En el complejo escenario económico actual, donde la incertidumbre es la única constante, contar con herramientas que brinden estabilidad y protección financiera es fundamental. Una de las piedras angulares en este sentido es el Seguro de Vida, una herramienta multifacética que va más allá de la simple protección ante el fallecimiento de un asegurado. Este brillante instrumento financiero posee diversos usos y beneficios que ofrecen gran versatilidad y capacidad para fortalecer nuestra economía personal.
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Enumeraremos en forma no exhaustiva los principales usos que brinda el seguro de vida en sus diversas modalidades:
1. Compensar la pérdida financiera provocada por la muerte del asegurado
Quizás el propósito más reconocido del Seguro de Vida es proporcionar una red de seguridad financiera para los seres queridos del asegurado en caso de fallecimiento. Este beneficio es invaluable en momentos de crisis, permitiendo a la familia hacer frente a los gastos inmediatos, como funerales y deudas pendientes, sin sacrificar su estabilidad económica a largo plazo.
Un ejemplo concreto es el caso de María, una madre soltera colombiana que, lamentablemente, falleció inesperadamente en un accidente de tránsito. Gracias a su póliza de Seguro de Vida, sus hijos pudieron mantener su nivel de vida y continuar con sus estudios sin preocupaciones financieras.
2. Construir un patrimonio
El Seguro de Vida no solo es una herramienta de protección, sino también una vía para acumular capital a lo largo del tiempo. Los seguros de vida universales permiten invertir parte de las primas pagadas, generando un valor en efectivo que puede ser utilizado en vida. Esta característica lo convierte en una herramienta atractiva para aquellos que buscan construir un patrimonio de manera gradual y segura.
Un ejemplo notable es el caso de Javier, un arquitecto de Buenos Aires, quien adquirió un seguro de vida universal y destinó una parte de sus primas al componente de inversión. A lo largo de los años, el valor en efectivo creció significativamente, brindándole una fuente adicional de ahorro para metas a largo plazo, como la compra de una vivienda.
3. Garantizar un buen Retiro o complementar la Jubilación
El componente de inversión del seguro de vida universal también juega un papel crucial en la planificación para la jubilación. Permite a los asegurados contar con un fondo adicional que se suma a sus ahorros tradicionales, proporcionando una seguridad financiera adicional en la etapa de retiro.
Tomemos el ejemplo de Carlos, un médico de Santiago de Chile, quien combinó un plan de jubilación tradicional con un seguro de vida universal. Al llegar a su jubilación, pudo disfrutar de un nivel de vida cómodo y seguro, gracias al componente de inversión que acumuló a lo largo de los años.
4. Proteger a familiares con necesidades especiales
Para familias con miembros con necesidades especiales, el Seguro de Vida es una herramienta invaluable. Proporciona la certeza de que, en caso de fallecimiento, el ser querido con necesidades especiales continuará recibiendo el apoyo financiero necesario para mantener su calidad de vida.
Un ejemplo conmovedor es el de Marta, una joven viuda carioca, cuyo hijo Miguel tiene necesidades especiales por causa de una enfermedad congénita. Al adquirir un seguro de vida, Marta garantizó que, en caso de que ella faltara, Miguel seguiría recibiendo los cuidados y apoyos necesarios para su bienestar.
5. Facilitar divisiones de herencia complicadas
Cuando se trata de cuestiones de herencia, el Seguro de Vida puede actuar como un igualador de situaciones complicadas. En familias con activos diversos o múltiples herederos, el monto de la póliza puede ser distribuido de manera equitativa, evitando conflictos y tensiones entre los beneficiarios.
Un ejemplo claro es el caso de la familia García, propietaria de un negocio familiar y varios bienes inmuebles. Al contar con un seguro de vida, pudieron designar los beneficiarios de manera justa, asegurando la continuidad del negocio y la preservación del patrimonio familiar, sin conflictos sucesorios.
6. Dejar un legado a personas que no son herederos directos
El Seguro de Vida permite dejar un legado significativo a personas queridas, incluso si no son herederos directos. Esto es necesario cuando por es preciso velar por aquellos allegados que no tienen relación de parentesco.
Un inspirador ejemplo es el de Juan, quien se casó y divorció varias veces y quiso proteger a algunos hijos previos de sus cónyuges, sin generar conflictos posteriores en su sucesión. Pudo hacerlo en forma eficaz y eficiente con una póliza de vida diseñada específicamente a tal efecto.
7. Cancelar deudas, protege al deudor y al acreedor
El Seguro de Vida también actúa como un escudo financiero al cancelar deudas pendientes en caso de fallecimiento del asegurado. Esto alivia la carga económica sobre los herederos y garantiza que los acreedores reciban lo que les corresponde.
