación de bienes, pero que será magnificado por una inevitable caída de la demanda agregada de los países afectados por este nuevo mal, y las medidas restrictivas aplicadas por sus gobiernos y los de países vinculados a los mismos.
¿Sería viable un megaplan global fiscal coordinado? No es de descartar, y de hecho lo están pidiendo inversores privados, hasta el fondo Blackrock, que cobró notoriedad en nuestro país por su protagonismo en la crisis cambiaria de 2018-2019. Pero su resultado estará condicionado al cese de la difusión de esta enfermedad y a las forzosas cuarentenas y restricciones de los gobiernos ante la inexistencia de una vacuna. ¿Hay riesgo de una gran recesión mundial? Sí. ¿Hay riesgo de una gran depresión mundial? También. Las teorías económicas disponibles, ¿tienen recetas únicas de política para recomendar en este tipo de escenario? En realidad, no. Poco y nada han explorado las teorías macroeconómicas modernas frente a episodios considerados fantasiosos hasta no hace mucho, como guerras bacteriológicas, daños ecológicos generalizados e irreversibles, o aparición de virus nuevos frente a los cuales la ciencia médica y los investigadores en biotecnología necesitan tiempo para dar respuestas efectivas. Un tiempo incierto que torna inviables no pocas actividades económicas y que forzosamente obliga a descartar alternativas de inversión de alto riesgo.
¿Podría repuntar la demanda de deuda pública en todo el tiempo necesario para poner fin a esta pandemia? No se sabe. Se puede hacer el intento, puede salir bien, o no. Pero se requiere coordinación internacional, la gran ausente hoy no sólo en materia de políticas sanitarias, fiscales y monetarias, sino también en la regulación de los mercados bursátiles. Algunas Bolsas optaron ayer por prohibir posiciones cortas sobre acciones con bajas superiores a cierto umbral arbitrario (-10%, por caso, en la Bolsa de Madrid).
Sin coordinación internacional, ni criterio claro de definición de prioridades, objetivos e instrumentos, poco pueden aportar. Sin coordinación de verdad, el pánico no se va a revertir. Ayer algunos analistas de Barclay’s han sostenido respecto del “efecto dominó” en las Bolsas europeas que “los mercados se mantendrán agitados durante las próximas semanas”, “los valores europeos podrían caer 10% más”, “las acciones en Europa se venden a niveles que sugieren una recesión”.
¿Y el petróleo? En medio de la guerra de precios, también vía cantidades hay “picardías” que también fortalecen el clima bajista. Arabia Saudita ofrece petróleo cada vez más barato en Europa (“patio trasero” para las petroleras y gasíferas rusas), y en EE.UU., ya abastecido gracias al fracking. La presión a la baja al precio del barril bien podría continuar. En el caso del Brent, ya cayó a U$S 33 y no se descarta que en breve rompa el “piso” de U$S 30. Frente a esto, la baja de las commodities podría continuar, salvo en el caso del oro, que junto a los bonos de los Tesoros de EE.UU., Alemania y Japón, asoma como uno de los pocos “refugios seguros”. Pero cuando todo cae, lo “seguro” bien puede no serlo.
En suma, marzo empezó muy mal, y nada indica que pueda terminar mejor. Un escenario turbulento que nos seguirá complicando la vida a todos, al menos por varias semanas.
Fuente: eleconomista.com.ar, 13/03/20.

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A 90 años de la gran crisis de 1929
octubre 16, 2019
90 años del Gran Crack de la bolsa de Nueva York y las lecciones aprendidas
En 1929 la FED era una institución relativamente nueva pues había sido establecida en diciembre de 1913
DESTACADOECONOMÍAESTADOS UNIDOSPor Luis Guillermo Vélez Álvarez El Oct 15, 2019354Share

El próximo martes 29 de octubre se cumplen 90 años del Crack de la bolsa de Nueva York —el célebre martes negro— que los historiadores toman como el inicio de la Gran Depresión de los años 30. Además de sus desastrosos efectos inmediatos, entre los cuales se cuenta el ascenso del nazismo en Alemania, la Gran Depresión tuvo consecuencias que todavía afectan la economía y la política de todos los países del mundo, como son el derrumbe del sistema monetario del patrón oro y la implantación de monedas fiduciarias nacionales gestionadas por un banco central y el prodigioso crecimiento de la intervención del gobierno en la economía.
