Debemos recuperar el método científico para nuestros jóvenes o los estaremos dejando en manos de propagandistas inescrupulosos que los van a volver a la servidumbre y al oscurantismo medieval
Hace pocos días en la Ciudad de Buenos Aires se prohibió el uso de pajitas, también conocidas como sorbetes, por considerarlas autoras de una potencial catástrofe ecológica. No es esto una sátira, realmente se ha criminalizado a las pajitas, de una forma si se quiere injusta, ya que sus compañeros de ruta: vasos, cubiertos, tapitas y botellas de plástico siguen aún en pie.
Dentro de la misma inexplicable psicosis, el Papa de Roma ha mencionado la posibilidad de imponer un “nuevo pecado”: el comportamiento antiecológico. Esta dimensión no deja de ser interesante ya que nos pone ante una pregunta filosófica: es el ecologismo un dogma religioso? Veamos:
En el Parque Nacional de los Glaciares (Glacier National Park) en Montana, ocurrió algo sorprendente: se debieron eliminar los letreros que predecían que los glaciares desaparecerían en 2020 (https://youtu.be/Afa6mMMuZhg). Resulta que el Servicio de Parques Nacionales había denunciado que todos los glaciares estaban desapareciendo rápidamente. Aún hoy en wikipedia se puede verificar esa advertencia. Pero la realidad, esa maldita, no se hizo eco de sus reclamos y ahora los funcionarios del GNP no dan abasto para borrar o reescribir su alarmismo. La Universidad Lysander Spooner que estudia estos fenómenos, ha notado que los glaciares más famosos de GNP como el Glaciar Grinnell y el Glaciar Jackson han estado creciendo, no disminuyendo, desde 2010.
Otro ejemplo: la Nasa con su herética manía por las pruebas científicas ha mostrado imágenes satelitales en las que el Sahara se ha retirado a lo largo del borde sur desde el Atlántico hasta el Mar Rojo y la masa forestal en el Sahel está creciendo.Tampoco se han cumplido otras etapas del apocalipsis climático, si bien Al Gore nos juró que el Océano Glacial Ártico se iba a quedar libre de hielo y que sería navegable el hielo sigue ahí, y tampoco es verdad que la Antártida esté perdiendo hielo, de hecho su parte oriental lo está ganando.
ESPECTACULO ADOLESCENTE
Pero nada que no sea catastrófico merecerá la atención mediática. Porque el dogma ecologista se sostiene sobre el alarmismo y sobre el montaje de espectáculo adolescente. No en vano son los más jóvenes la mano de obra barata que utilizan para difundir la liturgia que ya está llegando a nuestras costas con los “Fridays for Future” (https://youtu.be/M9jVfEIZrUc). Después de todo son ellos, los jóvenes, quienes generan millones de clicks (publicidad, o sea) y toda religión necesita monetización, se sabe.
La confrontación con datos científicos es, en esta instancia, un grano molesto. “Que la realidad no empañe una buena noticia” reza el refranero popular y es tan así que esta locura franquiciada no resiste tratar con evidencias fruto de la investigación científica. Tal es la propaganda hacia los niños, orquestada, incluso y principalmente, desde las escuelas y los gobiernos, que la presión es demasiado alta como para que puedan rebelarse contra ella sin ser señalados.
Recuerdan a la chiquita Greta, brotada de angustia y totalmente obsesionada gritando en la sede de ONU “How dare you? (¿Cómo se atreven?)” (https://youtu.be/xVlRompc1yE). Una adolescente con problemas de depresión manipulada por políticos y lobbistas para convencer a sus coetáneos de que el mundo se está por terminar en poco tiempo, es eso moral? Desde que existe la atmósfera junto con la hidrósfera, litósfera, biósfera y criósfera, el clima cambia. Hoy, Greta y todos nosotros estamos en el Holoceno, un período interglaciar caracterizado por una variabilidad climática suave comparada con el estado climático base más común del planeta que son los periodos glaciares. Es necesario llevar a los jóvenes a un estado de alarma tan demencial y venderles a la especie humana como un todo criminal? “How dare you” tendríamos que gritar nosotros!
EL HOLOCENO
Lo más paradójico es el uso de jóvenes en edad escolar para imponer una escala de valores que representa su propio exterminio en beneficio de la transformación ecológica global. Pero no están deseosos ni los escolares ni sus adoctrinadores por formar el espíritu crítico. No hay más cantidad de materias científicas en las secundarias, están en retroceso. De hecho los planes de estudio priorizan contenidos “sociales” a las materias científicas. Las ciencias naturales son lenta pero inexorablemente reemplazadas por verdades ecológicas, eliminando aquellos campos de la enseñanza tecnológica que no son deseables porque no se condicen con la liturgia climática.
Curiosamente sacan como fuerza de choque a la calle, niños cuyos saberes científicos están en retroceso y que sólo pueden gritar dolidamente mantras que se vuelven ciertos a fuerza de repetición. Lo mismo pasa con la economía que no se enseña ni en sus aspectos más básicos porque fomenta el ansia de lucro, siempre es mejor educarlos con “fines sociales y ecológicos”, para que no sean egoístas capitalistas. Se trata de imponer una nueva religión ecologista y anticonsumista, ¡que los haga sentir culpa de usar una pajita o de querer ropa nueva y de viajar en avión! La desaparición de la Tierra es culpa del capitalismo y de su afán por consumir.
Para esta nueva religión: el ecologismo, no es necesario demostrar que el cambio climático se produjo o no, tal como se había predicho. El evangelio es así: la acción del hombre, desde la esclavización que surge de la Revolución Industrial y su economía de consumo, altera el clima de La Tierra y los humanos somos, en consecuencia el cáncer que se cierne sobre ella y debemos salvarla de nosotros mismos.
Esta nueva versión de ecologismo se ataja de futuras desmentidas al dejar de hablar de “calentamiento global” y pasar a “cambio climático”. Porque el clima es un fenómeno dinámico!!. Funciona mediante elementos que están en transformación constante en medianos y largos períodos glaciares e interglaciares. O sea, el clima cambia constantemente aún sin la presencia de hombres sobre la Tierra.
MEDIDAS EXTREMAS
La triquiñuela de los sacerdotes de la iglesia catastrofista ecológica es que nadie pueda negar que el clima cambia. Entonces usan este artilugio: tenemos que tomar medidas ya, pero ya ya, urgente. ¡Medidas extremas!, basta de pañales descartables, autos, café, jabón, té, agua en botellas, velas, ducharse sin cerrar el agua, pasta de dientes, globos… tenemos que tratar de vivir lo peor posible y así no se extingue el planeta!
Todo esto se debe hacer hoy para evitar que ocurra algo terrible en 100 años. El sofisma es evidente, la catástrofe se patea unos añitos para adelante así no nos comemos curvas como la de la capa de ozono o la de los pobres funcionarios del Parque de glaciares tratando de meterse los carteles en la oreja.
Podemos hacer sarcasmo con esto pero no es joda: el ecologismo anticapitalista domina la vida política, cultural y, lo peor, escolar dictando contenidos y normas a los niños desde que aprenden a hablar. Les estamos enseñando que son malos, una enfermedad a combatir. Al hablar de “cambio climático” esa terminología tan imprecisa, responsabilizamos a nuestra especie no sólo de que suba la temperatura del planeta, sino de que baje, de que haya olas de frío, sequías o inundaciones o de cualquier catástrofe climatológica.