Un ejemplo ilustrativo es el de Pablo, quien tenía una hipoteca significativa. Al adquirir un seguro de vida, se aseguró de que, en caso de su fallecimiento, su familia no tuviera que preocuparse por el pago de la deuda hipotecaria, permitiéndoles mantener su hogar.
8. Pagar los gastos finales, gastos de sepelio y otros
Los costos asociados con el fallecimiento, como los gastos funerarios y otros gastos finales, pueden ser abrumadores para una familia en duelo. El Seguro de Vida proporciona los recursos necesarios para cubrir estos gastos, aliviando una carga emocional y financiera en momentos difíciles.
En el caso de la familia López, la póliza de Seguro de Vida de su padre les brindó el apoyo necesario para organizar un funeral digno y proporcionar el consuelo necesario en un momento tan delicado.
9. Pagar los gastos sucesorios e impuestos asociados
La sucesión de bienes y activos puede estar acompañada de costos legales y fiscales significativos. El Seguro de Vida ofrece una fuente de financiamiento para cubrir estos gastos, garantizando que la transición de activos se realice de manera eficiente y sin impacto negativo en la situación financiera de los herederos.
El caso de la familia Rodríguez ejemplifica esta situación. Gracias a la póliza de Seguro de Vida de su abuelo, pudieron cubrir los elevados costos legales y fiscales asociados con la transferencia de la propiedad familiar.
10. Eludir el impuesto a la herencia
El Seguro de Vida puede ser una herramienta estratégica para minimizar el impacto del impuesto a la herencia en el patrimonio de una familia. Al designar a los beneficiarios de manera adecuada, se pueden evitar cargas fiscales excesivas, preservando así el valor de los activos para las generaciones futuras.
El caso de la familia Martínez ilustra este punto. Al planificar cuidadosamente la distribución de la póliza de Seguro de Vida, pudieron reducir de manera significativa la carga fiscal asociada con la herencia, al eludir el impuesto a la herencia del 50% que gravaba su propiedad inmueble.
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11. Construir un patrimonio para dejar a los herederos
Además de proporcionar protección financiera, el Seguro de Vida puede ser una herramienta poderosa para construir un patrimonio que se transmita a las generaciones futuras. Al hacerlo, se garantiza un legado financiero duradero que puede ser una fuente de apoyo y estabilidad para los herederos.
El ejemplo de la familia González destaca esta faceta del Seguro de Vida. Gracias a una planificación cuidadosa, pudieron acumular un patrimonio significativo a lo largo de las generaciones, brindando a sus descendientes una base sólida para construir su propio futuro.
12. Constituir un legado y relizar actos de caridad
El Seguro de Vida también puede ser una herramienta para llevar a cabo actos de caridad y filantropía. Al designar organizaciones benéficas como beneficiarias, los asegurados tienen la oportunidad de dejar un legado que contribuya al bienestar de la sociedad en su conjunto.
El ejemplo de María, quien destinó una parte de su póliza de Seguro de Vida a una organización benéfica, demuestra cómo este instrumento puede ser utilizado para impactar positivamente en la comunidad, incluso después de su fallecimiento.
13. Mantener la continuidad de un negocio
Para los socios de una empresa, el Seguro de Vida puede ser un elemento vital en la continuidad de la sociedad en caso del fallecimiento de un socio. Combinando el seguro de vida con una acuerdo de compra-venta permite que los herederos del fallecido reciban su compensación y los socios supervivientes continúan con la propiedad total de la compañía.
Carlos, Mauricio y Fernando crearon una empresa de servicios en Ciudad de México, al fallecer Carlos sus familiares recibieron una importante suma en pago del tercio de la compañía y sus socios continuaron con el 50% de propiedad cada uno. Resultó una solución ganar-ganar para un hecho trágico de la vida.
También una póliza de vida, al garantizar que los recursos necesarios estén disponibles en caso de fallecimiento, asegura la continuidad del negocio y proporciona una base financiera para la próxima generación de líderes.
El ejemplo de Juan, dueño de una empresa familiar, resalta cómo su póliza de Seguro de Vida fue crucial para facilitar una transición suave y exitosa a sus hijos, quienes continuaron con el legado empresarial. Cumple en estos casos una función crítica la póliza de vida ya que los fondos indemnizatorios generados son libres de impuestos y no pueden ser embargados.