El desarrollo económico, caracterizado por una sucesión de fases de expansión alternadas con fases de recesión, separadas por crisis financieras que marcaban el fin de las primeras y el inicio de las segundas, era un fenómeno que había llamado la atención de los economistas desde mediados del siglo XIX. Se reconoce a Clément Juglar (1819-1905) como el primero en haber dado cuenta de forma sistemática de esa alternancia en una obra, publicada en 1862, cuyo título describe con precisión el fenómeno analizado: Las crisis comerciales y su reaparición periódica en Francia, Inglaterra y Estados Unidos. En sus cálculos, Juglar estableció que entre cima y cima (o entre sima y sima) ese ciclo tenía una duración de unos diez años. Durante las primeras décadas del siglo XX, el estudio de los ciclos económicos ocupaba la atención de muchos economistas y estadísticos.
Que se presentara pues una crisis financiera en octubre de 1929 y que a esta siguiera una recesión era algo que no sorprendía a ningún economista. En los más de 100 años anteriores se habían presentado diez de ellas: 1816, 1825, 1836, 1847, 1857, 1866, 1873, 1890, 1907 y 1921. Entonces como hoy, cualquier economista sabe que todo auge llegará a su término en medio de una crisis financiera y que será seguido por una recesión. Lo que ninguno puede establecer con certeza científica es la fecha en la que se producirá la inflexión y si tiene alguna buena conjetura, seguramente, en lugar de divulgarla, tratará de sacarle partido con una especulación provechosa.
No existe consenso, quizás nunca lo habrá, entre los historiadores económicos y los economistas, sobre las causas que provocaron que la recesión se transformara en la profunda depresión que duró diez años y se extendió a casi todos los países del mundo[2]. Hay, no obstante, un par de hipótesis bastante plausibles que tienen además el interés de responder al interrogante sobre las lecciones aprendidas objeto de este diálogo. Se trata de los errores de política monetaria del Sistema de la Reserva Federal (FED) y la guerra comercial que se desató después de que Estados Unidos adoptara el arancel proteccionista Smoot-Hawley.
Las cosas, que iban bastante mal después del colapso de la bolsa, empeoraron un año más tarde con el pánico bancario que, según muchos analistas como Milton Friedman, se desató con la quiebra del Banco de los Estados Unidos de Nueva York. Este era un banco privado, no un banco oficial, como mucha gente creía a causa de su nombre, lo que lo hacía más atractivo para muchos depositantes. Ni los demás bancos de la ciudad ni el banco de la Reserva Federal de Nueva York quisieron acudir a su rescate, subestimando, probablemente, el alcance de sus relaciones con otros bancos y la economía real. Aunque ya otros bancos habían quebrado antes del de los Estados Unidos, esta quiebra desató un pánico de tal magnitud que al poco tiempo condujo a la quiebra de la tercera parte de los bancos del país. En Europa se presentó una situación similar.
La Ley de aranceles Smoot-Hawley se había aprobado en la Cámara de Representantes en mayo de 1929, pasó por el Senado en abril de 1930 y se promulgó en junio de este mismo año. Aunque, después del fracaso de negociaciones internacionales tendientes a evitar una guerra arancelaria, varios países habían subido sus aranceles, la promulgación del arancel Smoot-Hawley causó una especie de reacción en cadena que, si no lo provocó por sí misma, contribuyó a la severa contracción del comercio internacional que en cuatro años se redujo a una tercera parte.
Hay que decir, en honor de mi profesión, que la mayoría de los economistas de Estados Unidos desaprobaron la adopción del arancel Smoot-Hawley: más de mil de ellos le dirigieron al presidente Hoover una carta en la que le suplicaban se abstuviera de promulgarlo, explicándole que para que los otros países pudieran comprar los productos de Estados Unidos había que comprarles los suyos[3]. En cuanto a la política monetaria, los economistas también sabían que, si bien el crecimiento excesivo del crédito era responsable de los auges exagerados que terminaban en crisis, una vez sumidos en ella no quedaba más alternativa que aplicar una “política monetaria expansiva a ultranza”, como la denominó Hayek, para evitar un colapso mayor.
La crisis financiera de 2008 fue, desde el tema que aquí interesa, un experimento a escala global del grado en que el mundo había aprendido por lo menos esas dos lecciones de los años 30.