La ciencia no es democrática, no tiene ningún valor que en las cumbres climáticas hablen los niños, los artistas o los gnomos. No se votan los teoremas ni va a importar que mañana haya consenso para imponer que La Tierra es plana. No desaparecieron los glaciares porque se pronosticara en un cartel. Afortunadamente no funciona así. Debemos recuperar, y eso sí es una deuda, el método científico para nuestros jóvenes o los estaremos dejando en manos de propagandistas inescrupulosos que los van a volver a la servidumbre y al oscurantismo medieval. El conocimiento y la reflexión individual de los jóvenes es lo que los tiene que salvar de ser una masa amorfa gritando consignas falsas, avergonzados y temerosos de su propia humanidad. Empecemos por exigir que les enseñen ciencias.
Alertados por la noticia de que el juez federal Rodolfo Canicoba Corral no tiene previsto citar al ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, ni a los directivos del INDEC por la escandalosa denuncia sobre la evidente y pública manipulación de datos del índice de precios al consumidor iniciada en 2007, es que retomamos la posta y volvemos a insistir con el tema. (…)
El engaño y la manipulación estadística orquestada a través de la ilegítima intervención del INDEC resultan evidentes para todos los ciudadanos de bien que habitan el suelo argentino, con excepción de los funcionarios públicos corruptos que ya todos conocemos. Es hora de que los argentinos honestos abandonen su zona de comodidad y tomen acción para terminar de una vez por todas con este ‘abuso intelectual’ al cual nos vemos sometidos. Si así no lo hiciéramos que Dios y la Patria nos lo demanden.
El increíble ex técnico del Indec que todavía defiende sus números
“Por supuesto que los datos que dimos fueron reales”, asegura el jefe de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec con Moreno. Hablar de “ni-ni” estigmatiza, dice.
Por Patricia Valli.
Con memorabilia K y perfil en Twitter como “soldado del Pingüino”, hoy en LinkedIn se define como “consultor en investigación social”.
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Después de que la nueva dirección del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informara que el 32% de los argentinos está por debajo de la línea de la pobreza, la vieja gestión del organismo salió a defender los números que publicaron en su momento y que fueron discontinuados en 2013.
“Por supuesto que los números que dimos fueron los reales”, sostuvo el ex director de la encuesta permanente de Hogares (EPH) –hasta diciembre de 2015–, Claudio Comari.
Hoy devenido “consultor en investigación social”, autodefinido como “soldado del Pingüino” y vinculado al ex ‘supersecretario’ Guillermo Moreno a través de las mesas de economía del PJ Nacional, Comari estuvo a cargo de la encuesta que sirve de base para medir la pobreza e indigencia según el nivel de ingresos.
“Cristina no mintió. En 2013 teníamos de 5 a 6% de pobreza”, sostiene uno de los tuits que refrenda, vinculados con la explicación del ex secretario de Comercio Interior en su programa de radio La hora de Moreno.
Comari llegó para reemplazar a Cynthia Pok al frente de la EPH, quien había sido desplazada por la intervención a mediados de 2007. En 2009 hubo una orden no escrita de Moreno, trasladada a Recursos Humanos del Indec, para que Comari la reemplazara oficialmente.
Ni-ni tampoco. De origen cordobés, “especialista en diseño, gestión y análisis de encuestas a hogares”, según su propio “curriculum vitae”, Comari incluso basó su tesis doctoral en los llamados ni-ni, los jóvenes que no trabajan ni estudian y que, según el Banco Mundial, ascienden a unos 900 mil en la Argentina, el 20% de la población entre los 15 y los 20 años. Para él, sin embargo, no existe esa categoría.
“Nunca como hoy hubo tantos jóvenes estudiando ni en el mercado de trabajo. Las connotaciones negativas que acompañan las caracterizaciones de los jóvenes ni-ni, ¿no son una contribución de la academia a la estigmatización y los repudiables “linchamientos?”, escribió en una columna publicada en el diario Página/12 en 2014.
“La hipótesis de la generación ni-ni es infundada o, mejor dicho, se basa en que quienes no trabajan y no estudian (suficientemente) son los investigadores que instalan esta categoría de análisis”, ponderó.
La “estigmatización”, por entonces, ya había sido instalada por el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, que ante las nuevas cifras de pobreza del Indec sostuvo que “se sobrestima la medición en unos 10 o 15 puntos más”.
El morenismo sostiene que “el piso no es 25”, en relación al porcentaje de pobreza que se había estimado como mínimo de la “herencia”. Los razonamientos, en tanto, no están atados a la medición de pobreza por ingresos.
“En 2006 tuvimos 27% de pobres, si hoy tenemos 32,2%, el piso no es 25%. Asignación Universal por Hijo (AUH), nuevos jubilados y crecimiento del PBI (24%) redujeron pobreza sólo en 2%?”, se preguntó desde el programa radial del ex secretario de Comercio Interior sobre el aporte de las políticas oficiales pero sin medir el impacto de la inflación real en una medición por ingresos.
Un índice que no fue
El gobierno de Cristina Fernández discontinuó la publicación del índice de pobreza e indigencia en 2013. Sin cifras en un año y medio, el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, negó que hayan negado la pobreza.
En una entrevista al Tribuno, remarcó que la medición por ingresos no toma otras variables: “Cómo está tu casa, cuáles son tus perspectivas y cómo funciona tu economía real”, detalló.
En ese marco, aseguró que bajo su gestión se estaba trabajando “para hacer un índice por ingreso basado en nuestro IPC nacional junto a los organismos más prestigiosos del mundo, algo que luego discontinuó Macri”.
Durante su gestión, el ex jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, había explicado sobre “problemas de empalme” para difundir nuevas estadísticas de pobreza, al tiempo que el propio Kicillof dejó para la historia la frase de que “es estigmatizante” hablar de un número de cantidad de pobres.
—Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diaro Perfil.
Revelan que no son reales las cifras oficiales de muertes en las rutas
Estadísticas polémicas. Según se desprende de un informe interno de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, son más que las difundidas. Desde la anterior gestión lo rechazan: «Ningún dato fue falseado».
Accidentes de tránsito en las rutas argentinas.
Una de las estadísticas que tampoco sería confiable en la Argentina es la de víctimas fatales en accidentes de tránsito, según surge de una auditoría interna de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), que revela que esas cifras fueron manipuladas con el objetivo de mostrar un descenso en la cantidad de víctimas y efectividad en la gestión.
Así se lo confirmaron a Clarín fuentes del Ministerio de Transporte. Sin embargo, voceros de la gestión kichnerista al frente de la ANSV rechazaron las acusaciones: «Ningún dato fue falseado».
Según el Observatorio de Seguridad Vial, en 2014 en total hubo 5.279 víctimas fatales en accidentes de tránsito. Sin embargo, el reciente informe advierte: “El sistema para medir las muertes en los siniestros en la Argentina no es confiable. Creemos que la cifra de 5.279 víctimas de 2014 es imprecisa y que murió más gente de la que se reconoció oficialmente. Se estima que hay un subregistro. En otras palabras: actualmente en Argentina se desconoce el total de muertos por siniestros viales”.
El informe indica que detectaron, por ejemplo, que en 2014 las provincias de Santa Cruz, Córdoba y Buenos Aires no entregaron sus informes con los datos oficiales. Por eso, el Observatorio publicó cifras provisorias tomando como referencia los datos del año anterior y haciendo una proyección.En el caso de la Capital Federal, se reportaron 85 muertes en el lugar del hecho, pero el Observatorio consignó 98 víctimas totales.