14. Compensar la pérdida financiera por la salida de un ejecutivo vital para una compañía (hombre clave)
En el ámbito corporativo, el Seguro de Vida puede ser una herramienta estratégica para mitigar el impacto financiero causado por la pérdida de un ejecutivo clave. Al contar con una póliza que cubra este escenario, las empresas pueden asegurarse de tener los recursos necesarios para cubrir la transición y mantener la estabilidad operativa.
El ejemplo de una gran corporación tecnológica que aseguró a su CEO muestra cómo el Seguro de Vida puede ser una parte integral de la estrategia de gestión de riesgos de una empresa.
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Norma ISO 22222: La Guía para una Planificación Financiera Personal Eficiente
Para aquellos que buscan una guía sólida en la planificación financiera personal, la Norma ISO 22222 se presenta como un recurso invaluable. Esta norma internacional establece los requisitos para un servicio de planificación financiera personal de alta calidad, garantizando que los profesionales del sector cumplan con los más altos estándares de ética, competencia y transparencia.
Al adherirse a los principios de la Norma ISO 22222, los planificadores financieros ofrecen a sus clientes la confianza de que están recibiendo asesoramiento de primera categoría y una planificación financiera personalizada que se alinea con sus metas y necesidades.
En síntesis, el Seguro de Vida es una herramienta financiera extraordinariamente versátil que va más allá de la simple protección ante el fallecimiento. Desde construir un patrimonio hasta asegurar la continuidad de un negocio, sus aplicaciones son vastas y su impacto en la estabilidad financiera de individuos y familias es innegable. Al complementar este recurso con una planificación financiera personal de alta calidad, respaldada por la Norma ISO 22222, podemos garantizar que nuestras finanzas estén en el camino correcto hacia un futuro sólido y próspero. Aprovechemos el poder de estas herramientas y su capacidad para potenciar nuestra economía personal.
El Seguro de Vida ha demostrado ser un pilar fundamental para la estabilidad financiera de individuos y familias a lo largo de la historia. Esta herramienta, que a menudo pasa desapercibida en el tumulto de las finanzas cotidianas, ha protegido y empoderado a innumerables personas en tiempos de crisis y cambio. Al explorar su evolución y analizar sus beneficios, se revela una narrativa de resiliencia y seguridad económica.
Un Respaldo histórico
Desde sus inicios en el siglo XVI, el Seguro de Vida ha sido un faro de seguridad financiera. La que se considera la primera operación análoga al seguro de vida de la que se tiene constancia data del año 1583, en Londres. Es un documento que sobrevivió al tremendo incendio de Londres de 1666.
El comerciante y matemático inglés, John Graunt, considerado uno de los padres de la demografía moderna, ya reconocía en el siglo XVII la importancia de esta herramienta al afirmar que “la muerte es democrática; puede golpear a cualquiera en cualquier momento”. Estas palabras resaltan la esencia misma del seguro de vida: brindar protección contra lo inesperado.
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Mitigando Riesgos y Asegurando el Futuro
En la actualidad, el Seguro de Vida desempeña un papel crucial al mitigar riesgos y garantizar un futuro financiero estable. Los individuos y las familias que poseen pólizas de seguro de vida cuentan con un colchón financiero que les permite enfrentar situaciones inesperadas, como enfermedades graves o fallecimiento prematuro. Esto se traduce en una paz mental invaluable.
Impulso a la Inversión y el Emprendimiento
Al analizar el impacto del Seguro de Vida en la economía, los expertos señalan que esta herramienta fomenta la inversión y el emprendimiento. Al saber que cuentan con un respaldo financiero en caso de adversidad, los individuos están más dispuestos a tomar riesgos, invertir en negocios y emprender proyectos innovadores. Esta confianza en el futuro contribuye al dinamismo económico de una sociedad.
Warren Buffett, el legendario inversor y CEO de Berkshire Hathaway, frecuentemente emplea la conocida cita “el seguro es como un paracaídas; si no lo tienes el día que lo necesitas, no lo necesitarás nunca más”. Estas palabras sintetizan la esencia del seguro de vida como una red de seguridad para los emprendedores y visionarios que buscan cambiar el mundo.
La renombrada economista Janet Yellen, ex presidenta de la Reserva Federal de los Estados Unidos, subraya este punto al afirmar: “La existencia de un robusto sistema de seguros de vida es una piedra angular para el crecimiento económico sostenible y la estabilidad financiera”.
Fortaleciendo la Economía Familiar
A nivel individual, el Seguro de Vida juega un papel crucial en la protección de la economía familiar. Imaginemos a una madre soltera que, gracias a una póliza de seguro de vida, puede garantizar la educación de sus hijos incluso si ella no está presente físicamente. Esta situación, lejos de ser una excepción, es un testimonio de cómo el Seguro de Vida puede ser el ancla que permite a las familias superar los desafíos financieros.