En su momento, me causó gran preocupación el fracaso de las negociaciones para rescatar a Lehman Brothers y que la FED permitiera que esta venerable institución se declarara en bancarrota el 15 de septiembre de 2008. Dos días más tarde se rectificó el rumbo y la FED acudió al rescate de American International Group (AIG), con un préstamo de ochenta y cinco mil millones de dólares. AIG había tenido un comportamiento irresponsable, como buena parte de las entidades financieras que entran en situación de insolvencia, pero era un 50 % más grande que Lehman y operaba en 130 países, tenía más de 74 millones de clientes y las empresas aseguradas empleaban 106 millones de personas[4]. En Europa el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo también rescataban bancos privados, llevaban las tasas de interés al piso y, como la FED, inyectaban liquidez a la economía comprando toda clase de títulos de deuda públicos y privados.
Prácticamente todos los países permanecieron fieles a las reglas de la Organización Mundial de Comercio y a los tratados de libre comercio suscritos entre ellos. Inicialmente, el comercio mundial sintió el impacto de la crisis y es así como entre 2008 y 2009 las importaciones mundiales cayeron un 23 %, al pasar de 15,8 billones de dólares a 12,2 billones. Sin embargo, se recuperaron rápidamente y en 2010 y 2011 crecieron vigorosamente a tasas 20 % en cada uno de esos años. Posteriormente, continuaron aumentando, aunque a tasas inferiores, 2 % anual. La gráfica, construida con datos de Kindleberger[5] y de la OMC[6], muestra la evolución del índice del comercio mundial de mercancías en las dos grandes crisis. El contraste no puede ser más marcado.

También se tomó conciencia, y esta sería una tercera lección, de que los auges exagerados, ocasionados por políticas de crédito extremadamente laxas, que llevan a inversiones descabelladas, se traducen, a la postre, en recesiones más profundas. De ahí la idea de usar la política monetaria y la política fiscal para tratar de suavizar el ciclo, generando, en el caso de la segunda, ahorro en las expansiones para gastarlo en las recesiones. Aunque el mecanismo es bien conocido, no es fácil lograr siempre que los gobiernos procedan de esa forma.
Además de las lecciones mencionadas, que podríamos llamar lecciones de política económica práctica, la crisis tuvo otras dos grandes consecuencias de alcance más estructural, que se extienden en todo mundo económico actual: el papel preponderante de la banca central y el prodigioso crecimiento de la intervención del Estado en la economía.
En 1929 la FED era una institución relativamente nueva, pues había sido establecida en diciembre de 1913. Los bancos centrales de los países europeos eran mucho más antiguos mientras que los países de América Latina se crearon casi todos a comienzo del siglo XX. El de Colombia nace en 1923. Lo importante a destacar es que, con la desaparición del patrón oro, esos bancos fueron asumiendo el control de la emisión de la moneda nacional fiduciaria en cada país, lo que les confiere un enorme poder sobre la orientación y la expansión del crédito, que les permite provocar catástrofes o evitarlas. Se ha buscado poner un límite al uso arbitrario de ese poder haciendo que los bancos centrales se ajusten a ciertas reglas de emisión y tratando de sustraerlos al juego político, dándoles un estatuto de autonomía. En Colombia dicha autonomía se consagró en la Constitución de 1991 y ha sido fundamental para el control de la inflación y la estabilidad macroeconómica del país.
La otra consecuencia de la crisis, tal vez la más profunda y duradera, es el crecimiento de la intervención del Estado en la economía, supuestamente fundamentado en la teoría económica. Keynes consiguió venderle a mundo, y durante mucho tiempo a buena parte de la profesión, la idea de que la crisis era el resultado de una falla estructural de la economía capitalista que hacía necesaria la intervención del gobierno para remediarla. En 1930, en un intercambio con Josiah Stamp, gran industrial británico, Keynes, irritado, preguntó:
“¿No es la mera existencia del desempleo generalizado, y por cualquier período de tiempo, un absurdo, un reconocimiento del fracaso y una avería desesperada e inexcusable de la maquinaria económica?”.
A lo que Stamp respondió:
“Su lenguaje es bastante violento. No esperará usted que se puedan reparar los daños de un terremoto en unos pocos minutos, ¿no? Objeto a la postura de que el no poder reparar una complicada maquinaria de inmediato es el reconocimiento del fracaso”[7].