“Cuando ocurre un accidente, hay víctimas en el momento del accidente y otras que fallecen después, por eso se hace una proyección para que no haya un subregistro. La ciudad de Buenos Aires proyectaba esa media hasta 15 días después de ocurrido el accidente. La ANSV proyectaba siguiendo la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, hasta 30 días después. Por eso la proyección aplicada por nosotros da más, lo que demuestra que no se ocultaron víctimas”, señalaron voceros de la anterior gestión de la agencia, cuando Florencio Randazzo estaba a cargo del Ministerio de Transporte. Sobre los tres provincias mencionadas, señalaron que los datos de Buenos Aires están porque se presentaron en forma online, «lo que faltó fue la presentación por escrito». También, afirmaron, entregó la información Santa Cruz y que la gobernación de Córdoba no lo lo hizo porque no está adherida a la ley de seguridad vial, pero que la agencia «igual lo relevó con datos de la Policía, la Justicia y municipios proyectados según el índice de la OMS».
Los datos de 2015 todavía no fueron publicados. Sin embargo, cifras preliminares dan un total de 4.829 fallecidos totales. No obstante, una fuente oficial afirmó al diario La Nación que las cifras están subestimadas en un 30%. “La cifra verdadera está muy cerca de lo que publica la asociación Luchemos por la Vida”, afirmaron. Esa ONG tiene contabilizadas 7.613 muertos por accidentes de tránsito en la Argentina en 2014.“Los datos del Observatorio Vial están construidos en función de los datos que informó cada jurisdicción y están respaldados metodológicamente por la OMS, la Asociación Internacional de Tráfico y la Dirección de Tránsito de España, de donde se tomó el modelo”, respondieron desde la anterior gestión, y destacaron que el trabajo de la Agencia –que se financia con el 1% de las pólizas de seguro–fue premiada internacionalmente en reiteradas ocasiones.
gritó Clyde Trabuchi, entonces directora de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Miraba a una pasmada Graciela Bevacqua, directora de Precios al Consumidor -encargada de calcular inflación en el país- y su subordinada en ese momento. Era la mañana del lunes 29 de enero de 2007 y el final de una secuela cargada de presiones sobre esas mujeres.
Enfurecida por los altos precios de la lechuga, el turismo y las prepagas, el último fin de semana de enero de 2007, la mano derecha del entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y flamante “interventora” en el Indec, Beatriz Paglieri, había acordado con varios directores nacionales no difundir el índice que Bevacqua venía calculando. Para la tercera semana de enero ya sumaba 2,1%, una suba intolerable para el inicio de un año de elecciones presidenciales, que ganaría Cristina Kirchner.
Una semana después, la intervención se formalizaba. El decreto 100, del 6 de febrero, desplazó a Bevacqua y nombró a Paglieri a cargo de la Dirección de Precios. Un día antes, luego de forzar a los encargados del Departamento de Informática a manipular un documento público, el Gobierno había difundido el primer dato de inflación falseado: en enero, según el Indec, los precios habían subido sólo 1,1 por ciento.
La intervención oficial del Indec se convirtió en un símbolo de la degradación institucional de la llamada “década ganada”. Pero no sólo significó una sistematización de la mentira del “relato oficial”, sino que avaló diversas prácticas de persecución estatal a empleados que simplemente pensaban diferente.
Francisco Jueguen
Periodista de la sección Economía & Negocios de La Nación
Este trabajo busca contar por qué un gobierno que se proclama “nacional y popular” decidió intervenir un organismo técnico e institucionalizó la mentira como verdad estatal, destruyendo valiosas estadísticas y amedrentando a quienes se oponían. En ese sentido, es además un testimonio de los que sufrieron amenazas o persecuciones y de quienes se animaron a resistir.
Capítulo1
Historia del desembarco
La decisión de intervenir el Indec no tuvo necesidades netamente económicas -como justificó el Gobierno- sino también una clara intencionalidad política. En octubre de 2007, se efectuaban las elecciones presidenciales y Néstor Kirchner buscaba entronizar a su mujer, Cristina Kirchner. Pero el país atravesaba un problema argentino: la inflación.
Lucas Llach
Economista y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT)
Un año antes de que se interviniera el organismo, Moreno buscó acceso a los datos protegidos por el secreto estadístico. Conocida la lista de comercios relevados por el Indec, el secretario de Comercio Interior sabría sobre qué empresarios presionar para falsear el índice de precios oficial.
Graciela Bevacqua
Ex Directora del IPC
2007 es el año en el que nació el primer índice de inflación de la era Moreno.
Moreno no logró que los técnicos le abrieran el índice. Sin embargo, lejos estuvo de rendirse. Así llegó en 2007 el desembarco físico sobre las estadísticas oficiales. De la mano de Paglieri y la entonces directora de Recursos Humanos del Indec, Ana María Edwin, no sólo se violó el secreto estadístico sino que la falsificación se profundizó con otros mecanismos. Se encomendó a los especialistas informáticos la creación de un “parche” informático que limitara las subas de productos. Por otro lado, los precios de los acuerdos firmados durante 2006 comenzaron a tener más peso en las ponderaciones que los relevados en el mercado por los encuestadores. Bajo este influjo, el 5 de febrero de 2007 nació el primer índice de inflación de la era Moreno.
En un primer momento, el Gobierno justificó la intervención del Indec –nunca la aceptó como tal- como una herramienta para desinflar el peso de la deuda ajustada por el CER, un coeficiente ligado al índice de precios. Según la versión oficial -que nunca tuvo una denuncia en los tribunales- los trabajadores desplazados del organismo estadístico estaban complotados con los acreedores de deuda para hacer subir el dato de inflación y mejorar la rentabilidad de sus bonos. Incluso se llegó a afirmar, sin pruebas contundentes, que se vendía información al mercado.
Otra postura oficial radicó en las supuestas “desprolijidades” en algunos de los procesos de relevamiento de información y en las áreas de cobertura que tenía el viejo índice de precios. Tales cuestionamientos aparecen en los descargos de Moreno y Paglieri en la Justicia.
Ese argumento derivó en las proclamas oficialistas que reclamaban modificaciones metodológicas acordes para estadísticas que dejaran de ser puramente técnicas y sirvieran a la política de un “un gobierno nacional y popular”.
Capítulo2
La metodología de la intervención oficial
Las primeras discusiones dentro del Indec apenas desembarcó la gente de Moreno fueron sobre los elevados aumentos de algunos productos puntuales. En ese sentido, el primer índice se manipuló precariamente. Pero tras el desplazamiento de Bevacqua de la Dirección de Precios comenzó un proceso de falseamiento estadístico más sofisticado que -en un principio- tuvo tres ejes.
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Por último, Moreno logró acceder a los listados de informantes del Indec protegidos legalmente por el secreto estadístico. Varios de los testigos que declararon ante la Justicia dijeron haber visto a personal que respondía a Paglieri, mano derecha de Moreno, fotocopiar los listados secretos y llevarlos en cajas a la oficina del secretario de Comercio Interior. Entonces, los empresarios empezaron a hablar del “precio Moreno”: era el que cambiaban los hombres de negocios en sus comercios cada vez que un encuestador del Indec pasaba. Luego, volvían a poner los originales. Esto, como se explicó al comienzo, manipulaba “externamente” el índice oficial.
El Indec es, en rigor, un gran sistema estadístico. Cada cálculo funciona como un insumo para otro. Manipulado el índice de inflación oficial, comenzaron a expandirse los problemas, primero a los datos de pobreza e indigencia -que se congelaron- y luego también al cálculo del crecimiento -que fue sobrestimado-. Desde diferentes sectores ideológicos afirman que el Indec esconde millones de pobres. Por otro lado, la oposición denuncia que la sobrevaloración del PBI tuvo como consecuencia que el país debiera pagar más deuda por los bonos atados al crecimiento económico.