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Cifras que hablan por sí mismas
Los datos respaldan estos argumentos. Según la Asociación de Marketing e Investigación de Seguros de Vida (Life Insurance Marketing and Research Association, LIMRA), en los últimos años, el Seguro de Vida ha pagado decenas de miles de millones de dólares en beneficios a familias en todo el mundo. Este flujo de recursos ha sido esencial para evitar el colapso financiero de numerosas familias y ha permitido a los beneficiarios mantener su calidad de vida y perspectivas futuras.
Aplicaciones prácticas en nuestra vida diaria
Es imperativo que cada individuo considere el Seguro de Vida como una parte integral de su plan financiero. Al evaluar nuestras necesidades y objetivos a largo plazo, este instrumento se erige como un pilar de estabilidad y crecimiento económico. Asesorarse con expertos financieros y elegir la póliza adecuada es un paso fundamental.
Al invertir en el Seguro de Vida, no solo estamos protegiendo nuestro propio futuro, sino que también estamos contribuyendo a la salud financiera de la sociedad en su conjunto. Es un acto de responsabilidad individual que tiene un enorme impacto colectivo.
El Seguro de Vida es más que una simple póliza; es un escudo financiero que ha resistido la prueba del tiempo y ha demostrado ser una herramienta indispensable en la protección y promoción de la estabilidad económica. Aprovechemos esta invaluable y accesible herramienta para construir un futuro más seguro y próspero para nosotros, nuestras familias y nuestra sociedad.
Las Finanzas Personales son una parte fundamental de nuestras vidas
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
Tener una Meta clara es fundamental para alcanzar el éxito. Cuando sabemos qué es lo que de verdad queremos en nuestras vidas, cuando hemos desarrollado una Visión que nos da un norte hacia el cual tenemos que caminar, es hora de planificar. Enfocar nuestros esfuerzos para lograr aquello que queremos alcanzar.
Esto implica hacer lo opuesto a lo habitual. En la sociedad de consumo, la publicidad nos dice que podemos comprar hoy y pagar después.
Para realmente alcanzar nuestras metas, debemos hacer lo contrario: pagar hoy para disfrutar después. Lo cual significa, simple y llanamente: ahorrar.
Ahorrar, hoy en día, en nuestra sociedad orientada al consumo, implica cambiar de paradigma.
Por supuesto, tenemos que hacerlo en equilibrio. No podemos sacrificar el presente para alcanzar el futuro. Porque el futuro se construye en el presente.
El ahorro -pagar hoy y disfrutar después- es simplemente un componente en nuestro presupuesto. El más importante pero no el único. Tenemos que gastar en muchas otras cosas y disfrutar de la vida en el camino.
Actuar con equilibrio implica lograr que nuestras acciones nos acerquen a nuestros sueños.
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Invertir es construir
El ahorro por sí mismo no es suficiente para alcanzar nuestras metas de mayor plazo, es necesario invertir.
El peor error que comente la gente es olvidar para qué está invirtiendo su dinero. Se enfocan en los resultados de corto plazo, cuando su meta es de largo, por ejemplo.
A veces, salen a comprar y vender acciones o divisas buscando ganancias inmediatas. No tengo nada en contra de la especulación y puede ser una estrategia útil. Sin embargo, para la gran mayoría, simplemente no lo es: implica un gran riesgo y requiere tiempo y conocimientos.
Mantengamos foco en nuestro objetivo y veamos la película completa. La inversión más segura en todos los sentidos es un portafolio diversificado que tome en cuenta dos elementos fundamentales: el plazo u horizonte de inversión y el riesgo o volatilidad que podemos asumir sin que perdamos el sueño.
Debemos aprender que riesgo siempre hay: siempre. Aún en las inversiones más seguras existe un riesgo importante: la pérdida de poder adquisitivo de nuestro dinero, ya que pagan intereses menores a la inflación y hacen que nuestro ahorro, a la larga, valga menos.
El riesgo no es malo en sí mismo, ya que es parte de la vida. Además, va en relación con el plazo. Lo que es malo es no saberlo manejar y controlar.
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Proteger y cuidar
Las tormentas también son parte de la vida. Todos sabemos que, ocasionalmente, estaremos en medio de una. Por eso, un aspecto fundamental para alcanzar lo que de verdad queremos lograr es protegernos para cuando suceda.
Hay dos elementos para hacerlo: el Fondo de Emergencias, para esas cosas pequeñas que debemos poder manejar, y los Seguros, indicados para los riesgos severos que rebasan nuestra capacidad de hacerles frente con medios propios.