El hecho es que prevaleció, y aún prevalece en la mente de la mayoría de la gente, la postura de Keynes, no la de Lord Stamp.
Keynes era un hombre inteligente y extremadamente elocuente, rasgo este que hace que la gente parezca dos o tres veces más inteligente de lo que es en realidad. Keynes retomó una vieja idea procedente de Malthus, que había sido refutada una y otra vez por distinguidos economistas, y para exponerla se inventó todo un lenguaje y unos agregados cuyo desarrollo dio lugar a una nueva rama de la disciplina económica: la macroeconomía.
Aunque el planteamiento de Keynes es mucho más sutil, la idea que quedó en la mente de la gente es que el gasto total, que él llamó demanda agregada, puede ser insuficiente para comprar el total de la producción, que llamó oferta agregada. Y que esa insuficiencia podía —y debía— ser suplida por un “gasto autónomo” del gobierno financiado con deuda. Para los políticos de entonces, y los de hoy, que no se detienen en sutilezas como las expectativas racionales o la equivalencia ricardiana, la idea de gastar hoy sin aumentar los impuestos es música celestial. También lo es para la profesión económica que veía de golpe abierta la puerta a los empleos como asesores de los “policy makers”.
Por supuesto que no puede responsabilizarse a Keynes de todo lo que vino después. A lo sumo puede decirse que él le dio respetabilidad entre los economistas al cambio, que venía gestándose desde años atrás, en la actitud intelectual y emocional de la sociedad frente a la expansión de las órbitas de intervención del gobierno, frente al crecimiento del tamaño del Estado, que progresivamente condujo, a lo largo siglo XX a que —con pocas excepciones— los economistas, los filósofos y científicos políticos, la opinión pública en general y, por supuesto, los políticos y los burócratas, se convirtieran en adoradores del Leviatán, clamando por su intervención en todas las áreas de la vida económica y social.
[1] Estas notas se prepararon para participar en un diálogo sobre la Gran Crisis promovido por el Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad EAFIT que dirige el profesor Juan David Escobar Valencia. La idea era destacar las lecciones que de esa crisis habían extraído los economistas y los responsables de la política económica. Agradezco al profesor Escobar por haber creído, tal vez equivocadamente, que yo tenía algo interesante que decir a propósito de ese tema.
[2] Sobre a profundidad y alcance de la depresión pueden leerse el libro de Kindleberger y los capítulos 14, 15 y 16 del texto de Feliu y Sudria mencionados ambos en la bibliografía. Como ilustración basta una cita de este último: “Para comprender la magnitud de la crisis basta con decir que, en 1932, el PIB de EE.UU. había caído un 30% respecto a 1929, la producción industrial un 40 %, la inversión un 90 % y casi una cuarta parte de la población activa estaba en paro. Además, al estallar la Segunda Guerra Mundial en 1939, el país no había recuperado el nivel de empleo ni de producción industrial de 1929. La situación no era mucho mejor en el resto del mundo” (pp 342-343).
[3] “Economists Against Smoot-Hawley” en Econ Journal Watch Volume 4, Number 3, september 2007, pp 349.
[4] Bernanke, B.S. (2015, 2016). El valor de actual: memoria de una crisis y sus secuelas. Editorial Planeta, Bogotá, Colombia, 2016. Página 13.
[5] Kindleberger, Ch. P. (2009). La crisis económica 1929-1939. Editorial Capitán Swing, Madrid, 2009. Página 281.
[6] World Trade Organization (2016). Trade Profiles 2015. Página 193. https://www.wto.org/english/res_e/booksp_e/trade_profiles15_e.pdf
[7] Irving, N. (2013, 2014). Los alquimistas: tres banqueros centrales y un mundo en llamas. Editorial Planeta, Bogotá, 2014. Página 519.
Bernanke, B.S. (2015, 2016). El valor de actual: memoria de una crisis y sus secuelas. Editorial Planeta, Bogotá, Colombia, 2016.
Irving, N. (2013, 2014). Los alquimistas: tres banqueros centrales y un mundo en llamas. Editorial Planeta, Bogotá, 2014.
Feliu, G. y Sudria, C. (2007). Introducción a la historia económica mundial. Universidad de Valencia, Valencia, España, 2007.
Kindleberger, Ch. (1986, 2009). La crisis económica 1929-1939. Editorial Capitán Swing. Madrid, España, 2009.
Fuente: es.panampost.com, 2019.

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