Manipulado el índice de inflación oficial, comenzaron a expandirse los problemas
El escándalo público que produjo la intervención del Gobierno en el organismo estadístico derivó en que varios senadores de la oposición denunciaran el caso ante la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA), que encabezaba Manuel Garrido. Luego de dos meses de relevamiento y de entrevistas con decenas de testigos, el fiscal dictaminó que en el Indec había habido “graves irregularidades”.
A continuación, una guía interactiva para entender las claves de su resolución con la voz del propio fiscal y hoy diputado para explicar cada punto.
Su dictamen fue retomado por el fiscal Carlos Stornelli, quien pidió medidas al juez Rodolfo Canicoba Corral. Hasta hoy, la causa principal por falseamiento está dormida.
Acceso al dictamen de Stornelli
Manuel Garrido
Fiscal del caso Indec y Diputado Nacional
Para entender la historia del Indec, es clave visualizar lo que ocurrió en todo 2007, o sea, durante el primer año de la intervención oficial. Durante esa época, se desplazó a los directores más importantes, se reclutó a la llamada “patota” de Moreno en el instituto y se afinó el complejo proceso para falsear todo el sistema estadístico.
La intervención del Indec, camino a la elección de CFK
A pesar de los reclamos de funcionarios de Economía y de las promesas electorales de mayor institucionalidad, a fines de 2007, la recién electa presidenta Cristina Kirchner decidió que nada cambiaría en el Indec: el camino que habían inaugurado su esposo y Moreno seguiría avanzando.
Graciela Bevacqua
Ex Directora del IPC
Capítulo3
La lucha de los trabajadores contra la mentira
La violencia -algo desconocido en el Indec desde su creación en 1968- comenzó a ser moneda corriente desde 2007. La minoritaria Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) se opuso a la manipulación de los datos oficiales y a los desplazamientos de trabajadores. Debido a eso chocó contra la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN), el gremio peronista y mayoritario, que fue el músculo que Moreno usó para su desembarco. La llave para seducirlos fue la entonces directora de RR.HH. del organismo: Ana María Edwin. Su lealtad a Moreno la llevaría a la conducción del Indec.
Las formas de violencia variaron. Muchos fueron desplazados o despedidos, a otros los empujaron a jubilarse y no faltó a quienes despojaran de tareas, su lugar de trabajo o les quitaran montos variables de su salario. A contramano, muchos de los que apoyaron a Moreno fueron beneficiados con mejores cargos.
Marcela Almeida
Ex coordinadora del IPC Nacional
Alejandro Baranek
Desplazado del Indec
Fueron muchas las oportunidades en que los trabajadores de ATE-Indec se vieron sometidos con violencia frente a la llamada “patota de Moreno”. Fueron golpeados en asambleas en el edificio central del organismo o en el mismo Ministerio de Economía y varias veces sufrieron destrozos en el local que la junta interna tiene en el décimo piso del Indec.
Las protestas por la intervención del Indec se multiplicaron durante el kirchnerismo
La situación de Marcela Almeida fue representativa. La intervención en el Indec la desplazó porque era la coordinadora del IPC Nacional, índice que se usaba para desenmascarar la manipulación del IPC-GBA. Almeida fue primero dejada sin tareas en su trabajo, pero -como su vínculo laboral con el Indec era precario- terminó quedándose un año completo sin cobrar su salario hasta que la Justicia le dio la razón y obligó al Indec a que la repusiera en su cargo con el mismo sueldo. Pero el Indec no cumplió del todo con el fallo judicial.
Marcela Almeida
Ex coordinadora del IPC Nacional
La falsificación de las estadísticas oficiales y la persecución a los trabajadores del Indec que se opusieron a la intervención derivó en el nacimiento de los tradicionales “abrazos” al instituto que organiza todos los meses ATE. La consigna es “¡Fuera la patota del Indec!”. Quienes adhieren a esa consigna creen que el desmantelamiento del organismo -gracias a los desplazamientos y precaria situación laboral- fue lo que logró afianzar la posibilidad de que el Gobierno falsificara las estadísticas.
La consigna de ATE es “¡Fuera la patota del Indec!”
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La historia de lucha de los trabajadores en el Indec se extiende hasta la actualidad. Se trata de una batalla que se extendió ya ocho años con diferentes intensidades y a pesar de que dentro de ATE existen diversas corrientes ideológicas. Sin embargo, a pesar de los embates ejercidos contra ellos, la resistencia aún se mantiene.
Capítulo4
La Argentina sin radar
La economía argentina se quedó sin su faro. Actores económicos, medios de comunicación, sindicatos y académicos, entre otros, comenzaron a buscar nuevas fuentes de información. Y comenzaron a surgir alternativas. Primero, algunos institutos estadísticos provinciales (Mendoza y San Luis, luego la Ciudad de Buenos Aires), después, las consultoras privadas. A pesar de las críticas del Gobierno a los economistas que producían sus propias estadísticas, fue Moreno quien les abrió el negocio de producción de insumos básicos. En tercer lugar, se sumaron algunos centros de estudio como Buenos Aires City (con Graciela Bevacqua a la cabeza) o Cenda, donde Axel Kicillof impulsaba un índice alternativo al oficial.
Los tentáculos de Moreno buscaron también acallar a las consultoras
Las consultoras privadas se habían habituado a utilizar los insumos básicos que relevaba el Indec para construir escenarios que luego vendían a sus clientes. La falta de confianza sobre esos insumos provocó que muchos economistas se decidieran a armar nuevos equipos de expertos para salir a tomar sus propios datos.
Para frenar esa tendencia, los tentáculos de Moreno buscaron también acallar a las consultoras. El funcionario intentó multarlas pero perdió su batalla en la Justicia.
Jorge Todesca
Economista y director de la consultora Finsoport
La oposición en el Congreso decidió tomar los índices privados -en un promedio- y difundirlos
La consultora Finsoport de Jorge Todesca fue una de las presionadas para que no difundiera sus datos. Todesca, viceministro de Economía en la gestión de Eduardo Duhalde, apeló la multa a la Justicia Contencioso Administrativa. La cámara falló a su favor y revocó la decisión de la Secretaría de Comercio Interior. La multa quedó sin efecto. La situación llevó a varios economistas a impulsar una denuncia por abuso de autoridad contra Moreno que todavía se tramita.
La frágil situación de las consultoras privadas que calculaban un índice alternativo al del Indec tuvo repercusiones políticas. Tras el intento de Moreno de silenciarlas, la oposición en el Congreso decidió tomar los índices privados -en un promedio- y difundirlos con la protección que otorga el Parlamento. Así nació el índice Congreso.
Patricia Bullrich
Diputada nacional
Todos los privados coinciden -incluso también los trabajadores nucleados en ATE- en que el organismo más capacitado para calcular la inflación, el PBI, la pobreza o el desempleo es el Indec. Y, por ende, reconocen las limitaciones de sus mediciones propias. No obstante, reivindican que -en tiempos de falta de información confiable- hayan nacido mediciones alternativas que buscaran ser más realistas que las del Indec.