Las finanzas personales son un traje a medida. Así como todos tenemos sueños distintos, también tenemos necesidades diferentes.
Un mismo traje no puede quedarle bien a todo el mundo, por ello debemos procurar una solución que esté diseñada para nosotros, no para alguien más…
Diferencias entre el aseguramiento de las personas y los seguros de daños a las cosas
La respuesta a la pregunta que plantea el titular es clara: sí, nada impide contratar varios seguros de vida. Este tipo de productos aseguradores como los de accidentes personales son seguros de personas. No son seguros de daños a las cosas. Hay una evidente diferencia entre ambos grupos de seguros.
Cuando se asegura un bien material contra los daños que este pueda sufrir, lo que se pretende es que su propietario sea indemnizado con la finalidad de recuperar el bien o el importe de su valor en el mercado, lo que le permitirá poder adquirir otro de parecidas características. En los seguros de daños hablamos de “indemnización efectiva”.
Contravendría el principio asegurador que alguien asegurara varias veces un mismo bien, obteniendo de cada uno de los aseguradores diferentes indemnizaciones que acabaran sumando un importe superior al que intrínsecamente tenía el propio bien. Ello está previsto en nuestra legislación, de modo que si se demuestra la mala fe o dolo del asegurado, aquellos contratos serían nulos y no percibiría ninguna indemnización.
Otra situación prevista es aquella en la que no se aprecia dolo por parte del asegurado. Ya sea por haber pactado con varios aseguradores el aseguramiento de un mimo bien (“coaseguro”), bien, por haberlo asegurado varias veces sin ánimo de estafar a los aseguradores, sino por circunstancias ajenas a la mala fe (“concurrencia de seguros”: no es infrecuente en los pisos vivienda la concurrencia de aseguradores del edificio: póliza de la comunidad de propietarios y póliza concertada a través de entidad de crédito). En ambos casos, coaseguro o concurrencia de aseguradores, el asegurado será indemnizado por el importe real de los daños, repartiéndose los aseguradores el importe de la indemnización de manera proporcional a las sumas aseguradas por cada una de ellas.
Pero en los seguros de personas el fundamento conceptual es distinto. ¿Puede alguien justipreciar el valor de una persona? Imposible. Los aseguradores pueden aceptar o no el aseguramiento de una persona. Pueden aceptar o no el capital que el tomador pretende asegurar. Pueden preguntar al asegurado si ya tiene contratados otros seguros de vida (y el asegurado deberá contestar fehacientemente si los tiene o no, incluso indicar los capitales asegurados si así se le pregunta). Pero una vez celebrado el contrato y pagadas las primas, si son varios los aseguradores que deben pagar una prestación por el fallecimiento del asegurado (o por su invalidez), sea a un mismo beneficiario o a distintos, estos aseguradores no podrán pretender repartir entre ellos una supuesta “indemnización”.
¿Prestación o indemnización?
¿Cuál sería el importe a asumir entre todos? ¿Habría una cifra a partir de la cual la prestación sería “excesiva”? No, cada uno de los aseguradores deberá pagar al beneficiario o beneficiarios designados en sus pólizas el importe convenido en las mismas. Por ello se prefiere hablar de “prestación” en lugar de “indemnización”, que en todo caso sería una indemnización relativa o paliativa, en ningún caso se trataría de una indemnización pretendidamente efectiva.
En resumen, las prestaciones aseguradas en las pólizas de seguros de vida o de accidente personales son acumulables entre ellas sin límite alguno.
Además el asegurador o aseguradores que hayan pagado a los beneficiarios importes garantizados en seguros de vida o de accidentes personales no podrán subrogarse en los derechos de estos beneficiarios con la pretensión de repetir contra los terceros responsables del fallecimiento o la invalidez. Los beneficiarios de un seguro de vida o de accidentes conservan en su totalidad el derecho de reclamar y ser indemnizados por aquellos que causaron el fallecimiento o la invalidez del asegurado o a sus aseguradores de Responsabilidad Civil.
Podemos acudir a la vía del ejemplo:
– El asegurador de un seguro del hogar indemniza a su asegurado por los daños registrados en su vivienda a raíz de un incendio proveniente de la vivienda contigua. El asegurador se subrogará en los derechos de su asegurado, es decir, una vez haya indemnizado a su cliente podrá ejercer el derecho de reclamación contra el propietario de la vivienda que causó el incendio en casa de su asegurado o contra su asegurador de responsabilidad civil, con el fin de recuperar la cifra indemnizada a su cliente. Por el contrario, el asegurado ya indemnizado por los daños en su vivienda no puede pretender volver a ser indemnizado por el causante por los importes que ya percibió de su propio asegurador.