Jorge Todesca
Economista y director de la consultora Finsoport
La gestión de Kicillof decidió no informar más cuántos pobres e indigentes hay en la Argentina
La inflación no fue el único retoque. Desde mediados de 2007, cuando la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) fue intervenida por el Gobierno, el dato de pobreza e indigencia oficial comenzó también a ser cuestionado. Justamente uno de los insumos más importantes para calcular esos índices era el mismo dato de precios, ya falseado. Los últimos datos de pobreza e indigencia publicados por el Gobierno son de fines de 2013. Fue en ese año cuando, “por problemas de empalme”, la gestión de Kicillof decidió no informar más cuántos pobres e indigentes hay en la Argentina de Cristina Kirchner.
Cynthia Pok
Ex-directora de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec
Recién en 2008, las universidades tomaron un rol más activo frente a la situación que vivía el Indec. Fue gracias a un decreto del entonces jefe de Gabinete, Sergio Massa, que se reunieron varias en el Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento (CAES). Las casas de estudio presentaron un preciso informe en 2010 en el que decían que el IPC oficial “no era confiable” y en el que reclamaron un “cambio urgente” en el organismo. El entonces ministro de Economía, Amado Boudou, nunca lo recibió.
Sin embargo, gracias a algunos profesores de la Universidad de Buenos Aires (UBA), entre ellos Nicolás Salvatore, nació en marzo de 2009 Buenos Aires City, un centro de estudios que buscaba recrear el IPC-GBA gracias a la experiencia de Bevacqua, primera desplazada del Indec.
Nicolás Salvatore
Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
Capítulo5
Las consecuencias de la intervención
Tras el escándalo público que suscitó la intervención del Indec, la desconfianza se expandió a todos los números oficiales. Moreno había tomado un organismo estadístico modelo en América latina y lo había desmantelado parte por parte.
La falsificación de los datos oficiales tuvo múltiples consecuencias. En primer lugar, la Argentina se quedó sin estadísticas confiables para planificar políticas públicas y la sociedad dejó de tener acceso información clave para poder interpretar su propia realidad. La manipulación del Indec, por ejemplo, derivó en el ocultamiento y desaparición de millones de pobres.
Sin datos objetivos, todos los contratos quedaron supeditados al capricho de los actores. Cada gremio maneja hoy sus datos de inflación para calcular las demandas salariales en paritarias, para los inquilinos es difícil establecer si es justo o no la suba de un alquiler, de la misma manera que es imposible determinar una fórmula de actualización para el pago por manutención de una madre divorciada y sus hijos, entre otros ejemplos.
Cynthia Pok
Ex-directora de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec
La Argentina se quedó sin estadísticas confiables para planificar políticas públicas
La intervención al Indec generó un bache en los datos públicos que se extiende entre 2007 y la actualidad, y que dificulta el trabajo de académicos y universidades. Es un vacío que probablemente nunca se corrija por los juicios que podría provocar.
Lucas Llach
Economista y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT)
2013El Fondo sancionó al país con una moción de censura
También el mundo comenzó a dudar de los datos que producía el Gobierno. El Fondo Monetario Internacional (FMI) empezó a destacar en sus anexos estadísticos las críticas locales que se vertían sobre el índice de precios oficial y el cálculo del PBI. La prestigiosa revista The Economist dejó afuera a la Argentina de su índice mundial sobre competitividad (en febrero 2012 decidió no publicar las estadísticas oficiales de la Argentina y todavía no las publica). Varios organismos de estadísticas a nivel global criticaron a la Argentina. El Gobierno, en busca de nueva deuda, pidió ayuda al FMI, para reformular su índice de inflación, algo que sólo habían hecho países africanos.
En un hecho inédito entre sus socios, el Fondo sancionó al país a comienzos de 2013 con una moción de censura debido a la mala calidad de estadísticas. El organismo advirtió entonces que, de no mejorarse los índices, el país podría ser expulsado. El caso argentino sigue en revisión y aún no tiene un punto final dentro del FMI.
Nicolás Salvatore
Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
La reputación argentina se derrumbó. Una de las principales consecuencias de la falta de credibilidad de las estadísticas fue la retracción de las inversiones en el país, panorama que se agravó luego de la instalación del cepo cambiario y la imposibilidad de repatriar dividendos. Esta situación, sumada a la crisis energética, derivó en una importante escasez de divisas.
El Indec no perdió oportunidad. Según el análisis de varias consultoras privadas -en base a datos propios del Indec- el Gobierno comenzó en 2013 a inflar artificialmente las exportaciones locales en los informes oficiales que producía el mismo organismo estadístico para disimular el cada vez más flaco saldo comercial y la falta de divisas.
La falsificación estadística impulsada por el Gobierno fue “cómplice” además -durante el último año- de la licuación salarial de los trabajadores estatales (especialmente los maestros) y de las jubilaciones. En 2014 -año en el que el kirchnerismo impulsó un ajuste- el organismo estadístico ocultó la primera caída del salario real, incluso a pesar del nacimiento del nuevo índice de inflación elaborado sólo para complacer al FMI.
Capítulo6
El Indec, en la actualidad
En 2014, el Gobierno intentó un nuevo maquillaje de las estadísticas. Lanzó el llamado IPC-Nu, un índice de precios a nivel nacional. Si bien en un principio produjo cierta esperanza de cambio, la brecha entre el Indec respecto de las mediciones de los privados y los organismos provinciales volvió expandirse con el pasar del tiempo. Por otro lado, nunca se volvieron a publicar los precios promedio relevados ni la conformación de las nuevas canastas seleccionadas. Según expertos, en los últimos meses de 2014, el Gobierno modificó la metodología de relevamiento con el objetivo de darle más peso en la ponderación al programa oficial Precios Cuidados -acuerdos con las empresas- en la medición. Esto buscó congelar la suba del índice oficial.
2014El Gobierno intentó un nuevo maquillaje de las estadísticas
Víctor Becker
Economista de la Universidad de Belgrano y ex-director de Indec
Nadie sabe cuál es la inflación en la Argentina y, como se advirtió anteriormente, el dato de pobreza oficial desapareció completamente. El Gobierno no volvió a publicarlo. Los últimos datos cuestionados fueron, en tanto, los de desempleo. En un país en recesión se destruye empleo pero no sube el desempleo porque las personas -dicen las estadísticas del Indec- se retiran voluntariamente, algo que los expertos en el mercado laboral no avalan. En momentos de corridas cambiarias, baja de reservas y falta de dólares, las dudas se expandieron durante 2015 al informe oficial sobre el Intercambio Comercial Argentino (ICA).
Hay un consenso amplio sobre la necesidad de una transformación en el Indec. Incluso entre algunos sectores del oficialismo se pide en voz baja. Parece claro que, gane quien gane en las elecciones presidenciales de 2015, se avecina un fin de ciclo que simboliza el cierre de la etapa más oscura para las estadísticas públicas.
Línea de tiempo para resumir los principales hechos de la intervención
Créditos:
Producción general: Katherine Nagasawa (Senior at Northwestern University’s Medill School of Journalism, Media, Integrated Marketing Communications) Producción periodistica: Francisco Jueguen Programación interactiva: Cristian Bertelegni, Juan Elosua (becario del programa Knight-Mozilla Opennews), Gastón de la Llana Producción de datos: Marthe Rubio, Gabriela Bouret, Romina Colman Desarrollo Multimedia: Florencia Coelho Cámara y edición de video: Katherine Nagasawa (Senior at Northwestern University’s Medill School of Journalism, Media, Integrated Marketing Communications) Asistente de cámara: Matias Aimar y Sebastián Rodeiro Gráficos interactivos y animaciones: Gastón de la Llana Locución: Tomás Rivas Jefe de realización: Juan López Subjefa de diseño interactivo: Mariana Trigo Viera Editora a cargo: Florencia Fernández Blanco Editor responsable: Gastón Roitberg
La mitad de los ocupados gana menos de 6.000 pesos al mes
EL DETERIORO SALARIAL. Se trata de 8 millones de personas. Incluye tanto las que trabajan en relación de dependencia como en “negro”. [Según los dudosos datos del INDEC]
Por Ismael Bermúdez.
En baja. La construcción perdió 4,6% de sus empleos en el último año, según datos del Ministerio de Trabajo.
La mitad de la gente ocupada –equivalente a unas 8 millones de personas– gana menos de $ 6.000 mensuales, de acuerdo a las cifras de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer trimestre de este año, difundida ayer por el INDEC, y proyectadas al total de la población urbana.
Un escalón más abajo, el 30% de esos ocupados -4,8 millón de personas- percibe menos de $ 4.000 mensuales. Y hay una franja del 10% que cobra menos de $ 2.000 por mes.
El total de ocupados urbanos suma 16 millones, incluyendo a los empleados en relación de dependencia, por cuenta propia, de profesionales o patrones, estén o no registrados en la Seguridad Social. En promedio, el ingreso medio es de $ 6.908.
Por otro lado, se calcula que hay poco más de un millón de desocupados, sin ingresos.
La mitad de los trabajadores de menores ingresos recibe una cuarta parte del ingreso total, mientras el 50% restante se queda con el 75%. Otro dato: la mitad de los varones ocupados gana menos de $ 7.000 en tanto la mitad de las mujeres percibe menos de $ 5.000. En parte, esto se debe a que las mujeres trabajan menos horas -33 horas semanales promedio frente a las 44 horas semanales de los varones- porque cargan con el trabajo adicional de sus hogares, en especial las que se desempeñan en el servicio doméstico por horas, con ingresos más bajos.
Estos ingresos tan bajos que percibe tanta gente se debe a varias razones. Entre otras a que el salario mínimo es muy bajo — $ 4.716 de sueldo bruto. También a que el 31,9% de los asalariados se desempeña en negro. Y que hay más de un millón de “subocupados demandantes”, así llamados porque trabajan pocas horas aunque quieren trabajar más o están buscando otro empleo adicional. Además hay una vasta franja de monotributistas -casi un millón- de bajos ingresos.
De aquí se infiere también otro dato clave: disponer de un sueldo o un ingreso no exime a la persona o la familia de vivir por debajo de la línea de pobreza.
Los más afectados son los trabajadores no calificados: la mitad gana menos de $3.500 mensuales. La mitad de los que se desempeñan en las áreas operativas ganan menos de $ 6.000.
Si se suma todo el ingreso de las familias –porque además del jefe de hogar trabajan otros integrantes -en el 30% de los hogares, donde viven unas 10 millones de personas- ingresan menos de $7.000 mensuales.
Esta cifra muestra que el poder de compra del grueso de los trabajadores ocupados sigue siendo bajo e insuficiente frente al costo de la canasta familiar que mediciones privadas ubican para una familia tipo (matrimonio con 2 hijos) en los $ 8.000.
En base a estas cifras se puede inferir que la pobreza está muy lejos del “menos del 5%” como dijo la Presidente Cristina Kirchner, y se aproxima más al 25-30% de las mediciones alternativas.
Por encima de los $ 15.000 mensuales está sólo el 30% de los hogares. Y un 10% de los hogares declara ingresos por encima de los 25.000 pesos.
El Estado reclutó más trabajadores
En un año, el empleo privado formal o “en blanco” aumentó el 1,6%. Pasó de 6.352.891 en el primer trimestre de 2014 a 6.456.357 en igual período de este año, de acuerdo a las [dudosas] cifras difundidas ayer por el INDEC.
Este incremento de los puestos de trabajo formales se verificaron en todas las actividades, con excepción de la industria que perdió unos 10.000 empleos, en especial en los rubros vinculados al sector automotor.
En tanto, el empleo en el sector publico nacional tuvo un alza del 8,9%: de 514.207 subió 560.132 empleos.
Aumentó el empleo entre el personal civil de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Poder Legislativo, Universidades y empresas públicas.
Como decía Benedetto Croce “toda historia es historia contemporánea”.
A principios del 2007, el Presidente Kirchner y su, por entonces, todopoderoso Secretario de Comercio, llegaron a la conclusión que había sido un error entregar, como parte del canje de deuda del 2005, bonos en pesos ajustables por la evolución del Índice de Precios al Consumidor. (IPC).
El argumento que se sostenía era algo así como “¿Por qué va a aumentar nuestra deuda si sube el precio del tomate?”.
Más allá que esa cuestión se debía haber pensado antes de la oferta del canje, lo cierto es que, considerando el razonamiento aceptable, se podía haber hecho una oferta voluntaria de canje de esos bonos por otros con otro tipo de ajuste que pudiera interesarle al acreedor.
En cambio, el gobierno optó por destruir el prestigio del INDEC, falsear el IPC y, por lo tanto, defaultear parcialmente los bonos que el propio gobierno había emitido.
Ese fue “el principio del fin” de la colocación voluntaria de deuda en el mercado financiero global. El mundo llegó a la conclusión de que “los kirchneristas son capaces de cualquier cosa”.
A partir de allí, sólo tuvimos un acreedor internacional dispuesto a recibir, en cantidad, bonos emitidos por la Argentina, el amigo Chávez. El venezolano, a su vez, se daba vuelta y vendía rápidamente esos bonos, en un turbio negocio, con ciertos bancos.
Tan burda fue la maniobra que la tasa implícita de esta “bicicleta” llegó a casi el 15% en dólares y obligó al gobierno argentino a dejar de emitir deuda y a buscar alternativas de financiamiento, expropiando los fondos de pensión y tomando por asalto las reservas del Banco Central.
Paradójicamente, el kirchnerismo sólo logró volver al mercado voluntario de deuda, y por montos bajos y tasas muy altas, ahora que los acreedores suponen que se van y que quienes los sucedan serán más “civilizados” en su relación con el mundo.
Como subproducto de este default parcial de la deuda en pesos, los argentinos nos quedamos sin datos estadísticos oficiales confiables. No sólo en el IPC, si no en todos los índices que, de alguna manera, tienen a la variación de los precios como insumo. El Producto Bruto, los datos de pobreza, etc.
Por lo tanto, sin datos oficiales confiables, y con una tasa de inflación elevada, toda negociación en torno a contratos de largo plazo se dificulta. A no olvidar que el problema no es el IPC si no la elevada tasa de inflación. (Si la inflación fuera del 2% anual, no estaríamos discutiendo si es 1,5 o 2,2. Más allá de lo grave que resulta, de por sí, que un gobierno mienta en sus estadísticas).
Pero sucede que, como consecuencia de seguir pisando los precios regulados (tarifas públicas y algunos servicios privados), atrasando el tipo de cambio y con cierta moderación en la expansión monetaria durante los últimos meses del año pasado, la tasa de inflación se ha desacelerado, aunque no baja del 2% mensual.
Y aquí es dónde está ahora la discusión.
El Ministro pretende que los acuerdos salariales se hagan en base a la inflación proyectada, mientras que los sindicalistas pretenden recomponer los salarios reales que perdieron respecto de la más elevada inflación pasada.
Y aquí se presentan dos problemas.
El primero, es el que surge de “la historia contemporánea”. Un gobierno que mintió con la tasa de inflación, no puede influir positivamente sobre expectativas de inflación futura.
El segundo problema, es que la inflación proyectada se basa en que las condiciones de atraso cambiario, tarifario y de moderación de la tasa de emisión monetaria se mantengan. En otras palabras, la inflación proyectada no se fija “desde afuera” es consecuencia de lo que se haga.