– En cambio aquella persona que percibe como beneficiario de un seguro de vida una prestación por el fallecimiento del asegurado, que supongamos era su padre, a causa de un accidente de circulación causado por un tercero, conserva todos sus derechos en tanto que hijo de la víctima para reclamar la indemnización que le corresponda (se aplicará en este caso del “Sistema de valoración de daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación”, conocido como “baremo de autos”) al causante del accidente de circulación o a su asegurador de responsabilidad civil, sin que el asegurador del seguro de vida pueda subrogarse en ese derecho y ejercerlo en modo alguno.
Así pues, nuestra obligación como asegurados es contestar a las preguntas que en su cuestionario nos proponga el asegurador, pero podemos contratar tantos seguros de vida para caso de fallecimiento (o de ahorro) y tantos seguros de accidentes personales como deseemos. Y nuestro beneficiario o beneficiarios recibirán las prestaciones pactadas sean cuales sean los importes que les correspondan en aplicación a lo pactado en esos contratos de seguro.
Todos lo conocen de nombre, pero pocos lo entienden en profundidad. El Seguro de Vida abarca toda una familia de de instrumentos financieros con innumerables funciones y utilidades. Es la herramienta de planificación y previsión por excelencia. Es el vehículo más usado para el diseño de Planes de Inversión de largo plazo. También permite mantener el flujo de efectivo necesario para el mantenimiento de una familia, cuando se produce un hecho desgraciado, como la muerte o la incapacidad del sostén económico de la misma. Funciona además como Reserva Líquida de fondos y como práctica herramienta de protección patrimonial y fiscal.
En los hipervínculos que figuran abajo encontrará abundante información sobre este indispensable instrumento. Si desea recibir más detalles y asesoramiento haga clic en: https://www.economiapersonal.com.ar/contacto/
Aprendamos a enfrentar nuestro destino, a construir el futuro que queremos en vez de resignarnos a que las cosas “nos pasen”. Tomemos la enseñanza que nos deja esta fábula y seamos artífices de nuestro propio destino.
El Seguro de Vida es uno de los instrumentos financieros más geniales de todos los tiempos, es la herramienta de planificación y previsión por excelencia.
¿Cómo convertir tu Seguro de Vida en activo financiero?
La compra de bienes mediante deuda es poco inteligente; en cambio, la adquisición de activos –entre éstos un seguro– a través de ahorro es muy valioso.
Por Andrés Arell-Báez.
En 1953, Walt Disney requería un préstamo bancario, el que nadie le quiso otorgar, para fundar su primer parque de diversiones, el ya mundialmente famoso Disneyland. En 2007, el senador del Partido Republicano de los Estados Unidos John McCaine pretendía obtener un préstamo para financiar su campaña presidencial, pero ningún banco quiso otorgárselo. En ambos casos, el obstáculo más importante era la edad de los solicitantes, puesto que al estar los dos en tiempos de su vida bastante avanzados, las posibilidades del no pago por fallecimiento eran una preocupación legítima. ¿La solución? Usar sus Seguros de Vida como (garantías) colaterales.
Para Andrés Preciado Gutiérrez, fundador y CEO Financial Advisors Planning Group, y quien nos cuenta ambas anécdotas, “un seguro de vida es un activo financiero generador de riqueza en la muerte y de paz en la vida. Pero los seguros de vida están en constante evolución. Tenemos que entender que vienen desde las épocas de las cavernas. En el pasado se le conocía como el ‘padrinazgo’: los hombres que salían a cazar buscaban un padrino que se comprometiera a cuidar a los miembros de su familia en caso de que algo le pasara a él, trato que la contraparte aceptaba, puesto que el cazador era quien traía los alimentos para todos. Hoy, los seguros de vida son una necesidad, un ahorro y una inversión”.
Dos artículos publicados en Forbes México: “Tu gasto hormiga es tamaño elefante, ¿no me crees?” y “5 consejos de una mexicana para que alcances la libertad financiera”, invitan e inspiran a los lectores a ahorrar y generar activos. Andrés Preciado es contundente en ese sentido y complementario a ambas visiones: “Todo el mundo puede ahorrar. Se trata de manejar el dinero, tener prioridades, saber qué se quiere en la vida y organizar su flujo. La adquisición de bienes a través de deuda es algo poco inteligente. La adquisición de activos, entre ellos los seguros, a través de ahorro es muy valioso.”
Y es que, como dice Andrés, el seguro de vida es un ahorro, en su concepción más básica, pero también es una inversión que produce un activo, como en los dos ejemplos citados antes. Pero no es el único y Andrés nos comparte varios:
“Tenemos una empresa farmacéutica, nueva, que lleva un lustro financiando la investigación de un gran científico, con el que esperan lanzar un producto. Hace unos años necesitaba él unos años más de investigación a lo planeado, algo que es muy normal en ese medio. El banco sólo les prestaba si había un seguro de vida para el líder investigador, la persona clave en el proyecto, porque es obvio que sin él no hay nada. Se toma entonces ese seguro como un colateral. Pero podemos ir más allá: en esa misma empresa, la persona podría fallecer y, claro, la compañía no tenía interés en perder todo lo hecho. Para ese caso se adquirió otro seguro de vida para su científico, y si éste no llegara a concluir su trabajo por esta causa, se usaría el dinero del seguro como capital para atraer a otro investigador capaz de continuar el trabajo.”
Pero el seguro de vida, en su funcionalidad clásica es un ahorro para las épocas en que más se necesita. Andrés tiene una visión más compleja: “Cuando yo pienso en seguros de vida, pienso en liquidez, pero una con grandes ventajas: una, es inembargable, y dos, no genera cargas fiscales. Un seguro de vida no tiene impuestos de sucesión. Una de mis clientes, por ejemplo, dejó un seguro de vida para que su fundación –enfocada a atender niños víctimas del conflicto armado– siga una vez que la vida de ella se extinga. Ésa es su pasión y ella quiere estar tranquila sabiendo que después de que ella se vaya, su obra va a continuar y sus niños van a estar bien.”
En estos momentos (2016), el candidato presidencial de Estados Unidos Bernie Sanders constantemente repite la frase: “No es justo que por ir a recibir atención médica salgamos quebrados.” Una situación que es más común de lo que uno podría llegar a creer. En un artículo de El País de España, la columnista Rosa Montero estipulaba: “Hay cerca de 7,000 enfermedades raras. Todas sumadas, afectan a cerca del 7% de la población, lo cual es una cifra abultadísima.” Abultadísima quiere decir 490 millones de personas. “El tratar ese tipo de enfermedades puede llegar a costar una fortuna –nos cuenta Andrés–, y lo peor de todo es que el resultado final, gran parte de las veces, es el fallecimiento. Frente a eso, el seguro de vida se usa para solventar esos gastos descomunales pero inevitables, evitando la bancarrota de la familia.”
Por último, tocamos con Andrés el miedo inherente que tienen las personas a la mala fama de las empresas aseguradoras, a las que se les acusa comúnmente de no pagar cuando deben responder. Frente a esto, nos dio un sano consejo sobre cómo actuar frente a la compra de un activo de este tipo:
“Lo más importante a la hora de adquirir un seguro, que es comprar un activo, es revisar la póliza. El 95% de los problemas que se presentan a la hora de pagar el beneficio del seguro se dan por no haber explicado o no haber entendido bien el clausulado, algo que es responsabilidad compartida: del consultor por no explicar bien y del cliente por no entenderlos a cabalidad. El otro 5% se debe a la falta de sinceridad del cliente, quien busca estafar a la compañía. Si se encuentra una buena compañía aseguradora, con buena calificación de riesgo, con premios que la certifiquen, si el consultor explica bien y el cliente entiende bien los clausulados, las compañías de seguro pagan. Estas compañías están hechas para pagar. Por algo han existido desde siempre. El primer pago de seguros viene desde la época romana. Cuando un soldado fallecía, la República le entregaba denarios a su familia por el servicio prestado. Las caravanas que iban por la ruta de la seda hacían un fondo común para que si alguna era desgraciadamente robada, pudiera recuperar el costo de su carga. Los seguros de vida son matemática pura. Son cálculos, estadísticos, financieros, para pagar cuando toca y para recibir cuando toca.”
Según un estudio de la reaseguradora Swiss Re, publicado por el diario La República de Colombia, en América Latina el 95% de “los pequeños empresarios consideran que los seguros son un gasto y que jamás va a compensar el dinero que se destina a ellos”. Andrés ha fundado una empresa cuyo objetivo es explotar este tipo de activo al máximo, trayendo una nueva visión a la industria, la que ha permitido mantener ventas estipuladas en 500,000 dólares al año. Su invitación es clara: “Adquirir un seguro, verlo como ahorro y explotarlo como activo.”
Columnista invitado: Andrés Arell-Báez es escritor, productor y director de cine. CEO de GOW Filmes.
Enfermedades hereditarias y Seguros de Vida
Por Martín Caicoya.