Y el mismo gobierno que quiere convencernos que la tasa de inflación se reducirá, es el mismo que está, nuevamente, aumentando la tasa de emisión monetaria y que promete “aflojar” el racionamiento de dólares, para que haya una fiestita de consumo antes de las elecciones.
Fiestita que, si se produce, aumentará los precios de aquéllos que puedan o de los que tratarán de protegerse contra el aumento del tipo de cambio que se producirá, más temprano que tarde, para corregir el problema cambiario que está creando el propio gobierno.
En síntesis, un gobierno mentiroso, continuando con malas políticas, poco puede hacer, para torcer el rumbo de estancamiento actual.
En su afán por mostrar una reactivación, anunció una mejora en el sector de la construcción; sin embargo, un economista advierte que las empresas siguen divulgando malos datos
Por Florencia Donovan.
La presidenta Cristina Kirchner -que en alguna ocasión se comparó con un arquitecto egipcio y con Keops, el faraón responsable de construir la Gran Pirámide de Giza-, anticipó el miércoles por cadena nacional un fuerte repunte del índice de la construcción en marzo. Pero mal podría la primera mandataria igualarse a la diosa egipcia Safnkit, conocida como la diosa de los libros y las cuentas, pues para los expertos en estadísticas, el dato del Indec que anticipó un día antes de su publicación es tan irreal como los índices de inflación, de crecimiento o de actividad económica que difunde el desacreditado instituto de estadística.
«Hay una cuestión técnica incorrecta y hay una cuestión de manipulación de los datos», advierte el economista Ariel Coremberg, que trabajó en el cálculo oficial del PBI argentino antes de que el Gobierno interviniera el Indec. «Primero, porque, en realidad, el índice sintético de la construcción [el ISAC, según sus siglas] que se publica en la Argentina no refleja la construcción, porque sólo contempla los permisos de edificación, o sea, las expectativas futuras de cuánto se va a construir y no de lo efectivamente construido, como sí existe en Estados Unidos.»
Pero, además, dice el economista, que lidera el proyecto Arklems, que investiga la productividad y la competitividad de la economía argentina en coordinación con un equipo de la Universidad de Harvard, difícilmente podría el ISAC del Indec mostrar tal recuperación del sector de la construcción si estuviera bien confeccionado.
El ISAC, más que la construcción, refleja las compras en el mercado interno de cinco materiales típicos de la industria: el cemento, la pintura, los ladrillos, el asfalto y el hierro redondo para hormigón. Se supone que el Indec toma en cada caso la información que le provee, por ejemplo, la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland o los productores siderúrgicos.
En tal sentido, Coremberg asegura que tomando bases de datos similares se puede concluir que el ISAC no creció 10,2% en marzo con respecto a febrero, como dijo la Presidenta y luego informó formalmente el Indec anteayer, sino que sólo hubo una desaceleración en la caída que viene teniendo el sector de la construcción. El sector de la construcción suele ser el que cruje primero siempre que la economía se desacelera, pero también el que se recupera antes. De ahí la relevancia para un Gobierno que no admite la recesión.
Hasta que el Indec fue intervenido y las estadísticas manipuladas, el ISAC mantenía una correlación perfecta con el Índice Construya, que contempla el nivel de actividad de once empresas representativas del mercado de la construcción. En marzo pasado, el indicador de las empresas líderes de la construcción arrojaba una mejora de 1,3% interanual, mientras que su variación anual acumulada seguía mostrando un rojo de 5,6% (con caídas del 11% en enero y del 7% en febrero). Para el Indec, en tanto, la variación anual acumulada del ISAC en los tres primeros meses del año versus igual período de 2014 daba una reactivación de 5,3 por ciento.
«El ISAC no debería dar muy distinto del Índice Construya, porque es un sector bastante concentrado. De hecho, comprobé que el indicador de empresas líderes estaba correlacionado con el ISAC hasta 2008 y después se rompe», dice Coremberg. «Con lo cual o el Indec manipula los datos o no sé», sentencia.
Desinformación
En su discurso del miércoles, Cristina Kirchner destacó que del ISAC también se desprendía en marzo una suba del 10% en viviendas y del 9% en infraestructura, entre otros rubros. Y lo relacionó con «las políticas públicas del Procrear, de infraestructura».
Pero, destaca Coremberg, «es un error técnico». «No puede informar que la construcción de viviendas creció, porque no se puede inferir cuántas viviendas se construyeron de las compras de pintura», dice Coremberg. «De ahí a decir que fue gracias a Procrear también fue una distancia», subraya el economista.
Los números de la construcción
10,2%
Creció la construcción
Fue en marzo pasado con respecto a febrero, según el índice ISAC del Indec
5,3%
Variación anual
Es el crecimiento, según el Indec, acumulado en enero y febrero; a las constructoras les da en igual período una caída de 5,6%.
El verdadero crecimiento de China es un misterio: los economistas analizan las pistas
Por Mark Magnier.
Cuando a comienzos de este mes China presentó la tabulación de su crecimiento del primer trimestre del año, el número final 7% —el peor porcentaje en seis años— alimentó los temores de una profundización de la desaceleración económica.
También renovó las dudas sobre la confiabilidad de las estadísticas chinas.
“Crecimiento probablemente exagerado”, dijo un informe de Citibank, concluyendo que el crecimiento trimestral real podría estar por debajo de 6% interanual, dependiendo de los factores ponderados. Otras firmas de investigación dan números mucho más bajos: Capital Economics, 4,9%; The Conference Board China Center, 4%, y Lombard Street Research, 3,8%.
Durante años, el esfuerzo para discernir la verdadera tasa de crecimiento de China ha mantenido a muchos economistas clavados a sus calculadoras, y por buenas razones.
Una trabajadora de la fábrica del grupo textil Tanglong en la provincia de Hebei, China. Zhu Xudong/Xinhua/Zuma Press
En primer lugar, son mediciones sospechosamente estables y no revelan ninguna de las sacudidas observadas en EE.UU. u otras economías. La metodología a menudo parece incoherente o contradictoria. Además, nadie sabe cómo hace China para calcular la inflación cuando tabula su producto interno bruto.
En segundo lugar, las cifras del PIB chino parecen estar en conflicto con otros datos considerados más difíciles de manipular. Los economistas señalan, por ejemplo, la discrepancia entre el crecimiento del PIB y la producción industrial —a menudo vista como una indicación del crecimiento—, que aumentó 5,6% interanual en marzo, su nivel más bajo desde finales de 2008.
Además, las mediciones recientes arrojan valores débiles para el consumo de electricidad, inversión, ganancias industriales, producción manufacturera e inversión de bienes raíces, entre otros índices.
Esta disección de las cifras oficiales del crecimiento chino recibió el respaldo indirecto del ministro Li Keqiang. En 2007, como jefe del Partido Comunista de la provincia nororiental de Liaoning, Li criticó las cifras oficiales del PIB como “hechas por el hombre y por lo tanto poco fiables”, según un memo del embajador de Estados Unidos en ese momento, que luego fue difundido por WikiLeaks.
De acuerdo con el memo —que ha inspirado distintas versiones de instituciones financieras— el ministro dijo que la producción eléctrica, el transporte de carga ferroviarios y los préstamos bancarios le parecían datos más confiables.
China no es el único país emergente con estadísticas cuestionables. Pero Beijing ha estado bajo un escrutinio particular debido al tamaño y la importancia de su economía, y el hambre del resto del mundo por un crecimiento real.