La estadística, como disciplina matemática, es relativamente reciente. Se desarrolló en el siglo XVII respondiendo a preguntas sobre probabilidades en juegos de azar y pronto se aplicó a los Seguros: en cuánto asegurar un cargamento marítimo. Para asegurar la vida, las compañías se dieron cuenta de que lo más importante era la edad del contratante. Así nacen los métodos actuariales de cálculo de expectativas de vida. Pero pronto los seguros aprendieron a afinar el riesgo mediante la inclusión en el cálculo de otros factores. Porque a lo largo del siglo XX se ha ido acumulando conocimiento cada vez más preciso sobre los efectos de ciertas exposiciones: tabaco, alcohol, peso, tensión arterial, colesterol, glucemia… entre otras.
La filosofía de un seguro es bien simple: hay un riesgo, una probabilidad de que algo ocurra, pero nadie sabe a quién le va a tocar ni cuándo. Un grupo de personas que sufren el riesgo deciden pagar por adelantado una cierta cantidad, de manera que si en uno de ellos se verifica esa probabilidad se compensan las pérdidas sufridas con el dinero de todos. A la hora de pagar la cuota, uno desea conjurarse con personas con un riesgo semejante. Por ejemplo, si se contrata un seguro por el que se recibe una cantidad por muerte prematura o invalidez, y en el grupo el 30% es fumador, el riesgo medio de grupo será más alto que si nadie fumara. La consecuencia es que habrá más víctimas, por tanto todos tienen que pagar más para afrontar esas situaciones: el 70% no fumador tiene que pagar en parte el exceso de riesgo de los fumadores. En seguros de vida, que no de salud, lo lógico es que sean sólo estos últimos los que paguen más. Y así se hace con el acuerdo de todos. Cuánto hacen pagar de más al fumador, al obeso o al hipertenso, dependerá de los cálculos que haga la compañía de seguros. El contratante rellena un cuestionario en el que declara sus riesgos y puede tener que someterse a un examen médico. Basado en ello la compañía le propone una póliza de vida que en principio no puede modificar porque se descubra otro riesgo que no se conocía.
La cuestión que se debate es si además de esos marcadores de salud como la edad, tabaco, colesterol, se deberían incluir los riesgos con los que uno nace: los genéticos. En muchos países está prohibido. Interesa preguntarse por qué. Porque el acceso a la información genética es cada vez más fácil y barata. De manera aparentemente contradictoria, ahora es correcto ajustar el riesgo por la historia familiar: si una mujer tiene la mala suerte de que su madre y su hermana hayan sufrido un cáncer de mama, la compañía puede poner una cuota más alta. Pero no le puede exigir que se haga un test para saber si alberga esas temibles mutaciones que se denominan BRCA iniciales de breast cancer. No quiere decir que vaya a sufrir el cáncer, pero casi la mitad lo tendrá frente a un 10% de la población general. Más determinante es la presencia del gen que produce la Corea de Huntington o el Insomnio Familiar Fatal, por mencionar sólo dos. Se heredan y aunque no todos los hijos tienen ese gen, el que lo tiene no se libra de la enfermedad: ¿debería pagar más por ese infortunio? Es una pregunta sobre la que debaten especialistas en ética y seguros.
Hay 14.000 tests genéticos y más de 4.000 enfermedades o trastornos en el registro de EE UU denominado National Institute of Health´s Genetic Testing Registry. La mayoría son asociaciones complejas, basadas en la coincidencia de muchos genes, más bien, formas de presentarse esos genes. Uno puede entretenerse en ver qué test puede hacerse para calcular sus riesgos en la página https://www.ncbi.nlm.nih.gov/gtr/
Imaginemos que se ha hecho sus test para algunas enfermedades que se predicen relativamente bien, son pocas, y que desgraciadamente sus genes son favorables al acontecimiento. Además de pasar un mal rato, decide callarse e ir a contratar un seguro para dejar lo mejor posible a sus deudos. Como no le pueden preguntar si tiene ese conocimiento, no está engañando pero se plantea un dilema moral.
La mayoría de las enfermedades con una dependencia genética tienen mucha más dependencia del medio. Pocos genes, como el de la Corea de Huntington, determinan inevitablemente la enfermedad e incluso en esos casos se puede retrasar su ejecución en un medio favorable. Supongamos que se identifica el gen o conjunto de ellos que confieren resistencia al cáncer de pulmón en fumadores. Pero no impide que sufra un infarto de miocardio o una bronquitis crónica o incluso otro cáncer. Más vale no fumar. Y si tuviera los genes que facilitan el cáncer por el tabaco, pues también es mejor no fumar.
Hay mucho y lógico interés en el examen genético para calcular riesgos, pero yo creo que excepto en raros casos, el conocimiento es todavía incompleto y puede no ser beneficioso.