También hay sospechas de que, a diferencia de los problemas de recolección de datos comunes en la India y otros países en desarrollo, las deficiencias de las estadísticas chinas supondrían una deliberada manipulación.
La mayoría de los economistas dicen que la Oficina Nacional de Estadísticas de China se ha vuelto más profesional en los últimos años, teniendo en cuenta su escaso peso burocrático y sus limitaciones de presupuesto.
A medida que la economía china se aleja de su foco tradicional en la industria pesada, la Oficina de Estadísticas ha tenido dificultades para reflejar correctamente la contribución de los servicios y el consumo al crecimiento por sobre la producción, dicen algunos economistas. También ha tratado de depender menos de datos proporcionados por funcionarios locales que tienen un interés por inflar las cifras del crecimiento para asegurarse un ascenso.
“La exageración local no es un problema tan grande como lo supo ser, aunque supongo que no está erradicada”, dijo Nicholas Lardy, investigador principal del Peterson Institute for International Economics.
La Oficina de Estadísticas tampoco facilita las cosas. No explica su metodología ni los supuestos de la inflación, y muchos de sus cálculos son difíciles de reproducir, según economistas.
Tanto dicha repartición como la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma —la principal agencia de planificación económica de China— se negaron a responder preguntas.
“Nadie sabe” cómo obtiene la agencia las cifras del PIB, dijo Carsten Holz, profesor de economía de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong y autor de un trabajo sobre la calidad de las estadísticas del PIB chino. Holz habla de una “atroz falta de transparencia”.
Las sospechas se centran en dos puntos principales: qué tan deliberada es la manipulación, y si los líderes chinos tiene un segundo juego de libros que les permita saber lo que está pasando “realmente”.
China tiene un incentivo en ambos sentidos. Debido a que es un régimen de partido único, el crecimiento económico tiene una relevancia enorme como medio de prevenir la inestabilidad social y garantizar la continuidad del partido en el poder. Al mismo tiempo, el gobierno necesita tener información precisa para planificar y canalizar subsidios a los grupos que podrían alimentar la disidencia.
No hay evidencia de que el Partido Comunista tenga un conjunto separado de libros, dijo Harry X. Wu, profesor de la Universidad Hitotsubashi de Japón y asesor especial del Conference Board.
La pregunta sobre la manipulación es más difícil de evaluar, dicen los economistas. En un estudio de 2013 que comparó las cifras del PIB chino con una serie de datos internos y de otros países, el Banco de la Reserva Federal de San Francisco llegó a la conclusión de que el crecimiento real se correspondía en líneas generales con las cifras oficiales.
En última instancia, dijo Holz, la agencia de estadísticas de China está en manos de cuadros del partido, que no tendrían problema en retocar las cifras de crecimiento para llegar al políticamente deseable 7%.
“Yo no tomaría muy en serio la cifra de 7%”, dijo Holz.
Otros creen que el número está mucho más lejos.
“Me dan risa las estimaciones oficiales de crecimiento del 7% del PIB en el primer trimestre. Creo que eso es completamente equivocado”, dijo Wu.
La intervención en el Indec ha hecho un descubrimiento asombroso: es difícil definir qué es la pobreza o cuándo una persona o un hogar es pobre.
Debemos reconocer lo verdadera que es esa aseveración. Sí, no es fácil. Lo aberrante no es la afirmación en sí misma, sino la conclusión que conlleva: no medir más la pobreza.
Pero, ¿en qué quedamos? ¿No se mide más por un problema de «empalme» (versión del jefe de Gabinete), porque es difícil (versión del interventor en el Indec) o porque estigmatiza? (versión del ministro de Economía).
Como se difundió ampliamente, el problema del empalme no era tal porque el dato que debían difundir no requería ningún empalme. La bochornosa versión del «es difícil» es impresentable. La pobreza y la indigencia se midieron históricamente en el Indec. Se proveían medidas de síntesis como Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH), indicadores multidimensionales, entre otras, para no tener que recurrir a las 6000 estadísticas alternativas que se citan como impedimento para poder saber cuántos pobres hay. También se aportaba la medición de la pobreza y la indigencia con el método de la línea de pobreza y de indigencia. Y uno puede discutir el nivel, en función de la canasta que fijó para medir la pobreza. Lo que es indudable es la evolución. ¡A misma metodología, la tendencia es indudable! Y la tendencia de la recuperación poscrisis de 2001 ya se había amesetado primero y revertido después, comenzando a crecer la pobreza.
Con total impunidad, en una acción rayana en lo delictivo, se deja de difundir. ¿No es malversación de fondos públicos gastar fortunas en realizar operativos de relevamiento, con un enorme esfuerzo de trabajadores que recorren el país para recabar la información sobre las condiciones de vida de la población para después no compilar esa enorme masa de datos y difundir los resultados?
¿Es posible hablar en nombre del pueblo cuando centenares de miles de personas, aun millones en el caso de los censos, han abierto sus puertas a los encuestadores y les han relatado sus condiciones sociales y económicas, y luego eso no se convirtió en resultado para devolverlo a la misma sociedad que lo proporcionó?
También es responsabilidad del Estado preservar la palabra del pueblo. Con el secreto estadístico, para que nadie estigmatice individualmente a nadie, y con la difusión de resultados colectivos porque para ello es que el pueblo ha hablado.
Y si de estigmatizar se trata, la Real Academia Española fija como significado de esa palabra el de «marcar a alguien con hierro candente». ¡El campo simbólico es potente! ¿No es la pobreza la marca de hierro candente? Combatirla con la «desaparición» de pobres e indigentes en el reconocimiento público, en la valoración de la magnitud de quienes están en esa condición, no es una operación que se pueda cometer esgrimiendo los intereses del pueblo.
Tampoco se sustituye la información estadística con los mecanismos que engañosamente señala el interventor (AUH, inclusión de estudiantes, embarazadas, tarjeta SUBE, Procrear, etcétera). Debería saber que uno de los propósitos centrales de las estadísticas públicas es el de monitorear la efectividad de las políticas a través de la medición de incidencia en la población y jamás un sistema puede sustituir al otro.
Posiblemente a raíz de estas reflexiones recrudezcan las difamaciones de siempre a quienes hemos enfrentado la manipulación de las estadísticas públicas. La síntesis básica es que estamos con los bonistas, con el FMI y/o con las consultoras privadas. Aclaro preventivamente que los únicos bonos que he tenido en la vida son aquellos con los que el Estado devolvió el 13% que había descontado de nuestros salarios. Que el FMI entró en el Indec de la mano de la intervención, repudiado por los trabajadores. Y las consultoras privadas jamás habían ni soñado con el paraíso que les deparó la intervención en el Indec al desmantelar la estadística pública.
Cabe una última reflexión en torno de los dichos de los interventores, y es que no tienen mayor importancia. El pueblo argentino (como «colectivo social», citando al interventor) ya hace tiempo que visualizó claramente la situación. Las denuncias de los trabajadores y trabajadoras del organismo, contenidos en sus organizaciones sindicales ATE y CTA, y acompañados por innumerables personalidades, asociaciones civiles, organizaciones de derechos humanos, gremiales, sociales y políticas, así como ciudadanos sin inserción orgánica, han rodeado esta lucha y permitieron que el mensaje sea comprendido. Constituido ya como problemática nacional, sólo falta que se termine con el hostigamiento interno, se resuelvan las situaciones de precariedad laboral que afectan al instituto, y se vayan la intervención, la patota y el FMI.
—La autora fue directora de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC.